REVISTA CICPC
EDICION Nº 46
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¿Era muy estricta?
Si, pero traía mucho provecho, porque
se seleccionaba bien; entonces
volví a presentar y recuerdo muy bien
que quien me hizo la entrevista policial
fue el comisario Gómez Ávila, lo recuerdo
como si fuera hoy; entonces satisfactoriamente
pasé la prueba, aprobé
la física, superé todas las pruebas y
todavía las conservo, porque te daban
una hojita en las que te iban firmando y
colocando aprobado.
Todavía la conservo como un grato
recuerdo, así como mi uniforme de Iupolc.
La ironía es que el que me terminó
de impulsar lo aplazaron y no presentó
más.
¡La misión de él era llevarte!
Si, sinceramente, yo creo que nací
para esto y si existe la otra vida vuelvo
a ser del Cicpc, porque todos coincidimos
en lo mismo: cualquier funcionario,
cualquier comisario de mi generación
que tú le preguntes, te dirá que el
Cicpc nos lo ha dado todo.
La institución me ha dado todo mi trabajo,
la familia, mis estudios, absolutamente
todo, porque veníamos de una
situación de muy bajos recursos y se
sabe que en los barrios la ignorancia
es galopante, entonces hemos derrotado
esa barrera y estamos aquí tratando
de dar lo mejor de nosotros.
¿Cuáles fueron tus cargos
anteriores en jerarquía?
El primero fue el de inspector jefe.
Trabajé en Delincuencia Organizada,
cuando estaba de jefe el comisario Manolo
Benavente que hoy en día es jefe
del estado La Guaira.
Me desempeñe aquí como jefe de
brigada, porque ya era inspector jefe
y a los pocos meses me nombraron
jefe de investigaciones. Eso ocurrió el
28 de diciembre de 2011. Allí estuve
un año como jefe de la División Contra
Delitos Financieros y seguidamente
me enviaron como jefe de la subdelegación
Porlamar, en condición de jefe
de investigaciones que para mí fue una
experiencia laboral y una fortaleza.
Aquel que trabaja en el interior del
país se fortalece, porque las funciones
son una gran experiencia y un gran
aprendizaje. El inicio y la mitad de mi
carrera las llevé en las comisarías y en
la División Contra Homicidios.
OFRÉCENOS UN RECUENTO
DE LAS COMISARÍAS QUE
PASASTE
Comencé en la de Caricuao, luego
transité por las de El Valle, La Vega y
volví a Caricuao, El Paraíso y luego regresé
a la División Contra Homicidios;
luego otra vez a El Paraíso.
A pesar del duro trajinar en sus funciones
culminó la licenciatura y ya estaba
estudiando Derecho y cuando me
hago inspector, al poco tiempo, me voy
a la Dirección de Investigaciones de
Delitos en la Función Pública, que hoy
en día es una División.
Allí me mantuve en casi toda mi jerarquía
de inspector y buscaba ascender
a inspector jefe. Lo quería, porque estaba
acostumbrado al dinamismo, así
me ofrecen la División Contra la Delincuencia
Organizada y llegué allí como
jefe de brigada y, obviamente, en las
comisarías trabajaba de todo: drogas,
robos, homicidios, desapariciones,
todo lo que te hace un funcionario integral.
De allí y siendo inspector jefe me nominan
para el cargo de jefe de investigaciones
y de allí para Porlamar que
es una subdelegación que trabaja todo.
Al ascender a comisario, el ciudadano
director comisario Douglas Rico, siendo
subdirector, me coloca como supervisor,
porque el cargo quedó vacante.
Subí, posteriormente, y me llaman otra
vez a Caracas a ejercer el cargo de supervisor
de Delincuencia Organizada.
Cuando hacen el cambio de la estructura
que pasa a llamarse División
de Fraude y Estafa por decisiones de
la directiva, quedé como jefe de esta
oficina.
¿Me explicas mejor eso?
La Dirección Contra la Delincuencia
Organizada es nueva y pasó a llamar-
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