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6) Manual de Psiquiatria (Betta, Juan) recortado

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Cualquiera que sea pues la forma de atención es imposible desprenderse completamente de la

participación voluntaria. La diferencia fundamental entre ambas modalidades, consiste en que la

espontánea es breve y transitoria, mientras que la voluntaria se dilata en el tiempo por obra de una

mayor concentración sobre el objetivo; además esta última vuelve sobre el mismo, por imperio de

la voluntad, cada vez que es interrumpida por un episodio espontáneo y breve.

La atención voluntaria constituye un grado más intenso y más avanzado de la atención, en que

la voluntad conduce a la concentración psíquica sobre un objetivo en forma sostenida y por un

tiempo más o menos prolongado.

La atención voluntaria, propia de todas las personas, es mucho más notoria en aquellas que

tienen un adiestramiento especial, tal como los que estudian, los investigadores y todos los que, por

la índole de su ocupación, deben permanecer concentrados y atentamente vigilantes. La atención

voluntaria muy activa y predominante revela a la persona poseedora de una vigorosa organización

psíquica.

Condiciones que estimulan la atención

La enumeración y el estudio de las causas que activan la atención contribuyen también a

establecer las diferencias entre las dos formas de la misma.

Consideraremos a continuación los factores capaces de atraer la atención espontánea por la

estimulación sensorial.

1º) El estímulo debe tener una intensidad suficiente, para llegar a impresionar a los centros

sensoriales correspondientes.

2º) El estímulo debe tener determinada magnitud. Cuanto más aumente la magnitud del

estímulo tanto más atraerá la atención; pero sólo dentro de ciertos límites, pues en el caso por

ejemplo, de un dibujo que alcanza dimensiones muy grandes se produce la dispersión de la atención

al ampliarse exageradamente su campo.

3º) La repetición del estímulo mantiene activa la atención, siempre que la repetición no se haga

en forma arbitraria sino ateniéndose a un ritmo determinado, lo que significa una variante que

excita la curiosidad.

4º) La desaparición del estímulo, también activa la atención. Cuando se retira de una pared un

cuadro que estábamos habituados a ver, lo que excita la atención no es la desaparición en sí, sino

el cambio que experimenta nuestro contenido mental preexistente.

5º) Otras condiciones importantes son: la novedad, la variedad y la rareza de los estímulos; en

todos estos casos se trata de impresiones nuevas, repentinas e inesperadas que estimulan el

sensorio. En el comercio, los anunciadores y propagandistas, tienen muy en cuenta estas

condiciones que estimulan la atención.

Otras consideraciones

La atención es puesta siempre en juego por el mecanismo afectivo que se manifiesta bajo la

forma de interés. Dicho interés no es más que la expresión de los deseos, inclinaciones y tendencias

naturales de la personalidad.

La atención es pues espontáneamente atraída por todo aquello que interesa y agrada a cada

uno. Dice Ribot: "la atención tiene siempre por causa estados afectivos"; "las grandes atenciones

son siempre provocadas y sostenida por grandes pasiones".

Mediante la atención voluntaria, o dirigida, la persona repara tanto en las cosas agradables como

en las desagradables, siendo posible esto último mediante un adiestramiento especial que según

Ribot consiste: "en hacer agradable por artificio, lo que no lo es por naturaleza".

La atención, sobre todo en la forma voluntaria, se acompaña de una serie de manifestaciones

somáticas que, al mismo tiempo que la exteriorizan, determinan características particulares en cada

persona.

Estas manifestaciones somáticas consisten en las manifestaciones vasomotoras, respiratorias,

expresivas, musculares y motoras, que ya hemos mencionado.

Uno de los aspectos más importantes de la atención es su introversión, o sea cuando,

abstrayéndose de los sentidos, enfoca hacia las ideas, pensamientos, sentimientos, y a toda la vida

psíquica superior que culmina con la meditación espiritual. En este caso, la atención recibe también

la denominación de reflexión. La reflexión interviene en las diversas actividades humanas, arte,

ciencia, moral, religión o política. Las modificado nes somáticas, especialmente las mímicas, se

hacen más evidentes. La mímica facial revela que el individuo se halla ausente del medio, absorto

en sus meditaciones. Esta expresión suele complementarse con la inmovilidad del cuerpo y con

actitudes diversas de las manos, ya sea tomando la cabeza o apoyando en ellas la frente o la barbilla.

También en estos casos, en los que la atención es firmemente dirigida hacia la meditación, se pone

de relieve la inclinación afectiva por el tema sobre el cual se medita.

En cuanto al tiempo que puede ser mantenida la concentración aten-tiva está en relación con el

vigor psíquico de cada persona, el que es revelado por el grado de fatigabilidad de la atención. Por

otra parte, en una misma persona varía en los diferentes momentos del día; en efecto, la

concentración es tanto más corta cuanto más nos acercamos a la finalización del día en que la

fatigabilidad es mucho mayor.

Finalmente, se entiende por extensión de la atención a la amplitud que abarca el campo de la

atención; esta amplitud se mide por el número de unidades de percepción que el individuo puede

captar por nitidez en la unidad de tiempo, o sea, por segundo. Corrientemente ese número oscila

entre 4 y 5 unidades. Además, en condiciones normales, la atención debe ser simultánea e

igualmente eficaz en sus dos formas: espontánea y voluntaria; es lo que se conoce por atención

conjugada.

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