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6) Manual de Psiquiatria (Betta, Juan) recortado

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pasiva. Los interrogantes sólo trasuntan la inseguridad y la indecisión que embargan a la

personalidad.

La obsesión especulativa de orden teológico o moral determina, con frecuencia, el tipo llamado

de obsesión antagónica; sentimientos en pugna con los principios morales o religiosos sustentados

por el enfermo dan margen a numerosos interrogantes, que evidencian escrúpulos y temores ante

el riesgo que supone cualquier claudicación en el sentido ético o religioso.

3º) Ideas sobrevaloradas

La denominación de idea sobrevalorada pertenece a Wernicke; se trata de una entidad bien

definida en el campo de la patología de las ideas.

La idea sobrevalorada tiene su origen en creencias y concepciones filosóficas, religiosas, políticas,

sociales, éticas o científicas y, en general, en todas las actividades del espíritu que dan lugar a los

sentimientos impersonales. Estos sentimientos son normales y propios de cualquier persona, pero

cuando se exacerban, por alguna circunstancia que determine una sobrecarga afectiva, se produce

la interferencia del juicio que ocasiona, entonces, la idea sobrevalorada. Este proceso se observa

cuando el individuo cae en estados afectivos particularmente intensos y sostenidos, que a veces

llegan a ser permanentes. Además, el sujeto ordena y canaliza su actividad y su vida en el sentido

de los sentimientos que lo embargan. Se trata, como vemos, de verdaderos estados pasionales.

La idea sobrevalorada es francamente patológica, aun cuando se origina en una creencia o en un

conocimiento que puede ser patrimonio normal de numerosas personas. Puede pasar inadvertida

en determinados lugares y circunstancias: es el caso de la idea sobrevalorada religiosa que puede

ser considerada normal en un ambiente estrictamente religioso, resaltando a todas luces como

patológica en un ambiente corriente y más aún en uno libertino.

La idea sobrevalorada se halla colocada en los lindes de la idea delirante y puede, por otra parte,

transformarse en tal.

Podemos definirla como "la idea creada por un juicio parcialmente interferido por los estados

afectivos pasionales, surgidos de las creencias y de los conceptos científico, religioso, político,

social", etc.

"La idea fija persiste en la conciencia sin perturbar el pensamiento ya que no participa de sus

elaboraciones y, por lo tanto, no condiciona la conducta".

Esta idea aflora a la mente bajo la forma de la representación persistente de un hecho que

provocó intensa repercusión afectiva, que es lo que le transmite el carácter de persistencia. En los

primeros momentos acarrea serias perturbaciones a la psique, pero, a medida que el tiempo pone

distancias, disminuye la intensidad de la reacción emocional, entra en acción el juicio sereno que

hace la exacta valoración de los hechos y el individuo alcanza a comprender la causa de la

persistencia de la idea. Esta comprensión permite que la psique se aquiete; la idea fija queda

convertida en una verdadera idea parásita que vive a sus expensas y a la cual sobrelleva sin

perturbarse. Se encuentra como enquistada en la conciencia en la que se repite persistentemente;

no es más que la representación mnemónica automática, recuerda en mucho al fenómeno de la

alucinosis, que es la alucinación con la crítica sana.

1º) Entre idea delirante e idea obsesiva:

Diagnósticos diferenciales entre las ideas patológicas

a) La idea delirante se origina en los choques y reacciones del individuo frente al medio; la idea

obsesiva se origina en el núcleo instinthro-afectivo.

b) El error que encierra la idea delirante no es reconocido por el individuo; el error de la idea

obsesiva es criticado y reconocido.

c) La primera es aceptada como una verdad y el sujeto se desvive por imponerla; la segunda se

acepta como errónea y el enfermo lucha por apartarla.

d) La idea delirante es producto de un juicio desviado; el control del juicio se mantiene pese a la

idea obsesiva.

e) La idea delirante es sostenida por una voluntad vigorosa; contrariamente la voluntad es

incapaz de rechazar a la idea obsesiva.

f) La primera se observa en los delirios; la segunda en las neurosis obsesivas y en las neurosis de

angustia.

4º) Ideas fijas

Hasta el momento actual no se han unificado los criterios con respecto a la idea fija. Algunos

autores la asimilan a la idea delirante, otros, en cambio, la consideran idea sobrevalorada.

Nosotros pensamos que debe considerarse definitivamente aparte de cualquier otra idea

patológica porque constituye una entidad de menor gravedad que las restantes, de las que se

distingue netamente.

2º) Entre idea delirante e idea sobrevalorada:

a) La idea delirante se origina en choques ambientales: la sobrevalorada en creencias que llevan

a estados pasionales.

b) La idea delirante es irreductible y no admite réplicas; la idea sobrevalorada permite que se la

discuta y contradiga.

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