El método Lean Startup

luciamarquez9
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11.03.2022 Views

1. En el nuevo producto hay una característica que no funciona. ¿Por qué? Porque ha fallado un servidor. 2. ¿Por qué ha fallado el servidor? Porque un subsistema oculto se utilizó de forma inadecuada. 3. ¿Por qué se usó de forma inadecuada? Porque el ingeniero que lo usaba no sabía cómo usarlo adecuadamente. 4. ¿Por qué no sabía usarlo adecuadamente? Porque nunca le enseñaron. 5. ¿Por qué no le enseñaron? Porque su director no creía en enseñar a los nuevos ingenieros y porque él y su equipo estaban «demasiado ocupados». Lo que empezó siendo un error técnico se descubre que se debía a una cuestión humana de gestión. HACER UNA INVERSIÓN PROPORCIONAL Así se usa el análisis de los cinco porqués para crear una organización adaptativa: realizando de forma consistente una inversión proporcional a cada uno de los cinco niveles de la jerarquía. En otras palabras, la inversión debería ser menor cuando el síntoma es leve y mayor cuando el síntoma es más doloroso. No hacemos grandes inversiones en prevención a no ser que nos esté generando grandes problemas. En el ejemplo anterior, la respuesta es arreglar el servidor, cambiar el subsistema para hacerlo menos propenso a errores, enseñar al ingeniero y, sí, tener una conversación con el director del ingeniero. Esta última parte, la conversación con el director, siempre es dura, especialmente en una startup. Cuando yo era el director de una startup, si me hubieran dicho que necesitábamos invertir en formar al personal, habría dicho que era una pérdida de tiempo. Siempre había otras cosas que hacer. Probablemente habría dicho algo sarcástico como «Claro que sí, me encantará hacerlo, si puedes darme ocho semanas libres, que es lo que tardaré en hacerlo». Esto, en el lenguaje de un director, significa: «Ni en sueños». Por eso es tan importante el enfoque de la inversión proporcional. Si el apagón se debe a un problema técnico menor, es esencial que hagamos una pequeña inversión en arreglarlo. Digamos la primera hora de un plan de ocho semanas. Esto no parece demasiado, pero es un principio. Si el problema vuelve a ocurrir, preguntar los cinco porqués nos permitirá seguir avanzando para solucionarlo. Si el problema no vuelve a producirse, una hora no será una gran pérdida. Uso el ejemplo de la formación de los ingenieros porque es algo en lo que yo era reticente a invertir en IMVU. Viendo los comienzos de nuestra empresa, creía que necesitábamos centrar todas nuestras energías en crear y comercializar nuestro producto. A pesar de esto, cuando entramos en el período de contrataciones rápidas, las repetidas sesiones de los cinco porqués nos revelaron que los problemas causados por la falta de formación estaban ralentizando el desarrollo de producto. En ningún momento decidimos dejarlo todo y concentrarnos sólo en la formación. Simplemente hicimos mejoras incrementales de forma constante durante el proceso, consiguiendo beneficios. A lo largo del tiempo, estos cambios fueron acumulándose, liberando tiempo y energía que previamente se perdían para gestionar y apagar las crisis. EL REGULADOR AUTOMÁTICO DE LA VELOCIDAD

El enfoque de los cinco porqués actúa como un regulador de la velocidad natural. Cuantos más problemas tienes, más inviertes en solucionarlos. A medida que las inversiones en infraestructuras o procesos obtienen resultados, la gravedad y el número de crisis se reducen y el equipo se vuelve a acelerar. Con las startups en particular, existe el peligro de que los equipos trabajen demasiado rápido, renunciando a la calidad a cambio de tiempo de una forma que genera errores por descuidos. Los cinco porqués evitan esto, permitiendo a los equipos encontrar su camino óptimo. Los cinco porqués vinculan la tasa de progreso al aprendizaje, no sólo a la ejecución. Los equipos de las startups deberían aplicar los cinco porqués en cualquier situación en que se encontraran con cualquier tipo de fallo, incluyendo errores tecnológicos, incapacidad para alcanzar resultados empresariales o cambios inesperados en el comportamiento de los consumidores. Los cinco porqués es una técnica organizativa poderosa. Algunos de los ingenieros a los que he formado en esta técnica creen que, a partir de los cinco porqués, se pueden derivar las otras técnicas del método Lean Startup. Junto con el trabajo en lotes pequeños, proporcionan la base que la empresa necesita para responder rápidamente a los problemas a medida que van apareciendo, sin sobreinvertir ni sobrediseñar. La maldición de las cinco culpas Cuando los equipos adoptan por primera vez los cinco porqués como herramienta para solucionar problemas, encuentran algunas dificultades. Necesitamos sistemas como éste para superar nuestras limitaciones psicológicas porque tendemos a sobrerreaccionar ante lo que está sucediendo en ese momento. También tendemos a frustrarnos si las cosas no pasan tal como habíamos anticipado. Cuando el enfoque de los cinco porqués sale mal, yo llamo a esto las cinco culpas. En lugar de preguntar por qué repetidamente intentando entender qué fue mal, los compañeros de equipo frustrados empiezan a señalarse con el dedo, intentando decidir de quién es la culpa. En lugar de usar los cinco porqués para encontrar y solucionar los problemas, los directivos y los empleados pueden caer en la trampa de usar las cinco culpas como forma de dar rienda suelta a sus frustraciones y gritar a sus colegas por los errores sistemáticos. A pesar de que es humano asumir que cuando vemos un error es culpa de los otros departamentos, de la falta de conocimiento de los demás o de su carácter, el objetivo de los cinco porqués es ayudarnos a ver la verdad objetiva de que los problemas crónicos están causados por malos procesos, no por malas personas, y remediarlos en consecuencia. Recomiendo diversas tácticas para huir de las cinco culpas. La primera es asegurarse de que todos los afectados por el problema están en la sala cuando se analiza la causa de fondo. La reunión debería incluir a cualquiera que haya descubierto o diagnosticado el problema, incluyendo a los representantes del servicio de atención al consumidor que hayan recibido las reclamaciones, si es posible. Debería incluir también a los que hayan intentado arreglar el síntoma, así como a todos los que hayan trabajado en los subsistemas o elementos involucrados. Si el problema se ha expandido hasta el nivel del directivo sénior, las personas que hayan tomado decisiones relacionadas con esta expansión también deberían estar presentes. Esto puede hacer que la sala esté muy llena, pero es esencial. Según mi experiencia, cualquiera que se deje fuera de la discusión termina siendo el objetivo que culpabilizar. Esto es perjudicial tanto si el chivo expiatorio es un empleado júnior como si es el director ejecutivo. Cuando es un empleado júnior, es tan fácil como pensar que esa persona es reemplazable. Si el director ejecutivo no está presente, es tan fácil como asumir que su comportamiento no se puede cambiar. Las dos presunciones son igualmente incorrectas.

<strong>El</strong> enfoque de los cinco porqués actúa como un regulador de la velocidad natural. Cuantos más problemas<br />

tienes, más inviertes en solucionarlos. A medida que las inversiones en infraestructuras o procesos obtienen<br />

resultados, la gravedad y el número de crisis se reducen y el equipo se vuelve a acelerar. Con las startups en<br />

particular, existe el peligro de que los equipos trabajen demasiado rápido, renunciando a la calidad a cambio<br />

de tiempo de una forma que genera errores por descuidos. Los cinco porqués evitan esto, permitiendo a los<br />

equipos encontrar su camino óptimo.<br />

Los cinco porqués vinculan la tasa de progreso al aprendizaje, no sólo a la ejecución. Los equipos de las startups<br />

deberían aplicar los cinco porqués en cualquier situación en que se encontraran con cualquier tipo de fallo,<br />

incluyendo errores tecnológicos, incapacidad para alcanzar resultados empresariales o cambios inesperados en<br />

el comportamiento de los consumidores.<br />

Los cinco porqués es una técnica organizativa poderosa. Algunos de los ingenieros a los que he formado en esta<br />

técnica creen que, a partir de los cinco porqués, se pueden derivar las otras técnicas del <strong>método</strong> <strong>Lean</strong> <strong>Startup</strong>.<br />

Junto con el trabajo en lotes pequeños, proporcionan la base que la empresa necesita para responder<br />

rápidamente a los problemas a medida que van apareciendo, sin sobreinvertir ni sobrediseñar.<br />

La maldición de las cinco culpas<br />

Cuando los equipos adoptan por primera vez los cinco porqués como herramienta para solucionar problemas,<br />

encuentran algunas dificultades. Necesitamos sistemas como éste para superar nuestras limitaciones<br />

psicológicas porque tendemos a sobrerreaccionar ante lo que está sucediendo en ese momento. También<br />

tendemos a frustrarnos si las cosas no pasan tal como habíamos anticipado.<br />

Cuando el enfoque de los cinco porqués sale mal, yo llamo a esto las cinco culpas. En lugar de preguntar por<br />

qué repetidamente intentando entender qué fue mal, los compañeros de equipo frustrados empiezan a<br />

señalarse con el dedo, intentando decidir de quién es la culpa. En lugar de usar los cinco porqués para<br />

encontrar y solucionar los problemas, los directivos y los empleados pueden caer en la trampa de usar las cinco<br />

culpas como forma de dar rienda suelta a sus frustraciones y gritar a sus colegas por los errores sistemáticos. A<br />

pesar de que es humano asumir que cuando vemos un error es culpa de los otros departamentos, de la falta de<br />

conocimiento de los demás o de su carácter, el objetivo de los cinco porqués es ayudarnos a ver la verdad<br />

objetiva de que los problemas crónicos están causados por malos procesos, no por malas personas, y<br />

remediarlos en consecuencia.<br />

Recomiendo diversas tácticas para huir de las cinco culpas. La primera es asegurarse de que todos los afectados<br />

por el problema están en la sala cuando se analiza la causa de fondo. La reunión debería incluir a cualquiera<br />

que haya descubierto o diagnosticado el problema, incluyendo a los representantes del servicio de atención al<br />

consumidor que hayan recibido las reclamaciones, si es posible. Debería incluir también a los que hayan<br />

intentado arreglar el síntoma, así como a todos los que hayan trabajado en los subsistemas o elementos<br />

involucrados. Si el problema se ha expandido hasta el nivel del directivo sénior, las personas que hayan tomado<br />

decisiones relacionadas con esta expansión también deberían estar presentes.<br />

Esto puede hacer que la sala esté muy llena, pero es esencial. Según mi experiencia, cualquiera que se deje<br />

fuera de la discusión termina siendo el objetivo que culpabilizar. Esto es perjudicial tanto si el chivo expiatorio<br />

es un empleado júnior como si es el director ejecutivo. Cuando es un empleado júnior, es tan fácil como pensar<br />

que esa persona es reemplazable. Si el director ejecutivo no está presente, es tan fácil como asumir que su<br />

comportamiento no se puede cambiar. Las dos presunciones son igualmente incorrectas.

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