BERA, SEPTIEMBRE 2021
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Mensaje Editorial
MNC. LILIANA MADERA ESPINO
Directora de la Licenciatura en Nutrición de la
Universidad Cuauhtémoc plantel Aguascalientes.
Pensando en lo que iba a escribir para este volumen, me
puse a observar en nuestro alrededor la influencia que
tenemos los nutriólogos sobre las elecciones y creencias
que existen en torno a los alimentos, así como el
impacto que generamos sobre su consumo y en las
emociones de los pacientes que atendemos y cómo, a
veces sin pensarlo, nos damos el lujo de restringir
ciertos alimentos; pero algo mucho más importante
empezó a ocupar mi mente, la idea de que una gran
parte de la población no tiene acceso a ellos.
¿Se han puesto a pensar en que más de la mitad de las
personas que viven en México no tienen el privilegio de
elegir lo que comen? De acuerdo con datos de la
Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) del
año 2018, solamente un 44.5% de la población mexicana
tiene seguridad alimentaria. Durante este año,
parece que hemos olvidado que el mundo tiene hambre;
el costo de alimentarse de manera “sana y nutritiva”
está fuera del alcance de la mayoría de la población y
aquí les menciono que no es un problema exclusivo de
nuestro país, sino que, de acuerdo con la Food and
Agriculture Organization of the United Nations (FAO),
más de 800 millones de personas en el mundo sufrieron
hambre en el año 2020. ¿Impactante, no?
Puede decirse entonces que el trabajo del nutriólogo va
más allá de “prohibir”; deberíamos de pensar fundamentalmente
en ¿cómo alimentar? Porque además,
paradójicamente, resulta que nos estamos terminando
los recursos naturales, hemos sobreexplotado las
tierras y nos estamos terminando el agua del planeta.
Quiero que sean conscientes de que, para cuando
ustedes lean esto, a poco más de la mitad del año, ya
habremos consumido los recursos alimentarios de todo
el 2021.
Mi recomendación es, transformar los sistemas
alimentarios, ya que todos tenemos derecho a una
alimentación que satisfaga nuestras necesidades en
todos los aspectos, busquemos dejar huella como
nutriólogos, seamos seres humanos empáticos, inclusivos,
profesionales comprometidos con el bienestar de
nuestros pacientes, tratémoslos dignamente y consideremos
sus limitaciones, recordemos que también son
humanos, involucrémonos en promover elecciones que
garanticen la seguridad alimentaria y la nutrición para
todos, sin comprometer un gasto irracional en los bolsillos
de los pacientes, ya que esto da un valor agregado
de nuestra labor como nutriólogos.
Espero que disfruten nuestra revista y deseo que,
después de leer estas páginas, se motiven a transformar
su práctica profesional, amplíen sus horizontes e
incrementen su curiosidad.
Con cariño
Lily.