Revista Institucional de Comfamiliar Risaralda

RECREACIÓN Y DEPORTES
se busca es que todas las actividades estén correlacionadas
porque identificamos que la participación
del adulto mayor en los programas
no se debía solamente a que venían a llenar el
día, sino que llegaban a encontrar una interacción
con sus semejantes. El requisito primordial
para participar es contar con tiempo
libre y los deseos de tener un estilo de vida
saludable y diferente”, explica Juan Sebastián
Marín, Coordinador de Recreación y Deportes
de Comfamiliar Risaralda.
Interacción que se vio afectada y
abruptamente interrumpida por la
pandemia.‘‘Nadie estaba preparado
para esto, quién lo iba a
imaginar’’, agrega Sebastián
Marín, uniéndose
con su afirmación al
sentimiento colectivo
de una extraña incertidumbre
que invadió
a todo el planeta y
frenó en seco todas
las actividades que
requieren de presencia
física. Y más aún
la de los adultos mayores,
población de alto
riesgo de contagio.
Sin embargo, abandonar
a los usuarios nunca
fue una opción, menos cuando
se tiene en cuenta la relación
tan familiar y estrecha tejida durante años en el
programa, con aproximadamente 700 usuarios. La primera
cercanía en medio de la distancia impuesta por el confinamiento
fue a través de la teleasistencia. ‘‘Muchos usuarios
estaban solos, lejos de sus familiares y aislados del mundo.
A través de las llamadas telefónicas queríamos decirles que
estábamos ahí para acompañarlos y escucharlos. Dicha actividad
permitió identificar varias personas que estaban pasando
por una mala situación, con crisis emocionales y depresión,
casos que fueron remitidos a una psicóloga para su debido
acompañamiento’’, indica Sebastián.
Después de la teleasistencia vinieron las clases virtuales.
‘‘Uno de los grandes retos que tuvimos fue enseñar la
virtualidad desde y con lo virtual’’. A través de llamadas y reuniones
virtuales se les ofreció la orientación requerida en
el manejo de plataformas y dispositivos. ‘‘Fue un proceso
largo y difícil porque en ellos es normal el rechazo hacia la
virtualidad; son personas que requieren contacto físico e interacción’’,
explica Sebastián. Una vez
concluida la capacitación en el manejo de
lo digital, del acceso e interacción, comenzaron
las transmisiones en vivo de las clases, tres
veces por semana ( martes, jueves y viernes) con rotación
entre los 13 monitores que dictan los cursos. Todas las
actividades continuaron, a excepción de natación, que por
sus características no se pudo llevar a cabo en tiempos de
coronavirus y aislamiento.
‘‘Ha sido muy bonito ver que muchas personas después
de tanto esfuerzo nos siguen acompañando y se sienten agradecidos
por el acompañamiento’’ enfatiza Sebastián. Para él y
su grupo de trabajo lo más importante ha sido estar ahí; atentos
y dispuestos para que los usuarios de gerontología no pierdan
el estilo de vida saludable que han alcanzado y caigan en el sedentarismo
a causa del aislamiento. “Los usuarios se conectan
a cada clase sin falta, y a través de la pantalla pueden volver a
ver a sus profesores, interactuar de nuevo con sus compañeros.
Además, tienen a su disposición un asesor que les ayuda
en caso de tener problemas con la conexión o la plataforma.
Uno de los aprendizajes que deja esta experiencia es que es
necesario fortalecer el manejo de herramientas tecnológicas
para adultos mayores”, concluye Sebastián.
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