6) Manual de Psiquiatria (Betta, Juan) recortado
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de la impresión de los estímulos en la conciencia constituyendo modificaciones persistentes de la
psique, de carácter más o menos indeleble según la intensidad de las vivencias que los determinan.
Los engramas o huellas mnemónicas pueden ser intensamente reavivadas en el transcurso de la
vida, ya sea por sucesivas evocaciones ya por la reproducción de vivencias iguales o semejantes.
Algunos autores llaman memoria orgánica a los engramas formados por la estimulación
sensorial, reservando la denominación de memoria psíquica para la que corresponde a nuestros
pensamientos y a las elaboraciones de la imaginación.
La actividad mnemónica se manifiesta bajo dos formas diferentes:
1º) Memoria voluntaria y consciente. — Por ella la atención introvertida se concentra en la
búsqueda minuciosa de las vivencias que se desean evocar, porque son necesarias para la
elaboración de nuestro pensamiento o porque determinadas circunstancias de nuestra vida psíquica
así lo requieren. Es la forma más importante.
2º) Memoria automática e inconsciente. — En actividad durante nuestras elaboraciones
mentales merced al mecanismo asociativo. El automatismo de los centros mnemónicos perceptivos,
por ejemplo, se manifiesta cuando se efectúa el reconocimiento del material recién captado que
debe ser percibido y comprendido. Todos hemos sido sorprendidos alguna vez por la aparición
inesperada de un recuerdo, por la evocación involuntaria de un hecho que nada permitía presumir,
alejado en ese instante de nuestra memoria pues la psique estaba ocupada por otras elaboraciones.
Es, posiblemente, una elaboración subconsciente que en determinado momento se hace consciente
respondiendo a un frustrado esfuerzo evocativo anterior. En efecto, cuando, a pesar de una
profunda concentración, existe alguna inhibición que impide evocar un acontecimiento y no
podemos vencer la dificultad, abandonamos la búsqueda y la psique se sume en otros problemas,
pero la energía desarrollada despierta la actividad subconsciente la cual, en un momento
inesperado nos aporta la solución ansiada.
La memoria sólo retiene y aporta aquello que ha sido percibido y vivido atentamente; luego, para
que los engramas mnemónicos sean indelebles se requiere como condición previa, un estado de
perfecta lucidez de con ciencia y el máximo de concentración atentiva. Sin una buena atención la
captación es imperfecta, imprecisa; los engramas no arraigan y se borran fácilmente. Por eso la
memoria sólo retiene los hechos que son importantes para el individuo; de los múltiples
acontecimientos trascendentes e intrascendentes de una existencia sólo quedan grabados los
detalles que han interesado o impresionado vivamente. Tal es la importancia y la influencia de lo
afectivo en lo mnemónico, como lo es, por otra parte, para toda la vida psíquica.
Definición
"La memoria es la actividad psíquica que permite fijar y conservar en la conciencia las vivencias
que la han impresionado y que posteriormente pueden ser revividos por la evocación, a la vez que
son reconocidos por aquélla como elementos o acontecimientos que ha registrado en un tiempo
más menos lejano."
Fases que constituyen el proceso de la memoria
El proceso de la memoria, sumamente complejo, comprende cuatro etapas o fases
fundamentales. Primero debe hacerse la aprehensión y fijación del objetivo. En segundo lugar se
realiza la conservación del material adquirido, que pasa a integrar la suma del conocimiento
individual. En una tercera fase los elementos conservados pueden ser revividos por medio de la
evocación, cuando las circunstancias surgidas del desenvolvimiento psíquico así lo requieran. Como
fase final y para que el proceso mnemónico sea realmente útil, es necesario comprobar que el
recuerdo que aflora del fondo de la memoria es exacto y que pertenece a una vivencia registrada
por la conciencia. Es pues la etapa del reconocimiento y, al mismo tiempo, de la localización
cronológica que ubica el hecho exactamente en el tiempo de adquisición.
Presentadas esquemáticamente, éstas son las cuatro etapas del proceso mnemónico,
denominadas:
1º) Memoria de fijación.
2º) Memoria de conservación
3º) Memoria de evocación.
4º) Memoria de reconocimiento y de localización.
1º) Memoria de fijación:
Es la fase de la captación de los materiales, de su elaboración perceptiva y de su fijación en los
centros nerviosos mnemónicos correspondientes.
Se entiende por capacidad de fijación el número de imágenes o ideas posible de ser captadas y
fijadas en un solo acto de atención. Esta capacidad varía de una persona a otra, es condicionada por
interés y la correspondiente concentración de la atención, dependiendo también de la intensidad y
de la frecuencia del estímulo que impresiona a la conciencia. En lo que respecta a la edad del
individuo, la capacidad de fijación tiene su mayor rendimiento en los primeros años, alcanzando el
máximo en la pubertad, época de la vida en que el hombre acopia la mayoría de los elementos que
han de constituir el manantial de su conocimiento. A partir de la pubertad la capacidad de fijación
ya no aumenta, por el contrario comienza a disminuir; imperceptible al comienzo, esta declinación
se hace bien evidente en etapas más avanzadas de la vida; pero, mientras disminuye la capacidad
de fijación la evocación se mantiene perfecta hasta una edad muy avanzada. La disminución de la
fijación debe considerarse con algunas reservas pues, si bien es real, sólo lo es en el orden general,
manteniéndose una buena fijación unilateral por el ejercicio constante o la práctica de una actividad
o disciplina determinada a la que el individuo dedica toda su atención y su interés.
Además con el transcurso de los años el hombre pierde el interés por las cosas ambientales que
lo rodean, dedicando preferente atención a sus propias elaboraciones y reflexiones lo que dificulta
la fijación de los estímulos externos; esta dificultad se acentúa en la senectud cuando se producen
modificaciones de orden fisiológico en el tejido nervioso de los centros mnemónicos perceptivos.
2º) Memoria de conservación: