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ECONOMÍA Y FINANZAS
200 MIL DÓLARES…
¿EN QUÉ INVIERTE?
Joshua Bellott Sáenz
Economista
Oruro-Bolivia
Bolivia a lo largo de toda su historia,
ha vivido momentos de auge, depresión
y crisis, y ha repetido estas
etapas de manera cíclica, condicionando
estos movimientos a fluctuaciones
de precios de las materias
primas.
En la coyuntura actual, las cosas no
han cambiado nada, dado que seguimos
dependiendo de la exportación
de materias primas. Sólo 7 productos
de exportación representan más del
85% de las exportaciones del país y
son producidos por muy pocas
empresas.
A diferencia de las otras etapas, la
actual tiene el condimento especial
de que la economía se paralizó por
varios meses durante el 2020, debido
a la pandemia del COVID-19 que no
sólo deterioró la producción y el
empleo, sino que, desnudó las falencias
estructurales de Bolivia en otros
ámbitos extraeconómicos.
Las crisis se reconocen, no sólo por
caída del crecimiento económico,
sino por el tipo de desequilibrios en la
economía que provocan una descoordinación
de la actividad económica y
la estructura social que lo sostiene:
costumbres, expectativas y organizaciones
específicas que permiten
alcanzar un acuerdo social.
Lo cierto es que muchos indicadores
económicos están ya en cifras rojas y
desequilibrios evidentes. Pasamos de
un crecimiento del PIB superior al 6%
a un crecimiento de 2.2% el 2019 y un
decrecimiento probablemente mayor
al 8% el 2020. Pasamos de tener
reservas internacionales superiores a
los 15 mil millones de dólares a menos
de 4,700 MM, que incluyen dólares
por un monto menor a los 2 mil MM de
dólares (apenas dos meses de importaciones).
Pasamos de una Balanza
Comercial positiva a una situación
contraria, donde nuestro principal
producto de exportación redujo su
valor en más de 2 mil millones de
dólares, desde hace 6 años (gas
natural).
Por otro lado, la deuda pública se
acerca cada vez más a límites
peligrosos, superando en la gestión
2020 el 50% del PIB. Preocupa, especialmente,
el rápido aumento de la
deuda interna, que en 4 meses del
2021 ya supera el 64% del endeudamiento
en la gestión 2020 a costa del
ahorro de los bolivianos en las AFP´s
(3400 MM de Bs.). Por si fuera poco,
la brecha fiscal para este 2021 supera
los 4 mil millones de dólares, y para
cubrirla, crean un impuesto a la riqueza
y pretenden crear un impuesto a
los servicios digitales que afectará a
la penosa educación virtual. La recaudación
de estos impuestos, no llega ni
al 1% del hueco fiscal, por lo que
podemos afirmar que sólo sirve para
el discurso político.
El gobierno tiene problemas para
financiar la inversión pública, los
gobiernos subnacionales tienen una
elevada deuda flotante y no pueden
cumplir ni siquiera compromisos
salariales; sin embargo, el gobierno
gastará casi 1 mil MM de Bs. en la
empresa ECEBOL, sabiendo que
existe una sobreoferta de cemento.
Este caso es replicable a varias
empresas públicas ineficientes y
deficitarias, quedando demostrado,
una vez más, que el capitalismo de
Estado es un modelo económico
fracasado y capaz de cubrir sólo un
1% del empleo en el país.
Por su lado, el ámbito privado empresarial
ha sido desmantelado durante
más de 14 años, asfixiado por una alta
presión tributaria, tramitología, burocracia
y una magra libertad económica.
El 70% de las empresas formales
son unipersonales y el 70% de las
importaciones de Bolivia son de
insumos y bienes intermedios. No
podemos autoabastecernos y nuestra
producción no es sostenible, dado
que hasta para producir necesitamos
de otros países.
Para concluir con el penoso panorama,
los programas gubernamentales
de crédito para reactivar la empresa
privada, no sólo son absurdamente
insignificantes, sino peor aún, nadie
sabe qué importaciones sustituir y
cómo acceder a estos créditos. En 3
meses, no alcanzaron ni siquiera al
1% de las empresas en el país.
Lo cierto es, que con las estructuras
sociales y económicas del país
desmantelas, si yo regalo 200 mil
dólares a 2 mil familias: el 80% pensará
en invertir para comprar y vender
algo, un 10% investigará dos meses
para saber qué producir y unos seis
meses para saber cómo hacerlo.
Prueba irrefutable de que las condiciones
para crear empleo, producción
y valor, no están dadas en este
modelo económico agotado. Y sino, le
invito a formularse a usted mismo la
pregunta ¿si tuviera 200 mil dólares,
en qué invertiría?
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