6) Manual de Psiquiatria (Betta, Juan) recortado
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propia vida, de donde emanan sus ideas de impotencia, de ruina y de autoculpabilidad. En resumen,
la atención del melancólico es, introspectivamente, muy activa y persistente, fija en su propio
mundo interior se desentiende de lo externo que pasa poco menos que inadvertido.
3º) Síndrome delirante:
La atención en los enfermos delirantes presenta alternativas; a menudo es normal, pero, en
determinados momentos, puede observarse una franca hiperprosexia patológica, sobre todo en
algunos tipos de delirios.
Consideremos, en primer término, lo que ocurre en el delirio sistematizado interpretativo. El
enfermo presta especial atención a cuanto acontece en torno suyo, tratando de descubrir y fijar
hasta los hechos de más pequeña significación, a los que le suele dar un valor inusitado e interpretar
siguiendo la corriente ideoafectiva que domina su psique. En estos enfermos es frecuente también
la atención introvertida, ocupada en la búsqueda de recuerdos que, al ser actualizados, son
sometidos a una nueva interpretación, y a las que les asignan una significación que pasó inadvertida
en el momento de su fijación. Asimismo, la atención introvertida puede concentrarse
reflexivamente para la elaboración de sus concepciones, las que los conducen a prolongados actos
de meditación. Esto es particularmente frecuente en los comienzos de la enfermedad cuando el
delirio no se ha manifestado aún, es decir cuando se halla en la etapa de elaboración.
También es muy activa la atención de los que padecen delirios alucinatorios. En estos casos los
enfermos adoptan actitudes características en concordancia con el órgano sensorial que percibe la
alucinación. Si se trata del oído, se verá al enfermo inclinado hacia el lado de donde procede el
estímulo y, en ocasiones, haciendo pantalla con la mano en busca de una percepción más nítida.
Cuando la alucinación visual es la que atrae la atención, como se observa en algunos delirios tóxicos
agudos, el enfermo adopta distintas actitudes, de asombro, de miedo, de terror y de defensa.
Hay que tener presente, además, que los delirantes interpretadores y los alucinados son
extremadamente desconfiados, viven en constante intranquilidad, preocupados por lo que pueda
tramarse contra ellos, lo que los obliga a extremar los recursos de vigilancia y mantener su atención
en estado de alerta.
Puede ocurrir que, en los momentos de gran concentración reflexiva de los delirantes, se
perturbe y disminuya la capacidad para la atención espontánea de los estímulos físicos, como si
existiera un entorpecimiento del sensorio que dificulta la atención conjugada.
4º) Síndrome esquizofrénico:
Un examen superficial de los esquizofrénicos arroja un saldo desfavorable para la atención, que
parece acusar una disminución de carácter global. Sin embargo un examen más detenido revela que
esto es una apreciación más aparente que real, desde el momento que es posible sacar a los
enfermos de su inercia y lograr que presten atención al interlocutor; por otra parte, sorprenden, a
veces, comprobando que han fijado hechos que no se suponía que hubieran registrado.
Para el estudio de la atención de los esquizofrénicos deben tenerse en cuenta dos aspectos y dos
épocas diferentes de la evolución de la enfermedad: el comienzo y los estadios avanzados.
Al comienzo de la esquizofrenia son muy aparentes la indiferencia y la desatención para todo lo
que concierne a la vida de relación y al trato con los semejantes. La atención es requerida por la
intensa preocupación producida por las vivencias extrañas, que transmiten, por una parte, la
sensación de cambió y de transformación de la personalidad y, por otra, el cambio del mundo
externo; esto insume toda la actividad psíquica de los esquizofrénicos. Un prolijo y paciente
interrogatorio proporciona la prueba de que la atención está activa en esa dirección; en efecto,
revela la intranquilidad del enfermo que ha fijado numerosos detalles respecto a esas sensaciones
de cambios internos y externos, cambios que, poco a poco, lo transforman y lo desadaptan del
ambiente. Al buscar la explicación de todos estos hechos cae en interpretaciones que, aunque
erróneas y que lo llevan al delirio de influencia, están indicando que la atención se manifiesta a
través de ellas con un buen grado de concentración reflexiva.
En los comienzos de la enfermedad, por lo tanto, se produce una franca disociación de la
atención que, al introvertirse para estas reflexiones, disminuye su capacidad en la forma conjugada.
En los estadios evolutivos más avanzados, cuando el enfermo se desconecta totalmente del
ambiente realizando una nueva adaptación al mundo de introversión, la atención se va
empobreciendo paulatinamente, aparejada al descenso general que culmina con el disloque de la
función psíquica. Cuando el defecto esquizofrénico se hace profundo surge la incapacidad de
concentración atentiva, que acarrea la imposibilidad de conducción y coordinación de las
elaboraciones psíquicas. En estas condiciones la vida del enfermo transcurre sumida en una
profunda indiferencia; al acontecer del mundo externo se desliza ante él sin ser vivenciado por la
conciencia porque la incapacidad atentiva imposibilita todo registro. Luego, en las esquizofrenias de
evolución avanzada, la atención se apaga simultánea y paralelamente con la extinción de la vida
psíquica.
5º) Síndrome confusional:
En el síndrome de confusión mental se produce una suspensión más o menos acentuada de la
función psíquica, de acuerdo con el grado de obnubilación que padezca la conciencia. Es notoria la
dificultad que tienen los confusos para atender. En muchos casos realizan extraordinarios esfuerzos
por prestar atención y comprender, sin resultado, cuál es su situación; al esforzarse por saber lo que
les ha sucedido y dónde se encuentran, la psique es rápida presa de la fatiga y la atención se apaga.
El trastorno de la atención en el confuso se debe al embotamiento en que se encuentra sumido
el sensorio, lo que dificulta la percepción de los estímulos. Según sea el mayor o menor grado de
dificultad, la disminución de la atención oscilará entre los grados leves de hipoprosexia hasta la
aprosexia, en los casos más graves y extremos de obnubilación que llevan al estupor confusional.
Para que el enfermo pueda percibir es necesario sacarlo de su estado de torpeza sensorial
recurriendo a la estimulación intensa y repetida y valiéndose a veces de la aplicación de agua fría.
En esa forma es posible apreciar el intenso esfuerzo que realiza para percibir lo que ocurre a su
alrededor y orientarse en el espacio.
6º) Síndrome demencial:
Puesto que el síndrome demencial se caracteriza por una debilitación global de la psique, la
atención presenta variados grados de hipoprosexia en relación directa con el grado de intensidad
de la demencia.