BERA, SEPTIEMBRE 2021
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CRONONUTRICIÓN
¿EL TIEMPO TIENE RELACIÓN CON LA NUTRICIÓN?
LN. José Ulices Álvarez Pinto
Lic. en nutrición
Docente de la Licenciatura en nutrición de la
Universidad Cuauhtémoc Aguascalientes.
Hace algunos meses escuché a una influencer decir:
“después de las seis de la tarde, ya no se comen carbohidratos”.
La publicación se viralizó, pues los profesionales
de la Nutrición descalificaban el comentario;
parecía que la creadora de la publicación en Instagram
insinuaba que a partir de esa hora se desactivan las
enzimas y los ciclos metabólicos.
Pero, ¿qué tanta verdad había en aquel comentario?
Posiblemente el sonido más desagradable que existe es
el del despertador, pues cada vez que lo escuchamos se
destruyen nuestros sueños, regresamos a la realidad y
recordamos que hay que ir a trabajar. Además, este
despertador, al sonar, nos transforma en un ser vivo
diferente al que éramos hace algunos minutos, pues su
sonido genera en nosotros una revolución biológica,
cambiando las sustancias que viajaban por nuestra
sangre. Cuando despertamos, nuestro reloj biológico
tiene que sincronizarse con los ciclos planetarios de luz
y oscuridad. Cada vez que resuena ese sonido que
parece una alarma de reactor nuclear, a la par se gene
ran alarmas químicas, como la disminución de melatonina
o como el incremento de dopamina.
Por mucho que intentemos engañar a nuestro cerebro,
los humanos no dejamos de ser seres diurnos. Esto
quiere decir que nuestros genes y hormonas, que
permiten estados de vigilia y nos mantienen en alerta,
se encuentran activas mientras es de día; no es así con
los gatos, por ejemplo, en los que su estado de máxima
alerta es por la noche que es cuando organizan las
peleas en las azoteas. Entonces, la hora del día y la
cantidad de luz en el ambiente sí influyen en el estado
endocrino, metabólico y fisiológico de las personas.
Este reloj biológico principal está en el cerebro, encima
del quiasma óptico, justo donde se cruzan los nervios
ópticos, nuestro Núcleo Supraquiasmático; por ello, es
muy fácil que nuestro reloj detecte la exposición lumínica.
Nuestro reloj biológico se encarga de enviar mensajes
al resto del organismo, avisándole del momento del día
en el que estamos. También sincroniza otros relojes
biológicos, como el reloj molecular que, al expresar los
genes periodo y cryptocromo que codifican las proteínas
bmal1 y clock, puede determinar la hora del día, sin
depender por completo de la exposición a la luz. Por
eso, a veces, incluso cuando apagamos el despertador
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