Revista Institucional de Comfamiliar Risaralda

EDUCACIÓN Y TECNOLOGÍA
do de herramientas, plataformas y dispositivos
digitales que ya venía utilizando y explorando
de forma paralela y complementaria
en las aulas de clase, pero que aún no
se convertía en la principal fuente de
trabajo e intercambio de conocimientos.
El concepto de educación virtual
era todavía un poco extraño y lejano,
y más relacionado con las distancias,
interacción en un espacio diferente
al presencial (alguien que desde Colombia
puede estudiar una maestría en
Inglaterra) que con la trasmisión de los
saberes o la construcción colectiva o individual
de los conceptos.
La crisis que nos encerró hace más de
ocho meses y nos cambió el pizarrón por una
pantalla y el debate de pasillos entre los descansos
por videollamadas grupales, ha sido una experiencia
de diversos pliegues y tonalidades vivida tanto por docentes
y directivas como por padres de familia y estudiantes,
y que al día de hoy, todavía lejos de las aulas, ha permitido
concluir los diversos grados escolares y semestres. La tecnología
con la que contamos en el mundo actualmente fue la
mejor herramienta para enfrentar la pandemia y evitar que el
sector educativo se detuviera.
Juan Manuel Londoño cursa VI semestre de Tecnología
en Gestión de Sistemas en la Fundación Universitaria Comfamiliar
Risaralda. No la tuvo nada fácil, pero interrumpir sus
estudios nunca fue una opción. “Al inicio me pareció muy
complicado, justo días antes de la cuarentena se me había dañado
el computador, no tenía cómo hacer las prácticas que
normalmente realizaba en los equipos de la universidad. Me
tocó por lo tanto usar el del trabajo para ambas cosas. Así
transcurrió el semestre anterior y logré sacarlo adelante. Para
este semestre volví a la oficina y como sigo ahorrando para
comprar un equipo, le solicité uno en préstamo a Bienestar
La crisis que nos encerró hace más de
ocho meses y nos cambió el pizarrón por
una pantalla, ha sido una experiencia
muy diversa vivida tanto por docentes
y directivas como por padres de familia
y estudiantes. La tecnología con la que
contamos en el mundo actualmente fue
la mejor herramienta para enfrentar la
pandemia y evitar que el sector educativo
se detuviera.
Universitario y al otro día me lo facilitaron. Fue inmediata la
respuesta y ahora voy al trabajo y puedo ver las clases y realizar
las prácticas desde mi casa sin ningún problema”.
Al área de Educación de Comfamiliar Risaralda le bastó
tan solo una semana para implementar todo el sistema virtual
para atender a la población estudiantil y garantizar el óptimo
desarrollo de las clases, e incluso, hacer acompañamiento
a los casos particulares que se iban presentando. “El domingo,
un día antes de entrar a la cuarentena obligatoria, la
profesora de artes nos avisó que no podíamos ir a estudiar
esa semana porque habían reportado casos de contagio en
Dosquebradas. Nosotros pensábamos que era solo esa semana,
pero no fue así, unos días después nos dijeron que
era hasta nueva orden. ‘Esto no puede estar pasando de
verdad’, escribíamos muchos en el grupo de WhatsApp. No
entendíamos cómo de un momento a otro la vida iba a dar
un giro tan drástico. Nos dieron una semana de adaptación.
Los profesores también se estaban familiarizando con la plataforma
y el nuevo proceso que iba a comenzar. Al principio
me dio muy duro, no es lo mismo estar aquí virtual a que
el profesor esté allá y le explique a uno directamente, ese
compartir entre compañeros. Me afectó mucho y lastimosamente
tuvimos que irnos acostumbrando a esta nueva vida
que tenemos”, expresa Emmanuel Santiago Hernández, estudiante
de ciclo 6 (grado once) del Instituto Comfamiliar Risaralda.
A lo que complementa María de los Ángeles Millán,
estudiante de VIII semestre de Administración de Empresas
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