RevistaAposgran 140

ACTUALIZACIÓN TÉCNICA
las mejores medidas y qué es
importante tener en cuenta?
Podemos decir:
Toda buena conservación
empieza con un recibo riguroso.
Saber qué tenemos y
cómo lo almacenamos nos
lleva a tomar las mejores
decisiones. A continuación,
presentamos un repaso breve
de las variables de recibo:
proteína mayor a 9,5%,
humedad menor a 12,5%,
calibre mayor a 80% y poder
germinativo (PG) superior a
98%, que es el parámetro que
determina que la cebada está
en condiciones de germinar y
transformarse en malta.
En caso de que la mercadería
ingrese húmeda, debemos
realizar un proceso de
secado, ya que no es posible
conservarla en el tiempo si
almacenamos con focos de
humedad. Debemos tener en
cuenta que la temperatura
de secado óptima, para que
no caiga su PG, es de entre
38°C y 40°C y nunca podrá
ser superior a 43°C. Es muy
difícil realizar el secado de
cebada en estas condiciones,
y la humedad no se debería
bajar más de un punto, por
eso es fundamental esperar
a realizar la cosecha cuando
esta variable sea la indicada.
Quizás un mal secado
no implique un bajo valor
de PG en lo inmediato, pero
este valor va a caer sin dudas
en el corto plazo, lo cual es
un gran riesgo. Por esto, es
aconsejable estar siempre en
contacto con el productor o
acopiador previo y saber qué
tratamiento realizó sobre la
cebada que nos está entregando.
Deberíamos poder pasar la
cebada por un sistema de
pre-limpieza para eliminar
el polvo (muy abundante en
la cebada) y demás impurezas
ya que no solo favorece
la proliferación de plagas,
sino que además dificulta la
aireación.
Dada la época del año, el cereal
llega al acopio con altas
temperaturas, por eso es importante
dar aireación constante
cuando estén dadas las
condiciones de humedad ambiente.
En lo posible, en verano
deberíamos priorizar la aireación
nocturna. El objetivo
es mantener baja la temperatura
del grano, de modo que
la termometría constituye
una herramienta fundamental
de control y ajuste de cantidad
de horas de aireación y
en caso de no contar con esto,
deberíamos manejar un mínimo
teórico de 40 horas mensuales
durante el año.
La cebada es un cereal muy
vulnerable a la infestación de
plagas, por lo cual debemos
definir un plan de fumigación
eficiente y monitorear constantemente,
ya que si la proliferación
es grande la pérdida
de calidad podría ser muy
significativa no sólo en el
porcentaje de granos picados,
sino fundamentalmente, en
la pérdida de PG. Para fumigar,
se puede utilizar fosfina
o productos líquidos. En este
punto, es importante asesorarse
sobre qué composición
utilizar ya que muchos de los
disponibles en el mercado no
están permitidos. Es muy importante
que la limpieza del
acopio esté en óptimas condiciones.
Deberíamos poder seguir la
evolución de la calidad de
cada silo en función de dar
prioridad de salida en caso
de que el PG empiece a caer,
dado que este proceso es irreversible.
Es imprescindible
realizar una rotación y toma
de muestra cada 30 días, con
un máximo de 45 días entre
cada toma. Saber qué es lo
que tenemos nos permite detectar
problemas a tiempo.
Otra práctica muy recomendable
(y difícil de implementar,
dependiendo las instalaciones)
es la realización
de un transile del 100% de
la mercadería, pasados los 6
meses de almacenaje.
Realizando un estricto seguimiento
de todas estas prácticas,
deberíamos llegar a la
nueva cosecha con cebada
aún almacenada y en condiciones
de ser malteada.
Entregar la cebada requerida
por producción en el tiempo
necesario y sin pérdidas
de calidad es una tarea muy
interesante y desafiante. Es
importante saber que estamos
tratando con un cereal
complejo, pero planificando
y actuando preventivamente,
no deberíamos tener ningún
problema de conservación.
APOSGRAN, más de 36 años trabajando con la Agroindustria
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