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G. Bueno – Materia
Capítulo 6
Investigaciones en contextos marxistas
1. Marx se ha referido casi siempre a la materia en contextos críticos, no sólo
frente al idealismo subjetivo (al modo de Fichte) sino también frente al idealismo
objetivo (al modo de Hegel) y, por supuesto, frente al materialismo mecánico. Si frente
el idealismo subjetivo Marx apela a la materia, es para rebasar el subjetivismo, y aun el
solipsismo -un subjetivismo que, en todo caso, también quedaba desbordado por el
idealismo hegeliano. La «vuelta del revés» de Hegel, entre otras cosas, contiene la
crítica al formalismo de las ideas objetivas; formalismo que las dota de una legalidad
teleológica, independiente de los procesos materiales y las refiere de hecho a una
conciencia objetiva, «centro metafísico de la realidad», por respecto de la cual la
materia aparece como negatividad pura. La «vuelta del revés» de Marx apela a
realidades positivas -no negativas- que co-determinan a la propia conciencia humana y a
las ideas que la conforman. Pero no por ello la materia representa para Marx la
simple res extensa cartesiana o atomística: la materia no es una realidad que pueda
dársenos como una entidad absoluta previa e independiente de la actividad práctica
humana, la que se lleva a efecto principalmente por medio de la actividad industrial.
Pues esta misma actividad [80] práctica (que incluye, desde luego, la actividad
operatoria) forma parte de la materia y esta constatación obligará a concebir a la materia
como inmediatamente determinada en tipos o escalas diversas de organización, en
interacción y conflicto dialéctico incesante. En este contexto, son intercambiables los
términos (usados por Marx) de Materie, Natur, Naturstoff, Naturding, Erde, &c., como
ha señalado Alfred Schmidt, acaso inclinándose, excesivamente, en su interpretación,
por el momento de la subordinación de la idea marxista de materia al trabajo humano
(A. Schmidt, Der Begriff der Natur in der Lehre von Carl Marx, Frankfurt 1962, p. 21).
En cualquier caso, Marx no ha escrito ningún tratado explícito sobre la materia, lo que
no excluye que haya utilizado (ejercitado) y desarrollado, de modos dialécticos muy
característicos y ejemplares, la idea de materia en contextos muy precisos,
especialmente los históricos. Cabría decir que en la idea de materia utilizada por Marx
actúan, y de un modo no siempre muy definido, tanto componentes analogistas como
componentes anomalistas. Y, según el peso relativo que adquieran en cada caso,
conformarán dos orientaciones o tendencias similares o paralelas a aquellas que hemos
analizado en el capítulo anterior.
2. La orientación analogista, o, si se prefiere, los componentes analogistas de la
idea marxista de materia se hacen presentes, en el materialismo dialéctico e histórico,
principalmente por la tendencia a las fórmulas monistas, sin que tengamos necesidad de
entender el monismo como monismo de la sustancia, y menos aún, como un
reduccionismo fisicalista o mecánico. Es decir, como un monismo del cosmos infinito,
del orden y concatenación recíproca de todas las partes de un universo entendido como
una totalidad universal que se da, eso sí, en diferentes niveles jerarquizados, entre los
que median «saltos cualitativos», que recorren una escala que culmina en el
pensamiento -no ya sólo el humano sino acaso también en el pensamiento propio de
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Pentalfa Ediciones, Oviedo, 1990. http://filosofia.org/mat/mm1990a.htm (06/01/16)