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Revista Digital Mujeres Top Nancy Arnez Miranda

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ECONOMÍA Y FINANZAS

200 MIL DÓLARES…

¿EN QUÉ INVIERTE?

Joshua Bellott Sáenz

Economista

Oruro-Bolivia

Bolivia a lo largo de toda su historia,

ha vivido momentos de auge, depresión

y crisis, y ha repetido estas

etapas de manera cíclica, condicionando

estos movimientos a fluctuaciones

de precios de las materias

primas.

En la coyuntura actual, las cosas no

han cambiado nada, dado que seguimos

dependiendo de la exportación

de materias primas. Sólo 7 productos

de exportación representan más del

85% de las exportaciones del país y

son producidos por muy pocas

empresas.

A diferencia de las otras etapas, la

actual tiene el condimento especial

de que la economía se paralizó por

varios meses durante el 2020, debido

a la pandemia del COVID-19 que no

sólo deterioró la producción y el

empleo, sino que, desnudó las falencias

estructurales de Bolivia en otros

ámbitos extraeconómicos.

Las crisis se reconocen, no sólo por

caída del crecimiento económico,

sino por el tipo de desequilibrios en la

economía que provocan una descoordinación

de la actividad económica y

la estructura social que lo sostiene:

costumbres, expectativas y organizaciones

específicas que permiten

alcanzar un acuerdo social.

Lo cierto es que muchos indicadores

económicos están ya en cifras rojas y

desequilibrios evidentes. Pasamos de

un crecimiento del PIB superior al 6%

a un crecimiento de 2.2% el 2019 y un

decrecimiento probablemente mayor

al 8% el 2020. Pasamos de tener

reservas internacionales superiores a

los 15 mil millones de dólares a menos

de 4,700 MM, que incluyen dólares

por un monto menor a los 2 mil MM de

dólares (apenas dos meses de importaciones).

Pasamos de una Balanza

Comercial positiva a una situación

contraria, donde nuestro principal

producto de exportación redujo su

valor en más de 2 mil millones de

dólares, desde hace 6 años (gas

natural).

Por otro lado, la deuda pública se

acerca cada vez más a límites

peligrosos, superando en la gestión

2020 el 50% del PIB. Preocupa, especialmente,

el rápido aumento de la

deuda interna, que en 4 meses del

2021 ya supera el 64% del endeudamiento

en la gestión 2020 a costa del

ahorro de los bolivianos en las AFP´s

(3400 MM de Bs.). Por si fuera poco,

la brecha fiscal para este 2021 supera

los 4 mil millones de dólares, y para

cubrirla, crean un impuesto a la riqueza

y pretenden crear un impuesto a

los servicios digitales que afectará a

la penosa educación virtual. La recaudación

de estos impuestos, no llega ni

al 1% del hueco fiscal, por lo que

podemos afirmar que sólo sirve para

el discurso político.

El gobierno tiene problemas para

financiar la inversión pública, los

gobiernos subnacionales tienen una

elevada deuda flotante y no pueden

cumplir ni siquiera compromisos

salariales; sin embargo, el gobierno

gastará casi 1 mil MM de Bs. en la

empresa ECEBOL, sabiendo que

existe una sobreoferta de cemento.

Este caso es replicable a varias

empresas públicas ineficientes y

deficitarias, quedando demostrado,

una vez más, que el capitalismo de

Estado es un modelo económico

fracasado y capaz de cubrir sólo un

1% del empleo en el país.

Por su lado, el ámbito privado empresarial

ha sido desmantelado durante

más de 14 años, asfixiado por una alta

presión tributaria, tramitología, burocracia

y una magra libertad económica.

El 70% de las empresas formales

son unipersonales y el 70% de las

importaciones de Bolivia son de

insumos y bienes intermedios. No

podemos autoabastecernos y nuestra

producción no es sostenible, dado

que hasta para producir necesitamos

de otros países.

Para concluir con el penoso panorama,

los programas gubernamentales

de crédito para reactivar la empresa

privada, no sólo son absurdamente

insignificantes, sino peor aún, nadie

sabe qué importaciones sustituir y

cómo acceder a estos créditos. En 3

meses, no alcanzaron ni siquiera al

1% de las empresas en el país.

Lo cierto es, que con las estructuras

sociales y económicas del país

desmantelas, si yo regalo 200 mil

dólares a 2 mil familias: el 80% pensará

en invertir para comprar y vender

algo, un 10% investigará dos meses

para saber qué producir y unos seis

meses para saber cómo hacerlo.

Prueba irrefutable de que las condiciones

para crear empleo, producción

y valor, no están dadas en este

modelo económico agotado. Y sino, le

invito a formularse a usted mismo la

pregunta ¿si tuviera 200 mil dólares,

en qué invertiría?

7

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