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Mensajes Selectos, Tomo 2 - Elena G. de White

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Si Cristo es mi Salvador, mi sacrificio y mi expiación, entonces no

pereceré jamás. Creyendo en él tendré vida para siempre. Ojalá que todos los

que creen la verdad crean también en Jesús como su Salvador personal. No

me refiero a esa fe de poco valor que no está sostenida por las obras, sino a

esa fe fervorosa, vivaz, constante y permanente que come la carne y bebe la

sangre del Hijo de Dios. No sólo quiero ser perdonada por la transgresión de

la santa ley de Dios, sino que también deseo ser elevada hacia la luz del

rostro de Dios. No quiero ser meramente admitida al cielo, sino que deseo

que las puertas se abran ampliamente para mí.

La salvación consiste en la unión con Cristo

¿Somos tan insensibles, como pueblo peculiar y nación santa, al amor

inenarrable que Dios ha manifestado por nosotros? La salvación no consiste

en ser bautizados, ni en tener nuestros nombres registrados en los libros de la

iglesia, ni en predicar la verdad, sino que consiste en una unión viviente con

Jesucristo, en ser renovados en el corazón, en hacer las obras de Cristo con fe

y en trabajar con amor, paciencia, humildad y esperanza. Cada persona que

está unida con Cristo llegará a ser un misionero viviente para todos los que

viven a su alrededor. Trabajará por los que están cerca y lejos de él. No

tendrá sentimientos localistas, no se interesará en promover solamente la

rama de la obra sobre la cual preside, ni dejará que allí termine su celo.

Todos deben trabajar con interés para hacer progresar cada rama de la obra.

No debe haber amor propio ni intereses egoístas. La causa es una y la verdad

constituye un gran todo.

Podría formularse esta pregunta con una actitud de fervor y ansiedad:

"¿He alentado la envidia en mí, y he permitido que los celos anidasen en mi

corazón?" Si es así, Cristo no se encuentra allí. "¿Amo la ley de Dios, y está

el amor de Cristo en mi corazón?" Si nos amamos mutuamente así como

Cristo nos amó, entonces nos estamos preparando para el bendito cielo donde

reinarán la paz y la tranquilidad. Allí nadie luchará por ocupar el primer

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