El lenguaje de la moda. Alison Lurie.
PAIDOS CONTEKIOSALISON LURIEEL LENGUAIEDE LA MODAl:,...M,"','Tftulos publicados:l, T. Le Mouél, Crítiu de la efiacia2. i, M. Pérer Tornero y otós. La sedarritin de k opubatia3, C. T, Mccee, Cómo sobreoiair a bs ies¿os de la tecnologíaítodfinaM, Drrrf rc (comp.), I a Tfurta, patrimonio conúzI R, J, Gergcn, EIy sat*adoú, Q, Pontíng, Hktoia tndt del mundoT, Sllcr, Mk dllá de ks banrra ik la mentet, 1,, Mty, La necasidad del mito9, R, Moorc y D, Giltette, La nueaa mascalinidad10, N. Aubcrt y V. De Gaulejac, EI cosn de la exceleneiat1 C. Olicvenstein, E/7o patanoicot2. A. Lowen, La espiitualida del caerpolJ. A, Lowct, La experiercia dcl placert4, G, Minoís, Hktoia dcl btfmtolJ. L, Tizer, L¿ bísaucd¿ dcl Plsc¿rló. T, NícKenna, El aenjar ár lot dio¡ctA,Lurie, EI ktty4ie fu Ia nodat7.Una interpretaciónde las formai de aestirS,edtotonoe palaoe¡lt bm.llañc.At r. Ma¡loo
- Page 2 and 3: Titulo o¡isinal: Th¿ lansase of r
- Page 4 and 5: PrefacioComo casi todas 1as lengr:a
- Page 6 and 7: l4 EI- TI]NGUA]E T]F L{ \1ODA l5rop
- Page 8 and 9: 18 EL rlNGU^lE DE L{ \loDArRtr.Acro
- Page 10 and 11: 22 rL LLNcu,{E Dr rA rloD^e\ un len
- Page 12 and 13: 26 EL TINGLNJ]] DE IA I{ODA LA IfAN
- Page 14 and 15: 30 tL LrNGr;^J! DE rA MoDAmos por c
- Page 16 and 17: f,t LENGUA]E DE IA I1ODA LA }I-{N!L
- Page 18 and 19: .18 Lt^ cL\lE I,t L4 t\1OD1 LA !L{N
- Page 20 and 21: L¡ \{ÁNIRA n! \¡lsltR COrl() StS
- Page 22 and 23: IL LE:]CU{I DI LA IION\ L-{ ¡[Arf,
- Page 24 and 25: 50 !T LENGUAJE DF L{ \4ODA LA I{A\\
- Page 26 and 27: Il rrN.rr\lf nr r \ rf)D\El vestido
- Page 28 and 29: 58 r,L rli\cu J¡ Dr r^ rroDnsiglo
- Page 30 and 31: 62 IL Tt\CLA]I DL IA MOÍ]A6lnes de
- Page 32 and 33: 66 I,L LENGLJAJI D! LA XODAtiras de
- Page 34 and 35: 7AIT LE\GUAJT DT L{ JúOI)A7tq,iceo
- Page 36 and 37: l7+II IT\(;LAJID¡ I,\ \I)D¡75¡i
- Page 38 and 39: CAPÍTUL o3Moda y épocasCo¡úq pl
- Page 40 and 41: Il2 II trNcu,lf D[ l-,\ \l()DA E3ñ
- Page 42 and 43: tL | INC¡,\IE LL rA \]Of 1plo, cua
- Page 44 and 45: l,9C LINCL lJI ¡f r 1 rfrDAr{(D^ Y
- Page 46 and 47: 94 EL IIN'TAIL DL I,\ NÍOT] \cial.
- Page 48 and 49: Ii98 [I. ]rN(:LAl! DL r¡ l\{oDAy u
- Page 50 and 51: 102 !I LENGUAF DE I¡ MODAtenciales
PAIDOS CONTEKIOS
ALISON LURIE
EL LENGUAIE
DE LA MODA
l:,...
M,"','
Tftulos publicados:
l, T. Le Mouél, Crítiu de la efiacia
2. i, M. Pérer Tornero y otós. La sedarritin de k opubatia
3, C. T, Mccee, Cómo sobreoiair a bs ies¿os de la tecnología
ítodfina
M, Drrrf rc (comp.), I a Tfurta, patrimonio conúz
I R, J, Gergcn, EIy sat*ado
ú, Q, Pontíng, Hktoia tndt del mundo
T, Sllcr, Mk dllá de ks banrra ik la mente
t, 1,, Mty, La necasidad del mito
9, R, Moorc y D, Giltette, La nueaa mascalinidad
10, N. Aubcrt y V. De Gaulejac, EI cosn de la exceleneia
t1 C. Olicvenstein, E/7o patanoico
t2. A. Lowen, La espiitualida del caerpo
lJ. A, Lowct, La experiercia dcl placer
t4, G, Minoís, Hktoia dcl btfmto
lJ. L, Tizer, L¿ bísaucd¿ dcl Plsc¿r
ló. T, NícKenna, El aenjar ár lot dio¡ct
A,Lurie, EI ktty4ie fu Ia noda
t7.
Una interpretación
de las formai de aestir
S,edtotonoe palaoe
¡lt bm.llañc.At r. Ma¡loo
Titulo o¡isinal: Th¿ lansase of rlotb¿s
fubl;c¿dien inglés poi Bloo-m.bury Publishing Ltd , Loodres
T¡aducción de Femando Inglés Bonilla
Cubierta de Vícto¡ Viano
Pa¡a Ted,
y para Alfred
1.' e¿i ir, 1994
'i .D, úi', bao 1,. ;
r- L¡ lq_.1¡ Eprcdú.iós o Fdr
d...ú óó.. po ...o.oo -- -ubkJdr o¡o.rd:Eir&o. dEprcndidol¿ 'obl
t d
-,rq' ¡ dru b!.roo dr n-@FbB d..rr, o.di4k -PDs¡tr¡ ¡lquik' o
@ 1981 y 1992 by Alison Lürie
@ de todas las ediciones en castella¡lo.
Ediciones Paidós Ibérica, S.4.,
Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona
y Edito¡ial Paidós, SAICI,
Defensa, 599 - Buenos Ai¡es.
ISBN: 84493-0004-5
Depósito legal: 8-6.031 / 1994
Imorcso cn G¡áfiqucs 92, S.4.,
Toi¡assa, 108 - Sair¡ Ad¡iA dc Bceós (Barcclona)
¡r¡pr.ro cn Erp¡n¡ . Printcd
Sp¡in
v
&
Sumario
Prefacio
1. La manera de vesri¡ como sistema de signos
2. Juventud y vejez ........................
3. Moda y épocas
4. Moda y Jugar
5. Moda y posición social ..........................
ó. Moda y opirión
7- Color y estempado
8. De hombre y de mujer
9- Moda y soto
Bibljografía básica ..--......................
CédiLos de Ia¡ ilusrr¿cio¡es
l1
2l
55
79
103
169
241
235
259
295
299
Prefacio
Como casi todas 1as lengr:as habladas y escritas, el lenglaje de la
rloda está siempre en continuo embio. Las nuevas ideas y los nuevos
lcnómenos exigen palabr:s nuewx y también nuevos estilos. De vez en
cuando resucita una vieja palabra o un viejo estilo, a menudo con el
siqnificado un tanto modificado. En los años transcurridos dcsde que
csrc libro se publicó por primeravez, casi todas las corientes políticas,
rrrcirlcs y culturalese han visto reflejadas en 1o que decimos, pero tam-
Liún cn kr que vestimos, hasta el punto de que aunque no estuviésemos
¡l cr¡rricnre de las noticias siempre se podía intentar adivinar lo que
(.rtáb¡(,.urriondo a nuestro al¡ededor
I'rob,rblcnrcntc, el arance más llamativo de la p¿sada década fue el
(r,rtiloo don)inio dcl mundo por pane de los medios de comunic¡-
rrin. (;,rfirN ¡r li iolovisión ví¿ satélite, hechos que se producen en las
prnc' nrís nnrrrt,rrlcl gl,rbo los podemos ver ya de fo¡ma casinstant¡lr¡
rn Ducslnt si¡r clc cstar. Al tiempo que los vemos, uleemos" (o
nr,rlirrtcr¡r'"trrr,,') |' quc ni¡4nifican las indumentarias de sus protagonrtn.
( luu(l(' vcnx)s ¡ ün dirigcntcxtranjero vesrido de uniforme
,lerhr, irrr," ,¡,rc r.t)r.\crrr ,r Lrrr sistcnr,r p,rlítico autocr'itico impuesto
¡,'r l,rlrrlrrr lJrtr.ri¡ tíl'r,o rr*irrr rr.rci,rnrrlisnro; Ios tr.rjcs y hs cor
12 IL LI\GL,AJI ol I \Jnnn
^
batas occidentalcs parecen ¡¡uncia¡ un deseo de agradxr o .uando me'
y lacio intenta copi:rlos, el resultado que consiguc es, por reqh gcrrr
z.rs. Un¡ r.en¡¡j¡ ¡ñ¡ditl¡ ,l¡ t¡¡1,^ i.r," ¡ri',.',1," , ' ,¡,,,
,¡, ,r, ,1,,.,,,, ,,1,t, r,,.,,t, ,,,,1rt,r, Ir.|.,,.L,Irl
¡i.,rlos¡,.rrr1r.r"'f,',1, ,), r I I r (, ,! ' I \ ¡, t Lr.,L,l',.11,r,1,,,1,1, t ¡i. , ,i,, ,, , r,, , 11
nos de impresionar : periodistas o dirigcnres polítlcos occident:les.
Corno dijo en agosto dc 1991 un locuto¡ de telelisión, bien cs icrdad
ral, un aspecro desaliñado y p:rtérico.
El c¡mbio económico, com¡¡ la iden¡idad étnica, h.r segrido rctl,
quc dcspués de los hechos ocurridos en la cx Unlón Sor,ié¡ic.:, "hubié
jándose en la noda. Durante la mayor parte de los ochcnt¡ l.u ll,¡n,.,
semos podido nnaginar que el golpc dc Esrado ruso iba ¡ li¿c¿s¿r cuando
vimc's a todos aqr,ellos adefesios con sus tmjes griscr baratos que les
nsmo y prosperid:d. A menudo se comparó esra déc¿d¡ con l.r le 1,"
das "democr¿cias
occidcntales" gozaron dc un periodo de consrrv.r,I
iban dcmasiado grandes, corno directores de sucursal cercanos a la jubi
años cincuen¡a; pcro en esta ocxión, a medida que los ricos sc h,r í¡|
lación'.
Iintrcranto, los programas de televisión csradounidenses se siguen
más ricos, los pobres se empobrecían aún nás, y ia rna,vori,r dc l,r , L
dadanos de clase media rambién pcrdían terreno.
tnnsmitiendo atodo elg1obo, y sc siguen copiando los estilos que muestr¡n,
espccialmente por parte de los hombres. l¡s honbres de nego-
Lr nreno dc obr¡ 1cl que dife¡enciab¿ 1: vesti¡rente del honbrc url,.r',,'
[n ]os años cincucnta, er.r principalncnte el cosre de los Lcji,l,x v
cios dc casi todo el mundo vjs¡en cono los honbres de negocios nor
termeric¡¡os o h¡itánicos, especialmente cu¿üdo n.goclen con
occidcn¡ales. Y ran e¡tendido está yr e1 dcsco dc llevar 1a rop: de 1as
naciones econónica y políticamcnte prósperas, que la erportación de
.le cl3se aha dc la del hombre de clase nedia baj:r, y lo misnr<, ,r 1,, i
con sus cspos:s. A menudo, a un¿ dist¡ncia dc rrcs metros, s¡'r|,, u'r , ¡
pcrro podí: disringuir un ¡raj€ que costab¡ 2C dól.rres dc orm qLr, ,,"
t¡sc 200 ó 2000. Pe¡o cn los:ños ochen¡a, como en l.r Eur,rp.r Jcl . ,1,'
prenclas usadas en Occidcnte se h¡ conr-e¡¡ido en un rent.rble negocio
XVllt. l¡ dife¡encia entre los ricos y el resro dc los ciudrd.uos r .r11' ,',
de gnndes proporciones. En muchos paises de1 Tercer \'Iundo, jórenes
Jri t.rnto que se cxprcsaba en el corrc ¡, también en los tcjiJ<,s v , rr 1,
obreros pueden llegar a pagar sus salarios de una senana por u¡os pan'
taloncs vaqucros, o una chequeta o una *miseta nofte¿nlcricanxs, x menudo
sin preocup:rse (o posiblcnrcnt sin cntenderlos) por los texros
xnp¡esos en sus ctrquetas.
Aunque la comunicación ent¡e n¿cioncs sc ha v"eLo más rápida,
y los estilos más internacionalcs, dcnro de Amé¡ica v Europa se ha
tonfceci¡l,n l-os hombrcs que tnbajrban conro sirnplcs otiLinisr.r' rrs
tí.rn los clásicos rnjes de paño de tres borones o ropr conxrv,rLl,', r,1,
1/¡))ri nrir¡tr.rs quc los lin¡ncie¡os discutian sus ducioy¡ rrcgrr i,r ,1,
,,,ilL,no dc dl,l¡res vcsriclos con diseños ir:rli¡ros <, tn,¡ccsL.s ,r,¡rr
Llrrl ¡,
|,,r'urntrn¡cntc r1c clrquerr cruz,rda.
l..r dil¡rcnci.r cnr,c erin¡o vestían l¡ sccrcr¡ri.r, li p¡,lcn,f.r ¡i l, ,1,
producido un movimiento en se¡¡ido cont¡.uio. El n¿cionalismo inrcrior
va en aumento, y lo mismo ocu¡¡e con e1 t¡¿je étnico en las rribus.
lr.rrrlierrt.r ¡ l.r' prcnrl.rs que ilusrr.rb¡n 1¡s p,,l)li,..rfii,i,,.,,l,
'1
,.¡lr' .r l.r .rh., .rún nr¡v¡¡¡'. L¡s rtvisr.rs sr .rv, Muchos barrios, cspccialmenten las gnndes ciudades, están menos intcgrados
l,lLr,.r' ,1. s.r,., scnrirr.rrrs¡.rcnrc. ,"..,,n"..t" .,¡1,;", f.,l,t.rs ¡,,,r.r1,, , 1.,
de lo que esraban:ntes, y algunos miembros de mino¡ias étni
,1r,,,.r,1,1 ,,,11'1,,. rl,.rluer.rs rul,icrr.rs Jc lenLejucl.r' I Lil,^ t1.,,,,, 1
cas y r.rciales han comenzado a adoptar lo que casi se podLla llarnar
,1, r,,r.r.,,,,, I'ic,lrl I'r1.i,".¡ enu.¡r.rl.r I nr irr.rs ¡rrrrtl.rr,lrrl,i,,
11,,,,.r rlrl, r Lr.rl'rj.r<l,rr.r r¡rrc qrrisict cvir.rr ,¡uc 1.r vi,,1r.rrr,, Lr.,',1r.,
Casi todos los ¿f¡oamericanos, por ejemplo, han dcjado de intentar
¡lr'f( n r'r.r.r(t(\'r (.¡\.¡..'II.'r.¡|(1r)! t)Lr(tr(n r
"arreglarse'
elpclo. Por conrra, nuchos hombres aprorechan
,,1,1,, ,,,,rt,,.rili, \ 1,,,,,i\ l,f,,l,.rl)lL (. (lL,(,i,, t),i,1 (n. tri,¡,1 ,tL, ,,1
sus ápretados r;zos natunles pan grabarse dibujos e incluso mcnsajcs
, r, 1,, \\ lll(r,,i 1.,,,1.,(l(l,,,.rl.,rl( liiL.,l,\{1, 1,1., r,r¡,.ryl.r i\rr,1,,, r
en el cue¡o cabelludo, o p¿r¿ t¿l1nr elegantcs fo.nas escultóricrs que
',,!,,,,1,r,.) ,1,,,,,,,,,¡,!'ri.,,r,^{,t!,r t).|r,,1, .r rirUi, ,.r.rl,.rl.L,,r
semejan turbantes o fe.es. Unos pocos se dejan crecer hrgas v sinuos¡s
1,¡,,r, 1,r,i ]l 1,,,,,.,..,,,,,,,,, t.,,,,,,,,,1.,.,,1,.
t,.,,,, ,1,,,.,,,v,,1,,,,,
trcnzas enmarañadas que inspiran quiéranlo o no u¡ consnlcnbl¡
rL,¡,,!tL,,,Lrri.,r,1,,,r,,,,t.,,i,t,t,,..,,.,,r1,i,,.rl,\.(1., 11,,, L,t.l
grado de Érror a cu.iquien que se 1os cncucntra cn L¡n¡ c.rlle v,li¡¡rl¡.
",,tr1'
II,r'1,, Irr.rj¡, ! \rtr'r,,.!f.
',,'
Algun:s mujeres afroarncricanas adopran esrilos sjn¡il¡rL': or.r' li.rrr
,,, ,i t\rr r tr,i,jt,
lr!rrtl,',rli.
bcllos y cornplicados pein¡dos con tlocc¡¡s d¡ ¡J,lqr,h. r .,1,n r.rl.r' rn l
r,,,,.t,,i,,¡,¡,,11¡".,,ti,.,,
1.t,,,,,,,i,i,,,,,,.,",i
l4 EI- TI]NGUA]E T]F L{ \1ODA l5
ropas, y con mayo¡ claridad que en ninguna otra cosa en la ¡educción
de la exhibición osremosa. Los hombres y mujeres ricos guardan sus
ropas más llamativas para la vida privada, y en público visten con sobriedad
para no arraer sobre sí la envidia y posiblemente la violencia
de los menos a{orrunados. En ot¡os est¡ato sociales hay menos personas
que quieran (o que se puedan permitir) parecerse a las est¡ellas del
cine y la teievisión, o a esas personas que se hacen millona¡ias de ¡epente
y a menudo ven ahor¿ esfumarse süs millones de la noche a la
mañana. Antes bien, las clases medias prcfieren imirar el vestir de quie'
nes han sido (como ellos mismos dirian) ricos" durante
"discretamen¡e
generaciones, porque su riqueza se basa en la posesión de tjerras y en
segur:rs inversioncs familia¡es de baja rentabilidad.
En épocas como éstas los diseñadores alcanz¿n el é¡rito o 1o mantie
nen dándo a sus modelos y a sus tiendas una aureoia de prosperidad
y privilegio heredados. Personas a quienes el College of Henldf ja'
más reconocería :ntepasado alguno duermen bajo edredones de pluma
de oca en mansiones al estilo de los castillos francescs ,v, si lo pueden
conseguir, en auténticos castillos franceses. Se disfnzan de exploradores
africanos con sus pantalones a la altun de l: rodilla y sus safaris
pár¿ pas¿r fines de semana en Cornualles o en el cabo Cod. O, aún
más incongruente, pxrecen tenatenientes y doncell::s escocesas con sus
trajes y chaquetas hechos de tartanes de clan hereditarios que no han
he¡edado de nadie, sin tener er cuenta su xutenticidad** ni la antigua
verdad de que, atcepto a los niños, los cuadros gr:ndes y chillones ha
ccn parecer gordo y ridiculo hasta al más esbelto y refinado.
En tiempos de depresión, Ia nostalgia por un pasado mejor reem
pleza a la esper¿nza de un futuro mejor. La sencillez y la comodidad,
no la diversidad y la emoción, se vuelvcn prio¡itarias; y casi todos asociamos
la sencillez y la comodidad con el pasadq con nuestra primera
infancia. De ahi la ¡ecobrada popularidad de algunos estilos de los años
'' !n I¡glatef¿ gabinere de e¡orce ¡obles tund¡do en t484 quc, c¡ dclendcncia
dkecta deia Coro¡¿, tie¡e comoprincipal tunciór hoy er dialaconcsión y registro
de emblemas y escudos de arms. Aún conse.ú, ¿ded!. alguna de lo funciones cere
nonials que tenia en la Ldad Media. tT.l
't'r El rd!án es un diseno tqtil de cu:dros qrc sc considcn ti¡icamme crocés.
En Escocia es un emblema familiar dc significado heál¡lico. Cono pneba dc h rnti
giicdad dc ur tarán como dis¡i¡tiro de un¡ f¿mili¡ o cl¡n se exisc ¡,,cun,fnr.r' lo !ni
.ie eúe¡te, por ejeñplo aFo¡h.do .ctñtos ¡1. n,icnrl'r.\ Jf c'¡ fin),1ii rtr¡! n,l,' ¡
cuarenta y cincuenta, cuando los que ahora conrrolan la industri,r ,1"
ta moda enn jóvenes.
Un hecho ¡elacionado con éste ha sido elprestigio cada vcz m.r¡',,
de 1as ll¿madas "fib¡as
simples naturales': lana, seda, Iino y algod,lr.
Ahora, estos m¿te¡iales se asocian subliminalmente no sólo al pas.rJr,,
sino a antiguas vinudes como Ia honradez y la {ranqr¡eza: como si urr
vendedor con una chaqueta Ha¡ris Tweed+ auténtica no pudicsc crrg.r
ñane co¡ la misma facitidad que ot¡o con chaqueta de orlón.
Una excepción a esta tendencia ha sido, no obstante, la piel. Arrr
que es verdad que es una fib¡a n¿tu¡al, en los ochenu se convirti¡i . n
un signo de la más insensible indiferencia hacia los problemas Jc l,rs
especies en peligro ¡ po¡ e¡tensión, hacia el medio ambienrc c¡ gc,rr
ral. En muchas ciudades, los propios usuarios de abrigos de picl v,rr
p la especie en vias de ertinción. Si salen a la calle, corren cl ricsri,
de que los insulten y les digan obscenidades y,/o los rocícn con pinturrr
de color rojo sangre. El ¡esultado ha sido un d¡ás¡ico desccnr ilc Lrs
ventas de piel, y que de vez en cuando se pueda ver lo que p.rrccc ul
abrigo de visón o de castor decondo con un gran rótulo dondc se pLrc
de lee¡: ESTA ?IEL ES FALSA.
El consumo ostentoso en elvestido aún sobrcvivcn dos áml,it¡rs:
ias vidas privadas de los ricos urbanos y las vidas públic* dc l,,s p,,1,",
urb¿nos. En los locales de moda y en los bailes dc cariclacl rixl,rvi¡ w'
pueden ver esmóquines, cosrosisimos trajcs laqos y sofisricetl,rs joyrs.
y el adorno más deseable pan una ficsra cs un discñador dc rrrxl¡. Ii,,
cl otro extremo deL espcctro social, entre los mi"mb.ts dc l,"url¡.,1"
b.rrrios rn:rrginales, l:r ropa cam aírn cs cscnciaLpan la rcput.r,:irirr y l,r
xu¡ocstimir. PirticuLrrmente imporranr cs posccr l¡ marc^ c()fr.err il.
.,¡/¡d(,ri de piely de z:rp.rtillas deporrivas. Esras últim.rs,,r juzg.rr
1r,r
c,inr,, sc hs rcprcsent.r cn Ios mcdios dc conrunicecirin, ticrrerr ¡rn l,r
j,n.l(' p,,l)fc! fl nrisnro significado mítico quc los :rut<,n,¡ivilcs r ie,,c,,
¡.,n Lrs nris,rc,rud.rl.rJos. l.os rnuncios hs prcscnrrn clc l.r rrrisrrr,r l,'r
rrr.r, c, ,n'jct,'s nrisic,rs quc (l,x.rrin.r sLrs posccclorcs rlc veLr ir1.r,l.
'n,,'
lrr, rz.¡ v virilirl,ll v,b¡r.n,r¡r¡lcs. ( irn frcrutnci,r cl tcxto pLrbli. ir.rr i,,
c, i,rrde.rrr¡r,i.rl,r., y w rrriliz.,rr l.r!,,,i$r1.,s línciÉ r,,j.rs p,rr.rr.rrr..rr Lr
.,rcl.r,¡rr, h.rrll.j.¡il,)., rr ¡,r!,1,)s c,,clrcs y l.rs z,r1,.till.u. (]Lr.rrr,l,,l,"
,lrcrrt,r ¡rrtlrrri,,lc rL. rrtr, trpo rl,¡,rr,ntl,r trrÍrr , n ¡,,rnr. l,rs ¡rull,l
',,,,., rr,,, ,' i,,, 1,r", ,r!.i,r,rr(1,,:
nr.i! (l( u|l
',,1'.¡,r1,',
i,ryin (1,. l,\ l'.r
r r,', l'.rr,',,r,r,y,,,rtlnr', l¡, lr.rrlrr.rr.¡[, ¡rrr rrs Arlirl.rr.
' ñ1",' , ,',rLr,, i,.,,,/1,, i I I'r r',, . lrr,, r ¡,f , \
',',.rL,l,
, L,",,,,,', 1, ,ll, ,l r,¡r,
,,,',, 1.,,,"11
'l',,
Iti
rL rINGLTATF D! L{ \IoDA
Sin embargo, para el consumidor normal la moda de los ochenta
tenía poco interés- A pesar de los desesperados esfue¡zos de los diseñado¡es,
la evolución de la ropa femenina parece habe¡se ¡alentizado o
detenido, como había ocurrido poco antcs con la de hombre. Un hom
bre con una chaqueta de $ort y unos panúloncs de hace cincuenra años
apenas provocaría el más mínimo comentario; ni siquiera los vestidos
de los años cuarentaparecen ll:mativamenrc pasados de moda. Por pri.
mela vez es teóricamente posible, con una discretísima manipuiación
del largo de 1os dobladillos, l1era¡ la misma ropa dur:nte veime años.
La de los ochenta fue, por supuesto, una década cspecialmente desalentadora
par:1.* mujeres. En muchas parres de1 mundo los movimienros
nacionalistas y fundamenralistas las devolvie¡on ai aislamiento domés
tico y a la rop¿ g¡uesa y represiva. En algunos paises árabes las mujeres
que no llevaban puesro un pañuelo en la cabeza, o rn \elo o nL chador,
se arriesgaban a quc las lapidaran en las calles. En América y Europa
fueron más las mujeres que empezaron a tnbajar fuera del hoga e ini
ciáron una car¡e1a profesional, pero ganaban menos de dos rercer¿s panes
de 1o que ganaban los hombres y púcticamente no ocupaban ningun
puesto directivo. Al mismo riempo se vieron sometid¿s a un bombardeo
cada vez más inrenso de c¡ídcas antifeministas y amcnazadas con
perder cl control sobre su áct;vidad p¡oc¡eadora. Aparecieron historias
en los periódicos sobre mujeres a 1as <¡ue habían despcdido de sus tnbajos
por no ser lo suficientemente .at¡activas, o nfemenin¿s", o inclu
so por no llevar maquillaje (aunque, como señalaban algunos periodistas,
a ningún hombre lo podrían habcr despedido por no ser atractir,'o
o masculino).
La propaganda contra los derechos dc las mujeres fue tan eficaz que
muchas jór'enes tr:bajadons empezaron a declarar que aunque tuvie
sen una profesión no enn feministas. Pan probar estq hacia finales de
la década habian adoptado una fo¡ma de ves¡ir extr:ña e incongruente.
Dc las caderas hacia a¡¡iba vestían ropas formales, formidables incluso,
en colores como negrq azul marino, moradq carmesi y verdc musgo;
ics gustaban los fulares de tallas muy gr¿ndes (algunos casi del tamaño
de una capa), la bisuteria y las chaquetas largas con anchas hombrens.
Pero debajo de todo esto ller,aban escuetas faldas, finas rnallasytacones
tan altos que les hacían tambalea¡se si daban un paso más largo que
otro. Cuando una muje¡ con csta indume¡taria se sentab¿ derr:is dc
una mcsa, t¡atando con e1público o con subordinados, parccía podero
sa v madun. Pe¡o cu¿ndo se Jcvantaba y salía dc dctrás de l.r nrcsr p.rm
hablar con un superior sc rcvel.rbr inscsur.r v .rniñ.,,1,¡.
],RTFACJO
L r¡ :ón
"aru.
rx..e¡¿ - ) e,. JlgJn \en r{io Jnr
e\qJr,?otrenrcr Indunenr¿rir fue el ll¡n¡do "¡oo¿ oe len.e r.
.¿lid¿.
r..,-r s
ro-rr¡rn¿-. pooula, iz.rdo po ta e,rrel .r¿.1 ",,
pamer \ r.r1. elh ¿ y ¡u\ V"""',,, nu.h.rs r'r1jrador.r.
. r
p:re, í¡n ror¡lnc,rr_, rl I
r¿Dre\. r'ero urr \e¿unJa nirud; revelab: que en rc.rlid¡o..r.,."d..
rablr mu) bren proLegida. B¿ro (l r.r.o ¡ lo..n,r¡e,, 1o.."r.., r 1,,
\o\te.re\ rb¡r,trrmemenremb;llenado,1 rero.z¡do.. y l¡s n.rr. rl.^,,
prernrs dc \ed.l t¡. tev¡b¡n cnfurc1¿d¡, er ¿lt¡. bor¡, oe. u<ro .t. .,.:,,
A lo qur oe rerdad .c o¿¡, ci¡r ." , 1., ,.,,"",,.-.;..
ra rrrnt¿sra n-aroq Jr.rrr. poorl.U z.rd:. en . ón- cs v . n pe r(JrJ,. j,..,.rl
e. l?) coflenpn.rineo,.
-ro!o\ ^:r pe\( r io e"rnio. q r, ¡,,,. ,
lguno...e ouFden lteg¡. ¡ enrender co¡no o:ne Je ur., rcnJ, rr. i., :.
ne?r n¡cn ir \e.rr.nenrr dcter,ir¿. H:l nu.h¡,.",.r.¡1,,o,. r.,,,.,
1.1 : " d:,' .l h rnd n ien,o (!onomico. I¡ .r;,i. ecot.t¡.,. ¡, i¡ .:,,.,. ,
e, oe,lo. i¡ conrd¡. r t¿gur v cl .lrrc en,erenrd..., ,", ir." .,,,,..,,,,,
nr\ .1lrmu\(omp¡iero\. que no, pLeoer cor rrb;¡. un. .n¡,1.,..1,l
mol1¡1. I 'r l¡\ \ rd;de.. qrier ,e lo pr,ue pern i:ir , ,. "'l 1,.,^ ,,,,,
oarrotes en las ventan¿s, evitando usar cl tnnspone púbtic,r y r.,l.l
por '., c.r'l* r rr rz que h¡ c¡ido.l¡ ro. h". l,,lr I .,. l,,. "r'l, ¡ ,,.,,,
sros cu r \¡ndo mJ\ Jio\ aue prob,blenenrc irn . l..s"rir. ., ,r,.,
.r\o er,ue e\rrrrrr qL¡( er cpo, ¿\( é.LJ'r ^mo ru,ot-u.(,.rÁ¡, "
I r\.1
.on\e4 do{n un a.p.. o.rd.r rez nj. inrpn rrnrrdrI. r.,.lr. I ,.
c'almenre en la vida pública, doninan los colores oscuro, y I,,, r"ji,i,^
truesos y. en lugar dc insinuarla, ta forma dcl c"".po s" ai.t.ut.,'t,"¡,,
protccrorus crpas dc r€la. En muchos c¿sos la ¡opa dc ¡rocl¡ h.r cn,r,,.z,r
d<, .r prreccr una arm.rdur¿. Ve¡,os p.. *i"a._. .]" ., 1,,
..s,,¡'r,p,
:,,
r.Jnbt... .oh- I r,,.1:. r.tucer "r,r
pe.-rJ.,.,,. n,t.,,,,¡,i,, "-.,
i,LLr¡1.r.!¡r i.,\ _n,tn¡.Ic r,. l,,.o,,tr.r.r,,nnr¡_z.,Ju.t,\,1r.,.r..r.,,.\
¡nr5cn¡,rn
'nlticronc\ (tc {L¡cr¡tns militrrcs, grucsrx y ,rborrLr,r.1,rs .rlui.
rl,\.(tuf i.ú,c,ür l¡ .rrnr.r¡lLrr¡ .rcolchrct¡ dcl l:rpó¡ ¡nriqL¡¡,, v rr.rj(s ¡ir
¡r{,(.h( .ubi( {t(. 6.,rr,.rs
'r(,\
dc. pt,istic. ,,,; p-t,*,i1""i.'
'r,^ q',f t,.r'1\1,) lullrrclrrlticv.rlcs tlt, b.r.rrr:r. ";,s]1.,,;;
I1¡r i,,r,.,,
,, .,,¡.,.r.,\,,,t.,,... ,,1,,.,, ¡, r,.t,,r.,r rrr,,,, .t,,..(J,,i,,,.. 1.,,
rl'a,r\,,,'\,,1 \ri.,.r,. \.,1ri,,r,,rrFr,,.,,.{..,r..1 ..,",.,, ',.
..,;.,,1,,,.. ,1,
¡ r.r r r.'. i,,J,.,r,
'¡'
\ 'r'rt.r.,,,,). I i,,^ ,,1,,.,,,..* 1, I .t,.,r,.|,.. lr,.,.r.r.l
r',".xr"J " ,r'r'.,,^'"., ,¡.rr2.,. t....r ,,,.;,.,,^,.r,.1.t,,;r,,,.,,,,J.,....,...).
t1.r,,r'|.r t,,¡.r1,t.,,t, v,",rjj.,,,l|r,,¡h., 1r,i,,,,t,,r,r1,.,¡lIri,.rr rrr.i,il,.Lr|.r
,,,,.. ,,,,,,,,,,j,,,,,,r", f ¡.,,!!,¡,r1,¡,,¡,!.,,¡,.,,,rt,",,,,
I'rr,,,.,r ,¡r,.,,,
,r, | ,t,'! ',',,,t,!t,
¡t,,,., ,,,,, ,, |1,,,,1 ,1, l . r.1,, \ \ 1,.,\ ,,,,,, l, 11,,,,,
I /
18 EL rlNGU^lE DE L{ \loDA
rRtr.Acro
que empieza a esta¡ xsustada, qujzá más asustada de 1o que jamás 1o
l\4¿nli Bol.delL T.rn,r Burtcr. Kir c¿ll¡h¿n. Su,¿n Fber,ote.:.rllv r ,,
llemos estaoo ¿nÉs.
Como alicionada a la historia de la ropa he tenido que recurrir a
ll,-"Yj,, nl,íu"f'dl{:ne I,reem;r..Jut:e.car¡nr. s.,vn
/rc¡rn
Kmmj,,L,.
r_er¡rer. J,m M¡,,.F,ed VtD¡rr¡t_. Anre \4ur_oe.JutiJ p,i
las obr:s de los pro{esionales. Quiero reconoce¡ mi deuda con E¡nestrne
t ¡ner por \u o!'n lhe cl'angn2\Vo,ld c¡t ta'hion. cor R¿,hel H'
e. V¿rci¡ P¿n¡ma. \¿oni pa.c¡1. M¿rv prr rm¿n, V icn¿el fevser. N u,
"' Tl"."y,l; t:]if .y!rephcn
Rubir. wend¡ Shadqe,t, Cord",, r,,,
Kempe' pór r-o.r;,'2, . Jr ne. I rver Por lkcConc¡'e Hi"oryofCo"ame
ne. nope )rn rh. \her.rr Sm rh. JerD I . t hon p,on, René lweirr,.,Ir
arut Fashion;' Ge<'ltre¡ Sgutre por Dress and Soo ery y Doreen Yarwood
,q ¡urp¡n. .
Koben¡ v:tenre. Anne \ali¡ch, Verdv V¿rrken r M l
oor lhe f aqclopaedu ¡l lvorld Ca" une. Cundo t u ve que bu'or e¡em
roíe weu\h. \obre rodo queremo, d¿r la. g-¿cr¿¡ ¿ la bibliore.¿ á.1 ¡.,,
olo, áp¡ v ."i1". con, rero. que ind:casen l¡ edad cl¡se soci¿1.
nron m5rlure or technotogy de \una yorl. \ ¡j¡ nue.tro ¡.p..
pro..d.n.i¡, "ob.. i¡l
y caricrer de.u' u'uarios. no podian cor'ul
o(crmrenro
rr.
r qurne. no. pre.r.uon ,u,
"pinione. 'e
forognri". t¡milirre,, .nr,,.
i.r la' hi.rori^ d, l¡" re"tinenr¿". Alonun¡dam{ nre )a \e f¡bi¡ recop:l¡do
un¿ :nnen'¡ c¿r,rd¿d de d.rro'. recog:do' a lo l:rgo de ".r'rio'
",,,,.
i,?il:i:í"1;H#ili.:"ll
M'^
ciento' de ¡io. por hombre.l nujeres de 'en'ibilid¡d
fuer¡ de lo común,
los escritoies b¡itánjcos y noneamericxnos. Todos recordamos 1os
casos clásicos -la seño¡ita Havisham con su viejo traje de novia, Gatsby
exhibiendo su colección de luiosas camisas-, pe¡o de hecho en la mayoría
de las grandes novelas y obr:s de teatro rebosa este tiPo de mate
rial. En algunos casos, por desgr:rcia, sus autores asumreron que toclo
el mundo iabría lo que se quería transmitir con un determinado ropaje,
pero ya se han perdido esas connotaciones; ro obsta¡te' a menudo
.l .jgniiic¡do.igue e.r¿ndo claro Siempre que n'e h¡ido posibl<. he
derado que eslos experros n¡Dlen por mr'
L na u., qre * empiez a per'.r en e lo. rodo e' mundo se d¿ c¡¡enra
de que lr rop., 'ignific:
;lgo. mu"h¡' d. l¿' meiore ob'enacione'
'
pro.eden de per.ona. on L' que di,curi e're pro¡.c'o. Quen i; exore
iar mi gratitud aJoshua Bishop, Alexander CockburÍ, Betsy v Ronaid
Dworkin, Barban Epstein, David Jackon, Melanie Jackson, Diane Johnson,
I-ouis Lapham, Diana Mell¡ James Merrill, Lady Antonia ?inter,
Hila¡v Rubinstein, Dan Schwanz y John Stallwonh¡ Joe Fox, Roland
Gant y Nigel Hollis aporraror gran cantidad de información y demostrrtoo
ade-át ,ttte nótable dosis de paciencia cuando mi manuscrito
empezó a alargarse, y por tanto a rcti$arse, cada vez más. También esrol
¡qr¡decid¡: lean VcNutL. cula pericia evitó rnu.ho' elore''
'
Lncorr r¿r l¡ :luq n.ione. pla un libro co-o ¡ con'e5uir con
-re
er¡.riLrd .u. drro' e' rn rnb,rjo,omplicado y a rece" agotrdo'que
poner prueb,Lrorennciadcpropio'yermñn' Fn nomb'edeDo''
i'¿1., I .n e mio qri'ier: dar la. gracia" .r Lodo. lo' qre ros av'udaror.
*"".ialmente a Aithu¡ v Audrev Abeles, Pat Ballou, Phil Blumberg'
* 'ifr¿. . sr.: Brert hinoi¿ del traíe t l¿ noda, Madrid' Ci¡¡1n 11989
:;ifl:llt.?irn<,John.or
CAPÍTULO
1
I¿ manera de vestir
como sistema de signos
La rcpe s i¡eitable. B
¡áda ñdos que el hobilidio de
la me¡É hecho visible.
I^M L^w, S4)h in Costane
Desde bace miJes de eños el primer lengraje que ha¡ ur iliz¿do los
ser€s ¡uma¡tos pera comunierse ha sido el de la indumen¡a¡i¡. Mucho
,¡t:" de q.ue. p me acerque u*ed por la calle lo suficienre pa¡a que
P:demo: !ab_lar.
usred ya me esá comunjc¿ndo su sexo, su ed¡d r'l¡
clas€ soo¿J a ta que perenece por medio de lo qr,e ller,s puesro: v Áuv
posrbtemenrc me esrá_dando imponanre información 1o des;níormi_
:'."-tl11r" l" profesió¡. su p¡ocedencia. su penonalidad. sus opinio_
nes, gulos..deseos s€xüales y esado de humor en ee momenro. Quizá
*eresar con paiabns
13-11orsisa
lo que estoy ob..r*nao. p.io .._
grstro de torma r¡conscienre l: ioformación: y simultjne¿menie usted
¡ace lo mrsmo respedo a mi. Cu¿¡do nos encontramos y enrablamo"
conversación ya nos hemos hablado en una lengua más itigua y uni_
va¡sd.
La afirmación de que la m¿ne¡a de vesrir es un lengu¿ie, aunque ¿
vccca sc torñule con ca¡¡ de haber,e enco¡r¡edo r,n llarillo ,oirnr.
Én c.¡a,, no es nuevá. Balzac, en Hija de Eaa \18j9). se;¿lab¡ qLre pr"a
un¡ murCr cl vcst¡do cs .una manifesr¿ción conrinua de los pen,amien_
lot mfu fnr¡mor, un lcnguaje, un simbolo.. Acr""1,n.",., .;" j;"";;;
¡lc¡ ard¡ wz r¡ár cn bogr, los sociólogos nos dicen que también L moda
22 rL LLNcu,{E Dr rA rloD^
e\ un lenLurie de 'iEno',
un 'ircm¿ no verb¿l dc com'rnr't¿ciór' tl es
rruc' urrl"¡rr trrncé\ Ro ¿nd ts¡-rh('. po- eienplo. er ' I ¿' ertermed¡-
des del ves¡ido", habla del vestu¿rio teat¡al como un tiPo de escritu¡a
cuvo elemento básico es el signo.
\o.,b*:rre. ningun' dc e'ro' ¡urore' h¿ lleS¿do r porcr de n;'ifie.roro
que pa-e.e o: q.re ri l.¡ indumenr¡ri¡ e' un¡ lenglr' debe
"b'
dc rcner un 'oc¡bul¿rio 1 ,i, go.á'."."r"".1 re'rñ de lJ' Iengu¿5'
Por supuesto, como ocu¡re con el habla humana' no hay una sola len
c.r¡ de l¿ inounenL¿,i¡ 'rno much¡.: un¡" ('on'o el l'nlardá 1 el rreii.l
rnrr -. t.ionrd." <nrre 'i 1 orra' (.on'o el vr\o) '!'i uni'¿5 Y
dentro de-cada lengua de la indumentaria hay muchos dialectos y acent<x
distintos, alsunos "casi ininteligibles para los miemb¡os de la cultur¿ ofi
cial. Por otia parte, como ocu¡¡e con el habla, cada individuo ticne su
propio repenorio de palabras y emplea variaciones personales de tono
y significado.
E! vocABULA¡lo Dr tA MoDA
El vocabulario de la indumentaria incluye no só1o prendas de vestir,
sino también peinados, complementos., jo¡as' rnaquillaje y adornos
coroorales. Al menos en teo¡ja! este vocnbulanlo es tan amPlro o mas
que ei de cualquier lengua hablada, pues incluye cualquier prenda, cualq"i"t
pei""do y.t"lq"ier tipo dc adorno corpo¡"l que se haF podido
ii*""t' ¡-it. E" t"-páctica, por supuesto, los recursos de u¡ individrro
a est. .."pecto prreden ser muy limitados. Los de un aparcero del
¿ntiquo(oest¿, americano, po¡ eiemplo, podían restr;ngirse a cinco o
diei"palab¡as" con las que sólo se llegaban a c¡ear unas cuantas (o¡aciones'"
prácticamente desnudas de cualquier adorno y que só1o cxpli
c¿rian los concePtos mas básicos. Por otra pane, una persora cle las que
se dice cue dictin la moda puede tcne¡ a su disPosiciór larios cientos
d. .pala'b'""', co" l"' quc podrá formar mila de distintas
"o¡aciones"
que;xpresxún una amplia gama de significados Del mismo modo que
á1 h"biunt" de iualquier idioma conoce much::s más palabns
de las que suele -.dio usar en la conversación' todos somos capaces de com_
prender el signific¿do de estiios de ropa que nunca nos vamos a Poner'
'
l-legi, ¡tp¿,cn un¿riend¡ocn":'¿.e'oei'n'no'r de<rib¡rno'
¡ ro.o;o*ni'n-o.. Oc¡' on¿ln-enre. pnluPu¡ro.,n ¡r¿ Jc' ''ion"
entran en jucgo consideraciones pácticas: considemcioneso|lre l¡ co-
.,,.j',,',1. i.,'.':¡"',.,. 1r,|l'¡',rr'i r r'l rl v, l rrc' r' l ¡r' r'rlrr" rrt" r
r{ iltA¡iERA DI vrsTrR cor{o slsTEilt^ D! s(;Nos I I
el caso de oer,on¡s con un gr.rd:rropr Lin.r:co. es p^,;ole quc \ f,,,,,r I
rt <nre. o rmper1le¿ble. o po q-. .e" : il 1,.r .,
ponerucrd erc m¿ de L n b¿i¡Jor moi¡do: dc igu.r' ro. m.r. t.r. per,,r,..
de r oc¡bul¿rio I n- ;rrdo Lr,.rn l.r, oler irl.r . ¿No?. o adier ir o. con,,, ..,.
40- o .malo,. I'ero. como ñcurre. on b ergrr Irbhda. r.rl<.1.., i,,
nes suelen da¡nos info¡mación, aun cuando no sea rrrás que cl cquiv r
lenLe dc l¡ ¡li, m¡c ón " Ve r ne ,ir crid¡d" el ¡,p,..ro qL,c ,.nr, ,,,¡ .
Y rambién .rqui\l timirs. I n nue,rr¡ e rhu .", ."rrr" or,r. l. ,,.
cienas prendas son tabú para cienas personas. Muy "n pocos hombr<s, -u.
por mucho l¡io que Gngan o por mojados que esrén, se pontlrírn rrl
re5rrdo de rnLter. (orno r:mooco urüzar.]n prj.rbrl5 \ ¡r¡re\ co.rlñ \r I
crttamenLe m¡,?\ rtJo.o^. que , n nue,r n . rlrun .e cñn.ide ¡n ,\t, . rti
camenre femeninas.
Plr-¡snes ¡ncuces
Ad.mis dc,onener -p¡l¡ora.- ou< ,on -:bj. e' lrn6u"je Je rr rr . u
ment¿rir..(omo el h¡bl¡. r¿mbién irc r¡e p.rLor.l. .oo.rn,, ¡ ,,,,,.
guas, palabras de origen autóctono y barbarismos, palabras dialectrlcs.
coJoq u ; li'mo,. oahbm, de .r.gor r velgrri.mo,. I:,p-.ndr..r,,rir,,.,
rur.nucr. (o l¿. buen* inirac oncd se uri i,,rn dc ¿ mi,mJ lo nr , ,1,r,.
un e.. I irur o rn hab .lnre pu, uer u,.r lo. r,. ri.n o.: p.rj" I ¡ i. ,rl,r. r,
df culrur".€rudición o in¿en.o. { o'roocu..ccone \¡ol¿¡-1.,,,,r.
Lrpo dc -p¿lJbr¿..c .uele emple¡. mu\ prcJmenr,.. norri"tr.!rr. . ..
una.en L¡na: un solo camafeo victoriano, unos zapatos de platelirrnr,r
de los años cuarenta (ia llamada .moda topolino,) o A,"1..,
cduardiano" de terciopclo, nunca un atuendo iomplero. Un ""
conjunto
complero compucsto por prendas arcaicas procedentes dc un únii,, pc
noclo, lc1os de p¡o,vecrxr una imagen de elegancia y sofisticación, d.ri
r cntcndcr que v¿mos a un baile de máscaras, que estamos hacicni|r
,,n,,.1',, ,lr 'r.,Lro
^ - n: pel', u h. o que ro, ... rmó. (\ h.bi,.,,,r" .,,i,
l,'k\ J',,1' i(iL,L¡.^ . I'or .,1ru¡,.rr:..
l, n.rcl" dc o-en,l,¡, Jc v.ui.,,,1,,,-
..'\,r,\,,',r.,..uh!rc,,,,., r'e,un.,ti¡l.rJ re.r,¡l .on.L¡.¡ p<ro,,, \L-.r., \..
'lr'l.tr.,lJrr¡.n,r\.,u,i1i,rsr({,¡¡,\(srjt(*(luefn.on,i,.icll0.¡{ril,,lijl1l,
Ll' l.l '¡ri,.,. l,.l'r. n,nr,,rrrr¡f r\1, i.r (t!... rrr latil\. 0 rJidtrr, I,khti¿, t. últz.\
1,.,,,,, r,1ll\..1 ,, r,,,,t,,,,t. ,.Ll rt,,l. t.r ú. ,., vi! ,,i.L 1t817 tec ) I.t1r,nt! t".\trtt,.
I',"r,1,,¡,(,',..,1' L,,l.L,.,,,1t.I1,,,.,,,j.1,t,.1,,.,,,,t,,,t,t,,t,r1t,,V
,,t1(,,,,,t,,i
,r i ,,,, t1,,r Lrr, t' 1 ,t ..,1, ' L irL,,r, ,t, .L' "',t.'
ti ,.,,.,
,,r.r, ,r, I t,t "'rtr¡,
ll
24 fr r!Ncl..\l! DE r,{ rloD^
L\ \{ANIRI DI] VEST]R COMO S]S'III{A Df S1GNOS
25
plicar rales reaccionesi esto s€ conoce ya como la Ley dc Lavcr. Según
é1, la misma indumentaria seú
Indecenre
Desvergonzada
Pasada
Ho¡ro¡osa
Ridicula
Graciosa
Pintoresca
Encantador¡
Román¡ica
P¡eciosa
10 años antes de su tiempo
5 años antcs de su tiempo
1 año antes de su tiempo
1 año después de su tiempo
10 años después de su tiempo
20 años dcspués de su tiempo
30 años después de su tiempo
50 años después de su tiempo
/0 años después de su tiempo
100 años después de su tiempo
150 años después de su tiempo
Un¡ rn¿cla de pre¡das nrod{ns, trr.¡!
.6i n¡t6 )¡ q¡:nlcff Pn{¿ sugerr ox'
grn.l¡:J rr{
tu..inL"nul Ob'
'J ".o
. rm" .t'hr ndio("quti !.ieB").rLl
hombre r los úlcdF bhncos .ontdl
poÉn.os de h nújci A'r.¡tcs ¡ud les
ilv¿1 nüsi.rl r1 al.c libre, 1969. ts¡tor¡iIi!
v uorisinal,,. Por lo tan¡o, esto se Pone con frecuencia de moda en aque
ilos s..to.es d. lo indu"tria del anc v del cspectáculo en los quc se fa
bric¡n v venden celebidades instantáneas.
,ql u'.¡-¡,c¡ .mo', e.<r' ial el,gi'rquel o' que rrn i
''trol'
1' rrl
- (-
\ eio..\¡r\o) un impcrr e.rbl..on"deplr.r;.ob''ro.l
" (c''
con unas botas (e¡ 1963 e1 ennr m de Ia morla) en Ia in¡ugur¡crtin
<te una exposición o en un reatro produciría la mism¡ scns¡cir;n dt rr
dículo y repulsión q"e el uso de cicrt.rs pnhirms rrrur cn l"'gr crr r "1'
óooc¿ pcro v¡ dcs{¿s¡d¡s
' t:¡'t;st¡:,¡tnl t:t:l,io¡¡. Lrr¡, J, l,\rr',i"r-lil'r'"''1"' Ir"'1'r¡""i'
c*rir,''., 1 v¡ I ¡11,, i,1,, 1,,,,,. i r,,' ¡',,1"",i' r'' r"rr"l"r'i' 1""' \
Laver posibiemente exagera la capacidad tlaumátic¿ de la nod¡ ve,
nidera, que hoy en día quizá no se considere más que extnña o fe¿.
Y por supLrcsto habla del conjunto completo u La "oración".
velocidad
con que una .palabra" se pone de moda y deja de estarlo puede v.uiar,
en la' lcngu,r. h¿bl¿dr, ) e\.rir15.
P,u,un rs rxrn,rN.pn-ls
La aparición de prendas ertranjeras en un vesruario por lo demás
irilígena tiene una función similar al uso de palabns o frases onranjer¡'
cn cl h¿bla no¡mal. Este fenómenq que es común en cie¡tos circu,
l,n. pucde tener varios significados distintos.
[n princr lugar, por supuesro, puede scr un signo deliberado de
,'rigen nrci<,nal cn aLguien que, en genera.l, tanto en lo lingüístico como
.rr 1,, quc sc rcfiere .r su indumcntaria, no tiene acento. Con f¡ecuencia
*tr rrrcns,rjc se cxpresa ¡ cravés del tocado. La mujer norte.rmericano-
I.rtr,,r(!,¡ (,'n u¡r vcsticl<, occident¿l pero con un complicado peiaado
,,, rl,r.,1, ,, rl ir,¡bc fornrdo en Oxford quc remata su traje Savile Row
,,'r¡ Lrr ru¡l'.¡rr., rros tliccn qrificamente que no han sido asimilados
¡,.,, , '1,',¡li,.rlrcrrrc¡
quc sus irlcrs y <,piniones siguen siendo las propias
,1,,,, .'.,.i'.., 1,,,,,, ".,.,r,,.'..
1 ¡,,,.,,,.p.. q1,( r \Lr!ún ropr o.c -
,l,rrr.rl I'r,,,¡rr, ll,r.r ,,r¡(,\.¡(1,,()
ui¡ ¡cinrdo n:rrivo tendernos a rerlo
,l,r.,r 1,, r,1,,. ,,,1',,.r',".'r,r,
'r,,1,,r,'; ¡u,r ,,,rrrr.r I.r ir¡Junrcn¡¡ri¡ inversa
26 EL TINGLNJ]] DE IA I{ODA LA IfAN¡RA DE \TSTIR CO\IO SI5'I'III{ Df, ÍG\OS 27
-la mujer oriental con kimono y una gorra de plástico para la lluria,
o <ljcqre con.r, rúni,r n.lir.r y un bombin netro l^s Prece 'omrca.
Estas vestimentas parecen :nunciar que quienes las llevan, aunque
físicamcnte no se encuenüen a gusto en su nuevo país, tienen la cabeza
1lena de ideas occidentales a medio cocer. A los turistas anglonortea
mericrnos quizá les viniese bien tene¡ en cucnta este principio cuando
viajen a lugres muy ¿róticol Muy posiblenente, 1os panicipantes en
un viaje organizado tocados con sombre¡os mexica¡os o con go¡ros rusos
de piel de oso les parecen igual de ridículos ¡' mentecatos a los naturales
de los países que visitan.
Más a menudo, cr,ando se lleva un¿ soJa prenda ertranjera, cono
cuando se deja caer una palabra o una {rase extranieras en la conversación,
no se pretende proclamar la procedencia de quien la lleva o su
devoción hacia otro pais, sino indicar sofisricación. También puede ser
un medio de pregonar su riqueza. Cuando vemos un lujoso reloj suizq
sabemos que su propietario lo compró en su propio pais despu& de
pagar un precio tres veces superior al de un buen reloi de otra nacionalidad,
o quc se gastó todavia más dinero en viajar hasta Suiza.
ARGor Y PArA¡R As vur-cAREs
La ¡ooa info¡mal. como el habl¡ informal, suele ser holgada, desenfadada
y'con mucho colo¡ido. Con f¡ecuencia contiene Io que se Podria
llamar de argot": pantalones vaquerosJ zaPat;llas de tela,
"palabras
eo¡ms de béisbol, delantales, batas de algodón floreadas y otns por el
estilo. Estas prendas no se podrian llevar en uaa ocasión solemne sin
causal desaprobación, pero en cicunstáncias ordinarias pasan sin el más
.o-.rtturjo. i-as .palabras vulgares" en el vestir, por su parte,
-ínimo aportan énfasis y llaman inmediatamente la ¿tención casi en cualquier
.ir.,lostan.i", .omo o.urre en el habla. Sólo los más bábiles pueden
emplearlas sin me¡ma de su reputación, y aun asi hay que usarlas de
tb¡ma cor¡ecta- Una camisa rasgada y sin botones o el pelo enmaraña_
do pueden significar {uertes emociones: Pasión, dolo¡, Iabia, descsPe¡a'
ción. Son más efectivas si 1a gerte sabe que normalmente eres asea<lo
en el vesti¡ igral que las palabrotas de una persona bie¡ hablada ticnen
más fuerza que 1as de quienes son comúnmente deslenguados'
Las prendas que son los equi"alentes en el vesti¡ de los ticnen
m¡yor impacto cuando aparecen mmmente )¡ como Por casuill "tacos"
dad. La mujcriduardirnr, ¡l lcv¡nr¡rse l,r pcs.rd.r t;rlth quc lL llcq'rl'r
!'r,r".rllr,,t)Ltrr', L!,{,'..,)r,)1.'n,t).r r,tr1i'.i,trc(l't).r'.!.,
,tD,,tD',1',tr!,' ,',\r,,r,,¡'.' tr'l,trk,r.ilrir\,,1,,,,,,'r¡11ll.r rrrtri.i,f,rrtrrr( ,ttsL
l,'ll!\1,,"tr1t',',1,'.,,,'.' l' '
r.' (i'r ltiL,.l¡i¡,[,ri,'
"tr1.1,,n]'....'l¡r,tr.,'.\ffll,,{(
28 [ r-ENGUAI! Dr L{ oDA
hasta el suelo para poder subir al tranvía, parecía no darse cucnta de
que ponía al descubieno unas vaporosas enaguas de encaje y medias
negras bordadas. De igral manera, la ejecutiva actual que va sin sostén,
alapoltse sobre su mesa en unareunión, puede fingir no darse cuenta
de quc se le trensparent¿n los pezones x tr¿ves de la blusa de seda. Quizá
no lo sepa conscientemente; nos encontramos aquí en la arnbigua
rcg;ón de la intenciór frente a la interpretación que tantos problemas
ha causado a los lingüistas.
En el habla, los té¡minos de argot y los vulgarismos pueden acabar
en el diccionario como pálabns ¿bsolutamente respetabla; lo mismo
ocu¡¡e con las modas coloquiales y vulgares. Las prendrr o los cstilos
que entr¿n en el voc¿bulario de ia moda procedentes de un: fuente co'
loquial normalmente ticnen una vjda mxyo¡ que las que empiezan como
vulgarismos. Las botas de ch::¡ol hasta el muslo, que empezaron a usar
las más atrevid¿s de las llamadas "mujeres
de alqulen como señal de
que estaban dispuestas a ayudar a hacer realidad cie¡tas fantasías ma¡-
culinas, entraron y slieron con relatim mpidez de la alta moda, mientras
que los pantalones wqueros fuercn genando terreno de form¡ más
gradual, pasando de sus orígenes como ropa de tr¿bajo al vestuario in
formal, luego al de negocios y finalmente a la ropa de etiqueta, y esrán
todavia inmersos en una lenta evolución.
r^ IL{NFRA D! VISTIR CO\,fO SIST \Í{ DE SrcNOs 29
no esuba correctamcrte vestida si no llevába guantes. Emily post, cn
Íe otros muchos, lo dejó bicn claro:
Po- vpus,o. um renpre
,
Io, gurntc, e- )a ie e.ir. ¡ r r nbié r
E e|e. ¡o
LJ nLr É- krd¡deim(nre
"leSsLe,.(mpre lo. lle"r .u¡ndo.., ,
rue r d. .¡-¡. i¡rr .n et .rmpn. U\¿dto, .ier p,( .-
un teatrq cuando uyáis a almorza¡ o a una ccna de gala o a un bailc...
Una d¿n¡ ¡una s quir¿ los guanres pm dar la mano, en ninnín lus¡r
n c..cJ.rr¿nciJ. Fn or ¡cro. de er queL¡ rJ de p"t, re l^ pln¡.. orn
dd lr m¿nn ¡ l¿ |,t.rrioná o ¿ .u. propio, nvirrdo,.
No obstanre, si pensaüos sólo en a<¡uelios complementos y a<1or
nll5 qu€ r.rualmrnre \or opcion.rle,. rndri; ,enLido h.rolr oe ello. como
l.:tt""q".* l'.' r¡nro. en e5,e.(nldo la.e prededi.ringuirun e*r,
lo de r e*ir profu..rmcnre ¡dorn¡d" de or.o ml. "encillo ¡-n.rrumJ, rn
dependrenremenre
l.r époc.r. Con o o.ur.e con { I hrblr. s m; dir _
crl comunrcr bren,on un esLilodem¿.i.rdu reca.g.rdo..runque.u.rndo
esro se consigue el resultadopuede,ser impresionante. Un traje cargado
de complert<nroi l ¿cce,orio, <, fic lque pa;ez.: ,rbigrnrdo. p,eLen_
croso o des(oncenrnLe. \oto mu' de vez en . Lr¿noo cl rodo rcr¿la ,o,
bre c¡d¡ uno de lo, elemenro,1 el erecro dc,oniunro e. iuio.o.. legan_
te y a menudo sumamente sensual.
Ao¡rrrvos v aovannros: LA DlcoRAcIóN DE !A VEsTIMTNTA
Aunque la idea es atractiva, no parece posible equiparar las distintas
prendas de vestir a las diferentes partes del discurso. No obsrante, se
puede defender la considención de los adornos y los complementos
como adjetivos o adverbios -modifi<¡do¡es de la o¡"ción, que es el con
junto completo-pero se debe recordar que los adornos y complementos
de una época son componentes esenciales de la indumentaria de otr¿.
Hubo un tiernpo en que ios zapatos se ataban de verdad con hebillas
y los botones de las mangas de una chaqueta se usaban para asegurar
los puños vueltos h¡cia ar¡iba. Hoy estos botones, o ios bestonci
llos de cob¡e unidos de unos zapatos de Gucci, son meros vestisios de
xquéllos y carecen de toda función ¡eal. Sin embargo, si faltan se piensa
que la chaqueta o los zapatos se han dereriondo y que ya no se pucden
thmbién los complcmcntosc pucrlcn considc¡.rr cscnci.,lcs crr u¡¡.r
vcstimcn¡r. Fn los ¡ños cu¡r¡nt¡ v cir¡rrrrt.r. ¡r,r , j, rr¡,1,'. rrrr.rrLr¡, r
Er CAM¡IANTI vocABUL{RIo D! LA MoDA
,9?To hrn señrLdo: merLrdo qu:ene, escriben ,obre ta ropa. un
ncüvrduo nornJtque_r \rporercimrdel umbal de h pobrc,,.r r rene
mucha, ma. p.enda. Je re.r.r oe l:r que ne..,,r, o.r".rb.,.,r.u.,_
po. n.tu.o renrendo en c:enrr'o. lar:do. y lo, c¡nbio. o¡. riempo.
Por otra parte, a menudo descchamos prendás con poco o ningún iso
v .omprarto\ or,r\ .nuev.rs. ¿Po- qué ,c hr. e csro? L no, Jirm:n que
todo,e debe ¡ l.rvado de . erebro I que,e no,,or,.,. po, in,",..., co
Inc¡ci¿l.. Pem rj reoria de la conspin,iÁn oar.r expti..,r to\ cJmbios
ür mñllJ t.r 'der
de que rr rdopción de nuevo. e.rilo. no,, mj. que
(I.,(\ul,.r(1.
' de un¿ .^niun enrre . odicio.o, d .enadore,. iabricanre, 1
r,lr¡,,r.'.rc ¡,vr'r¡, de mod¿.- riere...reo yo. mero\ rund¡menro de
r,,,tu, tr, f(qt.,r,nt'.rt ,c, r<e. Cien.rmcnre,.r t¿ indu,rri¡de l¿ mod¿
,tur/.1 lc tir¡\r.rfí.r qLrc I i'.lscrrlos tixl¡ nuest¡a ropa cada año y renováse_
1rr rt,jr. rL,
30 tL LrNGr;^J! DE rA MoDA
mos por completo nuest¡o guardarroPa, pero este objetivo jamás se ha
alcanzado. En primer lugar, no es cieno, ni lo ha sido jarnás, que ia
gente vista cualquier cosa que se le sugiera. Desde que la moda se conviniera
en un gran negocio, 1os diseñadores proponen cada temponda
uná impresionante clntidad de modelos. Los fab¡icantes sólo han elegido
o adaptado unos cuantos modelos para producirlos en serie, pero
sólo unos pocos han tenido éxito.
Como ha señalado James Lave¡, las modas no son sino el reflejo
de las costumb¡es de la época: son el espeio, no e1 original. Dentro de
los limites que irnpone la economía, lá ¡opa se adquiere, se usa y se
desecha de la misma forma que las palabras, pues sat;sface nuestr¿s necesidades
y expresa nuestras ideas y emociones. Todas las exhortaciones
de los expertos en lenguaje no consiguen salnr términos pasados
de moda o convence¡ a la gente de que utilicen los nuevos "co¡rectamente,.
De igual maner¡, compraremos y üsaremos aquellas prendas
que reflejan lo que sonos o lo que queremos ser en csc momento, y
las que no lo reflejen no las compnremos, por mucho que las arruncienabomboyplatillo.
Antiguamente, los artistas de la moda de mayor talento, desde \lonh
hasta Mary Quant, conseguían adivinar cada año lo que el público querh
que dijesen sus ropal Hoy parece que unos pocos diseñado¡es han conservado
esta habilidad, pero otros muchos ha¡ demostr¡do estar ¡an
irremediablemente perdidos como los diseñadores de la indust¡ia auto
movilística no¡te¡me¡icana. El ejemplo clásico es el de la maxifelda,
un estilo que avejentó a las mujeres y las hizo parecer más gordas, impidiéndoles
el movimiento en una época (1969) en que la juventud, la
delgadez y la energía estaban de plena actualidad. La maxifalda se pre'
senió con tremend¡ fanfarria y no poca decepción. Las revistas y los
periódicos sacaban (a veces quizá sin darse cuenta) fotos de escenas callejeras
de Nueva York y Londres llenas de modelos pagadas vestidas
con faldas largas y fingiendo se¡ tr¡nseúntes normales, para dar la im
presión a los lecrores de las más rcmotas aldeas de que las capitales habían
capitulado. Pero tan intcnsos es{uerzos fue¡on en vano: la maxifalda
{¡acasó¡otundamente, provocando a quienes apostaron Por ella un
bien me¡ecido desastre financie¡o.
La indust¡i¡ de la moda no es más capaz de conservar un estilo que
hombres y mujeres hayan decidido abandonar que de imponcr uno
que se empeñen en no aceptar-. En los Esrados Unidos, por-cjcmplo.
enormes presupucfos publiciternrs y l.r incon<liciorr'rl c,rrpcr.r irirt ,le
rcvi*:rs conro V\lt v llvyrin no h.ú si,l,' ,.r¡,r ,1. rlr ^ ' 'rr .l " 'rt'1,t,
lA N|!Nf,¡,{ Du \,rsTlR cor{o srsrflvl{ Dt stcNos 11
rq que durante siglos fue un componenre esencial del vcstuario de calle
(y a menudo del doméstico) de todo el mundo. En 1¿ actualidad sob¡evi,
ve principalnente como protección utilitaria contra el mal tiempo, como
componente de la vestimenta ritual (en las bodas de etiqueta, por ejem,
plo) o como indicador de la edad o de la excenrricidad individual.
Moo¡ l¿nsoNeu s¡n y ¡slqt
Como ocu¡¡e con el habla, el significado de cualquier prenda de
vestir depende de 1as ci¡cr¡nstancias. No sc .habla, en un vacio, sino
en un espacio y un tiempo específicos, cuyo significado puede verse
alterado por cualquier cambio que se produzc: en ellos. Como ocur¡iria
con la f¡ase "Sigamos
con estc maldito asunro", el t¡aje de cailc mx
rrón de dos piezas con camisa y corbata a rayas muy marcadas, que
cn la oficina significan energia y determinación, en un funcml o en una
comida campestre rendría una ¡esonancia muy distinta.
Segun Irving Goffman, el concepto de .ropa apropiada, depende
por completo de la situación. Llevar la ropa que se consider: .apropia-
Ja' para una situación actúa como un signo de implicación en cJlá, y
¡ ia pe¡sona cuyavestimenra no se ajusra a estos criterios es posible que
sc la excluya de forma más o menos sutil. Cuando se dan otros signos
Llc profunda implicación, las normas sobre la ropa apropiada pueden
qucdar en suspenso. A las personas que acaban de escapar de un incenrl!,,,
J" unr rnund¡ci,jn no.e br c.r.ura por ir .n piiam: o pci 'ir
rr,rr'; a cualquiem que irr!¡mpá en un acro social de etiqueta para dar
¡¡n¡ nolicia impor¡ante se le disculpa por ir vestido con una camiseta
y l).rnt¡lones vaqueros.
Iin l.r lengua distinguimos entre alguien que dice bien una or¿ción
.l.rrlnrcnre y con seguridad y dignidad y quien la dice mal. Tam-
I'ii¡r cn cl vcstido la forma es tan importante como la materia, y al
¡rrzg.rr cl rigniiicado de cualquier prenda auromáticamente nos plan
r.r¡r¡l,r si nos csr.i l¡icn o si es demasiado grande o demasiado pequeri,¡,
\i ó vi(.jtr o nucvr y especialmente si está en buen esradq ligerarrrrur
.rrr rrg,rtl,r y sucia <, destrozada y rnugrienta. Pucde que la limpieza
rr,' rrrrrr¡rrc esró prixinr.r r la srntid.rd, pero no¡malmenre se la consi-
,l,.r.rrrr l¡irr,' ,lr rc.pcr.rbilicl.rd o ¡l menos de rcspero ¿ uno mismo.
Lrrrrl'r:t * rrrr si;rr. tlc varrrs, ¡Lrcs ir linrpio y aseado siempre suponc
r,r r'.,f.r" (l,, ||r'nrl\' y (lii(r{r.
I|, !,.tirr,,.,,,,t,,,.1re\,t!,,\,rl, (\r¡,,.t11.\irrrcri.sporhlimpic_
32 EL IINCL¡I! DI J-A I\ÍODI ,,¡fo \l\1rN \ rrr sLarNU\ 33
z¡ se h¿ conside¡ado una vinud. La obse¡vación dc san Jerónirno de
que .1¡ purcza d€l cuerpo y sus ropas ponc de manifiesro 1: impurcza
dcl atma' inspiró a generacioncs de sucios y m:lolientes c¡niaños. En
los años scscnra algunos Árp¡ies v misticos despreciaron la ropa demasiado
limpia y asead: como una scñal de compromiso con cl ¿s¡¿lljsl
zezr y de un apcgo dcmasiado gnnde a las cosas d€ esre mundo. Ha1'
t¿nbién una andpari¿ rurai y puebierina más extendida hach la pcrsona
que llera la ropa dcmasiado limpia, pulcm sin arrugas. De este
-"''
hornb¡e o, con meno¡ f¡ecuencia, mujcr- se sospecha que es poco
dc fiar, un z¡l¿me¡o o uD cstafado¡ de l¿ ciud¿d.
No obst,rntc, por lo generallev:r la ropa s"cia, errugad¡ o rora cs
invitar almenosprecio y a la condcscendencia. Es¡¿¡e¡ccjón ¡o ¿s nuela:
se ¡emonta de hecho a los elbores de 1¡ hum¡¡idad. En ta ma¡oría de
las especics, un animal extraño en malas condiciones con s¿rna o con
c1 pclo enmarañado y lleno dc bano- riene más posibilidades de ser
aracado por otros ¡nimiles. De igual manera, a las personas vesridas
con andr:rjos es más fácil que sc 1as tnte mezquinamente. Un hombre
con un tr.rje limpio y bicn planchado que se caiga cn una calle del cen
tro de Londres o dc Manhattan tiene nás probabilidades de que le q'u
J<n J .\rnr¡\p que orr" l-¡:oo. 'nu¿r;inro..
'<.t:Jo "r
En cier'.os momentos y lugeres una nochc ccrnda, un crllejón
solit:rio 1a sucicdad y los har:pos, como habla¡ en¡re dienres o con
gruñidos, pueden c¿usar aiarnla. En la novel¿ Crancies esperanzas de
Dickens, estos dos clcmcn¡os forman pane dc1 trror que sienre llp
cu:ndo ve por primera vez al presidiario ivlagn'i¡ch en el cementcrio:
.Un hombre hor¡iblc, con una ropa basta de color gris. con un gr:n
hierro encima dc la pierna. Un honbrc sin sombrero, ,1' con ios 7-aPatos
rotos, y con un tnpo viejo alrcdcdo¡ de l¿ cabez¿".
Una prenda no sóio aprece en un lugar y un nlomenrc concretos.
debe "habl¡¡la"
-esro es, vestirla- una perso¡a concreta. Hast¡ una
simple {nse cono "Quiero
una copa", o una simple prcnda como unos
pantalones cortos o una camiset¿, tendún un aspecro mu-.' dilirenre
xsociadas a un hombre de sesenta años, a una much¡ch¡ dc di¿ciséis
o ¡ un niño r1e scis. Pero la edad y el sexo no son las únicas v.ti¡bl.-s
¡ considcrar. Al juzg¿r un¿ prendá dc vesti¡ ¡ambién tend¡emos
"n .u"nL.t
los atriburos fisicos de Ja pcrsona que la llera pucst:r. ¡¡lujnd,,l.r cr¡
aspectos como su altura, su Pesq su Posturar su riPo r.i.i.rl () ¡r'ri,,' \
los rasgos y la expresión de su cara. El mismo les¡urrio lrr¡i,.i ,1,1, r, ,,,,
en u.lr Per.un |. ri r'\ 1 .
e¡ otra quc nos prrc7.¡ 1c., 1., sr¡rLLsr'. L, i,l,.r r¡,r',,r.r,1, t',,,
no sólo es subjedla sino .tue ad€más es¡á sujcrx a los caprichos históri
cos v geográflcos de la moda, como ha demostrado Si¡ Kenneth Cla¡k
cn The Nutle. En \a Inglaterr: y ios Estados Unidos dcl siglo XX, por
eJemplo, tener un peso po¡ encima dc ia no¡ma se ha considendo poco
¿¡r¿crivo l¡ como una merma de dignidad y saras; como dijo Emil1.
Pos! en 1922,.la gnsa ¡iende a rcst¡¡nos disrinción; por tanto, quien
sea propenso a la obesidad debe ser uknconservado¡, pam así conrrárrestar
el cfecto,.l La persona con exceso de peso quc no obser-va esta
regla corre el pcligro de parecer vulgar o incluso repugnantc. En la obra
I.ottl J;nt. t)e loseph Connd, la vergüenza del corrupto crpitán holandl¡
Ia sul¡nva el hecho de que, pcse a su exccsiva goidura,'viste en pú
t)lico pij¿mas con ra.v.rs dc color naranjn y verdc.
I )rscuRso LxcÉNTRrco y coNrlNctoNAL
En el ves¡ido, como en la lengua, hay una posible gama de expre-
'rr;n
quc ra desde la nanifesración más excént¡ica hasta l¿ más conven-
, r,,n¡1. En un ext¡emo rlel espectro se encucntn aquella restimenra cu
r." clemenros indñidualcs o "p¡labns" son su¡mamen¡e mcoúgruen|es,
't,linitndo a quien 1a lleva (a no ser que csté sul¡ido a un escenario o
.
'.1""
J..¡r r lrrr¿lr.rnorn¿pF,\.1Jnu1
', o,rutirropo
. r 1.,, rL., . nJJ I n.,g r<mo.. p,,r .:enplo. ur,r o u\r In \pJ_
r, rt. rle lcntejuelas sobre unas cnaguas victori.rnrs dc algodón suci.rs
\ .h¡nclos negros
',,¡{)\
dc goma. Si csta misma indumentaria la usase
1,,, h,,¡rbrc, o si el orden gnmariul normat de l¡ o¡ación se viesc alte
,.,,1,, uno dc los chanclos puesto al revés encima de la obeza, por
, r, J,,t,l,) . rl clccto de tocur¿ se¡ia aún mayor.
| ¡ el crtrc¡ro opuesto del especrro esrá 1: indurncntaria quc cs el
,.¡rrrrrlo,rL de ur cliché; sigue un estilo est¡blecido en cada detalle e
, i, ,,r,ii,., i',\r.rnrincrnrenre a quien la llela como médico, úz¡pre o pros
r,ir r.r i'\r t' v.njmfn¡rs no son inlrccuentes, pues como han señalado
,1,,.,,, ,llt,r,,\ l,rir,inicos,
"l¡ idenrificación con un grupo social y la
1 ,,r.rrivr 'rr,,¡,.r,
rrr ii sicmprc impiican ar cuerpo numano y asu
',1,,,',,, .,,, k \¡r1,r..'( tu.rrr) m¿isienificarivo es un rol soci.rl para
,¡,,, ,lrr ,lL,,.,,r
i, ¡,r,,1,.r1,1r c, quc se visre de una manera especial pa-
,,,1,.,,i1,1,,,,1,, r LL.LrrLl,,,L,sr,,lcssccontnpong.rn,laindumen¡ari¡
f,t LENGUA]E DE IA I1ODA LA }I-{N!LA D¡ 1¡E5T1R COI{O SISTIjIJA D! SIGNOS .15
Cierosco¡junto¡ s.n el ¿qui"alenre dr un:expresióncon'cnrionrl o un.li.h¿ Erx iodumen
tria sigu. un e$ilo sttrblsc o .n todos süs ddal16, c idcntifiü ¿ luien la ll.!á cono nienbrc
de algú! grupo so.ial.econócido. Anudo p¡n Brn¡h Rail. 19/3
reflejaú cl más imponante o los conjugaú, a veces con ¡esul¡ados in
congruentes, como en el caso de la secretaria cuyo sobrio traje oscuro
que le da aspecto de eficiencia no oculta más que parcialmente una es
cotada blusa ceñida de colo¡ claro.
La indumentaria cliché Puede a veces llegar a estandarizarse tanto
que sc la considere un el traje de ra1'as finas con bombjn
"uniforme,:
y pamguas negro del hombre de la City londinense, por ejemplo, o los
pantalones vaque¡os y las camisetas de los alumnos de secunda¡ia. No
obstatrt., pot 1o general estas vestimentas sólo Pareccn unifo¡mes a los
extr¿ñosi los miembros del grupo sabnin ap.eciar diferencia significa
tivas. La co¡bata del hombre de negocios londinensc revelará a sus colegas
la escuela a la que asistió; el corte y el tejido de su tnjc lcs pernritiá
¡divina¡ su nivel de ingresos. Los cstudiantes dc sccundrri.t v¡¡
capaces de distinguir, de un solo vistazo, rtnos vaquclrs ntrcr^ ,1, 1,"
desgastados. los que lleuan prrchcs funcion,rles o dccor,rriv,x,l" l,^,¡,'.
cfán hechos jironcs Por l,r tlcj,r,l,v iir,¡rri.rr l,^ ll,vr; ,.r1'r.rrr Ir' ',r'l,
¡ , ú r l, ,1,\ dn$ .on ptrntrlond kquros son c¡i idó¡rnos de cinruD pan $aio, püo r¡ib¡
t,r,,l,! Lld.! lurlquie..ostr, d6d. un¡ úmirü tr un¿ blu* bo¡dada Gr¡nfjúlnen¡e, sb
¡¡1,tr¡{ t).rr(.:.¡ un \ieno dc que en süs nr!nlczs nár elenrentalcs o ¡ii.¡s y,n igurtes,
'r.tr '.r
r'r ,1,1.',nró quc puedJr
'trtr\
$ so.nl o cuLrElmcnL.
rhi.r, rrr i.n ilc significado que tnnsmiten unos npata de elefante, (o acarnt',,',.r1,^).
¡. si v)n anchos por ariba y ceñidos por abajo. Cuando dos
trrrl.rl,'rr\ !,r(lucros son idénticos a simple vista unx etiquera conve
rrerrt, rlr¡rt.r'sicl:r al bolsillo trasero aporta útil info¡mación, identifi-
,,r',1,' h t,f( n(l.r d,nro c.rn (los llamados vaqueros de diseño) o como
¡,,rr nl.rrr ,lr l.rs rcb.rj;rs de unos gnndes almacenes. E incluso denro
'1,''t,r rrltrrrr.r,.rrrÉ.'ri.r h¡v rrrnbién dr.rircionq\: en Fue\rro in\riruro
hr rl. rlirirlns cucnrr um¡ de sus alumnos, .,los colgalos siempre lle-
¡,1 | , '.,
l,\ l¡,,rcns llcv¡n \fnnglers y los dernás llevan l¡vis,.
Irrr irr¡rrriri, ¡r.rr.r cl ol¡scrv¡dor atento todos cstos estudiantesólo
.,r r¡lfrr x , ,J(, ,,¡r(¡¡r ".
p.rm .rb:jo¡ arriba pueden llevar cualquier cosa,
,1,1,1. ,,¡,.¡ ,.,,,,,\.¡
,1,. h ir.r,l,'r h,rsr.r un¡ blus.r de cncaje. Gr:rmaricalmente,
,!r, rrl|,,,,i,1r.,,,., siA||, ¡e (tuc(rr sus narurarezirs mas
' l, r1' rt.rl..,,, lilr.r1 '1r.,\ tr'r',,)r.r! \,,r i¡1r.r1rs, ¡rtsc r lo rlistinLas que
t6
LLllNCL¡][¡rI^\Ir]DA
I A \rA\frlA D! \'fsTtR cor{o srst ,tA D¡ slcN{r! .17
puedan ser social, jn¡clectual o estéticamcnte. Si esto es asi, también
nos podemos imaginar lo contrario, y de hecho mis propias compañe
ras dc Ia universidad y yo 1o haciamos treinta años atrás. De día llevábamos
idénticos jerseys anchos sobrc un amplio surtido dc Pantalones,
f¡ldas escocesas, faldas anchas dc algodón, rectas de ¿t¡e¿l o ceñidas faldas
de punto, pantaLones de esquiar y bcrmudas. todas buenas
"Somos
compañer:rs de cintura para arriba; pensamos y hablamos igual,', pro
clarnaba esta indumentaria, como mujcres somos absolutamente
"pero
distint¿s."
EL riNl¡oRM¡
La fo¡ma más ext¡em¿ de ropa convencional es 1a indumentaria to
talmcnte impuesta por otros: el unifo¡me. Da igual el tipo de unitorme
que sea: militar, civil o religioso; el vcsruario de un general, de un
cartero, una monja, un mayordomo, un jugador de fú¡bol o una c¡marera.
Vesti de lib¡ca es ¡enunciar al propio derecho a actuar como individuo;
en términos lingüisticos es scr parcial o totalmcnte censur:
b1e. lo que se hace, como lo que se viste, cstar:i determinado por
autoridades extcrnas; en m¿yor o menor grado, dependicndo de que
uno sea, por ejemplo, un mo¡jc tnpense o un úoy sro:rr. El uniformc
ac¡úa como un¿ señal dc que no debemos o no hace lalta que tratemos
a alguien como un ser hum¿no, y dc que éste tampoco debe ni tiene
que tratrrnos á noso¡¡os como tales. No es casualidad que quienes "n
ten de uniformc, lejos de hablarnos con franqueza,v sinceridad, con
frecuencia repitan mentir¡s ¡¡ccánicas. sido un placer tenerlo a bordo,,
dicen, me es posil¡le da¡}e esa infornacjón, o "No "El rloctor lo
"Ha
atendeá enscguida.,
El uso constante de un rraje oficial puede tnnlormar hastatalpunto
a unapersonr quc le resulte dificil o imposible reaccionar normalmen
te. El doctor Grantl¡ el archidiácono de la nove\x The Viden 11'855),
dc Anrhony Trollope, cs beato y ceremonioso hasta cu¡ndo cstá solo
con su esposa: es hasta quc no se ha cambiado esc ctcrn¡¡ren¡e
"No
nuevo sombre¡o de ¿la ancha por un gorro dc dormir con borla. v csos
sayos negros y brillantes por su acostumbrada ro1¡c de r¡¡t, cu¡ncl,¡ el
doctor Grantly habl:, mira y piensa como un homb¡e co¡ric¡t¡'
Quirarse un uniforme suele se¡ un ¿livio, como es r¡n alii'i<¡ r,,, r, r¡
dir a un discLr¡so ofici.rl¡ :r vtccs cs trnrbiLln un siq¡¡¡ Je (lcr¡i{¡ ( LL rr¡
do 1,rs coJegirhs rlc l,r hisrori,,,1. l:l¡r¡¡,1,r O(,'rrrr,,r \ lirrr¡',,'1
rl, I olr Chu, . \J(lref r..,j,r pñ, rr.¡.i"r.,. t¡ ru,,,a,..,,iL( r,.
'l/ b rro.l \ o I lo, ( ^nr
enr L¡r e, un t^rn(. r.r¡..one. qr. r.r i.rr q.,. J .
v.rr en Mount Sr. Schol.rsrica, pero en cuanto abrieron las r¡alct¿s se
quuaron.los uniformes y se vistieron con faldas rojas y blusas chillo_
ns. Se pintaron los labios, se pusieron los zapatos de los domin¡1os v
.e pasearon por roda la casa sob¡e sus altos racones".
No obstante, cn cierras circunstancias ponerse un uniforme puedc
\.r un:livro, o mcluso una cxperiencia agradable. ?uedc facilir¿¡ la tran_
'icitin de un ¡ol a ot¡o, como señala Anthony powcll en Faces it M1
/i¡¡c cuando describe su ingreso cn el ejército b¡itánico en 1939:
Hábh que olvidd* porcompleto dcrodo aquclio quc h¡bí¡ cons¡i
ru'do ru vrda sóto únas sem¡nas an¡es_ A cste es¡¡do nenúl con¡¡ibuí¡
.l rn- ir ¡ro de u-rt" r e. rt"" por ^ cr Dr r,: pr.. pjn pode
'
.. .rñ. n u¡.enr Jur.i,-.iJr e.c¡nJo, r¡. r,n o_*r,,;¡
.n s'r'os.o'no v¿go¡es dc rre¡ o ba¡es.a
l',¡.,1,r.,,,.iernque un :riformepucdeo.rtr:rl¿.,¡,rnc¿. r,i
,.'.f r.;..1o9i, ... " i r.lr." .¡',.,, n,'¡,.: ¡'o¿¡Cer" j,-" ,1, Lrr eirujano pucden conseguir disimular rLna consriruciór €ndeble
"_,,
,, l, '\
r dnorcs cle incompe¡cncia, invistiéndolos de dignidad y seguridad.
\ , , ' -.u qr , r 'rryñ, Drne o,. tJ rop ci, t. e r.1 f"rn; e,."n
r'.',,,,, ..n.., nr., de ib<nd¡ ncnr..in,b" ... tJerriti.L.rqrien to
ll,.r.,,,,r¡¡ mien$ro de un gmpo v a menudo Jo ubica dent¡o-clc un¡
¡, rrr,¡rí.r;.r vcccs da inform¿ción sob¡e sus h¡zañas, como ocurre con
| , ,,:,rl.rll,rs¡l n¡ériro dc un sco:;r y 1:s condccoruciones de un g€ner¡I.
i\rnr¡Lrc .rlgunos deralles de un tnje oficial no vengan dicralos des_
,1,.,,,,1,.¡,,r,,r.1
uso pueden llegar a tener Lrn significado concrco. Ja_
,',,. ¡ ,!i, {¡.rl.r que cn Cran Bretaña
1,.¡., liu l)i.n roco t.s opiniones retigiosas de un ctérigo se podírn
,1,.1,,, rr 1rr 1,, qrr 1t$rbr ú d aetio. g lólbr un."dl;"or;"1
Lrr L,,,, L rr.r In.rrrt., ¡n,b.,blementc er¡ ¿oo CÁ¿¡¡Á y eodneética. Si|'e -.
\ ,l , Li.rl,rL, ., r,,\i,i,r dcl ¡lzrcuellos roú¡ano cr¿l,¡ nanifesr¡ndo asj
,, r', I, Lii ,.ri, ¿. .trLi,]ie"k)¿e Oford.r*
.18 Lt^ cL\lE I,t L4 t\1OD1 LA !L{N¡R{ D[ vf,STrR CO\fO S]STEjVA D¡ s¡c\,Os
Ll.v¡r u¡ir.rme es ¡e¡u¡ci¡r |ruef¡o dot.ho rLliberad dc dPre5ión en¿l lc¡su¡je del $ti
¿ "
r)_ r'r o.l¡c l' Ion^e\r''ño'o' ont'"i-o
. n¡.0.".q d p"-o,
'j_
: gri,raor'.-lsr''.p. o'Á¡l '..r"'e'pó
Fólogr¡fii de Ke¡ H.yn¡¡. 1956
f' pr"b¿hlc que en di.eio :nicirl 'u
'odo. lo' rnifo'me. Lu' ie.en
L n v;lor .imból:. o 1 fue'en r¡r 'i.
ile. Je "lce1 ( omo el coniunto que
viste :rctualmente una <.onejiro" ¿e PkyboyPero el traje oficial tiende
a congelar los cstilos de la época en que se inventó, y hoy los uniformes
del sielo XVI de los suard¡s de la To¡re de I¡nd¡es o el chaqué de estilo
ta¡áoeduardiano Jel mayordomo típico quizá simplementc nos pa
', z. :n pr',do' de mod¡. L¡' r niiorne. m,lir are'. , omo 'ei; a Jamo
Lr\er, teniar cr p n.ipiu l¿ lin¡lid¡d de "impre'ionar e;rcr:'o.rte
rrorizar al enemigo" en el combate cuerpo a cuerpo (igual que los griro'de
suerm.or que'e.rcompañrbar1. 1 lo. g.rc--ero"e J:'fz'rLar.
c. con'.on¿nci¿, d; di¿$16.. ."quelero. y be.ria' '.rl'aie.. A-r de'pué.
dc que la pólvora hiciese caer en desuso este tipo de lucha, ei dcseo de
ate¡¡orizar hasta los tiempos modcrnos en formas testimo
"sobrevivió
niales como la calave¡a del tocado de los húsarcs y las costillas desnu
das del esqueleto que originariamente se pintaban en el cuerpo del guc
rre¡o y que más ta¡de se transformaron en las hileras dc botonc'
deco¡ativos de su gue¡¡ela".6
6 I trv.r, /r¡,?.. úr ¡i
Cuando una pcrsona viste de uniforme y obviamente no estj dc
scmpeñando las obligaciones que éste lleva aparejadas, ello se ha lvr
cndo a mcnudo con ia dejadcz personal, como en el caso de los solcl¡
do, bo.r.hos de iucrgr por l¿s c¡lle,. f.r esre.g'o. no oon.rr,(, I
Jn'torme \e h¡ rdop.rdo como lo.m¿ de orore.,d públ .r. ) rrnro rr^n
bres como mujeres han pa¡ricipado en mitines y m¿nifestácioncs vesti-
1."::l ",. :rirorme, del .iérc,o. t¡ n¿rir¡ o L poti, r..on 'o
rmp,,icrr.rnenre
1uc
qucr ían decir -ror m ilir¡., pero.,. j, r,",* ¿.
mc/lr d'srcn\rón lo, Jcrer ho\ d. lo. homo.eru¿1e,, er.. . t n hc. "..:,
,,
relacionado con éste fue l:r costumbre de los át¡ptes estadounidenscs,
du¡anre los años sesenta, dc usar elemenros de viejos uniformes nilnai
a. Je I: grerra cir il. l; primera v l¡ ,egunJr Suc-": mr ndi¿'. k,r¿. ro
pr. mri L.tre. d( r¿b¡n oerpteio. .r nucfo. de quiene, 1,. veian. e,p<.irl_
mente clando aparecian en manfestaciones contra la guen: de Vietnarn.
Orro, como,cndí¡r el menvie que 't*,b.rn ;mptí.:iro. que eru que, i
t^\ en melenudo con ra guerrl" con ledcnda o la . h.rqrera e.riro F;,eni...i
nr La coblde n, un mariquiru.
"?..
que no e.r¿b¡ en,:.rrr¡
\r( ton¡\ ta guerrr!. \.no sol¡menr< en ,.onrm de la gucrra . ruel e i rre
ccs:ria a la quc coria el pcligro de quc se lo llevaran.
lr¡.o(iu!Ncr^ y MA! cusro
I nrre cl cl c\é \ l.r locur;. <tlenglaie
,
d< t¡ irdun enL¡r,¡ ¡c,be ro
,r.¡, Lr, r.,-'edJde.. aao..dJ, de ¿:,cur,^: eto. u(rc r. sudei.into;,nJ,
, r,in, ironh, propaganda, humo¡ par:4os e incluso 1a""qr. ,ro *r¡ uuta,rt
rL,r pocsia.Igual qr.r el esc¡ito¡ de ta.lento combi"" p¿l"brrs. i;áge,,..
,¡r,e r.rr,.'. hLrb .rrn o, creido ve, iunr::..rriergindo,e r qu. t. raic\en
.i. lrrl<r p. "Jido el iui¡io (r ¡ vece. g¡njndo.ib.",.rll.ni. r, ,epu,,_
, r,,rr,. rrr.'nren.¡enr. per,o4rs de LJenro hrn ,;do.rp¿ce. d.. combi
r'.rr ¡".r'.1,,. ,le Jc.i+¡1e,. '..rrr ",ei¿, I nu.,r.. nrriur, ¡ errr:njea,.
, ,' u',.' l'".ll ,n'( clo, J.n. i¡ .re¡ri¡¡¡t ió , per"on,l. M ieniru, que..":,
In wi,'.¡\ \( t. n.,r rn ., r ' suir . ' e.rilo de l¡ ipo.; en l.r <1u< r iven. esro,
r,,,rrtrr, . \ ¡r.,rc¡(\ I nrn.t¡rm¡n l¿ moJ¡.onrrmpo.jner en cror sijn
rrr,lirirlrr.rl. Algunos <1c sus logros son celebradoi.,, ta hi"¡o.io d. ta
¡rr!¡.r, l\.r{,.nlr¡i,.omo cn todas las artes, debe de haber muchos ge_
¡.),.f,.r,
r.,.1.,r.,, rr, . ir..r.r' .¡u, l rv rrr r, .rr,,r.r.,in r:lenro qrre g.nio,.
,,,,..,.r,,\t*r\,,.r.,¡,,, rr.,,i,r,r,.l..rr,.,,r.rdnhien.,
:,:,,',,,,,,,'
nopnr
,,¡r,.r,.r,"¡,..'r,
t,,,',.,..,,,,r,r,.1..,.,,.r.,rjrr,r. I.rr r;r|r,^. ....
4C
rr I-¡NGU-{[ Dr L\ rloDA
L \Jr\NLR]\ DL \ESTIR Collo 5$II[IA LJI ÍG\OS ,II
sus ropas son sinrplemente monótonas, sugiriendo una Personalidad
poco interesante pero coherente Otros pareccn tener una espec;al laciiid"d
¡a.".o-bina. ."lores, diseños y estilos de una lbrma que -cor1
razón o sin ella- sugiere torpeza y falta de arrnonía personal. En lzs
bostoníanas (The Bosronians, 1886), de Henry James, el mal gusto en
el vestir de la proragonista Verena Tarrant, presagia su confusión monl
y su g"si" pr-., los homb¡es Verena, quc riene el pclo de color
ioio i"t -"1 haie su primen aparición pública con vestido ma
"i",
"un
rrón clarq con una forma que aBasilRansom le causó impresión, unas
enaguas amarillas y un gran fajín de color carmesi atado al costado;
mjcnt¡as, ¡l¡ededor del cucllo, y ca1'éndole sobrc su plano pccho luve
nil, lle.aba una doble caden¿ de c"entas de ámbar". ! por si esto tuera
poco, Veren: también llevaba gran abanico rojo que mantenía en
"un
constante movimrento,.
Como cualquier lenguaje no verbal complejo, el vcstido es a veces
más clocuente que la lengua rnaterna dc quienes 1o llevan. Cien¿mente,
cuanto más inaniculada es una persona verbalmente, más importantcs
son l¡s manifesuciones que hacen sus ropas. Por su pane' 1as personas
que tiencn un discurso verbal fluido se puedcn permitir scr algo
descuidadas o sos¡s vistiendo, como es el caso de ciertos protesores y
po1íticos. Tanbién ellos, no obsante, nos están diciendo a1go, pero puede
que no nos es#n dicicndo demasiado.
tos hombres y las muje¡es de unilb¡me no son los únicos que ile
v¿n ropas que no han eiegido por si misrnos- A todos nos vistie¡on asi
en un principio, y con frecuencia 1os últimos años de nuestra niñez
y los primeros de 1a adolescencia estuvieron marcados por las luchas
p¡m que no. oe:a'en <lcgir nue.rro p te'rurri': e I rermi¡ ve'
"oio
tales, para que nos dcjasen hablar por nosot.os mismos. Algunos no
conseguimos ganar esa batalla, o la ganamos sólo temporalmente hast:t
que nos conve¡timos cn ese tiPo dc homb¡es (o, ás r¡nmcnrc' nrulc
rcs) a quienes sus esposas, ma¡idos o mad¡es les eligan h r¡1.
Todos nosot¡os, sin embargo, incluso ya de rJulros. hc¡r,¡ c¡ 'i,1"
uno u o¡ro momento agnci.rdos o destraci.rJos rc,:. ¡r,'re' ,le 1'', rr'l *
de vestir conpradas por pericntcs o amiu,,' l:r isrc u¡t r, rl.tl" ctttorc
nado, pues llevl rop.r clc*ir1.r por ¡¡,,)\.\ 'r.l)1 rr v ¡r"rr'r'rr )r rrr: r
gcn !uc ricrrc Ji ri .l ,l,,rr.rrrr,i,l,i,rr,,., rrr,l,'.
r¡ r ui<co d, \en o.uo. q !<.e\. po ,upue,ro. el reg.l opu,oc .er
I' crreardo u r¡t.rqrdor: t¡.o.br r qre .,. bino, oor \.rr'o.rd¡ <Ir¡
cs lusto 1o que nos hacia falta, el escotado c¡misón de eneje quc per_
mite a una rnujer de encantos más que modcndos ve.se a si misma como
un¡ euténrica belleza. A menudo, no obstante, el regalo se percibe como
una petición, v una.petición <¡.re es más difícit d¿ desar¡nder porque
ricne disf¡azada de lavor. Duranre mi primcr matri¡nonio vo tenía un
*'lo dp.res i, que pod.r:ll.o. ll¡n¡. k_oct c Bú.1. rier.e), .le
urrx y f.rldas de algodón estampados de colores vivot. Mi s;cgÁ conr1.rd:r
cn convcrrrme cn una joven matrona de club de campo, ne rega_
l.rl¡¡ trecucntemente blusas de seda clásicas de cuello minúsculo y jersJ¡
rl< c¡chemira blancos, beiges o verdc pálido,t". yo n""." p""1"
t! ¡) quc no podía regalar porque llevab¿n bo¡d¡d¿s nis inicialcs. -"
Ponerse la ropa de otro es asumir simbólicarnenre su personalidad.
I"t,, es:sj ¡un cuando los motivos quc nos llevcn a ello sean hostiles.
l t (rtr ttutual Frtend (18611865), de D;ckens, el profesor Bradley
| 1,..,1'r ,re{ Ji'1.¡z¡ c"r -b¡,J:. ropd, u.ror. o< e.r l,,J"r. , ,r ..p,_
r'.f . ¡ tu (or-rp.rrn ( rL( en.rcq-ecid.... por.l r,"_ q,. ,on d, rLi
.r\.\rr.rto quc Headstone plane comere¡. Al asumi¡ csta vesrimen¡a
llf,kl\r¡)nr se conviene li¡er¿lmente en un hombrc tan vil, depnvado
r' , rrlp.rble como Ride¡hood.
I r n¡cs¡n cuLtura el inocentc irte¡cambio de ropas es más habitual
, r¡t,,. l,rs .rcLolescentes, qLrc c1e esta forma afirman no sólo su amisrad
'.',,',,'.,1 j,, .:ider r.d¡d. grrt que In n Lcer -,Jndo
, n-i,no.,rg"r
r.\t.,\,, j., ., n.,.m" iJ, ..T¡.o. Jmb,,.Dueaep(r\i.r calJ\idl
,,1,,1r.,. r, ,, ,l.i,r o, u ,< e.r....\oolo..JuntJecr<\re
"r,',,,., , ,!, rt f.. . . ,. <. / ,, lu .o 1r , unrJ , c.ior¡1. Cono¡nir
||,,J,r \\r,',r¡rf r¡'fi , r\p.e.,.nde8LJ'*.op;ni,jne.c:1clu.o
r'.,,¡¡,.'l r,.r"
I o,,irj¡ . ',.r 0u..,,¡ r.red.r un: g-.rn
Ir,:t ,, c,, r,n.r ¡.1¡ni¡i¡ o cn un acto público, eche un vistazo ai lácal
1 t'r' l:,Í||c!. \r tr.rv .rtquren prcsc¡re cuyas ropas lc gustaría usted lle
,.,,,,,¡-,.,,,,.,'i,ir¡.si(.\.rsí,
cse homb¡e o cs¡ mujer puede que sea un
L¡ \{ÁNIRA n! \¡lsltR COrl() StST¡\f^ Df SrcNOS 4r
+2 LL al \TI1/r L\ \laDi
diseñador de vestu¿¡io le asigna a Lrn actor que esté intrepretando el
MlNlrRAS Y DIsrRAcls
papel de un robusro y atractivo mecá co un dctcrminaclo tr:je p.uecido
Quizá el aspccro r¡ás difícil dc la cor¡uniación por medio dc la
a uno que ha visto en un ba¡ de la localid¿d. Los mecánicos autónti
cos, al ve¡ este programa y
ropa sea cl hecho de que cualquier lengua quc sea cap:z de transmitr
otros por el esriLo, aceptan inconsciente,
mente este vestua¡io como característico, y
información se puede usar también para transmi¡i¡ desinfo¡mación Se
a éstos los imiran otros que
ni siquicra han visto
puede mentir cn el lenguaje dc 1a moda i¡lua1 quc podemos haccrlo en
el programa- Iinalmente, la vestiment¡ se hace
inglés, francés o latir, 1' cst ripo de engaño riene la ventaja de que por
habitual y por ranro gcnuina.
A
lo general no sc nos puede acusar de que sea dcliberado. Ln ropa que
medio camino ent¡e el vesruario teatr:i y el unifo¡me se encuentr:r
la ropa rirual, la vcstimenta
sugierc jLrr-entud o riqucza, al conrrario q"c 1a afirmación de que uno
especial que adopramos pxr¡ lxs cere
n,nirs
ticne \-eintinuevc años € ingresos superiores a ias scis cilras, no se püe'
importantes de nucstra vid¿: lacimiento (l.r mantilla dc bautis
nro), bodas, funenles y otras ocasiones rrasccndentales que también
de conrradecir ni relutar di¡ec¡amente.
lleva¡ aparcjado un
Una mentira rcspecto .r1 vestir puede ser piadosa, inocente,
discurso ¡itu¡l.
"blanca",
como los trajes de bailc de la Cenicienta; puede ser dc disrintos
'uL:len
tonos de gris, o pucdc ser completamcnre negr:, como en el caso <icl
Vr'\TrDos
dis{r.z de h¡p;e ndical del info¡¡rante del FBI o el uniforme milita¡
PALA rL "Éxrro,
rc'bacLo del espí:. I-a r."ntin puede ser voluntaria o involuntar.ia, como
cuando los padrcs de una marimacho la engalinan con un verido d€
Un tipo de disfnz más ambiguo es ei vestuario que se escoge dcLih
r.rdrrncnte
fiest¿ dc seda. Puede incluso ser inconscjentc. como pasa con el horll
siguiendo el consejo de orros con el lin de engañar al es
brc <1ue inocentemcntc se pone un chalcco ¡' unas botas de cuero pan
¡r'u.rctor Hay libros y revist:rs que duranrc más dc cien aiios se h¡n
, u¡.rdo en traducir el lenguajc
i¡ a un ba¡ frccuentado por honrosexuales, o la scñora norteamcrrcana
correcto de la mod¿, diciendo a hom-
^
1",' v rlujcrcs lo que
de viaje por Escocia vcstida con una faida escocesa que cn la tienda 1e
h:n de ponerse pan parcccr distinguidos, ricos,
r,,li\r i.iclos
pareció malavillosr pero st'bre la c"al no ¡iene ningún derecho hcredi'
v atnctivos a las person:s del sexo opuesto- Las publicacior,r
Jir igidrs
taric, (véasc nota referentc al tartán en e1 prc{acio). Si alguna vez se es
a quien solía denominarsc mujer "1a
de crrer¿, le d¿ban
,,'rrti,rs sobrc cómo
cribe una gramática completa del vcsrido rendrá que ocuparse no sólo
atraer al correcro de hombrc": triunlado¡,
"tipo
,Inlr,tsto
de est¿s forrnas de fr¡ude, sino de otr¡s muchas a l¡s qu€ se cnlrentan
r csarse. Con indcpcndencia de la moda del rnomenro, siempre
,,,,\,,,riLndrbr
lingüistas y especialisras en serniótice: 1a ambigüed¡d, cl c¡' o¡, el autoe¡'
un¡ discretafeminidad: tejidos v colorcs suaves, flores
ó¿i.. . n ri,re pre¡ci"'. Ir or '¡.l:rc'
r cn modesta profusión,
r.'or'
el pelo ligeramente trás largo y riza-
',,1.,rrr.'
,1,',¡Lr.l
Ill vcs¡ua¡io te¿tnl, o cl disfr¿z en el scnrido coloquial. es un c:rso
rcsro de l¡s chlcas dc la oficina. E1 restu¡rio no ha de ser
,!, ,l ,i,.,'i.klo
especial c1" fn.de en el vestir, un fraude en e1 quc cl público coopen
.leru¡l(lo que al futuro marido le sugiere gasros) ni cstar
,1,.i,,,.,.,,1,,
volunta¡iamente. ¡econociendo que 1as ropas que ller¡ cl ac¡or, comrr
t',rs.r(l,) (lo que sugiere aburrimiento). Sobre todo, se debe
rrrr¡,rrrrrrr
las palabr:s quc pronunci¿, no son su,1?s. A leces, no obsranre. lo quc
rrrrl,lic.lio equilibrio enr¡e 1o rccatado y lo scductor, un con
,, para un actor no es rni quc un dislt.z provisional acaba tormando parte
I ,, '
,,,,,1,
,re .r n,, .umcr¿ los homb¡es y el otro a atraer al ripo de
1,,,r,1,r,,tu, r!,,,,¡r
dcl gurrdarropa cotidiano de algunos miembros de1 público l-r cuhu
i(¡r.. Los ricnrpos hxn cambiado algo, y ahora las
ra popular, que tanro ha hccho por d.rL honogeneid¿d ¡ ¡ucsrr¡ rid¡.
¡',¡rr,,.,1, r,r,rl.r1c rcv*rl Lnmo Coszro¿ollaz p:recen habersespea1
mismo tiempo ha cont¡ibuitlc¡, casi par:dóiicamcntc, :r Pr.\.r\¡i I
,,lL',,1,, i, ,l( ,,l. I l.r ,rrui.r clc crro¿ lo que ha de ponerse para en
,,rr,l'1"
incluso a invent¡¡ un¿ vestinlcnt.t crr.rctcrilric¡ ¡'or r:reilro dr ul.r i'¡,
L r,¡',.,I||Ir,',.r(L| (l( h{rnrLrrc quc lcc I'laybo1t, mientr$ que
,1,,1, 1,,.,,ri,,,1,,..,,
cic clc proceso de rcalimen¡ación. A Ios ¡,rodurrr,ris rlt
l,,r¡,li,.rerln,oh.rccrtrenrealdañopsíquicorell,
lll,¡,,,. ,.,,,,1,,-. /r,,,,r,, \r,,,,,\ tl\'tl;Dt,t \ Dr¡:ss hr Suc.
¡clicul,r.. 1'r,'
erao¡¡s ¿c Lcle\isi.i¡ rnurrci,t lc., irnc l,i.r,,1r, l.r' r,¡r irr,1 ,1,,,,,
irst.rnt.ir.',, ¡ .1,,.,',','rr"!.,rl.,rl.
l.r,l,v. )r ¡,,,,,,,1,r,,i,,",',r'iri,, ,
.
,i,lt,,lLr,* ,,,i ,I, |rI,i,,I,.¡| \ l, ,, ,,,1 ,1
t: , t ,t
,,, |,l r, l \1,, ,r .!
'
',
\, , lr',|, ' 'rr, r |r|itrtr rlr lclto
IA LENGUAII DI I, \(]1]A o slsT¡rvt,\ Dr srcraos
?on quÉ rrtvauos
Ro¡A: urrrrrJ^D! sr4T¿¡s y s¡xo
ll v6ri¡o, .onN otos lengx?ies, puedcs..
a h vrz elo.ue¡Í I origi.J.1,. drn¡li rno.
,le.rd Ton \xrolf!. e$ritor e*rdounid¿n'
\e Colyrigh¡ ¡otogr¡li¡ at l93l bl Tho
cios sobre cómo han de elegir 1a ropa para dar una impresión de efica'
cia, auto¡idad y fiabilidad a"n cuando sean incomperentes, débiles 1'
lrlso.. Mul o1. qL r cr rrodo alguno e' ror-o. :o'r iene que'u -ing r:e-
¡ía de vestua¡io" se basa en investigaciones cientificas y en cncuestas
de opinión. Al autor, apartándose de la tradición, también le interesa
explicar a las mujeres cómo promocionarse, no cómo cas¡rse. El sec¡ero,
al parecer, es ilevar un ca¡o pero convcncional, de
"trajc-chaquet¿'
lana, en un tono medio de gris o azul marino y con una blusa decentemcnte
escotada. Nada de jerscys, ni pantalones, ni colores dcmasiado
claros, ni escotes, ni c1 pelo largo o excesivamcnte ¡izado.
Cualquicra que esté in¡e¡es¿do en la variedad escénica debe¡ía dcscar
que Molloy estuviese cquivocado; pero mi propj¿ cncuesra de op;
nión, desgr:rciadamente, le da la razón. Una ejecutiva en r.ápido ascenso
cn un banco local me dice -de mala gana que trajes a¡.'udan
"los
a disinguir:1:rs mujcrcs de las muchachas; sicmpre que ias muieres
estén dispucstas a toler¡¡ tal distinción, que ése es ot¡o tem¿".
Licvamos ropapor algunas de las mismas razones por las que hablamos:
para que vivir y tnbajar nos resulte más fácil y cómodo, para pro
clamar (o disfrazar) nuestms identidades ypara atrae¡ la atención erótica.
James Lar-er ha denominado a estos motivos el principio de utilidad,
el principio jeúrquico y el principio de seducción. Cualquicra que baya
asis¡ido recicntcmente a una gün ljesta o ¿ un congreso profesional recordará
que la mayoría de las conversaciones gue no tnían una finali
dad práctica (,,¿Dónde están las bebidas?", .Este es el programa para
esta *rde') estaban motivadas principalmente por el principio jer.ir
quico o el de seducción. De iglal forma, Ias ropas que se llevaban en
esa ocasión, además dc ocul¡a¡ más o menos 1¿ desnudez de los presen,
tes, se habían elegido pan indicar el lugar que ocupaban en ci mundo
quicncs 1as vestían y/o p:n h:cerles parecer más atractivos.
Las primeras ropas utilitarias probablemente fueron fruto de l¿ im
provisación. Enfrentados a clim¿s ext¡emos -inviernos gélidos, torrenciales
aguaceros o tórridos calores-, hombres y mujeres se colgaban
o se amarnban al cuerpo pieles de animales; sc ataban a la cabeza hojas
rnchrs a modo de elemenules sombreros para protegerse de la lluvia
y se hacían rudimenrarias sandalias con tiras de cuero o coÍez¿, como
hacen hoy las tribus primitivas. Esta ropa prorecton tiene una lalga historia,
pero nunca ha aLcanzado gran prestigio. La prenda que tiene un.r
función punmente prácrica es el equivalcntc exento de atractivo de la
onción puramente enunciativa: .Está lloviendo', .Estoy trabajando en
el jardín,'. Pero es difícil, en el vesrido como en el discurso, h¡ce¡ una
afirmación ¿uténticamente simple. El par de sencillos chanclos negros
que poncn de manifiesto que está lloviendo también pueden querer deci¡
"las calles están mojadas y no me puedo permitir estropear los zapa
tos". Si las calles no están dem¿si¿do mojadas, los chanclos también
pueden declmr caliadamente penona "Esta
es sosa, tímida y remilgda,,.
A veces, con indeperdencia del chra, la u¡ilidad es en si misma un¡
curlidrd ncgatirt. Por lo general, cuanto más aísla del agua un impernr(,¡ble,
más 3ísla de la admiración, a mcnos que además se¡ de un co
l¡,r de moda o su corte sea actual o que, por cualquier otra razón, se
,l.rluzc.r qrc cs c.rro. I-as botas ceñidrs de piel sintéticr que mantienen
Lr l,irs r.rlicrrro v cons cnn mcnos csrétices que las bot¿s
"rr" "
,1.¡'icl rh,,,.r1r,,1r:,,.,r..¡irri,l.r rlci,,ncnrnrel agua y que por ranro
,",¡,1',.,r',¡,', r,',,,,',.,,"1,,,',11,f(r.,,,r^1.l,nili¡riz¡tl¡xconlostrxis.
1, r,,' ¡,' r,,, ¡,,, 1,, ¡. rr, r rl I,r,,', rri...rrrr,riv,r,rr,rrrtlrr h llc
IL LE:]CU{I DI LA IION\ L-{ ¡[Arf,n { D¡ \rESTrR COI{O SrSTrr'L{ D¡ S]GNOS 47
van personas que no ]a necesit¿n y que p¡obablemente ruÍce la necesit¿ún.
El inmaculado delantal almidonado que llcva cl niño encima de
su rraje de vestir o los guardapolvos a rayas que r:rnto gustan hoy en
día a algunos estudiantes lucen mucho mejor en ellos que en las criadas
y los agricuhorcs a los que en un principio iban destinados.
Esta t¡ansfo¡mación de la ropa protecton en atuendo de moda tiene
una larga historia. Como señála Rachel Kempe¡ el tipo de prendas
de vestir que se ponen de moda con mayor npidez y de forma más
generalizada son aquellas que originariamente fueron diseñadas para 1a
gucna, los trabajos peligrosos o los deportes fatigosos:
Las prendas creadx pan desviar la punta de una lana, las flech¡
o los r:yos del sol poseen un arnno tipo de disthción inmcdina y
esrán predestinadu a convertirsennodapmhombrcs y mujcres. Son
abundantes los ejemplos contcmponincos: l:s omnipresentcs gafas de
aviador que pueblan las bu¡s dc los b¿¡cs dc moda pu soheros, ios
guantcs dc canens con agujcros que aprietan )os volantes de sosegados
coches faniliar*, relojes de buzo de impresionante conplej;dad que ja
más llegar,án a sumerg;nen ninguna masa de agua n:is peligrosa que
la piscina de un club de campo...?
RoPA MÁGICA
El sentido común y la mayoría de los historiado¡es de la indumentaria
han asumido que las eigencias impuestas por la utiiidad, por el
s¿¿t J o por cl scro deben de haber sido las responsables de la invención
de la ropa. Sin embargo, como a veces ocu¡re en los asuntos hu
manos! parece que tanto el sentido común como los historiado¡es estaban
equivocados: los estudiosos nos han explicado recientemente que
en un principio l: ropa tení: una finalidad mágica. Arqueólogos dedi.
cxdos a dcsenterrar civilizaciones pasadas y antropólogos enrregados al
estudio de tribus primitivas han llegado a la conclusión de que, como
dice Rachel Kemper, "l¿s
pinturas, los adornos y las rudimentarias ro
pas se utilizaron en unprimer momento para arrae¡ ]3s fue¡zas animn'
tas positiv.rs y alej.u el mal,.s Cuando Cha¡les Da¡win visitó Tie¡n
del Fuego, un territorio frío, húmedo y desapacible asolado por constantes
vientos, se encont¡ó con que los nativos no llevaban otra cosa
7 Ri.h.l H Kcn,pcr- í¡t,,¡. fir 9
Hor todritrs¿kn pFndrs sob¡¿nat(r¿1.r, in
cluso en 5ociedtrd6 muy rltrz?d¡. Un tnj. d.
norir dneñado po.JeI N{ui¡ I sGni!ádo.o¡
rntigros :inbolos nágicol indulda h atelh
d¿ cDr¡i. püntr y ¡r luna ¿n.traro creci.¡tc
L. yn¡e Antonia ¡nse¡i lóndr6, 1984.
Ji . ,
'lr'..*,i
sobre el cuerpo que unas plumas en el pelo y unos dibujos simbólicos.
Ios bosquimanos australianos actuales pasan horas enteras pintándose
a sí mismos y a sus parientes con a¡cilla coloreada y sin más ropa enci.
mr gue uno o dos amllLetos.
Por minúsculo que sca, eLvestido primitivo de c¡s; todas las partes
¡cl mundo, como el habla primitiva, está lleno dc magia. Un collar
rlc dientes de tiburón o un cin¡u¡ón de conchas de cauri o unas plumas
ri.ncn 1¿ misma función que una plegaria o ur sortilcgio, y pueden
rccmplazar mágicamente -o más a menudo complementar- a un he
t hizo onl. En el prirner caso opera una forma de magia por contagio:
sr errc que los dicnres de riburón dotan a quien los lleva de l¿s cu¿lid¡-
rL,' <lc un vigoroso y afortunado pescador. Las conchas de cauri, Por
'rr ¡,rrrc, acrúan mediantela magiapor símpatía; al parccerse a los órya
rr ^
rcnir.rlcs femeninosr se cree que ¿umentan o preservan la fertilidad.
li¡ h v¡cicd¡d civilizada acrual,la creencia en los poderes sobrena
rrrr.rl<,s <lc l.r ropa -como la creencia en las plegarias, los sortilegios y
1," lr-l¡irr¡ siguc cstando muy extendida, aunquc la denigremos lla
rrr.i,rl,,l.r "rrrpc*riei<in". l os ,rn u ncios :lirrnan que la aplicación a nue*rr
,.rr.r, ,rr*r r,' ,.rlrll,,,, r'rr"rr,,s crrrys dc un cletcrrninado tipo de loción
1r..,,¡,.rr,¡.r,l.rl.,t, ',1, 1."1., ",,,.,,',i.' r",,rc. r'r'nr .:.o.ien,n
,t,,, l,'.r',,, 1'l',,',1,1,',','t',r'.r,,(,',1,1,riilir,,tr¡((lnr(srÍt\cscnt!
,18 rr Lr\r.¡Lrvr ¡r L\ \rr¡rr\ LA \r,\Nttu{ D! V!9TIR COrfO slslÉlr{ D! S](;NOS
ún atraídos hacia nosotros por el olor de un jabón conc¡eto. Nadie se
c¡ee esos anuncios, decimos. Quizá no, pero actLramos como si nos los
creyérxmos: echémosle un vistazo al a¡ma¡io de nuest¡o cuar¡o de baño.
Los ropajes sobrenaturales de los cuentos populares europeos ix
botas de siete leguas, las,::rpas que hacen invisible y los anillos nágicosno
se han olvidado; simplemente se han tr¿nsformado, de tal fo¡ma
que hoy tenemos la estrella del atletismo quc sólo puede ganar una ca
rreta con una gorr¿ o unás zapetillas concretas, el..poli,' de paisano que
cree que nadie lo ve con su gabardina, y la esposa que se quita la alian
z¿ pare irse a un motel con su amante. Los amuletos también siguen
siendo rnuy populares: anillos de pelo de elefante para tener fuerza y
una larga vida, braz¡letes de cob¡e como ¡alismán contn la anritis...
En ambos casos lo que operr es urra forma de pensamiento mágico como
el del aborigen austnliano: 1os elcfa¡tcs son fuertes v viven muchos
añosi si nos f¡otamos consrantemente con su pelo podemos adquirir
estas cualidades. El cobre es conducto¡ de la electricidad, y por tanro
conduce los impulsos ne¡viosos hasta los músculos aga¡rotados c in-
'en'ible,.¡ r 'ea
medirnte 1a magia prrmir rre. por corr agio. ono . or
el brzaletc de pelo de elefante, o mediante la magia moderna, por con
tagio de la pseudociencia: el cobre y concen¡n los elect¡oncs incontrclados,,
me explicó un adepto. "atrae
La magia por simparía o simbólica rambién se emplea ¿ menudo,
como cuando nos colgamos del cuello cr-uces, estrellx o alguno de 1os
simbolos actualcs de la fuerza y la solida¡idad femeninas, invocando
así calladamente la protección dc Jesús, Jchová o Asta¡'té. Tales amule
tos, por supuesto, los podemos llevar par: proclamar nuestra defensa
de alglna fe o eusa ¡' no como amuleto. O bien pucden tcncr simultáneemente
o secuencialmente ambas finalidades. El crucifijo ocutto
bajo el uniforme dc la cscucla parroquial habla sólo a Dios hasta que
alguna diabólica fuerza humana persuade a quien lo lleva pan {lue se
quite la ropaj cntonces actúa ---o deja de áctuar como advertencia conü?
el pecado y como talismán protector.
Las prendas de restir se pueder tr¿tar también como si tuviesen z¡'zr¡¿,
la fue¡za sob¡enatural impersonal que ticndc a concentn¡se en los ob
jctos. Cuando yo estabx en la universidad era habirual ponerse un jerse¡
falda o sombrero la "de
suer-te" concretos pára ir a los exáme¡es,
y esta práctica aún continúa hoy en dia. Normalmente lo que open
aquí es magia por contagio: la prenda elegida se ha conver¡ido en un.r
prenda que da suerte por haberla llevado pLrest: con rnrcri,,rirl.rrl crr
alguna ocrsión cn h quc tuvinros suc,r.! (J fo'(t,,..( 1., 1,.' ,,r'.,1.,,1,'
rr,1tr, Lr L, ñrrxlnliJ nochtrs pe6o¡¡s
i,rr-1,! t,¡,r,i*hd.s nisi.lr tr rlsünrs
r'! tr,1\ lhr. \\i)(¡.. tr¡lch in&¡nxciontrl
r,r,1.¡ L.L,,li'r)r)iú J.¡ro...n l.r sonque,
,rr,,, l. ¡tr,l.r ri.!trii | \if L¡ rul k
.r irr ¡,r,,¡,i, r.rri. .rlgun.r pcrsona .rfortunada. Llevar estas prendas mági-
,,rr, s clrtei.rlrrrt rrrc h.rLrirurl cn los deporrcs, donde ¿ menudo sc les
,rl rlrrrr', 1'úlrli,.rrrrcrrrc l,r rt:¡onsrbilid,r de h suerrc de sus propietarr,r
\r I'irrlirl.r..rl,rrrrl,'n,' sc c¡insidcr¡ crusa de pe¡juicio v clc fr¡c1
r, | ,', .r r,'r,r r.rr¡rl¡iúr¡ L ler,rr Jrrvicnrcmcn¡e en la magia de l:s ropas,
¡",.r1'1, lr, ,rr. ¡'" 1,, L,rrrili.,riz.rrlrs qrc esrin con cl poder rr:rnsforma
,Ir , r.r',: rrr.i¡ir,,, ,1, I r,rrLr.r¡ ,' rc.¡rrl.
i\ !,,,',,,.,,,1.,1,¡( l.r 1'r,rr,l.r ,1. l.¡s,,,,r, 1,, (\ ,üin,ris o,a¡do se
¡",rr,,,1,..r11ru,,,,,1,,,,1 ,,\,.,t,r,.l, lr.rl"',litrrclrrscs¡,tie,rL:ioncsp.rrr
li,,,, .,,,,1,,,,,, ,,,,r,,,,,1.1 ,,,;.,., j r , , '
1 , ,,, 1 ,,, i , 1 , , l ,.
i ,,, l r l
" '
50 !T LENGUAJE DF L{ \4ODA LA I{A\\Efu{ DI \¡FsTIR CO]\{O SISTEMA DI SIGNOS 51
lleva el nombre del equipo de natación de su instituto, sugiere que al
darle la vuelta a la ropa la pane que va impresa queda en contacto di
recto con su cuerpo y ello pennite que el zaza actúe más di¡ectamen
te sob¡e ella.
Generalmente, la ropa no mágica también se puede lleva¡ al ¡e"és
por mzones mágicas. La costumb¡e de darlc la vuelta al delantal pam
que nos cambie Ia suerte después de una serie de accidentes domésticos
está muy extendida en Gran Bretaña y en los Estados Unidos; yo mismx
he visto hace¡lo en ia zon¿ norte de Nueva Yo¡k. Los jugadores
todavia le dan hoy la vuelta a su ropa antes de comcnzar a jugar, aunque
la púctica era mucho m& común en el pasado. En el siglo XWtr,
cl estrdista británico Cbarles James Fox a menudo pasaba toda la no
che sentado frente a las mesas de juego con el abrigo puesto de1 revés
y la can ennegrecida para aplacr a ia diosa de la fonuna. O quizá para
esconde¡se de ella; según la tradición popula¡ la explicación normal
para darle la vuelta a la ropa es que confunde a los espíritus Con la
can teñida de negro y con los elegantes adornos de su fmc ocultos, Fox
era invisible para la diosa de la fonuna; los malos espGitus que persi
guen á las amas de casa no consiguen reconocer a sus víctimas y siguen
volando hasta enconu¡¡ a ot¡a persona.
Ro?As MAr-ivoLAs
En el polo opuesto a la ropa que trae buera suerte y &ito está la
prenda de mal agüero. La versjón más habitual de ésta es el vestidq
el traje o la camisa que (como algunos niños) parece at¡ae¡ o incluso
s¡li¡ a buscar la suciedad, la grasa, la salsa de romate que se cae y otros
peligros. Enid Nem¡ que ha escrito muy perspicazmente sob¡e este tipo
de prendas para el Netr Yorh Times, sugierc que quizá tales ropas sean
perezosas: .Preferirían quedarse descansando en un¿ pe¡cha, o en un¿
caja, y por eso sc rebelan cuando se las saca de alli'.'O, añade, puede
que sean esnobs, reacias a relacjona¡se con gente vulgar. Sea cual fuere
la causa, estas prendas tan propensas a los accidcntes ¡a¡amente se re
forman, si es que :rlguna vez lo hacen, y una vez que se ha dcscubieno
un¿ es mejor rompcr relaciones con ella inmediata¡nente. De no ser
asi, como las personas propensas a los accidentes, puede que nos aca_
rree numerosos problcmas y posiblemente :rutént;cos dcsasires, conlir
tiendo alguna entrevistx importante o ura cita ¡omántica en una escena
de fa¡sa o humillación. Más siniestra, y afortun¿damente más inf¡ecuentg
es la prenda que parece atraer los desas¡¡es haci¿ nosotros en
lugar de hacia sí misma. Nemy menciona un vestido n¿ranja de lino
que parecia haberle tomado manía a su dueña, una tal Margaret Tur
ner, de Dove Publications. La ropa de colo¡ rannja puede provocar
hostilidad en nuest¡a cultura, pero estc vestido párece que lue un caso
especial. "Mis
amigas parecían más malv¿das, los hombres parecian más
distantes, y yo siempre tenía problemas con mi jefe", decía 1¿ señora
Turner. ..Y eso no e¡a todo. TimM el café, perdía el tren y se me averia
Hasta cuando nuest¡:s ropas no esrán investidas de esta especie de
poder sobrenarural, pueden tener significados simbólicos que tienden
a incremerb¡se con la edad. El hornbre que llega a casa del trabajo y
descubre que su mujer le ha timdo su raíd¿ chaqueta de lana llcna de
manchx o sus viejos pantalones del ejércitq con f¡ecuencia se enfada
mLicho más de 1o que parece justificar ia situación, y su enojo puede
ir mezclado con un sentimiento de depresión e incluso de miedo. No
sólo haperdido unaprenda mágica; sc ha visto obligado a ver a su cónyuge
como su enemigol como ura persona que desea privarle de la comodidad
y la protección.
Un tipo más placentero de magia es el que se produce en el inter'
c.rmbio de prendas tan frccuente entre amentes. En la Edad Media una
thma a menudo entregaba su pañuelo o un guante a un cáballero po¡
clh elegido. Cuando él entr¡se en batalla o luchase en un to¡neo lo
pondría junto a su corazón o se lo prenderia de1 casco. Ho¡ probable
nrcntc porque es tabú que los hombres lleven prendas de mujea el túlico
cs de dirccción únicx. Le ádolescerte se pone la chaqueta de béis-
Ñrl dc su novio para ir al colegio; la secreraria que ha p¡sado l¿ noche
inrpulsivr y triunfalmente en el epa¡tamento de un amigo r.'uelve a esa
,r l,r nr.rñ:rn.r siguiente con el impcrmeable Iondon Fog de él sobre la
trr¡t.t con l.r quc fuc: la discoteca; y la esposa que, juguetona y cariñor.r,
v p.nr h p:rrtc supcrior del pij.rm¿ rojo de fnnela de su marido.
lr¡r'rr<¡rc¡rcnrc l.r rnujcr se siente ran bien y tiene tan bucn aspecto
,,'rr Lr ¡,rrrrri,r nrísic:r prcstad: que jamás l¡ de¡'uelve.
Itr,, si Lr rcl.r. il'n sc ,rgrir, cl significado del intercámbio se ve alte,
r.rrl,,r rl rrr,,rrrr,rnrit¡r,, tlcvicnc m:rlciición. El arriculo mágico puede
ort,,r, ¡r rlrv,,lvo se, .,,,,r,,uLl¡,
t n n,¡l¡s condiciones: manchado a¡¡urt.rl,',,',,'r
-|,rrrrir,rr- rlucrrr.rLlLrr.x Jc.ig,rrrilkr. O pucdc destruirse
,l,.lrl',.r,1.r", rr,. .,, ¡rr,rlc tir.rr .r Lr l,,r'u,.r ,, i,rclusr¡ cort.rrlo a tiras
r.z ¡l L¡NCUAIE Df r-{ ¡IODA ;.1
pamvengarsc. Una forma de magia negra especialmentc refinada es donar
la prenda a una institución benéfica, con la esperanza de que no
tarde en poné.selo vagabundo borracho e incontincnte, a Pode¡ se¡
"n
en algún lugar donde nuestrc anterio¡ amarte Pueda r,'erlo y reconocerlo.
Ro¡¡t rru¡oT|, Ar y l[ltBr\ú Dr ,xtN\tóN
Como ocurre con la lengua oral, Ia comunicación a tr.rvés del vesti
do es más fácil y menos problemática cuando se persigue una sola fina'
lid¡d: cua¡do llevamos una prenda únicamente pan estar c:lienres, asistir
a una ce¡emonia de cuaiquier tipo, proclamar nuestras opiniones políticas,
tener u, aspecto seductor o proregernos de la rnala suerte. Por
desgmcia, como ocurre con e1 habla, nuestros motivos para hacer cualquier
declaración pueden se¡ dobies o múJtiples. El hombre que va a
compnr un abrigo de invierno puedc desear a un mismo tiempo que
lo resguarde del maltiempo, que parezc¿ c-xro y actual,gue proclarne
que es una persona sofisticada y fuertc, que atr¡iga a un cierto tipo de
compxñero sexual y que por ane de magia le contagie las cu:lidades
de Robe¡t Redford.
Natur:rlmcnte, a menudo es imposible satisfacer todos estos requisi
tos y hacer todas estas manifcsraciones a l¿ vez. Aunque no entrcn en
cont¡adicción unas con otras, es posible que la p¡enda ideal de nuestr¿
fantasia ¡o esté a la venta en ninguna de las tiendas a las que podamos
acudir, y si lo esrá quizá no nos podamos permitir comprarla Por tanto,
igual que con el habla, ocurre a menudo que no podemos decir lo
que realmente queremos porque no disponemos de las upalabns" correctas.
La mujer que se queja rutinariamentc de que no tiene nada que
ponerse se encuentn precisamente cn esta situación. Cuando esté de
viaje por el extranjero, seguramente se desenvolveÉ muy bien en tiendas
y trenes, pero no podú salir a cenarr Pues su vocabulario es taÍ
limiodo que proyectaria un¿ mala imagen y quizá ha¡ía el ¡idiculo.
Acteralmente todas estas dificultades se ven agnvadas por mcnsa¡es
contradicto¡ios sobre el valor de la ropa en generxl La ética Protest¿nte
hacía hincapié en el rec¿to y la sencllez en e1 vestir. La limpicza estaba
próxima a la santidad, pero las galas y Ja pompa eran cosa del dia
blo y el hombre y la mujer serios no tenían tiempo pan tamaños
desatinos. Incluso hoy en día, declanr que no prestamos dem¿qiada¡ención
e Io que nos poncmos es proclamar nuestra virtucl v nr¡ r¡¡.rinrcn
tc h,rccrn¡x ¡crccd,rrt's ,rl rcspcro Jc I,x rlcnr'is s;ir ,'r)rl' rrr'". rJ rrri\rtr"
tiempo los anuncixntes y los expertos en moda nos dicen que dcbcrnos
vestir bien y usar cosméticos para, según dicen ellos, libe¡ar la belleza
"natunl" que llevamos dentro. Si no "nos preocupamos de nuestro aspecto..
ni s.r..rmo. lñ n-ejnr de nñ\ñrro..n:.mo. . rue,tro. p;riente.
nos regañan y a los amigos les damos lástima. Hacer m¿l¿ba¡ismos in
teniando conjugxr estas demandas contradictorias es diticil y con fre-
Cuando dos o más deseos o exigencias entran en conllicto, un¿ con
secuencia psicológica frecuente es manifestar algún trastorno de la expresión.
En este sentido, uno de los primeros teóricos del vestido, el
psicólogo J. C. F1üge1, veia toda 1a rcpa humana como un síntoma neurótico.
Desde su punto de vista, el decoro y el deseo de ser objeto de
atención son emociones irreconcilixbles:
...Nucs¡n¿ctitud haci¿ la ropt cs ab initio ambkalcntc', por usar
el inestimable térnino que los psicoanrlistas hrn inrroducido en la psi
cología; esramos intentando s¿tis{acer dos tendenci¡ contndicrori¡s...
A este respecto el descub¡imiento, o en todo caso c1 uso, dc 1as ropu
parece recorda¡ en sus rspecros psicológicos, el proceso de des¡rrollo
dc un síntoma ncurótico.ro
Flügel no está considenndo más que una oposición; no contempla
siquien 1a confusión neurótica que se puede producl cuando entnn
en conflic¡o tres o más motivos, como a menudo ocur¡e- Dado este
estado de cosas, no se¡ía de extrañar que encontr.isernos en el lengu:je
dc la indument¡¡ia el equir,alcntc dc los rrastornos psicológicos del habl¡.
Onemos, o más bien veremos, el ta-rtamudeo repetitivo del hombre
que siempre lleua la mism¿ chaqueta o los mismos zapxtos, inde
pendicntemente del tiempo que haga o de la siruación en que se
cncuent¡e¡ el balbuceo infantil de la mujer que se afe¡ra ¿ los vol:ntes
y e los lazos dc su primcra juvcntud; y esos embarazosos lapsus de la
lcngur -o mejor de la ropa- cuyos ejemplos más clásico son una b¡a'
sucta abiena o un: combin:ción que asoma por debajo del vestido,
r,,nn signos, embos, de un c¡ro¡ social. Ta¡nbién aprcciaremos los sigrr,
n tlc unr rngustia interior más pasajer:r la .roz' demasiado chillon:r
,',n¡cr'.r quc nos deja más exhaustos 1os ojos que los oidos con los colo
,rs ,leslunrbr.rnto v l¡¡s rlisc ños estridentes, y la gris rnonotonía equival,rrr,
.r Lr r,.,¡,.r,i,l.rl ,1,,1,v.¡r Lr v¡,2.
¡,r,
Il rrN.rr\lf nr r \ rf)D\
El vestido es un aspecto de 1a humana quc dcspierta podcrosos
"ida
scntimientos, unos intensamente ag¡adables y otros sumamente desagndables.
No es casualidad que muchos de nuestros sueños gircn cn
rcrno a clegantcs vcstimcnras; tarrpoco 1o es que una de las más comunes
y perturbadoras pesadill¡s humanas sea la de vernos anosot¡os mls
mos en público inapropiada y/o incompletamentc vcstidos.
Parr algunas pcronas, la tarea dia¡ia de elegir la ropa que se van
a poner es tediosa, opresira o incluso espantosa. A veces estas pe$onas
nos djcen que la moda cs innccesaria; que en el mundo ideal del futuro
rcdos vesti¡emos una especie de mono idéntico' lavable, imperrneable,
flexible, de temperatura regulable; atemponl, sin edad, asexuado.
"¡Qué
comodidad, qué descansob, dián, tener que preocuparnos más
"¡No
de 1o que nos vamos ¿ poner para una entrevista de trabajo, una cita
amorosa o un funenll"
Cómodo, quizá, pero no exactamente un descanso. Tal utopía nos
provocaría a 1: mayo.ía e1 mismo tipo de escalofrío que nos producía
ve¡ en televisión un estadio lleno de ¿¡letas del bloque comunista con
idénticos atuendos deportivos voceando consignás al unísono. A cási
nadie le gusta quc 1c digan lo que ha de ponerse más de lo que le gusta
que le indiquen lo que riene que decir. No h:re mucho, en Belfast, cua
trocientos presos rcpublicanos irlandescs ncgaron
"sc
a llevar cualquier
tipo de ropa, pasándose día y noche cubie¡tos con sábanas",1' en lu
gar de ponerse sus uniformes de presos. Ni siquiera 1e satisfizo la ofe¡'
ta de vestirsc con ropas civilcs; insisticron cn que o se ponian las ropas
que habian tnído o no se ponían nad:. La indument¡¡ia es libenad
de expresión y uno dc los privilegios, si no siempre uno de los place-
¡es, de un mundo lib¡e.
CAPITULO
Juventud y vEez
ErrcFZo... Lnveiero...
He de llerr los pantaloncs con los bajos vudtos
(rhe Lore Sons of J. Alfred Prufroch)
Casi desde su invención el vestido se ha usado para difcrenciar la
juventud de la vcjez. En l:s tribus primirivas, la inicjación de los mu'
chachos y las muchachas a Ia vida adulta es¡aba marcadapor la entrega
de nuoas ropas y ornamenús de adultosi csta mismn costumb¡e sc ha
scsuido a mcnudo en 1as llamadas sociedades civilizad¿s. Cuando un
muchacho alcanzaba la mayoría de edad en la Roma antigua, se desPojaba
de su túnica corta y adoptahalz toga drilis En los Est¿dos Uniclos,
hasta hace unos cincuenta años, el ioven cambiab: ios pantalones
.,,.tos por los largos en un rirual de igLral signilicado.
DuÁntc la Edad Mcdia y a lo largo de varios siglos posteriores la
inf¡nci:r terminaba en torno a la edad de siete años, con f¡ecuencia an
res. l-os niños muy pequeños lleraban tr:ies o vesridos largos y habix
p,,cr cliierencia cnrre la ropa de niño y 1a de niña.rEnrre los tres y los
'rr' .rñ¡rs cl niño se convení¿ en un hombreci¡o y la niña en una mur,
¡ ir.ri cntonces vcstían versnrncs reducidas de los m¡¡delos adultos. Poca
,, ,,,r¡.'i,',r¡* h.rci.r
lo quc para nosotros es ahoú una nece
'rirrsrn.r
56 rI I¡NCUAJI D¡ LA NIOOA JU\¡NIID Y ![l!Z 57
L¡ r¡v¡Ncrór¡ o¡ u rNDUM¡NTAIIA JUvrNt
En la segunda mitad del si¡llo XVIII, Jean-Jacques Rousseau y sus
discipulos propusieron una visión nueva de 1a infancia como un estado
independiente y natural, y del niño como un ser vxlioso eÍ si mismo
y no como un adulro imperfecto de corta esratura. Dcmandaben un
cambio; no sólo en la educación de los niños, t¡mbien en su ropa. Rous
.e¿u¿.on,ei¡o¡ cn su F,nt!,o tl'mrle). que
...los miembros de un niño quc aún esrá creciendo han de esta¡ lib¡cs
pan novcrsc con facilida denrro de sus ropar¡ nad¿ debe obsraculizar
su credm;en¡o ¡i su ¡lovinicnro. Lo mejor es llev¡r a los niños con
prendas tan amplix como sca posible y después ponerles ropr suclta,
sin inentu defini¡ 1a siluera, que no es más que orn m¿ner¡ de defor
núla. Sus defecros de cüerpo y de mente se pueden ¡chas¡ a ]a mhna
causa: al desco dc hacer de ellos homb¡es antes dc ticmpo.
Har¡ fln¿les del sielo ¡vIIl sc leria ¡ los niños ricos como adultos cn con rods
lai ex¡nvrs¡n¡e' moreris dc Ir noda dé los m¡ror6. ¿l?rn,.q¿k|re' hdrc¡s 'niniatuñ.
Utrld ttu'n
! Í rcn¿n4 de Ltr€illi¡re, 169s
sidad obvia en 1os niños: la libertad de movimientos para la actividad
lisica. los ¡etratos medicvales y renacentistas muestran a niños pequeños
vestidos con todas las extnvagantes molestias de la mod¿ adulta,
gorguens, miriñaque, pantalones acolchados, faldas que se anasrnban
por el suelo, zapatos de tacón al¡o v sombre¡os con ia pane superior
atestada de plumas y flores.
Es¡os criterios no ta¡da¡on en comenzar a manifesta$e en una nueva
imagen de los niños. Las niñas, en lugar de ir con aros y corsés, ahora
seguían usando los scncillos y cómodos vestidos escotados de muse
lina de su primer: infancia. Esre privilegio se fue extendiendo
gradualmente a niños cada vez mayores, y hacia la década de 1780 estos
vestidos a menudo se llevaban hasta bien entrada la adolescencia. Al
mismo ticmpo, a los niños se les quitó el abrigo largo, el chaleco ceñido,
ia camisa de cuello alto y los calzones co¡tos que habian llevado
sus padres. En su lugar vesrían chaquetilla cona, camisa con cuello blando
de solapa y pantalones largos. En la década de 1790 los pantalones se
cmpezaron a abotonar sobre la chaqueta, produciendo lo que recibió
el inquietante nombre de de csqueleto". "traje
Lo siguieron llevando
dunnte los cuarenta años s;guiertes la mayo¡ía de niños dc cntre t¡es
y sictc años. l-as zapatillas planas y los cones de pelo sencillos susrituycron
a las pelucas cmpohadas que seguian estando de moda ent¡e los
l:xrn^v c^Ncr,\ El rsrrlo IG¡l Gn¡¡r¡vrr
^NTrcuADA:
l..rs nr¡rl.rs i¡,l.r,rr ilrs i,rrnxlucid¡s ¡ finales dcl siglo XVIII aún nos
r^rrlr,rrr Lrlrilr.rr., ¡''r l.r' ilrst¡r. i¡,ncs dc I¡ ¡rtista inglesa Ketc Greer.,\\.¡\.
A,r,,lu, ,r', l,l',,¡..,t,.',.rif,,)rcnLrsclicrcl,rsdc1880y1890,
l¡'.,',,i,,.,1'r,,t"',,.¡,,r,11,",irrL rrrri¡l,r rr¡,r r,¡,,rr ¡rt¡i:rs dc un
58 r,L rli\cu J¡ Dr r^ rroDn
siglo ¿ntes, que ia ¿utor¿ consideÉbx más pintorescas y bellas que las
de su tiempo. Su obm alcanzó tal popuiaidad que pronto empezó a
tene¡ influencia sob¡e la ropa infantil en boga. Las mad¡es de finales
del siglo XIX y principios del XX con frecucncia vcstian a sus rctoños
con vestidos estilo Greenarva¡ y el llamado .,vestido est&ico" de la época
casi le debe tanto a sus dibujos como a 1as teorías prernfaelistas sobre
lo medieval. Incluso ho¡ las hilas de familias ¡icas todavía van a 1as
fiestas con trajes inspirados en la t¡adición G¡eenaway; y lo mismo ocurre,
de vez en cuando, con sus m¿d¡es. Sin embargo, este vestuario (que
¿ctualmente se conoce en Gr¡r Breteña como e1 looÉ "Laur¿
Ashley,,
por la diseñadon que lo reintrodujo) ya no revela necesa¡iamente ninguna
inclinación estética.
La auténtica niña Kate Greenawa¡ pertenezc a ia época que pene
nezca, lleva un vestido que le llega hasta e1 suelo o hasta el tobillo. Las
faldas de las jóvenes no empezaron a aconarse hasta la década de 1820, y
lo que revelaron en un p¡ime¡ momento fue¡on unos calzones largos de
colo¡ bla¡co con ribetes de encaje. Aunque también éstos se fue¡on ¿b¡e'
viando con el tiempo,la sensibilidad victo¡iana hacia las impJicaciones
sexuales de 10 que llamaban .los micmbros femeninos" siguió existien-
Jo. En u ra épocl en que p:ern,: c? Ln \^ncepro r¿n.uge.rivo que
las bien torneadas patas de los pianos se ocultaban púdicamente con
brocados de flecos, la longitud de la falda de una joven estaba cuidado'
samente regulada. Un aniculo del Hatper\ Bazaa¡ de 1868* contiene
un diagnma que indica la altura apropiada para diferentes edades, desde
los cuatro años (usto por debajo de la rodilla) harta los dieciséis (usto
por encimx de los bordes de las botas). Hay que señalar que la mujer
adulta de la époe lleraba un miriñxque con el que iba ba¡rjendo el suelo.
?a¡¿ los chicos, el estilo Greenaoay no duró más allá dc la década
de 1830. El propio Charles Dickens, que había ller,¡do en su momento
*tnje de esqueleto", 1o desc¡ibe en Sketcbes h), Boz (18381839):
...uno de aquellos ropajes azules de paño en 1os que se solía contin¡r
a los niños antcs dc quc aparcciesen los cinturones y las túnicas... una
ingeniosa invención pu *hibir la simerria de 1a figun de un muchacho
aprisionándolo en una chnqueta nuy ceñidá, co¡ úna deconLn a hilen
dc botoncs cncima de c¿da honbro, dondc despuése ab¡ochab¡n los
pantalones, de nodo que 1as piernx parecian colgar de los sobacos.
'Un¿.l.lrspr¡¡ersrciÍsienrninrs¿strd.ünidenseslubliüdtrpo.priner\¿z¿.ls6t
sob.e el modelo dc Itr bülnr.!¡ D.r /i,7:ri .l! h qur !)nritr¡ sus mr¿.irl.s dc nr{h. üi le.l¡l
p¡r'r i lhrn¡sc lr,¡,ri /,r/J,': I uf un: ¡. l.\ nr(ilr.s I r)n ul.(r\ i(!{.\ J. o,'J., ¡. !L
¡rrn.r .r l¡\ lf,L.rl^ lrrrl, \ | rll
JU\'T,NTUD Y \T]¡Z 59
UN u¡n o¡ coNrusloNEs: El rRAJE DE MARTNERo
Las túnicas a las que alude Dickens, que a nosotros nos parecen vestidos
co¡tos de falda a¡nplia, las siguieron trtilizxndo los niños de tres
o ,ietc ¡ño, h¿.t¡ l¿ déc:d¿ ¿e 18r,0. époc.t er que e npez:ron .r ,uvituirse
por diversas combinaciones de chaqueta y pantalón y también,
cada vez más, por el tmje de narinero. Esta vcstimenta, introducida
por primera vez a finales del siglo XVIII en las escuelas donde se prepamba
a los muchachos para su ingreso en 1a Madna, prcnto empezó
¿ ve¡se en niños de todas las edadesy de ambos sexos. (La versión femenina,
por supnestq llevaba falda en lugar de pa[telones cortos o bom'
bachos.)
Aunque los trajes de marinero fueron enseguida indumenta¡ia de
uso común pan niños y niñas tanto en Noneamérica como en la Europa
cortiÍental, dorde más de moda estuvie¡on tue er Gmn B¡etaña. Aunque
cuando más se veían era en r'rcaciones y en loc¿liddes coster¡s,
de ningún modo se limita¡on ¿ estos escenarios. A principios del siglo
XX, ei traje de marinero o la blusa de marinero eran, ciertamente, la
indumenr¿¡ia normal de diario para niños y niñas de clase medi¿, como
podemos ver en las ilust¡aciones de los lib¡os de litentu¡a juvenil de
la época. En la ciudad y cn cl campo, en el propio país y en el extranje
ro, en azul marino para el frío y para diario o en blanco para el verano
y las ficstas, 1os niños británicos iban proclamando que su país dominaba
los m¿¡es. No fue hasra despr:és de la segunda guen: mundial,
momento en que Gran Bretaña ya había cedido su dominio y su pode'
río naval con¡aba menos en la escena internacional, cuando e1 trije de
marinero comenzó a perder popularidad. En un campamento de verano
pan niñas al que asistí ert¡e 1940 y 1941, nuestro uniforme de gala
para los domingos era una blusa ma¡ine¡a blanca y r.rna falda con un
p.rñuelo dc scda roja. Con este atuendo, cada fin de seman¿ nos sentá
l)rmos en elporche del edificio principal a entonar cxnciones patrióti
c.rs, con frecuencia de te ma marir'ero: lexanda anclas y Sailing Sailing
cnn clos dc las favoritas. Como pregunta Paul Goodman después de
rrrr.r dcscripción de ceremonias simila¡es ¡ealizadas en su campamento
tic vcr.rno: "¿Adónde
ibamos todos, alli sentadosl'.
( ;u.rndo L¡ llevaban niños va adolescentes, la indumentaria náutica
t,rí.r signilic:rd<,s ;rdicion:rles y a veces contradictorios. Podia expresar
rrr.r r,r..r ..rnr¡'.r h rrrí,r. ¡,'nr,r cn l¡s historias dc Arthur Ransome so
l',. ,,,.¡,in.,,r..1,,1,',,.r¡t,".
,' 1'rli.r sLrrrrir unr bclLez:r mimada e hit",,,!,1,/,,1.¡,,,",,,1,,1,
lr,l;,,,,,.1 lr,,lr.r,l,,¡rlcc.uorcc,rñ¡xcicl:rno
!L LINGLI-IT DI LA ITODA
que admirado por ios ¡radres, era detestado por casi todos los niños pequeños
alos que se lo imponí:ru. Se tnraba. por supuesrc,. delrr.rjc F,runr
rnirio ¡rr l.r' ,,rrrirns. S,rbc defenderse e impone¡se f¡ente ¿ ot¡os chi
ut u¡¡lhco¡lcllq c¡¡no se <lenomin¿ba un muchacho demasiado pro-
lcn,¡ popul.rrizrclo $cro rto invcnt.ttl,,) ¡r,r I r,rrtes I Ir gson lkrrrerr
,,",1, rL*1.r, r ,,,1,r,-,.r1,,.rr lrxrlcportcs. Su indumcntaria, sin ernbargq
vJihrj,rJ,,¡r,r Itcr-i,¡.,11 Jtirrl¡c,rl.r. 1,rir,,r.,'.1i,i,,r,*,1, \1,,,1)¡
!1tnje de ñIj¡¿rcc.úó uniio¡d.dc c¿np¡n.¡to. Es¡s¡n¡s, fo¡ogr¡fildrsen Nu¡v¡ York
en 1913, $rá¡ a nás d¿ ci¿nb .in.uürá liló¡rdios dd mr
pequeño loftl (1866).
El r¡jc dc nüri¡úo corro n undndn
En su forma original, consistí: en un,r chaqucta
dcl er.¡nm. :dol¿sccnf.: Tad,io.n tarer
de terciopelo negro o azul zafiro y unos panraloncs bonbachos que
sióo .¡remtrrotáfiü de .n!¿,r¿ ¿, t¿,¿dJ.
se ponían sobre una blusa blanca con un gr.rn cuello Vandyke de enca
dE 'l bomrs \hnn. 1971
je. Se completaba con un fajin de seda de ditercntcs colorcs, medias de
seda, esc¿rpines con hebillas, una boina enorme de terciopelo y largos
vela de Thonras Mann ¡4rerte en Veneú4 cvya <rrajc dc marirc.o ;nglés,'
le daba .un exquisito ai¡e de niño consentrdo,.
bucles. Esta indumentaria parecía inspinda dnectamente en cl rctrato
de Jonathan Buttall pintado por Gainsborough y conocido f¿milia¡
ncntc c<¡no -fhe Blue Bo1; para los padres tenia un significado román'
rico y aristocr{tico, evocando los cuadros de niñcz dc Carlos Il y Zos
Er .r.¡lño o¡ ¡¡¡.uÁ,: rL TR-qr FAUNTLERoY
rrcs mosqueteros d,e Dumas. Quizá no sea coincidencia que esta nrent:lria apareciesen una époc:l en que laropa de etiqueta de los homl,rr'
Dunnte su apogeq los tnjes de rnarinero gozaron del faror de aduhos
y niños. Otro estilo juvenil introducido x finxles del siglo XlX, aun
¡dultos e¡a uniformcmcntc monórona, formal y solemne.
{lcdric, cl héroe epónimo d,e El pequ(.ño /orc|, no es de ningin modo
62 IL Tt\CLA]I DL IA MOÍ]A
6l
nes de muchachos irgleses y no¡reamericanose hicjeron adultos con
cspantosos recuerdos de cuardo los obligaban a lle.varla, y los autorcs
de libros pan niños Ia usaban como indicativo de que un personaje er:
cn el mejor de los casos un blandengue y en el peo¡ un chivato ilorica.
La mala rcputación dcl traje Fauntleroy se pudo deber en parre a
su p¿recido con el vestido estético de la época para hombre. Este con
juntq que se diferenciaba del de Cedric en que incluía una corbata suelta,
1o adoptó de forma más destacada Oscar \lilde. En 1882, $filde ¡eco
rrió Estados Unidos vestido con bombachos de rerciopelo negro y rizos
en el pelo, hablando de poesía a grandes audiencias que Io adora,
ban y posiblemente influyendo en la elección de la señon Burnett en
cuanto al vestua¡io de sus dos hijos y de Cedric. El poste¡ior juicio y
encarcel¿miento de \lilde arrojó una sombra no sólo sob¡e el papel
del esteta sino también sob¡e la indument¿ria que había vesrido, que
en lo sucesivo se vio oscurameme conraminada. Entre las consecuencias
finales de su deshonra quizá deberíarnos contar, por ranrq no sóio
a una genención de escrito¡es abu¡¡idamente va¡oniles y estéricamenre
tímidos, sino también a la libención de miles de niños de sus ásperos
cuellos de encaje y sus ceñidos trajes de terciopelo.
PANTAI¡NES coRTos Y ¡oMlAcHos
Aun después de haber escap:do del atuendo Far.¡ntleroy, los muchachos
siguieron llevando pantalones conos dunnte muchos años, r¿rto
a diario como cn las ocasiones especiales. Lo más probable en que l1e-
€sen pantalones co¡tos hasta los siete u ocho años; después 1o más se,
guro es que se pus;er¡n p:ntalones bombachos como los que usaban
sus padres para jugar al polo o montar en bicicleta. Es este un tempra,
no ejemplo de la norma aún en vigor hoy en día de que las ropas de
portivas del adulto son la ropa de diario del niño. Este principio se ha
extendido ya a los deportes mayoritarios, y 1os niños de ambos se¡os
(especialmente 1os chico$ ran al colegio con camisetas de fú¡l¡ol, chán
dal y zapatilias deporrivas en miniatum, a mcnudo bl¡sonados con I¿
insignia de su equipo favorito.
En los Esados Unidos los pantalones iargos para niño pequeño se
empez¿ror ¿ vender en la década de los 20, pero no cran demasjado
f¡ecuentcs. G¡¡dualmcntc sc fue bajando 1a edad a la que se ponian los
primeros pant.rlones lrrgos, h.rst:r quc hrci.r 1e10 incluy, l¡,s niñ,x rt,
trcr l cu¡tr,,.rñ,'s l,,s llrv.rl,.rrr, rspcci.rlrrcrrrr ¡).,f.r i',q.rr A, rL,.,l,¡!.r)r.,
r. tr \\'il\LL.,r,.1 v$ri¡o ¡lelr;po us¡lo pó¡ el pequeñó l¡¡¡l ftut1eroy: chrqueta dr Lercio.
'
t\r, nnl,,) !l'.rl..o ), bonbr.hosi merlirs r1e sedr, sapines cor lazos y nelenr ¡i:a¡lx. lfl
r ¡.úr'.' 11( l h, ) o,ii N¡r muejn a Vild¿ disrandd r¡ Nuevi YorL en l332 sobr lá belldz.
, 1,,, \,rjl,'{t^ ¡( ¡ ¡ ¡,.|[ v hs botd ¿lcs d. los nin.ros d. l¡s nontan6 Ro.osas, qü.
..,j, ,:l .. . | b',\''i¡o d, \o..,.../.
'l'
,.rr Nr'rr,.¡r¡ri¡l,.r 1,x ¡,.rrrt.rl<,ncs cortos son estrictamente una prenda
'l' \,,.,,," \ 1 ,. l ','1
., 1
l | (,,.,r ll,, r rrr.r , | ¡,.r.,, ,lr l,,r l'.r¡t.rL,rc. eortos r los largos lue
|,r'.¡1,,,1,,'l l,L l,',',1, ,r"", 1,".,,,,r1¡'r¡¡(..f!¡,lrn\v)n(lcprnt¡-
EI- J-ENCLAJ! D! L¡ ].LOD.{
65
1ón cc,¡to. Er los oscu¡os y frios dias de invierno, los parios de recreo
de las escuelas elementales están moreados dc dcsnudas rodill¿s llenas
de bultos y cicatrices ¡' dolorosamcnLcnrojccidas, entre ios pantalo
nes conos de color gris o azul marino y 1os calcctines gises largos. El
sentido común aconscjaría quc sc cubrieseni pero el sentido común riene
poca rclcv¿ncix en 1¡ histori¿ dei r.es¡ido. Además, históricamente, las
rodill:rs desnuclasiempre han sugerido dureza varonil: están asociadas
a las vestinentas milit¡res de los antiguos britanos, de los antiguos v
nodernos escoceses con sus tipicas faldas, de exploradorcs forjadorcs
de imperios y de heroicos futl¡olistas. CLrbrirlas scria un signo de debi
lidad nacional.
lll l¡c¡-lv¡ ¡¡ uq INouM¡NTARL{ IU\¡ENIL
Aparte de unos cuantos supcrvivientes, el concepto de modelos es
peciales pan 1os niños de mayor edad está hoy en día en suspenso. Hemos
vucho, en e{ecto, ai sistema medieval, que reconoce la infancia cor¡o
U||+(.JoindePendienreperori.r.¡lo'n:in'conn
¿l menos como se r.isten sus mayorcs para jugar. Lsto quizá sea apro
piado, pues física y socialmente los niños c¡ccc¡ ahor¡ con mayor rapi
dez que antes. En 1a década dc 1860, por ejemplo, la edad media a la
qrr ;. iÁr.rc rore:nt-i.¡n¡. rerirn 'u prne":
¡ los 16 años y medio, ¡' a las niñas que aún no los habian cumpl;
do sc 1as vestía, rruy apropiadamente, como niñas: con ceñidos corpiños
y faldas:mplias corras, con calzones o calce¡incs largos blancos
debrjo.
Hoy la edad media dc 1a aparición de 1a regla es de once ¿ños o rne
nos.Incluso a los dicz aigun¡s njñas llev¿n p 1o que se liama "sosrén
de enrrenamicnto', completamente inútil excepto como señal de que
la niña ¿c¿bará convirtiéndose en mu;er. También la ropa extcrior dc
niñá, ha5tx 1os tres y cuatro años, se diseña a menudo parr sugerir (o
quizá para alentar mágicamente) e1 desarrollo de c¡¡acte¡ístic¿sexu¡
les secundarias. La amplitud de la falda sugicrc unas inexisten¡es cade
ns y sobre el minúsculo pecho plano se perfilarr pecheras y se las ilen:r
Nloo.r r vtpz
L dnmtnüción d. h edrJ Ejr 9u. s. pnr
¡u.e h p¿nr¡r¡ ntcnsrnr.ió. l¡ hr¡ .r
flohrloe in.l\. ¡n.icilido ld l:brnrr
t.s, r hor s¿ ¡rr¡r ¡ lis ninrs ¿e die, r
.n.e iñoi r ponc¡.nnn¡.nDe\ ¿¿ ltr lcn
e.h r.luLr ttt ¡t,rcr
yrii?/,¡ de fúr
El paso de la madurez : lo <1uc sc ha dado en llam¡rr los ¡ños do¡¡
dos ha es¡ado rna¡c¡do a mcnudo por un cambio en la fo¡ma de ves¡i¡.
En oc¡siones el cambio es deliberado y brusco. Así, en la ol¡ra de Co
)ette La lin tle Cberi,Léa prsa de ser uru beil: y voluptuosr cortesana
ir <un¿ rnclana sana... con pesadas mejillas vpapad:', culo sencillo tr:je
eh.rqucr.r .prociamaba la ¿bdicación, la ¡etr¿ctación dc 1a ferninid:d y
un.r especie dc dignidad asexLrrda". A menudo e1 cambio de aspecto
es nr.is gladual v más inconscienre. A lo largo de un periodo de varios
.ritx, no inducidos por ninguna fuerza crterior sino más bien como
s, sruviemn bajo un: suene de pausado sorrilcgio, los jubilados se po
,,.,, .rqucll¡s ropas que cn su sociedad son los signos acostumbrados
,1. t.¡ cLl¡J.
\rl i,\ l.r.r(¡n\ t).üc.(¡r (lcttrrrinar cstos signos. Unos son pricricos:
¡,,,r r1, r,r¡,1,,. 1.,\ t\.,\,,,i,\ ,1,.,r).rv1,f
c(h.l suclen rener problemas de
,,,,1,1.,,,,,¡\ 1,.t,,,,1,1.1.,1,,, \,.,1.i, 1'.r' , ¡'r,rctcrsc Jel lrío se convicr
, | ,r | ,ir 1,,, ,t, \t.r(/ | ,, L, ti(,,,,.r clisic¡. (londe
.,,,,r, !,.r,t ,,, ..tt,,,,i,.,
I,I,.IIIL,LII lr¡!.rs
66 I,L LENGLJAJI D! LA XODA
tiras de teia llamadas,&sda para calentarlas. No obs¡ante, sólo se co¡si
deraban apropiadas para personas ancianas; en los demás cnn un signo
de debilidad ó afemin¿micnto. En tiempos más recicntes,las bu{andas'
lo. !o,,o. I lo' p,,lco. h¡r tcnido ur .ign: i.rdo Lle'r- p<¡-
'imilr"
¡o. .h¡le' en un d.¡ ¡lur"'o -¡n-bién.ug:er.\eje.'.
'runque P,r(ac ''gnifica¡
¡simismo enfe¡medad o excent¡icid¿d.
En otros casos, una dererminada prenda que no es en sí misma más
caliente que orras prendas similares sc ha quedado como indicado¡ de
vejez. El ch:l gris de ganchitlo que üon se xocia al concepto de "abuela"
no es rnejor para protegerse de las corricntes que un chal rojo o verde
del mismo tipo de labor; la chaqucta de punto marrón o gris de hom
brc asociada con la jubilación y a menudo también con los achaques
da menos protección quc un jersey del mismo pcso. Por qué se asoctan
estos modelos con cl paso de los años es dificil de expiicar Por supucsro,
lleran mucho tiempo en circulación y puede haber una tendencia,
como ocure con otra¡ cosas, a que las ropas que llevaba¡ nuestros abuelos
cuando nosot¡os é¡amos jóvcnes se nos ilueden fijadas cn la mente como
el vestido caracterlstico de Ia veiez. Este Proceso, srn emb¿rgq no es
invariable, cualquiera que fuese njño en la década de los 60, ea Inglate
rra, por ejemplo, probablemente vio a su abuela con minifalda.
Er rrAE T LrR
Un const¿nte indicado¡ dcl paso de los años en los homl¡¡es ha sido
el traje talar. A menudo es también un signo dc eminencia y de poder
tcmporal o espirirual. En su fonna ciásica, cste ¡ipo de ucstimenra aparece
como la toga hasta el suelo de Grecia 1' Roma; nos resulta familiar
por las estatuas de dioses y empcndores, y se puede ver en las rasijas
grieg.rs. El traje tal.u también aparece en los mosaicos bizantinos y cn
la esiultura y las ilustraciones de manuscritos medievales. I¡ Ileva¡on
los homb¡es de cdad o irnponantes durante el Renacimienro y hasta
bien entrado el siglo XVIII, adoptando diferentes {ormas según cambiaban
las modas, pero conse¡vando sus significados. En ei ¡ea¡¡o se
conrin ócn el ve.r¿r:o,.orocicloP:rrlo',rn.:rn"'.¡ -r'!
"
r';gr I
tr¡dicionalmente ¡ ?olonio, Lear y otros ciudadanos vener¿blcs, mien
rras que a Hamiet, a Edgar y al principc Hal se los visre con iubón
y calzas. (Falstaff, para cuya edad y posición social seria rpropirdo un
rnje tal.u, también suele llcv¡¡ nredias tlc calzón. c<¡rrt" ir'li' ¡ri'in .rl
público dc quc n¡, l¡.r .rl¡¡¡J,¡¡.tl¡, Lr, Lrcrrr.rr ¡rrr, r t' t
Durante el siglo XVIII el vcstjdo hasta el suelo se fue ¿bandonando
gradualmente como prenda de vestir en público, incluso por parte de
los ancianos. Ha sob¡evivido, no obstante, en el vestido ¡itual de cie¡-
tor profesiones, principalmente de la medicin¿, la religión y la ley. Las
vestirnentas de los sacerdotes y las togas de muchos jueces norreameri
canos y de todos los británicos descienden de esta tradición. I-o mismo
ocurre, por supuesro, con la toga académica de los e¡uditos universitarios,
y también con la de los semianalfabetos gr¡du¡dos de secundaria
en cirno, p.ri.e,. qu:en(,. ,in emb.rgo -quizi por un .err'n-ienr, colec¡ivo
de falta de mé¡itos, quizá por economía , tienden a llevar to
gas considerablemente más cortas.
Aunque los seglares dejaron de usar en público el traje 1argo, en pri
vado aún sc pudo ver duranrc al menos cien años, más bien en forma
de camisón de dormir largo. hs pijamas son una adquisición relatir,a,
men¡e reciente de la civilización occidenral, aunque en Oriente los co
nocen desde hace siglos. Antes de 1900Ia mayo¡ía de los homb¡es de
Europa y América usaban camisones largos para dormir: de manga lar
ga, abiertos hasta abajo y casi siempre blancos, como un disfraz de fantxma;
su longitud podía va¡ia¡ dcsde mitad del muslo hasta el suelo.
Cuando se prueba un modelo nuevo, la gcneración más vieja cs por
lo general la última en dejar dc lado e1 antiguo. Incluso una vez que
los pijamas esraban 1a ampiiamente extcndidos y los habían popularizado
películas de Hollywo<¡d como Sucedió ana ¿ocre (Ir H¿ppened
One Night, 193,1), 1os camisones de noche largos de algodón bl:nco
o tnnela roja los siguicron usando los ho¡nb¡cs conse¡r.:do¡es de ma
yor edad, cspecialmenten las zonas ¡u¡:ies. Llevar ropas de diario un
tanto anticuadas cs otro signo reconocido de la vejez, y de quc se tie
ncn opiniones y c¡eencias aÍricuadas, como veremos después.
También parece ser un principio general que si una prcnda está dis,
poniblc en disrintos largos, la ella más lrga la llera*in las personas
nris vicjas. Si nos fijamos cn grabados y pinturas de la époe podemos
vcr c¡ue cuando cl camisón de do¡mir era una prenda de uso común,
l,,s hombres más viejos los llevaban más largos. El de un hombre mLry
i,,vrn scgunmcnte era bastante corto, o a io mejor simplemente se iba
.¡(1,,r
nrif con su c¡misa normal. La misma rcgla es de aplicación a la
r,'t),r,le ,rui.r. AerL¡¡lnrcnrc sc ucnden más camisoncs corros (y esos
ti ¡ ,, .,r¡.,, ri!, I,,s pij,rnus dc panralón cono) a tas ^,
ado
l,',.,,r,.\,,ii..,.,,,,..,,¡,,.1.,,rr\.,r¡,,¡j(,¡1,s(lcnrryorcdad.Lasmuje¡es
rri..r,,¡.r r.rrr1,,,,,,,,¡1,1,¡1 ., l,v.,i 1.,1,1'' rr'l.rriv.,,¡,cntc m.is l¡re¡s, in
,1,¡,,,,1',,r,",,r,, l, l. rl ,,t,,, ., 11,.r,.,,r ,.rl.r Ir,'rIerrr¡,. tt\r()(s..icr.
67
IINCLA]Entr1rfnr{
69
y 1as de niños muy grandcs pueden medir hasta casi dos merros. Es
como si hubiesen con¿do ias {ald:s (aunquc no el cuerpo ni las man
gas) de la mantilla de bautismo para que le sirvan al homb¡e o a la mu,
jer qrc ese niño habá de ser algun día. La prenda es asi el equivalente
rextil de un sortilegio mágico, más necesario en siglos anteriores, cuando
tantos niños no conseguían vivir hasta h:ce¡se adultos. Tienc t¿m
bién ot¡¿r cualidadc simbólicas, indicadas por su tndicional blancun
(cn nuestra cultun, color de la pureza y la inoccncia) y la dclicadeza
de sus tejidos.
EL CABELI¡ coMo rNDIcaDoR DE I-A ¡DAD
L1p¿[úa S,e¿ió tnn 119:1,1) poFuhrizó eluso d. pijalrÁ dc homb't pan ambos rros
cláú.tr¡ colbú .on "ode el pi¡m¡ de chr! cáble .¡ l¡ sentr cúnl ds h ¡cLid¡la
tamenre, Io que se les indica que han de hace¡. En pleno apogeo de
la minifalda, por ejcmplo, una ¡evisu femenina noneamericana publicó
una guía sobre el lar.go apropiado de los dobladillos pan nujcres
de dife¡entes ed¡des. En una fotografia :parecian trcs generaciones de
sonrientcs amas de casa de clase media vcstidas con modelos idénticos.
La {alda de la abuela apenas dcja qLre le asomen las rodillas; la de la
mad¡e es unos dicz centímet¡os más corta y la de la hija úene otros
diez ccnrimet¡os menos. Ho¡ por supuesto, las tres nos parccen como
la desdichad¿ ancian¡ dcl poema infantil que se quedó dormida junto
al camino rcal, le conaron las enaguas y sufrió una crisis de identidad:
Comenzó a agitarse y comenzó a temblar;
t onenzó, rcir 1 .oncrzó.r lor:r...
n[ened compasión de mi, yo no soy en absoluto así!,
En l.r historia de1 trajc apcnas hay unas pocas exccpcioni' r h n'¡J.r
.Cuauto más l¡rgo más viejo". Unr cs h nrntill¡ Je 1,.¡1,r, ,r,,' lltl,i
tu¡lnrc¡ri c', p,rr 1,, rrcrr,^, cl ¡,,bI. ¡, 1.,f9,1,', , l l' '
,¡,,, l, 1l' r'r,
Con el paso dc los años, cl c¿bello dc los seres huolaros tiendc ¡
perder su pigmentación y se vLrclve primero gris y despuós blanco. El
pclo gris ha sido siempre, po¡ ranrq un indi¿io .ic l¿;d¡d, aunque ¿
veces un indicio cngañoso. En el siglo XVIII, cuando r¿nto hombrcs
como mujcres se empolv:ban el pelo o llevaban peluca, una belleza de
pcloblan.o poJiaren. o e.i,éi.aio.. r< pen.rbr qu( 1", n/o. htrnc.,
r+ulr¡b. , f¿,o e.ccl.r* p:r.r cl .uri. ¡ qu, rrnj.tn un.r irfluen.,¡.u¡
vizante y rcjuvenecedor¿. Duranre casi todas las demás épocas ha prevrlccidq
sin embargo, la opinión contraria, y cuando e1 pelo se habia
vuclto gris o blanco sc teñia para devolverlo a su tono original o n cuali¡uier
otro para disimular e1 aspecto de avejenramiento. En cl pasado,
Lrs sustancias que se utilizaban eran muy {ucrtes y a menudo realrnen
r. pclig¡osas; el resuhado nornuimente sólo conseguía engañar a rnuy
t)ocrs personas y hacía disninuir la reputación de quien las usaba a
l,^,,i^' J<.qrrer (, no ,e lo . rei¡1. Ho) el Jn(Jereñ r( p(tu h¿ evol',,
,,,,,.r.to h .rr un purró /r qJe ( or r-. cuen. i¡ e. irpo.rble dcre.r a-
1,,, y si llega .r merccer alguna rcprobación ésta es muy poco enérgica.
l,l hccho de que el presiderte Reagan s€ tiñera el pelo era algo que se
,1.'l'.r por sentado y que le granjeaba las simpatías de rnillones de nor
quc hacen lo mismo.
l'.,f,r l,x hombres, :r 1o largo de toda la historia, un importante indi
, ,lr1 ',' ¡'.rw, t1c los años h¡ sido la ba¡ba corrirla, especiairnente la gris
,, l'l,rr,.r. ¡il los r;Lrrr¡,r clísicos, cuatdo casi rodos los va¡ones iban
1,,.,, ,.,\u':r({, Á, l.¡ L, ¡r l'.r l.¡ ll,r'.t,.¡n l,,s hombres y los dioses ancianos:
l,¡t',¡,.,,Vr,.,,,,,.N,t,r,i,,,,(,,,,,,,,1r,.rj(r,rl,rr.hsbrrb.rssLrgcrianpo,
,l,rr,rrr¡,,,r.r1
r,r rrr,,r,,,,', .,,,r1,rr,,,1,.,1,1,,fi(t,r(t ,r1)r¡t vdc\xbi
,1,,,,,, ,',,,.,,, ,,,.1. ,,r ' , ,.r., 1,,,,ri1,,,,,r,,
7A
IT LE\GUAJT DT L{ JúOI)A
7t
q,iceo. llevrb.rn br-bJ. t n l¡ en cr:r;¡r ".
laabundrncirJ, pelo tu. :
I^- r"u. rdo r¿mo;¿r .or l¡ ed¡d, l¡ ¡¡torid¡o ¡ ,, A Io'
':bid.Lrra
patriarcas y profctas bíbJicos, los ercmitas y los padres de Ia Iglsia Moiia",
solonió" y Noé, lsaias y Ez:quiel, san Antonio y san Jerónimo-
'e
l"..ucle repre'err.r con h g.r' brrbr' Pcr'or¡io n¡' io'eno cono
Jacob y Daviá, normalmcnte aparecen con la cara bien afcirada. Dios
Padre siempre aparcce con una gran barba; Jesús, por su parte, suele
llevar una barb¡ bien cuidada y con frccuenci¿ bastante reconads' del
tipo que esté más de moda en la época en qLre lo pintc el anista'
VEsrIDos Dr AcuERDo coN NUESTI,1. EDAD
Lrs se¡es humanos no siempre representan verbalmente la edad que
tieren. Las personas de medjana edad o aun mayorcs uiilizan de 1'ez
en cuando jergas umodernas,, aunque a veces cstén un Poco pas¿das
de m"Jr lo' 1orcn.. de uno y "rro '<¡o irrenran i-rpre':"nr' 't 'u
iguales o a sus mayores con declaraciones juiciosas 1' formales y ltiiizindo
palabras complicadas.I-o mismo ocu¡re cn el lenguaje de la induneni¡r;a.
ln cualquier gran reunión social es posible ver a personas
vestidas dnás jóvenes" o .más vieias' de lo que p¡esc¡iben los usos vrq¡rre..
( or\. e.l.e o incor'.ienrcnen e. .J roP¡ e\ un n.erui,. y t't
Lensajc que mdos 1os presentcs comprenden instintivamente. Así po
demos esta¡ a la defensiva -ya sea en cl sentido positivo, ya en el negarivo,
según las prefercncias de cada uno de aquellas penonas que quie'
¡en que se las rca como espontáne.rs, amantes de las bromas e impulsirx;
d. qui.ne' qu'.r.n qr" jucuemo. . or ell"' v lo' . or';r'¡-o'. I ^ c- -
,r.'n.' 1 l.'p..Jo."n'".'u.e'r".e.rnfLrrie. PoJen'o' r¿'roie" e -
a la defensiva de aquellas personas que estén dcseosas de asumi¡ nuestras
responsabiiidades, soluciona¡ nuestros problemas, perdonarnos
nuestros errores, cuidarnos, decirnos 1o que hemos de pensar v mane
jarnos. Los clementos dcl vestido q"e nos dan ta1 información pueden
ser muy sutiles, un tono de color ligeramcnte más subido en 1¿ fald¡
o 1a co¡b¿ta, un co¡batín sueho o tres o cu¿tro centímelros menos d'
{¡lda.
En ocasionc se producc una desrjación más evidente t:nro resptc
ro al código verbal cono al indumenta¡io Los adult<¡s h¡l¡lan cr¡nr"
niños pequeños, a veces entrc sí¡ los niños precoccs o c"¡
'I|'i|''''¡rI'^
funden y/o csc.rnd.rlizrr ¡ su\ nri),(,('\ l'.rl.r 'r '¡s¡nLL ' 1"' ri" \ 'Ll
¡rJrc
(lrc.,rrr,7r.rl". Irl r¡¡i.,¡t,'l,rr,',r¡r,rr, , I
''" 'r'rrr' 'l''l'r
moda, donde suelc componar la misma respuest¿ sumamenre c¡ític¿.
Se apera que las personas vist¿n de acue¡do con su edad, y casi todas
l¿s sociedadcs han impuesto s¿ncioncs contn el uso de vestimcntas propias
de otra generación. Est¿s s¿nciones v:¡ían, scgún 1a rigidez de la
sociedad v la severida de ]a olinsa, desde l¿ burla c¡¡iños¡ hasta 1a con
den¿ al ostracismo.
EL co¡¡lRo vEsrrDo DE BoRxrco
Vestir con ropas más propias dc personas ma,vores dc lo que real
mente se es es algo <1ue por lo general se he rrat¿do con ma-vo¡ indL¡l-
{er. ., ru< lu rnreno. tn el .r; d. l, niñ.I d". ere ¡ñ.\ que.< pone
cl vestido de su nadre y experimenra con sus cosméricos por lo gcncrrl
sc consid€m como una gracia, siempre y cuando sólo 1o haga ocasionalmcnte
i, en la intimidad dc su casa o en la de una amiga. Iodo
cl mundo reconoce que 1o único que hacc es jugar. ?e¡o si habituat-
¡renrc va al colegio con las r.rñas y los labios pintados dc rojo y con
un pequeño bolso de mano, los axrraños la miraán con desaprobación,
L,s ot¡os niños sc burlarán de ella y su prolesor puede que se quejc a
los padres. A éstos también se los conside¡a¡á ¡esponsablesi un niño
¡equeño llega a1 colegio con una ropa nás propia de personas dc rna
yor cdad que é1 o (1o quc en la actu¿lidad es lo mismo) que sea demalormal
para un día de diario.
'i.rdo
Unos aios dcspués, las s¿nciones contn c1 uso cle ropas más propias
tlc pcrsonas de mavor edad 1as suelen aplicar los compañcms del niño.
Si, no obs¡antc, la dife¡encia no es demasiado gnnde, puede que al ;nlr'.rct<,r
en lugar de castigario se lo admire. El mrLchacho que se pone
rrr t r.rjc pan ir al baile de su escuel¡ de secund¡¡ie puedc lcvantar mira
,l,s dc envidia y también de desprecio; a La joven que logra salir de casa
quc lc digan que suba a su habitación:
'rr
quitarse lo <pc llcva en la
r,rr,r ¡ucde <1uc sus amigas la traren como a un: especie de heroína.
( ), for supuesro, se pucde neter en serios problcnas. Un ejemplo
, l,i'it rr cs cl que se relata en lranhie 1 ta bocla (A Member of the \ted
,1,,,!1). ¡( Crrson McCullers, cula protagonista de doce años, Frankie,
,-.r,i i,rrros¡r cn un¿ desdichada rransición de niña a mujcr. Durante
,.1\,.,.!¡,, Jc l9+.i crr quc discurre la acción, Fmnkie está en lo <1ue los
rlr r, ,¡'''L qr 11.,,,r.,,, ,',i., t! i,in limin¡l (o umbnl); "i,
como dice McCu-
Ll,,.,. L.,,,1,1,. L,., .,,,, I t\ |.¡,,,.¡
'irr ,rr.tluras qu"- and.rb¡ rondanclo los
¡",rr.rl,.,1, Lr., ,.,. ',,,,,',,1,, 1,.,
",'L,.rr,,r'rl p.rclfc sc nr¡fchó de casa
\ , l, t" ,, ,1, I ,,,'1 , ,, l, ,t'r, ¡,' lrrr rr.r,li,1fi "t,
lc irrrpirla
72 L[\cr:.\lr Dr Lt \1oD,1
balar al pueblo una mañan¿ co¡ su mejor vestido dc organdi rosa 1'
con .1ápiz de labios y Sweet Screnade'. En esta cultuta, como cn otras
nruchas, los niños se ponen más la ropa de adulto para las ocasio¡cs
formales, y cl vestido de frankie, sin ningún géne¡o de dud¡s, hab¡í¡
sido más apropiado en una niña de doce años pa¡a:sisti¡ a una lies¡a
o ir r l: iglesia. Pcro en un¿ situación de dia¡io, aunque no llevase los
labicx pintados, esta ropa es más propia de una pcrson¡ nrucho ayo¡
que ella, corno sugicre el siguiente conentario de Big N{ama, la :dii i
na negr:r: vestido tan bonito llevas.
"Q"é f esos zaparos de platal lare'
ces una chica mayor dc cdad". Frankie comete la imprudcncia de en
trrr vestidx xsí cn el Blue Moon Café, del que ella sabe que es "un
lugar
prohibido para los niños,'. Alli conoce ¿ un soldado inexpcno v borra
cho al que elh lc parece bombón" 1o suficientemcnte ma-vor para
"un
pasar un bucn rato. Frankic, que no se d¿ cucnta de lo que csrá o.u'
rricndo, no acab¿ vic¡lada por mu,v poco.
A menos quc scan clanmente una form¡ de disfrrz, los tnjes de ves
tir de adulto en un niño más pequeño quc Innkie pueden ser muv
pcrrurbadores, pucs sugieren precocidad sexual. Es Por csra tazón, qur
zá, que los enanos adultos de ios ci¡cos, con sus caras de bebés envejecidos,
sus Lrajes de raso y sus diminutos esmóquines, hacen que nos stnramos
¡¡n incónodos. El niño que sc riste -o que 1o risten- con ropa
de adulto dc dia¡io nos perturba menos. A merudo asumimos quc tiene
prcocupaciones y rcsponsabilidades dc adulto: la litentura victo¡ia
na esrá llena dc cs¡os v <mujercrtas'.
"hornbrecitos"
DespLrés de la adolesccncia, vestir con ropa de pet:on¿ mrlor ho'
cn dír simplernentc implica vesti¡ más fo¡malmente o más cons€rvado
rarnente quc nuestros iguales. Puede r¿¡srnitir inio¡mación sob¡e nues
tras opiniones politicas, nucstro origen social o nuestros gustos cultu
rJes. O puecle quc tal indumentaria se asuma por f¿zones pragnáücas
llpr".." oel ereLJL!úrñ\er qreq.i. o.rrc e-
más respeto seguramcnte se pondú un tnje oscuro v gáias d€ monturl
gruesa. Si es holnbre, quizá se dcjc bigore, 1o quc, co¡¡o la brrba, ¡icnde
a sugcrir edad, :unquc dc forn: rnenos c-spectacular incluso un gran
bigote r::rr vez añade más que unos pocos años. Y, Por suPuero. el rrr o
les pucdc salir por la culata: un bigote muy espeso o mu]' arLrticroso.
cn una cra joven, podria parecer quc se hubiese comprado en el dcp,,,
t¡mento dc jugueres de unos grandes almacencs
Te¡¡bién es posiblc vcstirse con nrpa propir d. fo','rrr. fr,rr¡,r,'
p.rr.r unr ocnsi<in cspecificr: c<,,,scruir qLrt'lr ¡, r rrr I rrr ' rrr"rrr:rl'rr
o corrsc¡1LLi, r ¡ r.,1,.,,,, r LLr,., 1,,,,1,'i,,r, , r, I :
JL\r\ rLO Y vuLZ 7)
gida o, en el caso de hs muj€res, a¡racr a hombrcs mayores que ellas
o tvitar que su parej: teng.r l: impresión de estar cometiendo esrrLpro.
No obsra¡te, un engaño dclibcrado y transitorio de este tipo suele es,
tar limitado siempre a los .rdolescentes.
Er sonn¡co vrsrDo rrf coRDERo
\¡estir con rcpas propias de personas de menor edad de h que realment€
se tiene parece habcr sido sicmpre más h.rbitual clue lo contrario,
aunque sólo sea porque los adultos tienen más conrrolsobrc lo quc
se ponen qur: los niños v dunnte un periodo más largo de tiempo. Con
mode¡¿ción, esto está bien recompensado en la socicdad occidcn¡¿1co¡
tempor{nea, dondc cl adjcrivo .joven" tiene un v:lor positivo cu.rndo
se aplica a cualquierprenda o peinado, o incluso a cualquier plato, auto
T . op( Lr(.\. r. ii.rrpe
"n ir,"r^ j,,
venes, actua¡ como jóvenes v hablar cono jovenes, s:Lzon¿ndo nues¡¡o
c¡nsado discu¡so de personas de mediana edad con frascs y latiguillos
de mod¡. Sobrc todo, se nos insta ¿ r-esti¡ como jóvenes, y los csLilos
más dnpares p:In hombre y mujer sc cnsrlzan en los textos publicitarios
con cl c¡lific¿tivo de.lóvenes,, o por 1o menos dc,,juvcnilcs'.
Exagerar la nota, no obstantc, siempre se ha tr¡t¿do con du¡eza. El
rirlículo v el clesprecio se ceban en el hombre o h mLrjcr dc nás dc
eLrarenraños quc usa jerga de ndolescenre o que inrenta sin é¡ito disi'
rruLar los signos natur.rles de l.r edad; ci avance de l¿ cinrur:, el retroce
del pelo, cl cutis que se marchita y los rizos que enc¡necen. Dcsclc
",
L,r tiempos clásicos,la li¡entur¡ h¡ cstado llen¿ de person:jes cómicos
ie¡os v ro t.rn viejos que fingen el vestir
'
v 1as maneras dc los jóvenes.
l.r nrujer mavor que cac rn csrc crror es especi:lrnente susceptible de
,lrre:c h techc de.borreqo 1€stido de cord€ro,. pero los honbrcs no
rrr r'n nineún modo innuncs. lll primo Feenir, el ancirno galán de
l),,tl'a t hito, j.,ñenil "ran
de silueta v de modos, tan bicn acicahdo",
, , r:rr.r Iiquñ ran objcb de burla como su pariente 1¡ Ilustrísima Seño-
|.L \1, $ r (,¡, ¡unque¡o inspira el mismo horror, quizá porque es :r ella
I l, ,,,,r..r qu. sc nos permite re¡ en 1¿ intimid¡d de su baño.
l'1,,1,,r,,',,,,., l,,,'¡rrnrii¡¿nl.rmrno;lafornasclcrrruinó,
I,,,1, .'1,,,,lL.,j,,,,.qns!clrqrcdaronennl*he
, ¡', I r 1, ¡uso oL!.rúricr v
l,lr ,, ,,1 L'i.,t ,, r|r,rLr¡, Li,.jr.
l
7+
II IT\(;LAJI
D¡ I,\ \I)D¡
75
¡i¡da, cc¡rinr, c¡bccc¡nre, con los ojos e¡rcjecido\, acurncada, cono
un fardo dcs¿liñ¡do, en una gnsienta b¡ta de inncl¡
I
I
El delito de vestir de forma dcnasiado iuvcnil se l¿lon en consonancia
con 1a enr.ergadun del escándalo. Un c¿so dudoso se iuzga como
un simple desatino: el vestjdo o el tr¿ie lig€rrmente iuveniles, como el
lcnguaje ligeramenre ingenuo, sugiere que se es un Poco nm¿duro, que
se cstá deseoso dc se¡ aceptado por personas más jóvencs o que nos ali'
rrnmos de manera un tanto paútica a 1¡ jurentud. Cuando el desfase
de ed¿d cntre l¿ vestimenta y quicn la viste cs ma,vor, al infracto¡ se
le considen no sólo ¡jdículo o patético, sino además una vergü€nza so
cial lnbulanre, el equivalente indu'¡cn¡¡rio de quien mientc descara
damente sobrc su ed¿d. lln ese caso, sin embargo, 1a vergüenza es ma
yo¡ pues la ropa nuncr sc queda callada.
Una disparidad exrrema enrre edad y vcstido, como en el caso de
la señom Skewton, se considcra repugnantc o incluso cspantosa. No
está ciaro por qué esto ha de ser así. No hay razón lógica para que una
mujer de scsenta años que lleve un vestido de iovencit¿ nos ponga eü
fcrmos o nos ater¡e cuando, por separado, el vestido y Ia muier nos de
jarian indiferentes. Er.identcmente, su yuxtaposición csrá quebrantan
do a1gún poderoso tabú; algo prohibido sc está diciendo en e1 lenguaje
de 1¿ indumenu¡i¡. Posiblement el mensajc prohibido tenga que vcr
con la persistencia de 1a sexualidad cn la vejez, un fenómeno que hasta
hace poco sc pasaba po. alto o se legaba. Sin embargo, los últimos eños
l'"".u"tcn p1"do <le csta situación, y las normas actual
"nu
mente vigertcs sobre 1o -ejoria que un anciano o una anciana pueden ponerse
son también nás relajadas. El con rop¿ de corde¡o" también
"borrego
h: desaparecido en mayor o rncnor grado dc la novela scria, a1 menos
como objeto dc rerror.
El adulto de cualquier edad que se viste más como un niño que co o
un aduito joven es un caso especial En ocasiones, el mensaje de tal indumeltaria
es de tipo sexual' es una a¡r¿cció¡ consciente por la paidofili¿.
En otros casos, la ropa infantil anuncia quc un hombrc o une mujcr
fisicamente maduros mdavia son mental o emocionalmcnte niños.
Las fotogr:{ias de ¿dultos ret¡asados a menudo los muest¡an lestidos
con pantaloncs cortos o con vestidos dc niña pequcña ¡ en 1a lncr:tu
ra, trmbién 1.r ropa infanril sc acept¡ corio siqno dc innr rlutcz pcrnr.t
¡enLc. Tennesscc \\rilli¡ms l¡ us.r dc cstr lom¡ r.rrrr" ¡' Lr'L I rL r t rtr / i
too ú oisttl (1'ta\). tLn sLr 1r'irr.rrL,c.ril,'A i,r,"" r"' 1' lr \1rr'r
Lr nptr intrntil urx,li po¡ adrlos súgic.. nm¡dunr ¿mo.io¡rl. Ll pdnrlo erilo .^li.ú or
rl ptrn de Itrs mr$illar' quc lldaú Juln H¡vdo¡ cn L .br de l¿nnesee \¡illians ¡12¿d¡ir
.'n l ( l9a5) .oñp¿nebá d cfcüo dd ¡nj.lrrg. de gÑ, w en e\Fe.irlmenL¿ llxür.ivo or ux
i¡f,x en {tnr!¡si rod6las rntr¡¡6 ¡dulra aiitr¡.lFl. ¡zrd. ose Lr nab.n.on uni pd.r¡n..t.
villas, como para la novia-niña de la película.Baf, Dol/ (1956), quc prcsró
*¡ nombre a un estilo de ropa de dormir fcmcnina.':
Nrños Dr v!i'{No
l)¡r¡ las pcrsonas normales llevar ropa de niño corstituyc un tabú,
¡' r. cs un tabú que sólo opera en cl mundo más co¡idiano. Cu¿ndo
..r e.r,i jugando, y especiaLrnente en vacaciones,las normas se rclajan.
| .r r'¡.r (tuc sc suclc llevar en vacaciones tiene en todas pxncs on llama-
,,, ,, t ,1\,t,,tt,,,rr, {{rnriro y o¡o 1¡rdivd p¡.¡ ¡.fc¡itrc
, . !,!, r i,'.nr nr.nt¿ ll.strn hr
".'D1t'.,'d'$,t(
!I- LL\GUAJI DT L^ T!T(TD^
tivo parccido con la rop¿ de niiio, a mcnudo con l¿ de niños cienamente
muy pequeños.
El cent¡o tu¡ístico donde estoy escribiendo este capítuio (Kcy West,
Florida) está lleno de adultos vestidos de niños pequeños e incluso de
bebes. Ller,,an modelos idónticos a los que se venden en 1os departamentos
de ropa infantil de los grandes almacc¡es: f¿ldas y pantalones de cinrura
elástica, polos y camisetas con cuellos abicnos fáciles de saca¡ v cie-
-.c' r pre.ión v pe e e, {au( ¿l-o,'l.e ll:m¿n -no ro\ l. F.,a.' p (nL,$
sencillas esrán f¿b¡icad¿s con los materiales tr¡dicionales de la ropa de
bebé jersey de algodón, seersuchery poliester- y vjenen en 1os colo,
¡es tr¡dicionales, rosa plido, amarillo pálido, azul celeste, verde Iima
y blanco. A menudo llevan impresiones o aplicaciones de peregrinas
imágenes de pájaros y animales, siendo actualmente el pingüino y el
c¡imán los f¡vo¡itos. Ot¡os de estos niños de ver¿no llemn camiseras
sueltas o camisetas cst¡mpadas con alegres diseños infantiles de flores,
peces o barquitos de vela.
Estas prendas, que en casa o en una oficina se consider¿¡ían escand¡losas
o ridiculas, están perfectamente diseñadas para el fin que pre
¡cnden. Proclaman al mundo que ios adultos o incluso ancianos que
las llevan son cn l¿ actualidad niños hononrios, con licencia pa¡; jugar
en la arena, chapotcar en las cálidas olas, comer suaves, dulces y pega
josos alimentos que normalmenre lcs están prohibidos y darse paseos
montados en un tren turístico en miniarura que es muy similar a los
trenes de juguete que hay en los prrques de atnccioncs para disfrute
de los niños más pequeños.
I n re e'ro' fe i,e, rfurro p-demo' re- r uro, po.o, r;ri'L.rs qr.
no han podido, o no han querido, beber de la fuen¡e de 1a juventud
hxta saci ar plenamente su sed. Llevan clatavio negro o marrón de conc
conse¡vado¡ de su vida cotidi¿n¿, ¿ menudo complcmentado con ex,
presioncs de impaciencia o desaprobatori:s. Otros, más numerosos, se
vis¡en de niños sólo de cintura para arriba; de ese punto hacia abajo
llevan faldas o pantaloncs y zxpatos de vestir en lugar de 1a: sandalias
o las playeras de niño. E¡ ocasione se ve a una de estas pcrsonas que
es un bebé hasta los tobillos pero que conserva 1os zapatos de cordoncs
y los calcetines o los zapatos oscuros cerr?dos del mundo c1e los nego,
,io'.1¿rz¡nJo¡i<l irequitocorur.q-e<.r<Li.amenre ingz,. r.n.j.
de que rún rienc Jos pies sobre la tierra.
Los tu¡istas que se ran de vacaciones:: la mo¡¡aña cn lugu de.r
la costa tarnbién se visten conro niños, pero conro unr¡s r¡ rñ, .rlqo ^
rn.r
i,ores. Semióticamcntc csto cs b.rsr.rnrc.rproJri.lli,, I'L , .,,. t'l ,, . ',, ','rl
aquellos que más frecuenremcn¡e se disfrutan entrc lxs edades de, digamos,
siete v docc años: escalar montículos elev¿dos y tirarsc rodando
por ellos, explorar bos<1ues, dormiry cocinar al aire libre yjugar a scnci1los
juegos competitivos de balón. P¡.a estas acrividadescncillas pero
físiemente fatigosas se ponen el tipo dc ropa resistente, de abrigo y
de coiores vivos que se suelc ver en los niños privilcgiados de escuelas
elementales: vaqueros, jerseys, cazadoras, parkas y pantalones dc esquiar,
tc¡dos elios en los colorcs primarios que sueLcn aparecer en los carreles
que ha1' en 1as aulas de dibujo de las escuelas elementales: rojo bombe
ro, verde musgo, amarillo sol, .rzul cielo. Se evita todo adorno y cstam
pado que no sean las rayas o los cuadros. Y, como los rnuchachos y
muchachas de la edad que procLaman tener dunnte el ricmpo que du
r¡n sus v¿caciones, suelcn presumir bastanre dc su equipo, aunque ahora
han sustituido el cuchillo de cxplondor de cinco hojas y la linterna
con luces de dos colo¡es por la panfernalia más refinadr y mucho más
c¡n de los a¡rículos de camping que se pueden compmr en cie¡tos comercios
espccializados.
77
CAPÍTUL o
3
Moda y épocas
Co¡úq plinerq qui¿n e.€s, y después
¿dórDate en cosecuencia.
Eerccrc, -D;.r6os,
3.1
Aunque con frecuencia se ha censurado a los individuos por vestir
con mpas poco acordes con su edad, la propia moda ha cometido e
veces este mismo ddito. En ciertos periodos de la historia toda una gc.
neracióa de corderos -por no mencionar a algunos lobos- se ha pucsto
ropa de borregol m otras époc.as los estilos imperantes en ropa de hom.
bre y de mujer han sugerido una madurez avanz¿da, dando incluso o
los j&enes un aspecto de persona de mediana edad. Estos lr¡ivencs dc
la moila no son a¡bitr¿rios ni caprichosos, como han afirmado algunos
de los que han escrito sobre el vestido, sino el signo externo y visiblc
de profundas alteracionesociales y cuiturales. Como dicen los soció'
logos norteamericanos,
"los
cambios en las moda¡ fundamenta.les dcl
vestido indica¡ cambios en los roles sociales y en los conceptos que
los miemb¡os & ese sociedad denen de sí mismos".r
La adooción de estilos iuveniles ha atr¡ído más la atención de lo¡
hiso¡iado¡es del vestidq quizá porque se sueie produci¡ de manem más
¡. c@l¡c Burh y Pittf t n¡.t¡ O¡ !h. Di..ppanna of Knick*r: Hypothoo for Lh"
Funclión.l ArdFh of fh. tftS.hE' dcJ,dúla5., hsd.l ol h.ial Pt crolos', vol 5l (D tryo
d.l9ú0). lay r|t.¡rtr .. lr.'r'
i
8C rI LINGL¡I! DE L-{ \{)DA
r€pentina.'fal cambio, sin embargo, nunca afccta sólo ¿l r.estido: antes
al conrr.uio, todo el ordcn a¡te¡io¡ de las cosa¡ empreza a pe¡ecer unrlorme,
rancio y represivo. La invención, c1 cxperimento, 1a nor.edad _r',
sobre todo, la juventud sc ponen de moda; las propias modas conrienzan
a imitar ia ropa de niño. A veccs los estilos que se copian son con,
ternpor':ineos, pcro rnás i nenudo son aquellos que la úhima gcncración
de adul¡os ller''aba cuando cllos nismos er¡n pequeños. Al ponerse
*to' r'",lcl' ^.
...j r or..hm rnno ¡rj '. ane r e q. . ,c r icg., ., o, up
el puesto de sus padres o a prrcccrse I ellos en ningún sentido. Por e1
contrariq prelieren hace¡se los niños, o scguir sióndo1o.
L¡ n¡vorucró^' RoMÁNrr(:^ ¡N r-A MoD-{
A finales dcl siglo XVIII, la ropa en -¡' llevaba mucho ticnpo
siéndolo ext¡eruadamcnrc formal, rigida y sofiticada. Las person:s
adineradas dc ambos sexos llevaban prend:s pesadamente acolchadas ¡'
emb¡llen¿das, con encajcs, dorados y bord:dos que les hacían parecer
tattas de cumpleaños ambulantes. los pies los ilevaban estrujados en
puntirgudos zapatos de tacón ¿l¡o. Las cabezas de los hombrcs iban ca¡-
gadas con pelucas empolvrdas llenas de rizosi l¿s de las mujeres, con
complicades estructur¿s de pelo auténtico y falso quc podía llevar ho
ras .l-reglar y que a veccs alca¡zab¿n alturas asombrosas: se pu€den le¡
cn retratos de Ma¡ía Antonieta y las damas de su cone. Algunos hom
bres elegantcs llcgaron casi igual de lejos: el estilo nacaroni, insta,tnóo
cn torno a 1//0 por jóvenes dandis inglcscs que ¡xbian esr¡do en h.l
lia, incluia un exagcndo copere ren¿t¿do con un e¡¡¡año tocado. Cuando
Y:nkee Doodle Je puso una pluma a su somb¡ero v lo ll¡mó l4aca¡oni't
estal¡a imitando ¡ estos galanes; no se traraba, cono yo creia, de
que hubiese decorado su rricorn;o coD pasta.
Au r,1u cn 1., .¡,o..r d. I r. re\olu. ior-.
.. pr"dujo u \". ,,<io. m:. '.,.;L'" 'en.il o. e i.r¡r, le., e.¡e.
luc consecuenci¿ de tales agit.rciones, sino una manifesración má¡ cie
una rransfornración gcnerxlizada de c¿r.{cter político. social l cuhural.
Ya anLcs de 1776 el movirniento ¡omántico, con su énlasis en 1o senci
llo y natura.l, había comcnzado a reflej:rse en la ropa. Ello fuc cspccial
mcnte evidente en Inglaterra, donde 1os volante-s de encaje pan ios hombres
y los inmcnsos aros de los r.estidos de hs mujeres contcnr¡r,n ¡
: D. : ld¡ ¡( lr..,i, ,i, ,,.i1.r{ L \ :,,, 1r,,,,.1
desaparecer a principios de la décrda dc 1Zl0. Las modas no¡teamcrica_
rd'. €.r:",^n r l.r- n¡le,:.. :u rq:e - un¡ c:. n¡ di,r. n. i¡., "r,"
e, \.,
b rlr <r p o! nci .. L revoluciór
h z" ¡o..o p"r re_
,31,.i.., . ,e':J.. I n.ucl-o. J. lo. prJre.-. nu¡dor.... |n¡b ,
I a t , ,n-rr o <j\ gdn.e y rr.r grJo, gu; p-e, r e. e rdo l: rr
}a víspen dc la Revolución, "\
cuando pu.Slo 11""" t", d;ri,,-
..o"e. d. clr.e", et r¡,ido v *.l-,",i,,d"..1i,o,r.rrr,,e
"l "but;;
q:iLr
-or ro. ¿ro.) ¿. ro\¿,. No ".
ob.rrnte. ,.n ur; , ,i,i, poco. riener ti.np"
para compr:r o drseñar tmjes nuevos, y el ciudadano Robespierre, cuin_
do envjaba a los nobles a la guillotina, iba vesuoo con prcn<ras muy
o¡r(,d¿. r n rr, ,bJ..rJ",rdo,r.,. Ur¿ \,/ lb-
'¡dr lr. .r,. rlFgror erilo. n¡,,rno1,,. p.n.r. in,¿r.1" ¡ lo,
que r p-edon:nab.rr <n I' g r.r-ru. ¡ mj. u o<.¡u¡¡iindolo. ror:'_
Hacia 1800, las mujercs y 1os hombres de ¿r¡bos 1¿dos dcl Canal
J.^i¿ \l¿n.lr' lle..rb:n , I rrpo d. r"p;, qre pod rn h¡ou n¡d"Je
e.r .ru b,r r.u. dr 1,u.et
:,ro.:
nr nruv e., o.rCo. ¡ Je r.rllc aJro pa-:
1". n :iere... ,e r,i la, cl- qucLr. . r rdorro. r p¡rr¡tune. Lt¡n.-. o
d( ¿r,e D-rr o. ,rurnb.c.. L¿ ocluc¿. y o, oeir;Jo. con.pt*rd+ \,
L,i¡r de ¡do o.¡.o ¡ -,, . rl,erlo n¿. . o' tu r o.: .r,pecr" mn n.r : rrl. I :.
l.¡ld¿..rh"br¡r e'¡nr¡dooel ,u(1" p.r ueir.Ji der ub . -ru lo, ,ooi
llo (r lurd do. e.r L r r, rrtunLile. n-, Ji¡. bl.rr*.. y I r per,or:,,1e
I'o'-..1"..¡.¡.'on
"n_
¡.,'-¡ z.,o¡ itl¡. otrr r.. {t iuat qrr to porrra.
,i, B r, . \ord.*.-rr. pructar hrr tr, .ruc u,,,, t I qubte.,¡ o-
l.r infancia, estas prendas :nLrnciaban La energia iniantil, h esponraneitled
y ia sensibilidad ror¡ánticr de quiencs 1:s llevab:n.
l,()s pRrNfrRos vlcToRl¡Nos: L{ Ntñ'taA ToNTA y rA ADollsctiNT¡
ti1
LÁNCUIDA
A medlda que el movimicnto ¡omántico sc adentrab: en su segun_
,l,r tencr:ción, producicndo la poesía ran rica y tan llena de cololido
rlc Kc;us, Bvron y Shelle_v. las modas comenzaron ¡ cambir. Et vestido
1.,¡.nino. aunque conscrvando su forma tubular básica de talle aho,
t J¡,2¡, nris rico cn rdorno y colorido. Gradu:rlmente, las fildas y las
r¡.,rr{.r' sc cns,rrrt h.rmn. .r¡rrecicrcn las gorgueras, los accesorios y los
r.¡/,
'\,
I r.r\ ¡irLLr, r, r r,,\, r,a .r¡rt¡,zin)n I parecer lánp.rras dc tocador
1,,,1)L,l.,i r,- I | ,,t,, , | ,,,,1,',.. rr rr,tr, rlr e,rnrhiri trrro. r:rmbién grnó
,',,'1i,,,,¡ \ ,'.,,
',,1,.
t,,,.r ,t,,:t,,,,.r,1,.,11r,1i,c,¡su.rlrop.r-
Il2 II trNcu,lf D[ l-,\ \l()DA E3
ñuclo r-rano. I r;icro, 'u
pe.hrr; de p,lono 't .h¿le.o de '¡)¿" " "'
..ñidoip"n.io'c.de..rnLide.ol"' ¿vel¡n¡ H¡.'¿ 18.r0 ta l-rb ; que
¿,oo e' ¡¡le.;do el m"dclo o< prir.i¡r:o' dc l¿ éo'. ¿ vi. tori¡na: el t¡-
rón elegante y pornposo y la mujer artificiosamene ado¡nada e infan
ú1, inmadurá tanto de mente como de cuerpo
los treinta años siguientes contemplaron \ariaciones sob¡e este tema
,rue han desc¡ito po¡ ir':tenso los historiadores de Ia moda. P¡imcro lle
eó la ¿pariencia de niñita tonta de la década de 1820, toda cintas, bor-
L" y b".1.', henchidas y desmesundos sombreros listos para
el vuelo. Ser pequiña -ang", y delgada era ahora una ventaja: se sxcaba el ma-
\or pro.c.h; da l¡. m¿no.. lo'pit'i ,r'cin'u:'d:rrirura'
"cl pe
cho'c el'mir¡b¡ o,e uello' l;'o' r ipo ch;l t o11o'rei'
".,h"t¡."r'
ren estxs ropas! la supe¡ficialidad e incluso la inanidad se habían
convertido e¡ caracteristicas femcninas descables Se prefería la ignol¿ncia'
que implic¿ba inocencia' al ingen;o )' el juicio, que sugerían ta-
¡nilia¡idad con (cuando no experiencia de) la impureza La Don Spen
low de Datil Coppe,fetd, con sus gemidos y sus pucheros v sus miedos
infantiles, es un buen ejemplo de este tipo de mujer rctratada veinte
años más tarde, cuando süs carencias se habían hecho más evidentes'
Geoffrey Squire, en su genial estudio D¡ess ¿zd Socrery ha señaladc
oo" en troo"cr'..o del siglo XIX el ideal fcmenino que reuclaba la
"l
moda enveieció gradualmente La ropa de muier evolucionó desde 1os
sencillos vestidoi blancos dc muselina de 1800 (que, aunque él no 1o
d:q¡, podr,an comp.rnr perfe.'rn enr< con r¡ roPr d" b.bi) h¿'L¿
'e
lo. erue.". ruie' w" de mrrron.r de o-:r. ipio' d'l
' 'e
'ig'o
XX Fr l810.
l, muier rde"l.n'pw,o) I s¿reJrrcn 1820and:b"po lo''iete - ocho
'lñ^.; I hr.;r la mir.,d d. lid;.,¿,,¿.'8lo'eh¿bi¡cor'
-idoen,n¡
adoleicente sensible, rec¿tada y retr¿ída, en ¿bsolum ingcnuamente in
solcnte. Las buenas nluchachas de las primens nolelas de Djckens son
con fr.:cuencia de cste tipo, desde Rose Maylie y florence Dombev (;Ian
to lx niña como la nuje¡ Parecían exPresarse a un tiemPo en su hermoso
rosrro y en la fr.igil delicadeza de su silueta") hasta la pequcña
Dorrit. También Jane EYre presenta este irspecto al mundo' con inde
pendencia de cuál pueda se¡ su conlusión mtenor
-
La be1la dc priniipios del periodo victoriano, tal como se la representa
en las ilusüaci;nes y los grabados de modas de la época, era de
constitución pequeiia y delgada como la propia ¡eina Vicro¡ja Tenia
los senos poco desarrollados y el talle estrecho' grandes ojos negros ¡'
ouros. nin:riz ni barbjlla de la quc habl:r1' 1a boquitr d' ¡in'in l cjos
,1" prr"."r qr" .r punr" d" ,'n cl ¡lr'
"'ruui".c "l"'.rrsc
' """"1r
rn"h'
Ltr jo'o rcin¿vido¡n r trjur¡b¿ ¡l lJ*l
.le belh?r dc rrincipior de ltr époü ridó.
nm¡i er pcqlcn¿ | 6bdú, con s.úd6 ojd
Deg.os y l¡ boc¡¡¿queñr. Ltr rein¡ b¡iia¡-
do .ón su .lrrido, cl ¡rin.ipe Albeúo, c¡
de aire caliente, esta mujer apenas parecía tener la fuerza suficiente pan
mantenerse cn posición venical sin Ia ayuda de sus ropas. La cabeza
le caia desmayada y gácil sob¡e el delic¿do cuello, que se alzaba sobre
unos hombros cidos, cuanto más caídos mejor. Entre 1830 y 1820,
"cuanto
más sc parecían los hombros de una rnujer a la parte superior
de una botella de champán más sc la admiraba".r
La ropa sc metamorfoseó par:r ajusta-rse a este nuevo ideal. Las fal,
das se dejaron caer otra vez hasta el suelo y las enormes mangas hcn
chidas se desmayaron débilmente sobre les muñecas hasta deshincha¡-
se por completq pulcros pliegues y ga.lonesustituyeron a los lros y
los volantes de los prime¡os años de la década de 1830. El:specto de
alegría infantil se desvaneció; y el corte de los vestidos acenruxba ¿hora
la sumisa inclinación de los hombros caídos. Con esras ropas las muje
lcs andaban y se movian con menos vigor. I-os corsés más l:rgos y las
f¡ldas mái pesadas hacían que las mujeres sc doblasen bajo su pcso, mien,
tras que los profundos cuellos, los pañuelos de prieto encaje y los chalcs
de abultados flecos hacían que a Las mujeres que vesría¡ a la moda
lo rcsult.rsc difi, il o inchso imposible levantar demasiado los brazos,
p,r,i. rrrl,
' .sí,1,. r, li, v*rr cncrnrrdor desampro. También su pelo perdió
, I , ,- t , ú1 ,'t t.r1r, t t,jr,, ta
Il MGL,!¡ DE IA NTODI
los bucles y la vitalidd; ahora estaba partido por la mitad y peinado
hacia atús en dos suaves alas caidas.I-os cosmdos de su sombrero descendi¡n
y se 1e cc¡raban sobrc h c.ua, impidiéndole la visión por am
bos lados, como las anLcojeras <1e un cab:Ilo. Esta incómoda fo¡ma de
roc,u, p ".l¡n¡b,
erjtr,¡rncnr, que qL ie¡lo lleurb.' ' r¡ oer¡ ¡do de
l'.,d.,l .en.;b.p¡r¡."oo-,'l, n'i"d,d.l.'rnu'rirud Ar nsmotie-¡-
po! e\pr(.Jor perle.r.rn. rre la iJ< de que r-nr nure- b^r''a habrir de
i.". ¡"'- t i':ó, 'rm:t¡¡¡ y e'rre.rr de mLnd^.queno
",.,r:'"," ""¿
sc le iba ¿ exrravi¿r 1¿ mirada en su paso por 1a vida
Habria que seña1ar, claro, que Ia muier de principios de la época
victoriana ei¡ un ideal, no una realidad Las mujeres cula personalidad
y atributos físicos se ajustaban a la rnoda inpcrane lo adoptaban dc
buen grado, como hacen ¿ctualmente O¡¡as eran menos albnunadas:
Dunntc losprimcros cincuentaaños del siglo XIX, cuando l¡ Inoda
no tenía oto obje¡ivo qle creu ura fági1 bcllezr juienil ide¡liz¡da,
hs mujcres gnndes, cné.sicas y de rnediana cdad a menudo no tenian
nás ahcrnativr quc pareca cóniicas o ttiP,ics si se sentian incl;nad¡
a cumplir con 1as *igencias de la rnoda.r
Quicnes no quisicran pareccr aniñadas y desv:lidas, o quiencs fisica¡¡cnte
no estuviesen dotadas, endrian que optxr Por no ir a la moda,
al menos por €1 momcnro.
EL HoMRR! vrcroRl\No Y su ¡ARBA
Confonne pasaron los años, los estilos par: ambos sexos füe¡on nla_
durando gnduaimenre, siendo ios hombres quienes en un Pnmer mo'
meno llev¿ron h delantel¡ de forna considerablc. Ya hacia nedi¿dos
de siglo habian comenzado a abe¡dona¡ sus coloridos paiuelosde cuello,
sus elegantes abrigos aiustados al cuerpo, sus ceñidos pantalones ,v
sus cscarpines planos. E1 honbre ideal ya no er: un ioven esbclro y ro
mánticofahora era gnnde, incluso corpulento. Durante 1a úkima pane
del siglo no era ninguna desgracia ser gordo, y la f¡ase hombre de
"un
elcgante figura" implicaba dimensioncs que ho,v cn dia sugcririan una
tendencia a ser induigcnre con uno mismo 1' un inmincnre araquc al
La ropa de hombre :centuaba esrc aspecto de desnesura. Los ¡b¡igos
más holgados y los pantalones más amplios sugerían o daban aco
modo a un exceso de peso; la apariencia de ser airo se aumentaba con
unas botas de tacones considerables y un alto y b¡illante somb¡ero de
copa. También empeza¡on ¡ imponerse ios colorcs más oscu¡os, y a
mediados de siglo e1 negro era el único color respetablc para un tr.rje
de noche respetable. En público el hombrc eleg¿nte solía lievar un b¡s
tón o un par¡guxs como signo de su poder masculino y su auroridad.
Cuando hacía {río se ponía un pesado abrigo que a menudo pcsaba aún
más de lo normal porquc se le ¿ñadí¡n una o más esclavinas; a vcces
esta indumen¡a¡ia en tan larga y ran amplia que ¡ecordab¿ a la túnica
r¡adicionalmen¡e asociad¿ con la vejez y la autoridad.
Las barbas corridas y los bigotes que se pusie¡on de moda durantc
la segunda mitad dcl siglo XD( aumenraron este aspecto de madurez.r
Para un histo¡iado¡ social el lenómeno es sumamente llamativo, pues
duran¡e los cicnto cincuenta años ante¡io¡es la mayoría de los hombres
inglcses v norteamericanos habian sido lampiños. Los barbudos er:n
tan ¡:ros que en 1/94 para una dama de Filadclfi¿ e¡¿ tan asombroso
ver por las calles de aquella ciudad un elefante como dos homb¡es con
barba juntos. La barba abundante, especialmente
barba sin arreglar,
era un signo de extrema vejez y/o de descuido y cxccntricidad¡ posiblimente
incluso de locu¡¿, como la espcsa barba blanca <1uc llevó el rey
Jorge III dunnte los últimos ¡ños de su vida. |n 1¿ histo¡i¡ de \t¡sh
ington Irving, la barba gris hasta los pies de Rip Van \íinkle es lo pr.imero
que llama la atención a sus antiguos vecinos cuando dcspiert:r dc
su largo sueño:
Todos lo mira.on con igurles muestrar dc sorpresa y, sie,npre quc
ap¿rreban la visra de éi, inr¡riablcmcn¡e se ¿c¡rici¡ban l¡ barbilla.
Y cuando regresa al pueblo:
Un¿ cuadrill¡ de ex¡nños niños le seguia de ccrc¡, abuchejndole a
sus espaldas v scñ¿lddo su b¡ba gris. hs perros, tanbié¡, ... lc t¿dn
Ll osrr,,L isnr. . pen.rs rún peores soLian ser el destino que aguarda
l,.r .r. u.¡ll¡r,r,.rllr r r rrpcL inrsc cn no ¡feir¡rsc. hn 1830, por ejem
85
r (:.r)l r(! s,¡tr r. /¡,,,,,
/ \'r'¡'l, /r/¡ r'¡¡. r,LLr r''
tL | INC¡,\IE LL rA \]Of 1
plo, cuando un hombre con barba de nombre Joseph Palmer se trxladó
a Fitchburg, en Massachusetrs, nadie del pueblo se dignó dirigirle
la palabm. Le rompieron los cristales y los niños le riraban picdras cuando
,.rh.r. l-rp,:"ror o an or*tó pibl'crmente y .o¡" 'e enPeña.e cr 'eguir
llevando su barba le negó la comunión. Finalmente, Palme¡ fue
aracado en la callc por cuatro hombres- I-o tir¿ron al suelq le lastimaron
la espalda e intentaron afeitarlo por la fuerza; él sacó un cuchilio
y rcpelió el ataque. Como resultadq lalmer (no sus asaltantes) tue,ures
tado y enviado a prisión por un año.
lero mientras Joseph Palme¡ se consumía en la circel (aún restarudamente
barbado), se produjeron algunos signos de que el clima empczab¿
¿ canbiar. Ya en la década de 1800 unos pocos homb¡es se habían
dejado crecer unas discretas patillas, y hacia las décadas de 1820 y 1830
algunas de estas patillas, como las del novelista inglés Edward Bulwer-
Lytton y las de su amigo el conde Alf¡ed d'O¡sa¡ habian comenzado
a deslizarse poco : poco la una ¡l encuentro <1e la otr¡ Pata encontr:use
furtivamenrc debajo de la barbilla. En 1852la revista hit\ ülinbargh
Magazine vaticinó el retorno de las barbas, 1. durante los años siguien
r,' r: publicaciore' b no rc¡ neri.¿n6 (omcr/¿ro.r¿ r<.omendarlas,
scñalando que no sólo la Biblia sino también l¿ "Natu¡ale-
'jrrc¡" '
za" y la las ¡ecomendab¿n.
"Salud'
Entonces, de repente, a ambos lados del Atlá¡tico, homb¡es dc todas
las edades y profesiones cmpezaron a dejarse crecer el pelo facial;
hacia 1860 cualquier reunión pública podía mosta¡ una floreciente co
secha de b¿rbas, mos¡achos y p:ti11as (que más ta¡de sc conocie¡on con
e\ noml¡re de sitleburns en honor dei general Ambrose Burnside, el hé
roe de la guerra civi1, que las lucía muy exuberantes) Este extraordinario
fenómeno vegetativo runca ha sido Plen¿menre explicado Unos
autorcs lo han at¡ibuido a la influencia de la glerr: de Cimea,v/o de
la guerra civil nortcame¡ican¿, cuando a los sold¡dos les ¡esultaba difícil
afeitarsc reguiarmente en cl campo de batalla. Aunque esto quizá
pudo contribuir a alentar la nueva moda, hay que señalar que las bar
bas no se hicieron populares durantc orras guerras anteriores, en las quc
¿feita¡se dcbía de resultar igual de dificil. También se ha suger;do que
los noneame¡ic¿nos cstaban imitando al presidente Lincoln; sin em
bargo, Lincoln no se dejó la barba hasta 1860, momento en que muchos
de sus contemporáneos ya la lleraban.
Sca cual fuere su causa i¡mediat¡, la ba¡ba venia bicn a la im¡ee¡
masculina t1e finalcs del siglo XIX. El entusi¡rmo juv,ril ,,,'t,intnt
h:rbí.r sido rccnrplrzrrlo por l.r srilil.r ¡rxpcrirl.r,l r i, r",,.," '. t 1 ""'
ma,Vicroria. no era ya una delgada jovencita sino una marron: gordezucla.
También en No¡te¿mé¡ica el hombre ide¡t había envejccidoiEt joven
y vgoroso parriora revolucionario, erplorador o colonizador, ya no
era de principal imponancia para el biencstar del país. b quc ahára se
queria eran hombres en 1¡ flor de la vida: hombra de autáridad, peso
y consistencia, incluyendo rambiér la consisrencia en el sentido fiiico.
Amuchas auro¡idades les pareció que estos prósperos patriarcx ne
cesitaban y merecían las barb;s. Segú; la we*ninsie, aeiieu é,e ns+,
la.b:rba sicrnpre se había.idcntifiiado con la scveridad, la dignidaá
y la tue z.r . (odr. ell¡ cu¡lid¿cle, po.i¡;!-r, en e\o, mon-enLo,r v er¿
el inr,o, omplemcnLo :"o,c..oor¡" l. ,Jren ,¿ m¿cut iJ¡d.. Un¿
guía noneamericana.de la etiqrueta,, The lllustatett Booh ofManners, ann
ro oecla mxs rotundámente:
...1¿ barba co¡¡idr es Io n¡ás natunl, más cómodq nás satL,dabtc, más
expresrq digniticado y he¡moso.. La n¿¡unleza dio ¡l homb¡c u¡¿ bar_
ba pan su uso y su ltlleza... Los dioses y tos héroes ner:b¿n barb¡...s
Históricamenre, el ¡einado univers¿l de la barb: fue breve. A princi
pios de la década de i880 comcnzó a desapa¡ece¡, o más bien a encogerse.
Como por obra dc un lenro proceso de deforestación, el bosque
quedó reducido a sirnples parcclas di matornles, patillas y espccialmentc
mostachos, algunos de cllos verdader¿mentexuberantes. Desde al¡e_
dedo¡ dc 1890 hasta 1920, a la mayoría de los homb¡es nor¡eame¡ic¿
nos y británicos les salió pelo solanente sobre el labio supcrior. Las
r:zones par¿ esr€ cambio están poco claras. El bigore, como la l¡a¡ba,
tlcnde a €nvejecer, aunque no demasiado. También sugiere dignid:d y
auroridad; sin cmbargo, no parecc tener relación con las ideas dc pa
tr iar¡ado, sabidu¡h o fe religiosa. Quizá, conforme menguaba la esrabilidad
y el tamaño de la familia victo¡iana, cor et desccnso d€t í¡dice
dc nat.rlldad 1.la crecienr€ parricip¿ción de las mujcres en la fuerza de
tnbrjo, r'.r casi no habían hombrcs que quisieran parccer uEl padre de
L,rs vu¡,ru's vJcroRrINAs: ÁNcEL D! L,\ cAsA y R¡INA DE rA BELTEZA
L, ,,),,i(, l,l(.rl si11Lri,1 cnrierdo dLrr:rntc h primera mirad clel siglo
\l\ 1,,..r.i1,.r,,,.,.r rlr.¡,,r r,,,,,r¡.¡ 1r50. Ahori v¡ no l¡rs¡al¡a con
88 II LTNT U,!L DI L1\LOT \ 89
ser inocentej cariño$ y decorariva; la mujer reaimcnte admirable era
un dechado de en cuanto al gobierno de la casa y a su capacidadprra
h org:nización doméstica, ya fuese de una mansión de canpo
"irtudcs
con un se¡vicio de treinta personas o de una humilde ca-sita Aunque
siguiese siendo sumisa, dulce y recatada, ahora además sc suPonia que
tcnía recursos, que er-apúctica, caritativa, devota ¡ sobre todo, profundamente
maternal, capaz de educar y guiar a los muchos hijos que de'
bía tener. Fue ésta una época de grandes familias, ¡esultado de un dcscenso
en los índices de mortalidad infantil; fue también un tiempo de
movimicnto demográfico desdc el campo a ia ciudad 1' los suburbios.
Cada vez menos hombres trabajaban en su casa o en las cercanias, con
lo que el patriarca victoriano tuvo que delegar al menos una pane de
su auto¡idad.
La mujer ideal de mediados dc sig1o, a la vez divina y eficiente, el
.ángel de la casa', gueda bicn representada por Marmee y su hija nayor
Meg en Mqercitas (Liftle \fomen, 1868), de Louisa May A1con.
Al otro lado del océano, en un estrato superior de 1a sociedad, aparece
lrecuenrem<nre e¡ l¡' nov.l¡. de Tro'1op..
Una vez más, las modas cambiaron pra adaptarse complacientemente
al cambio que se había producido en el ideal femenino. Las cu¡vas sc
hicieron más rcdondas, los tejidos más pesados, ios colores más fúenes;
los costados del somb¡e¡o sc reti¡a¡on de la cara, como para permitir
a Ia mujer que estaba madurando que riesc más el mundo, metafóricamente
y rambién {ísicamente. Las bellezas de la: láminas de moda y
de las ilusrraciones popularcs de Ia época tienen ahora más edad;' una
silueta más ¡eliena; sobre todo, ocupan más espacio. Fuc ésra la época
del miriñaque y más tarde del polisón, y la nayor imporrancia de las
mujeres en la csfera domésticay social se anunciaba con su gran corpu'
lencia. La desmesura de las nodas tatnbién les pcrmitió a'rhibir la riqueza
de sus padres o sus m¿¡idos cn tod¡ su e¡tensión-
En las décad¿s finales dc1 siglo XJX,la mujer ideal siguió ganando
tamaño;' edad. Su talla e¡a señal de una cada vez mayor presencia pública;
las mujeres iban ahora a la unive¡sidad en cif'as cada vez ma-vo
res! eram nuchas más las que tr:bajaban pan ganarse la vida y luchaban
por consegun h igualdad iegal y polítie. ?ero aun cuando se quedxe
en casa como un adorno, la mujer tardovictoriana y eduardiana cra físicamente
una c¡ia¡ra impresionante. La altura y el pcso por encim.r
de la medi¿ habían dejado de ser un inconveniente y se convi,tió cn
una l¡aza a su f:rvor. T-os aurorcs conrparaban a sus htroin¡' ¡,,rr,1r,"¡',
rhb.rndo us ploporci,,ncs clisic.rs. ¡¡ Irs iicscribi,r¡ ,, ',,,, ' , ' ' tr,r t t r,
gias y soberanas, fuesen cuales fueren sus origcnes sociales- La escultunlTrilb¡
dc La novela de George Du Maurier del mismo nombre (189a),
no en más que una de t¿ntas beliezas de ta11a gigantesca.
Para aqucllas personas con ias que la naturaleza no habí.r sido gene
rosa, como la he¡oína infar,t1l d,e Old Mottaliy, de Katherinc Anne Po¡-
ter (1939), no habia esperanza:
...una belleza debe ser alta; independientcmcntc dcl color de los ojos,
elpelo debe ser oscuro, cuanto mi mejor;1a piel debe ser pálidry suave...
Ella nunc¿ scri¿ ¿lta; v esro significaba, lógicrmen¡q que nunca
seria uná bellezá...
Podemos ver e}tipo ideal en fotografí:s de bellezas famosas como
Maud Gonne, Lily Langtry y Jennie Churchill, así como en láminas
de moda de la época. Se traraba de una mujer de hechura corpulenta,
con Ia figun propia de una próspen mediana edad: brazos rcdondos
y cxrnosos, hombros anchos, caderas y trasero gnndes, y el pecho de
matrona grande pero caído. Una pequeña cintura, conseguida con un
rlgido y doloroso encorsetamiento, acentuaba la corpe,lencia por arriba
y por abajo. Su pone cta eryuidq los hombros cuadrados; el menrón
prominente, el perfil griego, sus rasgos grandes y bien definidos,
su expresión xmablemcntc au¡oritaria. La niña tímida de principios del
siglo XIX, con su aspecto de hada, se habia conve¡tido en 1¿ bellez¡
¿nesca" segun de si misma, pintada por Sargent y dibujada por Charles
Dana Gibson.
Las modas de la época h¿cían b¡il1a¡ a est¡ mar¡villos¡ criatura cn
todo su esplendor y ofrccían a la mujer de dimensiones normales la
esperanza de emularla. Había rígidos corsés acolchados para conseguir
la figum en forma de S que estaba tan de moda, cub¡ecorsés adornados
con cascadas de encaje almidonado para realzar el pecho, blusas con
inmensas mangas infadas par: ensanchar los hombros, cuellos altos para
clerar y apoyar 1: barbilla y pesadas faldas que arrasrraban por el suelo.
L¡s botas de conside¡ables tacones aumentaban la est¿tu¡¿ de 1¿ diosa;
y su peinado alto, ahuecado sob¡e una est¡uctun de alambrc y crin y
rcrn¡t¡do con un inmenso sombrero, le podia hace¡ crece¡ hast¿ trein
r¡ ccn¡ímerros nrás. Como muestran las fotogra{ías de 1a época, csta in-
,lrrn¡r,¡r¡r i., ,1.,1¡.r r l.r bclleza madur¡ un especro rndiante. Sin emba-rgo,
Ls ,¡,uj,.'," r,ri' j,',r, r," l ,,,fn,,dis con frecuenciaparecian demacn
l,
9C LINCL lJI ¡f r 1 rfrDA
r{(D^ Y ÉPocAs 9\
das, y la Venus de bolsillo quedaba reducida a un desaliñ¿do fa¡do de
l-os ¡^sos v¡r¡¡r¡: HrJos Dr LA ÉpocA DEr 7Azz
I-r nüjer iderl .lel p¿riódo ranlo!ic¡orirno e': altr, ,lc ptuPorio¡cs gcn¿r.srs
si mnoü. Lrdy Randólph Chrrc¡lll, mrd't .l¿ \\:insdn Churchill ForóCnfir
I
Una segunda revolución en 1a moda tuvo lugar durante 1a primera
guern mundial e inmcdiatamente después dc clla, cu.rndo Europa y Nor
teamérica cntruon polírica, económica y culturalmente en lo que entonces
se llamó "el
mundo moderno". Una vez más, Ia jervcntud y la
novedad se pusieron de moda, y la propia moda se transformó para acentuar
y proclamar la juventud. Milcs de mujeres entr:ron cn 1a segunda
década del siglo con silueta de reloj de arcna y s:lieron de ella con silue¡a
de ¡lfombr¿ en¡ollada, aunque ¿ nenudo sóLo con la ayuda de
dolo¡osos corsés y dietas de inanición.
Ya antes de la guern la silueta eduardiana había comenz¡do a disminuir,
y hacia 191,t la ropa de mujer seguía lineas más o menos n¿¡urales.
Du¡an¡e los años de la guerra, las modas siguieron siendo conser
vador:s, aunque las faldas fue¡on subiendo lcntamente desde el nivcl
del suelo hasta justo encima dcl robillo, l¿cilitando la vida de muchas
mujeres que rhora rrabajaban fuera del hogar o ser-vi¡n cotro entirme
ras o miembros de los cuerpos auxiliares. Una vez cstalló la paz los dobtadillos
siguieron subiendo con mayor rapidez y las cinruras ensan
chándose. Los vesridos se convinie¡on en vesridos de saco muy cortos
y escotados y a menudo sin mangas; los sombre¡os se cncogieron hasta
quedarse en apretados gorri¡os acampanados. Las cur-vas pasaron de
moda;se admirabr en carnbio la figura muchacho", pl¿n¿
"de
tanto por
clelante como por detr{s ¡' con largas y delgadas picrn:r"s.
Los histo¡i:do¡cs del vestido ha¡r propucsto diversas explicaciones
p.rr.r ias modas de los años veinrc. Unos l:s han ar¡ibuido a la necesirl:rd
de l:r espccic human.r de mantencr sus cifras, de compensar la pér
tiid.r dc pobLación de la primer: guerra mundial. Segrín esta teoría, la
nr,r.l.r icnrcnin: tenia que ser scxualmente provocariva con el fin de elev.,r
.l in(lice de natalidad. Pero aunque un deseo inconsciente de una
rrr.rv,'r pnrercación puede habcr sido responsable de la libe¡t:d sexual
(lc l.\ .rño\ vcinrc, no se puede prerendcr que la ropa de esta época,
,,'r 'Lnrrprcsirin
Jt c.rr.rcrcrísric¡s sexuales secrndarias, fuese intrínsc-
,.,,,,.¡,r.,,,.i\
l',, ,¡rr, lr rle l.r ^1i.,,i\.r
renorción .rnrerior. Sc ha sugeri
, 1 ,, r .,,,, 1
' ,1,
, , t ,,, rl ,, .tl.., ,,,,r,' l,^ l,(,,¡r1,rr\ Lr\ rrujcrrs cst;rb.rn :rtir-
L, ,i,r, 1,, ,, ,, ,,',,,.r.,1".r ,, ¡r'r,l,orrlrrio. i¡rrt,
92 EL II\GUAJT D! LA ]\ft)DA 9l
intentaban reemplazar a ios jóvenes varoncs que habian mueto en la
primera guera mundial.
Posiblemen¡e es¡r¡viese opcrando alguno de estos motivos o todos
ellos, pero un repaso de las fotognfías y las peliculas de la época dcmuestr:r
que lar nujeres de los años veinte no parecian hombres, sino
más bien niños: las niñas qLre habian sido d;cz o veinte años ¿ntes y
Gn menor medida) los niños con los que habian jugado. Igual que antes,
el reloj se habia atnsado, pero mientr¿s que cien ¿ños antes la mu
jer ideal había sido una niña buena e inocente, ahon cn un osado e
incluso tr¿vieso m¿¡imacho. La joven emanüpada de los años veinte
er.r alegre, coqueta y a mcnudo tcmenria en su búsqueda de diversión
y sensaciones. Y aunque pudien tener la siluera de un muchacho adolescente,
se, can en la de una niña pequeña: redonda y suave, con la
nariz respingonr, los ojos de plaro y la boca dc piñór. El pelo cono
se le ¡iz¿ba sob¡e la cabez¿ como el de un niño, o se le pegaba a ella
como cl dc un bcbó. (Só1o una minorí: llegó a adoptar el auténtico
cone de pelo de rnuchacho o Eton", que en de un rigor poco
"corte
favorcccdor)
Las modas imitaban en generallas ropas que habian llevado las ni.
ñas en las dos décadas ¡nteriores, con préstamos ocasionales de las de
niño. Las mujcres llevaban vestidos sueltos tipo bata co¡ta o tipo saco
que terminaban justo por debajo de la rodilla y quc, o bien no tenian
cintu¡¿ o se ceñían a l¿ altur.r de las cadens; y se preferían los rejidos
finos y ligeros y los colores pálidos de la infancia: crema, beige, blanco
y pastelesuaves. Tras casi un siglo de ropas muy ccñidas, cstos vestidos
sucltos y co¡tos dabxn a las mujeres el aspecto de niñas con l¿s blusas
viejas de sus madres. Los adornos a gran escala, las enormes flores a¡ti
ficiales de seda y terciopeio y las pesadasartas de cuenras, al haccr quc
quicncs 1os llcvabrn prreciesen pequeños en proporción, aumentaban
ei e{ecto de infantilismo.
Un estilo popular en los años veinte fue el r.estido conado a modo
de camisa, con ern cucllo desmesur¡do y un¡ co¡bata de lazo sueita del
tipo que llemban los niños pequeños diez o vein¡e años a¡nes. Otro
favorito cra cl cucllo Peter Pan, así llamado por el héroe de James Ba'
rrie, que, como recordaremos, era famoso sobrc todo por su negatiu
x h¡cerse mxyor. L¿s blus:s y faldas marineras las llemban ahora tanto
las mujeres como las niñas, v los zapatos atados al tobillo con una co
rre.r o zap:tos .MruyJane,. que un.r vez lueron ¡¡adjcion¡lcs,r, 1,,' ni'
ñas, sc convinicron. co¡ l¡ adici¡in rlc u¡ t¡crin cLrl,.,r',,. , ,I ,.til,' ',
tr¡,cnin,, rtirir,, il( l(\.,ñ,^ \ci,¡r,
:,r'l:,
l L.¡ ¡nor frinr h iuknrüd e{rb¡ d. ¡rorh, y únro h.Drh¡'x.o¡ro nu¡¡$ r veshn prn
r)r(iriiiio!ox¿okren¡esLrjor¡n.rnú.ipx.hysunorioIribujod.lohnHeld,hijo.l926
No Iucron sólo las mujeres qLricnes rejuvenecieron enrre 1910 y 1920;
t.,r¡l)i¡¡ l(,s hombrcs pddieron su corpulencia y su autoridad cduar
,lr.rrr.s. Si w{LLinr,r cl r.,'r¡' ilcl h¡,nbre ideal a rr¡vés r1e los anuncios
r'Lrr:lL,sr,.r,:,,,:,,,l, Lr.:,r'iv.rrr[, l.r i¡,cr. podemos r,.er que gndual
,,,i,i,i.,.r,,I ,,,,,,1,,,,ii.,.lrl1,,!,,,.i.i,,v.,r..,,runoshombrosmás
' r,, 1,, , ,,, l, ,",r, 1,"1'll,\
',,, r,,Ii|rl,,n.r(ll,riJi(l|r
94 EL IIN'TAIL DL I,\ NÍOT] \
cial. Hacia principios de los años veinte es más un muchacho bicn parecido
que un hombre apuesto en la mitad de su vida, y con un tipo
a1 que ajustarse -atlético, osado, romántico, moderno-: un niño del
siglo XX. En la literatura opcraba el mismo proceso. La madurez deió
de estar dc moda, y las figuras paternas fuertes, calladas y seguns de
sí mismas que autores como Shaw, Hard¡ \le1ls y Conrad proponían
pan admiración de los hombres y pasión de las mujeres parccían anti
cuadas. Fue¡on sustituidos, cada vez rnás, por las {iguns filiales que son
los hé¡oes de las novelas de Joyce, Lawrence y }-itzgerald: románricos,
sensibles, impulsir.os, y también ocasionalmente débiles y a menudo
psicológicamente inestables.
La moda, como de costumb¡e, se acomodó al nuevo tipo. La ropa
ya no sc diseñaba para hacer que los hombres parecicsen lo mi gnndcs
y fuertes posible. Se fabricaba con ejidos más ligeros y a menudo
con colores más pálidos: blanco, café claro, gris cla¡o, c¡ema. El cuel1o
duro alto estaba desapareciendo; las chaquetas eran más conas y los homb¡os
menos acolchados. Los pantalones enn de ulle alto, sugiriendo
un.r figura juvenil e incluso preadolesccnre. Se hicie¡on popular'"s las
ropas deportivas de todo tipo, y en las ocasiores informales, aun cuando
no tuviescn intención de jugar al golf ni al enis, los homb¡es se
ponían con frecuencia Ios suéte¡s, los bombachos y las gorrx de viser:r
dc su inf¿nci¡.
Lo. ¡ior rs,lrlr: ( Ht¡o\ \ .Hr' {\ DLrFo\
Las modas infantiles de los años veinte pasaron a mejor vida con
mucha más rapidez que las del siglo anterior' El crach d'e 1929 y la depresión
económica quc le siguió hizo que la chica emancipada y su novio
pareciesen ridiculos y obsoletos. En épocas de c¡isis, la vi¡alidad
infantil parece frivola o incluso insensible: lo que se lleva es la se¡iedad
y la madure4 se admira a los homb¡cs varoniles y a las mujeres femeninas.
La idea que se tenia en los años treinta de lapcrsona ¿tlactila, como
se reflcja en los anuncios y en la pantalla, era la de alg"ien prepando
y seguro de sí. Ios héroes tenían que parecer capaccs de ¡esisti los vicntos
de ¿dversidad así como dc hacer el amor ¡' realizar osadas hazañasr te
nian que se¡ por tanto más grandes y más fuenes. Con f¡ecuencir rcnian
un aspccto duro y curtido que en la éPoca de B¡r¡ v¡r,,ri v V¡lc¡
tino sc h¡brí¡ ¡,nsidcr¡do dcs¡liñ¡do. cLr¡n,1,' r¡" 1l""lLr' rrt¡( r¡r.
95
l^ honbÉ r, muje6 de los rñ.s de L D¡
pÉión r reiír ptrrp¡'t.e, rdultos.o¡
p.krLes, I no n'nos JUqu¿n)n's, r.n r,|,
ór.uñ r \rri1. S,n.L¡r' l.wis r l)1rnl,l
Thoo|nr¡, NLúr r,, k, lt)r0.
La norma de belleza femenin¡ t¡mbiin h.rtrí.r crrl,i.¡l.,. ¡..r el,i,.r
emancipada estaba pasada de mod¡; h nrujcr ile.rl rle |,s .rñ,,s r,'rilr.r
tenia entre treinta y cuarentr ¡ños y un¿ bellcz¡ el.'rsi¡.r rrr,is ,¡,', r,".,
{r¡cia infantil: Greta Carbo h¿bia sustnunlo .r t)hm lnrv. Al ¡rirr, i
pio, a la beldad de los años trcinta sc la podr í.r habcr c¿lific¡il,r tlc honr
br una; pero hacia medi¡dos de la década la tendcncia sc había suavizr
clo ¡r a la mLrjer ya no sólo se le permitía sino que se le alenuba a que
,,,ri,^, n,.ho. L, lirer¿r ur: celeb ó e,ro. nuer o,' po, -qu'zi cr p.rm
l,,s inventó- 1. la moda los vistió. Los héroes duros y malrechos y las
Icroín.rs fuertes y apasionadas de S¡cinbcck, Dos Passos, Fxrrell, Cxin
v el irhimo Hemingway parecian más favorecidos con las ropas scrias
v tlc .rspccro¡dulLo dc los años treinra.
I ln .ril, o dos después del cr,zcÉ los rrajes de hombre sc habían vucl-
',' ¡,¡.n ()\.u(,s v nás pes:dos, como para resguard:rrlos del viento y
l,r llLrri,r nrienrr.r- cspenb.rn cn hs colas del p¿n. Con frecuenci¡ eran
, r r z.r,l,
", 'r¡ir i.,r,1,, urr., crrvcrj,rciun .rún rnayor Los panraloncs tcn,
,li.,r,, r'.i' rr, 1r,.. r 1.,, l,.r1rr, r.r rerrí.r un eont mis anplio y unos
"'
1,,,,,,1',,.,,,,,, 1,,,,, ,. 1 , L,,1,.1,1,',,,t,,r2.i
'li,'. ¡,.rru r'orrrr.rrrcsr,rro disi
96 I]] LEÑCUAJT I)¡ I '\
\JOI)¡
97
mular la depresión ¡' el desánimo del propietario. Los abrigos sc alargaron,
y muchos hombres llevaba¡ cl nucvo es¡ilo de zapatos con gruesas
suclas dc goma que les resultaban tan úriles para p¿tearse las ace.¿s en
La ropa dc mujcr también ofrecia más protección contn ios elemen
tos. Confo¡me ¡vanzab¿ l¿ déeda, aparecieron tejidos más gruesos I
colores más oscuros. Las faldas dcsccndieron hasra casi ios tobillos y
se cubrie¡o¡ con abrigos más largos y pes¿dos, x menudo rematados
en su parte superior con altos )' acogcdores cuellos de pie. Principal'
mcnq las mujeres desracaban así su r.olunrad y su capacidad para a1.u
dar a soponar l:s cary:s del mundo cuadrjculando litcnlncnrc sus hombros.
Los tnjcs, abrigos, r'estidos, blusas, suéters e incluso los camisones
llel'ab¡n hombrems, fo¡rnando una linea púcticamente ho¡jzontal quc
podía llegar: prolongar la longitud natural del homb¡o hasra siete cen'
tímctros, hacicndo que las mujeres que vestian a la moda pareciesen
jugadores de rugb]' con el equipo completo.
-:#
É
-_
M ¡r¡¡or ol ituLo L\: LoN\-r\LloNAtt\\¡u \ iurr!'r! \(rú\
Entre 1940 y 1955, aunque la ropa sufrió muchos cambios, siguió
siendo una ropa de adultos. El re.,e loo,l de la posguerm. con sus faldas
más largas, añadió años y dignidad a las mujeres, 1' el hombre, con su
sobrio traje de fnnela gris a medida, era su compañcro adecuado. Algunos
homb.cs, cspccialmcntc cn Gran Breraña, fue¡on tod¿'í¿ más
lejos, adoptando lo que se llamó el looÉ neoeduardiano c imitando no
a sus padres sino a sus abuclos. Los jór.enes de clase ob¡en conocidos
como tcddl áo1s (siendo Teddy el diminutivo de Edvard) vestlan una
venión exager:da de este modelo, con corbatas y panralones (..de rubo')
e¡cesivamcntcs¡rcchos, y zapatos o botas con tacones todar.ía más ¿l
tos y punteras más afila¿as fu,inÉle-picherl:' Rechxzaron, no obstxnte.
la chaqueta estrecha neoeduardiana, prefiriendo una línea de hombros
más ancha y acolchada que ies hacia parecer trás musculosos.
En los:ños cincuenta hubo una cur;osa escisión en la mod:. De
repentc perccia qrLe h biese dos tipos distintos de muleres. Unrs er.rn
mundan.rs y sofisticadas y llevrban ropa de adulto dc cicgantc y cuidrdo
co¡tq el otro grupo Io componían .adolescenres, o "muchach.rs"
quc podían rener cualquier ed¡d en¡¡e los t¡ece v los tr cint.r .ri,,s v qur
'i (:,n|r.n, J. ,,,rf/' ll'i,l, "'.
, f, ,l n:, 1 . , , ' '
| | "r¡¡rn¡do
|¿d¡ dc supenllho d.lor 1ños.in.ucnk ttrnbié¡ lo llnban r r-s tos mñ.,
'o.ruso tG mua ¡..lu.nos ¿n l¡ o.riones ¡o.mjls. IdoSr¡fia Ltr D.rodrlr L¡nse, t9r:l
llcv.rban jerseys anchos y faldas, vaqueros v bermudas. L¿ moda dircñrdr
pan el primer grupo se fotografiab:r vesrida por modclos arrog.rnrcs
v ncun;rrnicas de pómulos salientcs que rondaban los vcinti
L ne,¡ .rñ¡¡sr Lr ,lin.ii.,,l.¡ p,r1l cl sequndo qrupo la vestian adolescenres
.,!!,¡,,,1,.1!t!r1,)
c¡,nvcncron¡lmcnte sano. Ln rea
l,,l.L,l,,.r I r,,,irrr rrrr 1.1,rr,,,., | ,,,., j , L , | ,, ., f.r l r t., Disml nuÉr en
,t,r,i,i,, ,, ,,,t,',',r,,,,1,,,,..1,,., 1.r Lrj r rilrr "virrrl,r ,rlcgrc"
I
i
98 [I. ]rN(:LAl! DL r¡ l\{oDA
y un vestido dc nso pan las fiestas, y con ropas sueltas informales
p:ra tliario.
99
Er- TRruN¡o Dr LA IUVENTUD
Aunque algunas de las prendas de los años cincuenta fuesen inlan¡i
les, o cuando mcnos juveniles, no¡malmente cran la ropa de niños o
adolescentes l¡uenos, bien cducados y convencion:les, apropiados para
una sociedad que era bien educada y conv'encional aunque no fuese particularmentc
buena. Entorrccs, a partir de pr;ncipios de los scsenta, una
nueva o1a de entusjasmo ¡omántico e innovación -politica, espirituaL
y cultural, o más bien contracultu¡al- se ab¡tió sob¡e el ¡¡undo occi
dental. Al principio só1o unos pocos radicalesociales y csréticos parti
ciparon en lo que no ra¡dó mucho cn llam¿¡se 1a de la "cultun iurcn'
tud". Una mayoria de personas rigidas en su forma de pensar y de
de¡echas en la de votar se sintieron ofcndidas o aburridas por la nuoa
música, el nuevo arte y la nueva política, pero un estudioso atcnro de
la moda, obsc¡vando la ropa que se podla ucr por las crlles dc Europa
1. América, podría habcr augur.rdo que cn unos pocos años se iba a ¿don¡
¡ ernul:ra i¡venruo en L'J¡' o¿ne.: ou<..cn¡ne.rle.L(ncr .rer o'
de treinta años ya se consideraba una vi¡tud.
I-os c¡íticos sociales más escépticos han sugerido que este culto a 1o
joven era un homenaje que sc rendía al poder económico A mediados
de los sesenta l¿ mitad de lapoblación dc los Estados Unidos ¡enia me
nos de veinticinco años, y un tercio de 1: población de Fmncia tenia
menos de veinte. Como ios tiempos eran prósperos estos niños I' jóle
ncs disponi:n de ingresos abundantcs. Y en una sociedad conercialmente
sofisdcada los gustos, hábims, costumb¡es y:specto dc la ma1-o
ria tienden ¿ celebrarse y alentarsc.
La giorificación de 1o jovcn a finales de los sesenra y principios de
los setcnta es dem¿siado reciente como para necesita¡ de cxccsivas des
cripciones, y 1o mismo ocu¡re con el looÉ exagcradamente jurenil dc
la época. El aspecto quc estal¡¿ de noda cn las rnujeres era c1 de una
niña de entre ocho y diez.rños dc cara puntiaguda, ojos gnndes iigura
de adolcscente' piernas largas y delgadas, c"erpo menudo sin dcs.r -"''
rrollar y cabeza proporcionalmente grnnde- Esra iuvenil siluet.r st c,rrr
seguia con una dieta rigurosa a menudo fisimnrcnrc ¡.liqtr,r (1uc.rr
esta época cuando s" hizo t.rmili,rr h ¡.tl.th,r ¡¡r,rr r) I ¡ rrr ¡rr, tl'cz I
se conscguí,r clc un.r li,rn¡., r,'r "i1,, ¡'",, rli ', r' r,. r r ' rr,lrrr,l,', I
A tuu1.5 dc lor úG se$itr l¡ jóvcn6 nG
dernr\ tc r.fian.omo ri iüer¡n niri¡t.-
queñxs,d.n vc{iJoJ¡c itsodó¡ an.lios t
mny coro\ t,¡!¿ros pli¡or. ¡l m¡quiu¡
É bhnqldbrr¡ bosv ág,¡¡drbr los ojos,
.Ifudo unr Ím¡ir¡ cr¡ d¡ b¿bé. Itrnrdfts,
196/. trdosnfir d. K.n Hq,mrn.
¡'.1o, pcinándolo hrcia atás y utilizando sccadores y pulverizadores,
.r r¡rcnudo llenos de sustancias quc más tarde se descr:brió que eran surrr.rnrcn¡e
tóxiss. Si se er: miemb¡o de una contracultura, sc podía con-
*sLrir un clccro similar dejando <¡ue el pelo crecicse lib¡e en una mar¡
rl.r srn prinar o en un rupido peinado afro.
I .r ropa de mujer era también ropa de niño. Algunos modclos re
,,'r,l,rb¡n los de Los ¡ños veinre: los vcstidos sueltos, la s;lueta rectangu-
Lrr. l,x w,mbreros pequeños y los cuellos, broches y adornos grmdes,
,.t.r vrz .r menudo gigantescos. Pcro en esta ocasión 1a rnoda llegó toda-
!i.¡ ¡¡,.n lejos. Las faidas, que habian comenzado a subir a fin¿les de
l, , ^
ir, ucnt¡, .tci¡r¡,n rl descubieno la ¡odilla cn rorno a 196j, y unos
,,,.,,ir,,\.ri,^ ,1,..¡rr,n rll,io,,n h.rsr:r cl medio muslo como las de las
,',¡1.¡.., 1,., 1,,.,1,,,. |,,,,11..,;,, r¡l4, ¡/r'l I y c) rcstirJo c<tto ba\ioll de en
¡,r,.,¡,r,.¡,¡ ,,,,,,,,rrr rr ,,,1,",,1,,,.rtr,',.r¡,.rrcccnnrisridículosquese-
,11,,,,,,.,,,,,, 1,,,,,r,,,,,1 Llr, ¡,.rr,. i,s,.rr lr.triscon ¡lgunrcn
,]¡ft¿
100 LtNCtr¡lL tr L1 \rolr{
101
fermedad glandular o adolescentes en edad núbil con ¡etnso mental
dades aún mayores, las jóvenes de edad similar adoptaron el "loo,4
de
agudo.
Ia abueiita". Llevaban "ves¡idos
de la abuelita', largos hasta el suclo,
Exacramente igual que hasta cntonces, la ropa de mujer imitaba la
de cintura ancha, faldas de volanres hechas con estampados de algodón
que llevaban ias niñas diez o veinte años an¡es. Pero el periodo i93G1950
de guinga y percal y .gafas de la abuelita", a menudo sin cristales. Al
úabía contcmplado irnportanres cambios en 1a indumentaria juvenii'
gunas veces, para completa¡ la indumenta¡ia, se cub¡ían los homb¡os
y estos cambios quedaron debidamente rellejados en l¿ evolución de
con un c\¡l .on fleco'. -ecogirn,u, largr. meler.r,
'e
en un moio c,n
la moda de los sesenta. El vcsrido de saco de principios de este periodo
horqu lias ¡ llev.rban l¿ de oro.. l¡ marihuanr v 'o.nb"a
,rlgunr. monc.
se parecia a l,rs batas de niño si¡ fo¡ma de los años treinta, mientras
das suelta¡ en un ¡idículo monedero de cuentas que sus propias abuelas
no hab¡ían llevado ni muenas.
que los 7ázs y 1os uajes pantalón que más tarde se hicieron populares
hecho de qLre durante 1a segunda guena mundial y des
Y es que, por supuesto, el looÉ de *abueliro" o de .abL¡clita, no suponía
en la rnayoria de los casos pareccrse a los auténticos abueLos de
'ifl.jaban "l
pués de ella las niñas ernpezaron a llevar pantalones para jugar e incluso
para ir al colegio.
quienes to llevaban: significaba parecerse a ios abuelos de una ponada
%-bié" 1." ñ-b*" deiaban el pelo más largo en 1os años sescntay/o
se lo moldeabnn dc talmanera que aumentába el tamaño aPa-
menraria no era conservador cn el sentido <1ue los padres de los jóvenes
de No¡man Rock¡¡ell de los años cuarenta_ Y el mensaje de la indu,
'e
¡ente de sus cabezas. Además, adoptaron de nucvo -o se negaron a
hab¡ían entendido, sino más bicn ndical. Como ot¡as va¡iedades del
ab¡ndona¡- las ropas de su;nfancia. Las chaquetas conas sin cuello
vesri¿o hipp;e, ésta exprcsaba menosprecio y rechazo a los adultos de
y los largos y espesos flequillos con que los Beatlcs irrumpieron en Ia
la época por considerarlos estrictos, farsantes, poco de tiar y belicistas.
escena internacional e¡an púcticamente una copia exacta dc lo que por
Pe¡o su mcnseje también er:r en algún sentido esperánzador, inciuso
aquella época lucian los niños de clase media pa¡a i¡ a las fiestas Pe¡o
romántico, en cu¿rto se sugería una supuesta identificación con los nor
en muchos casos no hicieron f¿lta estilos nuevos; los hombres simplemcnre
siguieron usando las ropas de jugar de su infancia: vaqueros' pan-
pioner¡ incluso. Si no tenía más ¡emedio que hacersc mayor, decía 1:r
teamericanos buenos, sencillos y honestos de una generación anterioq
talones de pana, playerrs, jeneys, camiseras, cuellos vuehos y cazadons.
! como los niños pequeños, preferian los colores vivos: rojo, verde,
su repugnante madre, que había vorado a Johnson y Nixon y no veia
muchacha del traje de abuelira, quería ser como su bisabuelai no como
amarillo y azu1. Lo que se ha liamado ¡evolución de los pavos reales"
la lleva¡on ¿ cabo homb¡es de muchas edades, niveles de renta y
dos con napalm, ni en decorar la casa por dentro y por fuera con al-
nada malo en el asesinato de las c¡ías de {oc¡ "la
ni en los pueblos arrasa
convicciones políticas dife¡entes. Las camisas caras y las corbatas de diseño
estanpadas con flores, estrellas y remolinos tenian más colorines
lombras de plástico.
y eran a veces todalia más infantiles que los m& típicos trapos de 1:r
elegancia hippie .
Io¡rvu¡rr¡¡Oz
l-os años sesenta y setcnta fueron una época de gran exuberancia y
EL ¡oo( DEr AlulLITo
v¡riedad en el vestir. Las ropas se trataban como si fuesen disfr:ces,
y cualquien que obscrrase la calle principal de cualquier gran ciu
Una cxcepción intercsante a la tendencia hacia las moda.s inllntiles
dad y de muchos pueblos de Gran B¡eraña o Norteamérica vería a peren
los años sesenta y principios de los setenta se produjo cuando algu
"'n¡, di.¡,¡2.,J:s de beb;,. rbue r,. raqueros. pirur:,. girano.. ino o..
nas personas jóvenes con frecuencia muy ióveres empezaror 3 ves
n,1,1.,.r.'.,,, ¡,,ir.1. . r ¡.r.¡r".. .¡bio, ori¡nLr.e,. Robir Hood I I,rrlc
tirse como si fuer¡n muy vieias Aparecieron hombres jóvencs cn tor'
In,-l)..t'. 1,,. i,rv, rrr,,r ,ris csrmf¡l¿rios de los diseñado¡es -la blusa
no ¡ los vejntc años con las gafas cuadradas y redondr dc unrurr
t,.rr'¡'.r', , Ir,-,l,|r,,I,rr lr,,hle
',r,
dc pepcl, la czadora de plástico de
do¡¡da, las car¡is¡s sin cuello de pcchen ,rlnidorr'rrlr, l l"rl rrr'l t rlr
,,'1,,r " 1'l,r , , .,,t,1,!rr.rÍ,1, l¡, rr,r e rUsi,rsrl. lntrct¡nto, Ias modas
l¡n¡vloschilcc,)sdfs¡h¡,.h'rJ,,s¡.1('..tl'r,,l,"rr i r¡' l,' rrrtr ,¡,,r, | ',1,
!,,,t, L¡r , ¡11.1.,
t,,.,, 1,.,\ rrri,.rrlr. ,¡rrL, I,,s p<,
102 !I LENGUAF DE I¡ MODA
tenciales clieÍtes rebuscaban en los me¡cadrllos y er las ómbolas parroquiales.
üuchos comentarista sociales, incluyendo algunos de los que han
escrito sobre la ñoda, anunciaron que habia llegado la edad dor¿da de
la juventud. I-os fabricantes de ropa y las revistas de modas' ansiosos
..,r .""lam^t un de mercado y escarmentados por el costoso tsa-
'caso "oota
de la maxifalda y otros drseño similares, comenzarotr a asegun¡¡
a los corsumidores que erari Personas maravilloses, libres, creativas, a
la¡ oue nadie podja ni quería manejar. Habíemos etrtredo eo uo nuevo
,n."cirrnre p.riod" de individualismq decian el predominio autocráiico
de los iiseñ.do¡es d. París, Iondres y Nueva York habia terminado
para siempre. De ahora en adelantg todo el mundo vesti¡ía a su
Esta declaración era falsa por partida doble- En primer lugar, como
señalamos artes, no era cierto que los estilos del pasado siempre hubiesen
venido dictados desde arriba- En segundo 1ug3r, y lo que es rnás
t¡iste, era un effo¡ c¡ee r qte el geenin{ de los Estados Unidos y del
resto del mundo occidental fuese a durar siempre. Hacia finales de los
setenta, una economla en dedive y un creciente envejecimiento de la
ooblación him que la infancia dejase de estar de rnoda. Actuar (y vesii.)
"¿ ru m¿n.o. b"bía redefinido como narcisismo' los es¡iloc de
".
vid¡ conLraruftuntes como improcedeaLes. la potítica r¡dical como oÍi¡scación
desleal hacia los problemas reales y la práctica del soro libre como
unr incapacidad neurótica pln el comPmmiso emoc;onal'
Ho¡, )a invención y el luego en el vesrir. el deleite i¡Jaodl en las
posibiÍidades del disf¡az, casi han desaparecido. I-os estilos ¡ománticos
del p¿r¿do recienre han sido reemplazados por roPas caras y conservadoá.
lr de aduJros responsables. I a p:labca de mayor pre$igio
en Ia moda -p, e" -cJá"ico'.
y denLro de parámetros acrgados todo el muodo
se D¡rece. L,o que e\, según los senúmientos de cada uno. ur sigo de
diqnidad recuperadr o de jnocencia y libenad perdidas'
' le¡n no r.ri¡do po' ¡ tui-h er {obn 7}r o.d¡¡s o/'a'adr (1970)' dudc unr '
¡ iud de ñ¡vo' sn.ibiiid¡d h¡cn b, É106 hum¡nc bisicd lññt. . Io |r.t lcc¡onü coñú
ci¡lcs y rocids dc h clliu iñpcñnr. ftl
Memás de deci¡nos
,
la edad qLre úene un hombre o una mujer _o
la que desea apareDrán... ta ropa nos puede decir de dónde es. propor_
croD¿ndonos úüormacrón sobre su origen nacionaJ. étnico o region;1.
O nos puede decir el grupo nacional. ánico o regional con el que-quien
ra lleva oesea que se lo esocre-
Lmrcuas n<rr,u¡rnes v acENTos EXTRANIERoS
CAPÍTULO
Moda y lugar
U¡ hóúbre sensto ev;rá cuidadosmút¿
@alqutr 6g0 parricular en su
forma de vesú; esr¿ pdso¡a... v;sie
igral on el nismo stlq que la pcsona
,e¡sáras y distin$idas d€l lu,
LoD clssrRma
c¿/¡¿i,r, hii¡ Dq
El caso.mrís obvio aquí- es_ el del extranjero vestido cor su treie típi_
co nacional, eleqüulenre indumenr$io de uoa lengua exrnnien. Cuan_
oo vemos a uná mu,e¡ mdra coo u¡ s¡ri. o ¿ un¿ japonesa con el rradi_
cional quimono, las identifie¡nos de la misma manera que podríamos
ideatficar una lengua extranjem, sin que necesariamente comprendaeos
lo que se está diciendo. Sólo si nosot¡os mismos "habhmÁ"
abu-
¡t indumcn¡a¡ie indi. o japonesa -esto es, sólo si conocemos el có?i,
indumln!.rio
Fo
dr ru cuftunr- nos podremos hacer una ide¿ de
lot mcnüJÉl cons¡ttA! q|¡a Ut¡l|mil.n a$a¡ p¡cndas.
Dlnrro rl¡ lu fn¡¡á ¡¡de!¡l¡¡ !¡mbi¿;,c puedc dár el eoui\.á_
104 llNcr \lE l'L Li\t¡n\
lente, tanto indumentario como vc¡bal, de un¿ lengua extr¿njeÉ; x menudo
ambos aparecen juntos. Los agricultorcs amish y menonitas que
vive¡ cn comunidadcs aisladas de los Estados Unidos.v Canadá hablan
una solalen¡¡ua y lieran ropas disrinr.rs, igual que ocurre con los judlos
hasidim de Londres y de Nuera York. Al extraño todos lcs pueden sonar
1' parecer iguaics, pero los nicmbros de estas comunidades rr:conoccn
muchas djfcrcnci¡¡ sutiles de signfic¿do. Enrre los anish, por ejem
plo, só1o los hombres cesados puedcn llevrr b.uba. ELtnje de los rarones
hasidim de la ciudad de Nueva York, según un reciente estudio, indica
seis grados distintos de comprorniso rcligioso, desde cl )'il cu¿si secular
que sólo lleva c1 rraje oscu¡o cruzado no¡mal abomn¿do dc de¡echa
r izquierda, hasta el,Re&üe que tarnbión tiene barba corrida y rrenzas
y visrc con Éa¡ore (una chaqueta ncgn larga), gor¡o de cibelina, l¡¿les
cier (un abrigo hasidim hecho de un tejido sedosoJ, shich ¡' zochen \za
p¡tillas y calcetines blxncot.l
J-n otros casos lo que vemos cs el equiv:1ente indumentario dc un
acento exrnnjero y no dc una lengua cxrr:njera' prendas fabricada: en
paiscs no occidentalcs que imitan cl vestido occid¡:ntal Como ocu¡¡e
con el habla. e1 accnto puede scr iuene o puede ser ran débil que sea
dificil dctcctarlo o ide¡tificarlo. Quicnes visitaban Europa occidental
procedentes de los paises del Estc con f¡ecuencia vesrían traies labrica'
dos en sus países que, aunque se parecian a 1os nuesr¡osr tcnian alguna!
difercncias en el corte que sólo un sasrre podria desc¡ibi¡ co¡¡ect¡mcnr,.
Aun.lre l"',J,n'. ro pou iro. e:'olic,r po- q re r,! -^ rr o
esas roPas como exu¿nlc.¿s.
A veces e1 accnto extranjero dc una prenda de vesrir es obvio y deli
ber.rdo. La mujer vestida a 1a moda quc se compr: toda la ropa en ei
extnnjcro está declarando, a quienes son lo suficicntcmen¡e sofisticados
par.r identificar tal origen, que es rica ¡.que viaja mucho, v tam
bién posiblemente quc no le gusta 1a moda de su propio pals De ehi
c1 agravio a la nación que se produce cu:ndo la csposa de un prcsidente
estadounidcnse se compn Ia ropa en París, como hizo una vez Jacki:
Kenncdy Onassis; o la insistenci¡ cn que los miembros de 1: tanilla
¡eal britá¡ica vist¡n modelos de diseñadores nacion¿le-q ALrn cu¡ndo
no estén implicadas la alta mod¿ ni grandes cantidades de dine¡o. l.t
insistencia en el uso de prendas de vesti¡ hechas en el ertraniero sugic
¡e el rechazo de1 propio pris en iarrc¡ de ot¡o El cám¡¡¡ Li.
1 s.l.nroPoll.,Ti,, H\nlr(r,,¡,n),,:rr..rn\1.,n r: i,rli
'I
1C5
la BBC que se compra sus prendas de vestir cuando viaja a los Estados
Unidos, o la cjccutiva estadounidense que l1em ropa hecha en kalia,
son en aigun sentido ciudadanos inaginrios de l-os Aqeles y de ltona,
v cabe esperar quc manifiesten algun<-,s de los rasgos que en la mente
popular se asocian con estas ciudades.
P.lists ol Mool r l¡scDos DE MoDA
La rnoda, al contrario que la ropa en gencral, rradicionalmcnte está
saLpicada dc tórminos extranjeros, p:reciéndose en es¡o a la conversación
de ciertas personas distinguidas. No dc cualquicr término oitr:n
jcro, claro, sino de aquellos procedentes de los paGes que en cada momento
están de moda; y es <1ue cn cualquicr ópoca unos paises están
de actualidad y otros es¡án deslasados. In que hacc quc un país est¿
de raoda cn 1a nayoría de los c¿sos es l:r ¿lianza o el poder econótrico
y político (aunque ocasionalmente seguirá cstando dc moda dunnte ¡l
gún tiempo después de que su poder cor¡ience a declinar, como en el
caso de Fmncia). En su nivel más pro{undo, este fenómeno es la expresión
del pensamiento mágico. Como el selvrjc quc sc ponc una piel
de oso sobrc los hornbros, o que se prende plumas de águila en el pelq
el adolescente conremporáneo europco, con sus Lelis, está pr:cticando
la nagia por contagio: subconscientemente cree que el poder y la estéric¡
de Los Es¡ados Unidos están contenidos en esos vaqueros y que a.l
ponérseios, accedeé a esas supuestas
"vinudes".
See eL resuirado dc un pensamiento mágico o de la adniLación poL
lo:; ¡t¡ibutos exte¡nos del éxito, el proceso dc imi¡ación clc la moda se
ricne produciendo desde hace miles de años. En l¡ B¡erañe ¡omana los
indigenas prósperos llevaban togas; tras 1a i¡vasión ¡ormxnda lo ele
s.rnrc tran los cstilos {r¿nceses. I-a ali¿nza entre Fr¿nci¿ ¡' Rusir en las
Llic¡das de 1890 v 1900 pu$ de modr los abrigc,s de piel p,rn rnujer
¡rirncro en Paris y después en Londres y Nueva York. Pero el présranr,r
de estilos de una n¡rción domin¿nre o en ¿scenso no es sólo resuha-
,1, rt¡ la ¿lianza:¡¿mbién alecra a paises que políticamente son antagorrisr.rs
o quc inchso esrán cn guerra. A finales del XVI, dunnte el Siglo
,1.()ro f\f ¡¡,,1,
I ¡' ,¡,1)d;rs ibéricase hicicron popularcs en toda Euro
t!,. \ i,r ,ri ,, l,".,.rl,.riler¡¡
',
v l¡s damrs distinguidas:doptaron
1.,,,',,,,,, ,'1,,1'\ ,,n,,,1, Lr ¡,''Lr c.prñol.r. Lr ctcrrcita de la
\",,1 r,, , | , ,, l, ,,1,lrr"lrrrírrs¡rñohrLrvicrinpronLo
f, i,,,,,1,1,'1,,1
106 TL ]]INCLAJ]] DE I A I\fODN la7
l-¡nNda,co,nocutrl,ltri¿rl¿¡rutriqsepuedc"habh'.ona.¿mod!"ni.ro,q!c,n.r.d,:¡trm¿n
( ldcnrlfic¡ r gnien l.lldr..mo nrtiro de rlsú. orru pris. lllrsorh BurL., pr.sid¿lr¿ d¿
l¿ Cru, Rojr Es¡rd.u.idense, .e.ibie¡d. ¡ úes fu¡do¡arjós d. h (i!, Rorr ¡óriéti.tr en Lr
Nri.¡cs Lrnid¡s en 19t6. Obsérvese especralmanLc alantho r d hrgo d.los prr:rlon¿r d¿ l.r
ruro\ y cl 6k¡o dr n' .¡bdl¡.
Cu:ndo no hay una sola nación poderosa, se pueden jlevar los cst;
los de dos o más potenci¿s extr¿njeras, aunquc no¡malmente no se los
ponen las nlismas pcrsonas. A mediados del siglo XVII, como ha scñalado
Geoflrey Squire, los realistas ingleses tomaron sus nodas de l¡ Fr:n
ci¿ c¿tólic¿. Hombrcs y mujcrcs llcvaban el pelo largo y rizado. r' su
ropr cra sueka, ancha, suar.e. ¡ic¿ en colo¡ido e iba profusamente ador
nada con cintas, plumas y cncajcs r ;mitaclón dc l¡' ¡¡r, ¡ l r' ,lc Yt r',
Ilcs. Los puriLrnos. por c¡n¡r,,. ¡Ll¡,pr.,¡,n sul,,r,,1,.,1 lri"l',,'1,t,r,,
testante los homb¡es llevaban el pclo muy corto (de ahí el nombre de
"cabezas redondas" que se dio a los soldados dc Cromweil) y las mujeres
lo llevaban muy estirado hacia atrás y cubierto co¡ una rccatada
toca. Las ropas puritanas, aunque podían estar hcchas de nso o de b¡o,
cado, tenian un cor¡e conscrvador y eran de colores discreros, siendo
el negro, el blanco y el gris los favoritos. (En 1a propia Holanda, como
demuesrran las pinturas de Rembrandt y Rubens, la ropa podía tener
mucho más colorido y ser mucho más lujosa, pe¡o no exhibía las cxtr:vagancias
de ornamento que se podían apreciar en 1¡ cone l¡ances¿:
los penachos hasta Ia cinru¡q las inc¡ust¿ciones de encajc dorado y las
cascadas dc cintas ¡r tirx.)
Un país poderoso no necesita estar muy cerca pla quc sus modas
se pongan de actualidad. Los cruzados que fueron a lucha¡ ¿ Tie¡n S¡¡¡a
entre los siglos XJ y XllI tuvieron que soportar un arduo viaje de mu
chas semanas o meses. Sin cmbxrgo, a su vueha consiguieron tracrse
a Europa una selección de estilos eróticos que hicie¡on fu¡o¡ ent¡e la
c¡istiandad a¡istocá¡ica: cl turbante sarncenq los zaparos puntixgudos
de 1os turcos y el tocado cónico judío. Los cruzados t¿mbién int¡odujeron
colorcs nuevos como el azur y el lila, cuyos nombres conser,
van su origen persa. A finalcs del siglo XJX, la eme¡gencia dc lapón
como potcncia inte¡n¿cional estuvo acompañada de un: pasión por
los grabados, los abanicos, la ceúmica y especialnrcnrcnrrc 1os es
teias- las ropas japonesas que, al¡nquc a nolotros nos p.rrezcrn victorianas,
cn aquella época se considemban oricntalcs. l-rs potlcnros vcr
en las pinturas de los primcros impresionir:rs y r¡¡rl¡ién cn l¡ obr,r clc
\fhistlcr v Mary Cassatt. Un par de décadas dcspuis la cntnd;r de l{Lr
sia en la primera gucrra mundi¿l, así como h visira de los l¡¡lLcrs ruy¡s
r Pa¡is, hizo que la imaginación pública considerara a este país como
una gi¡n potenci¿ y provocó una epidemia de blusas, picles y fle
Cuando se ponen de moda los estilos dc un pais relativ¿menre poco
ncnudo.e debe : qr e e'.e pai. e' e..er.r' o er e.. 'r"-
uento de una campaña militar o económiqr popular o al menos de
óxito tcmponl. La expansión dei comercio con China a finalcs delsi
*lo XVII y durante el XVIII trajo como resultado un gusto por las se,
,l.rs r¡rientales ¡uténticas o de imitación cstarnpadas o bordadar cor mc>
I iv,x ci'nr,, , I l',r,rbú, los cris:ntemos y los dragones, así como por los
r*ri,l," r 1",.,,. r,r¡' i.rs ri¡r, qLrimono que r-emos en l.rs pinturas de
\\.ruf.,r ( )r' ' l rrtn r..,1,. .L¡11,' XVlll frircnr.rn.r ho¡nbrcs vcsriclos
rl|,,"1',,,, ,l ,,,llr,l',,,'..,.,",'ri'.,,^,.,, v''¡hf,.¡,s(lc.¡.rr:\
108 !L LINGUA]I DI fA I{oDA
chinos, posiblemente con el mismo espiritu que hace unos años animó
a algunos de sus descendientes mode¡nos a lucir las chaqueras acolchadas
de algodón de los coolÁ chinos mode¡nos. Sin embargo, este últi
mo capricho fue más pasajero, sobre todo por los cámbios en los métodos
de dist¡ibución mercantjl. En cl siglo XVIII se m¡daba meses en
trae¡ un solo somb¡e¡o de coolldesde O¡ientq hoy en día King's Road
o Madison Avenue pueden este¡ inundadas de chaquctas acolchadas en
unas pocas semanasj y a un precio demasiado bajo como para que se
las pueda considerar distinguidas.
A veces las campañas milita¡es o económicas se suceden con tanta
rapidez que las reuniones sociales en los.ambientes de moda empiezan
a parecerse al Día de las Naciones Unidas en una escuela infantil- En
1804 la expedición napoleónica a Egipto creó una gran demanda de tur
bantes, camafeos y chales; la guerra de 1a independencia de 1808-1814
persuadió a las damas de París y Londres para que se pusiesen sombreros
de copa plana y pan que se cubriesen los hombros con lo que se
llamó .chaquctas españolas". Po¡ encima de todo, las aventu¡as mili¡ares
de Napoleón se reflejaron en los estilos de adornos y complemen
tos del vestua¡io m& que en la forma básica de las prendas de "estir;
era casi como si la propia diosa de la moda supiese que el imperio napoleónico
había de tene¡ una co¡ta vida.
EL pAsADo coMo MoDA: rL c¡t¡c clÁstco
Una de las cosas más ext¡rñas de la histo¡ia de las artes es cómo en
cietos momentos una cuitura muy anterior, nativa o exrranjera, adquiere
una popularidad extrao¡dina¡ia. A mediados del siglo XX< fue el Re'
nacimiento italianq y un poco mas tarde la Edad Media. ?e¡o e1 c¿so
más ll:mativo de este fenómeno tue Ia pasión por la Grecia y la Roma
clásicas que recorrió Europa y América a finales del siglo X\¡III y que
se adentró en cl XIX, condicionando no sólo c1 aspecto del mundo
occidental sino *mbién su fo¡ma de ve¡se a si mismo. Los padres fr.rndadorcs
dc la repúbiica americsna se creían herede¡os de la ci"ilización
de Grecia y Roma. Tanto en los Esudos Unidos como en Gran Bretaña
los políticos basaban sus discu¡sos en los modelos cllicos y cons
truían sus casas de campo imitando la que ellos imaginaban que debió
de se¡ l¿ fo¡ma de las villas ¡omanas. En F¡ancia la historia politic:r
de Roma desde la república a la dict¡dun se conilc'n.," .n ,r¡'. rr.r' r rcr
dé,:¿d¡s como ol¡edeciendo:r rlgún s.rrcJsricl, rcsL,n¡.,, ,', , '1,, \ ,lt!,,tii,,
r!r()DA Y LUGAR 109
Napoleón Bonapane, que fue consecutivamenrc primer cónsul, cónsul
vitalicio y emperador, se hizo pintar con unatoga reclinado sobre mo
bilia¡io ¡omano de imitación y bebiendo de copas rornanas completa-
En la imaginación popular de la época el estilo neoclxico cn las
c¡Jas, ios muebles y las ropas indicaba admiración por las virtudes clásicas
y una rnonl genenlmente alta. Excepto cuando posaban pa* sus
retratos, los homb¡es no se pusieron lx toga -lo quc era una suerte,
pues la prenda es especialmente poco apropiada pan el climr frío y hú
medo del none de Eu¡opa , pero abandonaron las pelucas y los buclcs
y sc dejaron cLpclo mr.ry cono para parecerse a los bustos de los césares.
Por otra parte, la ropa de mujer se volvió esi violent¡mente clásica.
Independientemente del ticmpo quc hiciese, ellas ti¡itaban dent¡o
de ligeros vestiditos blancos de muselina, de cuello bajo y manga corta,
que creían idénticos a las túnies que llevaban las mujeres gdegas y romanas;
caminxban bxjo la lluvia y por el barro con sandalix ¡omanas
de fina suela, protegidas sólo por un chal de estilo griego. Quizá no
seá coincidencix que los comienzos dcl siglo XIX fuesen la gran época
dc la {ragilidad y La mala salud femeninas, especialmente de lo que se
U¿m¿b¿n -dolerci^ de l"' pulm,-'n-". lróni.¡¡enr<. e\r¿\ ,op¿\-rn
poco xprcpiadas distaban mucho de ser auténticas: en primer lugar, es
taban hechas con piezas cosidas en lugar de ser un soio paño que en
volviera el cuerpq y además se cogían con alfilcres. Por si fuera pocq
estos vestidos eran inváriablemente blancos, mientras que la túnicr griega
y romana se teñia de muchos colo¡es. ?¿ra la imaginación neoclásica,
sólo f¿miliarizada con la estatuaria griega y romana, la indumentaria
clísica siernpre era blanca como el mármol, pe¡o crmbién esto er¿ un¡
equivocación, pues como aho¡a sabemos las est¿tuxs estxbxn pintadas
originalmente en colores vivos que desaparecian con el paso de los años.
La ropa de mujer de principios del siglo XIX no reproducíx realmcntc
Las túnies de las vírgenes y matronas clásjcas, sino las batitas de las
niñas de Ia época: expresaba una sencillez no antigua siro juveril.
La moda femenina mjs ¡eciente no ha ¿bandonado completamcntc
lo clásico. bs tnjes largos de scda plisados de1 genial y axcéntrico pintor
cspañoLMariano Fonun¡ popular entre las mujeres ricas y alicion.rcl¡s
¡l ¡¡rc Jc |,s primeros años de este siglo, est¿ban sacados conscu,rc,rr.rrr,,l,.,¡r"t,l'¡sclisicos.Inclusotodavíahoyseveenocasiones
lrr rr.r¡,1, rr,' 1,,,' r'r¡,.r¡,1*',n ()n ciídr ), plis:do hecho de seda o
r'.,,1, ',,
,1,,,,1,
', 11
,,,,,,,,
t,.,,.r.1, ,1,r,r nr, rr,.1(' sc llev.r con un peinado
.i.r,, , l, ,,,,1,. r¡.,,,,,,,,ilif l.¡' ,¡risn¡¡s cu¡lid¡tlcs
',,,,
110 rl TLNCLAtT r,L li N|n\ 111
timos años Occidente h: pasado por una áfaga dc csrilos de inspinción
chino-conunista, por una erupción de caftanes árabes yturbantes
dei Oriente Medio, y po¡ otr¿ de blusas, chales y faidas bo.dadas r"sas,
lenómeno cstc último <1ue se conoció con el e¡femisn¡o .l¿¿É de c¡m
Ta-rtl írNrco Y oRGULro ÉTNrco
El vc$ido o "clásico" "griceo,
La r¿apre
.ido púiódiúrne¡c en rr nod¡, aunque
nündr h¿sidó lan populr ..n,o cn la déüdtr
de 1300. Hó! suelees¡r hechodc nai,
lon o!.liósrr, p.¡o iod¡rh 6 ú¡d .ion¡I,
mente blür.o- y aú¡ se pienstr qnc iNlic¡
nobhzr. purcz¡ r dis¡id¡ti ¡ L mDicr q¡.
lo llm se l3 conpan ¡ memdo cor !ná
d;osx o nnr nini¿. ¡orosrdi¡ de Ho6. P
de nobleza, pureza y dignidad que habria sugerido en 1800. La muicl
vestida con un traje de esre tipo se compar.r a mcnudo en c1 lengurjr
publicitario con una ninf¡ o una diosa. llntrc¡¡nro. r¡ rr.r (¡\r,¡'.¡.()¡
temporánea sigue reflejando l¡ luch;, ¡f po¡cr inr( |,i ,,,,,, r l ,l,,, Lil
l
¡
I¡
Il&
Hace veinte o t¡einta añcrs la afirmación dc <¡rc los grupos érnicos
sc pucdcn distinguir a vcccs por su vestido podría haber provocado in'
comodidad, cuando no una total hostilidad. El hecho de que la mayoría
dc hs pcrsonas de las.,naciones desa¡¡olladas" tuviesen acceso ¡ 1¡
ropa occidental económica lue motivo de ¿utocongratul:ción, no sólo
por pane de 1os fabricantes sino también dc los dcfcnsorcs dc un mr¡ndo
unido. Se daba por sentado <1ue la hornogeneiz¡ción de l¿ civiliz¡
ción occident¿l en a l¿ vez inevitable y básicamente bucnx, x pcsar dc
la pérdida de tipismo y u¡riedad cultural. Prácticamcnte lo primero que
hacían muchos inmignntes al llegar a 1os Estados Unidos era desecha¡
}a ropa que los identifica como greenborns:t y la na,voría de los negros
y los indios americanos con cul¡um evi¡aban deliberadamente cua.lquier
prerd L q.re rec.ro^. u Lnic Lipi.o. I o,iq <, 4ei(?. ;.1r aL ,',,.
elocé¿no o saljó de los campos y las rcscrvas scgLiia lLevando pañuelos
en la cabeza o cuero adornado con abalorios, pero pan sus descend;e.
tes llevar ropas étnicas cxcepto cn vacacioncs o pan divcrsión dc l,rs
tLLristas- era algo casi desconocido.
Ho1-1:r expresión del origen n.rcional y la ictcntidacl óLnic.r por nrcclñ
del rcstido es con frecuencia un ¡sun¡o de orgulLo pclson.rl, y r
veces también una {o¡¡ra grálica de afinnación políticr. ELcscocls cri¡do
cn Lond¡es v vestido con la indumentaria tipica de l;Ls Highlands, o
,'l negro americano resrido con un rrrr,¿tir't están dccididos a que natlic
oh ide quiénes son ni por un momenro. Tales vestime¡tas no son
l'.n.n,,r nrmrLdrtr qu: \c rpli.r tr.tulmente: urtr pü$m i¡exper¡ r fá.il de.!g.n¡r
, : t.,l.i.i, .L rignifi.trd. hol po.o te.tr¿n¡e. ile .inmis!¡nte rtcié¡ llegtulo,. Originri¡
'.
'
i, .!" ilDiai.trd. lit¿rl d¿ lost¿rminos¿el rcmFudto. d$ignxba I u¡a-hd.uin¿l
'.
ú.uúnd olen¡meú¿ t¡rmrdos. Ir.]
| , , , d. 1,.,1" ún.r¿r ri!.s ..nle(id¡la tr imnrn; de h rcF. ribal rl¡iún¡. El ori
,1,, Lr, l, r¡., nr nir. J¿ .ontorrsir: prn uros proccdc d. 1¿ l.¡g!¡ _vorub¡, h¡hLdl
i' | ¡ N, ¡, n,!,1,'i t,¡r,i¡.\ 1., ¡.trnó.n 1967 I Bcnniig. flhricrnte
1,12 l.r TTNGUAJ]] D! rA MoDA
sólo un recordatorio o un desafio para el intruso; pueden ser rambién
un reproche a los miembros de otros grupos minoritarios que aún se
pasean por Ia ciudad vestidos como la ma).oría. Cuanto más completa
sea la indumentaria étnica, rnás en scrio se supone que se toma. El es,
cocés cuya única seña de su linaje es una corbata con los cuadrcs de
su clan, o la mujer o el hombre negros que llera un recatado peinado
afro con su traje de calle, no amenazan a los demás, sólo nos están in
formando amable aunque firmemente sobre sus simpatías.
Cuando las personas de origen o linaje ortranjero adoptan delibe
radamente la indurnent¿ri¡ nati\a, tienden a ponerse modeios algo
anticu¿dos,los que llevaban ellos o sus antepasados cuando salie¡on de
su tiena natal. El traje ce¡emonial de los es¡adounidenses de origen ja
ponés, por ejemplo, es más conservador que el de la mayoría de los
japoneses contenporáneos. Asimismo, los coionos británicos que per
manecen en las antiguas colonias cor frecuencia conse¡van las modas
y las actitudes políticas- r'igcntes en Cran Bretaña hace t¡einra años
EL cHrc ÉTNlco
La adopción del tr:je étnico por pane de personas que no son miem
bros del grupo en el que sc originó tiene implicaciones sociales de orro
tipo. Si las ropas son lo que las revistas de mod¿ llaman "érnicas", es
decir, de1 Tcrccr Mundo, sugieren bienestar socialy/o intereses contn
cultunles, o una combinación de ambos. Esto cs 1o que ocurre con todo
tipo de ropa narila de campesino: las camisas, faldas, fulares y pantalones
de 1: India oriental; los cafrancs y las chilabas bo¡dadas de Mar¡uecos;
los batiks indonesios; ios chalecos con flecos y las pulsens de tur
quesa de la lndia occidental; los sarapes mexicanos y las sandalias hech:s
de piel dc carabao; etcétera. Para que sean auténdcas, csras prend¿s han
de ser de .mate¡iales' natunlcs: algodón, seda, lana y piel. 5i son usadas,
tanto mejor, pues entonces poseen el rrana de sus propietarios originales,
que son en 1a imaginación, aunque normatmenre no en la rca
lidad, auténticos n¿tivos.
I u,u¡riode r n,,¡:c irrico. dee.re ipo.e nreg?, . .i,.p
en una o larias de las c¿tegorix siguienrcs: acupunturl astrologia, cannabis,
religión oriental, percepción exrrasensorial, canción/%1¡ r. dxn
zalolÉ, medicina homeopárica, música india o ¡lcl Co,.r¡,, O¡it¡rc.
masaje, meditac;ón. parro v hct.rncir n¡rr¡r¡1.\,.,rr, ,rnr r,'r¡.irri,.r.
noDA y LUG¡R 111
Oxfam,+ energía solar, vegetarianismo, artesanía, yoga y Zen. El número
de intereses y el grado de compromiso se pueden dcterminar ob
servando hrsra qué punto es ¿xótica 1:r indumenta¡ia. Un atavío étnico
(.o-nplero. p,Dec ¿ menre .rqrel en el qu. ,e . orbin¿r rr r u lo, pro,<
de'r¡e5 Jedrq rro' pri$Lerce. nundi,ra..,L<te.o reponder; un:per_
sona quc dedica todo su riempo a la contracultum, a alguien quc está
implicado profesionaLmenre en algunos de los inte¡eses anres relacionarJo..
l-r el. orro c¡.rremo de. e'p.cro. r."pa.onvencionrl ,.rlp.rda
de rcce\oflo, eró.rco. (un tut.r con e,r;np.rdos ndio. ¡ un pe.rdo bru_
zalete de plata, por ejemplo) sugieren una relación de'mero pasatiempo
cor uno o dos de ios component€s más respetables de la lista.
Dumnte los últimos años sesentay los primeros setenta el tnje étnico
acabó ent¡ando en la alta costura, y durante un tiempo significó per
tenenci: a la generación <moderna,. Los resultados eran pintoresios;
Tom \{tolfe, un siempre agudo observador de las modas contemporánea¡,
describía la escena de un ciub dc moda londinense, el A¡erirusa:
rn el gnn salón, sólo los cam¡reros llera¡ car*¡s l¡tancas y corbar¡s
negns Lá clienrelá se sienta en él beffeando, gorgotcmdo y tanzando
risorndas isnitugas en u¡ tunulto de chaquetas dc cuerq túnicas tin_
dúes, lald¡ de anre, bo¡as de asesino de cieñ.os, carnisas dc duelq pa_
ñuclos anudados a lá nucz, collares de cuen¡¡¡ de colorcs b¡t¡¡ceánd;s
sobre la b:n;ga, cudhs ruehos ¡enontándose:t cncuentro dc las petill35
a nediapapada. btusas indias dcss¿sr¿d¿s y nid¡s quc dejs ve; los
pczones dc punta y las aureolas carmesi... Il lugar p-;."
de g¡nn lujo delMcdirú.,ineo in*plicablemente nmdido
".
por --"d.. unr mr,
rea dc cosores¿lidos de una escena muhi¡udinaria de pasaje at nmxsta,
El del¿ta\ Gsnsd Din y Atoz amatgo)
Hov, aunque ya no suelen ve¡se talcs escenas de ca¡naval, esros esri,
los te¡cermundistas rcdavía apareccn a veces en las páginas de Togze
y los llevan rnujeres distinguidas. Las prendas que eligen ricnden a ser,
no obstanre, los resddos fistivos o c.t ¿. ias.rrlt.,rrs de 1""
(luc proccdenj y normalmenre son llamativos -on;ul.r por su nreza, por su precio
o por ambas cosas: los vestidos nupciales mexicanos con encaje iecho
.r n,¡no v con cienros de diminutos pliegues, botas de piel cosida a manq
r. L,, rr,t¡ , ¡,,rr.,nil.,.i¡nr idr.,oarton¡lIundtrdr en Ingláurr
,,,,,,, r, t,,\,,t,1.ú,,,,1.¡,n.\,¡,ir\.1.da.tullo
¡t.¡ tl.t¡ tl,t,,t!.1\1, ),
114 IL LINGLÁ]¡ DT LA \IOD¡
ELuso¡cl.quelNespc.i¡liJl.scnnroJrllxmin\crido.¿¡n.o,sugid¡Li¿ter:rso.ial.i¡t
¡.s$ ¡rt¡liñs an, omÉculrunles Cü¡¡d. la ¡óta .¡ .¡uté.ti.u -G¡¡.5, ¿¿tejidosnrur¡1.¡
t h.cl,¡ tor .trtircs cl comfmniso de qni.n.s l¡ llevrn s\ hrlo. 9u. .utrndo so¡ lmll¿s
coti.n Anurcio aP¡r. o.n ¿l .\ir ld'¡ ¡,Js. 193r.
blusas y chales prinorosamente bordados, sa¡is cargados de hilo dc oro
¡' brocado, cucntas de m¿¡fil a{ricano de intrincada talla y otns cosas
por el csilo. Aunque estas prendas son, sobre rodo, un¡ fo¡rna de consumo
llamativo, ¡ambién sugicren un deseo dc parecer original o elroti
co y un interés al menos ocasional por cl Zen, el yoga, el vegetarianismo,
etc. Después dc todo. 1a nujcr mundan: q"c visre un cafrán de
sed¿ tanbién se podí.r haber comprado un verido de diseño.
lll ¿'Hrc DEL SEGUNDo MUNDo: LATrNos Y Gtx{Nos
Lo que hoy en día se pod¡ía denoninar vestido delsegundo mundo
cada vez sc ve con menor frccuencia. El vestido folclórico dc las comu
nidades campesinas curopeas, por ejcmplo, aparece sob¡e todo en lestivales
y en rcuniones familiarcs, donde el grado de identificación con
e1 .tcr¡uño, esrá en rclación muy dj¡ccta con e1 grado de inregridrd
del tr.rje típico. Una f:ldr bordac{a o un¡ n¡antilla de encrii ¡rnicLrl,rr
f¡v".cc,rl,,'"r cn o¡sioncs r¡¡rbii¡ sr 1.rs ¡,r,,1, l!ir'!r liLr.rrr
'¡cntc
115
a un:r liesta normal, una mujer que desee dar una imagcn cautivadora
mente extranlcra o simplcmente dar que hablar.
Unas pocas prendas folclóricas, como cl pañuelo pan la cabeza, se
han convertido en parte integr:rnte dc la moda normal y ya no rienen
ningún significado étnico espccial. Otras, sólo a medio asimiiar, siguen
rcnie.rdo Ln ,icn fi.rdo rmbigr tr ". suav;bcr; l¿rino¡ne-i.¿r-..on
'u. b'rtl¿. esr ¡l-¡, de plicu,u<. ven i,, .,, .u, borone. d. ¡dor no, l¡
están empezando a usxr en vacaciones homl¡¡er de asccndencia no lati
na, cspecialmenren Florida y en Califo¡nia del Su¡. En un cub¿no
o en un est¡dounidense de origen mexicano, la guayabera no cs nás
<1ue un signo de que se ha vestido para cenar, ir a una fiest¡ o salir dc
nochc. Sin enbxrgo, en una persona no latina una camisa de este tipo
,uciere f¡n- li¡rio¿d .on Américr I rr in; y b planL.: un¡ rc r indi. ¡. iá r
de.: liJ:de. l.r'ir:. Lop c.r, como el ,eiJiJmienro. t¡ *ponr¡r, J:J y
el sentido del ¡irmo. Ahora se intenta vende¡ est¡ camisa por co.reo
dcsde las páginas de fhe Net¡ Yarher como "sinón;mo
de vida relajada
e.infor¡nal,'. Aún csrá por ver si esta campañ: tiene éxito y cuál seú
el efecto semiótico si lo consigue. Las modas ótnic.rs, como las modas
nacionales, aparecen y dcs¡par€cen, y en esre proceso sus signilicados
cambian. El sombrcro tirolés, cn otro tiempo tan común en los tr¡ns
pones públicos, ahora identifica a quien lo lieva como a) L¡nx personx
de,:scendencia suiza, austríaca o aiemana, b) un participanre cn unr
expedición ornitológica o c) un buen pedazo de memo.
Cierros grupos érnicos, aunque no estén asocixdos ¿ una sol¿ n¡-
ción, han conseguido m:rnrener esrilos c¡¡¡cte¡is¡icos dur¡n¡e cicntos
de ¿ños: el más conocido de ellos es e1 de los gitanos. Toda niña que
ha,va estado en una fiesta de disfr¿ces crcc s¡be¡ cómo es el vestido de
grtano, pues es uno de ios más fáciles de improvisa¡ con los m¿teriales
que terg:rmos a mano: Lrna laldr larga o un vesrido de colorcs vivos,
un pañuclo anudado aLrededor dc la cabeza y todos los collares que pucda
cncontnr cn el cajón de 1a córnoda de mamá. (Un zesruTo de gitana
cs, c¡ realidad, una contradicción lingüística: según las creenciai gita
nas las mujeres son marirnal -tabi, imporas de cintura para abajo
v siempre han de llevar indumentarias de dos piezas.) De vez cn cuaniio
la ropa .gitana" reaparece como moda, y se fotografía a las modcios
r.csrid¡s con f¡l<l¡s de flores, blusas anchas recogid¿s, chales de seda con
lle.r)s, t),,ñu, l,\ nruhi.olorcs, gr:ndes pendientes dc aro y abundantes
(,, l.¡,,\ \ I'1,1.., |,.,1, ,,,,, ( r¡,rnJ¡, csros modelos llegrn ¡ l,x co¡¡e.
,r,"...Llil,,LrL.,','ri,,.',,,,,¡,,,\,1,,,.\.\icrrrcn(rJcscrnprreccr)apasio-
, i!rL
',,r.,,¡ ,,, ,,','lt ri , , 1 r.^
j,j,jtb, t.\,ri,ñ,^t¡¡l.fc\(. u¡
116 !L I,FNGUA]E Df L{ \JODX 1,17
sent;do respctable, por suPuesro)) los comPr¿n y se los Ponen I¡ mis
mo hacen, e¡¡óneamente, algunas rubias y pelirrojas, que acaban pareciéndose
no a Ca¡men sino a canarios amaest'ados' Para los hombres
el estilo gitano es a un mismo tiempo mis fácil ¡' más diflcii de asul¡i¡'
pues 1o {ue principalmente exige cs un determinado aspecto l-os hom'
tr",,ru. por naturalez¡ musculosos, de piel oscura y pelo negro,
"on
co''' ."fuIg""e' die"t." blancos, lo pueden conseguir sólo con.que se
pongan.t"nu ca-ir" oscura y un pañuelo de colores vivos anudado alre
iedár d.l co.llo. Par" un efecto nayor' se puede llevar un
"onseguir
solo oendiente de o¡o.
Cuando 1os gitanos no erán de moda, el hombre o la muier que
opta por ponerse traje de gitano por lo gcneral emite señales de pelieio.
Átá d:"clatattd,, conturrdent.-.nte s.tt uiolentas pasiones, sus há
Éito. genio vivo, su natumleza cclosa v quizás hasta su insolvencja
financie¡a. Por supuesto este mensaje puede amoniguarse con
"gitado",',.' una conducta convencional, o con el uso simul¡áneo de prendas con
sienificados contndicto¡ios' una ¡ccatada blusa con unafalda de gitana
o"unas zaoatillas de depo¡te con el equivalente mascuJino Las perso
nas vestid;s de esta forma probablemente se verian muy marginadas,
pues es probable que las rutinas de la vida diaria les irriten y les inquie'
t." ¡ to u"r, se echcn atús a mitad de cualquier aventun
"
Mooe r.ncn,r r Juuí,r: !L DANDI Y 1A ./¡P
La indumentaria negra, especialmente la de los hombrcs negros' es
cxsj una lengua en sí nismz, como eI B\ach Englisú," y casi resulta tan
dificil de entende¡ como ésre para un extraño. Aunque sumamente ca'
racerística, es dj{icil describirla a no ser en é¡minos muy genenles,
tanto Dorque cambia iipidamente como por su gran influencia sobre
l" cn e.oenl. Como han señalado muchos aurores, 1o que e1 pe'
ti-et." -oi¡ o.gá 11""" hoy puede que esté en A4zire dent¡o de más o me
nos un ¿ño. Esto no cs un fenómeno reciente según un experto, e1 estr
lo conocido corno 1q tuagr e"" o PrEpie*"" Panhombres se originó
Lo.o .I'er" l" o dn.s ¡o l
-
'd I l
-,-,,"d"
| .,/
' o. o o '' d"
¡
".'
' '
"d
d
c!d"r.¡u,;l;s: d.f.ft;. s. usa er?.rpresión Pá.¡ desc.ibi¡ lÁ orod¡s hs c'runrLrs Ltrs
nr*les, cr., q". sc su¡.";dc¡tlfiü..ón los trlunnos de sr¡s cc¡¡os l¡ lietr s¿ ¡do'¡!r'
/i,r (hird.t po¡¡tu. tndnDral¡l¿nte n,u.hos de loJ ldirioos df ¡rnl n \ iir I L ¡ !.i n Pi! l
's
s,ái d,l,ie,n¡ !.r dl.r frl
"{' ,\l,fr,;,,!tlu.,l'tll or,."*l.rr',f'i'rr'r" l r' r r r'
i
t
en Ha¡lem, y hubo un momento en que las canisas de franela roja,
r$ gorr¿s e,(oceü, ) l¡,. ¡m .¿. de ¡lgodón.¡ cr-,dr¡, quc ¿For¡ se, cn
d( n en c { ru. come,cio' a pró,pero. habir¡nr^ Je t¡, u,brni/r, ion$
del o,t¡a¡¡adio de las ciudades las llevaban e¡cll¡sivamenrc los regros.r
.Los
negros urbanos son los dandis de hoy en dia, los auténdcÁ he
'edero.,dr
Be¿u B,rmmel :,u,-'¡re.ucmuev"an ur irreri. po la ne.
chun dc lr rop¡ ) po. el J(r¿lle cr .l rer" nro en orro,rug.,... )
un talenro pam las combinaciones aud¿ces de colores y tejidos quc po
dri¿ 'er r <n, rd ¡ .r< un d ,eñ.rdor p-ofe.ior.rt. re hr p,e,ro de ,c .,,e
J menudo lr e.pcciJ elegrn.i.r de 'o, z,p.r'", ¡ lo, ,onbrero, Je lo.
¡egros, y algunos autores han sugcrido que rep¡esentan un inrcnto de
niruniz¿r üe,cn.i¡ ¡n,'opomó{i-., que lo, zrparo, .,iu.rado, i
u¿gldo' pur-
) lo5 5()rb-ero. qJe rr¡ro gJ\r ¿"r I lo, negrñ,.ir\ en prm di.i_
mur¡r \J\ gr¡rde\ pre\ y,u, c¿be,,¿, ma'r¡ Bs \ er. c..ha.. Fro pare. e
oudo.o: rgur'\e podJ|l Jttrnr que e.ro, /¿pJto\ y c,ro, .onbr<-o..on
:r; orgullo,.r llJmrdr de ¿ren, ión .obr. ,u, .,l.,,,",,.,,.,. ,.,.,t.,
No .on .ólo lo. gaeg,re^ neg-o. r¡ rienes llev.rn op.r. inro,¡dor¡.
de ¡l¡r .o\rL.a..iro,¡nbién murho. neg.o. de mu1 di,r nra, prore_
'ion.. más legírin¿,: Jepore.. publ . o.,J. pe odi,Áo. rcrrru ¡ cinc.
'nL,rc¿ pop-lJr ) n, q"cio.. A .rbogrdo,. pol r .o, , .lé igo, r;mbiin
se les pued€ ve¡ en ocasiones con una vc¡sión nodificada dc este too,6.
f rJen o negro par; <l re.r Jo'.denu, rn¡rec.,<nen, cri.r.r...,r
cstrellas dcl deporrc i. de los medios dc comunicación, y cs un compo
rente rponanre dr cienr. D(queir,,ompo.. one. po"ric.r, pop. l,
re¡ quc,(l¡rrr lrj J\en L -i5 de legcndario. D(r\unri^ d(t h¿, ,pr
Para ser un dandi de éxito se neiesita dinero y buen gusto, v iradi
.ior m¡nre lo. ne¿ro, qr,, hrn .on,egu do.epcrlr.el tiardn d; lr pu
r,re,/r ,rcnDre trn In\en do en ropa -n¿ grur pJrle d. .r, in;r,o,:i
\egur Ln e\ udro. en iqto \u gr.ro medro cn r"pa e? un ve rr,.púr
ciento superior al de los blancos. Muchos aL¡¡o.es han pucsto de relieve
el .lru'i¿' n" delo. ncgro. por lr, rop¡.,;r.r,, eteg..,nLo. y r.rnoién
p. lo, ¿droñovrle,,rro,, eleg,rrL<.. Se h.r,ugerido qu. e.ro, gu,ro,.
!. lorr r de gr.rlr direro ¡soci:d r ¿ ello,. ri<ner re ;, ión . or io, pro_
blcmas quc han tenido tradicionalmente los negros para adquirir oiros
tip<,s de simbolos de posición social, como la penencncia a los clubes
de c:rmpo y hs casas en b:rios de clase mcdia. Si esto es asi, a medida
(tL,f¡unr.r)re l.r igL'.rltlrtl de oponunidades 1: elegancia relativa de los
rrc!ros ¡,r,rl, ,1,-.,, rr,lcr.
118 !L L[\GL],{JF ¡F LA I1OOA
El aspecto del lenguajc negro delvestido que hast¡ los ex¡r¿ños comprenden
es el peinado. El pelo estirado o se reconoce ac'
"¿rreglado"
tualmente como un signo dc acomodación a los valores blancos' mien
tras que el peinado o ¡i¡o "natur¡l'
-q rnás ¡ecientcmenre, los pcinados
de múltiples y finas trenzas- indican org'ul1o racial e intnnsigencia.
Un curioso fenómeno de los años scscnta y setenta fue Ia imitación
dcl cstilo de pelo natural de los ncgros por pane dc los blancos ¡¡dica'
1es. Lo quc se llegó a conocer con el nombre de (lo llevaron
"afrojudío"
hasta algunos SíASP)+ no lo adoptaron sólo aquellos que no tcnían
dificultad para hacerlo porquc se lo pernitía la ta.rtura de su pelo. Tam
bién lo consiguieron con la a1'uda de una dr{stica pcrmanenre algunos
.negros blancos" cuyos ¡izos natu¡ales e¡¿n rcc¡os como velas. El efec
tq espccialmenten los rubios, era sumamente er.tl¿ño. Más recientcmente,
en 1979, sc imit¿¡on las rrenzas fin¿s dc l¡s ¡f¡ic¿n¿s nativas
y de l:s mujcres negns con conciencia étnica, prime¡o fuc Bo De¡ek,
la protagonisra blarca dc la pelicda n, la nujer ¡efcta, ¡' después 1as
mujeres atentas a la moda quc se sintieron atraidas por estc estilo de
peinado debido a su obvia dificultad y a su cose: la vc¡sión del s¡lón
de belleza lleg:ba a costa¡ en los Estados Unidos hasta ciento cincuenta
dólares y se t¡rd¿ba t¡es horas en hace¡lo.
La existenci¿ de cs¡ilos tipicamentc judios, apane dc 1os que Ia lcy
religiosa prescribc a los miernbros de congregaciones ortodoxas, cs más
dud¡¡sa. La indument¡ria de la ?¡incesa Ame¡icana Judí4, o JAPi"' ha
sido el ¡rotivo de un canel cómico rnL,1' r'endido en las libre¡ias esradounidenscs,
pero Ia rop.r quc allí se retrata no parece diferir mucho
dc 1a de cualquier niña rica y malcriada actual. Mc dicen mis inlormantes
que es caracteristio 1a pasión por l:rs botas altas de picl y los
jerseis de cachernira.
También se ha afirmado que 1os cxtravagantes pcinados ahuecados
y rigidos quc llevan algunas marronas judías rcproducen, quizá incons
cientcmente, las pelucas que tr¿dicionalmente adoptaban las muieres
casad¡s en las comunidades onodoxas judias.
Hay un chiste que también sugiere que cicrros tejidos pucden estar
asociados en la mente popular con orígenes judios. Cuenta la histo¡i¡
de dos nujcrcs que se encuenir¡n en un campo de golf. Una sc presen
't whtu Aido sdns t rkini (prókr¿¡t rlgloejón bhnco), ú¡trdouniJtns¡ dc orrs¿n
no€uopeo ) .sp..i¡lr¡c¡t. bri¡áni.q 1o¡o.l,ru¿ "obr
Pentn!.( 3l¡.Lse !r.i doñ¡rn¿ il I
'"' s,clas d. ¡!iú ,4,,m4, ¡akd Iér riro que Jc'igr: r un: nrur.' j'"1; r r J" ' '
l:" '
nc¡ii. h,lu.¡..onsi¿.n mxruiiL,!r. inlf irJi. in¡f l!,¡r.
,l(-'1, rr-r'i,n, ¡, , ,li.L lil, 1, ,., tl, l
'.'¡-t,l¡.1.,,!
lt9
ll pe,n¡d. ¡¡nnl n¿grq o trir., s. rc.o.
no.r rúurlmcntccóúo un¡señtrl dc o.grllo
órnico, ¿speci¿lmcnrc .urndo, .omo
¡qui. se¡leird.es r¡rr.nL¿ lrg.. C.ncl,Is
l¿nd. ¡orosnfir de Júry L. Thompson.
t¡ como la señora Cohen; la orre, una rubia de aspecto nórdico, como
la señora Smith. Du¡anrc cl juego, la señora Snith r¡anda la bo1¡ fuera
del campo y exclama "C),
;,e11,,.
- ¡Vava!¿Es usted judial pregLrnta la señom Cohen.
- No ne lo puedo creer. Digr algo nrás en jL¡dío.
De ¡cuerdo conresra la señor¿ S¡rith-. Llltrasuede:t
El lu1t uctoNer rnrríNrco: cA\ruFL^Ja u¡nANo
Hasta el presenre siglo el tnje rcgional, como cl habla regional, cra
lu¡ram€ntc car¿cterisrico, en ocasiones casi una lengua independienre_
Hov cl equinlenre indumen¡ario dcl di¿lecto es menos llamativq pcro
más persistcnte. Personas de La misma edad, ocupación y gustos visten
dc n,rnrlli*inra scgún la parrc del pais de la <1uc p¡oceoan; no oDsran
rr. rlcl,l,l,, r L,' i,,¡crferencias que causan 1as variacioncs individuales,
120 EL IT\CUA]I DI I A I\{(NI\ 121
l
lNlu,¡clrarir d¿ crmunrre urbano: .r¡ róp¡ rc¡ne l.s.olores or.lros o ¡pag¡do' ls silndrs
r..t¿¡gulÍ¿s. las liner\ p¡rrlel¡ y l¡s .uad.i.ul¡5¿.Itr .iudtrd. La f..m¿ d. lós sonlYúo! d¿
lo! üombks \e rcpirc o la form¡ ¡cl pno supe'nn de lós aurob¡rs t (si lcs damos ltr ruelk)
flr los lInd .olgú.s. Tr¡b¿j¡dor6 c ,rndo el Purtu de l¡nd¡6. ¡oognii¡ d¿ H¿¡ri Cúi¿F
estas diferencia! rcgionales son rnás fáciles dc observar en masa, por
ejemplo en una asambl* polirica nacional o en un congreso profesional.
Dent¡o de l¡s islas británicas,los dialectos indumentarios, corno los
oralcs, crán comenzando a desapareccr. Los galeses, escoceses e irlandeses
cultos 1a son difíci1cs de distinguir a prirnera vista de los ingleses
cultos. La única dife¡encia importantc que se conserva es entre la ropa
de ciuclad y la de campo, o, por decirlo de otla fo¡ma, cntre el es¡ilo
de londres y los estilos provinci:les, enrcndiendo que a veces se pucden
ve¡ londinenses" cn ciudades como M¡nchestcr, Edimbu¡'
"esúlos
go y Dublín. Por lo gene¡al, no obstante, la moda provincial británica,
incluso en las grandes ciudadcs, lleva ent¡e dos y diez años de retraso
respecto a la dc Londres y alrededores.
Lo más cu¡ioso del vestido británico, ¡an¡o u¡bano cono ru¡al. cs
su tendencia a seguir el principio de car¡uflaie. Le ¡op¡ de ctudad .¡
suelc {ab¡icar en colores que rccucrdan Lonrlidades ilr L 1,i,,1':t. tJ ..
¡rento,elh¡,llí¡.I¡¡sciclosnuLros,xvl¡s.r¡.r.,)i,,r,¡r. ,,,i,,' r',,,.
azul marino y los tonos más oscuros dc1 gris. (En lugares con un clima
algo mcjor, como Brighton, son más habnuales Los griscs nás claros.)
Estos tonos apagados y oscuros, como los de muchas ciud¡des británicx,
sc alcgran con toques ocasionales de colo¡: cl rojo de un buz-on
o de una co¡bata, el naranja y amarillo de un macizo de flores o dc
una blusa estamFda. Además, la ropa dc las ciudades británicas riene
un core y unos adornos con 1os que se pretende que la {igura humana,
redondeada por naturaleza, parezca más rectangul¿r, a)'udándola a fundirse
con ¡:l paisaje urb¿no. El disfnz es más complcro cn c1 caso de
los r.arones, cuyo rrajc dc calle 1cl convierte en un ensamblaje de recrángulos
acentuado por un pareguas v un malctín rcctangular. Se prefie
ren ios rejidos lucrtcs y lisos; si hay .rlgún estarnpado, suele ser rcctangular,
siendo especialmente popularcs las rayas finas. Este esilo de ropa
de homb¡e sc cstableció : mediados del siglo XIX, un periodo dc desa
¡¡ollo u¡banístico muy úpido, y ha persistido hasra la actualidad. EL
único ombio significativo se ha producido en 1os tc,cad<,s: el ¿lto nc¡,
ñón de chimenea" o sombrero de cop: fue des.rpreciendo gndLralmcntc
a medida que el gas y la elect¡icidad iban sustituyendo a las estufas de
carbón, ¡educiendo el número de chimcncas aut¿ntica5 y con ello la
udlidad de es¡os sombreros como forma de cam*laje.
La ropa de mujer del siglo XIX no scguia el principio del emufla,
je, más bicn rodo 1o cont¡¿¡io. Los colo¡es vivos o pálidos, los adornos
gnndes ¡' la abundancia de plicgLLcs y adornos redondeados hicieron
a las fémin¿s más visibles y vulnerables qLrc un conejo de peluche rosa
en Piccadilly Circus. Sin emblrgo, dunnte ios últimos cincuenra años
la ropa de tr:bajo y de calle de la mujer sc ha vuelto cxsi t:n rectxngu
lar y apagada cono la del hombre, y rarnbién ellas se pueden ferndir
con el pa¡aje urbano si así io deciden. Hoy el traje de camunaje urbano
sc puede ver en todas las ciudades del nundo, aunquc ¡atulalment€
es más común en aquellas quc más se parecen:r Londres en arquitectun
)' ciima. Que prhcipalmente sirua para ocultar de posibles depreda,
dores a ]os habitantes de la ciudad, o que les pe¡¡rita abala¡za¡sc con
m¡)'or facitidad sobr€ su prcsar o arnbas cosar, probablemente depende
l, rd';duu.s<ouedeob.en¿r.noob,r¿ rr.<1ue.rrrrnn,jor,..r
n,ull.rn l.rs personas, qu€ cuanrc nrás apagado ]¡¡ectilíneo es su vestido.
¡r,r rcr-h gorcr.rl nris ¡riunf¿dores son, en elscmido urbano de h p:1:
\2) rL rr\!1,{lL Iir L1 ¡LOIj\ 1_t.l
EL CAMUFTAJ¡ RU¡AL y LA lAsroRA s1N ovqAs
El vestido ¡ur¿1 británico tanbién csrá basado en el principio de ar
monía con el ento¡no. Los colores preferidos son los dcl paisaje campestre
marones, c¿st¿ños, azules y verdcs, parricularmente los tonos
apagados quc sc asocian con el tiempo húmedo. También se pucdcn
vcr tonos de lavanda y brezo, especialmenten las .egioncs donde estas
plantas crecen en forma silvestre. Y mientras que la ropa urbanatiende
a csrar hecha con tejidos fuenes, como la piedra pulida y ei aslllto des
gastado de un paisaje urbano, los tcjidos rurales suelen ser suaves y r.e
llosos. lll ¿t¿¿¿d, la lana y la tela tejida en casa reproduccn la extura
de la hie¡ba, de la co¡teza y de 1as hojas, mientras que la pana, el tejido
rural tradicional, imi¡a no sólo el tacto del rnusgo sino ei ¿spccto de
un campo arado. Con estos tejidos se haccn prcndas holgadas, arruga'
d.ls y redondeadas que remedan ias fbrmas ¡edondeadas e irregr:lares
del paisaje: de1 arbusro, del árbol y de la colin:. Durante siglos, ésras
han sido las ropas que ha llevado elcampesinq ya menudo l: campesina.
Existe tambión, sin embargq lo que podriamos llamar ropa dc campo
prendas que pretenden sugerir asociacioncs runles pero
"tcatral,':
que no son apropiaclas par¡ la vid¡ rural. En este momento el ejemplo
nrás llamativo cs e1 traje de pastora inglesa, también conocido como
el loo,É Ashley". Este estilo imjt¿ no las ropas que lleva una aurén
"Laur¿
tica p¿stoñ de una ópoca o un lugar históricos reales, sino las que lleva
LiLtlc Bo-Peep en los libros infantiles. P¡esenta algodoncs esrampados
en colores pastel y blanco, ad¡rrnados con volanres, Iazos y ribetes de
encajc dcl tipo que haria imposible l¿ labor e¡ el campq camisones
victo¡ianos blancos de algodón, chalcs dc ganchillo y encaje, y zapatos
pianos de suela iina o ligeras sandalias que se des¡¡oza¡ian en cinco mirur"'
en.ualqu er.orr¡1. l.L¿ fr,<.liJ-rd io c.. Do, .uple.ro. I rrgur
error de diseño, sino parte esencial de l¡ indurnenraria de prstora con
1a quc sc pretende sugerir valores y pl:ceres rurales sin ningún indicio
del arduo rnb:jo runl, ciertamentc para proclamar ¡lue quien la llera
tiene 10 nrjsmo de criadora de ovejas que M:ria Antonieta de lechen.
Ropas como éstas exigen contiluos lavados y planchados, tanto si se
us¡n en el campo como en la ciudad (uno de los espectáculos más tistcs
que se pueden ver en Lond¡es en un día de primavcn liuvioso son
los dobladillos nojados y nanchados de barro de la paston urbana).
l,¡ realjdad, no r''alen más que panuna vid: ociosa en cienas urbanizaciones
de pulido césped.
{,l nj d, prn, r cr r 'r.."1,\. , 'd, ti ., \
rd droJas de PÑoo o h.h.ñ nodün¡,
..n,o l¡ qu. u\ó¡llítrAnronic¡¡hú dd.
.i¿n¡os¿nos. i¡¡ urr vefiói nu,w id!1li-
,rd¡ d. hn un¿nuitr runl, wluid.nrug¿rir
uft d.li.x,li sen.ille, fcm.¡i¡¡ hás
que ün¡ l¿lriliirnh,l c.n 16.ornlci Ropr
de Lrur¡ Ashl.t fon,s.trtír d. srllt F..r.
ciadas con la inocenci¿, 1: juventud y 1¡ l¡ninirl,r(1 rlnrils.rl.r. c ilr¡,1i
can un interés por las tareas dornésric.rs ¡¡rLieu¡<l¡r v t rr'.rr iv.rs: i.rrrlirrr
ría, tejido a nano elabonción clc m.fncl. .r5..r,srur¡ v l¡,,rl.rl¡, t ..rrr
do e i.e'¡n er lJ.iuo,J.! reiri,J .. 1,,,..(.'i
' 'rr'....'."',1.
esta mesa o en este piso; el lLrgar que me corrcsponJc es,i cn cl j.r'rlíl
o en una casa de empo muy gnndc". Con los ¡ños La inJun¡cnt.rri¡
de paston ha ido ad<luiricndo graduaimente Lrn significado más conservador;
o <¡rizá la histori: la hapasado por a1to. Originariamcntc asc,
ciada con los parridos políticos I las escuelas progresistas de Hampstead.
ahora sugiere una tendcncia conse¡v¡dora, o incluso ro1¡, y lo
que se llama "valores
anticuados,,. Parcce apel:u ¡l instinto conserva
dor y protector de los varoncs.Yo me pondría ese ripo de indumentari:",
dijo una sccretaria de Londres quc proclamaba que ni mucna se
vcstirír rsí. .si quisiera <1ue algún hombre mayor de la oficina se fijara
t¡ ,¡,i,.rLrri,rip. quc quier: LLna dulce nru1{ou.,
l.lr,.rr, rit,,, ,, r1.,,¡ri,r,, .,Lin w,hrevive rquí v 11lá en hs islas britán;
,.1. ,,,r,,1,,, ,1,1,,,1,, r l,",,,tLr,.rzos lc l¡x,,,qinismos cnclrgados del
1,, I, l',,,, ,, , \ 1,, i' ,',, ',,,,, ',1,a,1, trÁr.,t.\. (.n Lr ¡rrr¡.rliJ¡cl tic
12+ IL LINGUAI! Df, I-{ \IODA
re un ¿specto b¿stante te¿ffal. El somb¡ero neg¡o con hebillas, el chal
y la falda ancha y lalga de la campesina galesa, p¡obablemente se ver
con mayor frecuencia en actores, bailarines folclóricos y cam:reras inglesas,
escocesas e irlxndesas, que en mujeres gales¿s no¡males. En Es
cocia, aunque los tnjes vcllosos dc ¿t¿e¿l son la prenda masculina prefe¡ida,los
auténticos escoceses a veces usan el hilt. No obstante, a menos
que estén en lxs Fuerz¿s Armad¿s, estos hombres son casi siempre de
portistas, intelectuales o r¡iemb¡os de ]a alta burguesía y la aristocracix.
A los visit¿ntes se 1es deberia advenir que el uso del kilt (nunca
de an kilt)por pate de los ¡uristas se consjde¡¡ ¡jdículo e jncluso vergonzoso.
Aurvas Y c,lNUcÍJr
Aunque el traje típico de Gran Bretaña está empezando a ditumi'
narse, el vestido colonial briránico continúa siendo sumamc¡tc car¿cte¡ístico.
A los aust¡:lianos, por ejemplq a rnenudo se los puede reconocer
por su afición a 1as prendas que sugieren la búsqueda dec,mguros
por el interiorl!'! Camisas y chaquetas caqui, chabacanos chalecos de
piel de oveja, botas :ltas de piel y el famoso somb¡e¡o de monte. Estas
ropas las pucdcn llevar igual mujeres que hombres. Otra peculiaridad
de quienes proceden de abajo;t't't es "allá
su afición a los pantalones
conos, prenda que no sólo usan cuando salen de su país sino que, se'
gún cuentan quienes han estado al1i, da al paisaje urb:no de Australia
un especto único. No es nro que empresarios y tnbajadores acudan
a sus puestos de trabajo con las rodillas ¡1 descubierto dur¿nte 1os me
ses de verano, y hay quien dice habe¡ vis¡o a médicos con bata blanca
y pántalones cortos, a catedráticos con toga y pantalones cortos, y a
:bogados vestidos formalmenre con chaqucta oscura, cucllo duro y corbata
de regimiento, bombin... y pantalones co¡tos. Donde te¡mina Ia
musculosa, peluda y morena piern¿ austr¿liana estos homb¡es llevaban
convencionales zapatos Ox{ord4>f+* negros y a veces hasta ligas. Presu-
" tsor¡¡ coloqui¡l de ll¡nar ¡ ¡urr¿li¡nos,v o¡&lic¡a- asrerirmdú. r¡ úl{n¡o ¡ !c.6
* refiere ¡ Ios t¿¡coan¿dicosB r 3 r¡c6 ricnc Rnbién u¡ sisnj{icado d6pcctilo. [r]
'r'r ltefe.idr específictrmenre
A$nlia.lap¿hbF o,¡¿:.*. de la qu. "i.!.¡ior é ¡q!írn
du..ión,rlndesieDprerl¡regióndspobhd¡.i¡id¡lll¡nadclint.rior,lcAur.¿lia.lorcsr..
sión, curlqnie. resión ¡o .ivil;¡d¡ cor stas dnddis¡ias. Ifl
+++lirdn..iónde/to,¡D,u,¿r,rr.rürinqlésinlormrl.AusrnlirvNr,r¡l,'¡l'llI
t25
miblemente no es sólo un deseo de comodidad lo que lieva al uso de
esta i¡dumenta¡ia, sino ¡ambién la necesida de recordar a los obse¡vadores
que hasra cl;assze más resperablc es esencialmente un vuonil gue
¡¡illero.
I¡s estilos canadienses, lógicamenrg son más sutiles y, como el acento
canadieÍse, a menudo son dificiles de distingui¡ de los Estados none
ños de los Estados Unidos. Sc tiende a las bufandas largas de lana, a
los jerseys grandes (a menudo con dibr.rjos de renos cubistas y copos
de nieve) y x los chalecos acoichados. Cuando hacc buen tiempo el canadiense
anglófono se pa¡ece individualmente a un estadounidense del
Mcdio Oeste, aunqLre cn grupo a veces se los puede identificar por su
afición a los cuadros. Los canadie¡ses f¡¿ncófonos, por su pane, lucen
un estilo algo más curopeo, y las mujercs en especial tienden a vestir
de forma nás elegante o rnás llamativa; incluso en los días de invierno,
con temperaruns bajo cero, se las puede ver abriéndose paso entre los
montones de nieve de las heladas cailes de Montreal con las piernas en
fundadas en medias de n¡ilon y con botas de tacón con clavos.
B¡lúNtcos y EsrADouNtDtNsrs EN EL rxrRANJ¡Ro
Según c1 estereotipo popuLa¡ la moda estadounidcnsc y 1: británica
son dos lenguajes independientes y rnL¡rl¡¡mcnte incomprensibLcs. tin
la realidad, no obstan¡e (como la lengua est:rdounidcnse y la brninic,r),
no son nás que dialeaos dife¡entcs, no muy difíciles dc cnrcndcr Lrn;r
vez que se han asirniiado los principios lingüísticos básicos. El n.rlcntendido
ha surgido sobre todo porque la gente se fija más cr los nnti
vos de otros paíscs cuando hacen turismq y los turistas británicos vis
ren dc lorma muy distinra a Los est¿dounidenses, en gran medida porque
su idea de lo que significa viajar al ertnnjero es profundamente distinta.
Los Estados Unidos tienen una historia de aislamiento político y
autosulicicncia económica; sus ciudadanos normalmente han conside
rado al¡esto del mundo como una zona catasrófica de la que las perso,
nas ¡fonunadas o at¡evidas emignn a 1:.tierra promerida". Alternativamente,
también pueden ve¡ a ot¡as naciones como meros lugares de
intcrós turisric,¡ c¡ncrerizados por su pintoresquismq por el exotismo
Jc l.r ll,,r ¡ v 1r l.rrrr,r v ¡rrr 1¡ cxis¡enci¡ de ext¡añas cosrumbres. El tu
,i,r.r,..rl,,,rrr,i,,,.,,l, ri.rir¡rrrclrxrr.rnjcroscpone,porconsiguienr
,. . i ,, I , r . L ¡ , r ,, ¡ , r r I r I ,¡
| r \ | . r I r rLr.r z,,r.r r.rr.rsr rrific¡, o p.Lr:r una visita
,,,,,,,,,,,,,,,,,,1 |,,i,,,,,,.,.,t,.,,,t,)k\ vivrir. rct, iv:r,
llr, TI LINGUAJI DI IA T{ODA r2/
mente bar¿t¿, que no vaya a suscitar envidi¿ y en la que no se note la
sucicdad.
Cnn Bret:ña. ponu p:tne. sigue .iendo i-n:g narianerte un i npe-
'io nundi¿1. s¡. ciud¡d¡no' r:rjan r' e:rL-.rnjcro eomo'<pr6(nLrnL(\
de la metrópoli, preocupados por mantencr 1a rcputación dc su pais
y por dar un buen ejemplo a l:s mzas inferiores. Los británicos, por
tanto, cn lugar de vestirse informalmente pal¿ vixjar se ponen de tiros
largos, sean cuales fue¡en ias condiciones locales. Ho¡' en día aún se
pucden ver turistas británicos (especialnente si nacie¡on antes de la se
gunda guern mundial) sudando callada y valerosamcntcon sus t¡¿jes
de tres piezas y sus co¡b¿tas o con vesridos de manga larga, pantis
y zaparos cerndos- en los extremos cl;m¿s vcnniegos de Atenx, Roma,
Los Angeles y \fashington D.C. La legendaria costuml¡¡e británica de
camb;arsc de ropa para cenar bajo lxs adversas condiciones de las colo
nia: también sob¡evive como una ¡endencia a vesdrse con ropa aún m&
incómoda después del anochece¡.
Por supuesto hay muchos turisras británicos y cstadounidenses quc
no se visten de una manera especial y por tanto no se les puede distinguir
de los nativos de la n¡ción he¡mam. Pe¡o, como son indistingui.
bles, no se les distingre, y el este¡eotipo conrjnúa prospcrando. En consecuencia
nuchos estxdounidenses asumen que los b¡nánicos son
estimdos v ceremoniosos, mientns quc algunos británicos, igualmente
desencaminados, espenn que todos los estadounidenses sean relajados
y simples, incluso ordinarios. El grado de incomprensión depende, por
supuesto, de la región de los Estados Unidos de la que se tr:ne, como
ocu¡re con el hablá. PaÉ un bostoniano co¡¡iente es mucho más difi
cil entende¡ la forma de hablar de alguien dc Atlanta, por ejemplo, que
entender a un inglés de clase media. El lenguaje bostoniano de la indurnentaria
cs, también, mucho más pxrecido al de londres que al del
P¡ofundo Su¡:'
EL TRAJE T-rPIco Esr{DouNIDENsE
Aun ho¡ en que el paisaje de los Estados Unidos se está haciendo
cada vez más homogéneo, no hxy en ¡ealid¿d un estilo de vestido que
* Ei D¿4.toúr, h zo¡a de lor !$dos Lnldos que se.o¡sid¿n.rts riFi.¡E.r¿ slr¿ór.
conservrdon, especialmente hs zonas má\ ¡1su. de ld Ertrd.s J¿ Geoqir.ALbrn:. \14\i'!l'
II
I
t¿
se pueda llamar típicamente americano. Un ccntro comcrcial de M¡i
ne puede parecerse superficialmente a otro de Georgia o Ca.lifornia,
pero sus clicntas tendrán un aspecto distinto, pues 1a historia diversa
de estos Estados ha dejado su huella en el vestido.
En los Ilstados Unidos, como en Gran Bretaña, l¿ lorm¿ de vesti¡
tipica de las distinras regiones se puede observar mejor cn los grandcs
congresos n¿cional€s! donde fac¡o¡es como la profesión y el nivel de
ingresos son relativamcn¡c unitormcs, Ln cstas rcuniones se ponen cla
nmente de maniliesto las diferencias regionales, y las podernos confir'
mar fijándonos en los distintivos que los estadounidenses suelen llev¡r
en las conr-enciones con su nombre y su tugar de origen. se pueden
distinguir cinco estilos diferentes: 1) el de la viej: Nuwa Inglatern, 2)
el del P¡ofundo Sur,3) el deL Medio Oeste, 4) eL del Salvajc Oestc y
5) ei del Lejano Oeste o c¿iifo¡niano. En zonas f¡onte¡izas, las indu'
mcntarias normalmente combinxn est;los regionales.
I-os estadounidenses que no viajan demasiado denrro de su propio
pais con frecuencia malinterpret:n l<,s estilos de otras regiones. I-r:x na
rurales de los Estados deLesre, por cjcmplo, percdcn haccr una lectura
errónea de ia ropa del Lejano Oeste, creyendo qLre indica una mayor
informalidad o una mayor disponibilid¿d sexu¿1 de la que en reali
dad está presente en ella. El ejecurivo de aspecto indolenrc de Los Angeles,
con su crmisa depor¡i\E des¿broch¿da y sus sandalias, puede en
realidad estar pendicnrc de la prinera oportunidad quc se le presente
para no dejarla escapar hasta un punto que escandalizaría su colega
de1 este. También se puede d¿¡ el e¡¡o¡ inve¡so' un califo¡ni:no del su¡
puede descubrir con sorpresa que el natural de Nueva Inglaterra que
¿c¿ba de cc¡noce¡, con sus trajes de colores sobrios y perfectamente abo
tonados, está harto de negocios y está deseando emborracharse o me
NokFsrt y suRrsrE: puRITANos y tLANTADotls
L,,s grrses y severos trajes de los colonos puritanos de Nueva Ingla
ro rr, v * srspcchas dc <1u cl color y ios ado¡nos son una tr¡mpx
,1..1(li.,i)lo. h¡n d€jado su huella en la indumen*¡ia actual de los habir.r,rrc'
,lc cst¡ zonr. En cualquier gran reunión las personas proceden
rc',1. c't.r p.rnc del p;ris irán vestidas con colores más osclrros -sob¡c
r, rl, rr'¡ro, qri\ '
v.rzul mlino,rmenudocontoquesdeblancoque
',., ,,,.',1.,,, 1,,' , ,',.11, v ir x pLrñrx
" .rlnric|m.rc1os clc' la indumcnraria ptr-
12E ¡l I-INGUAI¡ Df L{ \lOD-{ I2'
ritana. Ios tejidos seún más lisos (aunque más pesados v a veces más
carot y las hechums Jnás simples, con menos de¡¡oche de tela: las jal,
das, las solapas y los ado¡nos serán más estrechos. La mayoría de los
homb¡es lleva¡án además rrajes y zapatos hechos en Inglatern (o dise,
ñados para que parezcan que están hechos cn Ingiatern). La ley del ca
muflaje también operá en Nuera Inglaterra, donde los cielos grises y
los patajes urbanos oscuros y rectangulares están a la o¡den del día.
El vestido cancterístico del P¡ofundo Sur está basado en un clima
que no requeria ropas pesadas y en un¿ economía que dunnte muchos
años eximió a los blancos de clase media y aha dc todo tipo de trabajo
manual y abarató 1os costes de lelanderia I planchado de ropa.'Ho¡'
los tnjes bl:ncos del planrador y su gusto por cl lino y 1os primorosos
y frágiles vcstidos largos de su esposa y sus hijas sobreviven aún en form:
mode¡n¿. En nuestro congreso nacional imaginario los larones su,
reños ilevaún trajes de colo¡es más claros -beigcs v grises pá1idos
y se notará un cierto dandismo que se expresará en los puños fnncescs,
las corbatas más caras, los tejidos más sedosos y las raps más anchas.
La ropa de mujer seú mi flo¡e¿da, con tendencia a llevar lazos, volantes,
encaje y bordados. Si es blanca, probablemenre seá Io más blanca
posible un cutis pálido aún es el signo idcntificado¡ de una dama sure
ña, y en las mujcrcs la piel bronceada por el sol se considen poco cicgarte!
excePto en turlstas.
Mtoro oasrr r sarv,yl orsrF: coloNlzADo¡ls y \AeurRos
los Est¿dos dei Medio Oeste norteamericano y de ias gr:ndes lia
nuras fue¡on colonizados por hombres y mujeres que tenían que hacer
su tnbajo por sí mismos y <1uc se enorgullecian de ello. Eligieron ropa
fuerte y páctica cn la que no se notaba la suciedad, que sc lavaba muy
bien, era resistente y neccsitaba pocos planchados, hecha de guinga, de
l.insel-'toolse¡" y de lona- De esta ropa desciende la indumentaria actual
del habirantc del Medio Oeste."" Este estilo lo pucde ver cualquie
l¡ en l¿ televisón esradounide¡se, donde lo lleran la ma_vo¡ía de los
presentadores de informativos, políticos, entrevistadores y actores dc
' Td¡ bss ncz.Lá d¿ hiló y lua o trlsodón r- la¡!. lT.l
+ t F.¡ cl orlEinal, l,lil¿le Aht¡n?,, que designr ¡tr.¡o r un e{¿do!¡ L.r!rJr.1.,.,¡,1 ,
en sened (fftuds roliri.s nód¿nds o .o¡s¿n:dons, nlor.s .o.$\ nr (,I , , , .,
especít'jcr.ren¡e, ¿!¡¡ 'ocialcs
tc^o¡¡ d¡ .,1¡s¡ hlJji ¡.1 \ e¡n, O¿rr Jr l,), Ir.'.r1.¡ L ,1,. I
anuncios de productos de cocina_ pe¡o aun cuando sea c¿ra, ia moda
del Medio Oesre no lo es trn¡o como la del este; normalmente rambién
es más deporriva e informal. Ei intcrés de los colonizadores por 1: acri_
vidad física y el ejercicio aún es inrcnso en esta pane del pa1s, y como
raultado 1os pajticipantes en nuesn? conv€ndón qo. p-oaar, j"ilt.a;o
O*re. p.uecer:in mi. ,¿no, ) n¡, ¡, érico, -y rjnoier r)s- mj.
rorn,do\ que.u..oleg:.Jel r o r hJ-ned" nore.- i del c¿lur",.
y hur¡Fdo \ur. su. ¡:i.. rerdcnn h.r.i.r to, colo-., ro.r.do. y rnrvo
n(. de lo, m¡i7rle. rralo. er tug¡. Je hr,i¿ lo. qr,.e, oe to, i.,to, d, I
¡(te. |¿ m¿t^ . l'evr":rr c mi'¡s hl¡rc¡, li,¡, o r"n roorno\ rJnD. l
en blanco., y sus corbatas a rayas o ripo pañuclo ser.in de colo¡es más
,rrosc :r,s:nprdr..on dibL¡io. ¿ rrJ)ore\clJq,,¡'1. c"npr:rr.
(r ir¡ ,ubna rierdr, de \uer¡ yurL 1 tsoron.
fl tnie taJi.ion¡l del o.'.e c:r. poi .upurro. el dct vaqurro rtc ,a
po, (t r .tJn renro de rqueIo. .lmplio, e.p.r.io..rbier
ro\. {\te e! ( | (.r rn qlre .,. h¿ r i.ro n eno, jr flu.do por lo, de o .r. ..
groncs. En cualquier convención nacional las personas proccdentes del
Saivaje Oeste ser:ln las más fáciles de identificar. En primer lugar, sue
lcn .er.n., ¿1r",.
ecrér , .,6 ¡o, ¡, ;yuJr rl, una,
l)otr.. {lRuno\ pJede r ller¡, l, ird¡menr.r, i.r o., iJ.nr¡Í."rnplcL¿. ¡
cquivalcnte de una voz cansina, de una fo¡ma de hablff a¡,as¡;do tas
p,rlabras; pero hasta el más conservado¡evelará, o más bien proclam.r,
r.i.por rediodc,u re,rido..e ter'r.ld region:1. s,., q,.""|,."","r-_
\.,!ron urr ./rr¡ d< \e/ en currJo u.i, no.rfor,: qee .engr que v( Jol
l¡ vida en los r¿nchos, o te llamarán pat o panlnef:t Un hombre vesticlo
r.',, e Llrlorrc.onrcn.ionr'de o, neg^,.". llc"rt rr , rlz:do que
¡()( reco'o¿m td, bot . de vrqLero o ur ,orrbr o de ¡l .rr,\.r I ,n_
¡'li.r cnpr la¡rbiér e, oo.'bl¡ ¡¡¡ ¡,, muic,e, I'ercn t",,,. r. ,,1 .¡"-
'lrr(rr\ \ l¡ld . Duedr I re.rcr un ( ñne o, ciJenr¡1. (.pe. i¡lrrenrc, i.r,,
¡xr clctús. luede qLre algunas lieven camisas o u""iiao. ..,o
rk,color rojo o azul marino imitando un pañuelo, o un ¡uténtic<,'o¡_ "pt;,t.,.,
rlLrclo cstampado de alJaodón anudado alridedor rlel cuello.
| | l¡¡AN() OLS¡',E: Á\¡ENTURIROS.t BEACH BO:|S
l,\ lr.rrl'¡as v mujeres que colonizaronelLc¡ano Ocste consrituian
¡r, r:, ,,t!) !.rr,.r(lo), bas¡¡nre disoluto. La inquietud, el deseo de emo_
,r ., 'r r. '.
,t |
- : | ,,. .o, . p, ., ,, .4.,,1
' ''F: ol
-
130 EL Ii\CUAJI I]I T.{ \ILJI]¡
cioncs, la espennza dc conseguir una tortunr en oro v a \rcces una ne
ccsidad de burlxr la lcy 1os llevó a emprcnder el largo .v pcllgroso liaje
a tnvés de monoñar y dcricnos, o por mar, rodeando el c¡bo dc Ho¡nos
I-n nás de un seltido cran aventureros, v con frecuencia legerzdoes;'
gente dcsesperada. C¿lifornia er¿ un territorio en donde ¡adic les ib¡
a prcguntar sobre su pasado, donde se accpraban fácilmente los carac¡eres
y 1as conductas poco conrencionales. Todavía hoy en quc. corrto
dicc 1a canción cornrry, el o¡o de Califo¡nia está en un b¡nco en
"Lodo
pleno llcverly Hiils a nombre de orro", e11ug:r tiene lareputación de un
Eklondo. Hombres y muicrcs dispuestos a lugárselo todo er apuesr:rs
arriesgadrs con la esperanza dc sacar un.r buena rajada, o deseosos dc
dejar atr.is lios lcgales, fin.rncieros o persondes, a ncnudo se ian al Ocstc
l-¿s nod¡s celifb¡ni:n¿s actuales son en muchos senridos modas de
a"enture.os 1'.'xcéntricos. Sca cual fuere la n¡oda en un derermi¡ado
momento, l¡ vcrsión calilo¡nia¡a scrá más ext¡ema, más lariada po -r'
siblemente por 1a inlluencia de la numerosa población hispana con
más colorido. La ropa suele se¡ más ceñida de 1o quc sc consider: aprcr
pi.rdo en otros lugares y tiende a dcjar al descubie¡to más ca¡ne: es co
mún en ambos se*os Ia inc.rpacidad pan abotonarse la camisa por encr
ma del diafngm.r. Las vinuos¡s am¡s dc crsa de clase tr:bajadora pueden
ilcvar ropas que en cuaiquier otr.r pane dcl mundo las identificrria como
putas baratas; rcrcditados empresarios v profesionales pucdcn vestirs:
dc Lrna Iorma gue más a1 cste les harl: perdcr 1a mayoria de sus clicntcr
y ,1.c llamaria la ¿tención de Haciend¡, cuando no de la policir'
A Los naturales de C¿lifornia del Sur, y muchos orros de lo que ahora
se ll¡ma el Cinturón del Sol (una flanja imaginaria tie tiern que se
crticnde a lo largo de1 sur de los Est¡dos Unidos desde Florida a S¡nr:
llarbara, pero excluyendo 1a mayor parte dcl Viejo Sur):"'tambión sc
1os pucde idenrificar por sus bronceados perpctuos, que con frecuencir
hacen que la piel de hs pcrsonas de ¡redian¡ cdad reng.r un ;sPe.r)
dc cucro viejo pero caro y bicn bruñido. Los honbres pueden tanbiit:
llcvar 1a indumenta¡i¡ conocida como .Su¡ llclt Cool,,: traje de col,l
beigc pá1ido. camisa con el cucllo abierto (n mcnudo de un ¡ono n,"'
oscuro <1uc el rraje), moc¡sincs de colo¡ c¡ema y galas de sol de ;r,.,
dor. La ve¡sión femenin¿ dc csta indumentaria cs similar, erce¡r,r ,
(r /u... q . .'.¡n '.r,,1 i,' Jc r¡.on it .
" D¿.hi nrlr¡¡ci.i ¡srtrñ.1tr, eú pil¡b¡¡ I ¡nc.n irrl¿\ do' isn,ltr¡],\., : .., .r
qle.rn¡.nli¡ir.on.!de.¿¿rspcn¡!'. r !. s¡gu¿. \i!.il:.rlo n.:5 |ñis..r'r. . .
xi rn¡inJ fioh¡r G¡ $p¿.irl ¿l!u. ¡¡ttrLr.n li J,onl.n, ¡, (rL\r,i r:¡
'"' Il s ¡.1 " ¡trn f,n.' Jr l !u,rr, I L I I
Dr¡*.qz ¡¡c¡o¡v¡r: purrr¡uos o¡t CnvrunóN n¡r- SoL y rAeuERos rr'R¡ANos
Algunas pcrsonas que lleran mucho tiernpo viviendo cn Californi¿
v en ias orras regiones dc los Esrados Unidos quc tienen una idiosinc¡asia
indumcntaria definida se nicgan : vesrirse con los cstilos car¿cteristicos
de ese á¡ea. lln este caso el mensajc es claro: esras personas son
desgr:ciadas en ese lugar ¡,/o no quieren que nadic lcs atribuy.r los rasgos
asociedos con ó1. Est:s personas, si csrán deprimidas, prcden adop
ta¡ una lorm¡ de r,.esrir inprecisa y anónima; si csrán de buen humor
puede que uscn h indumenraria dc alguna otra región para proclamrr
.rs1 su simparia hacia cl1a. En términos lingüísticos,lo que tenemos ct
¡onces no es un acento regional, sino l: adopción consciente de un dia,
lccto por parre dc un fo¡¿s¡e¡o.
En Los cen¡¡os urbano\ dcl oeste y el Lejano Ocste los banqueros
v 1os expertos lin:ncieros de aml¡os sexos a r-eces adopran una forme
Jc hablnr más propia dcl este v un aspecto físico de \f:rll Srrecr para
ilar ta imprcsión de seriedad v rndición. Y ¿ctualmentc hay profesores
unive¡sita¡ios en CaLifornir del Sur que hablan con acento bosronirno,
'c pasan la r-ida entre las estante¡ías de las l¡ibliotec.ls, evitan la playa
v s€ vtsien con rop¿s que no suscitarian ningún comenrrrrio en Harv:ud.
Qulenes ilegan por primera vez a esra zon¡ a veces tom:rn a csros
h(,mbrcs y mujeres por profcsores visitantes procedcntes del este de los
I:st¡do5 Unidos, v sc sorprenden al descubrir que llevan treinra o cua
rcnt¡ ¡ños vivie¡do en California del Sur o <1uc han n¡cido allí inclL¡so.
I-r populrridad de los diversos estilos region:rles de h hdurnenta¡i:r
c't¡Jounidense, como la de los dir-e¡sos esrilos nacion:les, esá relacio
,,.rcl¡¡¡mbión con fac¡ores económicos 1' políticos. Hacc unos años 1as
,r¡,xl¡s¡ ¡renud,¡ se o¡iginrban en cl Lejano Oeste y la palabr;L
"Cali
l,,rnir, in un.r prenda sc co¡side¡¿b¡ un ¡trac¡iro. Ito¡ cuando el por{,r
l rl c¡c¡Lnric¡tc, demográlico se cstán desplaz¿ndo a los llsr¿dos
1',, Je pcrr ólco rlcl suroeste, los esrilos ^lLrcr,,rts
de1 S:lvaj.- Oeste -par
r,. ,,1.rrcrtc l¡x dc Tex.x- cstán en boga. Esra moda, por supuesro,
¡r (\ '
rr1.r.r I )u¡.ürc Druchos :ños hombres que nunc¡ han cstado más
,, ,,., (1, rLl,.r \ ,.,r(lue rn c1 *ukhaase de su l¡arrio se h¿n puesrc la
,,r,lLlrr, ,r.rri.r Llel rrsrr ¡.rr.r significar que son independientcs, duros
li, .,,,ir,.,,i/., l,r u r¡.r l¡ istr ¡, i¡ le Flannery O'Cc,nnor, por ejempio,
,1..r,r,. rr,, r ,,r.Llr,
" 1,,lr.e, it'e vcsrido con .un rígido sombrero gris
'1, , '.,.r,
.,,. t,. .,. ,1...,,t,,,.,,i,..,r l,,rr,¡rrpr,,.rl
n ti., .,.,irf,r(l(¡. r.ün vcz to corrsiguen.
l, ,,Ll ,,,t,, 11 ,1,,1, 1, i,,,,,rr,,,r ,¡,,rlrl rrrr, sc i¡.r irrrrc,,¡cn
l.t2
¡t. r.¡N(iu-!L D[ r.,\ \loD-{
CAPÍ TUL o
5
Moda y posición social
Desde el prjncipio.Le lo\ ¡icnpos el
hombrc htr us¡do h roPl ptrr¡ lencer
rus se¡rimidú¡oi de lrfcrio.iJad r
pú llcsrr!lconve¡cinricn¡o de su $,
rcrioridad sobrc cl ¡e*o rle la crc¡-
ción. i¡clL,idos los ¡riehbros dc sü
prcpia famili¡ysu rribu, t !!.r pro
\oc¿r rdniñ.i,i¡ y ascgur¡se de que
_:. -
cu¡.do el climx.ul!€l es trF¡óPndo. L.!
erilos qüe s¿ llevú c.ltr inltrncia s. r..!
t.nn más Lr¡d. conó.op¡¡c ad"l¡o L:s
indumentrils dc6ir:.tme adoinadrs d:
Ocr. ¡mern¡no, obrirment n¡i¡aci.r¿i.
qlc bo-r se !¿n .. 1s ctrlls de las ciudtr,l:r
br !i.iú\ y dradouidense\ d!¡ir¡¡ di!?r
r¡'¡.nte ¡l¿ lo\ d¡ir¡.6 de 'rqucro 9ue rL:
ro. ún popuiarcs ¿nú¿ los n,ños I¿núl
dElnr n,n6 c¡ Los ¿no\ rdn!¿.urtml
r.in.urnk. Tu¿son, 19j3.
tado con el alejamiento de las rnodas extranjeras gue ha acompañado
¡1¡ecicnte ei¡o a Ia dcrech¿ de la política estadounidense En todos los
países, las é"pocas de aislacionismá y de indiferencia y beligenncia h:rcia
el rcsto del mundo se han rcflejado normalmente en un recharo
de l¡s modas internacionales en favo¡ de los estilos nacionales. ¿ menu
do los del pasado. Hoy en día en los Estados Unidos está mul' de mod r
el lool de vaquero, y hastr en la ciudad de Nucva Yo¡k las calles esrjr¡
llenas dc diversos tipos del Salvajc Oeste Lnos se visten con ropis (1'
oeste ¿nt;cuádas y mu)¡ gastadas; orros con las prcndas llrí nuct.ts. i¡t
pecables y de colores más vivos de los ranche¡os mode¡nos. ¡rl(nr I ¡\
que unos pocos lle"an tnjes de Electric Couboy y Electrtt O'tyit ! J'
óolor neón y adornados con lentejuclas, como los que ller:rn c.r'' 'r'r"
pre los músicos texanos de corn rr¡'rock
La ropa diseñada par: mostrar la posición social de quien la lleva
ticne una larga historia. Igual que en las lenguas más antiguas aberndan
los títulos y las {órmul¡s de t¡at¿miento rebusc¡das, r¡mbién las mo
das h¡n indicado duranre miles de años el a.ito rango de sus usu:rios
o su penenencia a la realeza. Muchas socicd¿des aprobaron leyes cono
.rJ"s(ñTo &r.r,k. rrrr p e,c bir p.ofil' " '
.l u\o dp.Lilo. \t,.
.ili.o.de oDr oor p.rrc J< cl.r'e.,,or,ificr. dcp,.,"rr.. In.Irnl
guo l-gipto sólo Las personas dc alta posición podian usrr sand¡liffj los
ltt rcgos y los rom¿nos controlaban cl tipo, color y número dc prcndas
tlc vcstir que sc usaban v los tipos de bordado con quc se podíin edor
r¡.rr. Dur¡nte l¡ Edad Media prácticamenre todos 1os :rspectos del vesti,
.1,,,*,,\,.,,,- r.¡u d".,r rlgur luga o momen'o. Jurlue na,i(,r
¡,r'con mucho óriro. l-a *r¡crerístic¿ común a todas las leycs suntuarias
e¡¡r¡¡r, |¡ cJicr¡x conrra cl uso de cicrtas palabrrs, parece ser la difi
, rrlt rl ¡,rr,r irn1r,nc,l,rs clurantc mucho tic,,r¡,o.
I rr lrl r,,1,.r t srguicrcn .rprobando leye sobrc lo que podía ponerse
,.r,l.r, 1,,,1, ¡rr",rrr h.rsr.r ¡lrcdedor dc i/00. pero a rnedida que sc
Lr; i,r,, r rr¡4. tr{
l
Ll4
IT LLNGU,\]E DI IA \IoD-{
rfonA Y t()sraró\ socli\r.
fueron debilit¿ndo las barreras de clase y la riqueza se Podia conveñir
rri. ij.rl i riprd¡nenre er Ji.rin.i;r. e 'r'L.m¡
de irdi'¿ i"r de l"
oo,ición por m.J:o del color 'oci.rl
i l¿ fo' c"n- ¡ J' ru nb -
"r¡ "2ó
le. Ln qu. .rc¡bo d* en.rnd" el .¡lro r.ln5c tue. oo. el . ¡r'o. <l co' e
"r'
cvidente dc una indL,mentaria: ricos tcjidos' ado¡nos suPerl-1uos y mo
delos dificles de cuid¿r, o, como dijo más tarde Tho¡stein Vcblen' Consumo
Ostentoso, Derroche Ostentoso y Ocio Ostentoso Como con
secuencia, se xsumía que lás personas que conociéscmos irían vestidas
con tanto lujo como les permitiese su nivel de ingresos. En ia obra de
Fielding lñn /ozes, por ejcmplo, todo el mundo juzga a los cxtraños
por \u \e\tirn.nr¿) lo.' :r¿ <n.on"n¡r.ir. \ e\ro \e P'cre rrr 'o'1"o
aleo natuml. Es un mundo cn el quc el rango lo indica de fbrma mul'
eáta el vestido, desde los harapos de Moll¡ la hija del guardabosque,
hasta el trajc de montar de Sophia \lestcrn, iba adornado-con tan
'quc
rico encaje" que y el postillón saltaron al insrante dc sus si
"Panridge
llas. v mi patrona se lc deshizo en ¡evercncias 1' cn llamarla señori:'
con [ran ansia'. Las comP]jcadas Pelucas de este periodo conferían sta'
¿r5 en prfte porque elan a un rnismo úempo caras de comp¡]lr y caras
A principios dcl siglo X\¡III las ventaj:r sociales dcl vestido osten
toso e;an taies que h;1a quienes no se lo podían permitir cconómicam€nte
a menudo sc gastaban el dinero en engalan:¡se. Como es na¡u
¡al, los defensores del mantenimicnto dd statu quo deploraron esta
tendencia. En la época colorrial el Tribunal Gencral de Massachusets
decl¿ró su abo¡¡ecimiento y aversión a que hombres y muieres
"tota1
de humilde condición romen para sí la indumentaria de los caballeros.
que llevcn encaje de oro o plata, o botones, o punt¿s en las ¡odillas'
o qoe ."-i,'.n c.. g-ndcs bous; o que mujeres de igual nngo lleven
*i".tr"" a" *a" o g*,, o tulares .'.r Lo que los "hombrcs v mujercs
de humilde condición' -camPesinos o ¿rtesanos se supoúa que ha
bían de llevar era lino o lana burdos, mandiles de cue¡o' chaquet¿s dc
grmu/d. cnabJ¡ Jc '"¡n<l¡
y orrr' prrC,' tmilare'
"
Vc. .ep; crcim..rdcl¡ prop:.r.ordi.:ón.ecor'ide'ao,j'idi''l
\ ermvrqr re ) ¡Jcn'i' d. ioer¡d¡merre enddio'o. I-rr ¡¡-8 un l:l'
d. n.qu.'.l proii.rdo., In. l-q¿Jo' Ur:do. r'rn'ul¡b¡ l¡ re r"r' c "
Es... por desgncia un hecho que, en los Enados Unidos. prcr'n Jc
m¡siada ¿tcnció¡¿l rcs¡jdo quienes no riencn ni la crcu* Llc 1'^ rt tl
I Gorl¡ (lÉ.n. l¡, ¡,inr -'l,rit 'J., P:$ 11ll
dcs recursos ni la de los dere.hosoci¡tes... Los erxdounidenses sc,nos
desmesundos. gencrososv osrcntosos. Las esposas dc nues¡ros honbres
ncos es¡án lan Fdiánles con sus \rstidos.ono 1¿s princcs¡s y lás rein¡.
Tienen derecho a el1o. Pero cuando quicnes ápenase pueden per
mitir lloar rlpaca se empen¿n en ¡ravi¿rse con seit¿... et ¡unto s vodadcr¡nrenre
¡risre.r
LA tosrcró^- socrAl [N t-A ACTUAIIDAD: pltrM,{s D¡ LUJo y Ar-M^s A IfRoNEs
Ho1' cn día la simple osrcntación cn el vesrido, como cl encaje dc
oro o plara, es menos h:biruaLde lo que fue en elpasado, pero las ropas
son más que nunca ur signo de posición social. A ias esposas de nLrcs
tros hombres ricos ¡,a no se las alaba por su radiante vesrimcnt¿; por
el conrmrio, cllas decLaran .on.r"nt.rn.n," enrrevist:s que lc, que
buscan cn su ropa cs que sea cómoda, conlb¡tablc, "n
útil y práctica. leiq
.,"-n" h¡ ob* r¿do lum Wo're.,i(mprr Luh¿ quc c.rr. ropr..umodr.
v p-i.r.r" lJ, hrn.onfndo pñ.o rien po Jnre..n l¡, riend¡, nri,
caras; adcmás, siempre sigucn las normas vigentcs de Consumo, Dct
roche y Ocio Os¡entosos.
A ni.r" ri<nroo. r 1,<didr q,, lr.rop.r,oe;J .r.,r.hon.., hrn
rdoh¿.,endo rrero. llrmariv.r,.-peji rInrnre,.¡o.r,ez h¡n erdrco
más a Numir una aur€oL¿ de virtLrd moral. Un¿ guía dc l:s buenas ma
nens publicada cn 1924 sugiere esro:
Un conzón rec¡o puede lari¡ deb¡jo del ¡brigo hccho jjrcncs, un
brillanre inrelccm r ¡uedc ¡]ar sobrc ei rnje d; curdros chillones y
l¡ corbata am¡rilla, el hombre dcl tnje nído pued" se, *ti.u m"y
ó or.,ednr. c.,o..ono rcst., eencnt c. p".o l,"o,t - re,ru....ro,e
r . ,e.p.roir..o :n ,lr. ¡b,ro,.. ro.,.,,e inpr.d,L,r¿\
ranto par: si misnas como para los demás.+
I-o quc esto implica es quc un: persona que visrc mal probablemenrc
t¡mbién cs deshonesta, torpe y carece dc talento. Hoy esta idca está
t.tn .rrnig.rda quc una de nuestras principales historiadoras dcl vesddo,
Arnc I krlt.rnder, se ha negado a admirir quc la auténtica virtud pueda
ri.r.use vcf:r rnv¿s de unas ropas fcas o raídas, como en el cuenm de
,1,/i /r,r i¡r,rr
fjrl
.t5t.tir.
t36 EL IT\CTJAJi DII LA ITOI]A i\10DA Y lOSrCr(_)\ S{X:rnr.
t37
En l¿ vid¿ ¡c¡t. los hanpos ob"iamcme no se puedcn "¡tn'csa¡'
con l¡ ninda buscando ¡1go bon;to debrjo porque en si msmos ]a 'F
presan y tanbiin crem un esndo hrnpienro de alma El hábno de Ile
i'".."p1a.g""." pu.aq enbargo, producir um auténtic¿ dis¡inción
'in
En una sociedad qLre piensa asi, no es de extrañar que muchos de
los q.,. o du."" pen", pueden pcrmitir r'estir alpaca o su equivalen
".
t. Jo,l"roo, e1 poliéstc.- haga" l" impo"iblc por ltaviarse con sedx'
Los escritorcs populares )'a no se quelan dc que las P€rsonas de ¡ecu.r
sos modestos lleucn ropa impropia de su clase¡ atles a1 contnno, cr'Plr
can la rnejor forma de hacerlo: cómo ir, segun indica cl título de uno
de estos libros, vestidos para el &ito. En este moñcnto hai/ tanr¿s guias
de este tipo que puede-parecer sorprendente que no haya más.gent
q". sig, *' có"'.i"" Sin embargo, como seña1a una amiga mia ejecutiva,
de vestuario no puede hacer mucho por ti si tienes
"la"ingeniería
un trabajá asqueroso... o si formas parre de un eiército de candidatas
vestidas ;on implecable traje-chaqueta compitiendo todx p-or el mkmo
ouesto de trabaio Como ocurre con el asesommie¡ro financiero'
cuan.ro po- fin r"do el nu.rou con\rgue Do¡er'e de ¿c'rerdo
'ob" dónJ
hry que:nvertir. yr ha' que bu'."t lo' rrrFrF'e' e'r ot-ñ'r'o-'
'Vestirse pam que los demás se ente¡cn de tu ¡¡'¡'5 profesional pre
senta ot¡os probÉmas. En primer lugar, evidenemente, es muv caro'
Il roven eic.;r;\o q-e .e.o.pr¡ u.' r¡j. m,".,'" de :n ec''p
"r'u5''
e.Ler.olonico ur'r *n-r." J. ur.,.ion.'.n l^rru¿rl o en "'L¿r;]
está renunciando x un determinado placer presente por un posible érito
futuro en una sociedad en la que la realización personal hedomsr:
es un derecho. En scgundo lugar' hay que pensar en los colegas' Parr
rnuch¿s Dcrson¿s. unas condiciones de trabaio agradables y unos cuan
ros pájaros en mano valen más que un posiblc ascenso volando. Al oficinist"
q.'" ..i"t. co-o jcfe los dcmás oficinist¿s pueden llegar a ver
"u
lo.omo uo" peno""ftia, resenada y sin sentimicntos o como un pelot'rr
¿ la secreta¡ja vestida con tnje'ch:rqueta se la conside¡a pl:sumide r'
oretencjosa: ¡quión se habá creído ésta quc es p ¡ vestirsc asi? Por orrl
p".", p..o p."bable que.alguien de quien sus igualcs descon
iían y - por -"y.l q"e si."ten antiP¿tía se convie¡ta en su supcrior' lrnr
bié";s;r".1¡f.
" l" icfa que q"ieran tcner empleados que risrrn cx rc
tamente como ellos, sobre todo porquc por lo gener'rl aqui)Lrs v'n rrt i'
jóvenes y puede que ya les saquen venraja en el aspecto fisico- Por suer
te para los fabricrnrcs ha¡ no obstante, más dc una manera de evidencia¡
un s¡¿¿zs alto. Actualmentc, palabns como ,.sencillo",
"{ácil
de cui
dar" i' "a¡¡1y6" pu"¿"n clave en el lenguajc publicitario, pero ei lujo,
el derroche y 1a incomodidad
"er
en la moda siguen esrando presentes con
ADICIó^- osrr,NTos^: LA coMIDA y El lxcEso Dr RopA
La forma más primitiva de Consumo Ostentoso es simplemente con,
sumir tanta comida <iuc nos volvamos ostentosos por nuestra propia
corpulcncia, conviniéndonos en cjemplo ambulante de persona que
come a menudo y bien. La gordura, frecuenremcnte un signo de alto
r¡¿rri er las tribus p¡imi¡ivas, también ha sido ob¡ero de admiración
en sociedades más civilizadas. A finaies del siglo XIX es¡o e¡¿ común
en Europa v los Estados Unidos ent¡e hombres acaud:1ados,los cuales,
a menudo, como ha señalado Robert Brain, oestaban más orgullosos
de su perímetro que un jefe bangwa, siendo 1a gran panza un signo de
imponente poder masculino. Er¿ un rasgo cultural entre los va-rones
elemancs, para los que la gordura reflejaba riquezt y status".6 La mD
jer de linales dc 1a época vicro¡iana ¡ambién e¡a : menudo tan generosamente
só1id: e iba tan bicn tapizada como sus mucbles.
En generJ, la talla que esté de moda parece variar según la escasez
real o imaginada dc comida. Cuando se sabc que un gran porcentaje
de la población está pasando hambre, lo que se lleva es es¡ar bien re11e
no v comer opiparamente. Cuando (como en Inglaterra y Norteaméric¡
en la década de los 60) parece haber al menos fécuh suficiente para
ir tirando, lo que se lleva es estar delgado, demostrando así que uno
¡iimenta a base de una cara dieta de proteinas cn
'r
lugar del pan,las
p.rtlas, las salchichas y las habichuel:s del proletariado. Ho¡ cuando
l,,s precios de los alimentos esrán subiendo astronómicamente y los dat,¡
v,bre el hambre en cl mumlo han llegado a llamar la atención hasta
fr h ¿¿l Jd.t¡rt1;t una r.ez más ha dcjado de ser neces:rio estar muy
rlcls.t(to prn ir :t la moda.
( )rm lir ma sencilla y ¡ndicion¡l de consumi ostenrosamenrc es 11evar
,¡i.i\ n)¡.r quc el rcst<, c1c l¡ eence.Mis,, por supuesto, es ur rermrno
t
^¡n.
H¡llio¡!r. ti,! l¡'n¡t¡ I lr,r1 . firl.'l'11
1-18 lrr LENajr-¡]E n¡ r
^
\r)DA
relativo: cuando casi todo cl mundo ibn dcsnudo, el sinrplc uso de roPlL
ya conicria prestigio. En el antiguo Egipto, por cjcmplo. los escia';o:
y los siervos a menudo no licvaban n¡da cnci¡¡a, o a 1o sumo un mi
núsculo taparrabos; los arisrócntas sc ponían ropa no por decencia ni
para calenrarse, sino pan indicar su caregoría social. Hasta er ios cli
mas más f.io y en las socicdades rnis puritanas norm¡lmente ocurrc
que cuanta más ropa llcve encima una pcrsona, más alLa es su posición
social. Este principio se puedc observar en c1 ane rnedieral I'ren.lcer
tista, dondc por lo gencral los campesinos llevaban poco roPs' nricntr,rs
q"e los reles (incluidos el Rc¡' y la Rein.r dcl Clelo) ib.rn cargados
de túnicns, capas y mxntos uno encirn¡ dc orro, hasta cn las escenas
de i¡tcrior L¡ ¡ecie¡tc moda de llelar varias capas dc ropa Puedc csr.tr
rclacion¿dq como se afirma a ucces, con 1a escasez de energia;rambién
es una bucna manen dc I'ci¡ un gr:rn guardarropa.
Ln curlquier reunión actunl, independientemcnte del motivo por
cl ,1ue se cel"b.c, se puede obscrvar que quicn más dine¡o tlene nás
-"r..., l'. .n.rn'. |"'l'ol bre. u<lir l,t.-ch¡ ¡:l¡' r .'"c ,
.l; '.rnporl". I'rr,'.¡o lu rur(. r¡e-1."" po-ir'.r'; .orlrel
¡os al¡ededor dc los hombros. Esta dili¡encia se puede apreciar h:srr
curndo hace calor. lir un resraumntc al ai¡e libre, dLrrante un dia de
vcnno, los clicnrcs que más dincro tienen v que más tiempo hace qur
1o tienen sc'án los que llcvcn chaqueta y/o camisas y vcstidos de rnanga
larga. Si ei crlor sc hace realmenrc lnsoportablc puede quc sc arre
manguen, pero de tal lonn: quc no que¡,a d"da sobre i: lorgnud real
de las rrangas. En la p1aya, aunque los I icos se puedan ponet a chapo-
¡car entre l¿s olas con I'añadorcs igual de corror que ios dc 1os demás.
en cuanto salen del agua sc precipit:rán a coger el osicnroso :lbornoz
de toalla. la b¡t¿ de scda o la camisa dc lino que hac. lLlego .on cl bañ:-
dor y rsi se rcstablece el i¡rl, 4ro.
üoDAl]|osic()r.rsocl^L 139
.lLr¡e t6 1913
THE
Pric€ 15 cenls
NIVYORKER
8.
¿+
ēt
DIvrsróN osr!\'rosA
Tambión se puede anurrciar l:r c.negoria 1a que si pcncnece ll,t rrt
do más ropa de forma consecutiu en lugar d! llci.ul¡ t,¡J¡ n ¡ri'¡r,,
tiempo. ladicionalmente! cuantas mjs p'.:nJas Ji*inr.r puc,l.r.rhr
bir una persona, más clcv:rdo es su irr¡ris; h rh I socicL1.r,l J, I ¡ r'.ni"
hizo posible estc tipo de erhibicicin por i¡.li,i'i,i'r ,1, l1 r ,lr ,l rr l
en ¡ruches ac¡ir.id¡rles rliltrcnrc'. ¡.,,1¡ u,r.r LIL I . r . . L I I I , , , '
, '
I i , " '
rlumcnr,,:i, cs1.cci.rl. (1,',¡,,,1i,, 1,,, 1,1",,,1, "'1 ',' ',
r rr,.,,i,",,,¡.,.,1,r!nr..:.\i¡,p¡.!.!trlil,l.5txrlsu¡¡d¡¡rop¡dco¡.al,all!rusr
, J",,. ¡, !¡ f ,!,,. r. !. I n,l,l¡do qu. rgisrb¡ r.¡¡ rún tuc.lab¡ po. l! ddb! o.hó
.
' ,, | . ,:. ",d,lrúlr ) ur¡.hrqror dc irtrzl prn rrnphz:r su uih;roe
L,,1,,. \,.,1¡rt,ú,(l\i,,.rn¡l¿¡lelr.Dibujorl.Ilájálov..op,vrighl¡r191r.
, L \.
1! \ 1,.' ñt q',d, lir
14C
!L LENGU-{E DE rA \1oD.1
r1.)t)A Y toslcrÓ\ soc ¡r 141
E¡ e1 mundo de la buena socied¡d, el ies¡ido dese¡rpeñr un papel
inponante en la expnsión de la cultun. Hay un resrido apropiado p,:, r
1a tarde y otro pan l,s actiridades nocrurnrs. Hay cienas hdune¡r¡
rirs prn hs bodas v otms pan hs fiesas de jardin. Los crb¿lle¡os us¡¡:
un tnje pan los negocios v otro pan ccnar Alli donde la ciriliza.ñ¡
ha lleeado ¡ su punro más rlto. e1 restido v h noda hrn llegrdo a r
erpresión nás elegante y exquisita.r
El hombre contemporáneo no necesi¡a tener un chaqué, una ler.itr.
un frac y un esmóquin (y los panralones, las camisas y los zapatos r
jucgo) como cn la década de 1900. Tampoco 1a mujer ha de tener u¡
trájc para la mañana, otro dc pasco, otro dc tarde, para tomar e1 tó. par;r
mont¿r en coche y un tlaje de noche, cuyo uso se h:b¡í¿ conside¡¿d,¡
sumarnente impropio y embanzoso en un momento o un lugar que
no les correspondiesen. Actualmene la multiplic¡ción osten¡osa de l¡
ropa sigue gozando de buena salLrd, pero hoy se hace más hincapii cn
ios deportes quc cn la vida social. La pcrsona vcrdadcnmcnrc clcgrnr.
tendrá indunenta¡ia5 distintas p:rra jugar al terris, correr, ir de sicui
sión (en invierno y en rerano), montar en biciclera, nadar, esqui.:r. iu
gar al golf y practicar ese anónimo y desagndable deporre conocido
simplemente como ejercicio,'. Si ademn pnctica deporres de equlpo
o baile (ballet moderno, zapateado, folclórico o /isro) debe adqui:::
"hacer
todavía más jndumcntanas, todas cllas distintas. Desde un punro de i ir l
utilitario no hay r¿zón para no jugar al golf con ropa de correr, o mol
tar en bicicleta con un tr.rje de baño en un día de calor, sólo que, p,,,
supuesto, ocasionaría una drástica pérdida de prestigio.
Pan mantener (o, mejor aún, pan aLrmcntar) cl t¿rrj, no bar¡ jinl
plemcntc con tcncr indumcntarias distintxs p¿ra cada rctii'idrd ,1c¡r,
tiva;también hay que tener indumentarias ¡ donde ello sea ¡elci.,l
te, equipos de un presti¡lio convenientemen¡e alto. No r.aldri¡ L¡¡:'
z¿p¡ti]]as de correr, una raqueta de tenis o un traje de brllet cLr.rlcs.¡ui,
ra; han de llevar la marca y e1 nombrc dcl nodclo quc cn crdr nron, ,
to se conside¡en los corrcclos, quc ticnden ¿ cambiar con r rnr r r r¡i,1, ,
qLLe si tuvicsc quc citarlos todos aquí estarían desfasados cu,rnd,, " 1,,
blic¿se el libro.
/. Ll¡ir l¡dnú,,¡.¡. d! l
MurrrPrrc¡cró^- osrn ¡rosr
Llerar una gran cxnt;dad dc ropa al mimo riempo es unr form¿
pesada y a menudo desagradablemente ciuros¿ de Consumo Ostcntoso;
pone¡se una vestimenta diferenie p¿fa cada actividad es un €ngorro.
Una forma al¡ernativa o complementaria para d€mostrr que se tiene
una posición soci.rl alt:r es tener muchas prendas de vesti¡ similarcs, de
lal manen que casi nunca llcvcs cxrcram€nre la ¡nisma indument¿¡ia.
El polo opuesto a éste es la persona que como Maria Antonicranunca
se pone 1o mismo dos reces. Hoy en díx tal cxrravagancia es rar.r
y se considcra excesiva, pero la posesión de un guardarropa muy nutri
do aún es algo que encanu a quienes se guían por lo que Veblen llamó
los .cánoncs pccuniarios del gus¡o". F Sco¡¡ Fitzgerald, en un famoso
pasaje de su libro .cl graz Garsfo, describe el efecto que cxusa cn Daisy
Buchanan la ejÍensa colección de camisas dc Jay Gatsby:
Sacó un montón dc c¿mn:s y ernpez-ó r tinrl:rs. unr ¡r¡s o¡r¡, delan
¡e de noso¡ros, c¡rnis¿s de hilo fino y de sedr grucsa y fina fnnela, ilue
perdian los pliegues conlbrne ibxn cayendo encin,¡ de l¡ rnes¡ cub¡ióndol¿
e¡ muL¡icolor des¡1iño. Mientns nosot¡os l¡s edminib¡mos, él t¡¡
jo míi y el suave y rico ,ronain se elevó ¡ún ¡rás: canisrs r nyu, con
grccas r. a cuadros, dcl color del conl y en verde n¡¡z¡n¡, color dc
larin& v ¡aúnjr pál;do, con nonognmrs de azul indio. Dc rcpcntc,
con un sonido forz¡rlo, Daisy amagó la cabeza sobte hs crmisas y comozó
a llonr rgiudrmente.Es¡as ca¡risaso¡ una prcciosidd", d;jo
sollozando, con la entre los gruesos pliegres.
"oz.hogadr "Mc cntristc-
'. porq,e jrr 1,.r",.¡ r.np-o
'.¿.."
Fil tipo concrcto de Consumo Ostenroso que co¡siste en la multi-
¡lic.rción de prendas snnih¡es es mucho más común cntrc l¡s mujeres.
Irn l<,: hombres es más ¡¿ro, y sucle ir asociado al dandismo o ¿ 1¿ ad
,luisición súbita de gnndes riquezas. como en e1 c¿so del conrrab¡ndisr.r
Jc licores Gaab,v. Un hombre que consig,.rc un ¡umento de sueldo
,',¡rLc,,lrricnc u¡ns g¡nancias inesperadas suele cornpra¡ rn,ís c¿lidad
,¡1. c.rrliJ.r.1. v no ¡iene necesid¿ de ponerse un tnjc diferente cada
,lí.r I ), hcL h¡r. si se Lo viese variar su indumenta¡ia con tant¿ iiecuen
, r.r ,,',r¡,' l,¡ h¡ccn sus colegas femeninrs se consideraría que cs prcsurrrr,1,,
v ,.r¡r
irhoso, qLrizás hasra inestable. I-a nonotonía cn el vestir
,,,,l',...,,1,\(f u¡¡ f¡lt¡ n¡enor,:runquc r un hombre que se pusiese
| | ,, ,..,, | ,,,,l).,r.¡
,1,r | ¡,r. unr sc¡rr¡:r c¡rcrlr prrn ir a la oiicina proba-
,1,,,,,,r, , ,',,,, ,,1,,,i,,r¡ rith ir¡\ulnr
)12 EL Lr' CLrl.lr tl L1J¡LOI \ \ro1rr Y tlisrc oN so¡:rr\L !+t
Por otrl prne, para una rnujer la variedad en el.¡estido es esencial.
), tal dcmanda de variedxd comienza üruy templ¿no. En los Esr¿dos
Unidos a mrchas niñas de enseñanza secunda¡ia o aun más pcqueñas
lcs rcsulta sum¡¡¡ente enb¿r¿zoso ponerse el mismo conjunto dos te
ces en la misma scmana, v no d;gamos y¿ en dias consecutilos. Aun
cualdo teng:n relatiramente poce r.cpa har.in gnndes estuerzos por combinarla
de {o¡mas distintas y por alter,:r el eiecto de conjunto con di
versos complementos. Tan fuerte es este impulso que se suele prclirir
la cantidad ¡ la c¿lid¿d, y l:s prendas de r.esti¡ de mala calidad pero
nuevas a las vicjas, por bucnas quc scan. En 1o tocante a 1a lucha por
el srarzs, ésta puede se¡ 1¿ decisión co¡¡ecta: qu;zá las niñas no scan
capaccs dc rcconoccr 1a ropa buena, pero cren¿menre s¿ben con.ir.
El sen¡imiento fer¡enino de vergüenza por la repetición pcrsisrc cn
Ia vicla adult¡. Uno de 1os cumplidos rnás mordaces que una mujer l€
puede h:rcer a orra cs rc has pucsto "¡Oh,
otra vez ese vefido ran monol,.
(A los hombres, que no saben de eso, se 1es perdonan cros comerl¡lr
rio,.) ( ^, '1.u¡¡c:r,r' inpul,o .'on inLr (n [ \.J</:¿ n i-'ro-e.
con casi noventa años, aún le gustaba ponerse un conjunro distinto cada
dia.para no ¿bu¡ri¡se,. Pero parece ser más fuerte entre 1as mujcrcs
que tmb:rjan en Lrna oficina, pan las que el hecho de que una comp.rñe
r¡ llegue ¿l trabajo el m¿rtes con el mismo conjunto quc llcr.aba cl lu
nes cs prucba cvidente de que la noche an¡erior la pasó inespendamente
en el piso de alguicn.
IJI uso constante de prend:s de vesrir nuer.x y dife¡entes es más ¡lc¡
ti r,'o cuando rquellas personas a 1:rs que se dese rmpresroru¡ ¡e l€n rambjén
cons¡:nternenre, a ser posible todos los días. También cs más efc¡
d1.o s; cslas pe¡son¿s te son rel¡tiv¿men¡€ extrarias. Si vives y rrabalrs
en una aldea solitaria cn mcdio del canlpo, casi todas 1as person:s qLre
conozcas yn tendrán una idea basranre precisa de tu clase v tus ingrcsos
y no les irnprcsionaú mucho que c¡mbies continuamente de rop.r. Srn
crnbargo, si vir,'es en un¡ ciudad o ce¡ca dc clla v tr¡b¡jas en un¿ qr¡l
cmprcsa, te veú mu,v a menudo la misma gente, p€¡o la nrxlori¡.jr
ellos sabrán muv poco dc ri. Te¡er uü \'ocabul¿rio indur¡en¡¡rio .r¡r
plio y actualizado pasa a sel en esrcs casos una cuesrión Jc printr r in,
portancia, espccialmcntc si tod¿vía no ¡e h¿s estabtecido socirl o prct.
.i"nrlner.e. Por e,r rzon. ro,. d. .' ,i., ,lü
activanlente m:ntienen la industria de la mod¡ sean hor cn Ji.r i.r' j,,
venes de ciudadcs como Londres y Nueva York.
Sin embargo,lo sorprendcnre cs hasta quó purL,, ¡rc,l, l).r.,' , .1,
rp.\^ \t ,h*. ,.i.,,,,.,.:.... | .p rlFi \ .'
En l.s rñoj ¡-_i,trtrnn,l.\ ho!,ii¡.s ronb las nu erts ¿iiiri¡r o!¡sn,mlm¿ntt $ ri,lu¡?¡ ustrnr1.
rbngor d¡ iicl. r '¿.¿s iLlénLi.o.: H¡rl.n, Nutvr l.rL l9rr. ¡l ruti,m,ir,1. rdbió¡ ün sie¡o
dt cDnrr,dro c)nen:.tr),:r rn DrrürÑ€, qL¿ ürnrbr r0c0 dól¡6ilo\ rb,isd ¡.In.¡!¡.h..o\
(rbrn ial d.ih'ts ¡:J1 uo ¡olE¡{ir d. Jrm* \in Dr Z.¡.
la mayor partc de su sueldo en ropa. .Es imponrn¡isimo tener bucn
.rspecro", me explicó un¡ sccrctari¡ de ul¡ agcncie publicitaria londi
nense. "Si u¡a chica vive en casa con sus padres ése seú su gasro princi
p:Ll. Si rire por su cuenta! aunque comp.rrta un piso, es mucho más
.1iiicil. Siempre tengo deudas por 1:r ropa; cuando quicro algo, voy y
lo pago con 1a trrjeta de c¡édiro. I'cro. bueno, ni¡a cstas bot¡s. NIe cosr.ton
ochenta y nuevc libns, pero emn r'rn Precios¿s quc tcnían que
mhs. y, hacen qrLe me sienta lcnotren:rl, como un¡ adoLescc¡rc o
",
u¡.r csrrcLla de cine. A ¡rdrs mis amigas Ics pasa igual '
NLifl RrrLLs osrr\Toso!: nrir y curro
,\ 1,, L.l¡,, dc [x siglos, la lbrm: nás popular de Cc,nsumo ()sten
r,,", l¡.¡ .iJ,¡ cl uso de ¡ejidos caros. Duranre muclo tiempo esto signitr,
,, ¡r
., rr1, x ad,rm¡scados. brocadcrs csrampados y tcrciopelos
,¡,',, '.rtcnes
r, i.,'.r r,.rn,, r,,r¡ LL,¡ trcnrcnclo coste de ¡ic'rpo y mano de ob.a.
ll\,,,1'i,1,,,1r,¡r,1,' ¡i,¡Lri r.r,lc c're trlr' Jr tcl.rsis rrl¡rivemente
L+.1 Ir Lr:NCU^J! D[ lA \IODA ¡ ror,{ Y lo\larofa rolr{L 145
simple, pero el trabajo manual y 1os recursos natu¡ales son escasos, los
materiales que se prefieren son la 1ana, 1a seda, la piel y los géneros de
punto. Cuando ap¡recie¡on, l¿.seda anificial" (nyón) y e1 nailon enn
cáros y se pusieron muy de moda. Pero como el prestigio de cualquier
tcjido tiende ¿ mri¡r en relación directa con su precio por mctrq los tejidos
sintéticos perdicron distinción a medida que se fue abaratando
su producción; hoy en dia cs "poliésteo
una palabla maldita en mu
chos cí¡culos. Aho¡:¡ se llevan los tejidos.naturales', no sólo por el prestigio
:ctual de la naturaleza, sino porquc cuestan m& que los tejidos
altc¡nativos fabricados por el hombre.
El uso de pieles ypellejos dc animales pan indicar riquezatiene una
historia variada. En el pasado, cuando Ia población mundiai de ganado
era más grande en proporción con 1a de persolas, sólo 1as pieles de los
anim¿les menos comunes conferían presrigio. Quiencs se habían enriquecido
por su npacidad et la guerm o en el comercio podían cubrir
sus suelos o sus camas con alfombras y rn:nt:s hechas con 1:s pieles
de los animales más grandes y más peligrosos, como el tigre ¡' el oso,
o podian llevar en las ocasiones {o¡ma1es vestimentas ado¡nadas o fo
rmdas con l:s pieles de animales exóticos. Los mercxde¡es llev¿ban tú
nicas adornadas con piel de castor, 1os nobles p¡efe¡1an l¡ ma¡¡a cibelina;
los reyes (como todavia haccn en los acros ceremonialet se
engalan¿b¿n con armiño. Pero las pieles y los cueros comunes e¡¿n cl
vestido de la gcntc conún. Un jubón de piel idenrificaba a un campesino,
una chaqueta de badana a un pastor; las pieles de los animales saha
jes más conunes como el zoro y el conejo estaban asociadas con ios
cazadores y los proscritos.
Sin embargo, en e} siglo XIX, a medida que la rida salvaje sc iba
haciendo más ran, en'rpezaror ¡ ¡pa¡ecer los cuellos y los puños de piel
c¡ 1¡ indurnentaria de calle, y se popLrlarizaron los manguitos y 1as es
cl.\'inas dc csrc mismo mate¡ia]. En ]a década de 1880 de pronto se puso
dc moda .rdorn¡¡ los vestidos y complcñentos de mujer con animales.
avcs c inscctos ¡uténticos o de imnación, y se usaban pequeñas csclari
nas de zarigüeya, nrapachc y mana. Hacia la déc¿d¿ de 189c los al¡¡i,
gos hcchos enteros de piel o fo¡ndos con clla habian comenzado a su
gerir una gran cuenra bancaria más que una gnn limilia¡id¡d con l¡
vida cn las selvas profundas.
Los primeros abrigos de piel los lleraron normalmenrc los h<¡¡Lrrc'.
y no lue hasta finales de siglo cuando se empez.r()n ¡ r¡, ilc i¡,rnr.r
generalizada
rnujeres. Dur:nre un .ienrpo l¡ moJ¡ luc ¡r¡v.ir u,¡.r
pareja que vistiese a 1a moda, por cjcn,¡|,. prrlí., .r1'.rr,,,,, r I'Li1'l,,'
cor ;brigo. oe rr"p;che dé rLi.o.. De.oue, d. tr Cep,*iór dc tq2,, _r
P<ür dc u. eJuer/o, d¡ lu. i¡bricJrre, ) Jelo. o.riodir:.e,pe.:.riza_
d.o, "n mo¿r
de
:¡n .biibo
Dret . n un h.n b;.,,. ,.
"".b.;,",..
'rqno d¡ que qur<r lo l e\rbr {? -rr p. Lonr (\c;.r .ic.r o unr ¡,r.<l r
dc to, depone. o Jrl e,peoi.ul". ¡ merL¡dn:mb¡,.".¿s. Lr un¡ mu
jer era una lorrna convencional de exhibir la riqueza, cstando las pieles
más nras.y mfu caras, como el visón y la maria cibelina, por encima
de los pellejos de otns bestias más comu¡rcs.
El cucro, particularmente el de animaies domésticos como la v¿ca
r'r,ore¡.r rdo ¡ld,o mj, cn oor ¡,,.oemocj¡.tn.lu.ol-o) lJ,prendJ,
h<.h¿' de cuc'o o .:qner 'o
¡uLénri, o:¡d,r.1. .i pro(eoen de ¡nim¿le,
ero i.o.r J..rgr;d.rble. c.moh |,n r v,.t cr mjn.o.
.rrr r \rrnpt.! .rr " preoe;p-,
cLe hrr nece.,¡Jo ¿bu, d'lnre d¡dic¿.r.n , i¡en.r,
tediosas (eñirlas, trocearlas, labrarlas. erc.)
años
.En.los
sesenta y sctenta, cuando se vio <1ue muchls especies
aninales estaban en pcligro dc ertinción, los abrig;s de piet pc.d:ie¡on
p"prlarrd,J Vu, h¿. ,¡r.,c. * r<5.rron r.onorrrto. y c,cord..,,n
Lodr\ /r\ prelc. que yr renirr en el oocro qcru¿ mcnre. runqd(.e,i
guen vcndiendo abrigos hechos con ¡ieles d€ bestias salvajes cxóticas,
se asoqan con el dcsprecio por los v:1ores rnedioambientales y con una
Ji'po.,.-r igeramerre ¡re. n¡..Por oLr¿ pr rr. ller.:r t.rnr. de o,eir o
Pre,e. oe gin¿do \( co"r. t<r¿ , ñhcrefle ..on l¡, ¡, L ir ude, hu n ¡r:r¡¡ir,
¡úr c' ¡.eoLrbre. c\!eprñ
'
D.rrr ln, regerrrirro..
fueLi¡zA osf¡NTo$: v¡srlR DTNERo
Otra forrna primitim y simple de exhibir la ri<1uez¿ es vistiendo di
ncro auténüco. AntiglLamenre, los dientes de ribu¡ón, 1¿s cucntas de
concha y las monedas, asi como o¡ns muchas fo¡mas de inst¡umento
Je o¡eo.de.ur o leg:. .e uri izrb:r prr: l.r.er io¡.r, o p r.r .uo-n.rr
i.¡ p,! rdr. J( , e..r',. I n l¡ ¡.ru üd¡o. in.lu,o.n pü* oel ; undo d.rue
no se pueden us.r ni p:ra compr:rr el almuerzo, estas piezas mantiencn
p.rr tc de su prestigio originai y a rnenudo se usan como accesonos de
r.r i,l,^de¡l r.o.rura.J o. qre r, ,(e qu. J¿r ur e.,c¿r,o bjrb¡,o.
t.¡, , ',,,J,er. '..ri¿.iár.cuerorien. r¿lor i rirseco, nrunenre o
'1,,,':"." "* "" lovcríq aunque los diez ccnt:*-os y los seis peniques
,n pl,t.r, (tur!.¡* ir.rn \u*iruido por alcaciorcs mrs D¡r¿rirs! en ocaslo_
ii\ \. , Lr¡ hi,¡r ¡1, 1,,,1,,., r\ v .oll.rfc\
\li.. l,l,'r,,
,t', l,"r ,,,"r,,.¡r¡rirtrr.rrrc,rre, hs pcnonrs sc.rdor-
146 rr LENGU^IE Dt LA r4o1rA
nen con trozos de roca y metai de alto 1'alor' Este mé@do de Proclam¿r
la propia riqueza tiene también la vcntaia de 1a sencillez, pues son
más las personas que conocen el coste aproximado de tales sustancias,
e"p.ci¡ln-erre cr-''lrdo l¡ noncd¡ loc¿l 'e b¡'¡ er ell¡. Fl recicnL¡unen
ro del p-ecio d. ' oro h¡ ho ho qL,. l,: roreria 'e lete mj' que ¿nte".
y que los diamantes, aunque su aumento no haya sido tan esPectacular,
..,nse..r.tr t., ott¡ctit . Mite¡iales como los rrbies y las esmeraldas, cuyo
p¡ecio de rnercado se conoce menos, o que son más fáciles de imita¡,
ion natur"l-.nte populares. Es deseable que se puedan identifi
car instantáneamente -.oos e1 platino, aunque más cá¡o que el oro, nunca
fue denasiado popular porque casi nadie podia distinguirio de la plata
o el aluminio.
SrcNos GRUP IIs
La corpulencia y llevar prendas y adornos en gnn cantidad o evidentemente
ca¡os son signos de sraars que casi todo cl mundo puede
lee¡. L¡s mod¿lidades más sutiles de Consumo Ostentoso van más di¡i
gidas h¡ci¿ los sujetos del propio grupo que hacia el mundo en gener:rl;
iienen como función no impresionar a la multitud sino identifica¡se
como miembro de algún grupo lz.
La indumenta¡ia del va¡ón b¡itánico de clase alta, por ejempio, cs
un cúmulo de indicadore semióticos. Segun mis informantes, este hom'
brc acostumbr¡ ¡ llevar camisas de nyas, a veces con cuellos blancos.
dejando que los puños asomen bastante y sremp¡e ¿brochadas en la muñece
con gemelos. Lrs cucllos de camisa no han de se¡ ni dcnasiado
lergos y puntiagudos ni demasiado ¡edondeados, y nunca con botones
.Dc hccho, l¿ obsesión del caballe¡o es cvita¡ odos los e¡'t¡emos en
todo momcnto., Sus trajes, hecho por un nbuen" -esto es' magníficosastre
dc Savile Row, se embellccen con una se¡ie de pequeños detalles
que las personas observadoras notaún; por ejemplo, pueden llevar bo
t.lo"" aáici"""l.. en c1 puño de la chaqueta que se pucden abrochar
dc verdad, y un bolsillo billetero los pantalones scrún de talle bas¡antc
alm y por 1o generallevarán botones pan abrochar los tiranresr (Nunca
sc uia cinturón arcepto en los trajes dc campo, que a veces cn 1a Crtr
se llaman "trajes de vicrnes"' pues cn ocasionc se usan p:rrr s.rlir cl lirr
de semana. Los honb¡es de más ed¿d quc de jórcncs lucnrn rlunrn'^
de escuel;Ls privadas prcfieren porcrsc LInr cinr.r.rlrctlcLt,rr ,lc l.t inrt¡r't '
.r :g.'rd. rr.i, ,r- n-. l,l,rl, r'r, ,lrrrr'. i'" ' " rr"r'r.
MoDA y fosr(:¡óN socüa 147
linas y con chaleco. Este último nunca debe tener solapas, que son de
mxiado "vistosas"
y .denuncian al pctimetre o incluso al ma¡icón".
No hace mucho, cuando un político b¡itánico se vio envuclto en un
escándalo homosexual, mis info¡mantes comentaban que no les exrrañaba
en absoluto: aunque su traje, su sombrero y la cadena de su reloj
etan muy respetables, .las solapas de sus chalecos emn una ¡evelación
No es sólo la propia ropa lo que ha de ser corecto; Émbién 10 har
de ser el cone de pelo y los complementos. .Un caballe¡o casi nunca
lleva patiiLas ni un peinado que le tape las orejas"; si ricne bigote ha
de ser de ramaño moderado. Sus gafas han de scr de auténtica conch¿
de tonuga o de monturas dondas, y dcbe llevar el tipo correcto de paraguas.
<Los paraguason un talismán tan mágico como ias varitas de
las hadas. Han de ir bien en¡ollados, y preferiblemente no se han dc
desen¡olla¡ nunca, ni siqoiera cuando caiga un aguacero." No obstan¡e,
los antiguos alumn¿¡s de Eron siempre llevan un paraguas desen
Aunque el observador ocasional podria no apreciar o malinterpretar
estos detJles, quienes estén al corriente reconoceún la sastreria lon
dinense propiamente dicha; igual que reconoceÉn el acento que significa
que alguien ha ido al tipo correcto (esto cs, suficientemenre c:ro)
de escuela. Como también ellos han comprado en cl extnnjero, reco
nocer.án además la ropa cra de importación, como ¡econocerí¡n las
palabr:rs extranjems que se dejascn caer en la convers:ción. Para que sea
aceptablc, esta ropa ha de ser del tipo correcto, y dc un país que esró
dc moda en ese momento. In ideal sería que no se pudiesen comprar
en el propio país: las modas extranjcras, como las palxbras extmnjeris,
son más prestigiosas cuando no ¡esultan demasiado familia¡es. Una vez
que se han aclimatado ya no son tan cúic, como la misma palabra cálc.
Las camisetas francesas y las sandalias i¡alian¿s, en otro ¡icmpo el rrr?-
r¡¡r¡¿ de ia moda, aho¡a no causan más sensación que las palabr:rs úor
Una ley similar dc disminución dcl ¡endimiento afecta a los rrpos
rlc ropa extnnjeros. El pañuclo triangllar de cabeza arado bajo la barl:ill:r.
que originariamente apareció en Vogte como un complemento
cx,itico, cra tan útii y pronto se hizo tan {amili:r que era un indicador
rrcg.rtivo dc sraras. El quimono o¡ienral, una arractiva importación de
lrr.rlcs tlc sirlo, sc asociaba hacia la déc¿da de ios treint¿ con desaseadas
J, t,\,r,,, !1." 1.r..I r., ,r , l(i r.,l¡ (;.rl
| .¡ Nisr HoLlin\ por c{r intornrádón.
r¡gmú*
14E EL LENGUA]¡ DE L{ \{OI),\
mujeres fáciles, y hoy es un patrón habitual en los albo¡noces de toalla.
Pan que estos diseños puedan conservar algo de su Prestigio inicial han
de esta¡ fabricados con materiales muy costosos: el pañuelo de cabeza
ha de ser de lana tejida a mano y le úenen que b¡otar rosas pirtadas
a mano, y el quirnono tiene que ser de seda bordada con dragones
dor¡dos.
ETreuEfADo osrrNfoso
No hace mucho, los tejidos caros se podían distinguir a simple vista,
y los hombres y mujeres que vestían a la moda ¡econocia¡ al momento
la confección de Savile Ro¡¡ o un vestido de diseño parisino-
Sin embargo, en el siglo XX los materiales sintétjcos emPezaron a imi
tar la lana,la seda, el lino, el cuero,lapiel, el oro ylas piedras preciosas
cada vez con mayor exito. Al mismo tiempo ios procesos de fabrioción
fueron ganando en efiecia, de tal manera que un estilo nuevo que
estuviese de moda se podía copiar en unos pocos meses y venderse por
un¡ prne dc \u p.ecio origln¿I. l- nLreturo. l¿ u¡pacidad e, onómica pan
.on,r.'i'o,'.nio'urn..re h, exrendido ¡ nillone. de penona. que
'e
eran ignor:ntcs de las sutilezas del vestir, e incapaces de distinguir la
lana del orlón o a Schiaparelli de Sea¡s. En consecuencia, hubo una
c¡isjs rnundial del Consumo Ostentoso. Dur¡nte un tiempo pareció que
a la mayoría nos iba a resultar imposible distinguir a los muy ricos de
Ios modoadamente ¡icos o de los simplemente acomodados minndo
lo que llemban puesto.
Esta horrible posibilidad quedó desterrada con una audaz e ingeniosa
maniob¡a. Se observó que no hacía falta que una prenda de alto
starlr se pudiese reconocer por su meior calidad o que fuese más difíci1
de producir que otrás prendas: bastaba con que fuese evidenrcmente
más cara. Lo que se necesitaba en algo que incoraorxe al diseño el precio
de cada prenÁa. Esto fue muy fácil de consegui¡' t¡asl¡dando el nomb¡e
del fab¡icante desde el modesto retiro en que habí¿ estado hasta
entonces en el interio¡ de la prenda hasta un lugar de relevancia en su
exterior. Zapatos, camisas, vesiidos, pántalores y bufandas corrientes
se m¿rcaron de fo¡ma cla¡a e indeleble con los nombres, monogr¡ma5
o logotipos de sus {abricantes. Se dio entonces exhaustiva publicidad
¿ los nombres o las m¿¡cas -utilizando una especie de técnica dc bomb¿rdeo
de satur¡ción- par:r que se convirtiescn en p;rl:rhrrr frmili:rrcs
y sirviesen dc guia r.lpida perr conoccr cl pr.ccio Jr l,r r"¡" ll'rlrr'r
'¡rl
MoDA y r,oslctóN socLAL 14,
ban- Estos precios enn muy altos, y no porque Ia ropa estuviese fabricada
con tejidos de superior calidad, sino porque los presupuestos publicitarios
e¡an eno¡mes.
Cuando este sistema se ensayó por primera vez, ciertos criticos se
burlaron, afi¡mando que nadie en su sano juicio iba a pagar sesenta
dólares por unos pantalones con la etiqueta de Glo¡i¡ Vande¡bilt cuando
otros más o menos idénticos con la etiqueta de Montgomery \fard
se podían compr:u por doce. Otros sostenían que los consumidores que
quisiesen llevar un monograma en sus camisas y pantalones querrían
que tuesen su propio monograma v no e1 de algún industrial al que
no conocian de nada. Como rodo el mundo sabe ahora, estaban equivocados.
Pronto sc vio, cienamenre, quc hasta p¡oductos de calidad oL
viamente inferio¡, si estaban etiquetados con cla¡ided y se sabia <iuc
er¿n deso¡bitadamente crros, iban a tener una aceptación cntusiastapor
parte de los compradores. Hubq por ejemplq un gnn úoom en las ventas
de unos hor¡o¡osos bolsos de plásrico marrón quc, como iban marcados
con las letns "LV",
se sabía que cosraban mucho más que otros bolsos
de piel rnarrón similares pero no tan feos. Las camisetas de algodón
que se descolorían o se deformaban a los pocos lavados pero que llevaban
la palabra "Dion'
impresa se prefcríxn e otras camisetas xnónimas
pero que daban mejor resultado. Quienes las llevaban decían (o se dccía
en los anuncios que decian) que se sentian 6eguro$. Después de
rodo, aunque la camiscta estuviese manchada y fuese estrecha, ¡odo el
mundo sabi: que había costado mucho dinerq y si se esrropeaba dcmasiado
siempre te podías compr:r otra del mismo tipo. Así, el Consumo
Ostertoso, como ocune tan a menudq se fundió con el segundo
tipo de srzrzs indumenta¡io de Veblen.
D¡¡:nocgs osr¡Nroso: colcADURAs supERrLUAs
Históricamente habla¡do, el De¡¡oche Osten¡oso ha supuesto a menudo
el uso de tela y ado¡nos obviamente innecesa¡ios cn la {¿b¡icación
de la ropa. La clásica toga representada en la escuitura griega y
romana, por ejemplo, usaba much¿ más tela de la que realmente se necesitaba
para cubrir ei cuerpo, dejando colgar de un b¡azo el sobnnte
dc forn,¡ ¡rrístic¡ aun<1ue incómoda.
Annr | |. 'll,r¡rrlr.r
h¡ escrito muy perspicazmente sob¡e el uso de col-
¡.r,ilr.r..,r¡",llrr.r,,o,,1,rrrc nredicv¡I, rcnlccnrista y ba¡¡oco. En 1¡
l:Ir,,t,., t',, ,¡] l" ,¡ | '1,
,¡ 'I¡, ,,r ii.rl,rsr¡ ¡Lr¡¡¡r'¡, l.r rch cr,r l¡ nanufactu-
150 rL IF\GUAJI D! L{ IIoDA
m más importaÍte. bien terrenxl básico". Un tejido bello era tan
"el
admir¡ble como el o¡o o el vidtio soplado, y ocupaba mucho m'is espacio.
La posesión de ropa complicada-y can era prueba inequívoca
de domjnio social. No obñante, un solo aristócrata Posando PaIa su
retrxto no podía llel?r más que un atavio lujoso en cada momento La
exposición de muchos metros de terciopelo o satén detnG de él sugeriri¡
oue rcn'¡ mj. I qu< podia, <r rérnino" moderno'. lorrar las p:reoe..on
é1. In"lu'o un¡ vez q,e deilon de Llev.lr'e la' prend.l' inmen-
'¡mente ¡molia" v que ¿'rrsrrbar po-el n"eno*porprncde
'uelo.aJ
lo. ho.br.", cl .".."o de rel¿ 'ob'n iuió cn el .ne: es n idcnre por eiem
olo en las pintuns de Hals y Van Dyck y en las escuhur¡s de Berninihi
¡etnto áel conde de Derby y su familia, de Ia colección lrick' "mues
tra a la f¿milia al ai¡e libre, pisando la tierr: desnuda con a¡bustos en
orimer olano v árboles detás. Pero a la dcrecha del cuadro, detnis del
'.oo,1", jurtto .olumna que podríamos imaginar que es parte de
" """
.rn".r"". .irt.u..ttn dc iela de color rojo oscuro caen en cascada
sobre el suelo desde -.tros no se sabe dónde. Tan hábilmente ertiende Van
Dlck e'Lo' plieg;e' qu< .u ridicul¡ in(on'e.uen'i¿ e5 mPe'-
ceDtible....'
I ndicron¡lmcnre, como 'eñal¡ Holl¿nde-. l¿' colgaduras
'upe'flu rs
hrr'ido no'óro'ignode riqL,ez.rI :': de wlir
"ar.gori¡'ino1¡mbi¿n
rror:1, J ngele.. mini-e' y per'on¿ic' biblico' del ¿rte medieval
',,nio'.
o- ,"rr"..nii"t"
llevan metros y metros de seda y terciopelo
extra. Las colgadurx
" -.rtodo daban prestigio adicional por su asociación-con
el a¡te clásicol v por t¿nto con la nobleza, Ia dignidad v lo ideal Se
consideraba que 1as columnas de mármol y los pliegues imitando 1as
roLs (en oc¡.iune. Ioq¿. rulénricat rr¡nJ"rm¡b¿n J poJiria't'o er
un"<r¡di.rr n¡.ion¡l I ¡l empre'rrro ¡r''ento cn un -'¡oirin de l"
industri¿'. Como señala Hollande¡, la abadia de \Vestminster y el Capitolio
de \lashingron esrán llenos de estas P¡etendidas metamofosis'
coneeladas en un mármol iabonoso.
Fll de tela sob¡evive actualmente en ¡et¡¿tos de baja calidad,
"*ceso
coloc¡ndo a indust¡i¿les entndos en años, alcaldes y mujercs munda'
nas ante decor¡dos de colgaduras de terciopelo o brocado, cuyo presti
eio moml r económ:code,:lguna m:ren'c>re1Lc q're5e le'lransn-"e
i ello'. He que ¿ lo' ¡c¡démico' de á ro 'e lo' PinLr r me
"b'er":do
nudo de la siguiente guisa: posando ante cortinas de te¡cioPelo, con sus
,ogr", ,,r. y bl¡retes tntados dc una forma quc rccuc'clr
-i..,", '"s
9. r].lh¡dor, ¿1.ir, Págs r3 r9
^nn.
\1oDA y posrcloN socr^r 151
la tnpería idealizada y tas aureolas almidonadas de los santos del Renacimiento.
(Apropiadamente, las aureolas de catedÉticos y rectores son
cuadndas cn lusa¡ de redondas.)
El uso de tela superflua cn la indumen¡aria nunca murió del todo.
Durante la mayor parte delperiodo que sc extiende enrre 1600 y 1900,
por ejemplo, las mujeres respetables de clase media y alta llevaban un
minimo de tres enagLias; menos de esto se consideraba lastimoso y en
señal de descuido o pobrez¿. Las faldas se ahueqban con aros ypolisones
que proporcionaban una estrucru¡a sob¡e la que se exhibian grandes
cantidades de tela, al tiempo que las sobrefaidas, los miriñaques,
los volantes y las colas demanáaban más tela superflua. Un vesido a
la moda podía fácilmente requerir veinte o treinta ¡net¡os de tela. Los
adornos ¡ebuscados cn forma de lazos, cintas, encaje, trenzas y flores
artificiaies permitían un derroche de objetos que daba tod.rvia rnás pres,
tigio. La ropa de hombre durante este mismo periodo ¿dmitia relativa
n en e po.o er, eso de tclJ ex. ep,4, n ,r roDr de calle. J"nde lo, .rbrigo,
largo' ¡ amplios y la, pe\¿dr,e*lrr:nJ\ errple¿b¡r rnerro' derci¿ in
necesaria, aumenrando enormemente su cosre y la aparente corpulen
cia de sus usuarios.
Una mirada a cualquier rcvista de moda actual ¡evelaú que hoy en
día el uso de tela superflua, aulque a una escala mucho más nodesra,
no está en modo alguro supcrado. La ropa cara a menudo es de corte
más generosq y la fotogra{ia de modas riende a sacar eL mryor particl<r
posible de cualquier canridad adicional dc tcjirlo quc disporrgr cl tlist.
ñador, extendiéndolo sobre sofás o haciónrloio flor.rr cn cl .rir,. tt,ry,r
el más míse¡o exceso de tcla se puede rcnclcr yn conro sitrro rlr ¡,t,sri
gio: un anuncio recientc en el Net¿, l'o¡É Z¿rr.,r .rl;r{c.r Jc Lrrr p,rr.r[,
cen¡imctros adicionales en e1 canesú rrascro dc l.rs c.rmis:rs Il,rr|.rw,ry
que, segín dice enrrc sollozos el fabricante, le cuesrrn cinclrc,rta y dos
mil dólares al año.
El derroche de rejido en forma de adornos, :unque es mcnos l1:m¿
rivo que ¿ntiguamenre, aún persiste. Sin cmb:rgo, hoy en día r:rramentc
ric¡c una finalidad púctica. Una camisa prestigiosa, por ejcmplo, lleva
un bolsillo en el pccho dentro del cLral jamás se debe poncr nada:la
cotumbre de llenarlo con plumas y lápices es un indicador de clase
nrcclir b.rja, v rarnbién sugiere una personalidad exigente- Una estrata
r. nr.t rcl¡cionad:r con ésta, especialmente popular en el periodo de entlcgucrns.
luc I.r cosrumbre de bo¡darlo todo con las iniciales del pro,
¡,r't.rri,r. Iin .rlqrn<)s c.,!os esro puede que tuviera una función púctica,
,, rnr,, rrr l,r r¡,rr:rcirin prr.r l.r col:rd:r, pero -lo que es más imponarte
.,,rr, r'.'l).r .r(n.nr.i\,)\rc¡rr)\,rnrrnrf cl costc dc h prenda.
!L IINCUAJI I)¡ I-A I\fODA
rloDÁ Y I'OSICIóN SOCI,\I
l,l
I'IJI{SONAIIDADES SUPIRFIUAS
El carnbio de las nodas es una forma distinta y muy electiva de De
rroche Ostentoso. Aunque no creo que cambien a capricho de diseñadores
y f.rbricantes -de scr así lo ha¡ian mucho mfu a menudo- es
verdad que cuando los cambios sociales y culu'rales imponen un cam
bio en nuest¡o aspecto la industria de la moda se apresun a aprovecharse
de e11o, y a sugerir en la publicidad que e1 vestido del año pasa
do no le haú ningun bien a nuestn reputación. Cuando los nuevos
estilos no consiguen calar se intentan otr¡s esu?txgemas. Una ¡eciente
es anunciar con poco sincero eÍtusi¿smo respecto a que la moda ha
muerto, que en lugar de la tirania del JooÉ de este año" ahon tenemos
un¿ serie de lo¿És individuales, a los que se dan nombres como clásico,
{emenino, deportivo, sofisticado o ingenuo. La labor de 1a mujer liber.rda
y bien vestida, sugie¡en los anuncios, es elegir e1 /oo,é-o, mucho
nejor y que muestra mayor liber:ción toda"ía, los loo,És- que van con
su .estilo de vida". Se la anima, por ejemplo, a ser elegante y refinada
en el tr¿bajo, cntusiastay activa en el tiempo librc, dulcemene hogare
ña en el hogar con sus hijos e irresistiblemente serl en presencia de
lo que un depanamento de mi universidad h¿ dado en llamar su
Así, muy ingeniosamente, la vida misma se ha
"cónyuge-equivalente".
convertido en una serie de juegos de moda, cada uno de los cuales, como
correr, bucear o jugar al tenis, demanda una indumentaria distinta q
en este caso, un conjunto distinto de indumentarias (de invierno/de ve
nno, de dia.zde noche, formal/infornal). Cuantos más looÉs diferentes
pueda asumir una mujer, más fascinante se supone que es: la penonali
dad misma se ha conve¡tido en apéndice del De¡¡oche Ostentoso.
Tradicionalmente se sup_one que los hombres no tienen más <¡uc Lrna
personalidad, un yo real. Ultimamente, sin embago, sedicentes
"inge
nie¡os del vestua¡io" los han alentado a dive¡sificar su aspecto exterior
por razones practicas. Según estos expertos, el emprcsario norteamericano
necesita dife¡entes conjuntos de ropa pam confianza" (o
"inspirar
entañar) á otros empresarios que habitan en regiones distintas de los
Estados Unidos. Esta idea no es nueva, ni se ha limitado a las profesio
res mercantiles. Un amigo periodista cuenta que de jovcn cambiaba
de ropa a propósito para adecuarse al trabajo que estuviese ¡e¿iizando
en c¡da momento. Cuando lo enviaban a entrevistar a personas ricas
i p"dc o,.r' n¿rur¿le' de lo. f.r¿do. d( eJe. 'c ooni.r ropa" oue.u¡i
riesen que en uno de ellos: un traje Savile Row de fnneh dc c,,lor g,;s
oscuro, una camis¡ de A¡dré Olivcr o Tu, ¡bull & i\*' r. Lr, r, l, ri r:,rr
¡ier de un modelo que jamás se pudiese comprar cn Blotrrrirrgil.rlc
'
y zapatos John lobb. que tienes que transnitlr a los ¡icos dc cLL,rl
"Lo
quier pane del mundo", explicaba, que no te supone un eslu€rzoi
"es
así que 1o que te pongas nunca ha de ser completamente nuevo." Por
otra pane, la ropa flamante en apropiada para ertrevist a los trol'l
veau riche; y, como puede que éstos no reconociescn la riqueza a no
ser en forma muy cxplícita, él se ponía (un tanto a regañadientes, pcro
el trabajo es el trabajo) una camisa con sus iniciales bordadas y zapatos
i¡alianos con bo¡las.
Cu¿ndo lo enviaban al \fashington o{icial, este pe¡iodista sc cuidaba
de ves¡i¡se con t¡es o cuatro años de ¡etmso rcspecto a la moda neo
yorquina. odia la moda, especialmente la moda de Nuev¿
"\la:hington
York. El mensaje debe se¡: no rne interesa la moda; soy un hombre
del puebio, un tipo normal." Por *nto se ponía un traje de myas linas
ur poco arrugado, una camisa blanca y una corbata anodina. Antes de
salir de Manhattan iba a que le corrasen el pelo más co¡to de lo ror
mal. Por otn pane, si io mandaban : California, o si iba a entrevistar
a un escrltor, un anista o un músico a cualquier lugar del país, intentaba
dejarse el pelo largo o despeinarse u¡ poco. Se ponia unos pantalo
nes informales y una buena chaqueta de itoeel sobre un jersey de cucl1o
si al enrevistado le iba bien económicamente añadía a esta
"uelto;
indumentaria un reloj o unos zapatos caros. Había además otras indumentarias
apropiadas -y asequibles- para el Medio Oeste, Toras, el
su¡ la Europa continental y Gran Bretaña.
Cuando este sistema funciona 1a no es derrochq y puesto que las
ropx se eligen deüberadamente para que se fundan con su cntorno! tam
poco se puede decir que sean ostentosas. lero como señaló el propio
periodista, 1as ropas por sí solas no pueden disfrazar a nadie, y el viajante
o la viajante que modela su guardarrop:r pero no su vozJ su voca
bulario o sus maneras quizá sólo esté practicando el De¡roche Ostentoso
si¡ su recompersa h¿bitual de aumento del sartzs, por no hablar
del aumento de sus cifras de ventas.
OcIo osrlNToso: rNcoMoDtDAD ¡ INUTILIDAD
II.r¡ nrucho, mucho tiempo, el ocio er¿ mucho más ostentoso de
1,,,¡,,, r,r 1,,'y. Lr historia
'r,l,
del traje curopeo es rica en estilos con
l, , ", ¡1,. , r r I'r, r rlrrr,.rrtr, inr¡osiblc rcrlizar cualquicr actividad produc
rL!., ,,'.,,,r" !t", ,rr,..rrrl'.,rr 1',r rl sucl,,: ¡clrc.rs rizrdru y cmpolva-
.ff&'.
l'irfrM
]54 !L Lr\cüAT[ D! L^ MoDA
das del tamaño, color y textura de un gran caniche blarrcq faldas de
casj dos metros de diámetro o con colas aún más la¡eas: tintineo de esoaox
. eremor aJer: griñore, a m:donrdo'. gorgu.""t p,n""l.' d. *.
llo que impedían a quienes los llevaban ginr la cabeza o minr nada
que les cayese por debajo de la cintura; zapatos puntiagudos de tacór
alto que hacían del caminar un tormentq y corsés tan apretados que
era imposible doblar la cintura o respirar normalmente. Tales ropas proclamaban,
exigian de hecho, una vida improductiva y Ia consrante asis
Estos estilos ostentosxmente incómodos y ociosos llegaror a su culminación
a {inales del siglo XVIII en la cone de Ve¡salles. La revolu,
ción politica e indumentaria que siguió liberó a ambos sexos temponlmente,
y a los hombres permánentemente, de la necesidad de proclamar
su incapxcid¿d a¡istocrática. La ropa de hombre se volvió, y lo ha seguido
siendo desde entonces, moderadamenre cómoda. Le modade mujer,
por su parte, después de diez años escasos de comodidad y senc!.
llez, úpidamente se volvió pesada una vez nrás y así siguió dur¿nre ios
cien años siguientes.
Hoy en día, la ropa de 1a clase media u¡bana, aunque no suele cau
sar dolor, entorpece cualquier tipo de actividad excepto las que menos
esfuerzo demanda¡. Es dificil corre¡ o trepar con un traje de calle y
unos zapatos de suela fina; y la cami$ blanc¿ o en colores pálidos, tan
fácil de ensuciar que significa que se debe liberar de tener que realizar
tnbajo manual, corre el constante peligro de poner en evidenciaa quien
Ia llera con unos puños llenos de mugre o con el cuello sucio- EI traje
de la mujer de ciudad es igual de incómodo. Habría que scñalar, sin
embargo, que la incomodidad puede ser una ventaja en algunas situaciones.
Una amiga que ¡ealiza a menudo investigaciones históricas en
bibliotecas me dice que siempre se pone de punta en blanco pan ello.
Si los bibliotec¿¡ios ven que sus aitos tacones, su elegante traje claro
y la blusa de encaje le impiden buscar en las esranterías los pesados vo
iúmenes de documentos y de periódicos viejos que necesita, ser:in ellos
quienes lo hagan y se los llera¡án hasta su mesa quitándoles el polvo
por el camino. Si lleva un jerse¡ pantalones informaies y zapatos planos,
la dejanin que sea ella misma quien lo haga. La misma estr*agema
probablemente también funciona¡ía con un hombre de mcdjana edad
AucE Y CAÍDA DEL rnAJ¡ sAco
MODA Y POSTCIÓN SOCIr\r-
Ya han pasado casi doscientos años desde las manifestaciones más
errt¡em¡s d;l Ocio Ostertoso en la rop¡ de hombre, pero este principiq
de lorma modficad4 sigue separando a los hombres de cuello blanco
de los de cuello azul.+ Aunque la camisa pueda ser ahom de color azul
claro, beige o a raJas, el s¿¿¿zs cuello blanco" aún viene señalado
"de
por el traje de saco, r¡ue se generalizó a nediados del siglo XD{, cuando
la clase media se había vuelto en gran medida u¡bana y sus ocupaciones
mayo¡ita¡iamente sedentarias. Como ]a spuntamos, el t¡aje de
saco es una especie de indumenta¡ia de camufl¿je imita los colores y
las formas del paisaje urbano. Cuando están bien hechos, la chaqueta
¿mpliade corte recto y los partálones de tubo tienen también una fún_
ción de camuflaje personal ocul¡a¡ la suave ba¡riga y las piernas flacas
crr¿cterísticrs de las personas irnctivas que ya ha.n dejado de ser jóvenes.
El raje de saco, como ha seialado reciertemente John Berger, no
sólo fevo¡ece ai inactivo, tambi& defo¡m¿ ¿l tnbajador. Se diseñó para
hombres que hacían poco o ningún trabaio físico y que por tarto er¿n
altos en ¡elación con su anchura; acomodaba y rexlzaba los gestos propios
de actividades como caminar, senta$e, hablar y escribi¡ pero no
los de correr, lewantat o ar¡astr¿r pesos y excavar. Además, como se arrugaba
y se manchaba con {acilidad, aigía que se usase en lugares ce¡mdos
o por las calles de la ciudad. Cuando homb¡es físicamente activos
de hombros y pecho anchos y músculos bien desar¡olladose Ponían
versiones baratas del traje de saco parecían malfo¡mados, defo¡mes incluso:
como dice Berger, parecían
patizambos, pierniconos,
culibajos... bastos, torpes, brutotes".ro Hoy el trabajo físico
"descoordinados,
agocrdor y la constitución co¡ponl asociad¿ con él son menos frecuentes,
pero eI mismo efec@ animalizador se produce siempre que un futbolista
pro{esional o un luchado¡ se pone un traje de confección.
Elriunfo deltnje de saco hizo que el hombre nde cuello azul, vestido
con su mejor rop:r estuviese en absoluta desventaja en cualquier
conf¡ontación fo¡mal con sus .superio¡eso. Esta inferioridad estratégi.
ca aún se puede apreciar en las negociaciones entre sindicatos y emPresarios,
en las oficinas banc¡rias y casas de piéstamos y siempre que un
obrero visita un centro oficial. También, puesto que el traje deforma
' |,' In,¡,,.1
' i,l, l,¡ tñl,r¡do'ts ¿rr¿"/¿r (dc cuello
", trzul) son los qu. rerliztrn tnb¡
j,\,1. r'r!, ¡, rr 1 B¡/, ,llJ¡ (1, ürllo b1.ú$) ún l.s,tue reJizm hes rdmi¡¡tnrn* 'l "
[T]
tir l,lL,1r,1,, /¡r'¡1rf. ri4t ll
156
El- l-f,\cu-{lL Dr L{ \roD,^
\10DA Y POSICIÓ\ SO(:IAL
lamcnrablc, manchado de faogo y barro, seguido por rLn fontancn, ci,n
botas de goma ¡' resistent e impecable ropa de f¡ena sin el menor in,:li
Útimamenre el tnje de saco Frece cstxr perdiendo terreno, espe
cialmente fuer:r de las gnndcs ciudades y en profesiones cono la cnscñanzr,
cl pcriodismo y la arquitectur:r. Quizá estc cambio tenga que
ver con el hecho de que últimamente cstán más de moda los pasatiem
pos ené4icos como corrcr 1' jugar al tenis que depoftes ambulantcs como
el golf ¡' la caza. Han aparecido nuevos cstilos para adaptarse al hom
bre que poco,r poco h: id¡, des¡rrollando su muscul¿tun yyx no nece
sita escondcr La rripa. El oficinista poco at1ético que Iuzcx cstos modelos
corre, no obstante, un riesgo: de pronto se puede encon¡ra¡, débil
y regordetel con sus ceñidos panraLones de diseño y su c¡.1isx dc i¿r¡¡,
csperando (él ¡ si además ¡iene mala suertc, también su novia) a que
a1gún mec-ánico apuesto 1, ¿tr¿ctivo diagnostique lo que le pasa a su coche.
CoNsuMo y lNTRrrENIMtrNToi FL TRruNFo DE L{ TXTLAVAGANCIA
losob.(¡osn'clcn$rDi:rncLo!d¿p..h.rd.l,ombro:qLLrloslron¡idd¿J¡!n.¡::
¡¡nb órn¡niusrulorx. Cur.dosecomf.¡D u r¡¡ic s¡.o ;cgunftnr !¿! ¡lu¿Crj d¡D,¡l¡l,l
L,g. o d¡m¡i¡do.nk.hq ¡lndol¿s nn rsper. d.for¡,! r ]rlniin¡olD: rli J i-r:n:r¡ !:
.utrl'luiÉf.¡¡tor¡..ión.ón $ cu¡dn,fer. r.¡rqü{ir ¡.5ú ¡ü¡rnn, snI¿
al arlcLa y disfrnz a la person: sin carácLc¡ puede d¡r ¡ es¡¡ últr¡¡,,
unr vemaja inncrccidr cn la comperición seru¡1. Sin cn¡b¡rqo. n,, r,,
clas lrrs situ¿cir¡nes soci.rl¡ ¡dnriLcn cl trrjlir s.,co, in,,1i,,, n,,r. ¡r,
cjcnpl,).,r uir l¡rr¡jrrrr., r.,liir¡,1,, rl, \,i \,ir.r),, i L,,r,r¡,r,, , L,r , i ,,r,
En los últimos tiempos los esc,rparates más osrentosos del consumo
han sido el cine y 1a telcvisión. E1 derroche a gran escaia es una dc las
caractcrís¡icas de la indusrria cinetratográlica: derrochc dc ralento, derroche
de energl:, derroche de nateriales, de¡¡oche de dinero y derro
che de riempo, como sabc cual<1uien que hrya pas:do aunquc scilo sca
un par de hons en un pl:rtó cinematogúfico. Dcsdc clpunto de vist.r
de las teo¡ia¡ de Veblen, ¿qué podría haber más atr¿ctivo y que gcncrasc
na¡,or prcstigio?
L: extnv:gancia teatral, por supuesto, ticnc una dilatada histo¡i.r,
pcro se ha visto sobrcpasada por la extravaganci¿ de 1: industria cincm.rrográfic.r.
El vestua¡io del ¡eatro, por artístico que sea, está hecho
p,rr.r urilizarse mucha: veces: si una obra riene éxito cada prenda puedc
v,p,rtar n.is hons de enérgico uso de las que soportaria en la vidr
,r.rl. [n eL cine, sin embargo, meses de trabajo y miles de dólares se
t',,-1.¡ e.rsr¡r cn algo quc ¡ilo se va a usr¡ unos pocos n¡jnutos. ll]
,1,.,rr¡1,, nrÍs irmoso quizí sea el traje r1e bailc que llevaba Ginger Ro
r1, r, crr lr,ar nr¡. ,n h ptnunbra (Lady in the Dark, 1944) diseñado
¡,, t,.¡, r,. t\,, , 1 1,r,,1',' rlirrr.r
'
J. h pclícul;1, Mitchell Lciscn. Este mo-
,1,,,, i ,1,r,,,1,,,,,', ,, .ri,l,',,,.i. e.rr. lcl mrndo, iba enryedr.rdo
,1, L,,,r,rL
ll,. ,L'.,
' .,,1,,,,r,¡ ,lc i is(',n, ), coró 15.000
l
158 rT L!N{;LAJ! D! LA TÍODA
El '.rudio.ir!¡,n.gúJi.o.
qüe rjlo \. us¡
uná v¿, 6 un .jlmflo etremo de consü
o{.i,.\. F.r. cs cl m1s.:ro de rodos
-"
lo usó Giog.r Ro8enen L¡',,,,r¿.¿, L¡e
,,,¡¿rr (1eaa) e ib¿.lbieno,le l¿¡,cild¡
) ¡dorn¡do..n *ón;.ofó 15.000 dó13rcs.
De acuerdo, los principios del restu¿rio tcatral no se podían transle
¡i¡ directamente ¿l cine ni a 1a televisión. La ropa para c1 escenario ha
de estar diseñada pan que tenga un efecto a gran cscala: la sast¡e¡ía fina
y los estampadosuaveson invisiblcs más allá de la segunda fi1a, y todo
se ha de exagerar pala quc se pueda ver desde el fondo dc la sala. Ade
más, en una película una cinta de un par de centímerros puede parcccr
que mida tres metros, pudiéndose ver cada puntada. Pcro la importan
cia que Holly-ood dio a] vestua¡io, casi desdc los inicios, fue mucho
más allá de l¡s necesidades del medio. Quizá no sea coincidcncia qLre
la mayoria de los primeros magnares del cine enpezxsen cn el n€gocro
de la moda. Antes de irse a Hollywood, Hary \fa¡ner hacia zaprlos.
Sanuel Gold*'yn guantes y Adolph Zukor en peletero,,v los rr€s se
llevaron consigo a la industria cinematognifica a amigos ¡' colegas dtl
gremio tcxril.rr
r,Í{rDA 1 f arJlcralN socJ¡ L
Debido a la convención dramática y a l¿ distancia vxu.rl .l "rrL'.
actor v el espect:dor, cl \€stuario te.lü¿l ha conseguido dar más ónhsis
a la apariencia que a la re.iid¿d. [.] gran teatro, como scñala Roland
Banhes en "Las en{ermcdades del vestido", sc apoya en el po<1er irnaginativo
de1 espcctador, que es cap¿z dc e1 nyón en seda
"¡ransfo¡mu
¡r las mcnriras en ilusión",'r en lugar de intentar confundi¡ su inc¡cduLidad
con detalles histó¡icos auténticos, bcileza formal o dispendio
evidente. H¡sta en St¡atford on-Avon las io,w.rson falsas y el armiño
1. 1a cibelina de los manros de los reyes son picl de conejo teñida o -más
a menudo picl sintética, que no sólo cuesta menos sino <1u es más
ligera pa,a llerar sob¡e el escena¡io.
Sin embargo, a 1os productores de Hollyrvood no les bastaban las
apariencias; exigían el uso de los mate¡iales mis caros aun cu¡ndo un
sustituro más brrato consiguiera engañar a la cáma-ra. Adolph Zukor,
por ejemplo, insistir en que los adornos de todos los tnies dc sus películas
fusscn de piel auténtica, afirmando que ello cn pam el
"bueno
negocio". En algr:nas de las fantasias cinemarogáficas de los años treinta
y cuarenta, hasra los extras ib¿n vestidos como rryes y rcinas. Para Ma"
rk Anton;etd (1938) A¿¡ian discñó cuatro mil lujosos rraies auténticos,
usando sedas, terciopelos, encaje y bordados genuinos del siglo XVII.
Norma Shearcr, la protagonista del filme, se c.mbi:ba dc vcstoário t¡einta
y cuatro veces y dieciocho de peluca, una dc cllas con di¡m¿ntes de
verdad. Con cstos atavíos su movilidad, como la de María Antoniet¿,
esrab: sevcramente limitada; esto no era un.r novedad en los filmes dc
época de Hollywood, donde a menudo l¡s faldas e¡an tan ¿nch¡s qu€
resultaba imposible ent¡¿r o salir de un c¿me¡ino con cllas puestrs O,
en c1 extremo opuesto, cr¡n ran ceñidas e iban t¡n acor¿z¿d¡s de abalorios
v bordados quc cl acror o la actriz no se podian sentar y ni siquie
ra caminar con na¡ur¿]id¿d.1r
La ropa como ósta, con sus ¡ebuscados adornos, su fantásrico coste,
su incomodidad física y 1o inf¡ecucn¡e de su uso, recucrda no tanto el
lestuario teaual como los aravíos tan extntaganremente adornados y
cnjo,vrdos de la religión, asumidosó1o unos momentos calificados como
.le imponancia sobren¡tural. Es así co¡ro debe ser, pues (como se ha
dicho r menudo) las cstrellas de Hollyrvood y de la televisión son para
¡oso¡ros scmidioses, las deidades dc lo que es en más de un sentido
unr v,ci,,h,l p.rrrnr. IiL monoteístro puro sicmpre ha sido una fc difí-
rr. Drl.lU.C¡trl,\ ! I)¡¡,\i,..Ln¡./r,/¡iru,!r''t!.¡t t i; 1 tj
EL LE\.ir,\tE Dr L,\ \J()r).\
M{n)i Y FOSIaÚ\ so(:r^r,
eil r ¡l¡s¡racta. A h mcntc popular lc rcsulta incómod¿ 1a ide¡ de un
solo dios que encarna todas las cu¡lidades conocidas. Lo quc prcfiere
cs algo más cercano ¿1 panteón griego o romano! con dioses y diosas
apropiados para cada virtud o para cada vicio admi¡¡dos: una Venus.
un¡ Diann, un Mercurio, un II¿¡te. Y, como algunos peganos, tenemos
¡endencia a des¡¡uir a nucsrros dioscs, o más bien ¿ sus m¿nifestaciones
humanas, ¿ inrer-valos t¡ecuentes, sustituyéndolos por otros nuevos, si
guicndo asíc1 principio de Veblen sob¡e el Derroche Osten¡oso has¡a
en nuestr.r vidr espiritual.
Co^-suMo vlcArlo
En ei siglo XJX, conro scñaló Vcl¡lcn cn The Theory ofthe Lttsare
Cl¿ss, los hombres se r.ie¡on alivi¿dos de 1¡ necesida de erhil¡i¡ su ¡iqucza
por medio de rop: can, deL¡ochadon e incómoda; lo que hacían
era delegar esta tarea en sus esposas e hijas. Las mujcrcs sc convir
rieron en 1os vehiculos de lo que Veblen llamó Ostentación \¡icaria.
y cuanro más rico cr¡ un homb¡e uri lujosas e incónodas serian las
rop:s de sus parientes de sexo iemenino, ,v posiblcmc¡tc de su aman¡e.
La mujcr victoriana y eduurli¿n¡ ¡ica era un objeto rebuscado ¡' caro.
Rigidrmente encorserada v con hast¡ dicz cnagu¿s debajo de su larga
f,rltla, necesitabaltura y fuer za muscular pan llevar una lndumcntari¡
quc con frccucncia pesab¡ más de cinco kilos, srn conrar un sonrDrero
lleno de flora y de fauna, un nrnguito, un bolso y un parasol con vc,
lantcs. Dcsde ¡l¡ededor de 1880, sob¡e un cuello alto y ceñido elevaba
l¡ o¡rl, ll¡ er rr jngu o q.. ,:gcrrr o.- rJo r, . pre.
"rg.,l
h.rcia que le resultase más dificil dirigir 1a mirada a los mortalcs infe
riorcs; también contribuia a ocultar la papada que a nenudo rcompa'
ñ.rb¡ a la rellen¡ silue¡: de finales dc 1a época v,cronana.
Hoy muchas mujeres especialmenre las que carecen de empLo
¡emunemdo- aún sirvcn dc vchiculos p:Lra l;r Osten*ción \iicaria, como
les exhortan ¿ h¿cer los intereses comerciales en anuncios qur animen
a sus lcctoras a que "hacer
él se sienta orgulloso de ri,' u .oreulloso d¡
que lo vean contigo". Se han hecho cier¡as conccsii,ncs a la cnrnripr
ción fcmeninl, y se suelen er.i¡¿¡ los ex¡¡emos de la jnconrodi.l.rcl. Pu <,
cualquier nujer quc sca sinccn adnitirá quc cl abriqo l.rr{o dl r i.',,¡
que anunci: la riquez.r de su mar ido cs más pcs.rJr¡ v ¡rj' ,lifi¡il,1. ¡,.r
nejar <1uc la chaqucta dc rlun(i¡ qu. ll.!¡ ,.n ll i.rn,¡,,. r ,¡r,..r,. ,,,.,.
dc oro v ili¡¡¡¡n¡cs s,,¡
ir\ii ¡,i,',ir .,1¡',L',L,I,',.',
(:.¡ !lr l.L tL¡rio¡s ¡¡úr.iprle\ de L ¡iur¡¡ ri.rnirnr r.du¡¡di¡m Jr rhse rtrr.r¡ l¡ .!!ibi
..;, d.l.r,i,rue,ri.rtr pid¡e. d¿ \L.sfoso\.brestrpc,{rn¡ Ctrann,miltüi6¡ti{r¡r¡opr.
r .u.rnú mn .brio l'& que L in.¡pr.nrLi p.rn.utrlqui.r idj,i.l.rd Fr.düúiv¿, nüro. en
!L r.,L!¡ .Jü, Á.rt:((! li !¿ñ.D Jr( ajoulL. $po\r d¿ r n iiDnr kn\ (r su anl¡L d. !,rtr
ro. El Consumo Vi.rrio por pa¡r€ dc los v¿rones es mucno mirs rarq
l)L,c\ se suelc pensa¡ qüe reb¿jx el -rtu¡rJ de quienes lo practican. Sin
crrrbrrqo, en ocasione se puede vcr en ciertos lugares a un apuesro jr:r
v, rr ruvo clcgante rraje rcalzr la riqueza dc arguru !ruJer no r¿n:üacnv.r,,¡
¡ris ¡ nrcnud<, de un hombre, que lo acompañan.
( l,¡,¡r,, w,i rl.¡ \i l) .,r, e l Gmsumo Vica¡io nunca se h¡ limirado a
l,*,,,,.,r ,,, ,,,. ,1,,,,1,-, r dc u¡ individuo ',,,,'lici¡lcs
dc alt.r posi_
, ,,,r.,, , tr 1, rr r Lr,r,r.Lr,, t,,\,r,,)\ | t,r rc.rlcz.r h¡n delec.rdo l¡
, ,,, , , l, r ,,,,,,. ¡rt, r¡r.is ,t, ¡,, rrrs p.,rir.nrcs.
lt
rrLL"L{lLrfr\lrrrDl
En 1os siglos XVIII XIX I¡ fas¡uosid¿ dc los ma1'ordonos, los crL.r
-r
rlos y los cocheros dc una persona su akura ,v la elcgancia de su unr
forme, o l¿ cantidad de corclón dondo dc sus libreas era un signo
importante de r:ngc,. Como h¡n señalado rarias ¡utoridades del c¿npo
del vestido, 1:L indutrenta¡ia dc cs¡os funciona¡ios solía ir muchos
años por dctrás de los estilos vigentes, posiblemente para sugerir que
se ha hcredado dinero y posición. Ho1,. cuando sólo unos pocos tientn
sin'ientes, esta cosumb¡e sobrcvive más en la indument¿rie dc los se¡
r.idorcs públicos que cn Ia de los privados: los emple.rdos de gnndL.
horeles y restaurantes; porteros, asccnsorisrrs, b<¡tc¡nes' mair¡es l'hi:¿i
y cama.c.os. Asilos mu1, ricos, al menos simbólicamente. siguen erhr
bicndo su riquezr ¡ lolnos de sus sinientes.
AIR¡N rA osrrNTos,\
Quentin 8e11, cuyo {ascinante estudio On Hrnan fineti óa ta :a'
zón a Veblen :11 dcsignar la conpcrición econónica como la princip.rr
fuerza que opcra tras l:s vicisiLudes de 1¿ moda, ha sugerldo que a l:rs
c¿tcgorías de Consunro, Derroche y Ocio Ostentosos h:bría que:ri:
dir l.r Af¡enta Ostentos¡, o el uso delibendo dc ropa que no sc a¡ustr
a l.rs no.mas del gusLo". Su elicacj¿ obedece a h regla que sosrre
"buen
nc que curnto m& importante es un acto para los participrntes. n.r;
cuidadoso y formal se¡á su rcsLido. En l¿s e¡tro'ist:s de selccción ¡e
personal, por ejemplo. cl futuro jefe pucdc, s; asi 1o desca. apateceL.t'
rido con p,rnralone spo¡¡ v un jcrseYi ltx c¡ndrdatos. .runquc scin .luna
posición social su¡trio¡, han de i¡ con ¡nie o re*irlo A re:e: L¡
imporrancia rel:tiva dc un :cro pnra li,s diferentes pariiciprnres e' nr'
riru.rl que cconórrica. como por cjemplo en un¡ bod¡, do¡J" l.rles¡
mcnLas v¡n desde l¡s so{is¡icad¡s indumcnt¡¡r¡s de lr¡s conir:r-¿n¡:s l:¡'L I
l¡s menos lbrm¡les de los prricntcs lcienos o los sinr¡r1e'tono':idu i
amigo quc, crítico con estc cnlace o con elnrar¡irnonio en gen¡r¡L .r¡.,
dc a la ce¡emoni¡ con unos raqueror dcscolori¡l¡s r una ¡:¡t s¡ t rr .t
de fnnela cstá pr.rcticardo la Afren¡a Ostc¡r''osa. La rrlisrlt¿ rcgl.r |.r.,
quc acudamos a ficstas dadas por personas que consiorr¡nros ir¡.r r.,r,'
a nosotros con ropa relatinmc¡tc lnl¡rm¡li cuancLo es¡¡ in:or n:: r,l.L,
se l1cv a ,rn punto en quc nuesrro desptcio haci¡ ei r¡r¡rt¡¡inr,,,rr
cs ol¡vio nos estrnos co1¡portznJ.i Jc rorn¡¡ O;rc'¡r,^¡nr, ¡¡, \ ,
.os¿. U¡1 c\tr.rraqem¡ sin¡il.rr l¡ ¡J,,nt rr¡ r.r¡rrl,i,:rr t" , r' rr, r r,
dciornrrqLrizÍr,r.i.,i,L'. l,l,.l,' rrr'r , , ,r"
\foD¡ Y f(ilk roñ soctAl
1'os gurrd¿ffoprs esrán mucho ncjor equipados para l:r exhibición del
co¡suno, el de¡roche v cl ocio. No cs un insulto directo lo que aqui
se pretcrde. sino una simple erasión de los "cánones
pccuniarios del
Lrs person:s que deciden pr:cticrr le Afrenra Ostcntosa tienen que
estar segl'ri]s, por supuesto, d€ quc se l¿s va a rcconocer al inst:nte en
el acon¡ecimlcnto en cr¡csrión. Si no cs asi, co¡ren cl riesgo de que 1os
expulscn brxscamcnte de la licsta quienes picnsen que sc han colado
cn e11a p.rn bcber gntis. Un¡ r.ez vi có¡ro c¿si le pas¡ esto a une estr€
lla dcl ,ocA con t¡arbr de dos dí¡s v una camiseta llena dc manchas <1ue,
por nzonc: de amistad ¿dolescenLc mezcladas, todo hay quc clecirlo,
con un desprecio rotrl por cl ¿sun¡o-, acudió a la fiesta tle un sofisrica
do ¡uror. Su er¡o¡ fuc ¿sumir <1uc su car.r sería tan conocida cn el nundo
li¡er¡¡io como e¡ el dc L¡ industri¡ rnusrc¡r.
EI uso de la ropa ntrentosa con el fin principal de atr¡cr l¿ ¡renciiin
negatna -pan rnolesrar y ofender- también pucdc ser en algún senti
do un¡ ¡eilindic¡ción d e :tatus. El punk úolescente, con su crrniscta
nsgada v nugrienra, v su equivalcrte fornal, el punk ¡d.,ts¡ con su
c¿miseta con r:sg.rduns artilici:rles y serigratiada con una rcprcsentación
si¡nbólica dc la suciedad cn torma dc palabrotas, p"cden ier rdmi
rndos por sus iguales v quizá por novrtros mismos. Además, quienes
usrn rales ropas son con lrccuencra personrs de bajo sraras v de poco
poder, pan quienes cl hecho de <1uc se tijen en cLlos _va es ,,.,1
"l.j..".
J]]lTL'S toR .\socl\cróN: íDolos Musr(:,\t,[s y D!¡()mtvos
Au¡que el lujo, cl derroche, ia incomodidad y 1a afrenta son los princrprles
determinantes dcl s¡¿¡rs en el vcstido, pucclcn operar rarnbién
o¡ros irctores. El pcnsamiento mágico de ripo primirivo a vcces hrce
r¡ue los estilos :sociados cc,n las personas de las <1uc se dice quc marcan
l.r nri)i1.1 ¡n¡lguanlenre. por lo común nricmb¡os de La aris¡oc¡acia_
.rsunr¡¡ una au¡eola de prestigio. lil peinado pompatlour, gue vó por
1'r in,rn rez ñhd;rme de Pompndou¡ la querida de Luis X\¡, lo :rdopta
r , '
r poco ilcs pués drm rs ¡efinedas de toda EL¡ropa que, por cst ricta que
qrsr.rb.rn dc identlficarse en su fa¡tasí¡ con la farnosa
,,,,jLl L ll ,, I . ,,r,,,1.,', ,ncnudo l.rs inst¿unn individuos del tipo
,, ,,, r', | ,),1,t ,1,*,.,,,),,)ivLiscul.r
(prn ilisrineuirlas del
,..., l .. L,¡r. ,,,,, t¡, ,,, lr,r,r.rrrlrscrrLL,¡.rcscrtrrlcNicl
r, , , . ,r I ,r ,, , /irl, ,t, ¡ 1,, r$,,,lirl.rt.
I
lri 1
¡L Lr:\(juAJt D¡ I x \{t)DA
LtoDA y,oosrcróN soc|\l
jr;,
i li vez como forma de homcnaje y como magia por simpatía. El adolescente
que viste con indument¿¡ia dc cue¡o acuchillado y vinilo a imitación
del grupo musical Kiss y que se pinta 1a ca¡a de blanco con tiza,
pretende impresion:n a sus amigos y asusrar y molestar a los antiguos'
iau:'que pr.r c"n ido o.: la.hi..r.or pein,rdo ¡ lo F¡rr¡h I¡w,er
'u.
,'p'r* r."n'" r' '.. ¡ .l q;c;.i r perciban.. n ur; mu:er igurlde,t é-
tica e infatigablemente ser1. Los medios de comunicación pueden más
tarde recoger estos estilos ¡ mcdiante un proccso que los autores britá
nicos Ted Polhemus y Lynn P¡octor han denomt¡ado motulízación,
h:rccr que pierdan gran parte de su significado original. En unos pocos
casos como ocurre con e1 peinado a 1o Farrah Fawcett, aunque no
con la ropa estilo Kiss- Ia nadalizáción es rzn completa que la ma.vo'
ría de las ¿sociaciones originales se diluyen, y entonces lleva¡ una de
terminada moda simplemente indica que se viste a 1a moda.
La ropa puede tarnbién adquirir prestigio por medio de la asocia
ción con una activid¿d de alto rrarzs como la guerr: (la trincher:, la
chaqueta Eisenhowcr) o la explonción espacial (vinilo en tonos plateados,
relojes calendario). Las indumentarias que s€ usan P¿¡ia los depo¡
tes de alta categoría siempre han tenido una ma¡cada influcncia sobre
la rnoda. Un deponc de alta categoria, por definición, es el que requiere
una gr¿n canridad de equipamiento de eJevado precio o unas instala
cio¡es ca¡as o arnbas cosas a la vez idealmente, consumiá con gtan
rapidez bienes y scr-vicios. El gol{, por ejemplq cxige e} uso en cxclusi'
va de muchas hectá¡eas de terrenos de gran valor, impidiendo así que
se dediquen al cultiuo, a l¿ const¡ucción de viviendas o al uso comercial;
el campo de golf que sc haga en estas tierras habr.i quc limpiarlo
de hierbas, regarlo, segarlo y allanarlo constanteme¡tc con maqurnar¡a
de al¡o coste. Es un depone que se juega con una colección de caros
y especializados palos, tan numerosos y tan pesados que los tiene que
llew n cadd.ít, o hay que tr¿nsPortarlos en un vehiculo a gasolina;
el juego adquicre prestigio adicionai con la pérdida constante de las cos
tosas pelotitas. Al fútbol americano, por otra pane, se puede Jugar e¡1
cualquier so1:r y con un sirnple balón que rara se pierde En co nse'
"ez
cuencia, la ropa que se sucle usar para e1 golf se ha convenido en ¡lta
modai la que se usa para el fútbol no.
Tr¿dicionalmente, los deportes más prcstigiosos han sido aquellos
par¿ 1os que se neces;ta el concu¡so de ese animal tan caro que es cl
iaballo. Ent¡c elios se encucntn el polo,la equi¡ació¡ v sobn ¡odo l.r
caza dcl zorro, que Qucntin Bell tlescril¡e con¡o "cl r¡r'i' l¡^
"'trl'i 'lc
dcportcsvcl quchrrcniil¡,u,rclecrr¡n,,is,lc,ir,\" " lrr"l I l' "¡i
sistel en la persecución de un "animal incomestible'l con ayuda dc un,r
jauria, un gr:n núrnero de caballos, damas y caballe¡os, muchos de ellos
vestrdos con un especie de uniforme, y una larga lista de desperfcctos
al final, todo lo cual salc excepcionalmenre caro".-
Hoy la ropa ecuestre de todo tipo está rodeada de una aurcol¿ de
r¿¿lzi: ab¡igos con mucho vuelo y aberturas laterales que recuerdan va
tamente a las chaquetas de montar; lustrosas botas de tacón alto; camisas
y gorras de polo; pañuelos y corbatas decoradas con estampas ecues
t¡es; b.oches y gemelos de oro con form¿ de a¡os equinos. La-rpersonas
que llevan este tipo de ropa nos están informando (con frecuincia venzmente)
de que saben montar, y rambién (mcnos fiablemente) de que
tienen un caballo propio, o de que se mueven en círculos donde es con-iente
poscerlo.
A principios del siglo XX, cu¿ndo l¡s diversio¡es de ¡l¡o s¿¿¿zs emn
cl gol. y l.r nar egrción de re. reo. l.r rop.r in tormal de l-ombre y de mumvcol¡nz¡
de o¿nr.¡'onc, bomb¡ch",. gor.r, Je got,. j.rseys
de cuello de pico y calcetines a cuadros; de panralones biancos de
franela, blusas marinens, blazers azt1 narino y gá'ra"... C"o"ao pu
sieron de moda el tenis y el esquí hubo una epidcni¿de calcctines ".
bl,rncos
y z:p,rrilh' dc lona. .¿¡ .¡ de oun,o d. m¿ne¡ co, r.,. i( r\), ri,,.,
sos, gorros de lana v guantes :islantes. Estas prcnd¡s no ril() sf rlsxl),l|r
clando se pracricab: el depone en cuestión, sino cn cLnlquiel rlrrrr Lr
nidad imaginablq por ejemplo, habir pijrnris ¡. ¡ufinf¡1) \ t)ijrr¡.¡\
dc esquiador Muchos de estos estilos deporrivosc hrn c,,nvcrri,l,, y.r
en señales de srarrs tan populares que no sc pucitcn ronrrr eonro sigrr0
de que quien los lleva sabe jugar aI golf, navegaa csqui.rr o golpc.rr rrrr.r
p€tota de tenis; ni siquiera de que desee aprender. Por orra parre, cl uso
de insignias deponivas simbólicas (camisx estampadas con bandens dc
señaies m;:rítimas, por ejemplo, o broches con fo¡ma de nqueta d¿ te
nrs) se puede considerar que indica un cierto grado de entusiasmo y
quizás hasta de pericia.
Haytambién prendas simbólies que con{ieren sraras porque llevan
Lr ir,ign.a de pre,rigio.o, clubc,. <,cuel¿.. regimienLo, y o¡"¿" ir,riruciones
simibres. Aquí la regla es que rcalmente debes habe¡ tenido rel.rción
con la organización cuyo distintivo ponas. El hornbre que lleva
L¡nr camisa ado¡nada con dibujos dc hernduras y que no sabe montar
.r c,¡tr.rllo resuha sencillamente patético; el del ú/aze,, esrilo OxJo¡d quc
,,Lrnc.r prsii ¡r,r Oxford cs un canalla o u¡ timador. La ignorancia no
11,6 ¡r LLNGU^I! DL llÁ l\loDA
es excusa, como han descubierto nuchos tu¡ist3s estadounidenses al sxlir
r lr .¡'le co 1 .orb¿r r' que '( .'n Pr]ro r por 'u' rr?. r:'¿" -¡r oe' "'
cue ¡esulta¡on scr las de un famoso reginicnro británico Los es*douiidens.r
r. indig"on a,u.'.2.u""d.' s" encuentran por las callcs de
Munich o de Rona con algun joven de aspecto desaliñado quc ni si
qui.rul-rLl.ringé'pcrocue 1,.¡ ¡r "
c¡m 'er¡
bl¡'"' rd: ' "
e norb'c
oc .¡ .,.;'e¡rd¿.. l-r'rprln-d: l¿ lln¡ ¡ neno' ten¿" r'
'l-'
relació¡ ofici¿l con es¿ universidad o que esté en contacro en ese nlo
mento con alguien quc la tenga (Se hacc .rna exccpción con los niños
pcqueños, a los quc quizás algún antiguo alumno les rcgale camtserrs
¿. i" la esperinza de que un d1a lleguen a vcsrir legitimamente
1a talla mayor.) -" A juzgar por lo que se ve en ios centros co
"";"*";dai
mercialcs de muchas ciudades europeas, la mayo¡í¿ de las c¡mise¡as dc
las unive¡sidades amcricanas sc exporten en la actualidad al viejo con
tinente. I-sto puedc debersc en Parre a que en muchas dc las univc¡sid¿
des cs¡adounidenses más solisticadas hoy en dia sc considerr inf¿n¡il
llevar t:1es premlas en el campus después del primer año, aunque sor
admis;bles i¿s qüe prestan los :migos intimos de otras univcrsidades
t'or orrapartc,las cinisetas y chaquet:s que llevan la insignia de algúIt
cquipo universitario del quc se es rniembro no sólo son admisiblcs srrc¡
que trenen g]¡n Prestrgro.
SorrsrrcAclóN INVIRTTDA
Antigurmcnte, una prenda dc baja catcgoria era simplemenre aqur
lla oue no manifestaba el Consumo, el Derrochc o el Ocio Ostentoso''
1" q,re eo p,r. el .ottt-tio económica, práctica y cómoda de usa¡ \"
cstiba sujeia a las vicisirudes dc1estilo¡ no era un estorbo pan el rrat'r
ro fi.i,o, ro .< Jrru;¿or. ni 'e -.np r. rr 'e cr'uc'¡b.' orL Irl
l-no.,on..cr.;11",.ir ¡dornñ. v e.r¿br h' ha,.r<.r gu.l | 1r'-' I
sis¡ente como los tcjidos cascros, la pana, el percal o el cuero'
Hov esta ¡opa, donde todavl¿ existe' es relati¡'arnente car¡ dt l rbr i
.". y p.,r ."".o ." p..rtigio ha aumentado En ¡é¡minos lingiiistic"''
es ei eq"ivalentc de l¿s palabras y frases coloquiales e inspira el nr*rrt'
tipo de cordialidad y confianza. Actu¿1mcn¡e el extenso roc¡bul rr i' '
del vestido de las pcrsonas dc gustos caros puedc incluir rlgunt' 'l' ' '
tas unidades coloquialcs: una c¡¡ne de nrncl¡ 'r eu r'1r'^, ¡.r e¡crrrl' '
o un mono de c¡,1¡¡r c.rqui lil uiLr.rrrr, ,1r Ir ''lr " " r " ' "" '¡'1"'r'
,ich rlc.¡li,1.r' (sr.r\ I),,,,i11\ tl( rir.rrr( I r,lL"
n10DA .a POsrClo\ 50CL{L
.ier¡'. picantc o irónico, y en nodo alguno rulgar. La norma, como c,,
cl lenguaje hablado, parece ser qLic cn un conjunro completo sólo puc
de apareccr una de estas prenrlas, v que sus aplicaciones prácticas o vul
;1,<, lrrn de.o r trr..r,r.e . on u 1| u ma pie.,r. qrr.e;n o.rerro.a
mente caras. lor tantq La canisa de f¡ancla a cuad¡os se Llcra sobre unos
pantalones de ante v con una ame¡icana de seda; los r¡onos sc us¿n
con botas de cien dólares v se los adorna con media docena de pesadas
cadenas dc oro. La ropa extranjera de bajo sraas se usa a vcces r1e 1a
nisma m:nera, aunque como es exótica y además plcbeva se puede 1lcvar
simultáneamenre más de una prenda de esra cl¡se. La indumen¡aria
normal de los campesinos chinos,los br¡ceros indios o los pescadores
griegos no necesitan más que uno o dos complen€¡ros caros pam ¡rlrnstorm¡¡se
en sofisticrción.
La rop.r de trabejo sencilla y pasada de moda se h¡ visto sus¡i¡uida
.rhon cn la b¿se de le cscal¿ de la moda por las prendas que imitan
es¡ilos ¡eclenrcs de la al¡a moda de i¡ fo¡r¡a más barata posible. )i1 or
lón y eL poliésrer sustituyen a l.r lana, el algodón y la seda¡ el vinilo
leemplaza al cuero; los adornos adhesivosr.¡stituyen .r los piicgues, los
plisados y los bonl.rdos¡ las costurls son estrechas y están malcosidas,
li,s dobt¿di1]oson cscasos, los forros de mala caiidad o inexistemes.
(luando están recién cornpmdas, estx prendas pueden engañar a cier
trs penonas dur:rtc algún tiempq cspecialment€ de lcjos; pero en cuanto
¡.rsan por la laradora o La máquina de limpieza en seco qucda prtente
sLr ve¡daden n¿turaleza. Curiosamente, esta caducidad crer su propia
v.u icdad de De¡¡ochc Ostentoso. Cienos secto¡es del púbLico, pan quierr.lo.
p-.. ^. b¡:o' e i. ¡
"[.m¿ 'nod¡ .nn nr, irrpon r r. t1u,
l.r c¡lidad o la dur¡bi1idad, prelieren ral tipo de ropa. Son especialmentc
¡ropulares entre los niños de poco más de diez años, cuyas principa
le' prloridadcs son parecerse al resto de 1a pandilla y .rdaprarse a los
,.rnrbios que experimenran el t.rmaño y la forma de su cuerpo. Por esta
r,r,,<i,r, ¡ ¡¡cnudo es difícil distinguir la clase social de la que proccdcn
,, | i",,. Jr r i.r Jr .nrre r.e.e y qu:nce.rño.. ¡ n. ru\ qtr( pene.
'
rr.zc.rn rl c:rr.to superior o inle¡io¡ de la socied¿d v se¡n lo suficienre
ni,r .o, ,p,r J' . ór o en hc. hr '<r.
J< l¡ -ll,in
,,,'\.Jll o (lemas;do pobres para no poder compnr ningún ripo de
fL LENCU^JI: l)¡ r,| \!()DA
La ropa de niño indica mu¡' clar:mente e1sr"r'r, pe¡o de forma r¡ur
distinu a la de los ¿du1tos. A primcra vista, los niños de l¿ clase ob¡e¡¿
parecen ir trejor vestidos qLrc los de clase media, especialmente cuando
cstán con sus padres. Un domingo en cl zoológico, por ejernplo, las
niñ¡s llev¿¡in vestidos de f¡ntasía rclativamente delicados;]os niños 11e
vaún tnjcs cn miniatura o chaquetas de colores vivos con la insignia
de algún equipo deponir.o. l¡s niños de clase media serán los que lG
ven pantalones de pcro, rejanos y camisetas.
Esta inversión aparente de 1as normas dcl Consumo Os¡eoroso es
el ¡esult¿do de diferentes acri¡udes hacia la inf¿ncia. Par¿ un¿ famili¡
rcspctablc dc clase obren o de ci¡se media baja, sus hijos expresan la
aspir.rción de srarm¡ se los uiste, por ranro, para que indiquen (quizá
par¿ predestinarles mágicamente) el futuro que ansian. De los hijos c
l-ij:, d, t:m;l :. r ca". po- ,u parte. I" u n:. o q-" 'e . 'er¡¡
¡' q¡¿ ¡g¡¿-
len el sazrr de sus padres, y dc momento se los esrá poniendo a prue
ba. Por tanro, no es de extrañar, como han señ:lado dc ios autorcs
que han escrito sobre el vestido, que a estos niños, desde finales del
"a¡ios
siglo XVlIl, a menudo se los haya v€rido con ropa de sirvientes y de
obrcros. Los niños ingleses de rnediados de la época victoriana llevaban
guardapolvos de hilo o algodón como 1os de los granjeros;la bata blan
ca almidonada y con volanres de la coiegiala imit¡ba 1¡ de 1¿ doncclla.
Ac¡Lralmenq los niños de clase media alt¡ llevan monos de pero de granjero
y monos de cremallen cono los de los ol¡re¡os de una fáb¡ica. No
obsrantc, co ocasiones. especialmente cuando las llevan los niños pequeños,
estas vestimentas só1o son plcbeyas en la forma, no en el rn:te
ri:1 de gue estir hechas. Aunque los diseños sean iguales, los teiidos
son más caros y/o más delicados y de colorcs más claros. Así vemos
a niños que ni siquicr:r andan todavía vestidos con monos de luna¡es
\ dc ,.rci"p. o de . olor ¡zul oro.ap,rJiJ-.¡ c¡u< i. n ,. .< :.c.¡ j.
a menos de un kilómetro de un conal: tcjidos qu€ proclaman el consu
mo y el ocio. Estas ropas expresan perfectamente el srarrs de hijo de
familia acomodad¿, expresan que es una pcrsona pequeia sin la ¡¡ás
rnínima importancra cn comparación con sus padres, y normalmente
dcdicada a ac¡ividadesencillas de bajo starzs; pe¡o esencialmentc sc nc¡
indica que este niño según se nos pide que 1o veamos- es de un r¡¡.¡
¿e'ál más delicado que sus contempoÉneos.
CAPÍTULO
Moda y opinión
Todos los inrcr$es rerrcnáles del hom'
bn los rbrochr,los abotorrylo er
'IHolns C¡utrLL, .ttol n¿J¿t,J.
libro I, c¡pirulo VIII
A quicnes no comparten una Lengur o un di.rlec¡¡ lcs rtsult r JifíL il
comunicar cualquier idea a menos quc ésta se,r nru¡ simplc l"'r cl c''rr
t¡ario, cuando se reúnen personas quc trenen cn conrun l(i n)l() urr'r
lensua sino un accnto v un rocabul¡¡io L¡ convcrs¡ci¡in cnscguiJ r *
toria fluida y compleja. Asimismo, quienes comp.uten un lensuric Jc
]a moda saben lee¡ la indumentaria del otro l¡usc¿ndo en ell¿ illo¡m¡
ción sobre cuestiones más pcnonales y complejas que la cdad, el origcn
nacional o regbnal y la posición social Por medio de signos que
podrían pasa¡ inadve¡tidos pan un extraño, ellos pueden identificarsc
,nt. 1"r i.más .o-o
libenles, conscrvado¡es o reaccionarios'
v a menudo conseguirán -dicalis. adivinar incluso la profesión y los gustos cul
Aunque podria scr convenicnte, ya no resulta trn fácil distinguir a
l,,s alecr-s a un partido politico de los de ot¡o como 1o fue du¡¡n¡e
un rien'po en lalnglatcrn de1 siglo XVIII, cLrando los ¿Lúlgs llcvaban
lunrr,. ¡'^r ,,^ slilo en la mcjilh derecha y los torles" en 1* izquierda.
\,' ,1,,,,,r, .i,,,, l,',r 1.,\ opinioncs politicrs v socirles r menudo se
II I-[\GLX]I
DI I \ \IOD¡
rÍ(nrÁ Y or,^rÓ\ l/1
\1Lr l.¡ m:lnifesrar con clocuencia cn la hdumenr¡ria. Cuan¡o r¡ás unilic.rdo
y pcqueño sea el g,.upo. más suril y cxpresivo será, 1ógicanenre.
su lcnguaje. Una habitación lle¡a dc alunuros de secunda¡ia o uni,,-ersitrrios,
indunentariatrenrc hornogénea para un exrraño al grupo. se clasilica
lácilmenLc enTocÉs (jersci,s de punto grueso. camisetas v chaque
tas de su equipo, pantJones de depone), grrlls (zaparos de lestlr.
bolígrafos y tápices pr.endidos de la fopa, saf¡s pasadas dc modt. r/¡
s;es (pclo más l:rrgo dc 1o normal, raqueros demasiado grandes o gasra
dos, manroncs indios. etc.) y ios desgarbados e ingenuos,r,r*', (rop:
poco {avorecedora v gue les r,icne erande o pcqueñ:. eljdenrcmc¡¡e
comprada por sus madrct.
Mor¡s cosstnv¡oon,rs
Lrcluso en reunioncs que no son homogéneas en cuan¡o a ed¡d r
prolesión opcmr ciertas reglas generales. Los niemb¡os más consena
dores dcl grupo tendcán a usar ropa que según los criterios del grupo
es .conservadora", hecha con tejidos más pesados, de colorcs rel¿¡ir'¡-
nrcnte ¿p¡gados )' de cortu'rccatadoi en comparación con 1os demás.
esras personas vesrián dc torma más parecida a los adultos. Esro es asi
con independcncia de la inclinación politica gcner,i del grupo, v se ap;i.:r
por igual a un congreso
/
de las Hijas rle la Re.v'oiuc n Ámer üna;f:: qu.
a un puñado de adolcscentes en paro rcux(os e! una esquns.
Cu¡ndo cl grLrpo erhibe con¡o medie cL¡a¡c¡ra o rnl! años, sus nien,
bros nrás cons€rvad.,rcs, por regla gcner.rl, er.irarán las úi¡:n:s nolr¿¡
des. A menodo su ropa iú unos años por de¡És de la norl¿ d..
momcn¡o, m¡nilcstación simbólica de su apego a1 pasndo. Esro es par
ticularmcnte cor¡ún cn ambienres cducativos, 1. a juzga: por las r:t.
rcnci¡s liter¡.ias cn tai senrido sicnpre 1o ha sido. Por ejemplo cn ir
io\ela Dalnbq e h;ja, dc Cha¡les Dickcns. la anricuada pcJ.rrrerh d.l
n¿esr¡o de cscuel¡, ei doctor Blimber, qLrcda indic:d.r por su rntieu,r
do Lraje negro los pant.tloncs "con
acordon¡dos a lis rcdiil¡\ ! m.Ji.r,
ceb o:r,Je.ir.enJ, r.pó.r,rl.qr.." ,,o. . r
r /o./¿r,srin¿,¿r¡rn.,, : prlibns f.1ür;jf¡r6 :1,,,!!tr :
É, icl!¡ iurtnn. Crdr rdo d. t{.\ riF.¡ {l,,.Ll¡ idlrri,.rd¡ r,,:,1 r :,, rl .l
le es tnrpi! r, .uyr des.rif.ión rFo,ú L trlr.i¡ l)rl,o,¡\rL i¡r,:,, ,.. -
rr Drú¿Lrr: t nr A,¡rÍtu itf.,rr¡i,,. l)AR. ..r.,¡!.!r,, I , :
hF¿,t¡ncn.[ ¡rlheilrci iigi¡.,.] l(¡ ¡,,n.r,1,.¡,. (,,r.1 ..r. . , ,
r¿r.lu.i.ii.(rrJ¡!n!]r.,,,,r i,,.,,r,,.1.,.,,,,,
,.L1rl
ndoptado ya los p.rntaiones largos quc sc impusieron tr¿s l: Revolución
Frances¡, Blimber se ¡fernba a los pantalones po¡ la rodilla de fin¿les
del siglo XVIll. Ac¡ualmente se puede obscrvar cl mismo des{ase cn
las ¡euniones académicas. Hoy, Los pro{esores más pedrntcs y conser-vado¡es
aún 1leuan modelos de los años cincuentx: trnj€s oscuros de tres
piezas, camisas de teia de color blanco o azul pálido y corbatas oscuras
cstrechas. Las pous profcsoras que han sobrevivido dc csta época pa
¡ria¡c¿l sin hacerse radicales o feministas visrcn de una fonna igual dc
antigua.
Cuando 1¡ mode misma se vuelve de repentc juvcnil, l¡ resistencia
de las pcrsonas de na,vo¡ edad a abandonar es¡os estilos nnt;curdos es
más genenlizada. Esto ocurrió dcspués de la primera gucrra mundial,
y como resultado las fotogratias familiares dc principios de los años vcinte
muestran r menudo una extreñe n€zcolanz¡ de indumcntarias. Algu
nos de los sujetos de mayor edad visten en gnn mcdida co¡ro h¿bri¡n
vestido diez o quince años antes, y a menudo conseflan sus corpulcnras
figuras eduardianas. Otros protagonistas de la misma fotografía son
r¡ucho rnás dclgados 1. llevan hs cortas e infanriles modas de la /¿zz
lge. Idéntico lenótreno puede ¿preciars cn fotogr:fi:s de finales de
los sesenta, donde quiencs no compa¡t€n l¡ cultun dc la juventud lle
van elegantes ropas iormales de :dulto quc lorman un ortr¡ño co ttasrc
con c1 peLo largo y hs pintorcscas indumenta¡ias de sus famili¿¡es.
En algunas {otos dc csta épocr, miemb¡os dc difcrentes generacioncs
ni siquiem parccc que pertenezcan ¿l mismo país, y no digamos ya a
l¡ mism¡ familia.
Cuando h moda pasa de tener un aspccto juvenil r mostür un aspecto
dc nadurez, como ocu¡rió dunnte los años setenta, La transición
cs nás suave. Como l¡rs ¡uevos estilos frvo¡ecen a quicncs ya han cum
plido los treinta :rños, las p€¡sonns m¡dul¡s cnseguida los xdoptan, mienrrrs
<1uc 1os jóvenes ate¡tos e la mod:r pueden i¡ madurando con el1¡
/\lgunos adolescentes pueden seglir vistiendo dc fo¡ma inl¿ntil c inl,,r
m.n. pcro cuando salen del colegio y cmpiezan a buscar Lrabajo, que
1r'r 1rr ecnenl es eseso en estás ¿pocasi sucumben a Ia moda imper:n
rc lln consecuenci¿, cn las Iotognfias i.rmiliarcs casi todos los mayorcs
,1, viinrc años parecen perteneccr a La misma cultula, un signo clrro
,1, ,¡uc h.r remitido el conflicto genencion:I.
t72 !L LE\GU-{E DTJ L{ I4ODA
Er úrrmo ¡¡ DqAR DE LADo r¡ vrEJo
Un tipo especial de conservadurismo indumentario ocurre en aquellos
que siguen usando las ropas y los peinados que mas les {avo¡ecían
en su juventud. Este fenómeno no se limrta a quienes son conservadores
en Io político; de hecho, puede ser más gene¡alizado ent¡e los r¡dj.
cales, que carecen del mismo impulso por adaptarse a los tiempos. Se
ha sugerido que la edad de una mujer se puede fijar de {orma muy precisa
por su peinado, aunque \ala vestida a la última moda y se haya
estirádo la piel de la c¿i¡. Según esta teoría, las ondulaciones alisadas
de los años t¡einta identifican a alguien nacido entre 1905 y 1915; los
mechones lisos más largos terminados en rizos (coúo en los años cuarenta)
sugieren una fecha de nacimiento ent¡e 1915 y 1925. Las com'
plicadas estructums enlacadas de los sofisticados años cincuenta y el al
ternativo pero igu¿lmente o¡denado "cone
a la pluma,t de aquella época
aún son del gusto de muchas mujeres nacidas ent¡e 1925 y 1935, mientr¡s
que el pelo ehuecado, cárdado, peinado hacia atnis o que por cnalquier
otro medio se peina pára que ocupe una porción de espacio aéreo
superior a la que naturalmente le corresponde¡ía, como er¿ habitual
en los años sesenra, indic¡ una Iecha de nacimienro comp¡end;da enrre
194s y 19ss. Y aunque quizá sea dernasiado pronto para juzgarlq 1a
hay indicios de que muchas mujeres nacidas entre 1945 y 1955 var x
conservar los peinados lisos y "Sasoon"
de formas geoméricas de su
orime¡a iuventud.
Es* misma .congelación, del atilo capilar de la juventud también
se da en los hombres, que pueden segui¡ pidiendo a sus barberos lo
mismo de siempre o un ligero recorte durante cincuenta años, o al me
nos hxsta que el av¿nce de las entradas haga necesario un ajuste. Algu
nos de los primeros admi¡ado¡es de F¡ed Astaire que ahora andan por
los sesent años aún mn por áhí con une r¿ye lateral baja y el pelo de
la parte alu de la cabeza aplastado, mientras que algunos devotos de
Elvis Presley, que ahora andan por los cuarenta, conservan un modendo
tupé con briilantina. El peinado ahuecado del ex presidente Reagan
databa de sus días de actor cinemarogr:áficq aliá por los años cuarenta.
Como lo que se puede encontr¡¡ en las tiendas cambia con et paso
del tiempo, es más difícil y por tanto meros habitual afe¡r¿¡se a los
estilos que llevamos en nuestra juventud, aunque una prenda favorita
(quizá con poderes mágicos) podamos consenaria y usarla dunnte mrr.
'' r.irkl. dc r¡uid ¡D mud,os ri7,^ y.or lN r,ur,¡ "'''l'
trl. r,l\!,1 1II
Y___ --..i
En h ñúsi.¡lopJr h tup¡ 6 un i.di
üdors.niótico senc L¿ i¡dümeúr
¡i¡ y el pci¡¡do del inúrprctc le dice I su
públno lo que pued¿ slcff: el mnjun'
b decuüo co. flros tiá büb¡süsiertn
núsnr/,1&. el peimdó afro I el rnie d¿
lL,nr6 sisnifi.rn r,/, d.onjunio de vr
qucrc irdic¡ núiiú dc stilo ddry ¿,¿
D{¡¡m I clpein¡dó co¡ brillanrinr r .a'
niil psicodéliü, ro¿¡. A un múnco qu.
sepuise el ripo d¿ ¡op¿ i¡coredó p¡n
el rilo de músir que lne pr.bablenen
r. lo abucher¡irn p¡n qu. dsrpx¡e.¡rc
cho tiempo- En ciertos casos, el hecho de aferrarse a indum€ntaaas pas¿
das de modapucde convenirse en algo absolutamente neu¡ótico o incluso
p¡rolieicñ. fn l¿ litenru r. el ejcmplo clj'ico e' el de Mi* H¡vi*
h¡n er l¿ novcl¡ de Dicken' Crande" ¿'p¡nnza..r la q.re de:aron phntada
eldia de su boday no se quitó el traje nupcial dunnre t¡einta años:
lb¿ vesrida con ricos tejidos -srtenes, encaie ysedx todos en blan
co. Los zrpatos eran blancos. Y llevaba un largo velo blanco colgándolc
.lcl pclo, y en el pelo flores nupcialcs, pero el cabello lo teni¿ blanco.
tlintonccslvi que todo... lo qt¡e debe¡ía ser blanco, h¡bí: sido blmco
nruch" tiempo atrás, y habir perdido ei lusre, y cstabapagado y arna
rillenr,r Vi i¡rc h novir que h¡bí¿ dco¡ro del vestido nupcial se habia
,r,rr, hir.rl,, ¡,,,,,, rl ecstid.) y como l¡s tlores.
EL rINCIJ^JI]
DIl I A I\fODA
I1('' DIVTRIIDA O ¡UINAS ]NV'RSIONIS
Entre personas razonablemenre sensatas, el hecho dc que una indu
mcntad¡ concreta h¿y¿ que leerla como r:rdical o como conse¡vadon
depende dc muchos f¿ctores, entre los cualcs se cuentaÍ la edad y Ia
posición social del usuario, cl contexto social y la situación política y
económica del momento. En épocas de expansión, como los años sesenta,
la ropa en gencnl tiende ¿ se¡ más infantil, informal, inventiva
y dc colores más vivos. (Ocasionalmcnte se vuelve decididameme ridicula.)
En los anuncios se recornienda la ropa cara caljficándol¿ de "ex,
citante" y "dive¡tida"-
I¡s tonos apagados parecen monótonos y poco
rlcgrrr,..1.u,,1rierreore.óner¡l'..ri¿. u"u.poco..enrimelo.
rnás de dobladillo y menos vuelo en una falda, o una camisa blanca
lisa con un¡ co¡b¿ta oscun- se convic¡_ten señal de conse¡r.adu¡ismo
político ¡' soc;al.
L' rop.r ,er, il.r. in,ul',: ¡ Je."lore. neurro, quc cr e.ro ép".r
se denomina dc manen eufenisrica .clásica,, cs el distintivo de los tiempos
de crisis o de deprcsión económica y social. En ralcs momentos
las palabras que más de moda cstuvie¡on en el periodo amc¡ior ¿su
men connotaciones negativ.ls. (Excitante" y "atrevido'
están p¡sadas;
la "ropa
diverrida" del año anterior p:rece ahora esrafalaria y ridícula,
y una originalidad excesiva en el vesrido sugiere que lapersona en cuestión
es poco de {iar o que no consigue captar las realidade seri:rs de
la vida. l,os colo¡es vivos y los estampados visrosos pareccn chillones
o incluso vulgares, y las estanterías de las rebajas se llenan de repentc
de colores ¡ubí, violeta, nannja y cachernira ve¡de esmenlda, asi como
de vestidos, corb:tas y camisas con estampados I rt Noa'le¿ q.ue natllc
qulere.
La ropa chillona y llamativa puede estar de moda en hs épocas con
serv?dons, pero sólo en lugares muy concretos, de los cuales el mejor
ejemplo actual es la dhcoteca. Una de lar ca¡acrerisr;cas de ur¿ e¡a con,
scrvadora es que las ropas y las costurnbres diu¡nas y nocrurnas, o for
males e informales, están mucho más difcrcnciadas que en orns épocrs.
En el siglo XVIII, por ejernplo, los modales públicos de Jx person:,s
que vesrian á la moda emn sumamcntc formales, y su discurso cn 1os
actos fo¡males cra ce¡emoni:l y rebuscado. En privado, o en ocasiones
menos oponunas, se dejaban de lado tanto el ves¡ido formal como ios
modalcs fo¡m¿les. Cuando se quiraban las pelucas empolvadas con bu
cles dejaban al dcscubieno un caballero rnu¡, bajito v con ñccucnci.r
dcsgreñado; de igual rnanere. cuando los honbrcs v i.,' ¡,,¡,i,
',.,1,1'i
Ld p¡dres ] lóshiros, en ls f.ú$¡ií¡ fj
nili¡r.s t.ma.ls.n Ld ai'osrrEnla, ¡ k
.es p¡r..ír,tne pcrEne.ies.n ¡cültnñs¡¡
un¡¡ e,ncLuso x ptris6d¡ti¡io\' Crlito'nE
L9l2 lobsr¿Jí¡ de BilL OF€ns
glo X\rIiI no conversaban en prosa dieciochesca' su drscurso era grose
menudo hast: oDsceno.
'D"raí¡e la revolución culturalde los años sescntay setental cuendo
ia rooa de dia¡io era una espcci€ de disfmz, vcsrirse para ir a una fiesta
con irecucncia no sisnificata más que poncrse una camisa limpia o la
camisa far-orita. Ho¡en día se puede llegar a producir una tr¿nslorm¿
ción completa, pues los hombres y muieres ióvenes se despojan ansiosos
del uniforme gris o azul marino con que se hrbian <vestido Para
e1 éxito" 1' 1o cambian po¡ indumenta¡ias de baile que, aunque a veccs
abu¡de en ellas tanto eicoLor como la ropa de una década antes, sucLe¡
ser nás caras y de co¡te más recatado que aqLréllas
En époc¿s áe in,ruie¡ud v de conse¡radu¡ismo hay una preferencia
por los valorcs só[ios en ;das las árcas Las prendas caras (una chr
queta de pclo de camello, los diamantes, un ab¡igo dc piel) sc anu.ncian
n" c,,m" l.i,,s e¡rocionrntes sjno como inversiones", t¡lisma
"buenxs
res,ru,,1 r'.ir' ., quien los licve .una sens¿ción de segu¡idad". Se prefic-
,,,, ll,.,,r,,',,1,. v,li.rs¡rcto sólid¡,; los r¡uel¡Les suelcn se¡ Pesados
176 EL II\GLIAJE DT LX \ft)I)\
de los Est¿dos Unidos especielrnenrc en los de los partidos m.is .,,1
senadores- hay un llamarivo predominio dcl rojo, el blanco y cl ¡,'rl
nl¿rino Cuendo ap¿recen en relcvisión, los c¡ndidatos políticos estadounidcnses
c.rsi siempre lloan estos colorcs en combinación, aunque
el elemento rojo (sin lugar a dudas por sus asociaciones marxistas) sc
sueLc mantene¡ en niveles minimos-
Moo¡s n¡¡tc¡t¡s I rrsrnu¡s
rt.n.n¿ rterqtr¡, ñ:tuJ! ¡f r¡ri.t¿nle. uerabtr nre.udo r.pr d¡l o..:. ¡.1 r;ro.óu:¡¡ ¡. L
peli.ultr", r..fdind.r¡s ¡ norlLror J polblemenr¿ tr si Di!¡o s! trpJ lrnológiro dr r:
luen t¿ne'¡so. l'or sutu.s(o. iu¡.x 1u¿ rquerc, F¿r. trho¿ri.n. !n .¡i.h. a ru.g. .an ¡l
indomenúrir. r.nreñlír ¡. Mi.l,3.l Erar publi.rdr ¿r el .\i-r ln,¡ ¡t,¿r, trsl
y a nenudo de estilo antigm. Si c1 vinje hacia los valores conse adores
es pronunciado, cualquier originalidad o infornalidad destacada en
el vestir puede indicar radicaiismo político 1-lo social. La pcrsona cuva
ropa se vuelve más conservadora pucde, pues, estar respondiendo sinplemcntc
al espiritu de los tiempos, o pucdc estar expresando un cam,
bio en su propia imagen, o ambas cosas. Cuando lnnmv Carrcr llcgó
a la prcsidcncia de los Estados Lnidos a mcnudo se 1o forografirba con
pantalones vaqucros i, un jeLsev de cuello al|o. Aproxinatlamente un
año después, sólo se io veía con rújes oscuros conr.encioneles.
Cuando una óp,.lca de crisis va acotrpañada, cono ¡ menudo ocu
rre, por una creciente xenolobia v un¡ desconlianza o em'idia hacia las
otras nrciones, puede lieear r producirsc un rechazo roral h¡ci¡ los estilos
i' l.rs prendas dc vcsrir extnnjeros. Ya lo se 1leva dar Ia impresión
dc quc nuestn ropa está hecha_en fnncia o en halia. o que esrá inspLr¿da
en cos¡umbres narivas de Al¡ic¿ v Asia. A¡res l¡ien. ia moda mir ¡
bacia cl pasrdo de la propia nación cn busc¿ de inspiración.
Otro dato quc nos puede servir de guía sobrc cl tcmperaurenro po
lítico y Ia imagen internacion¡l de un qrupo o de un jn¡li. i,luo c, ,l
sndo dc rcpro(lucci(in de los.olores d¡: l¡ b¡nJi,r ri. ., "i.,',.,r,,1,.r
Acrr¡l¡rcn¡,. cn 1,,s conqrcs,,' ¡',1iri,," r,,,r,,,, t,
',
,
I
¡
l-
I
E1 tipo de radicalismo politico que conlleva una idenrific¡ción con
ta chse obrcra a menudo se cxpres: en et uso dc ropa.de ob¡ero": mo
nos, camisas tejanas, botas gru€sas con puntens reforzadas y en casos
ert¡emos los unifo¡mes arrug:dos de algodón de color azul o gris de
1os campesinos chinos. Entre los jóvenes, los monos de pero son el sig
no actual del radical politico o social intr:nsigente alguicn que todavia
acude a las manifes¡aciones de proies¡a, que sc rnoviliza conrra las visi
tas de jefes dc Estado extranjeros y/o que vive en una comuna radical.
Para que sea significativa, la ropa dc obrero se debe llevar como un
conjunro conrple¡o; una sola prenda combinada con más ropa dc mocla
simplemente sugerirá un toque dc sofiticación. La indumen¡a¡ia ndic,¡l
cs también su¡ramcnte efectiva en situaciones donde constituye una
Af¡en¡a Osrcntosa: un¡ li€sra dc eriquetaj una rcunión f¿mili¿r conscr
\?dora, una r€unión de negocios. Cuando sólo se llcva info¡malmen¡c
en cl campo o en el barrio, etr:dicalismo de1 propier.rrio suclc ser más
una cuestión dc conpromiso privado que de compromiso público. Un
caso especial es la tcstimenta de obrero que tanto gusta a elgunos pin
tores, cscritores v músicos ¡ más recienrcmcnte, a direcrores cincrna
togúficos v reatnlcs mienrns realizan su rrbajo: lo quc Antonia Frxer
hr denon;nado el d¡fmz dc Jos a¡tistasr¡mbién-son tr:rbajadores". Para
rl pintor o e1 cscuhor esta ropa riene, por supuestq vent;Lj:s prácticas;
.u ,rc{opeión por parrc dc quienes tienen por herr:mientas cl 1ápiz 1'
, I p,rpcl. o por p:ne de acrorcs y actrices, es purarnente simbólica. A
r,¡ is h i¡durnenrari¿ de estos <nbajadores,' sólo es superiiciai o sim
lr',li¡.rnrrntc ¡utln¡ica, co¡no cn Other People's irlo/.^ (19s0), de \til
l¡,,, r, rr,¡ Ll¡,nt[,c rlcscribe ¡l dircctor de una película de televisión
,. 1,,, rL, ¡r r,ri. L.jrrr(t. r[)jjrn.lrf.roquc
,', r,l, ,:li i,.,,¡,,,1.1
I ;lj EL L!\ctr¡T¡ Di L,1 \l.n,.1
de ral ropr de Lrahjo, e1 mono o: de panr colo. grnuza, h canrsr.
de cLLJros gnndcs rojos r rzules. Llcrabr botas qrc c¡¡n intrecuer¡c.
por scr dc color plrta; v rlcb¿io de c¡da sobaco, en color ganuz3 3 rue
go con cl mono, hrbir unos parcles cosidos quc par..i¡¡ sinboli,l,
l¡ exreción dc sudor de un obrcro.
No cs ú¡ic¡nente a conservado¡es i' radicales a quicnes se puede
identificar por la ropa. Las opiniones centristas quedan aProPradamente
indicadas con pre¡das suares, cómodrs, calientes (tibias más bien,
cono sus ideas), dc colores agndablcmente difunlinedos (las mezchs
rojiz.rs son Lrs favoritls). En GIan Bretaña los socialistas de la genera
ción nás antigua también llevan este tipo de ropa lor otn p:rte. el
ext¡emismo, tanto de izquierdas como de rlercchas. tiende n cxpresrse
en lincas angulosas, tcjidos fuertes (a nrcnudo brillantes) y colores de
tinidos.
PRorLsa socIAI-: rL PUNí ¿oof
/')
La protcsta y el descontcnto social ¡iendcn r adopur alguna indu
mcntaria c.tr¡cterística. l ns lxatniks- lc:s teddl bols y los zoo r srr irer dc
la posguerra; los zrods, los ¡oc,t¿¡r de los cincuenta, los s&rrr."Á 1' los
órp¡ies dc los sesenta, todos sc .'xpresaron clocuentemente cn cl lengu.r
je dc la moda. Hoy cn día el alejamiento de los velorcs comunes 1rl c\-
ponen con igualfluidez los estilos que en un princ¡ mornento se llamaron
prnk y mí adcl¡n¡e ¿et¡ ¿-¿¡,¿.
EI pnnk ktok original ap.rreció en Lond¡es ¡ fin¡les de los setcnt:.
entre rdolesccnres de clase obrcn con empleos nlarginales o descnpleados.
Sc caracrerizaba por el pelo muy corro reñido en colores llamatj
vos n¿d¿ n¡turales, con l¡ecucncia un ama¡illo muv p:ilido, a reccs ro¡o.
verdc, nannjr o azul. La can la ller'¿ban crnpoh'ada de blanco páliCo.
1os ojos muv ncgros y los l:bios mu1' pinrados En cuanro a ia rop:
el rojo, cl ncgro,\' el b1a¡co eran los colorcs Prete¡idos l-osl¡rr:tr lle'::r
ban cazadons dc cuero negro y pantalones decondos con ¡:chuel:s n¡cr,...r,)..
,rl erb.u- ' ¡: ¡ri'<1..
ncs violentas y/o pornográficas, a ncnudo de viol¡cir¡ncs v .rsesrna¡r¡'.
La ropa rasgada,v rn.rncharla ar¡ificialnen¡e, sutcre con !¡ormcs 1r1r
perdiblcs, dejab al dcscubierro porcioncs de carne pilii| r rnlrrmrzr
que a rnenutl,, rc reír m¡cull¡d¡ v co¡ ir¡ñ¡rr,\' Lr.t' (r, ' r" , r -)r ''
¡,cfirirl,xcr,, l,r.rlc¡,¡ rl, ¡,rr,,,, r1i 1,i.i,,"'
rln-,i¡orlqu.¡rrsó.dCnnB¡.hñrrtnrn6¡¿l$ften¡trtenirl.rfi¡trlid¡¡ rlo co¡sigriód(
!¡rot¡.nr.i!n$ F¿nu.b¡I..r: r únÍrpuefus Aü¡qüc {. orig nó ..tr. r¡ol¡5.¿¡(( d.
.l¡r¡ r:!¡ild!n, p¡onro lo.opi.rrcn nru.Los ó\Én.r d. cl.¡c nd i¡,v ¡lrr. rlguror J! los dJc
rirJ,lrür ¡qtri .!¡ trn Jnhu britrnk úorpler.
¡ode¡ndo el cuello v se LLs¡br prra atar una pie¡na a la o¡r¿. L.rs chic¡s
pr# también podian llevar es¡a indrLmcnraria, o podíxn v¿ri¿rl¿ con
pantaloncs cortos, fallas con una ¿bertur¿ en el lado, suéteres dc ango'
ra ceñidos y sandaiirs de tacón alto; sus amigos prcferían las botas mili
En el lenguajc dc l¡ indun¡entaria, esto e¡¡ una demand¡ de arención.
asi como un grno de rabia contra quienes deberían haber presta-
Jo atnción a estos jóvenes en el pasado, y no 1o habían hccho: padrcs
¡ue eran demasiado inmaduros o que estab:n demasiado agotados;prol.sorcs
y rnbajadores soci:les insensibles o incapaccs; un estado tlel bie
n.sL.u :rl que prrecía no interesrrle el bienestar de estos chicos y quc
,,,' rtní:r rnb:jo pan cllos. L¿ jndumenta¡ia de mo¡o¡ist¡, las cadenas
.r',rrl¡ill.,.,l,.rlcir¡r. l.rs manch.rs de s.rngrc,v les cicaLriccs
' auténti
,,.r,,rir,1., l ¡1,i,i,i,r,1.r.,,n..r(,¡i,rnconofin.rlid¡dofcndcr
180 ¡l I_¡NCLrAJ! D! LA ItODr\
y amenazar. EÉ necesario llegar a estos extremos pa-ra conseguir algu
na reacción, porque la ropa de calle de finales de los sesenta y princi
pios de los setenta ya era bastante extravagante, y porque el hombre
v la muier normales estab¡n muy familiarizados con la violencia y el
sexo por los medios de comunicación.
Ai mismo tiempq otro s xpec"os del pank look solicitaban no sólo
atención, sino también el cariño y el cuidado que damos a los niños
muy pequeños, especialmente a los he¡idos. Después de todo, ¿dónde
sj no habíamos visto antes ese pelo al estilo de los pollitos, esas caras
plidas arañadas y esas rodillas peladas, esos pantalones y esas camisas
r¿sgadas, esas chaquetas y esas botas de talla demasiado gnnde o dema
siado pequeña y a menudo rncdio desabrochadas? En cuanto a esa ma¡
capzai que es el imperdible gigante atravesando una mejilla o el lóbu'
1o de una oreja, no podía menos que recordar a todas las mad¡es ese
terible momento en que le clan¡on uno idéntico a su hijito querido
en lugar de al pañal. La cadena que unía una pie¡na a la otr¡ no só1o
sugería violencia, esclavitud y pervenión sexual: tam6ién obJigaba a
quien la llevaba a andar con los pasos cortos, mcilantes y conmovedores
de un niño cue empieza a andar.
Era este doblÉ mensaje, procedente de un bebé cruelmente amenazador
e infeliz, lo que h acia áel punk ktoh algo tan pro{undamente perturb¡dor.
La mayo¡ía de los estilos nuevos sólo caus¿r so¡presa, des
dén, diversión o admi¡ación; el punh look provocó simultáneamente
sertimienrcs de rabiá, culpa, compasión y miedo; era una moda que
alanzaba hacia 1a protesta política, posiblemente hacia la acción poJíti
ca. El reciente equivalente estadounidense, conocido cono neu aate,
es una ve¡sión adulterada de su original, de intención más teatral que
se¡ia. No está asociada cor la clase ob¡er¿ y da menos importancia a
los símbolos relacionados con la figur¿ del bebé heridq lo que es lógico
dado que los niños estadounidenses tienen mrís posibilidades de sa
lir malc¡iados oue de que se los ab¿rdone. La noda new w'aw, ade'
más, se suele [*"t di no.h. para ir a {iestas, bares, discotecas y
concjertos; r3¡a vez se muestn en público de día. Por tanto, como er¿
de esperar, el neu rta"..te looh ha protocado relativamentc pocos agnvios;
su principal mensaje parece ser que algunos adolescentes están abu
rridos e inquietos (¿dónde está entonces la novedad?) y buscan emocio
nes baratas y relativamente seguras.
MoDA Y orrN(lN
Cor¡¡orutroro soclAt: ¡L ptE¡pir ¡¡)ox
El ot¡o estiio emergente de finales de los setente, el dcn,¡nrin,r,t,,
preppie look, tvro sr origen en Noneamérica en lugar de en Gr:rn llrr.
taña y no expresaba protesta social sino confo¡midad soci¡I. De hcch,,.
no era un estiio nuevo. sino un renacimiento de los estilos suburbanos
estadounidenses más convencionales de los años cincuenta v o¡incipios
de los resenta. lo que en aquella époc: .e llamó " nrod¡' oe club de .¡m-
po". Fue muy popular en los centros de la ft.y league: en Ia obrz de
Ph,tipR orh Goo¿fu Col"mhs (r959),8rcn¿aPztimkin, la bella alumna
de Radcliffe* entusiasta de los depones, suele ir con bermudas de colo¡
ma¡¡ón, un cinru¡ón de ranán y un polo blanco con un pequeño
cueilo vuelto.
El preppie look se catacterizaba por el tipo de ropa que usaban los
adolescentes de los ca¡os inte¡nados estadounidenses y can¿dienses:
treeeds, txrtenes, bld7,ers, jerseys de lana Shetlancl o Fair Isle, pantalores
de terliz, polos, camisas de tela Oxfo¡d, de madús y de franela a cua
dros grandes. Todas estas prendas seguian las reglas normales de la indumentari¿
conservado¡* estaban fabricadas con tejidos relativamente
pesados (por lo gene.¿l naturale$, emn de diseño anticuado y dejaban
poco espacio al gusto personal o a la imaginación. La elección de modelos
era sumamente limitada, y para que fuesen co¡¡ectos todos tedan
que l1e*r la etiqueta del fab¡icante y proceder "co¡¡ecto"
de la tienda
<co¡rect¿,. Se preferían los colores simples primarios, haciendo hincapié
en la tríada patriótica compuesta por el rojo, el blanco y el azul,
mís un mxrrón neutro. El objetivo era dar la impresión de que no sólo
tú sino toda ru familia llevaba varias genenciones siendo rica e insuls¡,
negando y al mismo tiempo, po¡ supuesto, sugiriendo una inquietud
social profundamente araigada.
Io que distingría al preppü looÉ de los modeios de club de crmpo
de los años cincuenra er¡ la identidad de sus usuarios. Estas prendas
info¡males las lleoaban ahor¿ no sólo los adolescentes de inte¡nados y
de cienos centros educativos. sino también oe¡sonas en to¡no a los t¡eint¡
o cuarenta años, muchas de las cuales no habrían sentido el más minimo
inter& po¡ este tipo de ropa sólo unos años antes. Por otra parte,
el prepp;e look ya se podía ver en lugares y en ocxsiones que en los años
cincutnrr h:rbrian exigido una vestimenta más formal. Se podía ver a
¡r7,¡,a. ,lc.rrrh,s scxos vestidos con camisas de madrás a cuadros, pan'
\. , ",,1,r',-1,",,",1, r,ir' t,,
II
II LINGIIAJI D¡ T,\ TmDA
ulmes de terliz ], suéteres Sretl¿rd conicndo en elegantes restauI¡nr"-s,
en 1¿s o{icinas de grandes emprcsas v en fiestas nocturnas, así como
cn aLrlas y pist.rs de tenis.
Aunque los elementos que componían elprep¡ie /r,oÉ estaban pasados
dc moda, éste teni: cie¡tas carac¡erísticas originales. Una era la cos
tumbre de 1o que sc llamó kyering:llevar trcs, cuat¡o o inciuso nás
capas dc tcla sobre la pane superior del cuerpo. Un prepple
"isibles podía
llevar (de dentro hacia afuen) un jerse-v de cucllo vueko, una o dos
camisas de algodón, un suéter de cuello redondo, un chaleco dc plumón
o un blazer de I¿na y un abrigo amplio, a rnenudo con una gnn
bufanda de l:n¡ cub¡jcndo el conjunto Con estc agobiante Lynzg pucde
que se prctendiera en pane consumir dc forma ostentosa, pero irmbién
se sugeria preocupación por la crisis energética mundial ¡. un sen
timiento t¡n intcnso de ansiedad por calentarse y por la supervivcncia
que, en rclación con ella, hasta las atlas y las oficin¿s estadounidenses,
pcsc a lo alta que suele estar la calefacción, parecían frias. Un efecto
secunda¡io de esta acumul:ción de capas de ropa fue que sc desdibujó
la imagen corporal e incluso las dife¡encias sexuales, de tai forma que.
excepto por 1: longitud del cabello, con frecuencia no se podia distinguir
a un joven pre¡ple de una joven ¡rqppie. Cuando proycctaban al'
gún tipo de:ureol: sexual, és¡a e¡a de sano atletismo o de zalameria
prepubescente: una especie de calor de oso de felpa.
La otm caracte¡ístic¿ sobresalicnre de la moda p?epy'iera €l uso que
hacía de botonaduras innccesarias. Los zapatos iban adornados con 1¡
zos, corchet"s y pasadoresin función alguna; los pliegues de las faldas
sc sujeraban con imperdiblcs o con hebillas; tiras dc cue¡o o de tela
aseguraban inneccsarianrente los puños de 1os guantes, las pretinas dc
f:ld:s y pantalones y ios hombros de los impermeables¡ hasta 1os picos
dc los cuellos de las canisas se abotonaban p:ra que no pudieran esca
parse. Ropas como ésra son un signo de que se está lirnirando o rcpri
miendo algo o a alguien. Significativamente, enlz ropt punh aparecia
una cantid¿d ¿ún nayor dc botonaduras, pero aquí cl ciecto era de vio
lencia y energia sexual apenff control¿das. Lá5 ubicuas crenaller:s ¡a rrk
nornalrnenre se dejaban bajadas, y los imperdibles cogian prcnda r.rs
gadas y de pequcño tamaño que parecían a punto de desprenderst rlcl
cuerpo d.snudo; atravesados en 1a mcjilla o en un lóbu1o sugerian quc
la carne misma se estaba abriendo. Aunque el look de prEpies v pL'nl':
er¿ en c.lsi todos sus detalles igual de dispar que las personrs quc [^
lleval¡an, aml¡os estilos ¡ransn¡ni¡n sinrbólic¡n. ¡t I.r .,,rs
t i,',rr ,ir rL¡,
mundo. o Lrn¡ ¡c,v,n.rliJ.rLl.,n"ri,, ¡r'1ir,,,,1,,r,,,
" '
rtrs opiniones poliri.as I só.ialcs nás bic¡ cow¡¡¡n¡n:les s¿ nrd,ún .on ¡opa ius., .ó¡¡i.l
. Lrno:r. mienrd: quc ¡l.xt¡m no cicnLlc r *prts*e en l¡tr müdds, tidos br l1.rt6
.ol. l.(¡i. F.rgmen¡r ,lel.ómi..\'lr. \ilbe¡i D,¡r}.. ¡.losr sú¡¡io¡d¡. i979
'
El] c.\¡Erro: cABrzAs R¡DoNDAS y clvr¿ftas
Como s¿be todo el quc ha,va conocido los años sesenta, ios pcina-
J,x (cs¡cci.rlnr. nre los de hombre) pueden ser un inportante indicr
J,'r 1,,'liri,,, l),\,1. {t,,c Io\ ronanos corraron l¡ ¡relen¿ a los miem-
I,,,-,1,,,,,,, lL, l,i,L'.,r.¡,1,,..¡¡tu,¡n,np,rr.rel nucado dc csclavos,
,11, 1,,, ,',,1, 1,,'i"',,.,1 l,¡ L,n.i¡n,¡ dc scnidumbrc. 'i,1,' ¡,
r!, ,.,, ,, ,',, ,, ,,,, 1,,,,,r1,1,,1 I ,,,r,i,'i,',le \í,r)i\.r() t,.l
184 !L II:IGI]AJT DI IA ITOD¡
pelo cortado al cepillo de los mihares y de los presos, y las cabezas
afeit:das de los rnon;es, implican reglamentación y disciplina, ya sea
impuesta desde fuera o autoimpuesta. lor otra parte, el pelo más largo
de 1o norm¿l ha indic¿do siempre libenad y libeninaje. Segin sea 1a
longitud que signifique lo conse¡'ador o lo r:dical dependc, no obstante,
del esrilo de la política de la época.
En ia época de la guerra civil inglesa el ndicalis-o em iustero v
sc llc'r,aba el cabello corro. A los seguidores puritanos de Olir.er C¡om
well se los conocía como redondaw por 1o cono que llo'aban
"cabezas
el pelo; sus xdve$xrios realist^s, o cáraliers, que vesrian lujosamente y
disfrutaban de los placeres de la vida, llevaban el pelo largo y rizado.
En la puritana Nueva Inglaterra, y¿ en 163,1 sc promulgó una ley contra
cl uso dcl pelo lago por parte de los hombres, y más avanzado el
siglo los super-visores del Harvard College prohibie¡on ¿ los estudiantes
lleva¡ rizos o cmpolvarsc. La asociación cnrre radicalismo ¡' pelo
corto se prolongó hrsta el siglo XVIII. Muchos líde¡es de l: ¡evolución
:meriena ¡' también 1os jacobinos franceses 1)evaban pcinados que en
la actualidad apcnas parecerían un poco desgreñados, mienrras que los
torles y los aristócratas gustaban de llevar largas y sofisticadas pelucas
cuándol.s B¿¡tld s¡lrtr.on a l¡ irN¡ ,n1c.nr.i.nxl, sus ¡trPidos Ilcluillo\ v ntr ürres !n 'uclo
innrb¿n.on crsi tot¡l exr.tnud lo que lor n ñ.r brráricos v $udoun idenss dc blena l¡milü
y de ponerse polvos en la cara.
5c ponir¡ prc i.d¿Jiera.N. obsx¡rq crr in¡umcnairs $ !ú'ibhn peltgrÓ$¡rnte
'uno
El movimien¡o ¡omán¡ico introdujo un nuevo tipo ndical de pelo
*iid.,. i".q"" ..'..*b." qE John, l¡ul, ceorgc I R,ngó no t¿nhn lrcmión d"¡ ¡ Pürevuelto.
Lrs jóvenes más os.rdo se cepillaron el pelo al revés a propó
.i"o ,lue* h"biu co'*dno rsínnmos ¡au¡úblico
"..
los priilesiós --'. "¡'"t,-
inhú¡; -.".*,¡1.". ¡lcl iueso ¡unioso y.lc la ntrniierrión lib.e,l.los imPulsos
sito sólo como señ¡l de su independcncia rcspcc¡o a la rest¡icción convencional.
Las greñas que nos ¡esultan familia¡es por los retratos de 1os
poLi¡ic¿ masculina se podia dete¡minar a la vism de la Longitud del c:
poetas románticos ingleses se asociab:n en la mente popular con 1as
tello y de las patlllas (el pelo femenino, pan alivio de muchas muieres,
simpatías radicales y también con la licencia poérica. Hacia finales del
er¡ trenos comunicarivo). No obstanre, con clprso dcL riempo hubo
siglo XDa un hornbre cuyos rizos fuesen inusualmente largos debla ser
ol¡e rD,i. ¡r unr '.c¡rr r,j, .¡t'h. I r rn nom, rro d¡Jo. rl td.Jor de lq-0'
escritor, artista, músico o especialmente si también llcvaba barbaun
revolucionario anarquistr (posteriormente, un bolchevique o un co
en los ¿ños cincuenta los hab¡ia m¿rcdo como ,e¿¿riÉs locosi+ y mu
.olo Lo' c"nscr'¡dor.' -nj. r...r'c r-¡nr, ' lrn¡b¡n .or,' Jc pel" q'e
munista). Estas ¡sociácioües todxvíx oper¿n cn la xctualidad, ¡unquc
chos ndicales sociales y politicos comprometidos iban por ahí con el
muchos arrisras llevan,va ei pelo bastante corto 1' la población masculi'
oelo a lo afro de un met¡o de largo o con melenas lacias casi por la
na de paGes como Rusia y China m con el pelo paieitemente corto.
cin¡un. El cabello había adquirido ral importancia simbólica que una
Aunquc c1 pelo corto cn un hombrc al que no se conside¡e a¡tls¡a
comcdia musical de gran &ito esraba dedicada por cnrero x celebr¿rlo:r'f
ha sugerido durante rnuchos años puntos de r.ista r¿dic¿les, no sc puc
En los años setenta, confo¡me disminuía el D'rom econónico y el
de decir qt'c haya una longirud absolura que esté e¡ relación con un
clinr de opinión se hacía más conservador, el pelo de los homb¡es emy,c;,"
.r,,'ntr.rerse, y hacia finales de 1a década apenas er¿ un Poco más
cierto gndo de radicalismo; lo que cuenta es la longitud relrtila. l n
un mundo de cortes de pelo al cepillo y dc pclo corto por dcrr.is v p,,r
los lados, los pulcros pein¡clos de los p,imcrx ri.n,¡,^ (1, 1," lj(.¡rló
p.r'r.r.' ,,1. 1 .l',.'.
'r.r1'r'l;
',, ,'."i"'. r '
,"" t l
.ul,,nqirrrrl. I),,,.rr, l,\\,\,,,r.r r ¡, r,i¡,r,' , .' L, "1,t,"¡,'r
1116 r:L LrNGL^t! Dr L^ r\foDrr
largo, :runque algo más abultado, que en los años veirte. La va¡iedad
cra ahon mucho menor, pero aún se podía clasificar los peinados como
conse¡vadores o ndic¿les. william Thourlb¡ uno de los nuevos "inse
nieros de vestuario" estadounidenses, adve¡tía a sus alumnos que para
casi todo el mundo, .el pelo largo denota un estilo de vida anísrico,
estético, romántico e informal. La disciplina, la seriedád y la étjca emprcsarial
no las sugieren el pelo laqo... Todos los estuüos que he conseguido
encontrar indican que en la sociedad estadounidense las per:o
nas de más de cuarenta años no se fían de nn hombre al que el pelo
le cul¡ra las orejas o ]e sobrepas el filo del cuello de la camisa".'
En cuanto a las mujeres, el principal mensaje del cabello ha sjdo siemprc
dc tipo sexual más que po1ítico y social, aunque en ocasiones ha
asumido por asociación un signficado politico. De la muchacha gue
se cortó e1 pelo dunnte la segunda década de este srBlo se sospechaba
que deseaba e}derecho al voto y otros tipos de libertad más personales;
y en los años sesenta un peinado afro espeso en una mujer podía ind;
car radicalismo político además de gustos contmculturales. Más gene-
:lnenre. la" muiere' que lle'ar el pelo er rizo.,onpa,ros o muy re.
cogido (ya sea con redes, con sorros o con horqui[as) sugieren hábitos
de dominio de sí mrsmas que van acompañados de ideas conservadons.
Entre las mujeres estadounidenses y británicas dedicadas a Ia poJí
ticx, se puede observar cómo l¡s afili¡das ¿ los partidos Conservador
y Republicano llevan peinados más estilizados que sus adversarias de
los partidos Socialista y Demócrata. I-o mismo se puede decn de las
esposas de los polít;cos, a1 nenos de las que simpatizan con la ideologia
de sus maridos.
L¡ ¡¡¡g¡ v LL glemt: D! LA \I¡TUD A LA \'[rANiA
A lo largo de los siglos el pelo facial masculino ha proporcionado
grandes oponunidades para la expresión de 1a opinión. La barba co¡rida,
por cjemplo, ha significado según las épocas autoridad paterna, ins'
piración espiritual, violenci: radical y genio anístico, quedando deter
minado su significado particular por otros dealles de la indumen¡a¡ia
y el aspecto físico, y po¡ si en un momento dado las b¿¡bas se conside
nban o no respet:bies. El pelo facial también ha sido a menudo un¡
guía sobrc 1a profcsión de las pcrsonas. Se podría escribir un pequeño
1. Villi¡m fhóü¡Ly, r,,,.1r¿ Vbtl vaa WL¿: /¡.^¿r ¿, /rML. t,,¡.. t,,1-, l0/, ll.r
MoDA Y ol,NlóN 187
tratado sobre el significado de los diversos tipos de barbas y patillas
de finales del siglo XtX. Tal ob¡a inclui¡ía las ba¡bes bíblicas dcl lider
rcligioso; las barbas rectangulares de ingenieros y ciendficos como Char
les Darwin; las espesas pero bien arregladas barbas de los oficiaies dcl
ejército y 1a marina; la barba puntiaguda estilo Vandyke popular entre
a¡¡is¡as como llhistle¡; las patillas largas o lzndrearíes" xoctzdas con
nobles y estadistas ingleses como Gladstone (¡ de fo¡m¿ mas sutil, con
los clérigos); y las barbas largas y desgreñadas dc poetas como \fhit
man, I-ongfellow y Tennyson. I¡s representantes imaginarios de las naciones
también usaban estilos tipicos: a John Bull se 1o podía reconocer
por sus patillas rizadas y ondulantes, y alTio Sam por sus dispersas
ba¡bas de chivo blancas.
En la década de 1880las barbas y las patillas comenz¿ron a encoger,
dejando a menudo un rastrojo de pelo encima del labio superior. También
en esto había muchos mensajes y muchos estilos posibles. Un bigote
podía ser ancho o estrecho, cono o largo, poblado o ralo, ¡ecto
o forzado a adoptar sofisticadas formas. El gran mostacho cuclasopas
o bigote de morsa era el preferido de los oficiales del ejército y coloni
zadores del Salvaje Oeste y, en una versión ligeramente abrevi¿da, del
antiguo oficial del ejército y supuesto coloniz¿do¡ Theodore Roosevelt.
El bigote tipo manillrr con su c¿ída bar¡oca y sus puntas encres
padas se asociaba con los b¿rberos y por tanto (como todavía ocurrc
hoy) con los cuarretos de barberial"' El bigote fino retorcido era con
frecuencia el preferido de aristas y músicos, algunos de los cuales t¿rn
bién consenaban la barba larga, estrecha y afilada, o barba ;mperirl.
Segín el Chronicle de Chicago de 1903, en cl bigote se podír lccr
el carácter y también la profesión. Las puntas hacia:rriba inclic,rb,rrr
'mnidad y dandismo; un bigore de pelo grueso y duro, quc parccír rcforzar
el tradicionalmente rigido labio supcrior, indicaba estoicisno.
La sensibilidad y los gustos artísticos se m¿ni{est¡ban con un Lrigotc
suave y sedoso, con las puntas caidas. El egoista tcstarudo llcvaba prti
llas largas y estrechas, mientras quc las del caballero refinado o crudiro
er:n tupidas y reconadas.
A la lista se podrían añadi¡ cienamentc 1os largos bigotes negros dc
los villanos de la ficción y más rarde de la escena y la pantalla, como
' l{d.ibdn n' nomb¡e ¿c L/d D,,la¿rv púso ¡aje de h obn dd dÉnrurgo i¡glés Ton
t)\l¡ ttr ,túra.oj Ca" í8a8) 9!e en h inrerp¡eració¡ que hizo d. ¿l d elor udv].(1
\rhdn llü,t¡.' lr¡r¡ ffill¡.ITI
^ "' ( r,trr.r' ¡. v!,..r ¡!(!lLnxs f¡ l
{
I
lrl,r
[L r!NGL'.AJI Dr r_A mOD.\
l, ^
quc .e rc, u<rce el rnalr:do a,em al eje.: .r un: hiporeca o :l :rar
r lJ pobre pe o honrudJ heroín¡ ¡ l¡, , i¡, der rrer. Fn l¿ obru de H:rdr
T^, Dt ,b.4 lk".tl.bi5ore negro b:en j,rcqhdo.on p.n,^,.,o..i
dr. d<l .educrur de T6.. \lec D U bervil c,e adv;ens 1¿ sn .u o,;
mcra aparición junto con su indumenta¡ia a la última, "g;rn
imp;ca
ble,.chaqueta parduzca, bombachos del mismo tono, co¡bata blanca,
cuello con las puntas hacia arriba y guantes de rnonta¡ de color ma,
rror... qr e \( de,.,:be como.-l ¡r¡rie ¡;pico de un _rpuc,ro y ior<n
d¡nJi ¡ii, ion¿do ¡ lo,,¡b¿llo.,. f:, cor cse r"pecL..or el qre pe,,igut
r erg;ña a Tcs. Mj' 'rde.
d-'.Jnre un breri periodo dr ar.epcrLi
rienro.rpare.c lle'¡ndo un rr¿ie..emjc.en"¡ ^."n rn rb.e" n.r,o.
(orbrr bl¡n.r ¡ -.rnri, urd.r. p,r;lla.,mpe.:b'etenre c,idad;". ñro
'u pa,ion e. dena.irdo fu<ne para Alec I r ¡elrc a ,u. modo. rrrerio_
rcs. .e ;reira l.rs oariJh, 1. -cor un r ru]e o< rueel de moderno e*¡¡o¡_
.1o y un -b goL. regro-) d¡noo o¡,ror o.colo,.1,i",
:rcomcte l¿ ruin¿ toral de la heroína de Hardy.
Por desgracia para novelis*s, diseñado¡es cscénicos y estudiosos del
c¡:ner n ... ulino. f¡ci¿ los rño, rcinLe l: n¿rori¡ Je lo. bi¡otes sc
h.rbi.rn qLreo.rJo en un mero rer ig o u | ¡bi¿n de,rpdrec do p,;r . oñ
p cro. \ lr\pu(¡" b.'bJ.qJe,obre\irieron pcnenccian ¿ hombre. de
edJü. a ¿tr',rr. o ¡ c\c¿nr n. o,. D¡mnre Io. -einrrrnorpo.r,-iore,,*i
todos los homb¡es iban perfectamente nsurados o usaban pequeños bi
gotes. Algunos de estos cstilos se asociaban con dete¡min¿dos ¡ansos
o especialidades de la c:rre¡¿ milir¡r. Tanto en tos Estados Unidos coío
en Gran Bretaña 1os bigotes más grandes y más sofis¡icadose conside,
.ab.m exr'tño. e nJese¡ble,. Depcndiendoe ,u rormr. .LBeri¿n rr ,u¿
r iLl¡d l¡in¡ ¡ la p.r,ión ilicir.r., t d¡rdi,mo ran.é,, .' b.,ndot., j.rno
mexicano o siciliano, el estoicismo y la melancolía escandinava, la ines,
crutabilidad china, la melancolía rusa y el botchevismo y (tns ia ascen_
siónde Hi¡le¡ al podcr) la paranoia teutónica. par¡ et h;;bre no¡mal
un.brgote como éstos cn personas de origen anglosajón cr: como la apari.
ió'l J( unr \ierb.r c,,rrari.r 1 pe'igro,, er
no\ qL( ,u i,r.¿;.. L U-U,. "l -i,._
lr llc!:r5e un ,abio repurrdo como sh¡q o F., uo. ,e con.idez.
ba un .amaneramiento
bastante desagradable que probablenente sc
rdootrb; pr"a
b¿rbiil¡ p(qJeñr.
En los.vejnte años últimos, sin embaryo, et pris,rir.h.r,.rrrt,i,r,l,, A
a,rbos l¡dos dcl A¡llnri() \c t,¡ pr,)(tuci,j;, 1,,,i,, .,.r,,,,t,, |l,,,,.,, ,,,,
proyecto de reforestación. Han surgido nuevos tipos de barbas y bigo
ies con nuevos significados, y se han recuperado algunos de los viejos
csdlos. Hoy irnmente se ven las barbas largas corridas excepto en imágenes
de Santa Cl¿us, de Dios y de los Patriarcas y Profetas bíblicos
Á l"s hombre. qre l¡. ller.:n. cu¡l* lueren
'e¡n 'u'm"riro'origir.rles,
se los puede llegar a considerar figuras paternas excéntricás. Por otr¿
pafte, la hrba ¿filada Vandyke sc asocia ahora con una autoridad menos
benevola. Al diablo se lo rePresenta Popuiarmente cor ese tiPo de
barba, y hoy en día ésta ya no designa al nrtisra; sugiere por contn aJguien
que quicre o r,ene que rP¡-enr¿r qu. Pñ\ee l¡' t¡r.!' rer''t i.¡ oue
en r m(nle popul¿r \e r.o.:¡n con Srrrrá': e' orgrl'o'o. eleganre. cotés,
aparentemente cncantador, ricq meticuloso, siniestro y de gustos
y hábitos extranjeros.
La sotabarba cona, que en el siglo XD( en tíPic¿ de los marinos'
hoy sc ve más a mcnudo en ¿ftisras comerciales y en decoradores, qu-e
eüstan del aspccto a¡c¿ico de este tipo de ba-rba; en una versión modifi'
cada, en la que se dcjan crecer las patillas hasta por encima de la linea
de la ba¡billa, cstá ¡elacionada con Ab¡aham Lincoln y por tanro' a1
menos en 1os Estados Unidos, con la sabiduría y la integridad de los
pioneros; aún se pucde ver en ocasiores en hombres quc tienen una
imagen de sí mismos con la cual encajx este tipo de ba-rba o se puede
ver favorecida por ella.
Sin embargq en la actualidad estos estilos idiosincrásicos de barba
son relati¡amcnte inf¡ecuentes- Hoy en dia las barbas bien arrcgladas
de mediana longitud y sin una forma particular son b:stante l¡ecuen
tes, aunque no tanto como hace diez ¿ños. Se asocixban entonces, como
ha ocu¡¡ido dur¡nte más de un siglo, con la actividad creativa, y las
Ilevaban por tanto algunos Pintores, escritores, músicos e invertores;
ahon también se ven, aunque con menor f¡ecuencja, en editores, críti
cos, arqüitectos y gente del teatro.
EL mensaje de la barba moderna estándar dependc en gran rncdida
de la longitud del cabello de que sc acompaña. Con el cabcllo lar¡¡o,
implica qustos e intereses bohemios y/o una profesión ¡elacionada con
las arres. Con cl pelo de medianalongitud la b¿¡ba se hace más respeca
ble y sugiere maáurez y una originalidad intercsante, pero ni antisocial
ni agitatlore. Muchos profesores universitarios llevan la barba y cl cal¡ello,l,
nr.,ncr,r. Es imposible parecer infrntil o complcramente
^r.,
r,,,,,, ll, r.ro,l,
' ' l'.,r 1,.r. r ,lL rhí posiblementc sLL popularidad en el mun-
,1,,,,,1,,',,', ¡" r,llu rrr,, rrrt l,'s rricnrbn,s misióvenes dcl claustro,
r,',," ,,1, ,l ¡,, r,', ., l'".,r,,rilrrrl.¡,,'¡ ¡lunn¡x.
'Lrs
190 ¡r L¡NCU^II Df r-^ MODA
Cütrnro má' lrrso r mí; sleho tuese cl c¡
b€llo h barb¿ de u scrilor. co¡ mis tucr
adefenditrltr -1-
libeñrd de dpresión ¡la ins
piación .reniu vrL vhirman, poer¿
Cuando ]a ba¡ba estándar se combina con un cabello más cono de
lo normal sugiere seriedad, un saber especializado y a menudo una li'
gera inflexibilidad de ideas. Esta combinación se suele apreciar en cien
tíficos investigadores, médicos e ingenieros, y es casi estánda¡ en los "experlos,
cuando presentan sus descub¡imientos en público, ya sean
cientí{icos auténticos, 1a actores que aparecen en la telcvisión djsf¡¿zados
de cientificos. Po¡ alguna nzón, cuanto menos familiares y tranquil;zadores
son estos descubrimiertos, más probable es que procedan
de detÉs de una emboscadun facial. De lo que estamos habiando aquí,
sin lugar a dud¡s, es del viejo este¡eotipo del alquimista o del mago
ba¡bado, sabio pero muy posiblemente peligroso.
En cie¡tos cí¡culos, incluso ho¡ cualquier tipo de barba es sospechoso.
Empresarios, poliricos y rniembros de las profesiones m¿s con
vencionales suelen esta¡ en contra de ellas, quizá en partc por su xociación
con los mor.imientos ndicales de 1os sesenta. Como señal¡
\íiliam Thourlby:
Las barbason como las g¿fas dc sol. Micn¡¡r 1as llccs sol¡rc l¡ c¡r¡
nadie conseguiú conocerte dc rcrdad ni cg&1a fiusc deri. Las pcr*,nl
cre¡tivas, los artista¡, los directores anísticos y los csc¡tores vm l.r cr
cepciones que pueden llevrr barba. Pan ti, su bagrje, su cdu,r, irirr. 'rr
honndez y su fururo no tienen imporuncir curndo cúlú). .ú ,,1,'.r
2. Ihou¡by,1,,¡/. rir lll
En otras palabras, las pe¡sorns crexiivas proceden de malos ambien_
tes, van a escuelas iradecuadas, no se puede confiar en ellas y por lo
general acabarán mal.
El bigote parece atravesar hoy una época de transición, posiblemen
rc de declive. Hace unos años fue muy popular. El efilo Prelerido cfa
e}bigote poblado qLe se extendíaun poco más allá de laboca: se pensaba
que implicaba energia, dominio y poder masculino Cuanto más largo
e¡a el mostacho, más fL¡e¡za tenia el mensaje; algunos se acercában a
la: proporciones del bandido mcxicano tipo ?ancho Villa. Este bigote
dc macho sehizo poptlar entre los desperadoes dc Madison Avenue y
Mayfair; también lo llevaban nuchos homb¡es de cla';e obrcra, especialrncntc
los de origen no anglosajón. Pero el propio éxito del bigote
de nacúo como signo puede que fuera su perdición. A fin¡les de los
años setenta se empezó a pone. de moda entre los homosexuales, y al
te¡mina¡ la década se habia conve¡tido en un indicador gay en lugares
como Nueva York y San F¡ancisco. I¡s homb¡es de estas ciudades a
los que no les gustaba que personas de su mismo sexo {uesen tms ellos
y les hiciesen proposiciones deshonestas comenzaron entonces x x{cirarse
el bigote. El hecho de que esta tendcncia se exdenda a sectores
sin una cultura ga1 significativa, o el que una moda homosexual, siem
pre inconstante, vuelva a cambiar, permitiendo que el bigote de nzaclo
sobreviva, aún está po¡ ver.
FoTLAF rlMpoL{r
Unos hombres llevan barba toda su vida; para otros la barba es un
matorral que brota de la noche a la mañana y que enseguida se detiene
Cuando un hombrc se ha ido r¿surando dr,ran¡e muchos años siempre
es significarivo que de pronto se deje barba, tanto más' por supuesto,
si al final se hace permanente. Vari.rs Pueden se¡ las caus:s de esto El
descubrimicnto de does o inclinaciones a¡tísticas a menudo se expresa
cn cL crecirniento del follajc facial, y también la idcntificación con a1-
gún sistema dc crcencias religiosas o intelectuales, particularmente con
,*lucllos cuvos fundadores eün notablemente barbudos (Marx' Freud,
.lun¡;). tiunnto más largo y exuberante sea el nuevo aditamento cxpjlar,
v rLr,rnt,' nrí'." parezc¡ al de Dios Padre, más probable es que su pro'
¡'r'r.rr i,' sc h.ry.r dcsirn.rdo r si mismo profeta o sabio del sistemr en
lr l
I lrr.r lr.rr[.r,rrrrl,iirr pucLlc,r¡r.rrcccr tcmpor.rlmcnte en hombres que
t92
TL LINGt \II ¡T L1 ,\'LUDA
t93
han co¡tado recientemente algún lazo profesional o personal impor,
tante. Los estudiantes universitarios que salen de casa por primera vez
a menudo se dejan crecer el pelo facial en cuanto fisiológicarnente pue,
den hacerio, como prueba de que ya se es adulto. No¡maimente estas
vellosidadcs duran poco, y si consigren sobrevivir hasta el último año
de carrera casi siempre se esfuman antes de llegar a la enrrevista para
su primer trabajo importante o parr una beca de investigación. Más
tarde, dun¡te la crisis masculinx de los cuarenra o cincuenta años, ha¡'
una nuev¿ época de crecimienro. El hombre que acaba de dejar a su
eslosa o que ha dejado su trabajo o a ambos, con frecuencia deja dc
afcitarse dumnte un tiempo. La barba resuirante, conforme se vala de-
.rr.ollrnJ". le propo.c onani lo, dife,enre. ¡specio\u(esivos¿p,opia
dos ¡ las fases de desar¡ollo ps;cológico y sociai que está a punto de
;rrar esar. f. dec .. primero h.rce qu. p.rezcr que ,e ha vi,ro -
do por Ln d(.r"r-e r¡rud. "orprend
un¡ inund.¡ción, u', .. rcmoro o un ,ncen
dio: de.pun hrce que p:rez.a un g;rduL nj, rarde un marino cuyo
b:ro ha naulng:do ¡ oor ulrmo un delincuenre. Al fin¿|, el hombre
vuelve con su esposa o a su tmbajo (o a una esposa y un tnbajo muy
similares) y se quita la barba; o bien cambia definirivamente de vida,
en cuyo eso la barba (si se ie permite sobrevivir) adoptasu forma final
y se convierte en pa¡re jnregnnte de su nuera personalidad.
Aleita¡se una ba¡ba o un bigote tras nuchos años de llevarlos ram,
poco carece de significado. Con frecuencia sugiere un giro hacia el con
vencionalismo; por otra parre, puede tener relación con el mantenimienro
de una imagen cxistente. El pelo facial tiende a perder su color natunl
anres que e1 de la cabeza, y los hombres que se dejan la barba para iden
tificarse como jóvenes radicales, anistas, inteJectuales o como personas
con auto¡idad pueden afeitisela a medida que aparecen las can:s.
EL soMBRERo sIM¡óLIco l¡ EL soMBRERo urllr$xro
Tradicionalmente cualquier cosa que se lleve sob¡e 1a cabeza, trn¡r
si c¡ece de forma natural como si no, es un signo de la mente que h.rv
debajo. Por tanto, e1 sombrerq como el cabellq expresa ideas v opini,,
nes. Como la cabeza es una de las pates más vulner:bles del cucr¡rr,.
muchos sombreros t;enen también una función prorecio¡ir, prc\ofvrl
do a sus usua¡ios de los rigones del cJima y de la agres;(jn hu¡rr.in.¡. t:l
somb¡e¡o dc homb¡e del siglo XIX y prirci¡n>s Jrl X\. r¡rrc crliIr
mo cxtremo dcriv.rbr Jcl c¡sc,) n)(li.v,r1, pr,,r,11í.r
,¡lrr rr 1,, llrv.rl,r
tanto físie como psicológicamente. La alta copa desviaba los golpes;
el ala protegía la cara dc la luz solar fuene y de las miradas indiscretas;
la fo¡ma convencional expresaba la convencionalidad de la mente que
cubría. En genenl, cuanto más xlto era el sombrero, más elevada en
la clase social de quien lo llevaba y/o rnás convencionales eran sus ideas:
el a¡istócr¿ta con su chistera y e1 hombre de la Ci4r londinense con
su bombín er¡¡ unos testa¡udos. El inconvenien¡e, simbólicamente apro
piadq de tales sombreros es que enn fáciles de derribar si alguien se
atrevia a hace¡lo. Los obreros y los muchachos, por su parte, llevaban
go¡ras de rcla, de un aspecto no tan impresionante pero más fáciles de
tirar; su prestigio, el poco que tenia, resultab¿ más difícil de dañar con
un ataque direcro.
También los sombre¡os de mujer tenían significados simbólicos importantes,
?uÍque 1o que aquí prevalecía er¡ más el rol social que la
posición. Durante la mayor parte del siglo XD( todas las esposas, viudas
y solteronas respetablese cubrí¿n 1a cabeza no con ono sino con
dos tocados simbólicol Ercepro en el caso de las jóvenes solteras, una
tocadoméstica hecha en muselina o seda, adornada con encaje y/o cintar,
era una parte esencial de la indument¿ria cotidianx. Se la ponían
al le"antarse y sólo se podia prescindir de ella en los actos sociales noc
turnos. Por lo geneml esta toca era blanc,r, expresándo la pureza y delicadeza
convencional de la mente que habia debajq si ia mujer est.rba
de luto podía scr negra (color más apropiado como recipiente de pcnsamientos
tristes) o podía ir adornada con unx cinta txmbién negm.
Cuando la mujer de clase media sa1ía de su c*a, incluso par:r pasear
por eljardín, se ponia un sombre¡o o una cofiá e¡cima de Ia toca, si
la llevaba. Así protegia sus más puros y privados sentimieitos, cubrién
dolos con una representación rebuscada ). convencion¡l de 1: liminidad
pública de Ia épocr. A una mujer bien vestidr que apareciesen
público sin su sombrero, o sin una toca (si €m 10 suficientemente mayor
para llevarla), se le solía atribun que padecia con{usión cmocional,
quc tenía algún trastorno mental o que era de monlidad relajada.
Hacia l¿ década de 1890 las rocas ya las había dejado de lado todo
cl mundo excepto las ancianas o las mujeres excepcionalmente recata
,l.rs; pcro los sombreros dc hombre y de mujer siguieron prosperando
,lu¡¡ntc los cincucnta años siguientes, ofreciendo una notable va¡iedad
r|r lr,r.nrrs cx¡nri'.r', li¡ los Estados Unidos el somb¡e¡o e¡a un sim
h'1,' ¡1,,¡,¡¡¡',l, rrrr ti¡r, rrpcei:rl. |ucro¡ éstos los ¡ños dc la emign-
, i,irr , rrr,'¡*.r, r' ., r'r,,lr,l.r ,¡rr,,l,""rrrl,,rlc.rb.r
rn carg.rmento tr:s otro
,1,,,,rr¡'.rrr,,..,,,,,.¡,1,r,r,,,,¡rrr,rr'.,¡rr.rí.rr,l"i¡rcl,r¡,qrccllosno
I] LENGLü]¡ ]]L L{ \f)])X
2) que sc dirigía a una ccrcmonia de cualquier tipo o 3) qrLc tcnía rnás
t']¡n l.s eurot.o¡ {tue emignLr¡n rlNnrro
Mun¿., h rc!¡-¡u signo t¡¡.funtdc
rbtr r .lel¿\ito deh.orsccu.nnr dr u.¿
.n¡ldrd rm.ri.¡nr L.\ hombfes qu¿ sc
ló r¿irn prr.rir r llmban ¡r¡les r \o¡'
breos pt¡ ¡ {j.suiB.d.losr¡¿.r¡¡út¡ e
ci¿¡ ll¿srdos, )- rÉtirn ¡ nr.sP.r\ r ¡ sls
liii.s l, jo, ,ru¿ Fodi¡n DuluLl, \lin
eran greenlronr.s ignor:rnres, o quc Pertenecian a una clase social suPe
rior ;ln dc la m;yorh de los cmigrantcs, se cuidaban en cx¡¡emo dc
Oc¡so v c,lío¡ DEr soM¡RERo slMtorlco
Tr.rs 1a segunda guerra nrundial, el sombrero simbólico comenzó
.r d\rrDlec( . \4ute-e\¡ ,¡. qL! Lr^' p-.o' rio' anre' 'o 'e 1.' l_;L- '
c. u-ri, o '.,1
d<.u,¡*.in 'on llr.;. n; 'iq.ic'rpr"air rl:r 'n
de 1a csquina, ¡ho¡a se anudaban un pañuelo a la ubcza o iban con
la cal¡ez¡ descubie¡t¿. En los ¿ños cincuenta el somb¡cro shbólico de
muier sólo era obliqatorio p:ra l.rs ocasiones fo¡males: conidas en l¡
.j.,ird,.."nion." d. negocios, ir a la iglesia; hacia 196C era opcionrl
en tod:s partes. Se scguían fabricando y vendiendo somb¡eros de ¡¡u
ier, p. o .obr. ,odo como corrplcrcrro' J.."zr'"
l ,nbiin de.rpar..;ó el .on,b. ro 'imb" o o< | l
"-b* 'PU
l, 'ee!nd: L.r.r"i n-urdir', runque dc rorrrJ rtj g- L I h 1' I ' '
,,.q"u..1 ápl-..,'i" b jn'c" ru. e'e un o' rL n . r'
' 'ir'r "
l I'
dico-un somb¡ero de fieltro, cl viajantc de cor¡ercb u¡ so¡rbr'r"l'
copa baja y el obrero una gorr.r, lo más normal cra quc no i" 'c ¡L[rr
sen. En los Esudos Unidos ocurri¡ lo n¡isnro: ¡l Ii¡¡I. in.lLt"' tr" 'l '
gnn ciudad, a un hombrc quc lld'rsc un <' sirrrl''llir" l' rt' l' ",nrbrer
" " '
bucn ticrrp,' se it l),t1,( ,,¡ ,rrr 'r1r,r,i.t lrrrrrrtlrL I'
Aún se usaban en de¡crmin¿das ocasionc sombre¡os estrict¡mente
utilitarios: gorros de lanr de punto cuando hacía trío, suestes de plásti
co o impermeables para l¿ lluvia, sombre¡os flexibles dc paja y gorras
de bé¡bolde alsodón (algunas con viseras de ccluloide de cotor verde)
pm el sol deslLrmbr:nte. El presrigio de tooos e
embargo, muy bajq v muchas personas prcferian pasar frío, mojarse
o no ver bien antes de ponérselos, especi:rLnenten las ocasiones más
formales. A veces, para protegerse contn los erenclosr sc ponlan un
somb¡ero simbólico viejo, pese a lo poco efcctivo que esto ¡esultaba.
Al somb¡e¡o de ficltro tiporQdora+ de hombre había quc darie forma
despu& de cada torrnenra, y el fieltro flexiblc se conve¡tia e¡ un p¿stei
malcocido.los somb¡eros simbólicos de muje¡ enn aún más l.ulne¡abics.
L¿ rueda de cxro ¡lel neu looh cmpezab¿ a votar cn cuanto se
levantaba la más ligen brisa, ct elegante sornbrero tle paj: de los años
cincuenta se marchitaba y el sombrcro sin ala estilo Jackie Kenned¡
con su velo simbólico, no tení¿ la más minima utilidad.
La desaparición del sombrero simbólico du¡nntc 1os treinta ¡ños úl
timos es uno de los capitulos más exrr¡ños de tod¿ ta his¡oria de 1a indumentaria.
Después dc <1ue casi todo el mundo Ilev¿se la c¡bez¡ ccrc
monialmenrc cubie¡ta durante siglos, de repente dejarorr de h¡cerlo, v
ello a pes¿¡ de los descsperados sollozos ¡' ias amenazas proccdcnL.:s rlc
la industria de la moda. Sc montó una extraordinaria carnp.rña prblici
taria: se ¡eco¡daba a los consumidorcs que nunca se habí:r visro cn pú
blico a un: ¿uténtica d¡ma o a un caballero <1LLc no llev¡sen sonrLrrcn¡;
se les advertía que e1 abandono dcl sombre¡o dejrria sh rnb.rj<, r milcs
de personas v scrian millones los que sc vcrian aquejados de entrirnicn
tos v dc neumonía. Iodo fue en rano; cad¡ año habia nás homb¡es
v muje¡es que iban con l¿ cabeza descubicna.
t)unnte los años finales de los sesenta y los prime¡os de l¡ década
de los setenta el único entusiasmo real por los tocados se produjo entre
1¡x nrie¡rl¡ros dc la contracultura, quc adoptó va¡ied¿des excénr¡icas de
.,nrtrrdos simbólicos con un ánimo lúdico o s:nírico. Durante un tiernpo
r,"l,r ¡rrnilestaci¡5n poiitica o concicno ¡l ai¡e lib¡e er¡ una nuhitud
1,,,rrriguc.rnre de gorros de piel de mapache, son
l',, f,^ (1. f.,.¡l par.r el sol, pañuelos de gitano, brillantcs chistens ne
L,1.,ú' ¡.r!,.ttr.1.r.,h unl)¡rlÉprsnr¡!Ll.hobr.póninrdeS doü So'¡brc
i,.,r.,,, t,,, ¡ 1,,¡,r,, l'
(LL'lr I,) ttrrr,, f !n.rt.r ud r.(1,.rrvfutr. ft l
¡]- LINGUA]¡ DE IA MODA
MODA Y OtrN.rÓN
t'¡/
gra., rntiguos ctsco' mJirarc' y sombrero' de pri¿ aoo'n¡dos co-n 0o'e"
iru'ti^ d-e
'erd¿d o oe prpel. Qriene' no lrnrb¿n 'omb'ero frecuen
temente se ahban una ti¡aie cue¡o o una banda con lentejuelas alrededo¡
de la cabeza a la manen india (en ocasiones con utra pluma enhiesr¡).
o,riz¡ o¿r¿ n"antener aqrupada. 'u' idea' ur ranLo dispenas' quizj
pa,:a .i.bo"r"r. el h.. h. d" qu. po 'u m.nre rondab algun: idea ob-
Es interesante señal.u que Ia desaparición del somb'e¡o convencional
coincidió con una dústica simplificación de la etiqueta En todos
Ios actos, menos en los más {ormales, se olvidaron las reglas de procedencia
y de asiento- Se presentab a los extnños dando sólo sus nombr.s
d. pila, a tener en cuenta categoría, edad ni sexo; caje
-.""do "in
¡os. caÁareras y auxiliares de vuelo se Presentaban al público con un
simple me llamo Billie" En lugar de hablar sobre el tiempo
"Hola,
o lai noticias del día, personas que sólo hacía cinco minutos que se ha
bian conocido comenzaban a discribi¡ su esrado de ánimo y a revelar
detalles intimos de sus vidas; este proceso, cono cido como letting ít all
banp out:t a menudo tenia reflejo literal en la indumentaria- I-o que
o¿re'. i¡ c,r¡r renlendo lug¡r rrnto en lo que 'e
reticre J vesrido con-o
, lr'.o',u.b'...n.' ..lrndono,:er vo pJblico forr¡'¿l
'rmbolrz¿do
por el sombrero. Homb¡es o mujeres que en otro tiempo se habian
ientido deseosos o incluso ansiosos por asumi en público un papel
uni{orme ahora querian actual en todo mome¡to como individuos es
portáneos. Un "caball€ro" 1,a no se quitaba su sombrero simbólico ante
,rna prt" most* el rcspeto convencional debido al sexo fe¡ne
"d"-a,
nino: ya no tenia sombrero que quttarse.
EL RrroRNo DtL soMBR¡Ro: E! rsrLo vAQlitRo Y ¡L ?AÑuEro
En los años sesenta y setenta la e\tinción del somb¡e¡o simbólicrr
Dxrccía casi tan cierta como la de la paloma migratoria No obstantc.
ahor.r parece estar iniciando un timido ¡etorno. Este movim;ento c()
ho"e utto" en el Salvaie Oeste de los Estados Unidos c<¡rr
-enró
"ños
la crecienre popularid,rd de los sombreros de entre quiencs n"
"aquero
.on urqu..ol-Hoy ona mayoria de hombres de esta parte del pris' r''
'| .o¡.cido .n i¡sl¿s. el igniiic¡do hefti dc ¡¿,s ¿,¡ cs colsr (inf¡) r nd"'¡"
' 'li:'
h ropa ^si pr¡ que sc scquci el rnLilo tiguRlo dc 6itr exP¡dión es, en clccio, "n¡llrr ' ' I
t."" r"l,¡a" .; 0."".,P-.. ¡or ocrhrr l¡ cmocnrno oi ü)d'!rr o'
"'i'¡'rir!!
l l
pecialmente de Texas, llevan un tipo u otro de somb¡ero "del
Oeste,,
y lo mismo ocurre con muchas mujeres.
El sombrero de vaquero, originariamente elemento componente de
la ropa pdctica de faena de los hombres que tenían que recorrer a caballo
la¡gas distancias en u¡ clima hostil, se fue cargaodo a lo largo del
siglo pasado de significado simbólico. Básicamente sugiere dureza e in
dependencia, pero este mensaje tiene rnuchas sutiles variaciones posibles,
dependiendo entre otras cosas del color y la fo¡ma dcl somb¡ero
y de sus adornos. La convención hollywoodiense Sombre¡o Blanco =
Buenq Sombrero Negro = Malo aún funciona: ios hombres que desear
apaiecer como personajes rebeldes o desesperados prefieren los co,
lores más oscuros y las personas de orden los más claros. Los tipos de
persona ambiguas, sutiies o reservadas pueden preferir los tonos grisá
ceos, mientns que los tostados y marrones que reproducen los coiores
del paisaje del Oeste ios lleran (o se cree que los llevan) los hombres
naturales y realistas. Las ci¡rtas de cL¡e¡o liso de los sombreros, sin lugar
a dud:s debido al principio de la magia por contagio, sugieren la vida
sencillay ia energía física del animal a la que unavez pertencció el cue
ro; Ias cintas ca¡as labr¿das a mano y los adornos de plata y plumas
implican un estilo de vida ambicioso y una abultada cuentá co¡rierte.
La forma del somb¡e¡o del Oeste cs rambién una fo¡ma de comunica
ción. En general, cuanto más alta es la copa, más alt¿ es la autoesrima
de quien lo lleva; cuanro más ancha es el ala, más estrecha es su
conexión con las ¡ealidades de la vida al ai¡e lib¡e en ]¡s llanuras del
Oeste, donde resguardarse del sol, la lluvia y el polvo son cuestiones
de vital importancia.
En los últimos años los sombre¡os del Oeste han comenzado a muf
tiplicane fuen del $1vaje Oeste. Actualmente se venden en Nuera Yo¡k
y en bndres, aunque quienes pueden permitirse paga¡ sus precios (entrc
ellos Bob Dylan y eL rey de Suecia) aún los encalgan a Texás H¿t
tc¡¡ de Housron. A veces el rnensaje que tr¿nsmiten estos somb¡eros
cs un¡ men cuestión de sofisticación, pero con {recuencia, especiaLnente
eu.rnilo forman panc de un conjunto del Oeste compieto o parcial, se
pucilcn lccr como una guía para descubrir el carácter y la posición so-
, i,rl tlc quien los llcva.
lrrrrtt¡nri¡, eLsombrero uriliurio se está haciendo cada vez m& aceF
t.rbL, cspcei.rlncnte cntre los hombres, cuyo cabello ¡elatir.amente co¡to
y r rry.r ¡,r,¡r.nsir'rn x li cxlvicie los hacen vuinerables a los rigores del
, lirl.r. I , " 1yr r.x rlr, l¡n,r ¡ún sc ¡rnsidcr¡n vulgaresi quien los lleva
r,¡,,, ||,.i.,,L.,I|,r,,,1,,,.rñ,,s. ¡r.ro y,r h,ry,rltLrn,uivns más rcspetables,
198 EL LENCUAJf, DT LA \IODA
tl $nbe¡o del ocre o d€ uquúo s loY
un rcnplejo obj¿b simbólico Un rú
..¡ un sonrbEro ncg¡o que sa de .oPa ru
y qúc eytr d¿cor¡do cón obÉnx úns,
cono NfejenPlo!lüm¡,
¡o5 dice qüc cl
peMn¿ic que inb!Ér é n¡ladq egolra
y *¡an¿drncntc rico. Er¿ torognía pu
Llci¡üü d. Lrrr H'súan ¡o, l, facnnó
Lippin & Cmt, l¡s Angcles
so dc poseer una finca en l¿s ¿fue¡as de la ciudad que haya bauriz.rtl,,
con el nombre de Pinos Ahos o El Rese¡vado.
Las mujeres a las que les gusta parecer marimachos o caballeros 1ie
van algún tipo de sombrero utilitario, aunque normalmente no por razones
puramentc utilitarias. Más a menudo, cuando hace mal tiempo,
se protegen la cabeza con pañuelos, y aquí ricnen un amplio vocaberlario
de posibilidades expresivas. El tejido de que esté hecho el pañuelo
puede tener relación con la temperátun de la calle, o puede scr un in
dicador de clase a la lana se la conside¡a a¡isrocr.itica, a la gasa, propia
de nuevos ricos, a la seda, distinriva de clase media ala, al algodón, de
clase media o de personas creativas y los tejidos sintéticos son propios
de clase obre¡¿. Ot¡a consideración impoftante es ia form¿ de atarse
el pañuelo, ya sea convencionalmente bajo la barbilla, exóricament en
la nuca, o en lo alto de la cabeza a modo de tu¡bante o en plan asistenta.
Pero probablemente lo más signilicativo sea el color (si lo tiene) del
astampado del pañuelq que, cono el color y el estampado en gencrd,
rnn'rr'ren una .tmpli.r v¡ricd:d J< e impñrlrnre\ men.¡re\ per-
'urile'
aleunas de las cuales han comenzado a asumi¡ significados simbólicos
pápios. El sombrero de piel negr: que se puede doblar hacia abajo pa':
i"or' las o..i"" los dí"' ic mucho frío está asociado con los homb¡es
d.'m"di"nu ed.d y de origen o intereses propios del norte de Europa'
Está también el somb¡e¡o irlandes flexible de a'eel, anpliamente anun'
ciado como un somb¡ero favoreccdor pan ambos sexos: en realidad no
I¡votce ¡ nlncuno, pero riene l¿ dc que no hav n;ng¡r¡ 'cnr,rja
'ip"
de pre.:pir¡ció-n r.uo.a que puedr drrle un .r'pecro peo' que el qu'
u ii"".. r" el .¡mpo eqi ,orrbrero* b¡'r¿ntc re'Pet¡bler en l¡ itr '
áad, emb".go, quien 1o llem da la imPresión de penenecer a un¡
"in
a¡istooacia rural difícil de distinguir del campesinado'
La gona plana de lana que tradicionalmente se lleraba antes pa'-r
p¡acti; el g;if, el tiro y otros muchos depones es otro posible sonr-
Lrero ,tilitarjo, y octualmente quizá el más popula¡. En zonas ru¡¡lt'
o subu¡b¿nas puedc da¡ un cieno estilo v gracia a la jndumentari¡ Srrr
embargo, al honbre q're lleva en la ciudad una gorn de este tipo {'
1o calific¿ au¡omátjcamente
"n purrto por dcbrjo J' lr ¡r'sn n;n s'tt i'tl
.lu.,,vcl,,rl ,.,o.1, I 'urcqir ',rrr''. ¡rrc.l,
i" '¡" " "!Alr'r"
CAPÍTULO
Color y estampado
ts1 lin¡el a pújudici¿l paú lá slud,
aflige a los ojos codiciosos ¡ ¿demás,
4 f¿lso, pus Dios habria h€cho ¿ las
oveias de color p,i¡pun si El hubieo
querido que la ropa de lana fuen
CoMMoDúNUs, siglo Itr
Hay cie¡tos tipos de información sobre otras personas que se pue
den comunicar aunque exista una barrera lingüística. Quizá no seamos
caoaces de entende¡ ciertos dialectos, pero cuando oímos una conversa-
"i3n d. leng,'"" enseguida podeÁos distinguir si los hablanteses
"""s
tán aker¿dos o jbur¡idos, alegres o tristes, confiados o teme¡osos. De
igual manera, hay cienos aspectos del lenguaje de la moda que los puede
lee¡ c¿si todo el mundo.
El primero y más impo¡ta.nte de estos signos, y el que causa mayor
v má inmedia:o impactq es el color. Los psicólogos han descubierto
oue una simple mi.ada a dis¡inrot colore. nos alren la presión <rngli
nea, los latiios del anÁn y el rirmo de la re'piración. igual que oír
un sonido disco¡dente o un acorde musical a¡monioso. Cuando alguien
viene hacü nosot¡os lo primero que vemos de lejos es el color de su
ropa; cuanto más se acerc,:, más espacio ocuPa este color en nr¡estrc
camDo visu¡l y mayor elecro causa en nueslro )i\lema nenioto L¡s
colo... uiuos qu... unular entre si, como lo. .onido tuen* o l¿' ro_
ces altas, pueden llegar a daña¡nos la vista o da¡nos dolor de cabezai
los cohrcr rulvo y rrmoniosos, como la música y las voces suaves, nos
crnor¡r)|l¡ñ o noa aolilStn. El color en el vestido es también como el
242 E- LrN(:LArr DE L \roD¡
tono de la voz cn e1 habla cn cuanto quc pucdc rlLcnr por cornpllo
el signilicrdo de lo que otros aspectos de ia indurnen¡a¡i¡: dise
"dicen"
ño. tcjido y ad<,rnos. Igual que ocurre con 1as palabrls ,.¿Quiers b.rl
' r .or n r"o) * pLrede .u.u-:r rin d" rele o e pF ro .o 'o
desafio tarnt ién el efecto de un traje de noche blanco es mu¡ ditirar
tc el de uno cscarlata dc tcjido ¡' csrampado idénricos. En cicrLrs c¡r
cunst.rncias .rlgunos tinres, como elgunos tonos de voz, sobrep:san 1os
lin".'J. .;..,.
¡¡¡o,:.r
"rc.
!, -,
r.! ,
',.j.
r-
dor de bols¡ ¡ecil¡iendo a sus clien¡es con un tnje de tres piezas c{e ro-
1o¡ ros¿, se¡i¿n como personas chiil;ndo rnu-v fuene.
Aunquc a mcnudo cl color cs indicativo dcl cstado dc inino. r¡
es de ningún modo una guia infalible. En primer lugar, la conlenclói
pucdc prescribir ciertos tonos. El empres¡rio urbano h¡ de lle,;r u',
tnje azul marino, gris oscuro o (cn ciertas rcgiones) marrón o tosrrdo.
y puede expresar sus sentimien¡os sólo a ¡r¡1'és de su elección de canr
sa y corbat;r, o sólo de la corb:ta; ,v:un rqui las posibilidades resper.r
bles pueden ser muy lir¡it¡d¡s. La conr.ención ramblén altera e1 signi.
'i.,.1" J(
'o' ..,"r. ..sun.l ,u5.r- 'el l le'oe' 1:e.e.e.I
color rojo cn la oficiux no es lo nljsno que en un¿ discotec¡r i. el ¡i:n:
po caluroso permie llevar los colores pálidos que nos darian una rp:.
¡ienci¡ rnucho más form,rl y fúsil en pleno rnuerno.
Hay más problcmas. Algunas pcrsonas pucrlcn s,irar colons qr.
les gustan por la creencir o la ilusión de que son poco iar,oreceJor.'s.
n:(ntar, ,r.r( u n. r'. .J.n 1..' r."."r.. q . n"-. .¡l r er .e ro ,
tan por razoncs sinbó1icas, porquc son nienbros o segritiores rlc ur:
cierto equipo de fútbol, por ejen4no. Además, :lgunos segui¡or€s J,
la moda pucdcn clcgir cicrros mnos simplcmcntc porque c"t rio * 11.
ran. Hay t.rmbién un factor económico: e:icepto los ¡;cos o Lor cr¡:.r'.r
ganres, casi nadie tiene más de uno o dos abrigos. lnpernerble.,, ,l
l¡ornoces al¡rismo ¡ie¡rpo; 1os que tienen sc 1os han dc poncr coinLrJ rr
o no con la rnoda del momento. Un abrigo de invie¡no de cr,l,,r .,¡¡
rillo chillón, comprado cn un arrebato d¡ cuk¡rr¿ tn ocruhrr. ¡r,,1,
tener que abrig.rr la más negn depresión de febrero: rocio l, qu, ,r', ,
cs quc cn algún momcnto su usua'io fu" f"lir nrrnos rL:r,,
" "l -¡,, ,nr.,
También hay que recordar que el e*ado de inrnr,,..rl ,,,,¡rr,,, ,,
lr edad. la posición sc,ciai o ias eas poJírlc.rs. I'L¡¡I, r ¡..,' , , r, ', .
cLrrso dc un díe. El hombrc quc llcgr :r1 LiLb.,j,, i.r lr, 1,.1, iii. , , ,r.
azul ,r una corb.rra .r juero l,,rci,r I,, 1,,
",, ,1, I .,1,,r,,, ',,, 1,, ,
c¡co!)L¡;rdov¡rr)rlrrrstr.ri,'rr,',1rrrl, 1,.r1.,',
de su am,rnte que, si 1as palabns tulierrrrr I rl 1! l' '
l¿ corbata del rnismo rojo quc l¿ cara T¡n¡biil " ' " '
p I el uu' ur" ' ''
., n e J.lo ro Ie¡. r de orrr: rrrurirl l rr Jnr Lr('rr' J l^rerr ri:r ''
de sris es tan diljciL de como un r¡tón, mientns quc las que vistcn
'cr
co; rojos, rosas y naranjas chillones ¿traen¡ los Prct€ndicntes como
."1,¡r ¡tr¡cn ¿ Lis insecLos (v a veces Las polinizan
aolon Y $1,{MF\D!
1la¡nada tcLefónica
le h¡bría puesto
'o. . r e-or-eo. que <".p" dc
t,. ilni",
-n "'".hn
con isual rapidcz).
¡ii,l'o.nit. hob.h q"" señ,r1rr
:pli*n sobrc todo indumentarras
'r
completo cle un solo color.
NrcRo, BLANco Y GRIS
T¡es rle los coLo¡es
1.,
meros. esrán
tin : pardo, s:,nrojándose
e";"i.
ie 1e cólen o la uergüenza.
lor r¡¡r.ón claro ¡oiáceo qLLe se ha,van
L. raza "blane', ¡' que ha1'an
"..u,r*
,r;sá.co con la vinud y h limpieza' v
¡,r el naL, la sucietlad y el peligro
ll ,\N( 1r: r,r ni /\. lN()cENclA Y 5r¡J LrJ
, I ,, ,. 1,,,
' 'i,1,,
",,,,,,,'
quc el eiicto de cualquier color en
el vestido qued: modificado por los colores que lo acompañan- En gencral,
habría que asumir por tanto que las siguientcs observrcron€se
compuest¡s e¡tcramente o c¡sr Por
más comu¡cs e irnpor¡¡nres del vestido ncgro'
o r . \ S '. -. ré.r .rrn. rr no \or '?lor("
n" or"enr'-rcio¡e' J'
'
.,-,. .: . pi. * ,.iu ¡- lu luJñ. ello.. e.o.. irlnr, rre l-' do' pri'
;uv crrsados de significados convencionales, r¡no dc los
.r"..po' d^er' r'r...Jc i¡or.irt r¡.r< hor'rcn¡ m"',q1 ,p'n';r
. LrblI de blrr'.u' ) n(gru\' c\ Lr crn' h''ru"'o l olor ret
. i,, r;,1 ". " ., o r'd. .l'tc'oerL e\' !"nu PUeo "n en r "r¡l
qJr e.r nr,-ó' . o ro'j e'cue' r lr'Jro lr er"'"ncJ¡d
"
cono consecuenci¡ de una rlta presiótt stu
¿i alcoúoLsmo, o tempolal¡rentc a ¡esul¡¡s dc un cslue¡zo'
Es dudoso mérito tlc es¡¡s Pervn¡s dc co
denominado a sí nismos contr
asignado e1 término "negro"
a la persooi.]
." d.,.'n cieno ¡onó narrcin o dorado La consecuenci¡
Jc estc iLieso semántico ha sido asociar la piel rlc color murón cl¡ro
la picl de color marrón o dorado
'
.rrrrs rle qrc sc invent¡se l¡ r:¡z¿
"b1¡n
l r'r" 1 1" nf")
"' "r'
ir*rlry¡E
)a+ r¡N6U Jr DE tA IrODA
de las montañas de picos nevados donde mo¡aba¡ los dioses. Est¿ba
consagrado a Zeus, rey de los dioses: blancos caballos ti¡aban de su ca
rro y blancos eran los animales que sacrificaban en su hono¡ sacerdorcs
vestidos de blá¡co. En la Iglesia cristiana, el blanco es el color del gozo
y la pureza celestial, y está asociado con la Pascua y la Resurrección.
En el a¡te cristiano, Dios Padre, como Zeus, suele llevar una larga únic¿
de color bianco.
En la vida secula¡ el blanco siempre ha simbolizado la pureza y la
inocencia. IÍgicamente, las indumcnta¡ias completamente blancas las
llevan con mayor frecuencia ios bebés y los niños muy pequeños. A
menudo se ponen de moda pan lx jóvenes solteras, y a veces (como
a principios del siglo XIX) para rnujeres de todas las edades. Las más
inocentes he¡oinas liten¡ias suelen i¡ de blanco en su primera aparición,
especialmcnte cuando -como a la Tess de Hardy o a la Daisy
Milier de HenryJames- les esper.r un finaltúgico. Al ser tan fáci1 de
manchar tanto física como simbólicamente, elblanco siempre ha gozado
de la aceptación dc quienes desean manifestar riqueza y posición
social por medio del consumo ostentoso de derergenre o demosrrando
ostentosamente que están libres de tener que realizar tr:bajo manual.
I o suelen lleva¡ tradicionalmente quienes paricipan en depones de alto
srarru como el tenis y el polo, especialmenten la competición profesionxl.
Quizá porque se mancha con tanta facilidad, o guizá por su eterna
¿sociación con el nacimiento y los primeros años de la infancia, las vestiduras
completamente blancas a menudo han sugerido delicadeza, e
incluso enfc¡medad o debilidad física, especialmcnte cuando el tejido
cs frágil. Ios enfermos, en ia literatura y en la escena -asi como en
la vida reai , a menudo visten tal úpo de ropa, e incluso hoy la mujer
que desea parecer especialmente inocente y delicada puede que se ponga
una indumenra¡ia cornpletamente blanca. Sin embargq al hombre
que la imita no¡malmente se le considera excéntrico y faruo.
Br-lNco u,rnrmr,, MÉDrco y coLoNrAL
En la actualidad cie¡tos roles sociales y cierras profesioncs nos p.rrc
ce que requieren indumentarias blancas. En algunos casos, csrr nccesidad
es de fecha ¡eciente el tr:rdicional tr.aje de novia blinc(,. p,)f (j.
plq sólo tiene unos cincucnta años. Hasta los años vci¡rc ur¡. rr,'vr.r "r
normalmente se ponía un tr.rjc dc nochc de curlquicr co|,r,¡rr,. l, trr"
se bien, pero igual podía ser rosa que arnarillo, azul o verdc l)es¡rri'
de ia boá" se coo*nia en su mejor vest;do de fiesta Hoy en cli,r ir
may,o¡ía de l,s ióvenes se casan con un conjunto especial complctamentc
blanco de conc antiguo y un tgjido que gencmlmente se asume que
es símbolo de inocencia y pureza, y que sólo se 1o pondún una vez
en la vida. El blanco se consid€r¿ inapropiado para quienes se cxsan
er segun¿as nupcias o pára las novias cuyo embarazo es demasiado evi
dente. runque en este último caso a veces se ¡ompe la norma Un escéptico
poáría preguntarse Por qué se há tenido que poner de moda
esia iod,.,menrrti. ca¡a y arc¿ica en un momento en que 1os cambios
en las costumb¡es sociales y Ia existencia de mcdios para el control de
la natalidad ha hecho qüe sea mucho menos Probablc que antes que
una novia llegue al matrimonio pura y virgen P¡udencc Glynr, comentarisr¿
erudita y sagaz de la moda b¡itánica, ha sugerido quc la no
vi¿ mode¡na o bien un momento manvilloso, escapista y romántico
en una vida por 1o demás gris" o, quizás' nal lleva¡ un vestido
"quiere
a¡caico está declarand; su opinión inconsciente sobre Io ¿rcaico de la
ceremoda misma".rTambién es posible que la tunción del mje de novia
blanco y del velo sea de caúcter mágico. que al Ponérselo lá novin
anule sus experiencias anteriores, de tal forma que Pueda ent¡ar en el
mar¡imonio emocional y simbólic¡mente, aunque no físicamente,
Con ante¡io¡idad al siglo XX, la limpieza y la devoción no iban
nece$riamente ásociadas a Ia salud, y los rnédicos' queriendo parecer
\erio\ v ( ompc'enle\, 'e \ e\tirn con _opr o'. urr v '"b':'r' El de<ub_:-
.i.ntá de lo' gér..n.' , rr higiene. 1 l¿ rnn'l"rn¡ción de lr ¡cdi' i
na de un a¡te incieno en una ciencia inciena, cambió iodo eso Ei médico
ya no era una especie de anesano habilidoso que nos podía alivia-r
los achaques y los dolores, Pe¡o a1 que runca invit¿rían a ceÍar en las
ir"as; ah"o e.a una figura con autoridad divin¿' un á¡bitro de
-.io..' 1" uid" v la Erte ser deificado adoPtó gradualmente una vestib1""."
-,t.ne. in-"""lada, que en la actualidad es la opción estándar
-.ot. de la profesión médica. Como renian que evitar cualquier sugerencia
sobre su oropia debilidad o enfe¡medad, los médicos y las en{ermeras
lLe"aban iopas de tejidos resistentes rígidos como el cartón A los Pa-
.i"ntes tamtién se los viste tradicionalmente de blanco, pero sus ropas
son dc unr rr'xrur¡ muy diferente. Cuando ingresas en un hospital, o
v¡s i (lr. r. h r¡rn rrn rcconocimiento médico, te quitan la rrlpa que
l" l
-1"4
|\',
'|
20ó fI L¡NGIJA]¡ DF I A I\IOI)A COIOR Y IsT\\LLAJ¡ )
l.r fop¿ birn.¿ v d.li.id..on rai¡á rugi¿.¿
r nicrudo .nlcrn.d¡d. Et v$rido tuso !
sucto d..olo.ril o. dcnasia¡ó laryo )tr
ptrn t.r niengütrd¡ tigur¡ ¡. quiú to ltcv¡.
preÉ u.x noñrjtr. Jutro con rus,rcjiir¡s
hurdid¡ r Ns.j.\ b¡r.nrs_ h ropr h diú
11 lue tueü su pfden dicnr q!. a. .r,i nu
,;endo de tüber.ulos¡. D¿,dt¡l¿ k/¡/¿,
1353. de Willitrm L windus.
llevas y te la cambian por una prenda blancuzca, informe v fina quc
se ata inelicazmente por la espalda con lazos o brocha a presión, como
una ba¡i¡a dc niño. Asi, 11 mismo riempo que re privan de 1a identidad
indumentaria quc tú has elegido (en ese tipo de lenguaje, te dcjrn sin
habla), te tnnsforman en una c¡i¿tura semidcsnuda, desvalida e inar¡iculada
que ni siquicra cs capaz de vestirse sola. (En algunos hospitales
y salas de reconocimiento más ¿h¿, la trdicional ropa infantil es dc
color azul muy cl.ro, sugiriendo confianza y docilid¡d, además de inocencir
y desamparo, y por ranto implicando quizá que se tIa a tle un
bebé algo mayor.)
La rigidez y ta forrnalidad er¿n también el dis¡in¡ivo de la indumen,
Laria t¡¿dicional del hombre inglés dc los trópicos, aunque no cl dc 1a
muja hglesa, quc norm¿lmenre esraba hecho de ligcn y delicada mLrsclina,
de sarén y de encajc, como convení¿ a su presLLnra dclicadez.r
y desamparo. lo que se puede denomina¡ blanco colonial b¡nánico.
aunque r¡ra v€z se usx en la actualidad, nos ¡esuha llmiliar por hs pcli
culas y los dibujos animados. El vcstido y e1 sombrero, ¡mhos d! c{,lol
bl¿nco, de la mujcr, y la canisa, los pantalones largos o crr rrx v el '.rl.r
cot, todos ellos blancos, dc1 varón, eran púcticos en L¡¡ clinr.¡ c,rlur¡,,
y soleado. Pero la insistencia bri¡ánica cn 1a limpicz.r pcletr.r i crr 1.r
ausencia de arrugas dc estas prendas rambién h.rcir Jc rll.,' r,rr ,,r1,r,,
portátil de i¡d¿rr, y tr:rnsfo¡m¡b¡n sinb<'¡lic¡nrcnrt Lr ,\ LLt'.! ,i,,,,i I
tar y 1: cxplor.rcirin cor¡,c,ci¡l rr¡iL,sriLi.rrvi,r,,{1.i,,,1,,",,,r.,,,,1
ción. LI¡'o de ios casos más famosos 1' más ambigui"
'l' l'l "'
lonial británico en l¿ literatura ocurre en la novcla Lonl lttt"l' t
"
nd. lim (que sólo es un lorden la desdeños¡ denomi¡ación dr su' "' "
úa abandonado un b:rco que se hundla con ul carg"n''"t"
",rñe¡on
l. o"h,,.i.nto. p.reg.i"os nativos. Siempre vis¡e de blanco imnrcul'r
du. 1,, q,.," sáiicamente su incr:rable idealismo v su identific;L
".pr.'¡
.lá" .- fr" to¿i.;i.n* románricls del imperio b¡itánico Es ¡ambién
un signo de ialsa inocencia <1ue tiende al desonocimicnto dc si mismo
de su mundo, v nos recuerda que una de Las pocas a5ocraclon€s negarivas
dc l¿ blancum cs la
"
coba¡día.
NtcRo: TRIsrtrzA, cullA Y soFISTIcAcIÓN
E1 nee¡o. lo contrario del bianco, es eL color de 1a noche y dc la
...'rid¡á. Durantc miles de años h¿ simbolizado cl dolor' el pccado
1, la mucrte. Es, por supuesto, el color tr:dicional del 1"to' v cn la miiol,.;.
¿....r l¿ n .,erre r \nr
rúni r n'gr: O ru d'
',r.' re:'ione. r,i' ¡r.ig-r' e'' el eri'n" r<li5ro'" o'e' ul t"ot
" "r "
i¡,'.eoció,' dl 1¡ vida sensual: los monjes v los avaros' los
"iml,óli.a
saceráotes y 1os sabios frecuent€mcnte visren dc ne¡aro Al i$¡al quc el
;i,... .., :.o. ¡co ¡or o 'obren¡
.rr¿l p'ro 'cn l"' pod' oc,h
"'. ..rrid¡d mi.oue co, lo' Je l¿ luz LJ' l:r r' rr( l u r' ven'-]do
'iJ"
" üe l¡ '
- ,e, d ¡ g, i'g¿. '' npr.'i'renJerugr" rror r'¡n'L hrrr'L''
lo.\e.ni..ro.r o pr:c.ic"r te' dcIt n;gtr .lc;rL r ';' ou¡¡
-.
blar.o ugi"r, rno..n,r¡.cl n.gr¡¡ ru4\re 'ori'i'r'ror tlJ- d''fue
;:;:J... ;.,d"..*.;...
"r.""". n i..o "', err.' ic,." J I I J"
nás oscu¡o de la vid¡: de1 mal, del infonunio y de 1a mucrte'
Pcse a 1o siniestras quc puedan ser algunas de esles ¿socr¿cnnes' la
rcpa nee,¡ h¿ estado dc moda en m"chas épocas ,r' lugares <lcsd el sieLá
XtVi A¡ne HolLanáer, en Seeing Tbrough Clo¡¿¿J' hr indag¡do en
i¿ hkto¡ia de esta moda con norable agudeza y erudición Como señau'o
Je c"nj-rt"' reó o' Por ( n ero 4 'r\ P^ (rr¡ro
pu-J. ren<' nr.no' nrn rr. ¡Jo' r u¡rd r"do <r n Lnd^ \ I !c'r'do
i..
o cla¡os. la entrada de un ho¡nbre o una mujer de
-,t".. ';"*
n"*.n o*¡" **. u".nortre impacto dramático Dependiemlo de 1'r
'l',1.";i;. '' ¡.1 ¿" L¡ inclumi¡taria, el ¡ecién llegado pucde parc-
"*il"
.,.', r",',l
' ¡"|i,, Lu^'or-l' ¡d"
"
'
u"lq re
'
'' I| ,r'i JcHrnle( l'
,l.r LL,, , , ,l ,,, | ,1,, , l, r¡r,, ir r ,1c*s¡cr.rciórr qLrc h:rce quc el
',,,
,¡4d¡ry¡*ei,
.r08 rl uNcLAlr Dt tA,\t(rDA
fcro de l¿ cork danesa p¿rezca falsa, ignolante, supedicial o ingenua.
Los novclistas han jugado a rnenudo con estas conf;onraciones y"ambi
gúcdades, tanto en la ficción popular (las sotanas negras de los mal.mdos
monjesy de las beltas y peligrosas d'rh lad;as de"la novela gótica)
como en la iirera¡ur¿ seria: en la novela de Hawthorne La leta iscarkta
(The Scarlet Letrer), por ejemplo, tanto e1 clérigo adúltero Anhur
Dimmesd¿le como el vengativo marido agraviado Roger Chillingwor-th
cLr.rlquier r rcro esr ilo cue de un a.pe. ro damir i. o : qu:en lo v;sL.r
c'r, de. in)Jo r po rcne de "nod.r. y cl r"o del negro no ha .ido un¡
excepción. Hacia finales del siglo XVI la ropa reg¡a se puso de moc¡¿
en la cone español¿ para ambos sexos, aunque modificada con la adi
ción de un cuello blanco o gorguen A par-tir de este momento, ia ropa
negra de etiqueta para hombres siempre fue acompañada de algún ó
que de blanco en el cuello y/o las muñecas, sugi.iend" q"¿á q;.
que puJie.:r ,elomb-io. o irclu.o peligro,o.. por debrro enn ""n-
no_
b e\ \ pL o\:_ v rr.¡br<n. por \upue.ro.queno ib.:n verrido,deneg.o
para ocultar Ja suciedad. Las mujeres conseguían el mismo efecto con
coli:,. ,<1o' ¡ ,o.¡. bl¡nco,. ¡urque ro llerasen un . uello o ur pañrero
ocl i¡rrmo color.
Como los estilos de las naciones politica y económicamente dominanres
tienden a universalizarse, no es de extrañar que e1 negro español
pronto se pusiese dc moda en Holanda e Italia, y también cn Inglaterra,
donde hacia finales de siglo Jo llevaban los concsanos de IsaÉel v
con frcc¡.n. i¡ l¡ reir¡ ni.m¿. i n <mb¡-go..u¡ndo roo" e nurd,
¡dootr un¡ noJ.r er ,eguida der; Je .e. rn:.¡ v ¡p¿,jon¿rre v ,e corvierte
primero en una moda convencional, para pasar después a ser sim
plernente resperable y finalmen¡e monótona. Tal fue el destjno del co-
1or ncgro español. Hacia mediados del siglo XVII estaba pasado de moda.
y sugeria vejez, sobrio profesionalismo y piedad retigiosa: lo lleraban
los clérigos puritanos y sus familias, y tamiién los cJmerciantes prós
peros y piadosos. Durante los cien años siguientes o incluso r¡ás allá,
cl regro.on d.enro. h an.o. era má".e"peLrb e qur moderno o.urev -
do. No fue h¡r¡ l.' -e!4lJcior r"mjnr i¡ . u¡noo -c.obro p¿rr, d- \u
sobrecogedor efecto original.
Durante la segunda rnitad del siglo XIX, como ha señalado A¡nc
HolJ:nde-. hrbo do, ripo, d. rop¡ "cgn...el
re¡'ro.ob o.., .rr,.r, i,,
nrl ) ¿bneBrdo. v e ncgro d rnjrico. ,o,iL¿rio v Ji,rircu ,1,.. '
rrr
dos, enlple¿dos, abogados, médicos, c1érigos y ancianos ltcv¡b¡¡ cl ¡,.
gro sobrio; los ricos,r, modernos ct negr.o rJramático. to quc Jisri¡¡ri.r
a uno de otro era la riqueza de los tejidos y la sofistisción del discño.
más, por supuesto, el aspecto fisico 1, la clase del usua¡io:
...eI¡eg.o "cmocionái" podía ser de delicado rerctopelo, l¡n¿ fina o sedos:
gasa, de complicado corte y rebuscados adornos ¿ veces brittantcs.
El nego neutro en econónico y dundero, v dishul¡ba la¡ n¿nchrs.r
En la vida ¡€al(como sugiere Hollander) y también en Ia ficción,
estas categorías podrían quedar difuminadas. La muchacha pobre con
su sencillo vestidito neg¡o, como Lizzie Hallam en Nuesno común amigo
de Dickens, podia ser prescntada, o prcsentarse a si mism¿, como r¡n¡
heroína dr:rmática, mientras que ancianas respetables y raciturnas podían
gastar gmdes sumas en s¡tenes y velos negro azabache.
N¡cno o¡ ru¡o
La moda victoriana para ei luto puso de negro a muchos b¡itánicos
y esradounidenscs durante años, y a1.udó a hace¡ de és¡c e1 colo¡ más
respetabie para la ropa de mujcr entre las personas de más de sesenta
años. En los Estados Unidos se espcnba que la gcnte vistiese dc luto
dunnte un año rras h muerte de los padra o los hijos, y seis meses
en el caso de abuelos o hermanos; hasta a los niños más pequcños se
les ponian trajes negros. Se suponía que una viuda o un viudo tcnia
que llorar visiblemente la muene de sus cónyuges duran¡c d<¡s años,
y podía oprar por hace¡lo permanenremente, como 1¡ reina Victo¡i¡.
Para los Lombres, cuya ropa de diario era de colores oscuros, l¿ indumentaria
de luto no exigía una gmn alteración de1 guardaropa, pero
p:ra las mujeres suponía un ajuste complejo y caro. Como las famiLias
victorian:s er:n grandes y la tasa de monalidatl alta, a veces se debió
de considcrar que no mcrecia la pena tomarse la molestia de encargar
o hacerse ropa de color, espccialmente dado que había muchos estilos
y grados de luto posibles: podia ser monótono i, melancólico, elegante
y dramático, o incluso scxualmenre excitanre.
Hoy en dia el luro fo¡mal sólo se obse¡va cn los jefes de Estado,
v muy pocos hombres visten de blanco y negro, excepto en las bodas
v tn los b¡ilcs rL,sociedad. El traje de etiquera masculino sc ha conve¡-
titi. rn ¡r.rrl,,r,li,l.r c,r l¡ indur¡enraria de oficiales i, funcionarios, y
..... ,t, !, t. I t,ttt\. t,¡., \// \Na
t09
2ta EI- LINGUAJ! D¡ LA IIODA
coloR Y rs¡awADo
t|l
DrinciDalmente de los camareros en los rcstaunntes caros En el escena
iio, ni ob"t"r,t., .o-o ha señalado Anne Hollander, personaje dia-
"el
L;'1..."" a. ncsra de hombr cnr'errá s¡bo' h¡r¡
'u
-p, "lquar
bienen,rrdoc .iglo ú . f'.' r':ieLpropiadopanel.mago plr.DÉ
cul¡, incluso de iía. Durante la primera mitad del siglo XX fue la indumentaria
quc se identificaba popularmente con lavileza sexual; como
la versión diurna (lcvita regra y Pantalones a raFs) fut la indumentaria
que sc identificaba p"p"lr'-"nt. con la vileza financiera v po'
1itica,.l
NEGRo DE NrcocJos, BoH¡Mlo Y NEGRo MARI¡N BTANDo
Para hombres, el equivalente contempor'íneo del blanco 1' negro del
,;güXlx .l t'rl. gi;s muy oscuro' la camisa blanca lisa y 1a corbata
".
"Jg* *t'-h", it¿umentaria clue, como su predecesora, puede ser
"";,
-ánó,o.t,.'.,:,
"., pero qu, hol ' r oi¿ e' 'dnn'itica '
'¡nmcnre
suei"re por el .;Fr nr'o 'eried:d.
equil:br io. {or nrlidrd v doninio de
'i
i,.'.o. L' en-pre'.r'ia' o p-ulcronale' '¡rrbién llev¿n ¡ 'ece' un
tr¡ie nesro wn" 6tu'., o'rn.r' to' ¡''oro de roru¿rio sugieren e"':
.,mbin-,ció" pr'¿.*.," un ele.ro de ¡uto'id¡d y dominio¡c devco'
.ei¡ r.rund¡m, nre pyr gererar corfianza ¡fe'r' Aún n " Puede \<'
.i'J.1,.,. *''i,...g'á que x hi'" popurar.po
er lo'
.prirnea.'ez
¿ño'.inc,er'¿.csPeci¿lnenleermuie-e'de udrd 1'a de m¿\ de trerr
ta años. Se suele lleva¡ con accesorios de mucho colorido y coa una
o tlos piezas de joyería caras, y es el equivalente contempoúnco del res
p"'rbü 'r'én
resro o r.r p"pelir.: de l¿ n¡rr"n¿ ricrori¡n¡
'
E1 negro también se puede en la actualid¿d En oca-
"dnilático" "cr
,ione. Jp¡_e( e er un .orrexló( on\e1.ro1¡1. con'o c¡¡rdo u ra ¡dore'
'.nte ourl¿ o n' i¡ d¿ 'r.u' pad'e' pa'a oue e d<icr po"ere ur t.e<'-
do negro nur c, ñ:do y
: Pruvo,¿ri\o P¡r¡ ¿ ur b¿ile ¡*<b¡¿nJ¡ el
;;.',;."'.rrl"
de .1a",. Pero to' e;cnPl"' n"¿' tien:li
" ',..";pañe'a'
.rLi.oL d.', irdunert¡ri¡ roninric¡ n e rcgn dr e'te s -
'omoler¿n'
slo l-¡n p,oducido lue: de l¿'o'ieJ¡d bu guev De -rlo'
uno.d'
'<
L, nj. du¡dero. h¡ .id" lo q¡e Anre Ho hnder 11rr'r -nc¡t" b l c
nrjo moderno". En este estilo, la prenda esencial para ambos scros cs
un jersey negro de cuello vuelto. Con frecuencia sc llcva con un<x prn-
."to"* n"grá' ¡." a caso dc las mr-rjeres, con unr frlclr ncgr't v ntc
dias o mallas rambién negral l-os hombres bohemios mode¡nos suclen
llevar el pelo más largo de 1o que está de moda y a menudo ller,an
ba¡ba. En cuanto a las mujeres bohemias modernas, es habitual el pclo
largo iaciq aunque no es esencial; lo que importa, no obstante, es que
no haya signos de visitas al peluquero. E1 negro bohemio moderno ruvo
su origen en Paris tras la segunda guerra mundial y enseguida se convinió
e¡ l¿ indumenta¡ia esránda¡ de los intelectuales, anistas y estu
diates be¿tnik. Conla adición de los pantalones v:queros, aún se usa
Rclacionado con el negro bohemio está el estilo que Anne Hollander
llama "negro
bailarina,, que se ca-racteriza por los leotardos, las zap¿tillas
de balet y (pára las mujeres) las faldx de bailc negr:rs. Como
señala esta autora, lo popularizó en los Estados Unidos Ma¡tha Gr:aham.
En la actualidad parece que lo usan bailarines profesionales y afi
cionados de muchas escuelas (ballet, baile moderno, étnicq claqué y
comedia musical), en ocasiones con la susritución de prendas de color
por las negras (se prefie¡en los tonos oscuros y subidos de rojo, azul
y verde). Esta indumentaria parece indicar un concepto sensible y serio
de la viday una devoción i¡¡esistible hacia elpropio arte, y a veces
lo llevan. ¿demás de l¡' b¡ilyin¡'. la. acrrice.. mú.ico'. pinroru. y poe
tas que desean tr:nsmitn el mhmo mcnsajc. Una ve¡sión modificada
del negro bohemio o de bailarina, que combina el jersey y las mallas
negras con una falda amplia hecha de mahón myado, 1: introdujo ya
en 1943la b¡illante diseñ:don estadounidense Claire McCardell. Con
va¡iaciones en el colo¡ y la longitud de la falda, esta indumenraria ix
han llevado mujeres intelectuales y del mundo dei ar¡e durante casi cua-
Un tipo más arnenazador dc conjunto completamente reg¡o, que
también data de ios años cuarenta, es lo que se podría llamar "negro
motorista". Este loo,é, favoriro de los adolescentes de dase obren Gn
Gran B¡etaña se los conoció como rocÉers) y popularizado por una de
las primeras pelícr:las de Marlon Bnndq ¡9lzal(The \rild One, 195a),
estaba muy inspirado e¡ 1os estilos de los fascistas italianos y los SS
nazis, aunque esta conexión nn vez se ¡econocia públicamente. Incluía
cazadora y boras de cuero negrq pantalones negros, c¿mrsetas o je¡seys
ncgros y grandes gafas oscuras. Las cazadoras y los pantalones solían
¡dornarsc con brillantes crem:ileras, broches a presión y pasadores, y
.r¡rcnuil,¡ r.rrr¡l¡iirr con insignias impresas en colores fluo¡escentes. El
clcero rtr',r,rrirrrrr,,n.r.'t,r i,r<lLrmcnraria d¡ba a quien la llevaba el as
¡"rr,',1, orr 1ra'r¡' ¡r¡r,r. 1.ri,ü1,' (lc rrnr pclícuh de ciencia ficción,
212 IL IINGU J! DI I.A MOOA
Unó dc los srilos nis du¡dcros d¿ét si
glo $ lo qu! sc hr ll¡¡rdo .resú bohe
mio ¡roderno". Lr Pr¿nda blsictr Prñ nru
je¡.s un jeNy ncsm de cucllo !üelb co¡
un¿f¡ldtrcoúpldamenk ncgn o de color
Erc conjunto io¡oBm{i?doc¡ 1943 Por Srd
Gú$r¡rn, nós p¡rece hol co'¡Pletrnc¡E
un efecm quc se ircrementá cnormemente en la ¿ctualidad con el uso
obligatorio de cascos de plástico que parecen cabezas de hormigas mons
Lr ¡opá negr¡ pu.de cvóc¡.lo\ ¡odcrd de
L¡oscu¡ ¡l y arbió¡ lor de I¡ lü2. Con
\ü ¡úri.¡ negn anclD t ftkr$tr *nd¡
li¡s abid* el ¡cc¡¡ 6 rulneDbl.y no rt
sülti ¡¡¡¿n?:¿dor L.s .eñidrs w r¡sifen
¡es prcn¡as de r!.ro ¡e color lr.gro
mo¡orút¿, r nodo d! i.rhrlu'r ru8i..cn
rgFnón ) violen.ir, sp.lixlmentc ru¡¡
do,c.mo¡tui, vrn decoud¡icotr iDstsn rr
nzn san ¡¡¡¡.,sc¡, 1967. F{ros,Jfi¡ ¡f
GRI5: MoDEsrrA Y MIsrERro
t I eri', q.,c ¡o e' ni negro ni bl¡nco. 'ino
un" . ombrr¿' ión J' '
do. co-nu ¡ :o., e. ur . ol"i .rnb:guo c ;rdefinido qLq ere n:pl' 1 \r '
ma, huno y crepúsculo, condiciones que desdibuian las formas 1rr -v
colores. Una ináumentaria compleramcnte gris puede ser indicio di
oue ouien lo lleva es un individuo discreto y retnldo, alguien ilue ¡ro
fi.re p"'". inad".nido o alguien que, 1o quiera o no' sc confurulc ¡'rr
el p¡i.¡i<,conoocu e.on tly e'i*""..n robru'l' Vrr¡:rrrrV'"lr
4l Ja"o Jo rhe l ighrhor'cr', u;nuo un, n-. \'r.h.' rrr'r' v I v 1""':r'' 'l
." t" t'"t,imi;¿n. .Se des"rneció..."' cuc'rti cl n¡r t ltl( )f "! !r
"'io
'l
vió m¿is disc¡eta quc nunc;r .on su vcsriiliro c'rrlplet trtt'ttt' 11tt'
l-.r rop,r gris r:rml'iirr sL¡qicn (lrre,lrricrr l.r llrvr '^ "rr't 1r''''tr't t"'
teriosa, ambigua, enigmá¡ica. Tras rnorir 1a señora Ramse¡ Lily Briscoe,
tratando de ¡cco¡da¡la, vc su imagen en gris, como fantasmal y
silenciosa. Esto es ace¡tado, pues los fantasmx, cuando oo
sáúnas o mo¡tajas, a menudo llevan una versión compietamentc "pare..o.on
gris
de sus ropas anteriorcs, como la Elvin de la obn d,e teatro t./n eEkta
bnlón (Blithe Sptr;r), de Noel Coward. (Esta moda de la ropa sobrenatutal
prcJ< que lc deba algo rl h<.ho de qre dunrre nucho, ¡ño, 1..
inr,'¡.afi:'. oor medio u< l¡.u¡les,olemo. re, ¡ lo,
prirnian en bianco y negro, o bien, más a menudo, en tonos dc gris.)
iintre los vivos, csto depende en gr:n medida del tono de griique
sc use. Un ron<, oscuro, como en elfamoso "traje
de franela gris, del
Irorrrl,r'r1,, rrisrr i,r (,,¡li,rmist¡ de los años cincuenta, puede sugerir
,,',r\,¡r,,,'i,l .,,,,, ¡ i ,.
i ,, t L ,, r i,¡, i( 1.7: L,¡ ocLrtr.rmicnto de ta i¡dividuati,
,1.,,1 I',,',,.,,,,,.,,,,.1,,,,1,,,,,n.,1,..,t,,,.¡xrrnrlgit..rs.Anrcdidrqueel
I1.1 LLLL'.1\LL't\\f,¡I/\
De gris v blanco, con una aurcole blanca, Do¡od¡r.r ,. ,,',, ,
', ,
sanr.r secular; elamigo rrLista de L.rdislar-. que quierc pinLrrl.r. ,11..,1,',
1¡ i estiría dc monja. En la Inglaterr: victorianr, el grn y el bl,rnc,, c,., Lr
los colo¡es del meclio l"to. La indumentarir de Dorothcr sugiere .1sj
tant,-, pi.did.r como cestidad, 1. d: ralor a 1a implicación de que su ma
rrimonio es físic.r v emocionalncn¡c un frac¡so.
RoJoi AMoR [ ]¡-{
¡ D
"lo '
-" ".. 11 r ',,r. ";
,- "
,ró
'd
- "
nú a ú.rudo s rprcrr.o¡ ui:r ón com¡]tm:emc gris Lic \u PruPia rot¡ L ¡on (or
be|| CliL¡.n \irebb] P*S v..d tn ¿,ir¡¡nt l,.lon, dc Noel Co*¡rd (191r)
sris se ¿ce¡ca al ne'¡ro sucle h¡ce¡se más vivo,v dominante, l' Puede
isumir también ¿lgunos de sus significados ncgativos. A medid¿ quc
,lgr ..c...e-.r .( r'.r
l
Lr¡ r:¡c,rnLo refin¿do o un refin¿r¡icnto enc¿ntador, surileza,v sensibi)i
,l.rrl. Un gris mu¡, c1.rro sugicrc que l¿ i¡occncia del usüerio esta rnr
1,rct,rrd,r rlc conocimiento dcl mundo, Posiblementc de trúÉza o p.
| ¡ l4i,lllot¿n:h, ,lc George Eliot. cuando Do¡othe¡ risi¡a Ron¡
't.
Junnrc sL, lu ¡¡ Jc nricl, su crcciente desilusión con su m¡¡ido' ¡si comt'
su inoccrci.r ¡, su r,inud csenci:rles, sc cxpresan dc cs¡a lo¡ma Cu¡ndo
\lillLadisl¿r,se la cncuentrn en cl\¡aticano la describe dc la sicuiortc
fo¡m¿:
lcstida con los roP¿jes gises de los cuái1ueros, su lars¡.¡P¡. ¡lr: Lr'rr'rLh
rl cuello, ib¡ eci¡dr h¡ci¡ ¿¡ús desde 1os b¡rzos. r'unr ¡rrii'".r nr''tr'
sin guantesen'ia dc alrnohrdr a 1a mejilh, desplazrndo un ¡'r " lr'" ' '
¡trís 1a bl¿nca Locr de castor qu¿ le enm¿rcrb¡ l¡ r¡ri , ri url L rl\ ' :r
EL rojo, .rnre todo. es el color dc la sangre. Tr.rdicion¡rl¡renrc simboliz¡
l¡ fuerz¿, l¡ r nalid¡cl v cl c¡lor, as1 com¡¡ la existcnci: dc un peligro
inminente. como cuando se ¿nuncia con una luz roja. FisioJógicar¡ente,
esre color proclucc ¡l verlo un aumento de la prcsión sanguinea,
del ritno dc h rcspiración y de los 1atir1c,s dcl conzón, preparándonos
p.rn cmprender una acción lisic¡ inmcdiar¡. Si l¡ ¡ercción es intcns¡.
como urontar e¡ c,ilcn, podemos liter. mente cn rojo> conl¡rme
"vcr
1a sangrc nos sube al cerebro¡ agit.rr un trapo roJo xnt€ un tofo! presu
miblcmen¡e, ti€ne el nlislro efecto. La pasión sexu¿1 e¡hibe también
una bandera roja: tanro lx homb¡es como l:s mujcrcs, cLLando se exci
rr¡. cnmjr.cn (se ruborizan). No es dc cxLnña¡ po¡ tanrc, que las prendas
de colo¡ esc¡rl¿t¡ o carmcsí sc halan asociado tf¡dicionalmcntc con
1.r agresión y con cL deseo. L.rs ch.rquetas rojas dc los soldrdos y los
cazador¿s dc zor¡os, los les¡idos rojos quc lLevan ciertas.rnujens dc
La lida'¡'en la histori,r y cn la literatun, son ejem¡los oblios. En e1
pr<l.¡ r, ,^j1', rn¡n
'i.-< u, .'q
no aceptado de la sexu;Llidad ardicnte. En Ur ¡ranvía llarnado deseo (A
S¡¡ee¡c¡¡ Name<l Dcsin:, L9a7), de Tennessee Villiams, Blanche Du
bois rparcce primero con unlvestimcnra cngañosam.'nt€ nocentc alucgo
con su nombrc:,.\r¡ vtstida erquisitamenre con un tnje bl:rnco de ra
foro5o cucrpo, collar y pendientes dc pcrlas, gu:rnres blancc,s I' som'
L.n'ro". Sin emb.rrgo, en prii,ado llev.r un quimono rojo, dcscrito en las
,r.o¡¡cionei csc¿nicas como una.l:¡¡¡ de s¡tón csc¡rlata,, rer,'e]¡ndo así
,lui rn rcrlid.,d es impun, una ninfón,ana de hecho.
h1 quc doninc la agresión o el deseo parecc dcpcnde¡ ranto del tono
,1. r('jo quc se llete como de 1;L sinración. En genenl,los rojos quc ticnden
lir3r.rnrenre brcia mondo ¡,/o neg¡o parecen tencr una releción más
,li', ir., .,,,,.l .cro. EL briLhnte c.rrmcsí
de la rosa dc da-
'rLcrciopel:rdo
2t6 !L LENGU-{[ I)T LA \IIT]DA
masco se asoci¿ a menudo con la pasión activa; un carmesí oscurecido
parece sugerir una capacidad para 1a pasión que, aunque pn:funda e in
tensá, está en la actualidad satisfecha o dor'¡ida- Un rojo con tendencia
a naranja, por su parte, parece conducir más hacia la agresión. Como
esc¡ibe Goethe en s.:, lloria de los colores,
El lado activo está aqui al nráximo de su enetgia, v no hay que er.rt:'
ñrse dc que a los hombres impetuosos, robustos y sin educación les
plazca especialmcnte este color Ent¡c 1as nacionesahaiesc ha obser
udo unive¡salmente un¿ inclinación hacia él.r
A los niños, como señala Goethe, les gusra el color rojo; aunque
esta obse¡vacjón la hizo en 1810, aún la podemos confirmar en cu¿l:
quier clase de una escuela elemental. Sin embargo, cuando la cantidad
de rojo de una indumentaria es pequeña, puede se¡ difícil adivina¡ su
significado; una corbata de color rojo vivo puede indicar energia física
y un inte¡és irtenso por 1a vida, o puede ser señal de radicrlismo polírico.
Los tonos más débiles, desde el rosa oscu¡o hasta el rosa camarón,
parecen tencr relación con los afectos- Un ¡osa fuene es el colo¡ tI¡dicional
del amo¡ romántico, tanto sexual como emocional. A medida
que se ra añadiendo blanco (pureza, inocencia), el contenido sexu¿l dis
minuye y finalmente desaparcce. EI rosa 1o suelen llevar con mayor {recuencia,
en nuestn sociedad,las rnujeres de mayor edad y las ninas prea
dolescentes, de las que se supone que tienen en común un sentimiento
de fuenc afecto, pero no de pasión. Cuanto más vieja o mJs joven sea
la mujer, más pálido es el rono de rosa que se cree apropiado para ella,
como podemos ver en los anuncios y en las estanterias de las tiend¡-s
de ropa. El rojo vivo, couencionalmente, está restringido a las muje'
¡es en los aiborcs de su sexualidad, y se piensa que es muy poco fa'ore
cedor (es decir, impropio) para quienes ya han superado esta erapa Por
otla parte, no se pjcnsa que sea poco favorecedor para ios hombres ma
yores, aunque el que tiene más de cincuent¿ años y se pone una camisa
e..¡r'¡r¡ e.r.i rcirincic¡rdo. com" ..r..o.ga" v¡rone. m¡ io'.re'.'
derech" ¿ un rlo po enciat o rgre':.o
'err;
A¡,r¡flrl¡: JUVENTUD,
¡srEtANT^ Y AIEGRiA
El amarillo b¡illante, el colo¡ dcl sol, aumenta la presión sanguínea'
el ritmo de la respiración y los latidos del corazón igual que e1 rojo,
aunque ei efecto no es tan sostenido. Se asocia con la 1uz, la alegria,
la juventud y la esperanza. Ace¡tadamente, las omnipresentes insignirs
v pee¿Lin.r' que hrc, poc., not o'den,b,rr que o que 'onrie'emo' P¿tj-
'.."r r. dia ei¡ r por lo ¿ener¿r d( e'rF.olor' tl-n inglé' colo
quial, "r""
se¡ es ser un cobarde, quizá debido a que cuando tenemos
miedo la sangre a menudo se nos m de la can, dejándola de
"ama¡i1lo"
un color más ama¡illento que antes. Este significado de ia palabra no
se tnnsfiere, sin ernba-rgo, a 1a ropa )
El ama¡ilio es un color frecuentc en la ropa de niño, especialmente
cn Ia de los bebés y los que empiezan a andar, y manúere su poPul¿rtdad
hasta la adolescencii. Con el paso de los años se h¿ce menos habitual,
aunque los tonos más claros (quizá representando- una juventud
v un oorimismo moditic¿do'l lo. .icue¡ ¡t¡ndo lo' ¡dulLo'. po o ée
'n.ol ,o..-do p.ure de unr ino.rn"n'r", n'uhr,olor' FI homb'' o
la mujer vestidoicon una camisa o un vestido de colo¡ amarillo cl¡¡o
se asume que sor Penonas optinistas y ertrove¡tidas, o ¿l menos que
en ese momento se sienten bastante aleg¡es y sociables ?or otra parre,
los adultos que ller,an conjuntos compietos de color amariilo marga*
na o manrequilla (a menos que estén de vacaciones o en el club de carnpo.
y a veces hasta en tales casos), se juzga quc son un poco tontos o
i.-"4"-". t¿r.tr" populares, para los adultos' son los amarillos
oscurecidos: oro, que -is poiasociación sugiere riquezay prosperidad ma-
L. ir. o guL.¡g¡n-b,. rz,:lrjn v cur1. en,lo' que unr :rtu'i"n de mr
lÁn rerro.o rontmr'{n¿ l¡ lmpre'lon dc 'n8en.ro
enlu'lJ5rlo
En cienas pro{esiones la ropa de color amarillo intenso se usa por
razones utjlita¡ias. Los impermeables, los pantalones y el sucste de co-
Lor amarillo de los pesedores y los bomberos los hacen más visibles
en 1a oscuridad, la biuma, el humo y la niebla; los uniformes que utili
za la policia cuando hace mal tiempo, por la misma razón, son con
frecuencia de este colo¡. Además de ¡ene¡ un valor pr.ictico, proyccran
una sensación de energía ¡' optinismo que bien podría ser útil en una
siruación de c¡isis.
a T.linn \\inlA¡rs von Cñ(r],!. Z¿,¡ d a;l.,,r. ri¡
i.rl. fu,
r-(
218 EL t¡\cuAj¡ Dr LA MoD^
coroR Y EsT¡-\llADo
'I!
Azut-: AnüoNí{, HoNISTIDAD y F!
El azul, color dcl cielo y de las montañas lejanas, esrá asociado cor
la distancia; como señala Goethe en su Ieoría de los colores, supet "una
{icie azul parece retirarse de nosot¡os... Pero igual que cuando se aleja
un objeto que nos agrad¿ ros aprestamos a jr tr¡s é1, por lo mismo nos
gusta contempla¡ el azul, no porque él avance hacia nosotros, sino porque
nos arlasrla tÉs de sio.5 ?sicológicamente, el azul tiene un electo
tranquilizador, reduciendo la presión sanguínea, el ritmo de la respinción
¡' los latidos del coraán; se ha asociado tradicionalmenre con Ia
armonía, la serenidad y ei descanso. En la Edad Media el azul en e1
color del amante legítimo y del siervo fiel, y hoy conserm parre de
su significado. Siempre ha sido un colo¡ habitual en la ropa de trabajo:
el campesino o el aprendiz medier,al a menudo llevaban una rúnica ;,
unas caizas de un color moy parecido a los pantalones y las camisas
vaqueras actuales. El azul rambién simbolizaba la fe en el sentido ¡eligioso,
y por e"xtensión la humildad y la devoción; en el arre religioso
está asociado cor la Virgen María, 1a sierva de Dios. Políticamente, en
Gran Bretaña irnplica opiniones consenadoras, una aceptación leal del
satu quo. Como explica Britannus en Clsar 1 C/eopata, de GeotgcBer
nard Shaw (1898),.el azul es cl color que ller,an rodos los b¡itanos de
buena posición. En la guerr¡ nos teñimos el cuerpo de azul, de tal ma
nera que ¿unque nuest¡os enemigos nos quiten la ropa y la vida no pucdan
quitarnos la dignidad".
Actualnente, en la mayo¡ia de las nacjones occidenrales, el azul es
el colo¡ más común en la ropa. En vacaciones cualquier muhitud, vista
desde lejos, se convie¡te err un esrampado moteado de blanco, ¡osra,
do y toda la gama del azul, desde el pálido hasta el marinq con acentos
ocasionales dc rojq rnarrón o negro. Cuando Ia multitud se compone
mayoritariamente dc jóvenes el azul es rodavía más dominantc, debido
a la ornnipresencia de la ropa vaquer¡ en esr€ grupo de edad- No obs
tante, por si mismo el azul de este tipo de ropa no se debería interpre,
tar como indicado¡ dc armonía, honndez, humildad o cualqu;en de
las otras cualidades asociadas con este color Pero sí se puede asumir
que qurenes suelen acompañar sus vaqueros de un Je¡sev o urra camis.t
azul son nzonablemente rectos y trabajadores y que se conforman con
1o que la vida Jes ha deparado.
L¡ mezcla del blanco con el azul, como ocurre con el rojo, lrrxlcr.r
i /¡¿, pr¡. /30 /31
la enerqía del mensaje. El azul claro sugiere reverencia más qtrc Lrrr.r rrr
tensidJ de la fe religiosa, comodidad más que Profunda ¡ehjación' $
fuerzo seguro más que tnbaio fisico intenso; par: el empresario.o le
.mpre,ari¿ con.erv¡dore' e' L ¡|ernatir¡ rradicion¡' ¿ l¡ '¡n"i'¡
o
l¡ blu.¡ bl¡n.¿. tr'u¡l queel ,o.¡.e.un.olorirec¡en'eennrñ¿'r nuj.."s
rn"y"..", au"q"" in ambos cxsos imPlica un caricter más tranqui
1o y más reservado que el rosa.
A mcdida que el azul tim hacia negro, se hace más serio. El azul
marino es el negro sin sus coÍno¡aciores más oscums de mue¡te y pecado,
aunque collseffa su tono de importancia solemne, e incluso parte
desu sohsticación, si bien de ningrin modo toda ella Al mismo tiem
pq aún lleva consigo las connotaciones favo¡ables del ¿zul' declar¿ndo
que quicn lo 1leva es hastá cierto Punto equilibndo, trabajador v digno
ie confianza. Se encucn¡n' por i¡nto, muy comprensiblemcnte! entrc
los p¡efe¡idos po¡ tI¡bajadores de todo tipo de profesiones, desde el banquero
inver.i;n;ra hatr e'em¡le:do de uni gr'ol:nera'
'
Fl gri.. que apagl y 'uaviz,r
e ':gniI;.rdo de rodo' lo' colores t:ene
.l .'.no azul. l-lcolordel.rp'rz.lrrrrnonia¡ l; rchi'r
'.i.i'o "obr..l
ción, mezclado con cantidades de gris cada vez mavores' implica suce
sivamente resignación, melancolía y tristcza. En inglés coloquial las pcrsoras
que estan Gzules" esrán ¿eprimidas, pero ruamente llevan este
colorp;imario; por contra, muy a menudo van con matices dc gris ¿zul.rdo
y con.omo nr,ione' de azul y g'i'.
R€SP¡T{BTLTDAD ?RITLA.RIA Y cIiA¡AcÁNERíA
sTcuNDARIA
I¡s colores secunda¡ios, el nrr¡nja, el verde y el púrpum, so¡ menos
frecuentes en la ropa que los primarios, especialmenten épocas
conservadoras. hdividualmenre, y aún más cuando van combinados,
'ugieren
lo rnu'L,al. lo originrl- lo peculr;r: un reirdu e\rrnP¿Jo cn n¿
oij". g.''y pú'puo pure.e mis ll.rmrtivo y mi' er'óri.oque el mi'no
dis"n"."
y azul. En ciertos países' el naranjase utiliza
'oj", "-a'illo
r rnenuoo D¡r¿ lr ropr de .ezuridao por 'u ¿lr¡ I isbi'id¡d (mi' ir' u'"
quc l; del rm:rilloi. Ln. rgenrc' de tniii.o lo' ccli'.r' por h no'he
u l,rr ."zado.." en ios bosques lievan prendas de un naranja brillante,
i¡si fi;sforc.cente. En parte, quizá, como consecuencia de 1o anterior,
c,¡c c,,1,', 1,.r llcl,llo.r sifanificar peligro Y a ser una ll¿mada de xten-
, i,i,r | .r.¡li, i,"¡r ,le,,^¡,,l,l,rncr,.rl nrr.rnja suaviza cl mensaje' aunque
,,,,,1, 1r,"1,, 1," lr,,¡r,|'r,",I, |.r *cr,r tlc II¡rc Krishna cicrtancnte
220 !r LEr{cu,\TÍ D[ tA t4oD-{
cr()LoR Y tsL^Ñlf^lrr
rrl
están llam¿ndo la atención cuando lan por las calles de las ciudades
b¿ilando v cantando con sus rúnicas de color nannja claro; ¡ si se va
con prisa por llegar a algún sitio, o si se es padre de un adolescenre
r,'ulnemblc, pueden representar un aur¿ntico peltro En la vida coriente,
lleva¡ un vestido o un traje naranja, o incluso de colo¡ melocorón, albaricoque
o ros:r salmón, es exigir que se fijen en uno. (En pequeñas
nciones -un cinturón o una bufanda, por ejemplo- esros colores pue
den parecer simplemente alegres.)
VEI¡E: pRoscRlTos, HADAS E IRL{NDrsEs
El verde es, por supues¡o, el colo¡ de la hie¡ba, 1os ;írboles y todos
los cultivos, del campo y no de la ciudad. Una luz roja hace que nos
peremos y nos avjsa de un pelig¡o, o, en ciertas áreas urbanas, dc un
tipo de púctica sexual peligrosa. E1 verde nos ianza a la iibened de Ia
jungla y del bosque. Lo lier.an, más caracrerístiemente, el proscrito Robin
Hood (originariamentc, según algunos esrudiosos, Robin \lood)+ y su
Al ser el color de la vegetación, el verde tiene antiguas y fuenes con
notaciones con la fe¡tilidad y el crecimiento. Es e1 color que tradicionalmente
sc asocia con la magia y lo sobrenatural. Las hadas de Gr¿n
Bretaña suelen vesti¡ de verde y a veces tiencn los ojos verdes, el pelo
vcrde y hasta la piel verde, como el Homb¡e Vc¡de del folclore y el
Cab¿llero Ve¡de de la le1.enda medieval, que pueden de¡iva¡ de dioses
naruralcs pag¿nos- Vesri¡ de verde a menudo impiica una conexión con
los poderes dc la naturalez¿ o con la fue¡za vital. En la obn de Virgi
nv. \Ioolf AI Jiro, la señor:r Ramsey, a la que se p¡esenra como una
especic dc diosa secular de la natu¡aleza, Ileva un chal vcrde con el que
cub¡e el cáneo dc jabalí que en el lib¡o sirnboliza ia mue¡re.
Durante la época de auge de la magia y de 1a libenad, f¡ente a l,:-s
restriccioncs urban¿s de finales dc 1os sesenta y principi os de los setenta,
el ve¡de fue casi tan popular como cl azul entre los mdicalcs; Ios
tonos preferidos eran el verde musgo, el verde guisantc y especialmenrc
el verde oliva (quc mezclaba el ve¡de con un marrón terroso "narur:rl,).
+ gtrbrír ¿qui l¿ nnna ¡liliÉncir,lue cuando .n csp¡ñoludimos ¡ .rf r(¡!n¡.¡. ¡, I'
l¿re¡d¡ nrgl6r co¡ro Robin Hood Gotrúundo .1 no¡iúc cn su ldDr.riginrl
,to¡, sisnili.r
"d ".t,,,,
".ipuch¡
.osdi rl.udlo ¡. uo rhrigd r !u..u¿ls¡ rn'. h .,1.¡¡.i.1,,,,
s. lc llaDx ltob¡r dc l.! RoirL's 1"1,ü!us $ un,, ,1,¡,^ ¡,1,,.,1, ¡,,,,¿ -,1,,
"qDit',
I
Hoy en día son menos habituales, y si no hay en l¿ ir¡.lurrrrrrt ¡r r¡ ' 't
r' "
signo.que lo"conrnoigan. \epueden rom¿rcono'u¡.-rr' i''l 1'rr"'
pár la i'o.' .rl,rire
libre y de ur inreré' por l.r :.rdi., .r ¡ o l" r'rr r' ¡'
ios natur¡les, las tuentes de energía alternatiras, Ia acción ecológica v
La otra asociación imponante del para los anglosajones es con
"erde
el origen o ia nacionalidid hib"'nesa, con simpatías republica¡as
o xntibritáiicas. Hubo un tiempo -.n"do cn que exhibi¡ en klanda si
"
quicz un troro de reh terde en un acro poliri." g'aue. in'lu'o i.rLidico.
oue. la. ¡urorid¿Jes e"r¿brn..omo dic<'.r vreia erción. "colgando
a hámbres y mujeres por vesti¡ de verde>. Hoy perduran algunas de
estas asociacjones. Er lrlanda del Norte, la preferencia por el verde de
los p¡nid¡¡ios de la independencia se puede notar en Ia televjsión Al
sur¡e h f¡ontcra, también la compra y la exhibición de corbat¿s, bui¡rd¿s
y icncy. de co or ve-derivo-¡ deIr¡ie'deun¡¿r¿1'utirmenre
ue.do."- e' en cieno .enr id^ unr rf rn-rción Pol ic¿. que no piel
'
de su tue¡za cuando el hombre o la muier irlandeses viaian o viven en
el extranjero. Para las personas de ascendcncia irlándesr, más que de
nacionalidad irlandesa, el uso del ve¡de es menos serio; sin embargo,
es costumbre suya vestirse con alguna prenda ve¡de el día de San Pat¡icio:+
Como son muy pocas las personas que compmn roPx que sólo
se pucda usar una vez al añq cualquiem que posea un vestidq una camisa
o un jersey de un color verdc panicularmente vivo es muy Proba
ble que tenga nombre i¡laÍdés o algún antepasado irl:ndés.
PÚRPURA: RL{IJZA
Y VIII-GARIDAD
El mondo era originalmentc el color más ca¡o para la telx' Pues el
tinte que se utilizaba para conseguirlo se sacaba de una especie muy
nra dic¡ustáceo. Como consecuencia! er ml¡chas sociedades principalmente
la de la antieua Bizancio este color estab¿ reseflado pa¡¿
ia nobleza. l" púrpuo" llegó a significar ser de sangre noble,
"Vestir
c incluso en la actualidad ia ropa que utiliza la familia real inglesa en
las ceremonias dc co¡onación es de un terciopelo púrpura oscuro. La
invención de los tintes dc anilina en el siglo XIX hizo que el colot real
fucse más fácil de conseguir, y durante un tiempo muieres de todas las
c¡tcgorías soc;alcs se deleitaron con ioPas de deslumbrtnte m.rgenta,
! \rtr r)r' . " ",
L |r',ni {lc lrl]ndxr nL lt{ivid¡l \. .dcbr cl']i¡ 1/ d. m}b lTl
222 EL r¡NGUAt! D¡ LA \4oD^
ci-uel; ¡ orquidca. .rdemj. oe roio tuego y .!zul elé. r rico. Sin ernbargo.
hrc r finale' de e'ro, colore, quim:co,inretr,os
'iglo
haoirn come;rdo
ya a caer en desgracia: ahora se decia que eran chillones y poco favo,
recedores, y estaban asociados con la presunción y Ia Lulga¡idad. Ésre
er¡ e.oeci¡lmenLe el c.o d< lo. pi "pu"a" y los nor:dol eu¡ndo la ¡¡orrgoni'rr
de l¡ norel¡ oe F. \,a. F¿'.tet Lna habitoaón,an vt,u,¡+
Room s'rh I \ iewl sc pron elc J un hombre quc no le conriene, su
error se expresa en el lenguaje de la moda. El .vestido nuevo de color
.erezafdeT Lrc¡lha sido ¡n fra,¡,o., led.r un a,pecro derras:aJo m;ci.
lenro.. nos cLenr¿n. y,u propi: m.rdre la c"mprrr.on ur llamen.o.
Como.novia del ¡ico, esnob, frio e intelectual óecil Vise, Lury queda
atr:rpada (como implica el nombre de su promerido) en un to;D;1 Al
intentar complacerlo, ella reprime sus jntereses y simparías naturales
y. como. con.ecuen. ia. esro lc da un .r"prcro de ir',o lu¡o y deb lid,:J.
me¡¿rorrca y lrterá]mcn¡e.
.-fn' la ,.gund.r +er¡: mund:¡r lo, pú-purus riro, y lo, púrpun"
ror,/o\ go¿¿ron dc dn¿ cierta re. uperución. Acru¿lmerrc oL¡a veu h¿n
cardo en de'gracia. I io. ¡"csore, de re*u¡riose ret,eren r ellos como
colo¡es "de
ciase media !aja,. Lrs tonos más apagados del púrpun si_
guer. no obn¡n¡e. esr¿r-do d< moda. ¡ ¡ún cun.ena¡ p¡ne oe,u ¡ureol¡
org ndl d€ rr¿l,, e,pecirl. Lo. ro ror LiruelJ ¡ brezo sugieren .iqre,:
y elegancia, y se ¡refieren para la ropa de fiesra. Cuando el púipum
se mezcla con el blanco señala una a¡isrocr¿cia de mente y alma_más
que d< riquez.r I pode : prece molic:r r,n refin:nrienro ¡ ,nu..n,iU -
lidarl ¡ri.ric.r o e.nocion¡i espe.irle'. El homb.e con u.r¿ cániu o<
colo¡ l¿r,anda, la anfitriona de una fiesta vestida con traje largo de color
lil:. prrcen rener {u prercnd(rlo) pcr.ep.ione, mi" rina, v grvo.
mr( relrn¡do\ que \u\ In! ¡do' ve. dñ, d( rul o 'o.¡.
L¡ desitr¡. ón
contempoúnea deJ colo¡ lavanda como un indicador gal tiene"que uer
en p¡¡t€ con esras asociaciones. Cuando el púrpum se mezcla con el
gris,la impresión de sensibilidad se incremenÁ y ie hace almismo riem
po más ambigua. Ios malvas y violetas suavcs son los colo¡es de los
'ueño, 1 la. vi.ione.. de l¡. ilu,iore, 1 lo. en.arr.rmienro,.
M,lnnóN: rsralnroll,
rcoNoMí{r ¡RAT¡RNrD^D
El marmn, aunque técnicme¡te una mczcla de nannj¡ y ncgr¡ csrj
mejor considerarlo cono color por derecho proptu. Sc rs()c;,r (.,)n Lr
'r Ero\iAniln,..!nn¡,,r,r,r¡,¡!r,iLif.,t.,t\trt l,, I tr l
rierr¿ y con la ¡atunleza, pero con 1a natumleza en estado letárgico:
con el otoño y el inviernq no con la Primrvera ni el veráno. Es el co-
Ior de la Lie¡r¿ ar¿da, de los campos en invicrno y de 1a madera curada
o acabada: sugiere segurid¡d, estabilidad, fue¡z¿ En los países occidentales
es el colo¡ más habitual para la ropa de campo; los diseñ¿dores
de vestua¡io también lo recomiendan para los hombres y mujeres de
negocios que trabajan fuera de las principales ciudades y quieren inspr'
rar simpatía y confianza en sus ie{es, sus empleados y sus clieftes
Como tinte, el ma¡¡ón siempre ha sido banto y fácil de conseguir'
Un mar¡on cla¡o es el color natural del algodón, el lino y la lana sin
blanquear, y también de los cueros; y son comures las sust¿nc1as que
se utilizar para dar un tono m¿rrón más oscuro a los tejidos y los cue
ros. I-os m¡rrones pxrdos y g¡isáceo son txmbién los colores en los
que menos se ve la suciedad, y en una época anterio¡ a la aparición
ie las lavande¡ias ¿utomáticas, en la que el iabón cra caro y el agua pal¿
Iavar habia que sacarla de un pozo o del surtidor público y después
calentarla al fuego, ésta erx una ¡ecomendación importante. Estos co
lores natunles apagados los preferían también el ascetismo religioso y
la moralidad puritana, que desconfiaban de las prendas de vesú¡ de co-
Iores considerándolas causa del orgullo y 1a lujuria, ambos peca
"ivos,
minosos en sí rnismos y motivo de pecado en las pe¡soras. El marrón
y el cxtaño se convinie¡on por tanto en los colores de la piedad, la
Dobreza. la economia y l¡s ambicioncs modestas.
^
I-os ma¡¡ones medios y oscuros son discretos, tranquilizadores, sólidos;
sugieren seguridad y tr:baio arduo A menudo también implican
unaausencia de pretensionesociales, que puedcn por supuesro combrnane
con una posición social alta, indicándose esta última por medio
de 1a tela y el ione de la indu¡nenta¡ia. Un m¿r¡ón ama¡illento es el
color ideai para el camuflaje; siempre ha sido el preferido de los leñadores
y de aquellos cazadores que no co¡ren ningún peiigro de que les
disparen coÁpañeros de caza Poco diestros. Está asoci¿do, por tanto,
con las profesiones y las actividades de esPárcimiento que se suelen desarrollar
en los bosques' eza, pesca, tala de árboles, acampada, arcur
sionismo y otras por el esilo. El tono del marrón verdoso conocido
como oliva o caqui se ha converddo en el preserte siglo en el colo¡
habitu:rl del unifo¡me de campaña. Actualmente, incluso en el traje de
p.risrnr,. titnc un aspecro militar y sugiere acción práctica y agresiva
Sin lrr11.u .r,lrrrl.rs¡,,r cstr razón, ¡aramente se usa en la ¡opa de fiest:l.
lrl r¡.rrr,,r r' 'lrr,',
|¡rr su prr¡tc, es habitu¡l trnrc PaÉ el tnbajo como
¡,.rr.', 1," r,' l .' l¡ v, ¡,.ili,l,' y c*,rble. conrbinrn,:1o l,r encrgia y el
's{ru*¡'
22]
221 !L LT\GU¡JI DE L,'\ \Id)^
COLOR Y ESTII\II\DO
calor del rojo con 1a seguridad del marrón. Según los diseñadores de
vesLuario, es uno de los pocos colores que son efecrivos t¡nto profesio
nrl con o '. ' uJn, nre. v r¡nrñ pJ,r honbre, c"nro p¡-: nuie-e.. r,
rmb,(n n u) p"prlarer la rrqu re(,r h: ,n Io, F.r¡Jo. L nio.,. lo.
establo se pinten tndicionalmente de este colo¡ igual quc 1as casas (es
pecia.lmentc las de campo) se pintan tradicionalmenre de blanco. Semiótic¡mente
hablando, tal eleciión es aprop;ada. Tanto el estabio como
l¿ üsa dc campo son cscenario de r:bajo físico y de actividad sexual:
el xlmacenamlcntoy el consumo de alimcntos,l¡ procreación y la criaa,
za; pcro.el establo es secular, y la casa -cenrro de una vida famiiiar
espürtualmcnte lcgirlmada- cs sagrada.
El m¿ffón mu]' claro castaño o beige- es cl más ¡eutro de todos
los colorcs, el menos cornunic¿tivo. Nois casualidad que e1 derective
clásico del teatro y del cine visra con una gab¿rdina de colo¡ casraño.
El cspí: también puede llevarla, pero debajo {luizá haya toques de ne
gro stnicstro o gris misterioso. En sí rnismo, el casraño no cs ni alcgrc
niLri'Le._ri ¡criru p* 'o. Qu ere. orcticrrq o,ulL.r ..l, <m"cione..
o d.l\ r hrcerlo por r,r,,one. pro¡e.io.r;1e..: mcnudn Icr¡r :,.c_nrn
t¿¡ias quc son completanente o en su mayor pa¡re de colo¡ castaño
o berge, a veccs con la adición dc un gris convencional. Cuanto r¡ás
( hm\ ún <.ro. \ ^
o *. rr j. Dr"b,ble e.. ro ob. : rre. q-c .c f:. ,r < <
brdo r"n-L,,cr pr a d.mo,rrur ,l.,ara, p"r medio del r or ,¡no O-
CoLoR Y coNFoRMtDA¡
El estado dc ánimo de una nultitud, igual qr,e el de un indn.iduo,
a menudo se puedc leer en los colores de la ropa. En 1a o{icina de una
gün.empresa, o en un congrcso profesjonxl, suele darse un predomlo
cle colores convcncionales como gris, azul marino, beige, marrón
ctaro y blxnco, sugir;endo una actitud general de seriedad, rnbajo ar
duo, neutralidad ysiaas. Ese mismo grupo de pe¡sonas en una comnl¡
c np{\"\ (.unr ¡.r,.r J. ,el¿i:do,¡zule..-oo.y r.rrñi,\. !. ,r .
qu<.dernr lo y de. Por 'r no. hr, e r 'e
_nr o ..-r,.a, re r.nl,
las luces giratorias con extremas combinacioncs dc púrpun, c,rr nrc'i.
naranja, turquesa, o¡¡, plata y negro. t_a tendenci¡ de los mirint, v l,^
congresos políticos también sc pucdc juzg,rr por su col,r. I.r ,r,'r',
vadorcspr€sent.¡ncolo,.ssUr!(s{)ffi¡rrriitr.(\t,,.,i.,1,,,,,,,,,.1 '
,,i.),',,,1
cl¡.oyelrzol nrrirrr,,rrri,rrrr.rr,lrrrLrrr.rn,.rrrt,.r ,r,,,, I t., t,,,,
ce desde lelos a unos panhloncs con parches: básicamente azul vrque,
ro, pero moteado con todos los colores del arco iris.
Aparte del camrleón, el hornbre es el único ¿nimal que puede cambiar
de piel para adapta¡se a su entorno- Dc hccho, pxr¡ func;onxr con
e¡ito ha dc haccrlo así. El individuo cuya ropa no entra den¡ro dc la
gama reconocida de colorcs para una situación concreta llam¿ la ¡tención,
norm¿lmente (aunque no siempre) una atcnción desf¡vor¡ble.
Cuando un niño dcja su camaleón en el suelo y éste no se vuelve marrón
sabemos que la mascota es¡á gravcmcntc cnfcrma. De igual modo,
a los homb¡es o las mujeres que empiezan a ir al tnbajo con colorcs
di..orequero,y un.r r. ir-J,'Li"a,< lo. mir¡c"npre..rp.l.ior ¡ .opccha.
Si no se ponen de respetable beige azul, marino o gris en un
plazo razonablc dc tiempo, sus compañeros saben que no van a esta¡
por allí mucho tiempo más.
EsrAM?ADo Y DEcoRAcróN
Desde un punto de vist¿ utilitario no hry recesidad de que la ropa
raya decorada con adornos o con bordados, o que esté hecha con tel¿s
estampadas. Conro estas complicaciones aumentan innecesa¡iamentel
coste de las prendas, siemprc ban conferidosraas. Por lo gener.rl, cu:nto
más complejo sea el diseño ¡' más colores se usen, mayor es el prcsrigio
de la prcnda. Sin embargo, también es verd:d que en un¡ tel¡ de colores
lisos es más lácil ve¡ las manchas quc cn una tela estamprda, y una
vcz quc el uso de máquinas pan tejer y est.rmpar hizo que las telas es
tampadas fuesen relativamcntc bxntas su r¿¿lr5 declinó un t:nto. Ac
tualmente no ha1' mucha diferencia de prcstigio cntrc la ropa estampada
¡. lisa, a menos que sean estamp:das a mano. La ropa que se ve
claramente que se ha decorado después de haber pcgado las piczas (por
1o gener:l con bordados o aplicaciones) sigue siendo un anuncio excelente
del ConsL¡mo Ostcnroso. Las prendas más prestigiosason l¿s que
combinan grandes áreas de tejido liso claro y {ácil dc manchar con arristic¡s
dccoraciones hechas ¿ m¿no.
El núme¡o de estampados posibles es infiniro. Adcmás, cualquicr
¡,rtrón concebible se puede producir en una gama inmensa de combin.rcioncs
rle c,rlores v csrimpxrlo o tejerlo en una arnpli: v:riedad de
rcjlrl,^ l','r .i,,,1'lilie.¡r. ¡odemos distinguir enrrc cstampados abstrac-
1,\.,1,{ ,,'i,,,.i.,¡r', ,rr,zel.,s rurrcl.rblls (o (les¡gi:}dablet de líne3
'',
\,,1,,¡ ,,, ,,¡,,,1,,,¡,r,-.,,rr
rrivor, itor rnue\rrnn objcros o símbo-
226 rr rrNr,L \tr riL ra Ni\¡A 227
1os, aunque en la pnicticr estas categoríase funden unas cn otras. Se
puede hablar también de estampados geométricos y no geométricos.
Aunque cual<1uier estampado quc se repita a io largo o ancho dc 1a tla
es técnic¿mente regular, 1a repetición puede estar ran espaciada, o el
dibujo puede scr tan grande, que la regula.idad no sea r.isible en una
'lbdos los estarnpados obviamcnre geométricos, incluidas las rayas,
los cu:dros y 1as inágenes regularmente espaciadas de cualquier cosa,
desde osos hormigueros hasta zinnias. parecen tene¡ ¡elación co¡ cl desco
de ordena¡ de alguna forma el unive¡so. Las rayas, por ejemplo.
parecen expres¡¡ a mcnudo un esfuerzo organizado, un deseo o una
capacidad dc l:r linea" trazarla po. uno mismo o por orrr.'s. Por
"seguir
asociación, pueden sugcrir seried:rd y recritud. El tipo de eduerzo en
,r.,Liónprr..cJ.p.rderCel¡¿n.\u,"J, r. r'1 t..T" r" n.'
tiendcn a sug€rir esfuerzo físico organizado del tipo que necesiran 1os
miembros de un equipo dcportivo; las ralns estrechas parccen rener mas
que ver co¡ la acrivid¡d mental y el ordcn intlectual. Los tened,¡rcs
dc libros, los conr:b1es y los oficinis¡as se suelen representar a menudo
vestidos con cimisas o blusas estampadas con cl ripo de ralas más es
trechas cn blanco y negro o en :zul narino y blenco, imitando las Li
neas de un lib¡o de co¡tabilidad, ¡' sugiriendo atención y energla dedi
cad¡s a ordcnar asuntos detall¿dos. Ln cicrtos casos. no sólo la ¡¡chu¡a
de las nyas puede ser informativa, también puede serlo su cvidenci¡.
El traje a myas fitas dc1 jugador tredicional se difc¡cncia del r:je del
banqucro o del agente de bols¿ no sólo cn el co¡re sino en 1¿ definició¡
mucho mayor de las rayas. Los dos homt ¡es están rclacionados con.-:l
cular las posibilidades de una gr:n inversión, pero se puede rer quc cl
jugador lo hace de forna nir abicrta y sin ningún aire dc cstar por.
encim¿ de1 afán dc luc¡o.
En el pasado reciente se podian rcconocer al inst:nte dos tipos cspt
ciales de vestimentas r nyas, que se nnit:ban a mcnudo en l¡ ¡¡,¡Llr
Uno er¿r cl dc los osados pant¿lones y camisas con n1-as bhncrs v r.
gras verticales tipo preso, quc iconogr.ificamente sugdi.rrr l,^ 1.r, r,,r,.
parJelosdeunacárccl.FL¡er¡delosn¡u,¡xcstcc.t,,,r1',,i,,,¡,,,,ri,,,,1
frccucnciaenpij,rmrsvcrn,is,rres.quc* r,r,,li',, r,
.p,rrr ll r'¡.,r.,r11.r", 1,,,1", 1,,"r,,,'i'r L.L,i ,, ,'r 'r' r",r,',',
l.r¡ frt d. ,¡r.r fns d¡l¡srLor.uno d
del +¿1r¿ d. L,ols¿, rúu.il¡ hs .olLdrnar
de ü. lif,'. de .o¡¡rbiliL]]d. Obsó.r.¡n
hDbi¿n lx.rmnr negnr l¡ corb¡ri bl.n
ctr de su rnigo qE, J indi¡ los.olor.s
h¡bnurles del rrrje d¿ crll., imtli.¡u!¡l¡
Érnin d¿ lG ralo6 .oñlDcion¡l.i Alixr
]m- ylulÉ ()nrins en ün1rcp,sor¡ión
,te¿7t.,¡
1 ¡1,J (cuy\ .rnd l).lls)
monio es una cspccie de encucelamiento. (A r,'eces esta ropa dc nochc
de presidiario incluso llevaba inprcsos gnn<1cs números, como los uni
formes de prisión originales.)
Las rayrs horizontales azulcs y blancas se han asocido con los m¡-
rinos y con el mar desde hace más de cicn años; quizás imiten la linea
del horizonte. El jcrscv a nyls de marino francés, descubierto por los
turist¿s c1e la Riviem en los años veinte, pronto sc puso de moda en
el rcsto dc 1os países occidentales. En un principio tenía un airc clcgan
¡e y europeo, además de náL¡tico: sugeria barcos de vapor de prnnera
clase y eros yates, cruce¡os por €l Mediteránco o por el C¿ribe. lron
to estuvo tan copiado y era tan fácil de conseguir que perdió su asociación
con 1a riqueza ¡r la elegancia. Hoy en día, cspccialmente cuanclo
s.'llcv¡ con panralones blancos largos o cortos de lona, aún evoca la
n,r,q.r, i,',,r, .rrrrr¡uc.rhon en ba¡cos nás pequeños y sencillos.
LLN;L 1lL r't I c \rrrr'\
T,rlr,rN¡s v r:u¡onos
l-,or cstanpadtx de cuadros rambién itrplican estue¡zo ordenado, ¿u¡
que de un tipo rnenos lonn.J y colectivo. Los tcjidos dc rartán v a curdros
puece que se us¿n con mr¡,or frccuencia en los deportes indiri
du¡lcs como cl tenis,v el golf; v las r.r,vas en 1os depones dc cquipo
como el fútbol y el rugbl'. (l-as irxlumentarias a ravas de los 1-óquels
se pucdcn crplicar por cl hccho de que hs carrer¿s de eballos son u¡:.
conpetición entre equipos de dos unirhdes, dc caballo ¡, jincte, en hs
que ln coopención cs cscncial.) Como ocurre con las rar'-es. suele suce
dcr <1u cu:rnto más pequeño es el cuadro, rnenos latigosa cs 1a ectir i-
dad lisic.l. I-os tejidos de cuadros grandcs sc consideran apropi.rdos p.rr.r
profcsioncs quc crigen gnndes mor.imientos. especialmente al airc :i
bre: agricultun, rransporre de rrolcos, trabajos dc const¡ucción. c¡z¡.
taln de árboles y acampada. Los cuadros más pequeiros parecen apro
piados prra Lmbajos dc olicinr y prra .rcriridades lúdic* como c1 go1f.
la pesca y la naveg,rción.
Los tarrancs scncilios que combinan el blanco v o¡ro color c¡ c,rn
tidadcs iguales se suelen denorninar ..cuad¡os de guinga,, incluso cu.rndo
est,'in hechos er sed,r. lana o rcjidos sintéricos. Lo más lrecuen¡e e.
quc combincn cl blanco con los colores prnmr;os, rojo o azul. Sc aso"
cian h.rbi¡urlmente con ¡c¡i"id¿rles¡unlcs sc¡cillas y anticLrrdas. r sLr
s;<rrr rr l-riu,.r ór.rh. o.p.-11", -'\¡ .u r bc ..
tablc. A menudo se ¡socian con 1¡ cocin¡ r. l¿ conirl:r los liblx Lit
e,a'..ip..r.'uelenll.rrr 1r'J,. u .pq,e¡ .r',-
mcsas dc cocin¡ v de restaulanre m.rn¡eles de cuadros granrlcs.
T¡:dicionalnen¡e, sob¡e todo en el ¡ert,o v cl cinc 1: guinga a crr
dros rojos o azules la ll"van Ios h'rbit,rntcs del medio LuLal o de pL:cb-o.
pcqucños. tiuendo estos tejidos los llevan otro ripo d¡ ¡cnon¡s ':ri.
sofisticad.rs, pueclc que estén cxpr.:sando simplemenre energia ri¡¡l r ',,
cl dcsco dc una rida más sencilla. En ot¡os casos. epecilntnt rurl
do el res¡o de h indumenta¡i¡ es lormal o rl.,,r conro un di¡c¡ror ¡r
¡ís¡ico oestido con un trajc Savilc Rol dc color gns oscuro r u n., .,,n,i
s:r de guing.r de color rosa podernos sospech:r un¡ ¡¡cr,¡ 1.¡¡,.. ,;¡i:,¡,
Hay otros estanpados dc ran,in cu¡ tlcncn .rroci.rrrons .'¡r.:.r1, ':
1os cu'rdros rojos v blancos muw gnndes de los lrñ¡11,,,,.: L' ., .r,l ,
tipo m:ntel rnilimerrado f,rvoritos dc .rrquiccLo. i,rqrr,, r, . , ,1, L,',, ',
tes; y el cuadro dc nrdrí docolorlJo dcl ¡rr¡¡'r,. ,i 1,, ',,,r,,,,
,1,,,',
lndividuales pr.rctic.rdos tlc li,rn¡¡ ¡.,l,rlll,,'.,. Lit r ., ,r l
',,r
ri orr¡cr iriri,1.r1. I L,,.i', ¡¡.t r,' i',,,,,1,
'*ffiru'.Il
raftr¡i..r L.s.uidros 5u.l¡n n,g.rt t.tr
L'aro ¡du. r'tr menn¡o los lll nnr |.rs...b
qut n ro,¡¡n Lridtrtnsc.nJ. \úin'..n1
l,iir un n.rie de .u.aL¡, gi¡ds .. , unrü
di¡¡ r Ln$ zrprlilhs r¡ b¡ll.t ¡ r.nes,.
l,¡l¡rln! F'r ,n¡i.:¡ .o.rFo¡, r. trhlcz
ú¡.i.o r nonl (!l u.tin.t n¿gr, j grtr
¡i ¿l.ri!i¡rl, isúrl qr¡ .n .n: n,O ¡¡¡
bi.tr Demins. .s.rnor¡,a úirifi F.1í,.1
. doünid¿n\r S¡I¡r¿irn.o, 19sr. fob
gr¿fir J! ln rú alun¡Lithr¡.
lengua independicnte. es el t¡rtán de los h¿bit¡ntcs de las Highlands
escoccsas. lgual que el vcrdc de los irhndcscs, estos ¡¡rtancs tlenen ur
a¡tiguo signific¡do politico. También cstuvie¡on prohibidos por ln lcy
brnánicr unr 1c¡'aprob.lda por clparlamento cn 1746 convirt;ó cl uso
dc t¡rtanes en Escocia cn un deliro polírico; esta ley sc rcvocó en 1785
después de muchas protestas. Incluso hoy la erhibición de ta¡tancs de
cl:n es a n¡n"do un acto político. Es tartbión sumament. into¡mati
ior ¡omo c¡da clan ticnc uno o más esrampados c¡rlcrcrísricos, uni Pcrson.r
iniir m:da puede identiiica¡ ¡i propicL,rrio de un chel o un kil¡
con¡o dcscendienre de una familia deter¡ninad¡ en¡re nrás de cien f¡milirs
anriguns. O t.rmbién, menos fclizmente. pucdc advertir con disgus
r,r qu, nl.qún i :rnqui o .rlgún vs.cr,zr,4" exhibc promiscu¡mcnte un tar
rin lbr: el quc no ticne ningún doccho hereditario. Hoy en dí;r tan
Jc'.,t,¡,ru¡¡clos sL:cesos es¡á¡ cspecialmentc dcstinados ¿ los ¡niemb¡os
,lr l, .l.L¡es S¡rrv¡rt. Clordon y V,rllacc. Sus tartancs ancesrrales, quc
^
1, , , r ,,, lrlrl,i,,.,loncs de colr parriculrrmcrtLt
" agr.rdables, csLán .rho
,,, LL, ,i,,,r ...,, . ,,, ,Lr,r/fril.ntr,"'fN..t¡$ úrn!
, t. ,,.n I
LU rR\ : AIIIAOC
210 ¡r LENCUAIE DE rA rfoDÁ
¡a¿mpliamente¡ep¡oducidos
comercialmente, y no sólo los lleran quicncs
no son escoceses sino que se usan ¿demás en palagua-s, paPeler"s.
queta de un adolescente pueden proclamat quc é1(o sus padres) sc con-
na cáiida, luerte y cariñosa; los banderines de una univcrsidad en la ch¡
maletas y hasta para vesti¡ a los animales de compañía-
sider¿ a sí mismo mate¡ial escolar. Es important€ ¡ecordar, no obst¿n
re, que un estampado puede no significar 1o mismo para quien lo lleva
que para cl observador no informado. El hombre que lleva una camisa
LriNAnr.s Y FroRrs
con un estampado de peccs puede haber nacido en febrero bajo el signo
astrológico de Piscis; la mujer que llcva a Bruin" en el pecho puede
Igual quc las líneas rectas sugicren orden y control, las líne¿s cu¡va'r
que ro \e ené pre\(nrJndo ¿ 'i
n.i'm¡ .omo t n o\o.
sugieren libertad y relajación. I-os estampados de lunares, en 1os que
amante de ios animales salvajes o una pcrsona cuyo nombre es Baer:+"
los circulos están dispuestos en una cuad¡ícula rectangular, son intere
En la ropa de mujer los diseños representativos más comunes son,
santcs desde un punto dc vista semiótico porquc combinan los exrrc_
con dife¡enci¿, los botánicos. Ios estampados dc flores, especialmentc,
mos de lo rectangular y 1o cu¡vilineo. El efecto de esra paradoja, quizá
parecen simbolizar la flminidad, y los hay de tan¡¡s vlied¡des como
lógicamcnte, parece ser el humor. Cuanto m& gr::ndes son 1os círcu
mujeres los liemn. Las flores pueden ser diminutas y delicadas o descomunales
y atrcvidas, para adapt:rse así a una amplia diversidad de en-
los, más gnnde y más {isico es el humo¡. l¡s lunares gr:ndes, dc1 tipo
que tradicionalmente lleran los disfraces de palaso, sugieren farsa, cai
c,mro femcnino, desde 1: pequeña Nell hasta Ca¡men. Pueden se¡ co
das y bromas pesadas. los luna¡es de t¿maño medio o del ramaño dc
nocidas o ert¡añas: rosas para la belleza clásica, hibisco para la mujcr
una moneda implican alegrí: y vitalidad: 1os estampados de esta er:ten
fatal. Las margaritas pueden sugerir que quien las llera es una sencill¿
sión se utilizan ¿ menudo en los vestidos de fiesta, los peleles, los pija
muchacha de campo, las orquídeas una sofisticada fLo¡ de invernadero
mas y la ropa infantil. Ios lunares un poco más pcqueños parecen cstar
Árboles, helechos, hicrbas, {rutas y verdulas otrccen más posibilidades
asoci¿dos con un humor en gr:n medida verbal, que puede scr sencillo
simbólicas. (La frecuencia con quc aparecen las m¿nzxnas en la ¡oPa
o sofisticado dependiendo de los colores que se uscn. Comediantes !c¡'
prcmamá, por ejemplo, no puede ser lbrtuita.) Y todas estas plantas
trales y televisivos de ambos sexos optan por este tipo de est¿mpados:
se pueden reprcsenrar en muchos estilos, desde el botánic¿mcnte exrcto
(a veces acompañadas dc sus nomb¡es latinos) hasra el totalmentc
par:r los cómicos varones 1¿ co¡bam de luna¡es (con liecuencia corbatr
de lazo) es casi un distintivo de su profesión. Cuando los lunares so,r
decoratir-o e impresionista. La observación sugiere que las muieres prácric¿s
y realisras, con aleuna expericncia como jardineras, pre{ieren las
muy pequcños, predominan los ángulos rcctos, y lo que se P.oycct.r
es simple buen humor o (especialmente cuando se usan el blanco cl
plantas auténticas con sus colores natur¿les. Las manchas abstractas que
-v
negro) ingeniq sáti¡a e i¡onía de una notabie sofisticación.
no crecen ni en la tierm ni en el mar son más habitualcs en la rop:
los csrampados figurativos suclcn combina¡ la: lineas rectas y 1;r'
de mujcres que, por las circunsrancias que sex o por inclinación, están
cur-vas en una cuadricula que puede ser evidente o puede estar ocuL..
un r¿nto aisladas del mundo n¿tur¿I.
dependicndo del diseño, combinando así una cie¡ta c¿¡tidad dc libcr
Hubo un tiempo en quc 1os hombres y también las mujeres llevaban
ropa cubiena con diseños flonles. No obsrante, desde aproxirra-
tad e individualid¿d con una cie¡ta cantidad de o¡dcn convencion¡I.
La mayoria de estos estampados consisten en pcqueñas imágenes de lbrnr.r
damente 1800, excepto algun chalcco floreado, la decor¡ción botánica
irregular (una raqueta, un bxrco, un ramo de tlores) quc sc repitcn .r
estuvo Limitada al sexo femenino durante más de cicnto cincuenta áños.
intervalos regularcs. Estos diseños parecen simbolizar.r veces l.t c:rp.t.i
La explosión conrracultunl de la década de los sesenta, con su relaja'
dad o el deseo de quien los lleva de con¡¡ola¡ algún grupo dc i,bjct,".
mien¡o de las no¡mas en la ropa masculina, hizo qere estuviesen permiriclas
las crmisas y las corb¡t¡s de llo¡es, c incluso que se pusicsen de
de se¡es o de conceptos. Así, el pesedor deponivo pucdc lltr,u trrr.r
c¿misa con truchas o atunes impresos y cl alumno de cnsc¡r¡r¡z.rl,
mental una con l¡s l"tras dcl al¡eced¡¡io. Otn posil,ilnhl .',¡r', l,'
, L, , ,)! ¡,r¡! rn lr\ tibuh\ v co i ,!ruü,r populrr. 1.o..¡¡ d¡
',l,
objetos represcntcn a quien 1os 11eva. l.r irxor cuyo jersct t.,,1,,,,t t,l,'
,,,1 ,.r,,,,,,.1 ,1 |tj,,,,1 l!t,\lll
con la imagen de un os<, rojr, ¡urle u*c,r ', ',,,\¡,,.,,,,,i¡,,,', 1', !' r., r,' ',l,rr',.,1.,,.,
I ll
_t r_l II LENGU,qE DE LA \ OD^
Ltu tlo¡es qnnde\ prEcc¡ sug¡rir ¡¡a n*
,unlezr femenina sereu¡¡,cnrc l¡ica. Er¡
señon qüe bailtrtrni'¡¿d¿¡rc¡rccn ur paF
lue de Nsrrk. en f,¡uN¡ lers.i cn 1969.
se p¡esentr ar.nsm¡ como u¡ g n núo
dc úrgrrnas. lbr(,grfia ¿e Ken Herman.
bargo, la impnsión sobre ella dc palabns y frases rcales es un fenómcno
¡elativ¿mente¡eciente. En la ac¡ualidad los sombreros, 1as bufandas,
las chaquetas v especialmenrc 1as camise¡as hacen la función de carteleras,
complemenrando el lenguaje de la moda y permitiendo a una
generación que se ha educado con la televisión comunica¡se con 1os
amigos y establecer cont¿cto instan¡áneo con los desconocidos. En ocasiones
el n€nsaje irnpreso cs simplemenre una ma¡c¿, afi¡mando c1s¡¿-
¡l'ls a tr¿vés del Consumo Ostenroso. Como me oqlicó una vez un adolescente,
"las camise¡as Adidas son las mcjores... Bueno, la verdad es
que son pr':icricamente iguales que las demás, pcro cuestan más y llevan
la marcx puesta". Pero hay muchas más posibilidades. La ropa:oual
puede anunciar preferencias de productos o gustos culturales, opinio
nes politicas, pertenencia a organizaciones reales o inaginarias, una personalidad
rcal o imaginaria, inclinación sexual i, estado de ánimo ac
tual. Como hay productos y servicios con ios tluc ¿ menuoo se regara
ropa "legible",
no es difícil reunir una amplia colección. ALrnque quie,
ras, a 1¡eces no sabes cómo decirlo, y asi puedes expresar la idea, c1 im
pulso o el entusiasmo del momento: puedes let it atl hang ont litenl
¡, simbólicamente, pues lás cam¡eras sc suelen ilevar por fuen de los
pantalones o de la falda, p:ra que se vea la inscripción complcta.
zll
rnoda para todos los hombres, excepto los más conse¡vadores. Los analistas
sociales ¡elacionaron lo quc a veces se ilamó .la revolución dcl
pavo rea1, con la revolución sexual dc los sesenta, y celebr,:ron la nuev:
libenad del hombre pan expresane indumentariamente además de emocionalnente.
El rein¿do del pavo real rcsultó ser brer.e. ¿Adónde se han
ido todas las flo¡es? A las estanterías dc las t;endas de ropa usada, casi
todas. Hoy en dia la única oportunidad que tienen la mayoría dc Ios
hombres par.r llevar ropa con estampados botánicos es en sus vacaciones
en ios cent¡os turísticos, dondc se estilar l¡s llamadas ca¡¡is¡ h¿
waianas. Allí pueden elegj¡ los estxmpados que mejor expresen 1a parrr
lemenina de su personalidad, y aparecer en público como 1a ingcnu.r
remilgada, la sirena tropical o la mamaíta cariñosa que habria¡ s;,I,
si hubiesen tenido la sue¡¡c de nacer mujeres.
La deconción de l,r rop.r con Jisc¡os si,,¡l¡iliL r^ {),11J,.!,,r.¡'
L, ),!\
dc objctos nrrLrrrlc' es r.rsi r.,,, .¡¡¡ritr,.,.(,,¡)(' 1.,,,1'.,,,,,,,,,,, \,,r ¡.,,1
CAP
o
8
De hombre y de mujer
Un visitute llegado de Mrte que
contenplce a u hoobre con lwita
y soúbrrc de copa y a u¡a mujer
con ú¡ úiriñaque nuy posiblemente
opondrla qoe penenecen a spe
Iñs
L^.¡ú, ne CoMív Histarr of
C^ttme ónd F8bian
Antiguamente, a menudo se proponía el recato sexual como propósito
dd vestido. Nos dice la Biblia que fue esta la razón original del
uso de la ropa: Ad.án y Eva, al darse cuenta de que estaban desnudos,
"cosieron
hojas de higuera y se hicieron unos ceñidores". No obsta¡te,
históriemente, la vergiienza parece haber desempeñado un papel muy
pequeño en la historia del vestido- En el antiguo Egiptq Creta y Grecia
el cue4ro desnudo no se considereba impúdicq los esclavos y los
adetas habitualmente iban sin ropa, mientras que las personx de alta
caregoría lle.raban prendas que por su corte y por la forma de envolver
el cuerpo con ellas dejaban al descubierto gralr parte del mismo ct¡ando
d sujeto estaba en movimiento.
Alguaos autores modernos creen que el ocultarniento deliber¿do de
ciertas partes dd cuerpo se originó no como una forma de reprimir
el inteé ssual, sino como un mec¡nismo inteligente para despenar-
Io. Según esta teoríá, las ropas son el equivalente fsico de comentarios
como .ifengo un secreto'; son uru provocaciór¡ una incitación. Es cierto
que aquellrr prrtcr dc la figura huma:ra que se considera¡ sexualmente
cxcilantea ¡ manudo & trpan de tal forma que se ex¿ger¿n y se atrae
l¡ ¡tcnción h¡cl¡ ¡llr¡, Lr pcnonrr ataviadas con envoltorios y lazos
236 Ir rfri 1 \tLrrLr{ \¡oDi I)I HOI,IBRT Y DI IIU]IR
.-' )ffij':t::.-i:rr '---;i' . .;':++ :'?ii". ';; ": ..
lrr orr ptrr¿. ii.ü¿¡po hrnüno d.snud¡ n. es For lo senerrl n'¡ rxciünt", ."n", p.,"1"
d.i.Lb,¿n ,rüLe.¿s virnin u .¡ürpo nud¡u l.t,sr1i¡ ¡e Ellioú EFnt, l96s
Lr rcpr qu¿ áL r¡¡¡ro.j.¡rpo o.uúr re
vela, I qur :onr, u¡ rctrl. oredn,
abic.{o ros irNit¡¡ im¡ginrrl.,lue lxr
d.bijo, ü.¡. t¡lic o¡¡ln¿,Fuo ¿f{¡o eG
d.. Jen Hrlor', ñrt 6hd.nnid¿xe.
foogr¡il¿ dc Nikol¡s NJIDI
de colo¡es b¡illantes tienen e1 mjsmo efecm sobre nosorros que un t
galo de cumpleaños: provocan nuestn cu¡iosidad. nos excitan; cstamo-.
deseando abrir cl paquete.
El cuerpo desnudo sin adornos, por contra, no es rntrínsecamerlr.
muy excitxntc, cspccialmen¡e cuando el desnudo es mayoritario. La obr.r
de lr,gres le Bain Z¡c, donde veinte dcsnudos rellenitos se ven atnp.r
dos en un¿ est¡uctur¡ circular que reproduce sus generos¿s cu¡\,as, puc
de parecer -como dice Kenneth Clark .c¿si solocantc".' Sin la gr¡l
figura que hay en priner plano, dice este auto¡, "¡oda es¡¡ con¡tr¡si
ción podria haccrnos sentir un ligero mareo". En l¡ r,id¡ rc¡l un¡ crtc
siva desnudez puede tene¡ el mismo elccto. iVluchos risn¡n¡cs rl, c.r¡r
parnentos nudistas afirman quc h r isión dc rrr¡¡ c¡rn¡ .,1 lt'¡rl,i¡, r,,
producc crnsarrcio y un.r scns.rcir!n ,1.)iqo., irr,li'¡,^, ,1,, 1r,'1,1,,1'.
I l(,, r ,'
"r.
cur¡do uno se ecostumbr¿ ¡ el1o, igual que los nntiguos, parcce:rlgo
simplcmcnte rrilial. Incluso por sí solo un cuerpo humano sin ador
rlos cs con ir€cuencia meno! excirant€ que uno vestido, ), las indumen_
tarias más cstimul¡ntes son aquellas que al misno tiempo ocültan y
revelan, como LLn regalo cuyo sugercntc cnvokorio deia ad;vinar las delici:s
que csconde.
Tano si fuc ésra la causa inici¡l como si no, desde ios primcros tiempos
una función importrnte de la rc,pa hr sido foment¿¡ la ¿ctividad
erórica: que 1os hombres y las mujeres sc sinriesen atnidos mutuamcnte,
rsegunndo así la supervivencia de la espccic. Para conseguir la máxir¡¡
lenilidad, he¡¡os de elegir pam haccr el amor ¿ Person¿s dcl scxo
opuesto ,v no de1 mismo que el nuestro. Un objctilo l¡ásico del vestido
cs, por tanto. diferenciar a los hombres de l¡s mujcres. En algums épo-
.as csta separación es absoluta' lo que un hombre pucde llevar sin nin
gún problema no se lo puede poner una mujer y viceve¡s¡. Como ca
bí:r csperar, en estas épocas cl índice de natalid¡d suclc se¡ elto. En o¡:s
i¡oc.rs. como la nuestra. muchas prendas de vestir son scnualmente in
rcrc.r¡,l,inrlcs. v el índice de natalidad es más b:rjo. Sin embargo, inclur,,
i.r ¡¡ru.,li,l.,d l¡ r¡rvorír rl,: hs prcndas de vesrir se puedcn identi-
',,
Ii, rr ,,'r,r,',l, lr,,rrl,ri,,tlclrujo.conrorecordarácualquicraqLrehayr
1,. t,, ,,1,, ,,, ,,,,',,,1,.,1,),,.rri!{\
" t).,rr L,f.r t,')mholi hcn¿fici.
tl
1
ii \( L \tr r¡ l,\ \roDA
Dl] rro\'nRf r ]I \lülFR
E. l: iconogñ1ir de h infrDcü- hs niñ.¡
se rePrcscnran r menud. como llo¡cs. nor
nrl.renE c¡ on dc.ondo inr¿rioro cn rn
rrdí. VLirc Plai¡s. \!ea Y.rl. 19j+
\ lor ninos. por su pr.c, se los ¡epresenu
.ón,o¡nin¡16 sh¡j6 n.nülmen¡e.rptr
-r
rcccn ¿l airc librc ,+¡¿'!r', 1952. d¿ An
Gmrr¡s o¡ cor¡n RosA y NAvts EspAcr^t.Es AZUTES
L¡ dife¡enciación sexu¡1 en cl vestido comienza en el momenro del
nacimiento, con la asignación de canastillas, juguetes, ropa de cuna,v
muebles de color rosa pálido para las niñas y dc color azul pálido par:
los niños. EI rosa, cn nuestra cultura, está asociado con la sensibilidad;
el azul con el se¡vicio. Lo que esto implica es que la niña se inte¡esar.:i
en el futuro por la vida de los afectos¡ el niño por gan.use la vida. Se
gún van creciendq el azul cla¡o se convie¡te en un color habitual en
la ropa de niña -después de odo, las rnujeres han de trabajar además
dc brrrer , pero cl rosa es ra¡o cn los chicos: la vida emocional nunc¡
es demasiado v¿¡onil.
En 1:r primen infancia la ropa de niña y de niño con f¡ecLrcncia es
idéntic¿ en corie y en tejido, como rcconociendo el hecho de que sus
cuerpos son muy parecidos. Pero la ropa hecha especificamenre pare
niño suele se¡ de colo¡es más oscuros (especialmcnte verde musgo, :zuJ
ma¡inq rojo y ma¡rón) y suele ir estampada con motivos ¡elacion¡do,
con los deportcs, el transportc y los animales saiv¡jes. Lr ropr d. .iñ.r
es dc colores más pá1idos (especialnente rosa, amarillo v verdr) \, !.1
decorada con flores y animales domés¡icos. Se sugiere asi quc c) ch,r,,
seni dado a los juegos vigorosos y que har{ largos vi:jes; l.r chitlc ,1,,.
dar.l cn casa y criará plant:s y pequeños mamife¡os. Usros nrn i\,^ t,u,
den taml¡jén simbolizar a quicncs los 1lc'r..rn, c1 ¡ iñ,) ,\ r.) ,,,,,,,,1,,,..,,
o un tigre sonricntc, La niña una flor o una gatit¿.r Hay tlmbi¿n una
tendencia a quc lx ropr de niño sea más anch¿ en los hombros y la
de niña en las cader¿¡, ¿nticipando así sus silueras de:dultos. L.r ropa
de chico y de hornbre también da relieve a los hombros con rayas hoÍizontales,
cha¡¡eteras o canesús hacicndo cont¡astes de color. l,a ropa
de chicr v de mujer da relieve a las caderas )' al trasero por medio de
pliegues,v adornos estntégic¿mente situados.
HoMBR¡s R¡cr¡.\_curAüs y MUJERTS RTDoNDITA5
incluso en los niños, la ropa de vestir tiende a ser diferentc para cada
se¡o en cu¡nto su lbrma, además de en el color y lcx ¡dornos. E¡
'r
la adolesccncia casi todo lo que nos ponemos incorpora indicadores tradicionalmentc
masculinos o femeninos: ent¡e ellos, par: honbrc, la prenda
que se abrocha hacia La derech,r y el conjunto c1ásico dc chaqu€r:r,
camisr y corbata; para mujcres, la prenda que se abrocha hacia la izquierla,
1os volanrcs y los lazos, los zapatos de trcón alto y la falda
€n ¡od¡s sus ror mas.
Lr rop:r de hombrc siempre se ha diseñado p:ua sugerir dominio
ií'!co 1./o social. Tradicionalmente, las cualidades que hacen atractivo
' 1.tr,( r,i- \, (,,...N.ntrr.!\ir¡r¡¡rllü¡g.soi(lh ldhoodú Ameri.¡¡ Cuhrrc",
., r,,, , r' \\ , i , \ l¡ 'tr
1 r,(.' s.l'.,,|. .,"¡r". 1;r¡¡r\ ¡l a:tltuL, te7t.
244 EL IINCL AIL LE r \ [fOD^
DI H¡\INPT ! DE J¡LL]Its
l.t I
a un homb¡c son la esratüra y Ia fircrza muscul:r. Antiguamentc esta
prelerencia era de tipo púctico: casi todos los hombres eran campes;
nos, cazadores o guerreros, y las r¡uJeres que se unian a un hombre
grande y fuerte tenían más posibilidades de sobrcvir.ir. Laropa de hombre
tcndía, por tanro, a agrandar el cuerpo medianrc cl uso de colores
fuertes y tejidos voluminosos, y a dar rclieve a 1os rasgos angulosos con
formas rectangllares y puntas agrdas. Esta ropa sugería o llamaba la
atención sobre unos músculos bien desa¡¡ollados en piernas, hombros
y brazos, por medio de calzas, pantalones y chaquetx ceñidas;¡' aumentaba
la anchura de ios hombros y el pecho con acolchados.
El traje de saco moderno) por su paftc, aunque con frecuencia cs
de color oscuro y siemprc de corte recrangular, disimula u oculta todas
las características que se supone consriru)¡en 1¿ belleza masculina: hom
bros anchos, cintura y cader:s estrechas, vientre liso y piernas musculosas.
Pcro, como señalamos antes, par: un hombre quc carezca de esros
atributos c1 traje de saco es farorecedor. Si está bien conado puede
ocLrltar un pecho hundido o una bariga incipienr.-. Y hnto si un hombre
es de complexión atlética como si nq este tipo de traje hace que la aten
ción se aparte de sus cualidades físicas y sc centre en su posición econó
mica o social. El tr.rje de saco er un indicador de clase media, y en un
mundo en el que la penenencia a una cla,;e social es una garantía de
prosperidad más segura que la mera fuerza muscula¡, una ve¡sión can
puede teoer considerabl encanto erótico, especialmente para las muje,
res que buscan marido y no amante.
L¡ indumenta¡ia fcnenina, dur:nte la mayor parte de la histo¡ia moderna
europea, cstaba diseñadapara sugcrir aptitud para la matcrnidad.
Ponla de ¡elieve los con¡ornos ¡edondeados, hacía hincapié en los rejidos
ricos v suaves, y rendía a cent¡a¡ el inte¡és en los scnos y ei estóma,
go. Se consideraban atnctilas la eneryía, la fuerza y 1a salud. y se exprc
sabm por medio de colores vivos y brillantes y tn¡cs largos de cone
¿ncho con cu¡vas muy marcadas, que a mcnudo acomodal¡an v favo¡e
, r ¡ l¡ n--ierenb¡r¡z¡d¡. T.l r.oode -op¿.ep"cJ,'erer r r.\¡.
pinturas del Rcnacimiento y el Barroco y (de una forma algo más refi
nada) en las del rococó.
Fmcruo¡o nonÁsrrc¡
Sin cmbargo,.r principios dcl sig|, XIX up.rncirl u¡r ,,u¡¡, it[.rl t,
n¡cnin¡,. Sc rcdclini¡i.r L,' ¡¡,,jf,$ (t,,i,,'.,,,. .,,,rir.rri
,1,, Í,r,r,,,,rrr,
,\ prin.ipios de L época yi.coiian¡ h .ópa
se d¡eñrb¡ ptrn qüe lns mujc..slr¡!.irien
delicrilrs y desrmp}¡d¿s. Sc lloúan lór r-
jidos lig*6 y üsns, ro\ c.rors rítidos
,Y lás lind\ mid¡. I%M¿ \¡,8rr,¡,1¿ ] r,
¡lD¡¿ru ¡rn¡d'?¿. de \Í xfhir. t$r6.
los niños r.los ángeles: criaturas débiles, tímidas e inocentes de ne¡vios
sensibles y pudor vulnerable quc sólo podian esta¡ ve¡daderamente se
gur:s y felices bajo la protección de un hombrc. Se admiraba la ligereza
y la ingilidad fisicas, y lo que por entonces se llamaba "salud
¡obusta"
se considenba burdo ;, de clase bajr. La palidez y ia delicadeza, sonro,
jarse y desmay:rse fáciLmente y estar tir¿da por los sofás eÉ cos¿ ¿e
damas; 1a fuerza y el vigor eran características de criadas vuigares de
mejillas sonrosadas y ancha cintura y de rnbajadoras de fáb¡icas. Cua¡¡o
más inútil y desralida parecicse una mujer, más alta se suponía su posi
ción sociai y más clegante y bella se la percibía.
l-as modas de principios de1 siglo XD( estaban discñadas para dar
un aspecto dc {rágil inmadu¡ez. Poni¡n de ¡elieve 1: debilidad de la estructura
y de la sustancia mediante el uso de colores pálidos y tejidos
delicados y láciles de estropear. Más inquietante era el hecho dc que
estas ropas perpetLraban la enc¿ntado¡a mala salud de quienes las lu,
cían al obligarlas a llevar zapatillas de suela fina y vestidos cscotados
cle manga corta hechos de muselina semitranspxrente. Cuando se usal)r
c¡ los ¡irc¡dos salones dc baile y en las caliejuelas cubicrtas de nieve
v l,,rrrr. sr i r i¡r, ilt rrpr cr.r casi una ganntía de 1os ¡esf¡iados con fie-
I'r, ! l,'.,1,,1,',, .,1, ¡lrq.rr¡r.r que on trn frccucn¡cs cn hs novclas de
r.L rf\crjrlr r)r Lx 1r()Dr DF HOT1BRL Y ]JT ¡{LJIR
.lmc Austcn v dc las hcrmanas Bronté; viendo los retraros de 1a época.
no es de exrrañar que h risis fuese ia enlirmedad más tenida de aquel
L¡ ¡¿oo¡ o¡ r¡ D¡tsrLrDAD: rL coRsÉ
Haci¡ Ia década dc 1830, 1:rs modas de mujer ofrecian algo más de
prorección contra el clima, pero siguieron sugiriendo -,r' lbmcntandola
fragilidad física. l-a intlumenraria de princi¡rios de la época r.icrorian¡
no sólo hizo a las mujeres parcrer déhilcs v dcsvalidas. E1 principaL
asente de esta debilidad, cono h¿n señ¿lado ¡ruchos auro¡es, fL¡e el co¡sé
que por entonces sc \¡cía no conro una simple modx s;no como un¡
necesidad fisica. La de las dar¡as, se pensaba, era exrremadamcntc
frági1: sus músculos no podi:n mantenerlas en pie sin a1.uda.
"est¡uctun,
Como otms muchas crccncj¡s de tal indoie, ésta tenía que hacerse rea
lidad por obligación. A 1¿s niñas bien educadas, con 1,r mejor de las
intenciones, las comprimían en versiones juveniles del co¡sé a la ¡em
pnna ed.rd de trcs o cuatro años. Gndual pcro inccsarltcmcntc! sus coriós
sc ib¿n haciendo más laryos, más rigidos y más ceñidos. A1 llegar a1
final de la adolescencja iban nctidas cn jaulas de pes¿da lor¿ reforzad¿
con b:rb¿ de b len¿ o acero, y a menudo se les atrofiaban los músculos
dorsalcs hasta c1 punto de no poder senrarse ni estar de pie dur.rnte
mucho tiempo sin apo¡'arse. El corsé Lambién dcformaba los órganos
internos y h.rcia irnposible respirar hondo. Como consecL¡encia l¡ mu
jer que ibr vestida a 1a moda sc sonrojaba y sc desma¡'aba con faciId:i.
sufría de falt.r de apetito y de molestias digesrir.as. y se sentía débiL r
c¡nsada al haccr un esfuerzo excesivo. Cuando se quitaba el corsé Lr
espalda empezaba a dolerle enseguida, y a leces scguía sin podcr rcspi
rar bicn porquc había tenido las costill:s oprimidas dur:n¡e muchl,
Sob¡e esta debilit¿do¡a prenda de base la mujer victoriana !1er:rl'.r
vrrias capas de camisoncs, trcs o cuatro enxgu¿s nás, un miriñaque r
un vcstido 1¡rgo que podí: lleva¡ has¡¡ veinre [retros de gruesr 1:rnr ,,
seda ¡' que con f¡ecL¡encia tambió¡ iba cmb¡llen¿tlo cr cl cor¡ino r
llev¿ba ¿do¡nos¿dicionales
de tela, cinr.r,v abalorior. Cuudo uli.¡ f,
casa añadía un pcsado chal de lana y ur er¡n s(¡n¡l.r(,ú, (t..,,r.r¡,,.,',1
plumas, flores. cinras ¡' velos. En tot¡l poili,r llo.,, crrrr. ! 1,r,,, \ ,tLLi ,
cc kilos dc rope; u,t cscrito, ,lc l.r ¡t)(),.r. 1,,,,.r,r,1,, ttrit t\r,, ,, | ,l
c,rrg,rexcesiv,,.r{,ri,Lrrr¡r",,i r,,', ,", ,,,,,',li'i,,,,,,'r,,,,,,,
',,
Lr ¡1Lr¿, r i.¡¡r,inr bi¿n v{' i lLv¡bi d¡.n¡¡ !d¡ c¡Dridrd tr\onrbn,sr Lle ,opi. PoJh llcv¡¡
(..mo ú s¡.r torrt haú nü$. úp.r ó ¡úr mís b¡io ¿l rstido l¡\.inco enxsur qur s. ¡nN
trrn:,lui no qoün de ninsúnnodo lstosibllid¡ds Fll rsri¿., el $mbrero y l¡ .¡!r ¡nadiin
m:s kil6 t.,hritr (Obrtkr, nd obr¡t.. ,t!. src rnunciq :unque ensrlzr h lil,crtJ dc h
nui¿, nrdsnr ép{ni.r kl¿r.a.Sas. iúr h r.fr¡sent¡ con ,:prtx de trcrin rto ¡ sc,Jirige
jcr rcspetabLe. ?ero incluso con todo estc pcso a la espalda l.r dam: vic
roriana no iba protegid¿ contra cl clime, pues la moda (especialmentc
l.r modr de nochc) a nenudo erigi:r que llerase descubic¡tos el cuello,
1os hombros y et pecho.
Con esta indumcn¡¡¡ia era difícil move¡se o andar vigorosamente,
1-casi imposiblc correr. le¡o entonces l¡s damas no pues
"andaban,,
en el discu¡so educado no tenian picrnas -más bien se.deslizab¡n"
o se po¡ el suelo como ura aspiradora,
"desplazab¡n" ¡' por supuesto
no corrian. En una emergenci: io apropiado en desma,varse, confiarse
a la protección de1 caballcro más ce¡cano.
N{ás imponanrc aún que h justifieción rnédica dcl corsé en su jus
Liiicación social. Se considenba a 1as mujeres el sexo ¡r,is débil no sólo
iisjcemente sino también moralmente: slts mentes! sus volunra¡les y también
sus cspaldas eran débiles. Una dema podía ser pura e inocente, por
\upuesro! pero esa purezl e inoccncii sólo se podian conservar con vi-
Lil.rncir cc,nsrrntc. Por tanto no debia i¡ a ]a universidad ni ejercer una
¡'r,'lc,i,',,,; ',,, ,1"1,í., virjr sin una d.rnr dc compañia¡ no debia visitar
1,.. I .,1,', ,1,,,rr 1,,,¡rl¡¡r.:
',
v ¡,,l.bí¡ vu ninql,¡.t obrr dc rc¡tro
244 tl rrNGC lr DE rA ,\IODA
ni ieer ningún libro que pudiera encender su imaginación: hasta Shakespeare
era peligosq excepto en la versión olpurgad¿ de Thomas Bo¡¿d
ler. Pese a csta protección,la rnujer de principios de Ia épocavictoriana
coría el peligro constante de conveñi¡se en víctima de la lujuria del
hombre y de su propia debilidad. Necesitaba estar al mismo tiempo
apoyada y con{inada en una indumen¡aria de múltiples capas y fuenemenre
reforzada, que haría del acm de desvestirse un proceso difícil y
demasiado largo.
Pese a tan grueso blindaje contra un ataque frontal, la mujer de me'
diados de la época victoriana a menudo er¿ fácjlmcnre accesible desde
otm dirccción, puesto que no llevaba ropa interior como la mode¡na.
Si quería podía ponerse lo que se llamaban "calzoncs"
-¡oPa inte¡io¡
ancha compuesta de dos secciones indepcndientes, unidas sólo por la
cintura y por lo demás completamente abierta , pero estos conferían
más sa;ra' que protección. Aunque esto dejaba a la d¡ma victoriana em
b:razosamentc cxpuesta en caso de ¿ccidentes, la ropa interior cerrada
se consider¿b¿ indecentc porque imitaba la de hombre. Las ieministas
victorianas ilama¡on más ta¡de la atención sobre esta contndicción: la
doctora Mary rX/alker, por ejemplo, scña1ó que los hombres fuesen
"si
realmente lo que profesan ser no obligarían a las nujeres a vesti de
tal maner:r quc las facilidades para el vicio fucsen siempre tan asequiblcs".
Habría que señ.rlar que estos extremos de molestia e incomodidad
los sufrían principalmente las mujeres, sobre todo 1as más ricas, pues
es unx regla unive¡sal que cuando la ropa es incómoda, la ropa dc alta
categoria será rodavía más incómoda. Las mujeres tnbajadons (otcep
to cuando cstaban de vacaciones) usaban ropas más ampli:s y más scncillas
y corsés mucho más sueltos, y arrastraban una carga de tela mu
cho más ligen.
LA MUFR coMo ARTícuLo DE LUJo
¿Por qué soponó la mujer de principios de la época victoriana hs
modas de esa m¡ma época? En parte, no cabe duda, porque los honbres
las admiraban y las describían como bellas, elegantes y cncanrado
ras. Pe¡o también, cienamente, porque creían en 1a propagrnd.r dcl
momento: considemban la ropa que las aprisionaba v las dclir ru ¡l¡r
como médicamente necesaria y morrlmente respeoble. Les ccñi.t.rs .rt.r
duns se asociaban cn la menre popular con 1a vi, tud: un.r nrui, r l,icr,
vcsLida cuyos corsés fucscn poco ccñii|x, p,,r ricr qu. lr¡-. i,¡,I 'u
DI HOI{BRE Y D! TTUJtrR 245
mentaria, era probablemente una mujer fácil. No obstante, en el caso
de una joven de recursos relativamente modestos, si sus zapatos y sus
guanta ibarr Io suficientemente ceñidos, su vesido era apropiadamen
te delicado y llevaba el co¡sé atado de tal m¿ner¿ que apenas lc dejaba
respirar, podía espenr que se la admir:se. Podia convertirse incluso, con
suerre, en la mimada, consentida y rccluida esposa de un hombre con
En una sociedad patriarcal, una mujer inúril, ronta y bonita es el
objeto máximo de Consumo Ostentoso. I¡s homb¡es ricos decidcn conpr¿¡
y mantener a ral tipo de mujer como signo dc su propio poder
económico y sexual. I-o de menos cs su aspecto físico' puede ser una
odalisca regordeta, una dama vic¡o¡iana o una r¡¡bia tontadcl siglo XX,
del tipo muchachita insignifiente (actualmcnre una especi en vías de
ertinción). Sin embargq para conseguir el márimo de 5¿¿rrr, tal mujer
no ha de tener ninguna urilidad práctica. Ha de ser incapaz de escribir
a máquina, de cocinar, limpiar, cuidar a los niños, controlar una hacienda
o ller,¡r las inversiones; todas estas cosas l¡s han de hace¡ empleados
asalariados. ldealmente, la ropa que lleve esta mujer ia identili
.¡.j como un ¡niculo de lujo. lr rubir ront.r qu< tiene un.r
'e 'upone
salud de hierro y un boniro bronceado, pero su ceñido vesrido de raso,
sus tacoaes de agujay sus largas y quebradizas uñas esmalt¿das como
el corsé y el miriñaque de La dama victorian¡ ponen dc manifiesto
su prestigiosa inutilidad.
I¡rs vestu¿¡ios de la dam: victoriana y de la rubia tonta son ejemplos
del principio aún en vigor segun el cual la ropa que hace difícil
la vida de una mujer, y que la hace estar en situación de inferioridad
en la competición con los hombres, siempre se considen sexualmente
atracti . Esto no sólo es:sí en el caso de las prendas ceñidas y que
marcan la silueta, sino también en la-s modas grlesas y desmañadas, como
los zapatos de plataforma y la falda larga. Como señaló Thorstein Ve
blen hace más de cien años, ola razón sustancial pa-ra nuestro tenaz xpego
a la falda no es más que ósta: es üJa y estorba a quien la lleva a cada
paso, y la incapacita para cualquier esfuerzo productivo".r La muier
que dccide usar ta1 tipo de ropa está anunciando a todo el mundo que
quiere estar en situación de inferio¡idad en la vida en relación con los
hombres; los hombres la recompensxn por esto encontlando ¿tl¿ctivás
I e a y x su ropa.
I ll ,'
'\ir
,' h, rr,¡,.1itú¡rietnClr'.úr 172
246 !L LENGU-{[ D! IA \4OD,\
EL vi:srrDo EsrÉTIco y Er Dr LA REFoR14A
Ln una époc.r sumamentc patrircal, como tueron los años centra
les del siglo XIX, scgún ha señalado Janes Lave¡, Ias indumentarias
de hombre y dc mujer tienden ¿ esta¡ claranente difirenciadas, y a cualquien
que adopte en públjco el vestido del sexo opucsto probablemen
te se 1o considera,i cscandaloso incluso repugnante. La crmpaña dc
Amelia Bloome¡ a f¿vor de la falda pantalón en 1¿ década de 1850 fue
acogida con burlas y condenad¡ ¡l ostracismo social. Aunque dio nombre
a una prenda;' fracasó por completo. Treinta años despues, cuando aparccieron
las primems reformas de éxito parcial en la ropa de mujer, no
se tlató de im;taciones de modelos masculinos: sirnplemente rntcnraban
moderar los aspectos m& incómodos y dolo¡osos de la moda fe
El vestido estético ¡' de la ¡eforr¡a dc la déc¡da de 1880 seguia los
estilos de la época, aunque esta ropa er:a de cone más amplio y tenia
l:. mrng.r. n.r' ;rc\.r,. A no,'rro' e'1.¡. rop¡' no' p;re.err mur r icrorianas;
sin etrbargo, en aquella época se considenron revoiucionarias
y se las creia parecidas a la indumenr¡¡ia rnedielal o rcnacentis¡a. Ei
Movimiento dc Reform¡ del Vestido también se preocupó por lo quc
llcvaban las mujeres deb:rjo dc ésre. Unos cuantos radicales aconseiaron
el abandono del corsé; sin embargo, la mayoría simplemente pensaba
que había que remodela¡lo pal: quc diese el sopone "necesario" sin
una constricción excesi"¡ dc la cin¡u¡a. La introducción dc la in' "ropa
rerior natunl' dc lana (Jaeger) o ¿lgodón(Acncx) dio a ias mujeres mayor
protección frente a1 clima (y frenre a un ataque repentino). Sólo una
minorín, lo obstante, adoptó el vestido reformado, y fueron principal
ncntc intlccruales de clase media, socialistas y bohemias, el mismo
tipo de personas que hoy van a las manifest¿ciones ant;nucleares, co'
Dlen aljmcntos naturales y escriben poesla.
L,l uu¡rn sun:nr-rcr-lnalNTE LIBET-{DA
La más convencion¡l mujer de finales dc la épocr vicrorirn:r v dc
la época eduardiana, aunque ya no sc la suponía inlinril r frigil. cstrtr.r
lejos de 1o que según 1os cri¡e¡ios ac¡u¡les se c<¡nsiclo¡ un¡ ¡ruiLr lil'i
DT HO\{¡R[ Y DI TILI]TR I
rada. Aunque su .rspecto era regio, como les succdió a casi tocLas i.rs rci
nas de los últimos ¡ños su libcnad se vio acotada por obligacioncs y
¡est¡icciones. A menudo se l¿ ll:maba .divina". i' como es costumbre
con las diosas, sc la ponia en un pedestal, que es un lugar incómodo
si apane dc deia¡ que te vcneren quicrcs hacer algo más. Si tc mueves
1o Áás .oi.". .i riesgo dc caerte, de conve¡tirte, scgún l¿ fl¡sc
popular -i"i-o en aquella época, cn unr caidx'J
"mujcr
El fcminismo de la primera gencración, como h¡n señalado los his
toriado¡es del vcstido, no libcró a la mayoria de las n ujeres de las voluminosas
y engoladas ropas de la época En muchos sentidos, las modas
femcninas de aquel tiempo eran de hecho más agobianres que las dc
mediados de sigio. Antcs c1 co¡sé acababa en I.r cinrura o iusto por de
bajo de ell,r, dando así acomodo a los muchos embamzos de la muier
de p¡incipios del pe¡iodo victo¡i¿no. Ahora los ¡vances de la mcdicin¿
habían hicho descender la mo¡t¡lidad inf:rntil, y ya no cra necesa¡io
ni estaba de moda tene¡ muchos hijos El corsé t¿¡dovicro¡iano se ¡largó
h¡sta medio muslo, resrringiendo dr.ásticamentc la locomoción. Poco
i poco comenzó a empujar e1 pecho hacia adelante y 1as caderas hacia
atás, crerndo la silueta en forma de ese con su monopecher':r calda y
su monotnse¡o saliente. Sobre e1 co¡sé se llevabe un cubrccorsé, unx
camisola, rarias enaguas y vestidos con faldas que arrastraban por cl
suelo y colas. Todas estas prendas iban ricarnente adornad¿s con enc¿
je, volantes, altbrzas. cintas y bordados, y estaban en conrinuo peligro
dc arrugarse o mancnane,
La mujer normai que tenía un rnbajo u opiniones indcpcndientes
podia llevar, en lugar de un ves.ido largo con ¿dornos de encaic, un
traje de lana o de hilo de co¡te nás sencillo (cl traje sastrc) con una
b1usa, una corbata y un c¿noti¿ de pai¿ imitando los dc homb¡e. lero
esta imitación era superficial. Debajo de la ropa cl corsé ela igLral de
incómodo v ¡estricti.,'o que sicmpre, y cuando lerantaba su pesada falda
mos¡r¿ba un batibu¡¡illo de linas enaguas y medias de encaje El mensaje
dc esra indumcnta¡ia es¡¿ba cla¡o: 1a supuesta eficacia o la tuerza
in¡clectual enn sólo exte¡nas; por debajo,la mujer scguír
"masculinas"
penencciendo ¿1 sexo más débi1. Sin embargo, llevar este tipo de ropa
no significaba necesariamenre acept.rción del statu quo ltl¡:unas lemr'
nistas la llcval¡an delibcndamente pan confundir o desarmar a sus opo
ncnres, de hecho, va¡i¡s dirigcntes del Movimiento de Liberación er¡n
i.rmosrs por su elegancia. Esta estntegema se utilizó tambjén dlrnnte
" ¡/o¿,¡¿^, inJunffr r : J. n)tr,, ,,-"',,d, ,, ,. 1,I "r,'
n,!n1," , i l,^ r ,¡' ll'* l'r I
248 EL TIN(;IJ,IIT DE TA IIoD{
tn h d¿.rdr dr r3e0, r me¡i¿a qur lx\ mr
jeF\ ¿np-rdr tr ¡1btrj¡r lusr de üs r
r pa:ti.iptr. ¿. ¡os d¿F.res, xptr.e.ie'on ¿s
nLos más *ntillos.v nás mrsculino. Lr uu'
jrr ¿mrn.ip¡h ohbaÉlon Fodn lloár G.
mnr, cortar. chqucú v sonl,rcro nuy
Frt. os ¡ ld ¡¿ rur .omrn¡ori¡¿ós 'a.
b¡.J. DcL,iió ¡. $h n¡!¡,.¡rrri¡. nf oLs
hr', !.gun lic*ido un ..i¡do .or\¡ Y
rris.{¿r d.c¡¡gus. sugir ¡nd. gr.i¡icl
m.r( qu. ¡. D.n,.nro su c'n¡¡fll)¡.ió¡
s¡]. drsüp¿Íi.irl ¿Lt,r tN /'¡+ S¡,
¡¿r)J!,]7,J", d.J.h¡ Sintü Sr'!¿rt, 1397
la scgLrnda olcada de la liberaciónde 1a nLrjer. por parre de Glo¡ia Stei
LA cHrc^ MoDTRNI
Á principios del siglo XX se logr:ron ai.ancesusta¡ci¡lcs cr¡ l.r r.
fo¡¡¡a del ves¡ido. Lenramente, las nuieres empez,rron ¡ lih.r.r'r ,1,
la obligación de actu:rr como ¿nuncio ¡mbul¿¡¡es de su ¡ ,,f i,, ,1,
sanprro v dc la riqucz'r dc sus prricrtcs r,.rro,ris. (S,¡ rn,l,.r',t,'., 1,,
cl¡ iue ¡rrlLr¡ v l. ninqLi¡ ¡¡r¡1,' h., r,,,¡¡l¡i,1,' ) I lL,l',,, ,r,i, ,:
DI IIOj\I¡RF Y LJL J
lajamiento gndual del corsé y una subida de l:r l.rlLlr,¡LL, ,1,,, , , I
sucLo aLrededo¡ de 1905 v, hacia 1912, estab,r por crreirrr.r ,l,lr," l,
Una vez que r las muje¡es les ¡esultó más fácil respir.rr ¡, ¡.r Lr,, r. ', ,'
cola con 1a que tropezar estabxn en mejor situación dc p.rnici¡,.rr . ,
Los deportes. Algunas, aunque a nuestros ojos ¡ún en condici¡¡ncs,lL
absurcla dcsucntaja, entraron en la comp€tición prolesionrL. A iLu.rlcs
dc laprimen guern mundial la rop.r de mujer en ye r€lativamenre Poeo
resrric¡i'¿, pero xún estrb¡ condicionada por el sexo y de ningún modo
era tan cómod¡ como 1a dc homb¡e. Se produjcron dive¡sos intentL,s
contra¡¡evolucionarios -particularmente, la in¡roducción de 1¡ falde
tubo , pcro por lo general no prosperaron. Sin erlrbxrgo, como en to
dos los periodos de tr¡nsición, consritu.veron una guía útil sobre 1as
opiniones poliricas y sociales de las mujeres que las llev¿ban.
La ropa de los años veintc sc pensó que represcntaba la r¡irim: li
bertad prr.r l.rs mujeres, y ciertamenre fue un alivio par.r cua.lquien quc
¡uviese la edad suficiente prr.r h:ber llcvado los estilos c1e vcintc años
anres. Sobre todo, esta ropa rcdujo drásricanentc cl riernpo que h:bí,r
que dedicar a lavarla, plancharla, arreglarla y simplemente a vcstirse
y desvestirse. L'r mujer que se conó cl pclo que.rntes le llcgaba hasta
la cintura, por ejemplo, se ahorral¡¡ v¡¡ias homs x la semanr que ¿ntes
empleaba en cepillarLo, lar-rrlo y secarlo, rrcnzarlo por la nochc y hacerse
un cop€re montándolo sobre est¡uctur¿s de tela mctálica y pelo
postizo todas l¿s nañrnas.
Los restidos dc los años veinte ¿ mcnudo llerab¡n cuellos o co¡batas
dc niño, pero no er:n m:is qrLc toques divertidos para Lrna indulren
ta¡ia indud¿blemcnre femenina: rleclaraban <1ue quien los llevaba rcnía
el encanro de un rnuchacho, pcro que no eru un muchacho. Las anda
nadas de los crlticos de la época contra las mujcrcs hombrunas y los
hornb¡es ¿feminados nos parecen hoy cxageradrs. En las fotografias de
los años veinte hombres y nujeres se p:recen mr,cho; pero esto se debc
a que embos se parecen mis a los niños, y en la inf¿ncia 1¡ difcrcncia
en¡re ¡mbos sexos es menos pronLLnciada. Incluso con srL cuello Buster
Bror¡¡n o ?ete¡ l¿n, 1a joven emancipada tle los años veinte (como la
chica de una gcncmción antes, con su camisa y su corbatn t¡n masculintrt
sólo es m¿sculi¡a dc cintura par.r arriba. Dc ahí hacir abajo, su
i¡kl.r, sus medias de seda v sus escarpincs proclanan que básicamcnre
250 I.L LT\(JUA]E D! LA \TODA Dtr HOM¡RI, Y D!] .\'IiJ]TR 2:1
MuI¡REs !N PANTAl-oNrs
L¿ refo¡m¿ de 1¿ miud i¡ferio¡ de la indumcntaria femenina se puso
er ma.cha scriam€nt€ en la década de 1890, cuando a la introducción
dc la bicicleta siguió lainroducción de l¿ falda pantalón pan las ciclistas.
Aunque al principio sc dijo qLre era poco femenina e incluso escan
dalosa, la falda pantalón en de hecho voluminosamente decente. Al
{inal se ac¿bó ¡ceptándolx de forma gcne'alizada, posiblemenre por
que nadie podía confundirla con la ropa mascutrn:.
Ios pantalones auténticos t¿¡da¡on mucho mas en gcner:lizarse como
premla de vestir femcnina. Has¡a los años veinte las mujeres y 1:* mu
chachas no empezaron a llevar pantalones, ni laryos ni conos, ni pan
practic¿r deportes ni pala uso jnformal. EsÉ nuevo estilo lue ¡ecibido
con desaprobación y con burlas. Se dijo a las mujeres que estaban muy
feas con pantalones, y que querer llwar pantalones -cn nuesr¡a cul¡ura,
desde hace siglos, símbolo de la autoridad masculina- no e¡a natu
raly scxualmente era poco atractivo. Sin emb¿rgo,la moda sc extendió,
y a mediados de la déc¿da de los treinta una mujer podia ir de excur
sión rl campo, ;ugar al tenis o cultivar el jardín con ropa que no la ii
mitasc. Esta libe¡tad, sin ernbargo, se reducí.r a la faceta privada c informal
de la vid¿. Ponerse pantaloncs para ir a la oficina o a una liesta
em impensablc, y c"alquier mujer que apareciesen un ¿cto d€ etjqucta
con un traje pantalón se asumía que era una bohemia excéntrica y
probablemente lesbiana. La mayoría de las escuelas y universidades in
sistiero¡ en cl uso de la falda para asistir a clase y entrar en la bibliotcca
hasta la déqda de los sesenta, c incluso en Ia actualidad esra costum
b¡e sobrevirc cn ocasiones. En l¡ F¡ick Collection Library dc Nucva
York a las mujeres se les puede negar el acceso si no llevan fllda; en
-e. ep.r.n .. e"n'e. a ur: lr dr prn i, ul:rn.r.e ;nri¡ua ¡ po, o .rtn:c
tiva pala uso de lectoras ignor:ntes de esta no¡ma.
La mujer que llevase pantaloncs anÉs de 1960 sólo estaba libenda
exteriormentc. Dcbajo de la ropa iba más apreratla, estrujada y exprimida
que en los años vein¡e. El sostén ie tjraba dcl bus¡o hacia los hom'
bros y le daba 1a forma que por entonces se llevab¿, a menudo con l¿
ayLrda de alambres o de ¡ellenos falsos. l¡s tirantcs dc este sostén no¡-
malmente se claraban en 1a carnc, dejando dolorosas rojeces en los hom
bros y alrcdcdor de1 cuerpo, a juego con las doloros¡s rcjccs quc (lcj.tba
más abajo la ceñida faja e1ástica. rlasta les n,ujcrcs csl,clt.,' r'.rl',,t
fajr, pues 1a siiuct" qrc csr¡b.r dc nr,xl¡ L¡'i n,, reni., c.,,l.r.r' rri rr.rlr1.,',
yuntr,rscr,,¡t,nrincnrcs.co,¡'i,1,rrl,,!,,lrii, Il,,tri,,Ii.,l,i.r ,,,i L
;!ÉjI
Lr.evolu.!ón de 1¡ roP¡ inlo.nlil |rrl}
¡,üjefes r l¡s l&tn6, que oncnzó en nx
rñ.s \cint. r geneÉlizó en 16 t i¡E !fe
.onjunb, inpe$rbl. dr 1920. ¡ún se Po'
drh úrr ho): Ll¡¡ Ho{lnan, sünoñI
tenlcut¡ ftrn¡i¡r 1919
na otra fo¡ma deco¡osa de suietar las obligatorias medias: a menos que
h talda tuese muy amplia, cualquier liguero dejaria una embanzosa marc¡
leb.¡i,' ¡c ell¡.
252 rrr. LLNGUAIE D¡ lA ¡lOD,1 IJF HOTltsR} Y DIT T 1¡!R 251
IDA Y cAsr vuElr{ A L^ I-ItrRr{D
Los cincuenta
,
y principios dc los sesenLa fueron los años det üaf,
Doozr, de la solid:ridad y de la rnística femenina, ¡ como suele ocurrii
en las épocrs parriarcales, la ropa de mujcr y la de hombre eran marca
J:menre Ji,rin.¡.. I¡ ¡u;<r d.l nc: lvok ¡ e l-onore del rnj< oe rz-
'rcl¡ !-i, ren ir r .iluer.. .¡,i r.rn dirercnr<. . onn .u, ¡buelo.. 5in em
bargo, fue en esta época cuando los pantaiones de mujcr empezaron
a ab¡i¡se camino hacia Ia respetabilidad. Ai principio adoptaron for,
mas bastante pccuiiares y poco favorecedoras. los popularis pantalo
nes ode torcroo o .capris", por ejemplo, venían cn extraiios coló¡es chillones
y tenían un.r incómoda pata muy estrecha que acababa quince
centímctros por encima del tobillo, como si hubiesen encogido al lavarl¡¡s.
A mcnudo se lievaban con blusones premamá, fo¡mando un conjunto
que recordaba el de un paje rnedieval. Se acompañaban de zapa
ru\rr, ¡.,,c.hol purrir¡rdo,-¡ rinlus: r.ruda. r.rr 'n.Jmodo,_
.omñ lo. que ,c llcr¿b¡r , r lo.,jglo. Xt\ ¡ \V E,ra :ndurenLar:a
era apropiada, pues la .rtosigada c inexperta nadre de 1os años del Da11
l'¿om -al contmrlo qllc sus progenrtores_ no tenia sirvicntes y se veía
obligad: a haccr de c¡iada de su marido y hijos.
A finales de los scsenta los pantalones dc 'u, ",rrn..o'o'
nuje¡ finalmente se vol
r i, -on.-legrnrs v re.per.rhl<.. r l¡ ,oor inrerio. d..apare. ó o rdop o
lo-'nr' Inulen.i\J,. YJ ¿n,e. dc que ,e n .i:.e h .egrnJa o e;dr J. l"
liberación de la trujcr, la larga lucha por 1a comodidad y 1a tibenad
cn rl vestido fcmenino parccía habersc ganado por fin. La aparición
de los pantis liberó a las mujeres de los feos y a menudo dolo¡osos dn
positivos de goma, metal y plistico que utilizaban para sujerarse las medias.
Un:vez más se permitía tene¡ curvas de la cintun para abajo, ade
rnás de arriba, y millones de fajas se tiraron a1 cubo de l; basun, dondc
pronto se les unieron millones de sujeLadores con rellenos y alambres.
Durantc los ¿ños sctetta, las mujeres de rodar las edadcs se ponían trr
jcs pantalón o pantalones solos para ir a trabaja¡ pan ir a fiesras, rl
teatrq a restaunntes elegantes y para liajar en vuclos inrernacion¿les.
Norm¡lmente se llevaban con cómodos zaparos o botas dc tacón b.r¡,.
Los ¡cdacto¡es dc moda afirmaban, y 1as mujeres lo creian, quc |x m,,
los tiempos habían pas:do para siempre.
Sin embargo, en los últimos años se han producido hquierur* ,,
cortes v p:Lrece cstxr cobrando fuerza un n¡ovir¡ic¡lo co¡rr.rrrrr,,lL,
cio¡¿¡io. Si se es pesimista, los ¡ilos scscn¡¡ v scrlnr.r s, ¡,r,.,1,,, ,,,
simplcmenre conro un.r épocr rL ri.rori.rr,,\i\i,,ir.,l t), l,,rti,, | ,t.i
Las hl¡lr enrc.hrs t l.s z.rpÍor d. G.ón
rLo htrren qu.l¡¡.¡ivi,trd normll sca difí
.il e i¡cluso pcligros¿ Ltr ptul$ionil qu.
ll4a ere tipo dc rop¿ csi pro.hmúdo úr.
el Dun,lo qu. quicrc er¡r en rnuaciór dc
lnfe¡n,r rd .cstcco r los hombrc, J ot
h.mbr$ lb pr.mi¿n enconriindols ¡r¡.
rivr ¡ ¿llii r r su ropr. l'úosniír d. Bill
Cunning!¿¡r publiüdtr en ,i¿ r\m Yor¡
1¿ historia de ]a moda iemcnina desde 1910 hasra 1¿ actualidad se puede
ver como una scrie de campañas de ma,vor o menor éxito par:r haccr
que la mujer vueLv a adoptar un es¡ilo incómodo, no sólo con los propósitos
de Ostentación Vicria y de ascgunrse la propiedad serual, sino
rambién y cadr vez más p¿f¿ pcrjudicarl¡s en su competenci.r prolcsiona1
con los homb¡es. La talda tubo, 1: faja, Los sombreros inestabies
de Las déc¿das de los diez y los cu.uenta, Los vestidos embanzosamente
conos de los años veinte y sesent4 son elementos <1ue han contribuido
a lsta maniobra. En la actualidad sus recu¡sos estl¿tégicos más efect;.
uos son el calzado ,v la exigencia dc esbeltez.
EL zAtATo coMo AxNrt{ EsrRATi.cIcA
Los jn¡en¡os dc limita¡ la mo"ilidad de la mujer obs¡aculizando sus
n,,x inicnros son antiguos y casi universales. Los pies at.rdos dc las jór.,rc.
chinas de clase alta ¡' la costumbrc nigerian: de cargar las piernas
,1, l,rs mujcrcs con kilos dc pcsados co¡dc,nes de cobre son ejemplos
, rr,.rr,'.. ¡, ,,' , r,io cl mundo sc h¡n utiliz.rdo
'r estntagcmas simila
tr LTNCLA]I nt I \ [r]D\
res pal? asegur¿¡se de quc una vez que se ha a¡np3do 3 una nujer no
se pueda escapar, y que ¿unque se quede no te Pueda scguir. I-o que
parecc ¡aro es que todos cstos recursos los hayan pe¡cibido los hombres,
y también las nujeres, como algo bello. El pie de 1oto, que a no
sotros nos parcce una deformidad, fue admindo apasionadamenten
China dur:ante siglos, y cn la actualidad, en la sociedad occidental, a
casi nadie le p:reccn feos los dedos conprimidos por el calzado modernc,.
Los zapatos de tacón alto y punta estrecha que durante la mayor
parre de este siglo han sido un componente esenci¿l de ia indumenra'
ru de la nujc .on':der¿n.c\Jrl.rlenre¿tr¿cri\o'.
cr " P¡r'e Porau<
hacc que las piernas parczcan más largas -una pierna extendida es la
señal biológica de disponibilidad scxual en v¿¡ias especies animales
y porquc producen 1o que 1os antropólogos llaman <prvoneo de co¡tejo".
También hacen que estar de pie, aunque sea poco tiemPo, sea do
loroso, que caminar sea agot:dor y correr imposible. Los anda¡es r¿ci
lantes y dc puntillas se considcran provocativos, quizá porque ganntizan
que ninguna mujcr que los lleve pucda correr más de prisa que el hom
bre que la persigle. Lo peor dc rodo es que, si sc llevan continuamcnte
desdc la adolescenci¡, dcforman los músculos de los pies y las piernas,
de tal manera que resulta ¡odavia más dolo¡oso y difíci1 caminar con
zaPxtos Planos.
Liter:l y figuladamente, los zapatos modernos de mujcr son los que
impiden quc clla corra igual de rápido que é1. Como podi restilicar
cualquicra que los haya llevadq es dificil conccntmrs en eltnbajo cuando
los pies te están matando, especialmente si estis que tc cacs de ham
bre porqoe sólo has desayunado medio pomclo y un café para manrencrce
cinco kilos por debajo de tu peso ideal. Hubo una época, durante
l^' ¡ño. '<'<nr¡) .e,e.rrr. en oue ro en nece'ari. pr';- oor e..¡ 'iru¿
ción de infe¡iorid¿d ¿ rnenos que se optase por ello. Sin embargo, dur¡n¡e
los últimos años las mujeres han empezado ¿ usar otn vez zaPa
tos estrechos de tacón ¿lto, jncl.rso con pantaloncs; y los estilos mís
de noda son los que, como los zuecos y 1as sandalia¡ ¡t¿dos con una
tin por ei tobiljo, dan menos apo¡,o a los pies y haccn que camnar
se¿ sumamenre di{ici].
CoNrn¡xr*vorucló¡¡ v AMtsrcúrDAD
Sc han producido úhinr¡nrcn¡t t,rix sis,r(\ rlc qu. rr,, t,xJ,, 1. . t
bicn ,r I¡ mr¡jc, irrrlc¡cnrli.rrr,. tr,¡,, cs Ir qrrrlLLrl r,l,, r:,,rr ,1, I rr'rr,
D! Hoi\Jll]lr Y rJE \rLUlLR
pantalón tanto en la ropa de dia como cn La de noche Sc ha conve¡tido
en un indicador de baja posición social, especialmcnte cuando está hccho
de poliéster, i' nn
¡mhicntes de cl¿se n¡edia. Lo ha
sustituido el<raje con faldao, ¡ecomendado como la indumentaria apropi¡o¡p¡rr
L,rr--encl n¡ndode o' r.a"' i^.. que Por 'JPUc{o.e
ha de llevar con pantis y tacones. Otro signo inquietantc cs el estrech¿
miento de la falda hasta el punto cn que gestos normaies, como sentarse
en un sofá bajo o saltar un ch¿¡co, ¡esulten dificiles
lrudence Glynn, que trabajó como periodiste especializad.r en modas
en el T¿r¿¿s londinense, fuc de las primeras que señaló l:rs conrradicciones
internas de gran parte de 1a moda posfeminjsta. Los zaPatos
de plataforma y Los zuecos que sc hicieron popularcs durante los años
sere¡ta, po¡ eiemplo, se suelen fab¡ic¿r con una horma ancha que no
comprima el pic; sin embargo, p.odL,cen una foma de andar torpe y
desmañad.r ¡ además de ser difíciles de m:nejar, son peligrosos, provocando
a menudo g¡¿ves lcsiones. Como dicc Prudence Clynn, su "por
aLtura pretenden sarisface¡ el ins¡into de las muiercs respecto a ser más
altas y por tanto más imponanes en comparación con Lrs hombres
Por su estructur:a, que hacc que caminar sca sumamente <1ifícil, preten
den sa¡isface¡ e1 instinto de seguir siendo vulnelablcs".+
Otro estilo popular de 1a época, conocido como l¿¡oÉ Annie Hall,
por la ropa que lle"aba Diane Keato¡ cn la pellcul: del mismo nombre,
er: ambiguo en un sentido más complejo. llsencialmente suponia
llerar ropa de hombre auténrica: elegantes trajes de tres piczas, chale
cos, camisas, corbatas y somb¡eros en colores claros -bcige, hueso, tostado
y gris-, a menudo con aspecto de los años veinte Todos se llev¿
ba mu1' grande y suelto: cuellos abienos, camisas muy anchas por luen
dc los pentalones, mangas y patrs cnrolladas. Está ropa se acompañaba
con grandcs bolsos y bisutría estrafalaria c infan¡il: ceúmica, madera
y hojalata pintadas.
El uso de ropa de hombre puede significar muchas cos¡s distintas.
En los años treinta, acrrices sofisticadas como M¿¡lenc Diet¡ich, vestid¡s
con sombrero de copr, fr:c y trajes de elegantc co¡te, Proyectaban
soflsticacnin, poder y un peligroso erotismo. Los pantaloncs y los jer
rcvs de h época dc la guera, y los tejanos y p¿ntalones de los xños sesent:
v principios de los setcnra, suponían scrias llamadas a la igualdad
hl es¡ilo Annie Hall dene un doble mensaie. Anuncia que quien
I I r¡.o., (; \ ''.
,¡ /.ítd,. pig 5:j
256 IL
'-ENGUAJi
D! LA MODA
D! HOIlÍ¡RI Y D¡ MUIIR 257
fu¡sión, no de autoridad: invita al hombre a tomar el mandq áun cuando
él mismo <e¿ t.rn incomperenrc como lo. per.on:jes ql,e inre-prerd
\7oody Allen.
El l,oÉ AnnG HaU en vdsió¡ de Ditrne Katon.
L? cLrquera la cmiel el sonb¡s¡o
der:lhsgñnd6 hd¿un enüjúo de drinrho
que a los hombEs les re$lÉ hnquilizadó¡,
pú.s s Nidente que sólo 6d
j!8¡ndoy que errulid¡dno s ¡o snftis¡.
emerG gnnde Pm Pon. e ltr roPr .le euós.
lo llera es una buena chica, una cama¡ada' no misteriosa y delicadamente
femenina! siro un marimacho fácil de tntar y dispuesta a todo,
casi como un amigote más. No ra a pedir que Ia protejan de la lluvia
ni va a montar el espectáculo por rener que estar de Pie en ur Partido
de fútbol. ?¡obablemente disfruta con los depoftes activos y se le dan
bien (aunque{astidiosamente
bien, competitivamente bien). Además,
por su chapa de Snoopy se puede ver que tiene sentido del humor y
que en el fondo no es más que una niña.
No ob'r¿nre. ¡l mi'mo t:empo e'ra rop: tnn'mic un irirrr.o nr(r
saje antifeminista. Como se suele llevar con va¡ias ¡all¡s de más, rccucrd¡
a un niño disfmzado con las cosas dc su padre o de su hcrnt.tn,t ntryot'
par¿ hacer una gracia, e implica: "Sólo estoy jugrntl,rr crr r¡.rli.l.rl rr¡'
soylosuficientencntemayorprr:rponcrnrcL:s¡¡nrll¡¡¡<rLlcrrrrlr,rrrrlrrr'
o pan hecer un tr.rL,.ri" tlc h<¡nrbrr'". Iis istc rr, /,-l' ,1",lrrlu
lt ¡, irr,l,
CAPITULO
Moda y sexo
U¡ dulce dsorden e¡ el etido
da voluptuGidád á l¿ rcp¿.
Además de deci¡nos si las persona son de sexo ma¡culino o femenino,
la ropa nos puede decir si les interesa el sexo, y si es así qué tipo
de soro les interesa. Por supuesto, esta inlo¡mación puede ir más o me,
nos disfrrzada. La ropa que se usa par: ir a trabajar, por ejemplq se
supone que disimula la s*ualidad en lugar de darle ¡elevancia, y que
oculta por complem cualquier gusto e¡ótico concreto. En ¡ealidad, hasta
la indumeotaria más seria puede contener indicaciones eróticas, pero
cua.lquier¿ que se v¡ta pan n a trabajar como si estuviese a punto de
irse de juerga es gobable que suscite cotilleos hostiles o algo todavía peor.
Por otn partg en los actos sociales cualqüer persona ¡elativ?mente
joven que no mya vestida con alguna intención quedará mal. En consecuencia"
la ro¡n de colores vivos y so<y la utilizan a veces personas que
quie¡m que se las admirg e ircluso que se la.s amg pero a las que no
les inte¡esa demasiado ata¡se a nadie. En ocxiones, ciertos detalles de
la indumentaria sugieren los auénticos sentimientos de estas pe$onas:
los puios del impermeable var muy ceñidos a la muñeca con hebilla¡
y las puntas de los cintumnes aparecen fastidiosamente aprisionadas;
l¡ c¡misa ca¡mesí abiene c?si haste la ci[tur¿ descub¡e no sólo una cadcnr
dc oro, sino una carniseta o un sujetador lisos de a.lgodón blanco
264 EL rI\'GUAJI DI LA \1OOA 261
y aspecto dcsalcntador; los lazos de la blusa de gasa semitnnsparente
o los cordoncs dc csos zapatos de ante tan a la moda están atados col
un apretado nudo doble.
La ropa antisexual rambién la puede imponer una auto¡idad exter
nz. Los mother bubbanls'! quc faciliraban los misioneros par.r cubrir la
desnudez de los isleños dc los marcs dcl Sur son un ejemplo clásico,
y aún hoy los uniformes escolares -cspccialmcnte los de las niñas
a menudo parcccn discñados para desalentar el inte¡és e¡ótico. El uni
lbrne de preso puedc tcncr la misma finalidad. Con f¡ecuencia, como
señala Rachel Kcmpcr, a la vestida elegantemente, cuando
"prostituta
entn en la t¡en¿, le dan zap:tos ox{ord negros con racones cubanos,
.¡1.<rin... r.'LiJ",'i,", J. rrg",1... ) ,upJ nr, ;^l
pletamente desgartados e inútiles".r Ot¡os p¡esos, ranto homb¡es co¡ro
mujeres, pueden suf¡ir el mismo tipo dc humillación.
Como señ¡l:r He¡¡ick, la holgun y el desorden en el vcstido úenen
ur atr¿ctivo erórico. I-¿ ropa suave, suelta y de tonos cálidos sugiere ü?-
dicionalmente una personalidad c,ilid¿, info¡mal y afectuosa, y la prendr
que la parcialmente desabrochada nuestr: fngmentos de carnc y adcmis
implica que seri fácil conseguir la desnudez total. Por otra parte, una
excesiva pulcrnud sugiere una personalidad excesiramente controlada y
posiblemenre reprimida. La ropa ceñida, muy abroch:da y abotr,"arl.
(si no de;aque se rnarque la figun) se piens: que da cabida a una persona
estricra y eróticamente reprimida. Los tejidos tuertes y crujientes ga
bardinas, algodones almidonados y tejidos sintéticos rigidos tambiér
parecer, ncgar 1a sensualidad, y lo mismo ocurre con los colores grjses
y apagados. Cuando la ropa de colo¡es mo¡tecinos se lleva al mjsn,,,
ticmpo inusualmente ceñida e inusualmente pulcn, los obsen'¿dori'
sospechar.in no ya un desinteés se¡¡ual sino incluso impotencia o frigitlcu.
Una actitud positiva hacia el sexo puede ser ta¡nl¡ién obvia o suril.
Las personas jóvenes e ingenuas pueden ir con tejanos muy ajustrd,x
y camisctas con cl mcnsaje nur'nlrs rs A vARM pussy;"" hs pervrn.r'
dc mayor cdad y más so{isricadas rransmirirán cl mismo tipo dt nrcn
saje por medios mcnos llanativos. Y aqucllas pcrson¡s culrx irrtcrrw.
eróticos son infrccucnrcs o incluso cstán prohibidos cnriLirirr tn.rl*
tcxtilcs quc son invisibles cxcepto para quicncs conoccn cl c,iJir¡'
,vdt.t H,hb"1n..rn rús.ntr¡ d,. di,.n,ism.m,i,l i r¡¡i" \, ¡,!(, i, r
',
r.{i,n, urllrrlxq..ru.llNrhiAi.f.rii,j,.r },1*r,ni,'r.,1,, n,, t, ,1, ,'
',1,"
Iltrln l h.r,t).'.r^r,u |¡ L)
'' r',trn 11 ri,,l \,rrl 1,, ¡. 1,'
,l
Las reviras po¡nogát;6 ptrn mroquntrs erin llena\
dúih.Livd nujr¡s.on ¡opr] botr d¿.uerc neso, r,
.u1lqú¿¡ .onjunb h¿.ho de de ntrte.i¡1, run,lue setr mur.
cem,1c v de cona elegrne, tiene srf,s.onnorÍi.nes Ho
no¡¡la.llnan, dp¿ña en judo r un¡ de hs p.ot¡sonis
r¡ d. h súi. tdd ¡in l¡J r¿,srl,zJ.
Trrr, erlr r curno
El aspccro más sensual de un¿ prend¿ es el material de que está hecha.
Hasta cieno punto, e1 tejido siempre simboliz: la piel de la persona
que hai, debajo: si es ll¿mativ¿mente ¡esbaladizo o lanoso, áspero
o suave, grueso o fino, inconscientemente ¿t¡ibuimos estas ca¡:rcte¡isricas
a quien lo lleva. El hombre que viste con unos pantalones y una
camisa dc pcsada lana se xsume que <tiene la piel gruesa' en el sentido
quc csta expresión tiene en inglés coloquial' emocionalmente duro y
quizás insensible. El hombre que viste con un lrgero tnle d,e shantung
sc asumc quc .tiene 1a piel su¡ve": sensible, posiblemente susceptible.
Uno dc los mensajes textiles más antiguos es el uso de pieles de ani'
nr.rlrs. Los cazadores primitivos se vestian con los cueros de las bestias
,¡uc h.rbían mataclo para asumi¡ la natunleza mágica del oso, el lobo
,' cl rigrc. Inclurc ho]., los hombres y las mujeres que tlevan pieles de
.r,i¡¡¡.rles n¡, s<l1<, cstán c,.,nsumiendostentos¡mente, t¡mbién se están
I'r,*.rrr.rrr,l,r , ,i ,:ris¡r,rx.()nro.rninr¡1cs. H.rsr:r qué punto ha,v:r que
Eh
IL LI]\(]UA][
DÉ LA \rcDN
26.i
l()nr¡r cn scrio csta prctcns;ón dcpcnde de la cspecic a la quc pc¡tcnezca
la piel. Llevar cuero, por lo común, no supone afirmar que uno sea
ur)¿ !tca, una terner: o un toro, aunque en ocasionese pueda atribuir
este último significado a unas chaparreras o a una chaquera de flecos.
Más a menudo, el cue¡o simplemente sugiere la idea de conracto sexual
con la picl dc quicn 1o llcva; dcpcndicndo dc cóno sc haya tiatado,
puede presentarla como unapiel lisa y fuerte como la chaqueta de cuerc
negrc de un motorista, o suave y vellosa como un vestido de ante,
Las pieles menos comunes pueden rener significados más complejos.
Un: chaqueta o un chaleco de garnuza, por ejemplo, pueden sugerir
un idilio apasionado, mientras quc si son dc caimán, scrpicntc o lagarto
podrían predecir un encuentro caro, algo lrío y cenagoso. Sin embargo,los
zapatos y los bolsos de cocodrilo no pueden tnnsm;tir n¿da
más frio que el exceso de riqueza.
VrNUs coN PIrLrs
La piel es más apropiada quc cl cucro para convcrtir simbólic¡mcnte
a su usua¡io en un animal. A veces el mensaje es simple el ruso con
su gorro y su abrigo dc picl de oso es un oso ruso;la muchacha que
va a su primer baile con un abrigo nuevo de piel de corde¡o es un¡
oveja c¿mino del mercado. En otr¿s ocasiones, es poco probable que
a una prenda de piel se le atribuyan las caracteristicas de un animal con
creto. La perversid:d egocént¡ica del visón,la lal¡oriosidad ol¡sesn,a drl
castor, el ruidoso ardor maternal de la foc¡, no se h¿n de esperar nec.
sariamente de las mujeres (u hombres) que se vnten con sus pieles, aunquc
es evidente que existen casos de tal mimetismo. En primer lugaa la mr
yoría de los compradores dc abrigos dc picl dcsconocen la co¡ducr"
de los animales de los que proceden, lo único que quieren deci¡ es "Sor
un animal muy caro>.
Sin embargo, la personalidad de algunos animales peludos está t.rrr
bien est¿blecid¡ en la tradición popular que es inei.irable que tornre
parte del mensaje indLrmentario. La timidez y la fecund;dad Jc1 <ucj,'
tienden a tnnsferirse ¿ quienes lleran abrigos hechos de piel.le con, i,,.
aun cuando esté teñida de marrón o dc ncgro. De las mujcrcs quc llr
v:n estos abrigos a menudo se espen que sean "conejitos" en cl scnt LJ,'
lDlay&ry: scr ligcnmente (aunque encantadc,n-ente) ront,'s, "u.,1",.'r,
apasionadas y apt.x prn tener gnn c.rntrd.rdc hijos (o. J.r,l,' 1,,' .N.,,,,-.
médicos acLualcs, un grrn rrúnrcro,l. .n,1'.,r.,i,^)
El zorro, por otn p:ne, cs, en la tradición popuLar, astuto, uliente
e independientc, y la mujer que lleva su piel se asume <1u compane
algunas de estas cualidades, que es un: .zorra,.+ Esta piel se hizo popula¡
du¡ante los años veinte, cuando las cualidades zorr¡nas comenza
ban a parecer atractivas en una mujer; fue en 1925, por ejemplq cuando
la ingcnios: novela lz dy into Fox d,e Da.lid Ga¡nctt se convi¡tió en
un &ito de ventas inte¡n:cional. Unos años despues se pusieron de moda
los abrigos de paño rematados con eno¡mes cucllos de piel de zorro
que tapaban casi toda l.r cara: con ellos 1a mujer de ia época de la De
presión miraba a un mundo salvajemenre competirivo desde una más
cara de piei, como un animal cxurivo pero inteligcnre y astuto.
Hay dos usos concretos de la picl cn la indumentaria femenina que
merccen especial mención: uno es lapráctica, común en los aiios rr€inta
y cuarenta, dc llevar ¿l¡ededo¡ dc su cuello una o más picles de ani
males completas (por 1o general zorro, a veces visón), con patas, cola
y cabcza, mostrando los afiLados colmillos y con los ojos de crisal pequeños
y brillantcs. No está claro si el zorro o el visón reprcscntaban
la naturaleza animal dc la mujer que lo llevaba o si eran una especic
de tro{eo que representabaL homb¡e o a los hombres que habia cazado,
colgados alrcdedor del cuello a la manera primitiva, como en algu
nos retratos de Diana Cazadora.
Otra prenda de piel muy simbólica fue el manguirq que se puso
dc moda a principios del siglo XD( y gozó dc aceptación hasra la scgunda
guerra mundirl. AL principio los manguiros se hací:n de plumó¡
de cnn€ o de p;eles aas como man¡ cibelina, piel de oso o chin
chilla. Una vez que los cisnes se convi¡tie¡on en especie protegida y
que se encarccieron todas las pieles, e1 manguito em más normxlmente
de piel de cordero, de foca o de visón. Como es evidente en inglés por
et antiguo significado vrl.gar ¿.e la pllzbn naÍ]Í+ la ujer que llevaba
uno llevaba un simbolo visible de sus pancs pudendas, que ella rcpresentaba
como peiudas, sLraves, delicadas v calienres. En un dia de f¡io
un hombre dc su predilección podía ser invitado a poner la mano en
cl manguito de su acompañante, alentando así su esperanza de una opor,
¡unided similar pero menos simbólic¿ en el futu¡o.
: r'nilu..ión mts o mcnos tnent de¡ar l,l} Mjl kcr¡]tu¡re, .muje. a"!r¡, c ro. orú
\ [rili.].]o..on erlla clcg¡m.:.ono mrcho s*u¿lorn( fÉcrn:. N¡dtrquercr co¡ l¿.on-
¡¡ tr lt, mí5 perortrriyr y sc!úh de h expFsión sttrñoh. [T.]
'' rr\ li p.nrbri nrl6rgucrcnn¡ór rn¡luci¿ndoc.mo "m¡¡gtrno,. Se ntilizrprndcs g¡x.
, ,{r.,, , !\, L , ¡, n,i¡ ir l
)64 tT LENCUAII DE ] A I\Í]DA
265
CutRi,os Drco¡-A¡os: BRoNc¡A¡o Y TlqruAlrs
las a¡enas de Niz¡, Miami Beach o Santa Monica, no se daban cuenta
dc que treinta o cuarenta años después iban a estar xgrictados, a-r¡ugados
y envejecidos antes de tiempo como palos vieios, ni que de esa ma-
Además de ponerse las pieles de los ¿nimalcs, los hombres ¡' 1as mu'
jcrcs pueden alterar las propias prr: aumentar (o disminuir) su atncti
nera aumentaban eno¡mementc sus probabilidades de padccer un cáncer
de piel. Cuando estos pavos fueron al co¡¡al dur¿nte los
vo sexual. En primer lugar, pueden cambiarse el color de la piel, acla-
¡irdola o oscu¡eciéndo1a para que se ajustc a los cánones de belleza
"ol"iendo
años sescnta o setenta estos b¡onceados intensos dejaron de cstar ran
vigentes. Durante muchos siglos el bronceado fue signo de atguien que
de moda, y hoy e1 color preferido es un beige rnedio.
tnbajaba al aire iibre; indjcaba po¡ tanto una Posición social de clase
Un método más doloroso pero potcncialmenre menos perjudicial
baja. Las damas y los caballeros tenian 1a rez plida; de hecho, cuanto
dc ,:1tenr la piel es por medio del tatuaje. Tradicionalmente, este ane
más blanc¡ fucsc la piel de una dama, más bella sc pensaba que era.
lo practican principalmen¡e los homb¡es de cl¡sc obrera, sobre todo los
Como consecuenci¿, las mujeres e incluso los homb¡es se esfo¡zaban
marinos; pero con el t¡ato se descubre que un número sorPrcndente
por evitar 1: exposición al sol, la toca y el pansol victorianos, por ejem
de mujeres incluso en ocasiones mujeres aristócntas- lleran un¿ rosx
plo, no eran sólo decor:tivos y simbólicos, también ser-r'ían de somb¡illas
o una mariposa grabada en algún lugar ínrimo. Además del dolor iniciaL,
el principal inconvenicnre del tatuaje es que con cl tienpo se em
Sin embargo, a principios del siglo XX muchos empleos de baja c:
tegoría obligaban a trabajar un gran número de horas bajo techo, nadr
bo¡¡ona, de tal mancn que empieza a pareccr un dibujo hecho con
rnás quc con dos semanas de lacaciones a1 ¡ño. Un intenso b¡onceado
tinta dc color puesto bajo un grifo. También es difícil quitarlo si se accede
a ot¡o estr¿to social o si rompes con la persona cuyo nombre, ro
integral implicaba que se tenía tiernpo 1' dinero sulicicnres pan tum
ba¡se ¿1 sol. Si se vivía en ciertos países norteños, csrc em esPeclalmcnte
prestigioso dur¿nte los mcses de invierno, pues suge¡i¿ un cáro des_
pequeños cn un lug:-r visible del cuerpo de una persona de clasc nedia
deado de corazoncs y flores,llevas marcado en el cuerpo. Los tatuajcs
plazamiento a1 sur. El bronceado se conside¡aba t¡mbié¡ e¡ótico. e¡
sugleren un pasado tormcntoso y averltru:ero, y a menudo que se ha
pane porqt'c sugeria saludablc ejercicio al aire 1ibre, que en estc siglo
se¡rido en la armada o en la m¿¡in¿ mcrcante; a muchos hombrcs y
ha sido por lo común algo arcitante, y en parte por la crecncia genera
mujeres, según mis investigacioncs, ies ¡esultarr ser''u¡lmentc cstimul¡ntes.
lizadr de que las personas de piel más oscura (latinos, árabes, negros)
bs diseños más grandes ¡' más anisticos, cspccialment esos t¿tuajes
son más sensuales.
de estilo japonés que cubren la mayor parte del cuerpo o la espalda y
La mod¿ de los bronceados, según 1os hisroriadorcs sociales, la rrr
contienen muchas figuras enrrelazadas, son mcnos populares: uno de
ventó Gabrielle Chanel en 1920, y los primeros aparecieron en la Ri
mis informedores me decla que er¡ como hace¡ el amo¡ con una alviera
francesa. A 1os pocos años púcticamente no h¿bía héroe ¡omin
tico que no estuviese b¡onceado. Las heroínas siguicron dunnte ,rlgúrr
tiempo más con su divina blancun, pero hacia los años trcint¡ t¡nr
bién muchas de cllas tenían la piel dorada o aún más oscura. cor¡o Nl
PTNTUR-{ Y Pot¡'os
cole Dive¡ cn la obn de Firzgcnlá 9uze es h nocle (Gnder Is thc Niitht.
1934), de la que se dicc que espal<1a, dc un mar¡ón ¡nanni¡clo,¡il,¡t
"su La fo¡ma más fácil dc decomr la piel es con cosrnéticos. En siglos
nada con una sarta de pe¡las color crem¡, brillaba baio cl sLn,. Sil err
pasados no ere raro que los homb¡es, además de las mujeres, los usascn
bargo, en cierus zonx como el su¡ de los Es¡¡dos Unid<x v l.r' c,,1,'
discretamentei en la actualidad se supone que só1o las mujeres se pin
nias b¡i¡ánic¡s los l¡ronceados no llegaron a poncrsc nuncr <1, ttlrlt
tan, aunque sc dice que el difunto conde Mountbatten usab¡ colorcte
Cuando se tiene un clima caiuroso, una gren pobl.rci,in ol,rer ,i, 1".1
oscura y una econornía rural en Ja quc h mrv,rr' ¡rrrc tlL I tr'rh.r¡r ' ti'r, , v rcflcjos azules en el pelo. Los homb¡es m:is convencionales pueden
'
unt.rrse la piel co¡ g¡?sas y astringentes, u optar Po¡ ole¡ 3 trgre o x
se ¡ealiza al ai¡e lib¡e. un¡ picl rl,i' n,rrr,;",,¡,,,'rrlr,¡, rrrr"1//r'
iuenr i'icjo, o bien a un¿ realjzación idealizada de estos olorcs, como
Cuendol¡xmic,rl¡,¡xtlclthtttrttlrl ¡,,,1'1,,1, l,¡,¡r,' r,rrrr, r tr,rrrt ,
cualquien que hava estado alguna vez en una cuadn o en 1¿ j.lul¿
r i ¡,brlu ¡r.rb.rr t,,,, ,,'¡i,t,1,r,,,1, .,,t,r¡\ . r,i,'rr,' ' 'l,ri
,1, l,^ lroncs delzoo. Para contrarrestar La sospech¿ de:l!n¡inamicnro.
)66 !L L!\CLAJT DI LA \]OD¡ )67
los cosméticos de hombre siempre se venden de un modo mu1. viri1,
col¡o ha señ¿l¿do Robert Bliin:
[Los fab¡ic¡ntes] tienden a rpclar al gucrrcro, al macho, cumdo rc¡-
den cos¡,édcos ¡ 1os honb¡es; l¡oxeadores, tutbolistas y jugadores de
criilueL aruncian perfumes y cremas. Se dice a los hombres que los pro'
duc¡os 1cs huán scntirsc os¿dos, ¡cmcnrios, fucnes, doninantes, vigo
rosos, enérgicos e i¡¡eresa¡¡es.2
Esa osadía, esa temeridad y todo lo demás son absolutamcntc anificiales.
Como se ha señalado a menudo, los cosméticos, los perfumes
y los jabones 1o que hacen es ocult¿r y elimina¡ los olores natur¿l€s
dei cuerpo humano qu€ una vez sirvie¡on co¡¡o señales sexuales. Se
nos está condicionando para que rech:cernos los mnnos olores que en
otro tiempo nos excitaban, y pai¡ que exijamos que los seres humanos
exuden un olor veger:l o quimico.
Convencionalmente, el maquillaje femenino se ve como medio de
disfmzar la edad y las imperfecclones. De hecho, es¡o sólo lo hacc d¿
manera parcial su principal efecto es crear la apariencia de enardeci'
miento erótico: los ojos agrandados, los labios dilatados y enrojecidos.
el arrebol de ia piel. El maquillaje se ha usado también pan dar la impresión
de que una cara se ajusta al ideal vigenre. Como ¡esultado, una
gnn mayoría dc mujcrcs dc 1os años vcinte pxrecian tene¡ la boquj¡¡
de piñón. Cuando las modas madun¡on, durante la depresión y La scgunda
gucna rnuntlial, 1as mujeres mostraron su so{isticado escepricis
mo estrechando los ojos y arqLreando permancntcmcnrc 1as ccjas. Ln
los años sesenta, cu¿ndo el mundo cornenzó ¿ cambia¡ o¡ra rez. lo'
ojos se volvieron arrificialmcnLc gandcs y rcdondos por ia sorprc.r.
unefecto inc¡emenudo porlas sombns oscunsy 1as largas 1 pes.rjos.r.
pestañas que los rodeaban. Confornc sc cnr¡¡ccian l¡s n¡oJ¡s. l¡x L,
bios se volvie¡on de color tranón pálido y n,is t.udc ros.r pil <,r,l,l.r,
co, des¿parecjendo finalmerte casi por com¡lctor tlurrnrc un rien¡,,
las mujeres casi sólo tLrvleron ojos. Il,rjo 1.r ;nfluc,,ci., .lc lx ,¡,,¡ i¡ri, ,,
tos quc propuenaron ln vutlt:r a J.r nrrurrlcz,r y l,r libcr,rri,!r¡ ,lc l.r rr,,,
jeL dur.rnte 1os rños \clc,rt¡.¡ruch.rs¡¡uj.r*.rI'.rr,,I,'r,.rr,,rr
¡',r ,,,r1
plct<, cl rmquill,rjc. Il¡ l¡,rc¡u.rliLl,rtl ¡¡,u. (sr¡, ,(r,i,,,.,,i11,',.,,ri,1,,t
tri,rví,r l,,,lcrlcñ.rr ¡,.rrrrI l.rirLvorrLrrl v,.r.i r,"l.r'1.,'i,r,,,,,
'r r*., ,
Er noNo r,¡ruoo y rA MUñrcA D[ plÁsrrco
Un *ceso de pclo, .amó e¡ h dbezr como
e¡ el clerpq sueie aninalid¡di rlgün¡s
úu,eres, y ünos !o.or hómbrs, rfifm¡n
qne 16 re\ül¡r sunmdre eórico en ¿l s{o
opueno. F¡¡oent¡ ds Do¡ S.yder
Uno de los signos más coúunes de ura sexualidad activ¡ ha sido
siempre la exhibición dc cabello. Ent¡e los hombres, aunque cl estilo
capilar es principalmente un indicador político y social (como ya sugcrimos),
a menudo tiene un significado erótico secundario. Los monjes
y los sacerdotes t¡adicion¡lmente se han rasur: o la mayor parte del
p€lo o se lo hxn dejado muv cono como señal de celibato y dominio
dc s1 mismos. Quizá por esto ra¡a vez se ha encontr¡do atractivo e¡óti
co en una calva reiucientc, aunque los científicos nos digan que la cal
vicie en el varón cstá asociada con la abundancia de hormonas masculinas.
Por otra partc, las ba¡bas exuberanremente suaves y scdosas y l:s
rizadrs nclcn¿s byronianas están asociad:rs en la mente popular con
una naturaleza apasionada. La exposición deliberada de vello corporal
¡r.\.ulino (especialm¿nten el pecho) se considera señal de vigor se
r L'.r1. .runquc no todas las mujcres (ni todos los hombres) se sienten atrai-
(l.N t(,. cl tipo peIudo".
"nnno
I r¡ l.¡ ,¡¡¡vorí,, dc Lrs socic,hdcs. que l;rs mujcrcs nclultas tengan pclo
, ,l , ,. ,11i,, ,¡Lr, v. .rsurrrL e i,,clrw, ic ', ", '¡',
,rprccir. Sin cnrb.rrgo,
268 IL LLNCUAfÉ DE IA \IO¡A
269
en los países occidentales esta vellosidad ha sido objeto tr¿dicionalmente
dc un fuerte rechazo, y se ha eliminado rigurosamente mediante afeita
do, ceray electrólisis. (Hasta el vello púbico se ha considendo indeseable
se dice que aJohn Rusirin, el histo¡iador victoriano especializado
en arte, le repugnó hasta el punto de quedar impotente descubrir, en
su noche de bodas, que su esposa no estaba igual de lisa que una estatua
de nárnol.) Para lx femini-stas contempoúoeas está aditud es una fo¡ma
de opresión patriarcal, y parte de la exigencia masculina de que las mujeres
se transformen en muñecas de plástico pintadas. I-os p:rtidarios
de la acción ecológica, los cultivos orgánicos y la medicina herbaria
son también mu)¡ p¡opensos a ver el vello corponl como un cultivo
n¡run . tn l¡ ¡cru¡lidrd. po' no er raro ver ¡ murere. cu''ss ¿;.i
'¡n'o.
las y piernas prcsentan una floreciente vegetaciór. Analizando el resro
de su vestimenta se las puede clasificar como a) feministas convencidas
o b) partidarias de la contracultura. Por su parte, a las mujeres de soba
cos poblados y piernas espinosas, si no están en proceso de t.ansfo¡mación
hacia uno de 1os tipos anterjo¡es, simplemente se ias consider¿ des
cuidadas y desascadas.
RAPUNZT!
Y coMPAñíA
El pelo largo siempre ha sido un atributo imponante y legendaricr
de la feminidad. Es una caracteristica de las protagonistas de los cuentos
de hadas, incluyendo á Rapunzcl, cuyos rizos eran tan largos y t:n
gruesos que la brujay el principe podían subir por ellos como por un:t
cuerda. El cabello largo y exuberante es la marca tmdicional de la mu
jer sensual en casi todos los tiempos y países. En el arte cristiano, por
ejemplq a Maria Magdalena se la suele representar co¡ el pclo larqo
hasta los pies.
En la tr¡dición europea el pelo largo y suelto se ha asociado c¡si
siempre con la juventud, y a menudo con 1a rcal o suptrcv
"irginidad,
ta. De niña una mujer llevaba e1 pclo hacia abajo, a veces con rrcnz.r'.
Al hace¡se adulta o al casarse se lo subia siguiendo las costumbrcs l<,..rles.
Se lo podía trenzar formando una corona, cono en much¿rs c,¡¡rrr
nidades campesjnas, se 1o podía cubrir con un griñón o un¡ t¡rc¡ ,1,
encaje, levantarlo en una empolvad: fantrsía d;eci¡¡cl¡oc.¡. r' c.rrrl,r l,'
pan hacer un copetc cduardiano. Sin cmbar.gr'. rlr,r vcz * 1,,,,',r,rl,,r
En l¡ jnLinidad dc l¡ ¡lcobr nr,rtlinronirl (,, t rt rlr,.,t r irrr,'rri.rl) Lr t, ., "
dcs:rprrccí.r. L,s buclc' sc ,ler¡,r.tl'.tr¡ v 1,, ,lrr, l,^ rl, t,,, r r¡,,r l1.,r,r rl'.,¡,
El p€lo lá¡go, .spcso w suelto es un sign. rDdicion¡l de h scxualidad l¡nc¡i¡¿. t ¿t¡üs de
tódó tienpo ),lugr Lo h¿n ehbFdo como ttrl. A nedi¡los {lel siglo fD{ s ¿dnn¡ban de ioF
ñi huy 6r(ial los rt6 como ésro\. R¿tda de h (1"1 B.I¿ hknd¿¡"J, 1866, d. Gu$¡E coürbe¡
suprema hermosur: de la mujen' quedaba liberada para deleite del
"la
homb¡e.
La moda del pelo cono en las mujeres data dc la década de los vein
te, aunque antes hubo ejemplos pasajeros de la misma. En un principio
significó libertad e independencia, incluyendo a nenudo la libertad y
la independencia eróticas, y durante ua tiempo se invirtió la vieja regla,
una chica que llevase el pelo muy cono 1o más probable era que
estuviese disponible sexualmente. No obstante, hacia la década de los
cua¡en¡a se habían ¡establecido los significados tradicionales, y la muchacha
atnctiva llevaba el pelo cuando menos por los hombros, mien
tras que la universitaria, la profesional o la esposa conse¡vado¡as 1o llevaban
con una tupida y rigida permanente. Só1o las artistas y las
bohemias lleraban el pelo verdaderamente largo, y solian hacerse un
moño o recogénelo en una cola dc caballo.
Sin embargo en los años sesenta y principios de los setenta las mu
2/a IL LENCUAJI DE I-A \4OI]1 271
jeres jóvenes empezaron otra vez 3lleva¡ el pelo largo ahora por lo ge
nerál co¡ la r¡F en medio. La moda exigia quc fuese lacio; si no era
asi naturalmente, los rizos los podía eliminar una amiga o (con más
dificultad) la misma propietaria. Este peinádo era compatjble con -y
a lcccs provocador de- la pérdida de la virginidad y el matrimonio,
como lo habia sido en los siglos anteriores, pero no er: aceptable en
e1 meredo de trabajo. A las alumnas mias que lievaban el pelo largo,
cuando llegaba la hom de gnduarse y buscar tnbajo, a menudo se les
presentabe un gr¡n conflicto a consecuenci¡ de esto. Corta¡se el pelo
(o incluso recogérse1o) les parecía un signo de que se habían vendido
al sistema, como se lo parecía a sus contempoúneos va¡ones, y a veces
sc cncontraban con e1 problema añadido de que a sus novios Jes gustaba
su pelo largo.
En la actualid¿d las melenas hasta la cintura son poco frecuentes
excepto en los jóvcncs, pcro clpelo más largo de Jo normal, en todos
los grupos de edad, tiene su significado tradicional: ideas ¡omán¡icas,
ardor emocional y a menudo disponibilidad sexual. Un cote de pelo
repertino y d1ástico implica ¡echazo de estas cualidades, y por tarto
las mujeres contempor.ineas a menudo están sometidas a la p¡esión de
sus maridos o am¡¡tes par¿ que se mantengan alejadas de la peluquerí:.
Al mismo tiempo experimentan una presión en sentido opuesro
por parte de sus je{es actuales o potenciales en su puesto de tr:bajo,
estal¡leciéndosel conflicto clásico en¡re querer y deber.
RuBAs, MoRrNAs Y PrLtRRolAs
La tladición sicmpre ha asociado el color y la textur: del cabello
con la personalidad, especialmenten las mujeres, sin ninguna jusrificación
aparcnte, aunque ¡o se puede infr¿vxlor¿r el efecto de se¡ tr¿ta
da desde muy niña de acue¡do con un este¡eotipo. Las rubias, nos han
dicho, son las preferidas de los cabalieros y (quizá como ¡esultado de
ello) tiencn más gncia; las morenas son más profundamente emocio
nales; las pelirrojas son fogosas y apasionadas. bs colores definidos i¡-
dican una personalidad fuertq los colores apagados y rnortecinos (rubio
ceniza, castaño ntón) una pcrsonalidad más retraída. Las person:rs
de pelo lacio son serias, a veces solemnes; las personas dc pel<,,iz. o
so¡ alegres, posiblemente frívolas.
Durante sigto se creyo ¡tuc el pclo dornd,,,n,lul¡li) (,¡i¡(,r.,.i.,,1,
l¡cio ni tlcn¡.rsi¡do rizrdri)cr. l,' rr.i.,l,* ,l'1,,,i 1.,\,,,,,j,,,-. ¡ ,..,¡,,,
jeres romanas de la époe c1ásica y del Renacimiento se lo aclaraban,
sc lo tcñían y se lo rizaban para conseguirlo, y era un atributo conven
cional de las princesas de los cuentos de h¿das. Sin embargo, en e} siglo
XIX, época cn que sc apreciaba mucho en las mujeres un carácter pro
lundamente emocional, la mayoria de las bellezas del arte popular tcnían
el pelo lrrgo y de color castxño oscuro. También en la linatura
había una preferencia por las r¡orenas. A las rubias no¡m¿lmente se
las retrataba como de c*cos,': ingenuas, frívolas o algo todavía
"lige¡as
peor.En Mitl,llemarch, d,e George Eliot, por ejemplo,la noble, abnega
da y morena Dorothea se contrapone a la superficial, egoísta y rubia
Rosamond. El pelo rojo, en 1a imaginación popular, indicaba pasión
y un genio vivo; era un inconveniente para un hombre y una grave des'
gracia par:r un: mujer. La pelirroja más famosa dc la literatun victo¡iana
es Becky Sharp .la del pelo arenoso", la ambicios¿ antihe¡oina sin
escrúpulos de la obn de Thackerzy La feria cle las oanilacles (\anity
F1i¡ 18471848). F.ste prejuicio continuó cn cl siglo XX. La heroina
epónima de la obn de L. M. Montgomerylna de las Ejas Verdes \Anne
o{ G¡een G¿bles, 1908), un libro infantil tremendamcnte popular qu€
aún es muy leído en la actualidad, dcclara que podía h:ber nada
"no
peor que el pelo rojo". Por tantq ella trata de teñírselo c1e negrq pero
1o único que consigue es que se le ponga vcrdc; la implicación es que
no hay nada <1ue pLreda disfnzar un remperamento pelirrojo.
En este sigio los rizos rojos o amarillos han dejado dc scr Lin inconveniente,
pero las asociaciones tn¡dicionalcs pcrmanecen. Las ¡ubias son
más a menudo las proragonistas de la comedia o el melodram¡r las r¡o
renas, del misterio o la tragedia. los rizos srLgieren humor, y de una
pelirroja se espera qLre sea tempestuosa. La novedad es la existenci¿ de
opciones. Los avances técnicos p:n dar color, rizar y estirar el cabcllo
pcrmiten a cualquiera quc tcnga riempo y dinero pam ello cambiarse
el pelo como se cambiaría de somb¡e¡o. Si asi lo decide, una merjerpuede
se¡ sucesir':mente una ¡ubia chispcantc, una morena sofisticada o una
peliroja excénrica; o puede conservar permanentemente cualquier color
y texturl que v3,va con su personalidad. como consccucncia, los esrereotipos
se han reforzado, y aunque no te crmbies el pelo es probable
qr. L, i.r, u.u<n p"r Él r qu. l( r'iLen ei.or.c.u. rci¡.
Los hombrcs tienen la misma libe¡tad de elección, pero la ejercen
con menor f¡ecuencia. Ya no es necesa¡io se¡ moreno además de alto
v cuapo paÉ ser un héroe, y no sc crcc quc la personalidad masculina
¡¡r¡bie drásticamente con e] colo¡ del c¿bel]o como c¡mbia con su lon
qiru(l. No obstantc, cl pcb mbio muv cl¡ro o rojizo (cspeclalmente
272 IT LENCU,qE DT LÁ \''¡IDT 273
si es rizado) es un iazl;cap para cl hombrc en e1 terreno profesional¡
como estos colores se dan con mucha f¡ecuencia en los niños pequeños,
sugieren inmadu¡ez e impulsividad.
S¡ñ¡r¡s s¡xu¡r¡s: EL lorso l,rqo
En 1¿ ¿aualid¡d, como antiguamentc, c;cftos dcrallcs dc la indumen
taria transmjten un mensaje sexual directo. La ropa de color rojo vno,
enseña¡ una cantidad dc carnc mayor de lo nornal y 1levar prendas
ccñidas que marcan la silueta son signos universalmen¡e ¡econocidos.
Una enunciación simplc, a vcccs cruda, es la que se hace con 1¿ falda
desabrochad¿ has¡¿ la cintura, con la minifalda extncorra, con e1 jcrsey
fino que marca los pezones, y con el bulto de los pantalones que,
como decia Mae \flest, indica qLre un hombrc sc alcgra dc vene. Ha
habido a veces ot¡os indicadores aceptados de la se¡ualidad. A ¡nediados
del siglo XIX, por ejempJo, sc asumía que 1a mujer que llevaba e1
tocado üruy echado hacia delante, cegándole la visión del mundo por
ambos lados, era decente y timida¡ quien llevaba el tocado echado hacia
la parte traser.r de la cabeza sc asumía quc era "disoluta",
es deci¡.
indeccnte y quizá l:sci"a. Más recientemente, en los años cincuenta
ulla mujer bien edlrcada llcvaba guartes normalmente cortos y de aL
godón bl:nco siempre que existía la posibilidad de quc lc prescnta
sen a algún cxtraño. Si se le olvid:ban o los extraviaba ¡, tenía que tocar
la m¿no de un honb¡e desconocido con 1a suya rlcsnuda, esta muier
er¡ conscicntc dc habe¡ emitido intencionadamente o no- una señal
l-.1 indic¿dor sexual más unive¡salmente ¡econocido cn 1as nujcrcs
es, sin embargo, c1 bolso o Ia cartera. Quizá fueran los freudianos quie
ncs primero est:blecieron di¡ectamente la conexión, pcro cl uso en in
glés del término¡rrrse'! pxrx designar 1¿s partes pudentas limeninas d¡¡¡
de principios del siglo XVII. La erprcsión inglesa o// áag (bolso r;ejo)
pan des;gnar a una mujer rnayor poco atnctir.a tie¡e alrcdedor dr cicn
años, y puede que subliminalmentc sca la rcsponsablc dc ln rcndfnci.i
femenina a descchar los bolsos en cu¿nto se es¡¡ope:n lo nrls rrininr,'.
Como resul¡ado, las tiendas dc segunda msno esrán llcn.r\ ¡( h,,1"^
vicjos, a menudo boisos caros que, aunqr¡e €r:n cn ¡crlc.r,' ,.r.r,1,, ,1,
u,o. I¡r.ido.'l';,;dn.p. .u.p
r;. .',i.,.
Por supuesto, no es só1o sexo lo quc comunica €l bolso. Su conteni
do, por ejemplo, pucde representar el contenido de la mentc, o servi¡
a la vez de ca¡net de identidad y de equ;po dc ¡cparaciones. No obstan
te, al rnismo ticmpo el bolso ¡¡ansmi¡e info¡mación erótica, aunque
sóLo sea a los ojos de quien lo contempla. Según mis informantes va¡o
nes, un bolso con cierres, hebillas y cremallerasugiere una mujer que
guarda férrearnente su intimidad fisica y emocional, una mujcr a la que
seá dificil llegar a conocer en el sentido vulgar y en el bíblico. Un
cesto de paja con La p,:rte superior abierta sugiere una petsonalidad abierta
v confiada: rlguien que es emocional y sexualmcnre más accesible.
Un bolso puede también scr pequeño o grande, rígido o bhndo y dc
colo¡es vivos u oscu¡os. Puede tene¡ muchos departarncnros, sugi¡ien'
do una mente organizada o una mujcr que desempeña rnuchos papeles
cn La vida; o puede constar de un solo depanamento en cl que va todo
¡evuelto. El bolso puede ser t¿mbién extrcm¡damente .,femenino,
suave, floreado y de aspccro fágil- o puede pa¡ecer un ¡raletín dc
hombre La ejecutiva que llera al mismo tiempo un bolso y un maletín
parece tener dos identidades sexualcs con¡radictorias; quizá por esta r:L
zón,los asesores de vcstu¡rio desaconsejan ené¡gicamentest: pnictica.
Dicen los psicólogos,luc el bastón o el paraguas en¡ollad¿¡ son un
sinbolo masculino cuando aparecen en los sucños, i' cn la vida rea.l
se puede ver a menudo a los hombres usando estos objetos sirnbólicos
pan hurgar y golpe,:r o pan llamar a un t:xi de una lorma quc corrobor:
estr interpretación. Los bastones o los cayado son poco frecuen
tes en la actualidad, excepto en hombres que realmente 1os necesitan,
pero e1 pamgua sigue siendo popular. Como cabía esperar, el paraguas
er su \€rsión másculina ticnde a ser grande y pesado, y suele ganar pres'
rigio por su capacidad para desplegarse instantáncamcnrc. Un paraguas
maltrecho, pequeño o 1o que es pcor- ,1ue funcione m¡l es un moti
ro de vejüerza que r nerudo pre.< erc<. .o J ñ, n^\ qJc .e pre.umr
algún significado erótico. Por supuestq cuando el paragua se des
pliega asLrme una torma menos fálica,lo que puede ser la razón dc quc
Los hombres b¡itánicos de chse alta mantcngan los suyos muy enrolla
J,x ir¡rlrrw, bajo un gran aguacero.
,,,'l,r,1r ,.1 m¡sculi¡o sc hr considcrado un siml¡o]o se-
"'n¡brcro
, ',,1' l,,i,r\ | .rw. l.r. íp,,c.rs dc Jor¡inio masculino ha¡
:71 LL\CL-{IL DL L{ \iOD1 t,,'
Cütrndo l¿s nrujeres r pond roftr,L lrom
bre su¿l¿n .fumú u¡r digiidrd.¡n.id!
rr.es u¡tr ern ¿let:n.itrI s.ft
':ble,I
i.r.nln. nhnene Dierri.l en l9ri
¡_o(osnlir ¡c h .ole..ió¡ Lr.rr Car
coincidido con los sombreros altos pr.r lcx bonbrrs. ¡r¡r r ,11,", I ',,r¡,
brero de copa de los puriranos y l¡ únrim Jc ros t ,',
'i¡r,,,i.r,r,,'
el advenimiento de l.r "nuer'¡ mui,r" e¡ l¡ d,i rlr,l, lrs: . ! LIL ,r
chos hombrcs rdopL:rror cl c.rr,,rii.,¡rL,., r',',1ii,,,,,i',1, , , l
t¡r¡tn¡¡crdr Y h.,.i, J ,),1,\,1,..r'l',
' ,,,
por rsi decirLo, cl simbolo mismo de su vapulerda autoridad: el so,,,
b¡e¡o l-lexible.,r 5i es¡a teoría cs corrccta, la reciente tendencia al ¡lr.r
J" '¡
,b,eru ouede .er .ignrii,arivr.
'.,,:uer"
Otros detalLes de la indumcnraria masculina han tenido un signili
cadc, sexu:1 y social reconocido. En el siglo XIX la cantidad dc pc
chcn dc 1a camisa que se enseñaba indicaba la posición de un homL¡n.
en la escala de ]a virtL¡d al vicio: cuan¡¡ más tela se mostr¿b.r, me¡o.
dc tiar era. Un aspecto discreto y abotonado disringuia al caballcro co
rrec¡o o al comerclantc o cmplcado respetable de cuyo honor se podí,r
fiu una dama o una pobre muchacha trabajadora. El jugador no dcmr
';¡d, '¡h cr,<ñ¡b mi. p.ch.ra, el corrp)ero .inve.grier zrqre,ea¡,,
recharla de cualquier oporrunidad crórica enseñaba tod.rvir más, y ,,
menudo llevaba demasiadas jo1as. Ho¡ el exceso de joyxs en cr¡rlqui.
n de los sexos es un indicador de clase media bga o de nouxeau ríck .
pero .iene tanbién insjnuacioncs dc rclajamrcnto scnsual.
Una corbatr de homb¡e puede t:rmbién ser sirnbólica se¡ualmcltc.
especlalmente si es de colorcs vivos o sj es inusu:1 en a1gún sentiJo.
James I-aver señrla que ei sacerdote católico, <1ue no Llcva corbara, crti
.simbólicamente c¿str¿do",+ mientras que el anticuado clérigo evangílico
brnánico siemprc llcvaba una corbata blanca, .como ctueriendo in
dic.lr que er: potente pero puro,. Siguiendo la tesis de Laver, sc podrí.r
proponcr quc las cstrechas co¡b¡t¡s de co¡dón ent¡el¡z¿do o de dr".rs
de cuero que e menudo gustan de llevar los ancianos csradounidcnscs
sugieren un marchilrmiento o un¡ desecación de las pasiones. Otro po
sible indicio cs clprñuclo quc llcv.rn en el bolsillo exterior del pech"
de la chaquera los hombres bien vestidos. Según un periodisra conoci
do nío, un pañuelo de c:chemin saliendo descuidadamente del bolsi
Llo. especialmcntc si cs rojo, anuncix.Puedo xrreglrrlo'; el1ino blanco
pulcramente doblado itrplica un desinrerés temporal o permancntc por
cL scro. v I'rs mujcrcs dcberíán inrerpret¿rlo cor¡o una bandera de tregur.
I'COS IXTTRIOR¡S I INTIRIORES
,,.,"r n*i", o-m-rciór.pequerno.que.ru.r.n,,J |,
"n+ir
u¡ ¡)pr sob.e i¡r¿rj, edad, ocupación, opiniones, humor y gustr,r,"
rr.rlcs puede hacer <1ue nos rcsLrltc difícil dccidir lo quc nos v:rrrru.r
276 Ir I t' CUAJr I't I \ \r¡D\
poner. I/) que ocur¡e a nenudo en tales casos es que la capa exterior
rcpresentx a la persona externa o pública y la inrc¡ior a su yo íntimo.
Cuando ambas capas son visibles el mensaje, aunque contr¿dictorio,
es fácil de leer. La mujer del práctico traje de lana gris y 1a blusa rosa
con volantcs cs un r¡tón scrio y rrabajador con un alma frívola y femenina.
Por otra parte, si lleva un tnje curvilíneo de sed¡ de colo¡ rosa
sobre un suéte¡ liso de color gris, sospechxmos que está íntimame¡tc
preocupada o deprimida, con independencia de Io cordiales y encanradores
que sean sus modales.
H,:y nrch;' co nh n.rciorc' pn,iblc, dc mcr.rjc .l( e or e ilerio-.
Un:r indumentaria puede ser infantil por tuera y aduln por dentro, como
el dclantal dc volantes de colorcs vivos sobrc cl scvcro vcstido negro
que informa a los invitados de que están ante una profesional seria que
sólo está jugando a cocin.r. Puede se¡ info¡mal y rústica por fuera y
errbana por dentro, como c1 tnjc dc pana marrón claro del arquirecro
que se usa con una camisa y una corbara formales para transmitir a sus
clieotes Ja seguridad de que sus casas no se van a salir dc1 prcsupuesto
ni se van a caer O puede ser de clase alta por fuen ¡' de clase baja por
dent¡o, como ocu¡¡e con el elegante tnje iraliano del cantante de ¡ocÉ.
dcbajo dc1 cual una camiset¿ con una lata de ce¡veza ga¡¡nt;za a sus
fans que en el fondo todrvia es un chico durq agresivo y de clxe obren.
Aun cuando los estilos de la capa interior y de 1a exterior sean igua
les, puede que haya una di{crcncia significativa de color. Alguien cu,va
visible capa interior de ropa sea de color rojo, por ejemplo, puede estar
hablándonos del calor y la pasión que hay debajo de su apagado crt"
rior. No obstante, cuando una combinación de color .va es convenclo
n:r1, su significado es más convencional que pe¡sonal. Llev¿¡ una can¡i
sa bl¡nca con un tr:lje oscuro no significa que seas serio por fucra ¡'
honesto y honr.rdo por dentro, sirnplemente que est€ tipo de crr.icrcr
sicmprc sc ha consider¡do deseabl en el mundo empresarial ¡ prolc
sional. La indu¡¡entaria invena -el tnjc blanco 1' la camisa oscun dcl
jugador sugiere alguien cuyo caácter y cuyos motivos son algo rur
bios, indcpcndientemente de 1a sencillez y el enc¿nto dc sus mrrl;rlcs
ALAvíos íNTrMos
A vcces, por supuesto, I;r cap.r intcrnr dc r,,¡., r.,,,,1,i.rt.' ¡',' 1,
exterior, y sólo los ¡lorLun¡J¡,s¡' ¡r irilcri.r,l," ll.r1rr.i,r
1,,,, ',,1.,
clcl¡¡snr<¡¡c¡r,x¡¡,i'i,rr,,*.rrr,',1,,,'.,1,¡,,',, r,l¡,r,1,,.,,. ¡,,,r.Ll r:
cipiente o en cualquier vcstuario público- se produce cuand,, u',,
persona a la que considenmos at¡activ¿ se quita l¿ ropa y rcvela un n uc!,,
mensaje escrno en su ropa intcrior. De hecho, a menudo no disp<,rr,
mos de una clave real sob¡e 1¿ identidad e¡óticx de una pcrsonr h¡\r,r
que no vemos esta indumentaria privada.
La ropa interior asexuai, tanro de homb¡e como de mujer, cs in rrrc
diatamentc obvia. Suele ser blanc4 apagada, sin adornos, 1' está hech.t
con tejidos poco sensuales como clpopelín; a menudo es:1go and,.r.
Si está limpia y nueva, puede indicar virginidad, cast;dad permancnrc
o temponl, o una ligera tu¡b¿ción ¿nte las cucstiones {isicas. Cuanil,,
la ropa interior tiene un tono grisáceo o amarillo y el e1ástico cstá .1.,
ramente deformado no es sólo asexual sino anrisexual. Repele acriv,r
mente el erotismo, y puede quc ésa sea ia intención que se persiga; i",
plica dcscontento con el propio cuerpo, posiblcmcnte co¡ todos l,¡
cLrerpos. Las penonas que se empeñxn en insinuarse a los propietarios
de tales prendas se están bLrscando problem:s.
La ropa inrerior atractiva es más difícil dc describir, pues depend<'
mucho del gusto personal. Por cjcmplo, ambos senos €stán en deecucrLlo
sobre 1o que hace que unos calzoncillos sean eróticos o incluso dcccntes.
Púc¡icamente todo lo que se puede dccir cs que los hombres dc
clase media y de clase alta dc más de cincuenta años parecen inclinarsc
por los calzoncillos de pata de colo¡ bl¿nco, azul o marrón cla¡o, lisos
o a nyas. Iodo 1o demás io considcran de baja categoría, vulgrr inclu
so, y creen que los calzoncilLos ajustados son malos para 1a calidad clc
su cspcrma, cuyo descenso puede horroriza.les au¡que no tengm .rlr
biciones de paternidad. Los homb¡es co¡se¡r,ado¡es de menos dc ci¡'
cuenta eños prcfieren calzoncillos ajustados normalcs de colo¡ blanco.
Considcran Los calzoncillos de pata pasados dc moday anticuados.lris
homb¡es menos conserv¡dorcs, si tienen la barriga r.rzon¿blementc phntr,
puedcn llev,:r Jrps, a menudo blancos pero a veces marroneq rojos, verdcs
o azules. Pa¡a los más modernos csros sl4s ya se venden en muchos
colores vivos y con estampados exóticos. Hay también quien no llevr
calzoncillos, una páctica que unas mujeres consideran emocionante y
A la mayoría de las mujeres de menos de cincucnta años pareccn
gustarle los sáps de colores pero no ultramo<lernos- srempre y cuin
do un hombre tenga el tipo apropiado p:rn lievarlos. Sin crnbergo, p:tnr
r¡t¡r i'l sexo va asociado con algún otro tipo dc ropr intcrior (posiL>le
Lr ,1,'. llc'.rban sus prdrcs. srs prinr,,,'s rn,.¡,rr.s ,) sus .,,¡¡.,,ire\
'r, ',r,
rr\ ,,,,,,) \ ,,,,1,' l,,,li,rl.i' ¡r^,,.r,ir.Lrrr,
-
27u II TL\GU,{]L IJÉ L \ \I'¡\ )7'
En materia de camisetas tampoco hay mucho consenso. Unos las
rechazan por principiq otros las erigen. La camiseta blanca sin man,
gas asociada con los obreros la adminn quienes considenn el sexo como
algo de clase obrcra, o quienes considenn serl a 1: clase obrcn. Las
camisetas blancas comcncionales tienen susr&as y también los ienen
las de colo¡. Hay incluso personas que se excitan con só1o pensar en
la ropa interior dc fibra anudada o térmica, que para la mayoría de 1os
occidentales sugiere simplemcnte origen escandinavo o una voc¿ción
por la vida al aire libre.
¿'
LrNcrRíA: ¿ruRA, RoM,(NncA o ATASToNADA¡
Cualquiera quc se haya pasado últimamente po¡ la sección de lence
ría de unos grandes almacene sabe que cuando ias mujeres compnn
Iencería la mayoria la p¡efic¡cn blanc¿. Si eligen orro color a menudo
cs por razones prácticas: evitar la aparición de un sosrén o una combi
nación fantasmales bajo una blusa o un vestido scmir¡¡nspa¡enie. Les
gustan los encajes y los volantes, pero en cantidades moderadas: lo que
quieren en su vida privada es parecer inocentes, naturales y guapas. Al
gunas dcponistas prefieren la ropa interior que es blanca pero lisa y
ajustada, libre dc todo adorno. La implicación erórica de tal ropa inte
rior (no se puede llamar lencería) es que e1 scro es un deporre de contacto
corporal, una buena forma de ent¡ena¡se. Sl su ropa interior deporti\,?
es llamarivamente funcional (por ejemplo, ponerse Lrn sostén
spoz para acudir a una cita amorosa) puede que vcan ei acto amo¡oso
como una especie de :ctividad compctitiu, una comperición en 1a que.
como nos han advcnido Kinsey y sus discípulos, el hombre pucde l1e
¡l3r er scgunoo.
Como l¡ lencc¡í¡ bl¿nca de encajc es fácil de conseguir y evira el
problcma de combinar 1os colores, muchas mujeres suelen llera¡la, aña
diendo un camisón negro o un sostén rojo, o una cnagua floreadr dr:
vez en cuandq a menudo porque sc 1a ha regalado algún honbre. Si
el hombre no les gusta mucho, l¿ llevan con mcno¡ frecuenci¡. Cons
ciente o inconscientemente, saben que estos resatos pucdcn ser ncnr.r
jes además de tributos sexuales: indirecras de que podrirn scr rr.i'.r
perimcntales, más agresivas o más ¡ec¡r¡das cn h .rm.t.
La ropa de color tostado, beigc o crudo Lrcc quc r.rlr,, l.r ¡'i.) ,1.,'.r
como 1¿ oscun parczc¡ s<nrosrda. v.s ¡",r.()n\iqri,rir, l,\,,,,r,.1,,,,
Susicnificid,¡cscl({,),,rcv,rii,¡.r,1,':,.1r,¡1r,,ililrrr,r,,,1,,,',1
Dn¡lrc los rños en qü.lri !.1í.u1.¡ ñtr
ban som.tldtrs x h censur¿,l¡s r.t¡..r p.l
s¡brn niucho tieDro en .onü¡]rió¡. ¡u l
qu. no dejre vü d.nsir¿., efi prdtr ,
¡.turbr rcmo equiv¡lcnrc simb¿rli.o rlf L
de\nu¿¿z, r .oDo co¡s¿cü¿n.i li .o.ni
nrión de $¡¡ con cnüie s..nYir,l, I
ün simbdo dólno cn L rtd. ¡l,ab(,1,
'ilh
larlot tr UtL. ,r4¿r nan.¿| r96a
quicr rdad que s€ sientc demasiado vieia o demasiado cxperta para 1lc
varLa blancr, y dcmasiado .fina" para llevarl.r negra o de cualquicr crr
lor dcfinido. A menudo le gust¡ sentirsc cosmopolita, Posiblemenl.
parisina, pues Las mujeres francesas tienen f¿m¡ dc lleva¡ lenccrir dc
encaje dc color tostado o marrón.
El rosa. con una buena canddad de encaje, es e1 colo¡ favo¡it¡r rlc
lL nrj. c'<1uevenel
r-m.¡.c onrinu"
¡ sí mism¡s como hcroínas romántic¡s. El c¡¡rino heci.r sus p,rncs rrr'is
'¡
','.r'!. '¡-r.r. 'z"r \. l "l t,r¡ r''r'¡',', r"'r ir'
t80
!L TIJ'GUAJI DI LA \f]L]X
2lJl
incluso mucho antes de la noche de bodas, se arriesga a scr rccibjdo
con mi]adas de dolor,\' con suspiros medio contenidos, cuando no ¡echazado
con dolo¡es de cabeza y con 1ágrimas. Cuando la mujcr quc
r¿r" vez l1e\a un c¿misón de colo¡ ¡osa se pone uno, puede estar p1'
dicndo calladamente, o invocando mágicamente, una experiencia sen
timental. La lence¡ía de tonos rosas no se debe¡ía confundir con 1a quc
se suele 11amar
"de colo¡ melocotón, o carne", aunque no se
"color
parezca a ninguna frura conocida ni a la picl humana. La ropa interior
de este colo¡ es una rnala señr.l a menos que la lleve una mujer de piel
oscurl, pües hacc quc un cutjs claro parezca ¿mxrillento, estropeado
y sucio. La mujer que la lleva o es daltoniana o r.isualmenr es insensible.
Por supucsto esto no es una contr¿indicación para hacer el amo¡
pero tampoco es ninguna recomendación, y sc dcbcría tomar cn scrio
si se está pens¿ndo en es¡¿blece¡ una relación de convivencia, i¡cluso
en una relación no scxual.
L: ropa interior negra, en la imaginación popular, sicmpre es eróti
ca. No obstantc, cuando es de corte discreto, puede indica¡ rambién
un carácter práctico, pues el negro siempre parcce asexdo y en é1 no
se nota la suciedad fácilmente. Esta ropa interior negn v así de sencilla
la llevan a mcnudo las mujeres reflexivas e intelectuales que se toman
el sexo mu¡' en serio. Por otra parre, la lenceria ncgra transparente d€
enc¿je es sofisticadn, atrevid: y en ocasiones tiene impiicacion€s perversas.
Las mujeres qr.rc Ia prcficren son mfu propensas a aburrirse con
las parejas, ios lugares y las posturas sexuales; rambién cs mcnos proba
b1e quc sc incorporen en la cama exclamando entre lágrimar esto "¡Oh,
es terriblel ¿Qué estoy haciendol'.
Las pocas mujeres que llevan h¿bitualmente sostén, b¡agas y panris
de color mjo tampoco dián esto, aunque pueden ser dife¡entes en ot¡os
sentidos. Este tipo de mujer a menudo seú apasionada, pero puedc tam'
bién rener genio, y pucdc quc disfrute con las escenas de celos,1' gue
prefier: e1 sonido de los portazos y de los plaros al rompcrsc a la núsi
ca de Mozart.
Aunque el blanco, el coior tosrado, cl rosa, e1 ncgro ) el rojo (\'cl
insufrible color carne) son los colores más comunes p:n la tenceri.r.
frecuentemente se pueden encon¡ra¡ otros. Sin cmbargo, sc suclcn conr
prar o usat par¡ expresa¡ un es¡¡do de ánimo (azul reccprir(,. \'i,,lcr.r
soñador, amarillo alegrc, naranja liamativo) más quc p.,rul,,r in1,,rn,
ción erótica. T¿mbién existe la ropa interior csr.rnrp.rt1.r. 1r,: i. r¡, r,o.rl
con motivos flor:Jcs. {lu
),r,,¡.,.rr.,i,,r.',¡,,,*, r
t;Lnun¡fe¡¡ini,i¡il,l.li,.rlr,,,r"l,,'.r"t,*r'1i,,,1r.r,,,r,,,1,,.r,,,.
Otro de los diseños preferidos es el selvático, que imita la picl dc1 1copardo
o, con menor frecuencix, del tigrc. Como cl nombre indica, este
discño anLincia que quien 1o lleva es un animal carnívoro sahaje. Aun
que suene amenazador, l.r investigación sugicrc quc estos leopa-rdos y
tigres de nailon son menos peiigrosos de lo que parecen, y trat:dos ade
cuadamente pueden resultar gatitos.
MoDAs r^- LA ANAToMíA
Aunque elproceso reproducto¡ no ha c¿mbi¿do mucho con el pxso
de los ¿ños, 1o que a 1os hombres les resulta atractivo dc 1as mujeres
si parece cambi:r regularmente. El psicólogo J. C. Flügel {ue el prime
¡o que propuso una teo¡í¿ de la¡ "zonas
erógenas cxmbiantes', según
la cual las panes del cuerpo fcmcnino <1ue se conside¡an e¡citantes se
van descubriendo ¡' alte¡nando de fo¡ma sucesiva y ordenada. L: canc
terística elegida no necesita tener ninguna concxión na¡ural con ]a se'
xualidad: a Los hombres de mediados de la época victo¡ian¿ les entu
siasmaban los homb¡os rellenitos, blancos y caidos; en la década de 1900
se producía una agitación tremenda por vislumb¡ar un ¡obillo bien ¡o¡-
ncadq y cn los años rreinta la espalda era un foco de at¡acción e¡ótica.
Algunas de estas modas amtómic¿s parecen mer¡mente arbitrarias,
resultxdo, como sugicrc Flúgcl, del aburrimiento y la excesiva familia
ridad con orras partes del cuerpo. Otns pueder tener una explic¿ción
pr.áctica. El interés medieval por el vientre redondeado, por cjcmplo,
renía un c¿¡ácte¡ funcional en una época de alta monalid¿d, cuando
el emba¡azo consrante er¿ necesario p¿r¿ mxntener estable la población.
En los años veinte y treinta la excitación <1uc provocaba la pierna femenina
celebraba et hecho de que las mujeres se habían vuelto más nóvi.
les e independientes; y la exposición dc los pcchos bajo blusas translúcidrs
o ccñidas aprincipios de los se¡en¡avino acompañada de un interés
renovado por el amamantamiento. Dado que hs modas, como los sr¡cños,
responden a múltiples determinanrcs, puede ser significativo que
csras ropas ¡ranspa-rentes o semitransparentes, que en ocasiones ¿denás
de las mujercs también lleoaban 1os hombrcs, apareciesen en coincidencia
con la moda de la apertura -o semiapertura- intima en grupos de en
A r.cces, 1a porción de la anxúnría qr¡e en cada momento se consi-
,1,.,., ¡r, itrn¡c sólo se enseña en la sociedad menos educad:. En circuns-
,,,,.,, 1r r.rl,lcsc suclc rccul;rir vrfisric¡c{a¡rcnr€, proc€so en el que
282 f,r IINGL:AJ! DE l_.{ t\fon¡ 281
Dunnle.in.ucnu inos, ¡loli¡rada,r.nk
.le 1910 a 196c.l Lr¡.ro i.n¡nj¡o fri.
riúrrenLc dciptuió d.l¿ ¡,od¡ r dc l¡
'rra, desd.nadó pó. d¡.irrdorcs y r+ri
ú o !o¡ lÁ I¡¡s. Snr ú¡bdgc dur¡¡r
i¿ scgurll¡ gucr¡ )undiJ rerprfe.ióbre
r¡¡rcnt., co'¡o r tDede rtre.,rr e. ¿{l
f¡nos¡ forogqfii d. l¿ acúi, ci.emtrtogú
fiú¡.ftt G,rbl¿. P.r ¡qüel.ron.es ¿se
rc¡n¡o se c.nti¿drbtr mnv \We'tnr¿, nl
.lu¡o Ísidq arnqüe s¿gnn los ún.nes
trctu¡les únb h p¡se de L señorit¡ Gr¡-
ble ..mo su ligun pr.e.en rtprimnh\.
t,: .::
a menudo se exagen. Dunnte la época t¡, rlov icLrr i.,r¡.r. ¡,, r . , rrr ¡,1, '.
el inte¡é se cent¡ó e¡ el trascro, quc sL'.ns(i;.rb.r e¡ l.r ¡,.r,r, lr,r.,l ,1,1
cancán y <1ue se c'xrgenbr con L'l poli.',n. 1,.,'Lrr1rri,',1,,,1,,,1,¡'.,.
el ¡r¡scrc volviri ¡ t,r,.,s, rL r¡,,'l¡,1",.,',r, ., ',
,,,1, i ,,i,. ,i,,i
dial, cuando una vista poste¡ior de 1¡ actriz Betty Gnble en bañador
se convirtió en la forografía favori¡a de los soldados. Dcspu¿s dcsaparcció
otr¡ vez de la moda y tue reemplazado por los senos y reprimido
con la faja dumnte casi veinte años. Sin cmbargo, en los años setenta,
las lajas se convirtieron en un signo de velez o mojigatería; las nalgas
reaparccicron como foco de interés erótico mientras que disminuyó el
pecho. Hoy en día ios pechos muy grandes sc considcnn un inco¡vcniente
v en ciertas tiendas se venden tarto <sostenes ¡educto¡es, como
pantis elásticos linea naruraL" quc
"de
acomodan o provocan un desdo
bl¿miento t¡ase¡o. Los vaqueros, tanto de hombre como de mujer, rienen
un cortc con cl que se pretende llam¿r la atención sobre un trasero
redondeado, en lugar de comprimirlo en un monotnsero p1ano. Es difíci1
decir lo que signific¿ todo esto. Ur ¿u¡or muy interesante que ha
esc¡ito sob¡e la moda, el antropólogo Robcn Brain, ha scñalado no obstante
que en las especies ani¡rales el y la coloración del
"al¡ultamienro
Lrasero cs particularmente visible en aquellas especies que rieren los
machos más agresivos y pendencieros".t
No son sólo 1as distintas panes del cuerpo; también los distintos
tipos dc cucrpo se ponen y se p¿san de mod¿. Según cánones moder
nos, la belleza edu:¡diana era horrorosamenre pálida y obcsa; Twigg¡
la niña-mujer ideal de ios años ses€nta, ahon nos parece una víctima
de 1¡ anorexia. Los es¡ilos de casi todas las ópocas están diseñados parx
favorecer:1a rnujer que se ajusta al iderl del momento, yparapermitir
quc la mujer que se xp¿rta un poco de este ide¿l se acerque a é1. Sin
embargo, puede que a cualquier persona cuyo aspccto natural cstó muy
lejos de dar la talla la moda la afee positivamente. La ropa nen looh
-sofisticada, de complicado conc y rígida- dc la época poste.ior a 1¿
segunda guern mundi¡l ¡esultaba favorecedora para las rnujeres alus
y csbcitas, pcro a las bajas y regonlet:s las h:cia parecer globos. Actu.i
mente esth de moda los ho¡rbros cuadndos y una complexión adétic¡,
y a 1a nrujer culll pequeña estaturay cula figura rechoncha habrian
hecho de ella una belleza vic¡oriana, le resulta difícil cncontrar un vcstido
que no le haga parecer que lleva hombrens de rugb¡
En ocasiones ¡parccc un cst;lo que no favorece a nadie. A finales
de los años cincuenta las mujeres llevaban chaqu€tas y vestidos de co¡-
tc muy cuxdrado e informe! o muy estrechos por ¿rnú y ¿c¡mpna
dos por abajo, que, al contnrio quc los raporosos trejes largos de diez
.rños antes, no p.uecian tene¡ unavida rtística o emocional propi:r, pero
; Rolrn Br.ii. o¡ .rr. piC. 111
284 ¡I, ]T\CU,\T[ DI LA I'IODA 285
se negab.rn a adaptarse a ia forma de sus nsua¡ios- Po¡ con¡¡a nos envolvían
como los dcsmesundos disf¡aces de canón de una {iesta esco
l.rr. I a urr..r rentaja de es.r rop.r e. qu< h.rcia qu. parec;csr quc 'e
e.taba
ligeramente cmbarazada, tan¡o si lo estabas como si no, simplificando
lavida de las rnadres deI baby boom. Lrt :urla'restiment¿ aprop;ada para
los ¿ños del .misticismo femenjno", cuando se suponía que todas las
mujeres encajaban cn cl molde esránda¡ del de ca¡¿ feliz".
"ama
En Seeing Through Clo¿lres, Anne Hollander scña1a que e} cuerpo
humano, como sc rcprcsenta en la pintura y la escultur¡, cambia de
{orma para adaptarse a las modas de la época; que "todos
los dcsnudos
del arte desde que comenzó la noda actual van vestidos con los fantas
mas de las ropas <1ue les falt¡r, f¡ntasmas ¿ veces sunamente visiblcs".6
La fotogr:fia, más que liberar nuestra pcrccpción del cuerpo, ha cont¡ibuido
a ¡tarla más a la moda. Po¡ medio de una elección a¡bitnria
de modelos y poses, parece ofrecer una prueba científica dc que renemos
-o debe¡íamos tener la figurt correcta pan 1a ropa contemporánca.
Alposar pan los fotógrafos, ios desnudos t¿rdovictorianos sacaban
el tmse¡o como si llev¡rxn polisones; los dcsnudos de los años veinte
adoptaban unos andares dcsgarbados de adolescentes y los desnudos de
los cerarenta escondían la barriga y las caderas y sacaban el pecho para
conseguir lasilueta culiplana y pcchugona que entonces se consideraba
más descablc.
La anatomí¿ humana no siempre se ajusta a la moda del mornento,
pero) por suefte! tampoco sc ajusta a ella el gusto e¡ótico. como conse
cuencia,las mujcrcs de rrasero plano o los homb¡es con ba¡ba co..ida,
o con cualquier otnpeculiaridad física que no esté de moda en ese mo
nentq por lo general siempre encuentran a alguien para quienes representan
la belleza perfecta.
EsrIIrs ERóTIcos: I-A vAMpIR¡ii y Er pAvo RuL
En diferentes épocas se consider:n serl difercntcs cstilos de presentación
pcrsonal, además de dife¡entes ¡ipos corponles. Aquí hav un.r
superposición mayo¡ y quizá sea correcto decir quc son pocos los tipos
psicológicos que pasan por completo de moda e¡ó¡ic¡mcn¡c h¡bl¡¡
do. La vampiresa de ojos grandes, carnal y sensu¡l dc |,s ¡n,^ vci,¡t,
aún se puede ver en los acontccinicntos ¡rtísticos.rrr,,t'.ril.r ¡,,'r ,'r¡.r
6. ¡nr. H,,ll.i.J.,. n.,"| tl ,,,il I L tl,,. t
.. r'rl
ve6ión conrempo¡.irea de sus cusicas scdas con flecos y s¿rt¡s de cucntas.
La ¡ubi¡ tetuda de los años cincuenta, con su elevada peluca color platino,
se ha convcr¡ido en ura estrella de la núsica car.tnttj.la, bal4 dall
de los años sesen¡a f¡unce ei ceño y sc abraza en la intimidad dc muchos
do¡mitorios.
Aunque persistan esrilos de at¡activo erótico, con el paso de los rños
,:lgunos de ellos han cambiado de significación, peLcs el lenguaje de la
moda, como el lcnguaje hablado, contiene términos cuyo signi{icado
cambia con el tiempo. Hoy en día, el maquillajc ocular muy tuerte ya
no es distintivo de 1a rigresa devorador: de honbres, sino de la ¿doles
ccnre coqueta. Similares c¡ml¡ios evolutivos se han producido en el equi
r¡len¡e indumentario de hs palabns prohibid.*: el jency ceñido, la blusa
desabrochada hasta el ombligo.
A veces un estilo persistc, pero lo llevan tipos difcrcntes de perso
nas. En la década de 1900, por cjenplo, las modas nocturnas para las
jóvencs soltens se diferenciaban cla¡amente de las modas para matro'
nas y soleronas. Ura (chica" que podía tener treinta años, usaba tejidos
finos y colores pálidos, a menudo blancos. Una mujcr llevaba te'
jidos m,ís pcsados y más ricos, normalmenre en tonos más vivos o más
oscuros, a menLrdo negros. A la joven soLten que aparecia con un traic
de noche que s" nadre podría lle"a. con toda propiedad un satén
escotado de color rojo rubi o verde esmcnlda con ¿do¡nos de azabache,
por ejemplo- se la consideraba rnuy disoluta o malc¡iad¡ En la
accualidad los signos se han invenido. L¡s muchachas bien educadas
van al baile con tnjes dc color rojo, nannja y verdc fosforescente, que
les ma¡can 1: silueta. Sus madres, por el contrario, llevan ropa de fiesta
de ¡ecatado co¡te en cl mismo su¡tido de colores limitado que prelie
ren pan el dí:, marrón, tosradq negro, blanco y azul claro o m.uino.
Una posible razón para esta meramorfosis es que sc ha producido un
cambio en la moral;dad scxu¡l. Los aristócntas eduardianos, aunque
dc palabn defendian 1a virtud y exigían llegar virgen ai matrinonio,
dcspués permitían una discrcta promiscuidad. Hoy a las mujeres ióve
nes dc cLase social alta, como a las jóvenes de algun:s tribus polinesias,
1es esrá permitido tácitamente tencr relacionesexuales y vivir un poco
la vida antes del mat¡imonio. Sin embargo, después de la boda se espe
n dc ellas que se porten bicn o que se marchen.
E1 tipo rnasculino de mod¿ también cambia de una época a la siguiente,
aunque no todos los homb¡es cambian con ella. ?rudencc Glynn
sugiere que la ropa de hombre potencia atnctivo sexual o la prcrroqrri'.,
rcrritorial, la oferta de1 nido scgLrro, dependiendo del clima so-
"cl
, .,1. L, l'roo ¡r',lominrb.rn ios dercchos te¡¡i¡o¡iales:
./lj{) !L LE\CIJ lI D¡ r_A \ÍODA
2U/
I-o quc ¿que]]¿s l*iras, chaqués y g:bancs ajur¡dos decia¡ a las nujeres
en que los honbrcs quc los 1is¡ban en¡... c¡paces de:ponar un
nido bicn ¡nueblado e¡ el que guardrr scgum a lm henbns y á hs
crias. I¡s itrtrusos ronaban posesión dc ios conzones v los l¡u¡eles dc
eros honb.es por su cucnta y riesgo./
+"
Exr¡ANJiiRos, frcEs cot¡os y cu¡R4N?¡s
La idea dc que las personx de cie¡ras nacionalidadeson más ser1,
tiene unalarga hlstoria, y aunque no hay una prueba objetiva que apo,
ye esta creencia, ha sido causa de muchas sorpresas agradables pan al
gunos. Cuáles scán los extr:njeros a los que se considere más ser¡r depende
del individuo y rarnbién, hasta cieno punto, de la época. En 1os
años veinte, much¿s mujeres estadounidenses y b¡itánicas soñaban con
que las raptan un jcque, a menudo personificado en la est¡ella cinema,
rognífica Rodolfo Valenti¡o.l.r,s latin lcne¡s áe ambos saros fueron po
pulares en los años treinta, y en los setenta 1os asiáticos, especialmenre
los que tenían una aureola de sabiduría misrica, hicieron gr.an número
dc conquistas. Como el sunido dc estos tipos sery que se lievan en un
momento dado, por 1o general, no es lo suficientcmente grande para
satisfacer la demanda, los quc no están incluidos en la nómjna a veces
aumentan su encanto sexual poniéndosc 1as prendas exóticas apropiad¿s:
en los años setcnta 1¡s camisas Nehru, los abalorios de marfil y
dc latón y las sandalias de piel de carabao. En las fantasías dc algunos
obser-vado¡es, tales indumentarias implicaban, incluso p¡ometían, exóticos
y místicos arrebatos eróticos dei tipo que se describc c¡ elK¿za
Por supuestq a todo el mundo no le resulta atncrivo el tipo popu-
Iar de la ¿poca. Afortunadamenre hay siempre una va¡iedad de este¡cotipos
donde elcgir; de hecho, un solo país puede proporcionar más de
uno. Una mujer puedc vestifte con un quimono oricntal de sed: de
color ncgro bordado con dragoncs de oro pan parecerse a la nujcr
dngón; o puedc 11evar un quimono floreado dc color rosa v nol.le\
-,ru,..j,..i;|..r peto p"Jl,ug..i|- q,..,, r,er an .u n .r . .,,n.¡ |
cienre como una gcriúa. A veces el a¡rac¡ivo crórico sc l¡¡c¡liz¡ ¡ris ecr
c¡ clc cas¿, de t.rl maner¡ quc, por ejemplo, el neovorquir,,,, el l,'rr,li
nrnsc 1)ucoc Poncrse roPr dc rronlc piir pro]1.r. u|r.r I'r'.rrt.r¡ !\rL.r
,;1
!
t
Rodollo \Ucntnro cn ¡l etd (192r). Su
indun.nldii, ¡unquc ta.nLlamenre no s
adénüa,G un.onp.ndio del¡ indume.
r¡ri¡de,,¿¿¡¿ e\prd¡, drs¡, ána¡r (aun.
qu.. to que $ mii.uúr., no 11*¡ ifle),
c¡¡r¡¿coo el cuello ¡6iero, inmens¡ úpi
t bo¡¡s rtrs de .uüo ¡do¡n¡h con
¡greste, micntras que el leñador o la leñado¡¿ ¿uténticos adoptan un
tnje oscuro eleg:rnte para decir a los demás quc prcfieren una experiencia
e¡ótica sofisticada.
Otra ilusión frecue¡te es que los miembros dc las orlas clasesociales
esrán más dotados sexuxlmentc. QrLienes no han c¡ecido ent¡e ellos
a menudo pár€cen creer que los ricos y las personas de xlta cuna siempre
€s¡án en ello y sienten agitación erótica sólo con ver un abrigo de
mana o la etiqueta de un sastrc ca-ro. Orros piensan que la clase t bre'a
cs más natural, más sensual y más apasionada. Esta última c¡eencia ha
tenido frecuente rellejo en 1x moda, y quizá sea en pane responsable
r1c la popularidad de los monos de carpintero o de mecánico y dc los
Itrsevs de pescador, como lo es del estremecimicnro que sienten:rlgurr.r
¡or, rr,iinrdas
',r.r.
curndo oyen habl.u de forma directá y gnmati-
,.r1:, L, r, 1'.,',,'r r rer., r,brc rcm¡s cr<iticos. lncluso hay personas que
288 IT] I,FNGLIA]E DI IA I1ODA ]N'
piensan que la ropa de tmbajo es más a¡¡activa cuando está arrugada
o m¿nchad¿, convirtiéndosc cn eJ equiralente indumen¡ario del len
guate sucro.
A veces el estremecimicnto de 1o exótico y el esrremccjmierto de
lo proletario se combinan, provocando una erupción de camisas de pas
odores griegos, capas de policia italianq blusas dc ma¡ine¡o f¡ancés _r.
panrrJ"ne. oe gau. ho .r g, rr ino. Hace uno. rrio, .e p,,o o< mod¿ er
tre las mujercs (y entre algunos hombres) 1o que se podría llamar "ropá
de tr:bajo pam climas calurosos': pantaiones de algodón de color claro
en csLopilla o tejido crsero, ceñidos alrededor de la cintura con una cuerda
corrediza, junto con varias capas de camisas, chalecos y chaquetas de
lo. ri,mo' rerido.. rr ¡rdo., llcr¡n .ol¡.. o con rei:ro,. rr¡ up¡
sugieren la rcalización de un arduo traba¡o para una causa púctica y/o
hurnanita¡i¡. Sin embargo, más a menudo el efecto campesino se contmr¡cstaba
con unas eleganresandalias de tiras fina: v de mcón aho,
delgadas br.rfandas de color pálido y relucicntes cadenas y brazaleres de
o¡o. Lx indumentaria ¡esultantc no parecía indicar un interés por plan
tar habas ni cocer pan, sino más bien un¡ identificación lis¡iva con cl
?¡ó¡imo Oricnte. Aunque la mayoria de estas ropas estaban hechas en
la Indi¿, este esrilo solia ¡ecibjr el nomb¡e de del harén,. Sugería
"loo,l
una sarLralidad aquiescente y no liberada ¡ como en los años veinre,
una :cti¡ud acogedora hacia los jeques. Fue especialmente popular en
Londrcs, que por aquel entonces cst¿ba recibiendo la invasión dc ár¡
AMoR y MUIRü: rr ¡N¡ERMo y El ¡stEcrRc)
Una de las formas especializadas de a¡racrivo erótico más persistentcs
cs Ia que conecta el amor y 1a muerte, a veces ran es¡rcchamente
que sólo lo quc está d:ñado o es peligroso puede levantar pasiones. En
1a época romántica dc finales del siglo XVIII y principios del XIX. el
instinto sexual y el deseo de mucne ib¿n: menudo enrel¡zadi¡s. No
sólo se admiraba la fragilidad y la delicadeza; pa¡¿ muchos ¡o¡ri¡¡icos
ia enfcrnedad ¡eal e¡a sa¡ualmcnte excit¿nre. La preferida en h rul'cr
culosis pulmonar, cuya fiebre ¡ha daba un rubo¡ llb¡il ¡ l¡s nrciill.rs
y brillo a los ojos, remcdo de1 ardor sexual; también sc crci.r ¡i,r pr,,
ducía una sensualidad sobrenarunl v cnfcbrecid.r in,r¡rb,".r,^
Los finos ves¡idos blanc¡,s dc murclin¡ Llc i.r i¡,r.r 1,rlr, rrr.rl,.rr .,.
inleccioncs rcspir.rrorirs v r,rnrbie,¡ i,¡,ir.¡l'.'r¡ 1.,, ,,,,i,..¡,1, ,1,,r,i, ,1, 1
enfermo q como han señalado algunos autots conrempoúneos, la mor
ta)a del cadáver. El La¿lies' Monthly Museum de jv,nio de 1802 h¡b1¿ dc
.el fantasmal vestido ajustado completamente bJanco, como una morrr:a.
que lle".¡n L' mu:ere'. quc pr c' en deJ'z¡r.e cono e'p<cLro\. cor
sus sudarios ma¡cándoles las fo¡maso.s Tan provocxtiva cra csra indumentaria
que las protagonistás de la novela gótica siempre han llevado
desde entonces alguna vcrsión de ella, normalmente en forma de camisón-
Semióricament esta elección es muy apropiada pues, como est€
tipo de novela de terror, combina el aúactivo e¡óúco de l¿ inocencia
Pam los victorianos la rnuerte ela tan interesan¡e que, además de al
mo¡ibundo, tambión al dolicn¡e se Ie encont¡ab¿ at¡¿ctivo sexual. A
una viuda, si en;oven, se le asumía que se €ncontnba en un estado
de emotividad intensa que hacía que resultase fácil aprovecharse de ella.
Su presunta disposición a se¡ ¿ convertlne en una iivluda
alegre,- en objeto de muchas bromas de malgusto. También pue-
"consolada,
de que fuera una razón para justificar las estrictas normas sobre lx ropa
y la conducta a observar durante el luto, que si no se seguían efan motivo
de escándalo y sospecha.
Incluso una vez que la vida se extinguia, la sexu¡lid¿d continuaba.
La lirerarura y el folclore del siglo XJX están llenos de cspírirus apasionados
que persiguen a sus amantes todavíá vivos, como Cathy en Czzbrcs
bonascosas $Yuthering Heigh*, 1847), o que se le\antxn dc su tumba
para esrrecharlos en un abr¿zo de barro y frío, como en los cuentos
de Edgar Alian Poe. Con frecucncia estos espírirus llevan la c1ásic¿ mor
raja blanca, a veces manchada de sangre, creando una imagen que aún
hoy hace que unx bata blanca larga estampada o ¿dornada con nrxn
chas de coior rojo resr¡l¡e un poco inquietante.
Dricuh
Y VA,vPr¡rr-rA
Un aparecido romántico más violento es e1 quc regresa de
"ampiro,
la tumba no par: perseguir a quicncs ama sino para chuparles la sangre.
El más fanoso de ellos es, por supuesto, Dúcula, e1 héroc o el villano
de la novela del misno título de Bram Stoker (1897). Su continua po
pularidad es mcrecida, pues combina los at¡aaivos de lo exótico, lo arjsrocráticq
la enfermedad, la muene y la ambigüedad scxual. Es extranr
Cir.rl , , i Ir l?.$(ti !\hs.
Drs rr¡l ¿tá.$, trie il
290 I¡,IIGUAIE Dl] L{ VODA ¡loDA Y SEXO ,r) |
iero. conde y también bisexual: aunque sus victimas favoritas son mu
i..." ióu"r'.. ino..",..
"n camisón, ambién ataca a los hombres jóve-
.r.r. é. ."ru.t"tir" po. lievar traje de eti<¡ueta completo y una esclavina
nes:r tipo n ur.iilrgo, y riene el pclo net'o b¿.tanre'¡rgo Fl ¿t¡que
d.b,j. * ,", viol;ción
"1,
'imbólica. v ti 'e repire de+ru¡e a la per-
,or¿ ,,'l¡d¡, qu. nn muere. \rno que \e convierte rambién en vampi-
.n ,no d.lo. erenido. . La le¡endr dr asi expre'ión dnmiLic:
'-o,
¿ ia c¡eencia decimonónica de que e1 amor sexual ilícito es debilitado¡
y además crea hábito, sicndo literalmente un "destino Peor que ta
Más recientemcnte la liberación de la mujer, o alguna fuerza más
siniestr¡, ha c¡eado a Vampirella, r,na protagonista de cózic cqa indumentaria
es una especie de disf¡az de Dnculina de 1a era espacial, escaso
v revelado¡ de las formas Su aspecto es el tradicional: pelo negro,
""ra bl"o.a y l"bios a"ormalmente rojos, con la inspirada adición de
largas uñas rojas. Tan arquetípicamente terroríficos y escalofriaates son
es;s personxjes que cua\uiei hombre o mujer de pelo negro v tez pá
lida que se ponga ropa de etiqueta completámente negra Proyeda un
erotismo destru¡tivo, a veces sin una intención consciente Ot¡os, por
suDuesto. pueden asumir esta indumentana como un mens¿ie sexual
,lciib.odo. ¡"t"ul-."te, por ejemplo, el uso de prendas de cT ero negro
c' un.r.eñrl :ceptad.r de que l.r P€rsor¿ qJe r'\ llew es '¿dom¡soqu:"r¡
I de que le ¿lt¡e irr<rp'err- el P¡pel de rn'o o de escu\o e.l ra
inocua fantasía o en la peligrosa rcalidad.
Lls uÁs ¡crr,ro¡s oRrLLts DEL AMoR
llav ot¡os intereses sexuales minoritarios que se encuentr¡n bren re'
p'e.eni¿do' cn el ue.rido. La f¿'crr¡ción decin'onónic¿ oor l¿ in ¿ncr¿'
por ejempo, h¡ 'obrerirido
en el X\. Re'oer¡ble' t: ro';¿.lo-'
"iglo
i .¡t"trrr-.on sentimentalismo de los encantos de los niños, especiaf
mente de las niñas; otros mcnos resperables, como Íos in{orma SÉPhen
Mxc.¡s en The Other Vicrorlaas, simplemente los compraban Hoy el
infantilismo en el vestir es¡á pasado de moda, pero los niños aún son
objeto de interés sexual para una pequeña y por fue¡zasecrct¡ minorí¡,
y úay otre mi"o.iu má"implia a la que le gusta imaginarsc r sí rlisnr's
v i"s pa..jo" c"r"do enn niños. Tales in¡e¡esc son probrblcnrtrrtc
"
i."po""il,les d. de hs mod¡' rnás infr'rrilt' qrrc I vr. r'¡t
"lg"n,s
.i"i-"nt" la ro¡r dc dormir. I l,r'r,r Lrrr c'ril' n rr r¡¡:rlrtr'rrr¡ ¡l)r''¡r'r
"n
'
do, como e1 de pastora o JooÉ Laura Ashley, que todaví.r goz.r tlc ¡r,
puiaridad en Gran Bretaña, erplota ocasionalmentc este interís Un,rñ r
dido reciente a esta indumentaia es una enagua con ribctcs dc coc.ri.
que deliberadamente se deja que sobresa.lga varios cenrímetros por tlt
bajo de la {alda; adernás de hacer el consumo ostentoso, imit¡ l.r ser¡rr
consciente seducción de la niña que no sabe que ra enseñando su Iirrrl r
ropa interio¡ blarce.
Antiguamente sólo e¡an fácilmente identificables aquclla minorí,r
de homósexuales que querian pxrece¡se a los miembros del se*o op,r"s
to. La mayoría de los heterosexuales creian, por tanto, que rodos |rs
hombres homoser-uales llevaba¡ estilos ma¡cadamente {emeninos y cluc
todas las mujeres homosexuales vestían con ropa de hombre Hoy crr
día, una vez que han salido a la luz, es evidente que la mayoría dc Lx
homosexualese visten como todo el mundo, al menos cuando es¡in
en l¿ sociedad mixta. Muchos ga;ys, de hecho, han adoptado ya el lool
de y para el observador ocasional parecen más masculinos
"macho',
que la mayoria de los hete¡osexuales.e Lleran ¡opa de trabajo (especial
me¡te cuando no están trabajando)' camisas de cuadros grandes, tejanos,
camisetas, monos y gruesos zaPatos de t¡abajo; también les gusta
la ropa del Oeste, panicula¡mente los somb¡eros y las botas de vaque
ro. Para completar Ia imagen, a menudo se dejan grandes y tupidos bi
gotes y se entrenan duranres hor:rs en el gimnasio para desarrollar los
Para {acilita¡ una vida erótica actira y diversa, muchos gals emplean
un sistema de signos indumentarios. Como ha señalado Hal Fischer,
quienes desean desempeñar un papel activo o masculino llevan un manojo
de llaves, un solo pendiente o un p:ñuelo en el bolsillo trase¡o
del lado izquierdo; quienes prefieren desempeñar un papel pasivo o fe
menino, llevan uno o más de estos indicado¡es en el de¡echo. Si van
de cuero (sadomasoquismo) 1as mismas señaleson válidas, pero las ac
tividades a las que invitan son algo distintas.
Ha¡ por supuesto, alglnos homb¡es, tanto homosexuales como he
terosexuales, que se visten deliberadamente con ropa de mujer. Peter
Ackroyd ha distinguido tres tipos, cada uno de los cuales tiene una indumenta¡ia
cer¿cre¡istica. En primer lugar están los transcxuales' quc
se sienren mujeres con cuerpo de hombre. Para ellos, vestirse de nujea
n1ás que excitante, es psicológicamente satisfacrorio, y suelen ponersc
"l tipi de 'opa que 1lc'¡ría normal-cnrc un,r muicr r"¡'ct:rl'lc dc '"
'
rl.'l lf
" ',
, !, rr,. L'//
292 ]]I, I-ENCUAJE DI LA \IODA 29j
r¡s honosdual* u¡banos,te los lsados
Unidos han ddr¡ólladó ü códiso i¡dü
¡rc¡trio q¡c iniorúá á las posibles pre
js sdualB de sus pre{¿Éncia úóri.n. Io
tognfia tomada dc G,, S¿r,¿¡nJ, de Hal
misma edad y posición. En segundo lugar, i' mucho m& frecuentes,
están los úavcsr;dos, la mayoria de los cuales son heterosexuales y a menudo
están casados. Pa¡a ellos el uso de ropa femcnina cs sexualmente
*citante, y las indurnentarias que eligen son con frecuencia exagemdamente
{emeninas y eróticas de una fo¡rn¡ anticuada no delibenda. Sin
embaryo, como señala Ackroyd, pan el obser-vado¡ atento cltmvestido
no parece de verdad femcnino, pues norm¿lmente "inconsciente
o subreptici¿mente
dejar.i indicios sobre su género masculino... Un tnvesti
do nunca olvida -y nunca nos permite que olvidemos que es un hombre
con rop:r de muje¡,.r0 Finalmentc, cstán Ios profesion¡le5 o
aficionados que van disfrazados de rnujer y que suelen ser homoscxü¡.
les. Como dice Ackroyd, el homoscxual vcstido con rop;r dc nujcr "¡,,
rodia y se mofa de 1as mu1erer'.rr El dislnz de mrjcr típico c'. cn cl
mejor de los casos, una caricarun intcligcntc dcl :t'ucr iú) li¡r('nin, '
.\rili
L0 rt,L ,\,1. r¡4n /r" r'.¡- r, 1l
^,1
zado por los medios de comunicación, y en el peor una cruel pa¡odia
de ]a fealdad femenina.
Las iesbianas, la mayoría de las veces, son imposibles de distinguir
de otras mujeres, aunque como actualment€ suelen scr fe¡vo¡osas femi
nistas tienden a usar poco o ningún maquillaje y optan por llevar pan,
talones y zapatos cómodos. Sin embargo, unas pocas se han dejado el
pelo extremadamente cono y prefieren llevar emisas, chaquctas y abrigos
de hornbre y no de mujer. Aunque hay en ocasiones tr¿nsexuales femeninos,
son raros los travestidos femeninos; como seña1a Ackroyd, .la
ropa masculin: no tiene "valor erótico", debido a que en nuestn cultura
a las mujeres les ¡esulta muv fácil disponer de ella".', Hoy en día
c:lsi no se dan casos de mujeres vestidas de homb¡e, aunque a finales
dc La época victoriana, cuando la costumbre todavia prohibia a las mujeres
llevar ropas masculinas, e¡an f¡ecuentes en el tearro. Es inte¡es¿nte
señ¿lar que las mujeres que llevan ropa de hombre suelen vesri¡ como
caballe¡os, o incluso como aristócratas, mientras que los hombres que
llevan ropa de rnLrjct, a menos que sean t¡ansexuales, rara vez parecen
Además de estos estilos minoritarios de atr¡ctivo e¡ótico ¡econocido
hay muchos más que sólo han arraído a una audiencix muy limitada.
Probablemente jamás ha existido una prend: que no haya figurado
en la vida sexual de alguien en algrin lugar. Actuxlmente en cran Bretaña,
por ejemplo, hay una sociedad dedicada al uso de prendas dc ves,
tir de caucho para la lluvia del tipo que se ¿soci:l con el John de A.
A. Milne, que como se ¡ecorda¡á llevaba unas enormes botas de agua,
un enorme sombre¡o impermeable y una no meros eno¡me gabardina
impermeable. ?ara quienes esrén inte¡esados, hxy rambién grndes jer,
seys, panralones, guantes, cnpas y mascarillas impermeables.
E¡ las ciudades b¡itánicas y estadounidenses más gnndes se venden
otros muchos tipos de ropa peculiar diseñados par:r esrimuiar muy di
versa experiencias eróricas. Por ejemplo, hay en el mercado ropa inrerior
comestible, que se come¡cializa con el nombre de Cand,y\ Bihini
y Cant\pants y está drsponible en fres¿, f¡ambuesa, naranja, limón y
lima; hay también un sostén con gusto a regaliz llamado ?aczps. Si
las ropas fuesen palabras, éstas serían como habla¡ con la boca llen¿.
Algunos lectores de esre lib¡o sentiún un¿ cierta incomodidad pegajosx
al pensar en ponerse tales prendas, o las otras aquí descritas. ?uedcn
record¡r ¡ Tho¡€au cuando nos aconsej¿ desconfi,r de cualquicr
294 EL T!:'GIIAJI DI I-A MODA
empresa que ¡equien ropa nueva. Cieramente, siempre que llega a nues_
tras vidas una prenda nueva en forma de compn, regalo o trueque, merece
la pena que nos preguntemos Io que pretendcmos -o lo que pre_
tende quien nos Ia da- que esta p¡enda digá sobre nosotros que no
podamos decir con la ropa que ya no nos ponemos. Pero pensar en
serio en lo que vestimos es como pensar en serio en Io que decimos:
sólo se puede hacer de fo¡ma ocasional o nos encontr.rríamos mudos,
comoletamente incaoaces de vesti¡nos.
li,í" geneml-""t.,1" idea de que hasta clrando nos callamos nuest¡¿
ropa cstá hablando a voces a todo el que nos ve, diciéndole quiénes somos,
de dónde somos, qué nos gusta hacer en la cama y otl?s muchas
cosxs íntimas, puede ser inquietante. Llevar Io que llera "todo
el mundo"
no es solución para este problema, como tampoco lo sería decir
lo que dice rooo cl nundo. lodo' conocemos : penonas que intent:n
hacer esto; pero aunque su imitacjón de el mundo" tenga si¡o,
"todo
su ropa no se queda callada¡ antes bien, emite sin parar Ia información
de que se trata de un hombre o una mujer convencionales, y posiblemenre
poco de fiar. Podemos menti¡ en el lenguaje de la moda, o intentar
decir la verdad; pero a menos que váyamos desnudos y seamos
calvos. es imposible esrr callado.
Bibliografía básica
Ackroyd, Peter. Dressfug Up: Tiansaesti.sm and Drag The History ofan
Olse'¡loz. Nue¡a Yo¡k, Simon and Schusrer, 1979.
Bell, Quenrin. On ilzzan Fínery. Ntteva-{ork, Schocken Books, 1976.
Berger, John. ZooÉzzg Nueva Yo¡k, Random House, 1919 (tr¿d. cast.:
Modos de t4 Barcelona, Gustavo Gili, 11980).
Br¿in, Roben. 7De D¿corated Bor$t. Nteva\ork, Harper & Row, 1979.
Ca¡son, Ge¡ald. The Polite Americans. Nueva York, Morrow, 1966.
Caner, Ernesrine. Ihe Cbanging lrtorld of Fashion Nueva York, Putnam's,
1,977.
Clark, Kenneth. Tbe Nude: A Study in Ideal Fo¡z¡. Nueva Yo¡k, Pantheon,
1956 (trad. cast.: El desnurlo, Madrid, Alianza, 11987).
Coope¡ lVendy. 17air Sex, Society, Symbolísm. Nreva York, Stein and
Da]{, 1971.
Co¡son, Rich¿¡d. Fashíons in I7¿l¡ Nueva York, Hastings House,
1965.
Cunnington, C. $lillet, y Cunnington, Phllis. Harulbooh of Englisb
Costume in the Nineteentb Century Boston, Inc., 1970.
Cunnington, Phillis, y Buck, Anne. Children\ Co*nme ín Englan¿,
/ i00 /',0o Nu.!a %rk. B¡rnes tt Noble. 1965.
I
t
296 ¡L LE\GuAJE D! rA rloIJA
Ewing, Elizabeth. Dress and Undress: A History oJ W'omen\ UruJenoear
Nueva York, Drama Book Specialists, 1978.
Fische¡, H:1. Gay Semiotis: A Pbotograpbic Study of Visual Coding
Among Homosexual Mer. San Francisco, NFS Press,7977.
Flügel, J. C. The Psychokgy of Clothes. Nuela Yo¡k, Inte¡national Universities
?¡ess, 1966.
Garland, Madge. The Changing Form af Fas.óion Nuera York, Pneger,
1970.
Glynn, Prudence. lz Fas,ü ion: Dress in the Tsentietb Cenury. l.rl:.dres
y Nueva York, Oxford University Press, 1978.
Goethe, Johann \[olfgalg.von. Tbeory of Colozrs. I-ondres, John Murr
y, 784A.
Green, Ruth M. Tbe lY/earing oJ Costume I-ondres, Pitman, 1966.
Hesketh, Ch¡istian. hrazzl Nueva York, Putnam, 1961.
Hollander, Anne. Seejn g Through Clothes. Nueva York, Viking, 1978.
Kempe¡, Rachel H. Costume. Nueva York, Newss¡eek Books, 1977.
Konig, René.,i ta Mode: On the Sociat Psychohg of Fashion.l'$xva
York, Seabury Press, 1973.
Langner, Lawrence. Ihe Importance of lYearing Clotbes. Nueva York,
Hastings Hoüsq 1959.
Laver, James. Clo¿Des. Nueva Yo¡k, Horizon Press, 1932.
-, The Concise History of Costume and Fashíon Nueva York, Abrams,
1969 (tnd. cxt: Brel.te historia del tmje y la moda Madrid, Cátedr¿,
,1e89).
, Coü&me. Nuem Yo¡k, Hawthorne Books, 1963.
-, Modesty in Dres. Boston, Houghton Mifflin, 1969.
, Style in Costune.I nndres y Nueva York, Oxford University Press,
1949.
-, Taste and Fashtu4 fom the Frncb Rexolutíon to the Piessnt Day.Irn'
dres, G. G. Harrap, 1945.
McConath¡ Dale, con Vreelar'd,Drzna. Hollyaood Costume: Ghmoar!
Glitter! Romance!, Nueva Yo¡k, Abrams, 1976.
Mollo¡ John T. Dress for Success. Nueva Yo¡k, P H. Vyden, 1975.
-,The lVoman\ Drcss for Success Booh. Chicago Follet, 1977.
Pike, Martha V, y Armstrong, Janice Gra¡ comps. A Time to Mourn:
Exprasions of Grief in Nineteenth-Centüry Amerira. Stony llro<,k,
N. t, The Museums at Stony Brook, 1980.
Polhemus, Ted, y Proctor,Lynn. Fasbíon G Antíl¿sbk"t: A)t At¡thn
polog ofCbthingand Adornncnt, l¡rndro, lh¡¡rcs .r,,rl I Ir¡hr¡r.
t978.
J]I¡I,IOCRAFiA 297
Roach, Mary Ellen, y Eicher, Joanne Bubolz, compl Dress, Adomtnent,
and the Social Orár Nuera York, \liley, 1965.
, The Viibk Self PerEectizes on Dress. Englewood CliI{s, N. J., Pren
tice Hall, 1973.
Rudofsk¡ Bernard. ,4re Clotha Moden? An Esuy on Contemporary Ap
parel. Chicago, P Theobald, 1947.
-, Tbe Unfashionable Human Bod1. GaÁ.en Clt¡ N. Y, Double day,
1971.
Sqüre, Geoffre¡ Dres an¿ Society 1t60-197a.Nuera York, Viking, 1974.
Thourlb¡ \fillianr. Yaú Arc Wat You W'ear: The tse1 to Businas Suc
¿$-r Kansas City, Kaffas, Sheed, And¡ews, and McMeel, 1978.
Umiker-Sebeok, Jean. "Natu¡e's Way? Visual Images of Childhood in
American Culture", en Serniotícs of Cubure, comp. por Irene Portis
Ilinner y Jean Umiker-Sebeok, La Haya, 1979.
Veblen, Thorstein. Ihe Tbory ofthe leísu¡e Cl¿ss Nuer¡¿ York, Macmillan,
1912 (trad. cast.' Eorh de la clase aciosq Madrid, Hyspamé
rica, r1988).
\lilcox, R. Ti¡rner. 7D¿ Mode in Costume. N.u.e','¿, York, Scribners, 1958.
Yarwood, Doreen. Tbe Encydopaeclía of lVorld Costume. Nneva \ork,
Scribne¡s, 1978.
Créditos de las ilustraciones
C¡ríruo
l: I-A M.INERA DE \,.¡lfB. coMo srsfEMA DE srcNos
PÁG.
20
23
30
3l
34
39
45
Fotograffa de Ken Heyman, 1969.
Fotogr:fia de Ernst Haas. Magaum Photos, Inc.
Reproducida con autorización de British Railways Board.
FotognÍía de Marvin Schwa¡tz, 198L
Fotogr¡ffe de Ker Heymaq 1956.
Fotograffa de Thomas Victor Copl.right @ 1981 by Thomas
Fotogr:ffa cortesía de Photographic Service, Bowling Green State
Udveniry Bcrwling G¡een, Ohio.
Cerírvro u: Juw-wrrm v vc¡rz
52 Nicolx de Largilliére, El pinci?e James Franci Edwarcl Stuat
y u hamana, 1695. The National Ponrait Gallery londres.
LL IINCUA]I
DE IA IiODA
an-¡DlTos Dr LAS TLLJSTRAC1ONIS
301
56 De la pelicula ,44a erte en Wnecía,1971. Co¡tesía de \fa¡ne¡ B¡others,
Inc. Copyright O 1971 by Varner Bros. Inc.
59 Thomas Nast, Oscrr Vilde. Harper's Bazar,10 de junio de 1882.
Fotogr:{ía de Geof{rey Clements conseguida gracias a la co}abor¿-
ción de la Costume lnstitute Libmry o{ the Metropolitan Museum
of A¡t.
61 Fotografía conesia de Teenform, Inc
64 Esce¡a de Suced,ió un¿ noche, 7934.Fototr;'i1a O 1980 by Columbia
Pictures I¡dust¡ies, Inc. Por conesía de Columbia Pictu¡es
Corporation.
71 Fotografia cortesía de The The¿t¡e and Music Collection, Museum
of the City of New York.
CA?íTUr¡ j: MoDA Y É¡ocAs
79 Po¡tada de cancione¡o,
"Lapolka
de la ¡eina y el príncipe Albertoo,
1840. Iotogn¡fía O BBC Hulton Pictu¡e Librar¡ londres.
86 Fotografia de Ba¡nud, 1888. The National Ponrait Gallery,
I-ond¡es.
89 John Held, hijo. Ponada de ia ¡evita Life, 1926. Colecú.6n
Granger
91 \lide \forld Photos, Inc.
93 Mother and ChiLl" San Francico,1952. Dorothea Lange. Colección
fotográfica del Museum o{ Modern Art, Nuew Yo¡k. Re
producida con auto¡ización de The Oakland Museum.
C,tríruro 4: MoDA Y lucAR
102 Fotografía reproducida por cortesia de las Naciones Unida.
106 Vestido de Alix, 1938. Fotognfía de Horst P Horst. Cortesía de
Vogue. @ 1938 (renovaáo en i965) by The Condé Nast Publications,
Irc.
110 Anuncio en Tbe New York T¡z¿es, 26 de feb¡e¡o de 1981. Forografía
de Charies Trary. Reproducida con au¡orización de Saks
Fifth Avenue, Nueva York.
115 Fotografía de Jerry L. Thompson, 1973.
116 Fotogr.rfía de Hen¡i Cartier'Brcsson, 1951. Mrgnun Photos, Ine.
119 Fotognfía de Sally Fear, 1978,p¡n I/,¿ Orsr'?c', (i(;i,rtm l\1ss
Ltd.
CApíTUro t: MoDA Y PosIclóN socrAl
135 Ponada de Constatin Alajálov, e Nez' )'orÉe6 junio de 1945, reprodncida
por corresia del The Neo Yorher' @ 1945,1973'The
New Yorker Magazine.
139 Fotografía de James Van Der Zee, 1932. @ James Van Der Zee,
1969.
152 I otogr¿f'r de \ir Beni¡min qrone. Reprodu, id; con .rurorizacion
d. '¿ colección Sir Benjan'rr (tone. Birmingf¡m Publ:c Libn
ries, Inqlatera.
154 EscenaÁe Una muier en hpenuml,ra, 1944. Copyright O by Uni'
versal Pictu¡es, una división de Universal City Studios, Inc Po¡
cortesía d€ MCA lublishing. Una división de MCA, Inc
157 Hermanos Brown.
C¡rÍruro ó: lvIoDA Y oI'INIóN
171 Fotografía de Bill Owens, 1972. Magnum Photos,.lnc.
172 Fotografia de Michael Evans, 1981. Por co¡tesia de la Cas¡Blan
ca, \(ahington D.C.
179 ?osy Simmonds,,4/rs. VeLPr\ Diary @ 1979 bv Posy Simmonds'
Por . orte.i¡ de JonrLh:r Cape T td.
181 Paul Mccartney, Ringo Starr, George Harison y John Lennon'
Colección Granger.
186 Valt Vhitman. Fotografía de Mathew Brady. The Libmry of Con
gress, \flashin4on DC
19a Forogr:fia de iarry Hagmar O 1981, CBS,Inc. Reproducido con
autorización de CBS, Inc., Lippin & Grant v Larrv Hagman'
C,rr,íruro 7: CoLoR Y ¡srAM?ADo
202 \fillian L. 'ü/indrs, Demasi¿áo tddq 1958. The Tate Gallery
Lond¡es.
208 Fotogra{ía de Sid Grossman, 1948
209 Forogr¡Jía de Ken Heyman, 1967.
ll0 Fotognfía conesía de The Theatre and Music Collection del Mu
wunr ,'l rl,r t irv of Ncw Yt¡rk.
342 EL r¡NGU.1.J! D¡ r,a MoDA
223 Fotografía cortesía de The Theat¡e and Mruic Collection tlel Museum
of the City of New York.
225 ForognÍí.a de lmogen Cunningham, 1953.
228 Fotografía de Ken Heyman, 1969.
Cerfuuro 8: Dl nor'rlnr v or uu¡ra
232 Fotognfía de Nikolas Mura¡r The Ioternarional Museum of Photography
en George Eastrnan Housg Rochester, Nueve York.
233 Fotografía @ 1968 by Ellior Eñ¡itt. Magnum Phoros, Inc-
235 A¡d¡ew \lyeth, Faratoay (detalle), 19S2. O 1971 by Andrew
Vyeth. Colección priaü Fotognfía conesía de T'he Brandf's'ine
fuver Museum.
237 Y. !/hir,e, Flormce Nígbtingale y su betnana Pd.fttetnpe 1836-
The Nationel Potr¿it Gallery londres.
239 Anuncio de Virginia Slims, 1974. Coo autorización de Püilip Morris
Incorporated.
244 John Singer Saryert, El señor LN Phelps Stoke ! esPoa la97. The
Metropolita:r Museum of Art. I-egado de Edith Minturn Phelps
Stokes, 1938.
249 Fotografía de Bill Cunningham para Tle New York Tines,29 de
agosto de 1979.
252 Escena de Annie Hall. Fcr"ogl.,lÁa @ 7977 United Artists Corpo
CerÍruro 9: MoDA Y sExo
2s7 Thames Television Copyright.
The Mansell Picture Collection, I¡ndres.
265 Gustave Con¡bet, Retrato dz Jo (La Bellc lrlár'd,xise) 1866, "fhe
Metropolitan Museum of Art. I*gado de la señor¿ H. O. Havemeye\
1929.
270 Colección Larry Car.
275 Esceta de Un¿ mujer marcadz A l96o,Metro-Goldwyn-Mayer,
278
283
288
Inc. y Afton LinebrooL P¡oductions.
Colección Gnnger.
Colección Granger.
Hal Fischer, "Signifiers
for a Male Resporseo, Gay &niorrct, NFS
Press, @ 1977.