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aumento. La ciudad que sufre estos procesos
requiere de modelos de organización y
de la humanización del espacio para enfrentar
los cambios.
Para ejemplificar esta problemática tomaremos
como referencia el caso de estudio de
la comunidad de Quiba ubicada en la periferia
sur de la ciudad en la parte más alejada
de Ciudad Bolívar (imagen B), dentro de un
territorio comprendido como paisaje intermedio
debido a su carácter rural y su
relación directa con el casco urbano de
Bogotá. Esta comunidad rural se conformó
paulatinamente con la llegada de grupos de
desplazados por la violencia, despojados de
tierra y bienes, con familiares desaparecidos,
asesinados y torturados por estructuras
de la guerra. El asentamiento está ubicado
en una zona de alto riesgo de derrumbe,
donde la mayoría de las casas que lo
conforman están hechas de cartón, madera,
plástico,
y algunas pocas en ladrillo bajo las normas
mínimas estructurales. Además de ello, y a
pesar de hacer parte de la localidad, esta
comunidad rural se encuentra olvidada por
parte del distrito en el abastecimiento de la
mayoría de los servicios esenciales, entre
ellos, el transporte. Para poder salir de Quiba
sin vehículo propio es necesario pagar un
pasaje de Jeep, posteriormente el carro deja
a los pasajeros en una estación de Transmicable
para luego llevar a los usuarios al
portal de Transmilenio (imagen B). El jeep es
un medio de transporte propio de la comunidad
y necesario para la conexión con la
metrópoli. La mayoría de los habitantes de
Quiba deben hacer un recorrido de mínimo
dos horas y media por trayecto para lograr
llegar a sus lugares de trabajo. Esto evidencia
una segregación territorial y social en
toda medida, dado que este tejido rural no
cuenta con garantías de conexión con servicios
esenciales a falta de un planeamiento a
nivel de
casco metropolitano que integre a la comunidad
con la localidad, y a su vez con la ciudad.
Es entonces, una necesidad generar relaciones
bidireccionales que transformen los
vínculos débiles y asimétricos, los cuales
impulsen beneficios mutuos para los habitantes
de las centralidades y las periferias.
El acceso a la movilidad está determinado por
varios factores, entre ellos, si la movilidad es
asequible económica, física, así como geográficamente,
y si el tiempo requerido para
desplazarse es razonable. En el caso de Quiba,
como en muchas otras comunidades periféricas,
es evidente la falta de acceso a movilidad,
como se muestra en la imagen D, la intervención
del transporte público se ve se dificultada
en zonas donde la geografía es más accidentada,
o se encuentran en la periferia de la
ciudad como es el caso del asentamiento rural
de Quiba. A pesar de que las inversiones en el
transporte público en Bogotá han mejorado,
existen transportes informales como el
IMAGEN D
CORTE ESQUEMATICO DE LA DIFERENCIA DE ATENCIÓN DEL TRANSPORTE PUBLICO HACIA LAS
CENTRALIDADES COMO HACIA LA PERIFERIA.