El método Lean Startup

luciamarquez9
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11.03.2022 Views

los ciudadanos norteamericanos de los préstamos abusivos de las empresas de servicios financieros, tales como las empresas de tarjetas de crédito, las empresas especializadas en préstamos a estudiantes y las oficinas que conceden préstamos a devolver a fin de mes. El plan requería que esto se cumpliera estableciendo un centro de llamadas donde trabajadores preparados recibirían directamente las quejas del público. La nueva agencia gubernamental, dejada a su suerte, probablemente habría contratado a un gran equipo con un gran presupuesto para desarrollar un plan que sería caro y que requeriría mucho tiempo. Sin embargo, la CFPB quería hacerlo de otra forma. A pesar de su presupuesto de 500 millones y un origen de perfil alto, la CFPB es realmente una startup. El presidente Obama encargó a su director de tecnología, Aneesh Chopra, que recogiera ideas sobre cómo crear una nueva agencia startup, y así es como me vi involucrado. En una de las visitas de Chopra a Silicon Valley, invitó a un número de emprendedores a hacer sugerencias sobre cómo cultivar una mentalidad de startup en la nueva agencia. En concreto, pretendía impulsar la tecnología y la innovación para que la agencia fuera más eficiente, rentable y rigurosa. Mi sugerencia la tomé directamente de los principios de este capítulo: tratar la CFPB como un experimento, identificar los elementos del plan que son asunciones y no hechos y buscar formas para probarlas. Usando estos elementos, se podría crear un producto mínimo viable y tener la empresa montada y funcionando, a microescala, mucho antes de que se pusiera en marcha el plan oficial. La asunción subyacente número uno del actual plan es que, cuando los norteamericanos sepan que pueden llamar a la CFPB para que les ayuden con el fraude y los abusos financieros, habrá un volumen significativo de ciudadanos que lo harán. Esto suena razonable, puesto que se basa en una investigación de mercado sobre el volumen de fraude que afecta a los norteamericanos cada año. Sin embargo, a pesar de toda esta investigación, sigue siendo una asunción. Si el volumen real de llamadas difiere de forma significativa del previsto en el plan, deberá ser revisado. ¿Qué pasa si los norteamericanos sometidos a abusos financieros no se ven como víctimas y, por lo tanto, no piden ayuda? ¿Qué pasa si tienen una noción muy diferente sobre qué problemas son importantes? ¿Qué pasa si llaman a la agencia pidiendo ayuda respecto a problemas que están fuera de su ámbito? Si la agencia está creada y funcionando con un presupuesto de 500 millones de dólares y el correspondiente gran volumen de personal, alterar el plan es caro y requiere mucho tiempo, pero ¿por qué esperar para obtener feedback? Para empezar a experimentar inmediatamente, la agencia podría crear una línea directa usando una de las nuevas plataformas de la generación low-cost y una configuración rápida como Twilio. Con un trabajo de unas horas, podrían añadir mensajes de voz ofreciendo a quienes llamen un menú de problemas financieros donde escoger. En la primera versión, los mensajes podrían tomarse directamente de la investigación existente. En lugar de tener a un asistente social en línea, cada mensaje podría ofrecer información útil sobre cómo solucionar su problema. En vez de publicitar esta línea directa en todo el país, la agencia podría realizar el experimento de una forma mucho más limitada: empezar con una área geográfica pequeña, quizá unas manzanas de una ciudad, y en lugar de pagar la publicidad en radio y televisión para dar a conocer el servicio, usar una publicidad muy específica. Panfletos en vallas publicitarias, anuncios en periódicos o banners en internet podrían ser un buen comienzo. Como el área objetivo es muy pequeña, podrían permitirse pagar un recargo para crear un elevado nivel de conciencia en la zona objetivo. El coste total seguiría siendo bastante pequeño. Como solución global al problema de los abusos financieros, este producto mínimo viable no es demasiado bueno en comparación con lo que una agencia con 500 millones de dólares podría conseguir. Pero también es barato. Este producto podría crearse en cuestión de días o semanas, y el experimento entero probablemente requeriría unos cuantos miles de dólares.

Lo que descubriríamos con este experimento sería muy valioso. Partiendo de la selección de estas primeras personas que llamaran, la agencia podría empezar a hacerse una idea de qué tipo de problemas creen que tienen los norteamericanos, no sólo los que «deberían» tener. La agencia podría empezar a probar los mensajes de marketing: ¿qué impulsa a la gente a llamar? Podría empezar a extrapolar tendencias a partir del mundo real: ¿qué porcentaje de gente del área objetivo llama? La extrapolación no sería perfecta, pero establecería un comportamiento base que sería más preciso que la investigación de mercado. Y lo más importante, este producto serviría como semilla para que pudiera germinar un servicio mucho más elaborado. Con este principio, la agencia podría entrar en un proceso de mejora continua, lento pero seguro, añadiendo más y mejores soluciones. Finalmente, emplearía a asistentes sociales para que atendieran las llamadas, quizá al principio sólo para solucionar un tipo de problemas, dándoles más posibilidades de éxito. Cuando el plan oficial estuviera a punto para su implementación, este servicio inicial podría servir como una guía para el mundo real. La CFPB acaba de empezar, pero ya da signos de seguir un enfoque experimental. Por ejemplo, en lugar tener una extensión geográfica limitada, está segmentando sus primeros productos según su uso. Ha establecido un orden preliminar de productos financieros para prestar servicios a los clientes, con las tarjetas de crédito en primer lugar. A medida que se va desplegando su experimento, puede controlar de cerca las demás quejas y el feedback que reciben de los clientes. Estos datos condicionarán el alcance, la extensión y la secuencia de los servicios que se prestarán en el futuro. Tal como me dijo David Forestar, director de tecnología de CFPB: «Nuestro objetivo es dar a los ciudadanos norteamericanos una forma fácil para contarnos los problemas que detectan en el mercado de consumo financiero. Tenemos la oportunidad de controlar lo que el público nos explica y reaccionar ante esa nueva información. Los mercados cambian constantemente y nuestro trabajo consiste en cambiar con ellos».[21] Los emprendedores y directivos descritos en este libro son inteligentes, competentes y están extremadamente orientados a los resultados. En muchos casos, están creando una organización de una forma consistente con las mejores prácticas del pensamiento actual de management. Se enfrentan a los mismos retos tanto en el sector público como en el privado, independientemente de la industria. Como hemos visto, incluso los directivos y ejecutivos experimentados de las empresas mejor gestionadas del mundo luchan por desarrollar y lanzar al mercado nuevos productos innovadores. El reto es superar el pensamiento predominante sobre management que basa su fe en los planes bien elaborados. Recuerde, la planificación es una herramienta que sólo funciona si disponemos de una historia de funcionamiento larga y estable. Aun así, ¿alguno de nosotros cree que el mundo que gira a nuestro alrededor es más estable cada día? Cambiar esta mentalidad es difícil pero crucial para el éxito de la startup. Mi esperanza es que este libro ayudará a los directivos y emprendedores a propiciar este cambio.

los ciudadanos norteamericanos de los préstamos abusivos de las empresas de servicios financieros, tales<br />

como las empresas de tarjetas de crédito, las empresas especializadas en préstamos a estudiantes y las oficinas<br />

que conceden préstamos a devolver a fin de mes. <strong>El</strong> plan requería que esto se cumpliera estableciendo un<br />

centro de llamadas donde trabajadores preparados recibirían directamente las quejas del público.<br />

La nueva agencia gubernamental, dejada a su suerte, probablemente habría contratado a un gran equipo con<br />

un gran presupuesto para desarrollar un plan que sería caro y que requeriría mucho tiempo. Sin embargo, la<br />

CFPB quería hacerlo de otra forma. A pesar de su presupuesto de 500 millones y un origen de perfil alto, la<br />

CFPB es realmente una startup.<br />

<strong>El</strong> presidente Obama encargó a su director de tecnología, Aneesh Chopra, que recogiera ideas sobre cómo<br />

crear una nueva agencia startup, y así es como me vi involucrado. En una de las visitas de Chopra a Silicon<br />

Valley, invitó a un número de emprendedores a hacer sugerencias sobre cómo cultivar una mentalidad de<br />

startup en la nueva agencia. En concreto, pretendía impulsar la tecnología y la innovación para que la agencia<br />

fuera más eficiente, rentable y rigurosa.<br />

Mi sugerencia la tomé directamente de los principios de este capítulo: tratar la CFPB como un experimento,<br />

identificar los elementos del plan que son asunciones y no hechos y buscar formas para probarlas. Usando<br />

estos elementos, se podría crear un producto mínimo viable y tener la empresa montada y funcionando, a<br />

microescala, mucho antes de que se pusiera en marcha el plan oficial.<br />

La asunción subyacente número uno del actual plan es que, cuando los norteamericanos sepan que pueden<br />

llamar a la CFPB para que les ayuden con el fraude y los abusos financieros, habrá un volumen significativo de<br />

ciudadanos que lo harán. Esto suena razonable, puesto que se basa en una investigación de mercado sobre el<br />

volumen de fraude que afecta a los norteamericanos cada año. Sin embargo, a pesar de toda esta<br />

investigación, sigue siendo una asunción. Si el volumen real de llamadas difiere de forma significativa del<br />

previsto en el plan, deberá ser revisado. ¿Qué pasa si los norteamericanos sometidos a abusos financieros no<br />

se ven como víctimas y, por lo tanto, no piden ayuda? ¿Qué pasa si tienen una noción muy diferente sobre qué<br />

problemas son importantes? ¿Qué pasa si llaman a la agencia pidiendo ayuda respecto a problemas que están<br />

fuera de su ámbito?<br />

Si la agencia está creada y funcionando con un presupuesto de 500 millones de dólares y el correspondiente<br />

gran volumen de personal, alterar el plan es caro y requiere mucho tiempo, pero ¿por qué esperar para<br />

obtener feedback? Para empezar a experimentar inmediatamente, la agencia podría crear una línea directa<br />

usando una de las nuevas plataformas de la generación low-cost y una configuración rápida como Twilio. Con<br />

un trabajo de unas horas, podrían añadir mensajes de voz ofreciendo a quienes llamen un menú de problemas<br />

financieros donde escoger. En la primera versión, los mensajes podrían tomarse directamente de la<br />

investigación existente. En lugar de tener a un asistente social en línea, cada mensaje podría ofrecer<br />

información útil sobre cómo solucionar su problema.<br />

En vez de publicitar esta línea directa en todo el país, la agencia podría realizar el experimento de una forma<br />

mucho más limitada: empezar con una área geográfica pequeña, quizá unas manzanas de una ciudad, y en<br />

lugar de pagar la publicidad en radio y televisión para dar a conocer el servicio, usar una publicidad muy<br />

específica. Panfletos en vallas publicitarias, anuncios en periódicos o banners en internet podrían ser un buen<br />

comienzo. Como el área objetivo es muy pequeña, podrían permitirse pagar un recargo para crear un elevado<br />

nivel de conciencia en la zona objetivo. <strong>El</strong> coste total seguiría siendo bastante pequeño.<br />

Como solución global al problema de los abusos financieros, este producto mínimo viable no es demasiado<br />

bueno en comparación con lo que una agencia con 500 millones de dólares podría conseguir. Pero también es<br />

barato. Este producto podría crearse en cuestión de días o semanas, y el experimento entero probablemente<br />

requeriría unos cuantos miles de dólares.

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