Entrevista con Cuatro Dioses: Atabey

Entrevistar es tratar de avizorar, de entrar
con la vista en zonas inéditas del
entrevistado; y si el propósito, más que
ver dentro, es penetrar en la intimidad
de cuatro dioses y tratar de arrancarles
lo que esconden y, sin sospecharlo
siquiera, exponerse a sucumbir bajo su influjo, el
proyecto se convierte en una aventura tanto más peligrosa
cuando más misterioso, desconcertante y
desconocido es el objetivo que se persigue.
En ese momento fue necesario considerar estos peligros
y valorar si valía la pena enfrentarlos para cruzar la
frontera de los ídolos. Esa barrera que había necesidad
de romper para que ellos abandonaran su silencio de
siglos y me dijeran sus secretos, que quizás estaban
sellados por el juramento de los Precursores. Secretos
que al violarlos tal vez pusieran al descubierto maldiciones
ignotas, o nos revelaran las claves de un mundo
diferente, poblado de inímaginadas sorpresas. Lograr
este objetivo se convirtió en obsesión. Buscar un sacerdote,
un brujo, un chamán, un hechicero, un behíque
del ritual taino, rayaba en lo imposible, ya que aparentemente
esa raíz se había extinguido en Cuba, segada
por la conquista.
Sólo una débil pista mantenía encendida la vacilante
llama de la fe. Se sabe que desde tiempos remotos,
anteriores al último Diluvio, existía una Qran
Sabiduría, casi perdida para el mundo contemporáneo,
pero que a lo largo de los siglos, de los mares, de los
continentes y de las islas permanece vivo ese saber