REVISTA CICPC
EDICION Nº 46
EDICION Nº 46
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jefe de investigaciones. Me desempeñé
como jefe de la subdelegación Porlamar.
En ese estado estaba la UNES
y contribuí un poco a la formación de
los funcionarios nuestros y de las policías
estadales y municipales que estudiaban
un TSU de investigación penal;
les suministre orientación pedagógica
en materia de drogas y procesal penal.
¿Dar clases está dentro de ti?
Es maravilloso, me encanta. Lo que
pasa es que lleva tiempo preparar las
cosas no se impulsan como debe ser.
¿Qué te motivó a ingresar al
Cicpc?
Yo nací y me crié en el barrio Mamera
tres, parroquia Antímano. Éramos de
pocos recursos económicos. Mi mamá
y mi papá nos mantuvieron con su
trabajo. Mi padre falleció hace pocos
meses y nos dio un gran ejemplo de
trabajo y honestidad.
Es el hombre más honesto que conocí
hasta el sol de hoy.
negado blanco, eso me llamó mucho la
atención.
Comencé a documentarme a entender
un poco qué era lo que hacía la petejota,
en aquel momento de inocencia
y también de ignorancia, entre muchas
cosas. Me documenté bastante y entendí
un poquito lo que era la investigación.
Allí es donde empiezo yo a pensar
en ingresar a Iupolc.
Por casualidad de la vida, un amigo
vecino del barrio, me dice vámonos
para la policía científica y yo le digo
qué es la policía científica y me dice la
clases. No me gusta dar clases e improvisar.
Me gusta preparar mis clases
y hacer unas buenas evaluaciones
desde un punto de vista moderno y no
evaluaciones escritas, me gusta modernizar
y ser dinámico.
Eso me llevó mucho tiempo, por eso
tuve que parar la docencia, porque
aparte de ser jefe de investigaciones y
de dar las clases de día, ni siquiera de
noche podía, pero faltar una mañana,
cuando eres jefe de investigaciones,
es fuerte, porque trabajas todo. Entonces
si no estás allí presente a veces las
No teníamos riquezas pero sí honestidad
y respeto. Eso fue lo que nos
enseñó mi papá. Él siempre me decía:
hijo a usted nadie le va a venir a tocar
la puerta a preguntar por mí, porque yo
no ando metido en cosas malas. Yo los
cuido a ustedes y así ustedes tienen
que darles ese ejemplo a sus hijos el
que nadie vaya a tocarles las puertas
por algún hecho reñido.
En esa época al barrio llegaba mucho
la petejota, como conocíamos antes al
Cicpc y yo veía a esos hombres con
aquella prestancia en aquel Jeep Repetejota
y le digo vamos a darle.
Ironías de la vida yo presenté y en
las primeras evaluaciones que eran
nueve eliminatorias, las aprobé, pero
en la entrevista policial un comisario
me aplazó porque me enrede en una
pregunta, pero era mi empeño y volví
a presentar y pase satisfactoriamente
todas mis pruebas y quede en la institución.
Empecé de cero otra vez, esperé
como cuatro meses porque eran dos
selecciones anuales y presentaban
más de seiscientos y quedamos veinte.
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