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Otro ejemplo, a un nivel más local es el barrio de Getsemaní
en Cartagena de Indias, Colombia. Se trata de un
lugar muy atrayente porque muestra, por el uso del espacio
público, la cultura de Cartagena. Se trata de un barrio
donde los niños todavía juegan en las calles, los viejos
disputan partidas de dominó y las señoras rallan coco en
la puerta de sus casas. Esta autenticidad cultural fue la que
inspiró a la revista Forbes a incluir en 2018 a Getsemaní
entre los 12 barrios más «cool» del mundo. En la actualidad
es un lugar donde todos los turistas quieren ir y
quedarse para poder tener una verdadera experiencia
cultural.
En 2013, la empresa Vértigo Graffiti y la Fundación Tu
Cultura, que trabaja por un turismo sostenible en Getsemaní,
impulsaron la pintura del barrio como una iniciativa
llamada Ciudad Mural para rescatar los valores, costumbres,
anécdotas y preocupaciones de la gente
Antes del «boom» del turismo en Getsemaní. Esto hizo del
barrio una gran galería de arte multicolor, ya que la gran
mayoría de las paredes de las viejas casas revela, a través
de grafitis, el sentimiento de una comunidad que parece
detenida en el tiempo. Esto sólo incrementó el atractivo de
Getsemani y causó que muchos extranjeros empezaron a
comprar propiedades para convertirlas en hostales, hoteles
boutique, restaurantes y bares que rápidamente atiborraron
el barrio. La gente vendió sus propiedades sin tener
en cuenta que, al ser parte del patrimonio histórico de
Cartagena, su valor era mayor.
De esta forma, Getsemaní se convirtió en epicentro de la
agitada vida nocturna cartagenera lo que trajo consigo
turistas pero también problemas como las drogas y la
prostitución.
«Hace 25 ó 30 años nadie daba un peso por Getsemaní,
ahora toda esta situación ha encarecido el barrio pues nos
están presionando a salir también, nos están presionando
con los impuestos, con los servicios públicos»
pasado
presente