Revista_TRICOT_ESP_INVIERNO

Mi lugar de elección es Oporto...
Aunque nací al otro lado del río y aunque viví unos
años fuera del país, esta es la ciudad a la que me lleva
la palabra “hogar”. Es el lugar que me recuerda toda mi
infancia que viví aquí.
En Oporto tenemos río, tenemos mar.... tenemos luz
y sombra que se mezclan para crear algo mágico y
misterioso. Cualquiera que sea la estación, Oporto
tiene su belleza durante el calor del verano cuando
podemos dar un paseo por la Foz o en el frío del invierno
callejeando por las estrechas calles del centro histórico.
OPORTO
Mi lugar de elección
por
André de Castro
Es una de las ciudades más antiguas del país, rica en
historia, tradiciones y conocimientos. La gente es cálida,
amigable y te hace sentir constantemente como en casa
dondequiera que vayas.
Incluso conociendo muchos países y muchas ciudades
del mundo, hay algo especial en mi ciudad. No importa el
tiempo que pase lejos de ella, es donde me gusta volver,
donde me siento en casa como en ningún otro lugar.
Había empezado a leer el libro “La catedral del Mar” y
mientras caminaba por el barrio gótico de Barcelona, no
podía creer que todo lo que leía había transcurrido bajo
mis pies…
Me encantaba perderme cada fin de semana, a modo de
descanso semanal por aquellas calles.
Un día descubrí una cafetería, con olor almendra y a
jazmín, que asomaba en una esquina perdida en ese
barrio que tanto me costaba entender…. sus calles
intrincadas, no siguen ninguna lógica… al menos, no para
mí.
Decidí entrar. Allí descubrí que vendían toda clase de
dulces, todos hechos por las manos laboriosas de
monjas de diferentes conventos alrededor de España.
Me resultó curioso.
En la entrada misma se sitúa la parte de venta, pero si
miras a la izquierda, se abre un espacio donde sentarse a
tomar algo caliente, mientras se pueden disfrutar algunos
de esos dulces con extra de azúcar.
La primera vez que fui, no había sitio donde sentarse, por
lo que decidí salir e intentarlo otro día…
Sábado siguiente, en un horario menos transitado, volví
al mismo lugar para ver si podía conseguir esa mesa que
deseaba… me llevé un libro y alguna labor de ganchillo,
¡ya que en esa época aun hacia punto con agujas rectas!
(imposibles de transportar en bolso, y tejer en un espacio
CAELUM,
el cielo en la tierra
por
Les Jardins de Juliette
tan pequeño).
Una vez allí, ¡el lugar estaba otra vez lleno!
Que rabia sentía, me había preparado expresamente
para pasar la tarde de mis sueños.
Hacia frío, creo que era febrero, y necesitaba ir al baño…
pido para ir allí, y descubro una escalera que bajaba a un
subsuelo… quiero bajar… y ¡oh sorpresa!: había una planta
entera llena de mesas a la luz de las velas, y con poca
gente (¡aun!).
Detrás de la sorpresa, vino la alegría de haber conseguido,
por fin, sentarme en aquel sitio idílico.
La carta estaba llena de los tés más variados, y mi
preferido estaba allí: té de cogollos de jazmín.
Esa tarde disfruté del té, las pastas de almendra, la luz
tenue y de la historia que aquellas paredes contaban.
Ese subsuelo había acogido a unas termas romanas. Las
historias allí vividas, aun se respiraban en el aire…
SI tengo que elegir un sitio favorito que recomendarte de
Barcelona, sin duda es éste.
Te dejo aquí toda la información para que puedas ir y
sentir lo que yo experimenté.
Agus González
Carrer de la Palla, 8, 08002 Barcelona
https://caelumbarcelona.com/