El método Lean Startup
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que se producen diariamente a través de nuestros actos erróneos, mal dirigidos o ineficientes... son menos visibles, menos tangibles<br />
y sólo se aprecian vagamente.<br />
Podemos ver y sentir el derroche de cosas materiales. Sin embargo, los movimientos torpes, ineficientes o mal dirigidos de los<br />
hombres no dejan nada visible o tangible detrás de ellos. Apreciarlos requiere hacer memoria, esforzarse por imaginárselo. Y por<br />
esta razón, a pesar de que nuestras pérdidas diarias debidas a esta fuente de despilfarro son mayores que las causadas por el<br />
despilfarro de cosas materiales, esto último ha causado mucho revuelo mientras que las otras nos han movido, pero poco.[32]<br />
Un siglo más tarde, ¿qué podemos decir sobre estas palabras? Por un lado, suenan arcaicas. Nosotros, en el<br />
siglo XXI, somos conscientes de la importancia de la eficiencia y del valor económico de los incrementos en la<br />
productividad. Nuestros puestos de trabajo están, al menos cuando se trata de la producción de objetos<br />
materiales, increíblemente bien organizados en comparación con los de la época de Taylor.<br />
Por otro lado, las palabras de Taylor suenan completamente contemporáneas. Para toda nuestra pregonada<br />
eficiencia en la producción de cosas, nuestra economía es increíblemente despilfarradora. Este despilfarro<br />
proviene no de la ineficiencia en la organización del trabajo, sino del hecho de que se trabaja en las cosas<br />
erróneas, y además a escala industrial. Tal como dijo Peter Drucker, «Seguramente no hay nada tan inútil como<br />
hacer con gran eficiencia aquello que no debería hacerse en absoluto».[33]<br />
Aun así, nos pasamos el día haciendo cosas equivocadas con gran eficiencia. Es difícil elaborar una estimación<br />
sólida sobre cuánto se despilfarra en la economía actual, pero no faltan anécdotas. En mi trabajo como<br />
consultor y en mis viajes hablando sobre el <strong>método</strong> <strong>Lean</strong> <strong>Startup</strong>, siempre he oído el mismo mensaje, tanto de<br />
empleados en empresas grandes como en pequeñas. En todos los sectores, vemos una cantidad infinita de<br />
historias de grandes fracasos en el lanzamiento de productos, proyectos mal concebidos y espirales de la<br />
muerte de los grandes lotes. Considero que este mal uso del tiempo de la gente es un despilfarro negligente y<br />
criminal de la creatividad y el potencial humanos.<br />
¿Qué porcentaje de este despilfarro se puede prevenir? Creo que se trata de una proporción mucho mayor de<br />
la que efectivamente nos damos cuenta. Mucha gente que conozco cree que, al menos en su industria, los<br />
proyectos fracasan por una buena razón: los proyectos son inherentemente arriesgados, las condiciones del<br />
mercado son imprevisibles, la «gente de las grandes empresas» es intrínsecamente no creativa. Algunos creen<br />
que si lo ralentizamos todo y usamos un proceso más cuidadoso, podremos reducir la tasa de fracaso haciendo<br />
menos proyectos de mayor calidad. Otros creen que cierta gente tiene el don innato de saber qué es lo que hay<br />
que producir. Si podemos encontrar suficientes de estos visionarios y virtuosos, nuestros problemas se<br />
solucionarán. Estas «soluciones» también se consideraban el estado de la cuestión en el siglo XIX, antes de que<br />
la gente conociera el management moderno.<br />
Las imposiciones de un mundo todavía más rápido hacen que estos enfoques antiguos no puedan aplicarse y,<br />
por lo tanto, suela culparse a los directores sénior de los proyectos y negocios fallidos, a quienes se les pide<br />
que hagan lo imposible. De forma alternativa, el dedo acusador también apunta a los inversores financieros o a<br />
los mercados por poner demasiado énfasis en las soluciones rápidas y en los resultados a corto plazo. Tenemos<br />
mucha culpa que repartir, pero demasiada poca teoría para guiar las acciones de los líderes o de los inversores.<br />
<strong>El</strong> movimiento del <strong>método</strong> <strong>Lean</strong> <strong>Startup</strong> contrasta con esta escritura a mano. Creemos que la mayoría de<br />
formas de despilfarro en la innovación se pueden prevenir si se entienden sus causas. Pero para ello debemos<br />
cambiar nuestra mentalidad colectiva respecto a cómo debe hacerse el trabajo.<br />
No es suficiente con pedir a los trabajadores que se esfuercen más. Nuestros problemas actuales están<br />
provocados por esforzarnos demasiado en las cosas equivocadas. Centrándonos en la eficiencia funcional,<br />
perdemos de vista el objetivo real de la innovación: aprender lo que actualmente se desconoce. Tal como nos