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G. Bueno – Materia
En cualquier caso, se comprende que cada uno de estos dos atributos que
acabamos de considerar como atributos conjugados que definen la idea misma de
materia determinada, haya sido tomado eventualmente, de modo separado, como
criterio para definir la idea de materia (y no sólo de materia corpórea). He aquí la
definición (neoplatónica) de materia por el atributo de multiplicidad acuñada en el siglo
XII por Domingo Gundisalvo: «materia enim contraria est unitate eo quid materia per se
diffluit et de natura sua habet multiplicari, dividi et spargi» (De Unitate et uno, 28-33).
La apelación a la idea decodeterminación (eminentemente causal) como contenido
significativo central de la idea de materia, la encontramos, por ejemplo, en el concepto
kantiano de naturaleza, cuando se toma en su acepción formaliter (por ejemplo,
naturaleza de la materia fluida, del fuego, &c.) significando «la conexión de las
determinaciones de una cosa según un principio interno de causalidad»
(K.R.V., Dialéctica, II, 2, 1). Esta connotación (la codeterminación) de la idea de
materia se encuentra de modo difuso utilizada por gran número de científicos o de
filósofos de la naturaleza. Einstein, por ejemplo, dijo, para caracterizar el materialismo
que a Max Born atribuía su esposa: «lo que Vd. llama 'el materialismo de Max' es
simplemente la forma causal de considerar las cosas» (apud P. Formann, Weimar
Culture. Causality and Quantum Theory, 1918/1927, en Hist. Studies in Physical
Sciences, vol. 3, 1971).
5. El hecho de la variedad de diferentes especies de materialidades determinadas
suscita necesariamente la cuestión de la posibilidad de su clasificación en géneros
generalísimos. Desde luego, podríamos ensayar un método de clasificación ascendente,
inductivo. Pero ¿sería posible ensayar un método descendente, a partir de algún criterio
o [30] «hilo conductor» que nos permitiera proceder de un modo «deductivo» y que
algunos denominarían a priori? Es evidente que, si este hilo conductor o criterio
deductivo existe, deberá estar vinculado al contexto mismo originario de la idea de
materia determinada, el contexto tecnológico transformacional. Ahora bien, desde un
punto de vista sintáctico, todo sistema tecnológico comporta tres momentos o, si se
quiere, sus constituyentes pueden ser estratificados en tres niveles diferentes: el nivel de
los términos, el de las operaciones y el de las relaciones. Las transformaciones en cuyo
ámbito suponemos se configura la idea de materia determinada tienen siempre lugar
entre términos, que se componen o dividen por operaciones, mejor o peor definidas,
para dar lugar a otros términos que mantienen determinadas relaciones con los primeros.
En las transformaciones de un sílex en hacha musteriense, los términos son las lajas,
ramas o huesos largos; operaciones son el desbastado y el ligado y relaciones las
proporciones entre las piezas obtenidas o su disposición. En las transformaciones
proyectivas de una recta, son términos los segmentos determinados por puntos A, B, C y
D, dados en esa recta; operaciones son los trazos de recta que partiendo de un punto 0
de proyección pasan por A, B, C, D, determinando puntos A', B', C', D', en otra recta;
son relaciones las razones dobles invariantes (CA/CB) / (DA/DB) = (C'A'/C'B') /
(D'A'/D'B').
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Pentalfa Ediciones, Oviedo, 1990. http://filosofia.org/mat/mm1990a.htm (06/01/16)