Revista Institucional de Comfamiliar Risaralda

PULSO DE CIUDAD
CUATRO DÉCADAS DEL
‘TRÍO LOS ABUELOS’
EN PEREIRA
Con ruana, guitarra y sombrero se han ganado
el cariño y reconocimiento de los transeúntes.
Toda una vida dedicados a tocar la música que
les gusta y con la que crecieron. Día a día en el
centro de Pereira se escuchan sus acordes y
tonadas.
Leonardo pasa secretamente, con algo
de malicia y astucia - como todos los
abuelos - dos mil pesos a sus compañeros.
Los de él se los echa al bolsillo de la camisa.
Agachado, cuenta con destreza las monedas y las
reparte. Ninguno le reprocha nada, los otros dos
están de acuerdo con la suma que les toca. Aunque
atentas las pupilas al pasar de las monedas. En
el fondo del frasco plateado reposa una moneda de
otro lugar. ¿Un euro, un penique o un centavo?
Están ahí tocando su música vieja desde las 9:30
a.m, solo paran al mediodía para almorzar. Ya son
las tres de la tarde, empacan sus guitarras, se van.
Leonardo Taborda, tiene 71, y viene desde
La Virginia todos los días. Él lleva nueve años en
el grupo. Misael Suárez, 70, es el último que queda
de la formación inicial conformada por él y dos
amigos suyos que ya fallecieron. El tiempo se los
llevó, por eso consiguió a Leonardo. Ambos visten
con ruana y sombrero, encogidos en las banquitas
de plástico no se despegan de las guitarras,
acarician sus cuerdas y las hacen sonar.
En el año 2012 estuvieron en las audiciones
de Colombia Tiene Talento. En el episodio -que
está disponible en YouTube- se puede ver a los
antiguos integrantes del trío junto a Misael; cachacos
y contentos en la tarima del teatro Santiago
Londoño de Pereira. ‘‘Éramos tres viejitos
nada más’’, dice.
Leonardo nació en una vereda del corregimiento
Alto Cauca en Marsella, pero desde muy
pequeño se vino del campo con su familia para
vivir en La Virginia. Como sus tíos y hermanos
mayores tocaban la guitarra y el tiple, él cogía los
instrumentos a escondidas cuando ellos no estaban
y practicaba lo que los había visto hacer.
Cuando creció siguió por su cuenta, con algunos
consejos de sus hermanos, nada más: “la música
es un don y una herencia, viene en la sangre”,
aclara.
Misael abandonó su hogar en Caldas y arribó
a Pereira con su guitarra y muchos sueños.
“El pensado de uno es llegar a ser una persona
importante, un artista. Lamentablemente no fuimos
capaces por falta de apoyo. El pobre no llega
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