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El método Lean Startup

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Consideremos otro tipo de técnica de PMV: el PMV «conserje». Para entender cómo funciona esta técnica hay<br />

que conocer a Manuel Rosso, el director ejecutivo de una startup de Austin, Texas, llamada Food on the Table.<br />

Food on the Table diseña un plan de comidas semanal y la lista de la compra basándose en lo que le gusta a la<br />

familia, entonces se conecta con las tiendas locales para encontrar las mejores ofertas de los ingredientes.<br />

Después de darse de alta en la web, hay un pequeño sistema que le permite identificar las principales tiendas y<br />

marcar las comidas que le gustan a su familia. Más adelante, puede elegir otra tienda cercana para comparar<br />

los precios. A continuación, aparece una lista de elementos basados en sus preferencias y el sistema le<br />

pregunta: «¿Qué le apetece esta semana?». Escoge lo que quiere, selecciona el número de comidas que piensa<br />

hacer y marca sus preferencias en términos de tiempo, dinero, salud o variedad. En este punto, la web busca<br />

recetas que encajen con sus necesidades, calcula el precio y le permite que imprima la lista de la compra.[18]<br />

Claramente, es un servicio elaborado. Detrás hay un equipo de chefs profesionales que piensan recetas que<br />

permiten aprovechar los artículos que están de oferta en las tiendas locales en todo el país. Estas recetas se<br />

ajustan a las necesidades y preferencias de la familia a través del ordenador usando un algoritmo. Intenta<br />

visualizar el trabajo necesario: hay que mantener bases de datos de casi todas las tiendas del país, incluyendo<br />

lo que está de oferta cada semana. Estos alimentos tienen que combinarse con las recetas apropiadas y<br />

adaptarse a los gustos del cliente, etiquetarse y clasificarse. Si una receta requiere un tipo específico de brócoli,<br />

¿es el brócoli que venden en el mercado local?<br />

Tras leer esta descripción, puede que le sorprenda saber que Food on the Table (FotT) empezó con un único<br />

cliente. En lugar de usar miles de tiendas en todo el país, como hace hoy en día, FotT sólo usaba una. ¿Cómo<br />

escogía la tienda? Los fundadores no lo sabían hasta que tuvieron su primer cliente. De la misma manera,<br />

empezaron sin ninguna receta, hasta que su primer cliente estaba a punto para empezar su planificación de<br />

comidas. De hecho, la empresa atendió a su primer cliente sin crear un software, sin buscar un socio y sin<br />

contratar a un chef.<br />

Manuel, junto con su vicepresidente de producto Steve Sanderson, fue a los supermercados locales y visitó a<br />

los grupos de madres de su ciudad natal, Austin. Parte de su misión era la típica observación de los<br />

consumidores como parte de la reflexión sobre el diseño y el desarrollo de técnicas. Sin embargo, Manuel y su<br />

equipo también iban a la caza de algo más: su primer cliente.<br />

A medida que conocieron a los clientes potenciales en estos entornos, los entrevistaban como habría hecho<br />

cualquier investigador de mercado, pero al final de cada entrevista intentaban hacer una venta. Les describían<br />

las ventajas de FotT, les hablaban de una cuota semanal de suscripción y les invitaban a apuntarse. La mayoría<br />

de veces eran rechazados. Al fin y al cabo, la mayoría de gente no son primeros usuarios y no se apuntan a un<br />

nuevo servicio sin verlo. Pero, finalmente, alguien lo hizo.<br />

Este primer usuario —una mujer— recibió el trato de «conserje». En lugar de interactuar con el producto de<br />

FotT a través de un software impersonal, ella recibió una visita personal cada semana del director ejecutivo de<br />

la empresa. Él y el vicepresidente de producto revisaban lo que estaba en oferta en su tienda favorita y<br />

seleccionaban cuidadosamente recetas en función de sus preferencias, hasta el punto de aprenderse sus<br />

recetas favoritas para los ingredientes que ella solía cocinar para su familia. Cada semana le entregaban, en<br />

persona, un paquete que contenía la lista de la compra y las recetas, le pedían su opinión y hacían los cambios<br />

necesarios. Lo más importante, cada semana le cobraban 9,95 dólares.<br />

¡Qué ineficiencia! Si lo medimos en función de los criterios tradicionales, este sistema es terrible, totalmente<br />

insostenible y una pérdida de tiempo. <strong>El</strong> director ejecutivo y el vicepresidente de producto, en lugar de crear<br />

sus negocios, se ocupan del penoso trabajo de solucionar el problema de un solo consumidor. En lugar de

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