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G. Bueno – Materia
Porque la materia segunda, en tanto es materia determinada, será, al menos en el sistema
que estamos desarrollando, materia primera en el orden gnoseológico.
Por último: aun cuando la materia determinada sea siempre correlativa a la forma,
esto no significa que la idea de materia, en esta su primera acepción, tenga ya la
capacidad suficiente para envolver a la idea de forma. Precisamente se opone a ella: la
forma no es materia, y esta circunstancia puede servir de base a ciertas posiciones no
materialistas (formalistas y materialistas) que creen poder tratar a la materia como una
idea no equivalente, desde luego, al «ser», a «lo que hay». Tal es lo que, desde una
perspectiva materialista, podría llamarse la «paradoja particularista» [26] del concepto
tecnológico de materia. La ampliación de la idea de materia a las propias formas
correlativas, habrá que concebirla como resultado de un proceso dialéctico cuyas líneas
generales ensayaremos ofrecer más tarde.
4. La materia determinada no incluye, según hemos indicado, la unidad de
continuidad entre todas sus especificaciones, puesto que su concepto es compatible con
un universo constituido por materias determinadas irreductibles, por círculos disyuntos
de materialidad. Pero esto no significa que estos diferentes círculos de materialidad (la
materia corruptible y la incorruptible o etérea de los antiguos) no puedan compartir
notas o características esenciales comunes (genéricas), del mismo modo a como las
clases disyuntas constituidas por todos los números {x,y} congruentes al módulo k
(x k y) comparten la propiedad esencial (genérica, siendo n Z) siguiente x-y=k.n.
Dos atributos esenciales, genéricos, caracterizan como connotaciones conjugadas
a la idea de materia determinada -por tanto a los círculos de materialidades
determinadas; dos atributos que, siendo correlativos (como correlativo es lo pasivo
respecto a lo activo, o incluso lo negativo respecto a lo positivo) se complementan y se
moderan, por decirlo así, mutuamente, a saber, la multiplicidad y la codeterminación.
Por la multiplicidad la materia (en cada círculo de materialidad y por
supuesto en el conjunto de los círculos) se nos da, en una perspectiva eminentemente
pasiva y aun negativa, como una entidad dispersiva, extensa, partes extra partes; por
la codeterminación, las partes de esas multiplicidades se delimitan las unas frente a las
otras, eminentemente de un modo activo o, al menos, positivo. En su expresión más
sencilla o débil, la multiplicidad de la materia determinada se nos manifiesta como mera
extensión; en su expresión más fuerte, la codeterminación se manifiesta como
determinación causal de unas partes respecto de las otras partes de su círculo. Pero,
evidentemente, [27] las modalidades de los atributos de multiplicidad o
codeterminación no se reducen a los citados y son mucho más variadas. La
multiplicidad tiene que ver con la cantidad, en tanto esta cantidad la entendemos como
cantidad determinada («cualificada») según unidades de referencia: cantidad de calor,
cantidad de presión, de volumen (sin olvidar que hay también multiplicidades
cualitativas). La inercia, así como la resistencia que unas partes oponen a la «acción» de
una dada, tiene que ver con la codeterminación. La mejor expresión de la
codeterminación en el contexto de las multiplicidades físicas es, sin embargo,
probablemente la misma gravitación de las masas newtonianas y postnewtonianas, en
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Pentalfa Ediciones, Oviedo, 1990. http://filosofia.org/mat/mm1990a.htm (06/01/16)