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El método Lean Startup

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Por qué no se busca que los primeros productos sean perfectos<br />

En IMVU, cuando estábamos recaudando fondos de inversores de capital riesgo, nos sentíamos avergonzados.<br />

Para empezar, nuestro producto todavía tenía muchos fallos y era de baja calidad. En segundo lugar, a pesar de<br />

que estábamos orgullosos de los resultados de nuestro negocio, tampoco es que fueran exactamente<br />

impresionantes. Las buenas noticias eran que estábamos en una curva con forma de palo de hockey. Las malas<br />

noticias eran que este palo sólo llegaba hasta los 8.000 dólares de ingresos mensuales. Estas cifras eran tan<br />

bajas que los inversores solían preguntarnos: «¿En qué unidades están estos gráficos? ¿Están en miles?». Les<br />

teníamos que responder: «No, señor, son unidades».<br />

No obstante, estos primeros resultados eran extremadamente significativos para predecir la pauta futura de<br />

IMVU. Como se verá en el capítulo 7, fuimos capaces de validar dos de nuestras asunciones de acto de fe:<br />

IMVU estaba suministrando un valor real a los clientes y teníamos un motor de crecimiento. Las cifras brutas<br />

eran bajas porque estábamos vendiendo el producto a clientes visionarios, los primeros usuarios. Antes de que<br />

los nuevos productos se puedan vender con éxito en los mercados de masas, tienen que venderse a los<br />

primeros usuarios, un tipo especial de consumidor. Aceptan, y de hecho prefieren, una solución del 80 %; no<br />

hace falta una solución perfecta para captar su interés.[16]<br />

Los primeros usuarios de tecnología hicieron cola alrededor de la manzana para comprar el iPhone original de<br />

Apple incluso cuando a éste le faltaban elementos básicos como el copiar y pegar, la velocidad 3G de internet y<br />

el soporte para el e-mail corporativo. La herramienta de búsqueda original de Google podía responder a<br />

preguntas sobre temas especializados igual que la Universidad de Stanford o el sistema operativo de Linux,<br />

pero tardó años en «organizar la información del mundo». Sin embargo, esto no impidió a los primeros<br />

usuarios cantar sus alabanzas.<br />

Los primeros usuarios utilizan su imaginación para rellenar lo que le falta al producto. Prefieren este estado de<br />

la cuestión, puesto que lo que les preocupa por encima de todo es ser los primeros en usar o adoptar un nuevo<br />

producto o una nueva tecnología. En productos de consumo, a menudo es la emoción de ser el primero en el<br />

edificio en hacer alarde de unas nuevas zapatillas de baloncesto, un reproductor de música o un teléfono. En<br />

los productos para empresas, suele tratarse de ganar ventaja competitiva asumiendo un riesgo con algo nuevo<br />

que los competidores todavía no tienen. Los primeros usuarios son suspicaces ante algo que está demasiado<br />

pulido: si está listo para que todo el mundo lo use, ¿qué ventaja puede obtener alguien por ser de los primeros<br />

en tenerlo? Como resultado, elementos adicionales o un producto mucho más perfeccionado de lo que los<br />

primeros usuarios demandan es una forma de malgastar recursos y tiempo.<br />

Ésta es una verdad dura de aceptar para muchos emprendedores. Al fin y al cabo, la visión que los<br />

emprendedores tienen en la cabeza es la de un producto de alta calidad y de uso generalizado que cambie el<br />

mundo, no de uno usado por un pequeño grupo de gente que está deseando probarlo antes de que esté listo.<br />

Este producto capaz de cambiar el mundo está pulido, muy logrado y preparado para usarlo por primera vez.<br />

Gana premios en concursos comerciales y, la mayoría de ellos, se pueden enseñar orgullosamente a mamá y<br />

papá. Un producto con fallos e incompleto parece inaceptable. ¿A cuántos de nosotros nos criaron para que<br />

diéramos lo mejor de nosotros en nuestro trabajo? Tal como me explicó un directivo: «Sé que, para mí, el PMV<br />

parece un poco peligroso, en el buen sentido, porque siempre he sido un perfeccionista».<br />

<strong>El</strong> producto mínimo viable varía en cuanto a su complejidad, desde pruebas de humo extremadamente simples<br />

(poco más que un anuncio) a primeros prototipos completos con problemas y pocos elementos. Decidir el nivel<br />

de complejidad del PMV es algo que no se puede hacer a partir de una fórmula. Requiere emitir algún juicio.<br />

Afortunadamente, este juicio no es difícil de desarrollar: la mayoría de los emprendedores y equipos de

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