Revista Institucional de Comfamiliar Risaralda Ed 43

PULSO
DE Salud CIUDAD
Tejadita, como le decían a su hermano, fue
su apoyo en este nuevo camino. Ser huérfana de
madre a los 24 la marcó para siempre, se había
ido su fuente de rebeldía, declaró alguna vez.
Su padre la consideraba la hija descarriada y su
esposo se fue con una argentina. Los tiempos
nunca fueron fáciles para Lucy: “Para mí la Tierra
no ha sido placentera. Yo no busco el cielo,
sino el momento que uno pueda crear, llevar a
cabo la propia creación, pues en el fondo uno se
tiene que crear. Ese Edén uno lo tiene que hacer,
no existe ya dado por anticipado”. Hay una paradoja
en esa búsqueda del paraíso y su creación,
que raya con la desesperanza, la soledad y la
indiferencia. La euforia, dijo alguna vez, sólo la
produce el acto de crear, que es igual a liberar
cargas emotivas. Lucy coleccionaba armadillos,
una alegoría a su propio sentimiento de vulnerabilidad:
“es terriblemente indefenso a pesar de la
coraza en la que intenta meter su cabecita”.
Nunca dejó de pintar lo que quería, independiente
de si se vendía o era aceptado en
determinado círculo artístico o intelectual. Es
más, nunca lo necesitó. Vendía lo que creaba a
su antojo y de eso vivió toda su vida, proeza que
muy pocos artistas pueden lograr. Y más aún, si
son mujeres.
“Es importante que el museo esté en el Centro
Cultural Lucy Tejada, porque hay una asociación y un
reconocimiento de quién fue ella y por qué su nombre
es tan importante para la ciudad y la historia del país”.
gran parte de su obra posterior regresó a Colombia
como madre soltera: “quedó completamente
sola en España porque su esposo
la abandonó, entonces regresó a Cali donde
estaba su hermano”, cuenta Carolina Cubillos
Muñoz, coordinadora de actividades del Museo
Lucy Tejada, ubicado en el centro cultural que
lleva también el nombre de la artista.
EL MUSEO EN SU NOMBRE
En 2011, antes de su fallecimiento, Lucy Tejada
donó su colección personal de 163 obras
a la ciudad de Pereira con el propósito y compromiso
de crear un museo permanente. El
Museo de Arte de Pereira fue el encargado de
recibir, inventariar y cuidar la donación hasta su
destino final. Durante ese tiempo realizó varias
exposiciones donde los pereiranos pudieron
tener los primeros acercamientos con las múltiples
piezas que conforman la colección. Seis
años después, siendo alcalde de la ciudad Juan
Pablo Gallo y Rosa Ángel Arenas secretaria de
cultura, se emprendió oficialmente la planeación
del museo que finalmente fue inaugurado
en diciembre de 2019. Tiene una capacidad
para 50 personas y un área de 250 metros cuadrados.
Está dotado de condiciones óptimas
para la exposición y conservación de las obras,
en iluminación, mobiliario y control de temperatura.
Las visitas son guiadas por personas
capacitadas para la atención a cualquier tipo de
público, desde niños hasta personas con alguna
discapacidad física.
El museo está dividido en tres salas: Ser,
Hacer y Decir. La primera pretende un acercamiento
más íntimo a Lucy no sólo como
artista, sino como persona, sus viajes y etapa
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