BERA, SEPTIEMBRE 2021
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Para concluir con nuestro actual contexto y sin el afán
de ser negativo, a todo lo anterior deberemos sumar
una realidad llamada causa-efecto; en otras palabras,
deberemos sumar lo que se viene como respuesta al
sedentarismo por encierro en este ya más de año y
medio de pandemia.
Ahora bien, no todo es tan malo. En México contamos
con una formación en educación física (si se puede
llamar así) que recibimos durante mínimo 15 años de
nuestra vida escolar; hagamos cuentas, 3 años en
preescolar, en la primaria 6, en secundaria otros 3 y
para terminar de sumar, en preparatoria 3 más; ahora,
tras esas cuentas, preguntémonos… ¿realmente qué
aprendimos de esa asignatura durante 15 años?, ¡son
15 años!, casi una cuarta parte de nuestra vida activa y
consciente, ¿en verdad no es tiempo suficiente para
aprender de la educación física?, ¿no es tiempo
suficiente para aprender a cuidarnos? Podría preguntar
nuevamente, ¿de quién es culpa?, seguramente, sumarían
a la respuesta muchos otros factores o autores con
más o menos peso y relevancia y todo para simplemente
llegar cómodamente a la conclusión de que es una
consecuencia multifactorial.
Como mencioné en un párrafo anterior, no es mi interés
encontrar culpables o responsables; entonces, ¿cuál es
mi interés? Mi interés es que este artículo sirva para
que todos hagamos consciencia, la sociedad y los profesionista
de la salud así como los profesionistas de la
educación en general y dentro de estos últimos, principalmente
que el profesionista de la educación física
tenga presente la importancia y grandeza de su incumbencia
a nivel social, y de las bondades que la realización
(como hábito) de la activación física provoca. Es
aquí oportuno mencionar que no es por arte de magia
que quien hace ejercicio, goce de un mejor estado de
salud o mejore significativamente de alguna enfermedad
crónica no transmisible. En el pasado reciente
(poco más de 12 años), se ha investigado más acerca de
la labor del músculo, dejando de considerarse como
solo un simple sistema que forma parte del aparato
locomotor responsable del movimiento, para convertirse
en parte de un sistema hormonal bastante complejo
y fascinante, responsable de muchas regulaciones
fisiológicas gracias a las mioquinas (Pedersen, 2013).
Prácticamente un universo poco explorado. En las
universidades, es tiempo de implementar la formación
integral de profesionistas en educación física, los
cuales, comprometidos en su actuar, comprendan la
importancia y el impacto nacional de una excelente
educación física, de la realización del deporte y del
aprovechamiento total de la recreación.
Con todo lo anterior, hagamos pues consciencia de que
como sociedad tenemos un GRAN problema, pero hasta
que no comprendamos esta situación y le demos el
valor al educador físico y el educador físico a su vez, no
exija con acciones el lugar que se merece, tristemente,
seguiremos con la misma historia y por ende con los
mismos resultados, resultados que tristemente se
traducen en muerte de un gran porcentaje de la población
mexicana. Tratando de sensibilizar, mencionaré
que hablamos de población que en vida cumplía roles
de padre, madre, hermano o hermana de alguien, o
sustento de alguna familia y que seguramente antes de
ese fallecimiento generó, por algunos años, estragos
familiares, tanto psicosociales como económicos;
estragos que en la mayoría de las familias dejan deudas
que marcan de por vida a los integrantes que le sobreviven
y ni que hablar de la pobre calidad de vida con la
que contó el individuo antes de su desenlace.
Hagamos consciencia y reconozcamos que para modificar
estas cifras, hay que atacar el problema desde
varios flancos incluyendo la raíz, enfocándonos en un
correcto y significativo aprendizaje de la educación
física. Debemos visualizar una sociedad mexicana que
desde su primer contacto con la educación, gracias a la
educación física, aprenda situaciones generales de su
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