REVISTA IDEAS N° 22
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ENCONTRANDO
A SALAMONE
CEMENTERIO DE AZUL
Arquitecto Guillermo Luis Giono
La obra de Francisco Salamone y su intrigante figura son motivo de
abundante información, por doquier y profusa. En estas líneas me aventuro
sencillamente a esbozar mi vivencia personal del encuentro con su
arquitectura fantástica.
Salamone es hoy objeto de culto. Libros, películas, documentales y
recorridos turísticos; pero no siempre ha sido así. Hace poco más de dos
décadas comenzó una vertiginosa difusión de su quehacer arquitectónico.
Antes, poco y nada se sabía de él. Jamás un profesor nos habló de él en la
facultad de arquitectura, ni vimos alguna imagen de una construcción suya
en la biblioteca; nadie sabía, nadie hablaba.
El click fue en 1999. Un pequeño gran aviso en el diario La Nación devoró mi
atención, con un imponente ángel de concreto anunciando una exposición
en el Centro Cultural Borges, titulada- con gran visión de futuro- “Francisco
Salamone Resurge”. La imagen me catapultó a mi primera adolescencia, al
recuerdo de una nota sobre “el Angel de Azul”, una particular escultura en el
cementerio de esa ciudad y referente para sus vecinos. Quisiera volver a leer
aquel lejano texto de revista dominical en el que casi me atrevo a afirmar que
ni siquiera se lo mencionaba a Salamone.
Con “Francisco Salamone Resurge”, el crítico de arte y fotógrafo Edward
Shaw estaba rescatando del olvido una vasta e impresionante obra de autor
único, desperdigada por la llanura bonaerense en ciudades relevantes como
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