6) Manual de Psiquiatria (Betta, Juan) recortado
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tiempo". Recurramos al ejemplo matemático: A = B; B — C; luego A = C. Esto es exacto y está de
acuerdo con el principio de la no contradicción. Si por el contrario llegáramos a la conclusión de que
A es diferente de C, sería necesario admitir simultáneamente que A no es igual a B, ya que a jB lo
admitimos igual a C. En este caso habría contradicción del pensamiento j sabemos que el
pensamiento lógico, formal, no debe contradecirse.
2º) Principio del determinismo o principio de legalidad: que propicia el razonamiento por
inducción. Se lo puede enunciar diciendo: "toda modificación experimentada se halla sujeta a
condiciones bien determinadas", o sea que "toda modificación se halla regida por una o más leyes".
Por medio de esta forma lógica de razonar el razonamiento humano fue descubriendo y enunciando
todas las leyes de la naturaleza. La mayor parte de estas leyes son causales, es decir que relacionan
a todo fenómeno con determinadas condiciones generadoras. Luego la inducción se funda en el
principio de la causalidad, según el cual "todo fenómeno obedece a una causa"; de donde "las
mismas causas producen los mismos efectos"; o bien "no hay causa sin efecto". No siempre la
inducción se concreta en una ley causal, en algunos casos se funda en un principio de orden más
general que es el "principio de la legalidad", según el cual "la regularidad con que se producen
ciertos fenómenos obliga a formular una ley".
3º) Principio de finalidad que sustenta el razonamiento por analogías. Este principio sostiene que
la "convergencia y la reunión de determinadas condiciones favorecen la consecución de un fin, ya
sea consciente o inconscientemente perseguido". Recurrimos a otro ejemplo tomado de la
Psicología de Roustan: "El planeta Marte tiene semejanza con la Tierra por su temperatura y por la
atmósfera que lo rodea, de donde se concluye que Marte debe estar habitado". Quiere decir que
en Marte se reúnen ciertas condiciones que, a semejanza de las que existen en la Tierra, se
agruparían con el fin determinado de permitir la existencia de habitantes. Ahora bien; esas
condiciones no son suficientes para hacer aparecer la vida sino simplemente necesarias para que
pueda haberla, y ante la existencia de las condiciones necesarias suponemos la existencia de las
condiciones suficientes, aun sin percibirlas.
Todos estos razonamientos elaboran el pensamiento lógico en el que observamos un verdadero
sistema de operaciones mentales regidas por conductas especiales que nacen del medio social y de
la cooperación con los semejantes. Efectivamente, el pensamiento lógico es el resultado de las
operaciones que realiza el razonamiento analítico, el cual se afirma en los principios fundamentales
que hemos enunciado: 1°) principio de la no contradicción; 2°) principio del determinismo; 3°)
principio de finalidad.
Los dos primeros son esenciales para el pensamiento lógico; no así el tercero. Una mente
desprovista del principio de no contradicción y del determinismo se hallaría imposibilitada de
coordinar un pensamiento lógico y aparecería completamente dislocada. En el caso de carecer del
principio del determinismo habría absoluta incomprensión del mundo circundante, al que el sujeto
no podría adaptarse y chocaría con el medio ambiental. En cambio, la carencia del principio de
finalidad no impide la elaboración del pensamiento lógico que puede alcanzar, aun sin él, altas
cimas.
PSICOPATOLOGÍA DEL PENSAMIENTO
El pensamiento puede perturbarse tanto en su curso como en su contenido.
ALTERACIONES DEL CURSO DEL PENSAMIENTO:
1º) Aceleración del pensamiento: La aceleración es la consecuencia inmediata de la aceleración
del ritmo asociativo en todos los casos en que se produce taquipsiquia. Este trastorno es propio de
los enfermos que padecen excitación psíquica, muy especialmente de excitación maníaca.
La aceleración del pensamiento se evidencia objetivamente a través de la verborragia, que
traduce la celeridad, muy superior a la normal, con que fluyen las ideas a la conciencia. La
perturbación es apreciable subjetivamente por la necesidad que experimenta el individuo de
expresar en forma verbal todas las ideas que acuden con gran precipitación a su mente.
Cuando la aceleración alcanza grados extremos determina la aparición de un fenómeno conocido
bajo el nombre de fuga de las ideas. El sujeto que padece este trastorno va pasando de un tema a
otro rápidamente y sin detenerse, durante el curso del pensamiento. Como consecuencia éste
pierde su ilación lógica de conjunto sin perder la ilación entre los eslabones de la cadena asociativa,
lo que descarta la incoherencia que, por otra parte, es un trastorno del contenido y no del curso del
pensamiento. La gran aceleración del ritmo sorprende y provoca alguna confusión en quien escucha
al enfermo, al punto de suponer cierta incoherencia, pero si observa atentamente al paciente notará
que su conversación que se ha iniciado con un tema determinado, dada la rapidez con que se
encadenan las asociaciones, ha cambiado totalmente el asunto inicial y los otros que,
vertiginosamente, le suceden en el curso del pensamiento, sin perder la ilación de cada tema pero
sí la del conjunto.
La fuga de las ideas es un trastorno complejo que resulta de la conjunción de diversos factores;
en primer término, la gran exaltación afectiva y la excitación son factores determinantes de la
aceleración del ritmo psíquico. La taquipsiquia perturba la atención que se torna muy inestable, con
predominio de la forma espontánea y atraída simultáneamente por múltiples estímulos. En
consecuencia, es mayor que lo normal el número de representaciones que acuden a la conciencia
en la unidad de tiempo las que, procedentes del exterior, excitan y aceleran el mecanismo asociativo
por evocación mnemónica. En efecto, la taquipsiquia facilita la evocación puesto que hay una real
hipermnesia por la disminución del umbral de evocación.
La exaltación mnemónica favorece grandemente las asociaciones por asonancia, en las que no
intervienen los contenidos o significaciones de los vocablos sino las semejanzas entre los sonidos.
Estas alteraciones provocadas por la excitación psíquica producen la afluencia de ideas a la
conciencia en forma de un torbellino incontenible. Por lo tanto, el enfermo que padece de fuga de
ideas cambia o desvía constantemente el tema de su conversación porque la gran inestabilidad que
ocasiona la excitación se hace extensiva a la idea directriz, que se torna incapaz de regir el curso del
pensamiento.
Este trastorno difiere de la disgregación porque en esta última anormalidad la idea directriz
pierde su jerarquía y el pensamiento no se concluye. En la fuga de las ideas, en cambio, se efectúan
asociaciones de constelaciones ideativas que no corresponden al tema y que lo desvían pero que no
lo anulan, y después de muchas desviaciones el enfermo retoma el tema inicial de su discurso.