6) Manual de Psiquiatria (Betta, Juan) recortado
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Después de las experiencias realizadas por Morgan existe la certidumbre de que los cromosomas
son los encargados de transportar y transmitir los caracteres propios de la herencia. En los
cromosomas de las células germinales se hallan contenidas todas las características y disposiciones,
somáticas y psíquicas, que la herencia transmite a la especie y al individuo. Se ha comprobado que
el número de cromosomas es invariable para cada especie; en el género humano las células
germinales poseen originariamente cuarenta y ocho cromosomas. Una vez que las células sexuales
han sufrido el proceso de maduración sólo poseen la mitad del número de cromosomas de la
especie, o sean veinticuatro, de tal manera que, al fusionarse ambas células, el huevo resultante
contiene nuevamente la cantidad normal de cromosomas.
Se presenta aquí la oportunidad de aclarar la significación de dos vocablos que a menudo crean
confusión; ellos son: congénito y hereditario. Cuando decimos que una persona presenta
alteraciones congénitas significa que son debidas a alguno de los factores etiológicos exógenos que
obran sobre la madre o sobre el embrión. En la etimología de la palabra se halla la explicación, cura
igual a con y genitus igual a engendrado, es decir: dos cosas que se engendran conjunta y
simultáneamente. A su vez, se entiende por hereditario todo lo que es transmitido por los
ascendientes a los descendientes bajo la forma de caracteres de especie, de raza y de familia. Estos
caracteres se hallan implícitos en el plasma germinal, constituyendo condiciones biológicas
indelebles y no modificaciones circunstanciales como ocurre con lo congénito.
Entre otras consideraciones de orden general conviene tener presente:
1) Cuando los descendientes presentan los caracteres de los padres es herencia directa.
2) Cuando los descendientes presentan los caracteres de los antecesores es herencia atávica.
3) Cuando los descendientes presentan caracteres pertenecientes a ascendientes de ramas
colaterales es herencia colateral.
4) Cuando los descendientes presentan caracteres que se hallan simultáneamente en el padre y
en la madre es herencia convergente. Por este motivo en los descendientes de consanguíneos se
observa un refuerzo de los caracteres, tanto en el sentido de mejorar como peyorativo.
5) La disociación de los caracteres, demostrada claramente por el experimento de Correns que se
realiza con una planta de jardín llamada el dondiego de noche de la que hay dos variedades, una con
flores rojas y otra con flores blancas. Cuando se cruzan ambas variedades los descendientes tienen
flores de color rosado. Cuando los descendientes rosados se cruzan entre sí, la nueva generación
presenta: 50% de flores rosadas; 25% de flores rojas y 25% de flores blancas. El experimento
conduce a las siguientes conclusiones: la variedad de flores rojas contiene en sus gametas factores
determinantes del rojo, como la variedad de flores blancas los tiene de su correspondiente color;
cuando ambas se cruzan estos factores determinantes se fusionan y la planta hija da flores rosadas.
La planta hija no posee factor determinante rosado en sus gametas, sino que el 50% de las mismas
posee el factor determinante rojo y el 50% el factor determinante blanco. Cuando las flores rosadas
se fusionan entre sí pueden ocurrir tres casos: a) que las dos gametas que se fusionan sean
blancas, resultando blanca la planta nieta; b) que se fusionen dos gametas rojas resultando roja
la planta nieta; c) que se fusione un gameta roja con una blanca, dando una planta nieta rosada.
En cuanto a la proporción igual que la del dondiego de noche, 50 % amarillas impuras, 25% "ley
de las probabilidades", según la cual existe un 25% de probabilidades de que las gametas que se
fusionan sean rojas, 25 % de que sean blancas y 50% de que se fusione una roja con una blanca.
Los factores determinantes rojos y blancos en las plantas nietas rosadas vuelven a disociarse
nuevamente en sus gametas. Las plantas nietas rojas y blancas son tan puras como las abuelas.
Caracteres dominantes
En el año 1865 un fraile agustino llamado Gregorio Mendel publicó el resultado de sus
experiencias sobre la herencia.
Mendel cruzó plantas de arvejas amarillas con otras de arvejas verdes. Las plantas amarillas
produjeron arvejas amarillas. Cruzando las híbridas entre sí obtuvo plantas con tres arvejas
amarillas por una verde. A primera vista, este resultado no concuerda con el resultado de la
experiencia del dondiego de noche; sin embargo, el fenómeno que ocurre es semejante. Las
plantas de arvejas híbridas amarillas (hijas de amarillas y verdes) aunque sólo presentan el
carácter amarillo visible también tienen el verde, pero el primero domina carácter dominante
mientras que el verde permanece oculto carácter recesivo. En las gametas de las plantas híbridas
la mitad de los factores que determinan el color pertenecen al verde y la otra mitad al amarillo.
Al mezclarse entre sí se producen las mismas relaciones que en el dondiego de noche.
1º) De la fusión de dos gametas amarillas resulta una amarilla pura.
2º) De la fusión de una gameta amarilla con una verde resulta una amarilla impura.
3º) De la fusión de dos gametas verdes resulta una verde pura.
Ahora bien: como las amarillas impuras son en apariencia iguales a las puras, puesto que el
carácter verde permanece oculto y siendo la proporción igual que la del dondiego de noche, 50%
amarillas impuras, 25% amarillas puras y 25% verdes puras, se explica por qué de cada tres arvejas
amarillas hay una verde en la descendencia de los híbridos.
De acuerdo con estas experiencias llega Mendel a establecer sus conocidas reglas o leyes de
la herencia.
1º) Cuando se cruzan dos variedades de una misma raza los híbridos de la primera generación
son todos semejantes, predominando los caracteres de una de las variedades (carácter
dominante).