Ciudad en Jaque

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09.06.2021 Views

“Pero al que más le pagaríanle darían 50 salariosmínimos mensuales por sucasa (casi 40 millones depesos); eso es muy pocodinero y no alcanza paranada”.“Yo por mi casa pido 300millones de pesos porqueme da para vivir y paraconseguir un sueldo. Queme paguen lo que deverdad vale, eso es lo queexijo yo y lo que exige la comunidad”,expone Carmen.Hay otras historias, un poco más dramáticas que reflejan la otracara de la moneda de dicha problemática, tal cómo el caso deCesar. “César estaba quieto, recostado contra una alambrada depúas.Miraba hacia el río, separado del barrio solo por un terrenonegro y cenizo: los restos de un incendio. Cesar no miraba elrío: miraba el fantasma de su rancho de madera. Una retroexcavadora,que limpiaba los pocos palos que no ardieron,interrumpía su voz.”Cesar, como muchas otras personas de escasos recursos,llevaba ya un tiempo viviendo en la invasión que colmó a lasorillas del río Bogotá en Suba.comenzó en el 2016, lugar donde llegaron a existir 365ranchos de madera y zinc, según cifras de la Alcaldía. Lasdos líderes de la zona, Yeimi Parada y Yeimi Díaz, hablan de350 familias, cerca de 1.500 personas. En concreto, el problemacon esta invasión era que estaba dividida en dos: los dearriba y los de abajo.En teoría “los de arriba” fueron los que causaron el desalojopues era una zona donde había mucho consumo de drogas,donde incluso entre febrero y marzo de 2017 se encontraron3 cadáveres. Allí efectivamente fue donde inició el incendioque los desalojó a todos.

“Después del fuego, comoregistraronlascámaras, sólo quedóconfusión: los bomberosllegaron cuando elúltimo rancho ya era unahoguera. Los desalojadosforzaron la cerradurade una construcciónde la iglesia delbarrio y pasaron allí lanoche. Al otro día, ElEsmad regresó y los sacóde allí también. Fue eNtoncescuando, comohormiguitas, se regaronen las casas cercanas.”Desalojo por invasión en río Bogotáque todos los individuos que estaban----

“Pero al que más le pagarían

le darían 50 salarios

mínimos mensuales por su

casa (casi 40 millones de

pesos); eso es muy poco

dinero y no alcanza para

nada”.

“Yo por mi casa pido 300

millones de pesos porque

me da para vivir y para

conseguir un sueldo. Que

me paguen lo que de

verdad vale, eso es lo que

exijo yo y lo que exige la comunidad”,

expone Carmen.

Hay otras historias, un poco más dramáticas que reflejan la otra

cara de la moneda de dicha problemática, tal cómo el caso de

Cesar. “César estaba quieto, recostado contra una alambrada de

púas.

Miraba hacia el río, separado del barrio solo por un terreno

negro y cenizo: los restos de un incendio. Cesar no miraba el

río: miraba el fantasma de su rancho de madera. Una retroexcavadora,

que limpiaba los pocos palos que no ardieron,

interrumpía su voz.”

Cesar, como muchas otras personas de escasos recursos,

llevaba ya un tiempo viviendo en la invasión que colmó a las

orillas del río Bogotá en Suba.

comenzó en el 2016, lugar donde llegaron a existir 365

ranchos de madera y zinc, según cifras de la Alcaldía. Las

dos líderes de la zona, Yeimi Parada y Yeimi Díaz, hablan de

350 familias, cerca de 1.500 personas. En concreto, el problema

con esta invasión era que estaba dividida en dos: los de

arriba y los de abajo.

En teoría “los de arriba” fueron los que causaron el desalojo

pues era una zona donde había mucho consumo de drogas,

donde incluso entre febrero y marzo de 2017 se encontraron

3 cadáveres. Allí efectivamente fue donde inició el incendio

que los desalojó a todos.

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