76 <strong>BILLBO<strong>AR</strong>D</strong> <strong>AR</strong> | OCTUBRE <strong>2021</strong>
Una bienvenida transición Concluía 1971 y Pink Floyd estaba por dejar atrás los días de banda de culto del rock progresivo para convertirse en uno de los grupos más famosos del mundo. El álbum que marcó esa transición fue Meddle, un disco en el que Roger Waters, David Gilmour, Rick Wright y Nick Mason tocaron un nervio sensible en su público. El preludio del impacto universal que traerían obras como “The Dark Side of the Moon”y “The Wall”. Por Alfredo Rosso El álbum meddle, editado en Inglaterra por EMI el 13 de noviembre de 1971, marca el comienzo del período más productivo y exitoso en la carrera de Pink Floyd, en el que sus principales compositores a`lcanzaron un pico artístico. Gilmour ya no era “el chico nuevo” de la banda: se había vuelto la fuerza musical preponderante del grupo, mientras que Waters -que había tenido que ocuparse de las letras de las canciones casi por default tras la salida de Syd Barrett- abordaba aquí una temática mucho más ambiciosa. Al culminar la gira de Atom Heart Mother, los integrantes de Pink Floyd se reunieron en la casa de Gilmour y decidieron que el siguiente álbum sería un cambio radical en su manera de hacer música La base del nuevo sonido era un tema creado a partir de segmentos y partes que se ensamblaron para crear una larga composición. Se llamó “Echoes” y ocuparía todo el lado dos del nuevo álbum, Meddle. La grabación de “Echoes” comenzó en enero de 1971 en los estudios Abbey Road, con el nombre tentativo de “Nothing, partes uno a treinta y seis”. “Echoes” comienza con el ya famoso ruido del sonar, un efecto que se logró por accidente: el tecladista Rick Wright estaba tocando algunas notas en el piano, cuando decidió pasarlo por el parlante rotativo Leslie. A la banda le llamó la atención una nota que tenía una resonancia misteriosa. Justo lo que buscaban para iniciar la obra. A fines de enero del ’71, Pink Floyd las treinta y seis bases que habían grabado como demos y decidieron desarrollar algunas como temas completos, de modo que “Echoes” tuviese una continuidad musical. En las sesiones de marzo y abril, varios de esos segmentos fueron descartados y otros combinados entre sí, hasta que quedaron ocho pasajes musicales bien definidos. A fines de abril, “Echoes” fue estrenado en público en el Richmond College, bajo el título de “The Return of the Son of Nothing”. Durante mayo y junio del 71 Pink Floyd trabajó en los estudios Morgan haciendo algunas sobregrabaciones finales y en julio se pusieron las voces. El cambio de estudio se debió a que Morgan tenía dieciséis canales contra los ocho de Abbey Road. En cuanto a la letra, en su fase inicial “Echoes” estaba dominada por un tema de ciencia ficción pero a medida que evolucionaba, la suite reemplazó las imágenes del espacio por imágenes del océano. Cuando llegó el momento de escribir la letra definitiva, Waters le imprimió un contenido fuertemente humanista. Según su autor, esta letra fue la base de futuras exploraciones sobre la alienación y los agentes que conspiran contra la libertad del individuo. En cuanto a los temas que ocupaban el lado uno de Meddle, “One of these days” nació de un experimento en el estudio de grabación, cuando Waters enchufó su bajo eléctrico en el sistema de delay Binson Echorec que utilizaba Gilmour para sus guitarras. Waters jugó con la velocidad de la cinta y el eco hasta lograr el sonido que buscaba y luego lo dispuso en extremos opuestos del espectro estéreo. Este sonido de bajo le gustó tanto al grupo que, en principio, “One of these days” iba a tener sólo eso, pero Gilmour sugirió que agregasen otros instrumentos para darle más consistencia. Así surgió la sección de vibrato y de guitarra lap steel que forma la segunda parte del tema. El sintetizador VC3 es responsable por el efecto de viento que abre y cierra la pieza. En cuanto a la frase “One of these days I’m going to cut you into little pieces”. La voz pertenece al baterista Nick Mason y fue lentificada y pasada por un amplificador de guitarra con trémolo y distorsión. Como “One of these days” era un tema muy poderoso y violento, la banda cambió a continuación hacia algo calmo y tranquilo: “A pillow of winds”, la última canción en ser grabada para el álbum. El elemento saliente son las guitarras -acústica y slide- de David Gilmour, mientras que la letra de Waters evoca la calidez y quietud del hogar. “Fearless” contiene una de las mejores viñetas de Waters, una metáfora sobre la lucha para triunfar a pesar de los enormes obstáculos que se plantan en el camino. También hay una alusión al paso del tiempo y a la declinación en el estado mental del viejo compañero de ruta, Syd Barrett. El espíritu de Barrett parece haber estado cerca de la banda en esta época, porque EMI venía de editar el álbum Relics, que tenía varias de las antiguas composiciones de Floyd con Syd. El coro de hinchada de fútbol que cierra el tema se grabó en un auténtico estadio, durante un encuentro entre el Liverpool y el West Ham en 1970, y es la adaptación de la canción “You’ll Never Walk Alone”, del binomio compositor integrado por Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II. La hinchada del Liverpool la adoptó como cántico emblemático después de haberla escuchado en la versión del conjunto liverpuliense Gerry and The Pacemakers, en los años ’60. “San Tropez” fue la cínica respuesta de Roger Waters al pedido de Capitol, la grabadora estadounidense de Pink Floyd, de que Meddle tuviese un tema que se pudiera pasar por la radio. San Tropez es el balneario francés donde Gilmour y Barrett fueron arrestados cuando tocaban en la calle, en el verano de 1965. Es una especie de auto-parodia de Waters, y anticipa los sentimientos de alienación ante la fama que luego Roger iba a desarrollar en pleno en Animals, The Wall y The Final Cut. El lado uno de “Meddle” concluía con una típica broma Floydiana. El título, “Seamus”, era también el nombre del perro del cantante Steve Marriott, de los Small Faces y Humble Pie, al que su dueño había entrenado para aullar cada vez que escuchase un blues. Como Marriott estaba de gira por los Estados Unidos, el perro quedó a cargo de unos amigos de Gilmour. El guitarrista de Floyd llevó a Seamus al estudio una noche sin saber de las habilidades del perro, de modo que cuando la banda encaró un blues clásico, el can decidió ponerse a cantar, ante la risotada general y el pedido unánime de que el ingeniero echase a rodar las cintas. Más allá de la obra “Echoes”, no se le puede atribuir al resto de Meddle una unidad temática o conceptual. Vistos por separado, sus distintos temas pueden parecer superiores a la suma de las partes. Pero además de contener muy buena música, Meddle es la obra en la que Pink Floyd encontró por fin una dinámica grupal a la altura de su potencial y sembró el camino que florecería con el impacto mundial de “The Dark Side of the Moon” un año y medio más tarde. <strong>BILLBO<strong>AR</strong>D</strong>.COM.<strong>AR</strong> 77