6) Manual de Psiquiatria (Betta, Juan) recortado
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Vista: Cuyo órgano receptor es el ojo. Nos proporciona las sensaciones de forma, color, tamaño,
volumen, luminosidad; es el que transmite la noción geométrica por excelencia.
Oído: Cuyo órgano receptor lo constituye el aparato auditivo que recibe estímulos por las
vibraciones de los cuerpos que son transmitidas por un medio elástico como el aire o el agua. Estas
vibraciones según su naturaleza, intensidad o frecuencia se traducen en ruidos y sonidos.
Tacto: Es un sentido complejo que recoge numerosos estímulos: de contacto, de presión, de peso
y térmicos. El órgano receptor es la piel.
Gusto: Las sensaciones que se originan por la estimulación del sentido del gusto se hallan muy
ligadas a las sensaciones táctiles y olfativas. Es un sentido muy importante por cuanto nos facilita la
elección de los alimentos según nuestras preferencias, así como el reconocimiento del estado en
que se encuentran los mismos, lo que nos permite apartar aquellos que puedan ser nocivos. Los
órganos receptores son la lengua y el paladar.
Olfato: Es un sentido imperfectamente desarrollado en el hombre por falta de excitación. Nos
informa sobre los olores de los cuerpos y la calidad del aire que respiramos y nos advierte acerca de
las substancias nocivas que pueda contener.
2º) SENTIDOS INTERNOS:
Son los que recogen la estimulación que tiene su punto de origen dentro del individuo mismo,
es decir en su mundo interior físico, de cuyas variaciones, normales o patológicas, es
permanentemente informada la conciencia. Los sentidos internos son:
Sentido cenesitésico: Es el encargado de suministrarnos cuantas sensaciones se originan a nivel
de cada uno y del conjunto de los órganos y aparatos del organismo. Son sensaciones de orden
general: el estado de fatiga, el de depresión o el de excitación, que tienen origen en el aparato
muscular.
En el aparato digestivo tienen lugar otras sensaciones de orden general que informan sobre el
apetito, el hambre, la sed, náuseas, malestar, etc. En el aparato respiratorio las sensaciones que se
relacionan con el acto de la respiración: sofocaciones, disnea, etc. En el aparato circulatorio, las
sensaciones son de palpitaciones, angustia, etc.
La conciencia recoge así un conjunto de sensaciones de origen orgánico, que los fisiólogos han
reunido bajo la denominación general de cenestesia y que etimológicamente significa: sensibilidad
general orgánica.
Sentido kinestésico: A través de las sensaciones que recibe nos informa acerca de la posición en
que se encuentra nuestro cuerpo con relación al espacio, aun a ojos cerrados, sin valemos del
sentido de la vista. Estas sensaciones no sólo impresionan al cuerpo en su totalidad, sino que se
hacen perceptibles en cada una de las partes que lo constituyen; de tal manera cuando estamos
sentados experimentamos, además de la sensación general propia de esa actitud, las sensaciones
que nos informan acerca de la posición en que se encuentran cada uno de nuestros miembros y las
otras partes del cuerpo.
Estas sensaciones son el resultado de la estimulación simultánea de distintas regiones del
cuerpo, estímulos que se originan en el estado de tensión q relajación muscular o en las diversas
posiciones de las articulaciones según el estado de tensión o relajación de las cápsulas y ligamentos
articulares.
Es muy importante el grado de desarrollo que pueda adquirir el sentido kinestésico, ya que según
la riqueza, prolijidad y nitidez de las sensaciones que pueda recoger, será la habilidad que el
individuo adquiera para el desempeño de los diversos oficios manuales. La persona dotada de una
pobre sensibilidad kinestésica es torpe en los trabajos manuales y se halla imposibilitada para el
desempeño de tareas delicadas y que requieren gran precisión.
Sentido de la orientación: El aparato receptor de los estímulos se encuentra en la parte del oído
interno formada por el caracol, los conductos semicirculares, el utrículo y el sáculo, hasta donde
llegan las terminaciones del nervio vestibular, rama sensitiva que se une al nervio auditivo. Los
estímulos que impresionan a estos órganos originan las sensaciones que permiten al individuo
percibir los cambios de posición de la cabeza y del cuerpo en general y el reconocimiento de su
ubicación en el espacio. Las perturbaciones de estos órganos producen trastornos graves, como el
miedo de caer y la pérdida del equilibrio.
De todos los aparatos sensoriales a que nos hemos referido, sólo se conocen con certeza las
localizaciones cerebrales de algunos. 1) El centro visual; localizado en la parte interna del lóbulo
occipital, en ambas márgenes de la cisura calcarina. 2) El centro auditivo; en la tercera circunvolución
del lóbulo temporal. 3) El centro olfatorio, en la cara interna del hemisferio cerebral, en la
circunvolución del hipocampo. 4) El tacto y la sensibilidad general, a lo largo de la circunvolución
ascendente o post-rolándica del lóbulo parietal. La localización del centro del gusto permanece aún
desconocida.
En esos centros corticales no se efectúa la percepción; ellos tienen la función específica y bien
limitada de recibir el estímulo sensorial, o sea, la sensación. La percepción se hace de inmediato en
zonas vecinas y próximas a estos centros receptivos, donde se escalonan una serie de centros
secundarios, llamados centros perceptivos. La ablación de esas zonas en animales de
experimentación, respetando a los centros sensoriales de recepción, comprueba la imposibilidad de
percibir y por ende de comprender los estímulos o sensaciones.
Los centros perceptivos, contiguos al centro sensorial correspondiente, son centros mnemónicos
en los que se realiza la fijación del material cognoscitivo recibido por el sensorio; la evocación y el
mecanismo asociativo facilitan el reconocimiento de los nuevos estímulos.
El niño, cuyo sentido de la vista se abre al mundo exterior, aprende a reconocer en cada cosa,
merced a las percepciones que con antelación fueron registradas por la conciencia y grabadas por
la memoria, ciertas propiedades que son esenciales e inmutables y que les confieren individualidad:
forma, tamaño, color, etc. Esta individualización es favorecida, además, por el aporte que la
memoria hace de otros conocimientos tales como los conceptos de arriba, abajo, derecha,
izquierda, movilidad e inmovilidad, que son relaciones apreciables solamente cuando el niño es ya
capaz de reconocer su propia posición en el espacio. Progresivamente estas nociones se
complementan con las informaciones suministradas por los otros aparatos sensoriales que aportan
sensaciones de sabor, de olor, de tersura o aspereza, de blandura o dureza, todas las cuales enriquecen
la percepción hasta llegar a la total y perfecta individualización de las cosas. Así es como
el niño adquiere, paulatinamente, la representación mental del mundo exterior.