Entrevista con Cuatro Dioses: Atabey

Turey demoraba en venir a mí encuentro, y ya mi
impaciencia llegaba a su límite. Decidí buscarlo, pero
desconocía su paraaero exacto. Anduve durante vanos
días por los sitios que él frecuentaba, hasta que nos
encontramos. El se rió de mi prisa y musitó que saber
esperar era una cualidad de sabios, pero que ir en busca
de lo que uno quería, era un placer de dioses.
Sin disculparme por mi impertinencia, le pido a quien
considero mi Maestro que me permita continuar por
el camino emprendido. Le expreso que he meditado
mucho en los días anteriores y que he comprendido
cuántas cosas me quedan por saber acerca de esas
indescifrables deidades femeninas, tan difíciles de
conocer profundamente por la variedad de simbologías
que las caracteriza y por lo contradictorias que son en
casi todas las cosmogonías su manera de manifestarse
y la dualidad entre su perfil divino y la interpretación
que les dan los seres humanos. Su poder como deidades
no se corresponde con el papel que, en casi todas las
sociedades, le ha tocado desempeñar a la mujer.
Turey me responde que no le parece oportuno abordar
problemas de carácter sociológico, ya que estoy adentrándome
por un camino muy escabroso, lo cual es
típico de quien trata de profundizar en el conocimiento
^ de Atabey, y que, si lo deseo, me revelaría
nuevos secretos y así yo llegaría a
saber que existen diversas deidades
pertenecientes al panteón de diferentes
* T f religiones, que tienen misteriosas vin-
" culaciones con Atabey.
nmiiiiiinimiiiiiHumm