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Capítulo 4 Cosecha, acondicionamiento y almacenamiento de la semilla
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Existen diferentes formas de realizar el secado, algunas más sencillas y económicas
que otras. En campo, algunos productores optan por doblar o cortar el tercio superior
de la planta en épocas próximas a la cosecha con el fin de exponer la mazorca al
sol y favorecer el secado natural (figura 15). Así buscan reducir sustancialmente la
humedad de la semilla, sin embargo, esta condición favorece el ataque por pájaros y
roedores, además de la caída de mazorcas al suelo (Caro-Greiffenstein, 1998). Otra
forma de secar la semilla es mediante la exposición plena de las mazorcas cosechadas
al sol durante 2 o 3 días. Para este tipo de secado se recomienda el uso de una carpa
plástica o estibas sobre las cuales se coloquen las mazorcas, pues esto impide el
contacto directo con el suelo (figura 16c). Las mazorcas se deben mover varias veces
en el día para obtener un secado homogéneo; asimismo, hay que recogerlas en la
noche para evitar que la semilla absorba humedad.
Foto: José Jaime Tapia
Figura 15. Plantas de maíz descopadas para favorecer el secado natural.
Por último, si la producción de semilla es una actividad que el productor realiza
constantemente y en la que el volumen de semilla producido es considerado alto, se
pueden utilizar secadores artificiales, por ejemplo, un secador tipo estacionario.
Este consiste en un cuarto con piso falso en madera y con forma de rejilla a través
de la cual se da paso al aire caliente que puede ser proporcionado por un secador
de combustible como acpm o gas (figuras 16a y 16b). Para evitar que las semillas se
quemen, el secado no puede exceder los 42 °C.