El crecimiento economico la pesca y la realidad
Una visión del crecimiento del PBI en el Perú en relación a la pesca y a la realidad nacional
Una visión del crecimiento del PBI en el Perú en relación a la pesca y a la realidad nacional
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Se expone en este documento una
reflexión sobre el impacto del crecimiento
del PBI en la pesca y la realidad peruana.
EL CRECIMIENTO
ECONOMICO, LA
PESCA Y LA
REALIDAD
Marcos Kisner
Revista Pesca
Marzo 2022
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EL CRECIMIENTO
ECONOMICO, LA PESCA Y
LA REALIDAD PERUANA
Marcos Kisner Bueno
Marzo, 2022
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CRECIMIENTO ECONOMICO, PESCA Y REALIDAD
EL CRECIMIENTO DEL PBI
Parafraseando la siempre vigente realidad que describe Gonzáles Prada, usaré estas frases
suyas como introducción al presente artículo:
“Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz.
El Perú gime bajo la dominación de unos cuantos seres privilegiados. (…) En nuestro régimen
político, la legalidad y la justicia figuran como breves interregnos. (…) El robo presenta los
caracteres de una pandemia nacional (…). (…) Aquí no vivimos como hermanos, (…) sino
disputándonos un rayo de sol, como gitanos en feria: tratando de engañarnos sórdidamente,
(…) odiándonos interiormente con el rencor implacable de oprimidos y opresores. El pueblo (…)
permanece en la más estólida indiferencia. Gobierne quien gobernare, nada le importa; (…)
todo lo sufre, todo lo acepta. El Perú, (…) puede sufrir los ultrajes de un bandolero, de un
imbécil, de un loco y hasta de un orangután. (…) Nuestra columna vertebral tiende a inclinarse.
(…) Y si hay hambre y miseria en unos mientras hay hartazgo y riqueza en otros, es porque el
hambriento y el miserable, en lugar de rebelarse y combatir, se resignan cristianamente a sufrir
su desventurada suerte. (…)
A Lima debe mirársela como el gran foco de las prostituciones políticas y de las mojigangas
religiosas, como el inmenso pantano que inficiona el ambiente de la República. (…) lo que en
Lima hacen ahora es comer (…) Ese banquetear de Lima (digamos de una fracción limeña)
contrasta con la miseria general del país, da la falsa nota de regocijo en el doloroso concierto
del Perú, es un escarnio sangriento a los millares de infelices que tienen por único alimento un
puñado de cancha y unas hojas de coca.
Los que en el Perú marchan en línea recta se ven al cabo solos, escarnecidos, crucificados. (…)
Nadie ataca un privilegio ni ridiculiza una superstición sin que mil voces le maldigan ni mil
brazos le amenacen. (…)”
Con todo el respeto que me merecen los economista, analistas políticos y opinólogos que se
dedican a alabar el modelo macroeconómico y el crecimiento del PBI, les pregunto ¿en que ha
mejorado la situación de las mayorías en ese período de crecimiento?. Exponen cifras y
comentarios que muy pocos entienden, salvo los profesionales que están en el tema. Pero ese
lenguaje no llega ni es entendido por el trabajador informal, por el pensionista que recibe una
miseria de pensión, por el ama de casa que nunca tiene lo suficiente ni por el pescador que
sigue sumido en la misma situación año tras año en espera de dádivas. Los grandes números
de la macroeconomía no generan automáticamente mayor bienestar ni mejor calidad de vida
para la población. Se expresan en un lenguaje incomprensible para las mayorías que ni siquiera
lee este tipo de noticias, o no pasa del titular. No le afecta, no le llega, no le resuelve nada.
El modelo es imperfecto, o insuficiente, en la medida que no contempla mecanismos de
redistribución de la riqueza en beneficio de la gente, en salud, educación y calidad de vida. Se
detiene en lo grande, en los menos y descuida a los más. El crecimiento económico se ha
convertido en un discurso para mantener el estatus. Permite, también, justificar a los ojos de
los necios el robo, la corrupción y las obras faraónicas sobredimensionadas realizadas con
sobornos. Mañana todos los ladrones serán políticos.
Si algo debemos haber aprendido en doscientos años y que gracias a la pandemia hemos
confrontado, es que el tan cacareado crecimiento del PBI, es inútil e insuficiente si no existen
mecanismos de inclusión social y económica, salud y educación.
El político es una especie inextinguible y renovable, por lo tanto, es necesario que la sociedad
diseñe un nuevo modelo que limite su poder y lo controle con el objeto de que se convierta en
un elemento al servicio de la gente y no en su depredador. Al mismo tiempo la Nación tiene
que reformar su estructura diseñando un nuevo modelo que sea inclusivo. El marginamiento de
un importante sector de la población tiene que terminar.
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El libre mercado y el crecimiento del PBI no hacen sino conducir a más de lo mismo: bonanza
para quien más tiene y el mismo status de miseria y aparente bienestar para las grandes
mayorías. Aparente porque como ha demostrado la pandemia, nada era real. El modelo era una
ilusión que desapareció ante el primer gran impacto de un desastre.
El hecho es que el modelo político y económico es bueno para los menos pero no beneficia a
los más. Nos condena a soportar políticos y funcionarios que nos mienten y nos roban con total
impunidad o, en el mejor caso, sancionados por una justicia tan lenta que en la práctica deja de
existir. No hay mecanismos que permitan a la ciudadanía despedir a sus políticos o
funcionarios.
Con la desesperación de sus víctimas, han abonado su sed de triunfo, sus apetencias de poder
y su ambición, un puñado de hombres. Siempre ha sido así, desde el origen mismo de la
República y así será por siempre si es que la gente no reacciona. Esta degradación voluntaria al
nivel de manada gregaria, al grito de “democracia” de los políticos, continuará destruyendo a
las mayorías si es que no se impulsa un cambio en nuestra sociedad.
Ello implica tomar conciencia de los problemas económicos y de gobierno y perfeccionar un
modelo que defiende e impone la supremacía de la economía por encima del ciudadano y sus
derechos elementales.
El país, en este contexto y en relación a la pesquería, afirma que aumentó sus exportaciones
pesqueras y que obtuvo éxitos destacables. Lo que no se especifica es quiénes son los que
ganaron. Lo que tampoco se menciona es lo que se perdió y quiénes perdieron para que el Perú
de las cifras oficiales ganara. No se informa de cuánto se ha generado en términos de
recaudación de derechos de pesca e impuesto a la renta de tercera categoría. En que se ha
invertido esa recaudación, dónde y a quienes ha beneficiado.
Detrás de las utilidades alcanzadas por las grandes empresas se oculta un problema
proporcionalmente similar o mayor que los beneficios logrados según la información oficial. Bajo
las publicitadas cifras que ofrecen la imagen de un sector próspero, se desarrolla el drama de
una industria que va dejando tras de sí un país con hermosas bahías contaminadas y
devastadas. De un país que una vez agotados sus recursos pesqueros no tendrá nada que
ofrecer a los inversionistas nacionales ni extranjeros. Entonces, esos capitales se irán y dejarán
al Perú convertido en un país que antiguamente tuvo una riqueza pesquera.
¿Cuántos hospitales, cuántas escuelas, cuantas carreteras, cuantos desembarcaderos, han
surgido gracias a la contribución de la industria pesquera? Probablemente algo haya surgido si
revisamos las inversiones provenientes del canon pesquero, pero no en proporción a los
volúmenes de dinero ingresado por las exportaciones de productos pesqueros.
Hoy se ve menos pescado que antes en los mercados y cuesta tanto o más que el pollo, con
contadas excepciones. El beneficio del país no va de la mano del beneficio de las empresas en
el actual modelo.
La superficialidad con la cual se analizan los temas pesqueros es grave. La desinformación es
evidente. Si los medios de comunicación y los analistas exhibiesen en un cuadro comparativo
los valores de exportación FOB del sector, junto con los pagos que han hecho por renta de
tercera categoría y derechos de pesca, y los ingresos extraordinarios que reciben por Drawback
y restitución de IGV por exportaciones, veremos un panorama distinto al que vemos cuando se
elogia exclusivamente a las exportaciones. La labor de los medios debe ser educativa y analítica
antes que destructiva y sensacionalista en determinadas circunstancias de coyuntura.
Gracias a unos medios limitados en su información y análisis, seguimos creyendo que somos
buenos porque exportamos mucho. No asumimos conciencia, aún, de que como dueños de
esos recursos pesqueros no se nos está pagando un precio justo por su explotación, ni del
impacto que estamos causando en nuestro ecosistema marino a cambio de nada, o de muy
poco.
Las mayorías no prosperan, como ha demostrado la pandemia: servicios de salud y educativos
inoperantes, servicios sociales y de previsión inútiles e ineficaz reacción ante una crisis. No hay
mucho que nos diferencie de la sociedad feudal de la Edad Media, salvo la tecnología, el
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manejo de los medios de comunicación, las redes sociales y las mejores posibilidades técnicas
de mentir y/o deformar la verdad.
No tenemos medición del impacto causado al ecosistema derivado de la actividad de extracción.
No tenemos medición del impacto causado al medio ambiente derivado de la operación de la
flota y del vertimiento de residuos tóxicos al mar. No sabemos cuánto se requiere de dinero
para limpiar y reparar los daños producidos al medio ambiente y al ecosistema en todo el litoral.
No se dispone de recursos suficientes para investigación y desarrollo y para controlar la pesca
ilegal.
Limitarse a señalar los grandes resultados de la extracción y la venta de productos
hidrobiológicos, bien sea al mercado interno o de exportación, es un dato incompleto para
evaluar el verdadero impacto de los mismos.
La industria pesquera atribuye a los recursos marinos, no solo el carácter de renovable, sino
además, la cualidad de inagotable. Han elegido aceptar el mito, en obstinada ignorancia de los
hechos. La riqueza infinita del mar peruano no es más que un mito. Este error de percepción
promueve un irrefrenable incremento del esfuerzo pesquero y confunde además a la opinión
pública haciendo más ardua la labor de regulación.
Los beneficios económicos del sector pesquero marítimo alcanzan a una fracción mínima de la
población costera involucrada. El mar peruano fue muy rico y abundante para la pesca, hoy ya
no lo es. Podrá volver a ser abundante si administramos mejor la pesquería.
Incentivar el crecimiento de la pesquería es fácil, pero aplicar el mecanismo inverso, aunque
sea necesario, es mucho más complejo. En parte el problema ahora es político, pero también
técnico, jurídico y económico.
El sector empresarial no tiene que responder por el interés del país. No es su rol. Él actúa de
acuerdo a sus intereses comerciales, no de acuerdo a los intereses del país. Lo cual es legítimo,
además.
Al industrial, fundamentalmente asociado a un grupo económico-financiero, lo que le interesa
es una conversión acelerada de los recursos naturales en capital financiero. La idea es
trasformar en el más corto plazo posible, la mayor cantidad de biomasa pesquera en capital
fresco. La lógica de estos grupos es la acumulación y no la producción a largo plazo. Si mañana
ya no resulta rentable la explotación pesquera, entonces emigrarán a otro sector.
Cumplir con criterios de sostenibilidad implicaría renunciar a la conversión de naturaleza en
dinero, es decir, sería como dejar dinero en los fondos marinos para que en otras generaciones,
otras personas lo vengan a recoger. Esto no es coherente desde la perspectiva del grupo
económico-financiero que opera con la lógica de la acumulación. Desde esta perspectiva,
convertir todo en dinero y acumularlo a nombre del grupo financiero, es lo más consistente y
coherente. La lógica de la sostenibilidad va en sentido contrario.
En conclusión: la lógica del industrial es correcta y lícita. Sin embargo no es la lógica
conveniente al país.
Por tanto, el Estado interviene como regulador y representante de los legítimos propietarios de
los recursos naturales materia de la controversia. Se legisla en beneficio del bien común, de las
mayorías nacionales, pues esa es su función primordial.
LA PESCA Y LA REALIDAD
Existe un vacío de conocimiento que es aprovechado para manipular información en uno u otro
sentido. El ciudadano común está expuesto a una u otra corriente de opinión sin mayor
posibilidad de defensa o de réplica. Los medios de comunicación, mantienen un esquema
informativo incomprensible para el poblador común y corriente, exponiendo de forma general la
supuesta bonanza macroeconómica.
Es necesario entender que el impuesto a la renta se aplica sobre las utilidades obtenidas en el
ejercicio. Sin embargo el nivel de eficiencia de una y otra empresa puede ser tan diferente
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como para producir estados financieros completamente distintos. Así puede ocurrir que en el
supuesto de que dos empresas extraigan, por ejemplo, 500 mil toneladas de anchoveta cada
una, la primera tenga pérdidas financieras y la segunda arroje utilidades pobres. Por tanto su
contribución con el impuesto a la renta puede ser nula o pobre. Pero ocurre que la extracción
de 500 mil TM de anchoveta produjo un impacto sobre el ecosistema, independientemente de
que haya generado utilidades o no. Ocurre que procesar 500 mil TM de anchoveta para
convertirlas en harina ha generado un vertido de contaminantes al mar procedente de las
embarcaciones y de las plantas, independientemente de que haya generado utilidades o no. Y
la contaminación atmosférica se produce con o sin utilidades.
Con el objeto de crear entendimientos correctos sobre el papel que juega la industria pesquera
en la vida económica de la Nación, el Estado debería prestar mayor atención a: la educación de
la población sobre las posibilidades y realidades del Perú como país pesquero; a la difusión de
los impactos de la industria pesquera sobre el medio ambiente; a su verdadera contribución con
los intereses nacionales y a su impacto sobre la alimentación nacional. De esta manera los
medios de comunicación encontrarán a un público que no sea fácilmente manipulado, el cual
siempre se encuentra frente a comentarios sobre el sector sesgados, inexactos y tendenciosos,
siempre favorables al crecimiento de la industria.
¿Qué puede pensar el poblador marginado que no tiene mucho para comer y vive en
condiciones deplorables, sin salud ni educación ni carreteras, pero escucha que somos un gran
país pesquero? ¿Qué le importan esas cifras si, además de no representar un beneficio directo
para él, tampoco representa alimento para sus familias? Así, el poblador observa que está
pagando el crecimiento de las exportaciones pesqueras y del PBI con una calidad de vida que
no mejora. La pandemia nos encontró sin hospitales, ni infraestructura eficiente para atender a
la gente y el derrame de petróleo mostró un aparato estatal ineficaz, sin previsión, sin
preparación y sin capacidad de reacción inmediata, como muestra el informe de la ONU, por
mencionar algunas cosas.
La globalización ha formalizado la desviación de la mayor parte de la producción pesquera de
los mercados locales y nacionales hacia los mercados de exportación, lo que crea una triple
preocupación: Cómo se distribuyen los beneficios; cómo repercute y qué efectos genera sobre
los recursos hidrobiológicos, debido a la intensa presión sobre los mismos; cómo afecta a la
alimentación nacional el desvío de sus recursos alimentarios hacia el extranjero.
Queda vigente la cuestión de si es éticamente aceptable exportar proteína a terceros países en
circunstancias en las cuales hay una demanda nacional insatisfecha.
¿Es moralmente correcto usar nuestros recursos naturales que se destinan a la alimentación
para atender necesidades de otros países, antes que privilegiar los requerimientos a veces
dramáticos, de nuestra población, en especial la infantil?
¿Es ético llevar la extracción de nuestros recursos pesqueros a límites peligrosos para la
sostenibilidad del ecosistema, para atender necesidades de alimentos para otros países
mientras nuestra población sufre carencias poniendo en riesgo el futuro de nuestras
generaciones venideras?
¿Se justifica la exportación porque trae divisas (que no son propiedad del Estado sino del
exportador) mientras simultáneamente no se contribuye con tributos apropiados; no se prioriza
la alimentación nacional y no se protege la fuente de alimentos marinos para las futuras
generaciones de peruanos?
El libre mercado no permite la intervención del Estado en la economía, ni siquiera en la
priorización del destino final de las ventas de alimentos. Ese es el modelo vigente. Cuando ese
modelo se derrumbe comprenderemos que no haber privilegiado la alimentación de nuestra
población para llegar a ser una sociedad con educación capaz de generar soluciones ingeniosas
para la supervivencia habrá sido un error.
Cuando se mencionan estos temas en las pocas esferas que le prestan un poco de atención a la
pesca, resulta que no son relevantes. Salvo, cuando se trata de noticias referidas a la gran
industria o al crecimiento de las exportaciones.
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Pensar que se debe convencer a las autoridades responsables de algo que debería ser de su
propio interés natural en su calidad de funcionarios públicos responsables del sector, a fin de
actuar en consecuencia, es una posición absurda e inadmisible. Más aún porque el actual
gobierno, antes de serlo, organizó un equipo de profesionales que efectuó un diagnóstico y
propuso una agenda.
Los equipos que colaboraron con el plan de gobierno para la pesca fueron ignorados, relegados
y olvidados. Se entregó el control del sector a personas extrañas al sector pesca, los cuales sin
desmerecer sus cualidades personales y profesionales, no están a la altura del conocimiento
necesario.
Durante décadas, el poder sobre la pesca ha sido concentrado en pocas manos, quedando la
gran mayoría de operadores de la cadena productiva, en especial los pescadores artesanales,
fuera de la discusión y de la opinión. Por eso cada vez que hay cambio de autoridades hacen
fila para exponer sus problemas ante funcionarios que no entienden nada de lo que dicen y que
duran tan poco que nunca resuelven nada. Entran los nuevos y el ciclo se repite como una cinta
sin fin.
Todas las nuevas autoridades visitan los desembarcaderos pesqueros artesanales, los miran,
escuchan y dialogan con los pescadores. Pero no van a resolver el problema, que puede ser
bien administrativo o de ingeniería, porque este es exclusivamente competencia del FONDEPES.
Ningún Ministro va a resolverlo, porque además de que los problemas no son de solución
inmediata, ninguno dura lo suficiente para ver la solución. Finalmente los Ministros no vuelven.
Así se pasa la vida. La ciudadanía, embobada, observa todo este drama en las noticias como si
fuese una novela mediocre, siempre esperanzada de que la visita de la autoridad se traducirá
en la solución a sus problemas, cosa que ya deberían haber aprendido no ocurre generalmente.
Hace años se viene otorgando el poder sobre la pesca a extraños y desconocidos ignorantes
(en el buen sentido de la palabra) de lo que es la pesquería, que provienen de la manipulación
y de la intriga desarrollados en su deambular por el sector público, creando alianzas y amigos,
cortesanos, lacayos y gente de su confianza que solo busca su interés personal. El sector es lo
menos importante, lo que cuenta es la colocación de las personas afines para proteger una
estructura de poder que dure lo más posible. El país es lo de menos. La repartija de cargos es
un acto vil que beneficia al poder de turno al crear una estructura sumisa y servil. Los
funcionarios experimentados, con cada cambio de autoridades, sufren la agonía de no saber si
serán ratificados o reemplazados. No se puede hacer una gestión eficiente con esa espada de
Damocles sobres las cabezas de cientos de profesionales. Todos lo ven, todos lo saben; pero
todos callan y permanecen inmóviles. Son temas que no convencen a los grandes analistas.
Funcionarios antiguos y experimentados van siendo reemplazados poco a poco por nuevos, sin
el mismo nivel de experiencia; no existe una transferencia ordenada y programada del
conocimiento; los ceses por jubilación, despido, o decisión política, van dejando un hoyo que
poco a poco va creciendo. Un caso patético es el del ex CEP Paita que en los últimos diez años
ha perdido valiosos profesionales de su planta orgánica sin que sus plazas hayan sido cubiertas
y se haya producido un relevo ordenado. Cuando todos se jubilen, cosa que será pronto y casi
al mismo tiempo porque empezaron juntos, ¿qué quedará de lo que fue la gloria de la
capacitación pesquera artesanal en el Perú? Las autoridades políticas, siempre indolentes e
indiferentes al tema, jamás han mostrado interés en lo que esto significa ni entendieron lo
valioso que era el CEP Paita en la vida de la pesca artesanal nacional.
El gobierno instalado, en el caso pesquero, no está ejecutando la agenda ofrecida por el
Presidente en su discurso de investidura, ni la elaborada en los lineamientos del Plan de
Gobierno por equipos de profesionales que realizaron una minuciosa revisión de las prioridades
que tendrían que ejecutarse; el Imarpe sigue en situación de dudosa legitimidad; no se conoce
públicamente la posición frente a la problemática del atún; no se conoce la posición frente a la
OROP del Pacífico Sur; no se conoce la razón de no realizar cambios en algunas OPDS como el
ITP; no se conoce de planes estratégicos de corto ni de mediano plazo, salvo los PESEM
heredados del gobierno anterior y la lista sigue.
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El tema entonces no es de agenda, sino de personas. Nos dan como premio consuelo la
afirmación periódica de que todo está bien, la economía crece, por tanto el Perú crece y todo
está perfecto. Sin embargo esto cada vez convence a menos.
Estamos en nada. Quienes tuvieron y/o aún tienen la oportunidad de hacer algo, siguen
expectando como todo va poco se dirige al vacío, a la oscuridad de un agujero negro. Esto solo
terminará cuando la ciudadanía ejerza su poder y deje de ser sumisa y temerosa.
Lo que empezó como una oclocracia, que es el gobierno de los insipientes (La definición de
insipiente en el diccionario castellano es: falto de sabiduría o ciencia. Otro significado es
también falto de juicio), está escalando hacia la Kakistocracia.
En la realidad de hoy, la pesquería peruana es casi invisible y no le importa casi a nadie, para
conveniencia de unos cuantos que disfrutan del actual estatus.
La Kakistocracia
Fuente: http://pictoline.com
“Se dice que el término “Kakistocracia” fue acuñado por Michelangelo Bovero (profesor de la
cátedra de filosofía política de la Universidad de Turín), siendo su significado el gobierno de los
peores.
En el “Dictionary of Sociology”, en su primera edición en inglés año 1944, registrada por
Philosophical Library Inc., se incorpora la definición del término “Kakistocracia” por Frederick M.
Lumley, que dice: “Gobierno de los peores; estado de degeneración de las relaciones humanas
en que la organización gubernativa está controlada y dirigida por gobernantes que ofrecen toda
la gama, desde ignorantes y matones electoreros hasta bandas y camarillas sagaces, pero sin
escrúpulos”.
También el filósofo argentino Jorge L. García Venturini (1974) definió a la “Kakistocracia” como
el gobierno de los peores. Kakistos –nos dice- en griego es el superlativo de kakos. Kakos
significa “malo”, y también, “sórdido”, “sucio”, “vil”, “incapaz”, “innoble”, “perverso”, “nocivo”,
“funesto”, y otras cosas semejantes. Luego, si kakos es lo malo, kakistos, superlativo, es lo más
malo; es decir, lo peor. Plural de kakistos es kakistoi; es decir, los peores. De ahí que se le
ocurrió que Kakistocracia es el gobierno de los peores.
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La Kakistocracia sería una especie de lumpenización del sector público, pero un estadio antes
de la Kakistocracia estaría la mediocracia, o gobierno de los mediocres, que en términos de
José Ingenieros, debemos entender al mediocre, como el del medio, que es la persona
estigmatizada por la rutina, la hipocresía, la envidia y el servilismo. Los funámbulos, volatineros,
advenedizos, piaras incondicionales y sumisas, los “cobardes felices”, etc.
La Kkakistocracia, según Garcia Venturini, tiende hacia abajo por mera gravitación, mientras
que la aristocracia, tiende hacia arriba por un afán de perfección. En la aristocracia se exige
más en vez de exigir menos, ser persona humana y no rebaño.
¿Por qué la democracia debe oponerse a la aristocracia? –se preguntaba el filósofo argentino--
si la aristocracia significa también y fundamentalmente el “gobierno de los mejores” (aristos es,
en griego, el mejor). Por eso, la aristocracia no debe confundirse con la oligarquía (gobierno de
unos pocos), el gobierno de los mejores es algo que debe desearse, ya que no se desea su
forma contraria, que es el gobierno de los peores.
En un Estado donde la democracia es instrumentalizada por populistas con afanes autoritarios,
que seducen a personas acríticas que suelen constituir la mayoría, suelen entrar junto al
caudillo los menos aptos para el ejercicio de la función pública, los inferiores en conocimientos,
que serán incondicionales y fieles al gobierno. Es que para ser funcionario público no se
necesitan conocimientos técnicos, ni especializados, tan sólo fidelidad y subordinación.
Garcia Venturini se preguntaba: “Por ser democráticos, ¿habríamos de no aspirar al gobierno de
los mejores? En nombre de la democracia, ¿habríamos de aplaudir al gobierno de los peores?” y
nos recordaba que incluso en la epopeya homérica el concepto de “areté” (de la misma raíz que
áristos) es el atributo propio e indeclinable de la nobleza. Areté es el valor, el talento, el honor,
la virtud, la capacidad, el señorío.
Pero el populismo es autocrático, desestima del ideal aristocrático y entroniza a los inferiores,
que son un conjunto de individuos que por sus turbios antecedentes, por su frágil moral, por su
ausente capacidad y otros rasgos afines terminan conformando “el gobierno de los peores”. Se
tiende a mediocrizar todos los niveles, de igualar por lo más bajo, de apartar a los mejores, de
aplaudir a los peores, de seguir la línea del menor esfuerzo, de sustituir la calidad por la
cantidad.
El filósofo griego Platón creía que en la democracia se degeneraba lo bello del manejo del
gobierno. Decía: “Ni los ineducados y apartados de la verdad son jamás aptos para gobernar”
en “La República”, libro VII. Por eso planteó su “Filósofo Rey”, gobierna el sabio.
¿Pero nos debe interesar quién gobierna? o ¿Cómo se gobierna? Popper nos decía que la
primera pregunta podía ser sustituida por la segunda. Un sabio podía realmente negarse a
gobernar. Lo que importa es pensar cómo gobierna el que gobierna. Para eso, el filósofo
austriaco nos planteaba que nuestras normas e instituciones tienen que presuponer que
gobernará el peor de los gobernantes, así tendremos salvaguardas para el caso de estar
gobernados por los peores.
El racionalismo crítico propone la crítica y la autocrítica, la argumentación racional en vez de la
violencia en la política. Para eso, será necesario educar a los ciudadanos en la crítica
argumentativa. Ésta sólo se alcanza mediante la libertad, la tolerancia y el respeto por el
imperio del Derecho.
Muy bien decía Platón que: “la calidad de la polis no depende de las encinas ni de las rocas,
sino de la condición de cada uno de los ciudadanos que la integran”. Si un pueblo se acerca a la
anomia, desciende a los más bajos estratos del salvajismo, peor si es fomentado y conducido
por los gobernantes.
Pero siempre que creemos que estamos más abajo, no podemos tocar fondo, ¿hasta dónde
será lo peor?, no podemos llegar al abismo porque éste puede ser infinito. ¿Cuán peor puede
ser un humano?
Parece cierto que mientras menos ilustrada sea una sociedad ésta tenderá a elegir a los peores.
El oscurantismo va de la mano de los peores y de su gobierno. Lo mejor que puede hacer el
ciudadano es aprender a votar crítica y responsablemente.
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http://www.lostiempos.com/diario/opiniones/columnistas/20090319/en-la-
%E2%80%9Ckakistocracia%E2%80%9D_294_563.html
http://www.novanacional.com/nota.asp?n=2014_3_3&id=36773&id_tiponota=3
CHINA PRODUCIRÁ 69 MILLONES DE TONELADAS DE PESCADO PARA 2025
Esta es una noticia que merece analizarse con detenimiento:
Es gracias a las exportaciones de harina de pescado peruana que China dispone de facilidades
para el crecimiento de su acuicultura que, finalmente le facilitan ser un competidor importante
en el mercado mundial de productos hidrobiológicos.
Cuando ese volumen de producción inunde los mercados internacionales ¿las exportaciones
peruanas seguirán siendo competitivas? China se volverá un competidor, que podría ser
minimizado si tuviésemos una política pesquera con visión de país y de futuro.
El auge de la producción china podría significar la desaparición de la industria pesquera
peruana, lo cual sería una ironía ya que sería devorada por el monstruo que viene alimentando,
debido a que el insumo que representa la harina para los peces de cultivo ha sido y es
fundamental.
Muestra algo que resulta importante y que aún no cuaja en el Perú: planeamiento y políticas.
China crece en función a planeamiento y políticas. El Perú crece por inercia.
Lo preocupante: "más inversiones en bases pesqueras de aguas lejanas, término con el que se
designa a los puertos pesqueros y centros de procesamiento construidos por empresas
pesqueras chinas en África Occidental, América Latina y Oceanía".
Algunos podrían opinar que es bueno que los chinos inviertan en centros de desembarque y
procesamiento en el Perú porque genera empleo y aumenta el PBI a ciegas, sin redistribución,
para beneplácito de quienes creen que eso es la solución a las necesidades del país. Sin
embargo ello amerita un análisis más profundo desde varios aspectos, entre ellos el impacto
que tendría sobre la sostenibilidad de algunas especias, la competencia que ejercería sobre la
producción nacional y cómo afectaría al desarrollo de la industria. Sin olvidar los problemas que
se vienen generando por la presencia de la enorme flota pesquera china en las inmediaciones
de nuestro dominio marítimo.
Bases portuarias chinas en el litoral peruano implicarían facilidades de atención logística a la
enorme flota pesquera china que amenaza la sostenibilidad de la pota y otras especies.
Industrias transformadoras de recursos pesqueros chinos en el Perú podrían representar la
desaparición de la industria peruana tal cual la conocemos ahora en un corto o mediano plazo.
¿Cuál será la posición del Estado peruano en este escenario? ¿Se rendirá ante el dios del
crecimiento del PBI o reaccionará protegiendo a su industria y a su ecosistema? ¿El Estado
tiene la suficiente capacidad de inteligencia para evaluar este probable riesgo y definir una
posición respecto a cómo actuará?
“China proyecta una producción de 69 millones de toneladas de producción de pescado para 2025 con lo
que pretende eclipsar la producción de pescado frente a la de cerdo. El objetivo se enmarca en el 15º plan
quinquenal, que establece una trayectoria detallada para el desarrollo del país entre 2025 y 2030.
Los planes quinquenales de China son indicadores de cuáles serán las prioridades del gobierno, en
términos de políticas y subvenciones. El próximo plan, actualmente en desarrollo, establece un ambicioso
objetivo para la producción pesquera nacional.
Según un documento publicado por el Consejo de Estado titulado «Anuncio de modernización», la
producción pesquera de China, combinando el pescado de piscifactoría y el salvaje, ascenderá a 69
millones de toneladas (MT) en 2025.
La producción total de mariscos de China aumentó de 64,5 millones de toneladas en 2017 a 65,4 millones
de toneladas en 2020. Según Ask CI Consulting, alcanzará una producción de 66,1 millones de toneladas
en 2022.
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La carne de cerdo se considera la proteína clave en la dieta china, por lo que su eclipse por los productos
de pescado tiene un significado simbólico.
El documento del Consejo de Estado pide más inversiones en bases pesqueras de aguas lejanas, término
con el que se designa a los puertos pesqueros y centros de procesamiento construidos por empresas
pesqueras chinas en África Occidental, América Latina y Oceanía.
Se piden medidas medioambientales más estrictas en la acuicultura nacional y una planificación rigurosa
en el «sistema de protección de las marismas», una referencia a las estructuras de acuicultura en
expansión que pueden encontrarse a lo largo de la costa china. También se aboga por el desarrollo de la
«cría de arroz y peces», la «pesca ecológica a gran escala» y el compromiso de «optimizar la disposición
de la acuicultura verde en alta mar», una referencia a los desarrollos de la maricultura nacional en el Mar
de China Oriental y el Mar de China Meridional”.
Fuente:
https://europa-azul.es/produccion-pescado-chino/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=produccionpescado-chino&fbclid=IwAR2JOTsa0QuITq6LH_4-1z9mvH93LkRpfRq3NmX7t_-pQNy2NubL9BRCEd8
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