06.01.2021 Views

Mensajes Selectos, Tomo 2 - Elena G. de White

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

empeora, se le administran drogas venenosas en más abundancia, hasta que

la naturaleza es vencida en sus esfuerzos, deja de luchar y la madre muere.

Su muerte se ha debido al exceso de drogas recibidas. Su organismo fue

envenenado más allá de toda posibilidad de recuperación. Fue asesinada. Los

vecinos y los parientes se admiran de los incomprensibles designios de la

Providencia, que se lleva a una madre cuando precisamente es más útil, en

un momento cuando los hijos tanto necesitan sus cuidados. Cometen una

injusticia con nuestro Padre celestial bueno y sabio cuando arrojan sobre él el

peso de este dolor humano. El cielo quería que esa madre viviera, y su

muerte prematura deshonró a Dios. Los malos hábitos de la madre y su

desatención de las leyes que gobernaban su ser fueron los que la enfermaron.

Y los remedios de moda del médico, introducidos en el organismo, pusieron

fin a su existencia y dejaron a una familia desvalida, agobiada y sin madre.

Las drogas prescriptas por el médico no siempre producen este

resultado. Los enfermos que toman esas drogas venenosas parecen recuperar

la salud. Algunos tienen suficiente fuerza vital de la que la naturaleza puede

echar mano como para expulsar el veneno del organismo a fin de que el

enfermo se recupere tras un período de descanso. Pero no debe darse crédito

a las drogas ingeridas, porque su único efecto consistió en estorbar los

esfuerzos de la naturaleza. Todo el crédito hay que darlo al poder de

restauración de la naturaleza.

Aunque el enfermo se recupere, el poderoso esfuerzo realizado por la

naturaleza a fin de vencer el efecto del veneno, perjudicó la constitución y

acortó la vida del paciente. Hay muchos que no mueren debido a la

influencia de las drogas, pero hay muchísimos que quedan convertidos en

ruinas inútiles, en seres que sufren sin esperanza, melancólicos y miserables,

que son una carga para sí mismos y para la sociedad.

Si los que toman esas drogas fuesen los únicos que sufren, entonces el

mal no sería tan grande. Pero los padres no sólo pecan contra ellos mismos al

485

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!