REVISTA NENCATACOA - Volumen I (Septiembre - Diciembre)
La Revista Nencatacoa es una publicación periódica enfocada en el arte literario y grafico desde diversas perspectivas y temas. Hace parte de la colección permanente de la Editorial Nencatacoa (BOG, COL). En este primer volumen exploramos la noción de terror desde el gótico tropical (de tierra caliente), siguiendo el recorrido literario iniciado por Álvaro Mutis (1923-2013). Se compilan textos literarios (poesía y narrativa) junto arte gráfico (ilustración, creación digital y fotografía) de artistas emergentes colombianos. Síguenos en nuestras redes sociales para recibir nueva información sobre publicaciones y convocatorias: https://linktr.ee/ednencatacoa Instagram: https://www.instagram.com/editorial_nencatacoa Facebook: https://www.facebook.com/EditorialNencatacoa/ Twitter: https://twitter.com/enencatacoa #NencatacoaShorts en Youtube: https://www.youtube.com/channel/UCey8jfGOGedMCC1JkZX0Rrw
La Revista Nencatacoa es una publicación periódica enfocada en el arte literario y grafico desde diversas perspectivas y temas. Hace parte de la colección permanente de la Editorial Nencatacoa (BOG, COL). En este primer volumen exploramos la noción de terror desde el gótico tropical (de tierra caliente), siguiendo el recorrido literario iniciado por Álvaro Mutis (1923-2013). Se compilan textos literarios (poesía y narrativa) junto arte gráfico (ilustración, creación digital y fotografía) de artistas emergentes colombianos.
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lógica mis recuerdos. La conocí en la playa, me quedé observando como sus
pequeños dedos escarbaban la tierra, noté que guardaba algo en una pequeña
caja de madera y salía corriendo para luego sentarse junto a una pareja. Un grito
ensordecedor salió de la garganta de la mujer que estaba a su lado, no podía
ver lo que pasaba pero quería saberlo. Cuando llegué ella ya no estaba, en su
lugar me encontré a la mujer que gritaba de dolor, tenía las piernas ensangrentadas
y le faltaban pequeños trozos, parecía que algo le hubiese comido la piel.
Nunca supe que guardaba en aquella caja, solo sé que siempre la llevaba
consigo y bastaba mirarla para que en su pálido rostro se dibujara una delicada
sonrisa, que después se convertía en una clase de mueca macabra.
Siempre volvía a mi con pequeños trozos de piel y carne, nunca los conservaba.
Le gustaba frotarlos contra su cuerpo de una manera frenética, desvelándome
el placer que le producían. Antes de deshacerse de ellos solía enseñármelos,
recuerdo su mirada paciente esperando que mi mente descifrara aquel mensaje
oculto entre esas carnes putrefactas, para ella era evidente, para mi solo lo sería
muchos años después.
Todo en ella me fascinaba, su cuerpo delgado y pálido le daba el aspecto
de una niña, pero en sus ojos, más vivos que el fuego, ardía la llama constante
del deseo, con solo mirarla a los ojos podía perderme, reflejaban tantas emociones
que dolía. Solía mirarla e intentar descifrar ese lenguaje suyo que ante otros
parecería absurdo, pero para mi eran las voces de mil personas encerradas en
una sola boca.
Ha pasado mucho tiempo y todavía siento su mirada inquieta atravesar las
paredes como si me buscara, como si reclamara mi presencia. Hace mucho que
no soy el mismo, después de ella todos me parecen vacíos, creo que no entienden
nada, son pequeños entes con mentes huecas y repugnantes donde sólo
se escucha el eco de palabras ajenas.
Todas las noches bajo al sótano y la visito, cada vez que la veo oleadas de
sensaciones recorren mi cuerpo. Sé que por fin ha obtenido lo que quería, ya no
necesita robar la calma que tanto anhelaba de esos cuerpos vacíos, mis bellos
cadáveres, ahora es uno de ellos, ahora ella también me mira con mirada cristalina,
pero la de ella no está vacía, todavía puedo ver mil mundos escondidos
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