Revista Institucional de Comfamiliar Risaralda

ACTUALIDAD
compañeros por videollamada. Hicimos muchos trabajos
así”, explica Emmanuel Santiago. En el caso de María de los
Ángeles, hubo días en que tuvo que ver hasta tres veces
una sesión grabada. “Mi carrera se prestó para el desarrollo
virtual, aunque algunas materias merecieron más atención
y disposición que otras, sin embargo, nunca me sentí sin el
apoyo docente. Las herramientas disponibles más el esfuerzo
de cada uno nos permitieron culminar de forma exitosa
el semestre anterior. Se necesita más autodisciplina al estar
tras una pantalla ya que el contacto y la interacción con los
compañeros es algo fundamental para aprender y es lo que
más extraño. Compartir en los descansos, eso ayuda a fortalecer
la parte académica”.
Ya han transcurrido 8 meses de este modelo virtual de
educación, lo más difícil ya pasó, pero aún se añora lo presencial.
Tanto docentes como estudiantes no ven la hora de
retornar a las aulas. Hasta las vacaciones que tuvieron de
cambio de semestre a mitad de año las sintieron extrañas, sin
embargo, la satisfacción de poder seguir aprendiendo disipó
un poco eso que todavía hace falta. “Los profesores todavía
nos dicen que nos extrañan muchísimo, que no es lo mismo
tenernos así con pantallas, que estar al frente explicando lo
que no entendemos. Y lo mismo de nuestra parte: extrañamos
demasiado verlos cara a cara. Pero seguimos luchando
por los sueños y las carreras que queremos culminar”,
agrega Juan Manuel Londoño. Para otros como Emmanuel
Santiago lo perdido no se recuperará, pero no había otro
camino, no se podían detener. “Tuvimos que dejar atrás todo
lo que uno quiere del colegio, es nuestro último año, me lo
quería gozar con toda. Ni siquiera nos estrenamos los buzos
de la promoción, fue lo que más me dolió. Esta experiencia
no se la deseo a nadie, es muy duro y más cuando estás a
punto de graduarte. Nadie había pasado por lo que estamos
pasando”. Los grados serán en diciembre y Emmanuel espera
poder asistir de forma presencial junto con sus compañeros.
“Lo positivo es que gracias a la pandemia aprendimos a valorar
muchas cosas como el medio ambiente y la libertad de
salir cuando queramos a la calle”, agrega.
La crisis también fue una oportunidad para acceder a
más experiencias y conocimientos: “los chicos quieren volver
a su presencialidad y lugar de esparcimiento, ver a sus
docentes en persona. Hemos sabido salir adelante entre todos.
Mi área no es nada fácil dictarla a distancia, de por sí
es compleja ya en lo presencial, pero he tenido a disposición
muchas herramientas y estrategias aprendidas de un
diplomado en tecnologías educativas que realizamos gracias
a Comfamiliar. Son elementos que seguiremos utilizando a
futuro y que potenciará más nuestra labor”, asegura Jessica
Alejandra Trejos. A lo que María de los Ángeles agrega: “se
presentaron espacios educativos gratuitos, tuve la oportunidad
de participar en muchas conferencias y cursos”. Ese
espacio que se ahorraban en desplazamiento a los lugares
de estudio y trabajo lo aprovechaban para asistir de manera
virtual a otras actividades académicas.
Durante esos meses de confinamiento absoluto del
primer semestre de 2020, definitivamente lo más difícil fue
pasar hasta 14 horas frente a una pantalla para cumplir con
los horarios del “tele trabajo” y el “tele estudio”. Caminar,
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