6) Manual de Psiquiatria (Betta, Juan) recortado
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En el plano vivencial, cuando el derrumbe no es completo sino parcial, el individuo sufre la falta de
auxilio de la memoria cuando la requieren sus elaboraciones psíquicas, lo que se traduce por fallas
en el transcurso de su acontecer psíquico. Cuando estas fallas son graves los trastornos son más
serios; tal es el caso de la fabulación a la que recurre para subsanar sus lagunas mnésicas,
reemplazando la falta de recuerdos con una fábula que elabora en ese momento.
Desde el punto de vista extrospectivo es posible comprobar objetivamente la decadencia de la
personalidad por los trastornos más o menos serios de la conducta del individuo, que se deben a la
debilitación de las inhibiciones de la corteza sobre los centros subcorticales de la vida instintivoafectiva.
Se produce entonces una exacerbación de los rasgos temperamentales y una reminiscencia
de los instintos, que condicionan los trastornos de conducta. Se comprueban, por ejemplo, el
egoísmo exagerado, la avaricia y el exhibicionismo entre otras anormalidades.
Cuando se llega a la pérdida completa del nexo entre el presente y el pasado, por extinción total
de la memoria, la pérdida de la personalidad será profunda y el sujeto sólo vivirá de una manera
puramente vegetativa.
2º) Despersonalización: La despersonalización constituye un trastorno de naturaleza subjetiva,
es decir que, el médico advierte su existencia recién cuando el enfermo lo exterioriza revelándolo
como expresión de un fenómeno vivencial. Este trastorno se traduce por un sentimiento de
extrañeza, consecutivo a la sensación de una alteración profunda de la persona; el enfermo se siente
íntimamente diferente de lo que era antes, quejándose al médico de sentirse otro. Las nuevas y
extrañas vivencias lo llevan a la certidumbre de que algo ha cambiado en él; no reconoce su propio
yo. Esa extrañeza y esa falta de reconocimiento se extienden por igual al aspecto físico y al psíquico
de la personalidad; posteriormente, el enfermo proyecta esas sensaciones y vivencias hacia el
mundo exterior, al que también encuentra extraño para él. Son característicos la extrañeza y
desconocimiento de su propia personalidad física que expresa diciendo: yo no soy quien está aquí;
ésta no es mi mano; yo no soy el que habla, ésta no es mi voz; a tal punto que cuando el enfermo
recurre al espejo, desconoce su propia imagen por encontrarla totalmente modificada.
La despersonalización es un trastorno que se puede hallar en numerosas afecciones mentales;
consideraremos aquellas en que se da con mayor frecuencia:
1) En la melancolía; la despersonalización se hace manifiesta mediante un cambio de carácter
del individuo, que, si bien es notorio objetivamente puesto que todas las personas allegadas lo
reciben, es sobre todo subjetivo, ya que el enfermo experimenta el sentimiento íntimo del cambio
de su personalidad.
Varios son los factores que concurren para provocar la sensación de extrañeza del yo: a) los
trastornos cenestopáticos, siempre de intensa re percusión en los melancólicos, especialmente en
las formas de involución, al extremo que se ha dicho que la melancolía es esencialmente una cenestopatía.
En realidad, esto constituye el trastorno fundamental, en pos del cual se escalonan los
restantes signos que configuran el cuadro de la despersonalización en la melancolía, b) El
apagamiento del sentimiento vital, responsable de las ideas de incapacidad e impotencia que
transmiten al enfermo la sensación que ha dejado de ser la persona útil y activa que fue. c) Una
disminución de la sensibilidad general, con una anestesia cutánea más o menos intensa, que
provoca también extrañeza y no reconocimiento del yo; frecuentemente aparecen sentimientos e
ideas nihilistas, llegando a la negación del propio cuerpo, de la vida y hasta del mundo exterior. Estas
manifestaciones de despersonalización derivadas de, los estados cenestopáticos de los melancólicos
pueden, en situaciones extremas, conducir hasta la automutilación. d) Las manifestaciones de
impotencia psíquica, con gran retardo del ritmo y fatiga para las elaboraciones del pensamiento.
2) La despersonalización en los comienzos de la esquizofrenia; se observa con suma frecuencia
al punto que llega a constituir uno de los trastornos que dan fisonomía propia a la enfermedad. Es
de gran constancia y presenta características particulares, el enfermo experimenta, en este caso,
especialmente la sensación -de cambio en el mundo exterior. El sentimiento de extrañeza es
generado por las vivencias anormales que se producen a partir de la ruptura del equilibrio entre el
mundo interno y el externo. Ese desequilibrio nace de las perturbaciones cenestésicas, siempre
presentes, y que aparecen como consecuencia de las alteraciones profundas en el núcleo mismo de
la personalidad. Vale decir que el mundo exterior aparece extraño, como resultado de la proyección
hacia afuera de los cambios que, en realidad, se han producido originariamente en el mundo
interno. Aparecen en segundo término y se suman a lo anterior las perturbaciones del pensamiento,
el que no parece pertenecerle ya íntegramente. Las vivencias desagradables y la consiguiente
extrañeza que le producen las perturbaciones del pensamiento, que el enfermo en su desconcierto
atribuye a influencias exteriores, se conjuran para producir el desconocimiento del propio yo
psíquico y físico pues la sensación de cambio es proyectada, posteriormente, al plano somático. El
mundo exterior, extraño y cambiado, también es desconocido. El enfermo cae, por este mecanismo,
en las interpretaciones delirantes de influencia, al mismo tiempo que, por un mecanismo defensivo,
se refugia en el autismo y la introversión que son las barreras que encierran el mundo
esquizofrénico.
En la época de transición entre la pubertad y la juventud, que es precisamente la edad que
coincide con la del comienzo frecuente de la esquizofrenia, es común observar un esbozo de
despersonalización, que sólo es transitoria y que no traspone nunca los límites de lo normal. Este
fenómeno se explica porque a esa altura de la vida hay una tendencia natural del pensamiento hacia
lo abstracto; abandonando el mundo de lo concreto la actividad psíquica es dirigida hacia temas y
problemas nuevos que hasta entonces no habían requerido la atención del individuo. Si a esto se
agrega la falta de experiencia propia de k edad, se comprende que el adolescente tenga un falso
concepto de superioridad, que lo induce a colocarse en un plano intelectual muy superior a los
demás. Esa tendencia exacerbada en las personas que estudian, las hace caer, algunas veces en
situaciones ridículas o impertinentes que llegan hasta la falta de respeto por los padres y las
personas mayores.
3) Con mucha frecuencia se observa la despersonalización en la psicastenia; afección por la que
los enfermos viven toda una existencia de autocrítica. Constantes críticos de sí mismos, analizan
minuciosamente todos sus actos, hasta los más insignificantes, lo que los conduce al entorpecimiento
de la vida natural y fisiológica, cayendo, poco a poco, en la sensación íntima de que sus
actuaciones son puramente automáticas. Existe, en algunos casos, una verdadera extinción o
empañamiento de la personalidad; en ocasiones tienen el convencimiento de llevar dentro de ellos
a una segunda persona que observa todos sus actos.
La despersonalización, pues, se relaciona íntimamente con los trastornos de la cenestesia; en
efecto, la vemos aparecer en todas las afecciones mentales que ostentan, como panorama principal,
una cenestopatía. Debido a tales perturbaciones cenestopáticas, que constituyen el punto de
arranque del sentimiento de extrañeza, los enfermos se sienten ajenos a su propio yo. Dadas las
vivencias desacostumbradas y totalmente nuevas perciben su actuación como completamente
automática y experimentan la impresión de ser simples espectadores de sus propios actos.