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6) Manual de Psiquiatria (Betta, Juan) recortado

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y la depresión, tristeza y pesimismo por otro. Estos elementos constituyen los gérmenes

hipomaníacos y melancólicos que se hallan contenidos en la personalidad ciclotímica.

4º) PERSONALIDAD ESQUIZOTÍMICA:

Entre las personalidades humanas, la esquizotímica es de relativa frecuencia, por lo que se le

asigna un lugar preponderante en el estudio de las mismas. Corresponde al tipo constitucional que

Kretschmer aisló bajo la denominación de tipo esquizoide. Este mismo autor habla de la

preponderancia entre. dicha constitución psicológica y la constitución somática que llamó:

leptosómica-asténica. Ateniéndonos al mismo criterio que guía nuestro parecer respecto de la

personalidad ciclotímica, pensamos que, si bien esa coincidencia se observa y debe admitirse, nunca

podrá ser considerada como una regla fija.

Llama preferentemente la atención, en el estudio del esquizotímico, el doble aspecto que

muestran la afectividad y la conducta. Esta doble faz es la que proporciona la noción de división

(esquizo), así como la falta de unidad e integridad, el todo dando la impresión de discordancia, lo

que constituye la característica fundamental de esas personalidades.

La primera faz, la que aflora en el esquizotímico, la más aparente, más superficial y exterior,

traduce el estado de ánimo que despiertan las vivencias nacidas de la posición del individuo frente

al mundo-y al medio social. La segunda faz, presenta el panorama afectivo profundo, supeditado a

las vivencias que despierta su vida interior.

1º) Faz superficial: En sus reacciones afectivas frente al ambiente social, el esquizotímico se

muestra discordante. La generalidad de las veces revela una afectividad obtusa o torpe, de escasa

repercusión emocional, a la que el humor mantiene en permanente oscilación en otras personalidades.

Esto no significa que el esquizotímico no pueda experimentar alegría o tristeza, sino que

su capacidad reactiva frente a los estímulos es lenta, torpe e inadecuada a la intensidad de los

mismos, es decir, que no experimenta conmociones bruscas en el humor. De aquí una personalidad

afectivamente inexpresiva y fría.

Otras veces, con menor frecuencia, el esquizotímico manifiesta hipersensibilidad y extraordinaria

riqueza afectiva, con honda repercusión frente a la estimación ambiental. Pero aún así en casos de

intensa tensión emocional, suelen ser incapaces de descargar esa tensión por el llanto o por la risa,

cuya explosión aminora rápidamente la sobrecarga emocional.

Estas características determinan que el esquizotímico se muestre a la sociedad como una

persona de apariencia entre seria y tímida, hosca o reservada; es una personalidad de difícil

adaptación o desadaptada al medio social, no sintoniza con él, es poco sociable y a veces insociable,

huidiza y amiga de la soledad. Quien ostenta la personalidad esquizotímica no participa activamente

en el ambiente social; su tendencia a la introversión y el autismo no condicen con los imperativos

gregarios del instinto.

2º) Faz interior: El aspecto interior u oculto de la afectividad en la personalidad esquizotímica

presenta la misma discordancia que la faz exterior.

Por un lado observamos una riquísima afectividad con notable hiper-sensibilidad, que es

alimentada, la mayor parte de los casos, por sentimientos impersonales. Por esa razón, cuando los

esquizotímicos están dotados de buen caudal intelectual son inclinados al arte, a la filosofía, a los

libros, a la naturaleza y al estudio en general. Estos sentimientos impersonales están en perfecta

concordancia con la tendencia de la personalidad a la introversión y al automatismo, desde que, el

aislamiento predispone al individuo para el intenso desarrollo de su vida interior. Rica vida interior

que no se revela debido a la natural reserva del individuo con respecto a sus sentimientos, los que

sólo pueden ser adivinados a través de la exquisitez de sus producciones.

Desde otro punto de vista la faz interior muestra una franca insensibilidad o anestesia afectiva.

Esta pobreza se hace manifiesta en la exteriorización de sentimientos en el aspecto gregario, es

decir, hacia el prójimo, para quien son fríos e insensibles.

Para terminar con las características de la personalidad esquizotímica, señalamos que sus

manifestaciones afectivas revelan una conducta extraña y muy particular, que contrasta con la

manera de ser y actuar de la mayor parte de las personas. Son frecuentes en ella las extravagancias,

oscilando entre el simple rechazo del ambiente y de los semejantes, hasta la franca hostilidad y las

reacciones exabruptas.

5º) PERSONALIDAD PERVERSA:

La personalidad perversa se caracteriza fundamentalmente por el déficit de la bondad. Es ésta

una de las disposiciones más importantes de que se halla dotada la personalidad humana; su

carencia la hace desaprensiva, malvada y antisocial.

No coincidimos con quienes sostienen que esta personalidad es afectivamente pobre, o bien,

que tiene anestesia afectiva. Según nuestro parecer, cometen el grave error de creer que el perverso

es incapaz de experimentar vivencias afectivas, desde que pueden ser frecuentes en él las

reacciones emocionales de miedo y de cólera. Ambas emociones responden a inclinaciones egoístas

de la personalidad, al egocentrismo surgido del instinto de conservación del individuo. En

condiciones normales, ese egocentrismo instintivo se equilibra gracias al contrapeso que opone la

emoción de afecto o amor, determinada por las inclinaciones altruistas de la personalidad. Éstas

también responden a imperativos del instinto, pero las guía una finalidad más noble y de mayor

alcance, que trasciende los límites -del yo para prodigarse, proteger y sacrificarse por los semejantes,

con lo que se asegura la conservación de la especie. Junto a esas inclinaciones altruistas y a la

emoción de amor germina la bondad, que constituye una disposición de inmenso valor que

jerarquiza a la personalidad cuando ésta se halla bien dotada. La bondad representa, en el plano

espiritual, la suma de todas las tendencias altruistas, de todos los sentimientos más acrisolados del

hombre, de aquellos que conciernen a la nobleza del espíritu, a los conceptos éticos, a las normas

de belleza y de convivencia que mantienen la armonía en las relaciones interhumanas.

La personalidad perversa es la resultante de la falta de bondad; se debe a que el ámbito afectivo

de la emoción de amor o sexual queda circunscripto al terreno emocional primario, donde se

descargan las fuerzas instintivas que satisfacen al mandato de la especie. Estas emociones no

trascienden el campo personal psicofísico, desde el momento que sólo son estimuladas por los

apetitos somáticos que el intruso se encarga de avivar. Vale decir que, en estos casos, la emoción

sexual no supera la etapa primaria, no se eleva al plano espiritual, no surgen las inclinaciones

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