Entrevista con Cuatro Dioses: Atabey

by Thelvia Marín Mederos by Thelvia Marín Mederos

THELVI A MARÍN<br />

ENTREVISTA CON<br />

CUATRO DIOSES<br />

A T A B E Y


THELVIA MARÍN<br />

ENTREVISTA CON<br />

CUATRO DIOSES<br />

ATABEY<br />

INVESTIGACIÓN HISTÓRICA:<br />

THELVIA M ARÍN<br />

JOSÉ GÓMEZ


<strong>Entrevista</strong>r es tratar de avizorar, de entrar<br />

<strong>con</strong> la vista en zonas inéditas del<br />

entrevistado; y si el propósito, más que<br />

ver dentro, es penetrar en la intimidad<br />

de cuatro dioses y tratar de arrancarles<br />

lo que es<strong>con</strong>den y, sin sospecharlo<br />

siquiera, exponerse a sucumbir bajo su influjo, el<br />

proyecto se <strong>con</strong>vierte en una aventura tanto más peligrosa<br />

cuando más misterioso, des<strong>con</strong>certante y<br />

des<strong>con</strong>ocido es el objetivo que se persigue.<br />

En ese momento fue necesario <strong>con</strong>siderar estos peligros<br />

y valorar si valía la pena enfrentarlos para cruzar la<br />

frontera de los ídolos. Esa barrera que había necesidad<br />

de romper para que ellos abandonaran su silencio de<br />

siglos y me dijeran sus secretos, que quizás estaban<br />

sellados por el juramento de los Precursores. Secretos<br />

que al violarlos tal vez pusieran al descubierto maldiciones<br />

ignotas, o nos revelaran las claves de un mundo<br />

diferente, poblado de inímaginadas sorpresas. Lograr<br />

este objetivo se <strong>con</strong>virtió en obsesión. Buscar un sacerdote,<br />

un brujo, un chamán, un hechicero, un behíque<br />

del ritual taino, rayaba en lo imposible, ya que aparentemente<br />

esa raíz se había extinguido en Cuba, segada<br />

por la <strong>con</strong>quista.<br />

Sólo una débil pista mantenía encendida la vacilante<br />

llama de la fe. Se sabe que desde tiempos remotos,<br />

anteriores al último Diluvio, existía una Qran<br />

Sabiduría, casi perdida para el mundo <strong>con</strong>temporáneo,<br />

pero que a lo largo de los siglos, de los mares, de los<br />

<strong>con</strong>tinentes y de las islas permanece vivo ese saber


m¡H M M H M H i<br />

T<br />

a través de los Iniciados, unidos entre<br />

sí por un juramento indisoluble, integrados<br />

por una minoría escogida que<br />

en forma oculta, pero indestructible y<br />

todopoderosa, se transmite ese <strong>con</strong>ocimiento<br />

y se releva de generación en<br />

generación, de lugar en lugar, de reino en reino, de país<br />

en país, de templo en templo, de organización en<br />

organización, de secta en secta, rompiendo todos los<br />

límites y violando toda estructura, por selectiva o poderosa<br />

que ésta sea.<br />

A l localizar a ese posible Iniciado, al correr tras una<br />

sombra, un indicio, un libro, una palabra o un dato, al ir<br />

<strong>con</strong>ociendo a los ídolos y objetos rituales del panteón<br />

taino, fui adentrándome paulatinamente en la entraña de<br />

unos dioses a los que comencé a amar, a interiorizar y a<br />

sentir como propios. Algo iba madurando dentro de mí<br />

y despertaba, en forma creciente, día tras día, mi necesidad<br />

de profundizar en su <strong>con</strong>ocimiento. Es posible que las<br />

fuerzas des<strong>con</strong>ocidas que rigen el mundo de los dioses,<br />

determ inaran que había llegado el m om ento.<br />

U n día diferente a otros días en<strong>con</strong>tré a Turey. H e de<br />

llamarlo así en lengua taina y no de otra manera,<br />

porque no es fácil <strong>con</strong>ocer la legítima identidad de un<br />

Iniciado. Además, su propio nombre puede ser ese u<br />

otro, en dependencia del papel que le toque desempeñar<br />

en un momento dado. Lo cierto es que todo en él<br />

es verdadero.<br />

Durante el primer encuentro, sentí una gran incomodidad.<br />

Era como si yo fuera transparente y él pudiera ver


cuanto había dentro de mí al mismo tiempo, traspasar<br />

mi cuerpo y mirar a través de él lo que existía del<br />

u n u iu uW)<br />

Comencé a hacerle preguntas y me respondió que<br />

íbamos por mal camino, que las preguntas tenían<br />

que estar golpeándome el corazón y el cerebro para<br />

que él pudiera enseñarme a descubrir la respuesta, y<br />

que sólo así me sería posible comunicarme <strong>con</strong> los<br />

dioses.<br />

Veinticuatro horas de silencio transcurrieron antes de<br />

que volviéramos a vemos.<br />

' En ese momento mi encuentro <strong>con</strong> Turey estuvo lleno<br />

de nuevos <strong>con</strong>tenidos. Esta vez me llevó muy lejos. No<br />

pude identificar el lugar donde hallamos el nacimiento<br />

de un río y nos detuvimos junto a una cascada tan alta<br />

y de aguas tan poderosas, que su sonido nos obligaba<br />

a alzar mucho la voz para poder escuchar las palabras<br />

que emitíamos.<br />

-A qu í estaremos <strong>con</strong> <strong>Atabey</strong> -m e dijo-. Ella es tan<br />

fuerte y tan poderosa como las más potentes cataratas<br />

del planeta.<br />

-¿Q uién es <strong>Atabey</strong>? -pregunto <strong>con</strong> asombro. M ientras<br />

más escucho acerca de ella, más se me multiplica<br />

y me parece que menos logro asirla. Ella es más que un<br />

nombre, más que una imagen, más que<br />

una idea.<br />

-Creo haberte dicho que cuando nombramos<br />

algo o a alguien ya le estamos atribuyendo<br />

un lugar, ya estamos dándole un<br />

espacio, ya estamos adjudicándole<br />

i


una forma para que su nombre habite y, <strong>con</strong> él, su<br />

imagen y su esencia.<br />

Los uioscs ionios poseen un nombre y una historia,<br />

míticos o reales, son existencias culturales y sociales<br />

que nos llegan desde que la tribu arahuaca cobra<br />

perfiles propios y así se independiza de las restantes.<br />

Puede ser que A tabey provenga de Itabo, que significa<br />

agua dulce o manantial/ así, es madre de las aguas,<br />

M adre de Dios, madre luna. ¡Loor a la madre del ser<br />

sin padre! Transitamos por sus nombres hasta cinco,<br />

que nos llegan por palabras como A tabex que, en<br />

lengua taina, deriva de "A ta", primero, y "Bey",<br />

existencia del Ser Único: M adre del Ser Supremo,- al<br />

invocarle por A p ito, se le dice "la omnipotente",-<br />

al decirle Zumaco, estamos calificándola de invisible,-<br />

si la relacionamos <strong>con</strong> el flujo de las mareas y<br />

la menstruación, se la llama Yermao,- y para hacerla<br />

sinónimo de Infinito, le decimos Quacar.<br />

Diosa de la maternidad, para invocarla también se<br />

escuchan nombres como Helia, Quarapita y Quimazoa.<br />

A l creer que se la llamaba también M am ona,<br />

Pedro M ártir de Anglería no <strong>con</strong>ocía que se trataba de<br />

M am an o, que significa "m adre universal, madre<br />

de las aguas, Señora de la Luna, los mares y la creación<br />

matriz universal". *<br />

Decía Colón: "La mayor parte de los<br />

Caciques tienen tres piedras a las cuales<br />

ellos y su gente tienen gran devoción.<br />

I ' La una, dicen que es buena para los<br />

cereales y las legumbres que han<br />

iiiimiiiiimmimiiiiiiiiimiiiiiiiiiiiitiiiiiiiiiiiiiii


sembrado, la otra para parir las mujeres<br />

sin dolor y la tercera para el agua y el<br />

sol cuando hacen falta/ 7<br />

Llama poderosamente mi atención que<br />

cada nombre de la diosa posea un significado<br />

diferente y que el <strong>con</strong>tenido de<br />

esos nombres sea tan profundo y complejo que alcance<br />

<strong>con</strong>ceptos tales como lo primordial, lo infinito, lo<br />

omnipotente y lo generador del Ser Supremo, <strong>con</strong>cepciones<br />

ideológicas que revelan un alto nivel de abstracción,<br />

nada elemental. Por esas razones le pregunto a<br />

Turey si tiene otros nombres que encierren distintos<br />

significados.<br />

V‘-S i nos guiamos por la lengua arahuaca, W a-K ar<br />

significaría "nuestra madre ligada a la luna y las mareas",<br />

y Attabeira recordaría la voz <strong>con</strong> que los niños invocan<br />

a su madre, "atte". Pero <strong>Atabey</strong> tiene un significado<br />

mucho más importante para la mujer y el hombre<br />

tainos. Para la mujer, parir sin dolor cuando la imagen<br />

sagrada era pasada sobre su vientre, significaba liberarse<br />

de una maldición ancestral que pesa sobre la madre del<br />

género humano y que reza: 'Parirás <strong>con</strong> dolor." Para<br />

el behíque, <strong>Atabey</strong> era el instrumento sagrado a través<br />

del cual realizaba la preparación mental de la mujer y<br />

de sus familiares a la hora del parto. Para el hombre,<br />

era la madre, la maestra, que le enseñó los misterios<br />

del más allá.^<br />

Esa deidad fascinante, en la que pueden <strong>con</strong>centrarse<br />

tantos misterios, me interesa de manera extraordinaria,-<br />

además, en su imponente imagen y en su atracción


sustancial, parece guardar infinitas<br />

respuestas detrás de esos ojos como<br />

granos de café v de esa hora t>n la em e<br />

está al romper la palabra que abre la<br />

puerta de todos los misterios.<br />

En forma compulsiva, quiero saber<br />

quién era <strong>Atabey</strong> exactamente dentro de esa cosmogonía<br />

que a cada paso me reserva nuevas promesas.<br />

Escucho <strong>con</strong> tensión al Maestro.<br />

-L a mitología antillana tiene un Ser Supremo,<br />

Y Ú C A H U -B A Q U A -M A O R O C O T E , cuya madre<br />

es <strong>Atabey</strong>, excelsa diosa de las aguas. En esta cosmogonía,<br />

y a diferencia de lo que ocurre dentro del<br />

reino animal, en el que, generalmente, la mayor<br />

belleza corresponde al macho, la figura femenina de<br />

A tabey representa la máxima expresión de la hermosura,<br />

la clarividencia y la sabiduría.<br />

Los seres humanos vivían en el desamparo y<br />

des<strong>con</strong>ocían el camino para ser escuchados por los<br />

dioses. Los cemíes <strong>con</strong>stituían un gran naisterio. A tabey<br />

<strong>con</strong> sus enseñanzas logró que los hombres se<br />

comunicaran <strong>con</strong> los dioses y recibieran respuestas a<br />

sus ruegos. La magia de los ritos y el intenso fervor de<br />

las ceremonias abrían, por otra parte, el camino para<br />

propiciar el favor de los espíritus que dominan las<br />

fuerzas del más allá y <strong>con</strong> quienes los seres humanos<br />

no sabían comunicarse ni lograr que les fueran favorables.<br />

La ignorancia en la que estaba sumido este<br />

pueblo, fue desapareciendo a medida que A tabey iba<br />

AAAAAAAAAA


indándole su gran sabiduría y moldeando <strong>con</strong> su<br />

gran amor de madre la inteligencia de sus protegidos.<br />

Existen diversos mitos en Uganda, que tratan acerca<br />

de las enseñanzas a los hombres de diferentes oficios y<br />

artesanías por parte de dioses y semidioses que visitaban<br />

la Tierra y luego desaparecían, y de los que sólo<br />

quedaban algunos objetos que los brujos usaban <strong>con</strong><br />

fines rituales.<br />

-¿Adem ás de esta semejanza, existe algún paralelismo<br />

<strong>con</strong> otro dios de origen arahuaco? -pregunto.<br />

-L a leyenda sobre el dios arahuaco de las aguas, Orehu<br />

Lanaore, guarda semejanza <strong>con</strong> la de <strong>Atabey</strong>.<br />

Los hombres perdieron el camino a través del cual<br />

propiciaban a Yahuahú, quien-cada vez se les mostraba<br />

más iracundo, inaccesible y remiso a ofrecerles sus favores.<br />

Arawanil amaba mucho a su pueblo y sufría por<br />

las penurias que aquejaban a sus semejantes. Se dirigió<br />

llorando al mar, de donde emergió Orehu, gran espíritu<br />

de las aguas, quien "le enseñó los misterios de los cemíes,<br />

los ritos mágicos que agradañ y <strong>con</strong>trolan a Yahuahú y<br />

le regaló la maraca, la calabaza sagrada que <strong>con</strong>tiene<br />

piedrecillas blancas que ellos hacen sonar en sus <strong>con</strong>juras<br />

y cuyo sonido <strong>con</strong>voca a los seres del mundo invisible".<br />

A l transmitirle Arawanil a su pueblo el mensaje de<br />

Orehu, lo liberó de sus penas. Su legendaria<br />

vida, llena de saber y piadosas<br />

acciones, no terminó <strong>con</strong> la muerte,<br />

sino <strong>con</strong> su ascensión al cielo.<br />

Asimismo, <strong>Atabey</strong> entregó a su pueblo<br />

el secreto de un instrumento al que<br />

m v A m v /im v A V A V /


todos llamaron maraca, que <strong>con</strong>struían de madera<br />

ahuecada <strong>con</strong> pequeñas piedras o semillas dentro, o del<br />

fruto hueco de una planta que llamaban güiro, E!<br />

sonido de este instrumento, unido a la música de los<br />

areítos, <strong>con</strong>ju raba a los espíritus y <strong>con</strong>vocaba a<br />

los dioses,- así, durante siglos, el bronco repiquetear de<br />

las maracas <strong>con</strong>tinúa ejerciendo su poderoso influjo<br />

sobre fuerzas telúricas desatadas y sobre el mundo de<br />

lo des<strong>con</strong>ocido.<br />

Y o no tenía noticias de que ese instrumento fuese de<br />

origen taino, más bien lo relacionaba <strong>con</strong> bailes procedentes<br />

de Africa. Tampoco se me ocurrió imaginar de<br />

qué manera el sonido de las maracas pudiera actuar e<br />

influir sobre las fuerzas de la naturaleza, más allá del<br />

ser humano. Intuía que sí era posible que ejerciera su<br />

influjo en la psiquis y estimulara el impulso del ritmo<br />

y de la danza, pero no podía relacionar esta influencia<br />

<strong>con</strong> mareas, volcanes en erupción ni tormentas. Por<br />

eso le pedí a Turey que me pusiera un ejemplo más<br />

objetivo de esa manera de actuar.<br />

-D e diversas maneras, la mayoría de las veces inexplicables,<br />

pues en su forma de tocarlas y de combinar su<br />

sonido <strong>con</strong> el del canto ritual, radica su secreto poder.<br />

El explorador M ichel Blaise narra que los cunas, de<br />

Panamá, los llamados "indios del<br />

m ^ mar", poseen el dominio de una<br />

Jf mágica armonía precolombina que él<br />

llamó "el hechizo del viento". Cuenta<br />

Blaise: "Era la tarde del 29 de julio de<br />

1 9 6 7 , cuando se produjo el temblor


de tierra que devastó parte del territorio<br />

de Colombia/ el viento y las olas se<br />

pomdityd en iiidíuid ionio un euoime r p<br />

mecanismo destructor. Entonces Seferino,<br />

el jefe, se levantó, empuñó su<br />

gran flauta y su maraca y moduló unos<br />

sonidos tan viejos como el mundo. Cual serpiente<br />

enfurecida silbaba el vendaval, se henchía y encrespaba<br />

el oleaje, parecía inminente un terrible maremoto;<br />

pero cuando calló la flauta todo cesó al instante."<br />

Aquel suceso, ocurrido en fecha tan lejana a la de!<br />

arribo de Cristóbal Colón a tierras del Caribe, me<br />

reafirmó aún más en la idea de que el <strong>con</strong>ocimiento de<br />

los iniciados se transmite ininterrumpidamente, a<br />

despecho del tiempo y de la distancia.<br />

De inmediato, Turey quiso darme a <strong>con</strong>ocer qué secretos<br />

relacionados <strong>con</strong> el animismo le reveló <strong>Atabey</strong> a!<br />

pueblo aruaco.<br />

-Esta gran progenitora universal, la más generosa<br />

representación de la necesidad animista de aquel<br />

pueblo, abrió un camino de esperanzas al prometer a<br />

sus hijos otra vida después de la muerte en un sitio<br />

paradisíaco, el País de los Ausentes, denominado<br />

Coaybay. La in<strong>con</strong>formidad ante la muerte, el temor<br />

a lo des<strong>con</strong>ocido y la rebelión ante lo inexplicable<br />

hacen que cada religión tenga un denominador común<br />

en la oferta del más allá. <strong>Atabey</strong> no sólo aleja el terror<br />

del corazón de sus hijos, sino que los hace respetarse a<br />

sí mismos al no sembrar en sus almas el sentimiento<br />

de culpa a partir del estigma de ser como son; los libera<br />

u//T>vy


- de recibir un eterno castigo por algo que<br />

A J otras civilizaciones <strong>con</strong>ocen como pe-<br />

€ F cado original y les nace sentir que ¡a<br />

justicia sólo se diferencia de la felicidad<br />

f J en que es equitativa para todos. Por eso<br />

dice Pané: ' Creen que hay un lugar al<br />

que van los muertos y que se llama Coaybay y se<br />

encuentra a un lado de la isla que se llama Soraya. El<br />

primero que estuvo en Coaybay dicen que fue uno que<br />

se llamaba Maquetaurie Quayaba, que era el señor del<br />

dicho Coaybay, casa y habitación de los muertos."<br />

Este sitio podemos relacionarlo <strong>con</strong> el reino de Osiris,<br />

en el país de los muertos en el que habitan las almas<br />

al separarse del cuerpo y que está ubicado en el hogar<br />

donde nace el Nilo, al oeste de las regiones montañosas.<br />

Cuando Seth llevó engañado a Osiris a un<br />

ataúd para darle muerte y tirarlo al Nilo, Isís, su amante<br />

esposa, recogió el cadáver que Seth había cortado en<br />

catorce pedazos y unió los fragmentos/ Osiris resucitó<br />

<strong>con</strong> el fin de reinar para siempre en el mundo de los<br />

muertos.<br />

Procuro lograr que Turey se refiera a la afinidad de<br />

<strong>Atabey</strong> <strong>con</strong> panteones aborígenes de América y le<br />

pregunto si existe alguna relación entre el Coaybay y<br />

el país de los ausentes de otras culturas amerindias.<br />

Capta mi intención al explicarme:<br />

-E l señor del Coaybay, Maquetaurie Quayaba, es muy<br />

semejante a Mictlantecohtli, dios del M ictlan, el Señor<br />

de la región de los muertos en la mitología azteca, y el<br />

Cupay de los incas es el equivalente al Coaybay taino,


así como el Xíbalbá de los mayas. El nombre de<br />

M aquetaurie encierra en su significado ausencia<br />

ue viua en aquellos que iiabiiau en ese lugai, donde<br />

los opías o espíritus de los muertos disfrutan de la<br />

deliciosa fruta nombrada guayaba.<br />

No lo dejo <strong>con</strong>tinuar, pues me inquieta averiguar cómo<br />

se aparecían los muertos a la vista de las personas vivas<br />

y de qué manera éstas los identificaban, los veneraban,<br />

los rechazaban, los exorcizaban o se comunicaban <strong>con</strong><br />

ellos, Turey sonríe como cuando un niño hace una<br />

travesura. M e interrumpe.<br />

-¡N o , no, nada de lo que piensas es lo que sucede!<br />

Aparta de ti los esquemas. Según los cronistas de la<br />

época, 'dicen que durante el día están recluidos y por<br />

la noche salen a pasearse y que comen de un cierto fruto<br />

que se llama guayaba... y que hacen fiesta y que van<br />

junto <strong>con</strong> los vivos y para <strong>con</strong>ocerlos observan esta<br />

regla, que <strong>con</strong> la mano les tocan el vientre y si no les<br />

encuentran el ombligo, dicen que es operíto, que quiere<br />

decir muertos,- por esto dicen que los muertos no tienen<br />

ombligo. Y así quedan engañados algunas veces que<br />

no reparan en esto y yacen <strong>con</strong> alguna mujer de las de<br />

Coaybay, y cuando piensan tenerlas en los brazos no<br />

tienen nada, porque desaparecen en un instante. Y no<br />

se les aparecen de día sino de noche y<br />

por eso <strong>con</strong> gran miedo se atreve a<br />

andar alguno solo de noche". Ejemplo<br />

de síntesis y de observación de los procesos<br />

biológicos se advierte en el hecho<br />

de diferenciar a los muertos u opías


de los vivos o goeizas por la carencia de ombligo de los<br />

primeros. Con este símbolo expresan que el ánima que<br />

habita en ei Coaybay esia exenid uel nexo materno que<br />

la ataría al cordón umbilical, sinónimo del vínculo <strong>con</strong><br />

la vida de la materia, y que, como esencia espiritual, es<br />

parte del alma de la naturaleza, sustancia de los dioses,<br />

no engendrada por la vía sexual.<br />

A pesar de este interesante análisis de Turey, ha<br />

provocado mi risa la manera en que los opías se<br />

presentaban ante los goeizas. Esta manera alegre y<br />

diáfana de encarar el más allá, me parece tan pura y<br />

hermosa como el pueblo que la <strong>con</strong>cibió y la diosa que<br />

la inspiró.<br />

Era la gran poesía ¿nocente que, a través de diversas<br />

manifestaciones, seguía entonando su canto de libertad,<br />

el cual cantaba ese torrente que matizaba <strong>con</strong> su<br />

música de fondo mi presencia en el mundo de <strong>Atabey</strong>.<br />

- [ V cómo se relaciona <strong>con</strong> el agua? -digo casi en un<br />

murmullo.<br />

-A sí como la voz ' itabo" significa manantial, las<br />

rumorosas aguas que nacen de las montañas, saltan<br />

entre las rocas en el lecho de los ríos, corren por los<br />

mares y refrescan <strong>con</strong> sus cascadas la umbría de los<br />

bosques, <strong>con</strong>stituyen la clara linfa del reino de <strong>Atabey</strong>.<br />

^ Los aruacos reverenciaron a esta hermosa<br />

deidad, a la que representaban en<br />

su desnudez <strong>con</strong> un vistoso tocado, <strong>con</strong><br />

J K m collares y pulseras,* a veces encinta,<br />

f T acuclillada en posición del parto, <strong>con</strong><br />

las manos sobre las caderas y los brazos


en jarras, pero siempre <strong>con</strong> el sexo muy<br />

marcado, para destacar su función de<br />

progeniiora y su <strong>con</strong>dición ue madre y<br />

de mujer.<br />

Pienso en la flor de Itabo, tan bella a la<br />

vista como deliciosa al paladar, y comprendo<br />

por qué es la que mejor se aviene a este<br />

misterioso cerní.<br />

_<br />

Comento <strong>con</strong> Turey todas las fantasías que ese entorno<br />

me provoca, y él me dice que esta es la forma en que<br />

A tabey se revela y se posesiona de la persona que logra<br />

vibrar "en su misma frecuencia de onda".<br />

Le respondo que si una deidad tan original como ésta<br />

se posesiona de mi voluntad, debo <strong>con</strong>ocer qué semejanzas<br />

tiene <strong>con</strong> otros dioses, y que me agradaría<br />

descubrir cuál es la cuerda de esos dioses, la frecuencia<br />

en la que puedo en<strong>con</strong>trarlos.<br />

- jV e usted? -m e dice- La propia A tabey le va<br />

señalando el camino. Para dar respuesta a lo que me<br />

pide, tenemos que remontamos a tiempos lejanos y<br />

relacionar tanto a <strong>Atabey</strong> como a las restantes deidades<br />

de la cosmogonía taina, <strong>con</strong> las prácticas ceremoniales<br />

de otros pueblos, <strong>con</strong> sus ritos iniciáticos, tan secretos<br />

como misteriosos. Es necesario <strong>con</strong>ocer el verdadero<br />

significado del sonido en su gigantesca magnitud,<br />

su poder y su alcance. Tenem os que profundizar en<br />

su <strong>con</strong>ocimiento hasta ser capaces de transportamos<br />

desde la tribu hasta la más desarrollada tecnología<br />

actual. Únicamente así podremos ver en <strong>Atabey</strong> algo<br />

mucho más significativo que la representación de una


* simple deidad taina. Es posible que por<br />

la vía del sonido, del verbo, de la<br />

|j arm onía, de la m elodía y del riímo,<br />

logrem os <strong>con</strong>ocer a una A ta b e y<br />

/ l descendiente del lejano Sirio, o a una<br />

fuerza en la que se sinteticen los <strong>con</strong>ocimientos,<br />

la sensibilidad y la ternura, que en haz<br />

indisoluble engendran el amor.<br />

Estas últimas palabras me hacen sonreír. Digo a Turey<br />

que me parece un tanto romántica su manifestación y<br />

que, a través de sus palabras, compruebo que mientras<br />

uno se halla bajo la órbita, dentro del influjo de <strong>Atabey</strong>,<br />

queda dominado por sus subyugantes emanaciones.<br />

El, <strong>con</strong> gesto adusto, me insta a que le pregunte lo que<br />

más anhelo saber en ese momento. Le respondo sin<br />

demora.<br />

-D eseo <strong>con</strong>ocer si en el pasado remoto las iniciaciones<br />

se efectuaban de la misma manera o sí existían ritos<br />

más complejos.<br />

La visión que tengo de aquella cascada presidida por<br />

<strong>Atabey</strong>, va <strong>con</strong>virtiéndose en un escenario de la antigua<br />

Qrecia, y raros sonidos llenan el espacio <strong>con</strong><br />

profundas modulaciones, porque al decir de Turey:<br />

-H ierofantes era el nombre que recibían en Qrecia los<br />

sacerdotes del templo de Ceres Eleusina. A ellos<br />

los titulaban Maestros de Nociones Recónditas y eran<br />

los llamados a dirigir las ceremonias de iniciación y a<br />

guardar los misterios sagrados. Otras escuelas íníciátícas<br />

de mayor antigüedad aplicaban el <strong>con</strong>cepto de la<br />

sagrada trilogía: ritmo, melodía, armonía, de forma tal


que el cuerpo se asociaba al ritmo, las emociones a la<br />

melodía y la más alta percepción espiritual se asociaba<br />

a la armonía, que se <strong>con</strong>sicteraoa el componente ele la<br />

música capaz de elevar la <strong>con</strong>ciencia* Como síntesis de<br />

esa <strong>con</strong>junción de elementos, en La flauta mágica<br />

M ozart encierra posteriormente todo el secreto de la<br />

iniciación en la masonería.<br />

- ¡ Y tenían o tienen tal poder el sonido, la melodía y<br />

el ritmo para que los sabios utilizaran esa fuerza en<br />

diversos ritos iniciáticos? -le ruego a Turey que me<br />

defina cómo actúa el sonido sobre la mente humana,<br />

y si la voz de <strong>Atabey</strong> era como música para los tainos.<br />

-S e sabe que los antiguos utilizaron el sonido como<br />

uno de sus más importantes recursos curativos. La<br />

forma de equilibrar la coordinación mental y la corporal,<br />

era lograda por los egipcios <strong>con</strong> el uso de cánticos<br />

e instrumentos que, <strong>con</strong> su sonoridad, influían en el<br />

<strong>con</strong>trol de los focos de energía a través de los cuales se<br />

alcanzaba la armonía total. La voz de <strong>Atabey</strong> era la<br />

fuente de la vida. Esa armonía era la <strong>con</strong>junción del<br />

ser humano <strong>con</strong> el principio de la ciencia que regía el<br />

mundo".<br />

-¡D ónde radicaba la ciencia que regía el mundo? -casi<br />

grité.<br />

-Esta ciencia, llena de misterios para<br />

nosotros, estaba íntimamente ligada a<br />

ese <strong>con</strong>junto de pirámides, cuyas claves<br />

manejaban los iniciados. En particular,<br />

la Qran Pirámide de Qiza <strong>con</strong>stituye el<br />

vínculo, el pacto objetivo y tangible<br />

iiimiiiimimiimmiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiHimniiiiuin1


entre el eterno saber cósmico y este planeta que es parte<br />

de ese todo.<br />

-¡S e utilizaba la Qran Pirámide para iniciaciones*<br />

-<strong>con</strong>tinúo sin dar tregua a mi curiosidad.<br />

-S e afirma que los poderosos 'campos de energía que<br />

se generan e incrementan por la pirámide <strong>con</strong>tribuyen<br />

a la elevación de la <strong>con</strong>ciencia" -dice Turey complaciente-<br />

Esta capacidad la <strong>con</strong>vierte en el medio más<br />

propicio para sitio de iniciación "en las escuelas iníciátícas<br />

de los antiguos misterios". Bill Shull y Ed Pettit<br />

afirman que "la Qran Pirámide se diseñó para servir<br />

como instrumento que active los más elevados niveles<br />

de energía y sublime la <strong>con</strong>ciencia".<br />

-¡D e qué manera funciona la Qran Pirámide como<br />

instrumento en sus diversos ángulos, espacios y secciones!<br />

-sigo diciendo sin detenerme en lo que miro y<br />

escucho, sólo pendiente de las palabras de ese a quien<br />

veo como a un iniciado.<br />

-S e dice que la inteligencia y la verdad radican en la<br />

parte más profunda, que en los ángulos se aloja el<br />

silencio, que el "poder espiritual" es triple y se encuentra<br />

en la triangularidad de los lados. Así, el frío se<br />

representa "en el lado sur de la pirámide", mientras el<br />

lado norte representa el calor,- la oscuridad se aloja en<br />

el poniente y la luz brilla en el Oriente.<br />

No puedo decirle más. Es necesario que<br />

este encuentro <strong>con</strong> el sonido cale su<br />

oído, su mente y su corazón. Quédese<br />

entre estas montañas escuchando el<br />

sonido de la noche, la voz de las


estrellas, la palabra de la luna, el titilar<br />

de Sirio, ios cánticos de <strong>Atabey</strong>. Y o<br />

aeoo regresar ai nano, volveré pul<br />

usted cuando sienta que me necesita de<br />

nuevo. Sé que cree estar flotando en una<br />

célula de intemporalidad, en la que el<br />

pasado, él presente y el futuro se funden en un mismo<br />

momento. M edite. Pronto nos veremos.<br />

Jamás pensé que el sonido fuera capaz de influir de<br />

manera tan poderosa y determinante en la manera de<br />

pensar y de actuar del ser humano. En la montaña,<br />

escuchando las voces nocturnas, en<strong>con</strong>trando armonías<br />

inéditas llenas de <strong>con</strong>tenido, dejé que transcurrieran<br />

las horas, que no sé si se <strong>con</strong>virtieron en días o<br />

semanas. Tal vez fue muy poco tiempo. Quizás fue<br />

mucho. En síntesis, el suficiente para interiorizar todo<br />

lo que había Visto" en la experiencia a la que decidí<br />

someterme. Noté que algo iba transformándose en mí,<br />

pero no pude saber qué era en realidad. El sonido era<br />

una puerta entreabierta a mi entendimiento, pero sabía<br />

tan poca cosa acerca de él; y sin profundizar en el<br />

sonido la voz de los dioses no me llegaría jamás. Turey<br />

no me lo dijo, pero yo arribé a esa <strong>con</strong>clusión. A nalizaba<br />

estas ideas cuando vi acercarse a aquel Turey de<br />

múltiples raíces, equilibradas entre sí de tal forma que<br />

no era posible determinar cuál tenía el predominio.<br />

-Leo en su pensamiento que desea saber sí antiguamente<br />

se usaban otros métodos para influir en la<br />

<strong>con</strong>ducta humana -m e dijo al saludar.<br />

AAAAAAAAAA


-Cierto, es algo que me inquieta profundamente<br />

-le afirmo.<br />

■ “Sí nos guiamos por las enseñanzas de<br />

Pitágoras, vemos que él <strong>con</strong>ocía la<br />

* enorme potencia creadora <strong>con</strong>tenida en<br />

el sonido y cuánto pensaba en la determinante<br />

influencia de la música en la curación de<br />

diversas enfermedades. Él era un iniciado y había<br />

recibido este <strong>con</strong>ocimiento de ritos iniciáticos en<br />

Egipto. Según los egipcios, el sonido está formado por<br />

vibraciones que dieron origen a la Creación. O sea, a<br />

la formación de la materia a partir de esa energía<br />

sonora. Por eso el corazón de la Qran Pirámide la<br />

guarda en su estructura y la hacía presente en las<br />

armonías iniciáticas. Si "lo primero fue el V erbo",<br />

es importante <strong>con</strong>ocer cómo lo asumen diversas<br />

civilizaciones.<br />

“ ¿Todas las que se <strong>con</strong>ocían en la antigüedad, estudiaban<br />

la poderosa fuerza del sonido? “ le insisto“ . ¿También<br />

los tainos lo sabían?<br />

“ Los chinos llamaban "el gran tono de la Naturaleza"<br />

a unas placas de jade que, al chocar, producían sonidos<br />

musicales de tal belleza que se las <strong>con</strong>oció por el<br />

nombre de piedras cantarínas. La nota kung o fa que<br />

esas piedras emitían, era usada por ellos en ritos de<br />

curación. Los areítos eran el alma sonora de las A n tillas.<br />

Los sonidos sagrados para los lamas del Tibet son<br />

el si, el do y el fa agudo. El sonido creador para los<br />

sufis era el hu. En la meditación se utiliza el om como<br />

sonido sagrado,* amén deriva del om. A la hora del<br />

i<br />

i


parto la imagen de <strong>Atabey</strong> se <strong>con</strong>juraba por medio de<br />

areítos compuestos para invocarla,<br />

bstas palabras parecen pronunciadas por un extraño<br />

sacerdote, como si las dirigiera al atardecer que se<br />

iniciaba en el horizonte y a la montaña que comenzaba<br />

a cantar esa mágica sinfonía que pocos saben percibir.<br />

Turey señaló hacia la lejanía y <strong>con</strong>tinuó diciendo que<br />

le parecía escuchar el mensaje de <strong>Atabey</strong>.<br />

-¡Escuche! Determinada combinación de sonidos produce<br />

vibraciones capaces de ocasionar profundas lesiones<br />

en el sistema neurovegetativo, y afectar o influir en<br />

el sistema neivioso de manera tal que algunos opinan<br />

que pueden llegar a ser irreversibles. La energía que<br />

<strong>con</strong>tienen las palabras, el verbo, produce efectos directos<br />

sobre la psiquis y ejerce su acción más dramática y<br />

objetiva sobre determinadas fuerzas de la naturaleza.<br />

En los ritos relacionados <strong>con</strong> el vudú haitiano se utiliza<br />

la reiteración hasta el infinito de una misma célula<br />

melódica y rítmica. Esta práctica procede de los ancestrales<br />

<strong>con</strong>ocimientos del Dahomey. La repetición<br />

sonido-ritmo actúa como una droga al producir una<br />

forma de enajenación directamente relacionada <strong>con</strong><br />

la manipulación de los campos de energía que rigen<br />

la voluntad y la <strong>con</strong>ducta. Para los yogas también<br />

ciertos sonidos pueden actuar directamente<br />

sobre los chakras o puntos que<br />

se corresponden <strong>con</strong> los grandes<br />

plexos nerviosos de la anatom ía hum<br />

an a. Y en la estru ctu ra de c ie r ­<br />

tos areítos, la palabra, o sea el v e rb o ,


el sonido por la vía del canto, y el ritmo por medio de<br />

la danza, en la que todos se movían ininterrumpidamente<br />

"sin salirse del compás ni <strong>con</strong> los movimientos<br />

ni <strong>con</strong> las voces", influían en los participantes hasta<br />

caer exhaustos, presas de un estado de profundo desdoblamiento,<br />

que les impedía el dominio de su pensamiento<br />

y de su voluntad, y los sumía en un estado<br />

de éxtasis que tenía diferentes puntos de duración. Los<br />

areítos dedicados a A tabey eran los más rítmicos.<br />

Oigo sonidos insólitos, fragmentos de cantos, ritmos,<br />

lamentos, palabras, sonoridades nuevas, que surgen a<br />

medida que Turey hace un recuento de sus posibilidades.<br />

Como no identifico a cabalídad lo que veo ni lo<br />

que escucho, le digo a mí guía:<br />

-¿Será posible que podamos rescatar sonidos del<br />

pasado, recuperar areítos y otras sonoridades, volver a<br />

captar su verdadero sentido?<br />

-V ayam os al lugar más alto de esta montaña del<br />

Escambray, donde se encuentra "el cuadrante" que<br />

relaciona este punto <strong>con</strong> la Qran Pirámide. Sé que esto<br />

le asombra, que no lo cree posible. Esta verdad le<br />

abruma y su fuerza se le hace intolerable. Escuchemos.<br />

Ahora trataremos de captar los sonidos que estuvieron<br />

presentes en este lugar hace varías centurias. Aquí<br />

^ puede estar la hora. Este puede ser el<br />

momento. Tomémonos las manos.<br />

Hagamos un círculo en tomo a la ho~<br />

güera que vamos a encender. Ésta será<br />

la señal de luz que lanzaremos en el<br />

" momento preciso. Concentrémonos.


Sólo nos queda esperar a que en su<br />

movimiento orbital, la tierra traslade<br />

nuestra señal luminosa, nuestra centella,<br />

hasta el lugar donde este punto<br />

geográfico, esta montaña en que estamos,<br />

se hallaba en el espacio en la época<br />

en que se produjo el sonido que deseamos rescatar, y<br />

entonces lanzar nuestro destello '. ¡Disparemos justamente<br />

ahora el haz de fuego hacia el espacio! A sí la<br />

luz ascenderá nimbo al lugar donde se encuentra el<br />

sonido que buscamos. Ahora el tiempo trabaja en<br />

función de nuestros deseos. M anténgase alerta. Invoque<br />

a <strong>Atabey</strong> y aguarde su respuesta.<br />

-¿Cóm o llegará a nosotros ese areíto, ese sonido perdido<br />

en el tiempo? ¿Regresará en la voz de <strong>Atabey</strong> o<br />

en la de otros cemíes?<br />

“ La luz que lanzamos volverá a brillar ante nuestros<br />

oj7os. Regresará. El cosmos nos la devolverá cargada de<br />

sonidos, que nos será posible descifrar por medio de<br />

antenas actualmente <strong>con</strong>cebidas. Antiguas civilizaciones<br />

<strong>con</strong>ocieron y supieron usar campos de fuerza energética<br />

semejantes a los que utilizamos hoy, pero que se<br />

alcanzaron por distintos caminos que los descubiertos<br />

por otras civilizaciones. H oy estas antenas, <strong>con</strong> su<br />

fotodíodo, nos harán el milagro. Escuché la voz de la<br />

naturaleza. Ella es anterior a toda civilización. No es<br />

antigua ni moderna, joven ni vieja,- no pertenece al<br />

pasado ni al futuro: ella es eterna. Usted sueña <strong>con</strong> la<br />

voz de los dioses. Escuche primero su propia voz y<br />

después estará en capacidad de percibirlos.


No me importa parecer impertinente. Tal<br />

es el asombro que me produce esta nueva<br />

forma de apreciar ¡o que escucho, que<br />

exclamo <strong>con</strong> entusiasmo casi infantil:<br />

--¡Entonces el sonido es determinante<br />

en la vida del ser humano!<br />

-Existen planetas imaginarios en los que la vida está<br />

determinada por el sonido. El flautista de Hamelín<br />

libera por vía del sonido a la ciudad asediada por una<br />

plaga de ratones, y mientras navegaba por el mar<br />

helado, Pantagruel escucha gritos, cañonazos, relinchar<br />

de caballos, chocar de lanzas y armaduras, que<br />

partían de una batalla <strong>con</strong>gelada desde el invierno<br />

anterior, cuyos sonidos se liberaron un año después al<br />

derretirse las nieves que los tuvieron apresados durante<br />

ese tiempo. Y en El juego de abalorios, trovadores<br />

ambulantes, viajeros del Oriente y transéuntes de todas<br />

las edades de la historia eran capaces de interpretar la<br />

música de remotas culturas <strong>con</strong> absoluta pureza.<br />

Ahora Turey me habla como cuando se relatan cuentos<br />

de niños.<br />

Noto en su voz que trata de aliviar la tensión que me<br />

ha producido la experiencia que acabo de tener en ese<br />

punto específico de la montaña. M e dice que al día<br />

siguiente retomaríamos allí para saber más acerca de<br />

los areítos, tal vez para escucharlos.<br />

A l subir rumbo a la cima que parecía estar aguardándonos,<br />

le pido a Turey que me inicie en el significado


de los areítos en la vida social de la tribu y le pregunto<br />

si surgían de manera espontánea o si respondían a un<br />

Je eluuüideioii en el que ínleivenia ma> Je una<br />

persona, si eran obras netamente artísticas o documentos<br />

de la historia oral de esos pueblos.<br />

-E l cacicazgo, que dirigía a la tribu, necesitaba afianzar<br />

su poder por medio de la exaltación de hechos que<br />

mantuviesen vivos de manera didáctica en la memoria<br />

de todos, aquellos elementos capaces de fortalecer la<br />

cohesión tribal y entre grupos vecinos que les fueran<br />

afines, y que desarrollaran el sentido de arraigo en la<br />

comunidad mediante la identificación de una misma<br />

historia común. KJn miembro principal o destacado iba<br />

recitando a veces, cantando otras, las historias que se<br />

narraban en los areítos,- de esta forma dirigía el baile y<br />

el canto del coro, que respondía a aquella voz solista<br />

<strong>con</strong> versos medidos, ritmo acompasado y en tono más<br />

alto. Estos coros podían ser de mujeres, de hombres, o<br />

mixtos, en los que a veces una mujer hacía de solista.<br />

M ientras danzaban y cantaban, bebían un compuesto<br />

de yerbas fermentadas que les producía embriaguez,<br />

hasta caer a tierra en diversos estadios de la ceremonia.<br />

En las fiestas más íntimas o familiares no ingerían<br />

bebidas alcohólicas, los areítos eran chispeantes y los<br />

versos de un carácter más amoroso o<br />

personal, sin aludirá hechos históricos,<br />

guerreros o <strong>con</strong>memorativos. La danza<br />

y el canto se extendían hasta el agotamiento.<br />

En ocasiones las mujeres


usaban delantales a modo de enaguas, mientras los<br />

hombres iban desnudos.<br />

Le digo <strong>con</strong> admiración a Turey que él es un verdadero<br />

maestro, porque es capaz de transportar a quien lo oye,<br />

desde la forma más elemental del ser tribal hasta la más<br />

compleja del hecho social, y que estoy aprendiendo<br />

algo mucho más trascendental que el <strong>con</strong>ocimiento de<br />

esos dioses que adoraron nuestros antepasados, o sea<br />

aprendiendo a amar, a comprender y a respetar formas<br />

de vida y de pensamiento que hasta este momento me<br />

eran lejanos, ajenos, casi indiferentes.<br />

Turey me felicita por este sentimiento, me pregunta si<br />

recuerdo que estábamos ahondando en la índole de los<br />

areítos y me adelanta que el sonido influyó y <strong>con</strong>tinúa<br />

influyendo de manera determinante sobre la psiquis, y<br />

que no sólo escucharemos areítos, sino que nuestros<br />

oídos se desgarrarán <strong>con</strong> sonidos actuales, tal vez <strong>con</strong><br />

sonidos futuros. M e pregunta si deseo saber cómo eran<br />

los areítos, y, sin esperar mi respuesta, comienza a<br />

charlar.<br />

-Los areítos eran una combinación de ritmo, danza y<br />

melodía, en los que se narraba la historia de ilustres<br />

personajes, se evocaban acciones guerreras o de defensa<br />

de aquellos pueblos que recogían los mitos más<br />

importantes, para así <strong>con</strong>servar los<br />

t<br />

<strong>con</strong>ocimientos que debían transmitirse<br />

por tradición oral, de generación en<br />

generación. Existían muchos tipos de<br />

areítos, relacionados <strong>con</strong> el objetivo<br />

que iban a cumplir, ya que por medio


de ellos se acompañaban ritos funerarios,<br />

enlaces matrimoniales, fiestas de<br />

la cosecha, celebraciones de victorias<br />

guerreras, juegos de pelota, ceremonias<br />

religiosas y simples fiestas de recreación<br />

y esparcimiento. El areíto era el elemento<br />

fundamental de transmisión del saber de aquellos<br />

pueblos.<br />

-¿Q u é instrumentos usaban para practicar el areíto,<br />

qué rituales hacían, qué bebidas, qué tradiciones ceremoniales<br />

acompañaban los cantos y bailes!<br />

-V ariaban de acuerdo <strong>con</strong> el tipo de ceremonia a que<br />

se dedicara el areíto, aunque en todos estaban presentes<br />

las maracas aportadas por <strong>Atabey</strong>. Si seguimos el<br />

criterio de que existiera un origen común, se destacan<br />

la utilización de pendientes en las orejas, la forma de<br />

pintarse el cuerpo y el rostro, el uso de tocados, collares<br />

y ajorcas, las abluciones o baños rituales, la fermentación<br />

de las bebidas, los sahumerios de incienso,<br />

tabaco, campanas y otras plantas, los ayunos, la creencia<br />

en la eternidad, el <strong>con</strong>ocimiento de una era finalizada<br />

<strong>con</strong> el diluvio, y determinadas prácticas religiosas.<br />

Lo más importante es que el areíto <strong>con</strong>stituía la memoria<br />

social de la tribu, la historia del cacicazgo que la<br />

dirigía y el archivo del pueblo que los cantaba.<br />

Le pido a Turey que me enseñe cómo utilizaban los<br />

tainos el sonido cuando querían comunicarse <strong>con</strong> los<br />

dioses, aunque la diferente función de cada areíto<br />

ya entrañaba parte de este <strong>con</strong>ocim iento. Estamos


en lo más alto de la montaña y la voz<br />

de Turey se diluye en el viento cuando<br />

dice:<br />

-Los tainos querían ser escuchados por<br />

los dioses,- por tanto, hacían del sonido<br />

un vibrante instrumento de comunicación.<br />

Con el bramido del guamo, aquel lamento del<br />

caracol gigante decorado <strong>con</strong> singular belleza se elevaba<br />

por los aires, acompañado por sonajeros de sartas<br />

de <strong>con</strong>chas, mientras el gran tambor, el sagrado<br />

mayohuacán, cerrado por todas partes menos por<br />

donde se percutía, retumbaba <strong>con</strong> los rítmicos golpes<br />

del madero que lo hacía vibrar por donde ascendían los<br />

rayos que iban a <strong>con</strong>verger en la parte hueca del tronco,<br />

más corpulento que un hombre. Sin cuero alguno, ni<br />

membrana, aquellos atabales tainos echaban a rodar<br />

su trueno ronco rumbo a las alturas, en tanto las flautas,<br />

las maracas, los silbatos, las ajorcas, los cascabeles, las<br />

ocarinas y las tobilleras respaldaban el canto y la danza<br />

del grupo que coreaba al tequina, esa voz maestra de<br />

hombre o de mujer que era el guía que marcaba los<br />

pasos y los versos cantados en los areítos.<br />

Turey me da a beber un brebaje preparado a base de<br />

tabaco, pero <strong>con</strong> un sabor tan fuerte y picante que me<br />

recuerda el mentol. Le pregunto si volveremos a escuchar<br />

aquellos cantos y, sobre todo, si oiremos la voz<br />

de quienes componían los versos y de quienes los<br />

cantaban, no fragmentariamente sino en su totalidad.<br />

-A hora sabremos qué poetas componían los versos de<br />

los areítos, qué patrones de información pautaban esos


poemas, cuya función en esencia era la de preservar la<br />

tradición oral, quiénes creaban la música que luego se<br />

repetía de generación en generación, como <strong>con</strong>vertían<br />

en danza aquellas composiciones, y qué influencia<br />

ejercía en ellos aquel cúmulo de mágicos sonidos destinados<br />

a abrir las puertas de otra dimensión paralela a<br />

la realidad tangible.<br />

-¡Pero la realidad del sonido puede hacerse tangible?<br />

-pregunto <strong>con</strong> incredulidad, dudando de su afirmación.<br />

-H a y arqueólogos que piensan que las paredes de los<br />

grandes templos, las imágenes de los dioses de todos<br />

los tiempos y de todas las religiones y las piedras <strong>con</strong><br />

que se <strong>con</strong>struyeron las pirámides, guardan las voces,<br />

las palabras y los sentimientos de aquellos que las<br />

fabricaron, y que, así como el tocadiscos reproduce los<br />

sonidos por medio de una aguja o de un rayo láser, las<br />

voces es<strong>con</strong>didas en esos muros pueden volver a vivir<br />

si aparece el instrumento adecuado que las rescate del<br />

silencio eterno.- También se anda por senderos de<br />

proyectos cosmofónicos para el rescate de los sonidos<br />

pretéritos que se <strong>con</strong>sideraban perdidos, fundamentándose<br />

en las "diferencias de velocidad entre las ondas<br />

sonoras y las luminosas", y planteándose que todo<br />

sonido se propaga radialmente desde su punto de<br />

origen y asciende en un frente de ondas<br />

esférico a través de la atmósfera y más<br />

allá, por el espacio vacío, de modo que<br />

no se pierde, sino que se va diluyendo<br />

cadavez más, perpetuamente. "Pero un<br />

rayo lum inoso tardaría sólo un día


en alcanzar un sonido que hubiera abandonado la<br />

tierra miles de años antes.,/' Puede ser que volvamos<br />

- * * r , , „ U -.U 1 — ~l ” — , 1 —<br />

O iiuci jyi viui y o i iuv/,ui v i iu«ik , ^» *.ve.%. . •¿vi<br />

"original y universal de la Creación", según dice<br />

Qeorge Hunt W illiamson.<br />

-¿ Y cómo es la reacción del ser humano ante el ruido?<br />

--digo, pues temo <strong>con</strong>tinuar ahondando en ese idioma<br />

del que jamás tuve noticias.<br />

-L a humanidad desde antaño ha <strong>con</strong>siderado el ruido<br />

aliado a las fuerzas del mal. Los ruidos no identificados<br />

parecen relacionarse <strong>con</strong> el terror, hasta el punto de que<br />

antiguamente se creía que el ruido podía producir la<br />

muerte. Las ondas supersónicas actúan aún más profundamente,<br />

pero de manera diferente.<br />

Deseo profundizar hasta donde sea posible y le digo a<br />

Turey que el sonido es como un dios, capaz de crear o<br />

destruir, que de acuerdo <strong>con</strong> lo que me dice, parece que<br />

fuera la raíz de toda creación y que su poder es mucho<br />

mayor que el de las vibraciones sonoras en sí, porque<br />

un libro, una palabra escrita, una partitura musical o<br />

una ecuación matemática se <strong>con</strong>vierten en sonido, aun<br />

en el cerebro de quienes ¡os leen o interpretan.<br />

M e responde que voy captando el poder real del sonido<br />

y que así podré apreciar mejor el <strong>con</strong>traste <strong>con</strong> el<br />

silencio.<br />

-Tam bién el sonido, ya provenga de la<br />

música, de la poesía o de la palabra,<br />

tiene gran influencia en el sentimiento<br />

de soledad, por lo que, aplicando la ley<br />

de los <strong>con</strong>trarios, el silencio absoluto<br />

w /m /m /m m im /m /m iik


es intolerable. El ser humano dentro de<br />

una "cámara de silencio " empieza a ser<br />

. ________i . J ______________ : .J „ - : ____'1 : 4 . - -<br />

U tv l I i tci MUUV |*/ V ■ VVIIIUVJ 11<br />

VjWV.<br />

nunca antes sospechó que lo llenaran<br />

de horror, si la estancia se prolonga. El<br />

latir de sus arterias, la diástole y la<br />

sístole de su corazón, el gorgotear de sus intestinos, el<br />

silbido de su respiración, el arañar de sus párpados y el<br />

transitar de la saliva por su garganta, se intensifican<br />

hasta desordenar la psiquis más equilibrada. La cosmonáutica<br />

toma en cuenta estas alternativas entre el<br />

sonido y el silencio. El trabajo intelectual es incompatible<br />

<strong>con</strong> los ruidos bruscos, que rompen en forma brutal<br />

una línea de pensamiento en una valiosa reflexión.<br />

- j Y el ruido excesivo puede ser nocivo a una colectividad?<br />

-L a mayoría de las personas ignora que el exceso de<br />

ruido <strong>con</strong>tinuado daña profundamente la salud. A<br />

veces reacciones de protesta e in<strong>con</strong>formidad generan<br />

<strong>con</strong>ductas que merecen la más profunda reflexión. Los<br />

hippies, por ejemplo, pusieron de moda una forma de<br />

rebeldía en la que, mientras rescataban de la vida un<br />

hálito poético y hacían florecer un camino de protestas,<br />

se asfixiaban en callejones a los que ellos mismos a<br />

veces les cerraban las salidas. A l huir de toda realización,<br />

naufragaban en un mar de sonidos musicales<br />

estentóreos que los unía más que las ideas, que los<br />

enajenaba más que la droga y que los desgarraba hasta<br />

dejarlos agotados sobre un espinoso colchón de decibeles,<br />

a través de los cuales jamás lograron comunicarse,


trascenderse, hablar <strong>con</strong> los dioses liberadores,<br />

ni transformar la sociedad<br />

por la que ellos creían ser oprimidos.<br />

Y a sea el rock, la música disco, el rap<br />

o lo que lo sustituya, ese refugiarse<br />

colectivamente en el sonido, en el<br />

ritmo, es una forma de unirse detrás de una muralla<br />

sonora que libera del ominoso <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> el exterior.<br />

En este caso, el sonido es un antisilencio <strong>con</strong>tinuado,<br />

que hace las veces de refugio <strong>con</strong>tra otros sonidos<br />

indeseados y protege de la soledad, del silencio, y actúa<br />

como una coraza que aísla del encuentro <strong>con</strong> la propia<br />

realidad. Dentro de esa búsqueda desesperada, los<br />

Beatles <strong>con</strong>stituyeron el fenómeno musical de proyección<br />

masiva más impresionante y de mayor trascendencia<br />

en las últimas décadas, hecho mensaje en el<br />

grito de paz de John Lennon, en su patético llamado<br />

<strong>con</strong>tra la drogadicción, en su artero asesinato, inducido<br />

tal vez por quienes deseaban que ese alud de sonidos<br />

no despertara a los jóvenes, sino que <strong>con</strong>tinuara enajenándolos<br />

hasta el vacío, simbolizado por la inútil<br />

muerte de Jim Morrison. Existe otro tipo de música,<br />

que surte el efecto <strong>con</strong>trario a la anterior y que se<br />

escucha para en<strong>con</strong>trarse a sí mismo y para disfrutar<br />

una serie de emociones tanto estéticas como afines a la<br />

esfera intelectiva. Am bas tienen igual validez en la<br />

función que realizan, pero su polarización toca ángulos<br />

opuestos de la <strong>con</strong>ciencia, de la emoción y del intelecto.<br />

Descendimos en silencio. Dentro de mí el choque de<br />

los <strong>con</strong>trastes se hacía casi insoportable. Comencé a


sospechar que aquel brebaje que Turey me brindaba,<br />

era un simple e inocente cocimiento, inofensivo y<br />

re<strong>con</strong>íortdntecomo una leceia de abuela*, > que la gran<br />

droga estaba en el sonido de su voz y en las revelaciones<br />

de sus palabras. Ahora el sonido y el silencio eran<br />

algo nuevo para mí. M e parecía que acababa de descubrirlos<br />

y deseaba la soledad temporal para situarme<br />

en este nuevo espacio que se abría para mí. Comprendí<br />

también que transitaba por la senda que habría de<br />

<strong>con</strong>ducirme al encuentro <strong>con</strong> los dioses, cuyo sentido<br />

necesitaba <strong>con</strong>ocer, y, a diferencia de lo que me ocurrió<br />

en ocasiones anteriores, mi espíritu se llenó de una<br />

inefable sensación de paz que, si hubiera sido visible,<br />

me parecería luminosa; si fuera audible, me parecería<br />

musical; si fuera tangible, parecería la piel de un niño;<br />

si fuera gustativa, semejaría la ambrosía de los dioses,-<br />

y si fuera olfativa, competiría <strong>con</strong> los rosales. De esa<br />

manera me permeó de nuevo la presencia de <strong>Atabey</strong>.<br />

Cuando llegamos al llano me aventuré a comentar <strong>con</strong><br />

Turey que me agradaría saber qué características tenía<br />

la religión que practicaban otros pueblos aborígenes del<br />

Caribe y cuál era la base de sus creencias, en relación<br />

<strong>con</strong> las de los indocubanos.<br />

Hizo un gesto de negación y me respondió que<br />

cuando volviéramos a en<strong>con</strong>tramos<br />

hablaríamos de eso, que si no me<br />

parecía suficiente por el momento y que<br />

si no me había saturado de sonidos y<br />

de silencio.


Turey demoraba en venir a mí encuentro, y ya mi<br />

impaciencia llegaba a su límite. Decidí buscarlo, pero<br />

des<strong>con</strong>ocía su paraaero exacto. Anduve durante vanos<br />

días por los sitios que él frecuentaba, hasta que nos<br />

en<strong>con</strong>tramos. El se rió de mi prisa y musitó que saber<br />

esperar era una cualidad de sabios, pero que ir en busca<br />

de lo que uno quería, era un placer de dioses.<br />

Sin disculparme por mi impertinencia, le pido a quien<br />

<strong>con</strong>sidero mi Maestro que me permita <strong>con</strong>tinuar por<br />

el camino emprendido. Le expreso que he meditado<br />

mucho en los días anteriores y que he comprendido<br />

cuántas cosas me quedan por saber acerca de esas<br />

indescifrables deidades femeninas, tan difíciles de<br />

<strong>con</strong>ocer profundamente por la variedad de simbologías<br />

que las caracteriza y por lo <strong>con</strong>tradictorias que son en<br />

casi todas las cosmogonías su manera de manifestarse<br />

y la dualidad entre su perfil divino y la interpretación<br />

que les dan los seres humanos. Su poder como deidades<br />

no se corresponde <strong>con</strong> el papel que, en casi todas las<br />

sociedades, le ha tocado desempeñar a la mujer.<br />

Turey me responde que no le parece oportuno abordar<br />

problemas de carácter sociológico, ya que estoy adentrándome<br />

por un camino muy escabroso, lo cual es<br />

típico de quien trata de profundizar en el <strong>con</strong>ocimiento<br />

^ de <strong>Atabey</strong>, y que, si lo deseo, me revelaría<br />

nuevos secretos y así yo llegaría a<br />

saber que existen diversas deidades<br />

pertenecientes al panteón de diferentes<br />

* T f religiones, que tienen misteriosas vin-<br />

" culaciones <strong>con</strong> <strong>Atabey</strong>.<br />

nmiiiiiinimiiiiiHumm


-S i retomamos a la comparación <strong>con</strong><br />

Isis, veremos que esta virgen negra,<br />

i 4^1 ,m íw ^ A 'iiKlii.-v , ''<br />

¿v u ciu u u u u ü iiiv u ^ u ¿uutuiiüi y p o­<br />

tro na de los hermetistas", es la raíz de<br />

la vida, el seno materno en donde 'todo<br />

se engendra". En diversas religiones<br />

aparecen esas misteriosas vírgenes negras, que son las<br />

poseedoras de la llave que abre o cierra las puertas de<br />

un mundo paralelo al <strong>con</strong>ocido. La fabulosa Isis, a<br />

quien los egipcios identificaban también <strong>con</strong> Sirio,<br />

estaba presente en el temido "Rito Negro". En "La<br />

Virgen del M undo", de los neoplatónicos, el diálogo<br />

entre los "iniciados" y el "iniciador" giraba en el<br />

ámbito de los <strong>con</strong>ocimientos astronómicos. Ese mundo<br />

paralelo que surge en diferentes culturas, parece<br />

guardar una estrecha relación <strong>con</strong> Sirio. El Coaybay de<br />

<strong>Atabey</strong> muestra otra vida, paralela pero similar, como<br />

un espejo, a la que corresponde a los seres vivientes del<br />

mundo taino. Esa otredad que <strong>con</strong>duce al reino sublunar,<br />

no es asequible sino en ciertas y determinadas<br />

etapas, cuyos ciclos fueron ubicados por los mayas y<br />

los aztecas en su fabuloso calendario, capaz de <strong>con</strong>ducirlos<br />

a otros mundos. También <strong>Atabey</strong> es comparable<br />

<strong>con</strong> dos orishas de las religiones africanas, cuyos<br />

ritos están presentes en la cultura afrocubana. Estas<br />

deidades son Ochún y Yemayá. Ochún, orlada de<br />

belleza, huyó hacia el río, perseguida por Oggún, quien<br />

la deseaba ardientemente.<br />

La madre de los orishas, Yemayá, la recogió en la<br />

desembocadura y le ofreció su protección, haciéndola<br />

AAAAAAAAAA


eina de las aguas dulces del río, de la<br />

gracia femenina, del amor y de la<br />

riqueza, ademas ue colmarla de oro,<br />

plumas de pavo real, pulseras, piedras<br />

preciosas, collares y ricos tocados« Su<br />

baile recuerda el correr de las aguas y<br />

el movimiento de los manantiales al brotar de las<br />

montañas. Esta es la deidad que rige las aguas de los<br />

ríos y llena la vida de amor sensual, de música, danza<br />

y alegría, al compás de las maracas, las claves y el<br />

bongó.<br />

Turey, como había hecho en ocasiones anteriores, se<br />

retiró a algún lugar des<strong>con</strong>ocido por mí, no sin antes<br />

decirme que regresaría, acompañado por otras personas<br />

que también recibirían enseñanzas sobre los dioses. Por<br />

curiosidad le pregunté quiénes eran. Con gesto enigmático,<br />

me dijo:<br />

-Son seres humanos de aquí y de allá, tal vez de todas<br />

partes. Cada cual busca su propio camino. Encuentra<br />

el tuyo, si puedes, y no interfieras en el de los demás.<br />

M e avergoncé de haber hecho aquella pregunta, ya<br />

que Turey, aunque parecía saberlo todo sobre mí, jamás<br />

había preguntado algo sobre mi vida. Pensé que la suya<br />

sí era realmente enigmática, pero me abstuve de<br />

decírselo. A l despedirse, me recomendó:<br />

-A prende que la alegría es algo mucho más sustancial<br />

que la risa o la diversión; es manjar de dioses y<br />

alcanzarla es tan difícil como atrapar una estrella. No<br />

debes <strong>con</strong>fundirla <strong>con</strong> la felicidad, de la que quizás<br />

hablemos algún día.


Volvemos a reunimos junto a la cascada. Turey llega<br />

primero, y después van llegando los demás participantes.<br />

Macemos un círculo en ionio ai Maestio, ^ue tiene<br />

el aspecto de venir de muy lejos.<br />

Dice que no hablará por inspiración de <strong>Atabey</strong>. Sin<br />

darle oportunidad a que comience su explicación,<br />

indago:<br />

-¿Q u é características tiene como diosa de la fertilidad<br />

y qué ritos se le dedican para lograr que la pareja sea<br />

fecunda?<br />

-U n o de los principales ritos del culto a esta deidad se<br />

corresponde <strong>con</strong> las ofrendas que, para propiciar sus<br />

favores, se le situaban en los caneyes y bohíos donde<br />

se le reverenciaba. Estas ofrendas <strong>con</strong>sistían en diversos<br />

manjares, semillas de colores, hermosas plumas de<br />

aves y pulseras tejidas <strong>con</strong> fibras o fundidas en una<br />

aleación de metales, en la que intervenía el oro, y que<br />

tomaba una coloración semejante al plumaje del zunzún,<br />

al que llamaban guanín, cuyo nombre, por su<br />

semejanza en el colorido, tomaba aquella aleación de<br />

bajos quilates, <strong>con</strong> el que hacían algunos fetiches y<br />

joyas. Pero su mayor influencia se centraba particularmente<br />

en su poder propiciatorio en el trance del parto.<br />

En esa hora suprema, el behíque, el buhitibu, el boito<br />

o quien fuera a efectuar el rito, preparaba<br />

el ánimo de la familia y tomaba la<br />

imagen de <strong>Atabey</strong>, de pequeño formato,<br />

ya estuviera modelada en barro,<br />

tallada en madera, en hueso o en <strong>con</strong>cha,<br />

y la pasaba reiteradamente sobre<br />

/A W A m '/A W A W


el vientre de la parturienta, mientras su voz entonaba<br />

un areíto especialmente dedicado a esas ocasiones. La<br />

f n w ílí'» />>•«-< U i /">»> r>i i f r * r\ /í /%r\f o r>l r v m i 'í<br />

iui l UHU vwi Cvli «>M i vi i iviuv p lu<br />

la llegada al mundo de un nuevo ser, después de un<br />

parto indoloro y feliz.<br />

Para compenetrarme más <strong>con</strong> las diversas imágenes de<br />

esta diosa, pido <strong>con</strong>ocer en qué forma se le representa<br />

como propiciadora del parto.<br />

-C o n el objetivo de ayudar a que las mujeres embarazadas<br />

arribaran a un alumbramiento dichoso, se han<br />

hallado una talla en hueso <strong>con</strong> una figura representada<br />

en posición del parto,* otra <strong>con</strong> las características de la<br />

mujer que acaba de dar a luz, lo cual se refleja en su<br />

rostro iluminado por ese gesto inefable y sus senos<br />

hinchados para amamantar al pequeño,* otra figura<br />

realizada en cobo, para llevar colgada al cuello durante<br />

el embarazo,* y diversas esculturas de la diosa en terracota<br />

cocida. Todas de pequeñas dimensiones, para<br />

tenerlas en las casas, llevarlas como amuletos y pasarlas<br />

sobre el vientre de las parturientas. También se practicaba<br />

otro ritual propiciatorio, utilizando piedras y huesecillos<br />

o fragmentos de <strong>con</strong>chas, que guardaban celosamente<br />

por la fama que tenían de ser efectivos en<br />

esos casos. Los mismos procedían de ciertas curaciones<br />

que los behíques, los boitos u otros<br />

t<br />

hechiceros practicaban en los enfermos.<br />

Después de aplicar diversos emplastos,<br />

hacían ritos lústrales y suministraban<br />

medicamentos, en los que el<br />

tabaco era uno de los principales


componentes. El curandero se sacaba<br />

de la boca el fragmento o fetiche de<br />

A o laí toen rs A o r n n rla q<br />

U / ui v « i m v O V w w v i i v i m / U í v i C á a<br />

dolé al paciente que ése era el mal que<br />

lo aquejaba y que se lo había extraído<br />

del cuerpo. M uchas mujeres y otros<br />

familiares guardaban ese talismán, <strong>con</strong> fines curativos<br />

y especialmente relacionados <strong>con</strong> el parto. Expresa<br />

Pané: "H ay algunos que dicen que los médicos sacan<br />

del cuerpo, y los enfermos tienen que aquellos son los<br />

mejores para hacer parir a las mujeres preñadas."<br />

-Seguramente existen deidades en otras culturas a las<br />

que se les dedican ritos parecidos, o tal vez los rituales<br />

relacionados <strong>con</strong> la maternidad tengan objetivos similares<br />

-le digo a Turey, pero quiero que me aclare si las<br />

semejanzas radican en lo formal o si el <strong>con</strong>tenido es el<br />

factor determinante.<br />

-A lgunas de estas pequeñas estatuas en barro cocido<br />

se asemejan a esculturas mexicanas de la cultura olmeca.<br />

Estas figuras, de manera intencionada, acentúan<br />

en sus formas aquellos puntos anatómicos que son<br />

dignos de destacar por la función que la deidad representa.<br />

Por ello <strong>Atabey</strong>, <strong>con</strong> sus pechos henchidos y su<br />

sexo abultado, es la síntesis de la maternidad, a la vez<br />

que la más bella representante de la atracción femenina.<br />

Estos dos aspectos también la asemejan a Ochún.<br />

Esta deidad yoruba es sincretizada en Cuba <strong>con</strong> la<br />

Virgen de la Caridad del Cobre. Cuenta la leyenda<br />

que en el año 1620 los tres Juanes, uno indocubano,<br />

otro de raza blanca descendiente de español, y otro


negro criollo descendiente de africano,<br />

en<strong>con</strong>traron en la desembocadura de<br />

un río una talla en madera Je la virgen<br />

4 M aría, <strong>con</strong> una inscripción a sus pies<br />

/ r que decía: "Y o soy la Virgen de la<br />

Caridad/7 En 1 9 1 6 el papa Benedicto<br />

X V la declaró Patrona de Cuba. Por sus atributos<br />

de oro, por ser dueña del cobre, por su aparición en la<br />

desembocadura de un río y por su piel bronceada, los<br />

yorubas la reverenciaron, identificándola <strong>con</strong> Ochún.<br />

Lo más significativo de este hecho es que, desde la<br />

época de su aparición en 1620, la iglesia Católica<br />

propició la venta de unas cintas de seda amarilla, <strong>con</strong><br />

el nombre de la Virgen de la Caridad impreso y las<br />

medidas de la imagen cristiana, quince pulgadas de<br />

altura,- y ese amuleto se usaba para pasarlo por el vientre<br />

de las gestantes y para que lo llevaran colgado al cuello<br />

o prendido en la blusa. Lo más notable es que no era<br />

una costumbre africana ni católica, sino taina, por lo<br />

que es así como ese ritual, implantado desde tiempos<br />

remotos por la Iglesia Católica, en Cuba cumplía las<br />

mismas funciones que cuando <strong>Atabey</strong> era deslizada<br />

sobre el vientre de las embarazadas indotaínas. A sí<br />

estas tres deidades cubanas tienen grandes similitudes,<br />

tanto por ser las patronas de las gestantes y por sus<br />

características sexuales muy destacadas, como por lucir<br />

orlas lujosas tachonadas de oro, tener la piel cobriza y<br />

ser las dueñas de las aguas dulces.<br />

En casi todas las culturas, es una deidad femenina la<br />

propiciadora del parto y la diosa de la fecundidad.


Llenas de simbolismo, estas imágenes llevan el sello<br />

del ritual que auspician. Esas representaciones de la<br />

J í r t í ' i ^ . J


pertenecientes a pueblos que se dedicaban a la agricultura.<br />

Estas deidades femeninas centraban su fuerza en<br />

!a evnrpción de la* líneas que reforzaban determinadas<br />

zonas del cuerpo. Los árabes y los hebreos trazaban el<br />

Sello de Zachel o Talismán de Saturno en forma de un<br />

mágico cuadrado, 'compuesto <strong>con</strong> las nueve primeras<br />

letras, o números, dispuestos de tal modo que suman<br />

siempre quince en todas las direcciones". KJno de los<br />

usos más frecuentes de ese talismán era para propiciar<br />

un feliz alumbramiento y tenía el prestigio de representar<br />

el nombre de Dios en una forma críptica, ya que<br />

esta versión no debía ser profanada por los no iniciados,<br />

y sólo éstos <strong>con</strong>ocían la clave capaz de descifrarlo. El<br />

Beduh, o sea el cuadrado, se traza rápidamente una vez<br />

que se sabe que puede inscribirse en él el Sello de<br />

Salomón, en lo que <strong>con</strong>stituye una interpretación de la<br />

exalfa genésica,* y en algunas regiones, en relación <strong>con</strong><br />

el Beduh, se hace que la mujer se siente sobre el marido<br />

para facilitar el parto. El rombo que aparece en el<br />

vestuario de la Ochún de los yorubas sobre su cintura,<br />

puede relacionarse <strong>con</strong> esas formas que llevaban<br />

implícitas las cuatro estaciones o los cuatro puntos<br />

cardinales.<br />

La extensa y compleja explicación de Turey me llena<br />

de nuevas inquietudes y me sugiere<br />

cientos de interrogantes. M e maravilla<br />

saber que paulatinamente he ido adentrándome<br />

en ese infinito universo de<br />

deidades y que paso a paso se me han<br />

abierto las puertas de revelaciones


insólitas. A la vez que Turey hablaba,<br />

como en ocasiones anteriores, yo era<br />

capaz de ir visualizando a A ta bey, a<br />

Ochún, a la Caridad, a la Venus de<br />

Willendorf, a Cranea o a Artemisa, y<br />

de manera casi palpable a aquel Talismán<br />

de Saturno y al Sello de Salomón, que como<br />

mágicas señales penetraban mi sub<strong>con</strong>sciente, mientras<br />

la exalfa genésica lanzaba su misterioso influjo<br />

sobre mí y el número cuatro se parecía a un acertijo<br />

muy difícil de descifrar. No pude hacer otra cosa que<br />

preguntarle a Turey:<br />

-¿Q ué <strong>con</strong>ocían los aborígenes sobre el número cuatro!<br />

-Y a veo que deseas seguir penetrando en el complejo<br />

mundo de <strong>Atabey</strong> -m e dijo <strong>con</strong> amabilidad-. Entonces,<br />

escúchame. En la América precolombina el cuatro<br />

significaba la gran división en cuatro estancias de la<br />

bóveda celeste, y a su vez la relación matemática de la<br />

circunferencia <strong>con</strong> el diámetro era un secreto <strong>con</strong>ocido<br />

por la antigua sabiduría egipcia. Cuando decimos que<br />

la longitud de la circunferencia es igual al producto del<br />

valor del diámetro multiplicado por 3.1416 (pi) y que<br />

la superficie de la esfera es igual a cuatro veces la<br />

superficie del círculo, o a cuatro veces pi por el diámetro<br />

al cuadrado, tal vez estamos traduciendo a fórmulas<br />

matemáticas el <strong>con</strong>ocimiento en el que otras civilizaciones<br />

basaron su simbología cósmica y estemos<br />

levantando una punta del velo que aún mantiene en el<br />

misterio la naturaleza de esos símbolos en las culturas<br />

precolombinas.<br />

¡w m m w íw f t iw íw t


A l observar que Turey insiste en la<br />

referencia al número cuatro, le<br />

pregunto sin mas preámbulo.<br />

-¿Q u é significa el triángulo que A tabey<br />

sujeta en sus manos? Recuerdo que<br />

usted me habló en otras ocasiones de la<br />

importancia del número tres, y ahora, al hablarme del<br />

cuatro, me <strong>con</strong>funde, porque me parece que hay una<br />

<strong>con</strong>tradicción entre esos dos <strong>con</strong>ceptos.<br />

Con la calma <strong>con</strong> que casi siempre recibe estas impertinentes<br />

observaciones mías, me explica que no existe<br />

<strong>con</strong>tradicción alguna, que el sentido de los símbolos es<br />

materia de estudios mucho más amplios y que él<br />

solamente me está poniendo en <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> esos<br />

misterios, está despertando mi sed de saber y está<br />

propiciando la entrevista <strong>con</strong> los dioses que yo le<br />

solicité, <strong>con</strong>tinuando <strong>con</strong> el desarrollo de esa idea al<br />

decir:<br />

-E l triángulo es otro signo esotérico presente en casi<br />

todas las culturas. En el Beduh, o sea en el cuadrado,<br />

en el que también está implícita la exalfa genésica, se<br />

inscriben cuatro triángulos equiláteros, uno de los<br />

cuales es igual al que <strong>Atabey</strong> lleva en sus manos.<br />

También M adam e Blavatsky, en La doctrina secreta,<br />

revela que ' el triángulo <strong>con</strong> el vértice hacia abajo es el<br />

símbolo de Vishnu, el dios del principio húmedo y del<br />

agua, y el triángulo <strong>con</strong> el vértice hacia arriba es Siva,<br />

el principio del fuego". Cuando se enlazan estos<br />

dos triángulos, forman lo que algunos <strong>con</strong>ocen<br />

com o el Sello de Salom ón, tam bién como el


Septuario, la Tríada y la Década. Como se sabe, los<br />

tainos <strong>con</strong>taban hasta el 10, y a partir de ese número<br />

facían diversas combinaciones. En los antiguos misterios<br />

y en la India védica, el Sello de Salomón fue el<br />

símbolo físico de la naturaleza,- y para los tainos, el<br />

elemento más directamente relacionado <strong>con</strong> la naturaleza<br />

asumía forma triangular, que ellos reproducían<br />

<strong>con</strong>stantemente en trigonolitos.<br />

Pienso en el carácter especulativo que tienen estas<br />

palabras de Turev, pero también analizo que lo que él<br />

pretende es lograr que determinados factores de esas<br />

culturas aborígenes sean <strong>con</strong>siderados <strong>con</strong> más amplias<br />

posibilidades.<br />

-¡Q u é sabiduría le transmitió <strong>Atabey</strong> a su pueblo?<br />

-E n primer lugar, le enseñó a su pueblo a <strong>con</strong>ocer el<br />

significado de cada uno de los nombres que ella poseía.<br />

De esta manera le dijo que existió un Ser Supremo y le<br />

entregó la forma de comunicarse <strong>con</strong> él. Le mostró el<br />

camino de la omnipotencia, orientándolo a obtener <strong>con</strong><br />

su propio esfuerzo los recursos para una vida mejor,- le<br />

entregó el <strong>con</strong>ocimiento de la importancia de la<br />

navegación y la pesca, del flujo de las mareas y su<br />

relación <strong>con</strong> los cambios lunares y las cuatro estaciones<br />

del año. Le dio a <strong>con</strong>ocer el <strong>con</strong>cepto de lo infinito al<br />

hacerle creer que la vida no terminaba<br />

<strong>con</strong> la muerte, y al darle los "ritos mágicos"<br />

y las "ceremonias propiciatorias"<br />

de los espíritus, también le entregó el<br />

misterio de los cemíes. A l adquirir su<br />

pueblo el <strong>con</strong>cepto de lo invisible como<br />

niiiHimminimmiiiiiiiinmiiHiiimiHiHiiiiiiin


sinónimo de lo des<strong>con</strong>ocido por el ser humano, ella le<br />

mostró que el <strong>con</strong>ocimiento se adquiere a través de la<br />

enseñanza. D e esta manera no sólo le entregaba <strong>con</strong>juros<br />

para comunicarse <strong>con</strong> el más allá, sino que le<br />

aportaba <strong>con</strong>ocimientos relacionados <strong>con</strong> la tierra y <strong>con</strong><br />

el desarrollo de la vida cotidiana. En su sabiduría,<br />

A tabey les transmitió a los hombres la existencia de<br />

los cuatro gemelos, hijos de Itiba Cahubaba, quien<br />

murió del parto, o sea que se transfiguró después de<br />

traer al mundo a esos cuatro gemelos, que simbolizaban<br />

los puntos cardinales, las estaciones y el origen de<br />

la procreación por vía sexual. El número cuatro tiene<br />

un significado esotérico en las culturas aborígenes de<br />

las Américas y las Antillas. La imagen en barro cocido<br />

que Itiba Cahubaba lleva sobre la cabeza, muestra una<br />

combinación de dos trapecios que parecen encerrar un<br />

código espacial. El solsticio de verano, el del invierno,<br />

así como el otoño y la primavera, están reflejados en<br />

la <strong>con</strong>fluencia de los dos trapecios. Los cuatro hermanos<br />

gemelos, nacidos de la portadora de esas cuatro<br />

estaciones, son los que dan origen al género humano.<br />

Cada uno de estos hermanos puede ser, además, el<br />

símbolo de cada una de las regiones en que los primitivos<br />

habitantes de América dividían el mundo sideral.<br />

A su vez, el espacio telúrico estaba<br />

organizado en cuatro regiones. N o solamente<br />

los antillanos, sino también los<br />

incas, los aztecas y los yucatecos usaban<br />

esta división.


Con el objetivo de aclarar mis <strong>con</strong>ocimientos<br />

sobre esta deidad taina, le<br />

ruego a Turey que me diga hasta dónde<br />

alcanzaba la sabiduría de <strong>Atabey</strong>. M e<br />

responde inmediatamente.<br />

-T e orientaré <strong>con</strong> símbolos, no <strong>con</strong><br />

verdades probadas. Trata de hallar la verdad en mis<br />

palabras. Des<strong>con</strong>ocemos la exacta y más lejana procedencia<br />

de <strong>Atabey</strong>. Esta diosa hizo del Coaybay un<br />

hermoso espejismo para lograr que fuera menos<br />

temible el tránsito de sus hijos hacia lo ignoto. Einstein<br />

' afirmaba que "la muerte es un pasaporte para ir a otra<br />

parte". A tabey era la deificación de la mujer y de la<br />

madre, que le dio a sus hijos ese pasaporte hacia el<br />

Coaybay. También se ha afirmado que "el primer ser<br />

humano que hubo sobre la tierra fue una mujer. No<br />

nació Eva del costado de Adán, sino que Adán nació<br />

de Eva". Por su parte, el doctor Newm an dice que "sin<br />

la testosterona todo ser viviente superior es femenino".<br />

<strong>Atabey</strong>, como gran diosa madre y principio genésico<br />

femenino, puede ser referida al génesis hebraico, según<br />

el cual las mujeres tuvieron las primicias de los <strong>con</strong>ocimientos<br />

científicos y gustaron, las primeras, de los<br />

frutos que proporcionaba el árbol del saber. Existía un<br />

mundo animal y un mundo humano. Ellas fueron las<br />

primeras en salvar el espacio que separaba esos dos<br />

mundos y dominaron los secretos de la materia antes<br />

que los integrantes del sexo masculino, pero esta<br />

ginocracia fue destruida por el Diluvio. A ntes de ese<br />

cataclismo, la diosa madre era la deidad más respetada.<br />

AAAAM AAAA


0 y El que llevaba el nombre de Lucifer,<br />

\ Lux Fiat, el portador de la luz, fue<br />

t t r transformado en deidad femenina y<br />

devino la diosa hindú Kalí o la "egipcia<br />

Isis". Vestigios de esas deidades<br />

perviven aún en algunas catedrales y<br />

templos, en imágenes que representan "la vida en<br />

gestación", como si, "soterráneas y telúricas", estuvieran<br />

asociadas a un antiguo culto al fuego<br />

genésico.<br />

Es tan entrañable la información que he recibido de<br />

A tabeyy tal la fuerza de su influjo, que no logro libera míe<br />

del estado psíquico y emocional en que me ha sumido<br />

esta deidad. Sé que me aguardan nuevas y sorprendentes<br />

relaciones <strong>con</strong> otros dioses, pero presiento que las ataduras<br />

que me vinculan a este cerní, guardan mucha semejanza<br />

<strong>con</strong> las que se establecen <strong>con</strong> la madre. El des<strong>con</strong>ocimiento<br />

de ese mundo subyacente y casi totalmente<br />

olvidado y menospreciado de nuestras raíces, no sólo las<br />

hacen más nuevas y más preciadas para mí, sino que me<br />

revelan otra parte de ese yo que permanecía sepultado en<br />

ciertas zonas oscuras y sin uso que todos los seres humanos<br />

tenemos inactivas. Traté de descifrar el mensaje profundo<br />

de la diosa en ese tríptico de ideas, en ese triángulo que<br />

ella porta en sus manos. El mensaje de <strong>Atabey</strong> fue el de<br />

la inteligencia, la sabiduría espiritual y el amor que ella<br />

representa.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!