Bilintx, bertsoak eta bizitza - Euskaltzaindia
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tzen. Nori sinistu bear zaion, irakurlearen<br />
gain geldituko da. Gure eginkizuna,<br />
izan ere, arkitutakoak arkitu bezela<br />
agertzea besterik ez da.<br />
Pepe Artolarena, leenago jarria degu.<br />
Dunixi-rena, berriz, ona emen:<br />
"Dejé al lector, en el anterior "croquis",<br />
frente a un caserío del alto de Ixturin, prometiéndole<br />
el relato de cómo, en aquel lugar, surgió<br />
hace muchos años una bella poesía.<br />
El caso es sencillo de contar, pero, antes<br />
de pasar adelante, tengo que consignar aquí<br />
una aclaración oportuna.<br />
En mi reciente conferencia dedicada al po<strong>eta</strong><br />
donostiarra Indalecio Bizcarrondo<br />
("<strong>Bilintx</strong>"), con motivo del centenario de su<br />
nacimiento, comenté con admiración la extraordinaria<br />
agudeza de una de las sátiras de<br />
nuestro vate, aquella tan popular en todo el<br />
país euskeldun, que se titula "Domingo<br />
Kanpaña" y en la que con cuatro rasgos certeros<br />
se traza una caricatura maravillosa del<br />
personaje de este nombre.<br />
Al poner de relieve, en un inciso de la<br />
charla, el mérito para mí incomparable de esta<br />
poesía, por su fuerza gráfica y su rima penetrante,<br />
apunté con timidez la hipótesis de<br />
que pudo, según creencia bastante generalizada,<br />
haber nacido por espontánea improvisación<br />
de "<strong>Bilintx</strong>" y no, como yo entendía<br />
(guiado por la perfección literaria de las estrofas),<br />
por gestación escrita. Añadí entonces<br />
que si la verdad histórica era la primera, había<br />
que calificar de insólito el ingenio capaz<br />
de aquel brote imaginativo.<br />
Terminada la conferencia, un veterano donostiarra(<br />
1), noble ajiccionado a nuestras tradiciones<br />
y archivo viviente de recuerdos locales,<br />
se me acercb y me dijo:<br />
- "Domingo Kanpaña"-rena, bat-batekua<br />
izan zan. (Lo de Domingo Kanpaña" fue improvisado<br />
... )<br />
- ¿Bai?<br />
<strong>Bilintx</strong> (Bertsoak <strong>eta</strong>!!izJ!z,{l)<br />
310<br />
- Bai,jauna. Nun da nola, nik esango dizut.<br />
Ikusi zuenak kontatu zidan <strong>eta</strong> ... (Sí, señor.<br />
Cbmo y dónde, se lo diré, por habérmelo referido<br />
quien lo vib.)<br />
Me interesó, naturalmente. Quedamos citados.<br />
Unos días de,lpués, mi amigo me relataba<br />
la historia. La sabía él por" Pikolin".<br />
- ¿Conoció usted a "Pikolin"?<br />
- ¿" Pikolin"? ¿El profesor ... ?<br />
- No, hombre; eljajero, unfajero viejo, un<br />
tal Ira<strong>eta</strong>, de la Calle Mayor ... del tiempo de<br />
"<strong>Bilintx</strong>" !<br />
En resumen: mi amigo conocib y tratb a<br />
"Pikolin", aunque no alcanzó a conocer a<br />
"<strong>Bilintx</strong>". Ahora bien, "Pikolin" el jajero y<br />
"<strong>Bilintx</strong>" el estanquero, eran buenos camaradas.<br />
Indalecio, hombre sencillo, alternaba de<br />
buen grado con el pebn, y con ambos se juntaban<br />
sin melindres en la donostiarra democracia<br />
de las sidrerías, democracia jocunda y niveladora<br />
como ninguna, otros personajes mejor<br />
acomodados de fortuna que "Pikolin" y<br />
"<strong>Bilintx</strong>".<br />
Compl<strong>eta</strong>ba en ocasiones la cuadrilla un<br />
tipo bastante original: Domingo" Kanpaña".<br />
Domingo era un obrero de la litografía de<br />
Fidel Múgica, antecesor de Victoriano lraola,<br />
cuyos talleres de la calle de Narrica, esquina<br />
a la de San Vicente, muchos de mis lectores<br />
llegaron a conocer. Pues bien: entre las funciones<br />
que en la litografía competían al mozo<br />
"Kanpaña", la más importante consistía en el<br />
cuidado de la fuerza motriz del establecimiento.<br />
En vísperas, todavía, del motor de gas y de<br />
la dinamo, la propulsión se reducía en casa de<br />
Múgica a un modesto mulo blanco que bien<br />
podía equivaler a un caballo-vapor.<br />
Domingo, pues, cuidaba de la "central" de<br />
energía. Alimentaba al buen mulo, lo engrasaba,<br />
regulaba sus revoluciones por minuto, lo<br />
bañaba en el Urumea y, con frecuencia, terminada<br />
la común jornada, jinete y cabalgadura<br />
paseaban sus aplomadas y superpuestas anchuras<br />
por las calles de la parte vieja.