El lenguaje de la moda. Alison Lurie.

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PAIDOS CONTEKIOSALISON LURIEEL LENGUAIEDE LA MODAl:,...M,"','Tftulos publicados:l, T. Le Mouél, Crítiu de la efiacia2. i, M. Pérer Tornero y otós. La sedarritin de k opubatia3, C. T, Mccee, Cómo sobreoiair a bs ies¿os de la tecnologíaítodfinaM, Drrrf rc (comp.), I a Tfurta, patrimonio conúzI R, J, Gergcn, EIy sat*adoú, Q, Pontíng, Hktoia tndt del mundoT, Sllcr, Mk dllá de ks banrra ik la mentet, 1,, Mty, La necasidad del mito9, R, Moorc y D, Giltette, La nueaa mascalinidad10, N. Aubcrt y V. De Gaulejac, EI cosn de la exceleneiat1 C. Olicvenstein, E/7o patanoicot2. A. Lowen, La espiitualida del caerpolJ. A, Lowct, La experiercia dcl placert4, G, Minoís, Hktoia dcl btfmtolJ. L, Tizer, L¿ bísaucd¿ dcl Plsc¿rló. T, NícKenna, El aenjar ár lot dio¡ctA,Lurie, EI ktty4ie fu Ia nodat7.Una interpretaciónde las formai de aestirS,edtotonoe palaoe¡lt bm.llañc.At r. Ma¡loo

PAIDOS CONTEKIOS

ALISON LURIE

EL LENGUAIE

DE LA MODA

l:,...

M,"','

Tftulos publicados:

l, T. Le Mouél, Crítiu de la efiacia

2. i, M. Pérer Tornero y otós. La sedarritin de k opubatia

3, C. T, Mccee, Cómo sobreoiair a bs ies¿os de la tecnología

ítodfina

M, Drrrf rc (comp.), I a Tfurta, patrimonio conúz

I R, J, Gergcn, EIy sat*ado

ú, Q, Pontíng, Hktoia tndt del mundo

T, Sllcr, Mk dllá de ks banrra ik la mente

t, 1,, Mty, La necasidad del mito

9, R, Moorc y D, Giltette, La nueaa mascalinidad

10, N. Aubcrt y V. De Gaulejac, EI cosn de la exceleneia

t1 C. Olicvenstein, E/7o patanoico

t2. A. Lowen, La espiitualida del caerpo

lJ. A, Lowct, La experiercia dcl placer

t4, G, Minoís, Hktoia dcl btfmto

lJ. L, Tizer, L¿ bísaucd¿ dcl Plsc¿r

ló. T, NícKenna, El aenjar ár lot dio¡ct

A,Lurie, EI ktty4ie fu Ia noda

t7.

Una interpretación

de las formai de aestir

S,edtotonoe palaoe

¡lt bm.llañc.At r. Ma¡loo


Titulo o¡isinal: Th¿ lansase of rlotb¿s

fubl;c¿dien inglés poi Bloo-m.bury Publishing Ltd , Loodres

T¡aducción de Femando Inglés Bonilla

Cubierta de Vícto¡ Viano

Pa¡a Ted,

y para Alfred

1.' e¿i ir, 1994

'i .D, úi', bao 1,. ;

r- L¡ lq_.1¡ Eprcdú.iós o Fdr

d...ú óó.. po ...o.oo -- -ubkJdr o¡o.rd:Eir&o. dEprcndidol¿ 'obl

t d

-,rq' ¡ dru b!.roo dr n-@FbB d..rr, o.di4k -PDs¡tr¡ ¡lquik' o

@ 1981 y 1992 by Alison Lürie

@ de todas las ediciones en castella¡lo.

Ediciones Paidós Ibérica, S.4.,

Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona

y Edito¡ial Paidós, SAICI,

Defensa, 599 - Buenos Ai¡es.

ISBN: 84493-0004-5

Depósito legal: 8-6.031 / 1994

Imorcso cn G¡áfiqucs 92, S.4.,

Toi¡assa, 108 - Sair¡ Ad¡iA dc Bceós (Barcclona)

¡r¡pr.ro cn Erp¡n¡ . Printcd

Sp¡in


v

&

Sumario

Prefacio

1. La manera de vesri¡ como sistema de signos

2. Juventud y vejez ........................

3. Moda y épocas

4. Moda y Jugar

5. Moda y posición social ..........................

ó. Moda y opirión

7- Color y estempado

8. De hombre y de mujer

9- Moda y soto

Bibljografía básica ..--......................

CédiLos de Ia¡ ilusrr¿cio¡es

l1

2l

55

79

103

169

241

235

259

295

299


Prefacio

Como casi todas 1as lengr:as habladas y escritas, el lenglaje de la

rloda está siempre en continuo embio. Las nuevas ideas y los nuevos

lcnómenos exigen palabr:s nuewx y también nuevos estilos. De vez en

cuando resucita una vieja palabra o un viejo estilo, a menudo con el

siqnificado un tanto modificado. En los años transcurridos dcsde que

csrc libro se publicó por primeravez, casi todas las corientes políticas,

rrrcirlcs y culturalese han visto reflejadas en 1o que decimos, pero tam-

Liún cn kr que vestimos, hasta el punto de que aunque no estuviésemos

¡l cr¡rricnre de las noticias siempre se podía intentar adivinar lo que

(.rtáb¡(,.urriondo a nuestro al¡ededor

I'rob,rblcnrcntc, el arance más llamativo de la p¿sada década fue el

(r,rtiloo don)inio dcl mundo por pane de los medios de comunic¡-

rrin. (;,rfirN ¡r li iolovisión ví¿ satélite, hechos que se producen en las

prnc' nrís nnrrrt,rrlcl gl,rbo los podemos ver ya de fo¡ma casinstant¡lr¡

rn Ducslnt si¡r clc cstar. Al tiempo que los vemos, uleemos" (o

nr,rlirrtcr¡r'"trrr,,') |' quc ni¡4nifican las indumentarias de sus protagonrtn.

( luu(l(' vcnx)s ¡ ün dirigcntcxtranjero vesrido de uniforme

,lerhr, irrr," ,¡,rc r.t)r.\crrr ,r Lrrr sistcnr,r p,rlítico autocr'itico impuesto

¡,'r l,rlrrlrrr lJrtr.ri¡ tíl'r,o rr*irrr rr.rci,rnrrlisnro; Ios tr.rjcs y hs cor


12 IL LI\GL,AJI ol I \Jnnn

^

batas occidentalcs parecen ¡¡uncia¡ un deseo de agradxr o .uando me'

y lacio intenta copi:rlos, el resultado que consiguc es, por reqh gcrrr

z.rs. Un¡ r.en¡¡j¡ ¡ñ¡ditl¡ ,l¡ t¡¡1,^ i.r," ¡ri',.',1," , ' ,¡,,,

,¡, ,r, ,1,,.,,,, ,,1,t, r,,.,,t, ,,,,1rt,r, Ir.|.,,.L,Irl

¡i.,rlos¡,.rrr1r.r"'f,',1, ,), r I I r (, ,! ' I \ ¡, t Lr.,L,l',.11,r,1,,,1,1, t ¡i. , ,i,, ,, , r,, , 11

nos de impresionar : periodistas o dirigcnres polítlcos occident:les.

Corno dijo en agosto dc 1991 un locuto¡ de telelisión, bien cs icrdad

ral, un aspecro desaliñado y p:rtérico.

El c¡mbio económico, com¡¡ la iden¡idad étnica, h.r segrido rctl,

quc dcspués de los hechos ocurridos en la cx Unlón Sor,ié¡ic.:, "hubié

jándose en la noda. Durante la mayor parte de los ochcnt¡ l.u ll,¡n,.,

semos podido nnaginar que el golpc dc Esrado ruso iba ¡ li¿c¿s¿r cuando

vimc's a todos aqr,ellos adefesios con sus tmjes griscr baratos que les

nsmo y prosperid:d. A menudo se comparó esra déc¿d¡ con l.r le 1,"

das "democr¿cias

occidcntales" gozaron dc un periodo de consrrv.r,I

iban dcmasiado grandes, corno directores de sucursal cercanos a la jubi

años cincuen¡a; pcro en esta ocxión, a medida que los ricos sc h,r í¡|

lación'.

Iintrcranto, los programas de televisión csradounidenses se siguen

más ricos, los pobres se empobrecían aún nás, y ia rna,vori,r dc l,r , L

dadanos de clase media rambién pcrdían terreno.

tnnsmitiendo atodo elg1obo, y sc siguen copiando los estilos que muestr¡n,

espccialmente por parte de los hombres. l¡s honbres de nego-

Lr nreno dc obr¡ 1cl que dife¡enciab¿ 1: vesti¡rente del honbrc url,.r',,'

[n ]os años cincucnta, er.r principalncnte el cosre de los Lcji,l,x v

cios dc casi todo el mundo vjs¡en cono los honbres de negocios nor

termeric¡¡os o h¡itánicos, especialmente cu¿üdo n.goclen con

occidcn¡ales. Y ran e¡tendido está yr e1 dcsco dc llevar 1a rop: de 1as

naciones econónica y políticamcnte prósperas, que la erportación de

.le cl3se aha dc la del hombre de clase nedia baj:r, y lo misnr<, ,r 1,, i

con sus cspos:s. A menudo, a un¿ dist¡ncia dc rrcs metros, s¡'r|,, u'r , ¡

pcrro podí: disringuir un ¡raj€ que costab¡ 2C dól.rres dc orm qLr, ,,"

t¡sc 200 ó 2000. Pe¡o cn los:ños ochen¡a, como en l.r Eur,rp.r Jcl . ,1,'

prenclas usadas en Occidcnte se h¡ conr-e¡¡ido en un rent.rble negocio

XVllt. l¡ dife¡encia entre los ricos y el resro dc los ciudrd.uos r .r11' ,',

de gnndes proporciones. En muchos paises de1 Tercer \'Iundo, jórenes

Jri t.rnto que se cxprcsaba en el corrc ¡, también en los tcjiJ<,s v , rr 1,

obreros pueden llegar a pagar sus salarios de una senana por u¡os pan'

taloncs vaqucros, o una chequeta o una *miseta nofte¿nlcricanxs, x menudo

sin preocup:rse (o posiblcnrcnt sin cntenderlos) por los texros

xnp¡esos en sus ctrquetas.

Aunque la comunicación ent¡e n¿cioncs sc ha v"eLo más rápida,

y los estilos más internacionalcs, dcnro de Amé¡ica v Europa se ha

tonfceci¡l,n l-os hombrcs que tnbajrban conro sirnplcs otiLinisr.r' rrs

tí.rn los clásicos rnjes de paño de tres borones o ropr conxrv,rLl,', r,1,

1/¡))ri nrir¡tr.rs quc los lin¡ncie¡os discutian sus ducioy¡ rrcgrr i,r ,1,

,,,ilL,no dc dl,l¡res vcsriclos con diseños ir:rli¡ros <, tn,¡ccsL.s ,r,¡rr

Llrrl ¡,

|,,r'urntrn¡cntc r1c clrquerr cruz,rda.

l..r dil¡rcnci.r cnr,c erin¡o vestían l¡ sccrcr¡ri.r, li p¡,lcn,f.r ¡i l, ,1,

producido un movimiento en se¡¡ido cont¡.uio. El n¿cionalismo inrcrior

va en aumento, y lo mismo ocu¡¡e con e1 t¡¿je étnico en las rribus.

lr.rrrlierrt.r ¡ l.r' prcnrl.rs que ilusrr.rb¡n 1¡s p,,l)li,..rfii,i,,.,,l,

'1

,.¡lr' .r l.r .rh., .rún nr¡v¡¡¡'. L¡s rtvisr.rs sr .rv, Muchos barrios, cspccialmenten las gnndes ciudades, están menos intcgrados

l,lLr,.r' ,1. s.r,., scnrirr.rrrs¡.rcnrc. ,"..,,n"..t" .,¡1,;", f.,l,t.rs ¡,,,r.r1,, , 1.,

de lo que esraban:ntes, y algunos miembros de mino¡ias étni

,1r,,,.r,1,1 ,,,11'1,,. rl,.rluer.rs rul,icrr.rs Jc lenLejucl.r' I Lil,^ t1.,,,,, 1

cas y r.rciales han comenzado a adoptar lo que casi se podLla llarnar

,1, r,,r.r.,,,,, I'ic,lrl I'r1.i,".¡ enu.¡r.rl.r I nr irr.rs ¡rrrrtl.rr,lrrl,i,,

11,,,,.r rlrl, r Lr.rl'rj.r<l,rr.r r¡rrc qrrisict cvir.rr ,¡uc 1.r vi,,1r.rrr,, Lr.,',1r.,

Casi todos los ¿f¡oamericanos, por ejemplo, han dcjado de intentar

¡lr'f( n r'r.r.r(t(\'r (.¡\.¡..'II.'r.¡|(1r)! t)Lr(tr(n r

"arreglarse'

elpclo. Por conrra, nuchos hombres aprorechan

,,1,1,, ,,,,rt,,.rili, \ 1,,,,,i\ l,f,,l,.rl)lL (. (lL,(,i,, t),i,1 (n. tri,¡,1 ,tL, ,,1

sus ápretados r;zos natunles pan grabarse dibujos e incluso mcnsajcs

, r, 1,, \\ lll(r,,i 1.,,,1.,(l(l,,,.rl.,rl( liiL.,l,\{1, 1,1., r,r¡,.ryl.r i\rr,1,,, r

en el cue¡o cabelludo, o p¿r¿ t¿l1nr elegantcs fo.nas escultóricrs que

',,!,,,,1,r,.) ,1,,,,,,,,,¡,!'ri.,,r,^{,t!,r t).|r,,1, .r rirUi, ,.r.rl,.rl.L,,r

semejan turbantes o fe.es. Unos pocos se dejan crecer hrgas v sinuos¡s

1,¡,,r, 1,r,i ]l 1,,,,,.,..,,,,,,,,, t.,,,,,,,,,1.,.,,1,.

t,.,,,, ,1,,,.,,,v,,1,,,,,

trcnzas enmarañadas que inspiran quiéranlo o no u¡ consnlcnbl¡

rL,¡,,!tL,,,Lrri.,r,1,,,r,,,,t.,,i,t,t,,..,,.,,r1,i,,.rl,\.(1., 11,,, L,t.l

grado de Érror a cu.iquien que se 1os cncucntra cn L¡n¡ c.rlle v,li¡¡rl¡.

",,tr1'

II,r'1,, Irr.rj¡, ! \rtr'r,,.!f.

',,'

Algun:s mujeres afroarncricanas adopran esrilos sjn¡il¡rL': or.r' li.rrr

,,, ,i t\rr r tr,i,jt,

lr!rrtl,',rli.

bcllos y cornplicados pein¡dos con tlocc¡¡s d¡ ¡J,lqr,h. r .,1,n r.rl.r' rn l

r,,,,.t,,i,,¡,¡,,11¡".,,ti,.,,

1.t,,,,,,,i,i,,,,,,.,",i


l4 EI- TI]NGUA]E T]F L{ \1ODA l5

ropas, y con mayo¡ claridad que en ninguna otra cosa en la ¡educción

de la exhibición osremosa. Los hombres y mujeres ricos guardan sus

ropas más llamativas para la vida privada, y en público visten con sobriedad

para no arraer sobre sí la envidia y posiblemente la violencia

de los menos a{orrunados. En ot¡os est¡ato sociales hay menos personas

que quieran (o que se puedan permitir) parecerse a las est¡ellas del

cine y la teievisión, o a esas personas que se hacen millona¡ias de ¡epente

y a menudo ven ahor¿ esfumarse süs millones de la noche a la

mañana. Antes bien, las clases medias prcfieren imirar el vestir de quie'

nes han sido (como ellos mismos dirian) ricos" durante

"discretamen¡e

generaciones, porque su riqueza se basa en la posesión de tjerras y en

segur:rs inversioncs familia¡es de baja rentabilidad.

En épocas como éstas los diseñadores alcanz¿n el é¡rito o 1o mantie

nen dándo a sus modelos y a sus tiendas una aureoia de prosperidad

y privilegio heredados. Personas a quienes el College of Henldf ja'

más reconocería :ntepasado alguno duermen bajo edredones de pluma

de oca en mansiones al estilo de los castillos francescs ,v, si lo pueden

conseguir, en auténticos castillos franceses. Se disfnzan de exploradores

africanos con sus pantalones a la altun de l: rodilla y sus safaris

pár¿ pas¿r fines de semana en Cornualles o en el cabo Cod. O, aún

más incongruente, pxrecen tenatenientes y doncell::s escocesas con sus

trajes y chaquetas hechos de tartanes de clan hereditarios que no han

he¡edado de nadie, sin tener er cuenta su xutenticidad** ni la antigua

verdad de que, atcepto a los niños, los cuadros gr:ndes y chillones ha

ccn parecer gordo y ridiculo hasta al más esbelto y refinado.

En tiempos de depresión, Ia nostalgia por un pasado mejor reem

pleza a la esper¿nza de un futuro mejor. La sencillez y la comodidad,

no la diversidad y la emoción, se vuelvcn prio¡itarias; y casi todos asociamos

la sencillez y la comodidad con el pasadq con nuestra primera

infancia. De ahi la ¡ecobrada popularidad de algunos estilos de los años

'' !n I¡glatef¿ gabinere de e¡orce ¡obles tund¡do en t484 quc, c¡ dclendcncia

dkecta deia Coro¡¿, tie¡e comoprincipal tunciór hoy er dialaconcsión y registro

de emblemas y escudos de arms. Aún conse.ú, ¿ded!. alguna de lo funciones cere

nonials que tenia en la Ldad Media. tT.l

't'r El rd!án es un diseno tqtil de cu:dros qrc sc considcn ti¡icamme crocés.

En Escocia es un emblema familiar dc significado heál¡lico. Cono pneba dc h rnti

giicdad dc ur tarán como dis¡i¡tiro de un¡ f¿mili¡ o cl¡n se exisc ¡,,cun,fnr.r' lo !ni

.ie eúe¡te, por ejeñplo aFo¡h.do .ctñtos ¡1. n,icnrl'r.\ Jf c'¡ fin),1ii rtr¡! n,l,' ¡

cuarenta y cincuenta, cuando los que ahora conrrolan la industri,r ,1"

ta moda enn jóvenes.

Un hecho ¡elacionado con éste ha sido elprestigio cada vcz m.r¡',,

de 1as ll¿madas "fib¡as

simples naturales': lana, seda, Iino y algod,lr.

Ahora, estos m¿te¡iales se asocian subliminalmente no sólo al pas.rJr,,

sino a antiguas vinudes como Ia honradez y la {ranqr¡eza: como si urr

vendedor con una chaqueta Ha¡ris Tweed+ auténtica no pudicsc crrg.r

ñane co¡ la misma facitidad que ot¡o con chaqueta de orlón.

Una excepción a esta tendencia ha sido, no obstante, la piel. Arrr

que es verdad que es una fib¡a n¿tu¡al, en los ochenu se convirti¡i . n

un signo de la más insensible indiferencia hacia los problemas Jc l,rs

especies en peligro ¡ po¡ e¡tensión, hacia el medio ambienrc c¡ gc,rr

ral. En muchas ciudades, los propios usuarios de abrigos de picl v,rr

p la especie en vias de ertinción. Si salen a la calle, corren cl ricsri,

de que los insulten y les digan obscenidades y,/o los rocícn con pinturrr

de color rojo sangre. El ¡esultado ha sido un d¡ás¡ico desccnr ilc Lrs

ventas de piel, y que de vez en cuando se pueda ver lo que p.rrccc ul

abrigo de visón o de castor decondo con un gran rótulo dondc se pLrc

de lee¡: ESTA ?IEL ES FALSA.

El consumo ostentoso en elvestido aún sobrcvivcn dos áml,it¡rs:

ias vidas privadas de los ricos urbanos y las vidas públic* dc l,,s p,,1,",

urb¿nos. En los locales de moda y en los bailes dc cariclacl rixl,rvi¡ w'

pueden ver esmóquines, cosrosisimos trajcs laqos y sofisricetl,rs joyrs.

y el adorno más deseable pan una ficsra cs un discñador dc rrrxl¡. Ii,,

cl otro extremo deL espcctro social, entre los mi"mb.ts dc l,"url¡.,1"

b.rrrios rn:rrginales, l:r ropa cam aírn cs cscnciaLpan la rcput.r,:irirr y l,r

xu¡ocstimir. PirticuLrrmente imporranr cs posccr l¡ marc^ c()fr.err il.

.,¡/¡d(,ri de piely de z:rp.rtillas deporrivas. Esras últim.rs,,r juzg.rr

1r,r

c,inr,, sc hs rcprcsent.r cn Ios mcdios dc conrunicecirin, ticrrerr ¡rn l,r

j,n.l(' p,,l)fc! fl nrisnro significado mítico quc los :rut<,n,¡ivilcs r ie,,c,,

¡.,n Lrs nris,rc,rud.rl.rJos. l.os rnuncios hs prcscnrrn clc l.r rrrisrrr,r l,'r

rrr.r, c, ,n'jct,'s nrisic,rs quc (l,x.rrin.r sLrs posccclorcs rlc veLr ir1.r,l.

'n,,'

lrr, rz.¡ v virilirl,ll v,b¡r.n,r¡r¡lcs. ( irn frcrutnci,r cl tcxto pLrbli. ir.rr i,,

c, i,rrde.rrr¡r,i.rl,r., y w rrriliz.,rr l.r!,,,i$r1.,s línciÉ r,,j.rs p,rr.rr.rrr..rr Lr

.,rcl.r,¡rr, h.rrll.j.¡il,)., rr ¡,r!,1,)s c,,clrcs y l.rs z,r1,.till.u. (]Lr.rrr,l,,l,"

,lrcrrt,r ¡rrtlrrri,,lc rL. rrtr, trpo rl,¡,rr,ntl,r trrÍrr , n ¡,,rnr. l,rs ¡rull,l

',,,,., rr,,, ,' i,,, 1,r", ,r!.i,r,rr(1,,:

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,,,',, 1.,,,"11

'l',,


Iti

rL rINGLTATF D! L{ \IoDA

Sin embargo, para el consumidor normal la moda de los ochenta

tenía poco interés- A pesar de los desesperados esfue¡zos de los diseñado¡es,

la evolución de la ropa femenina parece habe¡se ¡alentizado o

detenido, como había ocurrido poco antcs con la de hombre. Un hom

bre con una chaqueta de $ort y unos panúloncs de hace cincuenra años

apenas provocaría el más mínimo comentario; ni siquiera los vestidos

de los años cuarentaparecen ll:mativamenrc pasados de moda. Por pri.

mela vez es teóricamente posible, con una discretísima manipuiación

del largo de 1os dobladillos, l1era¡ la misma ropa dur:nte veime años.

La de los ochenta fue, por supuesto, una década cspecialmente desalentadora

par:1.* mujeres. En muchas parres de1 mundo los movimienros

nacionalistas y fundamenralistas las devolvie¡on ai aislamiento domés

tico y a la rop¿ g¡uesa y represiva. En algunos paises árabes las mujeres

que no llevaban puesro un pañuelo en la cabeza, o rn \elo o nL chador,

se arriesgaban a quc las lapidaran en las calles. En América y Europa

fueron más las mujeres que empezaron a tnbajar fuera del hoga e ini

ciáron una car¡e1a profesional, pero ganaban menos de dos rercer¿s panes

de 1o que ganaban los hombres y púcticamente no ocupaban ningun

puesto directivo. Al mismo riempo se vieron sometid¿s a un bombardeo

cada vez más inrenso de c¡ídcas antifeministas y amcnazadas con

perder cl control sobre su áct;vidad p¡oc¡eadora. Aparecieron historias

en los periódicos sobre mujeres a 1as <¡ue habían despcdido de sus tnbajos

por no ser lo suficientemente .at¡activas, o nfemenin¿s", o inclu

so por no llevar maquillaje (aunque, como señalaban algunos periodistas,

a ningún hombre lo podrían habcr despedido por no ser atractir,'o

o masculino).

La propaganda contra los derechos dc las mujeres fue tan eficaz que

muchas jór'enes tr:bajadons empezaron a declarar que aunque tuvie

sen una profesión no enn feministas. Pan probar estq hacia finales de

la década habian adoptado una fo¡ma de ves¡ir extr:ña e incongruente.

Dc las caderas hacia a¡¡iba vestían ropas formales, formidables incluso,

en colores como negrq azul marino, moradq carmesi y verdc musgo;

ics gustaban los fulares de tallas muy gr¿ndes (algunos casi del tamaño

de una capa), la bisuteria y las chaquetas largas con anchas hombrens.

Pero debajo de todo esto ller,aban escuetas faldas, finas rnallasytacones

tan altos que les hacían tambalea¡se si daban un paso más largo que

otro. Cuando una muje¡ con csta indume¡taria se sentab¿ derr:is dc

una mcsa, t¡atando con e1público o con subordinados, parccía podero

sa v madun. Pe¡o cu¿ndo se Jcvantaba y salía dc dctrás de l.r nrcsr p.rm

hablar con un superior sc rcvel.rbr inscsur.r v .rniñ.,,1,¡.

],RTFACJO

L r¡ :ón

"aru.

rx..e¡¿ - ) e,. JlgJn \en r{io Jnr

e\qJr,?otrenrcr Indunenr¿rir fue el ll¡n¡do "¡oo¿ oe len.e r.

.¿lid¿.

r..,-r s

ro-rr¡rn¿-. pooula, iz.rdo po ta e,rrel .r¿.1 ",,

pamer \ r.r1. elh ¿ y ¡u\ V"""',,, nu.h.rs r'r1jrador.r.

. r

p:re, í¡n ror¡lnc,rr_, rl I

r¿Dre\. r'ero urr \e¿unJa nirud; revelab: que en rc.rlid¡o..r.,."d..

rablr mu) bren proLegida. B¿ro (l r.r.o ¡ lo..n,r¡e,, 1o.."r.., r 1,,

\o\te.re\ rb¡r,trrmemenremb;llenado,1 rero.z¡do.. y l¡s n.rr. rl.^,,

prernrs dc \ed.l t¡. tev¡b¡n cnfurc1¿d¡, er ¿lt¡. bor¡, oe. u<ro .t. .,.:,,

A lo qur oe rerdad .c o¿¡, ci¡r ." , 1., ,.,,"",,.-.;..

ra rrrnt¿sra n-aroq Jr.rrr. poorl.U z.rd:. en . ón- cs v . n pe r(JrJ,. j,..,.rl

e. l?) coflenpn.rineo,.

-ro!o\ ^:r pe\( r io e"rnio. q r, ¡,,,. ,

lguno...e ouFden lteg¡. ¡ enrender co¡no o:ne Je ur., rcnJ, rr. i., :.

ne?r n¡cn ir \e.rr.nenrr dcter,ir¿. H:l nu.h¡,.",.r.¡1,,o,. r.,,,.,

1.1 : " d:,' .l h rnd n ien,o (!onomico. I¡ .r;,i. ecot.t¡.,. ¡, i¡ .:,,.,. ,

e, oe,lo. i¡ conrd¡. r t¿gur v cl .lrrc en,erenrd..., ,", ir." .,,,,..,,,,,

nr\ .1lrmu\(omp¡iero\. que no, pLeoer cor rrb;¡. un. .n¡,1.,..1,l

mol1¡1. I 'r l¡\ \ rd;de.. qrier ,e lo pr,ue pern i:ir , ,. "'l 1,.,^ ,,,,,

oarrotes en las ventan¿s, evitando usar cl tnnspone púbtic,r y r.,l.l

por '., c.r'l* r rr rz que h¡ c¡ido.l¡ ro. h". l,,lr I .,. l,,. "r'l, ¡ ,,.,,,

sros cu r \¡ndo mJ\ Jio\ aue prob,blenenrc irn . l..s"rir. ., ,r,.,

.r\o er,ue e\rrrrrr qL¡( er cpo, ¿\( é.LJ'r ^mo ru,ot-u.(,.rÁ¡, "

I r\.1

.on\e4 do{n un a.p.. o.rd.r rez nj. inrpn rrnrrdrI. r.,.lr. I ,.

c'almenre en la vida pública, doninan los colores oscuro, y I,,, r"ji,i,^

truesos y. en lugar dc insinuarla, ta forma dcl c"".po s" ai.t.ut.,'t,"¡,,

protccrorus crpas dc r€la. En muchos c¿sos la ¡opa dc ¡rocl¡ h.r cn,r,,.z,r

d<, .r prreccr una arm.rdur¿. Ve¡,os p.. *i"a._. .]" ., 1,,

..s,,¡'r,p,

:,,

r.Jnbt... .oh- I r,,.1:. r.tucer "r,r

pe.-rJ.,.,,. n,t.,,,,¡,i,, "-.,

i,LLr¡1.r.!¡r i.,\ _n,tn¡.Ic r,. l,,.o,,tr.r.r,,nnr¡_z.,Ju.t,\,1r.,.r..r.,,.\

¡nr5cn¡,rn

'nlticronc\ (tc {L¡cr¡tns militrrcs, grucsrx y ,rborrLr,r.1,rs .rlui.

rl,\.(tuf i.ú,c,ür l¡ .rrnr.r¡lLrr¡ .rcolchrct¡ dcl l:rpó¡ ¡nriqL¡¡,, v rr.rj(s ¡ir

¡r{,(.h( .ubi( {t(. 6.,rr,.rs

'r(,\

dc. pt,istic. ,,,; p-t,*,i1""i.'

'r,^ q',f t,.r'1\1,) lullrrclrrlticv.rlcs tlt, b.r.rrr:r. ";,s]1.,,;;

I1¡r i,,r,.,,

,, .,,¡.,.r.,\,,,t.,,... ,,1,,.,, ¡, r,.t,,r.,r rrr,,,, .t,,..(J,,i,,,.. 1.,,

rl'a,r\,,,'\,,1 \ri.,.r,. \.,1ri,,r,,rrFr,,.,,.{..,r..1 ..,",.,, ',.

..,;.,,1,,,.. ,1,

¡ r.r r r.'. i,,J,.,r,

'¡'

\ 'r'rt.r.,,,,). I i,,^ ,,1,,.,,,..* 1, I .t,.,r,.|,.. lr,.,.r.r.l

r',".xr"J " ,r'r'.,,^'"., ,¡.rr2.,. t....r ,,,.;,.,,^,.r,.1.t,,;r,,,.,,,,J.,....,...).

t1.r,,r'|.r t,,¡.r1,t.,,t, v,",rjj.,,,l|r,,¡h., 1r,i,,,,t,,r,r1,.,¡lIri,.rr rrr.i,il,.Lr|.r

,,,,.. ,,,,,,,,,,j,,,,,,r", f ¡.,,!!,¡,r1,¡,,¡,!.,,¡,.,,,rt,",,,,

I'rr,,,.,r ,¡r,.,,,

,r, | ,t,'! ',',,,t,!t,

¡t,,,., ,,,,, ,, |1,,,,1 ,1, l . r.1,, \ \ 1,.,\ ,,,,,, l, 11,,,,,

I /


18 EL rlNGU^lE DE L{ \loDA

rRtr.Acro

que empieza a esta¡ xsustada, qujzá más asustada de 1o que jamás 1o

l\4¿nli Bol.delL T.rn,r Burtcr. Kir c¿ll¡h¿n. Su,¿n Fber,ote.:.rllv r ,,

llemos estaoo ¿nÉs.

Como alicionada a la historia de la ropa he tenido que recurrir a

ll,-"Yj,, nl,íu"f'dl{:ne I,reem;r..Jut:e.car¡nr. s.,vn

/rc¡rn

Kmmj,,L,.

r_er¡rer. J,m M¡,,.F,ed VtD¡rr¡t_. Anre \4ur_oe.JutiJ p,i

las obr:s de los pro{esionales. Quiero reconoce¡ mi deuda con E¡nestrne

t ¡ner por \u o!'n lhe cl'angn2\Vo,ld c¡t ta'hion. cor R¿,hel H'

e. V¿rci¡ P¿n¡ma. \¿oni pa.c¡1. M¿rv prr rm¿n, V icn¿el fevser. N u,

"' Tl"."y,l; t:]if .y!rephcn

Rubir. wend¡ Shadqe,t, Cord",, r,,,

Kempe' pór r-o.r;,'2, . Jr ne. I rver Por lkcConc¡'e Hi"oryofCo"ame

ne. nope )rn rh. \her.rr Sm rh. JerD I . t hon p,on, René lweirr,.,Ir

arut Fashion;' Ge<'ltre¡ Sgutre por Dress and Soo ery y Doreen Yarwood

,q ¡urp¡n. .

Koben¡ v:tenre. Anne \ali¡ch, Verdv V¿rrken r M l

oor lhe f aqclopaedu ¡l lvorld Ca" une. Cundo t u ve que bu'or e¡em

roíe weu\h. \obre rodo queremo, d¿r la. g-¿cr¿¡ ¿ la bibliore.¿ á.1 ¡.,,

olo, áp¡ v ."i1". con, rero. que ind:casen l¡ edad cl¡se soci¿1.

nron m5rlure or technotogy de \una yorl. \ ¡j¡ nue.tro ¡.p..

pro..d.n.i¡, "ob.. i¡l

y caricrer de.u' u'uarios. no podian cor'ul

o(crmrenro

rr.

r qurne. no. pre.r.uon ,u,

"pinione. 'e

forognri". t¡milirre,, .nr,,.

i.r la' hi.rori^ d, l¡" re"tinenr¿". Alonun¡dam{ nre )a \e f¡bi¡ recop:l¡do

un¿ :nnen'¡ c¿r,rd¿d de d.rro'. recog:do' a lo l:rgo de ".r'rio'

",,,,.

i,?il:i:í"1;H#ili.:"ll

M'^

ciento' de ¡io. por hombre.l nujeres de 'en'ibilid¡d

fuer¡ de lo común,

los escritoies b¡itánjcos y noneamericxnos. Todos recordamos 1os

casos clásicos -la seño¡ita Havisham con su viejo traje de novia, Gatsby

exhibiendo su colección de luiosas camisas-, pe¡o de hecho en la mayoría

de las grandes novelas y obr:s de teatro rebosa este tiPo de mate

rial. En algunos casos, por desgr:rcia, sus autores asumreron que toclo

el mundo iabría lo que se quería transmitir con un determinado ropaje,

pero ya se han perdido esas connotaciones; ro obsta¡te' a menudo

.l .jgniiic¡do.igue e.r¿ndo claro Siempre que n'e h¡ido posibl<. he

derado que eslos experros n¡Dlen por mr'

L na u., qre * empiez a per'.r en e lo. rodo e' mundo se d¿ c¡¡enra

de que lr rop., 'ignific:

;lgo. mu"h¡' d. l¿' meiore ob'enacione'

'

pro.eden de per.ona. on L' que di,curi e're pro¡.c'o. Quen i; exore

iar mi gratitud aJoshua Bishop, Alexander CockburÍ, Betsy v Ronaid

Dworkin, Barban Epstein, David Jackon, Melanie Jackson, Diane Johnson,

I-ouis Lapham, Diana Mell¡ James Merrill, Lady Antonia ?inter,

Hila¡v Rubinstein, Dan Schwanz y John Stallwonh¡ Joe Fox, Roland

Gant y Nigel Hollis aporraror gran cantidad de información y demostrrtoo

ade-át ,ttte nótable dosis de paciencia cuando mi manuscrito

empezó a alargarse, y por tanto a rcti$arse, cada vez más. También esrol

¡qr¡decid¡: lean VcNutL. cula pericia evitó rnu.ho' elore''

'

Lncorr r¿r l¡ :luq n.ione. pla un libro co-o ¡ con'e5uir con

-re

er¡.riLrd .u. drro' e' rn rnb,rjo,omplicado y a rece" agotrdo'que

poner prueb,Lrorennciadcpropio'yermñn' Fn nomb'edeDo''

i'¿1., I .n e mio qri'ier: dar la. gracia" .r Lodo. lo' qre ros av'udaror.

*"".ialmente a Aithu¡ v Audrev Abeles, Pat Ballou, Phil Blumberg'

* 'ifr¿. . sr.: Brert hinoi¿ del traíe t l¿ noda, Madrid' Ci¡¡1n 11989

:;ifl:llt.?irn<,John.or


CAPÍTULO

1

I¿ manera de vestir

como sistema de signos

La rcpe s i¡eitable. B

¡áda ñdos que el hobilidio de

la me¡É hecho visible.

I^M L^w, S4)h in Costane

Desde bace miJes de eños el primer lengraje que ha¡ ur iliz¿do los

ser€s ¡uma¡tos pera comunierse ha sido el de la indumen¡a¡i¡. Mucho

,¡t:" de q.ue. p me acerque u*ed por la calle lo suficienre pa¡a que

P:demo: !ab_lar.

usred ya me esá comunjc¿ndo su sexo, su ed¡d r'l¡

clas€ soo¿J a ta que perenece por medio de lo qr,e ller,s puesro: v Áuv

posrbtemenrc me esrá_dando imponanre información 1o des;níormi_

:'."-tl11r" l" profesió¡. su p¡ocedencia. su penonalidad. sus opinio_

nes, gulos..deseos s€xüales y esado de humor en ee momenro. Quizá

*eresar con paiabns

13-11orsisa

lo que estoy ob..r*nao. p.io .._

grstro de torma r¡conscienre l: ioformación: y simultjne¿menie usted

¡ace lo mrsmo respedo a mi. Cu¿¡do nos encontramos y enrablamo"

conversación ya nos hemos hablado en una lengua más itigua y uni_

va¡sd.

La afirmación de que la m¿ne¡a de vesrir es un lengu¿ie, aunque ¿

vccca sc torñule con ca¡¡ de haber,e enco¡r¡edo r,n llarillo ,oirnr.

Én c.¡a,, no es nuevá. Balzac, en Hija de Eaa \18j9). se;¿lab¡ qLre pr"a

un¡ murCr cl vcst¡do cs .una manifesr¿ción conrinua de los pen,amien_

lot mfu fnr¡mor, un lcnguaje, un simbolo.. Acr""1,n.",., .;" j;"";;;

¡lc¡ ard¡ wz r¡ár cn bogr, los sociólogos nos dicen que también L moda


22 rL LLNcu,{E Dr rA rloD^

e\ un lenLurie de 'iEno',

un 'ircm¿ no verb¿l dc com'rnr't¿ciór' tl es

rruc' urrl"¡rr trrncé\ Ro ¿nd ts¡-rh('. po- eienplo. er ' I ¿' ertermed¡-

des del ves¡ido", habla del vestu¿rio teat¡al como un tiPo de escritu¡a

cuvo elemento básico es el signo.

\o.,b*:rre. ningun' dc e'ro' ¡urore' h¿ lleS¿do r porcr de n;'ifie.roro

que pa-e.e o: q.re ri l.¡ indumenr¡ri¡ e' un¡ lenglr' debe

"b'

dc rcner un 'oc¡bul¿rio 1 ,i, go.á'."."r"".1 re'rñ de lJ' Iengu¿5'

Por supuesto, como ocu¡re con el habla humana' no hay una sola len

c.r¡ de l¿ inounenL¿,i¡ 'rno much¡.: un¡" ('on'o el l'nlardá 1 el rreii.l

rnrr -. t.ionrd." <nrre 'i 1 orra' (.on'o el vr\o) '!'i uni'¿5 Y

dentro de-cada lengua de la indumentaria hay muchos dialectos y acent<x

distintos, alsunos "casi ininteligibles para los miemb¡os de la cultur¿ ofi

cial. Por otia parte, como ocu¡¡e con el habla, cada individuo ticne su

propio repenorio de palabras y emplea variaciones personales de tono

y significado.

E! vocABULA¡lo Dr tA MoDA

El vocabulario de la indumentaria incluye no só1o prendas de vestir,

sino también peinados, complementos., jo¡as' rnaquillaje y adornos

coroorales. Al menos en teo¡ja! este vocnbulanlo es tan amPlro o mas

que ei de cualquier lengua hablada, pues incluye cualquier prenda, cualq"i"t

pei""do y.t"lq"ier tipo dc adorno corpo¡"l que se haF podido

ii*""t' ¡-it. E" t"-páctica, por supuesto, los recursos de u¡ individrro

a est. .."pecto prreden ser muy limitados. Los de un aparcero del

¿ntiquo(oest¿, americano, po¡ eiemplo, podían restr;ngirse a cinco o

diei"palab¡as" con las que sólo se llegaban a c¡ear unas cuantas (o¡aciones'"

prácticamente desnudas de cualquier adorno y que só1o cxpli

c¿rian los concePtos mas básicos. Por otra pane, una persora cle las que

se dice cue dictin la moda puede tcne¡ a su disPosiciór larios cientos

d. .pala'b'""', co" l"' quc podrá formar mila de distintas

"o¡aciones"

que;xpresxún una amplia gama de significados Del mismo modo que

á1 h"biunt" de iualquier idioma conoce much::s más palabns

de las que suele -.dio usar en la conversación' todos somos capaces de com_

prender el signific¿do de estiios de ropa que nunca nos vamos a Poner'

'

l-legi, ¡tp¿,cn un¿riend¡ocn":'¿.e'oei'n'no'r de<rib¡rno'

¡ ro.o;o*ni'n-o.. Oc¡' on¿ln-enre. pnluPu¡ro.,n ¡r¿ Jc' ''ion"

entran en jucgo consideraciones pácticas: considemcioneso|lre l¡ co-

.,,.j',,',1. i.,'.':¡"',.,. 1r,|l'¡',rr'i r r'l rl v, l rrc' r' l ¡r' r'rlrr" rrt" r

r{ iltA¡iERA DI vrsTrR cor{o slsTEilt^ D! s(;Nos I I

el caso de oer,on¡s con un gr.rd:rropr Lin.r:co. es p^,;ole quc \ f,,,,,r I

rt <nre. o rmper1le¿ble. o po q-. .e" : il 1,.r .,

ponerucrd erc m¿ de L n b¿i¡Jor moi¡do: dc igu.r' ro. m.r. t.r. per,,r,..

de r oc¡bul¿rio I n- ;rrdo Lr,.rn l.r, oler irl.r . ¿No?. o adier ir o. con,,, ..,.

40- o .malo,. I'ero. como ñcurre. on b ergrr Irbhda. r.rl<.1.., i,,

nes suelen da¡nos info¡mación, aun cuando no sea rrrás que cl cquiv r

lenLe dc l¡ ¡li, m¡c ón " Ve r ne ,ir crid¡d" el ¡,p,..ro qL,c ,.nr, ,,,¡ .

Y rambién .rqui\l timirs. I n nue,rr¡ e rhu .", ."rrr" or,r. l. ,,.

cienas prendas son tabú para cienas personas. Muy "n pocos hombr<s, -u.

por mucho l¡io que Gngan o por mojados que esrén, se pontlrírn rrl

re5rrdo de rnLter. (orno r:mooco urüzar.]n prj.rbrl5 \ ¡r¡re\ co.rlñ \r I

crttamenLe m¡,?\ rtJo.o^. que , n nue,r n . rlrun .e cñn.ide ¡n ,\t, . rti

camenre femeninas.

Plr-¡snes ¡ncuces

Ad.mis dc,onener -p¡l¡ora.- ou< ,on -:bj. e' lrn6u"je Je rr rr . u

ment¿rir..(omo el h¡bl¡. r¿mbién irc r¡e p.rLor.l. .oo.rn,, ¡ ,,,,,.

guas, palabras de origen autóctono y barbarismos, palabras dialectrlcs.

coJoq u ; li'mo,. oahbm, de .r.gor r velgrri.mo,. I:,p-.ndr..r,,rir,,.,

rur.nucr. (o l¿. buen* inirac oncd se uri i,,rn dc ¿ mi,mJ lo nr , ,1,r,.

un e.. I irur o rn hab .lnre pu, uer u,.r lo. r,. ri.n o.: p.rj" I ¡ i. ,rl,r. r,

df culrur".€rudición o in¿en.o. { o'roocu..ccone \¡ol¿¡-1.,,,,r.

Lrpo dc -p¿lJbr¿..c .uele emple¡. mu\ prcJmenr,.. norri"tr.!rr. . ..

una.en L¡na: un solo camafeo victoriano, unos zapatos de platelirrnr,r

de los años cuarenta (ia llamada .moda topolino,) o A,"1..,

cduardiano" de terciopclo, nunca un atuendo iomplero. Un ""

conjunto

complero compucsto por prendas arcaicas procedentes dc un únii,, pc

noclo, lc1os de p¡o,vecrxr una imagen de elegancia y sofisticación, d.ri

r cntcndcr que v¿mos a un baile de máscaras, que estamos hacicni|r

,,n,,.1',, ,lr 'r.,Lro

^ - n: pel', u h. o que ro, ... rmó. (\ h.bi,.,,,r" .,,i,

l,'k\ J',,1' i(iL,L¡.^ . I'or .,1ru¡,.rr:..

l, n.rcl" dc o-en,l,¡, Jc v.ui.,,,1,,,-

..'\,r,\,,',r.,..uh!rc,,,,., r'e,un.,ti¡l.rJ re.r,¡l .on.L¡.¡ p<ro,,, \L-.r., \..

'lr'l.tr.,lJrr¡.n,r\.,u,i1i,rsr({,¡¡,\(srjt(*(luefn.on,i,.icll0.¡{ril,,lijl1l,

Ll' l.l '¡ri,.,. l,.l'r. n,nr,,rrrr¡f r\1, i.r (t!... rrr latil\. 0 rJidtrr, I,khti¿, t. últz.\

1,.,,,,, r,1ll\..1 ,, r,,,,t,,,,t. ,.Ll rt,,l. t.r ú. ,., vi! ,,i.L 1t817 tec ) I.t1r,nt! t".\trtt,.

I',"r,1,,¡,(,',..,1' L,,l.L,.,,,1t.I1,,,.,,,j.1,t,.1,,.,,,,t,,,t,t,,t,r1t,,V

,,t1(,,,,,t,,i

,r i ,,,, t1,,r Lrr, t' 1 ,t ..,1, ' L irL,,r, ,t, .L' "',t.'

ti ,.,,.,

,,r.r, ,r, I t,t "'rtr¡,

ll


24 fr r!Ncl..\l! DE r,{ rloD^

L\ \{ANIRI DI] VEST]R COMO S]S'III{A Df S1GNOS

25

plicar rales reaccionesi esto s€ conoce ya como la Ley dc Lavcr. Según

é1, la misma indumentaria seú

Indecenre

Desvergonzada

Pasada

Ho¡ro¡osa

Ridicula

Graciosa

Pintoresca

Encantador¡

Román¡ica

P¡eciosa

10 años antes de su tiempo

5 años antcs de su tiempo

1 año antes de su tiempo

1 año después de su tiempo

10 años después de su tiempo

20 años dcspués de su tiempo

30 años después de su tiempo

50 años después de su tiempo

/0 años después de su tiempo

100 años después de su tiempo

150 años después de su tiempo

Un¡ rn¿cla de pre¡das nrod{ns, trr.¡!

.6i n¡t6 )¡ q¡:nlcff Pn{¿ sugerr ox'

grn.l¡:J rr{

tu..inL"nul Ob'

'J ".o

. rm" .t'hr ndio("quti !.ieB").rLl

hombre r los úlcdF bhncos .ontdl

poÉn.os de h nújci A'r.¡tcs ¡ud les

ilv¿1 nüsi.rl r1 al.c libre, 1969. ts¡tor¡iIi!

v uorisinal,,. Por lo tan¡o, esto se Pone con frecuencia de moda en aque

ilos s..to.es d. lo indu"tria del anc v del cspectáculo en los quc se fa

bric¡n v venden celebidades instantáneas.

,ql u'.¡-¡,c¡ .mo', e.<r' ial el,gi'rquel o' que rrn i

''trol'

1' rrl

- (-

\ eio..\¡r\o) un impcrr e.rbl..on"deplr.r;.ob''ro.l

" (c''

con unas botas (e¡ 1963 e1 ennr m de Ia morla) en Ia in¡ugur¡crtin

<te una exposición o en un reatro produciría la mism¡ scns¡cir;n dt rr

dículo y repulsión q"e el uso de cicrt.rs pnhirms rrrur cn l"'gr crr r "1'

óooc¿ pcro v¡ dcs{¿s¡d¡s

' t:¡'t;st¡:,¡tnl t:t:l,io¡¡. Lrr¡, J, l,\rr',i"r-lil'r'"''1"' Ir"'1'r¡""i'

c*rir,''., 1 v¡ I ¡11,, i,1,, 1,,,,,. i r,,' ¡',,1"",i' r'' r"rr"l"r'i' 1""' \

Laver posibiemente exagera la capacidad tlaumátic¿ de la nod¡ ve,

nidera, que hoy en día quizá no se considere más que extnña o fe¿.

Y por supLrcsto habla del conjunto completo u La "oración".

velocidad

con que una .palabra" se pone de moda y deja de estarlo puede v.uiar,

en la' lcngu,r. h¿bl¿dr, ) e\.rir15.

P,u,un rs rxrn,rN.pn-ls

La aparición de prendas ertranjeras en un vesruario por lo demás

irilígena tiene una función similar al uso de palabns o frases onranjer¡'

cn cl h¿bla no¡mal. Este fenómenq que es común en cie¡tos circu,

l,n. pucde tener varios significados distintos.

[n princr lugar, por supuesro, puede scr un signo deliberado de

,'rigen nrci<,nal cn aLguien que, en genera.l, tanto en lo lingüístico como

.rr 1,, quc sc rcfiere .r su indumcntaria, no tiene acento. Con f¡ecuencia

*tr rrrcns,rjc se cxpresa ¡ cravés del tocado. La mujer norte.rmericano-

I.rtr,,r(!,¡ (,'n u¡r vcsticl<, occident¿l pero con un complicado peiaado

,,, rl,r.,1, ,, rl ir,¡bc fornrdo en Oxford quc remata su traje Savile Row

,,'r¡ Lrr ru¡l'.¡rr., rros tliccn qrificamente que no han sido asimilados

¡,.,, , '1,',¡li,.rlrcrrrc¡

quc sus irlcrs y <,piniones siguen siendo las propias

,1,,,, .'.,.i'.., 1,,,,,, ".,.,r,,.'..

1 ¡,,,.,,,.p.. q1,( r \Lr!ún ropr o.c -

,l,rrr.rl I'r,,,¡rr, ll,r.r ,,r¡(,\.¡(1,,()

ui¡ ¡cinrdo n:rrivo tendernos a rerlo

,l,r.,r 1,, r,1,,. ,,,1',,.r',".'r,r,

'r,,1,,r,'; ¡u,r ,,,rrrr.r I.r ir¡Junrcn¡¡ri¡ inversa


26 EL TINGLNJ]] DE IA I{ODA LA IfAN¡RA DE \TSTIR CO\IO SI5'I'III{ Df, ÍG\OS 27

-la mujer oriental con kimono y una gorra de plástico para la lluria,

o <ljcqre con.r, rúni,r n.lir.r y un bombin netro l^s Prece 'omrca.

Estas vestimentas parecen :nunciar que quienes las llevan, aunque

físicamcnte no se encuenüen a gusto en su nuevo país, tienen la cabeza

1lena de ideas occidentales a medio cocer. A los turistas anglonortea

mericrnos quizá les viniese bien tene¡ en cucnta este principio cuando

viajen a lugres muy ¿róticol Muy posiblenente, 1os panicipantes en

un viaje organizado tocados con sombre¡os mexica¡os o con go¡ros rusos

de piel de oso les parecen igual de ridículos ¡' mentecatos a los naturales

de los países que visitan.

Más a menudo, cr,ando se lleva un¿ soJa prenda ertranjera, cono

cuando se deja caer una palabra o una {rase extranieras en la conversación,

no se pretende proclamar la procedencia de quien la lleva o su

devoción hacia otro pais, sino indicar sofisricación. También puede ser

un medio de pregonar su riqueza. Cuando vemos un lujoso reloj suizq

sabemos que su propietario lo compró en su propio pais despu& de

pagar un precio tres veces superior al de un buen reloi de otra nacionalidad,

o quc se gastó todavia más dinero en viajar hasta Suiza.

ARGor Y PArA¡R As vur-cAREs

La ¡ooa info¡mal. como el habl¡ informal, suele ser holgada, desenfadada

y'con mucho colo¡ido. Con f¡ecuencia contiene Io que se Podria

llamar de argot": pantalones vaquerosJ zaPat;llas de tela,

"palabras

eo¡ms de béisbol, delantales, batas de algodón floreadas y otns por el

estilo. Estas prendas no se podrian llevar en uaa ocasión solemne sin

causal desaprobación, pero en cicunstáncias ordinarias pasan sin el más

.o-.rtturjo. i-as .palabras vulgares" en el vestir, por su parte,

-ínimo aportan énfasis y llaman inmediatamente la ¿tención casi en cualquier

.ir.,lostan.i", .omo o.urre en el habla. Sólo los más bábiles pueden

emplearlas sin me¡ma de su reputación, y aun asi hay que usarlas de

tb¡ma cor¡ecta- Una camisa rasgada y sin botones o el pelo enmaraña_

do pueden significar {uertes emociones: Pasión, dolo¡, Iabia, descsPe¡a'

ción. Son más efectivas si 1a gerte sabe que normalmente eres asea<lo

en el vesti¡ igral que las palabrotas de una persona bie¡ hablada ticnen

más fuerza que 1as de quienes son comúnmente deslenguados'

Las prendas que son los equi"alentes en el vesti¡ de los ticnen

m¡yor impacto cuando aparecen mmmente )¡ como Por casuill "tacos"

dad. La mujcriduardirnr, ¡l lcv¡nr¡rse l,r pcs.rd.r t;rlth quc lL llcq'rl'r

!'r,r".rllr,,t)Ltrr', L!,{,'..,)r,)1.'n,t).r r,tr1i'.i,trc(l't).r'.!.,

,tD,,tD',1',tr!,' ,',\r,,r,,¡'.' tr'l,trk,r.ilrir\,,1,,,,,,'r¡11ll.r rrrtri.i,f,rrtrrr( ,ttsL

l,'ll!\1,,"tr1t',',1,'.,,,'.' l' '

r.' (i'r ltiL,.l¡i¡,[,ri,'

"tr1.1,,n]'....'l¡r,tr.,'.\ffll,,{(


28 [ r-ENGUAI! Dr L{ oDA

hasta el suelo para poder subir al tranvía, parecía no darse cucnta de

que ponía al descubieno unas vaporosas enaguas de encaje y medias

negras bordadas. De igral manera, la ejecutiva actual que va sin sostén,

alapoltse sobre su mesa en unareunión, puede fingir no darse cuenta

de quc se le trensparent¿n los pezones x tr¿ves de la blusa de seda. Quizá

no lo sepa conscientemente; nos encontramos aquí en la arnbigua

rcg;ón de la intenciór frente a la interpretación que tantos problemas

ha causado a los lingüistas.

En el habla, los té¡minos de argot y los vulgarismos pueden acabar

en el diccionario como pálabns ¿bsolutamente respetabla; lo mismo

ocu¡¡e con las modas coloquiales y vulgares. Las prendrr o los cstilos

que entr¿n en el voc¿bulario de ia moda procedentes de un: fuente co'

loquial normalmente ticnen una vjda mxyo¡ que las que empiezan como

vulgarismos. Las botas de ch::¡ol hasta el muslo, que empezaron a usar

las más atrevid¿s de las llamadas "mujeres

de alqulen como señal de

que estaban dispuestas a ayudar a hacer realidad cie¡tas fantasías ma¡-

culinas, entraron y slieron con relatim mpidez de la alta moda, mientras

que los pantalones wqueros fuercn genando terreno de form¡ más

gradual, pasando de sus orígenes como ropa de tr¿bajo al vestuario in

formal, luego al de negocios y finalmente a la ropa de etiqueta, y esrán

todavia inmersos en una lenta evolución.

r^ IL{NFRA D! VISTIR CO\,fO SIST \Í{ DE SrcNOs 29

no esuba correctamcrte vestida si no llevába guantes. Emily post, cn

Íe otros muchos, lo dejó bicn claro:

Po- vpus,o. um renpre

,

Io, gurntc, e- )a ie e.ir. ¡ r r nbié r

E e|e. ¡o

LJ nLr É- krd¡deim(nre

"leSsLe,.(mpre lo. lle"r .u¡ndo.., ,

rue r d. .¡-¡. i¡rr .n et .rmpn. U\¿dto, .ier p,( .-

un teatrq cuando uyáis a almorza¡ o a una ccna de gala o a un bailc...

Una d¿n¡ ¡una s quir¿ los guanres pm dar la mano, en ninnín lus¡r

n c..cJ.rr¿nciJ. Fn or ¡cro. de er queL¡ rJ de p"t, re l^ pln¡.. orn

dd lr m¿nn ¡ l¿ |,t.rrioná o ¿ .u. propio, nvirrdo,.

No obstanre, si pensaüos sólo en a<¡uelios complementos y a<1or

nll5 qu€ r.rualmrnre \or opcion.rle,. rndri; ,enLido h.rolr oe ello. como

l.:tt""q".* l'.' r¡nro. en e5,e.(nldo la.e prededi.ringuirun e*r,

lo de r e*ir profu..rmcnre ¡dorn¡d" de or.o ml. "encillo ¡-n.rrumJ, rn

dependrenremenre

l.r époc.r. Con o o.ur.e con { I hrblr. s m; dir _

crl comunrcr bren,on un esLilodem¿.i.rdu reca.g.rdo..runque.u.rndo

esro se consigue el resultadopuede,ser impresionante. Un traje cargado

de complert<nroi l ¿cce,orio, <, fic lque pa;ez.: ,rbigrnrdo. p,eLen_

croso o des(oncenrnLe. \oto mu' de vez en . Lr¿noo cl rodo rcr¿la ,o,

bre c¡d¡ uno de lo, elemenro,1 el erecro dc,oniunro e. iuio.o.. legan_

te y a menudo sumamente sensual.

Ao¡rrrvos v aovannros: LA DlcoRAcIóN DE !A VEsTIMTNTA

Aunque la idea es atractiva, no parece posible equiparar las distintas

prendas de vestir a las diferentes partes del discurso. No obsrante, se

puede defender la considención de los adornos y los complementos

como adjetivos o adverbios -modifi<¡do¡es de la o¡"ción, que es el con

junto completo-pero se debe recordar que los adornos y complementos

de una época son componentes esenciales de la indumentaria de otr¿.

Hubo un tiernpo en que ios zapatos se ataban de verdad con hebillas

y los botones de las mangas de una chaqueta se usaban para asegurar

los puños vueltos h¡cia ar¡iba. Hoy estos botones, o ios bestonci

llos de cob¡e unidos de unos zapatos de Gucci, son meros vestisios de

xquéllos y carecen de toda función ¡eal. Sin embargo, si faltan se piensa

que la chaqueta o los zapatos se han dereriondo y que ya no se pucden

thmbién los complcmcntosc pucrlcn considc¡.rr cscnci.,lcs crr u¡¡.r

vcstimcn¡r. Fn los ¡ños cu¡r¡nt¡ v cir¡rrrrt.r. ¡r,r , j, rr¡,1,'. rrrr.rrLr¡, r

Er CAM¡IANTI vocABUL{RIo D! LA MoDA

,9?To hrn señrLdo: merLrdo qu:ene, escriben ,obre ta ropa. un

ncüvrduo nornJtque_r \rporercimrdel umbal de h pobrc,,.r r rene

mucha, ma. p.enda. Je re.r.r oe l:r que ne..,,r, o.r".rb.,.,r.u.,_

po. n.tu.o renrendo en c:enrr'o. lar:do. y lo, c¡nbio. o¡. riempo.

Por otra parte, a menudo descchamos prendás con poco o ningún iso

v .omprarto\ or,r\ .nuev.rs. ¿Po- qué ,c hr. e csro? L no, Jirm:n que

todo,e debe ¡ l.rvado de . erebro I que,e no,,or,.,. po, in,",..., co

Inc¡ci¿l.. Pem rj reoria de la conspin,iÁn oar.r expti..,r to\ cJmbios

ür mñllJ t.r 'der

de que rr rdopción de nuevo. e.rilo. no,, mj. que

(I.,(\ul,.r(1.

' de un¿ .^niun enrre . odicio.o, d .enadore,. iabricanre, 1

r,lr¡,,r.'.rc ¡,vr'r¡, de mod¿.- riere...reo yo. mero\ rund¡menro de

r,,,tu, tr, f(qt.,r,nt'.rt ,c, r<e. Cien.rmcnre,.r t¿ indu,rri¡de l¿ mod¿

,tur/.1 lc tir¡\r.rfí.r qLrc I i'.lscrrlos tixl¡ nuest¡a ropa cada año y renováse_

1rr rt,jr. rL,


30 tL LrNGr;^J! DE rA MoDA

mos por completo nuest¡o guardarroPa, pero este objetivo jamás se ha

alcanzado. En primer lugar, no es cieno, ni lo ha sido jarnás, que ia

gente vista cualquier cosa que se le sugiera. Desde que la moda se conviniera

en un gran negocio, 1os diseñadores proponen cada temponda

uná impresionante clntidad de modelos. Los fab¡icantes sólo han elegido

o adaptado unos cuantos modelos para producirlos en serie, pero

sólo unos pocos han tenido éxito.

Como ha señalado James Lave¡, las modas no son sino el reflejo

de las costumb¡es de la época: son el espeio, no e1 original. Dentro de

los limites que irnpone la economía, lá ¡opa se adquiere, se usa y se

desecha de la misma forma que las palabras, pues sat;sface nuestr¿s necesidades

y expresa nuestras ideas y emociones. Todas las exhortaciones

de los expertos en lenguaje no consiguen salnr términos pasados

de moda o convence¡ a la gente de que utilicen los nuevos "co¡rectamente,.

De igual maner¡, compraremos y üsaremos aquellas prendas

que reflejan lo que sonos o lo que queremos ser en csc momento, y

las que no lo reflejen no las compnremos, por mucho que las arruncienabomboyplatillo.

Antiguamente, los artistas de la moda de mayor talento, desde \lonh

hasta Mary Quant, conseguían adivinar cada año lo que el público querh

que dijesen sus ropal Hoy parece que unos pocos diseñado¡es han conservado

esta habilidad, pero otros muchos ha¡ demostr¡do estar ¡an

irremediablemente perdidos como los diseñadores de la indust¡ia auto

movilística no¡te¡me¡icana. El ejemplo clásico es el de la maxifelda,

un estilo que avejentó a las mujeres y las hizo parecer más gordas, impidiéndoles

el movimiento en una época (1969) en que la juventud, la

delgadez y la energía estaban de plena actualidad. La maxifalda se pre'

senió con tremend¡ fanfarria y no poca decepción. Las revistas y los

periódicos sacaban (a veces quizá sin darse cuenta) fotos de escenas callejeras

de Nueva York y Londres llenas de modelos pagadas vestidas

con faldas largas y fingiendo se¡ tr¡nseúntes normales, para dar la im

presión a los lecrores de las más rcmotas aldeas de que las capitales habían

capitulado. Pero tan intcnsos es{uerzos fue¡on en vano: la maxifalda

{¡acasó¡otundamente, provocando a quienes apostaron Por ella un

bien me¡ecido desastre financie¡o.

La indust¡i¡ de la moda no es más capaz de conservar un estilo que

hombres y mujeres hayan decidido abandonar que de imponcr uno

que se empeñen en no aceptar-. En los Esrados Unidos, por-cjcmplo.

enormes presupucfos publiciternrs y l.r incon<liciorr'rl c,rrpcr.r irirt ,le

rcvi*:rs conro V\lt v llvyrin no h.ú si,l,' ,.r¡,r ,1. rlr ^ ' 'rr .l " 'rt'1,t,

lA N|!Nf,¡,{ Du \,rsTlR cor{o srsrflvl{ Dt stcNos 11

rq que durante siglos fue un componenre esencial del vcstuario de calle

(y a menudo del doméstico) de todo el mundo. En 1¿ actualidad sob¡evi,

ve principalnente como protección utilitaria contra el mal tiempo, como

componente de la vestimenta ritual (en las bodas de etiqueta, por ejem,

plo) o como indicador de la edad o de la excenrricidad individual.

Moo¡ l¿nsoNeu s¡n y ¡slqt

Como ocu¡¡e con el habla, el significado de cualquier prenda de

vestir depende de 1as ci¡cr¡nstancias. No sc .habla, en un vacio, sino

en un espacio y un tiempo específicos, cuyo significado puede verse

alterado por cualquier cambio que se produzc: en ellos. Como ocur¡iria

con la f¡ase "Sigamos

con estc maldito asunro", el t¡aje de cailc mx

rrón de dos piezas con camisa y corbata a rayas muy marcadas, que

cn la oficina significan energia y determinación, en un funcml o en una

comida campestre rendría una ¡esonancia muy distinta.

Segun Irving Goffman, el concepto de .ropa apropiada, depende

por completo de la situación. Llevar la ropa que se consider: .apropia-

Ja' para una situación actúa como un signo de implicación en cJlá, y

¡ ia pe¡sona cuyavestimenra no se ajusra a estos criterios es posible que

sc la excluya de forma más o menos sutil. Cuando se dan otros signos

Llc profunda implicación, las normas sobre la ropa apropiada pueden

qucdar en suspenso. A las personas que acaban de escapar de un incenrl!,,,

J" unr rnund¡ci,jn no.e br c.r.ura por ir .n piiam: o pci 'ir

rr,rr'; a cualquiem que irr!¡mpá en un acro social de etiqueta para dar

¡¡n¡ nolicia impor¡ante se le disculpa por ir vestido con una camiseta

y l).rnt¡lones vaqueros.

Iin l.r lengua distinguimos entre alguien que dice bien una or¿ción

.l.rrlnrcnre y con seguridad y dignidad y quien la dice mal. Tam-

I'ii¡r cn cl vcstido la forma es tan importante como la materia, y al

¡rrzg.rr cl rigniiicado de cualquier prenda auromáticamente nos plan

r.r¡r¡l,r si nos csr.i l¡icn o si es demasiado grande o demasiado pequeri,¡,

\i ó vi(.jtr o nucvr y especialmente si está en buen esradq ligerarrrrur

.rrr rrg,rtl,r y sucia <, destrozada y rnugrienta. Pucde que la limpieza

rr,' rrrrrr¡rrc esró prixinr.r r la srntid.rd, pero no¡malmenre se la consi-

,l,.r.rrrr l¡irr,' ,lr rc.pcr.rbilicl.rd o ¡l menos de rcspero ¿ uno mismo.

Lrrrrl'r:t * rrrr si;rr. tlc varrrs, ¡Lrcs ir linrpio y aseado siempre suponc

r,r r'.,f.r" (l,, ||r'nrl\' y (lii(r{r.

I|, !,.tirr,,.,,,,t,,,.1re\,t!,,\,rl, (\r¡,,.t11.\irrrcri.sporhlimpic_


32 EL IINCL¡I! DI J-A I\ÍODI ,,¡fo \l\1rN \ rrr sLarNU\ 33

z¡ se h¿ conside¡ado una vinud. La obse¡vación dc san Jerónirno de

que .1¡ purcza d€l cuerpo y sus ropas ponc de manifiesro 1: impurcza

dcl atma' inspiró a generacioncs de sucios y m:lolientes c¡niaños. En

los años scscnra algunos Árp¡ies v misticos despreciaron la ropa demasiado

limpia y asead: como una scñal de compromiso con cl ¿s¡¿lljsl

zezr y de un apcgo dcmasiado gnnde a las cosas d€ esre mundo. Ha1'

t¿nbién una andpari¿ rurai y puebierina más extendida hach la pcrsona

que llera la ropa dcmasiado limpia, pulcm sin arrugas. De este

-"''

hornb¡e o, con meno¡ f¡ecuencia, mujcr- se sospecha que es poco

dc fiar, un z¡l¿me¡o o uD cstafado¡ de l¿ ciud¿d.

No obst,rntc, por lo generallev:r la ropa s"cia, errugad¡ o rora cs

invitar almenosprecio y a la condcscendencia. Es¡¿¡e¡ccjón ¡o ¿s nuela:

se ¡emonta de hecho a los elbores de 1¡ hum¡¡idad. En ta ma¡oría de

las especics, un animal extraño en malas condiciones con s¿rna o con

c1 pclo enmarañado y lleno dc bano- riene más posibilidades de ser

aracado por otros ¡nimiles. De igual manera, a las personas vesridas

con andr:rjos es más fácil que sc 1as tnte mezquinamente. Un hombre

con un tr.rje limpio y bicn planchado que se caiga cn una calle del cen

tro de Londres o dc Manhattan tiene nás probabilidades de que le q'u

J<n J .\rnr¡\p que orr" l-¡:oo. 'nu¿r;inro..

'<.t:Jo "r

En cier'.os momentos y lugeres una nochc ccrnda, un crllejón

solit:rio 1a sucicdad y los har:pos, como habla¡ en¡re dienres o con

gruñidos, pueden c¿usar aiarnla. En la novel¿ Crancies esperanzas de

Dickens, estos dos clcmcn¡os forman pane dc1 trror que sienre llp

cu:ndo ve por primera vez al presidiario ivlagn'i¡ch en el cementcrio:

.Un hombre hor¡iblc, con una ropa basta de color gris. con un gr:n

hierro encima dc la pierna. Un honbrc sin sombrero, ,1' con ios 7-aPatos

rotos, y con un tnpo viejo alrcdcdo¡ de l¿ cabez¿".

Una prenda no sóio aprece en un lugar y un nlomenrc concretos.

debe "habl¡¡la"

-esro es, vestirla- una perso¡a concreta. Hast¡ una

simple {nse cono "Quiero

una copa", o una simple prcnda como unos

pantalones cortos o una camiset¿, tendún un aspecro mu-.' dilirenre

xsociadas a un hombre de sesenta años, a una much¡ch¡ dc di¿ciséis

o ¡ un niño r1e scis. Pero la edad y el sexo no son las únicas v.ti¡bl.-s

¡ considcrar. Al juzg¿r un¿ prendá dc vesti¡ ¡ambién tend¡emos

"n .u"nL.t

los atriburos fisicos de Ja pcrsona que la llera pucst:r. ¡¡lujnd,,l.r cr¡

aspectos como su altura, su Pesq su Posturar su riPo r.i.i.rl () ¡r'ri,,' \

los rasgos y la expresión de su cara. El mismo les¡urrio lrr¡i,.i ,1,1, r, ,,,,

en u.lr Per.un |. ri r'\ 1 .

e¡ otra quc nos prrc7.¡ 1c., 1., sr¡rLLsr'. L, i,l,.r r¡,r',,r.r,1, t',,,

no sólo es subjedla sino .tue ad€más es¡á sujcrx a los caprichos históri

cos v geográflcos de la moda, como ha demostrado Si¡ Kenneth Cla¡k

cn The Nutle. En \a Inglaterr: y ios Estados Unidos dcl siglo XX, por

eJemplo, tener un peso po¡ encima dc ia no¡ma se ha considendo poco

¿¡r¿crivo l¡ como una merma de dignidad y saras; como dijo Emil1.

Pos! en 1922,.la gnsa ¡iende a rcst¡¡nos disrinción; por tanto, quien

sea propenso a la obesidad debe ser uknconservado¡, pam así conrrárrestar

el cfecto,.l La persona con exceso de peso quc no obser-va esta

regla corre el pcligro de parecer vulgar o incluso repugnantc. En la obra

I.ottl J;nt. t)e loseph Connd, la vergüenza del corrupto crpitán holandl¡

Ia sul¡nva el hecho de que, pcse a su exccsiva goidura,'viste en pú

t)lico pij¿mas con ra.v.rs dc color naranjn y verdc.

I )rscuRso LxcÉNTRrco y coNrlNctoNAL

En el ves¡ido, como en la lengua, hay una posible gama de expre-

'rr;n

quc ra desde la nanifesración más excént¡ica hasta l¿ más conven-

, r,,n¡1. En un ext¡emo rlel espectro se encucntn aquella restimenra cu

r." clemenros indñidualcs o "p¡labns" son su¡mamen¡e mcoúgruen|es,

't,linitndo a quien 1a lleva (a no ser que csté sul¡ido a un escenario o

.

'.1""

J..¡r r lrrr¿lr.rnorn¿pF,\.1Jnu1

', o,rutirropo

. r 1.,, rL., . nJJ I n.,g r<mo.. p,,r .:enplo. ur,r o u\r In \pJ_

r, rt. rle lcntejuelas sobre unas cnaguas victori.rnrs dc algodón suci.rs

\ .h¡nclos negros

',,¡{)\

dc goma. Si csta misma indumentaria la usase

1,,, h,,¡rbrc, o si el orden gnmariul normat de l¡ o¡ación se viesc alte

,.,,1,, uno dc los chanclos puesto al revés encima de la obeza, por

, r, J,,t,l,) . rl clccto de tocur¿ se¡ia aún mayor.

| ¡ el crtrc¡ro opuesto del especrro esrá 1: indurncntaria quc cs el

,.¡rrrrrlo,rL de ur cliché; sigue un estilo est¡blecido en cada detalle e

, i, ,,r,ii,., i',\r.rnrincrnrenre a quien la llela como médico, úz¡pre o pros

r,ir r.r i'\r t' v.njmfn¡rs no son inlrccuentes, pues como han señalado

,1,,.,,, ,llt,r,,\ l,rir,inicos,

"l¡ idenrificación con un grupo social y la

1 ,,r.rrivr 'rr,,¡,.r,

rrr ii sicmprc impiican ar cuerpo numano y asu

',1,,,',,, .,,, k \¡r1,r..'( tu.rrr) m¿isienificarivo es un rol soci.rl para

,¡,,, ,lrr ,lL,,.,,r

i, ¡,r,,1,.r1,1r c, quc se visre de una manera especial pa-

,,,1,.,,i1,1,,,,1,, r LL.LrrLl,,,L,sr,,lcssccontnpong.rn,laindumen¡ari¡


f,t LENGUA]E DE IA I1ODA LA }I-{N!LA D¡ 1¡E5T1R COI{O SISTIjIJA D! SIGNOS .15

Cierosco¡junto¡ s.n el ¿qui"alenre dr un:expresióncon'cnrionrl o un.li.h¿ Erx iodumen

tria sigu. un e$ilo sttrblsc o .n todos süs ddal16, c idcntifiü ¿ luien la ll.!á cono nienbrc

de algú! grupo so.ial.econócido. Anudo p¡n Brn¡h Rail. 19/3

reflejaú cl más imponante o los conjugaú, a veces con ¡esul¡ados in

congruentes, como en el caso de la secretaria cuyo sobrio traje oscuro

que le da aspecto de eficiencia no oculta más que parcialmente una es

cotada blusa ceñida de colo¡ claro.

La indumentaria cliché Puede a veces llegar a estandarizarse tanto

que sc la considere un el traje de ra1'as finas con bombjn

"uniforme,:

y pamguas negro del hombre de la City londinense, por ejemplo, o los

pantalones vaque¡os y las camisetas de los alumnos de secunda¡ia. No

obstatrt., pot 1o general estas vestimentas sólo Pareccn unifo¡mes a los

extr¿ñosi los miembros del grupo sabnin ap.eciar diferencia significa

tivas. La co¡bata del hombre de negocios londinensc revelará a sus colegas

la escuela a la que asistió; el corte y el tejido de su tnjc lcs pernritiá

¡divina¡ su nivel de ingresos. Los cstudiantes dc sccundrri.t v¡¡

capaces de distinguir, de un solo vistazo, rtnos vaquclrs ntrcr^ ,1, 1,"

desgastados. los que lleuan prrchcs funcion,rles o dccor,rriv,x,l" l,^,¡,'.

cfán hechos jironcs Por l,r tlcj,r,l,v iir,¡rri.rr l,^ ll,vr; ,.r1'r.rrr Ir' ',r'l,

¡ , ú r l, ,1,\ dn$ .on ptrntrlond kquros son c¡i idó¡rnos de cinruD pan $aio, püo r¡ib¡

t,r,,l,! Lld.! lurlquie..ostr, d6d. un¡ úmirü tr un¿ blu* bo¡dada Gr¡nfjúlnen¡e, sb

¡¡1,tr¡{ t).rr(.:.¡ un \ieno dc que en süs nr!nlczs nár elenrentalcs o ¡ii.¡s y,n igurtes,

'r.tr '.r

r'r ,1,1.',nró quc puedJr

'trtr\

$ so.nl o cuLrElmcnL.

rhi.r, rrr i.n ilc significado que tnnsmiten unos npata de elefante, (o acarnt',,',.r1,^).

¡. si v)n anchos por ariba y ceñidos por abajo. Cuando dos

trrrl.rl,'rr\ !,r(lucros son idénticos a simple vista unx etiquera conve

rrerrt, rlr¡rt.r'sicl:r al bolsillo trasero aporta útil info¡mación, identifi-

,,r',1,' h t,f( n(l.r d,nro c.rn (los llamados vaqueros de diseño) o como

¡,,rr nl.rrr ,lr l.rs rcb.rj;rs de unos gnndes almacenes. E incluso denro

'1,''t,r rrltrrrr.r,.rrrÉ.'ri.r h¡v rrrnbién dr.rircionq\: en Fue\rro in\riruro

hr rl. rlirirlns cucnrr um¡ de sus alumnos, .,los colgalos siempre lle-

¡,1 | , '.,

l,\ l¡,,rcns llcv¡n \fnnglers y los dernás llevan l¡vis,.

Irrr irr¡rrriri, ¡r.rr.r cl ol¡scrv¡dor atento todos cstos estudiantesólo

.,r r¡lfrr x , ,J(, ,,¡r(¡¡r ".

p.rm .rb:jo¡ arriba pueden llevar cualquier cosa,

,1,1,1. ,,¡,.¡ ,.,,,,,\.¡

,1,. h ir.r,l,'r h,rsr.r un¡ blus.r de cncaje. Gr:rmaricalmente,

,!r, rrl|,,,,i,1r.,,,., siA||, ¡e (tuc(rr sus narurarezirs mas

' l, r1' rt.rl..,,, lilr.r1 '1r.,\ tr'r',,)r.r! \,,r i¡1r.r1rs, ¡rtsc r lo rlistinLas que


t6

LLllNCL¡][¡rI^\Ir]DA

I A \rA\frlA D! \'fsTtR cor{o srst ,tA D¡ slcN{r! .17

puedan ser social, jn¡clectual o estéticamcnte. Si esto es asi, también

nos podemos imaginar lo contrario, y de hecho mis propias compañe

ras dc Ia universidad y yo 1o haciamos treinta años atrás. De día llevábamos

idénticos jerseys anchos sobrc un amplio surtido dc Pantalones,

f¡ldas escocesas, faldas anchas dc algodón, rectas de ¿t¡e¿l o ceñidas faldas

de punto, pantaLones de esquiar y bcrmudas. todas buenas

"Somos

compañer:rs de cintura para arriba; pensamos y hablamos igual,', pro

clarnaba esta indumentaria, como mujcres somos absolutamente

"pero

distint¿s."

EL riNl¡oRM¡

La fo¡ma más ext¡em¿ de ropa convencional es 1a indumentaria to

talmcnte impuesta por otros: el unifo¡me. Da igual el tipo de unitorme

que sea: militar, civil o religioso; el vcsruario de un general, de un

cartero, una monja, un mayordomo, un jugador de fú¡bol o una c¡marera.

Vesti de lib¡ca es ¡enunciar al propio derecho a actuar como individuo;

en términos lingüisticos es scr parcial o totalmcnte censur:

b1e. lo que se hace, como lo que se viste, cstar:i determinado por

autoridades extcrnas; en m¿yor o menor grado, dependicndo de que

uno sea, por ejemplo, un mo¡jc tnpense o un úoy sro:rr. El uniformc

ac¡úa como un¿ señal dc que no debemos o no hace lalta que tratemos

a alguien como un ser hum¿no, y dc que éste tampoco debe ni tiene

que tratrrnos á noso¡¡os como tales. No es casualidad que quienes "n

ten de uniformc, lejos de hablarnos con franqueza,v sinceridad, con

frecuencia repitan mentir¡s ¡¡ccánicas. sido un placer tenerlo a bordo,,

dicen, me es posil¡le da¡}e esa infornacjón, o "No "El rloctor lo

"Ha

atendeá enscguida.,

El uso constante de un rraje oficial puede tnnlormar hastatalpunto

a unapersonr quc le resulte dificil o imposible reaccionar normalmen

te. El doctor Grantl¡ el archidiácono de la nove\x The Viden 11'855),

dc Anrhony Trollope, cs beato y ceremonioso hasta cu¡ndo cstá solo

con su esposa: es hasta quc no se ha cambiado esc ctcrn¡¡ren¡e

"No

nuevo sombre¡o de ¿la ancha por un gorro dc dormir con borla. v csos

sayos negros y brillantes por su acostumbrada ro1¡c de r¡¡t, cu¡ncl,¡ el

doctor Grantly habl:, mira y piensa como un homb¡e co¡ric¡t¡'

Quirarse un uniforme suele se¡ un ¿livio, como es r¡n alii'i<¡ r,,, r, r¡

dir a un discLr¡so ofici.rl¡ :r vtccs cs trnrbiLln un siq¡¡¡ Je (lcr¡i{¡ ( LL rr¡

do 1,rs coJegirhs rlc l,r hisrori,,,1. l:l¡r¡¡,1,r O(,'rrrr,,r \ lirrr¡',,'1

rl, I olr Chu, . \J(lref r..,j,r pñ, rr.¡.i"r.,. t¡ ru,,,a,..,,iL( r,.

'l/ b rro.l \ o I lo, ( ^nr

enr L¡r e, un t^rn(. r.r¡..one. qr. r.r i.rr q.,. J .

v.rr en Mount Sr. Schol.rsrica, pero en cuanto abrieron las r¡alct¿s se

quuaron.los uniformes y se vistieron con faldas rojas y blusas chillo_

ns. Se pintaron los labios, se pusieron los zapatos de los domin¡1os v

.e pasearon por roda la casa sob¡e sus altos racones".

No obstante, cn cierras circunstancias ponerse un uniforme puedc

\.r un:livro, o mcluso una cxperiencia agradable. ?uedc facilir¿¡ la tran_

'icitin de un ¡ol a ot¡o, como señala Anthony powcll en Faces it M1

/i¡¡c cuando describe su ingreso cn el ejército b¡itánico en 1939:

Hábh que olvidd* porcompleto dcrodo aquclio quc h¡bí¡ cons¡i

ru'do ru vrda sóto únas sem¡nas an¡es_ A cste es¡¡do nenúl con¡¡ibuí¡

.l rn- ir ¡ro de u-rt" r e. rt"" por ^ cr Dr r,: pr.. pjn pode

'

.. .rñ. n u¡.enr Jur.i,-.iJr e.c¡nJo, r¡. r,n o_*r,,;¡

.n s'r'os.o'no v¿go¡es dc rre¡ o ba¡es.a

l',¡.,1,r.,,,.iernque un :riformepucdeo.rtr:rl¿.,¡,rnc¿. r,i

,.'.f r.;..1o9i, ... " i r.lr." .¡',.,, n,'¡,.: ¡'o¿¡Cer" j,-" ,1, Lrr eirujano pucden conseguir disimular rLna consriruciór €ndeble

"_,,

,, l, '\

r dnorcs cle incompe¡cncia, invistiéndolos de dignidad y seguridad.

\ , , ' -.u qr , r 'rryñ, Drne o,. tJ rop ci, t. e r.1 f"rn; e,."n

r'.',,,,, ..n.., nr., de ib<nd¡ ncnr..in,b" ... tJerriti.L.rqrien to

ll,.r.,,,,r¡¡ mien$ro de un gmpo v a menudo Jo ubica dent¡o-clc un¡

¡, rrr,¡rí.r;.r vcccs da inform¿ción sob¡e sus h¡zañas, como ocurre con

| , ,,:,rl.rll,rs¡l n¡ériro dc un sco:;r y 1:s condccoruciones de un g€ner¡I.

i\rnr¡Lrc .rlgunos deralles de un tnje oficial no vengan dicralos des_

,1,.,,,,1,.¡,,r,,r.1

uso pueden llegar a tener Lrn significado concrco. Ja_

,',,. ¡ ,!i, {¡.rl.r que cn Cran Bretaña

1,.¡., liu l)i.n roco t.s opiniones retigiosas de un ctérigo se podírn

,1,.1,,, rr 1rr 1,, qrr 1t$rbr ú d aetio. g lólbr un."dl;"or;"1

Lrr L,,,, L rr.r In.rrrt., ¡n,b.,blementc er¡ ¿oo CÁ¿¡¡Á y eodneética. Si|'e -.

\ ,l , Li.rl,rL, ., r,,\i,i,r dcl ¡lzrcuellos roú¡ano cr¿l,¡ nanifesr¡ndo asj

,, r', I, Lii ,.ri, ¿. .trLi,]ie"k)¿e Oford.r*


.18 Lt^ cL\lE I,t L4 t\1OD1 LA !L{N¡R{ D[ vf,STrR CO\fO S]STEjVA D¡ s¡c\,Os

Ll.v¡r u¡ir.rme es ¡e¡u¡ci¡r |ruef¡o dot.ho rLliberad dc dPre5ión en¿l lc¡su¡je del $ti

¿ "

r)_ r'r o.l¡c l' Ion^e\r''ño'o' ont'"i-o

. n¡.0.".q d p"-o,

'j_

: gri,raor'.-lsr''.p. o'Á¡l '..r"'e'pó

Fólogr¡fii de Ke¡ H.yn¡¡. 1956

f' pr"b¿hlc que en di.eio :nicirl 'u

'odo. lo' rnifo'me. Lu' ie.en

L n v;lor .imból:. o 1 fue'en r¡r 'i.

ile. Je "lce1 ( omo el coniunto que

viste :rctualmente una <.onejiro" ¿e PkyboyPero el traje oficial tiende

a congelar los cstilos de la época en que se inventó, y hoy los uniformes

del sielo XVI de los suard¡s de la To¡re de I¡nd¡es o el chaqué de estilo

ta¡áoeduardiano Jel mayordomo típico quizá simplementc nos pa

', z. :n pr',do' de mod¡. L¡' r niiorne. m,lir are'. , omo 'ei; a Jamo

Lr\er, teniar cr p n.ipiu l¿ lin¡lid¡d de "impre'ionar e;rcr:'o.rte

rrorizar al enemigo" en el combate cuerpo a cuerpo (igual que los griro'de

suerm.or que'e.rcompañrbar1. 1 lo. g.rc--ero"e J:'fz'rLar.

c. con'.on¿nci¿, d; di¿$16.. ."quelero. y be.ria' '.rl'aie.. A-r de'pué.

dc que la pólvora hiciese caer en desuso este tipo de lucha, ei dcseo de

ate¡¡orizar hasta los tiempos modcrnos en formas testimo

"sobrevivió

niales como la calave¡a del tocado de los húsarcs y las costillas desnu

das del esqueleto que originariamente se pintaban en el cuerpo del guc

rre¡o y que más ta¡de se transformaron en las hileras dc botonc'

deco¡ativos de su gue¡¡ela".6

6 I trv.r, /r¡,?.. úr ¡i

Cuando una pcrsona viste de uniforme y obviamente no estj dc

scmpeñando las obligaciones que éste lleva aparejadas, ello se ha lvr

cndo a mcnudo con ia dejadcz personal, como en el caso de los solcl¡

do, bo.r.hos de iucrgr por l¿s c¡lle,. f.r esre.g'o. no oon.rr,(, I

Jn'torme \e h¡ rdop.rdo como lo.m¿ de orore.,d públ .r. ) rrnro rr^n

bres como mujeres han pa¡ricipado en mitines y m¿nifestácioncs vesti-

1."::l ",. :rirorme, del .iérc,o. t¡ n¿rir¡ o L poti, r..on 'o

rmp,,icrr.rnenre

1uc

qucr ían decir -ror m ilir¡., pero.,. j, r,",* ¿.

mc/lr d'srcn\rón lo, Jcrer ho\ d. lo. homo.eru¿1e,, er.. . t n hc. "..:,

,,

relacionado con éste fue l:r costumbre de los át¡ptes estadounidenscs,

du¡anre los años sesenta, dc usar elemenros de viejos uniformes nilnai

a. Je I: grerra cir il. l; primera v l¡ ,egunJr Suc-": mr ndi¿'. k,r¿. ro

pr. mri L.tre. d( r¿b¡n oerpteio. .r nucfo. de quiene, 1,. veian. e,p<.irl_

mente clando aparecian en manfestaciones contra la guen: de Vietnarn.

Orro, como,cndí¡r el menvie que 't*,b.rn ;mptí.:iro. que eru que, i

t^\ en melenudo con ra guerrl" con ledcnda o la . h.rqrera e.riro F;,eni...i

nr La coblde n, un mariquiru.

"?..

que no e.r¿b¡ en,:.rrr¡

\r( ton¡\ ta guerrr!. \.no sol¡menr< en ,.onrm de la gucrra . ruel e i rre

ccs:ria a la quc coria el pcligro de quc se lo llevaran.

lr¡.o(iu!Ncr^ y MA! cusro

I nrre cl cl c\é \ l.r locur;. <tlenglaie

,

d< t¡ irdun enL¡r,¡ ¡c,be ro

,r.¡, Lr, r.,-'edJde.. aao..dJ, de ¿:,cur,^: eto. u(rc r. sudei.into;,nJ,

, r,in, ironh, propaganda, humo¡ par:4os e incluso 1a""qr. ,ro *r¡ uuta,rt

rL,r pocsia.Igual qr.r el esc¡ito¡ de ta.lento combi"" p¿l"brrs. i;áge,,..

,¡r,e r.rr,.'. hLrb .rrn o, creido ve, iunr::..rriergindo,e r qu. t. raic\en

.i. lrrl<r p. "Jido el iui¡io (r ¡ vece. g¡njndo.ib.",.rll.ni. r, ,epu,,_

, r,,rr,. rrr.'nren.¡enr. per,o4rs de LJenro hrn ,;do.rp¿ce. d.. combi

r'.rr ¡".r'.1,,. ,le Jc.i+¡1e,. '..rrr ",ei¿, I nu.,r.. nrriur, ¡ errr:njea,.

, ,' u',.' l'".ll ,n'( clo, J.n. i¡ .re¡ri¡¡¡t ió , per"on,l. M ieniru, que..":,

In wi,'.¡\ \( t. n.,r rn ., r ' suir . ' e.rilo de l¡ ipo.; en l.r <1u< r iven. esro,

r,,,rrtrr, . \ ¡r.,rc¡(\ I nrn.t¡rm¡n l¿ moJ¡.onrrmpo.jner en cror sijn

rrr,lirirlrr.rl. Algunos <1c sus logros son celebradoi.,, ta hi"¡o.io d. ta

¡rr!¡.r, l\.r{,.nlr¡i,.omo cn todas las artes, debe de haber muchos ge_

¡.),.f,.r,

r.,.1.,r.,, rr, . ir..r.r' .¡u, l rv rrr r, .rr,,r.r.,in r:lenro qrre g.nio,.

,,,,..,.r,,\t*r\,,.r.,¡,,, rr.,,i,r,r,.l..rr,.,,r.rdnhien.,

:,:,,',,,,,,,'

nopnr

,,¡r,.r,.r,"¡,..'r,

t,,,',.,..,,,,r,r,.1..,.,,.r.,rjrr,r. I.rr r;r|r,^. ....


4C

rr I-¡NGU-{[ Dr L\ rloDA

L \Jr\NLR]\ DL \ESTIR Collo 5$II[IA LJI ÍG\OS ,II

sus ropas son sinrplemente monótonas, sugiriendo una Personalidad

poco interesante pero coherente Otros pareccn tener una espec;al laciiid"d

¡a.".o-bina. ."lores, diseños y estilos de una lbrma que -cor1

razón o sin ella- sugiere torpeza y falta de arrnonía personal. En lzs

bostoníanas (The Bosronians, 1886), de Henry James, el mal gusto en

el vestir de la proragonista Verena Tarrant, presagia su confusión monl

y su g"si" pr-., los homb¡es Verena, quc riene el pclo de color

ioio i"t -"1 haie su primen aparición pública con vestido ma

"i",

"un

rrón clarq con una forma que aBasilRansom le causó impresión, unas

enaguas amarillas y un gran fajín de color carmesi atado al costado;

mjcnt¡as, ¡l¡ededor del cucllo, y ca1'éndole sobrc su plano pccho luve

nil, lle.aba una doble caden¿ de c"entas de ámbar". ! por si esto tuera

poco, Veren: también llevaba gran abanico rojo que mantenía en

"un

constante movimrento,.

Como cualquier lenguaje no verbal complejo, el vcstido es a veces

más clocuente que la lengua rnaterna dc quienes 1o llevan. Cien¿mente,

cuanto más inaniculada es una persona verbalmente, más importantcs

son l¡s manifesuciones que hacen sus ropas. Por su pane' 1as personas

que tiencn un discurso verbal fluido se puedcn permitir scr algo

descuidadas o sos¡s vistiendo, como es el caso de ciertos protesores y

po1íticos. Tanbién ellos, no obsante, nos están diciendo a1go, pero puede

que no nos es#n dicicndo demasiado.

tos hombres y las muje¡es de unilb¡me no son los únicos que ile

v¿n ropas que no han eiegido por si misrnos- A todos nos vistie¡on asi

en un principio, y con frecuencia 1os últimos años de nuestra niñez

y los primeros de 1a adolescencia estuvieron marcados por las luchas

p¡m que no. oe:a'en <lcgir nue.rro p te'rurri': e I rermi¡ ve'

"oio

tales, para que nos dcjasen hablar por nosot.os mismos. Algunos no

conseguimos ganar esa batalla, o la ganamos sólo temporalmente hast:t

que nos conve¡timos cn ese tiPo dc homb¡es (o, ás r¡nmcnrc' nrulc

rcs) a quienes sus esposas, ma¡idos o mad¡es les eligan h r¡1.

Todos nosot¡os, sin embargo, incluso ya de rJulros. hc¡r,¡ c¡ 'i,1"

uno u o¡ro momento agnci.rdos o destraci.rJos rc,:. ¡r,'re' ,le 1'', rr'l *

de vestir conpradas por pericntcs o amiu,,' l:r isrc u¡t r, rl.tl" ctttorc

nado, pues llevl rop.r clc*ir1.r por ¡¡,,)\.\ 'r.l)1 rr v ¡r"rr'r'rr )r rrr: r

gcn !uc ricrrc Ji ri .l ,l,,rr.rrrr,i,l,i,rr,,., rrr,l,'.

r¡ r ui<co d, \en o.uo. q !<.e\. po ,upue,ro. el reg.l opu,oc .er

I' crreardo u r¡t.rqrdor: t¡.o.br r qre .,. bino, oor \.rr'o.rd¡ <Ir¡

cs lusto 1o que nos hacia falta, el escotado c¡misón de eneje quc per_

mite a una rnujer de encantos más que modcndos ve.se a si misma como

un¡ euténrica belleza. A menudo, no obstante, el regalo se percibe como

una petición, v una.petición <¡.re es más difícit d¿ desar¡nder porque

ricne disf¡azada de lavor. Duranre mi primcr matri¡nonio vo tenía un

*'lo dp.res i, que pod.r:ll.o. ll¡n¡. k_oct c Bú.1. rier.e), .le

urrx y f.rldas de algodón estampados de colores vivot. Mi s;cgÁ conr1.rd:r

cn convcrrrme cn una joven matrona de club de campo, ne rega_

l.rl¡¡ trecucntemente blusas de seda clásicas de cuello minúsculo y jersJ¡

rl< c¡chemira blancos, beiges o verdc pálido,t". yo n""." p""1"

t! ¡) quc no podía regalar porque llevab¿n bo¡d¡d¿s nis inicialcs. -"

Ponerse la ropa de otro es asumir simbólicarnenre su personalidad.

I"t,, es:sj ¡un cuando los motivos quc nos llevcn a ello sean hostiles.

l t (rtr ttutual Frtend (18611865), de D;ckens, el profesor Bradley

| 1,..,1'r ,re{ Ji'1.¡z¡ c"r -b¡,J:. ropd, u.ror. o< e.r l,,J"r. , ,r ..p,_

r'.f . ¡ tu (or-rp.rrn ( rL( en.rcq-ecid.... por.l r,"_ q,. ,on d, rLi

.r\.\rr.rto quc Headstone plane comere¡. Al asumi¡ csta vesrimen¡a

llf,kl\r¡)nr se conviene li¡er¿lmente en un hombrc tan vil, depnvado

r' , rrlp.rble como Ride¡hood.

I r n¡cs¡n cuLtura el inocentc irte¡cambio de ropas es más habitual

, r¡t,,. l,rs .rcLolescentes, qLrc c1e esta forma afirman no sólo su amisrad

'.',,',,'.,1 j,, .:ider r.d¡d. grrt que In n Lcer -,Jndo

, n-i,no.,rg"r

r.\t.,\,, j., ., n.,.m" iJ, ..T¡.o. Jmb,,.Dueaep(r\i.r calJ\idl

,,1,,1r.,. r, ,, ,l.i,r o, u ,< e.r....\oolo..JuntJecr<\re

"r,',,,., , ,!, rt f.. . . ,. <. / ,, lu .o 1r , unrJ , c.ior¡1. Cono¡nir

||,,J,r \\r,',r¡rf r¡'fi , r\p.e.,.nde8LJ'*.op;ni,jne.c:1clu.o

r'.,,¡¡,.'l r,.r"

I o,,irj¡ . ',.r 0u..,,¡ r.red.r un: g-.rn

Ir,:t ,, c,, r,n.r ¡.1¡ni¡i¡ o cn un acto público, eche un vistazo ai lácal

1 t'r' l:,Í||c!. \r tr.rv .rtquren prcsc¡re cuyas ropas lc gustaría usted lle

,.,,,,,¡-,.,,,,.,'i,ir¡.si(.\.rsí,

cse homb¡e o cs¡ mujer puede que sea un


L¡ \{ÁNIRA n! \¡lsltR COrl() StST¡\f^ Df SrcNOS 4r

+2 LL al \TI1/r L\ \laDi

diseñador de vestu¿¡io le asigna a Lrn actor que esté intrepretando el

MlNlrRAS Y DIsrRAcls

papel de un robusro y atractivo mecá co un dctcrminaclo tr:je p.uecido

Quizá el aspccro r¡ás difícil dc la cor¡uniación por medio dc la

a uno que ha visto en un ba¡ de la localid¿d. Los mecánicos autónti

cos, al ve¡ este programa y

ropa sea cl hecho de que cualquier lengua quc sea cap:z de transmitr

otros por el esriLo, aceptan inconsciente,

mente este vestua¡io como característico, y

información se puede usar también para transmi¡i¡ desinfo¡mación Se

a éstos los imiran otros que

ni siquicra han visto

puede mentir cn el lenguaje dc 1a moda i¡lua1 quc podemos haccrlo en

el programa- Iinalmente, la vestiment¡ se hace

inglés, francés o latir, 1' cst ripo de engaño riene la ventaja de que por

habitual y por ranro gcnuina.

A

lo general no sc nos puede acusar de que sea dcliberado. Ln ropa que

medio camino ent¡e el vesruario teatr:i y el unifo¡me se encuentr:r

la ropa rirual, la vcstimenta

sugierc jLrr-entud o riqucza, al conrrario q"c 1a afirmación de que uno

especial que adopramos pxr¡ lxs cere

n,nirs

ticne \-eintinuevc años € ingresos superiores a ias scis cilras, no se püe'

importantes de nucstra vid¿: lacimiento (l.r mantilla dc bautis

nro), bodas, funenles y otras ocasiones rrasccndentales que también

de conrradecir ni relutar di¡ec¡amente.

lleva¡ aparcjado un

Una mentira rcspecto .r1 vestir puede ser piadosa, inocente,

discurso ¡itu¡l.

"blanca",

como los trajes de bailc de la Cenicienta; puede ser dc disrintos

'uL:len

tonos de gris, o pucdc ser completamcnre negr:, como en el caso <icl

Vr'\TrDos

dis{r.z de h¡p;e ndical del info¡¡rante del FBI o el uniforme milita¡

PALA rL "Éxrro,

rc'bacLo del espí:. I-a r."ntin puede ser voluntaria o involuntar.ia, como

cuando los padrcs de una marimacho la engalinan con un verido d€

Un tipo de disfnz más ambiguo es ei vestuario que se escoge dcLih

r.rdrrncnte

fiest¿ dc seda. Puede incluso ser inconscjentc. como pasa con el horll

siguiendo el consejo de orros con el lin de engañar al es

brc <1ue inocentemcntc se pone un chalcco ¡' unas botas de cuero pan

¡r'u.rctor Hay libros y revist:rs que duranrc más dc cien aiios se h¡n

, u¡.rdo en traducir el lenguajc

i¡ a un ba¡ frccuentado por honrosexuales, o la scñora norteamcrrcana

correcto de la mod¿, diciendo a hom-

^

1",' v rlujcrcs lo que

de viaje por Escocia vcstida con una faida escocesa que cn la tienda 1e

h:n de ponerse pan parcccr distinguidos, ricos,

r,,li\r i.iclos

pareció malavillosr pero st'bre la c"al no ¡iene ningún derecho hcredi'

v atnctivos a las person:s del sexo opuesto- Las publicacior,r

Jir igidrs

taric, (véasc nota referentc al tartán en e1 prc{acio). Si alguna vez se es

a quien solía denominarsc mujer "1a

de crrer¿, le d¿ban

,,'rrti,rs sobrc cómo

cribe una gramática completa del vcsrido rendrá que ocuparse no sólo

atraer al correcro de hombrc": triunlado¡,

"tipo

,Inlr,tsto

de est¿s forrnas de fr¡ude, sino de otr¡s muchas a l¡s qu€ se cnlrentan

r csarse. Con indcpcndencia de la moda del rnomenro, siempre

,,,,\,,,riLndrbr

lingüistas y especialisras en serniótice: 1a ambigüed¡d, cl c¡' o¡, el autoe¡'

un¡ discretafeminidad: tejidos v colorcs suaves, flores

ó¿i.. . n ri,re pre¡ci"'. Ir or '¡.l:rc'

r cn modesta profusión,

r.'or'

el pelo ligeramente trás largo y riza-

',,1.,rrr.'

,1,',¡Lr.l

Ill vcs¡ua¡io te¿tnl, o cl disfr¿z en el scnrido coloquial. es un c:rso

rcsro de l¡s chlcas dc la oficina. E1 restu¡rio no ha de ser

,!, ,l ,i,.,'i.klo

especial c1" fn.de en el vestir, un fraude en e1 quc cl público coopen

.leru¡l(lo que al futuro marido le sugiere gasros) ni cstar

,1,.i,,,.,.,,1,,

volunta¡iamente. ¡econociendo que 1as ropas que ller¡ cl ac¡or, comrr

t',rs.r(l,) (lo que sugiere aburrimiento). Sobre todo, se debe

rrrr¡,rrrrrrr

las palabr:s quc pronunci¿, no son su,1?s. A leces, no obsranre. lo quc

rrrrl,lic.lio equilibrio enr¡e 1o rccatado y lo scductor, un con

,, para un actor no es rni quc un dislt.z provisional acaba tormando parte

I ,, '

,,,,,1,

,re .r n,, .umcr¿ los homb¡es y el otro a atraer al ripo de

1,,,r,1,r,,tu, r!,,,,¡r

dcl gurrdarropa cotidiano de algunos miembros de1 público l-r cuhu

i(¡r.. Los ricnrpos hxn cambiado algo, y ahora las

ra popular, que tanro ha hccho por d.rL honogeneid¿d ¡ ¡ucsrr¡ rid¡.

¡',¡rr,,.,1, r,r,rl.r1c rcv*rl Lnmo Coszro¿ollaz p:recen habersespea1

mismo tiempo ha cont¡ibuitlc¡, casi par:dóiicamcntc, :r Pr.\.r\¡i I

,,lL',,1,, i, ,l( ,,l. I l.r ,rrui.r clc crro¿ lo que ha de ponerse para en

,,rr,l'1"

incluso a invent¡¡ un¿ vestinlcnt.t crr.rctcrilric¡ ¡'or r:reilro dr ul.r i'¡,

L r,¡',.,I||Ir,',.r(L| (l( h{rnrLrrc quc lcc I'laybo1t, mientr$ que

,1,,1, 1,,.,,ri,,,1,,..,,

cic clc proceso de rcalimen¡ación. A Ios ¡,rodurrr,ris rlt

l,,r¡,li,.rerln,oh.rccrtrenrealdañopsíquicorell,

lll,¡,,,. ,.,,,,1,,-. /r,,,,r,, \r,,,,,\ tl\'tl;Dt,t \ Dr¡:ss hr Suc.

¡clicul,r.. 1'r,'

erao¡¡s ¿c Lcle\isi.i¡ rnurrci,t lc., irnc l,i.r,,1r, l.r' r,¡r irr,1 ,1,,,,,

irst.rnt.ir.',, ¡ .1,,.,',','rr"!.,rl.,rl.

l.r,l,v. )r ¡,,,,,,,1,r,,i,,",',r'iri,, ,

.

,i,lt,,lLr,* ,,,i ,I, |rI,i,,I,.¡| \ l, ,, ,,,1 ,1

t: , t ,t

,,, |,l r, l \1,, ,r .!

'

',

\, , lr',|, ' 'rr, r |r|itrtr rlr lclto


IA LENGUAII DI I, \(]1]A o slsT¡rvt,\ Dr srcraos

?on quÉ rrtvauos

Ro¡A: urrrrrJ^D! sr4T¿¡s y s¡xo

ll v6ri¡o, .onN otos lengx?ies, puedcs..

a h vrz elo.ue¡Í I origi.J.1,. drn¡li rno.

,le.rd Ton \xrolf!. e$ritor e*rdounid¿n'

\e Colyrigh¡ ¡otogr¡li¡ at l93l bl Tho

cios sobre cómo han de elegir 1a ropa para dar una impresión de efica'

cia, auto¡idad y fiabilidad a"n cuando sean incomperentes, débiles 1'

lrlso.. Mul o1. qL r cr rrodo alguno e' ror-o. :o'r iene que'u -ing r:e-

¡ía de vestua¡io" se basa en investigaciones cientificas y en cncuestas

de opinión. Al autor, apartándose de la tradición, también le interesa

explicar a las mujeres cómo promocionarse, no cómo cas¡rse. El sec¡ero,

al parecer, es ilevar un ca¡o pero convcncional, de

"trajc-chaquet¿'

lana, en un tono medio de gris o azul marino y con una blusa decentemcnte

escotada. Nada de jerscys, ni pantalones, ni colores dcmasiado

claros, ni escotes, ni c1 pelo largo o excesivamcnte ¡izado.

Cualquicra que esté in¡e¡es¿do en la variedad escénica debe¡ía dcscar

que Molloy estuviese cquivocado; pero mi propj¿ cncuesra de op;

nión, desgr:rciadamente, le da la razón. Una ejecutiva en r.ápido ascenso

cn un banco local me dice -de mala gana que trajes a¡.'udan

"los

a disinguir:1:rs mujcrcs de las muchachas; sicmpre que ias muieres

estén dispucstas a toler¡¡ tal distinción, que ése es ot¡o tem¿".

Licvamos ropapor algunas de las mismas razones por las que hablamos:

para que vivir y tnbajar nos resulte más fácil y cómodo, para pro

clamar (o disfrazar) nuestms identidades ypara atrae¡ la atención erótica.

James Lar-er ha denominado a estos motivos el principio de utilidad,

el principio jeúrquico y el principio de seducción. Cualquicra que baya

asis¡ido recicntcmente a una gün ljesta o ¿ un congreso profesional recordará

que la mayoría de las conversaciones gue no tnían una finali

dad práctica (,,¿Dónde están las bebidas?", .Este es el programa para

esta *rde') estaban motivadas principalmente por el principio jer.ir

quico o el de seducción. De iglal forma, Ias ropas que se llevaban en

esa ocasión, además dc ocul¡a¡ más o menos 1¿ desnudez de los presen,

tes, se habían elegido pan indicar el lugar que ocupaban en ci mundo

quicncs 1as vestían y/o p:n h:cerles parecer más atractivos.

Las primeras ropas utilitarias probablemente fueron fruto de l¿ im

provisación. Enfrentados a clim¿s ext¡emos -inviernos gélidos, torrenciales

aguaceros o tórridos calores-, hombres y mujeres se colgaban

o se amarnban al cuerpo pieles de animales; sc ataban a la cabeza hojas

rnchrs a modo de elemenules sombreros para protegerse de la lluvia

y se hacían rudimenrarias sandalias con tiras de cuero o coÍez¿, como

hacen hoy las tribus primitivas. Esta ropa prorecton tiene una lalga historia,

pero nunca ha aLcanzado gran prestigio. La prenda que tiene un.r

función punmente prácrica es el equivalcntc exento de atractivo de la

onción puramente enunciativa: .Está lloviendo', .Estoy trabajando en

el jardín,'. Pero es difícil, en el vesrido como en el discurso, h¡ce¡ una

afirmación ¿uténticamente simple. El par de sencillos chanclos negros

que poncn de manifiesto que está lloviendo también pueden querer deci¡

"las calles están mojadas y no me puedo permitir estropear los zapa

tos". Si las calles no están dem¿si¿do mojadas, los chanclos también

pueden declmr caliadamente penona "Esta

es sosa, tímida y remilgda,,.

A veces, con indeperdencia del chra, la u¡ilidad es en si misma un¡

curlidrd ncgatirt. Por lo general, cuanto más aísla del agua un impernr(,¡ble,

más 3ísla de la admiración, a mcnos que además se¡ de un co

l¡,r de moda o su corte sea actual o que, por cualquier otra razón, se

,l.rluzc.r qrc cs c.rro. I-as botas ceñidrs de piel sintéticr que mantienen

Lr l,irs r.rlicrrro v cons cnn mcnos csrétices que las bot¿s

"rr" "

,1.¡'icl rh,,,.r1r,,1r:,,.,r..¡irri,l.r rlci,,ncnrnrel agua y que por ranro

,",¡,1',.,r',¡,', r,',,,,',.,,"1,,,',11,f(r.,,,r^1.l,nili¡riz¡tl¡xconlostrxis.

1, r,,' ¡,' r,,, ¡,,, 1,, ¡. rr, r rl I,r,,', rri...rrrr,riv,r,rr,rrrtlrr h llc


IL LE:]CU{I DI LA IION\ L-{ ¡[Arf,n { D¡ \rESTrR COI{O SrSTrr'L{ D¡ S]GNOS 47

van personas que no ]a necesit¿n y que p¡obablemente ruÍce la necesit¿ún.

El inmaculado delantal almidonado que llcva cl niño encima de

su rraje de vestir o los guardapolvos a rayas que r:rnto gustan hoy en

día a algunos estudiantes lucen mucho mejor en ellos que en las criadas

y los agricuhorcs a los que en un principio iban destinados.

Esta t¡ansfo¡mación de la ropa protecton en atuendo de moda tiene

una larga historia. Como señála Rachel Kempe¡ el tipo de prendas

de vestir que se ponen de moda con mayor npidez y de forma más

generalizada son aquellas que originariamente fueron diseñadas para 1a

gucna, los trabajos peligrosos o los deportes fatigosos:

Las prendas creadx pan desviar la punta de una lana, las flech¡

o los r:yos del sol poseen un arnno tipo de disthción inmcdina y

esrán predestinadu a convertirsennodapmhombrcs y mujcres. Son

abundantes los ejemplos contcmponincos: l:s omnipresentcs gafas de

aviador que pueblan las bu¡s dc los b¿¡cs dc moda pu soheros, ios

guantcs dc canens con agujcros que aprietan )os volantes de sosegados

coches faniliar*, relojes de buzo de impresionante conplej;dad que ja

más llegar,án a sumerg;nen ninguna masa de agua n:is peligrosa que

la piscina de un club de campo...?

RoPA MÁGICA

El sentido común y la mayoría de los historiado¡es de la indumentaria

han asumido que las eigencias impuestas por la utiiidad, por el

s¿¿t J o por cl scro deben de haber sido las responsables de la invención

de la ropa. Sin embargo, como a veces ocu¡re en los asuntos hu

manos! parece que tanto el sentido común como los historiado¡es estaban

equivocados: los estudiosos nos han explicado recientemente que

en un principio l: ropa tení: una finalidad mágica. Arqueólogos dedi.

cxdos a dcsenterrar civilizaciones pasadas y antropólogos enrregados al

estudio de tribus primitivas han llegado a la conclusión de que, como

dice Rachel Kemper, "l¿s

pinturas, los adornos y las rudimentarias ro

pas se utilizaron en unprimer momento para arrae¡ ]3s fue¡zas animn'

tas positiv.rs y alej.u el mal,.s Cuando Cha¡les Da¡win visitó Tie¡n

del Fuego, un territorio frío, húmedo y desapacible asolado por constantes

vientos, se encont¡ó con que los nativos no llevaban otra cosa

7 Ri.h.l H Kcn,pcr- í¡t,,¡. fir 9

Hor todritrs¿kn pFndrs sob¡¿nat(r¿1.r, in

cluso en 5ociedtrd6 muy rltrz?d¡. Un tnj. d.

norir dneñado po.JeI N{ui¡ I sGni!ádo.o¡

rntigros :inbolos nágicol indulda h atelh

d¿ cDr¡i. püntr y ¡r luna ¿n.traro creci.¡tc

L. yn¡e Antonia ¡nse¡i lóndr6, 1984.

Ji . ,

'lr'..*,i

sobre el cuerpo que unas plumas en el pelo y unos dibujos simbólicos.

Ios bosquimanos australianos actuales pasan horas enteras pintándose

a sí mismos y a sus parientes con a¡cilla coloreada y sin más ropa enci.

mr gue uno o dos amllLetos.

Por minúsculo que sca, eLvestido primitivo de c¡s; todas las partes

¡cl mundo, como el habla primitiva, está lleno dc magia. Un collar

rlc dientes de tiburón o un cin¡u¡ón de conchas de cauri o unas plumas

ri.ncn 1¿ misma función que una plegaria o ur sortilcgio, y pueden

rccmplazar mágicamente -o más a menudo complementar- a un he

t hizo onl. En el prirner caso opera una forma de magia por contagio:

sr errc que los dicnres de riburón dotan a quien los lleva de l¿s cu¿lid¡-

rL,' <lc un vigoroso y afortunado pescador. Las conchas de cauri, Por

'rr ¡,rrrc, acrúan mediantela magiapor símpatía; al parccerse a los órya

rr ^

rcnir.rlcs femeninosr se cree que ¿umentan o preservan la fertilidad.

li¡ h v¡cicd¡d civilizada acrual,la creencia en los poderes sobrena

rrrr.rl<,s <lc l.r ropa -como la creencia en las plegarias, los sortilegios y

1," lr-l¡irr¡ siguc cstando muy extendida, aunquc la denigremos lla

rrr.i,rl,,l.r "rrrpc*riei<in". l os ,rn u ncios :lirrnan que la aplicación a nue*rr

,.rr.r, ,rr*r r,' ,.rlrll,,,, r'rr"rr,,s crrrys dc un cletcrrninado tipo de loción

1r..,,¡,.rr,¡.r,l.rl.,t, ',1, 1."1., ",,,.,,',i.' r",,rc. r'r'nr .:.o.ien,n

,t,,, l,'.r',,, 1'l',,',1,1,',','t',r'.r,,(,',1,1,riilir,,tr¡((lnr(srÍt\cscnt!


,18 rr Lr\r.¡Lrvr ¡r L\ \rr¡rr\ LA \r,\Nttu{ D! V!9TIR COrfO slslÉlr{ D! S](;NOS

ún atraídos hacia nosotros por el olor de un jabón conc¡eto. Nadie se

c¡ee esos anuncios, decimos. Quizá no, pero actLramos como si nos los

creyérxmos: echémosle un vistazo al a¡ma¡io de nuest¡o cuar¡o de baño.

Los ropajes sobrenaturales de los cuentos populares europeos ix

botas de siete leguas, las,::rpas que hacen invisible y los anillos nágicosno

se han olvidado; simplemente se han tr¿nsformado, de tal fo¡ma

que hoy tenemos la estrella del atletismo quc sólo puede ganar una ca

rreta con una gorr¿ o unás zapetillas concretas, el..poli,' de paisano que

cree que nadie lo ve con su gabardina, y la esposa que se quita la alian

z¿ pare irse a un motel con su amante. Los amuletos también siguen

siendo rnuy populares: anillos de pelo de elefante para tener fuerza y

una larga vida, braz¡letes de cob¡e como ¡alismán contn la anritis...

En ambos casos lo que operr es urra forma de pensamiento mágico como

el del aborigen austnliano: 1os elcfa¡tcs son fuertes v viven muchos

añosi si nos f¡otamos consrantemente con su pelo podemos adquirir

estas cualidades. El cobre es conducto¡ de la electricidad, y por tanro

conduce los impulsos ne¡viosos hasta los músculos aga¡rotados c in-

'en'ible,.¡ r 'ea

medirnte 1a magia prrmir rre. por corr agio. ono . or

el brzaletc de pelo de elefante, o mediante la magia moderna, por con

tagio de la pseudociencia: el cobre y concen¡n los elect¡oncs incontrclados,,

me explicó un adepto. "atrae

La magia por simparía o simbólica rambién se emplea ¿ menudo,

como cuando nos colgamos del cuello cr-uces, estrellx o alguno de 1os

simbolos actualcs de la fuerza y la solida¡idad femeninas, invocando

así calladamente la protección dc Jesús, Jchová o Asta¡'té. Tales amule

tos, por supuesto, los podemos llevar par: proclamar nuestra defensa

de alglna fe o eusa ¡' no como amuleto. O bien pucden tcncr simultáneemente

o secuencialmente ambas finalidades. El crucifijo ocutto

bajo el uniforme dc la cscucla parroquial habla sólo a Dios hasta que

alguna diabólica fuerza humana persuade a quien lo lleva pan {lue se

quite la ropaj cntonces actúa ---o deja de áctuar como advertencia conü?

el pecado y como talismán protector.

Las prendas de restir se pueder tr¿tar también como si tuviesen z¡'zr¡¿,

la fue¡za sob¡enatural impersonal que ticndc a concentn¡se en los ob

jctos. Cuando yo estabx en la universidad era habirual ponerse un jerse¡

falda o sombrero la "de

suer-te" concretos pára ir a los exáme¡es,

y esta práctica aún continúa hoy en dia. Normalmente lo que open

aquí es magia por contagio: la prenda elegida se ha conver¡ido en un.r

prenda que da suerte por haberla llevado pLrest: con rnrcri,,rirl.rrl crr

alguna ocrsión cn h quc tuvinros suc,r.! (J fo'(t,,..( 1., 1,.' ,,r'.,1.,,1,'

rr,1tr, Lr L, ñrrxlnliJ nochtrs pe6o¡¡s

i,rr-1,! t,¡,r,i*hd.s nisi.lr tr rlsünrs

r'! tr,1\ lhr. \\i)(¡.. tr¡lch in&¡nxciontrl

r,r,1.¡ L.L,,li'r)r)iú J.¡ro...n l.r sonque,

,rr,,, l. ¡tr,l.r ri.!trii | \if L¡ rul k

.r irr ¡,r,,¡,i, r.rri. .rlgun.r pcrsona .rfortunada. Llevar estas prendas mági-

,,rr, s clrtei.rlrrrt rrrc h.rLrirurl cn los deporrcs, donde ¿ menudo sc les

,rl rlrrrr', 1'úlrli,.rrrrcrrrc l,r rt:¡onsrbilid,r de h suerrc de sus propietarr,r

\r I'irrlirl.r..rl,rrrrl,'n,' sc c¡insidcr¡ crusa de pe¡juicio v clc fr¡c1

r, | ,', .r r,'r,r r.rr¡rl¡iúr¡ L ler,rr Jrrvicnrcmcn¡e en la magia de l:s ropas,

¡",.r1'1, lr, ,rr. ¡'" 1,, L,rrrili.,riz.rrlrs qrc esrin con cl poder rr:rnsforma

,Ir , r.r',: rrr.i¡ir,,, ,1, I r,rrLr.r¡ ,' rc.¡rrl.

i\ !,,,',,,.,,,1.,1,¡( l.r 1'r,rr,l.r ,1. l.¡s,,,,r, 1,, (\ ,üin,ris o,a¡do se

¡",rr,,,1,..r11ru,,,,,1,,,,1 ,,\,.,t,r,.l, lr.rl"',litrrclrrscs¡,tie,rL:ioncsp.rrr

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50 !T LENGUAJE DF L{ \4ODA LA I{A\\Efu{ DI \¡FsTIR CO]\{O SISTEMA DI SIGNOS 51

lleva el nombre del equipo de natación de su instituto, sugiere que al

darle la vuelta a la ropa la pane que va impresa queda en contacto di

recto con su cuerpo y ello pennite que el zaza actúe más di¡ectamen

te sob¡e ella.

Generalmente, la ropa no mágica también se puede lleva¡ al ¡e"és

por mzones mágicas. La costumb¡e de darlc la vuelta al delantal pam

que nos cambie Ia suerte después de una serie de accidentes domésticos

está muy extendida en Gran Bretaña y en los Estados Unidos; yo mismx

he visto hace¡lo en ia zon¿ norte de Nueva Yo¡k. Los jugadores

todavia le dan hoy la vuelta a su ropa antes de comcnzar a jugar, aunque

la púctica era mucho m& común en el pasado. En el siglo XWtr,

cl estrdista británico Cbarles James Fox a menudo pasaba toda la no

che sentado frente a las mesas de juego con el abrigo puesto de1 revés

y la can ennegrecida para aplacr a ia diosa de la fonuna. O quizá para

esconde¡se de ella; según la tradición popula¡ la explicación normal

para darle la vuelta a la ropa es que confunde a los espíritus Con la

can teñida de negro y con los elegantes adornos de su fmc ocultos, Fox

era invisible para la diosa de la fonuna; los malos espGitus que persi

guen á las amas de casa no consiguen reconocer a sus víctimas y siguen

volando hasta enconu¡¡ a ot¡a persona.

Ro?As MAr-ivoLAs

En el polo opuesto a la ropa que trae buera suerte y &ito está la

prenda de mal agüero. La versjón más habitual de ésta es el vestidq

el traje o la camisa que (como algunos niños) parece at¡ae¡ o incluso

s¡li¡ a buscar la suciedad, la grasa, la salsa de romate que se cae y otros

peligros. Enid Nem¡ que ha escrito muy perspicazmente sob¡e este tipo

de prendas para el Netr Yorh Times, sugierc que quizá tales ropas sean

perezosas: .Preferirían quedarse descansando en un¿ pe¡cha, o en un¿

caja, y por eso sc rebelan cuando se las saca de alli'.'O, añade, puede

que sean esnobs, reacias a relacjona¡se con gente vulgar. Sea cual fuere

la causa, estas prendas tan propensas a los accidcntes ¡a¡amente se re

forman, si es que :rlguna vez lo hacen, y una vez que se ha dcscubieno

un¿ es mejor rompcr relaciones con ella inmediata¡nente. De no ser

asi, como las personas propensas a los accidentes, puede que nos aca_

rree numerosos problcmas y posiblemente :rutént;cos dcsasires, conlir

tiendo alguna entrevistx importante o ura cita ¡omántica en una escena

de fa¡sa o humillación. Más siniestra, y afortun¿damente más inf¡ecuentg

es la prenda que parece atraer los desas¡¡es haci¿ nosotros en

lugar de hacia sí misma. Nemy menciona un vestido n¿ranja de lino

que parecia haberle tomado manía a su dueña, una tal Margaret Tur

ner, de Dove Publications. La ropa de colo¡ rannja puede provocar

hostilidad en nuest¡a cultura, pero estc vestido párece que lue un caso

especial. "Mis

amigas parecían más malv¿das, los hombres parecian más

distantes, y yo siempre tenía problemas con mi jefe", decía 1¿ señora

Turner. ..Y eso no e¡a todo. TimM el café, perdía el tren y se me averia

Hasta cuando nuest¡:s ropas no esrán investidas de esta especie de

poder sobrenarural, pueden tener significados simbólicos que tienden

a incremerb¡se con la edad. El hornbre que llega a casa del trabajo y

descubre que su mujer le ha timdo su raíd¿ chaqueta de lana llcna de

manchx o sus viejos pantalones del ejércitq con f¡ecuencia se enfada

mLicho más de 1o que parece justificar ia situación, y su enojo puede

ir mezclado con un sentimiento de depresión e incluso de miedo. No

sólo haperdido unaprenda mágica; sc ha visto obligado a ver a su cónyuge

como su enemigol como ura persona que desea privarle de la comodidad

y la protección.

Un tipo más placentero de magia es el que se produce en el inter'

c.rmbio de prendas tan frccuente entre amentes. En la Edad Media una

thma a menudo entregaba su pañuelo o un guante a un cáballero po¡

clh elegido. Cuando él entr¡se en batalla o luchase en un to¡neo lo

pondría junto a su corazón o se lo prenderia de1 casco. Ho¡ probable

nrcntc porque es tabú que los hombres lleven prendas de mujea el túlico

cs de dirccción únicx. Le ádolescerte se pone la chaqueta de béis-

Ñrl dc su novio para ir al colegio; la secreraria que ha p¡sado l¿ noche

inrpulsivr y triunfalmente en el epa¡tamento de un amigo r.'uelve a esa

,r l,r nr.rñ:rn.r siguiente con el impcrmeable Iondon Fog de él sobre la

trr¡t.t con l.r quc fuc: la discoteca; y la esposa que, juguetona y cariñor.r,

v p.nr h p:rrtc supcrior del pij.rm¿ rojo de fnnela de su marido.

lr¡r'rr<¡rc¡rcnrc l.r rnujcr se siente ran bien y tiene tan bucn aspecto

,,'rr Lr ¡,rrrrri,r nrísic:r prcstad: que jamás l¡ de¡'uelve.

Itr,, si Lr rcl.r. il'n sc ,rgrir, cl significado del intercámbio se ve alte,

r.rrl,,r rl rrr,,rrrr,rnrit¡r,, tlcvicnc m:rlciición. El arriculo mágico puede

ort,,r, ¡r rlrv,,lvo se, .,,,,r,,uLl¡,

t n n,¡l¡s condiciones: manchado a¡¡urt.rl,',,',,'r

-|,rrrrir,rr- rlucrrr.rLlLrr.x Jc.ig,rrrilkr. O pucdc destruirse

,l,.lrl',.r,1.r", rr,. .,, ¡rr,rlc tir.rr .r Lr l,,r'u,.r ,, i,rclusr¡ cort.rrlo a tiras


r.z ¡l L¡NCUAIE Df r-{ ¡IODA ;.1

pamvengarsc. Una forma de magia negra especialmentc refinada es donar

la prenda a una institución benéfica, con la esperanza de que no

tarde en poné.selo vagabundo borracho e incontincnte, a Pode¡ se¡

"n

en algún lugar donde nuestrc anterio¡ amarte Pueda r,'erlo y reconocerlo.

Ro¡¡t rru¡oT|, Ar y l[ltBr\ú Dr ,xtN\tóN

Como ocurre con la lengua oral, Ia comunicación a tr.rvés del vesti

do es más fácil y menos problemática cuando se persigue una sola fina'

lid¡d: cua¡do llevamos una prenda únicamente pan estar c:lienres, asistir

a una ce¡emonia de cuaiquier tipo, proclamar nuestras opiniones políticas,

tener u, aspecto seductor o proregernos de la rnala suerte. Por

desgmcia, como ocurre con e1 habla, nuestros motivos para hacer cualquier

declaración pueden se¡ dobies o múJtiples. El hombre que va a

compnr un abrigo de invierno puedc desear a un mismo tiempo que

lo resguarde del maltiempo, que parezc¿ c-xro y actual,gue proclarne

que es una persona sofisticada y fuertc, que atr¡iga a un cierto tipo de

compxñero sexual y que por ane de magia le contagie las cu:lidades

de Robe¡t Redford.

Natur:rlmcnte, a menudo es imposible satisfacer todos estos requisi

tos y hacer todas estas manifcsraciones a l¿ vez. Aunque no entrcn en

cont¡adicción unas con otras, es posible que la p¡enda ideal de nuestr¿

fantasia ¡o esté a la venta en ninguna de las tiendas a las que podamos

acudir, y si lo esrá quizá no nos podamos permitir comprarla Por tanto,

igual que con el habla, ocurre a menudo que no podemos decir lo

que realmente queremos porque no disponemos de las upalabns" correctas.

La mujer que se queja rutinariamentc de que no tiene nada que

ponerse se encuentn precisamente cn esta situación. Cuando esté de

viaje por el extranjero, seguramente se desenvolveÉ muy bien en tiendas

y trenes, pero no podú salir a cenarr Pues su vocabulario es taÍ

limiodo que proyectaria un¿ mala imagen y quizá ha¡ía el ¡idiculo.

Acteralmente todas estas dificultades se ven agnvadas por mcnsa¡es

contradicto¡ios sobre el valor de la ropa en generxl La ética Protest¿nte

hacía hincapié en el rec¿to y la sencllez en e1 vestir. La limpicza estaba

próxima a la santidad, pero las galas y Ja pompa eran cosa del dia

blo y el hombre y la mujer serios no tenían tiempo pan tamaños

desatinos. Incluso hoy en día, declanr que no prestamos dem¿qiada¡ención

e Io que nos poncmos es proclamar nuestra virtucl v nr¡ r¡¡.rinrcn

tc h,rccrn¡x ¡crccd,rrt's ,rl rcspcro Jc I,x rlcnr'is s;ir ,'r)rl' rrr'". rJ rrri\rtr"

tiempo los anuncixntes y los expertos en moda nos dicen que dcbcrnos

vestir bien y usar cosméticos para, según dicen ellos, libe¡ar la belleza

"natunl" que llevamos dentro. Si no "nos preocupamos de nuestro aspecto..

ni s.r..rmo. lñ n-ejnr de nñ\ñrro..n:.mo. . rue,tro. p;riente.

nos regañan y a los amigos les damos lástima. Hacer m¿l¿ba¡ismos in

teniando conjugxr estas demandas contradictorias es diticil y con fre-

Cuando dos o más deseos o exigencias entran en conllicto, un¿ con

secuencia psicológica frecuente es manifestar algún trastorno de la expresión.

En este sentido, uno de los primeros teóricos del vestido, el

psicólogo J. C. F1üge1, veia toda 1a rcpa humana como un síntoma neurótico.

Desde su punto de vista, el decoro y el deseo de ser objeto de

atención son emociones irreconcilixbles:

...Nucs¡n¿ctitud haci¿ la ropt cs ab initio ambkalcntc', por usar

el inestimable térnino que los psicoanrlistas hrn inrroducido en la psi

cología; esramos intentando s¿tis{acer dos tendenci¡ contndicrori¡s...

A este respecto el descub¡imiento, o en todo caso c1 uso, dc 1as ropu

parece recorda¡ en sus rspecros psicológicos, el proceso de des¡rrollo

dc un síntoma ncurótico.ro

Flügel no está considenndo más que una oposición; no contempla

siquien 1a confusión neurótica que se puede producl cuando entnn

en conflic¡o tres o más motivos, como a menudo ocur¡e- Dado este

estado de cosas, no se¡ía de extrañar que encontr.isernos en el lengu:je

dc la indument¡¡ia el equir,alcntc dc los rrastornos psicológicos del habl¡.

Onemos, o más bien veremos, el ta-rtamudeo repetitivo del hombre

que siempre lleua la mism¿ chaqueta o los mismos zapxtos, inde

pendicntemente del tiempo que haga o de la siruación en que se

cncuent¡e¡ el balbuceo infantil de la mujer que se afe¡ra ¿ los vol:ntes

y e los lazos dc su primcra juvcntud; y esos embarazosos lapsus de la

lcngur -o mejor de la ropa- cuyos ejemplos más clásico son una b¡a'

sucta abiena o un: combin:ción que asoma por debajo del vestido,

r,,nn signos, embos, de un c¡ro¡ social. Ta¡nbién aprcciaremos los sigrr,

n tlc unr rngustia interior más pasajer:r la .roz' demasiado chillon:r

,',n¡cr'.r quc nos deja más exhaustos 1os ojos que los oidos con los colo

,rs ,leslunrbr.rnto v l¡¡s rlisc ños estridentes, y la gris rnonotonía equival,rrr,

.r Lr r,.,¡,.r,i,l.rl ,1,,1,v.¡r Lr v¡,2.

¡,r,


Il rrN.rr\lf nr r \ rf)D\

El vestido es un aspecto de 1a humana quc dcspierta podcrosos

"ida

scntimientos, unos intensamente ag¡adables y otros sumamente desagndables.

No es casualidad que muchos de nuestros sueños gircn cn

rcrno a clegantcs vcstimcnras; tarrpoco 1o es que una de las más comunes

y perturbadoras pesadill¡s humanas sea la de vernos anosot¡os mls

mos en público inapropiada y/o incompletamentc vcstidos.

Parr algunas pcronas, la tarea dia¡ia de elegir la ropa que se van

a poner es tediosa, opresira o incluso espantosa. A veces estas pe$onas

nos djcen que la moda cs innccesaria; que en el mundo ideal del futuro

rcdos vesti¡emos una especie de mono idéntico' lavable, imperrneable,

flexible, de temperatura regulable; atemponl, sin edad, asexuado.

"¡Qué

comodidad, qué descansob, dián, tener que preocuparnos más

"¡No

de 1o que nos vamos ¿ poner para una entrevista de trabajo, una cita

amorosa o un funenll"

Cómodo, quizá, pero no exactamente un descanso. Tal utopía nos

provocaría a 1: mayo.ía e1 mismo tipo de escalofrío que nos producía

ve¡ en televisión un estadio lleno de ¿¡letas del bloque comunista con

idénticos atuendos deportivos voceando consignás al unísono. A cási

nadie le gusta quc 1c digan lo que ha de ponerse más de lo que le gusta

que le indiquen lo que riene que decir. No h:re mucho, en Belfast, cua

trocientos presos rcpublicanos irlandescs ncgaron

"sc

a llevar cualquier

tipo de ropa, pasándose día y noche cubie¡tos con sábanas",1' en lu

gar de ponerse sus uniformes de presos. Ni siquiera 1e satisfizo la ofe¡'

ta de vestirsc con ropas civilcs; insisticron cn que o se ponian las ropas

que habian tnído o no se ponían nad:. La indument¡¡ia es libenad

de expresión y uno dc los privilegios, si no siempre uno de los place-

¡es, de un mundo lib¡e.

CAPITULO

Juventud y vEez

ErrcFZo... Lnveiero...

He de llerr los pantaloncs con los bajos vudtos

(rhe Lore Sons of J. Alfred Prufroch)

Casi desde su invención el vestido se ha usado para difcrenciar la

juventud de la vcjez. En l:s tribus primirivas, la inicjación de los mu'

chachos y las muchachas a Ia vida adulta es¡aba marcadapor la entrega

de nuoas ropas y ornamenús de adultosi csta mismn costumb¡e sc ha

scsuido a mcnudo en 1as llamadas sociedades civilizad¿s. Cuando un

muchacho alcanzaba la mayoría de edad en la Roma antigua, se desPojaba

de su túnica corta y adoptahalz toga drilis En los Est¿dos Uniclos,

hasta hace unos cincuenta años, el ioven cambiab: ios pantalones

.,,.tos por los largos en un rirual de igLral signilicado.

DuÁntc la Edad Mcdia y a lo largo de varios siglos posteriores la

inf¡nci:r terminaba en torno a la edad de siete años, con f¡ecuencia an

res. l-os niños muy pequeños lleraban tr:ies o vesridos largos y habix

p,,cr cliierencia cnrre la ropa de niño y 1a de niña.rEnrre los tres y los

'rr' .rñ¡rs cl niño se convení¿ en un hombreci¡o y la niña en una mur,

¡ ir.ri cntonces vcstían versnrncs reducidas de los m¡¡delos adultos. Poca

,, ,,,r¡.'i,',r¡* h.rci.r

lo quc para nosotros es ahoú una nece

'rirrsrn.r


56 rI I¡NCUAJI D¡ LA NIOOA JU\¡NIID Y ![l!Z 57

L¡ r¡v¡Ncrór¡ o¡ u rNDUM¡NTAIIA JUvrNt

En la segunda mitad del si¡llo XVIII, Jean-Jacques Rousseau y sus

discipulos propusieron una visión nueva de 1a infancia como un estado

independiente y natural, y del niño como un ser vxlioso eÍ si mismo

y no como un adulro imperfecto de corta esratura. Dcmandaben un

cambio; no sólo en la educación de los niños, t¡mbien en su ropa. Rous

.e¿u¿.on,ei¡o¡ cn su F,nt!,o tl'mrle). que

...los miembros de un niño quc aún esrá creciendo han de esta¡ lib¡cs

pan novcrsc con facilida denrro de sus ropar¡ nad¿ debe obsraculizar

su credm;en¡o ¡i su ¡lovinicnro. Lo mejor es llev¡r a los niños con

prendas tan amplix como sca posible y después ponerles ropr suclta,

sin inentu defini¡ 1a siluera, que no es más que orn m¿ner¡ de defor

núla. Sus defecros de cüerpo y de mente se pueden ¡chas¡ a ]a mhna

causa: al desco dc hacer de ellos homb¡es antes dc ticmpo.

Har¡ fln¿les del sielo ¡vIIl sc leria ¡ los niños ricos como adultos cn con rods

lai ex¡nvrs¡n¡e' moreris dc Ir noda dé los m¡ror6. ¿l?rn,.q¿k|re' hdrc¡s 'niniatuñ.

Utrld ttu'n

! Í rcn¿n4 de Ltr€illi¡re, 169s

sidad obvia en 1os niños: la libertad de movimientos para la actividad

lisica. los ¡etratos medicvales y renacentistas muestran a niños pequeños

vestidos con todas las extnvagantes molestias de la mod¿ adulta,

gorguens, miriñaque, pantalones acolchados, faldas que se anasrnban

por el suelo, zapatos de tacón al¡o v sombre¡os con ia pane superior

atestada de plumas y flores.

Es¡os criterios no ta¡da¡on en comenzar a manifesta$e en una nueva

imagen de los niños. Las niñas, en lugar de ir con aros y corsés, ahora

seguían usando los scncillos y cómodos vestidos escotados de muse

lina de su primer: infancia. Esre privilegio se fue extendiendo

gradualmente a niños cada vez mayores, y hacia la década de 1780 estos

vestidos a menudo se llevaban hasta bien entrada la adolescencia. Al

mismo ticmpo, a los niños se les quitó el abrigo largo, el chaleco ceñido,

ia camisa de cuello alto y los calzones co¡tos que habian llevado

sus padres. En su lugar vesrían chaquetilla cona, camisa con cuello blando

de solapa y pantalones largos. En la década de 1790 los pantalones se

cmpezaron a abotonar sobre la chaqueta, produciendo lo que recibió

el inquietante nombre de de csqueleto". "traje

Lo siguieron llevando

dunnte los cuarenta años s;guiertes la mayo¡ía de niños dc cntre t¡es

y sictc años. l-as zapatillas planas y los cones de pelo sencillos susrituycron

a las pelucas cmpohadas que seguian estando de moda ent¡e los

l:xrn^v c^Ncr,\ El rsrrlo IG¡l Gn¡¡r¡vrr

^NTrcuADA:

l..rs nr¡rl.rs i¡,l.r,rr ilrs i,rrnxlucid¡s ¡ finales dcl siglo XVIII aún nos

r^rrlr,rrr Lrlrilr.rr., ¡''r l.r' ilrst¡r. i¡,ncs dc I¡ ¡rtista inglesa Ketc Greer.,\\.¡\.

A,r,,lu, ,r', l,l',,¡..,t,.',.rif,,)rcnLrsclicrcl,rsdc1880y1890,

l¡'.,',,i,,.,1'r,,t"',,.¡,,r,11,",irrL rrrri¡l,r rr¡,r r,¡,,rr ¡rt¡i:rs dc un


58 r,L rli\cu J¡ Dr r^ rroDn

siglo ¿ntes, que ia ¿utor¿ consideÉbx más pintorescas y bellas que las

de su tiempo. Su obm alcanzó tal popuiaidad que pronto empezó a

tene¡ influencia sob¡e la ropa infantil en boga. Las mad¡es de finales

del siglo XIX y principios del XX con frecucncia vcstian a sus rctoños

con vestidos estilo Greenarva¡ y el llamado .,vestido est&ico" de la época

casi le debe tanto a sus dibujos como a 1as teorías prernfaelistas sobre

lo medieval. Incluso ho¡ las hilas de familias ¡icas todavía van a 1as

fiestas con trajes inspirados en la t¡adición G¡eenaway; y lo mismo ocurre,

de vez en cuando, con sus m¿d¡es. Sin embargo, este vestuario (que

¿ctualmente se conoce en Gr¡r Breteña como e1 looÉ "Laur¿

Ashley,,

por la diseñadon que lo reintrodujo) ya no revela necesa¡iamente ninguna

inclinación estética.

La auténtica niña Kate Greenawa¡ pertenezc a ia época que pene

nezca, lleva un vestido que le llega hasta e1 suelo o hasta el tobillo. Las

faldas de las jóvenes no empezaron a aconarse hasta la década de 1820, y

lo que revelaron en un p¡ime¡ momento fue¡on unos calzones largos de

colo¡ bla¡co con ribetes de encaje. Aunque también éstos se fue¡on ¿b¡e'

viando con el tiempo,la sensibilidad victo¡iana hacia las impJicaciones

sexuales de 10 que llamaban .los micmbros femeninos" siguió existien-

Jo. En u ra épocl en que p:ern,: c? Ln \^ncepro r¿n.uge.rivo que

las bien torneadas patas de los pianos se ocultaban púdicamente con

brocados de flecos, la longitud de la falda de una joven estaba cuidado'

samente regulada. Un aniculo del Hatper\ Bazaa¡ de 1868* contiene

un diagnma que indica la altura apropiada para diferentes edades, desde

los cuatro años (usto por debajo de la rodilla) harta los dieciséis (usto

por encimx de los bordes de las botas). Hay que señalar que la mujer

adulta de la époe lleraba un miriñxque con el que iba ba¡rjendo el suelo.

?a¡¿ los chicos, el estilo Greenaoay no duró más allá dc la década

de 1830. El propio Charles Dickens, que había ller,¡do en su momento

*tnje de esqueleto", 1o desc¡ibe en Sketcbes h), Boz (18381839):

...uno de aquellos ropajes azules de paño en 1os que se solía contin¡r

a los niños antcs dc quc aparcciesen los cinturones y las túnicas... una

ingeniosa invención pu *hibir la simerria de 1a figun de un muchacho

aprisionándolo en una chnqueta nuy ceñidá, co¡ úna deconLn a hilen

dc botoncs cncima de c¿da honbro, dondc despuése ab¡ochab¡n los

pantalones, de nodo que 1as piernx parecian colgar de los sobacos.

'Un¿.l.lrspr¡¡ersrciÍsienrninrs¿strd.ünidenseslubliüdtrpo.priner\¿z¿.ls6t

sob.e el modelo dc Itr bülnr.!¡ D.r /i,7:ri .l! h qur !)nritr¡ sus mr¿.irl.s dc nr{h. üi le.l¡l

p¡r'r i lhrn¡sc lr,¡,ri /,r/J,': I uf un: ¡. l.\ nr(ilr.s I r)n ul.(r\ i(!{.\ J. o,'J., ¡. !L

¡rrn.r .r l¡\ lf,L.rl^ lrrrl, \ | rll

JU\'T,NTUD Y \T]¡Z 59

UN u¡n o¡ coNrusloNEs: El rRAJE DE MARTNERo

Las túnicas a las que alude Dickens, que a nosotros nos parecen vestidos

co¡tos de falda a¡nplia, las siguieron trtilizxndo los niños de tres

o ,ietc ¡ño, h¿.t¡ l¿ déc:d¿ ¿e 18r,0. époc.t er que e npez:ron .r ,uvituirse

por diversas combinaciones de chaqueta y pantalón y también,

cada vez más, por el tmje de narinero. Esta vcstimenta, introducida

por primera vez a finales del siglo XVIII en las escuelas donde se prepamba

a los muchachos para su ingreso en 1a Madna, prcnto empezó

¿ ve¡se en niños de todas las edadesy de ambos sexos. (La versión femenina,

por supnestq llevaba falda en lugar de pa[telones cortos o bom'

bachos.)

Aunque los trajes de marinero fueron enseguida indumenta¡ia de

uso común pan niños y niñas tanto en Noneamérica como en la Europa

cortiÍental, dorde más de moda estuvie¡on tue er Gmn B¡etaña. Aunque

cuando más se veían era en r'rcaciones y en loc¿liddes coster¡s,

de ningún modo se limita¡on ¿ estos escenarios. A principios del siglo

XX, ei traje de marinero o la blusa de marinero eran, ciertamente, la

indumenr¿¡ia normal de diario para niños y niñas de clase medi¿, como

podemos ver en las ilust¡aciones de los lib¡os de litentu¡a juvenil de

la época. En la ciudad y cn cl campo, en el propio país y en el extranje

ro, en azul marino para el frío y para diario o en blanco para el verano

y las ficstas, 1os niños británicos iban proclamando que su país dominaba

los m¿¡es. No fue hasra despr:és de la segunda guen: mundial,

momento en que Gran Bretaña ya había cedido su dominio y su pode'

río naval con¡aba menos en la escena internacional, cuando e1 trije de

marinero comenzó a perder popularidad. En un campamento de verano

pan niñas al que asistí ert¡e 1940 y 1941, nuestro uniforme de gala

para los domingos era una blusa ma¡ine¡a blanca y r.rna falda con un

p.rñuelo dc scda roja. Con este atuendo, cada fin de seman¿ nos sentá

l)rmos en elporche del edificio principal a entonar cxnciones patrióti

c.rs, con frecuencia de te ma marir'ero: lexanda anclas y Sailing Sailing

cnn clos dc las favoritas. Como pregunta Paul Goodman después de

rrrr.r dcscripción de ceremonias simila¡es ¡ealizadas en su campamento

tic vcr.rno: "¿Adónde

ibamos todos, alli sentadosl'.

( ;u.rndo L¡ llevaban niños va adolescentes, la indumentaria náutica

t,rí.r signilic:rd<,s ;rdicion:rles y a veces contradictorios. Podia expresar

rrr.r r,r..r ..rnr¡'.r h rrrí,r. ¡,'nr,r cn l¡s historias dc Arthur Ransome so

l',. ,,,.¡,in.,,r..1,,1,',,.r¡t,".

,' 1'rli.r sLrrrrir unr bclLez:r mimada e hit",,,!,1,/,,1.¡,,,",,,1,,1,

lr,l;,,,,,.1 lr,,lr.r,l,,¡rlcc.uorcc,rñ¡xcicl:rno


!L LINGLI-IT DI LA ITODA

que admirado por ios ¡radres, era detestado por casi todos los niños pequeños

alos que se lo imponí:ru. Se tnraba. por supuesrc,. delrr.rjc F,runr

rnirio ¡rr l.r' ,,rrrirns. S,rbc defenderse e impone¡se f¡ente ¿ ot¡os chi

ut u¡¡lhco¡lcllq c¡¡no se <lenomin¿ba un muchacho demasiado pro-

lcn,¡ popul.rrizrclo $cro rto invcnt.ttl,,) ¡r,r I r,rrtes I Ir gson lkrrrerr

,,",1, rL*1.r, r ,,,1,r,-,.r1,,.rr lrxrlcportcs. Su indumcntaria, sin ernbargq

vJihrj,rJ,,¡r,r Itcr-i,¡.,11 Jtirrl¡c,rl.r. 1,rir,,r.,'.1i,i,,r,*,1, \1,,,1)¡

!1tnje de ñIj¡¿rcc.úó uniio¡d.dc c¿np¡n.¡to. Es¡s¡n¡s, fo¡ogr¡fildrsen Nu¡v¡ York

en 1913, $rá¡ a nás d¿ ci¿nb .in.uürá liló¡rdios dd mr

pequeño loftl (1866).

El r¡jc dc nüri¡úo corro n undndn

En su forma original, consistí: en un,r chaqucta

dcl er.¡nm. :dol¿sccnf.: Tad,io.n tarer

de terciopelo negro o azul zafiro y unos panraloncs bonbachos que

sióo .¡remtrrotáfiü de .n!¿,r¿ ¿, t¿,¿dJ.

se ponían sobre una blusa blanca con un gr.rn cuello Vandyke de enca

dE 'l bomrs \hnn. 1971

je. Se completaba con un fajin de seda de ditercntcs colorcs, medias de

seda, esc¿rpines con hebillas, una boina enorme de terciopelo y largos

vela de Thonras Mann ¡4rerte en Veneú4 cvya <rrajc dc marirc.o ;nglés,'

le daba .un exquisito ai¡e de niño consentrdo,.

bucles. Esta indumentaria parecía inspinda dnectamente en cl rctrato

de Jonathan Buttall pintado por Gainsborough y conocido f¿milia¡

ncntc c<¡no -fhe Blue Bo1; para los padres tenia un significado román'

rico y aristocr{tico, evocando los cuadros de niñcz dc Carlos Il y Zos

Er .r.¡lño o¡ ¡¡¡.uÁ,: rL TR-qr FAUNTLERoY

rrcs mosqueteros d,e Dumas. Quizá no sea coincidencia que esta nrent:lria apareciesen una époc:l en que laropa de etiqueta de los homl,rr'

Dunnte su apogeq los tnjes de rnarinero gozaron del faror de aduhos

y niños. Otro estilo juvenil introducido x finxles del siglo XlX, aun

¡dultos e¡a uniformcmcntc monórona, formal y solemne.

{lcdric, cl héroe epónimo d,e El pequ(.ño /orc|, no es de ningin modo


62 IL Tt\CLA]I DL IA MOÍ]A

6l

nes de muchachos irgleses y no¡reamericanose hicjeron adultos con

cspantosos recuerdos de cuardo los obligaban a lle.varla, y los autorcs

de libros pan niños Ia usaban como indicativo de que un personaje er:

cn el mejor de los casos un blandengue y en el peo¡ un chivato ilorica.

La mala rcputación dcl traje Fauntleroy se pudo deber en parre a

su p¿recido con el vestido estético de la época para hombre. Este con

juntq que se diferenciaba del de Cedric en que incluía una corbata suelta,

1o adoptó de forma más destacada Oscar \lilde. En 1882, $filde ¡eco

rrió Estados Unidos vestido con bombachos de rerciopelo negro y rizos

en el pelo, hablando de poesía a grandes audiencias que Io adora,

ban y posiblemente influyendo en la elección de la señon Burnett en

cuanto al vestua¡io de sus dos hijos y de Cedric. El poste¡ior juicio y

encarcel¿miento de \lilde arrojó una sombra no sólo sob¡e el papel

del esteta sino también sob¡e la indument¿ria que había vesrido, que

en lo sucesivo se vio oscurameme conraminada. Entre las consecuencias

finales de su deshonra quizá deberíarnos contar, por ranrq no sóio

a una genención de escrito¡es abu¡¡idamente va¡oniles y estéricamenre

tímidos, sino también a la libención de miles de niños de sus ásperos

cuellos de encaje y sus ceñidos trajes de terciopelo.

PANTAI¡NES coRTos Y ¡oMlAcHos

Aun después de haber escap:do del atuendo Far.¡ntleroy, los muchachos

siguieron llevando pantalones conos dunnte muchos años, r¿rto

a diario como cn las ocasiones especiales. Lo más probable en que l1e-

€sen pantalones co¡tos hasta los siete u ocho años; después 1o más se,

guro es que se pus;er¡n p:ntalones bombachos como los que usaban

sus padres para jugar al polo o montar en bicicleta. Es este un tempra,

no ejemplo de la norma aún en vigor hoy en día de que las ropas de

portivas del adulto son la ropa de diario del niño. Este principio se ha

extendido ya a los deportes mayoritarios, y 1os niños de ambos se¡os

(especialmente 1os chico$ ran al colegio con camisetas de fú¡l¡ol, chán

dal y zapatilias deporrivas en miniatum, a mcnudo bl¡sonados con I¿

insignia de su equipo favorito.

En los Esados Unidos los pantalones iargos para niño pequeño se

empez¿ror ¿ vender en la década de los 20, pero no cran demasjado

f¡ecuentcs. G¡¡dualmcntc sc fue bajando 1a edad a la que se ponian los

primeros pant.rlones lrrgos, h.rst:r quc hrci.r 1e10 incluy, l¡,s niñ,x rt,

trcr l cu¡tr,,.rñ,'s l,,s llrv.rl,.rrr, rspcci.rlrrcrrrr ¡).,f.r i',q.rr A, rL,.,l,¡!.r)r.,

r. tr \\'il\LL.,r,.1 v$ri¡o ¡lelr;po us¡lo pó¡ el pequeñó l¡¡¡l ftut1eroy: chrqueta dr Lercio.

'

t\r, nnl,,) !l'.rl..o ), bonbr.hosi merlirs r1e sedr, sapines cor lazos y nelenr ¡i:a¡lx. lfl

r ¡.úr'.' 11( l h, ) o,ii N¡r muejn a Vild¿ disrandd r¡ Nuevi YorL en l332 sobr lá belldz.

, 1,,, \,rjl,'{t^ ¡( ¡ ¡ ¡,.|[ v hs botd ¿lcs d. los nin.ros d. l¡s nontan6 Ro.osas, qü.

..,j, ,:l .. . | b',\''i¡o d, \o..,.../.

'l'

,.rr Nr'rr,.¡r¡ri¡l,.r 1,x ¡,.rrrt.rl<,ncs cortos son estrictamente una prenda

'l' \,,.,,," \ 1 ,. l ','1

., 1

l | (,,.,r ll,, r rrr.r , | ¡,.r.,, ,lr l,,r l'.r¡t.rL,rc. eortos r los largos lue

|,r'.¡1,,,1,,'l l,L l,',',1, ,r"", 1,".,,,,r1¡'r¡¡(..f!¡,lrn\v)n(lcprnt¡-


EI- J-ENCLAJ! D! L¡ ].LOD.{

65

1ón cc,¡to. Er los oscu¡os y frios dias de invierno, los parios de recreo

de las escuelas elementales están moreados dc dcsnudas rodill¿s llenas

de bultos y cicatrices ¡' dolorosamcnLcnrojccidas, entre ios pantalo

nes conos de color gris o azul marino y 1os calcctines gises largos. El

sentido común aconscjaría quc sc cubrieseni pero el sentido común riene

poca rclcv¿ncix en 1¡ histori¿ dei r.es¡ido. Además, históricamente, las

rodill:rs desnuclasiempre han sugerido dureza varonil: están asociadas

a las vestinentas milit¡res de los antiguos britanos, de los antiguos v

nodernos escoceses con sus tipicas faldas, de exploradorcs forjadorcs

de imperios y de heroicos futl¡olistas. CLrbrirlas scria un signo de debi

lidad nacional.

lll l¡c¡-lv¡ ¡¡ uq INouM¡NTARL{ IU\¡ENIL

Aparte de unos cuantos supcrvivientes, el concepto de modelos es

peciales pan 1os niños de mayor edad está hoy en día en suspenso. Hemos

vucho, en e{ecto, ai sistema medieval, que reconoce la infancia cor¡o

U||+(.JoindePendienreperori.r.¡lo'n:in'conn

¿l menos como se r.isten sus mayorcs para jugar. Lsto quizá sea apro

piado, pues física y socialmente los niños c¡ccc¡ ahor¡ con mayor rapi

dez que antes. En 1a década dc 1860, por ejemplo, la edad media a la

qrr ;. iÁr.rc rore:nt-i.¡n¡. rerirn 'u prne":

¡ los 16 años y medio, ¡' a las niñas que aún no los habian cumpl;

do sc 1as vestía, rruy apropiadamente, como niñas: con ceñidos corpiños

y faldas:mplias corras, con calzones o calce¡incs largos blancos

debrjo.

Hoy la edad media dc 1a aparición de 1a regla es de once ¿ños o rne

nos.Incluso a los dicz aigun¡s njñas llev¿n p 1o que se liama "sosrén

de enrrenamicnto', completamente inútil excepto como señal de que

la niña ¿c¿bará convirtiéndose en mu;er. También la ropa extcrior dc

niñá, ha5tx 1os tres y cuatro años, se diseña a menudo parr sugerir (o

quizá para alentar mágicamente) e1 desarrollo de c¡¡acte¡ístic¿sexu¡

les secundarias. La amplitud de la falda sugicrc unas inexisten¡es cade

ns y sobre el minúsculo pecho plano se perfilarr pecheras y se las ilen:r

Nloo.r r vtpz

L dnmtnüción d. h edrJ Ejr 9u. s. pnr

¡u.e h p¿nr¡r¡ ntcnsrnr.ió. l¡ hr¡ .r

flohrloe in.l\. ¡n.icilido ld l:brnrr

t.s, r hor s¿ ¡rr¡r ¡ lis ninrs ¿e die, r

.n.e iñoi r ponc¡.nnn¡.nDe\ ¿¿ ltr lcn

e.h r.luLr ttt ¡t,rcr

yrii?/,¡ de fúr

El paso de la madurez : lo <1uc sc ha dado en llam¡rr los ¡ños do¡¡

dos ha es¡ado rna¡c¡do a mcnudo por un cambio en la fo¡ma de ves¡i¡.

En oc¡siones el cambio es deliberado y brusco. Así, en la ol¡ra de Co

)ette La lin tle Cberi,Léa prsa de ser uru beil: y voluptuosr cortesana

ir <un¿ rnclana sana... con pesadas mejillas vpapad:', culo sencillo tr:je

eh.rqucr.r .prociamaba la ¿bdicación, la ¡etr¿ctación dc 1a ferninid:d y

un.r especie dc dignidad asexLrrda". A menudo e1 cambio de aspecto

es nr.is gladual v más inconscienre. A lo largo de un periodo de varios

.ritx, no inducidos por ninguna fuerza crterior sino más bien como

s, sruviemn bajo un: suene de pausado sorrilcgio, los jubilados se po

,,.,, .rqucll¡s ropas que cn su sociedad son los signos acostumbrados

,1. t.¡ cLl¡J.

\rl i,\ l.r.r(¡n\ t).üc.(¡r (lcttrrrinar cstos signos. Unos son pricricos:

¡,,,r r1, r,r¡,1,,. 1.,\ t\.,\,,,i,\ ,1,.,r).rv1,f

c(h.l suclen rener problemas de

,,,,1,1.,,,,,¡\ 1,.t,,,,1,1.1.,1,,, \,.,1.i, 1'.r' , ¡'r,rctcrsc Jel lrío se convicr

, | ,r | ,ir 1,,, ,t, \t.r(/ | ,, L, ti(,,,,.r clisic¡. (londe

.,,,,r, !,.r,t ,,, ..tt,,,,i,.,

I,I,.IIIL,LII lr¡!.rs


66 I,L LENGLJAJI D! LA XODA

tiras de teia llamadas,&sda para calentarlas. No obs¡ante, sólo se co¡si

deraban apropiadas para personas ancianas; en los demás cnn un signo

de debilidad ó afemin¿micnto. En tiempos más recicntes,las bu{andas'

lo. !o,,o. I lo' p,,lco. h¡r tcnido ur .ign: i.rdo Lle'r- p<¡-

'imilr"

¡o. .h¡le' en un d.¡ ¡lur"'o -¡n-bién.ug:er.\eje.'.

'runque P,r(ac ''gnifica¡

¡simismo enfe¡medad o excent¡icid¿d.

En otros casos, una dererminada prenda que no es en sí misma más

caliente que orras prendas similares sc ha quedado como indicado¡ de

vejez. El ch:l gris de ganchitlo que üon se xocia al concepto de "abuela"

no es rnejor para protegerse de las corricntes que un chal rojo o verde

del mismo tipo de labor; la chaqucta de punto marrón o gris de hom

brc asociada con la jubilación y a menudo también con los achaques

da menos protección quc un jersey del mismo pcso. Por qué se asoctan

estos modelos con cl paso de los años es dificil de expiicar Por supucsro,

lleran mucho tiempo en circulación y puede haber una tendencia,

como ocure con otra¡ cosas, a que las ropas que llevaba¡ nuestros abuelos

cuando nosot¡os é¡amos jóvcnes se nos ilueden fijadas cn la mente como

el vestido caracterlstico de Ia veiez. Este Proceso, srn emb¿rgq no es

invariable, cualquiera que fuese njño en la década de los 60, ea Inglate

rra, por ejemplo, probablemente vio a su abuela con minifalda.

Er rrAE T LrR

Un const¿nte indicado¡ dcl paso de los años en los homl¡¡es ha sido

el traje talar. A menudo es también un signo dc eminencia y de poder

tcmporal o espirirual. En su fonna ciásica, cste ¡ipo de ucstimenra aparece

como la toga hasta el suelo de Grecia 1' Roma; nos resulta familiar

por las estatuas de dioses y empcndores, y se puede ver en las rasijas

grieg.rs. El traje tal.u también aparece en los mosaicos bizantinos y cn

la esiultura y las ilustraciones de manuscritos medievales. I¡ Ileva¡on

los homb¡es de cdad o irnponantes durante el Renacimienro y hasta

bien entrado el siglo XVIII, adoptando diferentes {ormas según cambiaban

las modas, pero conse¡vando sus significados. En ei ¡ea¡¡o se

conrin ócn el ve.r¿r:o,.orocicloP:rrlo',rn.:rn"'.¡ -r'!

"

r';gr I

tr¡dicionalmente ¡ ?olonio, Lear y otros ciudadanos vener¿blcs, mien

rras que a Hamiet, a Edgar y al principc Hal se los visre con iubón

y calzas. (Falstaff, para cuya edad y posición social seria rpropirdo un

rnje tal.u, también suele llcv¡¡ nredias tlc calzón. c<¡rrt" ir'li' ¡ri'in .rl

público dc quc n¡, l¡.r .rl¡¡¡J,¡¡.tl¡, Lr, Lrcrrr.rr ¡rrr, r t' t

Durante el siglo XVIII el vcstjdo hasta el suelo se fue ¿bandonando

gradualmente como prenda de vestir en público, incluso por parte de

los ancianos. Ha sob¡evivido, no obstante, en el vestido ¡itual de cie¡-

tor profesiones, principalmente de la medicin¿, la religión y la ley. Las

vestirnentas de los sacerdotes y las togas de muchos jueces norreameri

canos y de todos los británicos descienden de esta tradición. I-o mismo

ocurre, por supuesro, con la toga académica de los e¡uditos universitarios,

y también con la de los semianalfabetos gr¡du¡dos de secundaria

en cirno, p.ri.e,. qu:en(,. ,in emb.rgo -quizi por un .err'n-ienr, colec¡ivo

de falta de mé¡itos, quizá por economía , tienden a llevar to

gas considerablemente más cortas.

Aunque los seglares dejaron de usar en público el traje 1argo, en pri

vado aún sc pudo ver duranrc al menos cien años, más bien en forma

de camisón de dormir largo. hs pijamas son una adquisición relatir,a,

men¡e reciente de la civilización occidenral, aunque en Oriente los co

nocen desde hace siglos. Antes de 1900Ia mayo¡ía de los homb¡es de

Europa y América usaban camisones largos para dormir: de manga lar

ga, abiertos hasta abajo y casi siempre blancos, como un disfraz de fantxma;

su longitud podía va¡ia¡ dcsde mitad del muslo hasta el suelo.

Cuando se prueba un modelo nuevo, la gcneración más vieja cs por

lo general la última en dejar dc lado e1 antiguo. Incluso una vez que

los pijamas esraban 1a ampiiamente extcndidos y los habían popularizado

películas de Hollywo<¡d como Sucedió ana ¿ocre (Ir H¿ppened

One Night, 193,1), 1os camisones de noche largos de algodón bl:nco

o tnnela roja los siguicron usando los ho¡nb¡cs conse¡r.:do¡es de ma

yor edad, cspecialmenten las zonas ¡u¡:ies. Llevar ropas de diario un

tanto anticuadas cs otro signo reconocido de la vejez, y de quc se tie

ncn opiniones y c¡eencias aÍricuadas, como veremos después.

También parece ser un principio general que si una prcnda está dis,

poniblc en disrintos largos, la ella más lrga la llera*in las personas

nris vicjas. Si nos fijamos cn grabados y pinturas de la époe podemos

vcr c¡ue cuando cl camisón de do¡mir era una prenda de uso común,

l,,s hombres más viejos los llevaban más largos. El de un hombre mLry

i,,vrn scgunmcnte era bastante corto, o a io mejor simplemente se iba

.¡(1,,r

nrif con su c¡misa normal. La misma rcgla es de aplicación a la

r,'t),r,le ,rui.r. AerL¡¡lnrcnrc sc ucnden más camisoncs corros (y esos

ti ¡ ,, .,r¡.,, ri!, I,,s pij,rnus dc panralón cono) a tas ^,

ado

l,',.,,r,.\,,ii..,.,,,,..,,¡,,.1.,,rr\.,r¡,,¡j(,¡1,s(lcnrryorcdad.Lasmuje¡es

rri..r,,¡.r r.rrr1,,,,,,,,¡1,1,¡1 ., l,v.,i 1.,1,1'' rr'l.rriv.,,¡,cntc m.is l¡re¡s, in

,1,¡,,,,1',,r,",,r,, l, l. rl ,,t,,, ., 11,.r,.,,r ,.rl.r Ir,'rIerrr¡,. tt\r()(s..icr.

67


IINCLA]Entr1rfnr{

69

y 1as de niños muy grandcs pueden medir hasta casi dos merros. Es

como si hubiesen con¿do ias {ald:s (aunquc no el cuerpo ni las man

gas) de la mantilla de bautismo para que le sirvan al homb¡e o a la mu,

jer qrc ese niño habá de ser algun día. La prenda es asi el equivalente

rextil de un sortilegio mágico, más necesario en siglos anteriores, cuando

tantos niños no conseguían vivir hasta h:ce¡se adultos. Tienc t¿m

bién ot¡¿r cualidadc simbólicas, indicadas por su tndicional blancun

(cn nuestra cultun, color de la pureza y la inoccncia) y la dclicadeza

de sus tejidos.

EL CABELI¡ coMo rNDIcaDoR DE I-A ¡DAD

L1p¿[úa S,e¿ió tnn 119:1,1) poFuhrizó eluso d. pijalrÁ dc homb't pan ambos rros

cláú.tr¡ colbú .on "ode el pi¡m¡ de chr! cáble .¡ l¡ sentr cúnl ds h ¡cLid¡la

tamenre, Io que se les indica que han de hace¡. En pleno apogeo de

la minifalda, por ejcmplo, una ¡evisu femenina noneamericana publicó

una guía sobre el lar.go apropiado de los dobladillos pan nujcres

de dife¡entes ed¡des. En una fotografia :parecian trcs generaciones de

sonrientcs amas de casa de clase media vcstidas con modelos idénticos.

La {alda de la abuela apenas dcja qLre le asomen las rodillas; la de la

mad¡e es unos dicz centímet¡os más corta y la de la hija úene otros

diez ccnrimet¡os menos. Ho¡ por supuesto, las tres nos parccen como

la desdichad¿ ancian¡ dcl poema infantil que se quedó dormida junto

al camino rcal, le conaron las enaguas y sufrió una crisis de identidad:

Comenzó a agitarse y comenzó a temblar;

t onenzó, rcir 1 .oncrzó.r lor:r...

n[ened compasión de mi, yo no soy en absoluto así!,

En l.r historia de1 trajc apcnas hay unas pocas exccpcioni' r h n'¡J.r

.Cuauto más l¡rgo más viejo". Unr cs h nrntill¡ Je 1,.¡1,r, ,r,,' lltl,i

tu¡lnrc¡ri c', p,rr 1,, rrcrr,^, cl ¡,,bI. ¡, 1.,f9,1,', , l l' '

,¡,,, l, 1l' r'r,

Con el paso dc los años, cl c¿bello dc los seres huolaros tiendc ¡

perder su pigmentación y se vLrclve primero gris y despuós blanco. El

pclo gris ha sido siempre, po¡ ranrq un indi¿io .ic l¿;d¡d, aunque ¿

veces un indicio cngañoso. En el siglo XVIII, cuando r¿nto hombrcs

como mujcres se empolv:ban el pelo o llevaban peluca, una belleza de

pcloblan.o poJiaren. o e.i,éi.aio.. r< pen.rbr qu( 1", n/o. htrnc.,

r+ulr¡b. , f¿,o e.ccl.r* p:r.r cl .uri. ¡ qu, rrnj.tn un.r irfluen.,¡.u¡

vizante y rcjuvenecedor¿. Duranre casi todas las demás épocas ha prevrlccidq

sin embargo, la opinión contraria, y cuando e1 pelo se habia

vuclto gris o blanco sc teñia para devolverlo a su tono original o n cuali¡uier

otro para disimular e1 aspecto de avejenramiento. En cl pasado,

Lrs sustancias que se utilizaban eran muy {ucrtes y a menudo realrnen

r. pclig¡osas; el resuhado nornuimente sólo conseguía engañar a rnuy

t)ocrs personas y hacía disninuir la reputación de quien las usaba a

l,^,,i^' J<.qrrer (, no ,e lo . rei¡1. Ho) el Jn(Jereñ r( p(tu h¿ evol',,

,,,,,.r.to h .rr un purró /r qJe ( or r-. cuen. i¡ e. irpo.rble dcre.r a-

1,,, y si llega .r merccer alguna rcprobación ésta es muy poco enérgica.

l,l hccho de que el presiderte Reagan s€ tiñera el pelo era algo que se

,1.'l'.r por sentado y que le granjeaba las simpatías de rnillones de nor

quc hacen lo mismo.

l'.,f,r l,x hombres, :r 1o largo de toda la historia, un importante indi

, ,lr1 ',' ¡'.rw, t1c los años h¡ sido la ba¡ba corrirla, especiairnente la gris

,, l'l,rr,.r. ¡il los r;Lrrr¡,r clísicos, cuatdo casi rodos los va¡ones iban

1,,.,, ,.,\u':r({, Á, l.¡ L, ¡r l'.r l.¡ ll,r'.t,.¡n l,,s hombres y los dioses ancianos:

l,¡t',¡,.,,Vr,.,,,,,.N,t,r,i,,,,(,,,,,,,,1r,.rj(r,rl,rr.hsbrrb.rssLrgcrianpo,

,l,rr,rrr¡,,,r.r1

r,r rrr,,r,,,,', .,,,r1,rr,,,1,.,1,1,,fi(t,r(t ,r1)r¡t vdc\xbi

,1,,,,,, ,',,,.,,, ,,,.1. ,,r ' , ,.r., 1,,,,ri1,,,,,r,,


7A

IT LE\GUAJT DT L{ JúOI)A

7t

q,iceo. llevrb.rn br-bJ. t n l¡ en cr:r;¡r ".

laabundrncirJ, pelo tu. :

I^- r"u. rdo r¿mo;¿r .or l¡ ed¡d, l¡ ¡¡torid¡o ¡ ,, A Io'

':bid.Lrra

patriarcas y profctas bíbJicos, los ercmitas y los padres de Ia Iglsia Moiia",

solonió" y Noé, lsaias y Ez:quiel, san Antonio y san Jerónimo-

'e

l"..ucle repre'err.r con h g.r' brrbr' Pcr'or¡io n¡' io'eno cono

Jacob y Daviá, normalmcnte aparecen con la cara bien afcirada. Dios

Padre siempre aparcce con una gran barba; Jesús, por su parte, suele

llevar una barb¡ bien cuidada y con frccuenci¿ bastante reconads' del

tipo que esté más de moda en la época en qLre lo pintc el anista'

VEsrIDos Dr AcuERDo coN NUESTI,1. EDAD

Lrs se¡es humanos no siempre representan verbalmente la edad que

tieren. Las personas de medjana edad o aun mayorcs uiilizan de 1'ez

en cuando jergas umodernas,, aunque a veces cstén un Poco pas¿das

de m"Jr lo' 1orcn.. de uno y "rro '<¡o irrenran i-rpre':"nr' 't 'u

iguales o a sus mayores con declaraciones juiciosas 1' formales y ltiiizindo

palabras complicadas.I-o mismo ocu¡re cn el lenguaje de la induneni¡r;a.

ln cualquier gran reunión social es posible ver a personas

vestidas dnás jóvenes" o .más vieias' de lo que p¡esc¡iben los usos vrq¡rre..

( or\. e.l.e o incor'.ienrcnen e. .J roP¡ e\ un n.erui,. y t't

Lensajc que mdos 1os presentcs comprenden instintivamente. Así po

demos esta¡ a la defensiva -ya sea en cl sentido positivo, ya en el negarivo,

según las prefercncias de cada uno de aquellas penonas que quie'

¡en que se las rca como espontáne.rs, amantes de las bromas e impulsirx;

d. qui.ne' qu'.r.n qr" jucuemo. . or ell"' v lo' . or';r'¡-o'. I ^ c- -

,r.'n.' 1 l.'p..Jo."n'".'u.e'r".e.rnfLrrie. PoJen'o' r¿'roie" e -

a la defensiva de aquellas personas que estén dcseosas de asumi¡ nuestras

responsabiiidades, soluciona¡ nuestros problemas, perdonarnos

nuestros errores, cuidarnos, decirnos 1o que hemos de pensar v mane

jarnos. Los clementos dcl vestido q"e nos dan ta1 información pueden

ser muy sutiles, un tono de color ligeramcnte más subido en 1¿ fald¡

o 1a co¡b¿ta, un co¡batín sueho o tres o cu¿tro centímelros menos d'

{¡lda.

En ocasionc se producc una desrjación más evidente t:nro resptc

ro al código verbal cono al indumenta¡io Los adult<¡s h¡l¡lan cr¡nr"

niños pequeños, a veces entrc sí¡ los niños precoccs o c"¡

'I|'i|''''¡rI'^

funden y/o csc.rnd.rlizrr ¡ su\ nri),(,('\ l'.rl.r 'r '¡s¡nLL ' 1"' ri" \ 'Ll

¡rJrc

(lrc.,rrr,7r.rl". Irl r¡¡i.,¡t,'l,rr,',r¡r,rr, , I

''" 'r'rrr' 'l''l'r

moda, donde suelc componar la misma respuest¿ sumamenre c¡ític¿.

Se apera que las personas vist¿n de acue¡do con su edad, y casi todas

l¿s sociedadcs han impuesto s¿ncioncs contn el uso de vestimcntas propias

de otra generación. Est¿s s¿nciones v:¡ían, scgún 1a rigidez de la

sociedad v la severida de ]a olinsa, desde l¿ burla c¡¡iños¡ hasta 1a con

den¿ al ostracismo.

EL co¡¡lRo vEsrrDo DE BoRxrco

Vestir con ropas más propias dc personas ma,vores dc lo que real

mente se es es algo <1ue por lo general se he rrat¿do con ma-vo¡ indL¡l-

{er. ., ru< lu rnreno. tn el .r; d. l, niñ.I d". ere ¡ñ.\ que.< pone

cl vestido de su nadre y experimenra con sus cosméricos por lo gcncrrl

sc consid€m como una gracia, siempre y cuando sólo 1o haga ocasionalmcnte

i, en la intimidad dc su casa o en la de una amiga. Iodo

cl mundo reconoce que 1o único que hacc es jugar. ?e¡o si habituat-

¡renrc va al colegio con las r.rñas y los labios pintados dc rojo y con

un pequeño bolso de mano, los axrraños la miraán con desaprobación,

L,s ot¡os niños sc burlarán de ella y su prolesor puede que se quejc a

los padres. A éstos también se los conside¡a¡á ¡esponsablesi un niño

¡equeño llega a1 colegio con una ropa nás propia de personas dc rna

yor cdad que é1 o (1o quc en la actu¿lidad es lo mismo) que sea demalormal

para un día de diario.

'i.rdo

Unos aios dcspués, las s¿nciones contn c1 uso cle ropas más propias

tlc pcrsonas de mavor edad 1as suelen aplicar los compañcms del niño.

Si, no obs¡antc, la dife¡encia no es demasiado gnnde, puede que al ;nlr'.rct<,r

en lugar de castigario se lo admire. El mrLchacho que se pone

rrr t r.rjc pan ir al baile de su escuel¡ de secund¡¡ie puedc lcvantar mira

,l,s dc envidia y también de desprecio; a La joven que logra salir de casa

quc lc digan que suba a su habitación:

'rr

quitarse lo <pc llcva en la

r,rr,r ¡ucde <1uc sus amigas la traren como a un: especie de heroína.

( ), for supuesro, se pucde neter en serios problcnas. Un ejemplo

, l,i'it rr cs cl que se relata en lranhie 1 ta bocla (A Member of the \ted

,1,,,!1). ¡( Crrson McCullers, cula protagonista de doce años, Frankie,

,-.r,i i,rrros¡r cn un¿ desdichada rransición de niña a mujcr. Durante

,.1\,.,.!¡,, Jc l9+.i crr quc discurre la acción, Fmnkie está en lo <1ue los

rlr r, ,¡'''L qr 11.,,,r.,,, ,',i., t! i,in limin¡l (o umbnl); "i,

como dice McCu-

Ll,,.,. L.,,,1,1,. L,., .,,,, I t\ |.¡,,,.¡

'irr ,rr.tluras qu"- and.rb¡ rondanclo los

¡",rr.rl,.,1, Lr., ,.,. ',,,,,',,1,, 1,.,

",'L,.rr,,r'rl p.rclfc sc nr¡fchó de casa

\ , l, t" ,, ,1, I ,,,'1 , ,, l, ,t'r, ¡,' lrrr rr.r,li,1fi "t,

lc irrrpirla


72 L[\cr:.\lr Dr Lt \1oD,1

balar al pueblo una mañan¿ co¡ su mejor vestido dc organdi rosa 1'

con .1ápiz de labios y Sweet Screnade'. En esta cultuta, como cn otras

nruchas, los niños se ponen más la ropa de adulto para las ocasio¡cs

formales, y cl vestido de frankie, sin ningún géne¡o de dud¡s, hab¡í¡

sido más apropiado en una niña de doce años pa¡a:sisti¡ a una lies¡a

o ir r l: iglesia. Pcro en un¿ situación de dia¡io, aunque no llevase los

labicx pintados, esta ropa es más propia de una pcrson¡ nrucho ayo¡

que ella, corno sugicre el siguiente conentario de Big N{ama, la :dii i

na negr:r: vestido tan bonito llevas.

"Q"é f esos zaparos de platal lare'

ces una chica mayor dc cdad". Frankie comete la imprudcncia de en

trrr vestidx xsí cn el Blue Moon Café, del que ella sabe que es "un

lugar

prohibido para los niños,'. Alli conoce ¿ un soldado inexpcno v borra

cho al que elh lc parece bombón" 1o suficientemcnte ma-vor para

"un

pasar un bucn rato. Frankic, que no se d¿ cucnta de lo que csrá o.u'

rricndo, no acab¿ vic¡lada por mu,v poco.

A menos quc scan clanmente una form¡ de disfrrz, los tnjes de ves

tir de adulto en un niño más pequeño quc Innkie pueden ser muv

pcrrurbadores, pucs sugieren precocidad sexual. Es Por csra tazón, qur

zá, que los enanos adultos de ios ci¡cos, con sus caras de bebés envejecidos,

sus Lrajes de raso y sus diminutos esmóquines, hacen que nos stnramos

¡¡n incónodos. El niño que sc riste -o que 1o risten- con ropa

de adulto dc dia¡io nos perturba menos. A merudo asumimos quc tiene

prcocupaciones y rcsponsabilidades dc adulto: la litentura victo¡ia

na esrá llena dc cs¡os v <mujercrtas'.

"hornbrecitos"

DespLrés de la adolesccncia, vestir con ropa de pet:on¿ mrlor ho'

cn dír simplernentc implica vesti¡ más fo¡malmente o más cons€rvado

rarnente quc nuestros iguales. Puede r¿¡srnitir inio¡mación sob¡e nues

tras opiniones politicas, nucstro origen social o nuestros gustos cultu

rJes. O puecle quc tal indumentaria se asuma por f¿zones pragnáücas

llpr".." oel ereLJL!úrñ\er qreq.i. o.rrc e-

más respeto seguramcnte se pondú un tnje oscuro v gáias d€ monturl

gruesa. Si es holnbre, quizá se dcjc bigore, 1o quc, co¡¡o la brrba, ¡icnde

a sugcrir edad, :unquc dc forn: rnenos c-spectacular incluso un gran

bigote r::rr vez añade más que unos pocos años. Y, Por suPuero. el rrr o

les pucdc salir por la culata: un bigote muy espeso o mu]' arLrticroso.

cn una cra joven, podria parecer quc se hubiese comprado en el dcp,,,

t¡mento dc jugueres de unos grandes almacencs

Te¡¡bién es posiblc vcstirse con nrpa propir d. fo','rrr. fr,rr¡,r,'

p.rr.r unr ocnsi<in cspecificr: c<,,,scruir qLrt'lr ¡, r rrr I rrr ' rrr"rrr:rl'rr

o corrsc¡1LLi, r ¡ r.,1,.,,,, r LLr,., 1,,,,1,'i,,r, , r, I :

JL\r\ rLO Y vuLZ 7)

gida o, en el caso de hs muj€res, a¡racr a hombrcs mayores que ellas

o tvitar que su parej: teng.r l: impresión de estar cometiendo esrrLpro.

No obsra¡te, un engaño dclibcrado y transitorio de este tipo suele es,

tar limitado siempre a los .rdolescentes.

Er sonn¡co vrsrDo rrf coRDERo

\¡estir con rcpas propias de personas de menor edad de h que realment€

se tiene parece habcr sido sicmpre más h.rbitual clue lo contrario,

aunque sólo sea porque los adultos tienen más conrrolsobrc lo quc

se ponen qur: los niños v dunnte un periodo más largo de tiempo. Con

mode¡¿ción, esto está bien recompensado en la socicdad occidcn¡¿1co¡

tempor{nea, dondc cl adjcrivo .joven" tiene un v:lor positivo cu.rndo

se aplica a cualquierprenda o peinado, o incluso a cualquier plato, auto

T . op( Lr(.\. r. ii.rrpe

"n ir,"r^ j,,

venes, actua¡ como jóvenes v hablar cono jovenes, s:Lzon¿ndo nues¡¡o

c¡nsado discu¡so de personas de mediana edad con frascs y latiguillos

de mod¡. Sobrc todo, se nos insta ¿ r-esti¡ como jóvenes, y los csLilos

más dnpares p:In hombre y mujer sc cnsrlzan en los textos publicitarios

con cl c¡lific¿tivo de.lóvenes,, o por 1o menos dc,,juvcnilcs'.

Exagerar la nota, no obstantc, siempre se ha tr¡t¿do con du¡eza. El

rirlículo v el clesprecio se ceban en el hombre o h mLrjcr dc nás dc

eLrarenraños quc usa jerga de ndolescenre o que inrenta sin é¡ito disi'

rruLar los signos natur.rles de l.r edad; ci avance de l¿ cinrur:, el retroce

del pelo, cl cutis que se marchita y los rizos que enc¡necen. Dcsclc

",

L,r tiempos clásicos,la li¡entur¡ h¡ cstado llen¿ de person:jes cómicos

ie¡os v ro t.rn viejos que fingen el vestir

'

v 1as maneras dc los jóvenes.

l.r nrujer mavor que cac rn csrc crror es especi:lrnente susceptible de

,lrre:c h techc de.borreqo 1€stido de cord€ro,. pero los honbrcs no

rrr r'n nineún modo innuncs. lll primo Feenir, el ancirno galán de

l),,tl'a t hito, j.,ñenil "ran

de silueta v de modos, tan bicn acicahdo",

, , r:rr.r Iiquñ ran objcb de burla como su pariente 1¡ Ilustrísima Seño-

|.L \1, $ r (,¡, ¡unque¡o inspira el mismo horror, quizá porque es :r ella

I l, ,,,,r..r qu. sc nos permite re¡ en 1¿ intimid¡d de su baño.

l'1,,1,,r,,',,,,., l,,,'¡rrnrii¡¿nl.rmrno;lafornasclcrrruinó,

I,,,1, .'1,,,,lL.,j,,,,.qns!clrqrcdaronennl*he

, ¡', I r 1, ¡uso oL!.rúricr v

l,lr ,, ,,1 L'i.,t ,, r|r,rLr¡, Li,.jr.


l

7+

II IT\(;LAJI

D¡ I,\ \I)D¡

75

¡i¡da, cc¡rinr, c¡bccc¡nre, con los ojos e¡rcjecido\, acurncada, cono

un fardo dcs¿liñ¡do, en una gnsienta b¡ta de inncl¡

I

I

El delito de vestir de forma dcnasiado iuvcnil se l¿lon en consonancia

con 1a enr.ergadun del escándalo. Un c¿so dudoso se iuzga como

un simple desatino: el vestjdo o el tr¿ie lig€rrmente iuveniles, como el

lcnguaje ligeramenre ingenuo, sugiere que se es un Poco nm¿duro, que

se cstá deseoso dc se¡ aceptado por personas más jóvencs o que nos ali'

rrnmos de manera un tanto paútica a 1¡ jurentud. Cuando el desfase

de ed¿d cntre l¿ vestimenta y quicn la viste cs ma,vor, al infracto¡ se

le considen no sólo ¡jdículo o patético, sino además una vergü€nza so

cial lnbulanre, el equivalente indu'¡cn¡¡rio de quien mientc descara

damente sobrc su ed¿d. lln ese caso, sin embargo, 1a vergüenza es ma

yo¡ pues la ropa nuncr sc queda callada.

Una disparidad exrrema enrre edad y vcstido, como en el caso de

la señom Skewton, se considcra repugnantc o incluso cspantosa. No

está ciaro por qué esto ha de ser así. No hay razón lógica para que una

mujer de scsenta años que lleve un vestido de iovencit¿ nos ponga eü

fcrmos o nos ater¡e cuando, por separado, el vestido y Ia muier nos de

jarian indiferentes. Er.identcmente, su yuxtaposición csrá quebrantan

do a1gún poderoso tabú; algo prohibido sc está diciendo en e1 lenguaje

de 1¿ indumenu¡i¡. Posiblement el mensajc prohibido tenga que vcr

con la persistencia de 1a sexualidad cn la vejez, un fenómeno que hasta

hace poco sc pasaba po. alto o se legaba. Sin embargo, los últimos eños

l'"".u"tcn p1"do <le csta situación, y las normas actual

"nu

mente vigertcs sobre 1o -ejoria que un anciano o una anciana pueden ponerse

son también nás relajadas. El con rop¿ de corde¡o" también

"borrego

h: desaparecido en mayor o rncnor grado dc la novela scria, a1 menos

como objeto dc rerror.

El adulto de cualquier edad que se viste más como un niño que co o

un aduito joven es un caso especial En ocasiones, el mensaje de tal indumeltaria

es de tipo sexual' es una a¡r¿cció¡ consciente por la paidofili¿.

En otros casos, la ropa infantil anuncia quc un hombrc o une mujcr

fisicamente maduros mdavia son mental o emocionalmcnte niños.

Las fotogr:{ias de ¿dultos ret¡asados a menudo los muest¡an lestidos

con pantaloncs cortos o con vestidos dc niña pequcña ¡ en 1a lncr:tu

ra, trmbién 1.r ropa infanril sc acept¡ corio siqno dc innr rlutcz pcrnr.t

¡enLc. Tennesscc \\rilli¡ms l¡ us.r dc cstr lom¡ r.rrrr" ¡' Lr'L I rL r t rtr / i

too ú oisttl (1'ta\). tLn sLr 1r'irr.rrL,c.ril,'A i,r,"" r"' 1' lr \1rr'r

Lr nptr intrntil urx,li po¡ adrlos súgic.. nm¡dunr ¿mo.io¡rl. Ll pdnrlo erilo .^li.ú or

rl ptrn de Itrs mr$illar' quc lldaú Juln H¡vdo¡ cn L .br de l¿nnesee \¡illians ¡12¿d¡ir

.'n l ( l9a5) .oñp¿nebá d cfcüo dd ¡nj.lrrg. de gÑ, w en e\Fe.irlmenL¿ llxür.ivo or ux

i¡f,x en {tnr!¡si rod6las rntr¡¡6 ¡dulra aiitr¡.lFl. ¡zrd. ose Lr nab.n.on uni pd.r¡n..t.

villas, como para la novia-niña de la película.Baf, Dol/ (1956), quc prcsró

*¡ nombre a un estilo de ropa de dormir fcmcnina.':

Nrños Dr v!i'{No

l)¡r¡ las pcrsonas normales llevar ropa de niño corstituyc un tabú,

¡' r. cs un tabú que sólo opera en cl mundo más co¡idiano. Cu¿ndo

..r e.r,i jugando, y especiaLrnente en vacaciones,las normas se rclajan.

| .r r'¡.r (tuc sc suclc llevar en vacaciones tiene en todas pxncs on llama-

,,, ,, t ,1\,t,,tt,,,rr, {{rnriro y o¡o 1¡rdivd p¡.¡ ¡.fc¡itrc

, . !,!, r i,'.nr nr.nt¿ ll.strn hr

".'D1t'.,'d'$,t(


!I- LL\GUAJI DT L^ T!T(TD^

tivo parccido con la rop¿ de niiio, a mcnudo con l¿ de niños cienamente

muy pequeños.

El cent¡o tu¡ístico donde estoy escribiendo este capítuio (Kcy West,

Florida) está lleno de adultos vestidos de niños pequeños e incluso de

bebes. Ller,,an modelos idónticos a los que se venden en 1os departamentos

de ropa infantil de los grandes almacc¡es: f¿ldas y pantalones de cinrura

elástica, polos y camisetas con cuellos abicnos fáciles de saca¡ v cie-

-.c' r pre.ión v pe e e, {au( ¿l-o,'l.e ll:m¿n -no ro\ l. F.,a.' p (nL,$

sencillas esrán f¿b¡icad¿s con los materiales tr¡dicionales de la ropa de

bebé jersey de algodón, seersuchery poliester- y vjenen en 1os colo,

¡es tr¡dicionales, rosa plido, amarillo pálido, azul celeste, verde Iima

y blanco. A menudo llevan impresiones o aplicaciones de peregrinas

imágenes de pájaros y animales, siendo actualmente el pingüino y el

c¡imán los f¡vo¡itos. Ot¡os de estos niños de ver¿no llemn camiseras

sueltas o camisetas cst¡mpadas con alegres diseños infantiles de flores,

peces o barquitos de vela.

Estas prendas, que en casa o en una oficina se consider¿¡ían escand¡losas

o ridiculas, están perfectamente diseñadas para el fin que pre

¡cnden. Proclaman al mundo que ios adultos o incluso ancianos que

las llevan son cn l¿ actualidad niños hononrios, con licencia pa¡; jugar

en la arena, chapotcar en las cálidas olas, comer suaves, dulces y pega

josos alimentos que normalmenre lcs están prohibidos y darse paseos

montados en un tren turístico en miniarura que es muy similar a los

trenes de juguete que hay en los prrques de atnccioncs para disfrute

de los niños más pequeños.

I n re e'ro' fe i,e, rfurro p-demo' re- r uro, po.o, r;ri'L.rs qr.

no han podido, o no han querido, beber de la fuen¡e de 1a juventud

hxta saci ar plenamente su sed. Llevan clatavio negro o marrón de conc

conse¡vado¡ de su vida cotidi¿n¿, ¿ menudo complcmentado con ex,

presioncs de impaciencia o desaprobatori:s. Otros, más numerosos, se

vis¡en de niños sólo de cintura para arriba; de ese punto hacia abajo

llevan faldas o pantaloncs y zxpatos de vestir en lugar de 1a: sandalias

o las playeras de niño. E¡ ocasione se ve a una de estas pcrsonas que

es un bebé hasta los tobillos pero que conserva 1os zapatos de cordoncs

y los calcetines o los zapatos oscuros cerr?dos del mundo c1e los nego,

,io'.1¿rz¡nJo¡i<l irequitocorur.q-e<.r<Li.amenre ingz,. r.n.j.

de que rún rienc Jos pies sobre la tierra.

Los tu¡istas que se ran de vacaciones:: la mo¡¡aña cn lugu de.r

la costa tarnbién se visten conro niños, pero conro unr¡s r¡ rñ, .rlqo ^

rn.r

i,ores. Semióticamcntc csto cs b.rsr.rnrc.rproJri.lli,, I'L , .,,. t'l ,, . ',, ','rl

aquellos que más frecuenremcn¡e se disfrutan entrc lxs edades de, digamos,

siete v docc años: escalar montículos elev¿dos y tirarsc rodando

por ellos, explorar bos<1ues, dormiry cocinar al aire libre yjugar a scnci1los

juegos competitivos de balón. P¡.a estas acrividadescncillas pero

físiemente fatigosas se ponen el tipo dc ropa resistente, de abrigo y

de coiores vivos que se suelc ver en los niños privilcgiados de escuelas

elementales: vaqueros, jerseys, cazadoras, parkas y pantalones dc esquiar,

tc¡dos elios en los colorcs primarios que sueLcn aparecer en los carreles

que ha1' en 1as aulas de dibujo de las escuelas elementales: rojo bombe

ro, verde musgo, amarillo sol, .rzul cielo. Se evita todo adorno y cstam

pado que no sean las rayas o los cuadros. Y, como los rnuchachos y

muchachas de la edad que procLaman tener dunnte el ricmpo que du

r¡n sus v¿caciones, suelcn presumir bastanre dc su equipo, aunque ahora

han sustituido el cuchillo de cxplondor de cinco hojas y la linterna

con luces de dos colo¡es por la panfernalia más refinadr y mucho más

c¡n de los a¡rículos de camping que se pueden compmr en cie¡tos comercios

espccializados.

77


CAPÍTUL o

3

Moda y épocas

Co¡úq plinerq qui¿n e.€s, y después

¿dórDate en cosecuencia.

Eerccrc, -D;.r6os,

3.1

Aunque con frecuencia se ha censurado a los individuos por vestir

con mpas poco acordes con su edad, la propia moda ha cometido e

veces este mismo ddito. En ciertos periodos de la historia toda una gc.

neracióa de corderos -por no mencionar a algunos lobos- se ha pucsto

ropa de borregol m otras époc.as los estilos imperantes en ropa de hom.

bre y de mujer han sugerido una madurez avanz¿da, dando incluso o

los j&enes un aspecto de persona de mediana edad. Estos lr¡ivencs dc

la moila no son a¡bitr¿rios ni caprichosos, como han afirmado algunos

de los que han escrito sobre el vestido, sino el signo externo y visiblc

de profundas alteracionesociales y cuiturales. Como dicen los soció'

logos norteamericanos,

"los

cambios en las moda¡ fundamenta.les dcl

vestido indica¡ cambios en los roles sociales y en los conceptos que

los miemb¡os & ese sociedad denen de sí mismos".r

La adooción de estilos iuveniles ha atr¡ído más la atención de lo¡

hiso¡iado¡es del vestidq quizá porque se sueie produci¡ de manem más

¡. c@l¡c Burh y Pittf t n¡.t¡ O¡ !h. Di..ppanna of Knick*r: Hypothoo for Lh"

Funclión.l ArdFh of fh. tftS.hE' dcJ,dúla5., hsd.l ol h.ial Pt crolos', vol 5l (D tryo

d.l9ú0). lay r|t.¡rtr .. lr.'r'


i

8C rI LINGL¡I! DE L-{ \{)DA

r€pentina.'fal cambio, sin embargo, nunca afccta sólo ¿l r.estido: antes

al conrr.uio, todo el ordcn a¡te¡io¡ de las cosa¡ empreza a pe¡ecer unrlorme,

rancio y represivo. La invención, c1 cxperimento, 1a nor.edad _r',

sobre todo, la juventud sc ponen de moda; las propias modas conrienzan

a imitar ia ropa de niño. A veccs los estilos que se copian son con,

ternpor':ineos, pcro rnás i nenudo son aquellos que la úhima gcncración

de adul¡os ller''aba cuando cllos nismos er¡n pequeños. Al ponerse

*to' r'",lcl' ^.

...j r or..hm rnno ¡rj '. ane r e q. . ,c r icg., ., o, up

el puesto de sus padres o a prrcccrse I ellos en ningún sentido. Por e1

contrariq prelieren hace¡se los niños, o scguir sióndo1o.

L¡ n¡vorucró^' RoMÁNrr(:^ ¡N r-A MoD-{

A finales dcl siglo XVIII, la ropa en -¡' llevaba mucho ticnpo

siéndolo ext¡eruadamcnrc formal, rigida y sofiticada. Las person:s

adineradas dc ambos sexos llevaban prend:s pesadamente acolchadas ¡'

emb¡llen¿das, con encajcs, dorados y bord:dos que les hacían parecer

tattas de cumpleaños ambulantes. los pies los ilevaban estrujados en

puntirgudos zapatos de tacón ¿l¡o. Las cabezas de los hombrcs iban ca¡-

gadas con pelucas empolvrdas llenas de rizosi l¿s de las mujeres, con

complicades estructur¿s de pelo auténtico y falso quc podía llevar ho

ras .l-reglar y que a veccs alca¡zab¿n alturas asombrosas: se pu€den le¡

cn retratos de Ma¡ía Antonieta y las damas de su cone. Algunos hom

bres elegantcs llcgaron casi igual de lejos: el estilo nacaroni, insta,tnóo

cn torno a 1//0 por jóvenes dandis inglcscs que ¡xbian esr¡do en h.l

lia, incluia un exagcndo copere ren¿t¿do con un e¡¡¡año tocado. Cuando

Y:nkee Doodle Je puso una pluma a su somb¡ero v lo ll¡mó l4aca¡oni't

estal¡a imitando ¡ estos galanes; no se traraba, cono yo creia, de

que hubiese decorado su rricorn;o coD pasta.

Au r,1u cn 1., .¡,o..r d. I r. re\olu. ior-.

.. pr"dujo u \". ,,<io. m:. '.,.;L'" 'en.il o. e i.r¡r, le., e.¡e.

luc consecuenci¿ de tales agit.rciones, sino una manifesración má¡ cie

una rransfornración gcnerxlizada de c¿r.{cter político. social l cuhural.

Ya anLcs de 1776 el movirniento ¡omántico, con su énlasis en 1o senci

llo y natura.l, había comcnzado a reflej:rse en la ropa. Ello fuc cspccial

mcnte evidente en Inglaterra, donde 1os volante-s de encaje pan ios hombres

y los inmcnsos aros de los r.estidos de hs mujeres contcnr¡r,n ¡

: D. : ld¡ ¡( lr..,i, ,i, ,,.i1.r{ L \ :,,, 1r,,,,.1

desaparecer a principios de la décrda dc 1Zl0. Las modas no¡teamcrica_

rd'. €.r:",^n r l.r- n¡le,:.. :u rq:e - un¡ c:. n¡ di,r. n. i¡., "r,"

e, \.,

b rlr <r p o! nci .. L revoluciór

h z" ¡o..o p"r re_

,31,.i.., . ,e':J.. I n.ucl-o. J. lo. prJre.-. nu¡dor.... |n¡b ,

I a t , ,n-rr o <j\ gdn.e y rr.r grJo, gu; p-e, r e. e rdo l: rr

}a víspen dc la Revolución, "\

cuando pu.Slo 11""" t", d;ri,,-

..o"e. d. clr.e", et r¡,ido v *.l-,",i,,d"..1i,o,r.rrr,,e

"l "but;;

q:iLr

-or ro. ¿ro.) ¿. ro\¿,. No ".

ob.rrnte. ,.n ur; , ,i,i, poco. riener ti.np"

para compr:r o drseñar tmjes nuevos, y el ciudadano Robespierre, cuin_

do envjaba a los nobles a la guillotina, iba vesuoo con prcn<ras muy

o¡r(,d¿. r n rr, ,bJ..rJ",rdo,r.,. Ur¿ \,/ lb-

'¡dr lr. .r,. rlFgror erilo. n¡,,rno1,,. p.n.r. in,¿r.1" ¡ lo,

que r p-edon:nab.rr <n I' g r.r-ru. ¡ mj. u o<.¡u¡¡iindolo. ror:'_

Hacia 1800, las mujercs y 1os hombres de ¿r¡bos 1¿dos dcl Canal

J.^i¿ \l¿n.lr' lle..rb:n , I rrpo d. r"p;, qre pod rn h¡ou n¡d"Je

e.r .ru b,r r.u. dr 1,u.et

:,ro.:

nr nruv e., o.rCo. ¡ Je r.rllc aJro pa-:

1". n :iere... ,e r,i la, cl- qucLr. . r rdorro. r p¡rr¡tune. Lt¡n.-. o

d( ¿r,e D-rr o. ,rurnb.c.. L¿ ocluc¿. y o, oeir;Jo. con.pt*rd+ \,

L,i¡r de ¡do o.¡.o ¡ -,, . rl,erlo n¿. . o' tu r o.: .r,pecr" mn n.r : rrl. I :.

l.¡ld¿..rh"br¡r e'¡nr¡dooel ,u(1" p.r ueir.Ji der ub . -ru lo, ,ooi

llo (r lurd do. e.r L r r, rrtunLile. n-, Ji¡. bl.rr*.. y I r per,or:,,1e

I'o'-..1"..¡.¡.'on

"n_

¡.,'-¡ z.,o¡ itl¡. otrr r.. {t iuat qrr to porrra.

,i, B r, . \ord.*.-rr. pructar hrr tr, .ruc u,,,, t I qubte.,¡ o-

l.r infancia, estas prendas :nLrnciaban La energia iniantil, h esponraneitled

y ia sensibilidad ror¡ánticr de quiencs 1:s llevab:n.

l,()s pRrNfrRos vlcToRl¡Nos: L{ Ntñ'taA ToNTA y rA ADollsctiNT¡

ti1

LÁNCUIDA

A medlda que el movimicnto ¡omántico sc adentrab: en su segun_

,l,r tencr:ción, producicndo la poesía ran rica y tan llena de cololido

rlc Kc;us, Bvron y Shelle_v. las modas comenzaron ¡ cambir. Et vestido

1.,¡.nino. aunque conscrvando su forma tubular básica de talle aho,

t J¡,2¡, nris rico cn rdorno y colorido. Gradu:rlmente, las fildas y las

r¡.,rr{.r' sc cns,rrrt h.rmn. .r¡rrecicrcn las gorgueras, los accesorios y los

r.¡/,

'\,

I r.r\ ¡irLLr, r, r r,,\, r,a .r¡rt¡,zin)n I parecer lánp.rras dc tocador

1,,,1)L,l.,i r,- I | ,,t,, , | ,,,,1,',.. rr rr,tr, rlr e,rnrhiri trrro. r:rmbién grnó

,',,'1i,,,,¡ \ ,'.,,

',,1,.

t,,,.r ,t,,:t,,,,.r,1,.,11r,1i,c,¡su.rlrop.r-


Il2 II trNcu,lf D[ l-,\ \l()DA E3

ñuclo r-rano. I r;icro, 'u

pe.hrr; de p,lono 't .h¿le.o de '¡)¿" " "'

..ñidoip"n.io'c.de..rnLide.ol"' ¿vel¡n¡ H¡.'¿ 18.r0 ta l-rb ; que

¿,oo e' ¡¡le.;do el m"dclo o< prir.i¡r:o' dc l¿ éo'. ¿ vi. tori¡na: el t¡-

rón elegante y pornposo y la mujer artificiosamene ado¡nada e infan

ú1, inmadurá tanto de mente como de cuerpo

los treinta años siguientes contemplaron \ariaciones sob¡e este tema

,rue han desc¡ito po¡ ir':tenso los historiadores de Ia moda. P¡imcro lle

eó la ¿pariencia de niñita tonta de la década de 1820, toda cintas, bor-

L" y b".1.', henchidas y desmesundos sombreros listos para

el vuelo. Ser pequiña -ang", y delgada era ahora una ventaja: se sxcaba el ma-

\or pro.c.h; da l¡. m¿no.. lo'pit'i ,r'cin'u:'d:rrirura'

"cl pe

cho'c el'mir¡b¡ o,e uello' l;'o' r ipo ch;l t o11o'rei'

".,h"t¡."r'

ren estxs ropas! la supe¡ficialidad e incluso la inanidad se habían

convertido e¡ caracteristicas femcninas descables Se prefería la ignol¿ncia'

que implic¿ba inocencia' al ingen;o )' el juicio, que sugerían ta-

¡nilia¡idad con (cuando no experiencia de) la impureza La Don Spen

low de Datil Coppe,fetd, con sus gemidos y sus pucheros v sus miedos

infantiles, es un buen ejemplo de este tipo de mujer rctratada veinte

años más tarde, cuando süs carencias se habían hecho más evidentes'

Geoffrey Squire, en su genial estudio D¡ess ¿zd Socrery ha señaladc

oo" en troo"cr'..o del siglo XIX el ideal fcmenino que reuclaba la

"l

moda enveieció gradualmente La ropa de muier evolucionó desde 1os

sencillos vestidoi blancos dc muselina de 1800 (que, aunque él no 1o

d:q¡, podr,an comp.rnr perfe.'rn enr< con r¡ roPr d" b.bi) h¿'L¿

'e

lo. erue.". ruie' w" de mrrron.r de o-:r. ipio' d'l

' 'e

'ig'o

XX Fr l810.

l, muier rde"l.n'pw,o) I s¿reJrrcn 1820and:b"po lo''iete - ocho

'lñ^.; I hr.;r la mir.,d d. lid;.,¿,,¿.'8lo'eh¿bi¡cor'

-idoen,n¡

adoleicente sensible, rec¿tada y retr¿ída, en ¿bsolum ingcnuamente in

solcnte. Las buenas nluchachas de las primens nolelas de Djckens son

con fr.:cuencia de cste tipo, desde Rose Maylie y florence Dombev (;Ian

to lx niña como la nuje¡ Parecían exPresarse a un tiemPo en su hermoso

rosrro y en la fr.igil delicadeza de su silueta") hasta la pequcña

Dorrit. También Jane EYre presenta este irspecto al mundo' con inde

pendencia de cuál pueda se¡ su conlusión mtenor

-

La be1la dc priniipios del periodo victoriano, tal como se la representa

en las ilusüaci;nes y los grabados de modas de la época, era de

constitución pequeiia y delgada como la propia ¡eina Vicro¡ja Tenia

los senos poco desarrollados y el talle estrecho' grandes ojos negros ¡'

ouros. nin:riz ni barbjlla de la quc habl:r1' 1a boquitr d' ¡in'in l cjos

,1" prr"."r qr" .r punr" d" ,'n cl ¡lr'

"'ruui".c "l"'.rrsc

' """"1r

rn"h'

Ltr jo'o rcin¿vido¡n r trjur¡b¿ ¡l lJ*l

.le belh?r dc rrincipior de ltr époü ridó.

nm¡i er pcqlcn¿ | 6bdú, con s.úd6 ojd

Deg.os y l¡ boc¡¡¿queñr. Ltr rein¡ b¡iia¡-

do .ón su .lrrido, cl ¡rin.ipe Albeúo, c¡

de aire caliente, esta mujer apenas parecía tener la fuerza suficiente pan

mantenerse cn posición venical sin Ia ayuda de sus ropas. La cabeza

le caia desmayada y gácil sob¡e el delic¿do cuello, que se alzaba sobre

unos hombros cidos, cuanto más caídos mejor. Entre 1830 y 1820,

"cuanto

más sc parecían los hombros de una rnujer a la parte superior

de una botella de champán más sc la admiraba".r

La ropa sc metamorfoseó par:r ajusta-rse a este nuevo ideal. Las fal,

das se dejaron caer otra vez hasta el suelo y las enormes mangas hcn

chidas se desmayaron débilmente sobre les muñecas hasta deshincha¡-

se por completq pulcros pliegues y ga.lonesustituyeron a los lros y

los volantes de los prime¡os años de la década de 1830. El:specto de

alegría infantil se desvaneció; y el corte de los vestidos acenruxba ¿hora

la sumisa inclinación de los hombros caídos. Con esras ropas las muje

lcs andaban y se movian con menos vigor. I-os corsés más l:rgos y las

f¡ldas mái pesadas hacían que las mujeres sc doblasen bajo su pcso, mien,

tras que los profundos cuellos, los pañuelos de prieto encaje y los chalcs

de abultados flecos hacían que a Las mujeres que vesría¡ a la moda

lo rcsult.rsc difi, il o inchso imposible levantar demasiado los brazos,

p,r,i. rrrl,

' .sí,1,. r, li, v*rr cncrnrrdor desampro. También su pelo perdió

, I , ,- t , ú1 ,'t t.r1r, t t,jr,, ta


Il MGL,!¡ DE IA NTODI

los bucles y la vitalidd; ahora estaba partido por la mitad y peinado

hacia atús en dos suaves alas caidas.I-os cosmdos de su sombrero descendi¡n

y se 1e cc¡raban sobrc h c.ua, impidiéndole la visión por am

bos lados, como las anLcojeras <1e un cab:Ilo. Esta incómoda fo¡ma de

roc,u, p ".l¡n¡b,

erjtr,¡rncnr, que qL ie¡lo lleurb.' ' r¡ oer¡ ¡do de

l'.,d.,l .en.;b.p¡r¡."oo-,'l, n'i"d,d.l.'rnu'rirud Ar nsmotie-¡-

po! e\pr(.Jor perle.r.rn. rre la iJ< de que r-nr nure- b^r''a habrir de

i.". ¡"'- t i':ó, 'rm:t¡¡¡ y e'rre.rr de mLnd^.queno

",.,r:'"," ""¿

sc le iba ¿ exrravi¿r 1¿ mirada en su paso por 1a vida

Habria que seña1ar, claro, que Ia muier de principios de la época

victoriana ei¡ un ideal, no una realidad Las mujeres cula personalidad

y atributos físicos se ajustaban a la rnoda inpcrane lo adoptaban dc

buen grado, como hacen ¿ctualmente O¡¡as eran menos albnunadas:

Dunntc losprimcros cincuentaaños del siglo XIX, cuando l¡ Inoda

no tenía oto obje¡ivo qle creu ura fági1 bcllezr juienil ide¡liz¡da,

hs mujcres gnndes, cné.sicas y de rnediana cdad a menudo no tenian

nás ahcrnativr quc pareca cóniicas o ttiP,ics si se sentian incl;nad¡

a cumplir con 1as *igencias de la rnoda.r

Quicnes no quisicran pareccr aniñadas y desv:lidas, o quiencs fisica¡¡cnte

no estuviesen dotadas, endrian que optxr Por no ir a la moda,

al menos por €1 momcnro.

EL HoMRR! vrcroRl\No Y su ¡ARBA

Confonne pasaron los años, los estilos par: ambos sexos füe¡on nla_

durando gnduaimenre, siendo ios hombres quienes en un Pnmer mo'

meno llev¿ron h delantel¡ de forna considerablc. Ya hacia nedi¿dos

de siglo habian comenzado a abe¡dona¡ sus coloridos paiuelosde cuello,

sus elegantes abrigos aiustados al cuerpo, sus ceñidos pantalones ,v

sus cscarpines planos. E1 honbre ideal ya no er: un ioven esbclro y ro

mánticofahora era gnnde, incluso corpulento. Durante 1a úkima pane

del siglo no era ninguna desgracia ser gordo, y la f¡ase hombre de

"un

elcgante figura" implicaba dimensioncs que ho,v cn dia sugcririan una

tendencia a ser induigcnre con uno mismo 1' un inmincnre araquc al

La ropa de hombre :centuaba esrc aspecto de desnesura. Los ¡b¡igos

más holgados y los pantalones más amplios sugerían o daban aco

modo a un exceso de peso; la apariencia de ser airo se aumentaba con

unas botas de tacones considerables y un alto y b¡illante somb¡ero de

copa. También empeza¡on ¡ imponerse ios colorcs más oscu¡os, y a

mediados de siglo e1 negro era el único color respetablc para un tr.rje

de noche respetable. En público el hombrc eleg¿nte solía lievar un b¡s

tón o un par¡guxs como signo de su poder masculino y su auroridad.

Cuando hacía {río se ponía un pesado abrigo que a menudo pcsaba aún

más de lo normal porquc se le ¿ñadí¡n una o más esclavinas; a vcces

esta indumen¡a¡ia en tan larga y ran amplia que ¡ecordab¿ a la túnica

r¡adicionalmen¡e asociad¿ con la vejez y la autoridad.

Las barbas corridas y los bigotes que se pusie¡on de moda durantc

la segunda mitad dcl siglo XD( aumenraron este aspecto de madurez.r

Para un histo¡iado¡ social el lenómeno es sumamente llamativo, pues

duran¡e los cicnto cincuenta años ante¡io¡es la mayoría de los hombres

inglcses v norteamericanos habian sido lampiños. Los barbudos er:n

tan ¡:ros que en 1/94 para una dama de Filadclfi¿ e¡¿ tan asombroso

ver por las calles de aquella ciudad un elefante como dos homb¡es con

barba juntos. La barba abundante, especialmente

barba sin arreglar,

era un signo de extrema vejez y/o de descuido y cxccntricidad¡ posiblimente

incluso de locu¡¿, como la espcsa barba blanca <1uc llevó el rey

Jorge III dunnte los últimos ¡ños de su vida. |n 1¿ histo¡i¡ de \t¡sh

ington Irving, la barba gris hasta los pies de Rip Van \íinkle es lo pr.imero

que llama la atención a sus antiguos vecinos cuando dcspiert:r dc

su largo sueño:

Todos lo mira.on con igurles muestrar dc sorpresa y, sie,npre quc

ap¿rreban la visra de éi, inr¡riablcmcn¡e se ¿c¡rici¡ban l¡ barbilla.

Y cuando regresa al pueblo:

Un¿ cuadrill¡ de ex¡nños niños le seguia de ccrc¡, abuchejndole a

sus espaldas v scñ¿lddo su b¡ba gris. hs perros, tanbié¡, ... lc t¿dn

Ll osrr,,L isnr. . pen.rs rún peores soLian ser el destino que aguarda

l,.r .r. u.¡ll¡r,r,.rllr r r rrpcL inrsc cn no ¡feir¡rsc. hn 1830, por ejem

85

r (:.r)l r(! s,¡tr r. /¡,,,,,

/ \'r'¡'l, /r/¡ r'¡¡. r,LLr r''


tL | INC¡,\IE LL rA \]Of 1

plo, cuando un hombre con barba de nombre Joseph Palmer se trxladó

a Fitchburg, en Massachusetrs, nadie del pueblo se dignó dirigirle

la palabm. Le rompieron los cristales y los niños le riraban picdras cuando

,.rh.r. l-rp,:"ror o an or*tó pibl'crmente y .o¡" 'e enPeña.e cr 'eguir

llevando su barba le negó la comunión. Finalmente, Palme¡ fue

aracado en la callc por cuatro hombres- I-o tir¿ron al suelq le lastimaron

la espalda e intentaron afeitarlo por la fuerza; él sacó un cuchilio

y rcpelió el ataque. Como resultadq lalmer (no sus asaltantes) tue,ures

tado y enviado a prisión por un año.

lero mientras Joseph Palme¡ se consumía en la circel (aún restarudamente

barbado), se produjeron algunos signos de que el clima empczab¿

¿ canbiar. Ya en la década de 1800 unos pocos homb¡es se habían

dejado crecer unas discretas patillas, y hacia las décadas de 1820 y 1830

algunas de estas patillas, como las del novelista inglés Edward Bulwer-

Lytton y las de su amigo el conde Alf¡ed d'O¡sa¡ habian comenzado

a deslizarse poco : poco la una ¡l encuentro <1e la otr¡ Pata encontr:use

furtivamenrc debajo de la barbilla. En 1852la revista hit\ ülinbargh

Magazine vaticinó el retorno de las barbas, 1. durante los años siguien

r,' r: publicaciore' b no rc¡ neri.¿n6 (omcr/¿ro.r¿ r<.omendarlas,

scñalando que no sólo la Biblia sino también l¿ "Natu¡ale-

'jrrc¡" '

za" y la las ¡ecomendab¿n.

"Salud'

Entonces, de repente, a ambos lados del Atlá¡tico, homb¡es dc todas

las edades y profesiones cmpezaron a dejarse crecer el pelo facial;

hacia 1860 cualquier reunión pública podía mosta¡ una floreciente co

secha de b¿rbas, mos¡achos y p:ti11as (que más ta¡de sc conocie¡on con

e\ noml¡re de sitleburns en honor dei general Ambrose Burnside, el hé

roe de la guerra civi1, que las lucía muy exuberantes) Este extraordinario

fenómeno vegetativo runca ha sido Plen¿menre explicado Unos

autorcs lo han at¡ibuido a la influencia de la glerr: de Cimea,v/o de

la guerra civil nortcame¡ican¿, cuando a los sold¡dos les ¡esultaba difícil

afeitarsc reguiarmente en cl campo de batalla. Aunque esto quizá

pudo contribuir a alentar la nueva moda, hay que señalar que las bar

bas no se hicieron populares durantc orras guerras anteriores, en las quc

¿feita¡se dcbía de resultar igual de dificil. También se ha suger;do que

los noneame¡ic¿nos cstaban imitando al presidente Lincoln; sin em

bargo, Lincoln no se dejó la barba hasta 1860, momento en que muchos

de sus contemporáneos ya la lleraban.

Sca cual fuere su causa i¡mediat¡, la ba¡ba venia bicn a la im¡ee¡

masculina t1e finalcs del siglo XIX. El entusi¡rmo juv,ril ,,,'t,intnt

h:rbí.r sido rccnrplrzrrlo por l.r srilil.r ¡rxpcrirl.r,l r i, r",,.," '. t 1 ""'

ma,Vicroria. no era ya una delgada jovencita sino una marron: gordezucla.

También en No¡te¿mé¡ica el hombre ide¡t había envejccidoiEt joven

y vgoroso parriora revolucionario, erplorador o colonizador, ya no

era de principal imponancia para el biencstar del país. b quc ahára se

queria eran hombres en 1¡ flor de la vida: hombra de autáridad, peso

y consistencia, incluyendo rambiér la consisrencia en el sentido fiiico.

Amuchas auro¡idades les pareció que estos prósperos patriarcx ne

cesitaban y merecían las barb;s. Segú; la we*ninsie, aeiieu é,e ns+,

la.b:rba sicrnpre se había.idcntifiiado con la scveridad, la dignidaá

y la tue z.r . (odr. ell¡ cu¡lid¿cle, po.i¡;!-r, en e\o, mon-enLo,r v er¿

el inr,o, omplemcnLo :"o,c..oor¡" l. ,Jren ,¿ m¿cut iJ¡d.. Un¿

guía noneamericana.de la etiqrueta,, The lllustatett Booh ofManners, ann

ro oecla mxs rotundámente:

...1¿ barba co¡¡idr es Io n¡ás natunl, más cómodq nás satL,dabtc, más

expresrq digniticado y he¡moso.. La n¿¡unleza dio ¡l homb¡c u¡¿ bar_

ba pan su uso y su ltlleza... Los dioses y tos héroes ner:b¿n barb¡...s

Históricamenre, el ¡einado univers¿l de la barb: fue breve. A princi

pios de la década de i880 comcnzó a desapa¡ece¡, o más bien a encogerse.

Como por obra dc un lenro proceso de deforestación, el bosque

quedó reducido a sirnples parcclas di matornles, patillas y espccialmentc

mostachos, algunos de cllos verdader¿mentexuberantes. Desde al¡e_

dedo¡ dc 1890 hasta 1920, a la mayoría de los homb¡es nor¡eame¡ic¿

nos y británicos les salió pelo solanente sobre el labio supcrior. Las

r:zones par¿ esr€ cambio están poco claras. El bigore, como la l¡a¡ba,

tlcnde a €nvejecer, aunque no demasiado. También sugiere dignid:d y

auroridad; sin cmbargo, no parecc tener relación con las ideas dc pa

tr iar¡ado, sabidu¡h o fe religiosa. Quizá, conforme menguaba la esrabilidad

y el tamaño de la familia victo¡iana, cor et desccnso d€t í¡dice

dc nat.rlldad 1.la crecienr€ parricip¿ción de las mujcres en la fuerza de

tnbrjo, r'.r casi no habían hombrcs que quisieran parccer uEl padre de

L,rs vu¡,ru's vJcroRrINAs: ÁNcEL D! L,\ cAsA y R¡INA DE rA BELTEZA

L, ,,),,i(, l,l(.rl si11Lri,1 cnrierdo dLrr:rntc h primera mirad clel siglo

\l\ 1,,..r.i1,.r,,,.,.r rlr.¡,,r r,,,,,r¡.¡ 1r50. Ahori v¡ no l¡rs¡al¡a con


88 II LTNT U,!L DI L1\LOT \ 89

ser inocentej cariño$ y decorariva; la mujer reaimcnte admirable era

un dechado de en cuanto al gobierno de la casa y a su capacidadprra

h org:nización doméstica, ya fuese de una mansión de canpo

"irtudcs

con un se¡vicio de treinta personas o de una humilde ca-sita Aunque

siguiese siendo sumisa, dulce y recatada, ahora además sc suPonia que

tcnía recursos, que er-apúctica, caritativa, devota ¡ sobre todo, profundamente

maternal, capaz de educar y guiar a los muchos hijos que de'

bía tener. Fue ésta una época de grandes familias, ¡esultado de un dcscenso

en los índices de mortalidad infantil; fue también un tiempo de

movimicnto demográfico desdc el campo a ia ciudad 1' los suburbios.

Cada vez menos hombres trabajaban en su casa o en las cercanias, con

lo que el patriarca victoriano tuvo que delegar al menos una pane de

su auto¡idad.

La mujer ideal de mediados dc sig1o, a la vez divina y eficiente, el

.ángel de la casa', gueda bicn representada por Marmee y su hija nayor

Meg en Mqercitas (Liftle \fomen, 1868), de Louisa May A1con.

Al otro lado del océano, en un estrato superior de 1a sociedad, aparece

lrecuenrem<nre e¡ l¡' nov.l¡. de Tro'1op..

Una vez más, las modas cambiaron pra adaptarse complacientemente

al cambio que se había producido en el ideal femenino. Las cu¡vas sc

hicieron más rcdondas, los tejidos más pesados, ios colores más fúenes;

los costados del somb¡e¡o sc reti¡a¡on de la cara, como para permitir

a Ia mujer que estaba madurando que riesc más el mundo, metafóricamente

y rambién {ísicamente. Las bellezas de la: láminas de moda y

de las ilusrraciones popularcs de Ia época tienen ahora más edad;' una

silueta más ¡eliena; sobre todo, ocupan más espacio. Fuc ésra la época

del miriñaque y más tarde del polisón, y la nayor imporrancia de las

mujeres en la csfera domésticay social se anunciaba con su gran corpu'

lencia. La desmesura de las nodas tatnbién les pcrmitió a'rhibir la riqueza

de sus padres o sus m¿¡idos cn tod¡ su e¡tensión-

En las décad¿s finales dc1 siglo XJX,la mujer ideal siguió ganando

tamaño;' edad. Su talla e¡a señal de una cada vez mayor presencia pública;

las mujeres iban ahora a la unive¡sidad en cif'as cada vez ma-vo

res! eram nuchas más las que tr:bajaban pan ganarse la vida y luchaban

por consegun h igualdad iegal y polítie. ?ero aun cuando se quedxe

en casa como un adorno, la mujer tardovictoriana y eduardiana cra físicamente

una c¡ia¡ra impresionante. La altura y el pcso por encim.r

de la medi¿ habían dejado de ser un inconveniente y se convi,tió cn

una l¡aza a su f:rvor. T-os aurorcs conrparaban a sus htroin¡' ¡,,rr,1r,"¡',

rhb.rndo us ploporci,,ncs clisic.rs. ¡¡ Irs iicscribi,r¡ ,, ',,,, ' , ' ' tr,r t t r,

gias y soberanas, fuesen cuales fueren sus origcnes sociales- La escultunlTrilb¡

dc La novela de George Du Maurier del mismo nombre (189a),

no en más que una de t¿ntas beliezas de ta11a gigantesca.

Para aqucllas personas con ias que la naturaleza no habí.r sido gene

rosa, como la he¡oína infar,t1l d,e Old Mottaliy, de Katherinc Anne Po¡-

ter (1939), no habia esperanza:

...una belleza debe ser alta; independientcmcntc dcl color de los ojos,

elpelo debe ser oscuro, cuanto mi mejor;1a piel debe ser pálidry suave...

Ella nunc¿ scri¿ ¿lta; v esro significaba, lógicrmen¡q que nunca

seria uná bellezá...

Podemos ver e}tipo ideal en fotografí:s de bellezas famosas como

Maud Gonne, Lily Langtry y Jennie Churchill, así como en láminas

de moda de la época. Se traraba de una mujer de hechura corpulenta,

con Ia figun propia de una próspen mediana edad: brazos rcdondos

y cxrnosos, hombros anchos, caderas y trasero gnndes, y el pecho de

matrona grande pero caído. Una pequeña cintura, conseguida con un

rlgido y doloroso encorsetamiento, acentuaba la corpe,lencia por arriba

y por abajo. Su pone cta eryuidq los hombros cuadrados; el menrón

prominente, el perfil griego, sus rasgos grandes y bien definidos,

su expresión xmablemcntc au¡oritaria. La niña tímida de principios del

siglo XIX, con su aspecto de hada, se habia conve¡tido en 1¿ bellez¡

¿nesca" segun de si misma, pintada por Sargent y dibujada por Charles

Dana Gibson.

Las modas de la época h¿cían b¡il1a¡ a est¡ mar¡villos¡ criatura cn

todo su esplendor y ofrccían a la mujer de dimensiones normales la

esperanza de emularla. Había rígidos corsés acolchados para conseguir

la figum en forma de S que estaba tan de moda, cub¡ecorsés adornados

con cascadas de encaje almidonado para realzar el pecho, blusas con

inmensas mangas infadas par: ensanchar los hombros, cuellos altos para

clerar y apoyar 1: barbilla y pesadas faldas que arrasrraban por el suelo.

L¡s botas de conside¡ables tacones aumentaban la est¿tu¡¿ de 1¿ diosa;

y su peinado alto, ahuecado sob¡e una est¡uctun de alambrc y crin y

rcrn¡t¡do con un inmenso sombrero, le podia hace¡ crece¡ hast¿ trein

r¡ ccn¡ímerros nrás. Como muestran las fotogra{ías de 1a época, csta in-

,lrrn¡r,¡r¡r i., ,1.,1¡.r r l.r bclleza madur¡ un especro rndiante. Sin emba-rgo,

Ls ,¡,uj,.'," r,ri' j,',r, r," l ,,,fn,,dis con frecuenciaparecian demacn


l,

9C LINCL lJI ¡f r 1 rfrDA

r{(D^ Y ÉPocAs 9\

das, y la Venus de bolsillo quedaba reducida a un desaliñ¿do fa¡do de

l-os ¡^sos v¡r¡¡r¡: HrJos Dr LA ÉpocA DEr 7Azz

I-r nüjer iderl .lel p¿riódo ranlo!ic¡orirno e': altr, ,lc ptuPorio¡cs gcn¿r.srs

si mnoü. Lrdy Randólph Chrrc¡lll, mrd't .l¿ \\:insdn Churchill ForóCnfir

I

Una segunda revolución en 1a moda tuvo lugar durante 1a primera

guern mundial e inmcdiatamente después dc clla, cu.rndo Europa y Nor

teamérica cntruon polírica, económica y culturalmente en lo que entonces

se llamó "el

mundo moderno". Una vez más, Ia jervcntud y la

novedad se pusieron de moda, y la propia moda se transformó para acentuar

y proclamar la juventud. Milcs de mujeres entr:ron cn 1a segunda

década del siglo con silueta de reloj de arcna y s:lieron de ella con silue¡a

de ¡lfombr¿ en¡ollada, aunque ¿ nenudo sóLo con la ayuda de

dolo¡osos corsés y dietas de inanición.

Ya antes de la guern la silueta eduardiana había comenz¡do a disminuir,

y hacia 191,t la ropa de mujer seguía lineas más o menos n¿¡urales.

Du¡an¡e los años de la guerra, las modas siguieron siendo conser

vador:s, aunque las faldas fue¡on subiendo lcntamente desde el nivcl

del suelo hasta justo encima dcl robillo, l¿cilitando la vida de muchas

mujeres que rhora rrabajaban fuera del hogar o ser-vi¡n cotro entirme

ras o miembros de los cuerpos auxiliares. Una vez cstalló la paz los dobtadillos

siguieron subiendo con mayor rapidez y las cinruras ensan

chándose. Los vesridos se convinie¡on en vesridos de saco muy cortos

y escotados y a menudo sin mangas; los sombre¡os se cncogieron hasta

quedarse en apretados gorri¡os acampanados. Las cur-vas pasaron de

moda;se admirabr en carnbio la figura muchacho", pl¿n¿

"de

tanto por

clelante como por detr{s ¡' con largas y delgadas picrn:r"s.

Los histo¡i:do¡cs del vestido ha¡r propucsto diversas explicaciones

p.rr.r ias modas de los años veinrc. Unos l:s han ar¡ibuido a la necesirl:rd

de l:r espccic human.r de mantencr sus cifras, de compensar la pér

tiid.r dc pobLación de la primer: guerra mundial. Segrín esta teoría, la

nr,r.l.r icnrcnin: tenia que ser scxualmente provocariva con el fin de elev.,r

.l in(lice de natalidad. Pero aunque un deseo inconsciente de una

rrr.rv,'r pnrercación puede habcr sido responsable de la libe¡t:d sexual

(lc l.\ .rño\ vcinrc, no se puede prerendcr que la ropa de esta época,

,,'r 'Lnrrprcsirin

Jt c.rr.rcrcrísric¡s sexuales secrndarias, fuese intrínsc-

,.,,,,.¡,r.,,,.i\

l',, ,¡rr, lr rle l.r ^1i.,,i\.r

renorción .rnrerior. Sc ha sugeri

, 1 ,, r .,,,, 1

' ,1,

, , t ,,, rl ,, .tl.., ,,,,r,' l,^ l,(,,¡r1,rr\ Lr\ rrujcrrs cst;rb.rn :rtir-

L, ,i,r, 1,, ,, ,, ,,',,,.r.,1".r ,, ¡r'r,l,orrlrrio. i¡rrt,


92 EL II\GUAJT D! LA ]\ft)DA 9l

intentaban reemplazar a ios jóvenes varoncs que habian mueto en la

primera guera mundial.

Posiblemen¡e es¡r¡viese opcrando alguno de estos motivos o todos

ellos, pero un repaso de las fotognfías y las peliculas de la época dcmuestr:r

que lar nujeres de los años veinte no parecian hombres, sino

más bien niños: las niñas qLre habian sido d;cz o veinte años ¿ntes y

Gn menor medida) los niños con los que habian jugado. Igual que antes,

el reloj se habia atnsado, pero mientr¿s que cien ¿ños antes la mu

jer ideal había sido una niña buena e inocente, ahon cn un osado e

incluso tr¿vieso m¿¡imacho. La joven emanüpada de los años veinte

er.r alegre, coqueta y a mcnudo tcmenria en su búsqueda de diversión

y sensaciones. Y aunque pudien tener la siluera de un muchacho adolescente,

se, can en la de una niña pequeña: redonda y suave, con la

nariz respingonr, los ojos de plaro y la boca dc piñór. El pelo cono

se le ¡iz¿ba sob¡e la cabez¿ como el de un niño, o se le pegaba a ella

como cl dc un bcbó. (Só1o una minorí: llegó a adoptar el auténtico

cone de pelo de rnuchacho o Eton", que en de un rigor poco

"corte

favorcccdor)

Las modas imitaban en generallas ropas que habian llevado las ni.

ñas en las dos décadas ¡nteriores, con préstamos ocasionales de las de

niño. Las mujcres llevaban vestidos sueltos tipo bata co¡ta o tipo saco

que terminaban justo por debajo de la rodilla y quc, o bien no tenian

cintu¡¿ o se ceñían a l¿ altur.r de las cadens; y se preferían los rejidos

finos y ligeros y los colores pálidos de la infancia: crema, beige, blanco

y pastelesuaves. Tras casi un siglo de ropas muy ccñidas, cstos vestidos

sucltos y co¡tos dabxn a las mujeres el aspecto de niñas con l¿s blusas

viejas de sus madres. Los adornos a gran escala, las enormes flores a¡ti

ficiales de seda y terciopeio y las pesadasartas de cuenras, al haccr quc

quicncs 1os llcvabrn prreciesen pequeños en proporción, aumentaban

ei e{ecto de infantilismo.

Un estilo popular en los años veinte fue el r.estido conado a modo

de camisa, con ern cucllo desmesur¡do y un¡ co¡bata de lazo sueita del

tipo que llemban los niños pequeños diez o vein¡e años a¡nes. Otro

favorito cra cl cucllo Peter Pan, así llamado por el héroe de James Ba'

rrie, que, como recordaremos, era famoso sobrc todo por su negatiu

x h¡cerse mxyor. L¿s blus:s y faldas marineras las llemban ahora tanto

las mujeres como las niñas, v los zapatos atados al tobillo con una co

rre.r o zap:tos .MruyJane,. que un.r vez lueron ¡¡adjcion¡lcs,r, 1,,' ni'

ñas, sc convinicron. co¡ l¡ adici¡in rlc u¡ t¡crin cLrl,.,r',,. , ,I ,.til,' ',

tr¡,cnin,, rtirir,, il( l(\.,ñ,^ \ci,¡r,

:,r'l:,

l L.¡ ¡nor frinr h iuknrüd e{rb¡ d. ¡rorh, y únro h.Drh¡'x.o¡ro nu¡¡$ r veshn prn

r)r(iriiiio!ox¿okren¡esLrjor¡n.rnú.ipx.hysunorioIribujod.lohnHeld,hijo.l926

No Iucron sólo las mujeres qLricnes rejuvenecieron enrre 1910 y 1920;

t.,r¡l)i¡¡ l(,s hombrcs pddieron su corpulencia y su autoridad cduar

,lr.rrr.s. Si w{LLinr,r cl r.,'r¡' ilcl h¡,nbre ideal a rr¡vés r1e los anuncios

r'Lrr:lL,sr,.r,:,,,:,,,l, Lr.:,r'iv.rrr[, l.r i¡,cr. podemos r,.er que gndual

,,,i,i,i.,.r,,I ,,,,,,1,,,,ii.,.lrl1,,!,,,.i.i,,v.,r..,,runoshombrosmás

' r,, 1,, , ,,, l, ,",r, 1,"1'll,\

',,, r,,Ii|rl,,n.r(ll,riJi(l|r


94 EL IIN'TAIL DL I,\ NÍOT] \

cial. Hacia principios de los años veinte es más un muchacho bicn parecido

que un hombre apuesto en la mitad de su vida, y con un tipo

a1 que ajustarse -atlético, osado, romántico, moderno-: un niño del

siglo XX. En la literatura opcraba el mismo proceso. La madurez deió

de estar dc moda, y las figuras paternas fuertes, calladas y seguns de

sí mismas que autores como Shaw, Hard¡ \le1ls y Conrad proponían

pan admiración de los hombres y pasión de las mujeres parccían anti

cuadas. Fue¡on sustituidos, cada vez rnás, por las {iguns filiales que son

los hé¡oes de las novelas de Joyce, Lawrence y }-itzgerald: románricos,

sensibles, impulsir.os, y también ocasionalmente débiles y a menudo

psicológicamente inestables.

La moda, como de costumb¡e, se acomodó al nuevo tipo. La ropa

ya no sc diseñaba para hacer que los hombres parecicsen lo mi gnndcs

y fuertes posible. Se fabricaba con ejidos más ligeros y a menudo

con colores más pálidos: blanco, café claro, gris cla¡o, c¡ema. El cuel1o

duro alto estaba desapareciendo; las chaquetas eran más conas y los homb¡os

menos acolchados. Los pantalones enn de ulle alto, sugiriendo

un.r figura juvenil e incluso preadolesccnre. Se hicie¡on popular'"s las

ropas deportivas de todo tipo, y en las ocasiores informales, aun cuando

no tuviescn intención de jugar al golf ni al enis, los homb¡es se

ponían con frecuencia Ios suéte¡s, los bombachos y las gorrx de viser:r

dc su inf¿nci¡.

Lo. ¡ior rs,lrlr: ( Ht¡o\ \ .Hr' {\ DLrFo\

Las modas infantiles de los años veinte pasaron a mejor vida con

mucha más rapidez que las del siglo anterior' El crach d'e 1929 y la depresión

económica quc le siguió hizo que la chica emancipada y su novio

pareciesen ridiculos y obsoletos. En épocas de c¡isis, la vi¡alidad

infantil parece frivola o incluso insensible: lo que se lleva es la se¡iedad

y la madure4 se admira a los homb¡cs varoniles y a las mujeres femeninas.

La idea que se tenia en los años treinta de lapcrsona ¿tlactila, como

se reflcja en los anuncios y en la pantalla, era la de alg"ien prepando

y seguro de sí. Ios héroes tenían que parecer capaccs de ¡esisti los vicntos

de ¿dversidad así como dc hacer el amor ¡' realizar osadas hazañasr te

nian que se¡ por tanto más grandes y más fuenes. Con f¡ecuencir rcnian

un aspccto duro y curtido que en la éPoca de B¡r¡ v¡r,,ri v V¡lc¡

tino sc h¡brí¡ ¡,nsidcr¡do dcs¡liñ¡do. cLr¡n,1,' r¡" 1l""lLr' rrt¡( r¡r.

95

l^ honbÉ r, muje6 de los rñ.s de L D¡

pÉión r reiír ptrrp¡'t.e, rdultos.o¡

p.krLes, I no n'nos JUqu¿n)n's, r.n r,|,

ór.uñ r \rri1. S,n.L¡r' l.wis r l)1rnl,l

Thoo|nr¡, NLúr r,, k, lt)r0.

La norma de belleza femenin¡ t¡mbiin h.rtrí.r crrl,i.¡l.,. ¡..r el,i,.r

emancipada estaba pasada de mod¡; h nrujcr ile.rl rle |,s .rñ,,s r,'rilr.r

tenia entre treinta y cuarentr ¡ños y un¿ bellcz¡ el.'rsi¡.r rrr,is ,¡,', r,".,

{r¡cia infantil: Greta Carbo h¿bia sustnunlo .r t)hm lnrv. Al ¡rirr, i

pio, a la beldad de los años trcinta sc la podr í.r habcr c¿lific¡il,r tlc honr

br una; pero hacia medi¡dos de la década la tendcncia sc había suavizr

clo ¡r a la mLrjer ya no sólo se le permitía sino que se le alenuba a que

,,,ri,^, n,.ho. L, lirer¿r ur: celeb ó e,ro. nuer o,' po, -qu'zi cr p.rm

l,,s inventó- 1. la moda los vistió. Los héroes duros y malrechos y las

Icroín.rs fuertes y apasionadas de S¡cinbcck, Dos Passos, Fxrrell, Cxin

v el irhimo Hemingway parecian más favorecidos con las ropas scrias

v tlc .rspccro¡dulLo dc los años treinra.

I ln .ril, o dos después del cr,zcÉ los rrajes de hombre sc habían vucl-

',' ¡,¡.n ()\.u(,s v nás pes:dos, como para resguard:rrlos del viento y

l,r llLrri,r nrienrr.r- cspenb.rn cn hs colas del p¿n. Con frecuenci¡ eran

, r r z.r,l,

", 'r¡ir i.,r,1,, urr., crrvcrj,rciun .rún rnayor Los panraloncs tcn,

,li.,r,, r'.i' rr, 1r,.. r 1.,, l,.r1rr, r.r rerrí.r un eont mis anplio y unos

"'

1,,,,,,1',,.,,,,,, 1,,,,, ,. 1 , L,,1,.1,1,',,,t,,r2.i

'li,'. ¡,.rru r'orrrr.rrrcsr,rro disi


96 I]] LEÑCUAJT I)¡ I '\

\JOI)¡

97

mular la depresión ¡' el desánimo del propietario. Los abrigos sc alargaron,

y muchos hombres llevaba¡ cl nucvo es¡ilo de zapatos con gruesas

suclas dc goma que les resultaban tan úriles para p¿tearse las ace.¿s en

La ropa dc mujcr también ofrecia más protección contn ios elemen

tos. Confo¡me ¡vanzab¿ l¿ déeda, aparecieron tejidos más gruesos I

colores más oscuros. Las faldas dcsccndieron hasra casi ios tobillos y

se cubrie¡o¡ con abrigos más largos y pes¿dos, x menudo rematados

en su parte superior con altos )' acogcdores cuellos de pie. Principal'

mcnq las mujeres desracaban así su r.olunrad y su capacidad para a1.u

dar a soponar l:s cary:s del mundo cuadrjculando litcnlncnrc sus hombros.

Los tnjcs, abrigos, r'estidos, blusas, suéters e incluso los camisones

llel'ab¡n hombrems, fo¡rnando una linea púcticamente ho¡jzontal quc

podía llegar: prolongar la longitud natural del homb¡o hasra siete cen'

tímctros, hacicndo que las mujeres que vestian a la moda pareciesen

jugadores de rugb]' con el equipo completo.

-:#

É

-_

M ¡r¡¡or ol ituLo L\: LoN\-r\LloNAtt\\¡u \ iurr!'r! \(rú\

Entre 1940 y 1955, aunque la ropa sufrió muchos cambios, siguió

siendo una ropa de adultos. El re.,e loo,l de la posguerm. con sus faldas

más largas, añadió años y dignidad a las mujeres, 1' el hombre, con su

sobrio traje de fnnela gris a medida, era su compañcro adecuado. Algunos

homb.cs, cspccialmcntc cn Gran Breraña, fue¡on tod¿'í¿ más

lejos, adoptando lo que se llamó el looÉ neoeduardiano c imitando no

a sus padres sino a sus abuclos. Los jór.enes de clase ob¡en conocidos

como tcddl áo1s (siendo Teddy el diminutivo de Edvard) vestlan una

venión exager:da de este modelo, con corbatas y panralones (..de rubo')

e¡cesivamcntcs¡rcchos, y zapatos o botas con tacones todar.ía más ¿l

tos y punteras más afila¿as fu,inÉle-picherl:' Rechxzaron, no obstxnte.

la chaqueta estrecha neoeduardiana, prefiriendo una línea de hombros

más ancha y acolchada que ies hacia parecer trás musculosos.

En los:ños cincuenta hubo una cur;osa escisión en la mod:. De

repentc perccia qrLe h biese dos tipos distintos de muleres. Unrs er.rn

mundan.rs y sofisticadas y llevrban ropa de adulto dc cicgantc y cuidrdo

co¡tq el otro grupo Io componían .adolescenres, o "muchach.rs"

quc podían rener cualquier ed¡d en¡¡e los t¡ece v los tr cint.r .ri,,s v qur

'i (:,n|r.n, J. ,,,rf/' ll'i,l, "'.

, f, ,l n:, 1 . , , ' '

| | "r¡¡rn¡do

|¿d¡ dc supenllho d.lor 1ños.in.ucnk ttrnbié¡ lo llnban r r-s tos mñ.,

'o.ruso tG mua ¡..lu.nos ¿n l¡ o.riones ¡o.mjls. IdoSr¡fia Ltr D.rodrlr L¡nse, t9r:l

llcv.rban jerseys anchos y faldas, vaqueros v bermudas. L¿ moda dircñrdr

pan el primer grupo se fotografiab:r vesrida por modclos arrog.rnrcs

v ncun;rrnicas de pómulos salientcs que rondaban los vcinti

L ne,¡ .rñ¡¡sr Lr ,lin.ii.,,l.¡ p,r1l cl sequndo qrupo la vestian adolescenres

.,!!,¡,,,1,.1!t!r1,)

c¡,nvcncron¡lmcnte sano. Ln rea

l,,l.L,l,,.r I r,,,irrr rrrr 1.1,rr,,,., | ,,,., j , L , | ,, ., f.r l r t., Disml nuÉr en

,t,r,i,i,, ,, ,,,t,',',r,,,,1,,,,..1,,., 1.r Lrj r rilrr "virrrl,r ,rlcgrc"


I

i

98 [I. ]rN(:LAl! DL r¡ l\{oDA

y un vestido dc nso pan las fiestas, y con ropas sueltas informales

p:ra tliario.

99

Er- TRruN¡o Dr LA IUVENTUD

Aunque algunas de las prendas de los años cincuenta fuesen inlan¡i

les, o cuando mcnos juveniles, no¡malmente cran la ropa de niños o

adolescentes l¡uenos, bien cducados y convencion:les, apropiados para

una sociedad que era bien educada y conv'encional aunque no fuese particularmentc

buena. Entorrccs, a partir de pr;ncipios de los scsenta, una

nueva o1a de entusjasmo ¡omántico e innovación -politica, espirituaL

y cultural, o más bien contracultu¡al- se ab¡tió sob¡e el ¡¡undo occi

dental. Al principio só1o unos pocos radicalesociales y csréticos parti

ciparon en lo que no ra¡dó mucho cn llam¿¡se 1a de la "cultun iurcn'

tud". Una mayoria de personas rigidas en su forma de pensar y de

de¡echas en la de votar se sintieron ofcndidas o aburridas por la nuoa

música, el nuevo arte y la nueva política, pero un estudioso atcnro de

la moda, obsc¡vando la ropa que se podla ucr por las crlles dc Europa

1. América, podría habcr augur.rdo que cn unos pocos años se iba a ¿don¡

¡ ernul:ra i¡venruo en L'J¡' o¿ne.: ou<..cn¡ne.rle.L(ncr .rer o'

de treinta años ya se consideraba una vi¡tud.

I-os c¡íticos sociales más escépticos han sugerido que este culto a 1o

joven era un homenaje que sc rendía al poder económico A mediados

de los sesenta l¿ mitad de lapoblación dc los Estados Unidos ¡enia me

nos de veinticinco años, y un tercio de 1: población de Fmncia tenia

menos de veinte. Como ios tiempos eran prósperos estos niños I' jóle

ncs disponi:n de ingresos abundantcs. Y en una sociedad conercialmente

sofisdcada los gustos, hábims, costumb¡es y:specto dc la ma1-o

ria tienden ¿ celebrarse y alentarsc.

La giorificación de 1o jovcn a finales de los sesenra y principios de

los setcnta es dem¿siado reciente como para necesita¡ de cxccsivas des

cripciones, y 1o mismo ocu¡re con el looÉ exagcradamente jurenil dc

la época. El aspecto quc estal¡¿ de noda cn las rnujeres era c1 de una

niña de entre ocho y diez.rños dc cara puntiaguda, ojos gnndes iigura

de adolcscente' piernas largas y delgadas, c"erpo menudo sin dcs.r -"''

rrollar y cabeza proporcionalmente grnnde- Esra iuvenil siluet.r st c,rrr

seguia con una dieta rigurosa a menudo fisimnrcnrc ¡.liqtr,r (1uc.rr

esta época cuando s" hizo t.rmili,rr h ¡.tl.th,r ¡¡r,rr r) I ¡ rrr ¡rr, tl'cz I

se conscguí,r clc un.r li,rn¡., r,'r "i1,, ¡'",, rli ', r' r,. r r ' rr,lrrr,l,', I

A tuu1.5 dc lor úG se$itr l¡ jóvcn6 nG

dernr\ tc r.fian.omo ri iüer¡n niri¡t.-

queñxs,d.n vc{iJoJ¡c itsodó¡ an.lios t

mny coro\ t,¡!¿ros pli¡or. ¡l m¡quiu¡

É bhnqldbrr¡ bosv ág,¡¡drbr los ojos,

.Ifudo unr Ím¡ir¡ cr¡ d¡ b¿bé. Itrnrdfts,

196/. trdosnfir d. K.n Hq,mrn.

¡'.1o, pcinándolo hrcia atás y utilizando sccadores y pulverizadores,

.r r¡rcnudo llenos de sustancias quc más tarde se descr:brió que eran surrr.rnrcn¡e

tóxiss. Si se er: miemb¡o de una contracultura, sc podía con-

*sLrir un clccro similar dejando <¡ue el pelo crecicse lib¡e en una mar¡

rl.r srn prinar o en un rupido peinado afro.

I .r ropa de mujer era también ropa de niño. Algunos modclos re

,,'r,l,rb¡n los de Los ¡ños veinre: los vcstidos sueltos, la s;lueta rectangu-

Lrr. l,x w,mbreros pequeños y los cuellos, broches y adornos grmdes,

,.t.r vrz .r menudo gigantescos. Pcro en esta ocasión 1a rnoda llegó toda-

!i.¡ ¡¡,.n lejos. Las faidas, que habian comenzado a subir a fin¿les de

l, , ^

ir, ucnt¡, .tci¡r¡,n rl descubieno la ¡odilla cn rorno a 196j, y unos

,,,.,,ir,,\.ri,^ ,1,..¡rr,n rll,io,,n h.rsr:r cl medio muslo como las de las

,',¡1.¡.., 1,., 1,,.,1,,,. |,,,,11..,;,, r¡l4, ¡/r'l I y c) rcstirJo c<tto ba\ioll de en

¡,r,.,¡,r,.¡,¡ ,,,,,,,,rrr rr ,,,1,",,1,,,.rtr,',.r¡,.rrcccnnrisridículosquese-

,11,,,,,,.,,,,,, 1,,,,,r,,,,,1 Llr, ¡,.rr,. i,s,.rr lr.triscon ¡lgunrcn


,]¡ft¿

100 LtNCtr¡lL tr L1 \rolr{

101

fermedad glandular o adolescentes en edad núbil con ¡etnso mental

dades aún mayores, las jóvenes de edad similar adoptaron el "loo,4

de

agudo.

Ia abueiita". Llevaban "ves¡idos

de la abuelita', largos hasta el suclo,

Exacramente igual que hasta cntonces, la ropa de mujer imitaba la

de cintura ancha, faldas de volanres hechas con estampados de algodón

que llevaban ias niñas diez o veinte años an¡es. Pero el periodo i93G1950

de guinga y percal y .gafas de la abuelita", a menudo sin cristales. Al

úabía contcmplado irnportanres cambios en 1a indumentaria juvenii'

gunas veces, para completa¡ la indumenta¡ia, se cub¡ían los homb¡os

y estos cambios quedaron debidamente rellejados en l¿ evolución de

con un c\¡l .on fleco'. -ecogirn,u, largr. meler.r,

'e

en un moio c,n

la moda de los sesenta. El vcsrido de saco de principios de este periodo

horqu lias ¡ llev.rban l¿ de oro.. l¡ marihuanr v 'o.nb"a

,rlgunr. monc.

se parecia a l,rs batas de niño si¡ fo¡ma de los años treinta, mientras

das suelta¡ en un ¡idículo monedero de cuentas que sus propias abuelas

no hab¡ían llevado ni muenas.

que los 7ázs y 1os uajes pantalón que más tarde se hicieron populares

hecho de qLre durante 1a segunda guena mundial y des

Y es que, por supuesto, el looÉ de *abueliro" o de .abL¡clita, no suponía

en la rnayoria de los casos pareccrse a los auténticos abueLos de

'ifl.jaban "l

pués de ella las niñas ernpezaron a llevar pantalones para jugar e incluso

para ir al colegio.

quienes to llevaban: significaba parecerse a ios abuelos de una ponada

%-bié" 1." ñ-b*" deiaban el pelo más largo en 1os años sescntay/o

se lo moldeabnn dc talmanera que aumentába el tamaño aPa-

menraria no era conservador cn el sentido <1ue los padres de los jóvenes

de No¡man Rock¡¡ell de los años cuarenta_ Y el mensaje de la indu,

'e

¡ente de sus cabezas. Además, adoptaron de nucvo -o se negaron a

hab¡ían entendido, sino más bicn ndical. Como ot¡as va¡iedades del

ab¡ndona¡- las ropas de su;nfancia. Las chaquetas conas sin cuello

vesri¿o hipp;e, ésta exprcsaba menosprecio y rechazo a los adultos de

y los largos y espesos flequillos con que los Beatlcs irrumpieron en Ia

la época por considerarlos estrictos, farsantes, poco de tiar y belicistas.

escena internacional e¡an púcticamente una copia exacta dc lo que por

Pe¡o su mcnseje también er:r en algún sentido esperánzador, inciuso

aquella época lucian los niños de clase media pa¡a i¡ a las fiestas Pe¡o

romántico, en cu¿rto se sugería una supuesta identificación con los nor

en muchos casos no hicieron f¿lta estilos nuevos; los hombres simplemcnre

siguieron usando las ropas de jugar de su infancia: vaqueros' pan-

pioner¡ incluso. Si no tenía más ¡emedio que hacersc mayor, decía 1:r

teamericanos buenos, sencillos y honestos de una generación anterioq

talones de pana, playerrs, jeneys, camiseras, cuellos vuehos y cazadons.

! como los niños pequeños, preferian los colores vivos: rojo, verde,

su repugnante madre, que había vorado a Johnson y Nixon y no veia

muchacha del traje de abuelira, quería ser como su bisabuelai no como

amarillo y azu1. Lo que se ha liamado ¡evolución de los pavos reales"

la lleva¡on ¿ cabo homb¡es de muchas edades, niveles de renta y

dos con napalm, ni en decorar la casa por dentro y por fuera con al-

nada malo en el asesinato de las c¡ías de {oc¡ "la

ni en los pueblos arrasa

convicciones políticas dife¡entes. Las camisas caras y las corbatas de diseño

estanpadas con flores, estrellas y remolinos tenian más colorines

lombras de plástico.

y eran a veces todalia más infantiles que los m& típicos trapos de 1:r

elegancia hippie .

Io¡rvu¡rr¡¡Oz

l-os años sesenta y setcnta fueron una época de gran exuberancia y

EL ¡oo( DEr AlulLITo

v¡riedad en el vestir. Las ropas se trataban como si fuesen disfr:ces,

y cualquien que obscrrase la calle principal de cualquier gran ciu

Una cxcepción intercsante a la tendencia hacia las moda.s inllntiles

dad y de muchos pueblos de Gran B¡eraña o Norteamérica vería a peren

los años sesenta y principios de los setenta se produjo cuando algu

"'n¡, di.¡,¡2.,J:s de beb;,. rbue r,. raqueros. pirur:,. girano.. ino o..

nas personas jóvenes con frecuencia muy ióveres empezaror 3 ves

n,1,1.,.r.'.,,, ¡,,ir.1. . r ¡.r.¡r".. .¡bio, ori¡nLr.e,. Robir Hood I I,rrlc

tirse como si fuer¡n muy vieias Aparecieron hombres jóvencs cn tor'

In,-l)..t'. 1,,. i,rv, rrr,,r ,ris csrmf¡l¿rios de los diseñado¡es -la blusa

no ¡ los vejntc años con las gafas cuadradas y redondr dc unrurr

t,.rr'¡'.r', , Ir,-,l,|r,,I,rr lr,,hle

',r,

dc pepcl, la czadora de plástico de

do¡¡da, las car¡is¡s sin cuello de pcchen ,rlnidorr'rrlr, l l"rl rrr'l t rlr

,,'1,,r " 1'l,r , , .,,t,1,!rr.rÍ,1, l¡, rr,r e rUsi,rsrl. lntrct¡nto, Ias modas

l¡n¡vloschilcc,)sdfs¡h¡,.h'rJ,,s¡.1('..tl'r,,l,"rr i r¡' l,' rrrtr ,¡,,r, | ',1,

!,,,t, L¡r , ¡11.1.,

t,,.,, 1,.,\ rrri,.rrlr. ,¡rrL, I,,s p<,


102 !I LENGUAF DE I¡ MODA

tenciales clieÍtes rebuscaban en los me¡cadrllos y er las ómbolas parroquiales.

üuchos comentarista sociales, incluyendo algunos de los que han

escrito sobre la ñoda, anunciaron que habia llegado la edad dor¿da de

la juventud. I-os fabricantes de ropa y las revistas de modas' ansiosos

..,r .""lam^t un de mercado y escarmentados por el costoso tsa-

'caso "oota

de la maxifalda y otros drseño similares, comenzarotr a asegun¡¡

a los corsumidores que erari Personas maravilloses, libres, creativas, a

la¡ oue nadie podja ni quería manejar. Habíemos etrtredo eo uo nuevo

,n."cirrnre p.riod" de individualismq decian el predominio autocráiico

de los iiseñ.do¡es d. París, Iondres y Nueva York habia terminado

para siempre. De ahora en adelantg todo el mundo vesti¡ía a su

Esta declaración era falsa por partida doble- En primer lugar, como

señalamos artes, no era cierto que los estilos del pasado siempre hubiesen

venido dictados desde arriba- En segundo 1ug3r, y lo que es rnás

t¡iste, era un effo¡ c¡ee r qte el geenin{ de los Estados Unidos y del

resto del mundo occidental fuese a durar siempre. Hacia finales de los

setenta, una economla en dedive y un creciente envejecimiento de la

ooblación him que la infancia dejase de estar de rnoda. Actuar (y vesii.)

"¿ ru m¿n.o. b"bía redefinido como narcisismo' los es¡iloc de

".

vid¡ conLraruftuntes como improcedeaLes. la potítica r¡dical como oÍi¡scación

desleal hacia los problemas reales y la práctica del soro libre como

unr incapacidad neurótica pln el comPmmiso emoc;onal'

Ho¡, )a invención y el luego en el vesrir. el deleite i¡Jaodl en las

posibiÍidades del disf¡az, casi han desaparecido. I-os estilos ¡ománticos

del p¿r¿do recienre han sido reemplazados por roPas caras y conservadoá.

lr de aduJros responsables. I a p:labca de mayor pre$igio

en Ia moda -p, e" -cJá"ico'.

y denLro de parámetros acrgados todo el muodo

se D¡rece. L,o que e\, según los senúmientos de cada uno. ur sigo de

diqnidad recuperadr o de jnocencia y libenad perdidas'

' le¡n no r.ri¡do po' ¡ tui-h er {obn 7}r o.d¡¡s o/'a'adr (1970)' dudc unr '

¡ iud de ñ¡vo' sn.ibiiid¡d h¡cn b, É106 hum¡nc bisicd lññt. . Io |r.t lcc¡onü coñú

ci¡lcs y rocids dc h clliu iñpcñnr. ftl

Memás de deci¡nos

,

la edad qLre úene un hombre o una mujer _o

la que desea apareDrán... ta ropa nos puede decir de dónde es. propor_

croD¿ndonos úüormacrón sobre su origen nacionaJ. étnico o region;1.

O nos puede decir el grupo nacional. ánico o regional con el que-quien

ra lleva oesea que se lo esocre-

Lmrcuas n<rr,u¡rnes v acENTos EXTRANIERoS

CAPÍTULO

Moda y lugar

U¡ hóúbre sensto ev;rá cuidadosmút¿

@alqutr 6g0 parricular en su

forma de vesú; esr¿ pdso¡a... v;sie

igral on el nismo stlq que la pcsona

,e¡sáras y distin$idas d€l lu,

LoD clssrRma

c¿/¡¿i,r, hii¡ Dq

El caso.mrís obvio aquí- es_ el del extranjero vestido cor su treie típi_

co nacional, eleqüulenre indumenr$io de uoa lengua exrnnien. Cuan_

oo vemos a uná mu,e¡ mdra coo u¡ s¡ri. o ¿ un¿ japonesa con el rradi_

cional quimono, las identifie¡nos de la misma manera que podríamos

ideatficar una lengua extranjem, sin que necesariamente comprendaeos

lo que se está diciendo. Sólo si nosot¡os mismos "habhmÁ"

abu-

¡t indumcn¡a¡ie indi. o japonesa -esto es, sólo si conocemos el có?i,

indumln!.rio

Fo

dr ru cuftunr- nos podremos hacer una ide¿ de

lot mcnüJÉl cons¡ttA! q|¡a Ut¡l|mil.n a$a¡ p¡cndas.

Dlnrro rl¡ lu fn¡¡á ¡¡de!¡l¡¡ !¡mbi¿;,c puedc dár el eoui\.á_


104 llNcr \lE l'L Li\t¡n\

lente, tanto indumentario como vc¡bal, de un¿ lengua extr¿njeÉ; x menudo

ambos aparecen juntos. Los agricultorcs amish y menonitas que

vive¡ cn comunidadcs aisladas de los Estados Unidos.v Canadá hablan

una solalen¡¡ua y lieran ropas disrinr.rs, igual que ocurre con los judlos

hasidim de Londres y de Nuera York. Al extraño todos lcs pueden sonar

1' parecer iguaics, pero los nicmbros de estas comunidades rr:conoccn

muchas djfcrcnci¡¡ sutiles de signfic¿do. Enrre los anish, por ejem

plo, só1o los hombres cesados puedcn llevrr b.uba. ELtnje de los rarones

hasidim de la ciudad de Nueva York, según un reciente estudio, indica

seis grados distintos de comprorniso rcligioso, desde cl )'il cu¿si secular

que sólo lleva c1 rraje oscu¡o cruzado no¡mal abomn¿do dc de¡echa

r izquierda, hasta el,Re&üe que tarnbión tiene barba corrida y rrenzas

y visrc con Éa¡ore (una chaqueta ncgn larga), gor¡o de cibelina, l¡¿les

cier (un abrigo hasidim hecho de un tejido sedosoJ, shich ¡' zochen \za

p¡tillas y calcetines blxncot.l

J-n otros casos lo que vemos cs el equiv:1ente indumentario dc un

acento exrnnjero y no dc una lengua cxrr:njera' prendas fabricada: en

paiscs no occidentalcs que imitan cl vestido occid¡:ntal Como ocu¡¡e

con el habla. e1 accnto puede scr iuene o puede ser ran débil que sea

dificil dctcctarlo o ide¡tificarlo. Quicnes visitaban Europa occidental

procedentes de los paises del Estc con f¡ecuencia vesrían traies labrica'

dos en sus países que, aunque se parecian a 1os nuesr¡osr tcnian alguna!

difercncias en el corte que sólo un sasrre podria desc¡ibi¡ co¡¡ect¡mcnr,.

Aun.lre l"',J,n'. ro pou iro. e:'olic,r po- q re r,! -^ rr o

esas roPas como exu¿nlc.¿s.

A veces e1 accnto extranjero dc una prenda de vesrir es obvio y deli

ber.rdo. La mujer vestida a 1a moda quc se compr: toda la ropa en ei

extnnjcro está declarando, a quienes son lo suficicntcmen¡e sofisticados

par.r identificar tal origen, que es rica ¡.que viaja mucho, v tam

bién posiblemente quc no le gusta 1a moda de su propio pals De ehi

c1 agravio a la nación que se produce cu:ndo la csposa de un prcsidente

estadounidcnse se compn Ia ropa en París, como hizo una vez Jacki:

Kenncdy Onassis; o la insistenci¡ cn que los miembros de 1: tanilla

¡eal britá¡ica vist¡n modelos de diseñadores nacion¿le-q ALrn cu¡ndo

no estén implicadas la alta mod¿ ni grandes cantidades de dine¡o. l.t

insistencia en el uso de prendas de vesti¡ hechas en el ertraniero sugic

¡e el rechazo de1 propio pris en iarrc¡ de ot¡o El cám¡¡¡ Li.

1 s.l.nroPoll.,Ti,, H\nlr(r,,¡,n),,:rr..rn\1.,n r: i,rli

'I

1C5

la BBC que se compra sus prendas de vestir cuando viaja a los Estados

Unidos, o la cjccutiva estadounidense que l1em ropa hecha en kalia,

son en aigun sentido ciudadanos inaginrios de l-os Aqeles y de ltona,

v cabe esperar quc manifiesten algun<-,s de los rasgos que en la mente

popular se asocian con estas ciudades.

P.lists ol Mool r l¡scDos DE MoDA

La rnoda, al contrario que la ropa en gencral, rradicionalmcnte está

saLpicada dc tórminos extranjeros, p:reciéndose en es¡o a la conversación

de ciertas personas distinguidas. No dc cualquicr término oitr:n

jcro, claro, sino de aquellos procedentes de los paGes que en cada momento

están de moda; y es <1ue cn cualquicr ópoca unos paises están

de actualidad y otros es¡án deslasados. In que hacc quc un país est¿

de raoda cn 1a nayoría de los c¿sos es l:r ¿lianza o el poder econótrico

y político (aunque ocasionalmente seguirá cstando dc moda dunnte ¡l

gún tiempo después de que su poder cor¡ience a declinar, como en el

caso de Fmncia). En su nivel más pro{undo, este fenómeno es la expresión

del pensamiento mágico. Como el selvrjc quc sc ponc una piel

de oso sobrc los hornbros, o que se prende plumas de águila en el pelq

el adolescente conremporáneo europco, con sus Lelis, está pr:cticando

la nagia por contagio: subconscientemente cree que el poder y la estéric¡

de Los Es¡ados Unidos están contenidos en esos vaqueros y que a.l

ponérseios, accedeé a esas supuestas

"vinudes".

See eL resuirado dc un pensamiento mágico o de la adniLación poL

lo:; ¡t¡ibutos exte¡nos del éxito, el proceso dc imi¡ación clc la moda se

ricne produciendo desde hace miles de años. En l¡ B¡erañe ¡omana los

indigenas prósperos llevaban togas; tras 1a i¡vasión ¡ormxnda lo ele

s.rnrc tran los cstilos {r¿nceses. I-a ali¿nza entre Fr¿nci¿ ¡' Rusir en las

Llic¡das de 1890 v 1900 pu$ de modr los abrigc,s de piel p,rn rnujer

¡rirncro en Paris y después en Londres y Nueva York. Pero el présranr,r

de estilos de una n¡rción domin¿nre o en ¿scenso no es sólo resuha-

,1, rt¡ la ¿lianza:¡¿mbién alecra a paises que políticamente son antagorrisr.rs

o quc inchso esrán cn guerra. A finales del XVI, dunnte el Siglo

,1.()ro f\f ¡¡,,1,

I ¡' ,¡,1)d;rs ibéricase hicicron popularcs en toda Euro

t!,. \ i,r ,ri ,, l,".,.rl,.riler¡¡

',

v l¡s damrs distinguidas:doptaron

1.,,,',,,,,, ,'1,,1'\ ,,n,,,1, Lr ¡,''Lr c.prñol.r. Lr ctcrrcita de la

\",,1 r,, , | , ,, l, ,,1,lrr"lrrrírrs¡rñohrLrvicrinpronLo

f, i,,,,,1,1,'1,,1


106 TL ]]INCLAJ]] DE I A I\fODN la7

l-¡nNda,co,nocutrl,ltri¿rl¿¡rutriqsepuedc"habh'.ona.¿mod!"ni.ro,q!c,n.r.d,:¡trm¿n

( ldcnrlfic¡ r gnien l.lldr..mo nrtiro de rlsú. orru pris. lllrsorh BurL., pr.sid¿lr¿ d¿

l¿ Cru, Rojr Es¡rd.u.idense, .e.ibie¡d. ¡ úes fu¡do¡arjós d. h (i!, Rorr ¡óriéti.tr en Lr

Nri.¡cs Lrnid¡s en 19t6. Obsérvese especralmanLc alantho r d hrgo d.los prr:rlon¿r d¿ l.r

ruro\ y cl 6k¡o dr n' .¡bdl¡.

Cu:ndo no hay una sola nación poderosa, se pueden jlevar los cst;

los de dos o más potenci¿s extr¿njeras, aunquc no¡malmente no se los

ponen las nlismas pcrsonas. A mediados del siglo XVII, como ha scñalado

Geoflrey Squire, los realistas ingleses tomaron sus nodas de l¡ Fr:n

ci¿ c¿tólic¿. Hombrcs y mujcrcs llcvaban el pelo largo y rizado. r' su

ropr cra sueka, ancha, suar.e. ¡ic¿ en colo¡ido e iba profusamente ador

nada con cintas, plumas y cncajcs r ;mitaclón dc l¡' ¡¡r, ¡ l r' ,lc Yt r',

Ilcs. Los puriLrnos. por c¡n¡r,,. ¡Ll¡,pr.,¡,n sul,,r,,1,.,1 lri"l',,'1,t,r,,

testante los homb¡es llevaban el pclo muy corto (de ahí el nombre de

"cabezas redondas" que se dio a los soldados dc Cromweil) y las mujeres

lo llevaban muy estirado hacia atrás y cubierto co¡ una rccatada

toca. Las ropas puritanas, aunque podían estar hcchas de nso o de b¡o,

cado, tenian un cor¡e conscrvador y eran de colores discreros, siendo

el negro, el blanco y el gris los favoritos. (En 1a propia Holanda, como

demuesrran las pinturas de Rembrandt y Rubens, la ropa podía tener

mucho más colorido y ser mucho más lujosa, pe¡o no exhibía las cxtr:vagancias

de ornamento que se podían apreciar en 1¡ cone l¡ances¿:

los penachos hasta Ia cinru¡q las inc¡ust¿ciones de encajc dorado y las

cascadas dc cintas ¡r tirx.)

Un país poderoso no necesita estar muy cerca pla quc sus modas

se pongan de actualidad. Los cruzados que fueron a lucha¡ ¿ Tie¡n S¡¡¡a

entre los siglos XJ y XllI tuvieron que soportar un arduo viaje de mu

chas semanas o meses. Sin cmbxrgo, a su vueha consiguieron tracrse

a Europa una selección de estilos eróticos que hicie¡on fu¡o¡ ent¡e la

c¡istiandad a¡istocá¡ica: cl turbante sarncenq los zaparos puntixgudos

de 1os turcos y el tocado cónico judío. Los cruzados t¿mbién int¡odujeron

colorcs nuevos como el azur y el lila, cuyos nombres conser,

van su origen persa. A finalcs del siglo XJX, la eme¡gencia dc lapón

como potcncia inte¡n¿cional estuvo acompañada de un: pasión por

los grabados, los abanicos, la ceúmica y especialnrcnrcnrrc 1os es

teias- las ropas japonesas que, al¡nquc a nolotros nos p.rrezcrn victorianas,

cn aquella época se considemban oricntalcs. l-rs potlcnros vcr

en las pinturas de los primcros impresionir:rs y r¡¡rl¡ién cn l¡ obr,r clc

\fhistlcr v Mary Cassatt. Un par de décadas dcspuis la cntnd;r de l{Lr

sia en la primera gucrra mundi¿l, así como h visira de los l¡¡lLcrs ruy¡s

r Pa¡is, hizo que la imaginación pública considerara a este país como

una gi¡n potenci¿ y provocó una epidemia de blusas, picles y fle

Cuando se ponen de moda los estilos dc un pais relativ¿menre poco

ncnudo.e debe : qr e e'.e pai. e' e..er.r' o er e.. 'r"-

uento de una campaña militar o económiqr popular o al menos de

óxito tcmponl. La expansión dei comercio con China a finalcs delsi

*lo XVII y durante el XVIII trajo como resultado un gusto por las se,

,l.rs r¡rientales ¡uténticas o de imitación cstarnpadas o bordadar cor mc>

I iv,x ci'nr,, , I l',r,rbú, los cris:ntemos y los dragones, así como por los

r*ri,l," r 1",.,,. r,r¡' i.rs ri¡r, qLrimono que r-emos en l.rs pinturas de

\\.ruf.,r ( )r' ' l rrtn r..,1,. .L¡11,' XVlll frircnr.rn.r ho¡nbrcs vcsriclos

rl|,,"1',,,, ,l ,,,llr,l',,,'..,.,",'ri'.,,^,.,, v''¡hf,.¡,s(lc.¡.rr:\


108 !L LINGUA]I DI fA I{oDA

chinos, posiblemente con el mismo espiritu que hace unos años animó

a algunos de sus descendientes mode¡nos a lucir las chaqueras acolchadas

de algodón de los coolÁ chinos mode¡nos. Sin embargo, este últi

mo capricho fue más pasajero, sobre todo por los cámbios en los métodos

de dist¡ibución mercantjl. En cl siglo XVIII se m¡daba meses en

trae¡ un solo somb¡e¡o de coolldesde O¡ientq hoy en día King's Road

o Madison Avenue pueden este¡ inundadas de chaquctas acolchadas en

unas pocas semanasj y a un precio demasiado bajo como para que se

las pueda considerar distinguidas.

A veces las campañas milita¡es o económicas se suceden con tanta

rapidez que las reuniones sociales en los.ambientes de moda empiezan

a parecerse al Día de las Naciones Unidas en una escuela infantil- En

1804 la expedición napoleónica a Egipto creó una gran demanda de tur

bantes, camafeos y chales; la guerra de 1a independencia de 1808-1814

persuadió a las damas de París y Londres para que se pusiesen sombreros

de copa plana y pan que se cubriesen los hombros con lo que se

llamó .chaquctas españolas". Po¡ encima de todo, las aventu¡as mili¡ares

de Napoleón se reflejaron en los estilos de adornos y complemen

tos del vestua¡io m& que en la forma básica de las prendas de "estir;

era casi como si la propia diosa de la moda supiese que el imperio napoleónico

había de tene¡ una co¡ta vida.

EL pAsADo coMo MoDA: rL c¡t¡c clÁstco

Una de las cosas más ext¡rñas de la histo¡ia de las artes es cómo en

cietos momentos una cuitura muy anterior, nativa o exrranjera, adquiere

una popularidad extrao¡dina¡ia. A mediados del siglo XX< fue el Re'

nacimiento italianq y un poco mas tarde la Edad Media. ?e¡o e1 c¿so

más ll:mativo de este fenómeno tue Ia pasión por la Grecia y la Roma

clásicas que recorrió Europa y América a finales del siglo X\¡III y que

se adentró en cl XIX, condicionando no sólo c1 aspecto del mundo

occidental sino *mbién su fo¡ma de ve¡se a si mismo. Los padres fr.rndadorcs

dc la repúbiica americsna se creían herede¡os de la ci"ilización

de Grecia y Roma. Tanto en los Esudos Unidos como en Gran Bretaña

los políticos basaban sus discu¡sos en los modelos cllicos y cons

truían sus casas de campo imitando la que ellos imaginaban que debió

de se¡ l¿ fo¡ma de las villas ¡omanas. En F¡ancia la historia politic:r

de Roma desde la república a la dict¡dun se conilc'n.," .n ,r¡'. rr.r' r rcr

dé,:¿d¡s como ol¡edeciendo:r rlgún s.rrcJsricl, rcsL,n¡.,, ,', , '1,, \ ,lt!,,tii,,

r!r()DA Y LUGAR 109

Napoleón Bonapane, que fue consecutivamenrc primer cónsul, cónsul

vitalicio y emperador, se hizo pintar con unatoga reclinado sobre mo

bilia¡io ¡omano de imitación y bebiendo de copas rornanas completa-

En la imaginación popular de la época el estilo neoclxico cn las

c¡Jas, ios muebles y las ropas indicaba admiración por las virtudes clásicas

y una rnonl genenlmente alta. Excepto cuando posaban pa* sus

retratos, los homb¡es no se pusieron lx toga -lo quc era una suerte,

pues la prenda es especialmente poco apropiada pan el climr frío y hú

medo del none de Eu¡opa , pero abandonaron las pelucas y los buclcs

y sc dejaron cLpclo mr.ry cono para parecerse a los bustos de los césares.

Por otra parte, la ropa de mujer se volvió esi violent¡mente clásica.

Independientemente del ticmpo quc hiciese, ellas ti¡itaban dent¡o

de ligeros vestiditos blancos de muselina, de cuello bajo y manga corta,

que creían idénticos a las túnies que llevaban las mujeres gdegas y romanas;

caminxban bxjo la lluvia y por el barro con sandalix ¡omanas

de fina suela, protegidas sólo por un chal de estilo griego. Quizá no

seá coincidencix que los comienzos dcl siglo XIX fuesen la gran época

dc la {ragilidad y La mala salud femeninas, especialmente de lo que se

U¿m¿b¿n -dolerci^ de l"' pulm,-'n-". lróni.¡¡enr<. e\r¿\ ,op¿\-rn

poco xprcpiadas distaban mucho de ser auténticas: en primer lugar, es

taban hechas con piezas cosidas en lugar de ser un soio paño que en

volviera el cuerpq y además se cogían con alfilcres. Por si fuera pocq

estos vestidos eran inváriablemente blancos, mientras que la túnicr griega

y romana se teñia de muchos colo¡es. ?¿ra la imaginación neoclásica,

sólo f¿miliarizada con la estatuaria griega y romana, la indumentaria

clísica siernpre era blanca como el mármol, pe¡o crmbién esto er¿ un¡

equivocación, pues como aho¡a sabemos las est¿tuxs estxbxn pintadas

originalmente en colores vivos que desaparecian con el paso de los años.

La ropa de mujer de principios del siglo XIX no reproducíx realmcntc

Las túnies de las vírgenes y matronas clásjcas, sino las batitas de las

niñas de Ia época: expresaba una sencillez no antigua siro juveril.

La moda femenina mjs ¡eciente no ha ¿bandonado completamcntc

lo clásico. bs tnjes largos de scda plisados de1 genial y axcéntrico pintor

cspañoLMariano Fonun¡ popular entre las mujeres ricas y alicion.rcl¡s

¡l ¡¡rc Jc |,s primeros años de este siglo, est¿ban sacados conscu,rc,rr.rrr,,l,.,¡r"t,l'¡sclisicos.Inclusotodavíahoyseveenocasiones

lrr rr.r¡,1, rr,' 1,,,' r'r¡,.r¡,1*',n ()n ciídr ), plis:do hecho de seda o

r'.,,1, ',,

,1,,,,1,

', 11

,,,,,,,,

t,.,,.r.1, ,1,r,r nr, rr,.1(' sc llev.r con un peinado

.i.r,, , l, ,,,,1,. r¡.,,,,,,,,ilif l.¡' ,¡risn¡¡s cu¡lid¡tlcs

',,,,


110 rl TLNCLAtT r,L li N|n\ 111

timos años Occidente h: pasado por una áfaga dc csrilos de inspinción

chino-conunista, por una erupción de caftanes árabes yturbantes

dei Oriente Medio, y po¡ otr¿ de blusas, chales y faidas bo.dadas r"sas,

lenómeno cstc último <1ue se conoció con el e¡femisn¡o .l¿¿É de c¡m

Ta-rtl írNrco Y oRGULro ÉTNrco

El vc$ido o "clásico" "griceo,

La r¿apre

.ido púiódiúrne¡c en rr nod¡, aunque

nündr h¿sidó lan populr ..n,o cn la déüdtr

de 1300. Hó! suelees¡r hechodc nai,

lon o!.liósrr, p.¡o iod¡rh 6 ú¡d .ion¡I,

mente blür.o- y aú¡ se pienstr qnc iNlic¡

nobhzr. purcz¡ r dis¡id¡ti ¡ L mDicr q¡.

lo llm se l3 conpan ¡ memdo cor !ná

d;osx o nnr nini¿. ¡orosrdi¡ de Ho6. P

de nobleza, pureza y dignidad que habria sugerido en 1800. La muicl

vestida con un traje de esre tipo se compar.r a mcnudo en c1 lengurjr

publicitario con una ninf¡ o una diosa. llntrc¡¡nro. r¡ rr.r (¡\r,¡'.¡.()¡

temporánea sigue reflejando l¡ luch;, ¡f po¡cr inr( |,i ,,,,,, r l ,l,,, Lil

l

¡

Il&

Hace veinte o t¡einta añcrs la afirmación dc <¡rc los grupos érnicos

sc pucdcn distinguir a vcccs por su vestido podría haber provocado in'

comodidad, cuando no una total hostilidad. El hecho de que la mayoría

dc hs pcrsonas de las.,naciones desa¡¡olladas" tuviesen acceso ¡ 1¡

ropa occidental económica lue motivo de ¿utocongratul:ción, no sólo

por pane de 1os fabricantes sino también dc los dcfcnsorcs dc un mr¡ndo

unido. Se daba por sentado <1ue la hornogeneiz¡ción de l¿ civiliz¡

ción occident¿l en a l¿ vez inevitable y básicamente bucnx, x pcsar dc

la pérdida de tipismo y u¡riedad cultural. Prácticamcnte lo primero que

hacían muchos inmignntes al llegar a 1os Estados Unidos era desecha¡

}a ropa que los identifica como greenborns:t y la na,voría de los negros

y los indios americanos con cul¡um evi¡aban deliberadamente cua.lquier

prerd L q.re rec.ro^. u Lnic Lipi.o. I o,iq <, 4ei(?. ;.1r aL ,',,.

elocé¿no o saljó de los campos y las rcscrvas scgLiia lLevando pañuelos

en la cabeza o cuero adornado con abalorios, pero pan sus descend;e.

tes llevar ropas étnicas cxcepto cn vacacioncs o pan divcrsión dc l,rs

tLLristas- era algo casi desconocido.

Ho1-1:r expresión del origen n.rcional y la ictcntidacl óLnic.r por nrcclñ

del rcstido es con frecuencia un ¡sun¡o de orgulLo pclson.rl, y r

veces también una {o¡¡ra grálica de afinnación políticr. ELcscocls cri¡do

cn Lond¡es v vestido con la indumentaria tipica de l;Ls Highlands, o

,'l negro americano resrido con un rrrr,¿tir't están dccididos a que natlic

oh ide quiénes son ni por un momenro. Tales vestime¡tas no son

l'.n.n,,r nrmrLdrtr qu: \c rpli.r tr.tulmente: urtr pü$m i¡exper¡ r fá.il de.!g.n¡r

, : t.,l.i.i, .L rignifi.trd. hol po.o te.tr¿n¡e. ile .inmis!¡nte rtcié¡ llegtulo,. Originri¡

'.

'

i, .!" ilDiai.trd. lit¿rl d¿ lost¿rminos¿el rcmFudto. d$ignxba I u¡a-hd.uin¿l

'.

ú.uúnd olen¡meú¿ t¡rmrdos. Ir.]

| , , , d. 1,.,1" ún.r¿r ri!.s ..nle(id¡la tr imnrn; de h rcF. ribal rl¡iún¡. El ori

,1,, Lr, l, r¡., nr nir. J¿ .ontorrsir: prn uros proccdc d. 1¿ l.¡g!¡ _vorub¡, h¡hLdl

i' | ¡ N, ¡, n,!,1,'i t,¡r,i¡.\ 1., ¡.trnó.n 1967 I Bcnniig. flhricrnte


1,12 l.r TTNGUAJ]] D! rA MoDA

sólo un recordatorio o un desafio para el intruso; pueden ser rambién

un reproche a los miembros de otros grupos minoritarios que aún se

pasean por Ia ciudad vestidos como la ma).oría. Cuanto más completa

sea la indumentaria étnica, rnás en scrio se supone que se toma. El es,

cocés cuya única seña de su linaje es una corbata con los cuadrcs de

su clan, o la mujer o el hombre negros que llera un recatado peinado

afro con su traje de calle, no amenazan a los demás, sólo nos están in

formando amable aunque firmemente sobre sus simpatías.

Cuando las personas de origen o linaje ortranjero adoptan delibe

radamente la indurnent¿ri¡ nati\a, tienden a ponerse modeios algo

anticu¿dos,los que llevaban ellos o sus antepasados cuando salie¡on de

su tiena natal. El traje ce¡emonial de los es¡adounidenses de origen ja

ponés, por ejemplo, es más conservador que el de la mayoría de los

japoneses contenporáneos. Asimismo, los coionos británicos que per

manecen en las antiguas colonias cor frecuencia conse¡van las modas

y las actitudes políticas- r'igcntes en Cran Bretaña hace t¡einra años

EL cHrc ÉTNlco

La adopción del tr:je étnico por pane de personas que no son miem

bros del grupo en el que sc originó tiene implicaciones sociales de orro

tipo. Si las ropas son lo que las revistas de mod¿ llaman "érnicas", es

decir, de1 Tcrccr Mundo, sugieren bienestar socialy/o intereses contn

cultunles, o una combinación de ambos. Esto cs 1o que ocurre con todo

tipo de ropa narila de campesino: las camisas, faldas, fulares y pantalones

de 1: India oriental; los cafrancs y las chilabas bo¡dadas de Mar¡uecos;

los batiks indonesios; ios chalecos con flecos y las pulsens de tur

quesa de la lndia occidental; los sarapes mexicanos y las sandalias hech:s

de piel dc carabao; etcétera. Para que sean auténdcas, csras prend¿s han

de ser de .mate¡iales' natunlcs: algodón, seda, lana y piel. 5i son usadas,

tanto mejor, pues entonces poseen el rrana de sus propietarios originales,

que son en 1a imaginación, aunque normatmenre no en la rca

lidad, auténticos n¿tivos.

I u,u¡riode r n,,¡:c irrico. dee.re ipo.e nreg?, . .i,.p

en una o larias de las c¿tegorix siguienrcs: acupunturl astrologia, cannabis,

religión oriental, percepción exrrasensorial, canción/%1¡ r. dxn

zalolÉ, medicina homeopárica, música india o ¡lcl Co,.r¡,, O¡it¡rc.

masaje, meditac;ón. parro v hct.rncir n¡rr¡r¡1.\,.,rr, ,rnr r,'r¡.irri,.r.

noDA y LUG¡R 111

Oxfam,+ energía solar, vegetarianismo, artesanía, yoga y Zen. El número

de intereses y el grado de compromiso se pueden dcterminar ob

servando hrsra qué punto es ¿xótica 1:r indumenta¡ia. Un atavío étnico

(.o-nplero. p,Dec ¿ menre .rqrel en el qu. ,e . orbin¿r rr r u lo, pro,<

de'r¡e5 Jedrq rro' pri$Lerce. nundi,ra..,L<te.o reponder; un:per_

sona quc dedica todo su riempo a la contracultum, a alguien quc está

implicado profesionaLmenre en algunos de los inte¡eses anres relacionarJo..

l-r el. orro c¡.rremo de. e'p.cro. r."pa.onvencionrl ,.rlp.rda

de rcce\oflo, eró.rco. (un tut.r con e,r;np.rdos ndio. ¡ un pe.rdo bru_

zalete de plata, por ejemplo) sugieren una relación de'mero pasatiempo

cor uno o dos de ios component€s más respetables de la lista.

Dumnte los últimos años sesentay los primeros setenta el tnje étnico

acabó ent¡ando en la alta costura, y durante un tiempo significó per

tenenci: a la generación <moderna,. Los resultados eran pintoresios;

Tom \{tolfe, un siempre agudo observador de las modas contemporánea¡,

describía la escena de un ciub dc moda londinense, el A¡erirusa:

rn el gnn salón, sólo los cam¡reros llera¡ car*¡s l¡tancas y corbar¡s

negns Lá clienrelá se sienta en él beffeando, gorgotcmdo y tanzando

risorndas isnitugas en u¡ tunulto de chaquetas dc cuerq túnicas tin_

dúes, lald¡ de anre, bo¡as de asesino de cieñ.os, carnisas dc duelq pa_

ñuclos anudados a lá nucz, collares de cuen¡¡¡ de colorcs b¡t¡¡ceánd;s

sobre la b:n;ga, cudhs ruehos ¡enontándose:t cncuentro dc las petill35

a nediapapada. btusas indias dcss¿sr¿d¿s y nid¡s quc dejs ve; los

pczones dc punta y las aureolas carmesi... Il lugar p-;."

de g¡nn lujo delMcdirú.,ineo in*plicablemente nmdido

".

por --"d.. unr mr,

rea dc cosores¿lidos de una escena muhi¡udinaria de pasaje at nmxsta,

El del¿ta\ Gsnsd Din y Atoz amatgo)

Hov, aunque ya no suelen ve¡se talcs escenas de ca¡naval, esros esri,

los te¡cermundistas rcdavía apareccn a veces en las páginas de Togze

y los llevan rnujeres distinguidas. Las prendas que eligen ricnden a ser,

no obstanre, los resddos fistivos o c.t ¿. ias.rrlt.,rrs de 1""

(luc proccdenj y normalmenre son llamativos -on;ul.r por su nreza, por su precio

o por ambas cosas: los vestidos nupciales mexicanos con encaje iecho

.r n,¡no v con cienros de diminutos pliegues, botas de piel cosida a manq

r. L,, rr,t¡ , ¡,,rr.,nil.,.i¡nr idr.,oarton¡lIundtrdr en Ingláurr

,,,,,,, r, t,,\,,t,1.ú,,,,1.¡,n.\,¡,ir\.1.da.tullo

¡t.¡ tl.t¡ tl,t,,t!.1\1, ),


114 IL LINGLÁ]¡ DT LA \IOD¡

ELuso¡cl.quelNespc.i¡liJl.scnnroJrllxmin\crido.¿¡n.o,sugid¡Li¿ter:rso.ial.i¡t

¡.s$ ¡rt¡liñs an, omÉculrunles Cü¡¡d. la ¡óta .¡ .¡uté.ti.u -G¡¡.5, ¿¿tejidosnrur¡1.¡

t h.cl,¡ tor .trtircs cl comfmniso de qni.n.s l¡ llevrn s\ hrlo. 9u. .utrndo so¡ lmll¿s

coti.n Anurcio aP¡r. o.n ¿l .\ir ld'¡ ¡,Js. 193r.

blusas y chales prinorosamente bordados, sa¡is cargados de hilo dc oro

¡' brocado, cucntas de m¿¡fil a{ricano de intrincada talla y otns cosas

por el csilo. Aunque estas prendas son, sobre rodo, un¡ fo¡rna de consumo

llamativo, ¡ambién sugicren un deseo dc parecer original o elroti

co y un interés al menos ocasional por cl Zen, el yoga, el vegetarianismo,

etc. Después dc todo. 1a nujcr mundan: q"c visre un cafrán de

sed¿ tanbién se podí.r haber comprado un verido de diseño.

lll ¿'Hrc DEL SEGUNDo MUNDo: LATrNos Y Gtx{Nos

Lo que hoy en día se pod¡ía denoninar vestido delsegundo mundo

cada vez sc ve con menor frccuencia. El vestido folclórico dc las comu

nidades campesinas curopeas, por ejcmplo, aparece sob¡e todo en lestivales

y en rcuniones familiarcs, donde el grado de identificación con

e1 .tcr¡uño, esrá en rclación muy dj¡ccta con e1 grado de inregridrd

del tr.rje típico. Una f:ldr bordac{a o un¡ n¡antilla de encrii ¡rnicLrl,rr

f¡v".cc,rl,,'"r cn o¡sioncs r¡¡rbii¡ sr 1.rs ¡,r,,1, l!ir'!r liLr.rrr

'¡cntc

115

a un:r liesta normal, una mujer que desee dar una imagcn cautivadora

mente extranlcra o simplcmente dar que hablar.

Unas pocas prendas folclóricas, como cl pañuelo pan la cabeza, se

han convertido en parte integr:rnte dc la moda normal y ya no rienen

ningún significado étnico espccial. Otras, sólo a medio asimiiar, siguen

rcnie.rdo Ln ,icn fi.rdo rmbigr tr ". suav;bcr; l¿rino¡ne-i.¿r-..on

'u. b'rtl¿. esr ¡l-¡, de plicu,u<. ven i,, .,, .u, borone. d. ¡dor no, l¡

están empezando a usxr en vacaciones homl¡¡er de asccndencia no lati

na, cspecialmenren Florida y en Califo¡nia del Su¡. En un cub¿no

o en un est¡dounidense de origen mexicano, la guayabera no cs nás

<1ue un signo de que se ha vestido para cenar, ir a una fiest¡ o salir dc

nochc. Sin enbxrgo, en una persona no latina una camisa de este tipo

,uciere f¡n- li¡rio¿d .on Américr I rr in; y b planL.: un¡ rc r indi. ¡. iá r

de.: liJ:de. l.r'ir:. Lop c.r, como el ,eiJiJmienro. t¡ *ponr¡r, J:J y

el sentido del ¡irmo. Ahora se intenta vende¡ est¡ camisa por co.reo

dcsde las páginas de fhe Net¡ Yarher como "sinón;mo

de vida relajada

e.infor¡nal,'. Aún csrá por ver si esta campañ: tiene éxito y cuál seú

el efecto semiótico si lo consigue. Las modas ótnic.rs, como las modas

nacionales, aparecen y dcs¡par€cen, y en esre proceso sus signilicados

cambian. El sombrcro tirolés, cn otro tiempo tan común en los tr¡ns

pones públicos, ahora identifica a quien lo lieva como a) L¡nx personx

de,:scendencia suiza, austríaca o aiemana, b) un participanre cn unr

expedición ornitológica o c) un buen pedazo de memo.

Cierros grupos érnicos, aunque no estén asocixdos ¿ una sol¿ n¡-

ción, han conseguido m:rnrener esrilos c¡¡¡cte¡is¡icos dur¡n¡e cicntos

de ¿ños: el más conocido de ellos es e1 de los gitanos. Toda niña que

ha,va estado en una fiesta de disfr¿ces crcc s¡be¡ cómo es el vestido de

grtano, pues es uno de ios más fáciles de improvisa¡ con los m¿teriales

que terg:rmos a mano: Lrna laldr larga o un vesrido de colorcs vivos,

un pañuclo anudado aLrededor dc la cabeza y todos los collares que pucda

cncontnr cn el cajón de 1a córnoda de mamá. (Un zesruTo de gitana

cs, c¡ realidad, una contradicción lingüística: según las creenciai gita

nas las mujeres son marirnal -tabi, imporas de cintura para abajo

v siempre han de llevar indumentarias de dos piezas.) De vez cn cuaniio

la ropa .gitana" reaparece como moda, y se fotografía a las modcios

r.csrid¡s con f¡l<l¡s de flores, blusas anchas recogid¿s, chales de seda con

lle.r)s, t),,ñu, l,\ nruhi.olorcs, gr:ndes pendientes dc aro y abundantes

(,, l.¡,,\ \ I'1,1.., |,.,1, ,,,,, ( r¡,rnJ¡, csros modelos llegrn ¡ l,x co¡¡e.

,r,"...Llil,,LrL.,','ri,,.',,,,,¡,,,\,1,,,.\.\icrrrcn(rJcscrnprreccr)apasio-

, i!rL

',,r.,,¡ ,,, ,,','lt ri , , 1 r.^

j,j,jtb, t.\,ri,ñ,^t¡¡l.fc\(. u¡


116 !L I,FNGUA]E Df L{ \JODX 1,17

sent;do respctable, por suPuesro)) los comPr¿n y se los Ponen I¡ mis

mo hacen, e¡¡óneamente, algunas rubias y pelirrojas, que acaban pareciéndose

no a Ca¡men sino a canarios amaest'ados' Para los hombres

el estilo gitano es a un mismo tiempo mis fácil ¡' más diflcii de asul¡i¡'

pues 1o {ue principalmente exige cs un determinado aspecto l-os hom'

tr",,ru. por naturalez¡ musculosos, de piel oscura y pelo negro,

"on

co''' ."fuIg""e' die"t." blancos, lo pueden conseguir sólo con.que se

pongan.t"nu ca-ir" oscura y un pañuelo de colores vivos anudado alre

iedár d.l co.llo. Par" un efecto nayor' se puede llevar un

"onseguir

solo oendiente de o¡o.

Cuando 1os gitanos no erán de moda, el hombre o la muier que

opta por ponerse traje de gitano por lo gcneral emite señales de pelieio.

Átá d:"clatattd,, conturrdent.-.nte s.tt uiolentas pasiones, sus há

Éito. genio vivo, su natumleza cclosa v quizás hasta su insolvencja

financie¡a. Por supuesto este mensaje puede amoniguarse con

"gitado",',.' una conducta convencional, o con el uso simul¡áneo de prendas con

sienificados contndicto¡ios' una ¡ccatada blusa con unafalda de gitana

o"unas zaoatillas de depo¡te con el equivalente mascuJino Las perso

nas vestid;s de esta forma probablemente se verian muy marginadas,

pues es probable que las rutinas de la vida diaria les irriten y les inquie'

t." ¡ to u"r, se echcn atús a mitad de cualquier aventun

"

Mooe r.ncn,r r Juuí,r: !L DANDI Y 1A ./¡P

La indumentaria negra, especialmente la de los hombrcs negros' es

cxsj una lengua en sí nismz, como eI B\ach Englisú," y casi resulta tan

dificil de entende¡ como ésre para un extraño. Aunque sumamente ca'

racerística, es dj{icil describirla a no ser en é¡minos muy genenles,

tanto Dorque cambia iipidamente como por su gran influencia sobre

l" cn e.oenl. Como han señalado muchos aurores, 1o que e1 pe'

ti-et." -oi¡ o.gá 11""" hoy puede que esté en A4zire dent¡o de más o me

nos un ¿ño. Esto no cs un fenómeno reciente según un experto, e1 estr

lo conocido corno 1q tuagr e"" o PrEpie*"" Panhombres se originó

Lo.o .I'er" l" o dn.s ¡o l

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c!d"r.¡u,;l;s: d.f.ft;. s. usa er?.rpresión Pá.¡ desc.ibi¡ lÁ orod¡s hs c'runrLrs Ltrs

nr*les, cr., q". sc su¡.";dc¡tlfiü..ón los trlunnos de sr¡s cc¡¡os l¡ lietr s¿ ¡do'¡!r'

/i,r (hird.t po¡¡tu. tndnDral¡l¿nte n,u.hos de loJ ldirioos df ¡rnl n \ iir I L ¡ !.i n Pi! l

's

s,ái d,l,ie,n¡ !.r dl.r frl

"{' ,\l,fr,;,,!tlu.,l'tll or,."*l.rr',f'i'rr'r" l r' r r r'

i

t

en Ha¡lem, y hubo un momento en que las canisas de franela roja,

r$ gorr¿s e,(oceü, ) l¡,. ¡m .¿. de ¡lgodón.¡ cr-,dr¡, quc ¿For¡ se, cn

d( n en c { ru. come,cio' a pró,pero. habir¡nr^ Je t¡, u,brni/r, ion$

del o,t¡a¡¡adio de las ciudades las llevaban e¡cll¡sivamenrc los regros.r

.Los

negros urbanos son los dandis de hoy en dia, los auténdcÁ he

'edero.,dr

Be¿u B,rmmel :,u,-'¡re.ucmuev"an ur irreri. po la ne.

chun dc lr rop¡ ) po. el J(r¿lle cr .l rer" nro en orro,rug.,... )

un talenro pam las combinaciones aud¿ces de colores y tejidos quc po

dri¿ 'er r <n, rd ¡ .r< un d ,eñ.rdor p-ofe.ior.rt. re hr p,e,ro de ,c .,,e

J menudo lr e.pcciJ elegrn.i.r de 'o, z,p.r'", ¡ lo, ,onbrero, Je lo.

¡egros, y algunos autores han sugcrido que rep¡esentan un inrcnto de

niruniz¿r üe,cn.i¡ ¡n,'opomó{i-., que lo, zrparo, .,iu.rado, i

u¿gldo' pur-

) lo5 5()rb-ero. qJe rr¡ro gJ\r ¿"r I lo, negrñ,.ir\ en prm di.i_

mur¡r \J\ gr¡rde\ pre\ y,u, c¿be,,¿, ma'r¡ Bs \ er. c..ha.. Fro pare. e

oudo.o: rgur'\e podJ|l Jttrnr que e.ro, /¿pJto\ y c,ro, .onbr<-o..on

:r; orgullo,.r llJmrdr de ¿ren, ión .obr. ,u, .,l.,,,",,.,,.,. ,.,.,t.,

No .on .ólo lo. gaeg,re^ neg-o. r¡ rienes llev.rn op.r. inro,¡dor¡.

de ¡l¡r .o\rL.a..iro,¡nbién murho. neg.o. de mu1 di,r nra, prore_

'ion.. más legírin¿,: Jepore.. publ . o.,J. pe odi,Áo. rcrrru ¡ cinc.

'nL,rc¿ pop-lJr ) n, q"cio.. A .rbogrdo,. pol r .o, , .lé igo, r;mbiin

se les pued€ ve¡ en ocasiones con una vc¡sión nodificada dc este too,6.

f rJen o negro par; <l re.r Jo'.denu, rn¡rec.,<nen, cri.r.r...,r

cstrellas dcl deporrc i. de los medios dc comunicación, y cs un compo

rente rponanre dr cienr. D(queir,,ompo.. one. po"ric.r, pop. l,

re¡ quc,(l¡rrr lrj J\en L -i5 de legcndario. D(r\unri^ d(t h¿, ,pr

Para ser un dandi de éxito se neiesita dinero y buen gusto, v iradi

.ior m¡nre lo. ne¿ro, qr,, hrn .on,egu do.epcrlr.el tiardn d; lr pu

r,re,/r ,rcnDre trn In\en do en ropa -n¿ grur pJrle d. .r, in;r,o,:i

\egur Ln e\ udro. en iqto \u gr.ro medro cn r"pa e? un ve rr,.púr

ciento superior al de los blancos. Muchos aL¡¡o.es han pucsto de relieve

el .lru'i¿' n" delo. ncgro. por lr, rop¡.,;r.r,, eteg..,nLo. y r.rnoién

p. lo, ¿droñovrle,,rro,, eleg,rrL<.. Se h.r,ugerido qu. e.ro, gu,ro,.

!. lorr r de gr.rlr direro ¡soci:d r ¿ ello,. ri<ner re ;, ión . or io, pro_

blcmas quc han tenido tradicionalmente los negros para adquirir oiros

tip<,s de simbolos de posición social, como la penencncia a los clubes

de c:rmpo y hs casas en b:rios de clase mcdia. Si esto es asi, a medida

(tL,f¡unr.r)re l.r igL'.rltlrtl de oponunidades 1: elegancia relativa de los

rrc!ros ¡,r,rl, ,1,-.,, rr,lcr.


118 !L L[\GL],{JF ¡F LA I1OOA

El aspecto del lenguajc negro delvestido que hast¡ los ex¡r¿ños comprenden

es el peinado. El pelo estirado o se reconoce ac'

"¿rreglado"

tualmente como un signo dc acomodación a los valores blancos' mien

tras que el peinado o ¡i¡o "natur¡l'

-q rnás ¡ecientcmenre, los pcinados

de múltiples y finas trenzas- indican org'ul1o racial e intnnsigencia.

Un curioso fenómeno de los años scscnta y setenta fue Ia imitación

dcl cstilo de pelo natural de los ncgros por pane dc los blancos ¡¡dica'

1es. Lo quc se llegó a conocer con el nombre de (lo llevaron

"afrojudío"

hasta algunos SíASP)+ no lo adoptaron sólo aquellos que no tcnían

dificultad para hacerlo porquc se lo pernitía la ta.rtura de su pelo. Tam

bién lo consiguieron con la a1'uda de una dr{stica pcrmanenre algunos

.negros blancos" cuyos ¡izos natu¡ales e¡¿n rcc¡os como velas. El efec

tq espccialmenten los rubios, era sumamente er.tl¿ño. Más recientcmente,

en 1979, sc imit¿¡on las rrenzas fin¿s dc l¡s ¡f¡ic¿n¿s nativas

y de l:s mujcres negns con conciencia étnica, prime¡o fuc Bo De¡ek,

la protagonisra blarca dc la pelicda n, la nujer ¡efcta, ¡' después 1as

mujeres atentas a la moda quc se sintieron atraidas por estc estilo de

peinado debido a su obvia dificultad y a su cose: la vc¡sión del s¡lón

de belleza lleg:ba a costa¡ en los Estados Unidos hasta ciento cincuenta

dólares y se t¡rd¿ba t¡es horas en hace¡lo.

La existenci¿ de cs¡ilos tipicamentc judios, apane dc 1os que Ia lcy

religiosa prescribc a los miernbros de congregaciones ortodoxas, cs más

dud¡¡sa. La indument¡ria de la ?¡incesa Ame¡icana Judí4, o JAPi"' ha

sido el ¡rotivo de un canel cómico rnL,1' r'endido en las libre¡ias esradounidenscs,

pero Ia rop.r quc allí se retrata no parece diferir mucho

dc 1a de cualquier niña rica y malcriada actual. Mc dicen mis inlormantes

que es caracteristio 1a pasión por l:rs botas altas de picl y los

jerseis de cachernira.

También se ha afirmado que 1os cxtravagantes pcinados ahuecados

y rigidos quc llevan algunas marronas judías rcproducen, quizá incons

cientcmente, las pelucas que tr¿dicionalmente adoptaban las muieres

casad¡s en las comunidades onodoxas judias.

Hay un chiste que también sugiere que cicrros tejidos pucden estar

asociados en la mente popular con orígenes judios. Cuenta la histo¡i¡

de dos nujcrcs que se encuenir¡n en un campo de golf. Una sc presen

't whtu Aido sdns t rkini (prókr¿¡t rlgloejón bhnco), ú¡trdouniJtns¡ dc orrs¿n

no€uopeo ) .sp..i¡lr¡c¡t. bri¡áni.q 1o¡o.l,ru¿ "obr

Pentn!.( 3l¡.Lse !r.i doñ¡rn¿ il I

'"' s,clas d. ¡!iú ,4,,m4, ¡akd Iér riro que Jc'igr: r un: nrur.' j'"1; r r J" ' '

l:" '

nc¡ii. h,lu.¡..onsi¿.n mxruiiL,!r. inlf irJi. in¡f l!,¡r.

,l(-'1, rr-r'i,n, ¡, , ,li.L lil, 1, ,., tl, l

'.'¡-t,l¡.1.,,!

lt9

ll pe,n¡d. ¡¡nnl n¿grq o trir., s. rc.o.

no.r rúurlmcntccóúo un¡señtrl dc o.grllo

órnico, ¿speci¿lmcnrc .urndo, .omo

¡qui. se¡leird.es r¡rr.nL¿ lrg.. C.ncl,Is

l¿nd. ¡orosnfir de Júry L. Thompson.

t¡ como la señora Cohen; la orre, una rubia de aspecto nórdico, como

la señora Smith. Du¡anrc cl juego, la señora Snith r¡anda la bo1¡ fuera

del campo y exclama "C),

;,e11,,.

- ¡Vava!¿Es usted judial pregLrnta la señom Cohen.

- No ne lo puedo creer. Digr algo nrás en jL¡dío.

De ¡cuerdo conresra la señor¿ S¡rith-. Llltrasuede:t

El lu1t uctoNer rnrríNrco: cA\ruFL^Ja u¡nANo

Hasta el presenre siglo el tnje rcgional, como cl habla regional, cra

lu¡ram€ntc car¿cterisrico, en ocasiones casi una lengua independienre_

Hov cl equinlenre indumen¡ario dcl di¿lecto es menos llamativq pcro

más persistcnte. Personas de La misma edad, ocupación y gustos visten

dc n,rnrlli*inra scgún la parrc del pais de la <1uc p¡oceoan; no oDsran

rr. rlcl,l,l,, r L,' i,,¡crferencias que causan 1as variacioncs individuales,


120 EL IT\CUA]I DI I A I\{(NI\ 121

l

lNlu,¡clrarir d¿ crmunrre urbano: .r¡ róp¡ rc¡ne l.s.olores or.lros o ¡pag¡do' ls silndrs

r..t¿¡gulÍ¿s. las liner\ p¡rrlel¡ y l¡s .uad.i.ul¡5¿.Itr .iudtrd. La f..m¿ d. lós sonlYúo! d¿

lo! üombks \e rcpirc o la form¡ ¡cl pno supe'nn de lós aurob¡rs t (si lcs damos ltr ruelk)

flr los lInd .olgú.s. Tr¡b¿j¡dor6 c ,rndo el Purtu de l¡nd¡6. ¡oognii¡ d¿ H¿¡ri Cúi¿F

estas diferencia! rcgionales son rnás fáciles dc observar en masa, por

ejemplo en una asambl* polirica nacional o en un congreso profesional.

Dent¡o de l¡s islas británicas,los dialectos indumentarios, corno los

oralcs, crán comenzando a desapareccr. Los galeses, escoceses e irlandeses

cultos 1a son difíci1cs de distinguir a prirnera vista de los ingleses

cultos. La única dife¡encia importantc que se conserva es entre la ropa

de ciuclad y la de campo, o, por decirlo de otla fo¡ma, cntre el es¡ilo

de londres y los estilos provinci:les, enrcndiendo que a veces se pucden

ve¡ londinenses" cn ciudades como M¡nchestcr, Edimbu¡'

"esúlos

go y Dublín. Por lo gene¡al, no obstante, la moda provincial británica,

incluso en las grandes ciudadcs, lleva ent¡e dos y diez años de retraso

respecto a la dc Londres y alrededores.

Lo más cu¡ioso del vestido británico, ¡an¡o u¡bano cono ru¡al. cs

su tendencia a seguir el principio de car¡uflaie. Le ¡op¡ de ctudad .¡

suelc {ab¡icar en colores que rccucrdan Lonrlidades ilr L 1,i,,1':t. tJ ..

¡rento,elh¡,llí¡.I¡¡sciclosnuLros,xvl¡s.r¡.r.,)i,,r,¡r. ,,,i,,' r',,,.

azul marino y los tonos más oscuros dc1 gris. (En lugares con un clima

algo mcjor, como Brighton, son más habnuales Los griscs nás claros.)

Estos tonos apagados y oscuros, como los de muchas ciud¡des británicx,

sc alcgran con toques ocasionales de colo¡: cl rojo de un buz-on

o de una co¡bata, el naranja y amarillo de un macizo de flores o dc

una blusa estamFda. Además, la ropa dc las ciudades británicas riene

un core y unos adornos con 1os que se pretende que la {igura humana,

redondeada por naturaleza, parezca más rectangul¿r, a)'udándola a fundirse

con ¡:l paisaje urb¿no. El disfnz es más complcro cn c1 caso de

los r.arones, cuyo rrajc dc calle 1cl convierte en un ensamblaje de recrángulos

acentuado por un pareguas v un malctín rcctangular. Se prefie

ren ios rejidos lucrtcs y lisos; si hay .rlgún estarnpado, suele ser rcctangular,

siendo especialmente popularcs las rayas finas. Este esilo de ropa

de homb¡e sc cstableció : mediados del siglo XIX, un periodo dc desa

¡¡ollo u¡banístico muy úpido, y ha persistido hasra la actualidad. EL

único ombio significativo se ha producido en 1os tc,cad<,s: el ¿lto nc¡,

ñón de chimenea" o sombrero de cop: fue des.rpreciendo gndLralmcntc

a medida que el gas y la elect¡icidad iban sustituyendo a las estufas de

carbón, ¡educiendo el número de chimcncas aut¿ntica5 y con ello la

udlidad de es¡os sombreros como forma de cam*laje.

La ropa de mujer del siglo XIX no scguia el principio del emufla,

je, más bicn rodo 1o cont¡¿¡io. Los colo¡es vivos o pálidos, los adornos

gnndes ¡' la abundancia de plicgLLcs y adornos redondeados hicieron

a las fémin¿s más visibles y vulnerables qLrc un conejo de peluche rosa

en Piccadilly Circus. Sin emblrgo, dunnte ios últimos cincuenra años

la ropa de tr:bajo y de calle de la mujer sc ha vuelto cxsi t:n rectxngu

lar y apagada cono la del hombre, y rarnbién ellas se pueden ferndir

con el pa¡aje urbano si así io deciden. Hoy el traje de camunaje urbano

sc puede ver en todas las ciudades del nundo, aunquc ¡atulalment€

es más común en aquellas quc más se parecen:r Londres en arquitectun

)' ciima. Que prhcipalmente sirua para ocultar de posibles depreda,

dores a ]os habitantes de la ciudad, o que les pe¡¡rita abala¡za¡sc con

m¡)'or facitidad sobr€ su prcsar o arnbas cosar, probablemente depende

l, rd';duu.s<ouedeob.en¿r.noob,r¿ rr.<1ue.rrrrnn,jor,..r

n,ull.rn l.rs personas, qu€ cuanrc nrás apagado ]¡¡ectilíneo es su vestido.

¡r,r rcr-h gorcr.rl nris ¡riunf¿dores son, en elscmido urbano de h p:1:


\2) rL rr\!1,{lL Iir L1 ¡LOIj\ 1_t.l

EL CAMUFTAJ¡ RU¡AL y LA lAsroRA s1N ovqAs

El vestido ¡ur¿1 británico tanbién csrá basado en el principio de ar

monía con el ento¡no. Los colores preferidos son los dcl paisaje campestre

marones, c¿st¿ños, azules y verdcs, parricularmente los tonos

apagados quc sc asocian con el tiempo húmedo. También se pucdcn

vcr tonos de lavanda y brezo, especialmenten las .egioncs donde estas

plantas crecen en forma silvestre. Y mientras que la ropa urbanatiende

a csrar hecha con tejidos fuenes, como la piedra pulida y ei aslllto des

gastado de un paisaje urbano, los tcjidos rurales suelen ser suaves y r.e

llosos. lll ¿t¿¿¿d, la lana y la tela tejida en casa reproduccn la extura

de la hie¡ba, de la co¡teza y de 1as hojas, mientras que la pana, el tejido

rural tradicional, imi¡a no sólo el tacto del rnusgo sino ei ¿spccto de

un campo arado. Con estos tejidos se haccn prcndas holgadas, arruga'

d.ls y redondeadas que remedan ias fbrmas ¡edondeadas e irregr:lares

del paisaje: de1 arbusro, del árbol y de la colin:. Durante siglos, ésras

han sido las ropas que ha llevado elcampesinq ya menudo l: campesina.

Existe tambión, sin embargq lo que podriamos llamar ropa dc campo

prendas que pretenden sugerir asociacioncs runles pero

"tcatral,':

que no son apropiaclas par¡ la vid¡ rural. En este momento el ejemplo

nrás llamativo cs e1 traje de pastora inglesa, también conocido como

el loo,É Ashley". Este estilo imjt¿ no las ropas que lleva una aurén

"Laur¿

tica p¿stoñ de una ópoca o un lugar históricos reales, sino las que lleva

LiLtlc Bo-Peep en los libros infantiles. P¡esenta algodoncs esrampados

en colores pastel y blanco, ad¡rrnados con volanres, Iazos y ribetes de

encajc dcl tipo que haria imposible l¿ labor e¡ el campq camisones

victo¡ianos blancos de algodón, chalcs dc ganchillo y encaje, y zapatos

pianos de suela iina o ligeras sandalias que se des¡¡oza¡ian en cinco mirur"'

en.ualqu er.orr¡1. l.L¿ fr,<.liJ-rd io c.. Do, .uple.ro. I rrgur

error de diseño, sino parte esencial de l¡ indurnenraria de prstora con

1a quc sc pretende sugerir valores y pl:ceres rurales sin ningún indicio

del arduo rnb:jo runl, ciertamentc para proclamar ¡lue quien la llera

tiene 10 nrjsmo de criadora de ovejas que M:ria Antonieta de lechen.

Ropas como éstas exigen contiluos lavados y planchados, tanto si se

us¡n en el campo como en la ciudad (uno de los espectáculos más tistcs

que se pueden ver en Lond¡es en un día de primavcn liuvioso son

los dobladillos nojados y nanchados de barro de la paston urbana).

l,¡ realjdad, no r''alen más que panuna vid: ociosa en cienas urbanizaciones

de pulido césped.

{,l nj d, prn, r cr r 'r.."1,\. , 'd, ti ., \

rd droJas de PÑoo o h.h.ñ nodün¡,

..n,o l¡ qu. u\ó¡llítrAnronic¡¡hú dd.

.i¿n¡os¿nos. i¡¡ urr vefiói nu,w id!1li-

,rd¡ d. hn un¿nuitr runl, wluid.nrug¿rir

uft d.li.x,li sen.ille, fcm.¡i¡¡ hás

que ün¡ l¿lriliirnh,l c.n 16.ornlci Ropr

de Lrur¡ Ashl.t fon,s.trtír d. srllt F..r.

ciadas con la inocenci¿, 1: juventud y 1¡ l¡ninirl,r(1 rlnrils.rl.r. c ilr¡,1i

can un interés por las tareas dornésric.rs ¡¡rLieu¡<l¡r v t rr'.rr iv.rs: i.rrrlirrr

ría, tejido a nano elabonción clc m.fncl. .r5..r,srur¡ v l¡,,rl.rl¡, t ..rrr

do e i.e'¡n er lJ.iuo,J.! reiri,J .. 1,,,..(.'i

' 'rr'....'."',1.

esta mesa o en este piso; el lLrgar que me corrcsponJc es,i cn cl j.r'rlíl

o en una casa de empo muy gnndc". Con los ¡ños La inJun¡cnt.rri¡

de paston ha ido ad<luiricndo graduaimente Lrn significado más conservador;

o <¡rizá la histori: la hapasado por a1to. Originariamcntc asc,

ciada con los parridos políticos I las escuelas progresistas de Hampstead.

ahora sugiere una tendcncia conse¡v¡dora, o incluso ro1¡, y lo

que se llama "valores

anticuados,,. Parcce apel:u ¡l instinto conserva

dor y protector de los varoncs.Yo me pondría ese ripo de indumentari:",

dijo una sccretaria de Londres quc proclamaba que ni mucna se

vcstirír rsí. .si quisiera <1ue algún hombre mayor de la oficina se fijara

t¡ ,¡,i,.rLrri,rip. quc quier: LLna dulce nru1{ou.,

l.lr,.rr, rit,,, ,, r1.,,¡ri,r,, .,Lin w,hrevive rquí v 11lá en hs islas britán;

,.1. ,,,r,,1,,, ,1,1,,,1,, r l,",,,tLr,.rzos lc l¡x,,,qinismos cnclrgados del

1,, I, l',,,, ,, , \ 1,, i' ,',, ',,,,, ',1,a,1, trÁr.,t.\. (.n Lr ¡rrr¡.rliJ¡cl tic


12+ IL LINGUAI! Df, I-{ \IODA

re un ¿specto b¿stante te¿ffal. El somb¡ero neg¡o con hebillas, el chal

y la falda ancha y lalga de la campesina galesa, p¡obablemente se ver

con mayor frecuencia en actores, bailarines folclóricos y cam:reras inglesas,

escocesas e irlxndesas, que en mujeres gales¿s no¡males. En Es

cocia, aunque los tnjes vcllosos dc ¿t¿e¿l son la prenda masculina prefe¡ida,los

auténticos escoceses a veces usan el hilt. No obstante, a menos

que estén en lxs Fuerz¿s Armad¿s, estos hombres son casi siempre de

portistas, intelectuales o r¡iemb¡os de ]a alta burguesía y la aristocracix.

A los visit¿ntes se 1es deberia advenir que el uso del kilt (nunca

de an kilt)por pate de los ¡uristas se consjde¡¡ ¡jdículo e jncluso vergonzoso.

Aurvas Y c,lNUcÍJr

Aunque el traje típico de Gran Bretaña está empezando a ditumi'

narse, el vestido colonial briránico continúa siendo sumamc¡tc car¿cte¡ístico.

A los aust¡:lianos, por ejemplq a rnenudo se los puede reconocer

por su afición a 1as prendas que sugieren la búsqueda dec,mguros

por el interiorl!'! Camisas y chaquetas caqui, chabacanos chalecos de

piel de oveja, botas :ltas de piel y el famoso somb¡e¡o de monte. Estas

ropas las pucdcn llevar igual mujeres que hombres. Otra peculiaridad

de quienes proceden de abajo;t't't es "allá

su afición a los pantalones

conos, prenda que no sólo usan cuando salen de su país sino que, se'

gún cuentan quienes han estado al1i, da al paisaje urb:no de Australia

un especto único. No es nro que empresarios y tnbajadores acudan

a sus puestos de trabajo con las rodillas ¡1 descubierto dur¿nte 1os me

ses de verano, y hay quien dice habe¡ vis¡o a médicos con bata blanca

y pántalones cortos, a catedráticos con toga y pantalones cortos, y a

:bogados vestidos formalmenre con chaqucta oscura, cucllo duro y corbata

de regimiento, bombin... y pantalones co¡tos. Donde te¡mina Ia

musculosa, peluda y morena piern¿ austr¿liana estos homb¡es llevaban

convencionales zapatos Ox{ord4>f+* negros y a veces hasta ligas. Presu-

" tsor¡¡ coloqui¡l de ll¡nar ¡ ¡urr¿li¡nos,v o¡&lic¡a- asrerirmdú. r¡ úl{n¡o ¡ !c.6

* refiere ¡ Ios t¿¡coan¿dicosB r 3 r¡c6 ricnc Rnbién u¡ sisnj{icado d6pcctilo. [r]

'r'r ltefe.idr específictrmenre

A$nlia.lap¿hbF o,¡¿:.*. de la qu. "i.!.¡ior é ¡q!írn

du..ión,rlndesieDprerl¡regióndspobhd¡.i¡id¡lll¡nadclint.rior,lcAur.¿lia.lorcsr..

sión, curlqnie. resión ¡o .ivil;¡d¡ cor stas dnddis¡ias. Ifl

+++lirdn..iónde/to,¡D,u,¿r,rr.rürinqlésinlormrl.AusrnlirvNr,r¡l,'¡l'llI

t25

miblemente no es sólo un deseo de comodidad lo que lieva al uso de

esta i¡dumenta¡ia, sino ¡ambién la necesida de recordar a los obse¡vadores

que hasra cl;assze más resperablc es esencialmente un vuonil gue

¡¡illero.

I¡s estilos canadienses, lógicamenrg son más sutiles y, como el acento

canadieÍse, a menudo son dificiles de distingui¡ de los Estados none

ños de los Estados Unidos. Sc tiende a las bufandas largas de lana, a

los jerseys grandes (a menudo con dibr.rjos de renos cubistas y copos

de nieve) y x los chalecos acoichados. Cuando hacc buen tiempo el canadiense

anglófono se pa¡ece individualmente a un estadounidense del

Mcdio Oeste, aunqLre cn grupo a veces se los puede identificar por su

afición a los cuadros. Los canadie¡ses f¡¿ncófonos, por su pane, lucen

un estilo algo más curopeo, y las mujercs en especial tienden a vestir

de forma nás elegante o rnás llamativa; incluso en los días de invierno,

con temperaruns bajo cero, se las puede ver abriéndose paso entre los

montones de nieve de las heladas cailes de Montreal con las piernas en

fundadas en medias de n¡ilon y con botas de tacón con clavos.

B¡lúNtcos y EsrADouNtDtNsrs EN EL rxrRANJ¡Ro

Según c1 estereotipo popuLa¡ la moda estadounidcnsc y 1: británica

son dos lenguajes independientes y rnL¡rl¡¡mcnte incomprensibLcs. tin

la realidad, no obstan¡e (como la lengua est:rdounidcnse y la brninic,r),

no son nás que dialeaos dife¡entcs, no muy difíciles dc cnrcndcr Lrn;r

vez que se han asirniiado los principios lingüísticos básicos. El n.rlcntendido

ha surgido sobre todo porque la gente se fija más cr los nnti

vos de otros paíscs cuando hacen turismq y los turistas británicos vis

ren dc lorma muy distinra a Los est¿dounidenses, en gran medida porque

su idea de lo que significa viajar al ertnnjero es profundamente distinta.

Los Estados Unidos tienen una historia de aislamiento político y

autosulicicncia económica; sus ciudadanos normalmente han conside

rado al¡esto del mundo como una zona catasrófica de la que las perso,

nas ¡fonunadas o at¡evidas emignn a 1:.tierra promerida". Alternativamente,

también pueden ve¡ a ot¡as naciones como meros lugares de

intcrós turisric,¡ c¡ncrerizados por su pintoresquismq por el exotismo

Jc l.r ll,,r ¡ v 1r l.rrrr,r v ¡rrr 1¡ cxis¡enci¡ de ext¡añas cosrumbres. El tu

,i,r.r,..rl,,,rrr,i,,,.,,l, ri.rir¡rrrclrxrr.rnjcroscpone,porconsiguienr

,. . i ,, I , r . L ¡ , r ,, ¡ , r r I r I ,¡

| r \ | . r I r rLr.r z,,r.r r.rr.rsr rrific¡, o p.Lr:r una visita

,,,,,,,,,,,,,,,,,,1 |,,i,,,,,,.,.,t,.,,,t,)k\ vivrir. rct, iv:r,


llr, TI LINGUAJI DI IA T{ODA r2/

mente bar¿t¿, que no vaya a suscitar envidi¿ y en la que no se note la

sucicdad.

Cnn Bret:ña. ponu p:tne. sigue .iendo i-n:g narianerte un i npe-

'io nundi¿1. s¡. ciud¡d¡no' r:rjan r' e:rL-.rnjcro eomo'<pr6(nLrnL(\

de la metrópoli, preocupados por mantencr 1a rcputación dc su pais

y por dar un buen ejemplo a l:s mzas inferiores. Los británicos, por

tanto, cn lugar de vestirse informalmente pal¿ vixjar se ponen de tiros

largos, sean cuales fue¡en ias condiciones locales. Ho¡' en día aún se

pucden ver turistas británicos (especialnente si nacie¡on antes de la se

gunda guern mundial) sudando callada y valerosamcntcon sus t¡¿jes

de tres piezas y sus co¡b¿tas o con vesridos de manga larga, pantis

y zaparos cerndos- en los extremos cl;m¿s vcnniegos de Atenx, Roma,

Los Angeles y \fashington D.C. La legendaria costuml¡¡e británica de

camb;arsc de ropa para cenar bajo lxs adversas condiciones de las colo

nia: también sob¡evive como una ¡endencia a vesdrse con ropa aún m&

incómoda después del anochece¡.

Por supuesto hay muchos turisras británicos y cstadounidenses quc

no se visten de una manera especial y por tanto no se les puede distinguir

de los nativos de la n¡ción he¡mam. Pe¡o, como son indistingui.

bles, no se les distingre, y el este¡eotipo conrjnúa prospcrando. En consecuencia

nuchos estxdounidenses asumen que los b¡nánicos son

estimdos v ceremoniosos, mientns quc algunos británicos, igualmente

desencaminados, espenn que todos los estadounidenses sean relajados

y simples, incluso ordinarios. El grado de incomprensión depende, por

supuesto, de la región de los Estados Unidos de la que se tr:ne, como

ocu¡re con el hablá. PaÉ un bostoniano co¡¡iente es mucho más difi

cil entende¡ la forma de hablar de alguien dc Atlanta, por ejemplo, que

entender a un inglés de clase media. El lenguaje bostoniano de la indurnentaria

cs, también, mucho más pxrecido al de londres que al del

P¡ofundo Su¡:'

EL TRAJE T-rPIco Esr{DouNIDENsE

Aun ho¡ en que el paisaje de los Estados Unidos se está haciendo

cada vez más homogéneo, no hxy en ¡ealid¿d un estilo de vestido que

* Ei D¿4.toúr, h zo¡a de lor !$dos Lnldos que se.o¡sid¿n.rts riFi.¡E.r¿ slr¿ór.

conservrdon, especialmente hs zonas má\ ¡1su. de ld Ertrd.s J¿ Geoqir.ALbrn:. \14\i'!l'

II

I

t¿

se pueda llamar típicamente americano. Un ccntro comcrcial de M¡i

ne puede parecerse superficialmente a otro de Georgia o Ca.lifornia,

pero sus clicntas tendrán un aspecto distinto, pues 1a historia diversa

de estos Estados ha dejado su huella en el vestido.

En los Ilstados Unidos, como en Gran Bretaña, l¿ lorm¿ de vesti¡

tipica de las distinras regiones se puede observar mejor cn los grandcs

congresos n¿cional€s! donde fac¡o¡es como la profesión y el nivel de

ingresos son relativamcn¡c unitormcs, Ln cstas rcuniones se ponen cla

nmente de maniliesto las diferencias regionales, y las podernos confir'

mar fijándonos en los distintivos que los estadounidenses suelen llev¡r

en las conr-enciones con su nombre y su tugar de origen. se pueden

distinguir cinco estilos diferentes: 1) el de la viej: Nuwa Inglatern, 2)

el del P¡ofundo Sur,3) el deL Medio Oeste, 4) eL del Salvajc Oestc y

5) ei del Lejano Oeste o c¿iifo¡niano. En zonas f¡onte¡izas, las indu'

mcntarias normalmente combinxn est;los regionales.

I-os estadounidenses que no viajan demasiado denrro de su propio

pais con frecuencia malinterpret:n l<,s estilos de otras regiones. I-r:x na

rurales de los Estados deLesre, por cjcmplo, percdcn haccr una lectura

errónea de ia ropa del Lejano Oeste, creyendo qLre indica una mayor

informalidad o una mayor disponibilid¿d sexu¿1 de la que en reali

dad está presente en ella. El ejecurivo de aspecto indolenrc de Los Angeles,

con su crmisa depor¡i\E des¿broch¿da y sus sandalias, puede en

realidad estar pendicnrc de la prinera oportunidad quc se le presente

para no dejarla escapar hasta un punto que escandalizaría su colega

de1 este. También se puede d¿¡ el e¡¡o¡ inve¡so' un califo¡ni:no del su¡

puede descubrir con sorpresa que el natural de Nueva Inglaterra que

¿c¿ba de cc¡noce¡, con sus trajes de colores sobrios y perfectamente abo

tonados, está harto de negocios y está deseando emborracharse o me

NokFsrt y suRrsrE: puRITANos y tLANTADotls

L,,s grrses y severos trajes de los colonos puritanos de Nueva Ingla

ro rr, v * srspcchas dc <1u cl color y ios ado¡nos son una tr¡mpx

,1..1(li.,i)lo. h¡n d€jado su huella en la indumen*¡ia actual de los habir.r,rrc'

,lc cst¡ zonr. En cualquier gran reunión las personas proceden

rc',1. c't.r p.rnc del p;ris irán vestidas con colores más osclrros -sob¡c

r, rl, rr'¡ro, qri\ '

v.rzul mlino,rmenudocontoquesdeblancoque

',., ,,,.',1.,,, 1,,' , ,',.11, v ir x pLrñrx

" .rlnric|m.rc1os clc' la indumcnraria ptr-


12E ¡l I-INGUAI¡ Df L{ \lOD-{ I2'

ritana. Ios tejidos seún más lisos (aunque más pesados v a veces más

carot y las hechums Jnás simples, con menos de¡¡oche de tela: las jal,

das, las solapas y los ado¡nos serán más estrechos. La mayoría de los

homb¡es lleva¡án además rrajes y zapatos hechos en Inglatern (o dise,

ñados para que parezcan que están hechos cn Ingiatern). La ley del ca

muflaje también operá en Nuera Inglaterra, donde los cielos grises y

los patajes urbanos oscuros y rectangulares están a la o¡den del día.

El vestido cancterístico del P¡ofundo Sur está basado en un clima

que no requeria ropas pesadas y en un¿ economía que dunnte muchos

años eximió a los blancos de clase media y aha dc todo tipo de trabajo

manual y abarató 1os costes de lelanderia I planchado de ropa.'Ho¡'

los tnjes bl:ncos del planrador y su gusto por cl lino y 1os primorosos

y frágiles vcstidos largos de su esposa y sus hijas sobreviven aún en form:

mode¡n¿. En nuestro congreso nacional imaginario los larones su,

reños ilevaún trajes de colo¡es más claros -beigcs v grises pá1idos

y se notará un cierto dandismo que se expresará en los puños fnncescs,

las corbatas más caras, los tejidos más sedosos y las raps más anchas.

La ropa de mujer seú mi flo¡e¿da, con tendencia a llevar lazos, volantes,

encaje y bordados. Si es blanca, probablemenre seá Io más blanca

posible un cutis pálido aún es el signo idcntificado¡ de una dama sure

ña, y en las mujcrcs la piel bronceada por el sol se considen poco cicgarte!

excePto en turlstas.

Mtoro oasrr r sarv,yl orsrF: coloNlzADo¡ls y \AeurRos

los Est¿dos dei Medio Oeste norteamericano y de ias gr:ndes lia

nuras fue¡on colonizados por hombres y mujeres que tenían que hacer

su tnbajo por sí mismos y <1uc se enorgullecian de ello. Eligieron ropa

fuerte y páctica cn la que no se notaba la suciedad, que sc lavaba muy

bien, era resistente y neccsitaba pocos planchados, hecha de guinga, de

l.insel-'toolse¡" y de lona- De esta ropa desciende la indumentaria actual

del habirantc del Medio Oeste."" Este estilo lo pucde ver cualquie

l¡ en l¿ televisón esradounide¡se, donde lo lleran la ma_vo¡ía de los

presentadores de informativos, políticos, entrevistadores y actores dc

' Td¡ bss ncz.Lá d¿ hiló y lua o trlsodón r- la¡!. lT.l

+ t F.¡ cl orlEinal, l,lil¿le Aht¡n?,, que designr ¡tr.¡o r un e{¿do!¡ L.r!rJr.1.,.,¡,1 ,

en sened (fftuds roliri.s nód¿nds o .o¡s¿n:dons, nlor.s .o.$\ nr (,I , , , .,

especít'jcr.ren¡e, ¿!¡¡ 'ocialcs

tc^o¡¡ d¡ .,1¡s¡ hlJji ¡.1 \ e¡n, O¿rr Jr l,), Ir.'.r1.¡ L ,1,. I

anuncios de productos de cocina_ pe¡o aun cuando sea c¿ra, ia moda

del Medio Oesre no lo es trn¡o como la del este; normalmente rambién

es más deporriva e informal. Ei intcrés de los colonizadores por 1: acri_

vidad física y el ejercicio aún es inrcnso en esta pane del pa1s, y como

raultado 1os pajticipantes en nuesn? conv€ndón qo. p-oaar, j"ilt.a;o

O*re. p.uecer:in mi. ,¿no, ) n¡, ¡, érico, -y rjnoier r)s- mj.

rorn,do\ que.u..oleg:.Jel r o r hJ-ned" nore.- i del c¿lur",.

y hur¡Fdo \ur. su. ¡:i.. rerdcnn h.r.i.r to, colo-., ro.r.do. y rnrvo

n(. de lo, m¡i7rle. rralo. er tug¡. Je hr,i¿ lo. qr,.e, oe to, i.,to, d, I

¡(te. |¿ m¿t^ . l'evr":rr c mi'¡s hl¡rc¡, li,¡, o r"n roorno\ rJnD. l

en blanco., y sus corbatas a rayas o ripo pañuclo ser.in de colo¡es más

,rrosc :r,s:nprdr..on dibL¡io. ¿ rrJ)ore\clJq,,¡'1. c"npr:rr.

(r ir¡ ,ubna rierdr, de \uer¡ yurL 1 tsoron.

fl tnie taJi.ion¡l del o.'.e c:r. poi .upurro. el dct vaqurro rtc ,a

po, (t r .tJn renro de rqueIo. .lmplio, e.p.r.io..rbier

ro\. {\te e! ( | (.r rn qlre .,. h¿ r i.ro n eno, jr flu.do por lo, de o .r. ..

groncs. En cualquier convención nacional las personas proccdentes del

Saivaje Oeste ser:ln las más fáciles de identificar. En primer lugar, sue

lcn .er.n., ¿1r",.

ecrér , .,6 ¡o, ¡, ;yuJr rl, una,

l)otr.. {lRuno\ pJede r ller¡, l, ird¡menr.r, i.r o., iJ.nr¡Í."rnplcL¿. ¡

cquivalcnte de una voz cansina, de una fo¡ma de hablff a¡,as¡;do tas

p,rlabras; pero hasta el más conservado¡evelará, o más bien proclam.r,

r.i.por rediodc,u re,rido..e ter'r.ld region:1. s,., q,.""|,."","r-_

\.,!ron urr ./rr¡ d< \e/ en currJo u.i, no.rfor,: qee .engr que v( Jol

l¡ vida en los r¿nchos, o te llamarán pat o panlnef:t Un hombre vesticlo

r.',, e Llrlorrc.onrcn.ionr'de o, neg^,.". llc"rt rr , rlz:do que

¡()( reco'o¿m td, bot . de vrqLero o ur ,orrbr o de ¡l .rr,\.r I ,n_

¡'li.r cnpr la¡rbiér e, oo.'bl¡ ¡¡¡ ¡,, muic,e, I'ercn t",,,. r. ,,1 .¡"-

'lrr(rr\ \ l¡ld . Duedr I re.rcr un ( ñne o, ciJenr¡1. (.pe. i¡lrrenrc, i.r,,

¡xr clctús. luede qLre algunas lieven camisas o u""iiao. ..,o

rk,color rojo o azul marino imitando un pañuelo, o un ¡uténtic<,'o¡_ "pt;,t.,.,

rlLrclo cstampado de alJaodón anudado alridedor rlel cuello.

| | l¡¡AN() OLS¡',E: Á\¡ENTURIROS.t BEACH BO:|S

l,\ lr.rrl'¡as v mujeres que colonizaronelLc¡ano Ocste consrituian

¡r, r:, ,,t!) !.rr,.r(lo), bas¡¡nre disoluto. La inquietud, el deseo de emo_

,r ., 'r r. '.

,t |

- : | ,,. .o, . p, ., ,, .4.,,1

' ''F: ol

-


130 EL Ii\CUAJI I]I T.{ \ILJI]¡

cioncs, la espennza dc conseguir una tortunr en oro v a \rcces una ne

ccsidad de burlxr la lcy 1os llevó a emprcnder el largo .v pcllgroso liaje

a tnvés de monoñar y dcricnos, o por mar, rodeando el c¡bo dc Ho¡nos

I-n nás de un seltido cran aventureros, v con frecuencia legerzdoes;'

gente dcsesperada. C¿lifornia er¿ un territorio en donde ¡adic les ib¡

a prcguntar sobre su pasado, donde se accpraban fácilmente los carac¡eres

y 1as conductas poco conrencionales. Todavía hoy en quc. corrto

dicc 1a canción cornrry, el o¡o de Califo¡nia está en un b¡nco en

"Lodo

pleno llcverly Hiils a nombre de orro", e11ug:r tiene lareputación de un

Eklondo. Hombres y muicrcs dispuestos a lugárselo todo er apuesr:rs

arriesgadrs con la esperanza dc sacar un.r buena rajada, o deseosos dc

dejar atr.is lios lcgales, fin.rncieros o persondes, a ncnudo se ian al Ocstc

l-¿s nod¡s celifb¡ni:n¿s actuales son en muchos senridos modas de

a"enture.os 1'.'xcéntricos. Sca cual fuere la n¡oda en un derermi¡ado

momento, l¡ vcrsión calilo¡nia¡a scrá más ext¡ema, más lariada po -r'

siblemente por 1a inlluencia de la numerosa población hispana con

más colorido. La ropa suele se¡ más ceñida de 1o quc sc consider: aprcr

pi.rdo en otros lugares y tiende a dcjar al descubie¡to más ca¡ne: es co

mún en ambos se*os Ia inc.rpacidad pan abotonarse la camisa por encr

ma del diafngm.r. Las vinuos¡s am¡s dc crsa de clase tr:bajadora pueden

ilcvar ropas que en cuaiquier otr.r pane dcl mundo las identificrria como

putas baratas; rcrcditados empresarios v profesionales pucdcn vestirs:

dc Lrna Iorma gue más a1 cste les harl: perdcr 1a mayoria de sus clicntcr

y ,1.c llamaria la ¿tención de Haciend¡, cuando no de la policir'

A Los naturales de C¿lifornia del Sur, y muchos orros de lo que ahora

se ll¡ma el Cinturón del Sol (una flanja imaginaria tie tiern que se

crticnde a lo largo de1 sur de los Est¡dos Unidos desde Florida a S¡nr:

llarbara, pero excluyendo 1a mayor parte dcl Viejo Sur):"'tambión sc

1os pucde idenrificar por sus bronceados perpctuos, que con frecuencir

hacen que la piel de hs pcrsonas de ¡redian¡ cdad reng.r un ;sPe.r)

dc cucro viejo pero caro y bicn bruñido. Los honbres pueden tanbiit:

llcvar 1a indumenta¡i¡ conocida como .Su¡ llclt Cool,,: traje de col,l

beigc pá1ido. camisa con el cucllo abierto (n mcnudo de un ¡ono n,"'

oscuro <1uc el rraje), moc¡sincs de colo¡ c¡ema y galas de sol de ;r,.,

dor. La ve¡sión femenin¿ dc csta indumentaria cs similar, erce¡r,r ,

(r /u... q . .'.¡n '.r,,1 i,' Jc r¡.on it .

" D¿.hi nrlr¡¡ci.i ¡srtrñ.1tr, eú pil¡b¡¡ I ¡nc.n irrl¿\ do' isn,ltr¡],\., : .., .r

qle.rn¡.nli¡ir.on.!de.¿¿rspcn¡!'. r !. s¡gu¿. \i!.il:.rlo n.:5 |ñis..r'r. . .

xi rn¡inJ fioh¡r G¡ $p¿.irl ¿l!u. ¡¡ttrLr.n li J,onl.n, ¡, (rL\r,i r:¡

'"' Il s ¡.1 " ¡trn f,n.' Jr l !u,rr, I L I I

Dr¡*.qz ¡¡c¡o¡v¡r: purrr¡uos o¡t CnvrunóN n¡r- SoL y rAeuERos rr'R¡ANos

Algunas pcrsonas que lleran mucho tiernpo viviendo cn Californi¿

v en ias orras regiones dc los Esrados Unidos quc tienen una idiosinc¡asia

indumcntaria definida se nicgan : vesrirse con los cstilos car¿cteristicos

de ese á¡ea. lln este caso el mensajc es claro: esras personas son

desgr:ciadas en ese lugar ¡,/o no quieren que nadic lcs atribuy.r los rasgos

asociedos con ó1. Est:s personas, si csrán deprimidas, prcden adop

ta¡ una lorm¡ de r,.esrir inprecisa y anónima; si csrán de buen humor

puede que uscn h indumenraria dc alguna otra región para proclamrr

.rs1 su simparia hacia cl1a. En términos lingüísticos,lo que tenemos ct

¡onces no es un acento regional, sino l: adopción consciente de un dia,

lccto por parre dc un fo¡¿s¡e¡o.

En Los cen¡¡os urbano\ dcl oeste y el Lejano Ocste los banqueros

v 1os expertos lin:ncieros de aml¡os sexos a r-eces adopran una forme

Jc hablnr más propia dcl este v un aspecto físico de \f:rll Srrecr para

ilar ta imprcsión de seriedad v rndición. Y ¿ctualmentc hay profesores

unive¡sita¡ios en CaLifornir del Sur que hablan con acento bosronirno,

'c pasan la r-ida entre las estante¡ías de las l¡ibliotec.ls, evitan la playa

v s€ vtsien con rop¿s que no suscitarian ningún comenrrrrio en Harv:ud.

Qulenes ilegan por primera vez a esra zon¡ a veces tom:rn a csros

h(,mbrcs y mujeres por profcsores visitantes procedcntes del este de los

I:st¡do5 Unidos, v sc sorprenden al descubrir que llevan treinra o cua

rcnt¡ ¡ños vivie¡do en California del Sur o <1uc han n¡cido allí inclL¡so.

I-r populrridad de los diversos estilos region:rles de h hdurnenta¡i:r

c't¡Jounidense, como la de los dir-e¡sos esrilos nacion:les, esá relacio

,,.rcl¡¡¡mbión con fac¡ores económicos 1' políticos. Hacc unos años 1as

,r¡,xl¡s¡ ¡renud,¡ se o¡iginrban en cl Lejano Oeste y la palabr;L

"Cali

l,,rnir, in un.r prenda sc co¡side¡¿b¡ un ¡trac¡iro. Ito¡ cuando el por{,r

l rl c¡c¡Lnric¡tc, demográlico se cstán desplaz¿ndo a los llsr¿dos

1',, Je pcrr ólco rlcl suroeste, los esrilos ^lLrcr,,rts

de1 S:lvaj.- Oeste -par

r,. ,,1.rrcrtc l¡x dc Tex.x- cstán en boga. Esra moda, por supuesro,

¡r (\ '

rr1.r.r I )u¡.ürc Druchos :ños hombres que nunc¡ han cstado más

,, ,,., (1, rLl,.r \ ,.,r(lue rn c1 *ukhaase de su l¡arrio se h¿n puesrc la

,,r,lLlrr, ,r.rri.r Llel rrsrr ¡.rr.r significar que son independientcs, duros

li, .,,,ir,.,,i/., l,r u r¡.r l¡ istr ¡, i¡ le Flannery O'Cc,nnor, por ejempio,

,1..r,r,. rr,, r ,,r.Llr,

" 1,,lr.e, it'e vcsrido con .un rígido sombrero gris

'1, , '.,.r,

.,,. t,. .,. ,1...,,t,,,.,,i,..,r l,,rr,¡rrpr,,.rl

n ti., .,.,irf,r(l(¡. r.ün vcz to corrsiguen.

l, ,,Ll ,,,t,, 11 ,1,,1, 1, i,,,,,rr,,,r ,¡,,rlrl rrrr, sc i¡.r irrrrc,,¡cn


l.t2

¡t. r.¡N(iu-!L D[ r.,\ \loD-{

CAPÍ TUL o

5

Moda y posición social

Desde el prjncipio.Le lo\ ¡icnpos el

hombrc htr us¡do h roPl ptrr¡ lencer

rus se¡rimidú¡oi de lrfcrio.iJad r

pú llcsrr!lconve¡cinricn¡o de su $,

rcrioridad sobrc cl ¡e*o rle la crc¡-

ción. i¡clL,idos los ¡riehbros dc sü

prcpia famili¡ysu rribu, t !!.r pro

\oc¿r rdniñ.i,i¡ y ascgur¡se de que

_:. -

cu¡.do el climx.ul!€l es trF¡óPndo. L.!

erilos qüe s¿ llevú c.ltr inltrncia s. r..!

t.nn más Lr¡d. conó.op¡¡c ad"l¡o L:s

indumentrils dc6ir:.tme adoinadrs d:

Ocr. ¡mern¡no, obrirment n¡i¡aci.r¿i.

qlc bo-r se !¿n .. 1s ctrlls de las ciudtr,l:r

br !i.iú\ y dradouidense\ d!¡ir¡¡ di!?r

r¡'¡.nte ¡l¿ lo\ d¡ir¡.6 de 'rqucro 9ue rL:

ro. ún popuiarcs ¿nú¿ los n,ños I¿núl

dElnr n,n6 c¡ Los ¿no\ rdn!¿.urtml

r.in.urnk. Tu¿son, 19j3.

tado con el alejamiento de las rnodas extranjeras gue ha acompañado

¡1¡ecicnte ei¡o a Ia dcrech¿ de la política estadounidense En todos los

países, las é"pocas de aislacionismá y de indiferencia y beligenncia h:rcia

el rcsto del mundo se han rcflejado normalmente en un recharo

de l¡s modas internacionales en favo¡ de los estilos nacionales. ¿ menu

do los del pasado. Hoy en día en los Estados Unidos está mul' de mod r

el lool de vaquero, y hastr en la ciudad de Nucva Yo¡k las calles esrjr¡

llenas dc diversos tipos del Salvajc Oeste Lnos se visten con ropis (1'

oeste ¿nt;cuádas y mu)¡ gastadas; orros con las prcndas llrí nuct.ts. i¡t

pecables y de colores más vivos de los ranche¡os mode¡nos. ¡rl(nr I ¡\

que unos pocos lle"an tnjes de Electric Couboy y Electrtt O'tyit ! J'

óolor neón y adornados con lentejuclas, como los que ller:rn c.r'' 'r'r"

pre los músicos texanos de corn rr¡'rock

La ropa diseñada par: mostrar la posición social de quien la lleva

ticne una larga historia. Igual que en las lenguas más antiguas aberndan

los títulos y las {órmul¡s de t¡at¿miento rebusc¡das, r¡mbién las mo

das h¡n indicado duranre miles de años el a.ito rango de sus usu:rios

o su penenencia a la realeza. Muchas socicd¿des aprobaron leyes cono

.rJ"s(ñTo &r.r,k. rrrr p e,c bir p.ofil' " '

.l u\o dp.Lilo. \t,.

.ili.o.de oDr oor p.rrc J< cl.r'e.,,or,ificr. dcp,.,"rr.. In.Irnl

guo l-gipto sólo Las personas dc alta posición podian usrr sand¡liffj los

ltt rcgos y los rom¿nos controlaban cl tipo, color y número dc prcndas

tlc vcstir que sc usaban v los tipos de bordado con quc se podíin edor

r¡.rr. Dur¡nte l¡ Edad Media prácticamenre todos 1os :rspectos del vesti,

.1,,,*,,\,.,,,- r.¡u d".,r rlgur luga o momen'o. Jurlue na,i(,r

¡,r'con mucho óriro. l-a *r¡crerístic¿ común a todas las leycs suntuarias

e¡¡r¡¡r, |¡ cJicr¡x conrra cl uso de cicrtas palabrrs, parece ser la difi

, rrlt rl ¡,rr,r irn1r,nc,l,rs clurantc mucho tic,,r¡,o.

I rr lrl r,,1,.r t srguicrcn .rprobando leye sobrc lo que podía ponerse

,.r,l.r, 1,,,1, ¡rr",rrr h.rsr.r ¡lrcdedor dc i/00. pero a rnedida que sc

Lr; i,r,, r rr¡4. tr{

l


Ll4

IT LLNGU,\]E DI IA \IoD-{

rfonA Y t()sraró\ socli\r.

fueron debilit¿ndo las barreras de clase y la riqueza se Podia conveñir

rri. ij.rl i riprd¡nenre er Ji.rin.i;r. e 'r'L.m¡

de irdi'¿ i"r de l"

oo,ición por m.J:o del color 'oci.rl

i l¿ fo' c"n- ¡ J' ru nb -

"r¡ "2ó

le. Ln qu. .rc¡bo d* en.rnd" el .¡lro r.ln5c tue. oo. el . ¡r'o. <l co' e

"r'

cvidente dc una indL,mentaria: ricos tcjidos' ado¡nos suPerl-1uos y mo

delos dificles de cuid¿r, o, como dijo más tarde Tho¡stein Vcblen' Consumo

Ostentoso, Derroche Ostentoso y Ocio Ostentoso Como con

secuencia, se xsumía que lás personas que conociéscmos irían vestidas

con tanto lujo como les permitiese su nivel de ingresos. En ia obra de

Fielding lñn /ozes, por ejcmplo, todo el mundo juzga a los cxtraños

por \u \e\tirn.nr¿) lo.' :r¿ <n.on"n¡r.ir. \ e\ro \e P'cre rrr 'o'1"o

aleo natuml. Es un mundo cn el quc el rango lo indica de fbrma mul'

eáta el vestido, desde los harapos de Moll¡ la hija del guardabosque,

hasta el trajc de montar de Sophia \lestcrn, iba adornado-con tan

'quc

rico encaje" que y el postillón saltaron al insrante dc sus si

"Panridge

llas. v mi patrona se lc deshizo en ¡evercncias 1' cn llamarla señori:'

con [ran ansia'. Las comP]jcadas Pelucas de este periodo conferían sta'

¿r5 en prfte porque elan a un rnismo úempo caras de comp¡]lr y caras

A principios dcl siglo X\¡III las ventaj:r sociales dcl vestido osten

toso e;an taies que h;1a quienes no se lo podían permitir cconómicam€nte

a menudo sc gastaban el dinero en engalan:¡se. Como es na¡u

¡al, los defensores del mantenimicnto dd statu quo deploraron esta

tendencia. En la época colorrial el Tribunal Gencral de Massachusets

decl¿ró su abo¡¡ecimiento y aversión a que hombres y muieres

"tota1

de humilde condición romen para sí la indumentaria de los caballeros.

que llevcn encaje de oro o plata, o botones, o punt¿s en las ¡odillas'

o qoe ."-i,'.n c.. g-ndcs bous; o que mujeres de igual nngo lleven

*i".tr"" a" *a" o g*,, o tulares .'.r Lo que los "hombrcs v mujercs

de humilde condición' -camPesinos o ¿rtesanos se supoúa que ha

bían de llevar era lino o lana burdos, mandiles de cue¡o' chaquet¿s dc

grmu/d. cnabJ¡ Jc '"¡n<l¡

y orrr' prrC,' tmilare'

"

Vc. .ep; crcim..rdcl¡ prop:.r.ordi.:ón.ecor'ide'ao,j'idi''l

\ ermvrqr re ) ¡Jcn'i' d. ioer¡d¡merre enddio'o. I-rr ¡¡-8 un l:l'

d. n.qu.'.l proii.rdo., In. l-q¿Jo' Ur:do. r'rn'ul¡b¡ l¡ re r"r' c "

Es... por desgncia un hecho que, en los Enados Unidos. prcr'n Jc

m¡siada ¿tcnció¡¿l rcs¡jdo quienes no riencn ni la crcu* Llc 1'^ rt tl

I Gorl¡ (lÉ.n. l¡, ¡,inr -'l,rit 'J., P:$ 11ll

dcs recursos ni la de los dere.hosoci¡tes... Los erxdounidenses sc,nos

desmesundos. gencrososv osrcntosos. Las esposas dc nues¡ros honbres

ncos es¡án lan Fdiánles con sus \rstidos.ono 1¿s princcs¡s y lás rein¡.

Tienen derecho a el1o. Pero cuando quicnes ápenase pueden per

mitir lloar rlpaca se empen¿n en ¡ravi¿rse con seit¿... et ¡unto s vodadcr¡nrenre

¡risre.r

LA tosrcró^- socrAl [N t-A ACTUAIIDAD: pltrM,{s D¡ LUJo y Ar-M^s A IfRoNEs

Ho1' cn día la simple osrcntación cn el vesrido, como cl encaje dc

oro o plara, es menos h:biruaLde lo que fue en elpasado, pero las ropas

son más que nunca ur signo de posición social. A ias esposas de nLrcs

tros hombres ricos ¡,a no se las alaba por su radiante vesrimcnt¿; por

el conrmrio, cllas decLaran .on.r"nt.rn.n," enrrevist:s que lc, que

buscan cn su ropa cs que sea cómoda, conlb¡tablc, "n

útil y práctica. leiq

.,"-n" h¡ ob* r¿do lum Wo're.,i(mprr Luh¿ quc c.rr. ropr..umodr.

v p-i.r.r" lJ, hrn.onfndo pñ.o rien po Jnre..n l¡, riend¡, nri,

caras; adcmás, siempre sigucn las normas vigentcs de Consumo, Dct

roche y Ocio Os¡entosos.

A ni.r" ri<nroo. r 1,<didr q,, lr.rop.r,oe;J .r.,r.hon.., hrn

rdoh¿.,endo rrero. llrmariv.r,.-peji rInrnre,.¡o.r,ez h¡n erdrco

más a Numir una aur€oL¿ de virtLrd moral. Un¿ guía dc l:s buenas ma

nens publicada cn 1924 sugiere esro:

Un conzón rec¡o puede lari¡ deb¡jo del ¡brigo hccho jjrcncs, un

brillanre inrelccm r ¡uedc ¡]ar sobrc ei rnje d; curdros chillones y

l¡ corbata am¡rilla, el hombre dcl tnje nído pued" se, *ti.u m"y

ó or.,ednr. c.,o..ono rcst., eencnt c. p".o l,"o,t - re,ru....ro,e

r . ,e.p.roir..o :n ,lr. ¡b,ro,.. ro.,.,,e inpr.d,L,r¿\

ranto par: si misnas como para los demás.+

I-o quc esto implica es quc un: persona que visrc mal probablemenrc

t¡mbién cs deshonesta, torpe y carece dc talento. Hoy esta idca está

t.tn .rrnig.rda quc una de nuestras principales historiadoras dcl vesddo,

Arnc I krlt.rnder, se ha negado a admirir quc la auténtica virtud pueda

ri.r.use vcf:r rnv¿s de unas ropas fcas o raídas, como en el cuenm de

,1,/i /r,r i¡r,rr

fjrl

.t5t.tir.


t36 EL IT\CTJAJi DII LA ITOI]A i\10DA Y lOSrCr(_)\ S{X:rnr.

t37

En l¿ vid¿ ¡c¡t. los hanpos ob"iamcme no se puedcn "¡tn'csa¡'

con l¡ ninda buscando ¡1go bon;to debrjo porque en si msmos ]a 'F

presan y tanbiin crem un esndo hrnpienro de alma El hábno de Ile

i'".."p1a.g""." pu.aq enbargo, producir um auténtic¿ dis¡inción

'in

En una sociedad qLre piensa asi, no es de extrañar que muchos de

los q.,. o du."" pen", pueden pcrmitir r'estir alpaca o su equivalen

".

t. Jo,l"roo, e1 poliéstc.- haga" l" impo"iblc por ltaviarse con sedx'

Los escritorcs populares )'a no se quelan dc que las P€rsonas de ¡ecu.r

sos modestos lleucn ropa impropia de su clase¡ atles a1 contnno, cr'Plr

can la rnejor forma de hacerlo: cómo ir, segun indica cl título de uno

de estos libros, vestidos para el &ito. En este moñcnto hai/ tanr¿s guias

de este tipo que puede-parecer sorprendente que no haya más.gent

q". sig, *' có"'.i"" Sin embargo, como seña1a una amiga mia ejecutiva,

de vestuario no puede hacer mucho por ti si tienes

"la"ingeniería

un trabajá asqueroso... o si formas parre de un eiército de candidatas

vestidas ;on implecable traje-chaqueta compitiendo todx p-or el mkmo

ouesto de trabaio Como ocurre con el asesommie¡ro financiero'

cuan.ro po- fin r"do el nu.rou con\rgue Do¡er'e de ¿c'rerdo

'ob" dónJ

hry que:nvertir. yr ha' que bu'."t lo' rrrFrF'e' e'r ot-ñ'r'o-'

'Vestirse pam que los demás se ente¡cn de tu ¡¡'¡'5 profesional pre

senta ot¡os probÉmas. En primer lugar, evidenemente, es muv caro'

Il roven eic.;r;\o q-e .e.o.pr¡ u.' r¡j. m,".,'" de :n ec''p

"r'u5''

e.Ler.olonico ur'r *n-r." J. ur.,.ion.'.n l^rru¿rl o en "'L¿r;]

está renunciando x un determinado placer presente por un posible érito

futuro en una sociedad en la que la realización personal hedomsr:

es un derecho. En scgundo lugar' hay que pensar en los colegas' Parr

rnuch¿s Dcrson¿s. unas condiciones de trabaio agradables y unos cuan

ros pájaros en mano valen más que un posiblc ascenso volando. Al oficinist"

q.'" ..i"t. co-o jcfe los dcmás oficinist¿s pueden llegar a ver

"u

lo.omo uo" peno""ftia, resenada y sin sentimicntos o como un pelot'rr

¿ la secreta¡ja vestida con tnje'ch:rqueta se la conside¡a pl:sumide r'

oretencjosa: ¡quión se habá creído ésta quc es p ¡ vestirsc asi? Por orrl

p".", p..o p."bable que.alguien de quien sus igualcs descon

iían y - por -"y.l q"e si."ten antiP¿tía se convie¡ta en su supcrior' lrnr

bié";s;r".1¡f.

" l" icfa que q"ieran tcner empleados que risrrn cx rc

tamente como ellos, sobre todo porquc por lo gener'rl aqui)Lrs v'n rrt i'

jóvenes y puede que ya les saquen venraja en el aspecto fisico- Por suer

te para los fabricrnrcs ha¡ no obstante, más dc una manera de evidencia¡

un s¡¿¿zs alto. Actualmentc, palabns como ,.sencillo",

"{ácil

de cui

dar" i' "a¡¡1y6" pu"¿"n clave en el lenguajc publicitario, pero ei lujo,

el derroche y 1a incomodidad

"er

en la moda siguen esrando presentes con

ADICIó^- osrr,NTos^: LA coMIDA y El lxcEso Dr RopA

La forma más primitiva de Consumo Ostentoso es simplemente con,

sumir tanta comida <iuc nos volvamos ostentosos por nuestra propia

corpulcncia, conviniéndonos en cjemplo ambulante de persona que

come a menudo y bien. La gordura, frecuenremcnte un signo de alto

r¡¿rri er las tribus p¡imi¡ivas, también ha sido ob¡ero de admiración

en sociedades más civilizadas. A finaies del siglo XIX es¡o e¡¿ común

en Europa v los Estados Unidos ent¡e hombres acaud:1ados,los cuales,

a menudo, como ha señalado Robert Brain, oestaban más orgullosos

de su perímetro que un jefe bangwa, siendo 1a gran panza un signo de

imponente poder masculino. Er¿ un rasgo cultural entre los va-rones

elemancs, para los que la gordura reflejaba riquezt y status".6 La mD

jer de linales dc 1a época vicro¡iana ¡ambién e¡a : menudo tan generosamente

só1id: e iba tan bicn tapizada como sus mucbles.

En generJ, la talla que esté de moda parece variar según la escasez

real o imaginada dc comida. Cuando se sabc que un gran porcentaje

de la población está pasando hambre, lo que se lleva es es¡ar bien re11e

no v comer opiparamente. Cuando (como en Inglaterra y Norteaméric¡

en la década de los 60) parece haber al menos fécuh suficiente para

ir tirando, lo que se lleva es estar delgado, demostrando así que uno

¡iimenta a base de una cara dieta de proteinas cn

'r

lugar del pan,las

p.rtlas, las salchichas y las habichuel:s del proletariado. Ho¡ cuando

l,,s precios de los alimentos esrán subiendo astronómicamente y los dat,¡

v,bre el hambre en cl mumlo han llegado a llamar la atención hasta

fr h ¿¿l Jd.t¡rt1;t una r.ez más ha dcjado de ser neces:rio estar muy

rlcls.t(to prn ir :t la moda.

( )rm lir ma sencilla y ¡ndicion¡l de consumi ostenrosamenrc es 11evar

,¡i.i\ n)¡.r quc el rcst<, c1c l¡ eence.Mis,, por supuesto, es ur rermrno

t

^¡n.

H¡llio¡!r. ti,! l¡'n¡t¡ I lr,r1 . firl.'l'11


1-18 lrr LENajr-¡]E n¡ r

^

\r)DA

relativo: cuando casi todo cl mundo ibn dcsnudo, el sinrplc uso de roPlL

ya conicria prestigio. En el antiguo Egipto, por cjcmplo. los escia';o:

y los siervos a menudo no licvaban n¡da cnci¡¡a, o a 1o sumo un mi

núsculo taparrabos; los arisrócntas sc ponían ropa no por decencia ni

para calenrarse, sino pan indicar su caregoría social. Hasta er ios cli

mas más f.io y en las socicdades rnis puritanas norm¡lmente ocurrc

que cuanta más ropa llcve encima una pcrsona, más alLa es su posición

social. Este principio se puedc observar en c1 ane rnedieral I'ren.lcer

tista, dondc por lo gencral los campesinos llevaban poco roPs' nricntr,rs

q"e los reles (incluidos el Rc¡' y la Rein.r dcl Clelo) ib.rn cargados

de túnicns, capas y mxntos uno encirn¡ dc orro, hasta cn las escenas

de i¡tcrior L¡ ¡ecie¡tc moda de llelar varias capas dc ropa Puedc csr.tr

rclacion¿dq como se afirma a ucces, con 1a escasez de energia;rambién

es una bucna manen dc I'ci¡ un gr:rn guardarropa.

Ln curlquier reunión actunl, independientemcnte del motivo por

cl ,1ue se cel"b.c, se puede obscrvar que quicn más dine¡o tlene nás

-"r..., l'. .n.rn'. |"'l'ol bre. u<lir l,t.-ch¡ ¡:l¡' r .'"c ,

.l; '.rnporl". I'rr,'.¡o lu rur(. r¡e-1."" po-ir'.r'; .orlrel

¡os al¡ededor dc los hombros. Esta dili¡encia se puede apreciar h:srr

curndo hace calor. lir un resraumntc al ai¡e libre, dLrrante un dia de

vcnno, los clicnrcs que más dincro tienen v que más tiempo hace qur

1o tienen sc'án los que llcvcn chaqueta y/o camisas y vcstidos de rnanga

larga. Si ei crlor sc hace realmenrc lnsoportablc puede quc sc arre

manguen, pero de tal lonn: quc no que¡,a d"da sobre i: lorgnud real

de las rrangas. En la p1aya, aunque los I icos se puedan ponet a chapo-

¡car entre l¿s olas con I'añadorcs igual de corror que ios dc 1os demás.

en cuanto salen del agua sc precipit:rán a coger el osicnroso :lbornoz

de toalla. la b¡t¿ de scda o la camisa dc lino que hac. lLlego .on cl bañ:-

dor y rsi se rcstablece el i¡rl, 4ro.

üoDAl]|osic()r.rsocl^L 139

.lLr¡e t6 1913

THE

Pric€ 15 cenls

NIVYORKER

8.

¿+

ēt

DIvrsróN osr!\'rosA

Tambión se puede anurrciar l:r c.negoria 1a que si pcncnece ll,t rrt

do más ropa de forma consecutiu en lugar d! llci.ul¡ t,¡J¡ n ¡ri'¡r,,

tiempo. ladicionalmente! cuantas mjs p'.:nJas Ji*inr.r puc,l.r.rhr

bir una persona, más clcv:rdo es su irr¡ris; h rh I socicL1.r,l J, I ¡ r'.ni"

hizo posible estc tipo de erhibicicin por i¡.li,i'i,i'r ,1, l1 r ,lr ,l rr l

en ¡ruches ac¡ir.id¡rles rliltrcnrc'. ¡.,,1¡ u,r.r LIL I . r . . L I I I , , , '

, '

I i , " '

rlumcnr,,:i, cs1.cci.rl. (1,',¡,,,1i,, 1,,, 1,1",,,1, "'1 ',' ',

r rr,.,,i,",,,¡.,.,1,r!nr..:.\i¡,p¡.!.!trlil,l.5txrlsu¡¡d¡¡rop¡dco¡.al,all!rusr

, J",,. ¡, !¡ f ,!,,. r. !. I n,l,l¡do qu. rgisrb¡ r.¡¡ rún tuc.lab¡ po. l! ddb! o.hó

.

' ,, | . ,:. ",d,lrúlr ) ur¡.hrqror dc irtrzl prn rrnphz:r su uih;roe

L,,1,,. \,.,1¡rt,ú,(l\i,,.rn¡l¿¡lelr.Dibujorl.Ilájálov..op,vrighl¡r191r.

, L \.

1! \ 1,.' ñt q',d, lir


14C

!L LENGU-{E DE rA \1oD.1

r1.)t)A Y toslcrÓ\ soc ¡r 141

E¡ e1 mundo de la buena socied¡d, el ies¡ido dese¡rpeñr un papel

inponante en la expnsión de la cultun. Hay un resrido apropiado p,:, r

1a tarde y otro pan l,s actiridades nocrurnrs. Hay cienas hdune¡r¡

rirs prn hs bodas v otms pan hs fiesas de jardin. Los crb¿lle¡os us¡¡:

un tnje pan los negocios v otro pan ccnar Alli donde la ciriliza.ñ¡

ha lleeado ¡ su punro más rlto. e1 restido v h noda hrn llegrdo a r

erpresión nás elegante y exquisita.r

El hombre contemporáneo no necesi¡a tener un chaqué, una ler.itr.

un frac y un esmóquin (y los panralones, las camisas y los zapatos r

jucgo) como cn la década de 1900. Tampoco 1a mujer ha de tener u¡

trájc para la mañana, otro dc pasco, otro dc tarde, para tomar e1 tó. par;r

mont¿r en coche y un tlaje de noche, cuyo uso se h:b¡í¿ conside¡¿d,¡

sumarnente impropio y embanzoso en un momento o un lugar que

no les correspondiesen. Actualmene la multiplic¡ción osten¡osa de l¡

ropa sigue gozando de buena salLrd, pero hoy se hace más hincapii cn

ios deportes quc cn la vida social. La pcrsona vcrdadcnmcnrc clcgrnr.

tendrá indunenta¡ia5 distintas p:rra jugar al terris, correr, ir de sicui

sión (en invierno y en rerano), montar en biciclera, nadar, esqui.:r. iu

gar al golf y practicar ese anónimo y desagndable deporre conocido

simplemente como ejercicio,'. Si ademn pnctica deporres de equlpo

o baile (ballet moderno, zapateado, folclórico o /isro) debe adqui:::

"hacer

todavía más jndumcntanas, todas cllas distintas. Desde un punro de i ir l

utilitario no hay r¿zón para no jugar al golf con ropa de correr, o mol

tar en bicicleta con un tr.rje de baño en un día de calor, sólo que, p,,,

supuesto, ocasionaría una drástica pérdida de prestigio.

Pan mantener (o, mejor aún, pan aLrmcntar) cl t¿rrj, no bar¡ jinl

plemcntc con tcncr indumcntarias distintxs p¿ra cada rctii'idrd ,1c¡r,

tiva;también hay que tener indumentarias ¡ donde ello sea ¡elci.,l

te, equipos de un presti¡lio convenientemen¡e alto. No r.aldri¡ L¡¡:'

z¿p¡ti]]as de correr, una raqueta de tenis o un traje de brllet cLr.rlcs.¡ui,

ra; han de llevar la marca y e1 nombrc dcl nodclo quc cn crdr nron, ,

to se conside¡en los corrcclos, quc ticnden ¿ cambiar con r rnr r r r¡i,1, ,

qLLe si tuvicsc quc citarlos todos aquí estarían desfasados cu,rnd,, " 1,,

blic¿se el libro.

/. Ll¡ir l¡dnú,,¡.¡. d! l

MurrrPrrc¡cró^- osrn ¡rosr

Llerar una gran cxnt;dad dc ropa al mimo riempo es unr form¿

pesada y a menudo desagradablemente ciuros¿ de Consumo Ostcntoso;

pone¡se una vestimenta diferenie p¿fa cada actividad es un €ngorro.

Una forma al¡ernativa o complementaria para d€mostrr que se tiene

una posición soci.rl alt:r es tener muchas prendas de vesti¡ similarcs, de

lal manen que casi nunca llcvcs cxrcram€nre la ¡nisma indument¿¡ia.

El polo opuesto a éste es la persona que como Maria Antonicranunca

se pone 1o mismo dos reces. Hoy en díx tal cxrravagancia es rar.r

y se considcra excesiva, pero la posesión de un guardarropa muy nutri

do aún es algo que encanu a quienes se guían por lo que Veblen llamó

los .cánoncs pccuniarios del gus¡o". F Sco¡¡ Fitzgerald, en un famoso

pasaje de su libro .cl graz Garsfo, describe el efecto que cxusa cn Daisy

Buchanan la ejÍensa colección de camisas dc Jay Gatsby:

Sacó un montón dc c¿mn:s y ernpez-ó r tinrl:rs. unr ¡r¡s o¡r¡, delan

¡e de noso¡ros, c¡rnis¿s de hilo fino y de sedr grucsa y fina fnnela, ilue

perdian los pliegues conlbrne ibxn cayendo encin,¡ de l¡ rnes¡ cub¡ióndol¿

e¡ muL¡icolor des¡1iño. Mientns nosot¡os l¡s edminib¡mos, él t¡¡

jo míi y el suave y rico ,ronain se elevó ¡ún ¡rás: canisrs r nyu, con

grccas r. a cuadros, dcl color del conl y en verde n¡¡z¡n¡, color dc

larin& v ¡aúnjr pál;do, con nonognmrs de azul indio. Dc rcpcntc,

con un sonido forz¡rlo, Daisy amagó la cabeza sobte hs crmisas y comozó

a llonr rgiudrmente.Es¡as ca¡risaso¡ una prcciosidd", d;jo

sollozando, con la entre los gruesos pliegres.

"oz.hogadr "Mc cntristc-

'. porq,e jrr 1,.r",.¡ r.np-o

'.¿.."

Fil tipo concrcto de Consumo Ostenroso que co¡siste en la multi-

¡lic.rción de prendas snnih¡es es mucho más común cntrc l¡s mujeres.

Irn l<,: hombres es más ¡¿ro, y sucle ir asociado al dandismo o ¿ 1¿ ad

,luisición súbita de gnndes riquezas. como en e1 c¿so del conrrab¡ndisr.r

Jc licores Gaab,v. Un hombre que consig,.rc un ¡umento de sueldo

,',¡rLc,,lrricnc u¡ns g¡nancias inesperadas suele cornpra¡ rn,ís c¿lidad

,¡1. c.rrliJ.r.1. v no ¡iene necesid¿ de ponerse un tnjc diferente cada

,lí.r I ), hcL h¡r. si se Lo viese variar su indumenta¡ia con tant¿ iiecuen

, r.r ,,',r¡,' l,¡ h¡ccn sus colegas femeninrs se consideraría que cs prcsurrrr,1,,

v ,.r¡r

irhoso, qLrizás hasra inestable. I-a nonotonía cn el vestir

,,,,l',...,,1,\(f u¡¡ f¡lt¡ n¡enor,:runquc r un hombre que se pusiese

| | ,, ,..,, | ,,,,l).,r.¡

,1,r | ¡,r. unr sc¡rr¡:r c¡rcrlr prrn ir a la oiicina proba-

,1,,,,,,r, , ,',,,, ,,1,,,i,,r¡ rith ir¡\ulnr


)12 EL Lr' CLrl.lr tl L1J¡LOI \ \ro1rr Y tlisrc oN so¡:rr\L !+t

Por otrl prne, para una rnujer la variedad en el.¡estido es esencial.

), tal dcmanda de variedxd comienza üruy templ¿no. En los Esr¿dos

Unidos a mrchas niñas de enseñanza secunda¡ia o aun más pcqueñas

lcs rcsulta sum¡¡¡ente enb¿r¿zoso ponerse el mismo conjunto dos te

ces en la misma scmana, v no d;gamos y¿ en dias consecutilos. Aun

cualdo teng:n relatiramente poce r.cpa har.in gnndes estuerzos por combinarla

de {o¡mas distintas y por alter,:r el eiecto de conjunto con di

versos complementos. Tan fuerte es este impulso que se suele prclirir

la cantidad ¡ la c¿lid¿d, y l:s prendas de r.esti¡ de mala calidad pero

nuevas a las vicjas, por bucnas quc scan. En 1o tocante a 1a lucha por

el srarzs, ésta puede se¡ 1¿ decisión co¡¡ecta: qu;zá las niñas no scan

capaccs dc rcconoccr 1a ropa buena, pero cren¿menre s¿ben con.ir.

El sen¡imiento fer¡enino de vergüenza por la repetición pcrsisrc cn

Ia vicla adult¡. Uno de 1os cumplidos rnás mordaces que una mujer l€

puede h:rcer a orra cs rc has pucsto "¡Oh,

otra vez ese vefido ran monol,.

(A los hombres, que no saben de eso, se 1es perdonan cros comerl¡lr

rio,.) ( ^, '1.u¡¡c:r,r' inpul,o .'on inLr (n [ \.J</:¿ n i-'ro-e.

con casi noventa años, aún le gustaba ponerse un conjunro distinto cada

dia.para no ¿bu¡ri¡se,. Pero parece ser más fuerte entre 1as mujcrcs

que tmb:rjan en Lrna oficina, pan las que el hecho de que una comp.rñe

r¡ llegue ¿l trabajo el m¿rtes con el mismo conjunto quc llcr.aba cl lu

nes cs prucba cvidente de que la noche an¡erior la pasó inespendamente

en el piso de alguicn.

IJI uso constante de prend:s de vesrir nuer.x y dife¡entes es más ¡lc¡

ti r,'o cuando rquellas personas a 1:rs que se dese rmpresroru¡ ¡e l€n rambjén

cons¡:nternenre, a ser posible todos los días. También cs más efc¡

d1.o s; cslas pe¡son¿s te son rel¡tiv¿men¡€ extrarias. Si vives y rrabalrs

en una aldea solitaria cn mcdio del canlpo, casi todas 1as person:s qLre

conozcas yn tendrán una idea basranre precisa de tu clase v tus ingrcsos

y no les irnprcsionaú mucho que c¡mbies continuamente de rop.r. Srn

crnbargo, si vir,'es en un¡ ciudad o ce¡ca dc clla v tr¡b¡jas en un¿ qr¡l

cmprcsa, te veú mu,v a menudo la misma gente, p€¡o la nrxlori¡.jr

ellos sabrán muv poco dc ri. Te¡er uü \'ocabul¿rio indur¡en¡¡rio .r¡r

plio y actualizado pasa a sel en esrcs casos una cuesrión Jc printr r in,

portancia, espccialmcntc si tod¿vía no ¡e h¿s estabtecido socirl o prct.

.i"nrlner.e. Por e,r rzon. ro,. d. .' ,i., ,lü

activanlente m:ntienen la industria de la mod¡ sean hor cn Ji.r i.r' j,,

venes de ciudadcs como Londres y Nueva York.

Sin embargo,lo sorprendcnre cs hasta quó purL,, ¡rc,l, l).r.,' , .1,

rp.\^ \t ,h*. ,.i.,,,,.,.:.... | .p rlFi \ .'

En l.s rñoj ¡-_i,trtrnn,l.\ ho!,ii¡.s ronb las nu erts ¿iiiri¡r o!¡sn,mlm¿ntt $ ri,lu¡?¡ ustrnr1.

rbngor d¡ iicl. r '¿.¿s iLlénLi.o.: H¡rl.n, Nutvr l.rL l9rr. ¡l ruti,m,ir,1. rdbió¡ ün sie¡o

dt cDnrr,dro c)nen:.tr),:r rn DrrürÑ€, qL¿ ürnrbr r0c0 dól¡6ilo\ rb,isd ¡.In.¡!¡.h..o\

(rbrn ial d.ih'ts ¡:J1 uo ¡olE¡{ir d. Jrm* \in Dr Z.¡.

la mayor partc de su sueldo en ropa. .Es imponrn¡isimo tener bucn

.rspecro", me explicó un¡ sccrctari¡ de ul¡ agcncie publicitaria londi

nense. "Si u¡a chica vive en casa con sus padres ése seú su gasro princi

p:Ll. Si rire por su cuenta! aunque comp.rrta un piso, es mucho más

.1iiicil. Siempre tengo deudas por 1:r ropa; cuando quicro algo, voy y

lo pago con 1a trrjeta de c¡édiro. I'cro. bueno, ni¡a cstas bot¡s. NIe cosr.ton

ochenta y nuevc libns, pero emn r'rn Precios¿s quc tcnían que

mhs. y, hacen qrLe me sienta lcnotren:rl, como un¡ adoLescc¡rc o

",

u¡.r csrrcLla de cine. A ¡rdrs mis amigas Ics pasa igual '

NLifl RrrLLs osrr\Toso!: nrir y curro

,\ 1,, L.l¡,, dc [x siglos, la lbrm: nás popular de Cc,nsumo ()sten

r,,", l¡.¡ .iJ,¡ cl uso de ¡ejidos caros. Duranre muclo tiempo esto signitr,

,, ¡r

., rr1, x ad,rm¡scados. brocadcrs csrampados y tcrciopelos

,¡,',, '.rtcnes

r, i.,'.r r,.rn,, r,,r¡ LL,¡ trcnrcnclo coste de ¡ic'rpo y mano de ob.a.

ll\,,,1'i,1,,,1r,¡r,1,' ¡i,¡Lri r.r,lc c're trlr' Jr tcl.rsis rrl¡rivemente


L+.1 Ir Lr:NCU^J! D[ lA \IODA ¡ ror,{ Y lo\larofa rolr{L 145

simple, pero el trabajo manual y 1os recursos natu¡ales son escasos, los

materiales que se prefieren son la 1ana, 1a seda, la piel y los géneros de

punto. Cuando ap¡recie¡on, l¿.seda anificial" (nyón) y e1 nailon enn

cáros y se pusieron muy de moda. Pero como el prestigio de cualquier

tcjido tiende ¿ mri¡r en relación directa con su precio por mctrq los tejidos

sintéticos perdicron distinción a medida que se fue abaratando

su producción; hoy en dia cs "poliésteo

una palabla maldita en mu

chos cí¡culos. Aho¡:¡ se llevan los tejidos.naturales', no sólo por el prestigio

:ctual de la naturaleza, sino porquc cuestan m& que los tejidos

altc¡nativos fabricados por el hombre.

El uso de pieles ypellejos dc animales pan indicar riquezatiene una

historia variada. En el pasado, cuando Ia población mundiai de ganado

era más grande en proporción con 1a de persolas, sólo 1as pieles de los

anim¿les menos comunes conferían presrigio. Quiencs se habían enriquecido

por su npacidad et la guerm o en el comercio podían cubrir

sus suelos o sus camas con alfombras y rn:nt:s hechas con 1:s pieles

de los animales más grandes y más peligrosos, como el tigre ¡' el oso,

o podian llevar en las ocasiones {o¡ma1es vestimentas ado¡nadas o fo

rmdas con l:s pieles de animales exóticos. Los mercxde¡es llev¿ban tú

nicas adornadas con piel de castor, 1os nobles p¡efe¡1an l¡ ma¡¡a cibelina;

los reyes (como todavia haccn en los acros ceremonialet se

engalan¿b¿n con armiño. Pero las pieles y los cueros comunes e¡¿n cl

vestido de la gcntc conún. Un jubón de piel idenrificaba a un campesino,

una chaqueta de badana a un pastor; las pieles de los animales saha

jes más conunes como el zoro y el conejo estaban asociadas con ios

cazadores y los proscritos.

Sin embargo, en e} siglo XIX, a medida que la rida salvaje sc iba

haciendo más ran, en'rpezaror ¡ ¡pa¡ecer los cuellos y los puños de piel

c¡ 1¡ indurnentaria de calle, y se popLrlarizaron los manguitos y 1as es

cl.\'inas dc csrc mismo mate¡ia]. En ]a década de 1880 de pronto se puso

dc moda .rdorn¡¡ los vestidos y complcñentos de mujer con animales.

avcs c inscctos ¡uténticos o de imnación, y se usaban pequeñas csclari

nas de zarigüeya, nrapachc y mana. Hacia la déc¿d¿ de 189c los al¡¡i,

gos hcchos enteros de piel o fo¡ndos con clla habian comenzado a su

gerir una gran cuenra bancaria más que una gnn limilia¡id¡d con l¡

vida cn las selvas profundas.

Los primeros abrigos de piel los lleraron normalmenrc los h<¡¡Lrrc'.

y no lue hasta finales de siglo cuando se empez.r()n ¡ r¡, ilc i¡,rnr.r

generalizada

rnujeres. Dur:nre un .ienrpo l¡ moJ¡ luc ¡r¡v.ir u,¡.r

pareja que vistiese a 1a moda, por cjcn,¡|,. prrlí., .r1'.rr,,,,, r I'Li1'l,,'

cor ;brigo. oe rr"p;che dé rLi.o.. De.oue, d. tr Cep,*iór dc tq2,, _r

P<ür dc u. eJuer/o, d¡ lu. i¡bricJrre, ) Jelo. o.riodir:.e,pe.:.riza_

d.o, "n mo¿r

de

:¡n .biibo

Dret . n un h.n b;.,,. ,.

"".b.;,",..

'rqno d¡ que qur<r lo l e\rbr {? -rr p. Lonr (\c;.r .ic.r o unr ¡,r.<l r

dc to, depone. o Jrl e,peoi.ul". ¡ merL¡dn:mb¡,.".¿s. Lr un¡ mu

jer era una lorrna convencional de exhibir la riqueza, cstando las pieles

más nras.y mfu caras, como el visón y la maria cibelina, por encima

de los pellejos de otns bestias más comu¡rcs.

El cucro, particularmente el de animaies domésticos como la v¿ca

r'r,ore¡.r rdo ¡ld,o mj, cn oor ¡,,.oemocj¡.tn.lu.ol-o) lJ,prendJ,

h<.h¿' de cuc'o o .:qner 'o

¡uLénri, o:¡d,r.1. .i pro(eoen de ¡nim¿le,

ero i.o.r J..rgr;d.rble. c.moh |,n r v,.t cr mjn.o.

.rrr r \rrnpt.! .rr " preoe;p-,

cLe hrr nece.,¡Jo ¿bu, d'lnre d¡dic¿.r.n , i¡en.r,

tediosas (eñirlas, trocearlas, labrarlas. erc.)

años

.En.los

sesenta y sctenta, cuando se vio <1ue muchls especies

aninales estaban en pcligro dc ertinción, los abrig;s de piet pc.d:ie¡on

p"prlarrd,J Vu, h¿. ,¡r.,c. * r<5.rron r.onorrrto. y c,cord..,,n

Lodr\ /r\ prelc. que yr renirr en el oocro qcru¿ mcnre. runqd(.e,i

guen vcndiendo abrigos hechos con ¡ieles d€ bestias salvajes cxóticas,

se asoqan con el dcsprecio por los v:1ores rnedioambientales y con una

Ji'po.,.-r igeramerre ¡re. n¡..Por oLr¿ pr rr. ller.:r t.rnr. de o,eir o

Pre,e. oe gin¿do \( co"r. t<r¿ , ñhcrefle ..on l¡, ¡, L ir ude, hu n ¡r:r¡¡ir,

¡úr c' ¡.eoLrbre. c\!eprñ

'

D.rrr ln, regerrrirro..

fueLi¡zA osf¡NTo$: v¡srlR DTNERo

Otra forrna primitim y simple de exhibir la ri<1uez¿ es vistiendo di

ncro auténüco. AntiglLamenre, los dientes de ribu¡ón, 1¿s cucntas de

concha y las monedas, asi como o¡ns muchas fo¡mas de inst¡umento

Je o¡eo.de.ur o leg:. .e uri izrb:r prr: l.r.er io¡.r, o p r.r .uo-n.rr

i.¡ p,! rdr. J( , e..r',. I n l¡ ¡.ru üd¡o. in.lu,o.n pü* oel ; undo d.rue

no se pueden us.r ni p:ra compr:rr el almuerzo, estas piezas mantiencn

p.rr tc de su prestigio originai y a rnenudo se usan como accesonos de

r.r i,l,^de¡l r.o.rura.J o. qre r, ,(e qu. J¿r ur e.,c¿r,o bjrb¡,o.

t.¡, , ',,,J,er. '..ri¿.iár.cuerorien. r¿lor i rirseco, nrunenre o

'1,,,':"." "* "" lovcríq aunque los diez ccnt:*-os y los seis peniques

,n pl,t.r, (tur!.¡* ir.rn \u*iruido por alcaciorcs mrs D¡r¿rirs! en ocaslo_

ii\ \. , Lr¡ hi,¡r ¡1, 1,,,1,,., r\ v .oll.rfc\

\li.. l,l,'r,,

,t', l,"r ,,,"r,,.¡r¡rirtrr.rrrc,rre, hs pcnonrs sc.rdor-


146 rr LENGU^IE Dt LA r4o1rA

nen con trozos de roca y metai de alto 1'alor' Este mé@do de Proclam¿r

la propia riqueza tiene también la vcntaia de 1a sencillez, pues son

más las personas que conocen el coste aproximado de tales sustancias,

e"p.ci¡ln-erre cr-''lrdo l¡ noncd¡ loc¿l 'e b¡'¡ er ell¡. Fl recicnL¡unen

ro del p-ecio d. ' oro h¡ ho ho qL,. l,: roreria 'e lete mj' que ¿nte".

y que los diamantes, aunque su aumento no haya sido tan esPectacular,

..,nse..r.tr t., ott¡ctit . Mite¡iales como los rrbies y las esmeraldas, cuyo

p¡ecio de rnercado se conoce menos, o que son más fáciles de imita¡,

ion natur"l-.nte populares. Es deseable que se puedan identifi

car instantáneamente -.oos e1 platino, aunque más cá¡o que el oro, nunca

fue denasiado popular porque casi nadie podia distinguirio de la plata

o el aluminio.

SrcNos GRUP IIs

La corpulencia y llevar prendas y adornos en gnn cantidad o evidentemente

ca¡os son signos de sraars que casi todo cl mundo puede

lee¡. L¡s mod¿lidades más sutiles de Consumo Ostentoso van más di¡i

gidas h¡ci¿ los sujetos del propio grupo que hacia el mundo en gener:rl;

iienen como función no impresionar a la multitud sino identifica¡se

como miembro de algún grupo lz.

La indumenta¡ia del va¡ón b¡itánico de clase alta, por ejempio, cs

un cúmulo de indicadore semióticos. Segun mis informantes, este hom'

brc acostumbr¡ ¡ llevar camisas de nyas, a veces con cuellos blancos.

dejando que los puños asomen bastante y sremp¡e ¿brochadas en la muñece

con gemelos. Lrs cucllos de camisa no han de se¡ ni dcnasiado

lergos y puntiagudos ni demasiado ¡edondeados, y nunca con botones

.Dc hccho, l¿ obsesión del caballe¡o es cvita¡ odos los e¡'t¡emos en

todo momcnto., Sus trajes, hecho por un nbuen" -esto es' magníficosastre

dc Savile Row, se embellccen con una se¡ie de pequeños detalles

que las personas observadoras notaún; por ejemplo, pueden llevar bo

t.lo"" aáici"""l.. en c1 puño de la chaqueta que se pucden abrochar

dc verdad, y un bolsillo billetero los pantalones scrún de talle bas¡antc

alm y por 1o generallevarán botones pan abrochar los tiranresr (Nunca

sc uia cinturón arcepto en los trajes dc campo, que a veces cn 1a Crtr

se llaman "trajes de vicrnes"' pues cn ocasionc se usan p:rrr s.rlir cl lirr

de semana. Los honb¡es de más ed¿d quc de jórcncs lucnrn rlunrn'^

de escuel;Ls privadas prcfieren porcrsc LInr cinr.r.rlrctlcLt,rr ,lc l.t inrt¡r't '

.r :g.'rd. rr.i, ,r- n-. l,l,rl, r'r, ,lrrrr'. i'" ' " rr"r'r.

MoDA y fosr(:¡óN socüa 147

linas y con chaleco. Este último nunca debe tener solapas, que son de

mxiado "vistosas"

y .denuncian al pctimetre o incluso al ma¡icón".

No hace mucho, cuando un político b¡itánico se vio envuclto en un

escándalo homosexual, mis info¡mantes comentaban que no les exrrañaba

en absoluto: aunque su traje, su sombrero y la cadena de su reloj

etan muy respetables, .las solapas de sus chalecos emn una ¡evelación

No es sólo la propia ropa lo que ha de ser corecto; Émbién 10 har

de ser el cone de pelo y los complementos. .Un caballe¡o casi nunca

lleva patiiLas ni un peinado que le tape las orejas"; si ricne bigote ha

de ser de ramaño moderado. Sus gafas han de scr de auténtica conch¿

de tonuga o de monturas dondas, y dcbe llevar el tipo correcto de paraguas.

<Los paraguason un talismán tan mágico como ias varitas de

las hadas. Han de ir bien en¡ollados, y preferiblemente no se han dc

desen¡olla¡ nunca, ni siqoiera cuando caiga un aguacero." No obstan¡e,

los antiguos alumn¿¡s de Eron siempre llevan un paraguas desen

Aunque el observador ocasional podria no apreciar o malinterpretar

estos detJles, quienes estén al corriente reconoceún la sastreria lon

dinense propiamente dicha; igual que reconoceÉn el acento que significa

que alguien ha ido al tipo correcto (esto cs, suficientemenre c:ro)

de escuela. Como también ellos han comprado en cl extnnjero, reco

nocer.án además la ropa cra de importación, como ¡econocerí¡n las

palabr:rs extranjems que se dejascn caer en la convers:ción. Para que sea

aceptablc, esta ropa ha de ser del tipo correcto, y dc un país que esró

dc moda en ese momento. In ideal sería que no se pudiesen comprar

en el propio país: las modas extranjcras, como las palxbras extmnjeris,

son más prestigiosas cuando no ¡esultan demasiado familia¡es. Una vez

que se han aclimatado ya no son tan cúic, como la misma palabra cálc.

Las camisetas francesas y las sandalias i¡alian¿s, en otro ¡icmpo el rrr?-

r¡¡r¡¿ de ia moda, aho¡a no causan más sensación que las palabr:rs úor

Una ley similar dc disminución dcl ¡endimiento afecta a los rrpos

rlc ropa extnnjeros. El pañuclo triangllar de cabeza arado bajo la barl:ill:r.

que originariamente apareció en Vogte como un complemento

cx,itico, cra tan útii y pronto se hizo tan {amili:r que era un indicador

rrcg.rtivo dc sraras. El quimono o¡ienral, una arractiva importación de

lrr.rlcs tlc sirlo, sc asociaba hacia la déc¿da de ios treint¿ con desaseadas

J, t,\,r,,, !1." 1.r..I r., ,r , l(i r.,l¡ (;.rl

| .¡ Nisr HoLlin\ por c{r intornrádón.


r¡gmú*

14E EL LENGUA]¡ DE L{ \{OI),\

mujeres fáciles, y hoy es un patrón habitual en los albo¡noces de toalla.

Pan que estos diseños puedan conservar algo de su Prestigio inicial han

de esta¡ fabricados con materiales muy costosos: el pañuelo de cabeza

ha de ser de lana tejida a mano y le úenen que b¡otar rosas pirtadas

a mano, y el quirnono tiene que ser de seda bordada con dragones

dor¡dos.

ETreuEfADo osrrNfoso

No hace mucho, los tejidos caros se podían distinguir a simple vista,

y los hombres y mujeres que vestían a la moda ¡econocia¡ al momento

la confección de Savile Ro¡¡ o un vestido de diseño parisino-

Sin embargo, en el siglo XX los materiales sintétjcos emPezaron a imi

tar la lana,la seda, el lino, el cuero,lapiel, el oro ylas piedras preciosas

cada vez con mayor exito. Al mismo tiempo ios procesos de fabrioción

fueron ganando en efiecia, de tal manera que un estilo nuevo que

estuviese de moda se podía copiar en unos pocos meses y venderse por

un¡ prne dc \u p.ecio origln¿I. l- nLreturo. l¿ u¡pacidad e, onómica pan

.on,r.'i'o,'.nio'urn..re h, exrendido ¡ nillone. de penona. que

'e

eran ignor:ntcs de las sutilezas del vestir, e incapaces de distinguir la

lana del orlón o a Schiaparelli de Sea¡s. En consecuencia, hubo una

c¡isjs rnundial del Consumo Ostentoso. Dur¡nte un tiempo pareció que

a la mayoría nos iba a resultar imposible distinguir a los muy ricos de

Ios modoadamente ¡icos o de los simplemente acomodados minndo

lo que llemban puesto.

Esta horrible posibilidad quedó desterrada con una audaz e ingeniosa

maniob¡a. Se observó que no hacía falta que una prenda de alto

starlr se pudiese reconocer por su meior calidad o que fuese más difíci1

de producir que otrás prendas: bastaba con que fuese evidenrcmente

más cara. Lo que se necesitaba en algo que incoraorxe al diseño el precio

de cada prenÁa. Esto fue muy fácil de consegui¡' t¡asl¡dando el nomb¡e

del fab¡icante desde el modesto retiro en que habí¿ estado hasta

entonces en el interio¡ de la prenda hasta un lugar de relevancia en su

exterior. Zapatos, camisas, vesiidos, pántalores y bufandas corrientes

se m¿rcaron de fo¡ma cla¡a e indeleble con los nombres, monogr¡ma5

o logotipos de sus {abricantes. Se dio entonces exhaustiva publicidad

¿ los nombres o las m¿¡cas -utilizando una especie de técnica dc bomb¿rdeo

de satur¡ción- par:r que se convirtiescn en p;rl:rhrrr frmili:rrcs

y sirviesen dc guia r.lpida perr conoccr cl pr.ccio Jr l,r r"¡" ll'rlrr'r

'¡rl

MoDA y r,oslctóN socLAL 14,

ban- Estos precios enn muy altos, y no porque Ia ropa estuviese fabricada

con tejidos de superior calidad, sino porque los presupuestos publicitarios

e¡an eno¡mes.

Cuando este sistema se ensayó por primera vez, ciertos criticos se

burlaron, afi¡mando que nadie en su sano juicio iba a pagar sesenta

dólares por unos pantalones con la etiqueta de Glo¡i¡ Vande¡bilt cuando

otros más o menos idénticos con la etiqueta de Montgomery \fard

se podían compr:u por doce. Otros sostenían que los consumidores que

quisiesen llevar un monograma en sus camisas y pantalones querrían

que tuesen su propio monograma v no e1 de algún industrial al que

no conocian de nada. Como rodo el mundo sabe ahora, estaban equivocados.

Pronto sc vio, cienamenre, quc hasta p¡oductos de calidad oL

viamente inferio¡, si estaban etiquetados con cla¡ided y se sabia <iuc

er¿n deso¡bitadamente crros, iban a tener una aceptación cntusiastapor

parte de los compradores. Hubq por ejemplq un gnn úoom en las ventas

de unos hor¡o¡osos bolsos de plásrico marrón quc, como iban marcados

con las letns "LV",

se sabía que cosraban mucho más que otros bolsos

de piel rnarrón similares pero no tan feos. Las camisetas de algodón

que se descolorían o se deformaban a los pocos lavados pero que llevaban

la palabra "Dion'

impresa se prefcríxn e otras camisetas xnónimas

pero que daban mejor resultado. Quienes las llevaban decían (o se dccía

en los anuncios que decian) que se sentian 6eguro$. Después de

rodo, aunque la camiscta estuviese manchada y fuese estrecha, ¡odo el

mundo sabi: que había costado mucho dinerq y si se esrropeaba dcmasiado

siempre te podías compr:r otra del mismo tipo. Así, el Consumo

Ostertoso, como ocune tan a menudq se fundió con el segundo

tipo de srzrzs indumenta¡io de Veblen.

D¡¡:nocgs osr¡Nroso: colcADURAs supERrLUAs

Históricamente habla¡do, el De¡¡oche Osten¡oso ha supuesto a menudo

el uso de tela y ado¡nos obviamente innecesa¡ios cn la {¿b¡icación

de la ropa. La clásica toga representada en la escuitura griega y

romana, por ejemplo, usaba much¿ más tela de la que realmente se necesitaba

para cubrir ei cuerpo, dejando colgar de un b¡azo el sobnnte

dc forn,¡ ¡rrístic¡ aun<1ue incómoda.

Annr | |. 'll,r¡rrlr.r

h¡ escrito muy perspicazmente sob¡e el uso de col-

¡.r,ilr.r..,r¡",llrr.r,,o,,1,rrrc nredicv¡I, rcnlccnrista y ba¡¡oco. En 1¡

l:Ir,,t,., t',, ,¡] l" ,¡ | '1,

,¡ 'I¡, ,,r ii.rl,rsr¡ ¡Lr¡¡¡r'¡, l.r rch cr,r l¡ nanufactu-


150 rL IF\GUAJI D! L{ IIoDA

m más importaÍte. bien terrenxl básico". Un tejido bello era tan

"el

admir¡ble como el o¡o o el vidtio soplado, y ocupaba mucho m'is espacio.

La posesión de ropa complicada-y can era prueba inequívoca

de domjnio social. No obñante, un solo aristócrata Posando PaIa su

retrxto no podía llel?r más que un atavio lujoso en cada momento La

exposición de muchos metros de terciopelo o satén detnG de él sugeriri¡

oue rcn'¡ mj. I qu< podia, <r rérnino" moderno'. lorrar las p:reoe..on

é1. In"lu'o un¡ vez q,e deilon de Llev.lr'e la' prend.l' inmen-

'¡mente ¡molia" v que ¿'rrsrrbar po-el n"eno*porprncde

'uelo.aJ

lo. ho.br.", cl .".."o de rel¿ 'ob'n iuió cn el .ne: es n idcnre por eiem

olo en las pintuns de Hals y Van Dyck y en las escuhur¡s de Berninihi

¡etnto áel conde de Derby y su familia, de Ia colección lrick' "mues

tra a la f¿milia al ai¡e libre, pisando la tierr: desnuda con a¡bustos en

orimer olano v árboles detás. Pero a la dcrecha del cuadro, detnis del

'.oo,1", jurtto .olumna que podríamos imaginar que es parte de

" """

.rn".r"". .irt.u..ttn dc iela de color rojo oscuro caen en cascada

sobre el suelo desde -.tros no se sabe dónde. Tan hábilmente ertiende Van

Dlck e'Lo' plieg;e' qu< .u ridicul¡ in(on'e.uen'i¿ e5 mPe'-

ceDtible....'

I ndicron¡lmcnre, como 'eñal¡ Holl¿nde-. l¿' colgaduras

'upe'flu rs

hrr'ido no'óro'ignode riqL,ez.rI :': de wlir

"ar.gori¡'ino1¡mbi¿n

rror:1, J ngele.. mini-e' y per'on¿ic' biblico' del ¿rte medieval

',,nio'.

o- ,"rr"..nii"t"

llevan metros y metros de seda y terciopelo

extra. Las colgadurx

" -.rtodo daban prestigio adicional por su asociación-con

el a¡te clásicol v por t¿nto con la nobleza, Ia dignidad v lo ideal Se

consideraba que 1as columnas de mármol y los pliegues imitando 1as

roLs (en oc¡.iune. Ioq¿. rulénricat rr¡nJ"rm¡b¿n J poJiria't'o er

un"<r¡di.rr n¡.ion¡l I ¡l empre'rrro ¡r''ento cn un -'¡oirin de l"

industri¿'. Como señala Hollande¡, la abadia de \Vestminster y el Capitolio

de \lashingron esrán llenos de estas P¡etendidas metamofosis'

coneeladas en un mármol iabonoso.

Fll de tela sob¡evive actualmente en ¡et¡¿tos de baja calidad,

"*ceso

coloc¡ndo a indust¡i¿les entndos en años, alcaldes y mujercs munda'

nas ante decor¡dos de colgaduras de terciopelo o brocado, cuyo presti

eio moml r económ:code,:lguna m:ren'c>re1Lc q're5e le'lransn-"e

i ello'. He que ¿ lo' ¡c¡démico' de á ro 'e lo' PinLr r me

"b'er":do

nudo de la siguiente guisa: posando ante cortinas de te¡cioPelo, con sus

,ogr", ,,r. y bl¡retes tntados dc una forma quc rccuc'clr

-i..,", '"s

9. r].lh¡dor, ¿1.ir, Págs r3 r9

^nn.

\1oDA y posrcloN socr^r 151

la tnpería idealizada y tas aureolas almidonadas de los santos del Renacimiento.

(Apropiadamente, las aureolas de catedÉticos y rectores son

cuadndas cn lusa¡ de redondas.)

El uso de tela superflua cn la indumen¡aria nunca murió del todo.

Durante la mayor parte delperiodo que sc extiende enrre 1600 y 1900,

por ejemplo, las mujeres respetables de clase media y alta llevaban un

minimo de tres enagLias; menos de esto se consideraba lastimoso y en

señal de descuido o pobrez¿. Las faldas se ahueqban con aros ypolisones

que proporcionaban una estrucru¡a sob¡e la que se exhibian grandes

cantidades de tela, al tiempo que las sobrefaidas, los miriñaques,

los volantes y las colas demanáaban más tela superflua. Un vesido a

la moda podía fácilmente requerir veinte o treinta ¡net¡os de tela. Los

adornos ¡ebuscados cn forma de lazos, cintas, encaje, trenzas y flores

artificiaies permitían un derroche de objetos que daba tod.rvia rnás pres,

tigio. La ropa de hombre durante este mismo periodo ¿dmitia relativa

n en e po.o er, eso de tclJ ex. ep,4, n ,r roDr de calle. J"nde lo, .rbrigo,

largo' ¡ amplios y la, pe\¿dr,e*lrr:nJ\ errple¿b¡r rnerro' derci¿ in

necesaria, aumenrando enormemente su cosre y la aparente corpulen

cia de sus usuarios.

Una mirada a cualquier rcvista de moda actual ¡evelaú que hoy en

día el uso de tela superflua, aulque a una escala mucho más nodesra,

no está en modo alguro supcrado. La ropa cara a menudo es de corte

más generosq y la fotogra{ia de modas riende a sacar eL mryor particl<r

posible de cualquier canridad adicional dc tcjirlo quc disporrgr cl tlist.

ñador, extendiéndolo sobre sofás o haciónrloio flor.rr cn cl .rir,. tt,ry,r

el más míse¡o exceso de tcla se puede rcnclcr yn conro sitrro rlr ¡,t,sri

gio: un anuncio recientc en el Net¿, l'o¡É Z¿rr.,r .rl;r{c.r Jc Lrrr p,rr.r[,

cen¡imctros adicionales en e1 canesú rrascro dc l.rs c.rmis:rs Il,rr|.rw,ry

que, segín dice enrrc sollozos el fabricante, le cuesrrn cinclrc,rta y dos

mil dólares al año.

El derroche de rejido en forma de adornos, :unque es mcnos l1:m¿

rivo que ¿ntiguamenre, aún persiste. Sin cmb:rgo, hoy en día r:rramentc

ric¡c una finalidad púctica. Una camisa prestigiosa, por ejcmplo, lleva

un bolsillo en el pccho dentro del cLral jamás se debe poncr nada:la

cotumbre de llenarlo con plumas y lápices es un indicador de clase

nrcclir b.rja, v rarnbién sugiere una personalidad exigente- Una estrata

r. nr.t rcl¡cionad:r con ésta, especialmente popular en el periodo de entlcgucrns.

luc I.r cosrumbre de bo¡darlo todo con las iniciales del pro,

¡,r't.rri,r. Iin .rlqrn<)s c.,!os esro puede que tuviera una función púctica,

,, rnr,, rrr l,r r¡,rr:rcirin prr.r l.r col:rd:r, pero -lo que es más imponarte

.,,rr, r'.'l).r .r(n.nr.i\,)\rc¡rr)\,rnrrnrf cl costc dc h prenda.


!L IINCUAJI I)¡ I-A I\fODA

rloDÁ Y I'OSICIóN SOCI,\I

l,l

I'IJI{SONAIIDADES SUPIRFIUAS

El carnbio de las nodas es una forma distinta y muy electiva de De

rroche Ostentoso. Aunque no creo que cambien a capricho de diseñadores

y f.rbricantes -de scr así lo ha¡ian mucho mfu a menudo- es

verdad que cuando los cambios sociales y culu'rales imponen un cam

bio en nuest¡o aspecto la industria de la moda se apresun a aprovecharse

de e11o, y a sugerir en la publicidad que e1 vestido del año pasa

do no le haú ningun bien a nuestn reputación. Cuando los nuevos

estilos no consiguen calar se intentan otr¡s esu?txgemas. Una ¡eciente

es anunciar con poco sincero eÍtusi¿smo respecto a que la moda ha

muerto, que en lugar de la tirania del JooÉ de este año" ahon tenemos

un¿ serie de lo¿És individuales, a los que se dan nombres como clásico,

{emenino, deportivo, sofisticado o ingenuo. La labor de 1a mujer liber.rda

y bien vestida, sugie¡en los anuncios, es elegir e1 /oo,é-o, mucho

nejor y que muestra mayor liber:ción toda"ía, los loo,És- que van con

su .estilo de vida". Se la anima, por ejemplo, a ser elegante y refinada

en el tr¿bajo, cntusiastay activa en el tiempo librc, dulcemene hogare

ña en el hogar con sus hijos e irresistiblemente serl en presencia de

lo que un depanamento de mi universidad h¿ dado en llamar su

Así, muy ingeniosamente, la vida misma se ha

"cónyuge-equivalente".

convertido en una serie de juegos de moda, cada uno de los cuales, como

correr, bucear o jugar al tenis, demanda una indumentaria distinta q

en este caso, un conjunto distinto de indumentarias (de invierno/de ve

nno, de dia.zde noche, formal/infornal). Cuantos más looÉs diferentes

pueda asumir una mujer, más fascinante se supone que es: la penonali

dad misma se ha conve¡tido en apéndice del De¡¡oche Ostentoso.

Tradicionalmente se sup_one que los hombres no tienen más <¡uc Lrna

personalidad, un yo real. Ultimamente, sin embago, sedicentes

"inge

nie¡os del vestua¡io" los han alentado a dive¡sificar su aspecto exterior

por razones practicas. Según estos expertos, el emprcsario norteamericano

necesita dife¡entes conjuntos de ropa pam confianza" (o

"inspirar

entañar) á otros empresarios que habitan en regiones distintas de los

Estados Unidos. Esta idea no es nueva, ni se ha limitado a las profesio

res mercantiles. Un amigo periodista cuenta que de jovcn cambiaba

de ropa a propósito para adecuarse al trabajo que estuviese ¡e¿iizando

en c¡da momento. Cuando lo enviaban a entrevistar a personas ricas

i p"dc o,.r' n¿rur¿le' de lo. f.r¿do. d( eJe. 'c ooni.r ropa" oue.u¡i

riesen que en uno de ellos: un traje Savile Row de fnneh dc c,,lor g,;s

oscuro, una camis¡ de A¡dré Olivcr o Tu, ¡bull & i\*' r. Lr, r, l, ri r:,rr

¡ier de un modelo que jamás se pudiese comprar cn Blotrrrirrgil.rlc

'

y zapatos John lobb. que tienes que transnitlr a los ¡icos dc cLL,rl

"Lo

quier pane del mundo", explicaba, que no te supone un eslu€rzoi

"es

así que 1o que te pongas nunca ha de ser completamente nuevo." Por

otra pane, la ropa flamante en apropiada para ertrevist a los trol'l

veau riche; y, como puede que éstos no reconociescn la riqueza a no

ser en forma muy cxplícita, él se ponía (un tanto a regañadientes, pcro

el trabajo es el trabajo) una camisa con sus iniciales bordadas y zapatos

i¡alianos con bo¡las.

Cu¿ndo lo enviaban al \fashington o{icial, este pe¡iodista sc cuidaba

de ves¡i¡se con t¡es o cuatro años de ¡etmso rcspecto a la moda neo

yorquina. odia la moda, especialmente la moda de Nuev¿

"\la:hington

York. El mensaje debe se¡: no rne interesa la moda; soy un hombre

del puebio, un tipo normal." Por *nto se ponía un traje de myas linas

ur poco arrugado, una camisa blanca y una corbata anodina. Antes de

salir de Manhattan iba a que le corrasen el pelo más co¡to de lo ror

mal. Por otn pane, si io mandaban : California, o si iba a entrevistar

a un escrltor, un anista o un músico a cualquier lugar del país, intentaba

dejarse el pelo largo o despeinarse u¡ poco. Se ponia unos pantalo

nes informales y una buena chaqueta de itoeel sobre un jersey de cucl1o

si al enrevistado le iba bien económicamente añadía a esta

"uelto;

indumentaria un reloj o unos zapatos caros. Había además otras indumentarias

apropiadas -y asequibles- para el Medio Oeste, Toras, el

su¡ la Europa continental y Gran Bretaña.

Cuando este sistema funciona 1a no es derrochq y puesto que las

ropx se eligen deüberadamente para que se fundan con su cntorno! tam

poco se puede decir que sean ostentosas. lero como señaló el propio

periodista, 1as ropas por sí solas no pueden disfrazar a nadie, y el viajante

o la viajante que modela su guardarrop:r pero no su vozJ su voca

bulario o sus maneras quizá sólo esté practicando el De¡roche Ostentoso

si¡ su recompersa h¿bitual de aumento del sartzs, por no hablar

del aumento de sus cifras de ventas.

OcIo osrlNToso: rNcoMoDtDAD ¡ INUTILIDAD

II.r¡ nrucho, mucho tiempo, el ocio er¿ mucho más ostentoso de

1,,,¡,,, r,r 1,,'y. Lr historia

'r,l,

del traje curopeo es rica en estilos con

l, , ", ¡1,. , r r I'r, r rlrrr,.rrtr, inr¡osiblc rcrlizar cualquicr actividad produc

rL!., ,,'.,,,r" !t", ,rr,..rrrl'.,rr 1',r rl sucl,,: ¡clrc.rs rizrdru y cmpolva-

.ff&'.


l'irfrM

]54 !L Lr\cüAT[ D! L^ MoDA

das del tamaño, color y textura de un gran caniche blarrcq faldas de

casj dos metros de diámetro o con colas aún más la¡eas: tintineo de esoaox

. eremor aJer: griñore, a m:donrdo'. gorgu.""t p,n""l.' d. *.

llo que impedían a quienes los llevaban ginr la cabeza o minr nada

que les cayese por debajo de la cintura; zapatos puntiagudos de tacór

alto que hacían del caminar un tormentq y corsés tan apretados que

era imposible doblar la cintura o respirar normalmente. Tales ropas proclamaban,

exigian de hecho, una vida improductiva y Ia consrante asis

Estos estilos ostentosxmente incómodos y ociosos llegaror a su culminación

a {inales del siglo XVIII en la cone de Ve¡salles. La revolu,

ción politica e indumentaria que siguió liberó a ambos sexos temponlmente,

y a los hombres permánentemente, de la necesidad de proclamar

su incapxcid¿d a¡istocrática. La ropa de hombre se volvió, y lo ha seguido

siendo desde entonces, moderadamenre cómoda. Le modade mujer,

por su parte, después de diez años escasos de comodidad y senc!.

llez, úpidamente se volvió pesada una vez nrás y así siguió dur¿nre ios

cien años siguientes.

Hoy en día, la ropa de 1a clase media u¡bana, aunque no suele cau

sar dolor, entorpece cualquier tipo de actividad excepto las que menos

esfuerzo demanda¡. Es dificil corre¡ o trepar con un traje de calle y

unos zapatos de suela fina; y la cami$ blanc¿ o en colores pálidos, tan

fácil de ensuciar que significa que se debe liberar de tener que realizar

tnbajo manual, corre el constante peligro de poner en evidenciaa quien

Ia llera con unos puños llenos de mugre o con el cuello sucio- EI traje

de la mujer de ciudad es igual de incómodo. Habría que scñalar, sin

embargo, que la incomodidad puede ser una ventaja en algunas situaciones.

Una amiga que ¡ealiza a menudo investigaciones históricas en

bibliotecas me dice que siempre se pone de punta en blanco pan ello.

Si los bibliotec¿¡ios ven que sus aitos tacones, su elegante traje claro

y la blusa de encaje le impiden buscar en las esranterías los pesados vo

iúmenes de documentos y de periódicos viejos que necesita, ser:in ellos

quienes lo hagan y se los llera¡án hasta su mesa quitándoles el polvo

por el camino. Si lleva un jerse¡ pantalones informaies y zapatos planos,

la dejanin que sea ella misma quien lo haga. La misma estr*agema

probablemente también funciona¡ía con un hombre de mcdjana edad

AucE Y CAÍDA DEL rnAJ¡ sAco

MODA Y POSTCIÓN SOCIr\r-

Ya han pasado casi doscientos años desde las manifestaciones más

errt¡em¡s d;l Ocio Ostertoso en la rop¡ de hombre, pero este principiq

de lorma modficad4 sigue separando a los hombres de cuello blanco

de los de cuello azul.+ Aunque la camisa pueda ser ahom de color azul

claro, beige o a raJas, el s¿¿¿zs cuello blanco" aún viene señalado

"de

por el traje de saco, r¡ue se generalizó a nediados del siglo XD{, cuando

la clase media se había vuelto en gran medida u¡bana y sus ocupaciones

mayo¡ita¡iamente sedentarias. Como ]a spuntamos, el t¡aje de

saco es una especie de indumenta¡ia de camufl¿je imita los colores y

las formas del paisaje urbano. Cuando están bien hechos, la chaqueta

¿mpliade corte recto y los partálones de tubo tienen también una fún_

ción de camuflaje personal ocul¡a¡ la suave ba¡riga y las piernas flacas

crr¿cterísticrs de las personas irnctivas que ya ha.n dejado de ser jóvenes.

El raje de saco, como ha seialado reciertemente John Berger, no

sólo fevo¡ece ai inactivo, tambi& defo¡m¿ ¿l tnbajador. Se diseñó para

hombres que hacían poco o ningún trabaio físico y que por tarto er¿n

altos en ¡elación con su anchura; acomodaba y rexlzaba los gestos propios

de actividades como caminar, senta$e, hablar y escribi¡ pero no

los de correr, lewantat o ar¡astr¿r pesos y excavar. Además, como se arrugaba

y se manchaba con {acilidad, aigía que se usase en lugares ce¡mdos

o por las calles de la ciudad. Cuando homb¡es físicamente activos

de hombros y pecho anchos y músculos bien desar¡olladose Ponían

versiones baratas del traje de saco parecían malfo¡mados, defo¡mes incluso:

como dice Berger, parecían

patizambos, pierniconos,

culibajos... bastos, torpes, brutotes".ro Hoy el trabajo físico

"descoordinados,

agocrdor y la constitución co¡ponl asociad¿ con él son menos frecuentes,

pero eI mismo efec@ animalizador se produce siempre que un futbolista

pro{esional o un luchado¡ se pone un traje de confección.

Elriunfo deltnje de saco hizo que el hombre nde cuello azul, vestido

con su mejor rop:r estuviese en absoluta desventaja en cualquier

conf¡ontación fo¡mal con sus .superio¡eso. Esta inferioridad estratégi.

ca aún se puede apreciar en las negociaciones entre sindicatos y emPresarios,

en las oficinas banc¡rias y casas de piéstamos y siempre que un

obrero visita un centro oficial. También, puesto que el traje deforma

' |,' In,¡,,.1

' i,l, l,¡ tñl,r¡do'ts ¿rr¿"/¿r (dc cuello

", trzul) son los qu. rerliztrn tnb¡

j,\,1. r'r!, ¡, rr 1 B¡/, ,llJ¡ (1, ürllo b1.ú$) ún l.s,tue reJizm hes rdmi¡¡tnrn* 'l "

[T]

tir l,lL,1r,1,, /¡r'¡1rf. ri4t ll


156

El- l-f,\cu-{lL Dr L{ \roD,^

\10DA Y POSICIÓ\ SO(:IAL

lamcnrablc, manchado de faogo y barro, seguido por rLn fontancn, ci,n

botas de goma ¡' resistent e impecable ropa de f¡ena sin el menor in,:li

Útimamenre el tnje de saco Frece cstxr perdiendo terreno, espe

cialmente fuer:r de las gnndcs ciudades y en profesiones cono la cnscñanzr,

cl pcriodismo y la arquitectur:r. Quizá estc cambio tenga que

ver con el hecho de que últimamente cstán más de moda los pasatiem

pos ené4icos como corrcr 1' jugar al tenis que depoftes ambulantcs como

el golf ¡' la caza. Han aparecido nuevos cstilos para adaptarse al hom

bre que poco,r poco h: id¡, des¡rrollando su muscul¿tun yyx no nece

sita escondcr La rripa. El oficinista poco at1ético que Iuzcx cstos modelos

corre, no obstante, un riesgo: de pronto se puede encon¡ra¡, débil

y regordetel con sus ceñidos panraLones de diseño y su c¡.1isx dc i¿r¡¡,

csperando (él ¡ si además ¡iene mala suertc, también su novia) a que

a1gún mec-ánico apuesto 1, ¿tr¿ctivo diagnostique lo que le pasa a su coche.

CoNsuMo y lNTRrrENIMtrNToi FL TRruNFo DE L{ TXTLAVAGANCIA

losob.(¡osn'clcn$rDi:rncLo!d¿p..h.rd.l,ombro:qLLrloslron¡idd¿J¡!n.¡::

¡¡nb órn¡niusrulorx. Cur.dosecomf.¡D u r¡¡ic s¡.o ;cgunftnr !¿! ¡lu¿Crj d¡D,¡l¡l,l

L,g. o d¡m¡i¡do.nk.hq ¡lndol¿s nn rsper. d.for¡,! r ]rlniin¡olD: rli J i-r:n:r¡ !:

.utrl'luiÉf.¡¡tor¡..ión.ón $ cu¡dn,fer. r.¡rqü{ir ¡.5ú ¡ü¡rnn, snI¿

al arlcLa y disfrnz a la person: sin carácLc¡ puede d¡r ¡ es¡¡ últr¡¡,,

unr vemaja inncrccidr cn la comperición seru¡1. Sin cn¡b¡rqo. n,, r,,

clas lrrs situ¿cir¡nes soci.rl¡ ¡dnriLcn cl trrjlir s.,co, in,,1i,,, n,,r. ¡r,

cjcnpl,).,r uir l¡rr¡jrrrr., r.,liir¡,1,, rl, \,i \,ir.r),, i L,,r,r¡,r,, , L,r , i ,,r,

En los últimos tiempos los esc,rparates más osrentosos del consumo

han sido el cine y 1a telcvisión. E1 derroche a gran escaia es una dc las

caractcrís¡icas de la indusrria cinetratográlica: derrochc dc ralento, derroche

de energl:, derroche de nateriales, de¡¡oche de dinero y derro

che de riempo, como sabc cual<1uien que hrya pas:do aunquc scilo sca

un par de hons en un pl:rtó cinematogúfico. Dcsdc clpunto de vist.r

de las teo¡ia¡ de Veblen, ¿qué podría haber más atr¿ctivo y que gcncrasc

na¡,or prcstigio?

L: extnv:gancia teatral, por supuesto, ticnc una dilatada histo¡i.r,

pcro se ha visto sobrcpasada por la extravaganci¿ de 1: industria cincm.rrográfic.r.

El vestua¡io del ¡eatro, por artístico que sea, está hecho

p,rr.r urilizarse mucha: veces: si una obra riene éxito cada prenda puedc

v,p,rtar n.is hons de enérgico uso de las que soportaria en la vidr

,r.rl. [n eL cine, sin embargo, meses de trabajo y miles de dólares se

t',,-1.¡ e.rsr¡r cn algo quc ¡ilo se va a usr¡ unos pocos n¡jnutos. ll]

,1,.,rr¡1,, nrÍs irmoso quizí sea el traje r1e bailc que llevaba Ginger Ro

r1, r, crr lr,ar nr¡. ,n h ptnunbra (Lady in the Dark, 1944) diseñado

¡,, t,.¡, r,. t\,, , 1 1,r,,1',' rlirrr.r

'

J. h pclícul;1, Mitchell Lciscn. Este mo-

,1,,,, i ,1,r,,,1,,,,,', ,, .ri,l,',,,.i. e.rr. lcl mrndo, iba enryedr.rdo

,1, L,,,r,rL

ll,. ,L'.,

' .,,1,,,,r,¡ ,lc i is(',n, ), coró 15.000


l

158 rT L!N{;LAJ! D! LA TÍODA

El '.rudio.ir!¡,n.gúJi.o.

qüe rjlo \. us¡

uná v¿, 6 un .jlmflo etremo de consü

o{.i,.\. F.r. cs cl m1s.:ro de rodos

-"

lo usó Giog.r Ro8enen L¡',,,,r¿.¿, L¡e

,,,¡¿rr (1eaa) e ib¿.lbieno,le l¿¡,cild¡

) ¡dorn¡do..n *ón;.ofó 15.000 dó13rcs.

De acuerdo, los principios del restu¿rio tcatral no se podían transle

¡i¡ directamente ¿l cine ni a 1a televisión. La ropa para c1 escenario ha

de estar diseñada pan que tenga un efecto a gran cscala: la sast¡e¡ía fina

y los estampadosuaveson invisiblcs más allá de la segunda fi1a, y todo

se ha de exagerar pala quc se pueda ver desde el fondo dc la sala. Ade

más, en una película una cinta de un par de centímerros puede parcccr

que mida tres metros, pudiéndose ver cada puntada. Pcro la importan

cia que Holly-ood dio a] vestua¡io, casi desdc los inicios, fue mucho

más allá de l¡s necesidades del medio. Quizá no sea coincidcncia qLre

la mayoria de los primeros magnares del cine enpezxsen cn el n€gocro

de la moda. Antes de irse a Hollywood, Hary \fa¡ner hacia zaprlos.

Sanuel Gold*'yn guantes y Adolph Zukor en peletero,,v los rr€s se

llevaron consigo a la industria cinematognifica a amigos ¡' colegas dtl

gremio tcxril.rr

r,Í{rDA 1 f arJlcralN socJ¡ L

Debido a la convención dramática y a l¿ distancia vxu.rl .l "rrL'.

actor v el espect:dor, cl \€stuario te.lü¿l ha conseguido dar más ónhsis

a la apariencia que a la re.iid¿d. [.] gran teatro, como scñala Roland

Banhes en "Las en{ermcdades del vestido", sc apoya en el po<1er irnaginativo

de1 espcctador, que es cap¿z dc e1 nyón en seda

"¡ransfo¡mu

¡r las mcnriras en ilusión",'r en lugar de intentar confundi¡ su inc¡cduLidad

con detalles histó¡icos auténticos, bcileza formal o dispendio

evidente. H¡sta en St¡atford on-Avon las io,w.rson falsas y el armiño

1. 1a cibelina de los manros de los reyes son picl de conejo teñida o -más

a menudo picl sintética, que no sólo cuesta menos sino <1u es más

ligera pa,a llerar sob¡e el escena¡io.

Sin embargo, a 1os productores de Hollyrvood no les bastaban las

apariencias; exigían el uso de los mate¡iales mis caros aun cu¡ndo un

sustituro más brrato consiguiera engañar a la cáma-ra. Adolph Zukor,

por ejemplo, insistir en que los adornos de todos los tnies dc sus películas

fusscn de piel auténtica, afirmando que ello cn pam el

"bueno

negocio". En algr:nas de las fantasias cinemarogáficas de los años treinta

y cuarenta, hasra los extras ib¿n vestidos como rryes y rcinas. Para Ma"

rk Anton;etd (1938) A¿¡ian discñó cuatro mil lujosos rraies auténticos,

usando sedas, terciopelos, encaje y bordados genuinos del siglo XVII.

Norma Shearcr, la protagonista del filme, se c.mbi:ba dc vcstoário t¡einta

y cuatro veces y dieciocho de peluca, una dc cllas con di¡m¿ntes de

verdad. Con cstos atavíos su movilidad, como la de María Antoniet¿,

esrab: sevcramente limitada; esto no era un.r novedad en los filmes dc

época de Hollywood, donde a menudo l¡s faldas e¡an tan ¿nch¡s qu€

resultaba imposible ent¡¿r o salir de un c¿me¡ino con cllas puestrs O,

en c1 extremo opuesto, cr¡n ran ceñidas e iban t¡n acor¿z¿d¡s de abalorios

v bordados quc cl acror o la actriz no se podian sentar y ni siquie

ra caminar con na¡ur¿]id¿d.1r

La ropa como ósta, con sus ¡ebuscados adornos, su fantásrico coste,

su incomodidad física y 1o inf¡ecucn¡e de su uso, recucrda no tanto el

lestuario teaual como los aravíos tan extntaganremente adornados y

cnjo,vrdos de la religión, asumidosó1o unos momentos calificados como

.le imponancia sobren¡tural. Es así co¡ro debe ser, pues (como se ha

dicho r menudo) las cstrellas de Hollyrvood y de la televisión son para

¡oso¡ros scmidioses, las deidades dc lo que es en más de un sentido

unr v,ci,,h,l p.rrrnr. IiL monoteístro puro sicmpre ha sido una fc difí-

rr. Drl.lU.C¡trl,\ ! I)¡¡,\i,..Ln¡./r,/¡iru,!r''t!.¡t t i; 1 tj


EL LE\.ir,\tE Dr L,\ \J()r).\

M{n)i Y FOSIaÚ\ so(:r^r,

eil r ¡l¡s¡racta. A h mcntc popular lc rcsulta incómod¿ 1a ide¡ de un

solo dios que encarna todas las cu¡lidades conocidas. Lo quc prcfiere

cs algo más cercano ¿1 panteón griego o romano! con dioses y diosas

apropiados para cada virtud o para cada vicio admi¡¡dos: una Venus.

un¡ Diann, un Mercurio, un II¿¡te. Y, como algunos peganos, tenemos

¡endencia a des¡¡uir a nucsrros dioscs, o más bien ¿ sus m¿nifestaciones

humanas, ¿ inrer-valos t¡ecuentes, sustituyéndolos por otros nuevos, si

guicndo asíc1 principio de Veblen sob¡e el Derroche Osten¡oso has¡a

en nuestr.r vidr espiritual.

Co^-suMo vlcArlo

En ei siglo XJX, conro scñaló Vcl¡lcn cn The Theory ofthe Lttsare

Cl¿ss, los hombres se r.ie¡on alivi¿dos de 1¡ necesida de erhil¡i¡ su ¡iqucza

por medio de rop: can, deL¡ochadon e incómoda; lo que hacían

era delegar esta tarea en sus esposas e hijas. Las mujcrcs sc convir

rieron en 1os vehiculos de lo que Veblen llamó Ostentación \¡icaria.

y cuanro más rico cr¡ un homb¡e uri lujosas e incónodas serian las

rop:s de sus parientes de sexo iemenino, ,v posiblcmc¡tc de su aman¡e.

La mujcr victoriana y eduurli¿n¡ ¡ica era un objeto rebuscado ¡' caro.

Rigidrmente encorserada v con hast¡ dicz cnagu¿s debajo de su larga

f,rltla, necesitabaltura y fuer za muscular pan llevar una lndumcntari¡

quc con frccucncia pesab¡ más de cinco kilos, srn conrar un sonrDrero

lleno de flora y de fauna, un nrnguito, un bolso y un parasol con vc,

lantcs. Dcsde ¡l¡ededor de 1880, sob¡e un cuello alto y ceñido elevaba

l¡ o¡rl, ll¡ er rr jngu o q.. ,:gcrrr o.- rJo r, . pre.

"rg.,l

h.rcia que le resultase más dificil dirigir 1a mirada a los mortalcs infe

riorcs; también contribuia a ocultar la papada que a nenudo rcompa'

ñ.rb¡ a la rellen¡ silue¡: de finales dc 1a época v,cronana.

Hoy muchas mujeres especialmenre las que carecen de empLo

¡emunemdo- aún sirvcn dc vchiculos p:Lra l;r Osten*ción \iicaria, como

les exhortan ¿ h¿cer los intereses comerciales en anuncios qur animen

a sus lcctoras a que "hacer

él se sienta orgulloso de ri,' u .oreulloso d¡

que lo vean contigo". Se han hecho cier¡as conccsii,ncs a la cnrnripr

ción fcmeninl, y se suelen er.i¡¿¡ los ex¡¡emos de la jnconrodi.l.rcl. Pu <,

cualquier nujer quc sca sinccn adnitirá quc cl abriqo l.rr{o dl r i.',,¡

que anunci: la riquez.r de su mar ido cs más pcs.rJr¡ v ¡rj' ,lifi¡il,1. ¡,.r

nejar <1uc la chaqucta dc rlun(i¡ qu. ll.!¡ ,.n ll i.rn,¡,,. r ,¡r,..r,. ,,,.,.

dc oro v ili¡¡¡¡n¡cs s,,¡

ir\ii ¡,i,',ir .,1¡',L',L,I,',.',

(:.¡ !lr l.L tL¡rio¡s ¡¡úr.iprle\ de L ¡iur¡¡ ri.rnirnr r.du¡¡di¡m Jr rhse rtrr.r¡ l¡ .!!ibi

..;, d.l.r,i,rue,ri.rtr pid¡e. d¿ \L.sfoso\.brestrpc,{rn¡ Ctrann,miltüi6¡ti{r¡r¡opr.

r .u.rnú mn .brio l'& que L in.¡pr.nrLi p.rn.utrlqui.r idj,i.l.rd Fr.düúiv¿, nüro. en

!L r.,L!¡ .Jü, Á.rt:((! li !¿ñ.D Jr( ajoulL. $po\r d¿ r n iiDnr kn\ (r su anl¡L d. !,rtr

ro. El Consumo Vi.rrio por pa¡r€ dc los v¿rones es mucno mirs rarq

l)L,c\ se suelc pensa¡ qüe reb¿jx el -rtu¡rJ de quienes lo practican. Sin

crrrbrrqo, en ocasione se puede vcr en ciertos lugares a un apuesro jr:r

v, rr ruvo clcgante rraje rcalzr la riqueza dc arguru !ruJer no r¿n:üacnv.r,,¡

¡ris ¡ nrcnud<, de un hombre, que lo acompañan.

( l,¡,¡r,, w,i rl.¡ \i l) .,r, e l Gmsumo Vica¡io nunca se h¡ limirado a

l,*,,,,.,r ,,, ,,,. ,1,,,,1,-, r dc u¡ individuo ',,,,'lici¡lcs

dc alt.r posi_

, ,,,r.,, , tr 1, rr r Lr,r,r.Lr,, t,,\,r,,)\ | t,r rc.rlcz.r h¡n delec.rdo l¡

, ,,, , , l, r ,,,,,,. ¡rt, r¡r.is ,t, ¡,, rrrs p.,rir.nrcs.


lt

rrLL"L{lLrfr\lrrrDl

En 1os siglos XVIII XIX I¡ fas¡uosid¿ dc los ma1'ordonos, los crL.r

-r

rlos y los cocheros dc una persona su akura ,v la elcgancia de su unr

forme, o l¿ cantidad de corclón dondo dc sus libreas era un signo

importante de r:ngc,. Como h¡n señalado rarias ¡utoridades del c¿npo

del vestido, 1:L indutrenta¡ia dc cs¡os funciona¡ios solía ir muchos

años por dctrás de los estilos vigentes, posiblemente para sugerir que

se ha hcredado dinero y posición. Ho1,. cuando sólo unos pocos tientn

sin'ientes, esta cosumb¡e sobrcvive más en la indument¿rie dc los se¡

r.idorcs públicos que cn Ia de los privados: los emple.rdos de gnndL.

horeles y restaurantes; porteros, asccnsorisrrs, b<¡tc¡nes' mair¡es l'hi:¿i

y cama.c.os. Asilos mu1, ricos, al menos simbólicamente. siguen erhr

bicndo su riquezr ¡ lolnos de sus sinientes.

AIR¡N rA osrrNTos,\

Quentin 8e11, cuyo {ascinante estudio On Hrnan fineti óa ta :a'

zón a Veblen :11 dcsignar la conpcrición econónica como la princip.rr

fuerza que opcra tras l:s vicisiLudes de 1¿ moda, ha sugerldo que a l:rs

c¿tcgorías de Consunro, Derroche y Ocio Ostentosos h:bría que:ri:

dir l.r Af¡enta Ostentos¡, o el uso delibendo dc ropa que no sc a¡ustr

a l.rs no.mas del gusLo". Su elicacj¿ obedece a h regla que sosrre

"buen

nc que curnto m& importante es un acto para los participrntes. n.r;

cuidadoso y formal se¡á su rcsLido. En l¿s e¡tro'ist:s de selccción ¡e

personal, por ejemplo. cl futuro jefe pucdc, s; asi 1o desca. apateceL.t'

rido con p,rnralone spo¡¡ v un jcrseYi ltx c¡ndrdatos. .runquc scin .luna

posición social su¡trio¡, han de i¡ con ¡nie o re*irlo A re:e: L¡

imporrancia rel:tiva dc un :cro pnra li,s diferentes pariiciprnres e' nr'

riru.rl que cconórrica. como por cjemplo en un¡ bod¡, do¡J" l.rles¡

mcnLas v¡n desde l¡s so{is¡icad¡s indumcnt¡¡r¡s de lr¡s conir:r-¿n¡:s l:¡'L I

l¡s menos lbrm¡les de los prricntcs lcienos o los sinr¡r1e'tono':idu i

amigo quc, crítico con estc cnlace o con elnrar¡irnonio en gen¡r¡L .r¡.,

dc a la ce¡emoni¡ con unos raqueror dcscolori¡l¡s r una ¡:¡t s¡ t rr .t

de fnnela cstá pr.rcticardo la Afren¡a Ostc¡r''osa. La rrlisrlt¿ rcgl.r |.r.,

quc acudamos a ficstas dadas por personas que consiorr¡nros ir¡.r r.,r,'

a nosotros con ropa relatinmc¡tc lnl¡rm¡li cuancLo es¡¡ in:or n:: r,l.L,

se l1cv a ,rn punto en quc nuesrro desptcio haci¡ ei r¡r¡rt¡¡inr,,,rr

cs ol¡vio nos estrnos co1¡portznJ.i Jc rorn¡¡ O;rc'¡r,^¡nr, ¡¡, \ ,

.os¿. U¡1 c\tr.rraqem¡ sin¡il.rr l¡ ¡J,,nt rr¡ r.r¡rrl,i,:rr t" , r' rr, r r,

dciornrrqLrizÍr,r.i.,i,L'. l,l,.l,' rrr'r , , ,r"

\foD¡ Y f(ilk roñ soctAl

1'os gurrd¿ffoprs esrán mucho ncjor equipados para l:r exhibición del

co¡suno, el de¡roche v cl ocio. No cs un insulto directo lo que aqui

se pretcrde. sino una simple erasión de los "cánones

pccuniarios del

Lrs person:s que deciden pr:cticrr le Afrenra Ostcntosa tienen que

estar segl'ri]s, por supuesto, d€ quc se l¿s va a rcconocer al inst:nte en

el acon¡ecimlcnto en cr¡csrión. Si no cs asi, co¡ren cl riesgo de que 1os

expulscn brxscamcnte de la licsta quienes picnsen que sc han colado

cn e11a p.rn bcber gntis. Un¡ r.ez vi có¡ro c¿si le pas¡ esto a une estr€

lla dcl ,ocA con t¡arbr de dos dí¡s v una camiseta llena dc manchas <1ue,

por nzonc: de amistad ¿dolescenLc mezcladas, todo hay quc clecirlo,

con un desprecio rotrl por cl ¿sun¡o-, acudió a la fiesta tle un sofisrica

do ¡uror. Su er¡o¡ fuc ¿sumir <1uc su car.r sería tan conocida cn el nundo

li¡er¡¡io como e¡ el dc L¡ industri¡ rnusrc¡r.

EI uso de la ropa ntrentosa con el fin principal de atr¡cr l¿ ¡renciiin

negatna -pan rnolesrar y ofender- también pucdc ser en algún senti

do un¡ ¡eilindic¡ción d e :tatus. El punk úolescente, con su crrniscta

nsgada v nugrienra, v su equivalcrte fornal, el punk ¡d.,ts¡ con su

c¿miseta con r:sg.rduns artilici:rles y serigratiada con una rcprcsentación

si¡nbólica dc la suciedad cn torma dc palabrotas, p"cden ier rdmi

rndos por sus iguales v quizá por novrtros mismos. Además, quienes

usrn rales ropas son con lrccuencra personrs de bajo sraras v de poco

poder, pan quienes cl hecho de <1uc se tijen en cLlos _va es ,,.,1

"l.j..".

J]]lTL'S toR .\socl\cróN: íDolos Musr(:,\t,[s y D!¡()mtvos

Au¡que el lujo, cl derroche, ia incomodidad y 1a afrenta son los princrprles

determinantes dcl s¡¿¡rs en el vcstido, pucclcn operar rarnbién

o¡ros irctores. El pcnsamiento mágico de ripo primirivo a vcces hrce

r¡ue los estilos :sociados cc,n las personas de las <1uc se dice quc marcan

l.r nri)i1.1 ¡n¡lguanlenre. por lo común nricmb¡os de La aris¡oc¡acia_

.rsunr¡¡ una au¡eola de prestigio. lil peinado pompatlour, gue vó por

1'r in,rn rez ñhd;rme de Pompndou¡ la querida de Luis X\¡, lo :rdopta

r , '

r poco ilcs pués drm rs ¡efinedas de toda EL¡ropa que, por cst ricta que

qrsr.rb.rn dc identlficarse en su fa¡tasí¡ con la farnosa

,,,,jLl L ll ,, I . ,,r,,,1.,', ,ncnudo l.rs inst¿unn individuos del tipo

,, ,,, r', | ,),1,t ,1,*,.,,,),,)ivLiscul.r

(prn ilisrineuirlas del

,..., l .. L,¡r. ,,,,, t¡, ,,, lr,r,r.rrrlrscrrLL,¡.rcscrtrrlcNicl

r, , , . ,r I ,r ,, , /irl, ,t, ¡ 1,, r$,,,lirl.rt.


I

lri 1

¡L Lr:\(juAJt D¡ I x \{t)DA

LtoDA y,oosrcróN soc|\l

jr;,

i li vez como forma de homcnaje y como magia por simpatía. El adolescente

que viste con indument¿¡ia dc cue¡o acuchillado y vinilo a imitación

del grupo musical Kiss y que se pinta 1a ca¡a de blanco con tiza,

pretende impresion:n a sus amigos y asusrar y molestar a los antiguos'

iau:'que pr.r c"n ido o.: la.hi..r.or pein,rdo ¡ lo F¡rr¡h I¡w,er

'u.

,'p'r* r."n'" r' '.. ¡ .l q;c;.i r perciban.. n ur; mu:er igurlde,t é-

tica e infatigablemente ser1. Los medios de comunicación pueden más

tarde recoger estos estilos ¡ mcdiante un proccso que los autores britá

nicos Ted Polhemus y Lynn P¡octor han denomt¡ado motulízación,

h:rccr que pierdan gran parte de su significado original. En unos pocos

casos como ocurre con e1 peinado a 1o Farrah Fawcett, aunque no

con la ropa estilo Kiss- Ia nadalizáción es rzn completa que la ma.vo'

ría de las ¿sociaciones originales se diluyen, y entonces lleva¡ una de

terminada moda simplemente indica que se viste a 1a moda.

La ropa puede tarnbién adquirir prestigio por medio de la asocia

ción con una activid¿d de alto rrarzs como la guerr: (la trincher:, la

chaqueta Eisenhowcr) o la explonción espacial (vinilo en tonos plateados,

relojes calendario). Las indumentarias que s€ usan P¿¡ia los depo¡

tes de alta categoría siempre han tenido una ma¡cada influcncia sobre

la rnoda. Un deponc de alta categoria, por definición, es el que requiere

una gr¿n canridad de equipamiento de eJevado precio o unas instala

cio¡es ca¡as o arnbas cosas a la vez idealmente, consumiá con gtan

rapidez bienes y scr-vicios. El gol{, por ejemplq cxige e} uso en cxclusi'

va de muchas hectá¡eas de terrenos de gran valor, impidiendo así que

se dediquen al cultiuo, a l¿ const¡ucción de viviendas o al uso comercial;

el campo de golf que sc haga en estas tierras habr.i quc limpiarlo

de hierbas, regarlo, segarlo y allanarlo constanteme¡tc con maqurnar¡a

de al¡o coste. Es un depone que se juega con una colección de caros

y especializados palos, tan numerosos y tan pesados que los tiene que

llew n cadd.ít, o hay que tr¿nsPortarlos en un vehiculo a gasolina;

el juego adquicre prestigio adicionai con la pérdida constante de las cos

tosas pelotitas. Al fútbol americano, por otra pane, se puede Jugar e¡1

cualquier so1:r y con un sirnple balón que rara se pierde En co nse'

"ez

cuencia, la ropa que se sucle usar para e1 golf se ha convenido en ¡lta

modai la que se usa para el fútbol no.

Tr¿dicionalmente, los deportes más prcstigiosos han sido aquellos

par¿ 1os que se neces;ta el concu¡so de ese animal tan caro que es cl

iaballo. Ent¡c elios se encucntn el polo,la equi¡ació¡ v sobn ¡odo l.r

caza dcl zorro, que Qucntin Bell tlescril¡e con¡o "cl r¡r'i' l¡^

"'trl'i 'lc

dcportcsvcl quchrrcniil¡,u,rclecrr¡n,,is,lc,ir,\" " lrr"l I l' "¡i

sistel en la persecución de un "animal incomestible'l con ayuda dc un,r

jauria, un gr:n núrnero de caballos, damas y caballe¡os, muchos de ellos

vestrdos con un especie de uniforme, y una larga lista de desperfcctos

al final, todo lo cual salc excepcionalmenre caro".-

Hoy la ropa ecuestre de todo tipo está rodeada de una aurcol¿ de

r¿¿lzi: ab¡igos con mucho vuelo y aberturas laterales que recuerdan va

tamente a las chaquetas de montar; lustrosas botas de tacón alto; camisas

y gorras de polo; pañuelos y corbatas decoradas con estampas ecues

t¡es; b.oches y gemelos de oro con form¿ de a¡os equinos. La-rpersonas

que llevan este tipo de ropa nos están informando (con frecuincia venzmente)

de que saben montar, y rambién (mcnos fiablemente) de que

tienen un caballo propio, o de que se mueven en círculos donde es con-iente

poscerlo.

A principios del siglo XX, cu¿ndo l¡s diversio¡es de ¡l¡o s¿¿¿zs emn

cl gol. y l.r nar egrción de re. reo. l.r rop.r in tormal de l-ombre y de mumvcol¡nz¡

de o¿nr.¡'onc, bomb¡ch",. gor.r, Je got,. j.rseys

de cuello de pico y calcetines a cuadros; de panralones biancos de

franela, blusas marinens, blazers azt1 narino y gá'ra"... C"o"ao pu

sieron de moda el tenis y el esquí hubo una epidcni¿de calcctines ".

bl,rncos

y z:p,rrilh' dc lona. .¿¡ .¡ de oun,o d. m¿ne¡ co, r.,. i( r\), ri,,.,

sos, gorros de lana v guantes :islantes. Estas prcnd¡s no ril() sf rlsxl),l|r

clando se pracricab: el depone en cuestión, sino cn cLnlquiel rlrrrr Lr

nidad imaginablq por ejemplo, habir pijrnris ¡. ¡ufinf¡1) \ t)ijrr¡.¡\

dc esquiador Muchos de estos estilos deporrivosc hrn c,,nvcrri,l,, y.r

en señales de srarrs tan populares que no sc pucitcn ronrrr eonro sigrr0

de que quien los lleva sabe jugar aI golf, navegaa csqui.rr o golpc.rr rrrr.r

p€tota de tenis; ni siquiera de que desee aprender. Por orra parre, cl uso

de insignias deponivas simbólicas (camisx estampadas con bandens dc

señaies m;:rítimas, por ejemplo, o broches con fo¡ma de nqueta d¿ te

nrs) se puede considerar que indica un cierto grado de entusiasmo y

quizás hasta de pericia.

Haytambién prendas simbólies que con{ieren sraras porque llevan

Lr ir,ign.a de pre,rigio.o, clubc,. <,cuel¿.. regimienLo, y o¡"¿" ir,riruciones

simibres. Aquí la regla es que rcalmente debes habe¡ tenido rel.rción

con la organización cuyo distintivo ponas. El hornbre que lleva

L¡nr camisa ado¡nada con dibujos dc hernduras y que no sabe montar

.r c,¡tr.rllo resuha sencillamente patético; el del ú/aze,, esrilo OxJo¡d quc

,,Lrnc.r prsii ¡r,r Oxford cs un canalla o u¡ timador. La ignorancia no


11,6 ¡r LLNGU^I! DL llÁ l\loDA

es excusa, como han descubierto nuchos tu¡ist3s estadounidenses al sxlir

r lr .¡'le co 1 .orb¿r r' que '( .'n Pr]ro r por 'u' rr?. r:'¿" -¡r oe' "'

cue ¡esulta¡on scr las de un famoso reginicnro británico Los es*douiidens.r

r. indig"on a,u.'.2.u""d.' s" encuentran por las callcs de

Munich o de Rona con algun joven de aspecto desaliñado quc ni si

qui.rul-rLl.ringé'pcrocue 1,.¡ ¡r "

c¡m 'er¡

bl¡'"' rd: ' "

e norb'c

oc .¡ .,.;'e¡rd¿.. l-r'rprln-d: l¿ lln¡ ¡ neno' ten¿" r'

'l-'

relació¡ ofici¿l con es¿ universidad o que esté en contacro en ese nlo

mento con alguien quc la tenga (Se hacc .rna exccpción con los niños

pcqueños, a los quc quizás algún antiguo alumno les rcgale camtserrs

¿. i" la esperinza de que un d1a lleguen a vcsrir legitimamente

1a talla mayor.) -" A juzgar por lo que se ve en ios centros co

"";"*";dai

mercialcs de muchas ciudades europeas, la mayo¡í¿ de las c¡mise¡as dc

las unive¡sidades amcricanas sc exporten en la actualidad al viejo con

tinente. I-sto puedc debersc en Parre a que en muchas dc las univc¡sid¿

des cs¡adounidenses más solisticadas hoy en dia sc considerr inf¿n¡il

llevar t:1es premlas en el campus después del primer año, aunque sor

admis;bles i¿s qüe prestan los :migos intimos de otras univcrsidades

t'or orrapartc,las cinisetas y chaquet:s que llevan la insignia de algúIt

cquipo universitario del quc se es rniembro no sólo son admisiblcs srrc¡

que trenen g]¡n Prestrgro.

SorrsrrcAclóN INVIRTTDA

Antigurmcnte, una prenda dc baja catcgoria era simplemenre aqur

lla oue no manifestaba el Consumo, el Derrochc o el Ocio Ostentoso''

1" q,re eo p,r. el .ottt-tio económica, práctica y cómoda de usa¡ \"

cstiba sujeia a las vicisirudes dc1estilo¡ no era un estorbo pan el rrat'r

ro fi.i,o, ro .< Jrru;¿or. ni 'e -.np r. rr 'e cr'uc'¡b.' orL Irl

l-no.,on..cr.;11",.ir ¡dornñ. v e.r¿br h' ha,.r<.r gu.l | 1r'-' I

sis¡ente como los tcjidos cascros, la pana, el percal o el cuero'

Hov esta ¡opa, donde todavl¿ existe' es relati¡'arnente car¡ dt l rbr i

.". y p.,r ."".o ." p..rtigio ha aumentado En ¡é¡minos lingiiistic"''

es ei eq"ivalentc de l¿s palabras y frases coloquiales e inspira el nr*rrt'

tipo de cordialidad y confianza. Actu¿1mcn¡e el extenso roc¡bul rr i' '

del vestido de las pcrsonas dc gustos caros puedc incluir rlgunt' 'l' ' '

tas unidades coloquialcs: una c¡¡ne de nrncl¡ 'r eu r'1r'^, ¡.r e¡crrrl' '

o un mono de c¡,1¡¡r c.rqui lil uiLr.rrrr, ,1r Ir ''lr " " r " ' "" '¡'1"'r'

,ich rlc.¡li,1.r' (sr.r\ I),,,,i11\ tl( rir.rrr( I r,lL"

n10DA .a POsrClo\ 50CL{L

.ier¡'. picantc o irónico, y en nodo alguno rulgar. La norma, como c,,

cl lenguaje hablado, parece ser qLic cn un conjunro completo sólo puc

de apareccr una de estas prenrlas, v que sus aplicaciones prácticas o vul

;1,<, lrrn de.o r trr..r,r.e . on u 1| u ma pie.,r. qrr.e;n o.rerro.a

mente caras. lor tantq La canisa de f¡ancla a cuad¡os se Llcra sobre unos

pantalones de ante v con una ame¡icana de seda; los r¡onos sc us¿n

con botas de cien dólares v se los adorna con media docena de pesadas

cadenas dc oro. La ropa extranjera de bajo sraas se usa a vcces r1e 1a

nisma m:nera, aunque como es exótica y además plcbeva se puede 1lcvar

simultáneamenre más de una prenda de esra cl¡se. La indumen¡aria

normal de los campesinos chinos,los br¡ceros indios o los pescadores

griegos no necesitan más que uno o dos complen€¡ros caros pam ¡rlrnstorm¡¡se

en sofisticrción.

La rop.r de trabejo sencilla y pasada de moda se h¡ visto sus¡i¡uida

.rhon cn la b¿se de le cscal¿ de la moda por las prendas que imitan

es¡ilos ¡eclenrcs de la al¡a moda de i¡ fo¡r¡a más barata posible. )i1 or

lón y eL poliésrer sustituyen a l.r lana, el algodón y la seda¡ el vinilo

leemplaza al cuero; los adornos adhesivosr.¡stituyen .r los piicgues, los

plisados y los bonl.rdos¡ las costurls son estrechas y están malcosidas,

li,s dobt¿di1]oson cscasos, los forros de mala caiidad o inexistemes.

(luando están recién cornpmdas, estx prendas pueden engañar a cier

trs penonas dur:rtc algún tiempq cspecialment€ de lcjos; pero en cuanto

¡.rsan por la laradora o La máquina de limpieza en seco qucda prtente

sLr ve¡daden n¿turaleza. Curiosamente, esta caducidad crer su propia

v.u icdad de De¡¡ochc Ostentoso. Cienos secto¡es del púbLico, pan quierr.lo.

p-.. ^. b¡:o' e i. ¡

"[.m¿ 'nod¡ .nn nr, irrpon r r. t1u,

l.r c¡lidad o la dur¡bi1idad, prelieren ral tipo de ropa. Son especialmentc

¡ropulares entre los niños de poco más de diez años, cuyas principa

le' prloridadcs son parecerse al resto de 1a pandilla y .rdaprarse a los

,.rnrbios que experimenran el t.rmaño y la forma de su cuerpo. Por esta

r,r,,<i,r, ¡ ¡¡cnudo es difícil distinguir la clase social de la que proccdcn

,, | i",,. Jr r i.r Jr .nrre r.e.e y qu:nce.rño.. ¡ n. ru\ qtr( pene.

'

rr.zc.rn rl c:rr.to superior o inle¡io¡ de la socied¿d v se¡n lo suficienre

ni,r .o, ,p,r J' . ór o en hc. hr '<r.

J< l¡ -ll,in

,,,'\.Jll o (lemas;do pobres para no poder compnr ningún ripo de


fL LENCU^JI: l)¡ r,| \!()DA

La ropa de niño indica mu¡' clar:mente e1sr"r'r, pe¡o de forma r¡ur

distinu a la de los ¿du1tos. A primcra vista, los niños de l¿ clase ob¡e¡¿

parecen ir trejor vestidos qLrc los de clase media, especialmente cuando

cstán con sus padres. Un domingo en cl zoológico, por ejernplo, las

niñ¡s llev¿¡in vestidos de f¡ntasía rclativamente delicados;]os niños 11e

vaún tnjcs cn miniatura o chaquetas de colores vivos con la insignia

de algún equipo deponir.o. l¡s niños de clase media serán los que lG

ven pantalones de pcro, rejanos y camisetas.

Esta inversión aparente de 1as normas dcl Consumo Os¡eoroso es

el ¡esult¿do de diferentes acri¡udes hacia la inf¿ncia. Par¿ un¿ famili¡

rcspctablc dc clase obren o de ci¡se media baja, sus hijos expresan la

aspir.rción de srarm¡ se los uiste, por ranro, para que indiquen (quizá

par¿ predestinarles mágicamente) el futuro que ansian. De los hijos c

l-ij:, d, t:m;l :. r ca". po- ,u parte. I" u n:. o q-" 'e . 'er¡¡

¡' q¡¿ ¡g¡¿-

len el sazrr de sus padres, y dc momento se los esrá poniendo a prue

ba. Por tanro, no es de extrañar, como han señ:lado dc ios autorcs

que han escrito sobre el vestido, que a estos niños, desde finales del

"a¡ios

siglo XVlIl, a menudo se los haya v€rido con ropa de sirvientes y de

obrcros. Los niños ingleses de rnediados de la época victoriana llevaban

guardapolvos de hilo o algodón como 1os de los granjeros;la bata blan

ca almidonada y con volanres de la coiegiala imit¡ba 1¡ de 1¿ doncclla.

Ac¡Lralmenq los niños de clase media alt¡ llevan monos de pero de granjero

y monos de cremallen cono los de los ol¡re¡os de una fáb¡ica. No

obsrantc, co ocasiones. especialmente cuando las llevan los niños pequeños,

estas vestimentas só1o son plcbeyas en la forma, no en el rn:te

ri:1 de gue estir hechas. Aunque los diseños sean iguales, los teiidos

son más caros y/o más delicados y de colorcs más claros. Así vemos

a niños que ni siquicr:r andan todavía vestidos con monos de luna¡es

\ dc ,.rci"p. o de . olor ¡zul oro.ap,rJiJ-.¡ c¡u< i. n ,. .< :.c.¡ j.

a menos de un kilómetro de un conal: tcjidos qu€ proclaman el consu

mo y el ocio. Estas ropas expresan perfectamente el srarrs de hijo de

familia acomodad¿, expresan que es una pcrsona pequeia sin la ¡¡ás

rnínima importancra cn comparación con sus padres, y normalmente

dcdicada a ac¡ividadesencillas de bajo starzs; pe¡o esencialmentc sc nc¡

indica que este niño según se nos pide que 1o veamos- es de un r¡¡.¡

¿e'ál más delicado que sus contempoÉneos.

CAPÍTULO

Moda y opinión

Todos los inrcr$es rerrcnáles del hom'

bn los rbrochr,los abotorrylo er

'IHolns C¡utrLL, .ttol n¿J¿t,J.

libro I, c¡pirulo VIII

A quicnes no comparten una Lengur o un di.rlec¡¡ lcs rtsult r JifíL il

comunicar cualquier idea a menos quc ésta se,r nru¡ simplc l"'r cl c''rr

t¡ario, cuando se reúnen personas quc trenen cn conrun l(i n)l() urr'r

lensua sino un accnto v un rocabul¡¡io L¡ convcrs¡ci¡in cnscguiJ r *

toria fluida y compleja. Asimismo, quienes comp.uten un lensuric Jc

]a moda saben lee¡ la indumentaria del otro l¡usc¿ndo en ell¿ illo¡m¡

ción sobre cuestiones más pcnonales y complejas que la cdad, el origcn

nacional o regbnal y la posición social Por medio de signos que

podrían pasa¡ inadve¡tidos pan un extraño, ellos pueden identificarsc

,nt. 1"r i.más .o-o

libenles, conscrvado¡es o reaccionarios'

v a menudo conseguirán -dicalis. adivinar incluso la profesión y los gustos cul

Aunque podria scr convenicnte, ya no resulta trn fácil distinguir a

l,,s alecr-s a un partido politico de los de ot¡o como 1o fue du¡¡n¡e

un rien'po en lalnglatcrn de1 siglo XVIII, cLrando los ¿Lúlgs llcvaban

lunrr,. ¡'^r ,,^ slilo en la mcjilh derecha y los torles" en 1* izquierda.

\,' ,1,,,,,r, .i,,,, l,',r 1.,\ opinioncs politicrs v socirles r menudo se


II I-[\GLX]I

DI I \ \IOD¡

rÍ(nrÁ Y or,^rÓ\ l/1

\1Lr l.¡ m:lnifesrar con clocuencia cn la hdumenr¡ria. Cuan¡o r¡ás unilic.rdo

y pcqueño sea el g,.upo. más suril y cxpresivo será, 1ógicanenre.

su lcnguaje. Una habitación lle¡a dc alunuros de secunda¡ia o uni,,-ersitrrios,

indunentariatrenrc hornogénea para un exrraño al grupo. se clasilica

lácilmenLc enTocÉs (jersci,s de punto grueso. camisetas v chaque

tas de su equipo, pantJones de depone), grrlls (zaparos de lestlr.

bolígrafos y tápices pr.endidos de la fopa, saf¡s pasadas dc modt. r/¡

s;es (pclo más l:rrgo dc 1o normal, raqueros demasiado grandes o gasra

dos, manroncs indios. etc.) y ios desgarbados e ingenuos,r,r*', (rop:

poco {avorecedora v gue les r,icne erande o pcqueñ:. eljdenrcmc¡¡e

comprada por sus madrct.

Mor¡s cosstnv¡oon,rs

Lrcluso en reunioncs que no son homogéneas en cuan¡o a ed¡d r

prolesión opcmr ciertas reglas generales. Los niemb¡os más consena

dores dcl grupo tendcán a usar ropa que según los criterios del grupo

es .conservadora", hecha con tejidos más pesados, de colorcs rel¿¡ir'¡-

nrcnte ¿p¡gados )' de cortu'rccatadoi en comparación con 1os demás.

esras personas vesrián dc torma más parecida a los adultos. Esro es asi

con independcncia de la inclinación politica gcner,i del grupo, v se ap;i.:r

por igual a un congreso

/

de las Hijas rle la Re.v'oiuc n Ámer üna;f:: qu.

a un puñado de adolcscentes en paro rcux(os e! una esquns.

Cu¡ndo cl grLrpo erhibe con¡o medie cL¡a¡c¡ra o rnl! años, sus nien,

bros nrás cons€rvad.,rcs, por regla gcner.rl, er.irarán las úi¡:n:s nolr¿¡

des. A menodo su ropa iú unos años por de¡És de la norl¿ d..

momcn¡o, m¡nilcstación simbólica de su apego a1 pasndo. Esro es par

ticularmcnte cor¡ún cn ambienres cducativos, 1. a juzga: por las r:t.

rcnci¡s liter¡.ias cn tai senrido sicnpre 1o ha sido. Por ejemplo cn ir

io\ela Dalnbq e h;ja, dc Cha¡les Dickcns. la anricuada pcJ.rrrerh d.l

n¿esr¡o de cscuel¡, ei doctor Blimber, qLrcda indic:d.r por su rntieu,r

do Lraje negro los pant.tloncs "con

acordon¡dos a lis rcdiil¡\ ! m.Ji.r,

ceb o:r,Je.ir.enJ, r.pó.r,rl.qr.." ,,o. . r

r /o./¿r,srin¿,¿r¡rn.,, : prlibns f.1ür;jf¡r6 :1,,,!!tr :

É, icl!¡ iurtnn. Crdr rdo d. t{.\ riF.¡ {l,,.Ll¡ idlrri,.rd¡ r,,:,1 r :,, rl .l

le es tnrpi! r, .uyr des.rif.ión rFo,ú L trlr.i¡ l)rl,o,¡\rL i¡r,:,, ,.. -

rr Drú¿Lrr: t nr A,¡rÍtu itf.,rr¡i,,. l)AR. ..r.,¡!.!r,, I , :

hF¿,t¡ncn.[ ¡rlheilrci iigi¡.,.] l(¡ ¡,,n.r,1,.¡,. (,,r.1 ..r. . , ,

r¿r.lu.i.ii.(rrJ¡!n!]r.,,,,r i,,.,,r,,.1.,.,,,,,

,.L1rl

ndoptado ya los p.rntaiones largos quc sc impusieron tr¿s l: Revolución

Frances¡, Blimber se ¡fernba a los pantalones po¡ la rodilla de fin¿les

del siglo XVIll. Ac¡ualmente se puede obscrvar cl mismo des{ase cn

las ¡euniones académicas. Hoy, Los pro{esores más pedrntcs y conser-vado¡es

aún 1leuan modelos de los años cincuentx: trnj€s oscuros de tres

piezas, camisas de teia de color blanco o azul pálido y corbatas oscuras

cstrechas. Las pous profcsoras que han sobrevivido dc csta época pa

¡ria¡c¿l sin hacerse radicales o feministas visrcn de una fonna igual dc

antigua.

Cuando 1¡ mode misma se vuelve de repentc juvcnil, l¡ resistencia

de las pcrsonas de na,vo¡ edad a abandonar es¡os estilos nnt;curdos es

más genenlizada. Esto ocurrió dcspués de la primera gucrra mundial,

y como resultado las fotogratias familiares dc principios de los años vcinte

muestran r menudo una extreñe n€zcolanz¡ de indumcntarias. Algu

nos de los sujetos de mayor edad visten en gnn mcdida co¡ro h¿bri¡n

vestido diez o quince años antes, y a menudo conseflan sus corpulcnras

figuras eduardianas. Otros protagonistas de la misma fotografía son

r¡ucho rnás dclgados 1. llevan hs cortas e infanriles modas de la /¿zz

lge. Idéntico lenótreno puede ¿preciars cn fotogr:fi:s de finales de

los sesenta, donde quiencs no compa¡t€n l¡ cultun dc la juventud lle

van elegantes ropas iormales de :dulto quc lorman un ortr¡ño co ttasrc

con c1 peLo largo y hs pintorcscas indumenta¡ias de sus famili¿¡es.

En algunas {otos dc csta épocr, miemb¡os dc difcrentes generacioncs

ni siquiem parccc que pertenezcan ¿l mismo país, y no digamos ya a

l¡ mism¡ familia.

Cuando h moda pasa de tener un aspccto juvenil r mostür un aspecto

dc nadurez, como ocu¡rió dunnte los años setenta, La transición

cs nás suave. Como l¡rs ¡uevos estilos frvo¡ecen a quicncs ya han cum

plido los treinta :rños, las p€¡sonns m¡dul¡s cnseguida los xdoptan, mienrrrs

<1uc 1os jóvenes ate¡tos e la mod:r pueden i¡ madurando con el1¡

/\lgunos adolescentes pueden seglir vistiendo dc fo¡ma inl¿ntil c inl,,r

m.n. pcro cuando salen del colegio y cmpiezan a buscar Lrabajo, que

1r'r 1rr ecnenl es eseso en estás ¿pocasi sucumben a Ia moda imper:n

rc lln consecuenci¿, cn las Iotognfias i.rmiliarcs casi todos los mayorcs

,1, viinrc años parecen perteneccr a La misma cultula, un signo clrro

,1, ,¡uc h.r remitido el conflicto genencion:I.


t72 !L LE\GU-{E DTJ L{ I4ODA

Er úrrmo ¡¡ DqAR DE LADo r¡ vrEJo

Un tipo especial de conservadurismo indumentario ocurre en aquellos

que siguen usando las ropas y los peinados que mas les {avo¡ecían

en su juventud. Este fenómeno no se limrta a quienes son conservadores

en Io político; de hecho, puede ser más gene¡alizado ent¡e los r¡dj.

cales, que carecen del mismo impulso por adaptarse a los tiempos. Se

ha sugerido que la edad de una mujer se puede fijar de {orma muy precisa

por su peinado, aunque \ala vestida a la última moda y se haya

estirádo la piel de la c¿i¡. Según esta teoría, las ondulaciones alisadas

de los años t¡einta identifican a alguien nacido entre 1905 y 1915; los

mechones lisos más largos terminados en rizos (coúo en los años cuarenta)

sugieren una fecha de nacimiento ent¡e 1915 y 1925. Las com'

plicadas estructums enlacadas de los sofisticados años cincuenta y el al

ternativo pero igu¿lmente o¡denado "cone

a la pluma,t de aquella época

aún son del gusto de muchas mujeres nacidas ent¡e 1925 y 1935, mientr¡s

que el pelo ehuecado, cárdado, peinado hacia atnis o que por cnalquier

otro medio se peina pára que ocupe una porción de espacio aéreo

superior a la que naturalmente le corresponde¡ía, como er¿ habitual

en los años sesenra, indic¡ una Iecha de nacimienro comp¡end;da enrre

194s y 19ss. Y aunque quizá sea dernasiado pronto para juzgarlq 1a

hay indicios de que muchas mujeres nacidas entre 1945 y 1955 var x

conservar los peinados lisos y "Sasoon"

de formas geoméricas de su

orime¡a iuventud.

Es* misma .congelación, del atilo capilar de la juventud también

se da en los hombres, que pueden segui¡ pidiendo a sus barberos lo

mismo de siempre o un ligero recorte durante cincuenta años, o al me

nos hxsta que el av¿nce de las entradas haga necesario un ajuste. Algu

nos de los primeros admi¡ado¡es de F¡ed Astaire que ahora andan por

los sesent años aún mn por áhí con une r¿ye lateral baja y el pelo de

la parte alu de la cabeza aplastado, mientras que algunos devotos de

Elvis Presley, que ahora andan por los cuarenta, conservan un modendo

tupé con briilantina. El peinado ahuecado del ex presidente Reagan

databa de sus días de actor cinemarogr:áficq aliá por los años cuarenta.

Como lo que se puede encontr¡¡ en las tiendas cambia con et paso

del tiempo, es más difícil y por tanto meros habitual afe¡r¿¡se a los

estilos que llevamos en nuestra juventud, aunque una prenda favorita

(quizá con poderes mágicos) podamos consenaria y usarla dunnte mrr.

'' r.irkl. dc r¡uid ¡D mud,os ri7,^ y.or lN r,ur,¡ "'''l'

trl. r,l\!,1 1II

Y___ --..i

En h ñúsi.¡lopJr h tup¡ 6 un i.di

üdors.niótico senc L¿ i¡dümeúr

¡i¡ y el pci¡¡do del inúrprctc le dice I su

públno lo que pued¿ slcff: el mnjun'

b decuüo co. flros tiá büb¡süsiertn

núsnr/,1&. el peimdó afro I el rnie d¿

lL,nr6 sisnifi.rn r,/, d.onjunio de vr

qucrc irdic¡ núiiú dc stilo ddry ¿,¿

D{¡¡m I clpein¡dó co¡ brillanrinr r .a'

niil psicodéliü, ro¿¡. A un múnco qu.

sepuise el ripo d¿ ¡op¿ i¡coredó p¡n

el rilo de músir que lne pr.bablenen

r. lo abucher¡irn p¡n qu. dsrpx¡e.¡rc

cho tiempo- En ciertos casos, el hecho de aferrarse a indum€ntaaas pas¿

das de modapucde convenirse en algo absolutamente neu¡ótico o incluso

p¡rolieicñ. fn l¿ litenru r. el ejcmplo clj'ico e' el de Mi* H¡vi*

h¡n er l¿ novcl¡ de Dicken' Crande" ¿'p¡nnza..r la q.re de:aron phntada

eldia de su boday no se quitó el traje nupcial dunnre t¡einta años:

lb¿ vesrida con ricos tejidos -srtenes, encaie ysedx todos en blan

co. Los zrpatos eran blancos. Y llevaba un largo velo blanco colgándolc

.lcl pclo, y en el pelo flores nupcialcs, pero el cabello lo teni¿ blanco.

tlintonccslvi que todo... lo qt¡e debe¡ía ser blanco, h¡bí: sido blmco

nruch" tiempo atrás, y habir perdido ei lusre, y cstabapagado y arna

rillenr,r Vi i¡rc h novir que h¡bí¿ dco¡ro del vestido nupcial se habia

,r,rr, hir.rl,, ¡,,,,,, rl ecstid.) y como l¡s tlores.


EL rINCIJ^JI]

DIl I A I\fODA

I1('' DIVTRIIDA O ¡UINAS ]NV'RSIONIS

Entre personas razonablemenre sensatas, el hecho dc que una indu

mcntad¡ concreta h¿y¿ que leerla como r:rdical o como conse¡vadon

depende dc muchos f¿ctores, entre los cualcs se cuentaÍ la edad y Ia

posición social del usuario, cl contexto social y la situación política y

económica del momento. En épocas de expansión, como los años sesenta,

la ropa en gencnl tiende ¿ se¡ más infantil, informal, inventiva

y dc colores más vivos. (Ocasionalmcnte se vuelve decididameme ridicula.)

En los anuncios se recornienda la ropa cara caljficándol¿ de "ex,

citante" y "dive¡tida"-

I¡s tonos apagados parecen monótonos y poco

rlcgrrr,..1.u,,1rierreore.óner¡l'..ri¿. u"u.poco..enrimelo.

rnás de dobladillo y menos vuelo en una falda, o una camisa blanca

lisa con un¡ co¡b¿ta oscun- se convic¡_ten señal de conse¡r.adu¡ismo

político ¡' soc;al.

L' rop.r ,er, il.r. in,ul',: ¡ Je."lore. neurro, quc cr e.ro ép".r

se denomina dc manen eufenisrica .clásica,, cs el distintivo de los tiempos

de crisis o de deprcsión económica y social. En ralcs momentos

las palabras que más de moda cstuvie¡on en el periodo amc¡ior ¿su

men connotaciones negativ.ls. (Excitante" y "atrevido'

están p¡sadas;

la "ropa

diverrida" del año anterior p:rece ahora esrafalaria y ridícula,

y una originalidad excesiva en el vesrido sugiere que lapersona en cuestión

es poco de {iar o que no consigue captar las realidade seri:rs de

la vida. l,os colo¡es vivos y los estampados visrosos pareccn chillones

o incluso vulgares, y las estanterías de las rebajas se llenan de repentc

de colores ¡ubí, violeta, nannja y cachernira ve¡de esmenlda, asi como

de vestidos, corb:tas y camisas con estampados I rt Noa'le¿ q.ue natllc

qulere.

La ropa chillona y llamativa puede estar de moda en hs épocas con

serv?dons, pero sólo en lugares muy concretos, de los cuales el mejor

ejemplo actual es la dhcoteca. Una de lar ca¡acrerisr;cas de ur¿ e¡a con,

scrvadora es que las ropas y las costurnbres diu¡nas y nocrurnas, o for

males e informales, están mucho más difcrcnciadas que en orns épocrs.

En el siglo XVIII, por ejernplo, los modales públicos de Jx person:,s

que vesrian á la moda emn sumamcntc formales, y su discurso cn 1os

actos fo¡males cra ce¡emoni:l y rebuscado. En privado, o en ocasiones

menos oponunas, se dejaban de lado tanto el ves¡ido formal como ios

modalcs fo¡m¿les. Cuando se quiraban las pelucas empolvadas con bu

cles dejaban al dcscubieno un caballero rnu¡, bajito v con ñccucnci.r

dcsgreñado; de igual rnanere. cuando los honbrcs v i.,' ¡,,¡,i,

',.,1,1'i

Ld p¡dres ] lóshiros, en ls f.ú$¡ií¡ fj

nili¡r.s t.ma.ls.n Ld ai'osrrEnla, ¡ k

.es p¡r..ír,tne pcrEne.ies.n ¡cültnñs¡¡

un¡¡ e,ncLuso x ptris6d¡ti¡io\' Crlito'nE

L9l2 lobsr¿Jí¡ de BilL OF€ns

glo X\rIiI no conversaban en prosa dieciochesca' su drscurso era grose

menudo hast: oDsceno.

'D"raí¡e la revolución culturalde los años sescntay setental cuendo

ia rooa de dia¡io era una espcci€ de disfmz, vcsrirse para ir a una fiesta

con irecucncia no sisnificata más que poncrse una camisa limpia o la

camisa far-orita. Ho¡en día se puede llegar a producir una tr¿nslorm¿

ción completa, pues los hombres y muieres ióvenes se despojan ansiosos

del uniforme gris o azul marino con que se hrbian <vestido Para

e1 éxito" 1' 1o cambian po¡ indumenta¡ias de baile que, aunque a veccs

abu¡de en ellas tanto eicoLor como la ropa de una década antes, sucLe¡

ser nás caras y de co¡te más recatado que aqLréllas

En époc¿s áe in,ruie¡ud v de conse¡radu¡ismo hay una preferencia

por los valorcs só[ios en ;das las árcas Las prendas caras (una chr

queta de pclo de camello, los diamantes, un ab¡igo dc piel) sc anu.ncian

n" c,,m" l.i,,s e¡rocionrntes sjno como inversiones", t¡lisma

"buenxs

res,ru,,1 r'.ir' ., quien los licve .una sens¿ción de segu¡idad". Se prefic-

,,,, ll,.,,r,,',,1,. v,li.rs¡rcto sólid¡,; los r¡uel¡Les suelcn se¡ Pesados


176 EL II\GLIAJE DT LX \ft)I)\

de los Est¿dos Unidos especielrnenrc en los de los partidos m.is .,,1

senadores- hay un llamarivo predominio dcl rojo, el blanco y cl ¡,'rl

nl¿rino Cuendo ap¿recen en relcvisión, los c¡ndidatos políticos estadounidcnses

c.rsi siempre lloan estos colorcs en combinación, aunque

el elemento rojo (sin lugar a dudas por sus asociaciones marxistas) sc

sueLc mantene¡ en niveles minimos-

Moo¡s n¡¡tc¡t¡s I rrsrnu¡s

rt.n.n¿ rterqtr¡, ñ:tuJ! ¡f r¡ri.t¿nle. uerabtr nre.udo r.pr d¡l o..:. ¡.1 r;ro.óu:¡¡ ¡. L

peli.ultr", r..fdind.r¡s ¡ norlLror J polblemenr¿ tr si Di!¡o s! trpJ lrnológiro dr r:

luen t¿ne'¡so. l'or sutu.s(o. iu¡.x 1u¿ rquerc, F¿r. trho¿ri.n. !n .¡i.h. a ru.g. .an ¡l

indomenúrir. r.nreñlír ¡. Mi.l,3.l Erar publi.rdr ¿r el .\i-r ln,¡ ¡t,¿r, trsl

y a nenudo de estilo antigm. Si c1 vinje hacia los valores conse adores

es pronunciado, cualquier originalidad o infornalidad destacada en

el vestir puede indicar radicaiismo político 1-lo social. La pcrsona cuva

ropa se vuelve más conservadora pucde, pues, estar respondiendo sinplemcntc

al espiritu de los tiempos, o pucdc estar expresando un cam,

bio en su propia imagen, o ambas cosas. Cuando lnnmv Carrcr llcgó

a la prcsidcncia de los Estados Lnidos a mcnudo se 1o forografirba con

pantalones vaqucros i, un jeLsev de cuello al|o. Aproxinatlamente un

año después, sólo se io veía con rújes oscuros conr.encioneles.

Cuando una óp,.lca de crisis va acotrpañada, cono ¡ menudo ocu

rre, por una creciente xenolobia v un¡ desconlianza o em'idia hacia las

otras nrciones, puede lieear r producirsc un rechazo roral h¡ci¡ los estilos

i' l.rs prendas dc vcsrir extnnjeros. Ya lo se 1leva dar Ia impresión

dc quc nuestn ropa está hecha_en fnncia o en halia. o que esrá inspLr¿da

en cos¡umbres narivas de Al¡ic¿ v Asia. A¡res l¡ien. ia moda mir ¡

bacia cl pasrdo de la propia nación cn busc¿ de inspiración.

Otro dato quc nos puede servir de guía sobrc cl tcmperaurenro po

lítico y Ia imagen internacion¡l de un qrupo o de un jn¡li. i,luo c, ,l

sndo dc rcpro(lucci(in de los.olores d¡: l¡ b¡nJi,r ri. ., "i.,',.,r,,1,.r

Acrr¡l¡rcn¡,. cn 1,,s conqrcs,,' ¡',1iri,," r,,,r,,,, t,

',

,

I

¡

l-

I

E1 tipo de radicalismo politico que conlleva una idenrific¡ción con

ta chse obrcra a menudo se cxpres: en et uso dc ropa.de ob¡ero": mo

nos, camisas tejanas, botas gru€sas con puntens reforzadas y en casos

ert¡emos los unifo¡mes arrug:dos de algodón de color azul o gris de

1os campesinos chinos. Entre los jóvenes, los monos de pero son el sig

no actual del radical politico o social intr:nsigente alguicn que todavia

acude a las manifes¡aciones de proies¡a, que sc rnoviliza conrra las visi

tas de jefes dc Estado extranjeros y/o que vive en una comuna radical.

Para que sea significativa, la ropa dc obrero se debe llevar como un

conjunro conrple¡o; una sola prenda combinada con más ropa dc mocla

simplemente sugerirá un toque dc sofiticación. La indumen¡a¡ia ndic,¡l

cs también su¡ramcnte efectiva en situaciones donde constituye una

Af¡en¡a Osrcntosa: un¡ li€sra dc eriquetaj una rcunión f¿mili¿r conscr

\?dora, una r€unión de negocios. Cuando sólo se llcva info¡malmen¡c

en cl campo o en el barrio, etr:dicalismo de1 propier.rrio suclc ser más

una cuestión dc conpromiso privado que de compromiso público. Un

caso especial es la tcstimenta de obrero que tanto gusta a elgunos pin

tores, cscritores v músicos ¡ más recienrcmcnte, a direcrores cincrna

togúficos v reatnlcs mienrns realizan su rrbajo: lo quc Antonia Frxer

hr denon;nado el d¡fmz dc Jos a¡tistasr¡mbién-son tr:rbajadores". Para

rl pintor o e1 cscuhor esta ropa riene, por supuestq vent;Lj:s prácticas;

.u ,rc{opeión por parrc dc quienes tienen por herr:mientas cl 1ápiz 1'

, I p,rpcl. o por p:ne de acrorcs y actrices, es purarnente simbólica. A

r,¡ is h i¡durnenrari¿ de estos <nbajadores,' sólo es superiiciai o sim

lr',li¡.rnrrntc ¡utln¡ica, co¡no cn Other People's irlo/.^ (19s0), de \til

l¡,,, r, rr,¡ Ll¡,nt[,c rlcscribe ¡l dircctor de una película de televisión

,. 1,,, rL, ¡r r,ri. L.jrrr(t. r[)jjrn.lrf.roquc

,', r,l, ,:li i,.,,¡,,,1.1


I ;lj EL L!\ctr¡T¡ Di L,1 \l.n,.1

de ral ropr de Lrahjo, e1 mono o: de panr colo. grnuza, h canrsr.

de cLLJros gnndcs rojos r rzules. Llcrabr botas qrc c¡¡n intrecuer¡c.

por scr dc color plrta; v rlcb¿io de c¡da sobaco, en color ganuz3 3 rue

go con cl mono, hrbir unos parcles cosidos quc par..i¡¡ sinboli,l,

l¡ exreción dc sudor de un obrcro.

No cs ú¡ic¡nente a conservado¡es i' radicales a quicnes se puede

identificar por la ropa. Las opiniones centristas quedan aProPradamente

indicadas con pre¡das suares, cómodrs, calientes (tibias más bien,

cono sus ideas), dc colores agndablcmente difunlinedos (las mezchs

rojiz.rs son Lrs favoritls). En GIan Bretaña los socialistas de la genera

ción nás antigua también llevan este tipo de ropa lor otn p:rte. el

ext¡emismo, tanto de izquierdas como de rlercchas. tiende n cxpresrse

en lincas angulosas, tcjidos fuertes (a nrcnudo brillantes) y colores de

tinidos.

PRorLsa socIAI-: rL PUNí ¿oof

/')

La protcsta y el descontcnto social ¡iendcn r adopur alguna indu

mcntaria c.tr¡cterística. l ns lxatniks- lc:s teddl bols y los zoo r srr irer dc

la posguerra; los zrods, los ¡oc,t¿¡r de los cincuenta, los s&rrr."Á 1' los

órp¡ies dc los sesenta, todos sc .'xpresaron clocuentemente cn cl lengu.r

je dc la moda. Hoy cn día el alejamiento de los velorcs comunes 1rl c\-

ponen con igualfluidez los estilos que en un princ¡ mornento se llamaron

prnk y mí adcl¡n¡e ¿et¡ ¿-¿¡,¿.

EI pnnk ktok original ap.rreció en Lond¡es ¡ fin¡les de los setcnt:.

entre rdolesccnres de clase obrcn con empleos nlarginales o descnpleados.

Sc caracrerizaba por el pelo muy corro reñido en colores llamatj

vos n¿d¿ n¡turales, con l¡ecucncia un ama¡illo muv p:ilido, a reccs ro¡o.

verdc, nannjr o azul. La can la ller'¿ban crnpoh'ada de blanco páliCo.

1os ojos muv ncgros y los l:bios mu1' pinrados En cuanro a ia rop:

el rojo, cl ncgro,\' el b1a¡co eran los colorcs Prete¡idos l-osl¡rr:tr lle'::r

ban cazadons dc cuero negro y pantalones decondos con ¡:chuel:s n¡cr,...r,)..

,rl erb.u- ' ¡: ¡ri'<1..

ncs violentas y/o pornográficas, a ncnudo de viol¡cir¡ncs v .rsesrna¡r¡'.

La ropa rasgada,v rn.rncharla ar¡ificialnen¡e, sutcre con !¡ormcs 1r1r

perdiblcs, dejab al dcscubierro porcioncs de carne pilii| r rnlrrmrzr

que a rnenutl,, rc reír m¡cull¡d¡ v co¡ ir¡ñ¡rr,\' Lr.t' (r, ' r" , r -)r ''

¡,cfirirl,xcr,, l,r.rlc¡,¡ rl, ¡,rr,,,, r1i 1,i.i,,"'

rln-,i¡orlqu.¡rrsó.dCnnB¡.hñrrtnrn6¡¿l$ften¡trtenirl.rfi¡trlid¡¡ rlo co¡sigriód(

!¡rot¡.nr.i!n$ F¿nu.b¡I..r: r únÍrpuefus Aü¡qüc {. orig nó ..tr. r¡ol¡5.¿¡(( d.

.l¡r¡ r:!¡ild!n, p¡onro lo.opi.rrcn nru.Los ó\Én.r d. cl.¡c nd i¡,v ¡lrr. rlguror J! los dJc

rirJ,lrür ¡qtri .!¡ trn Jnhu britrnk úorpler.

¡ode¡ndo el cuello v se LLs¡br prra atar una pie¡na a la o¡r¿. L.rs chic¡s

pr# también podian llevar es¡a indrLmcnraria, o podíxn v¿ri¿rl¿ con

pantaloncs cortos, fallas con una ¿bertur¿ en el lado, suéteres dc ango'

ra ceñidos y sandaiirs de tacón alto; sus amigos prcferían las botas mili

En el lenguajc dc l¡ indun¡entaria, esto e¡¡ una demand¡ de arención.

asi como un grno de rabia contra quienes deberían haber presta-

Jo atnción a estos jóvenes en el pasado, y no 1o habían hccho: padrcs

¡ue eran demasiado inmaduros o que estab:n demasiado agotados;prol.sorcs

y rnbajadores soci:les insensibles o incapaccs; un estado tlel bie

n.sL.u :rl que prrecía no interesrrle el bienestar de estos chicos y quc

,,,' rtní:r rnb:jo pan cllos. L¿ jndumenta¡ia de mo¡o¡ist¡, las cadenas

.r',rrl¡ill.,.,l,.rlcir¡r. l.rs manch.rs de s.rngrc,v les cicaLriccs

' auténti

,,.r,,rir,1., l ¡1,i,i,i,r,1.r.,,n..r(,¡i,rnconofin.rlid¡dofcndcr


180 ¡l I_¡NCLrAJ! D! LA ItODr\

y amenazar. EÉ necesario llegar a estos extremos pa-ra conseguir algu

na reacción, porque la ropa de calle de finales de los sesenta y princi

pios de los setenta ya era bastante extravagante, y porque el hombre

v la muier normales estab¡n muy familiarizados con la violencia y el

sexo por los medios de comunicación.

Ai mismo tiempq otro s xpec"os del pank look solicitaban no sólo

atención, sino también el cariño y el cuidado que damos a los niños

muy pequeños, especialmente a los he¡idos. Después de todo, ¿dónde

sj no habíamos visto antes ese pelo al estilo de los pollitos, esas caras

plidas arañadas y esas rodillas peladas, esos pantalones y esas camisas

r¿sgadas, esas chaquetas y esas botas de talla demasiado gnnde o dema

siado pequeña y a menudo rncdio desabrochadas? En cuanto a esa ma¡

capzai que es el imperdible gigante atravesando una mejilla o el lóbu'

1o de una oreja, no podía menos que recordar a todas las mad¡es ese

terible momento en que le clan¡on uno idéntico a su hijito querido

en lugar de al pañal. La cadena que unía una pie¡na a la otr¡ no só1o

sugería violencia, esclavitud y pervenión sexual: tam6ién obJigaba a

quien la llevaba a andar con los pasos cortos, mcilantes y conmovedores

de un niño cue empieza a andar.

Era este doblÉ mensaje, procedente de un bebé cruelmente amenazador

e infeliz, lo que h acia áel punk ktoh algo tan pro{undamente perturb¡dor.

La mayo¡ía de los estilos nuevos sólo caus¿r so¡presa, des

dén, diversión o admi¡ación; el punh look provocó simultáneamente

sertimienrcs de rabiá, culpa, compasión y miedo; era una moda que

alanzaba hacia 1a protesta política, posiblemente hacia la acción poJíti

ca. El reciente equivalente estadounidense, conocido cono neu aate,

es una ve¡sión adulterada de su original, de intención más teatral que

se¡ia. No está asociada cor la clase ob¡er¿ y da menos importancia a

los símbolos relacionados con la figur¿ del bebé heridq lo que es lógico

dado que los niños estadounidenses tienen mrís posibilidades de sa

lir malc¡iados oue de que se los ab¿rdone. La noda new w'aw, ade'

más, se suele [*"t di no.h. para ir a {iestas, bares, discotecas y

concjertos; r3¡a vez se muestn en público de día. Por tanto, como er¿

de esperar, el neu rta"..te looh ha protocado relativamentc pocos agnvios;

su principal mensaje parece ser que algunos adolescentes están abu

rridos e inquietos (¿dónde está entonces la novedad?) y buscan emocio

nes baratas y relativamente seguras.

MoDA Y orrN(lN

Cor¡¡orutroro soclAt: ¡L ptE¡pir ¡¡)ox

El ot¡o estiio emergente de finales de los setente, el dcn,¡nrin,r,t,,

preppie look, tvro sr origen en Noneamérica en lugar de en Gr:rn llrr.

taña y no expresaba protesta social sino confo¡midad soci¡I. De hcch,,.

no era un estiio nuevo. sino un renacimiento de los estilos suburbanos

estadounidenses más convencionales de los años cincuenta v o¡incipios

de los resenta. lo que en aquella époc: .e llamó " nrod¡' oe club de .¡m-

po". Fue muy popular en los centros de la ft.y league: en Ia obrz de

Ph,tipR orh Goo¿fu Col"mhs (r959),8rcn¿aPztimkin, la bella alumna

de Radcliffe* entusiasta de los depones, suele ir con bermudas de colo¡

ma¡¡ón, un cinru¡ón de ranán y un polo blanco con un pequeño

cueilo vuelto.

El preppie look se catacterizaba por el tipo de ropa que usaban los

adolescentes de los ca¡os inte¡nados estadounidenses y can¿dienses:

treeeds, txrtenes, bld7,ers, jerseys de lana Shetlancl o Fair Isle, pantalores

de terliz, polos, camisas de tela Oxfo¡d, de madús y de franela a cua

dros grandes. Todas estas prendas seguian las reglas normales de la indumentari¿

conservado¡* estaban fabricadas con tejidos relativamente

pesados (por lo gene.¿l naturale$, emn de diseño anticuado y dejaban

poco espacio al gusto personal o a la imaginación. La elección de modelos

era sumamente limitada, y para que fuesen co¡¡ectos todos tedan

que l1e*r la etiqueta del fab¡icante y proceder "co¡¡ecto"

de la tienda

<co¡rect¿,. Se preferían los colores simples primarios, haciendo hincapié

en la tríada patriótica compuesta por el rojo, el blanco y el azul,

mís un mxrrón neutro. El objetivo era dar la impresión de que no sólo

tú sino toda ru familia llevaba varias genenciones siendo rica e insuls¡,

negando y al mismo tiempo, po¡ supuesto, sugiriendo una inquietud

social profundamente araigada.

Io que distingría al preppü looÉ de los modeios de club de crmpo

de los años cincuenra er¡ la identidad de sus usuarios. Estas prendas

info¡males las lleoaban ahor¿ no sólo los adolescentes de inte¡nados y

de cienos centros educativos. sino también oe¡sonas en to¡no a los t¡eint¡

o cuarenta años, muchas de las cuales no habrían sentido el más minimo

inter& po¡ este tipo de ropa sólo unos años antes. Por otra parte,

el prepp;e look ya se podía ver en lugares y en ocxsiones que en los años

cincutnrr h:rbrian exigido una vestimenta más formal. Se podía ver a

¡r7,¡,a. ,lc.rrrh,s scxos vestidos con camisas de madrás a cuadros, pan'

\. , ",,1,r',-1,",,",1, r,ir' t,,


II

II LINGIIAJI D¡ T,\ TmDA

ulmes de terliz ], suéteres Sretl¿rd conicndo en elegantes restauI¡nr"-s,

en 1¿s o{icinas de grandes emprcsas v en fiestas nocturnas, así como

cn aLrlas y pist.rs de tenis.

Aunque los elementos que componían elprep¡ie /r,oÉ estaban pasados

dc moda, éste teni: cie¡tas carac¡erísticas originales. Una era la cos

tumbre de 1o que sc llamó kyering:llevar trcs, cuat¡o o inciuso nás

capas dc tcla sobre la pane superior del cuerpo. Un prepple

"isibles podía

llevar (de dentro hacia afuen) un jerse-v de cucllo vueko, una o dos

camisas de algodón, un suéter de cuello redondo, un chaleco dc plumón

o un blazer de I¿na y un abrigo amplio, a rnenudo con una gnn

bufanda de l:n¡ cub¡jcndo el conjunto Con estc agobiante Lynzg pucde

que se prctendiera en pane consumir dc forma ostentosa, pero irmbién

se sugeria preocupación por la crisis energética mundial ¡. un sen

timiento t¡n intcnso de ansiedad por calentarse y por la supervivcncia

que, en rclación con ella, hasta las atlas y las oficin¿s estadounidenses,

pcsc a lo alta que suele estar la calefacción, parecían frias. Un efecto

secunda¡io de esta acumul:ción de capas de ropa fue que sc desdibujó

la imagen corporal e incluso las dife¡encias sexuales, de tai forma que.

excepto por 1: longitud del cabello, con frecuencia no se podia distinguir

a un joven pre¡ple de una joven ¡rqppie. Cuando proycctaban al'

gún tipo de:ureol: sexual, és¡a e¡a de sano atletismo o de zalameria

prepubescente: una especie de calor de oso de felpa.

La otm caracte¡ístic¿ sobresalicnre de la moda p?epy'iera €l uso que

hacía de botonaduras innccesarias. Los zapatos iban adornados con 1¡

zos, corchet"s y pasadoresin función alguna; los pliegues de las faldas

sc sujeraban con imperdiblcs o con hebillas; tiras dc cue¡o o de tela

aseguraban inneccsarianrente los puños de 1os guantes, las pretinas dc

f:ld:s y pantalones y ios hombros de los impermeables¡ hasta 1os picos

dc los cuellos de las canisas se abotonaban p:ra que no pudieran esca

parse. Ropas como ésra son un signo de que se está lirnirando o rcpri

miendo algo o a alguien. Significativamente, enlz ropt punh aparecia

una cantid¿d ¿ún nayor dc botonaduras, pero aquí cl ciecto era de vio

lencia y energia sexual apenff control¿das. Lá5 ubicuas crenaller:s ¡a rrk

nornalrnenre se dejaban bajadas, y los imperdibles cogian prcnda r.rs

gadas y de pequcño tamaño que parecían a punto de desprenderst rlcl

cuerpo d.snudo; atravesados en 1a mcjilla o en un lóbu1o sugerian quc

la carne misma se estaba abriendo. Aunque el look de prEpies v pL'nl':

er¿ en c.lsi todos sus detalles igual de dispar que las personrs quc [^

lleval¡an, aml¡os estilos ¡ransn¡ni¡n sinrbólic¡n. ¡t I.r .,,rs

t i,',rr ,ir rL¡,

mundo. o Lrn¡ ¡c,v,n.rliJ.rLl.,n"ri,, ¡r'1ir,,,,1,,r,,,

" '

rtrs opiniones poliri.as I só.ialcs nás bic¡ cow¡¡¡n¡n:les s¿ nrd,ún .on ¡opa ius., .ó¡¡i.l

. Lrno:r. mienrd: quc ¡l.xt¡m no cicnLlc r *prts*e en l¡tr müdds, tidos br l1.rt6

.ol. l.(¡i. F.rgmen¡r ,lel.ómi..\'lr. \ilbe¡i D,¡r}.. ¡.losr sú¡¡io¡d¡. i979

'

El] c.\¡Erro: cABrzAs R¡DoNDAS y clvr¿ftas

Como s¿be todo el quc ha,va conocido los años sesenta, ios pcina-

J,x (cs¡cci.rlnr. nre los de hombre) pueden ser un inportante indicr

J,'r 1,,'liri,,, l),\,1. {t,,c Io\ ronanos corraron l¡ ¡relen¿ a los miem-

I,,,-,1,,,,,,, lL, l,i,L'.,r.¡,1,,..¡¡tu,¡n,np,rr.rel nucado dc csclavos,

,11, 1,,, ,',,1, 1,,'i"',,.,1 l,¡ L,n.i¡n,¡ dc scnidumbrc. 'i,1,' ¡,

r!, ,.,, ,, ,',, ,, ,,,, 1,,,,,r1,1,,1 I ,,,r,i,'i,',le \í,r)i\.r() t,.l


184 !L II:IGI]AJT DI IA ITOD¡

pelo cortado al cepillo de los mihares y de los presos, y las cabezas

afeit:das de los rnon;es, implican reglamentación y disciplina, ya sea

impuesta desde fuera o autoimpuesta. lor otra parte, el pelo más largo

de 1o norm¿l ha indic¿do siempre libenad y libeninaje. Segin sea 1a

longitud que signifique lo conse¡'ador o lo r:dical dependc, no obstante,

del esrilo de la política de la época.

En ia época de la guerra civil inglesa el ndicalis-o em iustero v

sc llc'r,aba el cabello corro. A los seguidores puritanos de Olir.er C¡om

well se los conocía como redondaw por 1o cono que llo'aban

"cabezas

el pelo; sus xdve$xrios realist^s, o cáraliers, que vesrian lujosamente y

disfrutaban de los placeres de la vida, llevaban el pelo largo y rizado.

En la puritana Nueva Inglaterra, y¿ en 163,1 sc promulgó una ley contra

cl uso dcl pelo lago por parte de los hombres, y más avanzado el

siglo los super-visores del Harvard College prohibie¡on ¿ los estudiantes

lleva¡ rizos o cmpolvarsc. La asociación cnrre radicalismo ¡' pelo

corto se prolongó hrsta el siglo XVIII. Muchos líde¡es de l: ¡evolución

:meriena ¡' también 1os jacobinos franceses 1)evaban pcinados que en

la actualidad apcnas parecerían un poco desgreñados, mienrras que los

torles y los aristócratas gustaban de llevar largas y sofisticadas pelucas

cuándol.s B¿¡tld s¡lrtr.on a l¡ irN¡ ,n1c.nr.i.nxl, sus ¡trPidos Ilcluillo\ v ntr ürres !n 'uclo

innrb¿n.on crsi tot¡l exr.tnud lo que lor n ñ.r brráricos v $udoun idenss dc blena l¡milü

y de ponerse polvos en la cara.

5c ponir¡ prc i.d¿Jiera.N. obsx¡rq crr in¡umcnairs $ !ú'ibhn peltgrÓ$¡rnte

'uno

El movimien¡o ¡omán¡ico introdujo un nuevo tipo ndical de pelo

*iid.,. i".q"" ..'..*b." qE John, l¡ul, ceorgc I R,ngó no t¿nhn lrcmión d"¡ ¡ Pürevuelto.

Lrs jóvenes más os.rdo se cepillaron el pelo al revés a propó

.i"o ,lue* h"biu co'*dno rsínnmos ¡au¡úblico

"..

los priilesiós --'. "¡'"t,-

inhú¡; -.".*,¡1.". ¡lcl iueso ¡unioso y.lc la ntrniierrión lib.e,l.los imPulsos

sito sólo como señ¡l de su independcncia rcspcc¡o a la rest¡icción convencional.

Las greñas que nos ¡esultan familia¡es por los retratos de 1os

poLi¡ic¿ masculina se podia dete¡minar a la vism de la Longitud del c:

poetas románticos ingleses se asociab:n en la mente popular con 1as

tello y de las patlllas (el pelo femenino, pan alivio de muchas muieres,

simpatías radicales y también con la licencia poérica. Hacia finales del

er¡ trenos comunicarivo). No obstanre, con clprso dcL riempo hubo

siglo XDa un hornbre cuyos rizos fuesen inusualmente largos debla ser

ol¡e rD,i. ¡r unr '.c¡rr r,j, .¡t'h. I r rn nom, rro d¡Jo. rl td.Jor de lq-0'

escritor, artista, músico o especialmente si también llcvaba barbaun

revolucionario anarquistr (posteriormente, un bolchevique o un co

en los ¿ños cincuenta los hab¡ia m¿rcdo como ,e¿¿riÉs locosi+ y mu

.olo Lo' c"nscr'¡dor.' -nj. r...r'c r-¡nr, ' lrn¡b¡n .or,' Jc pel" q'e

munista). Estas ¡sociácioües todxvíx oper¿n cn la xctualidad, ¡unquc

chos ndicales sociales y politicos comprometidos iban por ahí con el

muchos arrisras llevan,va ei pelo bastante corto 1' la población masculi'

oelo a lo afro de un met¡o de largo o con melenas lacias casi por la

na de paGes como Rusia y China m con el pelo paieitemente corto.

cin¡un. El cabello había adquirido ral importancia simbólica que una

Aunquc c1 pelo corto cn un hombrc al que no se conside¡e a¡tls¡a

comcdia musical de gran &ito esraba dedicada por cnrero x celebr¿rlo:r'f

ha sugerido durante rnuchos años puntos de r.ista r¿dic¿les, no sc puc

En los años setenta, confo¡me disminuía el D'rom econónico y el

de decir qt'c haya una longirud absolura que esté e¡ relación con un

clinr de opinión se hacía más conservador, el pelo de los homb¡es emy,c;,"

.r,,'ntr.rerse, y hacia finales de 1a década apenas er¿ un Poco más

cierto gndo de radicalismo; lo que cuenta es la longitud relrtila. l n

un mundo de cortes de pelo al cepillo y dc pclo corto por dcrr.is v p,,r

los lados, los pulcros pein¡clos de los p,imcrx ri.n,¡,^ (1, 1," lj(.¡rló

p.r'r.r.' ,,1. 1 .l',.'.

'r.r1'r'l;

',, ,'."i"'. r '

,"" t l

.ul,,nqirrrrl. I),,,.rr, l,\\,\,,,r.r r ¡, r,i¡,r,' , .' L, "1,t,"¡,'r


1116 r:L LrNGL^t! Dr L^ r\foDrr

largo, :runque algo más abultado, que en los años veirte. La va¡iedad

cra ahon mucho menor, pero aún se podía clasificar los peinados como

conse¡vadores o ndic¿les. william Thourlb¡ uno de los nuevos "inse

nieros de vestuario" estadounidenses, adve¡tía a sus alumnos que para

casi todo el mundo, .el pelo largo denota un estilo de vida anísrico,

estético, romántico e informal. La disciplina, la seriedád y la étjca emprcsarial

no las sugieren el pelo laqo... Todos los estuüos que he conseguido

encontrar indican que en la sociedad estadounidense las per:o

nas de más de cuarenta años no se fían de nn hombre al que el pelo

le cul¡ra las orejas o ]e sobrepas el filo del cuello de la camisa".'

En cuanto a las mujeres, el principal mensaje del cabello ha sjdo siemprc

dc tipo sexual más que po1ítico y social, aunque en ocasiones ha

asumido por asociación un signficado politico. De la muchacha gue

se cortó e1 pelo dunnte la segunda década de este srBlo se sospechaba

que deseaba e}derecho al voto y otros tipos de libertad más personales;

y en los años sesenta un peinado afro espeso en una mujer podía ind;

car radicalismo político además de gustos contmculturales. Más gene-

:lnenre. la" muiere' que lle'ar el pelo er rizo.,onpa,ros o muy re.

cogido (ya sea con redes, con sorros o con horqui[as) sugieren hábitos

de dominio de sí mrsmas que van acompañados de ideas conservadons.

Entre las mujeres estadounidenses y británicas dedicadas a Ia poJí

ticx, se puede observar cómo l¡s afili¡das ¿ los partidos Conservador

y Republicano llevan peinados más estilizados que sus adversarias de

los partidos Socialista y Demócrata. I-o mismo se puede decn de las

esposas de los polít;cos, a1 nenos de las que simpatizan con la ideologia

de sus maridos.

L¡ ¡¡¡g¡ v LL glemt: D! LA \I¡TUD A LA \'[rANiA

A lo largo de los siglos el pelo facial masculino ha proporcionado

grandes oponunidades para la expresión de 1a opinión. La barba co¡rida,

por cjemplo, ha significado según las épocas autoridad paterna, ins'

piración espiritual, violenci: radical y genio anístico, quedando deter

minado su significado particular por otros dealles de la indumen¡a¡ia

y el aspecto físico, y po¡ si en un momento dado las b¿¡bas se conside

nban o no respet:bies. El pelo facial también ha sido a menudo un¡

guía sobrc 1a profcsión de las pcrsonas. Se podría escribir un pequeño

1. Villi¡m fhóü¡Ly, r,,,.1r¿ Vbtl vaa WL¿: /¡.^¿r ¿, /rML. t,,¡.. t,,1-, l0/, ll.r

MoDA Y ol,NlóN 187

tratado sobre el significado de los diversos tipos de barbas y patillas

de finales del siglo XtX. Tal ob¡a inclui¡ía las ba¡bes bíblicas dcl lider

rcligioso; las barbas rectangulares de ingenieros y ciendficos como Char

les Darwin; las espesas pero bien arregladas barbas de los oficiaies dcl

ejército y 1a marina; la barba puntiaguda estilo Vandyke popular entre

a¡¡is¡as como llhistle¡; las patillas largas o lzndrearíes" xoctzdas con

nobles y estadistas ingleses como Gladstone (¡ de fo¡m¿ mas sutil, con

los clérigos); y las barbas largas y desgreñadas dc poetas como \fhit

man, I-ongfellow y Tennyson. I¡s representantes imaginarios de las naciones

también usaban estilos tipicos: a John Bull se 1o podía reconocer

por sus patillas rizadas y ondulantes, y alTio Sam por sus dispersas

ba¡bas de chivo blancas.

En la década de 1880las barbas y las patillas comenz¿ron a encoger,

dejando a menudo un rastrojo de pelo encima del labio superior. También

en esto había muchos mensajes y muchos estilos posibles. Un bigote

podía ser ancho o estrecho, cono o largo, poblado o ralo, ¡ecto

o forzado a adoptar sofisticadas formas. El gran mostacho cuclasopas

o bigote de morsa era el preferido de los oficiales del ejército y coloni

zadores del Salvaje Oeste y, en una versión ligeramente abrevi¿da, del

antiguo oficial del ejército y supuesto coloniz¿do¡ Theodore Roosevelt.

El bigote tipo manillrr con su c¿ída bar¡oca y sus puntas encres

padas se asociaba con los b¿rberos y por tanto (como todavía ocurrc

hoy) con los cuarretos de barberial"' El bigote fino retorcido era con

frecuencia el preferido de aristas y músicos, algunos de los cuales t¿rn

bién consenaban la barba larga, estrecha y afilada, o barba ;mperirl.

Segín el Chronicle de Chicago de 1903, en cl bigote se podír lccr

el carácter y también la profesión. Las puntas hacia:rriba inclic,rb,rrr

'mnidad y dandismo; un bigore de pelo grueso y duro, quc parccír rcforzar

el tradicionalmente rigido labio supcrior, indicaba estoicisno.

La sensibilidad y los gustos artísticos se m¿ni{est¡ban con un Lrigotc

suave y sedoso, con las puntas caidas. El egoista tcstarudo llcvaba prti

llas largas y estrechas, mientras quc las del caballero refinado o crudiro

er:n tupidas y reconadas.

A la lista se podrían añadi¡ cienamentc 1os largos bigotes negros dc

los villanos de la ficción y más rarde de la escena y la pantalla, como

' l{d.ibdn n' nomb¡e ¿c L/d D,,la¿rv púso ¡aje de h obn dd dÉnrurgo i¡glés Ton

t)\l¡ ttr ,túra.oj Ca" í8a8) 9!e en h inrerp¡eració¡ que hizo d. ¿l d elor udv].(1

\rhdn llü,t¡.' lr¡r¡ ffill¡.ITI

^ "' ( r,trr.r' ¡. v!,..r ¡!(!lLnxs f¡ l


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lrl,r

[L r!NGL'.AJI Dr r_A mOD.\

l, ^

quc .e rc, u<rce el rnalr:do a,em al eje.: .r un: hiporeca o :l :rar

r lJ pobre pe o honrudJ heroín¡ ¡ l¡, , i¡, der rrer. Fn l¿ obru de H:rdr

T^, Dt ,b.4 lk".tl.bi5ore negro b:en j,rcqhdo.on p.n,^,.,o..i

dr. d<l .educrur de T6.. \lec D U bervil c,e adv;ens 1¿ sn .u o,;

mcra aparición junto con su indumenta¡ia a la última, "g;rn

imp;ca

ble,.chaqueta parduzca, bombachos del mismo tono, co¡bata blanca,

cuello con las puntas hacia arriba y guantes de rnonta¡ de color ma,

rror... qr e \( de,.,:be como.-l ¡r¡rie ¡;pico de un _rpuc,ro y ior<n

d¡nJi ¡ii, ion¿do ¡ lo,,¡b¿llo.,. f:, cor cse r"pecL..or el qre pe,,igut

r erg;ña a Tcs. Mj' 'rde.

d-'.Jnre un breri periodo dr ar.epcrLi

rienro.rpare.c lle'¡ndo un rr¿ie..emjc.en"¡ ^."n rn rb.e" n.r,o.

(orbrr bl¡n.r ¡ -.rnri, urd.r. p,r;lla.,mpe.:b'etenre c,idad;". ñro

'u pa,ion e. dena.irdo fu<ne para Alec I r ¡elrc a ,u. modo. rrrerio_

rcs. .e ;reira l.rs oariJh, 1. -cor un r ru]e o< rueel de moderno e*¡¡o¡_

.1o y un -b goL. regro-) d¡noo o¡,ror o.colo,.1,i",

:rcomcte l¿ ruin¿ toral de la heroína de Hardy.

Por desgracia para novelis*s, diseñado¡es cscénicos y estudiosos del

c¡:ner n ... ulino. f¡ci¿ los rño, rcinLe l: n¿rori¡ Je lo. bi¡otes sc

h.rbi.rn qLreo.rJo en un mero rer ig o u | ¡bi¿n de,rpdrec do p,;r . oñ

p cro. \ lr\pu(¡" b.'bJ.qJe,obre\irieron pcnenccian ¿ hombre. de

edJü. a ¿tr',rr. o ¡ c\c¿nr n. o,. D¡mnre Io. -einrrrnorpo.r,-iore,,*i

todos los homb¡es iban perfectamente nsurados o usaban pequeños bi

gotes. Algunos de estos cstilos se asociaban con dete¡min¿dos ¡ansos

o especialidades de la c:rre¡¿ milir¡r. Tanto en tos Estados Unidos coío

en Gran Bretaña 1os bigotes más grandes y más sofis¡icadose conside,

.ab.m exr'tño. e nJese¡ble,. Depcndiendoe ,u rormr. .LBeri¿n rr ,u¿

r iLl¡d l¡in¡ ¡ la p.r,ión ilicir.r., t d¡rdi,mo ran.é,, .' b.,ndot., j.rno

mexicano o siciliano, el estoicismo y la melancolía escandinava, la ines,

crutabilidad china, la melancolía rusa y el botchevismo y (tns ia ascen_

siónde Hi¡le¡ al podcr) la paranoia teutónica. par¡ et h;;bre no¡mal

un.brgote como éstos cn personas de origen anglosajón cr: como la apari.

ió'l J( unr \ierb.r c,,rrari.r 1 pe'igro,, er

no\ qL( ,u i,r.¿;.. L U-U,. "l -i,._

lr llc!:r5e un ,abio repurrdo como sh¡q o F., uo. ,e con.idez.

ba un .amaneramiento

bastante desagradable que probablenente sc

rdootrb; pr"a

b¿rbiil¡ p(qJeñr.

En los.vejnte años últimos, sin embaryo, et pris,rir.h.r,.rrrt,i,r,l,, A

a,rbos l¡dos dcl A¡llnri() \c t,¡ pr,)(tuci,j;, 1,,,i,, .,.r,,,,t,, |l,,,,.,, ,,,,

proyecto de reforestación. Han surgido nuevos tipos de barbas y bigo

ies con nuevos significados, y se han recuperado algunos de los viejos

csdlos. Hoy irnmente se ven las barbas largas corridas excepto en imágenes

de Santa Cl¿us, de Dios y de los Patriarcas y Profetas bíblicos

Á l"s hombre. qre l¡. ller.:n. cu¡l* lueren

'e¡n 'u'm"riro'origir.rles,

se los puede llegar a considerar figuras paternas excéntricás. Por otr¿

pafte, la hrba ¿filada Vandyke sc asocia ahora con una autoridad menos

benevola. Al diablo se lo rePresenta Popuiarmente cor ese tiPo de

barba, y hoy en día ésta ya no designa al nrtisra; sugiere por contn aJguien

que quicre o r,ene que rP¡-enr¿r qu. Pñ\ee l¡' t¡r.!' rer''t i.¡ oue

en r m(nle popul¿r \e r.o.:¡n con Srrrrá': e' orgrl'o'o. eleganre. cotés,

aparentemente cncantador, ricq meticuloso, siniestro y de gustos

y hábitos extranjeros.

La sotabarba cona, que en el siglo XD( en tíPic¿ de los marinos'

hoy sc ve más a mcnudo en ¿ftisras comerciales y en decoradores, qu-e

eüstan del aspccto a¡c¿ico de este tipo de ba-rba; en una versión modifi'

cada, en la que se dcjan crecer las patillas hasta por encima de la linea

de la ba¡billa, cstá ¡elacionada con Ab¡aham Lincoln y por tanro' a1

menos en 1os Estados Unidos, con la sabiduría y la integridad de los

pioneros; aún se pucde ver en ocasiores en hombres quc tienen una

imagen de sí mismos con la cual encajx este tipo de ba-rba o se puede

ver favorecida por ella.

Sin embargq en la actualidad estos estilos idiosincrásicos de barba

son relati¡amcnte inf¡ecuentes- Hoy en dia las barbas bien arrcgladas

de mediana longitud y sin una forma particular son b:stante l¡ecuen

tes, aunque no tanto como hace diez ¿ños. Se asocixban entonces, como

ha ocu¡¡ido dur¡nte más de un siglo, con la actividad creativa, y las

Ilevaban por tanto algunos Pintores, escritores, músicos e invertores;

ahon también se ven, aunque con menor f¡ecuencja, en editores, críti

cos, arqüitectos y gente del teatro.

EL mensaje de la barba moderna estándar dependc en gran rncdida

de la longitud del cabello de que sc acompaña. Con el cabcllo lar¡¡o,

implica qustos e intereses bohemios y/o una profesión ¡elacionada con

las arres. Con cl pelo de medianalongitud la b¿¡ba se hace más respeca

ble y sugiere maáurez y una originalidad intercsante, pero ni antisocial

ni agitatlore. Muchos profesores universitarios llevan la barba y cl cal¡ello,l,

nr.,ncr,r. Es imposible parecer infrntil o complcramente

^r.,

r,,,,,, ll, r.ro,l,

' ' l'.,r 1,.r. r ,lL rhí posiblementc sLL popularidad en el mun-

,1,,,,,1,,',,', ¡" r,llu rrr,, rrrt l,'s rricnrbn,s misióvenes dcl claustro,

r,',," ,,1, ,l ¡,, r,', ., l'".,r,,rilrrrl.¡,,'¡ ¡lunn¡x.

'Lrs


190 ¡r L¡NCU^II Df r-^ MODA

Cütrnro má' lrrso r mí; sleho tuese cl c¡

b€llo h barb¿ de u scrilor. co¡ mis tucr

adefenditrltr -1-

libeñrd de dpresión ¡la ins

piación .reniu vrL vhirman, poer¿

Cuando ]a ba¡ba estándar se combina con un cabello más cono de

lo normal sugiere seriedad, un saber especializado y a menudo una li'

gera inflexibilidad de ideas. Esta combinación se suele apreciar en cien

tíficos investigadores, médicos e ingenieros, y es casi estánda¡ en los "experlos,

cuando presentan sus descub¡imientos en público, ya sean

cientí{icos auténticos, 1a actores que aparecen en la telcvisión djsf¡¿zados

de cientificos. Po¡ alguna nzón, cuanto menos familiares y tranquil;zadores

son estos descubrimiertos, más probable es que procedan

de detÉs de una emboscadun facial. De lo que estamos habiando aquí,

sin lugar a dud¡s, es del viejo este¡eotipo del alquimista o del mago

ba¡bado, sabio pero muy posiblemente peligroso.

En cie¡tos cí¡culos, incluso ho¡ cualquier tipo de barba es sospechoso.

Empresarios, poliricos y rniembros de las profesiones m¿s con

vencionales suelen esta¡ en contra de ellas, quizá en partc por su xociación

con los mor.imientos ndicales de 1os sesenta. Como señal¡

\íiliam Thourlby:

Las barbason como las g¿fas dc sol. Micn¡¡r 1as llccs sol¡rc l¡ c¡r¡

nadie conseguiú conocerte dc rcrdad ni cg&1a fiusc deri. Las pcr*,nl

cre¡tivas, los artista¡, los directores anísticos y los csc¡tores vm l.r cr

cepciones que pueden llevrr barba. Pan ti, su bagrje, su cdu,r, irirr. 'rr

honndez y su fururo no tienen imporuncir curndo cúlú). .ú ,,1,'.r

2. Ihou¡by,1,,¡/. rir lll

En otras palabras, las pe¡sorns crexiivas proceden de malos ambien_

tes, van a escuelas iradecuadas, no se puede confiar en ellas y por lo

general acabarán mal.

El bigote parece atravesar hoy una época de transición, posiblemen

rc de declive. Hace unos años fue muy popular. El efilo Prelerido cfa

e}bigote poblado qLe se extendíaun poco más allá de laboca: se pensaba

que implicaba energia, dominio y poder masculino Cuanto más largo

e¡a el mostacho, más fL¡e¡za tenia el mensaje; algunos se acercában a

la: proporciones del bandido mcxicano tipo ?ancho Villa. Este bigote

dc macho sehizo poptlar entre los desperadoes dc Madison Avenue y

Mayfair; también lo llevaban nuchos homb¡es de cla';e obrcra, especialrncntc

los de origen no anglosajón. Pero el propio éxito del bigote

de nacúo como signo puede que fuera su perdición. A fin¡les de los

años setenta se empezó a pone. de moda entre los homosexuales, y al

te¡mina¡ la década se habia conve¡tido en un indicador gay en lugares

como Nueva York y San F¡ancisco. I¡s homb¡es de estas ciudades a

los que no les gustaba que personas de su mismo sexo {uesen tms ellos

y les hiciesen proposiciones deshonestas comenzaron entonces x x{cirarse

el bigote. El hecho de que esta tendcncia se exdenda a sectores

sin una cultura ga1 significativa, o el que una moda homosexual, siem

pre inconstante, vuelva a cambiar, permitiendo que el bigote de nzaclo

sobreviva, aún está po¡ ver.

FoTLAF rlMpoL{r

Unos hombres llevan barba toda su vida; para otros la barba es un

matorral que brota de la noche a la mañana y que enseguida se detiene

Cuando un hombrc se ha ido r¿surando dr,ran¡e muchos años siempre

es significarivo que de pronto se deje barba, tanto más' por supuesto,

si al final se hace permanente. Vari.rs Pueden se¡ las caus:s de esto El

descubrimicnto de does o inclinaciones a¡tísticas a menudo se expresa

cn cL crecirniento del follajc facial, y también la idcntificación con a1-

gún sistema dc crcencias religiosas o intelectuales, particularmente con

,*lucllos cuvos fundadores eün notablemente barbudos (Marx' Freud,

.lun¡;). tiunnto más largo y exuberante sea el nuevo aditamento cxpjlar,

v rLr,rnt,' nrí'." parezc¡ al de Dios Padre, más probable es que su pro'

¡'r'r.rr i,' sc h.ry.r dcsirn.rdo r si mismo profeta o sabio del sistemr en

lr l

I lrr.r lr.rr[.r,rrrrl,iirr pucLlc,r¡r.rrcccr tcmpor.rlmcnte en hombres que


t92

TL LINGt \II ¡T L1 ,\'LUDA

t93

han co¡tado recientemente algún lazo profesional o personal impor,

tante. Los estudiantes universitarios que salen de casa por primera vez

a menudo se dejan crecer el pelo facial en cuanto fisiológicarnente pue,

den hacerio, como prueba de que ya se es adulto. No¡maimente estas

vellosidadcs duran poco, y si consigren sobrevivir hasta el último año

de carrera casi siempre se esfuman antes de llegar a la enrrevista para

su primer trabajo importante o parr una beca de investigación. Más

tarde, dun¡te la crisis masculinx de los cuarenra o cincuenta años, ha¡'

una nuev¿ época de crecimienro. El hombre que acaba de dejar a su

eslosa o que ha dejado su trabajo o a ambos, con frecuencia deja dc

afcitarse dumnte un tiempo. La barba resuirante, conforme se vala de-

.rr.ollrnJ". le propo.c onani lo, dife,enre. ¡specio\u(esivos¿p,opia

dos ¡ las fases de desar¡ollo ps;cológico y sociai que está a punto de

;rrar esar. f. dec .. primero h.rce qu. p.rezcr que ,e ha vi,ro -

do por Ln d(.r"r-e r¡rud. "orprend

un¡ inund.¡ción, u', .. rcmoro o un ,ncen

dio: de.pun hrce que p:rez.a un g;rduL nj, rarde un marino cuyo

b:ro ha naulng:do ¡ oor ulrmo un delincuenre. Al fin¿|, el hombre

vuelve con su esposa o a su tmbajo (o a una esposa y un tnbajo muy

similares) y se quita la barba; o bien cambia definirivamente de vida,

en cuyo eso la barba (si se ie permite sobrevivir) adoptasu forma final

y se convierte en pa¡re jnregnnte de su nuera personalidad.

Aleita¡se una ba¡ba o un bigote tras nuchos años de llevarlos ram,

poco carece de significado. Con frecuencia sugiere un giro hacia el con

vencionalismo; por otra parre, puede tener relación con el mantenimienro

de una imagen cxistente. El pelo facial tiende a perder su color natunl

anres que e1 de la cabeza, y los hombres que se dejan la barba para iden

tificarse como jóvenes radicales, anistas, inteJectuales o como personas

con auto¡idad pueden afeitisela a medida que aparecen las can:s.

EL soMBRERo sIM¡óLIco l¡ EL soMBRERo urllr$xro

Tradicionalmente cualquier cosa que se lleve sob¡e 1a cabeza, trn¡r

si c¡ece de forma natural como si no, es un signo de la mente que h.rv

debajo. Por tanto, e1 sombrerq como el cabellq expresa ideas v opini,,

nes. Como la cabeza es una de las pates más vulner:bles del cucr¡rr,.

muchos sombreros t;enen también una función prorecio¡ir, prc\ofvrl

do a sus usua¡ios de los rigones del cJima y de la agres;(jn hu¡rr.in.¡. t:l

somb¡e¡o dc homb¡e del siglo XIX y prirci¡n>s Jrl X\. r¡rrc crliIr

mo cxtremo dcriv.rbr Jcl c¡sc,) n)(li.v,r1, pr,,r,11í.r

,¡lrr rr 1,, llrv.rl,r

tanto físie como psicológicamente. La alta copa desviaba los golpes;

el ala protegía la cara dc la luz solar fuene y de las miradas indiscretas;

la fo¡ma convencional expresaba la convencionalidad de la mente que

cubría. En genenl, cuanto más xlto era el sombrero, más elevada en

la clase social de quien lo llevaba y/o rnás convencionales eran sus ideas:

el a¡istócr¿ta con su chistera y e1 hombre de la Ci4r londinense con

su bombín er¡¡ unos testa¡udos. El inconvenien¡e, simbólicamente apro

piadq de tales sombreros es que enn fáciles de derribar si alguien se

atrevia a hace¡lo. Los obreros y los muchachos, por su parte, llevaban

go¡ras de rcla, de un aspecto no tan impresionante pero más fáciles de

tirar; su prestigio, el poco que tenia, resultab¿ más difícil de dañar con

un ataque direcro.

También los sombre¡os de mujer tenían significados simbólicos importantes,

?uÍque 1o que aquí prevalecía er¡ más el rol social que la

posición. Durante la mayor parte del siglo XD( todas las esposas, viudas

y solteronas respetablese cubrí¿n 1a cabeza no con ono sino con

dos tocados simbólicol Ercepro en el caso de las jóvenes solteras, una

tocadoméstica hecha en muselina o seda, adornada con encaje y/o cintar,

era una parte esencial de la indument¿ria cotidianx. Se la ponían

al le"antarse y sólo se podia prescindir de ella en los actos sociales noc

turnos. Por lo geneml esta toca era blanc,r, expresándo la pureza y delicadeza

convencional de la mente que habia debajq si ia mujer est.rba

de luto podía scr negra (color más apropiado como recipiente de pcnsamientos

tristes) o podía ir adornada con unx cinta txmbién negm.

Cuando la mujer de clase media sa1ía de su c*a, incluso par:r pasear

por eljardín, se ponia un sombre¡o o una cofiá e¡cima de Ia toca, si

la llevaba. Así protegia sus más puros y privados sentimieitos, cubrién

dolos con una representación rebuscada ). convencion¡l de 1: liminidad

pública de Ia épocr. A una mujer bien vestidr que apareciesen

público sin su sombrero, o sin una toca (si €m 10 suficientemente mayor

para llevarla), se le solía atribun que padecia con{usión cmocional,

quc tenía algún trastorno mental o que era de monlidad relajada.

Hacia l¿ década de 1890 las rocas ya las había dejado de lado todo

cl mundo excepto las ancianas o las mujeres excepcionalmente recata

,l.rs; pcro los sombreros dc hombre y de mujer siguieron prosperando

,lu¡¡ntc los cincucnta años siguientes, ofreciendo una notable va¡iedad

r|r lr,r.nrrs cx¡nri'.r', li¡ los Estados Unidos el somb¡e¡o e¡a un sim

h'1,' ¡1,,¡,¡¡¡',l, rrrr ti¡r, rrpcei:rl. |ucro¡ éstos los ¡ños dc la emign-

, i,irr , rrr,'¡*.r, r' ., r'r,,lr,l.r ,¡rr,,l,""rrrl,,rlc.rb.r

rn carg.rmento tr:s otro

,1,,,,rr¡'.rrr,,..,,,,,.¡,1,r,r,,,,¡rrr,rr'.,¡rr.rí.rr,l"i¡rcl,r¡,qrccllosno


I] LENGLü]¡ ]]L L{ \f)])X

2) que sc dirigía a una ccrcmonia de cualquier tipo o 3) qrLc tcnía rnás

t']¡n l.s eurot.o¡ {tue emignLr¡n rlNnrro

Mun¿., h rc!¡-¡u signo t¡¡.funtdc

rbtr r .lel¿\ito deh.orsccu.nnr dr u.¿

.n¡ldrd rm.ri.¡nr L.\ hombfes qu¿ sc

ló r¿irn prr.rir r llmban ¡r¡les r \o¡'

breos pt¡ ¡ {j.suiB.d.losr¡¿.r¡¡út¡ e

ci¿¡ ll¿srdos, )- rÉtirn ¡ nr.sP.r\ r ¡ sls

liii.s l, jo, ,ru¿ Fodi¡n DuluLl, \lin

eran greenlronr.s ignor:rnres, o quc Pertenecian a una clase social suPe

rior ;ln dc la m;yorh de los cmigrantcs, se cuidaban en cx¡¡emo dc

Oc¡so v c,lío¡ DEr soM¡RERo slMtorlco

Tr.rs 1a segunda guerra nrundial, el sombrero simbólico comenzó

.r d\rrDlec( . \4ute-e\¡ ,¡. qL! Lr^' p-.o' rio' anre' 'o 'e 1.' l_;L- '

c. u-ri, o '.,1

d<.u,¡*.in 'on llr.;. n; 'iq.ic'rpr"air rl:r 'n

de 1a csquina, ¡ho¡a se anudaban un pañuelo a la ubcza o iban con

la cal¡ez¡ descubie¡t¿. En los ¿ños cincuenta el somb¡cro shbólico de

muier sólo era obliqatorio p:ra l.rs ocasiones fo¡males: conidas en l¡

.j.,ird,.."nion." d. negocios, ir a la iglesia; hacia 196C era opcionrl

en tod:s partes. Se scguían fabricando y vendiendo somb¡eros de ¡¡u

ier, p. o .obr. ,odo como corrplcrcrro' J.."zr'"

l ,nbiin de.rpar..;ó el .on,b. ro 'imb" o o< | l

"-b* 'PU

l, 'ee!nd: L.r.r"i n-urdir', runque dc rorrrJ rtj g- L I h 1' I ' '

,,.q"u..1 ápl-..,'i" b jn'c" ru. e'e un o' rL n . r'

' 'ir'r "

l I'

dico-un somb¡ero de fieltro, cl viajantc de cor¡ercb u¡ so¡rbr'r"l'

copa baja y el obrero una gorr.r, lo más normal cra quc no i" 'c ¡L[rr

sen. En los Esudos Unidos ocurri¡ lo n¡isnro: ¡l Ii¡¡I. in.lLt"' tr" 'l '

gnn ciudad, a un hombrc quc lld'rsc un <' sirrrl''llir" l' rt' l' ",nrbrer

" " '

bucn ticrrp,' se it l),t1,( ,,¡ ,rrr 'r1r,r,i.t lrrrrrrtlrL I'

Aún se usaban en de¡crmin¿das ocasionc sombre¡os estrict¡mente

utilitarios: gorros de lanr de punto cuando hacía trío, suestes de plásti

co o impermeables para l¿ lluvia, sombre¡os flexibles dc paja y gorras

de bé¡bolde alsodón (algunas con viseras de ccluloide de cotor verde)

pm el sol deslLrmbr:nte. El presrigio de tooos e

embargo, muy bajq v muchas personas prcferian pasar frío, mojarse

o no ver bien antes de ponérselos, especi:rLnenten las ocasiones más

formales. A veces, para protegerse contn los erenclosr sc ponlan un

somb¡ero simbólico viejo, pese a lo poco efcctivo que esto ¡esultaba.

Al somb¡e¡o de ficltro tiporQdora+ de hombre había quc darie forma

despu& de cada torrnenra, y el fieltro flexiblc se conve¡tia e¡ un p¿stei

malcocido.los somb¡eros simbólicos de muje¡ enn aún más l.ulne¡abics.

L¿ rueda de cxro ¡lel neu looh cmpezab¿ a votar cn cuanto se

levantaba la más ligen brisa, ct elegante sornbrero tle paj: de los años

cincuenta se marchitaba y el sombrcro sin ala estilo Jackie Kenned¡

con su velo simbólico, no tení¿ la más minima utilidad.

La desaparición del sombrero simbólico du¡nntc 1os treinta ¡ños úl

timos es uno de los capitulos más exrr¡ños de tod¿ ta his¡oria de 1a indumentaria.

Después dc <1ue casi todo el mundo Ilev¿se la c¡bez¡ ccrc

monialmenrc cubie¡ta durante siglos, de repente dejarorr de h¡cerlo, v

ello a pes¿¡ de los descsperados sollozos ¡' ias amenazas proccdcnL.:s rlc

la industria de la moda. Sc montó una extraordinaria carnp.rña prblici

taria: se ¡eco¡daba a los consumidorcs que nunca se habí:r visro cn pú

blico a un: ¿uténtica d¡ma o a un caballero <1LLc no llev¡sen sonrLrrcn¡;

se les advertía que e1 abandono dcl sombre¡o dejrria sh rnb.rj<, r milcs

de personas v scrian millones los que sc vcrian aquejados de entrirnicn

tos v dc neumonía. Iodo fue en rano; cad¡ año habia nás homb¡es

v muje¡es que iban con l¿ cabeza descubicna.

t)unnte los años finales de los sesenta y los prime¡os de l¡ década

de los setenta el único entusiasmo real por los tocados se produjo entre

1¡x nrie¡rl¡ros dc la contracultura, quc adoptó va¡ied¿des excénr¡icas de

.,nrtrrdos simbólicos con un ánimo lúdico o s:nírico. Durante un tiernpo

r,"l,r ¡rrnilestaci¡5n poiitica o concicno ¡l ai¡e lib¡e er¡ una nuhitud

1,,,rrriguc.rnre de gorros de piel de mapache, son

l',, f,^ (1. f.,.¡l par.r el sol, pañuelos de gitano, brillantcs chistens ne

L,1.,ú' ¡.r!,.ttr.1.r.,h unl)¡rlÉprsnr¡!Ll.hobr.póninrdeS doü So'¡brc

i,.,r.,,, t,,, ¡ 1,,¡,r,, l'

(LL'lr I,) ttrrr,, f !n.rt.r ud r.(1,.rrvfutr. ft l


¡]- LINGUA]¡ DE IA MODA

MODA Y OtrN.rÓN

t'¡/

gra., rntiguos ctsco' mJirarc' y sombrero' de pri¿ aoo'n¡dos co-n 0o'e"

iru'ti^ d-e

'erd¿d o oe prpel. Qriene' no lrnrb¿n 'omb'ero frecuen

temente se ahban una ti¡aie cue¡o o una banda con lentejuelas alrededo¡

de la cabeza a la manen india (en ocasiones con utra pluma enhiesr¡).

o,riz¡ o¿r¿ n"antener aqrupada. 'u' idea' ur ranLo dispenas' quizj

pa,:a .i.bo"r"r. el h.. h. d" qu. po 'u m.nre rondab algun: idea ob-

Es interesante señal.u que Ia desaparición del somb'e¡o convencional

coincidió con una dústica simplificación de la etiqueta En todos

Ios actos, menos en los más {ormales, se olvidaron las reglas de procedencia

y de asiento- Se presentab a los extnños dando sólo sus nombr.s

d. pila, a tener en cuenta categoría, edad ni sexo; caje

-.""do "in

¡os. caÁareras y auxiliares de vuelo se Presentaban al público con un

simple me llamo Billie" En lugar de hablar sobre el tiempo

"Hola,

o lai noticias del día, personas que sólo hacía cinco minutos que se ha

bian conocido comenzaban a discribi¡ su esrado de ánimo y a revelar

detalles intimos de sus vidas; este proceso, cono cido como letting ít all

banp out:t a menudo tenia reflejo literal en la indumentaria- I-o que

o¿re'. i¡ c,r¡r renlendo lug¡r rrnto en lo que 'e

reticre J vesrido con-o

, lr'.o',u.b'...n.' ..lrndono,:er vo pJblico forr¡'¿l

'rmbolrz¿do

por el sombrero. Homb¡es o mujeres que en otro tiempo se habian

ientido deseosos o incluso ansiosos por asumi en público un papel

uni{orme ahora querian actual en todo mome¡to como individuos es

portáneos. Un "caball€ro" 1,a no se quitaba su sombrero simbólico ante

,rna prt" most* el rcspeto convencional debido al sexo fe¡ne

"d"-a,

nino: ya no tenia sombrero que quttarse.

EL RrroRNo DtL soMBR¡Ro: E! rsrLo vAQlitRo Y ¡L ?AÑuEro

En los años sesenta y setenta la e\tinción del somb¡e¡o simbólicrr

Dxrccía casi tan cierta como la de la paloma migratoria No obstantc.

ahor.r parece estar iniciando un timido ¡etorno. Este movim;ento c()

ho"e utto" en el Salvaie Oeste de los Estados Unidos c<¡rr

-enró

"ños

la crecienre popularid,rd de los sombreros de entre quiencs n"

"aquero

.on urqu..ol-Hoy ona mayoria de hombres de esta parte del pris' r''

'| .o¡.cido .n i¡sl¿s. el igniiic¡do hefti dc ¡¿,s ¿,¡ cs colsr (inf¡) r nd"'¡"

' 'li:'

h ropa ^si pr¡ que sc scquci el rnLilo tiguRlo dc 6itr exP¡dión es, en clccio, "n¡llrr ' ' I

t."" r"l,¡a" .; 0."".,P-.. ¡or ocrhrr l¡ cmocnrno oi ü)d'!rr o'

"'i'¡'rir!!

l l

pecialmente de Texas, llevan un tipo u otro de somb¡ero "del

Oeste,,

y lo mismo ocurre con muchas mujeres.

El sombrero de vaquero, originariamente elemento componente de

la ropa pdctica de faena de los hombres que tenían que recorrer a caballo

la¡gas distancias en u¡ clima hostil, se fue cargaodo a lo largo del

siglo pasado de significado simbólico. Básicamente sugiere dureza e in

dependencia, pero este mensaje tiene rnuchas sutiles variaciones posibles,

dependiendo entre otras cosas del color y la fo¡ma dcl somb¡ero

y de sus adornos. La convención hollywoodiense Sombre¡o Blanco =

Buenq Sombrero Negro = Malo aún funciona: ios hombres que desear

apaiecer como personajes rebeldes o desesperados prefieren los co,

lores más oscuros y las personas de orden los más claros. Los tipos de

persona ambiguas, sutiies o reservadas pueden preferir los tonos grisá

ceos, mientns que los tostados y marrones que reproducen los coiores

del paisaje del Oeste ios lleran (o se cree que los llevan) los hombres

naturales y realistas. Las ci¡rtas de cL¡e¡o liso de los sombreros, sin lugar

a dud:s debido al principio de la magia por contagio, sugieren la vida

sencillay ia energía física del animal a la que unavez pertencció el cue

ro; Ias cintas ca¡as labr¿das a mano y los adornos de plata y plumas

implican un estilo de vida ambicioso y una abultada cuentá co¡rierte.

La forma del somb¡e¡o del Oeste cs rambién una fo¡ma de comunica

ción. En general, cuanto más alta es la copa, más alt¿ es la autoesrima

de quien lo lleva; cuanro más ancha es el ala, más estrecha es su

conexión con las ¡ealidades de la vida al ai¡e lib¡e en ]¡s llanuras del

Oeste, donde resguardarse del sol, la lluvia y el polvo son cuestiones

de vital importancia.

En los últimos años los sombre¡os del Oeste han comenzado a muf

tiplicane fuen del $1vaje Oeste. Actualmente se venden en Nuera Yo¡k

y en bndres, aunque quienes pueden permitirse paga¡ sus precios (entrc

ellos Bob Dylan y eL rey de Suecia) aún los encalgan a Texás H¿t

tc¡¡ de Housron. A veces el rnensaje que tr¿nsmiten estos somb¡eros

cs un¡ men cuestión de sofisticación, pero con {recuencia, especiaLnente

eu.rnilo forman panc de un conjunto del Oeste compieto o parcial, se

pucilcn lccr como una guía para descubrir el carácter y la posición so-

, i,rl tlc quien los llcva.

lrrrrtt¡nri¡, eLsombrero uriliurio se está haciendo cada vez m& aceF

t.rbL, cspcei.rlncnte cntre los hombres, cuyo cabello ¡elatir.amente co¡to

y r rry.r ¡,r,¡r.nsir'rn x li cxlvicie los hacen vuinerables a los rigores del

, lirl.r. I , " 1yr r.x rlr, l¡n,r ¡ún sc ¡rnsidcr¡n vulgaresi quien los lleva

r,¡,,, ||,.i.,,L.,I|,r,,,1,,,.rñ,,s. ¡r.ro y,r h,ry,rltLrn,uivns más rcspetables,


198 EL LENCUAJf, DT LA \IODA

tl $nbe¡o del ocre o d€ uquúo s loY

un rcnplejo obj¿b simbólico Un rú

..¡ un sonrbEro ncg¡o que sa de .oPa ru

y qúc eytr d¿cor¡do cón obÉnx úns,

cono NfejenPlo!lüm¡,

¡o5 dice qüc cl

peMn¿ic que inb!Ér é n¡ladq egolra

y *¡an¿drncntc rico. Er¿ torognía pu

Llci¡üü d. Lrrr H'súan ¡o, l, facnnó

Lippin & Cmt, l¡s Angcles

so dc poseer una finca en l¿s ¿fue¡as de la ciudad que haya bauriz.rtl,,

con el nombre de Pinos Ahos o El Rese¡vado.

Las mujeres a las que les gusta parecer marimachos o caballeros 1ie

van algún tipo de sombrero utilitario, aunque normalmente no por razones

puramentc utilitarias. Más a menudo, cuando hace mal tiempo,

se protegen la cabeza con pañuelos, y aquí ricnen un amplio vocaberlario

de posibilidades expresivas. El tejido de que esté hecho el pañuelo

puede tener relación con la temperátun de la calle, o puede scr un in

dicador de clase a la lana se la conside¡a a¡isrocr.itica, a la gasa, propia

de nuevos ricos, a la seda, distinriva de clase media ala, al algodón, de

clase media o de personas creativas y los tejidos sintéticos son propios

de clase obre¡¿. Ot¡a consideración impoftante es ia form¿ de atarse

el pañuelo, ya sea convencionalmente bajo la barbilla, exóricament en

la nuca, o en lo alto de la cabeza a modo de tu¡bante o en plan asistenta.

Pero probablemente lo más signilicativo sea el color (si lo tiene) del

astampado del pañuelq que, cono el color y el estampado en gencrd,

rnn'rr'ren una .tmpli.r v¡ricd:d J< e impñrlrnre\ men.¡re\ per-

'urile'

aleunas de las cuales han comenzado a asumi¡ significados simbólicos

pápios. El sombrero de piel negr: que se puede doblar hacia abajo pa':

i"or' las o..i"" los dí"' ic mucho frío está asociado con los homb¡es

d.'m"di"nu ed.d y de origen o intereses propios del norte de Europa'

Está también el somb¡e¡o irlandes flexible de a'eel, anpliamente anun'

ciado como un somb¡ero favoreccdor pan ambos sexos: en realidad no

I¡votce ¡ nlncuno, pero riene l¿ dc que no hav n;ng¡r¡ 'cnr,rja

'ip"

de pre.:pir¡ció-n r.uo.a que puedr drrle un .r'pecro peo' que el qu'

u ii"".. r" el .¡mpo eqi ,orrbrero* b¡'r¿ntc re'Pet¡bler en l¡ itr '

áad, emb".go, quien 1o llem da la imPresión de penenecer a un¡

"in

a¡istooacia rural difícil de distinguir del campesinado'

La gona plana de lana que tradicionalmente se lleraba antes pa'-r

p¡acti; el g;if, el tiro y otros muchos depones es otro posible sonr-

Lrero ,tilitarjo, y octualmente quizá el más popula¡. En zonas ru¡¡lt'

o subu¡b¿nas puedc da¡ un cieno estilo v gracia a la jndumentari¡ Srrr

embargo, al honbre q're lleva en la ciudad una gorn de este tipo {'

1o calific¿ au¡omátjcamente

"n purrto por dcbrjo J' lr ¡r'sn n;n s'tt i'tl

.lu.,,vcl,,rl ,.,o.1, I 'urcqir ',rrr''. ¡rrc.l,

i" '¡" " "!Alr'r"


CAPÍTULO

Color y estampado

ts1 lin¡el a pújudici¿l paú lá slud,

aflige a los ojos codiciosos ¡ ¿demás,

4 f¿lso, pus Dios habria h€cho ¿ las

oveias de color p,i¡pun si El hubieo

querido que la ropa de lana fuen

CoMMoDúNUs, siglo Itr

Hay cie¡tos tipos de información sobre otras personas que se pue

den comunicar aunque exista una barrera lingüística. Quizá no seamos

caoaces de entende¡ ciertos dialectos, pero cuando oímos una conversa-

"i3n d. leng,'"" enseguida podeÁos distinguir si los hablanteses

"""s

tán aker¿dos o jbur¡idos, alegres o tristes, confiados o teme¡osos. De

igual manera, hay cienos aspectos del lenguaje de la moda que los puede

lee¡ c¿si todo el mundo.

El primero y más impo¡ta.nte de estos signos, y el que causa mayor

v má inmedia:o impactq es el color. Los psicólogos han descubierto

oue una simple mi.ada a dis¡inrot colore. nos alren la presión <rngli

nea, los latiios del anÁn y el rirmo de la re'piración. igual que oír

un sonido disco¡dente o un acorde musical a¡monioso. Cuando alguien

viene hacü nosot¡os lo primero que vemos de lejos es el color de su

ropa; cuanto más se acerc,:, más espacio ocuPa este color en nr¡estrc

camDo visu¡l y mayor elecro causa en nueslro )i\lema nenioto L¡s

colo... uiuos qu... unular entre si, como lo. .onido tuen* o l¿' ro_

ces altas, pueden llegar a daña¡nos la vista o da¡nos dolor de cabezai

los cohrcr rulvo y rrmoniosos, como la música y las voces suaves, nos

crnor¡r)|l¡ñ o noa aolilStn. El color en el vestido es también como el


242 E- LrN(:LArr DE L \roD¡

tono de la voz cn e1 habla cn cuanto quc pucdc rlLcnr por cornpllo

el signilicrdo de lo que otros aspectos de ia indurnen¡a¡i¡: dise

"dicen"

ño. tcjido y ad<,rnos. Igual que ocurre con 1as palabrls ,.¿Quiers b.rl

' r .or n r"o) * pLrede .u.u-:r rin d" rele o e pF ro .o 'o

desafio tarnt ién el efecto de un traje de noche blanco es mu¡ ditirar

tc el de uno cscarlata dc tcjido ¡' csrampado idénricos. En cicrLrs c¡r

cunst.rncias .rlgunos tinres, como elgunos tonos de voz, sobrep:san 1os

lin".'J. .;..,.

¡¡¡o,:.r

"rc.

!, -,

r.! ,

',.j.

r-

dor de bols¡ ¡ecil¡iendo a sus clien¡es con un tnje de tres piezas c{e ro-

1o¡ ros¿, se¡i¿n como personas chiil;ndo rnu-v fuene.

Aunquc a mcnudo cl color cs indicativo dcl cstado dc inino. r¡

es de ningún modo una guia infalible. En primer lugar, la conlenclói

pucdc prescribir ciertos tonos. El empres¡rio urbano h¡ de lle,;r u',

tnje azul marino, gris oscuro o (cn ciertas rcgiones) marrón o tosrrdo.

y puede expresar sus sentimien¡os sólo a ¡r¡1'és de su elección de canr

sa y corbat;r, o sólo de la corb:ta; ,v:un rqui las posibilidades resper.r

bles pueden ser muy lir¡it¡d¡s. La conr.ención ramblén altera e1 signi.

'i.,.1" J(

'o' ..,"r. ..sun.l ,u5.r- 'el l le'oe' 1:e.e.e.I

color rojo cn la oficiux no es lo nljsno que en un¿ discotec¡r i. el ¡i:n:

po caluroso permie llevar los colores pálidos que nos darian una rp:.

¡ienci¡ rnucho más form,rl y fúsil en pleno rnuerno.

Hay más problcmas. Algunas pcrsonas pucrlcn s,irar colons qr.

les gustan por la creencir o la ilusión de que son poco iar,oreceJor.'s.

n:(ntar, ,r.r( u n. r'. .J.n 1..' r."."r.. q . n"-. .¡l r er .e ro ,

tan por razoncs sinbó1icas, porquc son nienbros o segritiores rlc ur:

cierto equipo de fútbol, por ejen4no. Además, :lgunos segui¡or€s J,

la moda pucdcn clcgir cicrros mnos simplcmcntc porque c"t rio * 11.

ran. Hay t.rmbién un factor económico: e:icepto los ¡;cos o Lor cr¡:.r'.r

ganres, casi nadie tiene más de uno o dos abrigos. lnpernerble.,, ,l

l¡ornoces al¡rismo ¡ie¡rpo; 1os que tienen sc 1os han dc poncr coinLrJ rr

o no con la rnoda del momento. Un abrigo de invie¡no de cr,l,,r .,¡¡

rillo chillón, comprado cn un arrebato d¡ cuk¡rr¿ tn ocruhrr. ¡r,,1,

tener que abrig.rr la más negn depresión de febrero: rocio l, qu, ,r', ,

cs quc cn algún momcnto su usua'io fu" f"lir nrrnos rL:r,,

" "l -¡,, ,nr.,

También hay que recordar que el e*ado de inrnr,,..rl ,,,,¡rr,,, ,,

lr edad. la posición sc,ciai o ias eas poJírlc.rs. I'L¡¡I, r ¡..,' , , r, ', .

cLrrso dc un díe. El hombrc quc llcgr :r1 LiLb.,j,, i.r lr, 1,.1, iii. , , ,r.

azul ,r una corb.rra .r juero l,,rci,r I,, 1,,

",, ,1, I .,1,,r,,, ',,, 1,, ,

c¡co!)L¡;rdov¡rr)rlrrrstr.ri,'rr,',1rrrl, 1,.r1.,',

de su am,rnte que, si 1as palabns tulierrrrr I rl 1! l' '

l¿ corbata del rnismo rojo quc l¿ cara T¡n¡biil " ' " '

p I el uu' ur" ' ''

., n e J.lo ro Ie¡. r de orrr: rrrurirl l rr Jnr Lr('rr' J l^rerr ri:r ''

de sris es tan diljciL de como un r¡tón, mientns quc las que vistcn

'cr

co; rojos, rosas y naranjas chillones ¿traen¡ los Prct€ndicntes como

."1,¡r ¡tr¡cn ¿ Lis insecLos (v a veces Las polinizan

aolon Y $1,{MF\D!

1la¡nada tcLefónica

le h¡bría puesto

'o. . r e-or-eo. que <".p" dc

t,. ilni",

-n "'".hn

con isual rapidcz).

¡ii,l'o.nit. hob.h q"" señ,r1rr

:pli*n sobrc todo indumentarras

'r

completo cle un solo color.

NrcRo, BLANco Y GRIS

T¡es rle los coLo¡es

1.,

meros. esrán

tin : pardo, s:,nrojándose

e";"i.

ie 1e cólen o la uergüenza.

lor r¡¡r.ón claro ¡oiáceo qLLe se ha,van

L. raza "blane', ¡' que ha1'an

"..u,r*

,r;sá.co con la vinud y h limpieza' v

¡,r el naL, la sucietlad y el peligro

ll ,\N( 1r: r,r ni /\. lN()cENclA Y 5r¡J LrJ

, I ,, ,. 1,,,

' 'i,1,,

",,,,,,,'

quc el eiicto de cualquier color en

el vestido qued: modificado por los colores que lo acompañan- En gencral,

habría que asumir por tanto que las siguientcs observrcron€se

compuest¡s e¡tcramente o c¡sr Por

más comu¡cs e irnpor¡¡nres del vestido ncgro'

o r . \ S '. -. ré.r .rrn. rr no \or '?lor("

n" or"enr'-rcio¡e' J'

'

.,-,. .: . pi. * ,.iu ¡- lu luJñ. ello.. e.o.. irlnr, rre l-' do' pri'

;uv crrsados de significados convencionales, r¡no dc los

.r"..po' d^er' r'r...Jc i¡or.irt r¡.r< hor'rcn¡ m"',q1 ,p'n';r

. LrblI de blrr'.u' ) n(gru\' c\ Lr crn' h''ru"'o l olor ret

. i,, r;,1 ". " ., o r'd. .l'tc'oerL e\' !"nu PUeo "n en r "r¡l

qJr e.r nr,-ó' . o ro'j e'cue' r lr'Jro lr er"'"ncJ¡d

"

cono consecuenci¡ de una rlta presiótt stu

¿i alcoúoLsmo, o tempolal¡rentc a ¡esul¡¡s dc un cslue¡zo'

Es dudoso mérito tlc es¡¡s Pervn¡s dc co

denominado a sí nismos contr

asignado e1 término "negro"

a la persooi.]

." d.,.'n cieno ¡onó narrcin o dorado La consecuenci¡

Jc estc iLieso semántico ha sido asociar la piel rlc color murón cl¡ro

la picl de color marrón o dorado

'

.rrrrs rle qrc sc invent¡se l¡ r:¡z¿

"b1¡n

l r'r" 1 1" nf")

"' "r'


ir*rlry¡E

)a+ r¡N6U Jr DE tA IrODA

de las montañas de picos nevados donde mo¡aba¡ los dioses. Est¿ba

consagrado a Zeus, rey de los dioses: blancos caballos ti¡aban de su ca

rro y blancos eran los animales que sacrificaban en su hono¡ sacerdorcs

vestidos de blá¡co. En la Iglesia cristiana, el blanco es el color del gozo

y la pureza celestial, y está asociado con la Pascua y la Resurrección.

En el a¡te cristiano, Dios Padre, como Zeus, suele llevar una larga únic¿

de color bianco.

En la vida secula¡ el blanco siempre ha simbolizado la pureza y la

inocencia. IÍgicamente, las indumcnta¡ias completamente blancas las

llevan con mayor frecuencia ios bebés y los niños muy pequeños. A

menudo se ponen de moda pan lx jóvenes solteras, y a veces (como

a principios del siglo XIX) para rnujeres de todas las edades. Las más

inocentes he¡oinas liten¡ias suelen i¡ de blanco en su primera aparición,

especialmcnte cuando -como a la Tess de Hardy o a la Daisy

Milier de HenryJames- les esper.r un finaltúgico. Al ser tan fáci1 de

manchar tanto física como simbólicamente, elblanco siempre ha gozado

de la aceptación dc quienes desean manifestar riqueza y posición

social por medio del consumo ostentoso de derergenre o demosrrando

ostentosamente que están libres de tener que realizar tr:bajo manual.

I o suelen lleva¡ tradicionalmente quienes paricipan en depones de alto

srarru como el tenis y el polo, especialmenten la competición profesionxl.

Quizá porque se mancha con tanta facilidad, o guizá por su eterna

¿sociación con el nacimiento y los primeros años de la infancia, las vestiduras

completamente blancas a menudo han sugerido delicadeza, e

incluso enfc¡medad o debilidad física, especialmcnte cuando el tejido

cs frágil. Ios enfermos, en ia literatura y en la escena -asi como en

la vida reai , a menudo visten tal úpo de ropa, e incluso hoy la mujer

que desea parecer especialmente inocente y delicada puede que se ponga

una indumenra¡ia cornpletamente blanca. Sin embargq al hombre

que la imita no¡malmente se le considera excéntrico y faruo.

Br-lNco u,rnrmr,, MÉDrco y coLoNrAL

En la actualidad cie¡tos roles sociales y cierras profesioncs nos p.rrc

ce que requieren indumentarias blancas. En algunos casos, csrr nccesidad

es de fecha ¡eciente el tr:rdicional tr.aje de novia blinc(,. p,)f (j.

plq sólo tiene unos cincucnta años. Hasta los años vci¡rc ur¡. rr,'vr.r "r

normalmente se ponía un tr.rjc dc nochc de curlquicr co|,r,¡rr,. l, trr"

se bien, pero igual podía ser rosa que arnarillo, azul o verdc l)es¡rri'

de ia boá" se coo*nia en su mejor vest;do de fiesta Hoy en cli,r ir

may,o¡ía de l,s ióvenes se casan con un conjunto especial complctamentc

blanco de conc antiguo y un tgjido que gencmlmente se asume que

es símbolo de inocencia y pureza, y que sólo se 1o pondún una vez

en la vida. El blanco se consid€r¿ inapropiado para quienes se cxsan

er segun¿as nupcias o pára las novias cuyo embarazo es demasiado evi

dente. runque en este último caso a veces se ¡ompe la norma Un escéptico

poáría preguntarse Por qué se há tenido que poner de moda

esia iod,.,menrrti. ca¡a y arc¿ica en un momento en que 1os cambios

en las costumb¡es sociales y Ia existencia de mcdios para el control de

la natalidad ha hecho qüe sea mucho menos Probablc que antes que

una novia llegue al matrimonio pura y virgen P¡udencc Glynr, comentarisr¿

erudita y sagaz de la moda b¡itánica, ha sugerido quc la no

vi¿ mode¡na o bien un momento manvilloso, escapista y romántico

en una vida por 1o demás gris" o, quizás' nal lleva¡ un vestido

"quiere

a¡caico está declarand; su opinión inconsciente sobre Io ¿rcaico de la

ceremoda misma".rTambién es posible que la tunción del mje de novia

blanco y del velo sea de caúcter mágico. que al Ponérselo lá novin

anule sus experiencias anteriores, de tal forma que Pueda ent¡ar en el

mar¡imonio emocional y simbólic¡mente, aunque no físicamente,

Con ante¡io¡idad al siglo XX, la limpieza y la devoción no iban

nece$riamente ásociadas a Ia salud, y los rnédicos' queriendo parecer

\erio\ v ( ompc'enle\, 'e \ e\tirn con _opr o'. urr v '"b':'r' El de<ub_:-

.i.ntá de lo' gér..n.' , rr higiene. 1 l¿ rnn'l"rn¡ción de lr ¡cdi' i

na de un a¡te incieno en una ciencia inciena, cambió iodo eso Ei médico

ya no era una especie de anesano habilidoso que nos podía alivia-r

los achaques y los dolores, Pe¡o a1 que runca invit¿rían a ceÍar en las

ir"as; ah"o e.a una figura con autoridad divin¿' un á¡bitro de

-.io..' 1" uid" v la Erte ser deificado adoPtó gradualmente una vestib1""."

-,t.ne. in-"""lada, que en la actualidad es la opción estándar

-.ot. de la profesión médica. Como renian que evitar cualquier sugerencia

sobre su oropia debilidad o enfe¡medad, los médicos y las en{ermeras

lLe"aban iopas de tejidos resistentes rígidos como el cartón A los Pa-

.i"ntes tamtién se los viste tradicionalmente de blanco, pero sus ropas

son dc unr rr'xrur¡ muy diferente. Cuando ingresas en un hospital, o

v¡s i (lr. r. h r¡rn rrn rcconocimiento médico, te quitan la rrlpa que

l" l

-1"4

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20ó fI L¡NGIJA]¡ DF I A I\IOI)A COIOR Y IsT\\LLAJ¡ )

l.r fop¿ birn.¿ v d.li.id..on rai¡á rugi¿.¿

r nicrudo .nlcrn.d¡d. Et v$rido tuso !

sucto d..olo.ril o. dcnasia¡ó laryo )tr

ptrn t.r niengütrd¡ tigur¡ ¡. quiú to ltcv¡.

preÉ u.x noñrjtr. Jutro con rus,rcjiir¡s

hurdid¡ r Ns.j.\ b¡r.nrs_ h ropr h diú

11 lue tueü su pfden dicnr q!. a. .r,i nu

,;endo de tüber.ulos¡. D¿,dt¡l¿ k/¡/¿,

1353. de Willitrm L windus.

llevas y te la cambian por una prenda blancuzca, informe v fina quc

se ata inelicazmente por la espalda con lazos o brocha a presión, como

una ba¡i¡a dc niño. Asi, 11 mismo riempo que re privan de 1a identidad

indumentaria quc tú has elegido (en ese tipo de lenguaje, te dcjrn sin

habla), te tnnsforman en una c¡i¿tura semidcsnuda, desvalida e inar¡iculada

que ni siquicra cs capaz de vestirse sola. (En algunos hospitales

y salas de reconocimiento más ¿h¿, la trdicional ropa infantil es dc

color azul muy cl.ro, sugiriendo confianza y docilid¡d, además de inocencir

y desamparo, y por ranto implicando quizá que se tIa a tle un

bebé algo mayor.)

La rigidez y ta forrnalidad er¿n también el dis¡in¡ivo de la indumen,

Laria t¡¿dicional del hombre inglés dc los trópicos, aunque no cl dc 1a

muja hglesa, quc norm¿lmenre esraba hecho de ligcn y delicada mLrsclina,

de sarén y de encajc, como convení¿ a su presLLnra dclicadez.r

y desamparo. lo que se puede denomina¡ blanco colonial b¡nánico.

aunque r¡ra v€z se usx en la actualidad, nos ¡esuha llmiliar por hs pcli

culas y los dibujos animados. El vcstido y e1 sombrero, ¡mhos d! c{,lol

bl¿nco, de la mujcr, y la canisa, los pantalones largos o crr rrx v el '.rl.r

cot, todos ellos blancos, dc1 varón, eran púcticos en L¡¡ clinr.¡ c,rlur¡,,

y soleado. Pero la insistencia bri¡ánica cn 1a limpicz.r pcletr.r i crr 1.r

ausencia de arrugas dc estas prendas rambién h.rcir Jc rll.,' r,rr ,,r1,r,,

portátil de i¡d¿rr, y tr:rnsfo¡m¡b¡n sinb<'¡lic¡nrcnrt Lr ,\ LLt'.! ,i,,,,i I

tar y 1: cxplor.rcirin cor¡,c,ci¡l rr¡iL,sriLi.rrvi,r,,{1.i,,,1,,",,,r.,,,,1

ción. LI¡'o de ios casos más famosos 1' más ambigui"

'l' l'l "'

lonial británico en l¿ literatura ocurre en la novcla Lonl lttt"l' t

"

nd. lim (que sólo es un lorden la desdeños¡ denomi¡ación dr su' "' "

úa abandonado un b:rco que se hundla con ul carg"n''"t"

",rñe¡on

l. o"h,,.i.nto. p.reg.i"os nativos. Siempre vis¡e de blanco imnrcul'r

du. 1,, q,.," sáiicamente su incr:rable idealismo v su identific;L

".pr.'¡

.lá" .- fr" to¿i.;i.n* románricls del imperio b¡itánico Es ¡ambién

un signo de ialsa inocencia <1ue tiende al desonocimicnto dc si mismo

de su mundo, v nos recuerda que una de Las pocas a5ocraclon€s negarivas

dc l¿ blancum cs la

"

coba¡día.

NtcRo: TRIsrtrzA, cullA Y soFISTIcAcIÓN

E1 nee¡o. lo contrario del bianco, es eL color de 1a noche y dc la

...'rid¡á. Durantc miles de años h¿ simbolizado cl dolor' el pccado

1, la mucrte. Es, por supuesto, el color tr:dicional del 1"to' v cn la miiol,.;.

¿....r l¿ n .,erre r \nr

rúni r n'gr: O ru d'

',r.' re:'ione. r,i' ¡r.ig-r' e'' el eri'n" r<li5ro'" o'e' ul t"ot

" "r "

i¡,'.eoció,' dl 1¡ vida sensual: los monjes v los avaros' los

"iml,óli.a

saceráotes y 1os sabios frecuent€mcnte visren dc ne¡aro Al i$¡al quc el

;i,... .., :.o. ¡co ¡or o 'obren¡

.rr¿l p'ro 'cn l"' pod' oc,h

"'. ..rrid¡d mi.oue co, lo' Je l¿ luz LJ' l:r r' rr( l u r' ven'-]do

'iJ"

" üe l¡ '

- ,e, d ¡ g, i'g¿. '' npr.'i'renJerugr" rror r'¡n'L hrrr'L''

lo.\e.ni..ro.r o pr:c.ic"r te' dcIt n;gtr .lc;rL r ';' ou¡¡

-.

blar.o ugi"r, rno..n,r¡.cl n.gr¡¡ ru4\re 'ori'i'r'ror tlJ- d''fue

;:;:J... ;.,d"..*.;...

"r.""". n i..o "', err.' ic,." J I I J"

nás oscu¡o de la vid¡: de1 mal, del infonunio y de 1a mucrte'

Pcse a 1o siniestras quc puedan ser algunas de esles ¿socr¿cnnes' la

rcpa nee,¡ h¿ estado dc moda en m"chas épocas ,r' lugares <lcsd el sieLá

XtVi A¡ne HolLanáer, en Seeing Tbrough Clo¡¿¿J' hr indag¡do en

i¿ hkto¡ia de esta moda con norable agudeza y erudición Como señau'o

Je c"nj-rt"' reó o' Por ( n ero 4 'r\ P^ (rr¡ro

pu-J. ren<' nr.no' nrn rr. ¡Jo' r u¡rd r"do <r n Lnd^ \ I !c'r'do

i..

o cla¡os. la entrada de un ho¡nbre o una mujer de

-,t".. ';"*

n"*.n o*¡" **. u".nortre impacto dramático Dependiemlo de 1'r

'l',1.";i;. '' ¡.1 ¿" L¡ inclumi¡taria, el ¡ecién llegado pucde parc-

"*il"

.,.', r",',l

' ¡"|i,, Lu^'or-l' ¡d"

"

'

u"lq re

'

'' I| ,r'i JcHrnle( l'

,l.r LL,, , , ,l ,,, | ,1,, , l, r¡r,, ir r ,1c*s¡cr.rciórr qLrc h:rce quc el

',,,


,¡4d¡ry¡*ei,

.r08 rl uNcLAlr Dt tA,\t(rDA

fcro de l¿ cork danesa p¿rezca falsa, ignolante, supedicial o ingenua.

Los novclistas han jugado a rnenudo con estas conf;onraciones y"ambi

gúcdades, tanto en la ficción popular (las sotanas negras de los mal.mdos

monjesy de las beltas y peligrosas d'rh lad;as de"la novela gótica)

como en la iirera¡ur¿ seria: en la novela de Hawthorne La leta iscarkta

(The Scarlet Letrer), por ejemplo, tanto e1 clérigo adúltero Anhur

Dimmesd¿le como el vengativo marido agraviado Roger Chillingwor-th

cLr.rlquier r rcro esr ilo cue de un a.pe. ro damir i. o : qu:en lo v;sL.r

c'r, de. in)Jo r po rcne de "nod.r. y cl r"o del negro no ha .ido un¡

excepción. Hacia finales del siglo XVI la ropa reg¡a se puso de moc¡¿

en la cone español¿ para ambos sexos, aunque modificada con la adi

ción de un cuello blanco o gorguen A par-tir de este momento, ia ropa

negra de etiqueta para hombres siempre fue acompañada de algún ó

que de blanco en el cuello y/o las muñecas, sugi.iend" q"¿á q;.

que puJie.:r ,elomb-io. o irclu.o peligro,o.. por debrro enn ""n-

no_

b e\ \ pL o\:_ v rr.¡br<n. por \upue.ro.queno ib.:n verrido,deneg.o

para ocultar Ja suciedad. Las mujeres conseguían el mismo efecto con

coli:,. ,<1o' ¡ ,o.¡. bl¡nco,. ¡urque ro llerasen un . uello o ur pañrero

ocl i¡rrmo color.

Como los estilos de las naciones politica y económicamente dominanres

tienden a universalizarse, no es de extrañar que e1 negro español

pronto se pusiese dc moda en Holanda e Italia, y también cn Inglaterra,

donde hacia finales de siglo Jo llevaban los concsanos de IsaÉel v

con frcc¡.n. i¡ l¡ reir¡ ni.m¿. i n <mb¡-go..u¡ndo roo" e nurd,

¡dootr un¡ noJ.r er ,eguida der; Je .e. rn:.¡ v ¡p¿,jon¿rre v ,e corvierte

primero en una moda convencional, para pasar después a ser sim

plernente resperable y finalmen¡e monótona. Tal fue el destjno del co-

1or ncgro español. Hacia mediados del siglo XVII estaba pasado de moda.

y sugeria vejez, sobrio profesionalismo y piedad retigiosa: lo lleraban

los clérigos puritanos y sus familias, y tamiién los cJmerciantes prós

peros y piadosos. Durante los cien años siguientes o incluso r¡ás allá,

cl regro.on d.enro. h an.o. era má".e"peLrb e qur moderno o.urev -

do. No fue h¡r¡ l.' -e!4lJcior r"mjnr i¡ . u¡noo -c.obro p¿rr, d- \u

sobrecogedor efecto original.

Durante la segunda rnitad del siglo XIX, como ha señalado A¡nc

HolJ:nde-. hrbo do, ripo, d. rop¡ "cgn...el

re¡'ro.ob o.., .rr,.r, i,,

nrl ) ¿bneBrdo. v e ncgro d rnjrico. ,o,iL¿rio v Ji,rircu ,1,.. '

rrr

dos, enlple¿dos, abogados, médicos, c1érigos y ancianos ltcv¡b¡¡ cl ¡,.

gro sobrio; los ricos,r, modernos ct negr.o rJramático. to quc Jisri¡¡ri.r

a uno de otro era la riqueza de los tejidos y la sofistisción del discño.

más, por supuesto, el aspecto fisico 1, la clase del usua¡io:

...eI¡eg.o "cmocionái" podía ser de delicado rerctopelo, l¡n¿ fina o sedos:

gasa, de complicado corte y rebuscados adornos ¿ veces brittantcs.

El nego neutro en econónico y dundero, v dishul¡ba la¡ n¿nchrs.r

En la vida ¡€al(como sugiere Hollander) y también en Ia ficción,

estas categorías podrían quedar difuminadas. La muchacha pobre con

su sencillo vestidito neg¡o, como Lizzie Hallam en Nuesno común amigo

de Dickens, podia ser prescntada, o prcsentarse a si mism¿, como r¡n¡

heroína dr:rmática, mientras que ancianas respetables y raciturnas podían

gastar gmdes sumas en s¡tenes y velos negro azabache.

N¡cno o¡ ru¡o

La moda victoriana para ei luto puso de negro a muchos b¡itánicos

y esradounidenscs durante años, y a1.udó a hace¡ de és¡c e1 colo¡ más

respetabie para la ropa de mujcr entre las personas de más de sesenta

años. En los Estados Unidos se espcnba que la gcnte vistiese dc luto

dunnte un año rras h muerte de los padra o los hijos, y seis meses

en el caso de abuelos o hermanos; hasta a los niños más pequcños se

les ponian trajes negros. Se suponía que una viuda o un viudo tcnia

que llorar visiblemente la muene de sus cónyuges duran¡c d<¡s años,

y podía oprar por hace¡lo permanenremente, como 1¡ reina Victo¡i¡.

Para los Lombres, cuya ropa de diario era de colores oscuros, l¿ indumentaria

de luto no exigía una gmn alteración de1 guardaropa, pero

p:ra las mujeres suponía un ajuste complejo y caro. Como las famiLias

victorian:s er:n grandes y la tasa de monalidatl alta, a veces se debió

de considcrar que no mcrecia la pena tomarse la molestia de encargar

o hacerse ropa de color, espccialmente dado que había muchos estilos

y grados de luto posibles: podia ser monótono i, melancólico, elegante

y dramático, o incluso scxualmenre excitanre.

Hoy en dia el luro fo¡mal sólo se obse¡va cn los jefes de Estado,

v muy pocos hombres visten de blanco y negro, excepto en las bodas

v tn los b¡ilcs rL,sociedad. El traje de etiquera masculino sc ha conve¡-

titi. rn ¡r.rrl,,r,li,l.r c,r l¡ indur¡enraria de oficiales i, funcionarios, y

..... ,t, !, t. I t,ttt\. t,¡., \// \Na

t09


2ta EI- LINGUAJ! D¡ LA IIODA

coloR Y rs¡awADo

t|l

DrinciDalmente de los camareros en los rcstaunntes caros En el escena

iio, ni ob"t"r,t., .o-o ha señalado Anne Hollander, personaje dia-

"el

L;'1..."" a. ncsra de hombr cnr'errá s¡bo' h¡r¡

'u

-p, "lquar

bienen,rrdoc .iglo ú . f'.' r':ieLpropiadopanel.mago plr.DÉ

cul¡, incluso de iía. Durante la primera mitad del siglo XX fue la indumentaria

quc se identificaba popularmente con lavileza sexual; como

la versión diurna (lcvita regra y Pantalones a raFs) fut la indumentaria

que sc identificaba p"p"lr'-"nt. con la vileza financiera v po'

1itica,.l

NEGRo DE NrcocJos, BoH¡Mlo Y NEGRo MARI¡N BTANDo

Para hombres, el equivalente contempor'íneo del blanco 1' negro del

,;güXlx .l t'rl. gi;s muy oscuro' la camisa blanca lisa y 1a corbata

".

"Jg* *t'-h", it¿umentaria clue, como su predecesora, puede ser

"";,

-ánó,o.t,.'.,:,

"., pero qu, hol ' r oi¿ e' 'dnn'itica '

'¡nmcnre

suei"re por el .;Fr nr'o 'eried:d.

equil:br io. {or nrlidrd v doninio de

'i

i,.'.o. L' en-pre'.r'ia' o p-ulcronale' '¡rrbién llev¿n ¡ 'ece' un

tr¡ie nesro wn" 6tu'., o'rn.r' to' ¡''oro de roru¿rio sugieren e"':

.,mbin-,ció" pr'¿.*.," un ele.ro de ¡uto'id¡d y dominio¡c devco'

.ei¡ r.rund¡m, nre pyr gererar corfianza ¡fe'r' Aún n " Puede \<'

.i'J.1,.,. *''i,...g'á que x hi'" popurar.po

er lo'

.prirnea.'ez

¿ño'.inc,er'¿.csPeci¿lnenleermuie-e'de udrd 1'a de m¿\ de trerr

ta años. Se suele lleva¡ con accesorios de mucho colorido y coa una

o tlos piezas de joyería caras, y es el equivalente contempoúnco del res

p"'rbü 'r'én

resro o r.r p"pelir.: de l¿ n¡rr"n¿ ricrori¡n¡

'

E1 negro también se puede en la actualid¿d En oca-

"dnilático" "cr

,ione. Jp¡_e( e er un .orrexló( on\e1.ro1¡1. con'o c¡¡rdo u ra ¡dore'

'.nte ourl¿ o n' i¡ d¿ 'r.u' pad'e' pa'a oue e d<icr po"ere ur t.e<'-

do negro nur c, ñ:do y

: Pruvo,¿ri\o P¡r¡ ¿ ur b¿ile ¡*<b¡¿nJ¡ el

;;.',;."'.rrl"

de .1a",. Pero to' e;cnPl"' n"¿' tien:li

" ',..";pañe'a'

.rLi.oL d.', irdunert¡ri¡ roninric¡ n e rcgn dr e'te s -

'omoler¿n'

slo l-¡n p,oducido lue: de l¿'o'ieJ¡d bu guev De -rlo'

uno.d'

'<

L, nj. du¡dero. h¡ .id" lo q¡e Anre Ho hnder 11rr'r -nc¡t" b l c

nrjo moderno". En este estilo, la prenda esencial para ambos scros cs

un jersey negro de cuello vuelto. Con frecuencia sc llcva con un<x prn-

."to"* n"grá' ¡." a caso dc las mr-rjeres, con unr frlclr ncgr't v ntc

dias o mallas rambién negral l-os hombres bohemios mode¡nos suclen

llevar el pelo más largo de 1o que está de moda y a menudo ller,an

ba¡ba. En cuanto a las mujeres bohemias modernas, es habitual el pclo

largo iaciq aunque no es esencial; lo que importa, no obstante, es que

no haya signos de visitas al peluquero. E1 negro bohemio moderno ruvo

su origen en Paris tras la segunda guerra mundial y enseguida se convinió

e¡ l¿ indumenta¡ia esránda¡ de los intelectuales, anistas y estu

diates be¿tnik. Conla adición de los pantalones v:queros, aún se usa

Rclacionado con el negro bohemio está el estilo que Anne Hollander

llama "negro

bailarina,, que se ca-racteriza por los leotardos, las zap¿tillas

de balet y (pára las mujeres) las faldx de bailc negr:rs. Como

señala esta autora, lo popularizó en los Estados Unidos Ma¡tha Gr:aham.

En la actualidad parece que lo usan bailarines profesionales y afi

cionados de muchas escuelas (ballet, baile moderno, étnicq claqué y

comedia musical), en ocasiones con la susritución de prendas de color

por las negras (se prefie¡en los tonos oscuros y subidos de rojo, azul

y verde). Esta indumentaria parece indicar un concepto sensible y serio

de la viday una devoción i¡¡esistible hacia elpropio arte, y a veces

lo llevan. ¿demás de l¡' b¡ilyin¡'. la. acrrice.. mú.ico'. pinroru. y poe

tas que desean tr:nsmitn el mhmo mcnsajc. Una ve¡sión modificada

del negro bohemio o de bailarina, que combina el jersey y las mallas

negras con una falda amplia hecha de mahón myado, 1: introdujo ya

en 1943la b¡illante diseñ:don estadounidense Claire McCardell. Con

va¡iaciones en el colo¡ y la longitud de la falda, esta indumenraria ix

han llevado mujeres intelectuales y del mundo dei ar¡e durante casi cua-

Un tipo más arnenazador dc conjunto completamente reg¡o, que

también data de ios años cuarenta, es lo que se podría llamar "negro

motorista". Este loo,é, favoriro de los adolescentes de dase obren Gn

Gran B¡etaña se los conoció como rocÉers) y popularizado por una de

las primeras pelícr:las de Marlon Bnndq ¡9lzal(The \rild One, 195a),

estaba muy inspirado e¡ 1os estilos de los fascistas italianos y los SS

nazis, aunque esta conexión nn vez se ¡econocia públicamente. Incluía

cazadora y boras de cuero negrq pantalones negros, c¿mrsetas o je¡seys

ncgros y grandes gafas oscuras. Las cazadoras y los pantalones solían

¡dornarsc con brillantes crem:ileras, broches a presión y pasadores, y

.r¡rcnuil,¡ r.rrr¡l¡iirr con insignias impresas en colores fluo¡escentes. El

clcero rtr',r,rrirrrrr,,n.r.'t,r i,r<lLrmcnraria d¡ba a quien la llevaba el as

¡"rr,',1, orr 1ra'r¡' ¡r¡r,r. 1.ri,ü1,' (lc rrnr pclícuh de ciencia ficción,


212 IL IINGU J! DI I.A MOOA

Unó dc los srilos nis du¡dcros d¿ét si

glo $ lo qu! sc hr ll¡¡rdo .resú bohe

mio ¡roderno". Lr Pr¿nda blsictr Prñ nru

je¡.s un jeNy ncsm de cucllo !üelb co¡

un¿f¡ldtrcoúpldamenk ncgn o de color

Erc conjunto io¡oBm{i?doc¡ 1943 Por Srd

Gú$r¡rn, nós p¡rece hol co'¡Pletrnc¡E

un efecm quc se ircrementá cnormemente en la ¿ctualidad con el uso

obligatorio de cascos de plástico que parecen cabezas de hormigas mons

Lr ¡opá negr¡ pu.de cvóc¡.lo\ ¡odcrd de

L¡oscu¡ ¡l y arbió¡ lor de I¡ lü2. Con

\ü ¡úri.¡ negn anclD t ftkr$tr *nd¡

li¡s abid* el ¡cc¡¡ 6 rulneDbl.y no rt

sülti ¡¡¡¿n?:¿dor L.s .eñidrs w r¡sifen

¡es prcn¡as de r!.ro ¡e color lr.gro

mo¡orút¿, r nodo d! i.rhrlu'r ru8i..cn

rgFnón ) violen.ir, sp.lixlmentc ru¡¡

do,c.mo¡tui, vrn decoud¡icotr iDstsn rr

nzn san ¡¡¡¡.,sc¡, 1967. F{ros,Jfi¡ ¡f

GRI5: MoDEsrrA Y MIsrERro

t I eri', q.,c ¡o e' ni negro ni bl¡nco. 'ino

un" . ombrr¿' ión J' '

do. co-nu ¡ :o., e. ur . ol"i .rnb:guo c ;rdefinido qLq ere n:pl' 1 \r '

ma, huno y crepúsculo, condiciones que desdibuian las formas 1rr -v

colores. Una ináumentaria compleramcnte gris puede ser indicio di

oue ouien lo lleva es un individuo discreto y retnldo, alguien ilue ¡ro

fi.re p"'". inad".nido o alguien que, 1o quiera o no' sc confurulc ¡'rr

el p¡i.¡i<,conoocu e.on tly e'i*""..n robru'l' Vrr¡:rrrrV'"lr

4l Ja"o Jo rhe l ighrhor'cr', u;nuo un, n-. \'r.h.' rrr'r' v I v 1""':r'' 'l

." t" t'"t,imi;¿n. .Se des"rneció..."' cuc'rti cl n¡r t ltl( )f "! !r

"'io

'l

vió m¿is disc¡eta quc nunc;r .on su vcsriiliro c'rrlplet trtt'ttt' 11tt'

l-.r rop,r gris r:rml'iirr sL¡qicn (lrre,lrricrr l.r llrvr '^ "rr't 1r''''tr't t"'

teriosa, ambigua, enigmá¡ica. Tras rnorir 1a señora Ramse¡ Lily Briscoe,

tratando de ¡cco¡da¡la, vc su imagen en gris, como fantasmal y

silenciosa. Esto es ace¡tado, pues los fantasmx, cuando oo

sáúnas o mo¡tajas, a menudo llevan una versión compietamentc "pare..o.on

gris

de sus ropas anteriorcs, como la Elvin de la obn d,e teatro t./n eEkta

bnlón (Blithe Sptr;r), de Noel Coward. (Esta moda de la ropa sobrenatutal

prcJ< que lc deba algo rl h<.ho de qre dunrre nucho, ¡ño, 1..

inr,'¡.afi:'. oor medio u< l¡.u¡les,olemo. re, ¡ lo,

prirnian en bianco y negro, o bien, más a menudo, en tonos dc gris.)

iintre los vivos, csto depende en gr:n medida del tono de griique

sc use. Un ron<, oscuro, como en elfamoso "traje

de franela gris, del

Irorrrl,r'r1,, rrisrr i,r (,,¡li,rmist¡ de los años cincuenta, puede sugerir

,,',r\,¡r,,,'i,l .,,,,, ¡ i ,.

i ,, t L ,, r i,¡, i( 1.7: L,¡ ocLrtr.rmicnto de ta i¡dividuati,

,1.,,1 I',,',,.,,,,,.,,,,.1,,,,1,,,,,n.,1,..,t,,,.¡xrrnrlgit..rs.Anrcdidrqueel


I1.1 LLLL'.1\LL't\\f,¡I/\

De gris v blanco, con una aurcole blanca, Do¡od¡r.r ,. ,,',, ,

', ,

sanr.r secular; elamigo rrLista de L.rdislar-. que quierc pinLrrl.r. ,11..,1,',

1¡ i estiría dc monja. En la Inglaterr: victorianr, el grn y el bl,rnc,, c,., Lr

los colo¡es del meclio l"to. La indumentarir de Dorothcr sugiere .1sj

tant,-, pi.did.r como cestidad, 1. d: ralor a 1a implicación de que su ma

rrimonio es físic.r v emocionalncn¡c un frac¡so.

RoJoi AMoR [ ]¡-{

¡ D

"lo '

-" ".. 11 r ',,r. ";

,- "

,ró

'd

- "

nú a ú.rudo s rprcrr.o¡ ui:r ón com¡]tm:emc gris Lic \u PruPia rot¡ L ¡on (or

be|| CliL¡.n \irebb] P*S v..d tn ¿,ir¡¡nt l,.lon, dc Noel Co*¡rd (191r)

sris se ¿ce¡ca al ne'¡ro sucle h¡ce¡se más vivo,v dominante, l' Puede

isumir también ¿lgunos de sus significados ncgativos. A medid¿ quc

,lgr ..c...e-.r .( r'.r

l

Lr¡ r:¡c,rnLo refin¿do o un refin¿r¡icnto enc¿ntador, surileza,v sensibi)i

,l.rrl. Un gris mu¡, c1.rro sugicrc que l¿ i¡occncia del usüerio esta rnr

1,rct,rrd,r rlc conocimiento dcl mundo, Posiblementc de trúÉza o p.

| ¡ l4i,lllot¿n:h, ,lc George Eliot. cuando Do¡othe¡ risi¡a Ron¡

't.

Junnrc sL, lu ¡¡ Jc nricl, su crcciente desilusión con su m¡¡ido' ¡si comt'

su inoccrci.r ¡, su r,inud csenci:rles, sc cxpresan dc cs¡a lo¡ma Cu¡ndo

\lillLadisl¿r,se la cncuentrn en cl\¡aticano la describe dc la sicuiortc

fo¡m¿:

lcstida con los roP¿jes gises de los cuái1ueros, su lars¡.¡P¡. ¡lr: Lr'rr'rLh

rl cuello, ib¡ eci¡dr h¡ci¡ ¿¡ús desde 1os b¡rzos. r'unr ¡rrii'".r nr''tr'

sin guantesen'ia dc alrnohrdr a 1a mejilh, desplazrndo un ¡'r " lr'" ' '

¡trís 1a bl¿nca Locr de castor qu¿ le enm¿rcrb¡ l¡ r¡ri , ri url L rl\ ' :r

EL rojo, .rnre todo. es el color dc la sangre. Tr.rdicion¡rl¡renrc simboliz¡

l¡ fuerz¿, l¡ r nalid¡cl v cl c¡lor, as1 com¡¡ la existcnci: dc un peligro

inminente. como cuando se ¿nuncia con una luz roja. FisioJógicar¡ente,

esre color proclucc ¡l verlo un aumento de la prcsión sanguinea,

del ritno dc h rcspiración y de los 1atir1c,s dcl conzón, preparándonos

p.rn cmprender una acción lisic¡ inmcdiar¡. Si l¡ ¡ercción es intcns¡.

como urontar e¡ c,ilcn, podemos liter. mente cn rojo> conl¡rme

"vcr

1a sangrc nos sube al cerebro¡ agit.rr un trapo roJo xnt€ un tofo! presu

miblcmen¡e, ti€ne el nlislro efecto. La pasión sexu¿1 e¡hibe también

una bandera roja: tanro lx homb¡es como l:s mujcrcs, cLLando se exci

rr¡. cnmjr.cn (se ruborizan). No es dc cxLnña¡ po¡ tanrc, que las prendas

de colo¡ esc¡rl¿t¡ o carmcsí sc halan asociado tf¡dicionalmcntc con

1.r agresión y con cL deseo. L.rs ch.rquetas rojas dc los soldrdos y los

cazador¿s dc zor¡os, los les¡idos rojos quc lLevan ciertas.rnujens dc

La lida'¡'en la histori,r y cn la literatun, son ejem¡los oblios. En e1

pr<l.¡ r, ,^j1', rn¡n

'i.-< u, .'q

no aceptado de la sexu;Llidad ardicnte. En Ur ¡ranvía llarnado deseo (A

S¡¡ee¡c¡¡ Name<l Dcsin:, L9a7), de Tennessee Villiams, Blanche Du

bois rparcce primero con unlvestimcnra cngañosam.'nt€ nocentc alucgo

con su nombrc:,.\r¡ vtstida erquisitamenre con un tnje bl:rnco de ra

foro5o cucrpo, collar y pendientes dc pcrlas, gu:rnres blancc,s I' som'

L.n'ro". Sin emb.rrgo, en prii,ado llev.r un quimono rojo, dcscrito en las

,r.o¡¡cionei csc¿nicas como una.l:¡¡¡ de s¡tón csc¡rlata,, rer,'e]¡ndo así

,lui rn rcrlid.,d es impun, una ninfón,ana de hecho.

h1 quc doninc la agresión o el deseo parecc dcpcnde¡ ranto del tono

,1. r('jo quc se llete como de 1;L sinración. En genenl,los rojos quc ticnden

lir3r.rnrenre brcia mondo ¡,/o neg¡o parecen tencr una releción más

,li', ir., .,,,,.l .cro. EL briLhnte c.rrmcsí

de la rosa dc da-

'rLcrciopel:rdo


2t6 !L LENGU-{[ I)T LA \IIT]DA

masco se asoci¿ a menudo con la pasión activa; un carmesí oscurecido

parece sugerir una capacidad para 1a pasión que, aunque pn:funda e in

tensá, está en la actualidad satisfecha o dor'¡ida- Un rojo con tendencia

a naranja, por su parte, parece conducir más hacia la agresión. Como

esc¡ibe Goethe en s.:, lloria de los colores,

El lado activo está aqui al nráximo de su enetgia, v no hay que er.rt:'

ñrse dc que a los hombres impetuosos, robustos y sin educación les

plazca especialmcnte este color Ent¡c 1as nacionesahaiesc ha obser

udo unive¡salmente un¿ inclinación hacia él.r

A los niños, como señala Goethe, les gusra el color rojo; aunque

esta obse¡vacjón la hizo en 1810, aún la podemos confirmar en cu¿l:

quier clase de una escuela elemental. Sin embargo, cuando la cantidad

de rojo de una indumentaria es pequeña, puede se¡ difícil adivina¡ su

significado; una corbata de color rojo vivo puede indicar energia física

y un inte¡és irtenso por 1a vida, o puede ser señal de radicrlismo polírico.

Los tonos más débiles, desde el rosa oscu¡o hasta el rosa camarón,

parecen tencr relación con los afectos- Un ¡osa fuene es el colo¡ tI¡dicional

del amo¡ romántico, tanto sexual como emocional. A medida

que se ra añadiendo blanco (pureza, inocencia), el contenido sexu¿l dis

minuye y finalmente desaparcce. EI rosa 1o suelen llevar con mayor {recuencia,

en nuestn sociedad,las rnujeres de mayor edad y las ninas prea

dolescentes, de las que se supone que tienen en común un sentimiento

de fuenc afecto, pero no de pasión. Cuanto más vieja o mJs joven sea

la mujer, más pálido es el rono de rosa que se cree apropiado para ella,

como podemos ver en los anuncios y en las estanterias de las tiend¡-s

de ropa. El rojo vivo, couencionalmente, está restringido a las muje'

¡es en los aiborcs de su sexualidad, y se piensa que es muy poco fa'ore

cedor (es decir, impropio) para quienes ya han superado esta erapa Por

otla parte, no se pjcnsa que sea poco favorecedor para ios hombres ma

yores, aunque el que tiene más de cincuent¿ años y se pone una camisa

e..¡r'¡r¡ e.r.i rcirincic¡rdo. com" ..r..o.ga" v¡rone. m¡ io'.re'.'

derech" ¿ un rlo po enciat o rgre':.o

'err;

A¡,r¡flrl¡: JUVENTUD,

¡srEtANT^ Y AIEGRiA

El amarillo b¡illante, el colo¡ dcl sol, aumenta la presión sanguínea'

el ritmo de la respiración y los latidos del corazón igual que e1 rojo,

aunque ei efecto no es tan sostenido. Se asocia con la 1uz, la alegria,

la juventud y la esperanza. Ace¡tadamente, las omnipresentes insignirs

v pee¿Lin.r' que hrc, poc., not o'den,b,rr que o que 'onrie'emo' P¿tj-

'.."r r. dia ei¡ r por lo ¿ener¿r d( e'rF.olor' tl-n inglé' colo

quial, "r""

se¡ es ser un cobarde, quizá debido a que cuando tenemos

miedo la sangre a menudo se nos m de la can, dejándola de

"ama¡i1lo"

un color más ama¡illento que antes. Este significado de ia palabra no

se tnnsfiere, sin ernba-rgo, a 1a ropa )

El ama¡ilio es un color frecuentc en la ropa de niño, especialmente

cn Ia de los bebés y los que empiezan a andar, y manúere su poPul¿rtdad

hasta la adolescencii. Con el paso de los años se h¿ce menos habitual,

aunque los tonos más claros (quizá representando- una juventud

v un oorimismo moditic¿do'l lo. .icue¡ ¡t¡ndo lo' ¡dulLo'. po o ée

'n.ol ,o..-do p.ure de unr ino.rn"n'r", n'uhr,olor' FI homb'' o

la mujer vestidoicon una camisa o un vestido de colo¡ amarillo cl¡¡o

se asume que sor Penonas optinistas y ertrove¡tidas, o ¿l menos que

en ese momento se sienten bastante aleg¡es y sociables ?or otra parre,

los adultos que ller,an conjuntos compietos de color amariilo marga*

na o manrequilla (a menos que estén de vacaciones o en el club de carnpo.

y a veces hasta en tales casos), se juzga quc son un poco tontos o

i.-"4"-". t¿r.tr" populares, para los adultos' son los amarillos

oscurecidos: oro, que -is poiasociación sugiere riquezay prosperidad ma-

L. ir. o guL.¡g¡n-b,. rz,:lrjn v cur1. en,lo' que unr :rtu'i"n de mr

lÁn rerro.o rontmr'{n¿ l¡ lmpre'lon dc 'n8en.ro

enlu'lJ5rlo

En cienas pro{esiones la ropa de color amarillo intenso se usa por

razones utjlita¡ias. Los impermeables, los pantalones y el sucste de co-

Lor amarillo de los pesedores y los bomberos los hacen más visibles

en 1a oscuridad, la biuma, el humo y la niebla; los uniformes que utili

za la policia cuando hace mal tiempo, por la misma razón, son con

frecuencia de este colo¡. Además de ¡ene¡ un valor pr.ictico, proyccran

una sensación de energía ¡' optinismo que bien podría ser útil en una

siruación de c¡isis.

a T.linn \\inlA¡rs von Cñ(r],!. Z¿,¡ d a;l.,,r. ri¡

i.rl. fu,

r-(


218 EL t¡\cuAj¡ Dr LA MoD^

coroR Y EsT¡-\llADo

'I!

Azut-: AnüoNí{, HoNISTIDAD y F!

El azul, color dcl cielo y de las montañas lejanas, esrá asociado cor

la distancia; como señala Goethe en su Ieoría de los colores, supet "una

{icie azul parece retirarse de nosot¡os... Pero igual que cuando se aleja

un objeto que nos agrad¿ ros aprestamos a jr tr¡s é1, por lo mismo nos

gusta contempla¡ el azul, no porque él avance hacia nosotros, sino porque

nos arlasrla tÉs de sio.5 ?sicológicamente, el azul tiene un electo

tranquilizador, reduciendo la presión sanguínea, el ritmo de la respinción

¡' los latidos del coraán; se ha asociado tradicionalmenre con Ia

armonía, la serenidad y ei descanso. En la Edad Media el azul en e1

color del amante legítimo y del siervo fiel, y hoy conserm parre de

su significado. Siempre ha sido un colo¡ habitual en la ropa de trabajo:

el campesino o el aprendiz medier,al a menudo llevaban una rúnica ;,

unas caizas de un color moy parecido a los pantalones y las camisas

vaqueras actuales. El azul rambién simbolizaba la fe en el sentido ¡eligioso,

y por e"xtensión la humildad y la devoción; en el arre religioso

está asociado cor la Virgen María, 1a sierva de Dios. Políticamente, en

Gran Bretaña irnplica opiniones consenadoras, una aceptación leal del

satu quo. Como explica Britannus en Clsar 1 C/eopata, de GeotgcBer

nard Shaw (1898),.el azul es cl color que ller,an rodos los b¡itanos de

buena posición. En la guerr¡ nos teñimos el cuerpo de azul, de tal ma

nera que ¿unque nuest¡os enemigos nos quiten la ropa y la vida no pucdan

quitarnos la dignidad".

Actualnente, en la mayo¡ia de las nacjones occidenrales, el azul es

el colo¡ más común en la ropa. En vacaciones cualquier muhitud, vista

desde lejos, se convie¡te err un esrampado moteado de blanco, ¡osra,

do y toda la gama del azul, desde el pálido hasta el marinq con acentos

ocasionales dc rojq rnarrón o negro. Cuando Ia multitud se compone

mayoritariamente dc jóvenes el azul es rodavía más dominantc, debido

a la ornnipresencia de la ropa vaquer¡ en esr€ grupo de edad- No obs

tante, por si mismo el azul de este tipo de ropa no se debería interpre,

tar como indicado¡ dc armonía, honndez, humildad o cualqu;en de

las otras cualidades asociadas con este color Pero sí se puede asumir

que qurenes suelen acompañar sus vaqueros de un Je¡sev o urra camis.t

azul son nzonablemente rectos y trabajadores y que se conforman con

1o que la vida Jes ha deparado.

L¡ mezcla del blanco con el azul, como ocurre con el rojo, lrrxlcr.r

i /¡¿, pr¡. /30 /31

la enerqía del mensaje. El azul claro sugiere reverencia más qtrc Lrrr.r rrr

tensidJ de la fe religiosa, comodidad más que Profunda ¡ehjación' $

fuerzo seguro más que tnbaio fisico intenso; par: el empresario.o le

.mpre,ari¿ con.erv¡dore' e' L ¡|ernatir¡ rradicion¡' ¿ l¡ '¡n"i'¡

o

l¡ blu.¡ bl¡n.¿. tr'u¡l queel ,o.¡.e.un.olorirec¡en'eennrñ¿'r nuj.."s

rn"y"..", au"q"" in ambos cxsos imPlica un caricter más tranqui

1o y más reservado que el rosa.

A mcdida que el azul tim hacia negro, se hace más serio. El azul

marino es el negro sin sus coÍno¡aciores más oscums de mue¡te y pecado,

aunque collseffa su tono de importancia solemne, e incluso parte

desu sohsticación, si bien de ningrin modo toda ella Al mismo tiem

pq aún lleva consigo las connotaciones favo¡ables del ¿zul' declar¿ndo

que quicn lo 1leva es hastá cierto Punto equilibndo, trabajador v digno

ie confianza. Se encucn¡n' por i¡nto, muy comprensiblemcnte! entrc

los p¡efe¡idos po¡ tI¡bajadores de todo tipo de profesiones, desde el banquero

inver.i;n;ra hatr e'em¡le:do de uni gr'ol:nera'

'

Fl gri.. que apagl y 'uaviz,r

e ':gniI;.rdo de rodo' lo' colores t:ene

.l .'.no azul. l-lcolordel.rp'rz.lrrrrnonia¡ l; rchi'r

'.i.i'o "obr..l

ción, mezclado con cantidades de gris cada vez mavores' implica suce

sivamente resignación, melancolía y tristcza. En inglés coloquial las pcrsoras

que estan Gzules" esrán ¿eprimidas, pero ruamente llevan este

colorp;imario; por contra, muy a menudo van con matices dc gris ¿zul.rdo

y con.omo nr,ione' de azul y g'i'.

R€SP¡T{BTLTDAD ?RITLA.RIA Y cIiA¡AcÁNERíA

sTcuNDARIA

I¡s colores secunda¡ios, el nrr¡nja, el verde y el púrpum, so¡ menos

frecuentes en la ropa que los primarios, especialmenten épocas

conservadoras. hdividualmenre, y aún más cuando van combinados,

'ugieren

lo rnu'L,al. lo originrl- lo peculr;r: un reirdu e\rrnP¿Jo cn n¿

oij". g.''y pú'puo pure.e mis ll.rmrtivo y mi' er'óri.oque el mi'no

dis"n"."

y azul. En ciertos países' el naranjase utiliza

'oj", "-a'illo

r rnenuoo D¡r¿ lr ropr de .ezuridao por 'u ¿lr¡ I isbi'id¡d (mi' ir' u'"

quc l; del rm:rilloi. Ln. rgenrc' de tniii.o lo' ccli'.r' por h no'he

u l,rr ."zado.." en ios bosques lievan prendas de un naranja brillante,

i¡si fi;sforc.cente. En parte, quizá, como consecuencia de 1o anterior,

c,¡c c,,1,', 1,.r llcl,llo.r sifanificar peligro Y a ser una ll¿mada de xten-

, i,i,r | .r.¡li, i,"¡r ,le,,^¡,,l,l,rncr,.rl nrr.rnja suaviza cl mensaje' aunque

,,,,,1, 1r,"1,, 1," lr,,¡r,|'r,",I, |.r *cr,r tlc II¡rc Krishna cicrtancnte


220 !r LEr{cu,\TÍ D[ tA t4oD-{

cr()LoR Y tsL^Ñlf^lrr

rrl

están llam¿ndo la atención cuando lan por las calles de las ciudades

b¿ilando v cantando con sus rúnicas de color nannja claro; ¡ si se va

con prisa por llegar a algún sitio, o si se es padre de un adolescenre

r,'ulnemblc, pueden representar un aur¿ntico peltro En la vida coriente,

lleva¡ un vestido o un traje naranja, o incluso de colo¡ melocorón, albaricoque

o ros:r salmón, es exigir que se fijen en uno. (En pequeñas

nciones -un cinturón o una bufanda, por ejemplo- esros colores pue

den parecer simplemente alegres.)

VEI¡E: pRoscRlTos, HADAS E IRL{NDrsEs

El verde es, por supues¡o, el colo¡ de la hie¡ba, 1os ;írboles y todos

los cultivos, del campo y no de la ciudad. Una luz roja hace que nos

peremos y nos avjsa de un pelig¡o, o, en ciertas áreas urbanas, dc un

tipo de púctica sexual peligrosa. E1 verde nos ianza a la iibened de Ia

jungla y del bosque. Lo lier.an, más caracrerístiemente, el proscrito Robin

Hood (originariamentc, según algunos esrudiosos, Robin \lood)+ y su

Al ser el color de la vegetación, el verde tiene antiguas y fuenes con

notaciones con la fe¡tilidad y el crecimiento. Es e1 color que tradicionalmente

sc asocia con la magia y lo sobrenatural. Las hadas de Gr¿n

Bretaña suelen vesti¡ de verde y a veces tiencn los ojos verdes, el pelo

vcrde y hasta la piel verde, como el Homb¡e Vc¡de del folclore y el

Cab¿llero Ve¡de de la le1.enda medieval, que pueden de¡iva¡ de dioses

naruralcs pag¿nos- Vesri¡ de verde a menudo impiica una conexión con

los poderes dc la naturalez¿ o con la fue¡za vital. En la obn de Virgi

nv. \Ioolf AI Jiro, la señor:r Ramsey, a la que se p¡esenra como una

especic dc diosa secular de la natu¡aleza, Ileva un chal vcrde con el que

cub¡e el cáneo dc jabalí que en el lib¡o sirnboliza ia mue¡re.

Durante la época de auge de la magia y de 1a libenad, f¡ente a l,:-s

restriccioncs urban¿s de finales dc 1os sesenta y principi os de los setenta,

el ve¡de fue casi tan popular como cl azul entre los mdicalcs; Ios

tonos preferidos eran el verde musgo, el verde guisantc y especialmenrc

el verde oliva (quc mezclaba el ve¡de con un marrón terroso "narur:rl,).

+ gtrbrír ¿qui l¿ nnna ¡liliÉncir,lue cuando .n csp¡ñoludimos ¡ .rf r(¡!n¡.¡. ¡, I'

l¿re¡d¡ nrgl6r co¡ro Robin Hood Gotrúundo .1 no¡iúc cn su ldDr.riginrl

,to¡, sisnili.r

"d ".t,,,,

".ipuch¡

.osdi rl.udlo ¡. uo rhrigd r !u..u¿ls¡ rn'. h .,1.¡¡.i.1,,,,

s. lc llaDx ltob¡r dc l.! RoirL's 1"1,ü!us $ un,, ,1,¡,^ ¡,1,,.,1, ¡,,,,¿ -,1,,

"qDit',

I

Hoy en día son menos habituales, y si no hay en l¿ ir¡.lurrrrrrt ¡r r¡ ' 't

r' "

signo.que lo"conrnoigan. \epueden rom¿rcono'u¡.-rr' i''l 1'rr"'

pár la i'o.' .rl,rire

libre y de ur inreré' por l.r :.rdi., .r ¡ o l" r'rr r' ¡'

ios natur¡les, las tuentes de energía alternatiras, Ia acción ecológica v

La otra asociación imponante del para los anglosajones es con

"erde

el origen o ia nacionalidid hib"'nesa, con simpatías republica¡as

o xntibritáiicas. Hubo un tiempo -.n"do cn que exhibi¡ en klanda si

"

quicz un troro de reh terde en un acro poliri." g'aue. in'lu'o i.rLidico.

oue. la. ¡urorid¿Jes e"r¿brn..omo dic<'.r vreia erción. "colgando

a hámbres y mujeres por vesti¡ de verde>. Hoy perduran algunas de

estas asociacjones. Er lrlanda del Norte, la preferencia por el verde de

los p¡nid¡¡ios de la independencia se puede notar en Ia televjsión Al

sur¡e h f¡ontcra, también la compra y la exhibición de corbat¿s, bui¡rd¿s

y icncy. de co or ve-derivo-¡ deIr¡ie'deun¡¿r¿1'utirmenre

ue.do."- e' en cieno .enr id^ unr rf rn-rción Pol ic¿. que no piel

'

de su tue¡za cuando el hombre o la muier irlandeses viaian o viven en

el extranjero. Para las personas de ascendcncia irlándesr, más que de

nacionalidad irlandesa, el uso del ve¡de es menos serio; sin embargo,

es costumbre suya vestirse con alguna prenda ve¡de el día de San Pat¡icio:+

Como son muy pocas las personas que compmn roPx que sólo

se pucda usar una vez al añq cualquiem que posea un vestidq una camisa

o un jersey de un color verdc panicularmente vivo es muy Proba

ble que tenga nombre i¡laÍdés o algún antepasado irl:ndés.

PÚRPURA: RL{IJZA

Y VIII-GARIDAD

El mondo era originalmentc el color más ca¡o para la telx' Pues el

tinte que se utilizaba para conseguirlo se sacaba de una especie muy

nra dic¡ustáceo. Como consecuencia! er ml¡chas sociedades principalmente

la de la antieua Bizancio este color estab¿ reseflado pa¡¿

ia nobleza. l" púrpuo" llegó a significar ser de sangre noble,

"Vestir

c incluso en la actualidad ia ropa que utiliza la familia real inglesa en

las ceremonias dc co¡onación es de un terciopelo púrpura oscuro. La

invención de los tintes dc anilina en el siglo XIX hizo que el colot real

fucse más fácil de conseguir, y durante un tiempo muieres de todas las

c¡tcgorías soc;alcs se deleitaron con ioPas de deslumbrtnte m.rgenta,

! \rtr r)r' . " ",

L |r',ni {lc lrl]ndxr nL lt{ivid¡l \. .dcbr cl']i¡ 1/ d. m}b lTl


222 EL r¡NGUAt! D¡ LA \4oD^

ci-uel; ¡ orquidca. .rdemj. oe roio tuego y .!zul elé. r rico. Sin ernbargo.

hrc r finale' de e'ro, colore, quim:co,inretr,os

'iglo

haoirn come;rdo

ya a caer en desgracia: ahora se decia que eran chillones y poco favo,

recedores, y estaban asociados con la presunción y Ia Lulga¡idad. Ésre

er¡ e.oeci¡lmenLe el c.o d< lo. pi "pu"a" y los nor:dol eu¡ndo la ¡¡orrgoni'rr

de l¡ norel¡ oe F. \,a. F¿'.tet Lna habitoaón,an vt,u,¡+

Room s'rh I \ iewl sc pron elc J un hombre quc no le conriene, su

error se expresa en el lenguaje de la moda. El .vestido nuevo de color

.erezafdeT Lrc¡lha sido ¡n fra,¡,o., led.r un a,pecro derras:aJo m;ci.

lenro.. nos cLenr¿n. y,u propi: m.rdre la c"mprrr.on ur llamen.o.

Como.novia del ¡ico, esnob, frio e intelectual óecil Vise, Lury queda

atr:rpada (como implica el nombre de su promerido) en un to;D;1 Al

intentar complacerlo, ella reprime sus jntereses y simparías naturales

y. como. con.ecuen. ia. esro lc da un .r"prcro de ir',o lu¡o y deb lid,:J.

me¡¿rorrca y lrterá]mcn¡e.

.-fn' la ,.gund.r +er¡: mund:¡r lo, pú-purus riro, y lo, púrpun"

ror,/o\ go¿¿ron dc dn¿ cierta re. uperución. Acru¿lmerrc oL¡a veu h¿n

cardo en de'gracia. I io. ¡"csore, de re*u¡riose ret,eren r ellos como

colo¡es "de

ciase media !aja,. Lrs tonos más apagados del púrpun si_

guer. no obn¡n¡e. esr¿r-do d< moda. ¡ ¡ún cun.ena¡ p¡ne oe,u ¡ureol¡

org ndl d€ rr¿l,, e,pecirl. Lo. ro ror LiruelJ ¡ brezo sugieren .iqre,:

y elegancia, y se ¡refieren para la ropa de fiesra. Cuando el púipum

se mezcla con el blanco señala una a¡isrocr¿cia de mente y alma_más

que d< riquez.r I pode : prece molic:r r,n refin:nrienro ¡ ,nu..n,iU -

lidarl ¡ri.ric.r o e.nocion¡i espe.irle'. El homb.e con u.r¿ cániu o<

colo¡ l¿r,anda, la anfitriona de una fiesta vestida con traje largo de color

lil:. prrcen rener {u prercnd(rlo) pcr.ep.ione, mi" rina, v grvo.

mr( relrn¡do\ que \u\ In! ¡do' ve. dñ, d( rul o 'o.¡.

L¡ desitr¡. ón

contempoúnea deJ colo¡ lavanda como un indicador gal tiene"que uer

en p¡¡t€ con esras asociaciones. Cuando el púrpum se mezcla con el

gris,la impresión de sensibilidad se incremenÁ y ie hace almismo riem

po más ambigua. Ios malvas y violetas suavcs son los colo¡es de los

'ueño, 1 la. vi.ione.. de l¡. ilu,iore, 1 lo. en.arr.rmienro,.

M,lnnóN: rsralnroll,

rcoNoMí{r ¡RAT¡RNrD^D

El marmn, aunque técnicme¡te una mczcla de nannj¡ y ncgr¡ csrj

mejor considerarlo cono color por derecho proptu. Sc rs()c;,r (.,)n Lr

'r Ero\iAniln,..!nn¡,,r,r,r¡,¡!r,iLif.,t.,t\trt l,, I tr l

rierr¿ y con la ¡atunleza, pero con 1a natumleza en estado letárgico:

con el otoño y el inviernq no con la Primrvera ni el veráno. Es el co-

Ior de la Lie¡r¿ ar¿da, de los campos en invicrno y de 1a madera curada

o acabada: sugiere segurid¡d, estabilidad, fue¡z¿ En los países occidentales

es el colo¡ más habitual para la ropa de campo; los diseñ¿dores

de vestua¡io también lo recomiendan para los hombres y mujeres de

negocios que trabajan fuera de las principales ciudades y quieren inspr'

rar simpatía y confianza en sus ie{es, sus empleados y sus clieftes

Como tinte, el ma¡¡ón siempre ha sido banto y fácil de conseguir'

Un mar¡on cla¡o es el color natural del algodón, el lino y la lana sin

blanquear, y también de los cueros; y son comures las sust¿nc1as que

se utilizar para dar un tono m¿rrón más oscuro a los tejidos y los cue

ros. I-os m¡rrones pxrdos y g¡isáceo son txmbién los colores en los

que menos se ve la suciedad, y en una época anterio¡ a la aparición

ie las lavande¡ias ¿utomáticas, en la que el iabón cra caro y el agua pal¿

Iavar habia que sacarla de un pozo o del surtidor público y después

calentarla al fuego, ésta erx una ¡ecomendación importante. Estos co

lores natunles apagados los preferían también el ascetismo religioso y

la moralidad puritana, que desconfiaban de las prendas de vesú¡ de co-

Iores considerándolas causa del orgullo y 1a lujuria, ambos peca

"ivos,

minosos en sí rnismos y motivo de pecado en las pe¡soras. El marrón

y el cxtaño se convinie¡on por tanto en los colores de la piedad, la

Dobreza. la economia y l¡s ambicioncs modestas.

^

I-os ma¡¡ones medios y oscuros son discretos, tranquilizadores, sólidos;

sugieren seguridad y tr:baio arduo A menudo también implican

unaausencia de pretensionesociales, que puedcn por supuesro combrnane

con una posición social alta, indicándose esta última por medio

de 1a tela y el ione de la indu¡nenta¡ia. Un m¿r¡ón ama¡illento es el

color ideai para el camuflaje; siempre ha sido el preferido de los leñadores

y de aquellos cazadores que no co¡ren ningún peiigro de que les

disparen coÁpañeros de caza Poco diestros. Está asoci¿do, por tanto,

con las profesiones y las actividades de esPárcimiento que se suelen desarrollar

en los bosques' eza, pesca, tala de árboles, acampada, arcur

sionismo y otras por el esilo. El tono del marrón verdoso conocido

como oliva o caqui se ha converddo en el preserte siglo en el colo¡

habitu:rl del unifo¡me de campaña. Actualmente, incluso en el traje de

p.risrnr,. titnc un aspecro militar y sugiere acción práctica y agresiva

Sin lrr11.u .r,lrrrl.rs¡,,r cstr razón, ¡aramente se usa en la ¡opa de fiest:l.

lrl r¡.rrr,,r r' 'lrr,',

|¡rr su prr¡tc, es habitu¡l trnrc PaÉ el tnbajo como

¡,.rr.', 1," r,' l .' l¡ v, ¡,.ili,l,' y c*,rble. conrbinrn,:1o l,r encrgia y el

's{ru*¡'

22]


221 !L LT\GU¡JI DE L,'\ \Id)^

COLOR Y ESTII\II\DO

calor del rojo con 1a seguridad del marrón. Según los diseñadores de

vesLuario, es uno de los pocos colores que son efecrivos t¡nto profesio

nrl con o '. ' uJn, nre. v r¡nrñ pJ,r honbre, c"nro p¡-: nuie-e.. r,

rmb,(n n u) p"prlarer la rrqu re(,r h: ,n Io, F.r¡Jo. L nio.,. lo.

establo se pinten tndicionalmente de este colo¡ igual quc 1as casas (es

pecia.lmentc las de campo) se pintan tradicionalmenre de blanco. Semiótic¡mente

hablando, tal eleciión es aprop;ada. Tanto el estabio como

l¿ üsa dc campo son cscenario de r:bajo físico y de actividad sexual:

el xlmacenamlcntoy el consumo de alimcntos,l¡ procreación y la criaa,

za; pcro.el establo es secular, y la casa -cenrro de una vida famiiiar

espürtualmcnte lcgirlmada- cs sagrada.

El m¿ffón mu]' claro castaño o beige- es cl más ¡eutro de todos

los colorcs, el menos cornunic¿tivo. Nois casualidad que e1 derective

clásico del teatro y del cine visra con una gab¿rdina de colo¡ casraño.

El cspí: también puede llevarla, pero debajo {luizá haya toques de ne

gro stnicstro o gris misterioso. En sí rnismo, el casraño no cs ni alcgrc

niLri'Le._ri ¡criru p* 'o. Qu ere. orcticrrq o,ulL.r ..l, <m"cione..

o d.l\ r hrcerlo por r,r,,one. pro¡e.io.r;1e..: mcnudn Icr¡r :,.c_nrn

t¿¡ias quc son completanente o en su mayor pa¡re de colo¡ castaño

o berge, a veccs con la adición dc un gris convencional. Cuanto r¡ás

( hm\ ún <.ro. \ ^

o *. rr j. Dr"b,ble e.. ro ob. : rre. q-c .c f:. ,r < <

brdo r"n-L,,cr pr a d.mo,rrur ,l.,ara, p"r medio del r or ,¡no O-

CoLoR Y coNFoRMtDA¡

El estado dc ánimo de una nultitud, igual qr,e el de un indn.iduo,

a menudo se puedc leer en los colores de la ropa. En 1a o{icina de una

gün.empresa, o en un congrcso profesjonxl, suele darse un predomlo

cle colores convcncionales como gris, azul marino, beige, marrón

ctaro y blxnco, sugir;endo una actitud general de seriedad, rnbajo ar

duo, neutralidad ysiaas. Ese mismo grupo de pe¡sonas en una comnl¡

c np{\"\ (.unr ¡.r,.r J. ,el¿i:do,¡zule..-oo.y r.rrñi,\. !. ,r .

qu<.dernr lo y de. Por 'r no. hr, e r 'e

_nr o ..-r,.a, re r.nl,

las luces giratorias con extremas combinacioncs dc púrpun, c,rr nrc'i.

naranja, turquesa, o¡¡, plata y negro. t_a tendenci¡ de los mirint, v l,^

congresos políticos también sc pucdc juzg,rr por su col,r. I.r ,r,'r',

vadorcspr€sent.¡ncolo,.ssUr!(s{)ffi¡rrriitr.(\t,,.,i.,1,,,,,,,,,.1 '

,,i.),',,,1

cl¡.oyelrzol nrrirrr,,rrri,rrrr.rr,lrrrLrrr.rn,.rrrt,.r ,r,,,, I t., t,,,,

ce desde lelos a unos panhloncs con parches: básicamente azul vrque,

ro, pero moteado con todos los colores del arco iris.

Aparte del camrleón, el hornbre es el único ¿nimal que puede cambiar

de piel para adapta¡se a su entorno- Dc hccho, pxr¡ func;onxr con

e¡ito ha dc haccrlo así. El individuo cuya ropa no entra den¡ro dc la

gama reconocida de colorcs para una situación concreta llam¿ la ¡tención,

norm¿lmente (aunque no siempre) una atcnción desf¡vor¡ble.

Cuando un niño dcja su camaleón en el suelo y éste no se vuelve marrón

sabemos que la mascota es¡á gravcmcntc cnfcrma. De igual modo,

a los homb¡es o las mujeres que empiezan a ir al tnbajo con colorcs

di..orequero,y un.r r. ir-J,'Li"a,< lo. mir¡c"npre..rp.l.ior ¡ .opccha.

Si no se ponen de respetable beige azul, marino o gris en un

plazo razonablc dc tiempo, sus compañeros saben que no van a esta¡

por allí mucho tiempo más.

EsrAM?ADo Y DEcoRAcróN

Desde un punto de vist¿ utilitario no hry recesidad de que la ropa

raya decorada con adornos o con bordados, o que esté hecha con tel¿s

estampadas. Conro estas complicaciones aumentan innecesa¡iamentel

coste de las prendas, siemprc ban conferidosraas. Por lo gener.rl, cu:nto

más complejo sea el diseño ¡' más colores se usen, mayor es el prcsrigio

de la prcnda. Sin embargo, también es verd:d que en un¡ tel¡ de colores

lisos es más lácil ve¡ las manchas quc cn una tela estamprda, y una

vcz quc el uso de máquinas pan tejer y est.rmpar hizo que las telas es

tampadas fuesen relativamcntc bxntas su r¿¿lr5 declinó un t:nto. Ac

tualmente no ha1' mucha diferencia de prcstigio cntrc la ropa estampada

¡. lisa, a menos que sean estamp:das a mano. La ropa que se ve

claramente que se ha decorado después de haber pcgado las piczas (por

1o gener:l con bordados o aplicaciones) sigue siendo un anuncio excelente

del ConsL¡mo Ostcnroso. Las prendas más prestigiosason l¿s que

combinan grandes áreas de tejido liso claro y {ácil dc manchar con arristic¡s

dccoraciones hechas ¿ m¿no.

El núme¡o de estampados posibles es infiniro. Adcmás, cualquicr

¡,rtrón concebible se puede producir en una gama inmensa de combin.rcioncs

rle c,rlores v csrimpxrlo o tejerlo en una arnpli: v:riedad de

rcjlrl,^ l','r .i,,,1'lilie.¡r. ¡odemos distinguir enrrc cstampados abstrac-

1,\.,1,{ ,,'i,,,.i.,¡r', ,rr,zel.,s rurrcl.rblls (o (les¡gi:}dablet de líne3

'',

\,,1,,¡ ,,, ,,¡,,,1,,,¡,r,-.,,rr

rrivor, itor rnue\rrnn objcros o símbo-


226 rr rrNr,L \tr riL ra Ni\¡A 227

1os, aunque en la pnicticr estas categoríase funden unas cn otras. Se

puede hablar también de estampados geométricos y no geométricos.

Aunque cual<1uier estampado quc se repita a io largo o ancho dc 1a tla

es técnic¿mente regular, 1a repetición puede estar ran espaciada, o el

dibujo puede scr tan grande, que la regula.idad no sea r.isible en una

'lbdos los estarnpados obviamcnre geométricos, incluidas las rayas,

los cu:dros y 1as inágenes regularmente espaciadas de cualquier cosa,

desde osos hormigueros hasta zinnias. parecen tene¡ ¡elación co¡ cl desco

de ordena¡ de alguna forma el unive¡so. Las rayas, por ejemplo.

parecen expres¡¡ a mcnudo un esfuerzo organizado, un deseo o una

capacidad dc l:r linea" trazarla po. uno mismo o por orrr.'s. Por

"seguir

asociación, pueden sugcrir seried:rd y recritud. El tipo de eduerzo en

,r.,Liónprr..cJ.p.rderCel¡¿n.\u,"J, r. r'1 t..T" r" n.'

tiendcn a sug€rir esfuerzo físico organizado del tipo que necesiran 1os

miembros de un equipo dcportivo; las ralns estrechas parccen rener mas

que ver co¡ la acrivid¡d mental y el ordcn intlectual. Los tened,¡rcs

dc libros, los conr:b1es y los oficinis¡as se suelen representar a menudo

vestidos con cimisas o blusas estampadas con cl ripo de ralas más es

trechas cn blanco y negro o en :zul narino y blenco, imitando las Li

neas de un lib¡o de co¡tabilidad, ¡' sugiriendo atención y energla dedi

cad¡s a ordcnar asuntos detall¿dos. Ln cicrtos casos. no sólo la ¡¡chu¡a

de las nyas puede ser informativa, también puede serlo su cvidenci¡.

El traje a myas fitas dc1 jugador tredicional se difc¡cncia del r:je del

banqucro o del agente de bols¿ no sólo cn el co¡re sino en 1¿ definició¡

mucho mayor de las rayas. Los dos homt ¡es están rclacionados con.-:l

cular las posibilidades de una gr:n inversión, pero se puede rer quc cl

jugador lo hace de forna nir abicrta y sin ningún aire dc cstar por.

encim¿ de1 afán dc luc¡o.

En el pasado reciente se podian rcconocer al inst:nte dos tipos cspt

ciales de vestimentas r nyas, que se nnit:ban a mcnudo en l¡ ¡¡,¡Llr

Uno er¿r cl dc los osados pant¿lones y camisas con n1-as bhncrs v r.

gras verticales tipo preso, quc iconogr.ificamente sugdi.rrr l,^ 1.r, r,,r,.

parJelosdeunacárccl.FL¡er¡delosn¡u,¡xcstcc.t,,,r1',,i,,,¡,,,,ri,,,,1

frccucnciaenpij,rmrsvcrn,is,rres.quc* r,r,,li',, r,

.p,rrr ll r'¡.,r.,r11.r", 1,,,1", 1,,"r,,,'i'r L.L,i ,, ,'r 'r' r",r,',',

l.r¡ frt d. ,¡r.r fns d¡l¡srLor.uno d

del +¿1r¿ d. L,ols¿, rúu.il¡ hs .olLdrnar

de ü. lif,'. de .o¡¡rbiliL]]d. Obsó.r.¡n

hDbi¿n lx.rmnr negnr l¡ corb¡ri bl.n

ctr de su rnigo qE, J indi¡ los.olor.s

h¡bnurles del rrrje d¿ crll., imtli.¡u!¡l¡

Érnin d¿ lG ralo6 .oñlDcion¡l.i Alixr

]m- ylulÉ ()nrins en ün1rcp,sor¡ión

,te¿7t.,¡

1 ¡1,J (cuy\ .rnd l).lls)

monio es una cspccie de encucelamiento. (A r,'eces esta ropa dc nochc

de presidiario incluso llevaba inprcsos gnn<1cs números, como los uni

formes de prisión originales.)

Las rayrs horizontales azulcs y blancas se han asocido con los m¡-

rinos y con el mar desde hace más de cicn años; quizás imiten la linea

del horizonte. El jcrscv a nyls de marino francés, descubierto por los

turist¿s c1e la Riviem en los años veinte, pronto sc puso de moda en

el rcsto dc 1os países occidentales. En un principio tenía un airc clcgan

¡e y europeo, además de náL¡tico: sugeria barcos de vapor de prnnera

clase y eros yates, cruce¡os por €l Mediteránco o por el C¿ribe. lron

to estuvo tan copiado y era tan fácil de conseguir que perdió su asociación

con 1a riqueza ¡r la elegancia. Hoy en día, cspccialmente cuanclo

s.'llcv¡ con panralones blancos largos o cortos de lona, aún evoca la

n,r,q.r, i,',,r, .rrrrr¡uc.rhon en ba¡cos nás pequeños y sencillos.


LLN;L 1lL r't I c \rrrr'\

T,rlr,rN¡s v r:u¡onos

l-,or cstanpadtx de cuadros rambién itrplican estue¡zo ordenado, ¿u¡

que de un tipo rnenos lonn.J y colectivo. Los tcjidos dc rartán v a curdros

puece que se us¿n con mr¡,or frccuencia en los deportes indiri

du¡lcs como cl tenis,v el golf; v las r.r,vas en 1os depones dc cquipo

como el fútbol y el rugbl'. (l-as irxlumentarias a ravas de los 1-óquels

se pucdcn crplicar por cl hccho de que hs carrer¿s de eballos son u¡:.

conpetición entre equipos de dos unirhdes, dc caballo ¡, jincte, en hs

que ln coopención cs cscncial.) Como ocurre con las rar'-es. suele suce

dcr <1u cu:rnto más pequeño es el cuadro, rnenos latigosa cs 1a ectir i-

dad lisic.l. I-os tejidos de cuadros grandcs sc consideran apropi.rdos p.rr.r

profcsioncs quc crigen gnndes mor.imientos. especialmente al airc :i

bre: agricultun, rransporre de rrolcos, trabajos dc const¡ucción. c¡z¡.

taln de árboles y acampada. Los cuadros más pequeiros parecen apro

piados prra Lmbajos dc olicinr y prra .rcriridades lúdic* como c1 go1f.

la pesca y la naveg,rción.

Los tarrancs scncilios que combinan el blanco v o¡ro color c¡ c,rn

tidadcs iguales se suelen denorninar ..cuad¡os de guinga,, incluso cu.rndo

est,'in hechos er sed,r. lana o rcjidos sintéricos. Lo más lrecuen¡e e.

quc combincn cl blanco con los colores prnmr;os, rojo o azul. Sc aso"

cian h.rbi¡urlmente con ¡c¡i"id¿rles¡unlcs sc¡cillas y anticLrrdas. r sLr

s;<rrr rr l-riu,.r ór.rh. o.p.-11", -'\¡ .u r bc ..

tablc. A menudo se ¡socian con 1¡ cocin¡ r. l¿ conirl:r los liblx Lit

e,a'..ip..r.'uelenll.rrr 1r'J,. u .pq,e¡ .r',-

mcsas dc cocin¡ v de restaulanre m.rn¡eles de cuadros granrlcs.

T¡:dicionalnen¡e, sob¡e todo en el ¡ert,o v cl cinc 1: guinga a crr

dros rojos o azules la ll"van Ios h'rbit,rntcs del medio LuLal o de pL:cb-o.

pcqucños. tiuendo estos tejidos los llevan otro ripo d¡ ¡cnon¡s ':ri.

sofisticad.rs, pueclc que estén cxpr.:sando simplemenre energia ri¡¡l r ',,

cl dcsco dc una rida más sencilla. En ot¡os casos. epecilntnt rurl

do el res¡o de h indumenta¡i¡ es lormal o rl.,,r conro un di¡c¡ror ¡r

¡ís¡ico oestido con un trajc Savilc Rol dc color gns oscuro r u n., .,,n,i

s:r de guing.r de color rosa podernos sospech:r un¡ ¡¡cr,¡ 1.¡¡,.. ,;¡i:,¡,

Hay otros estanpados dc ran,in cu¡ tlcncn .rroci.rrrons .'¡r.:.r1, ':

1os cu'rdros rojos v blancos muw gnndes de los lrñ¡11,,,,.: L' ., .r,l ,

tipo m:ntel rnilimerrado f,rvoritos dc .rrquiccLo. i,rqrr,, r, . , ,1, L,',, ',

tes; y el cuadro dc nrdrí docolorlJo dcl ¡rr¡¡'r,. ,i 1,, ',,,r,,,,

,1,,,',

lndividuales pr.rctic.rdos tlc li,rn¡¡ ¡.,l,rlll,,'.,. Lit r ., ,r l

',,r

ri orr¡cr iriri,1.r1. I L,,.i', ¡¡.t r,' i',,,,,1,

'*ffiru'.Il

raftr¡i..r L.s.uidros 5u.l¡n n,g.rt t.tr

L'aro ¡du. r'tr menn¡o los lll nnr |.rs...b

qut n ro,¡¡n Lridtrtnsc.nJ. \úin'..n1

l,iir un n.rie de .u.aL¡, gi¡ds .. , unrü

di¡¡ r Ln$ zrprlilhs r¡ b¡ll.t ¡ r.nes,.

l,¡l¡rln! F'r ,n¡i.:¡ .o.rFo¡, r. trhlcz

ú¡.i.o r nonl (!l u.tin.t n¿gr, j grtr

¡i ¿l.ri!i¡rl, isúrl qr¡ .n .n: n,O ¡¡¡

bi.tr Demins. .s.rnor¡,a úirifi F.1í,.1

. doünid¿n\r S¡I¡r¿irn.o, 19sr. fob

gr¿fir J! ln rú alun¡Lithr¡.

lengua independicnte. es el t¡rtán de los h¿bit¡ntcs de las Highlands

escoccsas. lgual que el vcrdc de los irhndcscs, estos ¡¡rtancs tlenen ur

a¡tiguo signific¡do politico. También cstuvie¡on prohibidos por ln lcy

brnánicr unr 1c¡'aprob.lda por clparlamento cn 1746 convirt;ó cl uso

dc t¡rtanes en Escocia cn un deliro polírico; esta ley sc rcvocó en 1785

después de muchas protestas. Incluso hoy la erhibición de ta¡tancs de

cl:n es a n¡n"do un acto político. Es tartbión sumament. into¡mati

ior ¡omo c¡da clan ticnc uno o más esrampados c¡rlcrcrísricos, uni Pcrson.r

iniir m:da puede identiiica¡ ¡i propicL,rrio de un chel o un kil¡

con¡o dcscendienre de una familia deter¡ninad¡ en¡re nrás de cien f¡milirs

anriguns. O t.rmbién, menos fclizmente. pucdc advertir con disgus

r,r qu, nl.qún i :rnqui o .rlgún vs.cr,zr,4" exhibc promiscu¡mcnte un tar

rin lbr: el quc no ticne ningún doccho hereditario. Hoy en dí;r tan

Jc'.,t,¡,ru¡¡clos sL:cesos es¡á¡ cspecialmentc dcstinados ¿ los ¡niemb¡os

,lr l, .l.L¡es S¡rrv¡rt. Clordon y V,rllacc. Sus tartancs ancesrrales, quc

^

1, , , r ,,, lrlrl,i,,.,loncs de colr parriculrrmcrtLt

" agr.rdables, csLán .rho

,,, LL, ,i,,,r ...,, . ,,, ,Lr,r/fril.ntr,"'fN..t¡$ úrn!

, t. ,,.n I


LU rR\ : AIIIAOC

210 ¡r LENCUAIE DE rA rfoDÁ

¡a¿mpliamente¡ep¡oducidos

comercialmente, y no sólo los lleran quicncs

no son escoceses sino que se usan ¿demás en palagua-s, paPeler"s.

queta de un adolescente pueden proclamat quc é1(o sus padres) sc con-

na cáiida, luerte y cariñosa; los banderines de una univcrsidad en la ch¡

maletas y hasta para vesti¡ a los animales de compañía-

sider¿ a sí mismo mate¡ial escolar. Es important€ ¡ecordar, no obst¿n

re, que un estampado puede no significar 1o mismo para quien lo lleva

que para cl observador no informado. El hombre que lleva una camisa

LriNAnr.s Y FroRrs

con un estampado de peccs puede haber nacido en febrero bajo el signo

astrológico de Piscis; la mujer que llcva a Bruin" en el pecho puede

Igual quc las líneas rectas sugicren orden y control, las líne¿s cu¡va'r

que ro \e ené pre\(nrJndo ¿ 'i

n.i'm¡ .omo t n o\o.

sugieren libertad y relajación. I-os estampados de lunares, en 1os que

amante de ios animales salvajes o una pcrsona cuyo nombre es Baer:+"

los circulos están dispuestos en una cuad¡ícula rectangular, son intere

En la ropa de mujer los diseños representativos más comunes son,

santcs desde un punto dc vista semiótico porquc combinan los exrrc_

con dife¡enci¿, los botánicos. Ios estampados dc flores, especialmentc,

mos de lo rectangular y 1o cu¡vilineo. El efecto de esra paradoja, quizá

parecen simbolizar la flminidad, y los hay de tan¡¡s vlied¡des como

lógicamcnte, parece ser el humor. Cuanto m& gr::ndes son 1os círcu

mujeres los liemn. Las flores pueden ser diminutas y delicadas o descomunales

y atrcvidas, para adapt:rse así a una amplia diversidad de en-

los, más gnnde y más {isico es el humo¡. l¡s lunares gr:ndes, dc1 tipo

que tradicionalmente lleran los disfraces de palaso, sugieren farsa, cai

c,mro femcnino, desde 1: pequeña Nell hasta Ca¡men. Pueden se¡ co

das y bromas pesadas. los luna¡es de t¿maño medio o del ramaño dc

nocidas o ert¡añas: rosas para la belleza clásica, hibisco para la mujcr

una moneda implican alegrí: y vitalidad: 1os estampados de esta er:ten

fatal. Las margaritas pueden sugerir que quien las llera es una sencill¿

sión se utilizan ¿ menudo en los vestidos de fiesta, los peleles, los pija

muchacha de campo, las orquídeas una sofisticada fLo¡ de invernadero

mas y la ropa infantil. Ios lunares un poco más pcqueños parecen cstar

Árboles, helechos, hicrbas, {rutas y verdulas otrccen más posibilidades

asoci¿dos con un humor en gr:n medida verbal, que puede scr sencillo

simbólicas. (La frecuencia con quc aparecen las m¿nzxnas en la ¡oPa

o sofisticado dependiendo de los colores que se uscn. Comediantes !c¡'

prcmamá, por ejemplo, no puede ser lbrtuita.) Y todas estas plantas

trales y televisivos de ambos sexos optan por este tipo de est¿mpados:

se pueden reprcsenrar en muchos estilos, desde el botánic¿mcnte exrcto

(a veces acompañadas dc sus nomb¡es latinos) hasra el totalmentc

par:r los cómicos varones 1¿ co¡bam de luna¡es (con liecuencia corbatr

de lazo) es casi un distintivo de su profesión. Cuando los lunares so,r

decoratir-o e impresionista. La observación sugiere que las muieres prácric¿s

y realisras, con aleuna expericncia como jardineras, pre{ieren las

muy pequcños, predominan los ángulos rcctos, y lo que se P.oycct.r

es simple buen humor o (especialmente cuando se usan el blanco cl

plantas auténticas con sus colores natur¿les. Las manchas abstractas que

-v

negro) ingeniq sáti¡a e i¡onía de una notabie sofisticación.

no crecen ni en la tierm ni en el mar son más habitualcs en la rop:

los csrampados figurativos suclcn combina¡ la: lineas rectas y 1;r'

de mujcres que, por las circunsrancias que sex o por inclinación, están

cur-vas en una cuadricula que puede ser evidente o puede estar ocuL..

un r¿nto aisladas del mundo n¿tur¿I.

dependicndo del diseño, combinando así una cie¡ta c¿¡tidad dc libcr

Hubo un tiempo en quc 1os hombres y también las mujeres llevaban

ropa cubiena con diseños flonles. No obsrante, desde aproxirra-

tad e individualid¿d con una cie¡ta cantidad de o¡dcn convencion¡I.

La mayoria de estos estampados consisten en pcqueñas imágenes de lbrnr.r

damente 1800, excepto algun chalcco floreado, la decor¡ción botánica

irregular (una raqueta, un bxrco, un ramo de tlores) quc sc repitcn .r

estuvo Limitada al sexo femenino durante más de cicnto cincuenta áños.

intervalos regularcs. Estos diseños parecen simbolizar.r veces l.t c:rp.t.i

La explosión conrracultunl de la década de los sesenta, con su relaja'

dad o el deseo de quien los lleva de con¡¡ola¡ algún grupo dc i,bjct,".

mien¡o de las no¡mas en la ropa masculina, hizo qere estuviesen permiriclas

las crmisas y las corb¡t¡s de llo¡es, c incluso que se pusicsen de

de se¡es o de conceptos. Así, el pesedor deponivo pucdc lltr,u trrr.r

c¿misa con truchas o atunes impresos y cl alumno de cnsc¡r¡r¡z.rl,

mental una con l¡s l"tras dcl al¡eced¡¡io. Otn posil,ilnhl .',¡r', l,'

, L, , ,)! ¡,r¡! rn lr\ tibuh\ v co i ,!ruü,r populrr. 1.o..¡¡ d¡

',l,

objetos represcntcn a quien 1os 11eva. l.r irxor cuyo jersct t.,,1,,,,t t,l,'

,,,1 ,.r,,,,,,.1 ,1 |tj,,,,1 l!t,\lll

con la imagen de un os<, rojr, ¡urle u*c,r ', ',,,\¡,,.,,,,,i¡,,,', 1', !' r., r,' ',l,rr',.,1.,,.,

I ll


_t r_l II LENGU,qE DE LA \ OD^

Ltu tlo¡es qnnde\ prEcc¡ sug¡rir ¡¡a n*

,unlezr femenina sereu¡¡,cnrc l¡ica. Er¡

señon qüe bailtrtrni'¡¿d¿¡rc¡rccn ur paF

lue de Nsrrk. en f,¡uN¡ lers.i cn 1969.

se p¡esentr ar.nsm¡ como u¡ g n núo

dc úrgrrnas. lbr(,grfia ¿e Ken Herman.

bargo, la impnsión sobre ella dc palabns y frases rcales es un fenómcno

¡elativ¿mente¡eciente. En la ac¡ualidad los sombreros, 1as bufandas,

las chaquetas v especialmenrc 1as camise¡as hacen la función de carteleras,

complemenrando el lenguaje de la moda y permitiendo a una

generación que se ha educado con la televisión comunica¡se con 1os

amigos y establecer cont¿cto instan¡áneo con los desconocidos. En ocasiones

el n€nsaje irnpreso cs simplemenre una ma¡c¿, afi¡mando c1s¡¿-

¡l'ls a tr¿vés del Consumo Ostenroso. Como me oqlicó una vez un adolescente,

"las camise¡as Adidas son las mcjores... Bueno, la verdad es

que son pr':icricamente iguales que las demás, pcro cuestan más y llevan

la marcx puesta". Pero hay muchas más posibilidades. La ropa:oual

puede anunciar preferencias de productos o gustos culturales, opinio

nes politicas, pertenencia a organizaciones reales o inaginarias, una personalidad

rcal o imaginaria, inclinación sexual i, estado de ánimo ac

tual. Como hay productos y servicios con ios tluc ¿ menuoo se regara

ropa "legible",

no es difícil reunir una amplia colección. ALrnque quie,

ras, a 1¡eces no sabes cómo decirlo, y asi puedes expresar la idea, c1 im

pulso o el entusiasmo del momento: puedes let it atl hang ont litenl

¡, simbólicamente, pues lás cam¡eras sc suelen ilevar por fuen de los

pantalones o de la falda, p:ra que se vea la inscripción complcta.

zll

rnoda para todos los hombres, excepto los más conse¡vadores. Los analistas

sociales ¡elacionaron lo quc a veces se ilamó .la revolución dcl

pavo rea1, con la revolución sexual dc los sesenta, y celebr,:ron la nuev:

libenad del hombre pan expresane indumentariamente además de emocionalnente.

El rein¿do del pavo real rcsultó ser brer.e. ¿Adónde se han

ido todas las flo¡es? A las estanterías dc las t;endas de ropa usada, casi

todas. Hoy en dia la única oportunidad que tienen la mayoría dc Ios

hombres par.r llevar ropa con estampados botánicos es en sus vacaciones

en ios cent¡os turísticos, dondc se estilar l¡s llamadas ca¡¡is¡ h¿

waianas. Allí pueden elegj¡ los estxmpados que mejor expresen 1a parrr

lemenina de su personalidad, y aparecer en público como 1a ingcnu.r

remilgada, la sirena tropical o la mamaíta cariñosa que habria¡ s;,I,

si hubiesen tenido la sue¡¡c de nacer mujeres.

La deconción de l,r rop.r con Jisc¡os si,,¡l¡iliL r^ {),11J,.!,,r.¡'

L, ),!\

dc objctos nrrLrrrlc' es r.rsi r.,,, .¡¡¡ritr,.,.(,,¡)(' 1.,,,1'.,,,,,,,,,,, \,,r ¡.,,1


CAP

o

8

De hombre y de mujer

Un visitute llegado de Mrte que

contenplce a u hoobre con lwita

y soúbrrc de copa y a u¡a mujer

con ú¡ úiriñaque nuy posiblemente

opondrla qoe penenecen a spe

Iñs

L^.¡ú, ne CoMív Histarr of

C^ttme ónd F8bian

Antiguamente, a menudo se proponía el recato sexual como propósito

dd vestido. Nos dice la Biblia que fue esta la razón original del

uso de la ropa: Ad.án y Eva, al darse cuenta de que estaban desnudos,

"cosieron

hojas de higuera y se hicieron unos ceñidores". No obsta¡te,

históriemente, la vergiienza parece haber desempeñado un papel muy

pequeño en la historia del vestido- En el antiguo Egiptq Creta y Grecia

el cue4ro desnudo no se considereba impúdicq los esclavos y los

adetas habitualmente iban sin ropa, mientras que las personx de alta

caregoría lle.raban prendas que por su corte y por la forma de envolver

el cuerpo con ellas dejaban al descubierto gralr parte del mismo ct¡ando

d sujeto estaba en movimiento.

Alguaos autores modernos creen que el ocultarniento deliber¿do de

ciertas partes dd cuerpo se originó no como una forma de reprimir

el inteé ssual, sino como un mec¡nismo inteligente para despenar-

Io. Según esta teoríá, las ropas son el equivalente fsico de comentarios

como .ifengo un secreto'; son uru provocaciór¡ una incitación. Es cierto

que aquellrr prrtcr dc la figura huma:ra que se considera¡ sexualmente

cxcilantea ¡ manudo & trpan de tal forma que se ex¿ger¿n y se atrae

l¡ ¡tcnción h¡cl¡ ¡llr¡, Lr pcnonrr ataviadas con envoltorios y lazos


236 Ir rfri 1 \tLrrLr{ \¡oDi I)I HOI,IBRT Y DI IIU]IR

.-' )ffij':t::.-i:rr '---;i' . .;':++ :'?ii". ';; ": ..

lrr orr ptrr¿. ii.ü¿¡po hrnüno d.snud¡ n. es For lo senerrl n'¡ rxciünt", ."n", p.,"1"

d.i.Lb,¿n ,rüLe.¿s virnin u .¡ürpo nud¡u l.t,sr1i¡ ¡e Ellioú EFnt, l96s

Lr rcpr qu¿ áL r¡¡¡ro.j.¡rpo o.uúr re

vela, I qur :onr, u¡ rctrl. oredn,

abic.{o ros irNit¡¡ im¡ginrrl.,lue lxr

d.bijo, ü.¡. t¡lic o¡¡ln¿,Fuo ¿f{¡o eG

d.. Jen Hrlor', ñrt 6hd.nnid¿xe.

foogr¡il¿ dc Nikol¡s NJIDI

de colo¡es b¡illantes tienen e1 mjsmo efecm sobre nosorros que un t

galo de cumpleaños: provocan nuestn cu¡iosidad. nos excitan; cstamo-.

deseando abrir cl paquete.

El cuerpo desnudo sin adornos, por contra, no es rntrínsecamerlr.

muy excitxntc, cspccialmen¡e cuando el desnudo es mayoritario. La obr.r

de lr,gres le Bain Z¡c, donde veinte dcsnudos rellenitos se ven atnp.r

dos en un¿ est¡uctur¡ circular que reproduce sus generos¿s cu¡\,as, puc

de parecer -como dice Kenneth Clark .c¿si solocantc".' Sin la gr¡l

figura que hay en priner plano, dice este auto¡, "¡oda es¡¡ con¡tr¡si

ción podria haccrnos sentir un ligero mareo". En l¡ r,id¡ rc¡l un¡ crtc

siva desnudez puede tene¡ el mismo elccto. iVluchos risn¡n¡cs rl, c.r¡r

parnentos nudistas afirman quc h r isión dc rrr¡¡ c¡rn¡ .,1 lt'¡rl,i¡, r,,

producc crnsarrcio y un.r scns.rcir!n ,1.)iqo., irr,li'¡,^, ,1,, 1r,'1,1,,1'.

I l(,, r ,'

"r.

cur¡do uno se ecostumbr¿ ¡ el1o, igual que los nntiguos, parcce:rlgo

simplcmcnte rrilial. Incluso por sí solo un cuerpo humano sin ador

rlos cs con ir€cuencia meno! excirant€ que uno vestido, ), las indumen_

tarias más cstimul¡ntes son aquellas que al misno tiempo ocültan y

revelan, como LLn regalo cuyo sugercntc cnvokorio deia ad;vinar las delici:s

que csconde.

Tano si fuc ésra la causa inici¡l como si no, desde ios primcros tiempos

una función importrnte de la rc,pa hr sido foment¿¡ la ¿ctividad

erórica: que 1os hombres y las mujeres sc sinriesen atnidos mutuamcnte,

rsegunndo así la supervivencia de la espccic. Para conseguir la máxir¡¡

lenilidad, he¡¡os de elegir pam haccr el amor ¿ Person¿s dcl scxo

opuesto ,v no de1 mismo que el nuestro. Un objctilo l¡ásico del vestido

cs, por tanto. diferenciar a los hombres de l¡s mujcres. En algums épo-

.as csta separación es absoluta' lo que un hombre pucde llevar sin nin

gún problema no se lo puede poner una mujer y viceve¡s¡. Como ca

bí:r csperar, en estas épocas cl índice de natalid¡d suclc se¡ elto. En o¡:s

i¡oc.rs. como la nuestra. muchas prendas de vestir son scnualmente in

rcrc.r¡,l,inrlcs. v el índice de natalidad es más b:rjo. Sin embargo, inclur,,

i.r ¡¡ru.,li,l.,d l¡ r¡rvorír rl,: hs prcndas de vesrir se puedcn identi-

',,

Ii, rr ,,'r,r,',l, lr,,rrl,ri,,tlclrujo.conrorecordarácualquicraqLrehayr

1,. t,, ,,1,, ,,, ,,,,',,,1,.,1,),,.rri!{\

" t).,rr L,f.r t,')mholi hcn¿fici.


tl

1

ii \( L \tr r¡ l,\ \roDA

Dl] rro\'nRf r ]I \lülFR

E. l: iconogñ1ir de h infrDcü- hs niñ.¡

se rePrcscnran r menud. como llo¡cs. nor

nrl.renE c¡ on dc.ondo inr¿rioro cn rn

rrdí. VLirc Plai¡s. \!ea Y.rl. 19j+

\ lor ninos. por su pr.c, se los ¡epresenu

.ón,o¡nin¡16 sh¡j6 n.nülmen¡e.rptr

-r

rcccn ¿l airc librc ,+¡¿'!r', 1952. d¿ An

Gmrr¡s o¡ cor¡n RosA y NAvts EspAcr^t.Es AZUTES

L¡ dife¡enciación sexu¡1 en cl vestido comienza en el momenro del

nacimiento, con la asignación de canastillas, juguetes, ropa de cuna,v

muebles de color rosa pálido para las niñas y dc color azul pálido par:

los niños. EI rosa, cn nuestra cultura, está asociado con la sensibilidad;

el azul con el se¡vicio. Lo que esto implica es que la niña se inte¡esar.:i

en el futuro por la vida de los afectos¡ el niño por gan.use la vida. Se

gún van creciendq el azul cla¡o se convie¡te en un color habitual en

la ropa de niña -después de odo, las rnujeres han de trabajar además

dc brrrer , pero cl rosa es ra¡o cn los chicos: la vida emocional nunc¡

es demasiado v¿¡onil.

En 1:r primen infancia la ropa de niña y de niño con f¡ecLrcncia es

idéntic¿ en corie y en tejido, como rcconociendo el hecho de que sus

cuerpos son muy parecidos. Pero la ropa hecha especificamenre pare

niño suele se¡ de colo¡es más oscuros (especialmcnte verde musgo, :zuJ

ma¡inq rojo y ma¡rón) y suele ir estampada con motivos ¡elacion¡do,

con los deportcs, el transportc y los animales saiv¡jes. Lr ropr d. .iñ.r

es dc colores más pá1idos (especialnente rosa, amarillo v verdr) \, !.1

decorada con flores y animales domés¡icos. Se sugiere asi quc c) ch,r,,

seni dado a los juegos vigorosos y que har{ largos vi:jes; l.r chitlc ,1,,.

dar.l cn casa y criará plant:s y pequeños mamife¡os. Usros nrn i\,^ t,u,

den taml¡jén simbolizar a quicncs los 1lc'r..rn, c1 ¡ iñ,) ,\ r.) ,,,,,,,,1,,,..,,

o un tigre sonricntc, La niña una flor o una gatit¿.r Hay tlmbi¿n una

tendencia a quc lx ropr de niño sea más anch¿ en los hombros y la

de niña en las cader¿¡, ¿nticipando así sus silueras de:dultos. L.r ropa

de chico y de hornbre también da relieve a los hombros con rayas hoÍizontales,

cha¡¡eteras o canesús hacicndo cont¡astes de color. l,a ropa

de chicr v de mujer da relieve a las caderas )' al trasero por medio de

pliegues,v adornos estntégic¿mente situados.

HoMBR¡s R¡cr¡.\_curAüs y MUJERTS RTDoNDITA5

incluso en los niños, la ropa de vestir tiende a ser diferentc para cada

se¡o en cu¡nto su lbrma, además de en el color y lcx ¡dornos. E¡

'r

la adolesccncia casi todo lo que nos ponemos incorpora indicadores tradicionalmentc

masculinos o femeninos: ent¡e ellos, par: honbrc, la prenda

que se abrocha hacia La derech,r y el conjunto c1ásico dc chaqu€r:r,

camisr y corbata; para mujcres, la prenda que se abrocha hacia la izquierla,

1os volanrcs y los lazos, los zapatos de trcón alto y la falda

€n ¡od¡s sus ror mas.

Lr rop:r de hombrc siempre se ha diseñado p:ua sugerir dominio

ií'!co 1./o social. Tradicionalmente, las cualidades que hacen atractivo

' 1.tr,( r,i- \, (,,...N.ntrr.!\ir¡r¡¡rllü¡g.soi(lh ldhoodú Ameri.¡¡ Cuhrrc",

., r,,, , r' \\ , i , \ l¡ 'tr

1 r,(.' s.l'.,,|. .,"¡r". 1;r¡¡r\ ¡l a:tltuL, te7t.


244 EL IINCL AIL LE r \ [fOD^

DI H¡\INPT ! DE J¡LL]Its

l.t I

a un homb¡c son la esratüra y Ia fircrza muscul:r. Antiguamentc esta

prelerencia era de tipo púctico: casi todos los hombres eran campes;

nos, cazadores o guerreros, y las r¡uJeres que se unian a un hombre

grande y fuerte tenían más posibilidades de sobrcvir.ir. Laropa de hombre

tcndía, por tanro, a agrandar el cuerpo medianrc cl uso de colores

fuertes y tejidos voluminosos, y a dar rclieve a 1os rasgos angulosos con

formas rectangllares y puntas agrdas. Esta ropa sugería o llamaba la

atención sobre unos músculos bien desa¡¡ollados en piernas, hombros

y brazos, por medio de calzas, pantalones y chaquetx ceñidas;¡' aumentaba

la anchura de ios hombros y el pecho con acolchados.

El traje de saco moderno) por su paftc, aunque con frecuencia cs

de color oscuro y siemprc de corte recrangular, disimula u oculta todas

las características que se supone consriru)¡en 1¿ belleza masculina: hom

bros anchos, cintura y cader:s estrechas, vientre liso y piernas musculosas.

Pcro, como señalamos antes, par: un hombre quc carezca de esros

atributos c1 traje de saco es farorecedor. Si está bien conado puede

ocLrltar un pecho hundido o una bariga incipienr.-. Y hnto si un hombre

es de complexión atlética como si nq este tipo de traje hace que la aten

ción se aparte de sus cualidades físicas y sc centre en su posición econó

mica o social. El tr.rje de saco er un indicador de clase media, y en un

mundo en el que la penenencia a una cla,;e social es una garantía de

prosperidad más segura que la mera fuerza muscula¡, una ve¡sión can

puede teoer considerabl encanto erótico, especialmente para las muje,

res que buscan marido y no amante.

L¡ indumenta¡ia fcnenina, dur:nte la mayor parte de la histo¡ia moderna

europea, cstaba diseñadapara sugcrir aptitud para la matcrnidad.

Ponla de ¡elieve los con¡ornos ¡edondeados, hacía hincapié en los rejidos

ricos v suaves, y rendía a cent¡a¡ el inte¡és en los scnos y ei estóma,

go. Se consideraban atnctilas la eneryía, la fuerza y 1a salud. y se exprc

sabm por medio de colores vivos y brillantes y tn¡cs largos de cone

¿ncho con cu¡vas muy marcadas, que a mcnudo acomodal¡an v favo¡e

, r ¡ l¡ n--ierenb¡r¡z¡d¡. T.l r.oode -op¿.ep"cJ,'erer r r.\¡.

pinturas del Rcnacimiento y el Barroco y (de una forma algo más refi

nada) en las del rococó.

Fmcruo¡o nonÁsrrc¡

Sin cmbargo,.r principios dcl sig|, XIX up.rncirl u¡r ,,u¡¡, it[.rl t,

n¡cnin¡,. Sc rcdclini¡i.r L,' ¡¡,,jf,$ (t,,i,,'.,,,. .,,,rir.rri

,1,, Í,r,r,,,,rrr,

,\ prin.ipios de L época yi.coiian¡ h .ópa

se d¡eñrb¡ ptrn qüe lns mujc..slr¡!.irien

delicrilrs y desrmp}¡d¿s. Sc lloúan lór r-

jidos lig*6 y üsns, ro\ c.rors rítidos

,Y lás lind\ mid¡. I%M¿ \¡,8rr,¡,1¿ ] r,

¡lD¡¿ru ¡rn¡d'?¿. de \Í xfhir. t$r6.

los niños r.los ángeles: criaturas débiles, tímidas e inocentes de ne¡vios

sensibles y pudor vulnerable quc sólo podian esta¡ ve¡daderamente se

gur:s y felices bajo la protección de un hombrc. Se admiraba la ligereza

y la ingilidad fisicas, y lo que por entonces se llamaba "salud

¡obusta"

se considenba burdo ;, de clase bajr. La palidez y ia delicadeza, sonro,

jarse y desmay:rse fáciLmente y estar tir¿da por los sofás eÉ cos¿ ¿e

damas; 1a fuerza y el vigor eran características de criadas vuigares de

mejillas sonrosadas y ancha cintura y de rnbajadoras de fáb¡icas. Cua¡¡o

más inútil y desralida parecicse una mujer, más alta se suponía su posi

ción sociai y más clegante y bella se la percibía.

l-as modas de principios de1 siglo XD( estaban discñadas para dar

un aspecto dc {rágil inmadu¡ez. Poni¡n de ¡elieve 1: debilidad de la estructura

y de la sustancia mediante el uso de colores pálidos y tejidos

delicados y láciles de estropear. Más inquietante era el hecho dc que

estas ropas perpetLraban la enc¿ntado¡a mala salud de quienes las lu,

cían al obligarlas a llevar zapatillas de suela fina y vestidos cscotados

cle manga corta hechos de muselina semitranspxrente. Cuando se usal)r

c¡ los ¡irc¡dos salones dc baile y en las caliejuelas cubicrtas de nieve

v l,,rrrr. sr i r i¡r, ilt rrpr cr.r casi una ganntía de 1os ¡esf¡iados con fie-

I'r, ! l,'.,1,,1,',, .,1, ¡lrq.rr¡r.r que on trn frccucn¡cs cn hs novclas de


r.L rf\crjrlr r)r Lx 1r()Dr DF HOT1BRL Y ]JT ¡{LJIR

.lmc Austcn v dc las hcrmanas Bronté; viendo los retraros de 1a época.

no es de exrrañar que h risis fuese ia enlirmedad más tenida de aquel

L¡ ¡¿oo¡ o¡ r¡ D¡tsrLrDAD: rL coRsÉ

Haci¡ Ia década dc 1830, 1:rs modas de mujer ofrecian algo más de

prorección contra el clima, pero siguieron sugiriendo -,r' lbmcntandola

fragilidad física. l-a intlumenraria de princi¡rios de la época r.icrorian¡

no sólo hizo a las mujeres parcrer déhilcs v dcsvalidas. E1 principaL

asente de esta debilidad, cono h¿n señ¿lado ¡ruchos auro¡es, fL¡e el co¡sé

que por entonces sc \¡cía no conro una simple modx s;no como un¡

necesidad fisica. La de las dar¡as, se pensaba, era exrremadamcntc

frági1: sus músculos no podi:n mantenerlas en pie sin a1.uda.

"est¡uctun,

Como otms muchas crccncj¡s de tal indoie, ésta tenía que hacerse rea

lidad por obligación. A 1¿s niñas bien educadas, con 1,r mejor de las

intenciones, las comprimían en versiones juveniles del co¡sé a la ¡em

pnna ed.rd de trcs o cuatro años. Gndual pcro inccsarltcmcntc! sus coriós

sc ib¿n haciendo más laryos, más rigidos y más ceñidos. A1 llegar a1

final de la adolescencja iban nctidas cn jaulas de pes¿da lor¿ reforzad¿

con b:rb¿ de b len¿ o acero, y a menudo se les atrofiaban los músculos

dorsalcs hasta c1 punto de no poder senrarse ni estar de pie dur.rnte

mucho tiempo sin apo¡'arse. El corsé Lambién dcformaba los órganos

internos y h.rcia irnposible respirar hondo. Como consecL¡encia l¡ mu

jer que ibr vestida a 1a moda sc sonrojaba y sc desma¡'aba con faciId:i.

sufría de falt.r de apetito y de molestias digesrir.as. y se sentía débiL r

c¡nsada al haccr un esfuerzo excesivo. Cuando se quitaba el corsé Lr

espalda empezaba a dolerle enseguida, y a leces scguía sin podcr rcspi

rar bicn porquc había tenido las costill:s oprimidas dur:n¡e muchl,

Sob¡e esta debilit¿do¡a prenda de base la mujer victoriana !1er:rl'.r

vrrias capas de camisoncs, trcs o cuatro enxgu¿s nás, un miriñaque r

un vcstido 1¡rgo que podí: lleva¡ has¡¡ veinre [retros de gruesr 1:rnr ,,

seda ¡' que con f¡ecL¡encia tambió¡ iba cmb¡llen¿tlo cr cl cor¡ino r

llev¿ba ¿do¡nos¿dicionales

de tela, cinr.r,v abalorior. Cuudo uli.¡ f,

casa añadía un pcsado chal de lana y ur er¡n s(¡n¡l.r(,ú, (t..,,r.r¡,,.,',1

plumas, flores. cinras ¡' velos. En tot¡l poili,r llo.,, crrrr. ! 1,r,,, \ ,tLLi ,

cc kilos dc rope; u,t cscrito, ,lc l.r ¡t)(),.r. 1,,,,.r,r,1,, ttrit t\r,, ,, | ,l

c,rrg,rexcesiv,,.r{,ri,Lrrr¡r",,i r,,', ,", ,,,,,',li'i,,,,,,'r,,,,,,,

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Lr ¡1Lr¿, r i.¡¡r,inr bi¿n v{' i lLv¡bi d¡.n¡¡ !d¡ c¡Dridrd tr\onrbn,sr Lle ,opi. PoJh llcv¡¡

(..mo ú s¡.r torrt haú nü$. úp.r ó ¡úr mís b¡io ¿l rstido l¡\.inco enxsur qur s. ¡nN

trrn:,lui no qoün de ninsúnnodo lstosibllid¡ds Fll rsri¿., el $mbrero y l¡ .¡!r ¡nadiin

m:s kil6 t.,hritr (Obrtkr, nd obr¡t.. ,t!. src rnunciq :unque ensrlzr h lil,crtJ dc h

nui¿, nrdsnr ép{ni.r kl¿r.a.Sas. iúr h r.fr¡sent¡ con ,:prtx de trcrin rto ¡ sc,Jirige

jcr rcspetabLe. ?ero incluso con todo estc pcso a la espalda l.r dam: vic

roriana no iba protegid¿ contra cl clime, pues la moda (especialmentc

l.r modr de nochc) a nenudo erigi:r que llerase descubic¡tos el cuello,

1os hombros y et pecho.

Con esta indumcn¡¡¡ia era difícil move¡se o andar vigorosamente,

1-casi imposiblc correr. le¡o entonces l¡s damas no pues

"andaban,,

en el discu¡so educado no tenian picrnas -más bien se.deslizab¡n"

o se po¡ el suelo como ura aspiradora,

"desplazab¡n" ¡' por supuesto

no corrian. En una emergenci: io apropiado en desma,varse, confiarse

a la protección de1 caballcro más ce¡cano.

N{ás imponanrc aún que h justifieción rnédica dcl corsé en su jus

Liiicación social. Se considenba a 1as mujeres el sexo ¡r,is débil no sólo

iisjcemente sino también moralmente: slts mentes! sus volunra¡les y también

sus cspaldas eran débiles. Una dema podía ser pura e inocente, por

\upuesro! pero esa purezl e inoccncii sólo se podian conservar con vi-

Lil.rncir cc,nsrrntc. Por tanto no debia i¡ a ]a universidad ni ejercer una

¡'r,'lc,i,',,,; ',,, ,1"1,í., virjr sin una d.rnr dc compañia¡ no debia visitar

1,.. I .,1,', ,1,,,rr 1,,,¡rl¡¡r.:

',

v ¡,,l.bí¡ vu ninql,¡.t obrr dc rc¡tro


244 tl rrNGC lr DE rA ,\IODA

ni ieer ningún libro que pudiera encender su imaginación: hasta Shakespeare

era peligosq excepto en la versión olpurgad¿ de Thomas Bo¡¿d

ler. Pese a csta protección,la rnujer de principios de Ia épocavictoriana

coría el peligro constante de conveñi¡se en víctima de la lujuria del

hombre y de su propia debilidad. Necesitaba estar al mismo tiempo

apoyada y con{inada en una indumen¡aria de múltiples capas y fuenemenre

reforzada, que haría del acm de desvestirse un proceso difícil y

demasiado largo.

Pese a tan grueso blindaje contra un ataque frontal, la mujer de me'

diados de la época victoriana a menudo er¿ fácjlmcnre accesible desde

otm dirccción, puesto que no llevaba ropa interior como la mode¡na.

Si quería podía ponerse lo que se llamaban "calzoncs"

-¡oPa inte¡io¡

ancha compuesta de dos secciones indepcndientes, unidas sólo por la

cintura y por lo demás completamente abierta , pero estos conferían

más sa;ra' que protección. Aunque esto dejaba a la d¡ma victoriana em

b:razosamentc cxpuesta en caso de ¿ccidentes, la ropa interior cerrada

se consider¿b¿ indecentc porque imitaba la de hombre. Las ieministas

victorianas ilama¡on más ta¡de la atención sobre esta contndicción: la

doctora Mary rX/alker, por ejemplo, scña1ó que los hombres fuesen

"si

realmente lo que profesan ser no obligarían a las nujeres a vesti de

tal maner:r quc las facilidades para el vicio fucsen siempre tan asequiblcs".

Habría que señ.rlar que estos extremos de molestia e incomodidad

los sufrían principalmente las mujeres, sobre todo 1as más ricas, pues

es unx regla unive¡sal que cuando la ropa es incómoda, la ropa dc alta

categoria será rodavía más incómoda. Las mujeres tnbajadons (otcep

to cuando cstaban de vacaciones) usaban ropas más ampli:s y más scncillas

y corsés mucho más sueltos, y arrastraban una carga de tela mu

cho más ligen.

LA MUFR coMo ARTícuLo DE LUJo

¿Por qué soponó la mujer de principios de la época victoriana hs

modas de esa m¡ma época? En parte, no cabe duda, porque los honbres

las admiraban y las describían como bellas, elegantes y cncanrado

ras. Pe¡o también, cienamente, porque creían en 1a propagrnd.r dcl

momento: considemban la ropa que las aprisionaba v las dclir ru ¡l¡r

como médicamente necesaria y morrlmente respeoble. Les ccñi.t.rs .rt.r

duns se asociaban cn la menre popular con 1a vi, tud: un.r nrui, r l,icr,

vcsLida cuyos corsés fucscn poco ccñii|x, p,,r ricr qu. lr¡-. i,¡,I 'u

DI HOI{BRE Y D! TTUJtrR 245

mentaria, era probablemente una mujer fácil. No obstante, en el caso

de una joven de recursos relativamente modestos, si sus zapatos y sus

guanta ibarr Io suficientemente ceñidos, su vesido era apropiadamen

te delicado y llevaba el co¡sé atado de tal m¿ner¿ que apenas lc dejaba

respirar, podía espenr que se la admir:se. Podia convertirse incluso, con

suerre, en la mimada, consentida y rccluida esposa de un hombre con

En una sociedad patriarcal, una mujer inúril, ronta y bonita es el

objeto máximo de Consumo Ostentoso. I¡s homb¡es ricos decidcn conpr¿¡

y mantener a ral tipo de mujer como signo dc su propio poder

económico y sexual. I-o de menos cs su aspecto físico' puede ser una

odalisca regordeta, una dama vic¡o¡iana o una r¡¡bia tontadcl siglo XX,

del tipo muchachita insignifiente (actualmcnre una especi en vías de

ertinción). Sin embargq para conseguir el márimo de 5¿¿rrr, tal mujer

no ha de tener ninguna urilidad práctica. Ha de ser incapaz de escribir

a máquina, de cocinar, limpiar, cuidar a los niños, controlar una hacienda

o ller,¡r las inversiones; todas estas cosas l¡s han de hace¡ empleados

asalariados. ldealmente, la ropa que lleve esta mujer ia identili

.¡.j como un ¡niculo de lujo. lr rubir ront.r qu< tiene un.r

'e 'upone

salud de hierro y un boniro bronceado, pero su ceñido vesrido de raso,

sus tacoaes de agujay sus largas y quebradizas uñas esmalt¿das como

el corsé y el miriñaque de La dama victorian¡ ponen dc manifiesto

su prestigiosa inutilidad.

I¡rs vestu¿¡ios de la dam: victoriana y de la rubia tonta son ejemplos

del principio aún en vigor segun el cual la ropa que hace difícil

la vida de una mujer, y que la hace estar en situación de inferioridad

en la competición con los hombres, siempre se considen sexualmente

atracti . Esto no sólo es:sí en el caso de las prendas ceñidas y que

marcan la silueta, sino también en la-s modas grlesas y desmañadas, como

los zapatos de plataforma y la falda larga. Como señaló Thorstein Ve

blen hace más de cien años, ola razón sustancial pa-ra nuestro tenaz xpego

a la falda no es más que ósta: es üJa y estorba a quien la lleva a cada

paso, y la incapacita para cualquier esfuerzo productivo".r La muier

que dccide usar ta1 tipo de ropa está anunciando a todo el mundo que

quiere estar en situación de inferio¡idad en la vida en relación con los

hombres; los hombres la recompensxn por esto encontlando ¿tl¿ctivás

I e a y x su ropa.

I ll ,'

'\ir

,' h, rr,¡,.1itú¡rietnClr'.úr 172


246 !L LENGU-{[ D! IA \4OD,\

EL vi:srrDo EsrÉTIco y Er Dr LA REFoR14A

Ln una époc.r sumamentc patrircal, como tueron los años centra

les del siglo XIX, scgún ha señalado Janes Lave¡, Ias indumentarias

de hombre y dc mujer tienden ¿ esta¡ claranente difirenciadas, y a cualquien

que adopte en públjco el vestido del sexo opucsto probablemen

te se 1o considera,i cscandaloso incluso repugnante. La crmpaña dc

Amelia Bloome¡ a f¿vor de la falda pantalón en 1¿ década de 1850 fue

acogida con burlas y condenad¡ ¡l ostracismo social. Aunque dio nombre

a una prenda;' fracasó por completo. Treinta años despues, cuando aparccieron

las primems reformas de éxito parcial en la ropa de mujer, no

se tlató de im;taciones de modelos masculinos: sirnplemente rntcnraban

moderar los aspectos m& incómodos y dolo¡osos de la moda fe

El vestido estético ¡' de la ¡eforr¡a dc la déc¡da de 1880 seguia los

estilos de la época, aunque esta ropa er:a de cone más amplio y tenia

l:. mrng.r. n.r' ;rc\.r,. A no,'rro' e'1.¡. rop¡' no' p;re.err mur r icrorianas;

sin etrbargo, en aquella época se considenron revoiucionarias

y se las creia parecidas a la indumenr¡¡ia rnedielal o rcnacentis¡a. Ei

Movimiento dc Reform¡ del Vestido también se preocupó por lo quc

llcvaban las mujeres deb:rjo dc ésre. Unos cuantos radicales aconseiaron

el abandono del corsé; sin embargo, la mayoría simplemente pensaba

que había que remodela¡lo pal: quc diese el sopone "necesario" sin

una constricción excesi"¡ dc la cin¡u¡a. La introducción dc la in' "ropa

rerior natunl' dc lana (Jaeger) o ¿lgodón(Acncx) dio a ias mujeres mayor

protección frente a1 clima (y frenre a un ataque repentino). Sólo una

minorín, lo obstante, adoptó el vestido reformado, y fueron principal

ncntc intlccruales de clase media, socialistas y bohemias, el mismo

tipo de personas que hoy van a las manifest¿ciones ant;nucleares, co'

Dlen aljmcntos naturales y escriben poesla.

L,l uu¡rn sun:nr-rcr-lnalNTE LIBET-{DA

La más convencion¡l mujer de finales dc la épocr vicrorirn:r v dc

la época eduardiana, aunque ya no sc la suponía inlinril r frigil. cstrtr.r

lejos de 1o que según 1os cri¡e¡ios ac¡u¡les se c<¡nsiclo¡ un¡ ¡ruiLr lil'i

DT HO\{¡R[ Y DI TILI]TR I

rada. Aunque su .rspecto era regio, como les succdió a casi tocLas i.rs rci

nas de los últimos ¡ños su libcnad se vio acotada por obligacioncs y

¡est¡icciones. A menudo se l¿ ll:maba .divina". i' como es costumbre

con las diosas, sc la ponia en un pedestal, que es un lugar incómodo

si apane dc deia¡ que te vcneren quicrcs hacer algo más. Si tc mueves

1o Áás .oi.". .i riesgo dc caerte, de conve¡tirte, scgún l¿ fl¡sc

popular -i"i-o en aquella época, cn unr caidx'J

"mujcr

El fcminismo de la primera gencración, como h¡n señalado los his

toriado¡es del vcstido, no libcró a la mayoria de las n ujeres de las voluminosas

y engoladas ropas de la época En muchos sentidos, las modas

femcninas de aquel tiempo eran de hecho más agobianres que las dc

mediados de sigio. Antcs c1 co¡sé acababa en I.r cinrura o iusto por de

bajo de ell,r, dando así acomodo a los muchos embamzos de la muier

de p¡incipios del pe¡iodo victo¡i¿no. Ahora los ¡vances de la mcdicin¿

habían hicho descender la mo¡t¡lidad inf:rntil, y ya no cra necesa¡io

ni estaba de moda tene¡ muchos hijos El corsé t¿¡dovicro¡iano se ¡largó

h¡sta medio muslo, resrringiendo dr.ásticamentc la locomoción. Poco

i poco comenzó a empujar e1 pecho hacia adelante y 1as caderas hacia

atás, crerndo la silueta en forma de ese con su monopecher':r calda y

su monotnse¡o saliente. Sobre e1 co¡sé se llevabe un cubrccorsé, unx

camisola, rarias enaguas y vestidos con faldas que arrastraban por cl

suelo y colas. Todas estas prendas iban ricarnente adornad¿s con enc¿

je, volantes, altbrzas. cintas y bordados, y estaban en conrinuo peligro

dc arrugarse o mancnane,

La mujer normai que tenía un rnbajo u opiniones indcpcndientes

podia llevar, en lugar de un ves.ido largo con ¿dornos de encaic, un

traje de lana o de hilo de co¡te nás sencillo (cl traje sastrc) con una

b1usa, una corbata y un c¿noti¿ de pai¿ imitando los dc homb¡e. lero

esta imitación era superficial. Debajo de la ropa cl corsé ela igLral de

incómodo v ¡estricti.,'o que sicmpre, y cuando lerantaba su pesada falda

mos¡r¿ba un batibu¡¡illo de linas enaguas y medias de encaje El mensaje

dc esra indumcnta¡ia es¡¿ba cla¡o: 1a supuesta eficacia o la tuerza

in¡clectual enn sólo exte¡nas; por debajo,la mujer scguír

"masculinas"

penencciendo ¿1 sexo más débi1. Sin embargo, llevar este tipo de ropa

no significaba necesariamenre acept.rción del statu quo ltl¡:unas lemr'

nistas la llcval¡an delibcndamente pan confundir o desarmar a sus opo

ncnres, de hecho, va¡i¡s dirigcntes del Movimiento de Liberación er¡n

i.rmosrs por su elegancia. Esta estntegema se utilizó tambjén dlrnnte

" ¡/o¿,¡¿^, inJunffr r : J. n)tr,, ,,-"',,d, ,, ,. 1,I "r,'

n,!n1," , i l,^ r ,¡' ll'* l'r I


248 EL TIN(;IJ,IIT DE TA IIoD{

tn h d¿.rdr dr r3e0, r me¡i¿a qur lx\ mr

jeF\ ¿np-rdr tr ¡1btrj¡r lusr de üs r

r pa:ti.iptr. ¿. ¡os d¿F.res, xptr.e.ie'on ¿s

nLos más *ntillos.v nás mrsculino. Lr uu'

jrr ¿mrn.ip¡h ohbaÉlon Fodn lloár G.

mnr, cortar. chqucú v sonl,rcro nuy

Frt. os ¡ ld ¡¿ rur .omrn¡ori¡¿ós 'a.

b¡.J. DcL,iió ¡. $h n¡!¡,.¡rrri¡. nf oLs

hr', !.gun lic*ido un ..i¡do .or\¡ Y

rris.{¿r d.c¡¡gus. sugir ¡nd. gr.i¡icl

m.r( qu. ¡. D.n,.nro su c'n¡¡fll)¡.ió¡

s¡]. drsüp¿Íi.irl ¿Lt,r tN /'¡+ S¡,

¡¿r)J!,]7,J", d.J.h¡ Sintü Sr'!¿rt, 1397

la scgLrnda olcada de la liberaciónde 1a nLrjer. por parre de Glo¡ia Stei

LA cHrc^ MoDTRNI

Á principios del siglo XX se logr:ron ai.ancesusta¡ci¡lcs cr¡ l.r r.

fo¡¡¡a del ves¡ido. Lenramente, las nuieres empez,rron ¡ lih.r.r'r ,1,

la obligación de actu:rr como ¿nuncio ¡mbul¿¡¡es de su ¡ ,,f i,, ,1,

sanprro v dc la riqucz'r dc sus prricrtcs r,.rro,ris. (S,¡ rn,l,.r',t,'., 1,,

cl¡ iue ¡rrlLr¡ v l. ninqLi¡ ¡¡r¡1,' h., r,,,¡¡l¡i,1,' ) I lL,l',,, ,r,i, ,:

DI IIOj\I¡RF Y LJL J

lajamiento gndual del corsé y una subida de l:r l.rlLlr,¡LL, ,1,,, , , I

sucLo aLrededo¡ de 1905 v, hacia 1912, estab,r por crreirrr.r ,l,lr," l,

Una vez que r las muje¡es les ¡esultó más fácil respir.rr ¡, ¡.r Lr,, r. ', ,'

cola con 1a que tropezar estabxn en mejor situación dc p.rnici¡,.rr . ,

Los deportes. Algunas, aunque a nuestros ojos ¡ún en condici¡¡ncs,lL

absurcla dcsucntaja, entraron en la comp€tición prolesionrL. A iLu.rlcs

dc laprimen guern mundial la rop.r de mujer en ye r€lativamenre Poeo

resrric¡i'¿, pero xún estrb¡ condicionada por el sexo y de ningún modo

era tan cómod¡ como 1a dc homb¡e. Se produjcron dive¡sos intentL,s

contra¡¡evolucionarios -particularmente, la in¡roducción de 1¡ falde

tubo , pcro por lo general no prosperaron. Sin erlrbxrgo, como en to

dos los periodos de tr¡nsición, consritu.veron una guía útil sobre 1as

opiniones poliricas y sociales de las mujeres que las llev¿ban.

La ropa de los años veintc sc pensó que represcntaba la r¡irim: li

bertad prr.r l.rs mujeres, y ciertamenre fue un alivio par.r cua.lquien quc

¡uviese la edad suficiente prr.r h:ber llcvado los estilos c1e vcintc años

anres. Sobre todo, esta ropa rcdujo drásricanentc cl riernpo que h:bí,r

que dedicar a lavarla, plancharla, arreglarla y simplemente a vcstirse

y desvestirse. L'r mujer que se conó cl pclo que.rntes le llcgaba hasta

la cintura, por ejemplo, se ahorral¡¡ v¡¡ias homs x la semanr que ¿ntes

empleaba en cepillarLo, lar-rrlo y secarlo, rrcnzarlo por la nochc y hacerse

un cop€re montándolo sobre est¡uctur¿s de tela mctálica y pelo

postizo todas l¿s nañrnas.

Los restidos dc los años veinte ¿ mcnudo llerab¡n cuellos o co¡batas

dc niño, pero no er:n m:is qrLc toques divertidos para Lrna indulren

ta¡ia indud¿blemcnre femenina: rleclaraban <1ue quien los llevaba rcnía

el encanro de un rnuchacho, pcro que no eru un muchacho. Las anda

nadas de los crlticos de la época contra las mujcrcs hombrunas y los

hornb¡es ¿feminados nos parecen hoy cxageradrs. En las fotografias de

los años veinte hombres y nujeres se p:recen mr,cho; pero esto se debc

a que embos se parecen mis a los niños, y en la inf¿ncia 1¡ difcrcncia

en¡re ¡mbos sexos es menos pronLLnciada. Incluso con srL cuello Buster

Bror¡¡n o ?ete¡ l¿n, 1a joven emancipada tle los años veinte (como la

chica de una gcncmción antes, con su camisa y su corbatn t¡n masculintrt

sólo es m¿sculi¡a dc cintura par.r arriba. Dc ahí hacir abajo, su

i¡kl.r, sus medias de seda v sus escarpincs proclanan que básicamcnre


250 I.L LT\(JUA]E D! LA \TODA Dtr HOM¡RI, Y D!] .\'IiJ]TR 2:1

MuI¡REs !N PANTAl-oNrs

L¿ refo¡m¿ de 1¿ miud i¡ferio¡ de la indumcntaria femenina se puso

er ma.cha scriam€nt€ en la década de 1890, cuando a la introducción

dc la bicicleta siguió lainroducción de l¿ falda pantalón pan las ciclistas.

Aunque al principio sc dijo qLre era poco femenina e incluso escan

dalosa, la falda pantalón en de hecho voluminosamente decente. Al

{inal se ac¿bó ¡ceptándolx de forma gcne'alizada, posiblemenre por

que nadie podía confundirla con la ropa mascutrn:.

Ios pantalones auténticos t¿¡da¡on mucho mas en gcner:lizarse como

premla de vestir femcnina. Has¡a los años veinte las mujeres y 1:* mu

chachas no empezaron a llevar pantalones, ni laryos ni conos, ni pan

practic¿r deportes ni pala uso jnformal. EsÉ nuevo estilo lue ¡ecibido

con desaprobación y con burlas. Se dijo a las mujeres que estaban muy

feas con pantalones, y que querer llwar pantalones -cn nuesr¡a cul¡ura,

desde hace siglos, símbolo de la autoridad masculina- no e¡a natu

raly scxualmente era poco atractivo. Sin emb¿rgo,la moda sc extendió,

y a mediados de la déc¿da de los treinta una mujer podia ir de excur

sión rl campo, ;ugar al tenis o cultivar el jardín con ropa que no la ii

mitasc. Esta libe¡tad, sin ernbargo, se reducí.r a la faceta privada c informal

de la vid¿. Ponerse pantaloncs para ir a la oficina o a una liesta

em impensablc, y c"alquier mujer que apareciesen un ¿cto d€ etjqucta

con un traje pantalón se asumía que era una bohemia excéntrica y

probablemente lesbiana. La mayoría de las escuelas y universidades in

sistiero¡ en cl uso de la falda para asistir a clase y entrar en la bibliotcca

hasta la déqda de los sesenta, c incluso en Ia actualidad esra costum

b¡e sobrevirc cn ocasiones. En l¡ F¡ick Collection Library dc Nucva

York a las mujeres se les puede negar el acceso si no llevan fllda; en

-e. ep.r.n .. e"n'e. a ur: lr dr prn i, ul:rn.r.e ;nri¡ua ¡ po, o .rtn:c

tiva pala uso de lectoras ignor:ntes de esta no¡ma.

La mujer que llevase pantaloncs anÉs de 1960 sólo estaba libenda

exteriormentc. Dcbajo de la ropa iba más apreratla, estrujada y exprimida

que en los años vein¡e. El sostén ie tjraba dcl bus¡o hacia los hom'

bros y le daba 1a forma que por entonces se llevab¿, a menudo con l¿

ayLrda de alambres o de ¡ellenos falsos. l¡s tirantcs dc este sostén no¡-

malmente se claraban en 1a carnc, dejando dolorosas rojeces en los hom

bros y alrcdcdor de1 cuerpo, a juego con las doloros¡s rcjccs quc (lcj.tba

más abajo la ceñida faja e1ástica. rlasta les n,ujcrcs csl,clt.,' r'.rl',,t

fajr, pues 1a siiuct" qrc csr¡b.r dc nr,xl¡ L¡'i n,, reni., c.,,l.r.r' rri rr.rlr1.,',

yuntr,rscr,,¡t,nrincnrcs.co,¡'i,1,rrl,,!,,lrii, Il,,tri,,Ii.,l,i.r ,,,i L

;!ÉjI

Lr.evolu.!ón de 1¡ roP¡ inlo.nlil |rrl}

¡,üjefes r l¡s l&tn6, que oncnzó en nx

rñ.s \cint. r geneÉlizó en 16 t i¡E !fe

.onjunb, inpe$rbl. dr 1920. ¡ún se Po'

drh úrr ho): Ll¡¡ Ho{lnan, sünoñI

tenlcut¡ ftrn¡i¡r 1919

na otra fo¡ma deco¡osa de suietar las obligatorias medias: a menos que

h talda tuese muy amplia, cualquier liguero dejaria una embanzosa marc¡

leb.¡i,' ¡c ell¡.


252 rrr. LLNGUAIE D¡ lA ¡lOD,1 IJF HOTltsR} Y DIT T 1¡!R 251

IDA Y cAsr vuElr{ A L^ I-ItrRr{D

Los cincuenta

,

y principios dc los sesenLa fueron los años det üaf,

Doozr, de la solid:ridad y de la rnística femenina, ¡ como suele ocurrii

en las épocrs parriarcales, la ropa de mujcr y la de hombre eran marca

J:menre Ji,rin.¡.. I¡ ¡u;<r d.l nc: lvok ¡ e l-onore del rnj< oe rz-

'rcl¡ !-i, ren ir r .iluer.. .¡,i r.rn dirercnr<. . onn .u, ¡buelo.. 5in em

bargo, fue en esta época cuando los pantaiones de mujcr empezaron

a ab¡i¡se camino hacia Ia respetabilidad. Ai principio adoptaron for,

mas bastante pccuiiares y poco favorecedoras. los popularis pantalo

nes ode torcroo o .capris", por ejemplo, venían cn extraiios coló¡es chillones

y tenían un.r incómoda pata muy estrecha que acababa quince

centímctros por encima del tobillo, como si hubiesen encogido al lavarl¡¡s.

A mcnudo se lievaban con blusones premamá, fo¡mando un conjunto

que recordaba el de un paje rnedieval. Se acompañaban de zapa

ru\rr, ¡.,,c.hol purrir¡rdo,-¡ rinlus: r.ruda. r.rr 'n.Jmodo,_

.omñ lo. que ,c llcr¿b¡r , r lo.,jglo. Xt\ ¡ \V E,ra :ndurenLar:a

era apropiada, pues la .rtosigada c inexperta nadre de 1os años del Da11

l'¿om -al contmrlo qllc sus progenrtores_ no tenia sirvicntes y se veía

obligad: a haccr de c¡iada de su marido y hijos.

A finales de los scsenta los pantalones dc 'u, ",rrn..o'o'

nuje¡ finalmente se vol

r i, -on.-legrnrs v re.per.rhl<.. r l¡ ,oor inrerio. d..apare. ó o rdop o

lo-'nr' Inulen.i\J,. YJ ¿n,e. dc que ,e n .i:.e h .egrnJa o e;dr J. l"

liberación de la trujcr, la larga lucha por 1a comodidad y 1a tibenad

cn rl vestido fcmenino parccía habersc ganado por fin. La aparición

de los pantis liberó a las mujeres de los feos y a menudo dolo¡osos dn

positivos de goma, metal y plistico que utilizaban para sujerarse las medias.

Un:vez más se permitía tene¡ curvas de la cintun para abajo, ade

rnás de arriba, y millones de fajas se tiraron a1 cubo de l; basun, dondc

pronto se les unieron millones de sujeLadores con rellenos y alambres.

Durantc los ¿ños sctetta, las mujeres de rodar las edadcs se ponían trr

jcs pantalón o pantalones solos para ir a trabaja¡ pan ir a fiesras, rl

teatrq a restaunntes elegantes y para liajar en vuclos inrernacion¿les.

Norm¡lmente se llevaban con cómodos zaparos o botas dc tacón b.r¡,.

Los ¡cdacto¡es dc moda afirmaban, y 1as mujeres lo creian, quc |x m,,

los tiempos habían pas:do para siempre.

Sin embargo, en los últimos años se han producido hquierur* ,,

cortes v p:Lrece cstxr cobrando fuerza un n¡ovir¡ic¡lo co¡rr.rrrrr,,lL,

cio¡¿¡io. Si se es pesimista, los ¡ilos scscn¡¡ v scrlnr.r s, ¡,r,.,1,,, ,,,

simplcmenre conro un.r épocr rL ri.rori.rr,,\i\i,,ir.,l t), l,,rti,, | ,t.i

Las hl¡lr enrc.hrs t l.s z.rpÍor d. G.ón

rLo htrren qu.l¡¡.¡ivi,trd normll sca difí

.il e i¡cluso pcligros¿ Ltr ptul$ionil qu.

ll4a ere tipo dc rop¿ csi pro.hmúdo úr.

el Dun,lo qu. quicrc er¡r en rnuaciór dc

lnfe¡n,r rd .cstcco r los hombrc, J ot

h.mbr$ lb pr.mi¿n enconriindols ¡r¡.

rivr ¡ ¿llii r r su ropr. l'úosniír d. Bill

Cunning!¿¡r publiüdtr en ,i¿ r\m Yor¡

1¿ historia de ]a moda iemcnina desde 1910 hasra 1¿ actualidad se puede

ver como una scrie de campañas de ma,vor o menor éxito par:r haccr

que la mujer vueLv a adoptar un es¡ilo incómodo, no sólo con los propósitos

de Ostentación Vicria y de ascgunrse la propiedad serual, sino

rambién y cadr vez más p¿f¿ pcrjudicarl¡s en su competenci.r prolcsiona1

con los homb¡es. La talda tubo, 1: faja, Los sombreros inestabies

de Las déc¿das de los diez y los cu.uenta, Los vestidos embanzosamente

conos de los años veinte y sesent4 son elementos <1ue han contribuido

a lsta maniobra. En la actualidad sus recu¡sos estl¿tégicos más efect;.

uos son el calzado ,v la exigencia dc esbeltez.

EL zAtATo coMo AxNrt{ EsrRATi.cIcA

Los jn¡en¡os dc limita¡ la mo"ilidad de la mujer obs¡aculizando sus

n,,x inicnros son antiguos y casi universales. Los pies at.rdos dc las jór.,rc.

chinas de clase alta ¡' la costumbrc nigerian: de cargar las piernas

,1, l,rs mujcrcs con kilos dc pcsados co¡dc,nes de cobre son ejemplos

, rr,.rr,'.. ¡, ,,' , r,io cl mundo sc h¡n utiliz.rdo

'r estntagcmas simila


tr LTNCLA]I nt I \ [r]D\

res pal? asegur¿¡se de quc una vez que se ha a¡np3do 3 una nujer no

se pueda escapar, y que ¿unque se quede no te Pueda scguir. I-o que

parecc ¡aro es que todos cstos recursos los hayan pe¡cibido los hombres,

y también las nujeres, como algo bello. El pie de 1oto, que a no

sotros nos parcce una deformidad, fue admindo apasionadamenten

China dur:ante siglos, y cn la actualidad, en la sociedad occidental, a

casi nadie le p:reccn feos los dedos conprimidos por el calzado modernc,.

Los zapatos de tacón alto y punta estrecha que durante la mayor

parre de este siglo han sido un componente esenci¿l de ia indumenra'

ru de la nujc .on':der¿n.c\Jrl.rlenre¿tr¿cri\o'.

cr " P¡r'e Porau<

hacc que las piernas parczcan más largas -una pierna extendida es la

señal biológica de disponibilidad scxual en v¿¡ias especies animales

y porquc producen 1o que 1os antropólogos llaman <prvoneo de co¡tejo".

También hacen que estar de pie, aunque sea poco tiemPo, sea do

loroso, que caminar sea agot:dor y correr imposible. Los anda¡es r¿ci

lantes y dc puntillas se considcran provocativos, quizá porque ganntizan

que ninguna mujcr que los lleve pucda correr más de prisa que el hom

bre que la persigle. Lo peor dc rodo es que, si sc llevan continuamcnte

desdc la adolescenci¡, dcforman los músculos de los pies y las piernas,

de tal manera que resulta ¡odavia más dolo¡oso y difíci1 caminar con

zaPxtos Planos.

Liter:l y figuladamente, los zapatos modernos de mujcr son los que

impiden quc clla corra igual de rápido que é1. Como podi restilicar

cualquicra que los haya llevadq es dificil conccntmrs en eltnbajo cuando

los pies te están matando, especialmente si estis que tc cacs de ham

bre porqoe sólo has desayunado medio pomclo y un café para manrencrce

cinco kilos por debajo de tu peso ideal. Hubo una época, durante

l^' ¡ño. '<'<nr¡) .e,e.rrr. en oue ro en nece'ari. pr';- oor e..¡ 'iru¿

ción de infe¡iorid¿d ¿ rnenos que se optase por ello. Sin embargo, dur¡n¡e

los últimos años las mujeres han empezado ¿ usar otn vez zaPa

tos estrechos de tacón ¿lto, jncl.rso con pantaloncs; y los estilos mís

de noda son los que, como los zuecos y 1as sandalia¡ ¡t¿dos con una

tin por ei tobiljo, dan menos apo¡,o a los pies y haccn que camnar

se¿ sumamenre di{ici].

CoNrn¡xr*vorucló¡¡ v AMtsrcúrDAD

Sc han producido úhinr¡nrcn¡t t,rix sis,r(\ rlc qu. rr,, t,xJ,, 1. . t

bicn ,r I¡ mr¡jc, irrrlc¡cnrli.rrr,. tr,¡,, cs Ir qrrrlLLrl r,l,, r:,,rr ,1, I rr'rr,

D! Hoi\Jll]lr Y rJE \rLUlLR

pantalón tanto en la ropa de dia como cn La de noche Sc ha conve¡tido

en un indicador de baja posición social, especialmcnte cuando está hccho

de poliéster, i' nn

¡mhicntes de cl¿se n¡edia. Lo ha

sustituido el<raje con faldao, ¡ecomendado como la indumentaria apropi¡o¡p¡rr

L,rr--encl n¡ndode o' r.a"' i^.. que Por 'JPUc{o.e

ha de llevar con pantis y tacones. Otro signo inquietantc cs el estrech¿

miento de la falda hasta el punto cn que gestos normaies, como sentarse

en un sofá bajo o saltar un ch¿¡co, ¡esulten dificiles

lrudence Glynn, que trabajó como periodiste especializad.r en modas

en el T¿r¿¿s londinense, fuc de las primeras que señaló l:rs conrradicciones

internas de gran parte de 1a moda posfeminjsta. Los zaPatos

de plataforma y Los zuecos que sc hicieron popularcs durante los años

sere¡ta, po¡ eiemplo, se suelen fab¡ic¿r con una horma ancha que no

comprima el pic; sin embargo, p.odL,cen una foma de andar torpe y

desmañad.r ¡ además de ser difíciles de m:nejar, son peligrosos, provocando

a menudo g¡¿ves lcsiones. Como dicc Prudence Clynn, su "por

aLtura pretenden sarisface¡ el ins¡into de las muiercs respecto a ser más

altas y por tanto más imponanes en comparación con Lrs hombres

Por su estructur:a, que hacc que caminar sca sumamente <1ifícil, preten

den sa¡isface¡ e1 instinto de seguir siendo vulnelablcs".+

Otro estilo popular de 1a época, conocido como l¿¡oÉ Annie Hall,

por la ropa que lle"aba Diane Keato¡ cn la pellcul: del mismo nombre,

er: ambiguo en un sentido más complejo. llsencialmente suponia

llerar ropa de hombre auténrica: elegantes trajes de tres piczas, chale

cos, camisas, corbatas y somb¡eros en colores claros -bcige, hueso, tostado

y gris-, a menudo con aspecto de los años veinte Todos se llev¿

ba mu1' grande y suelto: cuellos abienos, camisas muy anchas por luen

dc los pentalones, mangas y patrs cnrolladas. Está ropa se acompañaba

con grandcs bolsos y bisutría estrafalaria c infan¡il: ceúmica, madera

y hojalata pintadas.

El uso de ropa de hombre puede significar muchas cos¡s distintas.

En los años treinta, acrrices sofisticadas como M¿¡lenc Diet¡ich, vestid¡s

con sombrero de copr, fr:c y trajes de elegantc co¡te, Proyectaban

soflsticacnin, poder y un peligroso erotismo. Los pantaloncs y los jer

rcvs de h época dc la guera, y los tejanos y p¿ntalones de los xños sesent:

v principios de los setcnra, suponían scrias llamadas a la igualdad

hl es¡ilo Annie Hall dene un doble mensaie. Anuncia que quien

I I r¡.o., (; \ ''.

,¡ /.ítd,. pig 5:j


256 IL

'-ENGUAJi

D! LA MODA

D! HOIlÍ¡RI Y D¡ MUIIR 257

fu¡sión, no de autoridad: invita al hombre a tomar el mandq áun cuando

él mismo <e¿ t.rn incomperenrc como lo. per.on:jes ql,e inre-prerd

\7oody Allen.

El l,oÉ AnnG HaU en vdsió¡ de Ditrne Katon.

L? cLrquera la cmiel el sonb¡s¡o

der:lhsgñnd6 hd¿un enüjúo de drinrho

que a los hombEs les re$lÉ hnquilizadó¡,

pú.s s Nidente que sólo 6d

j!8¡ndoy que errulid¡dno s ¡o snftis¡.

emerG gnnde Pm Pon. e ltr roPr .le euós.

lo llera es una buena chica, una cama¡ada' no misteriosa y delicadamente

femenina! siro un marimacho fácil de tntar y dispuesta a todo,

casi como un amigote más. No ra a pedir que Ia protejan de la lluvia

ni va a montar el espectáculo por rener que estar de Pie en ur Partido

de fútbol. ?¡obablemente disfruta con los depoftes activos y se le dan

bien (aunque{astidiosamente

bien, competitivamente bien). Además,

por su chapa de Snoopy se puede ver que tiene sentido del humor y

que en el fondo no es más que una niña.

No ob'r¿nre. ¡l mi'mo t:empo e'ra rop: tnn'mic un irirrr.o nr(r

saje antifeminista. Como se suele llevar con va¡ias ¡all¡s de más, rccucrd¡

a un niño disfmzado con las cosas dc su padre o de su hcrnt.tn,t ntryot'

par¿ hacer una gracia, e implica: "Sólo estoy jugrntl,rr crr r¡.rli.l.rl rr¡'

soylosuficientencntemayorprr:rponcrnrcL:s¡¡nrll¡¡¡<rLlcrrrrlr,rrrrlrrr'

o pan hecer un tr.rL,.ri" tlc h<¡nrbrr'". Iis istc rr, /,-l' ,1",lrrlu

lt ¡, irr,l,


CAPITULO

Moda y sexo

U¡ dulce dsorden e¡ el etido

da voluptuGidád á l¿ rcp¿.

Además de deci¡nos si las persona son de sexo ma¡culino o femenino,

la ropa nos puede decir si les interesa el sexo, y si es así qué tipo

de soro les interesa. Por supuesto, esta inlo¡mación puede ir más o me,

nos disfrrzada. La ropa que se usa par: ir a trabajar, por ejemplq se

supone que disimula la s*ualidad en lugar de darle ¡elevancia, y que

oculta por complem cualquier gusto e¡ótico concreto. En ¡ealidad, hasta

la indumeotaria más seria puede contener indicaciones eróticas, pero

cua.lquier¿ que se v¡ta pan n a trabajar como si estuviese a punto de

irse de juerga es gobable que suscite cotilleos hostiles o algo todavía peor.

Por otn partg en los actos sociales cualqüer persona ¡elativ?mente

joven que no mya vestida con alguna intención quedará mal. En consecuencia"

la ro¡n de colores vivos y so<y la utilizan a veces personas que

quie¡m que se las admirg e ircluso que se la.s amg pero a las que no

les inte¡esa demasiado ata¡se a nadie. En ocxiones, ciertos detalles de

la indumentaria sugieren los auénticos sentimientos de estas pe$onas:

los puios del impermeable var muy ceñidos a la muñeca con hebilla¡

y las puntas de los cintumnes aparecen fastidiosamente aprisionadas;

l¡ c¡misa ca¡mesí abiene c?si haste la ci[tur¿ descub¡e no sólo una cadcnr

dc oro, sino una carniseta o un sujetador lisos de a.lgodón blanco


264 EL rI\'GUAJI DI LA \1OOA 261

y aspecto dcsalcntador; los lazos de la blusa de gasa semitnnsparente

o los cordoncs dc csos zapatos de ante tan a la moda están atados col

un apretado nudo doble.

La ropa antisexual rambién la puede imponer una auto¡idad exter

nz. Los mother bubbanls'! quc faciliraban los misioneros par.r cubrir la

desnudez de los isleños dc los marcs dcl Sur son un ejemplo clásico,

y aún hoy los uniformes escolares -cspccialmcnte los de las niñas

a menudo parcccn discñados para desalentar el inte¡és e¡ótico. El uni

lbrne de preso puedc tcncr la misma finalidad. Con f¡ecuencia, como

señala Rachel Kcmpcr, a la vestida elegantemente, cuando

"prostituta

entn en la t¡en¿, le dan zap:tos ox{ord negros con racones cubanos,

.¡1.<rin... r.'LiJ",'i,", J. rrg",1... ) ,upJ nr, ;^l

pletamente desgartados e inútiles".r Ot¡os p¡esos, ranto homb¡es co¡ro

mujeres, pueden suf¡ir el mismo tipo dc humillación.

Como señ¡l:r He¡¡ick, la holgun y el desorden en el vcstido úenen

ur atr¿ctivo erórico. I-¿ ropa suave, suelta y de tonos cálidos sugiere ü?-

dicionalmente una personalidad c,ilid¿, info¡mal y afectuosa, y la prendr

que la parcialmente desabrochada nuestr: fngmentos de carnc y adcmis

implica que seri fácil conseguir la desnudez total. Por otra parte, una

excesiva pulcrnud sugiere una personalidad excesiramente controlada y

posiblemenre reprimida. La ropa ceñida, muy abroch:da y abotr,"arl.

(si no de;aque se rnarque la figun) se piens: que da cabida a una persona

estricra y eróticamente reprimida. Los tejidos tuertes y crujientes ga

bardinas, algodones almidonados y tejidos sintéticos rigidos tambiér

parecer, ncgar 1a sensualidad, y lo mismo ocurre con los colores grjses

y apagados. Cuando la ropa de colo¡es mo¡tecinos se lleva al mjsn,,,

ticmpo inusualmente ceñida e inusualmente pulcn, los obsen'¿dori'

sospechar.in no ya un desinteés se¡¡ual sino incluso impotencia o frigitlcu.

Una actitud positiva hacia el sexo puede ser ta¡nl¡ién obvia o suril.

Las personas jóvenes e ingenuas pueden ir con tejanos muy ajustrd,x

y camisctas con cl mcnsaje nur'nlrs rs A vARM pussy;"" hs pervrn.r'

dc mayor cdad y más so{isricadas rransmirirán cl mismo tipo dt nrcn

saje por medios mcnos llanativos. Y aqucllas pcrson¡s culrx irrtcrrw.

eróticos son infrccucnrcs o incluso cstán prohibidos cnriLirirr tn.rl*

tcxtilcs quc son invisibles cxcepto para quicncs conoccn cl c,iJir¡'

,vdt.t H,hb"1n..rn rús.ntr¡ d,. di,.n,ism.m,i,l i r¡¡i" \, ¡,!(, i, r

',

r.{i,n, urllrrlxq..ru.llNrhiAi.f.rii,j,.r },1*r,ni,'r.,1,, n,, t, ,1, ,'

',1,"

Iltrln l h.r,t).'.r^r,u |¡ L)

'' r',trn 11 ri,,l \,rrl 1,, ¡. 1,'

,l

Las reviras po¡nogát;6 ptrn mroquntrs erin llena\

dúih.Livd nujr¡s.on ¡opr] botr d¿.uerc neso, r,

.u1lqú¿¡ .onjunb h¿.ho de de ntrte.i¡1, run,lue setr mur.

cem,1c v de cona elegrne, tiene srf,s.onnorÍi.nes Ho

no¡¡la.llnan, dp¿ña en judo r un¡ de hs p.ot¡sonis

r¡ d. h súi. tdd ¡in l¡J r¿,srl,zJ.

Trrr, erlr r curno

El aspccro más sensual de un¿ prend¿ es el material de que está hecha.

Hasta cieno punto, e1 tejido siempre simboliz: la piel de la persona

que hai, debajo: si es ll¿mativ¿mente ¡esbaladizo o lanoso, áspero

o suave, grueso o fino, inconscientemente ¿t¡ibuimos estas ca¡:rcte¡isricas

a quien lo lleva. El hombre que viste con unos pantalones y una

camisa dc pcsada lana se xsume que <tiene la piel gruesa' en el sentido

quc csta expresión tiene en inglés coloquial' emocionalmente duro y

quizás insensible. El hombre que viste con un lrgero tnle d,e shantung

sc asumc quc .tiene 1a piel su¡ve": sensible, posiblemente susceptible.

Uno dc los mensajes textiles más antiguos es el uso de pieles de ani'

nr.rlrs. Los cazadores primitivos se vestian con los cueros de las bestias

,¡uc h.rbían mataclo para asumi¡ la natunleza mágica del oso, el lobo

,' cl rigrc. Inclurc ho]., los hombres y las mujeres que tlevan pieles de

.r,i¡¡¡.rles n¡, s<l1<, cstán c,.,nsumiendostentos¡mente, t¡mbién se están

I'r,*.rrr.rrr,l,r , ,i ,:ris¡r,rx.()nro.rninr¡1cs. H.rsr:r qué punto ha,v:r que


Eh

IL LI]\(]UA][

DÉ LA \rcDN

26.i

l()nr¡r cn scrio csta prctcns;ón dcpcnde de la cspecic a la quc pc¡tcnezca

la piel. Llevar cuero, por lo común, no supone afirmar que uno sea

ur)¿ !tca, una terner: o un toro, aunque en ocasionese pueda atribuir

este último significado a unas chaparreras o a una chaquera de flecos.

Más a menudo, el cue¡o simplemente sugiere la idea de conracto sexual

con la picl dc quicn 1o llcva; dcpcndicndo dc cóno sc haya tiatado,

puede presentarla como unapiel lisa y fuerte como la chaqueta de cuerc

negrc de un motorista, o suave y vellosa como un vestido de ante,

Las pieles menos comunes pueden rener significados más complejos.

Un: chaqueta o un chaleco de garnuza, por ejemplo, pueden sugerir

un idilio apasionado, mientras quc si son dc caimán, scrpicntc o lagarto

podrían predecir un encuentro caro, algo lrío y cenagoso. Sin embargo,los

zapatos y los bolsos de cocodrilo no pueden tnnsm;tir n¿da

más frio que el exceso de riqueza.

VrNUs coN PIrLrs

La piel es más apropiada quc cl cucro para convcrtir simbólic¡mcnte

a su usua¡io en un animal. A veces el mensaje es simple el ruso con

su gorro y su abrigo dc picl de oso es un oso ruso;la muchacha que

va a su primer baile con un abrigo nuevo de piel de corde¡o es un¡

oveja c¿mino del mercado. En otr¿s ocasiones, es poco probable que

a una prenda de piel se le atribuyan las caracteristicas de un animal con

creto. La perversid:d egocént¡ica del visón,la lal¡oriosidad ol¡sesn,a drl

castor, el ruidoso ardor maternal de la foc¡, no se h¿n de esperar nec.

sariamente de las mujeres (u hombres) que se vnten con sus pieles, aunquc

es evidente que existen casos de tal mimetismo. En primer lugaa la mr

yoría de los compradores dc abrigos dc picl dcsconocen la co¡ducr"

de los animales de los que proceden, lo único que quieren deci¡ es "Sor

un animal muy caro>.

Sin embargo, la personalidad de algunos animales peludos está t.rrr

bien est¿blecid¡ en la tradición popular que es inei.irable que tornre

parte del mensaje indLrmentario. La timidez y la fecund;dad Jc1 <ucj,'

tienden a tnnsferirse ¿ quienes lleran abrigos hechos de piel.le con, i,,.

aun cuando esté teñida de marrón o dc ncgro. De las mujcrcs quc llr

v:n estos abrigos a menudo se espen que sean "conejitos" en cl scnt LJ,'

lDlay&ry: scr ligcnmente (aunque encantadc,n-ente) ront,'s, "u.,1",.'r,

apasionadas y apt.x prn tener gnn c.rntrd.rdc hijos (o. J.r,l,' 1,,' .N.,,,,-.

médicos acLualcs, un grrn rrúnrcro,l. .n,1'.,r.,i,^)

El zorro, por otn p:ne, cs, en la tradición popuLar, astuto, uliente

e independientc, y la mujer que lleva su piel se asume <1u compane

algunas de estas cualidades, que es un: .zorra,.+ Esta piel se hizo popula¡

du¡ante los años veinte, cuando las cualidades zorr¡nas comenza

ban a parecer atractivas en una mujer; fue en 1925, por ejemplq cuando

la ingcnios: novela lz dy into Fox d,e Da.lid Ga¡nctt se convi¡tió en

un &ito de ventas inte¡n:cional. Unos años despues se pusieron de moda

los abrigos de paño rematados con eno¡mes cucllos de piel de zorro

que tapaban casi toda l.r cara: con ellos 1a mujer de ia época de la De

presión miraba a un mundo salvajemenre competirivo desde una más

cara de piei, como un animal cxurivo pero inteligcnre y astuto.

Hay dos usos concretos de la picl cn la indumentaria femenina que

merccen especial mención: uno es lapráctica, común en los aiios rr€inta

y cuarenta, dc llevar ¿l¡ededo¡ dc su cuello una o más picles de ani

males completas (por 1o general zorro, a veces visón), con patas, cola

y cabcza, mostrando los afiLados colmillos y con los ojos de crisal pequeños

y brillantcs. No está claro si el zorro o el visón reprcscntaban

la naturaleza animal dc la mujer que lo llevaba o si eran una especic

de tro{eo que representabaL homb¡e o a los hombres que habia cazado,

colgados alrcdedor del cuello a la manera primitiva, como en algu

nos retratos de Diana Cazadora.

Otra prenda de piel muy simbólica fue el manguirq que se puso

dc moda a principios del siglo XD( y gozó dc aceptación hasra la scgunda

guerra mundirl. AL principio los manguiros se hací:n de plumó¡

de cnn€ o de p;eles aas como man¡ cibelina, piel de oso o chin

chilla. Una vez que los cisnes se convi¡tie¡on en especie protegida y

que se encarccieron todas las pieles, e1 manguito em más normxlmente

de piel de cordero, de foca o de visón. Como es evidente en inglés por

et antiguo significado vrl.gar ¿.e la pllzbn naÍ]Í+ la ujer que llevaba

uno llevaba un simbolo visible de sus pancs pudendas, que ella rcpresentaba

como peiudas, sLraves, delicadas v calienres. En un dia de f¡io

un hombre dc su predilección podía ser invitado a poner la mano en

cl manguito de su acompañante, alentando así su esperanza de una opor,

¡unided similar pero menos simbólic¿ en el futu¡o.

: r'nilu..ión mts o mcnos tnent de¡ar l,l} Mjl kcr¡]tu¡re, .muje. a"!r¡, c ro. orú

\ [rili.].]o..on erlla clcg¡m.:.ono mrcho s*u¿lorn( fÉcrn:. N¡dtrquercr co¡ l¿.on-

¡¡ tr lt, mí5 perortrriyr y sc!úh de h expFsión sttrñoh. [T.]

'' rr\ li p.nrbri nrl6rgucrcnn¡ór rn¡luci¿ndoc.mo "m¡¡gtrno,. Se ntilizrprndcs g¡x.

, ,{r.,, , !\, L , ¡, n,i¡ ir l


)64 tT LENCUAII DE ] A I\Í]DA

265

CutRi,os Drco¡-A¡os: BRoNc¡A¡o Y TlqruAlrs

las a¡enas de Niz¡, Miami Beach o Santa Monica, no se daban cuenta

dc que treinta o cuarenta años después iban a estar xgrictados, a-r¡ugados

y envejecidos antes de tiempo como palos vieios, ni que de esa ma-

Además de ponerse las pieles de los ¿nimalcs, los hombres ¡' 1as mu'

jcrcs pueden alterar las propias prr: aumentar (o disminuir) su atncti

nera aumentaban eno¡mementc sus probabilidades de padccer un cáncer

de piel. Cuando estos pavos fueron al co¡¡al dur¿nte los

vo sexual. En primer lugar, pueden cambiarse el color de la piel, acla-

¡irdola o oscu¡eciéndo1a para que se ajustc a los cánones de belleza

"ol"iendo

años sescnta o setenta estos b¡onceados intensos dejaron de cstar ran

vigentes. Durante muchos siglos el bronceado fue signo de atguien que

de moda, y hoy e1 color preferido es un beige rnedio.

tnbajaba al aire iibre; indjcaba po¡ tanto una Posición social de clase

Un método más doloroso pero potcncialmenre menos perjudicial

baja. Las damas y los caballeros tenian 1a rez plida; de hecho, cuanto

dc ,:1tenr la piel es por medio del tatuaje. Tradicionalmente, este ane

más blanc¡ fucsc la piel de una dama, más bella sc pensaba que era.

lo practican principalmen¡e los homb¡es de cl¡sc obrera, sobre todo los

Como consecuenci¿, las mujeres e incluso los homb¡es se esfo¡zaban

marinos; pero con el t¡ato se descubre que un número sorPrcndente

por evitar 1: exposición al sol, la toca y el pansol victorianos, por ejem

de mujeres incluso en ocasiones mujeres aristócntas- lleran un¿ rosx

plo, no eran sólo decor:tivos y simbólicos, también ser-r'ían de somb¡illas

o una mariposa grabada en algún lugar ínrimo. Además del dolor iniciaL,

el principal inconvenicnre del tatuaje es que con cl tienpo se em

Sin embargo, a principios del siglo XX muchos empleos de baja c:

tegoría obligaban a trabajar un gran número de horas bajo techo, nadr

bo¡¡ona, de tal mancn que empieza a pareccr un dibujo hecho con

rnás quc con dos semanas de lacaciones a1 ¡ño. Un intenso b¡onceado

tinta dc color puesto bajo un grifo. También es difícil quitarlo si se accede

a ot¡o estr¿to social o si rompes con la persona cuyo nombre, ro

integral implicaba que se tenía tiernpo 1' dinero sulicicnres pan tum

ba¡se ¿1 sol. Si se vivía en ciertos países norteños, csrc em esPeclalmcnte

prestigioso dur¿nte los mcses de invierno, pues suge¡i¿ un cáro des_

pequeños cn un lug:-r visible del cuerpo de una persona de clasc nedia

deado de corazoncs y flores,llevas marcado en el cuerpo. Los tatuajcs

plazamiento a1 sur. El bronceado se conside¡aba t¡mbié¡ e¡ótico. e¡

sugleren un pasado tormcntoso y averltru:ero, y a menudo que se ha

pane porqt'c sugeria saludablc ejercicio al aire 1ibre, que en estc siglo

se¡rido en la armada o en la m¿¡in¿ mcrcante; a muchos hombrcs y

ha sido por lo común algo arcitante, y en parte por la crecncia genera

mujeres, según mis investigacioncs, ies ¡esultarr ser''u¡lmentc cstimul¡ntes.

lizadr de que las personas de piel más oscura (latinos, árabes, negros)

bs diseños más grandes ¡' más anisticos, cspccialment esos t¿tuajes

son más sensuales.

de estilo japonés que cubren la mayor parte del cuerpo o la espalda y

La mod¿ de los bronceados, según 1os hisroriadorcs sociales, la rrr

contienen muchas figuras enrrelazadas, son mcnos populares: uno de

ventó Gabrielle Chanel en 1920, y los primeros aparecieron en la Ri

mis informedores me decla que er¡ como hace¡ el amo¡ con una alviera

francesa. A 1os pocos años púcticamente no h¿bía héroe ¡omin

tico que no estuviese b¡onceado. Las heroínas siguicron dunnte ,rlgúrr

tiempo más con su divina blancun, pero hacia los años trcint¡ t¡nr

bién muchas de cllas tenían la piel dorada o aún más oscura. cor¡o Nl

PTNTUR-{ Y Pot¡'os

cole Dive¡ cn la obn de Firzgcnlá 9uze es h nocle (Gnder Is thc Niitht.

1934), de la que se dicc que espal<1a, dc un mar¡ón ¡nanni¡clo,¡il,¡t

"su La fo¡ma más fácil dc decomr la piel es con cosrnéticos. En siglos

nada con una sarta de pe¡las color crem¡, brillaba baio cl sLn,. Sil err

pasados no ere raro que los homb¡es, además de las mujeres, los usascn

bargo, en cierus zonx como el su¡ de los Es¡¡dos Unid<x v l.r' c,,1,'

discretamentei en la actualidad se supone que só1o las mujeres se pin

nias b¡i¡ánic¡s los l¡ronceados no llegaron a poncrsc nuncr <1, ttlrlt

tan, aunque sc dice que el difunto conde Mountbatten usab¡ colorcte

Cuando se tiene un clima caiuroso, una gren pobl.rci,in ol,rer ,i, 1".1

oscura y una econornía rural en Ja quc h mrv,rr' ¡rrrc tlL I tr'rh.r¡r ' ti'r, , v rcflcjos azules en el pelo. Los homb¡es m:is convencionales pueden

'

unt.rrse la piel co¡ g¡?sas y astringentes, u optar Po¡ ole¡ 3 trgre o x

se ¡ealiza al ai¡e lib¡e. un¡ picl rl,i' n,rrr,;",,¡,,,'rrlr,¡, rrrr"1//r'

iuenr i'icjo, o bien a un¿ realjzación idealizada de estos olorcs, como

Cuendol¡xmic,rl¡,¡xtlclthtttrttlrl ¡,,,1'1,,1, l,¡,¡r,' r,rrrr, r tr,rrrt ,

cualquien que hava estado alguna vez en una cuadn o en 1¿ j.lul¿

r i ¡,brlu ¡r.rb.rr t,,,, ,,'¡i,t,1,r,,,1, .,,t,r¡\ . r,i,'rr,' ' 'l,ri

,1, l,^ lroncs delzoo. Para contrarrestar La sospech¿ de:l!n¡inamicnro.


)66 !L L!\CLAJT DI LA \]OD¡ )67

los cosméticos de hombre siempre se venden de un modo mu1. viri1,

col¡o ha señ¿l¿do Robert Bliin:

[Los fab¡ic¡ntes] tienden a rpclar al gucrrcro, al macho, cumdo rc¡-

den cos¡,édcos ¡ 1os honb¡es; l¡oxeadores, tutbolistas y jugadores de

criilueL aruncian perfumes y cremas. Se dice a los hombres que los pro'

duc¡os 1cs huán scntirsc os¿dos, ¡cmcnrios, fucnes, doninantes, vigo

rosos, enérgicos e i¡¡eresa¡¡es.2

Esa osadía, esa temeridad y todo lo demás son absolutamcntc anificiales.

Como se ha señalado a menudo, los cosméticos, los perfumes

y los jabones 1o que hacen es ocult¿r y elimina¡ los olores natur¿l€s

dei cuerpo humano qu€ una vez sirvie¡on co¡¡o señales sexuales. Se

nos está condicionando para que rech:cernos los mnnos olores que en

otro tiempo nos excitaban, y pai¡ que exijamos que los seres humanos

exuden un olor veger:l o quimico.

Convencionalmente, el maquillaje femenino se ve como medio de

disfmzar la edad y las imperfecclones. De hecho, es¡o sólo lo hacc d¿

manera parcial su principal efecto es crear la apariencia de enardeci'

miento erótico: los ojos agrandados, los labios dilatados y enrojecidos.

el arrebol de ia piel. El maquillaje se ha usado también pan dar la impresión

de que una cara se ajusta al ideal vigenre. Como ¡esultado, una

gnn mayoría dc mujcrcs dc 1os años vcinte pxrecian tene¡ la boquj¡¡

de piñón. Cuando las modas madun¡on, durante la depresión y La scgunda

gucna rnuntlial, 1as mujeres mostraron su so{isticado escepricis

mo estrechando los ojos y arqLreando permancntcmcnrc 1as ccjas. Ln

los años sesenta, cu¿ndo el mundo cornenzó ¿ cambia¡ o¡ra rez. lo'

ojos se volvieron arrificialmcnLc gandcs y rcdondos por ia sorprc.r.

unefecto inc¡emenudo porlas sombns oscunsy 1as largas 1 pes.rjos.r.

pestañas que los rodeaban. Confornc sc cnr¡¡ccian l¡s n¡oJ¡s. l¡x L,

bios se volvie¡on de color tranón pálido y n,is t.udc ros.r pil <,r,l,l.r,

co, des¿parecjendo finalmerte casi por com¡lctor tlurrnrc un rien¡,,

las mujeres casi sólo tLrvleron ojos. Il,rjo 1.r ;nfluc,,ci., .lc lx ,¡,,¡ i¡ri, ,,

tos quc propuenaron ln vutlt:r a J.r nrrurrlcz,r y l,r libcr,rri,!r¡ ,lc l.r rr,,,

jeL dur.rnte 1os rños \clc,rt¡.¡ruch.rs¡¡uj.r*.rI'.rr,,I,'r,.rr,,rr

¡',r ,,,r1

plct<, cl rmquill,rjc. Il¡ l¡,rc¡u.rliLl,rtl ¡¡,u. (sr¡, ,(r,i,,,.,,i11,',.,,ri,1,,t

tri,rví,r l,,,lcrlcñ.rr ¡,.rrrrI l.rirLvorrLrrl v,.r.i r,"l.r'1.,'i,r,,,,,

'r r*., ,

Er noNo r,¡ruoo y rA MUñrcA D[ plÁsrrco

Un *ceso de pclo, .amó e¡ h dbezr como

e¡ el clerpq sueie aninalid¡di rlgün¡s

úu,eres, y ünos !o.or hómbrs, rfifm¡n

qne 16 re\ül¡r sunmdre eórico en ¿l s{o

opueno. F¡¡oent¡ ds Do¡ S.yder

Uno de los signos más coúunes de ura sexualidad activ¡ ha sido

siempre la exhibición dc cabello. Ent¡e los hombres, aunque cl estilo

capilar es principalmente un indicador político y social (como ya sugcrimos),

a menudo tiene un significado erótico secundario. Los monjes

y los sacerdotes t¡adicion¡lmente se han rasur: o la mayor parte del

p€lo o se lo hxn dejado muv cono como señal de celibato y dominio

dc s1 mismos. Quizá por esto ra¡a vez se ha encontr¡do atractivo e¡óti

co en una calva reiucientc, aunque los científicos nos digan que la cal

vicie en el varón cstá asociada con la abundancia de hormonas masculinas.

Por otra partc, las ba¡bas exuberanremente suaves y scdosas y l:s

rizadrs nclcn¿s byronianas están asociad:rs en la mente popular con

una naturaleza apasionada. La exposición deliberada de vello corporal

¡r.\.ulino (especialm¿nten el pecho) se considera señal de vigor se

r L'.r1. .runquc no todas las mujcres (ni todos los hombres) se sienten atrai-

(l.N t(,. cl tipo peIudo".

"nnno

I r¡ l.¡ ,¡¡¡vorí,, dc Lrs socic,hdcs. que l;rs mujcrcs nclultas tengan pclo

, ,l , ,. ,11i,, ,¡Lr, v. .rsurrrL e i,,clrw, ic ', ", '¡',

,rprccir. Sin cnrb.rrgo,


268 IL LLNCUAfÉ DE IA \IO¡A

269

en los países occidentales esta vellosidad ha sido objeto tr¿dicionalmente

dc un fuerte rechazo, y se ha eliminado rigurosamente mediante afeita

do, ceray electrólisis. (Hasta el vello púbico se ha considendo indeseable

se dice que aJohn Rusirin, el histo¡iador victoriano especializado

en arte, le repugnó hasta el punto de quedar impotente descubrir, en

su noche de bodas, que su esposa no estaba igual de lisa que una estatua

de nárnol.) Para lx femini-stas contempoúoeas está aditud es una fo¡ma

de opresión patriarcal, y parte de la exigencia masculina de que las mujeres

se transformen en muñecas de plástico pintadas. I-os p:rtidarios

de la acción ecológica, los cultivos orgánicos y la medicina herbaria

son también mu)¡ p¡opensos a ver el vello corponl como un cultivo

n¡run . tn l¡ ¡cru¡lidrd. po' no er raro ver ¡ murere. cu''ss ¿;.i

'¡n'o.

las y piernas prcsentan una floreciente vegetaciór. Analizando el resro

de su vestimenta se las puede clasificar como a) feministas convencidas

o b) partidarias de la contracultura. Por su parte, a las mujeres de soba

cos poblados y piernas espinosas, si no están en proceso de t.ansfo¡mación

hacia uno de 1os tipos anterjo¡es, simplemente se ias consider¿ des

cuidadas y desascadas.

RAPUNZT!

Y coMPAñíA

El pelo largo siempre ha sido un atributo imponante y legendaricr

de la feminidad. Es una caracteristica de las protagonistas de los cuentos

de hadas, incluyendo á Rapunzcl, cuyos rizos eran tan largos y t:n

gruesos que la brujay el principe podían subir por ellos como por un:t

cuerda. El cabello largo y exuberante es la marca tmdicional de la mu

jer sensual en casi todos los tiempos y países. En el arte cristiano, por

ejemplq a Maria Magdalena se la suele representar co¡ el pclo larqo

hasta los pies.

En la tr¡dición europea el pelo largo y suelto se ha asociado c¡si

siempre con la juventud, y a menudo con 1a rcal o suptrcv

"irginidad,

ta. De niña una mujer llevaba e1 pclo hacia abajo, a veces con rrcnz.r'.

Al hace¡se adulta o al casarse se lo subia siguiendo las costumbrcs l<,..rles.

Se lo podía trenzar formando una corona, cono en much¿rs c,¡¡rrr

nidades campesjnas, se 1o podía cubrir con un griñón o un¡ t¡rc¡ ,1,

encaje, levantarlo en una empolvad: fantrsía d;eci¡¡cl¡oc.¡. r' c.rrrl,r l,'

pan hacer un copetc cduardiano. Sin cmbar.gr'. rlr,r vcz * 1,,,,',r,rl,,r

En l¡ jnLinidad dc l¡ ¡lcobr nr,rtlinronirl (,, t rt rlr,.,t r irrr,'rri.rl) Lr t, ., "

dcs:rprrccí.r. L,s buclc' sc ,ler¡,r.tl'.tr¡ v 1,, ,lrr, l,^ rl, t,,, r r¡,,r l1.,r,r rl'.,¡,

El p€lo lá¡go, .spcso w suelto es un sign. rDdicion¡l de h scxualidad l¡nc¡i¡¿. t ¿t¡üs de

tódó tienpo ),lugr Lo h¿n ehbFdo como ttrl. A nedi¡los {lel siglo fD{ s ¿dnn¡ban de ioF

ñi huy 6r(ial los rt6 como ésro\. R¿tda de h (1"1 B.I¿ hknd¿¡"J, 1866, d. Gu$¡E coürbe¡

suprema hermosur: de la mujen' quedaba liberada para deleite del

"la

homb¡e.

La moda del pelo cono en las mujeres data dc la década de los vein

te, aunque antes hubo ejemplos pasajeros de la misma. En un principio

significó libertad e independencia, incluyendo a nenudo la libertad y

la independencia eróticas, y durante ua tiempo se invirtió la vieja regla,

una chica que llevase el pelo muy cono 1o más probable era que

estuviese disponible sexualmente. No obstante, hacia la década de los

cua¡en¡a se habían ¡establecido los significados tradicionales, y la muchacha

atnctiva llevaba el pelo cuando menos por los hombros, mien

tras que la universitaria, la profesional o la esposa conse¡vado¡as 1o llevaban

con una tupida y rigida permanente. Só1o las artistas y las

bohemias lleraban el pelo verdaderamente largo, y solian hacerse un

moño o recogénelo en una cola dc caballo.

Sin embargo en los años sesenta y principios de los setenta las mu


2/a IL LENCUAJI DE I-A \4OI]1 271

jeres jóvenes empezaron otra vez 3lleva¡ el pelo largo ahora por lo ge

nerál co¡ la r¡F en medio. La moda exigia quc fuese lacio; si no era

asi naturalmente, los rizos los podía eliminar una amiga o (con más

dificultad) la misma propietaria. Este peinádo era compatjble con -y

a lcccs provocador de- la pérdida de la virginidad y el matrimonio,

como lo habia sido en los siglos anteriores, pero no er: aceptable en

e1 meredo de trabajo. A las alumnas mias que lievaban el pelo largo,

cuando llegaba la hom de gnduarse y buscar tnbajo, a menudo se les

presentabe un gr¡n conflicto a consecuenci¡ de esto. Corta¡se el pelo

(o incluso recogérse1o) les parecía un signo de que se habían vendido

al sistema, como se lo parecía a sus contempoúneos va¡ones, y a veces

sc cncontraban con e1 problema añadido de que a sus novios Jes gustaba

su pelo largo.

En la actualid¿d las melenas hasta la cintura son poco frecuentes

excepto en los jóvcncs, pcro clpelo más largo de Jo normal, en todos

los grupos de edad, tiene su significado tradicional: ideas ¡omán¡icas,

ardor emocional y a menudo disponibilidad sexual. Un cote de pelo

repertino y d1ástico implica ¡echazo de estas cualidades, y por tarto

las mujeres contempor.ineas a menudo están sometidas a la p¡esión de

sus maridos o am¡¡tes par¿ que se mantengan alejadas de la peluquerí:.

Al mismo tiempo experimentan una presión en sentido opuesro

por parte de sus je{es actuales o potenciales en su puesto de tr:bajo,

estal¡leciéndosel conflicto clásico en¡re querer y deber.

RuBAs, MoRrNAs Y PrLtRRolAs

La tladición sicmpre ha asociado el color y la textur: del cabello

con la personalidad, especialmenten las mujeres, sin ninguna jusrificación

aparcnte, aunque ¡o se puede infr¿vxlor¿r el efecto de se¡ tr¿ta

da desde muy niña de acue¡do con un este¡eotipo. Las rubias, nos han

dicho, son las preferidas de los cabalieros y (quizá como ¡esultado de

ello) tiencn más gncia; las morenas son más profundamente emocio

nales; las pelirrojas son fogosas y apasionadas. bs colores definidos i¡-

dican una personalidad fuertq los colores apagados y rnortecinos (rubio

ceniza, castaño ntón) una pcrsonalidad más retraída. Las person:rs

de pelo lacio son serias, a veces solemnes; las personas dc pel<,,iz. o

so¡ alegres, posiblemente frívolas.

Durante sigto se creyo ¡tuc el pclo dornd,,,n,lul¡li) (,¡i¡(,r.,.i.,,1,

l¡cio ni tlcn¡.rsi¡do rizrdri)cr. l,' rr.i.,l,* ,l'1,,,i 1.,\,,,,,j,,,-. ¡ ,..,¡,,,

jeres romanas de la époe c1ásica y del Renacimiento se lo aclaraban,

sc lo tcñían y se lo rizaban para conseguirlo, y era un atributo conven

cional de las princesas de los cuentos de h¿das. Sin embargo, en e} siglo

XIX, época cn que sc apreciaba mucho en las mujeres un carácter pro

lundamente emocional, la mayoria de las bellezas del arte popular tcnían

el pelo lrrgo y de color castxño oscuro. También en la linatura

había una preferencia por las r¡orenas. A las rubias no¡m¿lmente se

las retrataba como de c*cos,': ingenuas, frívolas o algo todavía

"lige¡as

peor.En Mitl,llemarch, d,e George Eliot, por ejemplo,la noble, abnega

da y morena Dorothea se contrapone a la superficial, egoísta y rubia

Rosamond. El pelo rojo, en 1a imaginación popular, indicaba pasión

y un genio vivo; era un inconveniente para un hombre y una grave des'

gracia par:r un: mujer. La pelirroja más famosa dc la literatun victo¡iana

es Becky Sharp .la del pelo arenoso", la ambicios¿ antihe¡oina sin

escrúpulos de la obn de Thackerzy La feria cle las oanilacles (\anity

F1i¡ 18471848). F.ste prejuicio continuó cn cl siglo XX. La heroina

epónima de la obn de L. M. Montgomerylna de las Ejas Verdes \Anne

o{ G¡een G¿bles, 1908), un libro infantil tremendamcnte popular qu€

aún es muy leído en la actualidad, dcclara que podía h:ber nada

"no

peor que el pelo rojo". Por tantq ella trata de teñírselo c1e negrq pero

1o único que consigue es que se le ponga vcrdc; la implicación es que

no hay nada <1ue pLreda disfnzar un remperamento pelirrojo.

En este sigio los rizos rojos o amarillos han dejado dc scr Lin inconveniente,

pero las asociaciones tn¡dicionalcs pcrmanecen. Las ¡ubias son

más a menudo las proragonistas de la comedia o el melodram¡r las r¡o

renas, del misterio o la tragedia. los rizos srLgieren humor, y de una

pelirroja se espera qLre sea tempestuosa. La novedad es la existenci¿ de

opciones. Los avances técnicos p:n dar color, rizar y estirar el cabcllo

pcrmiten a cualquiera quc tcnga riempo y dinero pam ello cambiarse

el pelo como se cambiaría de somb¡e¡o. Si asi lo decide, una merjerpuede

se¡ sucesir':mente una ¡ubia chispcantc, una morena sofisticada o una

peliroja excénrica; o puede conservar permanentemente cualquier color

y texturl que v3,va con su personalidad. como consccucncia, los esrereotipos

se han reforzado, y aunque no te crmbies el pelo es probable

qr. L, i.r, u.u<n p"r Él r qu. l( r'iLen ei.or.c.u. rci¡.

Los hombrcs tienen la misma libe¡tad de elección, pero la ejercen

con menor f¡ecuencia. Ya no es necesa¡io se¡ moreno además de alto

v cuapo paÉ ser un héroe, y no sc crcc quc la personalidad masculina

¡¡r¡bie drásticamente con e] colo¡ del c¿bel]o como c¡mbia con su lon

qiru(l. No obstantc, cl pcb mbio muv cl¡ro o rojizo (cspeclalmente


272 IT LENCU,qE DT LÁ \''¡IDT 273

si es rizado) es un iazl;cap para cl hombrc en e1 terreno profesional¡

como estos colores se dan con mucha f¡ecuencia en los niños pequeños,

sugieren inmadu¡ez e impulsividad.

S¡ñ¡r¡s s¡xu¡r¡s: EL lorso l,rqo

En 1¿ ¿aualid¡d, como antiguamentc, c;cftos dcrallcs dc la indumen

taria transmjten un mensaje sexual directo. La ropa de color rojo vno,

enseña¡ una cantidad dc carnc mayor de lo nornal y 1levar prendas

ccñidas que marcan la silueta son signos universalmen¡e ¡econocidos.

Una enunciación simplc, a vcccs cruda, es la que se hace con 1¿ falda

desabrochad¿ has¡¿ la cintura, con la minifalda extncorra, con e1 jcrsey

fino que marca los pezones, y con el bulto de los pantalones que,

como decia Mae \flest, indica qLre un hombrc sc alcgra dc vene. Ha

habido a veces ot¡os indicadores aceptados de la se¡ualidad. A ¡nediados

del siglo XIX, por ejempJo, sc asumía que 1a mujer que llevaba e1

tocado üruy echado hacia delante, cegándole la visión del mundo por

ambos lados, era decente y timida¡ quien llevaba el tocado echado hacia

la parte traser.r de la cabeza sc asumía quc era "disoluta",

es deci¡.

indeccnte y quizá l:sci"a. Más recientemente, en los años cincuenta

ulla mujer bien edlrcada llcvaba guartes normalmente cortos y de aL

godón bl:nco siempre que existía la posibilidad de quc lc prescnta

sen a algún cxtraño. Si se le olvid:ban o los extraviaba ¡, tenía que tocar

la m¿no de un honb¡e desconocido con 1a suya rlcsnuda, esta muier

er¡ conscicntc dc habe¡ emitido intencionadamente o no- una señal

l-.1 indic¿dor sexual más unive¡salmente ¡econocido cn 1as nujcrcs

es, sin embargo, c1 bolso o Ia cartera. Quizá fueran los freudianos quie

ncs primero est:blecieron di¡ectamente la conexión, pcro cl uso en in

glés del término¡rrrse'! pxrx designar 1¿s partes pudentas limeninas d¡¡¡

de principios del siglo XVII. La erprcsión inglesa o// áag (bolso r;ejo)

pan des;gnar a una mujer rnayor poco atnctir.a tie¡e alrcdedor dr cicn

años, y puede que subliminalmentc sca la rcsponsablc dc ln rcndfnci.i

femenina a descchar los bolsos en cu¿nto se es¡¡ope:n lo nrls rrininr,'.

Como resul¡ado, las tiendas dc segunda msno esrán llcn.r\ ¡( h,,1"^

vicjos, a menudo boisos caros que, aunqr¡e €r:n cn ¡crlc.r,' ,.r.r,1,, ,1,

u,o. I¡r.ido.'l';,;dn.p. .u.p

r;. .',i.,.

Por supuesto, no es só1o sexo lo quc comunica €l bolso. Su conteni

do, por ejemplo, pucde representar el contenido de la mentc, o servi¡

a la vez de ca¡net de identidad y de equ;po dc ¡cparaciones. No obstan

te, al rnismo ticmpo el bolso ¡¡ansmi¡e info¡mación erótica, aunque

sóLo sea a los ojos de quien lo contempla. Según mis informantes va¡o

nes, un bolso con cierres, hebillas y cremallerasugiere una mujer que

guarda férrearnente su intimidad fisica y emocional, una mujcr a la que

seá dificil llegar a conocer en el sentido vulgar y en el bíblico. Un

cesto de paja con La p,:rte superior abierta sugiere una petsonalidad abierta

v confiada: rlguien que es emocional y sexualmcnre más accesible.

Un bolso puede también scr pequeño o grande, rígido o bhndo y dc

colo¡es vivos u oscu¡os. Puede tene¡ muchos departarncnros, sugi¡ien'

do una mente organizada o una mujcr que desempeña rnuchos papeles

cn La vida; o puede constar de un solo depanamento en cl que va todo

¡evuelto. El bolso puede ser t¿mbién extrcm¡damente .,femenino,

suave, floreado y de aspccro fágil- o puede pa¡ecer un ¡raletín dc

hombre La ejecutiva que llera al mismo tiempo un bolso y un maletín

parece tener dos identidades sexualcs con¡radictorias; quizá por esta r:L

zón,los asesores de vcstu¡rio desaconsejan ené¡gicamentest: pnictica.

Dicen los psicólogos,luc el bastón o el paraguas en¡ollad¿¡ son un

sinbolo masculino cuando aparecen en los sucños, i' cn la vida rea.l

se puede ver a menudo a los hombres usando estos objetos sirnbólicos

pan hurgar y golpe,:r o pan llamar a un t:xi de una lorma quc corrobor:

estr interpretación. Los bastones o los cayado son poco frecuen

tes en la actualidad, excepto en hombres que realmente 1os necesitan,

pero e1 pamgua sigue siendo popular. Como cabía esperar, el paraguas

er su \€rsión másculina ticnde a ser grande y pesado, y suele ganar pres'

rigio por su capacidad para desplegarse instantáncamcnrc. Un paraguas

maltrecho, pequeño o 1o que es pcor- ,1ue funcione m¡l es un moti

ro de vejüerza que r nerudo pre.< erc<. .o J ñ, n^\ qJc .e pre.umr

algún significado erótico. Por supuestq cuando el paragua se des

pliega asLrme una torma menos fálica,lo que puede ser la razón dc quc

Los hombres b¡itánicos de chse alta mantcngan los suyos muy enrolla

J,x ir¡rlrrw, bajo un gran aguacero.

,,,'l,r,1r ,.1 m¡sculi¡o sc hr considcrado un siml¡o]o se-

"'n¡brcro

, ',,1' l,,i,r\ | .rw. l.r. íp,,c.rs dc Jor¡inio masculino ha¡


:71 LL\CL-{IL DL L{ \iOD1 t,,'

Cütrndo l¿s nrujeres r pond roftr,L lrom

bre su¿l¿n .fumú u¡r digiidrd.¡n.id!

rr.es u¡tr ern ¿let:n.itrI s.ft

':ble,I

i.r.nln. nhnene Dierri.l en l9ri

¡_o(osnlir ¡c h .ole..ió¡ Lr.rr Car

coincidido con los sombreros altos pr.r lcx bonbrrs. ¡r¡r r ,11,", I ',,r¡,

brero de copa de los puriranos y l¡ únrim Jc ros t ,',

'i¡r,,,i.r,r,,'

el advenimiento de l.r "nuer'¡ mui,r" e¡ l¡ d,i rlr,l, lrs: . ! LIL ,r

chos hombrcs rdopL:rror cl c.rr,,rii.,¡rL,., r',',1ii,,,,,i',1, , , l

t¡r¡tn¡¡crdr Y h.,.i, J ,),1,\,1,..r'l',

' ,,,

por rsi decirLo, cl simbolo mismo de su vapulerda autoridad: el so,,,

b¡e¡o l-lexible.,r 5i es¡a teoría cs corrccta, la reciente tendencia al ¡lr.r

J" '¡

,b,eru ouede .er .ignrii,arivr.

'.,,:uer"

Otros detalLes de la indumcnraria masculina han tenido un signili

cadc, sexu:1 y social reconocido. En el siglo XIX la cantidad dc pc

chcn dc 1a camisa que se enseñaba indicaba la posición de un homL¡n.

en la escala de ]a virtL¡d al vicio: cuan¡¡ más tela se mostr¿b.r, me¡o.

dc tiar era. Un aspecto discreto y abotonado disringuia al caballcro co

rrec¡o o al comerclantc o cmplcado respetable de cuyo honor se podí,r

fiu una dama o una pobre muchacha trabajadora. El jugador no dcmr

';¡d, '¡h cr,<ñ¡b mi. p.ch.ra, el corrp)ero .inve.grier zrqre,ea¡,,

recharla de cualquier oporrunidad crórica enseñaba tod.rvir más, y ,,

menudo llevaba demasiadas jo1as. Ho¡ el exceso de joyxs en cr¡rlqui.

n de los sexos es un indicador de clase media bga o de nouxeau ríck .

pero .iene tanbién insjnuacioncs dc rclajamrcnto scnsual.

Una corbatr de homb¡e puede t:rmbién ser sirnbólica se¡ualmcltc.

especlalmente si es de colorcs vivos o sj es inusu:1 en a1gún sentiJo.

James I-aver señrla que ei sacerdote católico, <1ue no Llcva corbara, crti

.simbólicamente c¿str¿do",+ mientras que el anticuado clérigo evangílico

brnánico siemprc llcvaba una corbata blanca, .como ctueriendo in

dic.lr que er: potente pero puro,. Siguiendo la tesis de Laver, sc podrí.r

proponcr quc las cstrechas co¡b¡t¡s de co¡dón ent¡el¡z¿do o de dr".rs

de cuero que e menudo gustan de llevar los ancianos csradounidcnscs

sugieren un marchilrmiento o un¡ desecación de las pasiones. Otro po

sible indicio cs clprñuclo quc llcv.rn en el bolsillo exterior del pech"

de la chaquera los hombres bien vestidos. Según un periodisra conoci

do nío, un pañuelo de c:chemin saliendo descuidadamente del bolsi

Llo. especialmcntc si cs rojo, anuncix.Puedo xrreglrrlo'; el1ino blanco

pulcramente doblado itrplica un desinrerés temporal o permancntc por

cL scro. v I'rs mujcrcs dcberíán inrerpret¿rlo cor¡o una bandera de tregur.

I'COS IXTTRIOR¡S I INTIRIORES

,,.,"r n*i", o-m-rciór.pequerno.que.ru.r.n,,J |,

"n+ir

u¡ ¡)pr sob.e i¡r¿rj, edad, ocupación, opiniones, humor y gustr,r,"

rr.rlcs puede hacer <1ue nos rcsLrltc difícil dccidir lo quc nos v:rrrru.r


276 Ir I t' CUAJr I't I \ \r¡D\

poner. I/) que ocur¡e a nenudo en tales casos es que la capa exterior

rcpresentx a la persona externa o pública y la inrc¡ior a su yo íntimo.

Cuando ambas capas son visibles el mensaje, aunque contr¿dictorio,

es fácil de leer. La mujer del práctico traje de lana gris y 1a blusa rosa

con volantcs cs un r¡tón scrio y rrabajador con un alma frívola y femenina.

Por otra parte, si lleva un tnje curvilíneo de sed¡ de colo¡ rosa

sobre un suéte¡ liso de color gris, sospechxmos que está íntimame¡tc

preocupada o deprimida, con independencia de Io cordiales y encanradores

que sean sus modales.

H,:y nrch;' co nh n.rciorc' pn,iblc, dc mcr.rjc .l( e or e ilerio-.

Un:r indumentaria puede ser infantil por tuera y aduln por dentro, como

el dclantal dc volantes de colorcs vivos sobrc cl scvcro vcstido negro

que informa a los invitados de que están ante una profesional seria que

sólo está jugando a cocin.r. Puede se¡ info¡mal y rústica por fuera y

errbana por dentro, como c1 tnjc dc pana marrón claro del arquirecro

que se usa con una camisa y una corbara formales para transmitir a sus

clieotes Ja seguridad de que sus casas no se van a salir dc1 prcsupuesto

ni se van a caer O puede ser de clase alta por fuen ¡' de clase baja por

dent¡o, como ocu¡¡e con el elegante tnje iraliano del cantante de ¡ocÉ.

dcbajo dc1 cual una camiset¿ con una lata de ce¡veza ga¡¡nt;za a sus

fans que en el fondo todrvia es un chico durq agresivo y de clxe obren.

Aun cuando los estilos de la capa interior y de 1a exterior sean igua

les, puede que haya una di{crcncia significativa de color. Alguien cu,va

visible capa interior de ropa sea de color rojo, por ejemplo, puede estar

hablándonos del calor y la pasión que hay debajo de su apagado crt"

rior. No obstante, cuando una combinación de color .va es convenclo

n:r1, su significado es más convencional que pe¡sonal. Llev¿¡ una can¡i

sa bl¡nca con un tr:lje oscuro no significa que seas serio por fucra ¡'

honesto y honr.rdo por dentro, sirnplemente que est€ tipo de crr.icrcr

sicmprc sc ha consider¡do deseabl en el mundo empresarial ¡ prolc

sional. La indu¡¡entaria invena -el tnjc blanco 1' la camisa oscun dcl

jugador sugiere alguien cuyo caácter y cuyos motivos son algo rur

bios, indcpcndientemente de 1a sencillez y el enc¿nto dc sus mrrl;rlcs

ALAvíos íNTrMos

A vcces, por supuesto, I;r cap.r intcrnr dc r,,¡., r.,,,,1,i.rt.' ¡',' 1,

exterior, y sólo los ¡lorLun¡J¡,s¡' ¡r irilcri.r,l," ll.r1rr.i,r

1,,,, ',,1.,

clcl¡¡snr<¡¡c¡r,x¡¡,i'i,rr,,*.rrr,',1,,,'.,1,¡,,',, r,l¡,r,1,,.,,. ¡,,,r.Ll r:

cipiente o en cualquier vcstuario público- se produce cuand,, u',,

persona a la que considenmos at¡activ¿ se quita l¿ ropa y rcvela un n uc!,,

mensaje escrno en su ropa intcrior. De hecho, a menudo no disp<,rr,

mos de una clave real sob¡e 1¿ identidad e¡óticx de una pcrsonr h¡\r,r

que no vemos esta indumentaria privada.

La ropa interior asexuai, tanro de homb¡e como de mujer, cs in rrrc

diatamentc obvia. Suele ser blanc4 apagada, sin adornos, 1' está hech.t

con tejidos poco sensuales como clpopelín; a menudo es:1go and,.r.

Si está limpia y nueva, puede indicar virginidad, cast;dad permancnrc

o temponl, o una ligera tu¡b¿ción ¿nte las cucstiones {isicas. Cuanil,,

la ropa interior tiene un tono grisáceo o amarillo y el e1ástico cstá .1.,

ramente deformado no es sólo asexual sino anrisexual. Repele acriv,r

mente el erotismo, y puede quc ésa sea ia intención que se persiga; i",

plica dcscontento con el propio cuerpo, posiblcmcnte co¡ todos l,¡

cLrerpos. Las penonas que se empeñxn en insinuarse a los propietarios

de tales prendas se están bLrscando problem:s.

La ropa inrerior atractiva es más difícil dc describir, pues depend<'

mucho del gusto personal. Por cjcmplo, ambos senos €stán en deecucrLlo

sobre 1o que hace que unos calzoncillos sean eróticos o incluso dcccntes.

Púc¡icamente todo lo que se puede dccir cs que los hombres dc

clase media y de clase alta dc más de cincuenta años parecen inclinarsc

por los calzoncillos de pata de colo¡ bl¿nco, azul o marrón cla¡o, lisos

o a nyas. Iodo 1o demás io considcran de baja categoría, vulgrr inclu

so, y creen que los calzoncilLos ajustados son malos para 1a calidad clc

su cspcrma, cuyo descenso puede horroriza.les au¡que no tengm .rlr

biciones de paternidad. Los homb¡es co¡se¡r,ado¡es de menos dc ci¡'

cuenta eños prcfieren calzoncillos ajustados normalcs de colo¡ blanco.

Considcran Los calzoncillos de pata pasados dc moday anticuados.lris

homb¡es menos conserv¡dorcs, si tienen la barriga r.rzon¿blementc phntr,

puedcn llev,:r Jrps, a menudo blancos pero a veces marroneq rojos, verdcs

o azules. Pa¡a los más modernos csros sl4s ya se venden en muchos

colores vivos y con estampados exóticos. Hay también quien no llevr

calzoncillos, una páctica que unas mujeres consideran emocionante y

A la mayoría de las mujeres de menos de cincucnta años pareccn

gustarle los sáps de colores pero no ultramo<lernos- srempre y cuin

do un hombre tenga el tipo apropiado p:rn lievarlos. Sin crnbergo, p:tnr

r¡t¡r i'l sexo va asociado con algún otro tipo dc ropr intcrior (posiL>le

Lr ,1,'. llc'.rban sus prdrcs. srs prinr,,,'s rn,.¡,rr.s ,) sus .,,¡¡.,,ire\

'r, ',r,

rr\ ,,,,,,) \ ,,,,1,' l,,,li,rl.i' ¡r^,,.r,ir.Lrrr,

-


27u II TL\GU,{]L IJÉ L \ \I'¡\ )7'

En materia de camisetas tampoco hay mucho consenso. Unos las

rechazan por principiq otros las erigen. La camiseta blanca sin man,

gas asociada con los obreros la adminn quienes considenn el sexo como

algo de clase obrcra, o quienes considenn serl a 1: clase obrcn. Las

camisetas blancas comcncionales tienen susr&as y también los ienen

las de colo¡. Hay incluso personas que se excitan con só1o pensar en

la ropa interior dc fibra anudada o térmica, que para la mayoría de 1os

occidentales sugiere simplemcnte origen escandinavo o una voc¿ción

por la vida al aire libre.

¿'

LrNcrRíA: ¿ruRA, RoM,(NncA o ATASToNADA¡

Cualquiera quc se haya pasado últimamente po¡ la sección de lence

ría de unos grandes almacene sabe que cuando ias mujeres compnn

Iencería la mayoria la p¡efic¡cn blanc¿. Si eligen orro color a menudo

cs por razones prácticas: evitar la aparición de un sosrén o una combi

nación fantasmales bajo una blusa o un vestido scmir¡¡nspa¡enie. Les

gustan los encajes y los volantes, pero en cantidades moderadas: lo que

quieren en su vida privada es parecer inocentes, naturales y guapas. Al

gunas dcponistas prefieren la ropa interior que es blanca pero lisa y

ajustada, libre dc todo adorno. La implicación erórica de tal ropa inte

rior (no se puede llamar lencería) es que e1 scro es un deporre de contacto

corporal, una buena forma de ent¡ena¡se. Sl su ropa interior deporti\,?

es llamarivamente funcional (por ejemplo, ponerse Lrn sostén

spoz para acudir a una cita amorosa) puede que vcan ei acto amo¡oso

como una especie de :ctividad compctitiu, una comperición en 1a que.

como nos han advcnido Kinsey y sus discípulos, el hombre pucde l1e

¡l3r er scgunoo.

Como l¡ lencc¡í¡ bl¿nca de encajc es fácil de conseguir y evira el

problcma de combinar 1os colores, muchas mujeres suelen llera¡la, aña

diendo un camisón negro o un sostén rojo, o una cnagua floreadr dr:

vez en cuandq a menudo porque sc 1a ha regalado algún honbre. Si

el hombre no les gusta mucho, l¿ llevan con mcno¡ frecuenci¡. Cons

ciente o inconscientemente, saben que estos resatos pucdcn ser ncnr.r

jes además de tributos sexuales: indirecras de que podrirn scr rr.i'.r

perimcntales, más agresivas o más ¡ec¡r¡das cn h .rm.t.

La ropa de color tostado, beigc o crudo Lrcc quc r.rlr,, l.r ¡'i.) ,1.,'.r

como 1¿ oscun parczc¡ s<nrosrda. v.s ¡",r.()n\iqri,rir, l,\,,,,r,.1,,,,

Susicnificid,¡cscl({,),,rcv,rii,¡.r,1,':,.1r,¡1r,,ililrrr,r,,,1,,,',1

Dn¡lrc los rños en qü.lri !.1í.u1.¡ ñtr

ban som.tldtrs x h censur¿,l¡s r.t¡..r p.l

s¡brn niucho tieDro en .onü¡]rió¡. ¡u l

qu. no dejre vü d.nsir¿., efi prdtr ,

¡.turbr rcmo equiv¡lcnrc simb¿rli.o rlf L

de\nu¿¿z, r .oDo co¡s¿cü¿n.i li .o.ni

nrión de $¡¡ con cnüie s..nYir,l, I

ün simbdo dólno cn L rtd. ¡l,ab(,1,

'ilh

larlot tr UtL. ,r4¿r nan.¿| r96a

quicr rdad que s€ sientc demasiado vieia o demasiado cxperta para 1lc

varLa blancr, y dcmasiado .fina" para llevarl.r negra o de cualquicr crr

lor dcfinido. A menudo le gust¡ sentirsc cosmopolita, Posiblemenl.

parisina, pues Las mujeres francesas tienen f¿m¡ dc lleva¡ lenccrir dc

encaje dc color tostado o marrón.

El rosa. con una buena canddad de encaje, es e1 colo¡ favo¡it¡r rlc

lL nrj. c'<1uevenel

r-m.¡.c onrinu"

¡ sí mism¡s como hcroínas romántic¡s. El c¡¡rino heci.r sus p,rncs rrr'is

','.r'!. '¡-r.r. 'z"r \. l "l t,r¡ r''r'¡',', r"'r ir'


t80

!L TIJ'GUAJI DI LA \f]L]X

2lJl

incluso mucho antes de la noche de bodas, se arriesga a scr rccibjdo

con mi]adas de dolor,\' con suspiros medio contenidos, cuando no ¡echazado

con dolo¡es de cabeza y con 1ágrimas. Cuando la mujcr quc

r¿r" vez l1e\a un c¿misón de colo¡ ¡osa se pone uno, puede estar p1'

dicndo calladamente, o invocando mágicamente, una experiencia sen

timental. La lence¡ía de tonos rosas no se debe¡ía confundir con 1a quc

se suele 11amar

"de colo¡ melocotón, o carne", aunque no se

"color

parezca a ninguna frura conocida ni a la picl humana. La ropa interior

de este colo¡ es una rnala señr.l a menos que la lleve una mujer de piel

oscurl, pües hacc quc un cutjs claro parezca ¿mxrillento, estropeado

y sucio. La mujer que la lleva o es daltoniana o r.isualmenr es insensible.

Por supucsto esto no es una contr¿indicación para hacer el amo¡

pero tampoco es ninguna recomendación, y sc dcbcría tomar cn scrio

si se está pens¿ndo en es¡¿blece¡ una relación de convivencia, i¡cluso

en una relación no scxual.

L: ropa interior negra, en la imaginación popular, sicmpre es eróti

ca. No obstantc, cuando es de corte discreto, puede indica¡ rambién

un carácter práctico, pues el negro siempre parcce asexdo y en é1 no

se nota la suciedad fácilmente. Esta ropa interior negn v así de sencilla

la llevan a mcnudo las mujeres reflexivas e intelectuales que se toman

el sexo mu¡' en serio. Por otra parre, la lenceria ncgra transparente d€

enc¿je es sofisticadn, atrevid: y en ocasiones tiene impiicacion€s perversas.

Las mujeres qr.rc Ia prcficren son mfu propensas a aburrirse con

las parejas, ios lugares y las posturas sexuales; rambién cs mcnos proba

b1e quc sc incorporen en la cama exclamando entre lágrimar esto "¡Oh,

es terriblel ¿Qué estoy haciendol'.

Las pocas mujeres que llevan h¿bitualmente sostén, b¡agas y panris

de color mjo tampoco dián esto, aunque pueden ser dife¡entes en ot¡os

sentidos. Este tipo de mujer a menudo seú apasionada, pero puedc tam'

bién rener genio, y pucdc quc disfrute con las escenas de celos,1' gue

prefier: e1 sonido de los portazos y de los plaros al rompcrsc a la núsi

ca de Mozart.

Aunque el blanco, el coior tosrado, cl rosa, e1 ncgro ) el rojo (\'cl

insufrible color carne) son los colores más comunes p:n la tenceri.r.

frecuentemente se pueden encon¡ra¡ otros. Sin cmbargo, sc suclcn conr

prar o usat par¡ expresa¡ un es¡¡do de ánimo (azul reccprir(,. \'i,,lcr.r

soñador, amarillo alegrc, naranja liamativo) más quc p.,rul,,r in1,,rn,

ción erótica. T¿mbién existe la ropa interior csr.rnrp.rt1.r. 1r,: i. r¡, r,o.rl

con motivos flor:Jcs. {lu

),r,,¡.,.rr.,i,,r.',¡,,,*, r

t;Lnun¡fe¡¡ini,i¡il,l.li,.rlr,,,r"l,,'.r"t,*r'1i,,,1r.r,,,r,,,1,,.r,,,.

Otro de los diseños preferidos es el selvático, que imita la picl dc1 1copardo

o, con menor frecuencix, del tigrc. Como cl nombre indica, este

discño anLincia que quien 1o lleva es un animal carnívoro sahaje. Aun

que suene amenazador, l.r investigación sugicrc quc estos leopa-rdos y

tigres de nailon son menos peiigrosos de lo que parecen, y trat:dos ade

cuadamente pueden resultar gatitos.

MoDAs r^- LA ANAToMíA

Aunque elproceso reproducto¡ no ha c¿mbi¿do mucho con el pxso

de los ¿ños, 1o que a 1os hombres les resulta atractivo dc 1as mujeres

si parece cambi:r regularmente. El psicólogo J. C. Flügel {ue el prime

¡o que propuso una teo¡í¿ de la¡ "zonas

erógenas cxmbiantes', según

la cual las panes del cuerpo fcmcnino <1ue se conside¡an e¡citantes se

van descubriendo ¡' alte¡nando de fo¡ma sucesiva y ordenada. L: canc

terística elegida no necesita tener ninguna concxión na¡ural con ]a se'

xualidad: a Los hombres de mediados de la época victo¡ian¿ les entu

siasmaban los homb¡os rellenitos, blancos y caidos; en la década de 1900

se producía una agitación tremenda por vislumb¡ar un ¡obillo bien ¡o¡-

ncadq y cn los años rreinta la espalda era un foco de at¡acción e¡ótica.

Algunas de estas modas amtómic¿s parecen mer¡mente arbitrarias,

resultxdo, como sugicrc Flúgcl, del aburrimiento y la excesiva familia

ridad con orras partes del cuerpo. Otns pueder tener una explic¿ción

pr.áctica. El interés medieval por el vientre redondeado, por cjcmplo,

renía un c¿¡ácte¡ funcional en una época de alta monalid¿d, cuando

el emba¡azo consrante er¿ necesario p¿r¿ mxntener estable la población.

En los años veinte y treinta la excitación <1uc provocaba la pierna femenina

celebraba et hecho de que las mujeres se habían vuelto más nóvi.

les e independientes; y la exposición dc los pcchos bajo blusas translúcidrs

o ccñidas aprincipios de los se¡en¡avino acompañada de un interés

renovado por el amamantamiento. Dado que hs modas, como los sr¡cños,

responden a múltiples determinanrcs, puede ser significativo que

csras ropas ¡ranspa-rentes o semitransparentes, que en ocasiones ¿denás

de las mujercs también lleoaban 1os hombrcs, apareciesen en coincidencia

con la moda de la apertura -o semiapertura- intima en grupos de en

A r.cces, 1a porción de la anxúnría qr¡e en cada momento se consi-

,1,.,., ¡r, itrn¡c sólo se enseña en la sociedad menos educad:. En circuns-

,,,,.,, 1r r.rl,lcsc suclc rccul;rir vrfisric¡c{a¡rcnr€, proc€so en el que


282 f,r IINGL:AJ! DE l_.{ t\fon¡ 281

Dunnle.in.ucnu inos, ¡loli¡rada,r.nk

.le 1910 a 196c.l Lr¡.ro i.n¡nj¡o fri.

riúrrenLc dciptuió d.l¿ ¡,od¡ r dc l¡

'rra, desd.nadó pó. d¡.irrdorcs y r+ri

ú o !o¡ lÁ I¡¡s. Snr ú¡bdgc dur¡¡r

i¿ scgurll¡ gucr¡ )undiJ rerprfe.ióbre

r¡¡rcnt., co'¡o r tDede rtre.,rr e. ¿{l

f¡nos¡ forogqfii d. l¿ acúi, ci.emtrtogú

fiú¡.ftt G,rbl¿. P.r ¡qüel.ron.es ¿se

rc¡n¡o se c.nti¿drbtr mnv \We'tnr¿, nl

.lu¡o Ísidq arnqüe s¿gnn los ún.nes

trctu¡les únb h p¡se de L señorit¡ Gr¡-

ble ..mo su ligun pr.e.en rtprimnh\.

t,: .::

a menudo se exagen. Dunnte la época t¡, rlov icLrr i.,r¡.r. ¡,, r . , rrr ¡,1, '.

el inte¡é se cent¡ó e¡ el trascro, quc sL'.ns(i;.rb.r e¡ l.r ¡,.r,r, lr,r.,l ,1,1

cancán y <1ue se c'xrgenbr con L'l poli.',n. 1,.,'Lrr1rri,',1,,,1,,,1,¡'.,.

el ¡r¡scrc volviri ¡ t,r,.,s, rL r¡,,'l¡,1",.,',r, ., ',

,,,1, i ,,i,. ,i,,i

dial, cuando una vista poste¡ior de 1¡ actriz Betty Gnble en bañador

se convirtió en la forografía favori¡a de los soldados. Dcspu¿s dcsaparcció

otr¡ vez de la moda y tue reemplazado por los senos y reprimido

con la faja dumnte casi veinte años. Sin cmbargo, en los años setenta,

las lajas se convirtieron en un signo de velez o mojigatería; las nalgas

reaparccicron como foco de interés erótico mientras que disminuyó el

pecho. Hoy en día ios pechos muy grandes sc considcnn un inco¡vcniente

v en ciertas tiendas se venden tarto <sostenes ¡educto¡es, como

pantis elásticos linea naruraL" quc

"de

acomodan o provocan un desdo

bl¿miento t¡ase¡o. Los vaqueros, tanto de hombre como de mujer, rienen

un cortc con cl que se pretende llam¿r la atención sobre un trasero

redondeado, en lugar de comprimirlo en un monotnsero p1ano. Es difíci1

decir lo que signific¿ todo esto. Ur ¿u¡or muy interesante que ha

esc¡ito sob¡e la moda, el antropólogo Robcn Brain, ha scñalado no obstante

que en las especies ani¡rales el y la coloración del

"al¡ultamienro

Lrasero cs particularmente visible en aquellas especies que rieren los

machos más agresivos y pendencieros".t

No son sólo 1as distintas panes del cuerpo; también los distintos

tipos dc cucrpo se ponen y se p¿san de mod¿. Según cánones moder

nos, la belleza edu:¡diana era horrorosamenre pálida y obcsa; Twigg¡

la niña-mujer ideal de ios años ses€nta, ahon nos parece una víctima

de 1¡ anorexia. Los es¡ilos de casi todas las ópocas están diseñados parx

favorecer:1a rnujer que se ajusta al iderl del momento, yparapermitir

quc la mujer que se xp¿rta un poco de este ide¿l se acerque a é1. Sin

embargo, puede que a cualquier persona cuyo aspccto natural cstó muy

lejos de dar la talla la moda la afee positivamente. La ropa nen looh

-sofisticada, de complicado conc y rígida- dc la época poste.ior a 1¿

segunda guern mundi¡l ¡esultaba favorecedora para las rnujeres alus

y csbcitas, pcro a las bajas y regonlet:s las h:cia parecer globos. Actu.i

mente esth de moda los ho¡rbros cuadndos y una complexión adétic¡,

y a 1a nrujer culll pequeña estaturay cula figura rechoncha habrian

hecho de ella una belleza vic¡oriana, le resulta difícil cncontrar un vcstido

que no le haga parecer que lleva hombrens de rugb¡

En ocasiones ¡parccc un cst;lo que no favorece a nadie. A finales

de los años cincuenta las mujeres llevaban chaqu€tas y vestidos de co¡-

tc muy cuxdrado e informe! o muy estrechos por ¿rnú y ¿c¡mpna

dos por abajo, que, al contnrio quc los raporosos trejes largos de diez

.rños antes, no p.uecian tene¡ unavida rtística o emocional propi:r, pero

; Rolrn Br.ii. o¡ .rr. piC. 111


284 ¡I, ]T\CU,\T[ DI LA I'IODA 285

se negab.rn a adaptarse a ia forma de sus nsua¡ios- Po¡ con¡¡a nos envolvían

como los dcsmesundos disf¡aces de canón de una {iesta esco

l.rr. I a urr..r rentaja de es.r rop.r e. qu< h.rcia qu. parec;csr quc 'e

e.taba

ligeramente cmbarazada, tan¡o si lo estabas como si no, simplificando

lavida de las rnadres deI baby boom. Lrt :urla'restiment¿ aprop;ada para

los ¿ños del .misticismo femenjno", cuando se suponía que todas las

mujeres encajaban cn cl molde esránda¡ del de ca¡¿ feliz".

"ama

En Seeing Through Clo¿lres, Anne Hollander scña1a que e} cuerpo

humano, como sc rcprcsenta en la pintura y la escultur¡, cambia de

{orma para adaptarse a las modas de la época; que "todos

los dcsnudos

del arte desde que comenzó la noda actual van vestidos con los fantas

mas de las ropas <1ue les falt¡r, f¡ntasmas ¿ veces sunamente visiblcs".6

La fotogr:fia, más que liberar nuestra pcrccpción del cuerpo, ha cont¡ibuido

a ¡tarla más a la moda. Po¡ medio de una elección a¡bitnria

de modelos y poses, parece ofrecer una prueba científica dc que renemos

-o debe¡íamos tener la figurt correcta pan 1a ropa contemporánca.

Alposar pan los fotógrafos, ios desnudos t¿rdovictorianos sacaban

el tmse¡o como si llev¡rxn polisones; los dcsnudos de los años veinte

adoptaban unos andares dcsgarbados de adolescentes y los desnudos de

los cerarenta escondían la barriga y las caderas y sacaban el pecho para

conseguir lasilueta culiplana y pcchugona que entonces se consideraba

más descablc.

La anatomí¿ humana no siempre se ajusta a la moda del mornento,

pero) por suefte! tampoco sc ajusta a ella el gusto e¡ótico. como conse

cuencia,las mujcrcs de rrasero plano o los homb¡es con ba¡ba co..ida,

o con cualquier otnpeculiaridad física que no esté de moda en ese mo

nentq por lo general siempre encuentran a alguien para quienes representan

la belleza perfecta.

EsrIIrs ERóTIcos: I-A vAMpIR¡ii y Er pAvo RuL

En diferentes épocas se consider:n serl difercntcs cstilos de presentación

pcrsonal, además de dife¡entes ¡ipos corponles. Aquí hav un.r

superposición mayo¡ y quizá sea correcto decir quc son pocos los tipos

psicológicos que pasan por completo de moda e¡ó¡ic¡mcn¡c h¡bl¡¡

do. La vampiresa de ojos grandes, carnal y sensu¡l dc |,s ¡n,^ vci,¡t,

aún se puede ver en los acontccinicntos ¡rtísticos.rrr,,t'.ril.r ¡,,'r ,'r¡.r

6. ¡nr. H,,ll.i.J.,. n.,"| tl ,,,il I L tl,,. t

.. r'rl

ve6ión conrempo¡.irea de sus cusicas scdas con flecos y s¿rt¡s de cucntas.

La ¡ubi¡ tetuda de los años cincuenta, con su elevada peluca color platino,

se ha convcr¡ido en ura estrella de la núsica car.tnttj.la, bal4 dall

de los años sesen¡a f¡unce ei ceño y sc abraza en la intimidad dc muchos

do¡mitorios.

Aunque persistan esrilos de at¡activo erótico, con el paso de los rños

,:lgunos de ellos han cambiado de significación, peLcs el lenguaje de la

moda, como el lcnguaje hablado, contiene términos cuyo signi{icado

cambia con el tiempo. Hoy en día, el maquillajc ocular muy tuerte ya

no es distintivo de 1a rigresa devorador: de honbres, sino de la ¿doles

ccnre coqueta. Similares c¡ml¡ios evolutivos se han producido en el equi

r¡len¡e indumentario de hs palabns prohibid.*: el jency ceñido, la blusa

desabrochada hasta el ombligo.

A veces un estilo persistc, pero lo llevan tipos difcrcntes de perso

nas. En la década de 1900, por cjenplo, las modas nocturnas para las

jóvencs soltens se diferenciaban cla¡amente de las modas para matro'

nas y soleronas. Ura (chica" que podía tener treinta años, usaba tejidos

finos y colores pálidos, a menudo blancos. Una mujcr llevaba te'

jidos m,ís pcsados y más ricos, normalmenre en tonos más vivos o más

oscuros, a menLrdo negros. A la joven soLten que aparecia con un traic

de noche que s" nadre podría lle"a. con toda propiedad un satén

escotado de color rojo rubi o verde esmcnlda con ¿do¡nos de azabache,

por ejemplo- se la consideraba rnuy disoluta o malc¡iad¡ En la

accualidad los signos se han invenido. L¡s muchachas bien educadas

van al baile con tnjes dc color rojo, nannja y verdc fosforescente, que

les ma¡can 1: silueta. Sus madres, por el contrario, llevan ropa de fiesta

de ¡ecatado co¡te en cl mismo su¡tido de colores limitado que prelie

ren pan el dí:, marrón, tosradq negro, blanco y azul claro o m.uino.

Una posible razón para esta meramorfosis es que sc ha producido un

cambio en la moral;dad scxu¡l. Los aristócntas eduardianos, aunque

dc palabn defendian 1a virtud y exigían llegar virgen ai matrinonio,

dcspués permitían una discrcta promiscuidad. Hoy a las mujeres ióve

nes dc cLase social alta, como a las jóvenes de algun:s tribus polinesias,

1es esrá permitido tácitamente tencr relacionesexuales y vivir un poco

la vida antes del mat¡imonio. Sin embargo, después de la boda se espe

n dc ellas que se porten bicn o que se marchen.

E1 tipo rnasculino de mod¿ también cambia de una época a la siguiente,

aunque no todos los homb¡es cambian con ella. ?rudencc Glynn

sugiere que la ropa de hombre potencia atnctivo sexual o la prcrroqrri'.,

rcrritorial, la oferta de1 nido scgLrro, dependiendo del clima so-

"cl

, .,1. L, l'roo ¡r',lominrb.rn ios dercchos te¡¡i¡o¡iales:


./lj{) !L LE\CIJ lI D¡ r_A \ÍODA

2U/

I-o quc ¿que]]¿s l*iras, chaqués y g:bancs ajur¡dos decia¡ a las nujeres

en que los honbrcs quc los 1is¡ban en¡... c¡paces de:ponar un

nido bicn ¡nueblado e¡ el que guardrr scgum a lm henbns y á hs

crias. I¡s itrtrusos ronaban posesión dc ios conzones v los l¡u¡eles dc

eros honb.es por su cucnta y riesgo./

+"

Exr¡ANJiiRos, frcEs cot¡os y cu¡R4N?¡s

La idea dc que las personx de cie¡ras nacionalidadeson más ser1,

tiene unalarga hlstoria, y aunque no hay una prueba objetiva que apo,

ye esta creencia, ha sido causa de muchas sorpresas agradables pan al

gunos. Cuáles scán los extr:njeros a los que se considere más ser¡r depende

del individuo y rarnbién, hasta cieno punto, de la época. En 1os

años veinte, much¿s mujeres estadounidenses y b¡itánicas soñaban con

que las raptan un jcque, a menudo personificado en la est¡ella cinema,

rognífica Rodolfo Valenti¡o.l.r,s latin lcne¡s áe ambos saros fueron po

pulares en los años treinta, y en los setenta 1os asiáticos, especialmenre

los que tenían una aureola de sabiduría misrica, hicieron gr.an número

dc conquistas. Como el sunido dc estos tipos sery que se lievan en un

momento dado, por 1o general, no es lo suficientcmente grande para

satisfacer la demanda, los quc no están incluidos en la nómjna a veces

aumentan su encanto sexual poniéndosc 1as prendas exóticas apropiad¿s:

en los años setcnta 1¡s camisas Nehru, los abalorios de marfil y

dc latón y las sandalias de piel de carabao. En las fantasías dc algunos

obser-vado¡es, tales indumentarias implicaban, incluso p¡ometían, exóticos

y místicos arrebatos eróticos dei tipo que se describc c¡ elK¿za

Por supuestq a todo el mundo no le resulta atncrivo el tipo popu-

Iar de la ¿poca. Afortunadamenre hay siempre una va¡iedad de este¡cotipos

donde elcgir; de hecho, un solo país puede proporcionar más de

uno. Una mujer puedc vestifte con un quimono oricntal de sed: de

color ncgro bordado con dragoncs de oro pan parecerse a la nujcr

dngón; o puedc 11evar un quimono floreado dc color rosa v nol.le\

-,ru,..j,..i;|..r peto p"Jl,ug..i|- q,..,, r,er an .u n .r . .,,n.¡ |

cienre como una gcriúa. A veces el a¡rac¡ivo crórico sc l¡¡c¡liz¡ ¡ris ecr

c¡ clc cas¿, de t.rl maner¡ quc, por ejemplo, el neovorquir,,,, el l,'rr,li

nrnsc 1)ucoc Poncrse roPr dc rronlc piir pro]1.r. u|r.r I'r'.rrt.r¡ !\rL.r

,;1

!

t

Rodollo \Ucntnro cn ¡l etd (192r). Su

indun.nldii, ¡unquc ta.nLlamenre no s

adénüa,G un.onp.ndio del¡ indume.

r¡ri¡de,,¿¿¡¿ e\prd¡, drs¡, ána¡r (aun.

qu.. to que $ mii.uúr., no 11*¡ ifle),

c¡¡r¡¿coo el cuello ¡6iero, inmens¡ úpi

t bo¡¡s rtrs de .uüo ¡do¡n¡h con

¡greste, micntras que el leñador o la leñado¡¿ ¿uténticos adoptan un

tnje oscuro eleg:rnte para decir a los demás quc prcfieren una experiencia

e¡ótica sofisticada.

Otra ilusión frecue¡te es que los miembros dc las orlas clasesociales

esrán más dotados sexuxlmentc. QrLienes no han c¡ecido ent¡e ellos

a menudo pár€cen creer que los ricos y las personas de xlta cuna siempre

€s¡án en ello y sienten agitación erótica sólo con ver un abrigo de

mana o la etiqueta de un sastrc ca-ro. Orros piensan que la clase t bre'a

cs más natural, más sensual y más apasionada. Esta última c¡eencia ha

tenido frecuente rellejo en 1x moda, y quizá sea en pane responsable

r1c la popularidad de los monos de carpintero o de mecánico y dc los

Itrsevs de pescador, como lo es del estremecimicnro que sienten:rlgurr.r

¡or, rr,iinrdas

',r.r.

curndo oyen habl.u de forma directá y gnmati-

,.r1:, L, r, 1'.,',,'r r rer., r,brc rcm¡s cr<iticos. lncluso hay personas que


288 IT] I,FNGLIA]E DI IA I1ODA ]N'

piensan que la ropa de tmbajo es más a¡¡activa cuando está arrugada

o m¿nchad¿, convirtiéndosc cn eJ equiralente indumen¡ario del len

guate sucro.

A veces el estremecimicnto de 1o exótico y el esrremccjmierto de

lo proletario se combinan, provocando una erupción de camisas de pas

odores griegos, capas de policia italianq blusas dc ma¡ine¡o f¡ancés _r.

panrrJ"ne. oe gau. ho .r g, rr ino. Hace uno. rrio, .e p,,o o< mod¿ er

tre las mujercs (y entre algunos hombres) 1o que se podría llamar "ropá

de tr:bajo pam climas calurosos': pantaiones de algodón de color claro

en csLopilla o tejido crsero, ceñidos alrededor de la cintura con una cuerda

corrediza, junto con varias capas de camisas, chalecos y chaquetas de

lo. ri,mo' rerido.. rr ¡rdo., llcr¡n .ol¡.. o con rei:ro,. rr¡ up¡

sugieren la rcalización de un arduo traba¡o para una causa púctica y/o

hurnanita¡i¡. Sin embargo, más a menudo el efecto campesino se contmr¡cstaba

con unas eleganresandalias de tiras fina: v de mcón aho,

delgadas br.rfandas de color pálido y relucicntes cadenas y brazaleres de

o¡o. Lx indumentaria ¡esultantc no parecía indicar un interés por plan

tar habas ni cocer pan, sino más bien un¡ identificación lis¡iva con cl

?¡ó¡imo Oricnte. Aunque la mayoria de estas ropas estaban hechas en

la Indi¿, este esrilo solia ¡ecibjr el nomb¡e de del harén,. Sugería

"loo,l

una sarLralidad aquiescente y no liberada ¡ como en los años veinre,

una :cti¡ud acogedora hacia los jeques. Fue especialmente popular en

Londrcs, que por aquel entonces cst¿ba recibiendo la invasión dc ár¡

AMoR y MUIRü: rr ¡N¡ERMo y El ¡stEcrRc)

Una de las formas especializadas de a¡racrivo erótico más persistentcs

cs Ia que conecta el amor y 1a muerte, a veces ran es¡rcchamente

que sólo lo quc está d:ñado o es peligroso puede levantar pasiones. En

1a época romántica dc finales del siglo XVIII y principios del XIX. el

instinto sexual y el deseo de mucne ib¿n: menudo enrel¡zadi¡s. No

sólo se admiraba la fragilidad y la delicadeza; pa¡¿ muchos ¡o¡ri¡¡icos

ia enfcrnedad ¡eal e¡a sa¡ualmcnte excit¿nre. La preferida en h rul'cr

culosis pulmonar, cuya fiebre ¡ha daba un rubo¡ llb¡il ¡ l¡s nrciill.rs

y brillo a los ojos, remcdo de1 ardor sexual; también sc crci.r ¡i,r pr,,

ducía una sensualidad sobrenarunl v cnfcbrecid.r in,r¡rb,".r,^

Los finos ves¡idos blanc¡,s dc murclin¡ Llc i.r i¡,r.r 1,rlr, rrr.rl,.rr .,.

inleccioncs rcspir.rrorirs v r,rnrbie,¡ i,¡,ir.¡l'.'r¡ 1.,, ,,,,i,..¡,1, ,1,,r,i, ,1, 1

enfermo q como han señalado algunos autots conrempoúneos, la mor

ta)a del cadáver. El La¿lies' Monthly Museum de jv,nio de 1802 h¡b1¿ dc

.el fantasmal vestido ajustado completamente bJanco, como una morrr:a.

que lle".¡n L' mu:ere'. quc pr c' en deJ'z¡r.e cono e'p<cLro\. cor

sus sudarios ma¡cándoles las fo¡maso.s Tan provocxtiva cra csra indumentaria

que las protagonistás de la novela gótica siempre han llevado

desde entonces alguna vcrsión de ella, normalmente en forma de camisón-

Semióricament esta elección es muy apropiada pues, como est€

tipo de novela de terror, combina el aúactivo e¡óúco de l¿ inocencia

Pam los victorianos la rnuerte ela tan interesan¡e que, además de al

mo¡ibundo, tambión al dolicn¡e se Ie encont¡ab¿ at¡¿ctivo sexual. A

una viuda, si en;oven, se le asumía que se €ncontnba en un estado

de emotividad intensa que hacía que resultase fácil aprovecharse de ella.

Su presunta disposición a se¡ ¿ convertlne en una iivluda

alegre,- en objeto de muchas bromas de malgusto. También pue-

"consolada,

de que fuera una razón para justificar las estrictas normas sobre lx ropa

y la conducta a observar durante el luto, que si no se seguían efan motivo

de escándalo y sospecha.

Incluso una vez que la vida se extinguia, la sexu¡lid¿d continuaba.

La lirerarura y el folclore del siglo XJX están llenos de cspírirus apasionados

que persiguen a sus amantes todavíá vivos, como Cathy en Czzbrcs

bonascosas $Yuthering Heigh*, 1847), o que se le\antxn dc su tumba

para esrrecharlos en un abr¿zo de barro y frío, como en los cuentos

de Edgar Alian Poe. Con frecucncia estos espírirus llevan la c1ásic¿ mor

raja blanca, a veces manchada de sangre, creando una imagen que aún

hoy hace que unx bata blanca larga estampada o ¿dornada con nrxn

chas de coior rojo resr¡l¡e un poco inquietante.

Dricuh

Y VA,vPr¡rr-rA

Un aparecido romántico más violento es e1 quc regresa de

"ampiro,

la tumba no par: perseguir a quicncs ama sino para chuparles la sangre.

El más fanoso de ellos es, por supuesto, Dúcula, e1 héroc o el villano

de la novela del misno título de Bram Stoker (1897). Su continua po

pularidad es mcrecida, pues combina los at¡aaivos de lo exótico, lo arjsrocráticq

la enfermedad, la muene y la ambigüedad scxual. Es extranr

Cir.rl , , i Ir l?.$(ti !\hs.

Drs rr¡l ¿tá.$, trie il


290 I¡,IIGUAIE Dl] L{ VODA ¡loDA Y SEXO ,r) |

iero. conde y también bisexual: aunque sus victimas favoritas son mu

i..." ióu"r'.. ino..",..

"n camisón, ambién ataca a los hombres jóve-

.r.r. é. ."ru.t"tir" po. lievar traje de eti<¡ueta completo y una esclavina

nes:r tipo n ur.iilrgo, y riene el pclo net'o b¿.tanre'¡rgo Fl ¿t¡que

d.b,j. * ,", viol;ción

"1,

'imbólica. v ti 'e repire de+ru¡e a la per-

,or¿ ,,'l¡d¡, qu. nn muere. \rno que \e convierte rambién en vampi-

.n ,no d.lo. erenido. . La le¡endr dr asi expre'ión dnmiLic:

'-o,

¿ ia c¡eencia decimonónica de que e1 amor sexual ilícito es debilitado¡

y además crea hábito, sicndo literalmente un "destino Peor que ta

Más recientemcnte la liberación de la mujer, o alguna fuerza más

siniestr¡, ha c¡eado a Vampirella, r,na protagonista de cózic cqa indumentaria

es una especie de disf¡az de Dnculina de 1a era espacial, escaso

v revelado¡ de las formas Su aspecto es el tradicional: pelo negro,

""ra bl"o.a y l"bios a"ormalmente rojos, con la inspirada adición de

largas uñas rojas. Tan arquetípicamente terroríficos y escalofriaates son

es;s personxjes que cua\uiei hombre o mujer de pelo negro v tez pá

lida que se ponga ropa de etiqueta completámente negra Proyeda un

erotismo destru¡tivo, a veces sin una intención consciente Ot¡os, por

suDuesto. pueden asumir esta indumentana como un mens¿ie sexual

,lciib.odo. ¡"t"ul-."te, por ejemplo, el uso de prendas de cT ero negro

c' un.r.eñrl :ceptad.r de que l.r P€rsor¿ qJe r'\ llew es '¿dom¡soqu:"r¡

I de que le ¿lt¡e irr<rp'err- el P¡pel de rn'o o de escu\o e.l ra

inocua fantasía o en la peligrosa rcalidad.

Lls uÁs ¡crr,ro¡s oRrLLts DEL AMoR

llav ot¡os intereses sexuales minoritarios que se encuentr¡n bren re'

p'e.eni¿do' cn el ue.rido. La f¿'crr¡ción decin'onónic¿ oor l¿ in ¿ncr¿'

por ejempo, h¡ 'obrerirido

en el X\. Re'oer¡ble' t: ro';¿.lo-'

"iglo

i .¡t"trrr-.on sentimentalismo de los encantos de los niños, especiaf

mente de las niñas; otros mcnos resperables, como Íos in{orma SÉPhen

Mxc.¡s en The Other Vicrorlaas, simplemente los compraban Hoy el

infantilismo en el vestir es¡á pasado de moda, pero los niños aún son

objeto de interés sexual para una pequeña y por fue¡zasecrct¡ minorí¡,

y úay otre mi"o.iu má"implia a la que le gusta imaginarsc r sí rlisnr's

v i"s pa..jo" c"r"do enn niños. Tales in¡e¡esc son probrblcnrtrrtc

"

i."po""il,les d. de hs mod¡' rnás infr'rrilt' qrrc I vr. r'¡t

"lg"n,s

.i"i-"nt" la ro¡r dc dormir. I l,r'r,r Lrrr c'ril' n rr r¡¡:rlrtr'rrr¡ ¡l)r''¡r'r

"n

'

do, como e1 de pastora o JooÉ Laura Ashley, que todaví.r goz.r tlc ¡r,

puiaridad en Gran Bretaña, erplota ocasionalmentc este interís Un,rñ r

dido reciente a esta indumentaia es una enagua con ribctcs dc coc.ri.

que deliberadamente se deja que sobresa.lga varios cenrímetros por tlt

bajo de la {alda; adernás de hacer el consumo ostentoso, imit¡ l.r ser¡rr

consciente seducción de la niña que no sabe que ra enseñando su Iirrrl r

ropa interio¡ blarce.

Antiguamente sólo e¡an fácilmente identificables aquclla minorí,r

de homósexuales que querian pxrece¡se a los miembros del se*o op,r"s

to. La mayoría de los heterosexuales creian, por tanto, que rodos |rs

hombres homoser-uales llevaba¡ estilos ma¡cadamente {emeninos y cluc

todas las mujeres homosexuales vestían con ropa de hombre Hoy crr

día, una vez que han salido a la luz, es evidente que la mayoría dc Lx

homosexualese visten como todo el mundo, al menos cuando es¡in

en l¿ sociedad mixta. Muchos ga;ys, de hecho, han adoptado ya el lool

de y para el observador ocasional parecen más masculinos

"macho',

que la mayoria de los hete¡osexuales.e Lleran ¡opa de trabajo (especial

me¡te cuando no están trabajando)' camisas de cuadros grandes, tejanos,

camisetas, monos y gruesos zaPatos de t¡abajo; también les gusta

la ropa del Oeste, panicula¡mente los somb¡eros y las botas de vaque

ro. Para completar Ia imagen, a menudo se dejan grandes y tupidos bi

gotes y se entrenan duranres hor:rs en el gimnasio para desarrollar los

Para {acilita¡ una vida erótica actira y diversa, muchos gals emplean

un sistema de signos indumentarios. Como ha señalado Hal Fischer,

quienes desean desempeñar un papel activo o masculino llevan un manojo

de llaves, un solo pendiente o un p:ñuelo en el bolsillo trase¡o

del lado izquierdo; quienes prefieren desempeñar un papel pasivo o fe

menino, llevan uno o más de estos indicado¡es en el de¡echo. Si van

de cuero (sadomasoquismo) 1as mismas señaleson válidas, pero las ac

tividades a las que invitan son algo distintas.

Ha¡ por supuesto, alglnos homb¡es, tanto homosexuales como he

terosexuales, que se visten deliberadamente con ropa de mujer. Peter

Ackroyd ha distinguido tres tipos, cada uno de los cuales tiene una indumenta¡ia

cer¿cre¡istica. En primer lugar están los transcxuales' quc

se sienren mujeres con cuerpo de hombre. Para ellos, vestirse de nujea

n1ás que excitante, es psicológicamente satisfacrorio, y suelen ponersc

"l tipi de 'opa que 1lc'¡ría normal-cnrc un,r muicr r"¡'ct:rl'lc dc '"

'

rl.'l lf

" ',

, !, rr,. L'//


292 ]]I, I-ENCUAJE DI LA \IODA 29j

r¡s honosdual* u¡banos,te los lsados

Unidos han ddr¡ólladó ü códiso i¡dü

¡rc¡trio q¡c iniorúá á las posibles pre

js sdualB de sus pre{¿Éncia úóri.n. Io

tognfia tomada dc G,, S¿r,¿¡nJ, de Hal

misma edad y posición. En segundo lugar, i' mucho m& frecuentes,

están los úavcsr;dos, la mayoria de los cuales son heterosexuales y a menudo

están casados. Pa¡a ellos el uso de ropa femcnina cs sexualmente

*citante, y las indurnentarias que eligen son con frecuencia exagemdamente

{emeninas y eróticas de una fo¡rn¡ anticuada no delibenda. Sin

embaryo, como señala Ackroyd, pan el obser-vado¡ atento cltmvestido

no parece de verdad femcnino, pues norm¿lmente "inconsciente

o subreptici¿mente

dejar.i indicios sobre su género masculino... Un tnvesti

do nunca olvida -y nunca nos permite que olvidemos que es un hombre

con rop:r de muje¡,.r0 Finalmentc, cstán Ios profesion¡le5 o

aficionados que van disfrazados de rnujer y que suelen ser homoscxü¡.

les. Como dice Ackroyd, el homoscxual vcstido con rop;r dc nujcr "¡,,

rodia y se mofa de 1as mu1erer'.rr El dislnz de mrjcr típico c'. cn cl

mejor de los casos, una caricarun intcligcntc dcl :t'ucr iú) li¡r('nin, '

.\rili

L0 rt,L ,\,1. r¡4n /r" r'.¡- r, 1l

^,1

zado por los medios de comunicación, y en el peor una cruel pa¡odia

de ]a fealdad femenina.

Las iesbianas, la mayoría de las veces, son imposibles de distinguir

de otras mujeres, aunque como actualment€ suelen scr fe¡vo¡osas femi

nistas tienden a usar poco o ningún maquillaje y optan por llevar pan,

talones y zapatos cómodos. Sin embargo, unas pocas se han dejado el

pelo extremadamente cono y prefieren llevar emisas, chaquctas y abrigos

de hornbre y no de mujer. Aunque hay en ocasiones tr¿nsexuales femeninos,

son raros los travestidos femeninos; como seña1a Ackroyd, .la

ropa masculin: no tiene "valor erótico", debido a que en nuestn cultura

a las mujeres les ¡esulta muv fácil disponer de ella".', Hoy en día

c:lsi no se dan casos de mujeres vestidas de homb¡e, aunque a finales

dc La época victoriana, cuando la costumbre todavia prohibia a las mujeres

llevar ropas masculinas, e¡an f¡ecuentes en el tearro. Es inte¡es¿nte

señ¿lar que las mujeres que llevan ropa de hombre suelen vesri¡ como

caballe¡os, o incluso como aristócratas, mientras que los hombres que

llevan ropa de rnLrjct, a menos que sean t¡ansexuales, rara vez parecen

Además de estos estilos minoritarios de atr¡ctivo e¡ótico ¡econocido

hay muchos más que sólo han arraído a una audiencix muy limitada.

Probablemente jamás ha existido una prend: que no haya figurado

en la vida sexual de alguien en algrin lugar. Actuxlmente en cran Bretaña,

por ejemplo, hay una sociedad dedicada al uso de prendas dc ves,

tir de caucho para la lluvia del tipo que se ¿soci:l con el John de A.

A. Milne, que como se ¡ecorda¡á llevaba unas enormes botas de agua,

un enorme sombre¡o impermeable y una no meros eno¡me gabardina

impermeable. ?ara quienes esrén inte¡esados, hxy rambién grndes jer,

seys, panralones, guantes, cnpas y mascarillas impermeables.

E¡ las ciudades b¡itánicas y estadounidenses más gnndes se venden

otros muchos tipos de ropa peculiar diseñados par:r esrimuiar muy di

versa experiencias eróricas. Por ejemplo, hay en el mercado ropa inrerior

comestible, que se come¡cializa con el nombre de Cand,y\ Bihini

y Cant\pants y está drsponible en fres¿, f¡ambuesa, naranja, limón y

lima; hay también un sostén con gusto a regaliz llamado ?aczps. Si

las ropas fuesen palabras, éstas serían como habla¡ con la boca llen¿.

Algunos lectores de esre lib¡o sentiún un¿ cierta incomodidad pegajosx

al pensar en ponerse tales prendas, o las otras aquí descritas. ?uedcn

record¡r ¡ Tho¡€au cuando nos aconsej¿ desconfi,r de cualquicr


294 EL T!:'GIIAJI DI I-A MODA

empresa que ¡equien ropa nueva. Cieramente, siempre que llega a nues_

tras vidas una prenda nueva en forma de compn, regalo o trueque, merece

la pena que nos preguntemos Io que pretendcmos -o lo que pre_

tende quien nos Ia da- que esta p¡enda digá sobre nosotros que no

podamos decir con la ropa que ya no nos ponemos. Pero pensar en

serio en lo que vestimos es como pensar en serio en Io que decimos:

sólo se puede hacer de fo¡ma ocasional o nos encontr.rríamos mudos,

comoletamente incaoaces de vesti¡nos.

li,í" geneml-""t.,1" idea de que hasta clrando nos callamos nuest¡¿

ropa cstá hablando a voces a todo el que nos ve, diciéndole quiénes somos,

de dónde somos, qué nos gusta hacer en la cama y otl?s muchas

cosxs íntimas, puede ser inquietante. Llevar Io que llera "todo

el mundo"

no es solución para este problema, como tampoco lo sería decir

lo que dice rooo cl nundo. lodo' conocemos : penonas que intent:n

hacer esto; pero aunque su imitacjón de el mundo" tenga si¡o,

"todo

su ropa no se queda callada¡ antes bien, emite sin parar Ia información

de que se trata de un hombre o una mujer convencionales, y posiblemenre

poco de fiar. Podemos menti¡ en el lenguaje de la moda, o intentar

decir la verdad; pero a menos que váyamos desnudos y seamos

calvos. es imposible esrr callado.

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C¡ríruo

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181 Paul Mccartney, Ringo Starr, George Harison y John Lennon'

Colección Granger.

186 Valt Vhitman. Fotografía de Mathew Brady. The Libmry of Con

gress, \flashin4on DC

19a Forogr:fia de iarry Hagmar O 1981, CBS,Inc. Reproducido con

autorización de CBS, Inc., Lippin & Grant v Larrv Hagman'

C,rr,íruro 7: CoLoR Y ¡srAM?ADo

202 \fillian L. 'ü/indrs, Demasi¿áo tddq 1958. The Tate Gallery

Lond¡es.

208 Fotogra{ía de Sid Grossman, 1948

209 Forogr¡Jía de Ken Heyman, 1967.

ll0 Fotognfía conesía de The Theatre and Music Collection del Mu

wunr ,'l rl,r t irv of Ncw Yt¡rk.


342 EL r¡NGU.1.J! D¡ r,a MoDA

223 Fotografía cortesía de The Theat¡e and Mruic Collection tlel Museum

of the City of New York.

225 ForognÍí.a de lmogen Cunningham, 1953.

228 Fotografía de Ken Heyman, 1969.

Cerfuuro 8: Dl nor'rlnr v or uu¡ra

232 Fotognfía de Nikolas Mura¡r The Ioternarional Museum of Photography

en George Eastrnan Housg Rochester, Nueve York.

233 Fotografía @ 1968 by Ellior Eñ¡itt. Magnum Phoros, Inc-

235 A¡d¡ew \lyeth, Faratoay (detalle), 19S2. O 1971 by Andrew

Vyeth. Colección priaü Fotognfía conesía de T'he Brandf's'ine

fuver Museum.

237 Y. !/hir,e, Flormce Nígbtingale y su betnana Pd.fttetnpe 1836-

The Nationel Potr¿it Gallery londres.

239 Anuncio de Virginia Slims, 1974. Coo autorización de Püilip Morris

Incorporated.

244 John Singer Saryert, El señor LN Phelps Stoke ! esPoa la97. The

Metropolita:r Museum of Art. I-egado de Edith Minturn Phelps

Stokes, 1938.

249 Fotografía de Bill Cunningham para Tle New York Tines,29 de

agosto de 1979.

252 Escena de Annie Hall. Fcr"ogl.,lÁa @ 7977 United Artists Corpo

CerÍruro 9: MoDA Y sExo

2s7 Thames Television Copyright.

The Mansell Picture Collection, I¡ndres.

265 Gustave Con¡bet, Retrato dz Jo (La Bellc lrlár'd,xise) 1866, "fhe

Metropolitan Museum of Art. I*gado de la señor¿ H. O. Havemeye\

1929.

270 Colección Larry Car.

275 Esceta de Un¿ mujer marcadz A l96o,Metro-Goldwyn-Mayer,

278

283

288

Inc. y Afton LinebrooL P¡oductions.

Colección Gnnger.

Colección Granger.

Hal Fischer, "Signifiers

for a Male Resporseo, Gay &niorrct, NFS

Press, @ 1977.

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