6) Manual de Psiquiatria (Betta, Juan) recortado
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La hipoprosexia es leve en los comienzos del proceso demencial, pero, en todos los casos, la
concentración es trabajosa y la fatiga psíquica es de pronta aparición.
En los casos avanzados, en demencias con gran destrucción de la personalidad, el trastorno se
hace muy evidente; la atención muy debilitada, se torna completamente inestable y superficial, hay
una gran dificultad de concentración, la cual es imposible de lograr finalmente. En condiciones
extremas, cuando la demencia sume al individuo en una vida sólo vegetativa y cuya actividad
psíquica se reduce a cero, se produce una real aprosexia. En estos estados se observan únicamente
reacciones automáticas y reflejas como respuesta a los estímulos intensos, pero sin que se haga
ningún registro en la conciencia.
7º) Síndrome frenasténico:
En este síndrome, de detención del desarrollo psíquico, encontramos diferentes matices de la
capacidad atentiva según cual sea el grado de la insuficiencia mental.
En el campo de la idiocia se observa, en primer lugar, la aprosexia en las graves agenesias
mentales. En segundo término, la gran hipoprosexia de los idiotas mayores o profundos, que sólo
muestran una forma de atención sensorial muy superficial respondiendo a la estimulación procedente
desde el medio externo. En ellos, la atención es atraída como respuesta a los intereses y
necesidades materiales inmediatos de la personalidad. En los idiotas menores esa misma atención
sensorial se insinúa en mayor escala. Es atraída más fácilmente, pero tiene muy escasa fijeza; el
mundo físico se desliza ante ellos sin detenerse en ningún momento, aunque se observa un mayor
interés por las cosas y las personas encargadas de satisfacer sus necesidades primarias.
La atención es más notoria en los imbéciles, que muestran un esbozo de vida psíquica
rudimentaria. Si bien es siempre muy superficial y predominando la forma espontánea y sensorial,
ya es posible advertir en ellos la aparición de la atención voluntaria que, aunque insuficiente, denota
una mayor complejidad en la estructuración psíquica.
En los débiles mentales aumenta paulatinamente la capacidad atentiva a medida que se acercan
al límite que separa la normalidad de la insuficiencia psíquica. Es muy inestable, superficial y
fatigable la atención de los débiles mentales profundos, en los que predomina la forma espontánea
y sensorial; y se observa que va aumentando la capacidad de concentración voluntaria, a medida
que se aproximan a la capacidad intelectual de los fronterizos. Estos últimos son capaces de
atenciones sostenidas, que les permiten una buena fijación mnemónica y la adquisición de
conocimientos de regular jerarquía.
EXPLORACIÓN DE LA ATENCIÓN
El mejor procedimiento para la exploración de la atención es el que se realiza mediante el
examen directo del enfermo, durante el transcurso del interrogatorio. Desde el mismo momento
que nos colocamos frente al enfermo nos convertimos en un estímulo para él. Nuestras preguntas
atraerán su atención, y sus respuestas nos informarán si las atendió y las comprendió;
comprobaremos, además, hasta qué punto nos será posible establecer contacto con el enfermo y
el grado de atención que nos presta. Esto se confirma también por la observación de numerosos
detalles que nos proporciona la inspección; es muy importante, por ejemplo, la expresión del rostro,
la mímica y la actitud general que acompaña al acto de atender. Además de lo que clínicamente
pueda obtenerse, puede recurrirse a diversos tests; he aquí algunos:
1º) Test de Bourdon:
Es el más antiguo de los tests sobre la concentración de la atención. Consiste en tachar
determinadas letras de un texto escrito en un idioma extranjero.
2º) Test de Toulouse:
Como el anterior, del cual es una variedad, se usa para estudiar la concentración. En una hoja de
papel se hallan representados numerosos cuadraditos provistos, cada uno, de una colilla dirigida en
tres direcciones diferentes. El examinado debe tachar todos los cuadraditos con la colilla dirigida en
el mismo sentido. Es el test que se emplea para las personas analfabetas.
Estas dos pruebas deben durar 10 minutos cada una; al cabo de cada minuto se ordena al sujeto
marcar con una señal el lugar del texto o del papel en que se halla y de inmediato se le hace
continuar con el ejercicio.
La valoración de estas pruebas se hace generalmente en forma cuantitativa; pero también se
puede interpretar cualitativamente.
VALORACIÓN CUANTITATIVA:
1º) El número de letras o de cuadraditos debe estar comprendido entre 80 y 160. 2º) El número
de fallas (omisiones más errores) no debe exceder al 10 % de los aciertos. 3º) Los errores no deben
exceder a las 2 / 5 partes de las omisiones.
Si el sujeto responde bien a las tres exigencias su distracción no se puede atribuir a causas
orgánicas o funcionales; debe interpretarse que tiene alguna preocupación pasajera, algún conflicto
por resolver. En caso de que no responda a las tres exigencias debe efectuarse la:
VALORACIÓN CUALITATIVA:
1º) El número de aciertos por debajo de 80, indica una inhibición psíquica. 2º) Cuando hay más
errores que omisiones, debe interpretarse como resultado de un déficit o insuficiencia intelectual.
3º) Si las omisiones exceden del 20 % señalan una falta muy grande de concentración.
Estas pruebas pueden servir también para entrenamiento de la concentración; para lograrlo se
repiten diariamente los ejercicios, pero sólo con la mitad de la hoja, registrando cada día el tiempo
y el número de errores y omisiones.
3º) Test de las adiciones sucesivas de Kraepelin: