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6) Manual de Psiquiatria (Betta, Juan) recortado

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El grado de insuficiencia es muy variable y en directa dependencia de la época del desarrollo

físico en que se ha detenido la evolución psíquica. En los idiotas la insuficiencia es completa; el juicio

reducido a cero los hace ineducables, ya que la falta total de comprensión los imposibilita para efectuar

adquisiciones. El juicio es profundamente insuficiente en los imbéciles; su precaria

manifestación los hace susceptibles de una educación muy rudimentaria.

El grupo más numeroso de los frenasténicos es el de los débiles mentales en los que la

insuficiencia del juicio es muy variable; marcada en los débiles mentales profundos, es menos

acentuada en los leves, haciéndose casi imperceptible en los fronterizos. En general la insuficiencia

se pone de manifiesto por la dificultad para realizar síntesis mentales y la escasa comprensión para

los conocimientos abstractos. Estas diferencias son tanto más notorias cuanto mayor sea la

debilidad mental; así en las formas profundas sólo se observa capacidad de comprensión para las

cosas concretas y evidente capacidad para hacer abstracciones; en los débiles mentales leves la

capacidad de abstraer se acentúa, manifestándose netamente en los fronterizos.

2º) Juicio debilitado:

Es una alteración de orden cuantitativo por la que el juicio pierde paulatinamente la capacidad

de que estaba dotado. Esta debilitación está determinada por causas diversas que producen

alteraciones orgánicas del cerebro, las que dan lugar al déficit; hallamos el juicio debilitado en el

síndrome demencial o de debilitación psíquica.

El primer juicio que llama la atención y acusa la debilitación del juicio es la disminuición de la

capacidad de comprensión. Al mismo tiempo sobreviene una pérdida paulatina de la capacidad de

abstracción y de síntesis. Esta alteración no es más que la consecuencia de la debilitación que afecta

a la totalidad de la psique. Es probable que la perturbación del juicio se deba a la conjunción de

varios factores, pero indudablemente la causa más importante es la disminución de la capacidad de

concentración de la psique, consecuencia de la fácil fatigabilidad de la atención. Esta disminución

de la atención resiente la capacidad de fijación de la memoria, lo que dificulta aún más la

aprehensión de las nociones abstractas. La atención, muy superficial, va dirigida a los hechos

concretos y de fácil comprensión. Como en el andar del tiempo también falla la memoria de

evocación se dificulta la actualización de los conocimientos antes adquiridos, con lo que la función

del juicio se reduce a los estímulos del momento, superficiales, fáciles y pueriles.

3º) Juicio suspendido:

Se trata del juicio que por obra de la obnubilación de la conciencia, muestra distintos grados de

impedimento que lo disminuyen cuantitativamente. Se observan así juicios dificultados,

obstaculizados más o menos intensamente, hasta alcanzar la "suspensión total" de la actividad. Éste

es el trastorno del juicio que hallamos en la confusión mental.

4º) Juicio desviado:

Es una alteración cualitativa del juicio el cual, la mayor parte de las veces, sólo se halla afectado

en forma parcial.

La desviación es debida a la interferencia de una carga afectiva siempre de gran intensidad; es el

mismo mecanismo que produce la catatimia con la diferencia que, en ésta, el juicio que mantiene

su control reconoce el error y la causa del mismo. En el juicio desviado la carga afectiva incide más

profundamente inhibiéndolo para una exacta y lógica valoración lo cual le impide el reconocimiento

del error; como consecuencia el sujeto cae en la alienación, es decir, permanece ajeno a la realidad.

La desviación del juicio es propia de los delirantes, los melancólicos y maníacos.

a) En los delirantes es muy marcada debido a la existencia de un problema ideo-afectivo de gran

intensidad, que condiciona el humor originando concepciones erróneas e irreductibles, las cuales

terminan a su vez por condicionar la conducta del enfermo. La desviación del juicio en los delirantes,

es sólo parcial y limitada a todo lo que concierne al problema mencionado. Fuera de éste el juicio

es correcto y sin desmedro alguno, al extremo que la perturbación puede pasar desapercibida

siempre que no se aborde el tema del delirio.

b) En los melancólicos también se produce una intensa exaltación afectiva desplacentera a la que

el individuo no puede sustraerse; la completa depresión llega hasta la anulación de las fuerzas

instintivas que gobiernan y preservan la conservación del individuo; el juicio perturbado se desvía

de su lógica formal originando concepciones erróneas e irreductibles como las de impotencia, de

ruina, de autoculpabilidad y de suicidio. Sin embargo esta desviación del juicio no implica una falla

global del mismo, ya que el enfermo es capaz de valorar acertadamente acontecimientos o

circunstancias ajenos a su vida y a su intensa preocupación. Prueba de ello es cuando se recupera

de este estado el juicio se muestra capaz y sin mermas.

e) En los maníacos el juicio es desviado por la gran exaltación afectiva. La excitación acelera en

ellos extraordinariamente el ritmo de las elaboraciones psíquicas al extremo que caen en la fuga de

las ideas. Como consecuencia el juicio es constantemente atraído por las corrientes afectivas del

momento, por obra de los estímulos cambiantes que en rápida sucesión impresionan la conciencia

del enfermo. Los juicios superficiales, fáciles y frecuentemente erróneos evidencian la desviación.

Vale decir que, en el caso particular de los maníacos, el juicio es afectado de una manera global y

no en forma unilateral como en los delirantes y en los melancólicos debido a que, en aquéllos, no

existe ningún problema ideo-afectivo dominante como en estos últimos.

RACIOCINIO

Prosiguiendo con el estudio de la elaboración del pensamiento llegamos, en progresión

ascendente, al razonamiento que es el más alto exponente de la actividad psíquica. El razonamiento

efectúa el encadenamiento de los juicios, que guardan entre sí una directa dependencia, en procura

del objetivo final que es la comprobación y demostración de una verdad. En efecto, la afirmación de

la verdad que cada juicio encierra es demostrada y confirmada mediante la actividad del raciocinio

que, al establecer la relación y la interdependencia de tales juicios, realiza comparaciones que permiten

hallar similitudes entre las mismas, facilitando en esa forma la sustracción de algunos méritos.

Uno de los ejemplos más sencillos que facilitan la comprensión del mecanismo del razonamiento es

el que nos proporcionan las igualdades matemáticas: A = B; B = C; C = Z); si esto es verdad podemos

hacer abstracción de B y C afirmando que A — D. El razonamiento matemático nos permite

demostrar que, si la igualdad existe entre todos los términos, la comparación entre ellos conduce a

la conclusión de que dicha igualdad existe también entre los extremos A y D.

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