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6) Manual de Psiquiatria (Betta, Juan) recortado

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Esta forma de fuga de ideas, que es la de más frecuente observación, se denomina fuga de ideas

hablada. Existe otra forma que no se exterioriza pues su manifestación es puramente subjetiva; el

enfermo tiene conciencia del pasaje rápido e ininterrumpido de las ideas pero como se da cuenta

no las expresa: es la forma conocida como: fuga de ideas pensada.

2º) Retardo del pensamiento: El retardo del curso del pensamiento se observa en todos los casos

de bradipsiquia, es decir, cuando se produce la lentitud del ritmo psíquico en que, todo el proceso

mental se encuentra dificultado, especialmente la asociación de las ideas que es muy pausada. El

trastorno se aprecia objetivamente a través del interrogatorio del enfermo quien, por otra parte, lo

percibe subjetivamente al experimentar una seria dificultad para pensar.

El mecanismo psicopatológico del retardo del pensamiento varía según los casos.

a) En los enfermos deprimidos, tristes, melancólicos, cuya psique está embargada por un

problema afectivo displacentero de gran potencial, que determina el predominio intenso y

persistente de una sola idea, se inhibe en mayor o menor grado la actividad del pensamiento pues

la sobrecarga afectiva de esa idea principal o directriz rechaza e imposibilita las asociaciones con

otras constelaciones ideativas. El mayor o menor grado de inhibición del pensamiento dependerá

de la intensidad de la carga afectiva. En los grados medianos el enfermo procura realizar esfuerzos

para vencer la resistencia de la idea directriz que, concentrando la actividad psíquica sobre sí misma,

repele la afluencia normal de otro tipo de representaciones. En los grados más intensos, las

inhibiciones son cada vez mayores hasta llegar a la imposibilidad de vencer esa resistencia, como

sucede en la melancolía estuporosa en la que la inhibición del pensamiento es completa.

b) En los confusos mentales existe una alteración orgánica que disminuye cuantitativamente la

actividad psíquica. El grado de entorpecimiento del curso del pensamiento es variable. Hay gran

fatigabilidad psíquica, y como consecuencia la idea directriz carece del vigor necesario para mantener

el curso del pensamiento. En efecto éste se inhibe porque al enfermo le es imposible hallar

las constelaciones asociativas; esta inhibición es tanto mayor cuanto mayor es el grado de la

obnubilación, que llega a ser completa en los casos de confusión mental estuporosa.

c) En los dementes también se observa retardo del curso del pensamiento, tanto más notable

cuanto más avanzado esté el proceso demencial.

En estos enfermos la debilitación y la fatigabilidad de la psique dificultan las asociaciones,

trastorno agravado por las fallas de evocación que determinan la pérdida del capital ideativo. Así se

retarda el ritmo y el curso del pensamiento en los dementes. El grado de inhibición está en directa

dependencia de la intensidad de la demencia.

d) En los oligofrénicos el pensamiento es de curso retardado. La causa debe buscarse en la

insuficiencia de desarrollo psíquico, que provoca dificultad asociativa por carencia de material

ideativo.

3º) Prolijidad o minuciosidad del pensamiento: La prolijidad es un trastorno del curso del

pensamiento consistente en una incapacidad para extraer, de los contenidos mentales

correspondientes a un tema, el material indispensable y esencial para llegar a la conclusión y al fin

deseado.

Las personas afectadas, sin perder la idea directriz y manteniendo el hilo de su pensamiento,

desarrollan extraordinariamente ciertos contenidos mentales que, si bien se relacionan con el tema,

están muy lejos de facilitar la solución del mismo. Por eso el proceso mental se diluye en una

infinidad de detalles carentes de importancia que les impiden concretar el objetivo final de su

pensamiento. Vale decir que, el sujeto que padece prolijidad del pensamiento encuentra mucha

dificultad para establecer los límites precisos entre lo fundamental y esencial y lo superfluo.

Esta perturbación es propia de los débiles mentales, de los epilépticos y de los dementes.

a) La minuciosidad del pensamiento en los débiles mentales se debe a su precaria capacidad de

abstracción y de síntesis, lo que los coloca en la incapacidad de apartar los contenidos ideativos

accesorios y sintetizar el pensamiento concretándose a lo esencial del tema.

b) En los epilépticos esta anomalía adopta rasgos característicos. Son minuciosos e insistentes

en sus relatos, cuidadosos y escrupulosos en la referencia de detalles y continúan con su exposición

meticulosa después que se les interrumpe. La causa de esta minuciosidad reside en la dificultad que

tienen para establecer las conexiones de la cadena asociativa y para hallar el vocablo adecuado y

preciso para la expresión de su pensamiento, lo que los obliga a recurrir a un sinnúmero de términos

y rodeos verbales para lograrlo. Así es como adoptan formas invariables de expresión del

pensamiento que utilizan en toda oportunidad; si se agrega a esto la tendencia particular de estos

enfermos a ser ceremoniosos y melosos empleando insistentemente determinados vocablos, se

tiene una idea clara de la prolijidad del pensamiento epiléptico.

c) En los dementes la debilitación global de la psique los lleva a las fallas graves en la evocación

mnemónica y al empobrecimiento paulatino del capital ideativo. Al disminuir en ellos la capacidad

de crítica se concreta su pensamiento por pérdida del capital abstracto, debiendo recurrir a

constelaciones accesorias que disminuyen la aptitud para la síntesis.

4º) Perseverarían del pensamiento: La perseveración consiste esencialmente en la repetición más

o menos periódica y automática de ideas o palabras que se intercalan en el curso del pensamiento.

Algo así como relleno, a menudo intempestivo y fuera de lugar, de un persamiento perturbado por

diversas causas.

Esta manifestación puede observarse en personas normales que ostentan una tendencia

particular a perseverar y en ciertos enfermos mentales, propiciada por factores diversos y en

variadas circunstancias.

a) En las personas normales en todos los casos de fatiga psíquica, por agotamiento o por sueño,

que provocan una ligera obnubilación de la conciencia, lo que hace difícil hallar las constelaciones

asociativas que han de encargarse de la prosecución del curso del pensamiento. En los estados

tóxicos producidos por el alcohol, alcaloides e hipnóticos, la perseveración se debe a la falta de

representaciones e ideas en la conciencia oscurecida por la fatiga o el tóxico. Algunas personas

normales y hasta de cierto grado de cultura intercalan repetidamente en su plática, a manera de

estribillo, una misma representación verbal, con lo que su discurrir resulta desagradable y vulgar. Es

probablemente un hábito creado a fin de tomarse el tiempo necesario para hallar las asociaciones

ideativas.

b) La perseveración es frecuente en los débiles mentales, en los que constituye un índice de su

pobreza ideativa. Como la agilidad mental es escasa, muy precario el cúmulo de los conocimientos

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