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Cuba Geografica No12

Hay un número importante de problemas que afectan la vida diaria en Cuba y compromenten el bienestar futuro. La producción de alimentos es uno de ellos, que se agrava con la pérdida del poder de compra en el exterior y la rigidez de las ineficientes estructuras agrícolas. Pero hay muchos otros, desde los relacionados con la gestión de los recursos hídricos, la emigración, la pérdida de superficie agrícola, el deterioro de la infraestructura, hasta el silencio de la información y el debate geográficos. Cualquier aspiración a resolverlos pasa por la necesidad de referirse a ellos con transparencia. CubaGeográfica los ha tratado con la mayor claridad posible. Lo ha hecho desde su comienzo en el 2015 y aspira a seguir haciéndolo en el futuro. Esa posibilidad compensa el agotador esfuerzo de hacer una revista así. La idea de encarar las cosas como son es muy amplia y alcanza al tratamiento franco de la historia de la Geografía y sus personajes, rescatando unos y otros de algún olvido, sea voluntario o no. En este número nos estamos refiriendo a la transformación del espacio agrícola a través de la desaparición del batey y del postergado tema de la producción de alimentos. Los geógrafos deberían aportar a estos asuntos un monitoreo adecuado, pero mejor aún si pueden hacer aportes a su solución. El artículo sobre las morfoestructuras trae de vuelta la exposición de un tema que no quedó bien divulgado cuando se abordó por primera vez hace 30 años y que se está olvidando. El desarrollo y diferenciación del relieve se encuentra en los cimientos de la estructura y composición de los geosistemas. Por último hay algo muy breve y sorprendente de Salvador Massip que encaja en nuestro afán de hurgar en la historia de la Geografía cubana y sus personajes. Esperamos que sean útiles estas lecturas.

Hay un número importante de problemas que afectan la vida diaria en Cuba y compromenten el bienestar futuro.
La producción de alimentos es uno de ellos, que se agrava con la pérdida del poder de compra en el exterior y la rigidez de las ineficientes estructuras agrícolas. Pero hay muchos otros, desde los relacionados con la gestión de los recursos hídricos, la emigración, la pérdida de superficie agrícola, el deterioro de la infraestructura, hasta el silencio de la información y el debate geográficos.
Cualquier aspiración a resolverlos pasa por la necesidad de referirse a ellos con transparencia.
CubaGeográfica los ha tratado con la mayor claridad posible. Lo ha hecho desde su comienzo en el 2015 y aspira a seguir haciéndolo en el futuro. Esa posibilidad compensa el agotador esfuerzo de hacer una revista así.
La idea de encarar las cosas como son es muy amplia y alcanza al tratamiento franco de la historia de la Geografía y sus personajes, rescatando unos y otros de algún olvido, sea voluntario o no.
En este número nos estamos refiriendo a la transformación del espacio agrícola a través de la desaparición del batey y del postergado tema de la producción de alimentos. Los geógrafos deberían aportar a estos asuntos un monitoreo adecuado, pero mejor aún si pueden hacer aportes a su solución.
El artículo sobre las morfoestructuras trae de vuelta la exposición de un tema que no quedó bien divulgado cuando se abordó por primera vez hace 30 años y que se está olvidando.
El desarrollo y diferenciación del relieve se encuentra en los cimientos de la estructura y composición de los geosistemas.
Por último hay algo muy breve y sorprendente de Salvador Massip que encaja en nuestro afán de hurgar en la historia de la Geografía cubana y sus personajes. Esperamos que sean útiles estas lecturas.

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Número 12, enero-junio 2021

El Batey

Declive de un asentamiento icónico

página 16

Manatí, el municipio azucarero ¿Está explicado el relieve cubano? La producción de alimentos


I

Unas palabras de introducción

Hay un número importante de problemas que afectan la

vida diaria en Cuba y compromenten el bienestar futuro.

La producción de alimentos es uno de ellos, que se agrava

con la pérdida del poder de compra en el exterior y la rigidez

de las ineficientes estructuras agrícolas. Pero hay muchos

otros, desde los relacionados con la gestión de los recursos

hídricos, la emigración, la pérdida de superficie agrícola, el

deterioro de la infraestructura, hasta el silencio de la información

y el debate geográficos.

Cualquier aspiración a resolverlos pasa por la necesidad de

referirse a ellos con transparencia.

CubaGeográfica los ha tratado con la mayor claridad

posible. Lo ha hecho desde su comienzo en el 2015 y aspira

a seguir haciéndolo en el futuro. Esa posibilidad compensa el

agotador esfuerzo de hacer una revista así.

La idea de encarar las cosas como son es muy amplia y

alcanza al tratamiento franco de la historia de la Geografía y

sus personajes, rescatando unos y otros de algún olvido, sea

voluntario o no.

En este número nos estamos refiriendo a la transformación

del espacio agrícola a través de la desaparición del batey

y del postergado tema de la producción de alimentos. Los

geógrafos deberían aportar a estos asuntos un monitoreo adecuado,

pero mejor aún si pueden hacer aportes a su solución.

El artículo sobre las morfoestructuras trae de vuelta la exposición

de un tema que no quedó bien divulgado cuando se

abordó por primera vez hace 30 años y que se está olvidando.

El desarrollo y diferenciación del relieve se encuentra en los

cimientos de la estructura y composición de los geosistemas.

Por último hay algo muy breve y sorprendente de Salvador

Massip que encaja en nuestro afán de hurgar en la historia de

la Geografía cubana y sus personajes.

Esperamos que sean útiles estas lecturas.

Gracias por leer CubaGeográfica.

Ilustración de la Portada:

Salvador Lorenzo

www.salvadorlorenzo.com


MORFOESTRUCTURAS (II)

¿Está explicado el relieve de Cuba?

Conocer los procesos de formación

del relieve, sus cualidades y la

historia de las morfoestructuras es

una tarea pendiente para la Geomorfología.

Con demasiada frecuencia

se incurre en el error de considerar

que las estructuras antiguas tuvieron

un papel determinante, cuando la

tectónica postorogénica ha sido la

verdadera protagonista del levantamiento

insular.

página 1

También en

este Número

ACLARACIONES

• El índice de la portada del

Nº11 de CubaGeográfica

debió decir que R y RStudio

son programas de código

abierto orientados al análisis

y visualización de datos y a

las matemáticas. R/RStudio no

son Sistemas de Información

Geográfica, aunque se emplean

de manera creciente

en el análisis y la representación

espacial de fenómenos

geográficos.

• En el artículo sobre Leví Marrero

y Artiles, publicado en el

Nº 11 de CubaGeográfica, el

nombre del tutor de Leví en

la Universidad de Florida en

Gainesville quedó mal escrito.

Su nombre correcto es

Raymond Crist.

El mismo artículo de Leví

Marrero debió decir con claridad

que el hallazgo del testimonio

de Juan Moreno sobre

la aparición de la Virgen de

la Caridad en el siglo XVII sí

fue publicado en el Tomo V de

Cuba, Economía y Sociedad.

Manatí y la transformación del campo cubano

El municipio Manatí es una muestra del

cambio del rostro físico y socioeconómico

del país, de la transformación del paisaje,

el éxodo rural, el abandono de las tierras

agrícolas y de la infraestructura. 21

Massip y el

psicoanálisis

Antes de decidirse

por la Geografía, el

joven pedagogo recién

graduado Salvador

Massip hizo aportes a

la Psicología en Cuba

que se consideran

pioneros. De ellos

apenas quedan unas

raras publicaciones que

ya pronto cumplen cien

años, pero ellas revelan

el carácter y el talento

innato del Padre de la

Geografía en Cuba. 36

La asignatura pendiente

La producción de alimentos decepciona y

el per cápita de lo que se produce lo demuestra.

No es un problema nuevo, pero

las excusas no ponen comida en la mesa.

30

Los extremos del karst

La diversidad del karst

cubano es el resultado de

la variabilidad de las rocas y

las estructuras, de la prolongada

morfogénesis y de

los cambios climáticos en el

Neógeno-Cuaternario. Las

formas resultantes ofrecen

contrastes asombrosos. 38

II


MORFOESTRUCTURAS

¿Está explicado el relieve de Cuba?

Por Antonio R. Magaz y Armando H. Portela

Es común que los geólogos en Cuba centren

su atención en los 225 millones de

años que median entre el inicio del Jurásico y

el final de la orogenia cubana en el Paleógeno y sean

más raros sus esfuerzos por comprender lo sucedido

en los últimos 23 millones de años, en la etapa neógeno-cuaternaria.

Hay estudios de épocas más recientes,

pero son escasos y comúnmente se limitan a temas

litoestratigráficos y a la descripción e interpretación

paleogeográfica de sedimentos que, paradójicamente,

son de los más abundantes en Cuba.

Es natural que así sea, porque la mayoría de los depósitos

minerales y los yacimientos de petróleo y gas

se asocian a estructuras y procesos ocurridos antes y

durante la orogenia cubana, que concluyó entre el Eoceno

inferior y medio en las regiones occidental y central

de la isla y en el superior para el extremo oriental.

Además, las secuencias homogéneas, extensas y poco

deformadas de los sedimentos del Mioceno en adelante

suelen ser menos atractivas que los retorcidos

pliegues, el vulcanismo, el magmatismo, el profundo

metamorfismo y la intrincadísima tectónica alpina de

las secuencias más viejas, las que sirven como modelo

para comprender el desarrollo del arco insular cubano

y el del Caribe. El Mesozoico y Cenozoico cubano

(hasta el Eoceno superior) ha sido un permanente

reto para la inteligencia y la audacia de una legión de

geólogos y geofísicos que desde el siglo XIX vienen

creando un respetable fondo de información científica.

Mientras tanto, el Neógeno y el Cuaternario se

Segunda parte

han mantenido en un discreto segundo lugar del

interés de los especialistas.

Hay excepciones, claro, y estas corresponden a los

notables aportes de las décadas de 1960 en adelante de

autores como Ismael Kartashov, Néstor Mayo, Leandro

Peñalver, Yuri Bugelskii, Francisco Formell, Vasily

Shein y Sergey Ushakov y sobre todo a los trabajos de

Manuel Iturralde (1977, 2003). Hay otros autores y

otros trabajos, pero los anteriores son quizás los más

importantes, los que cada geomorfólogo y geólogo

contemporáneo debe conocer bien al asomarse a la

etapa de formación del relieve.

Esa es la gran paradoja que encara la geomorfología en

Cuba desde mediados del siglo pasado, que siendo el

Neógeno-Cuaternario la etapa menos conocida de la

historia geológica, sea a la vez la más importante para

comprender la formación y el desarrollo del relieve y

la dinámica actual de las morfoestructuras.

Esta asimetría de la información lleva al común error

de atribuir a los movimientos horizontales compresivos

y a las estructuras de la tectónica alpina el papel

primordial en la formación de las morfoestructuras

en Cuba, pasando por alto que esas estructuras están

hoy muertas y que sus movimientos fueron reemplazados

por la neotectónica posteocénica, que es vertical,

de bloque, discontinua, diferenciada y oscilatoria.

Estos últimos movimientos son los que permitieron la

formación de las morfoestructuras del relieve cubano

y las unidades geoestructurales activas que generan los

peligros geológicos del territorio.

1


¿está explicado el relieve de cuba?

El desarrollo morfoestructural

de Cuba no se explica por completo

en ningún modelo de desarrollo

postorogénico del Caribe.

El megabloque del archipiélago

cubano se eleva miles de metros desde

el fondo marino circundante en forma

de un gran trapecio con taludes submarinos

abruptos, a veces en escalones

estrechos, con cañones, desplomes y

cambios en su dirección general.

En el interior del megabloque hay

cuatro edificios montañosos cercanos

a su borde, separados por llanuras

escalonadas; hay cadenas de alturas

costeras e interiores y grandes depresiones.

Estos elementos se articulan

por un campo de fracturas ordenadas

en sistemas al que se ajustan las morfoestructuras

de bloque transversales y

longitudinales al eje del territorio.

El megabloque cubano es un levantamiento

neotectónico vertical y fraccionado

que definió el relieve insular. Su

ascenso fue discontinuo y tuvo diferentes

amplitudes, como muestran sus

superficies de planación poligenéticas,

distribuidas a manera de pisos discontinuos

con espectros asimétricos a

través del territorio.

Este ascenso hizo aparecer así las llanuras,

las alturas, las premontañas, las

submontañas y las montañas en la isla.

¿Cómo entender la morfología y la

morfometría del levantamiento cubano

y de sus morfoestructuras internas sin

admitir que durante el Plioceno-Cuaternario

se activaron fracturas con

movimientos de resultante vertical

dominante?

El motor de los movimientos verticales

que formaron el relieve de la

tierra firme y del fondo marino en el

Caribe occidental son los movimientos

de transformación y de colisión entre

las placas de Norteamérica y el Caribe.

Sin embargo, no está definido el

mecanismo específico mediante el cual

surgieron las fallas subverticales que

formaron la morfoestructura activa del

relieve actual cubano a partir del traslado

horizontal de los terrenos.

En su mayoría, las secciones geológicas

que se elaboran para Cuba se basan

en el modelo de deformación por

compresión tangencial que prevaleció

hasta el Eoceno inferior y medio. Por lo

común están ausentes las fracturas neotectónicas

que desplazaron y elevaron la

estructura del basamento plegado y que

conformaron la morfoestructura del

relieve actual (Magaz, A. et al, 2017).

Los geomorfólogos y algunos geólogos

han hecho notar esta laguna en la

información.

Los modelos geotectónicos elaborados

para las zonas de transformación

y de colisión nordeste a la luz de la

tectónica de placas no explican en su

totalidad las morfoestructuras cubanas

ni en zona interplaca ni intraplaca.

El levantamiento cubano es un

fraccionamiento en bloques del borde

meridional de la placa norteamericana,

cuya altitud y diseño geomorfológico

no se sustentan en el modelo de transformación

interplacas ni en la consideración

de una unidad originada por

distensión regional en un sitio donde

no existen en su periferia norte tierras

extensas y cercanas más elevadas.

El levantamiento cubano

nuevas revelaciones genéticas: la etapa tardía (1990-2018)

Entre los trabajos dedicados a las morfoestructuras realizados a partir

de 1990 están el estudio morfotectónico de la región geomórfica oriental a

escala media (Hernández J. R, et al. 1991) y el homólogo de las montañas de

Trinidad (Magaz, A.R., 1995). En ambos se cartografiaron las unidades orográficas

de diferente orden que constituyen el escalonamiento neotectónico

y fueron identificados los estilos geotectónicos tridimensionales interbloques

en su combinación con el campo de las morfoestructuras pasivas (Magaz,

inédito; Hernández J.R., et al 1994; 1995). También se trataron las consecuencias

de la evolución morfoestructural en la estructura, el funcionamiento y

en la división y los tipos de sistemas kársticos en el SE de las montañas de

Trinidad (Magaz, A.R. y L. Cisneros, 1994).

En esa década también se estudiaron las zonas de fallamiento activo del

territorio emergido, su estructura, expresión geomórfica, y su geodinámica

endógena, así como los cambios en el funcionamiento a través de los planos

de las fracturas (Magaz, A.R. et al, 1997). También se preparó un levantamiento

geomorfológico detallado en las cuencas de los ríos Toa y Duaba, en

Guantánamo (Magaz, A.R. y L. Cisneros, 1996), en el que se identificaron las

relaciones entre la morfoestructura y la escultura del relieve.

En el 2006 se publicó el estudio sobre la formación y consolidación de

las morfoestructuras del norte de Cuba central (Magaz, A.R., et al, 2006)

que muestra las relaciones genéticas entre la morfoestructura activa, las

características geofísicas y la geodinámica endógena reciente. En fecha más

reciente se publicó el estudio de la meseta del Guaso, Guantánamo (Magaz,

A.R., 2018) que distingue las unidades escalonadas de la morfoestructura

local y cómo transforman la estructura geológica antigua y crean la división

del karst en sistemas, subsistemas y zonas y así como su funcionamiento

hidrogeológico.

En esta etapa también se estudió la discordancia entre las morfoestructuras

activas de la macrorregión oriental y la paleomorfoestructura del

Paleógeno superior (Magaz, A.R., inédito), lo que permitió reconocer que la

reconstrucción neotectónica hacia el oriente de la falla Cauto-Nipe es más

notable que en occidente y el centro del país. Además continuaron los estudios

sobre los cambios de la morfoescultura marina relicta y en el espectro

de los niveles de cavernamiento en bloques neotectónicos adyacentes (Magaz,

A.R., 2017; Magaz, A.R. et al, 2017).

2


Génesis y evolución de las morfoestructuras en Cuba

Por Antonio R. Magaz

Como unidad de relación entre el relieve y la

estructura geológica, la morfoestructura es una

categoría clave para explicar el origen y la dinámica

de los geosistemas naturales y sus componentes y no

es prudente renunciar a su análisis en los estudios

geográficos y geológicos actuales, pues marca la dirección

de procesos antiguos y contemporáneos del

medio ambiente.

La neotectónica de bloque, actuando sobre las

estructuras antiguas del basamento plegado, creó

los rasgos fundamentales del relieve actual. El emplazamiento

y la heterogénea composición de las

unidades geotectónicas de ese basamento guiaron la

diferenciación de las morfoestructuras activas y sus

movimientos.

El estudio de las morfoestructuras permite explicar

el origen y los cambios de la escultura del

relieve, contribuyendo al análisis paleogeográfico,

en especial en el paisaje kárstico. La evolución de

las morfoestructuras determina en buena medida

la división estructural y funcional de estas regiones

naturales.

Sin embargo, no existe un modelo geodinámico

evolutivo de la etapa eocénica-holocénica que explique

convenientemente el levantamiento cubano y sus

morfoestructuras internas. A esto puede contribuir

la reinterpretación de la información con un enfoque

geomorfológico-estructural.

La comunidad morfoestructural centroseptentrional

de Cuba y los cambios en la composición del substrato

Durante el Plioceno-Cuaternario los movimientos

tectónicos y sus geoestructuras de

bloque estuvieron controlados por los

cambios en la composición del basamento

La información geólogo-geofísica

regional del Neógeno-Cuaternario podría

ser reinterpretada con un enfoque

geomorfólogo-estructural para elaborar

un modelo geotectónico que explique

con claridad el relieve cubano.

Como se ha referido, los trabajos

geomorfológico-estructurales realizados

en Cuba permitieron reconocer la

estrecha relación entre las estructuras

geológicas antiguas en sus patrones de

densidad y el campo neotectónico de

la morfoestructura activa, lo cual se

expresa principalmente en la relativa

concordancia planimétrica entre las

comunidades regionales y tipológicas

de la morfoestructura activa y las unidades

geotectónicas del basamento. Las

relaciones concordantes más evidentes

encuentran espacio en las regiones

geomórficas occidental y central.

¿Cuál fue el mecanismo geodinámico

que determinó esta concordancia?

La información obtenida permite

interpretar que, una vez concluidos

los esfuerzos compresionales que

emplazaron las unidades rocosas

del basamento plegado, el medio de

distensión resultante posibilitó el restablecimiento

del equilibrio isostático

entre las secciones de litosfera con

diferente composición y densidad. Así,

la emersión discontinua del megabloque

cubano ocurrió de un modo

fraccionado y con diferente intensidad

y amplitud debido a las condiciones

fisicomecánicas contrastantes de sus

partes integrantes, las cuales regularon

la distribución y la arquitectura de los

nuevos levantamientos neotectónicos.

Este mecanismo regulador de la

diferenciación neotectónica se expresa

con claridad en las diferencias morfoestructurales

existentes entre las

secciones de la sutura norte cubana

(Figura 1). Los tipos morfoestructurales

del paleomargen continental de

Bahamas representan una comunidad

regional de tectomorfoestructuras

(Magaz, A.R. y J.L. Díaz, 1986) que

se caracterizan por formar cadenas

de horst y sistemas de horsts lineales

escalonados en mantos de sobrecorrimiento

verticalizados con estructura

interna de capas subverticales y

pliegues isoclinales en la tierra firme,

así como por la depresión marina de

graben relativo (Palmer, R.H., 1941) o

estructura Remedios (Furrazola, E. et

al, 1964) y el elevamiento de horst lineal

de la plataforma insular (Arteaga,

F., 1989), donde se encuentra el archipiélago

Sabana-Camagüey, en el territorio

costero y marítimo. Las cadenas

están escalonadas con descenso hacia

el Norte y pasan a una llanura costera

cubierta por sedimentos alóctonos

que descansan directamente sobre las

estructuras plegadas del basamento.

Desde el punto de vista geológico,

la región morfoestructural del norte

se encuentra ubicada en la unidad

geotectónica del paleomargen continental

de Bahamas. Dicha unidad está

integrada por un conjunto de zonas

estructuro-faciales que constituyen

cada una de ellas mantos de sobreimposición

de vergencia al norte, que

se caracterizan por el predominio de

rocas carbonatadas y evaporíticas de

edad Jurásico superior Tithoniano al

Cretácico superior Maestrichtiano.

El límite meridional de esta región

morfoestructural coincide en líneas generales

con la sutura marginal antigua

Cubitas-Camajuaní. Sobre este plano

de falla de sobrecorrimiento, y directamente

al Sur, descansan los mantos

3


Fallla La Trocha

4


tectónicos alóctonos de los relictos

de la corteza oceánica antigua (ofiolitas)

y del arco volcánico cretácico.

El contacto tectónico puede seguirse

en el relieve desde las inmediaciones

del poblado Martí, en la provincia de

Matanzas, hasta el río Máximo, en la

provincia de Camagüey, pasando por

la base sur de las Alturas del Norte

de Las Villas y la Sierra de Cubitas,

estando solo interrumpido y desplazado

hacia el nordeste en la zona de

fallas La Trocha y enmascarado por los

depósitos de la cobertura neógena en

la llanura Ciego-Morón.

En la antigua provincia de Las

Villas, la comunidad morfoestructural

centro-septentrional de Cuba en tierra

firme está representada fundamentalmente

por las Alturas del Norte de las

Villas, que son una cadena de elevaciones

calcáreas que se extiende sublatitudinalmente,

surcando todo el norte

de la provincia por espacio de 220 km,

entre las inmediaciones del pueblo de

Martí, en la provincia de Matanzas y

las cercanías del pueblo de Chambas,

en Camagüey. En el flanco sur, las alturas

están limitadas por una escarpa de

falla transregional que las separa de la

llanura central por un accidente muy

claro: la sutura norte cubana. El flanco

norte se presenta escalonado hasta

formar la llanura septentrional. Esta

cadena de elevaciones está dividida

en bloques transversales escalonados,

cuya altura aumenta hacia el oriente.

Las unidades de bloque que resultan

de este fraccionamiento se nombran de

oeste a este: Lomas de Martí y Sierra

Morena, entre los pueblos de Corralillo

y Rancho Veloz; Sierra de Jumagua, en

la zona de Quemado de Güines; Sierra

de Santa Fe, al oeste del pueblo de

Camajuaní; Sierra de Bamburanao, al

sur de Remedios; Alturas de Meneses

y Cueto y la Sierra de Jatibonico, con

443 m de altitud en el extremo este. Al

este de la falla La Trocha esta comunidad

de morfoestructuras norteñas está

representada por la sierra de Cubitas,

también con escalonamiento descendente

hacia el norte y ascendente hacia

el oriente hasta el Cerro de Tuabaquey,

con 335 m de altitud.

Una neofalla normal de buzamiento

alto al suroeste fue detectada mediante

una perforación (Manuel Iturralde, comunicación

personal). Tiene su traza

en la base sur de estas elevaciones y se

encuentra en una posición intermedia

entre la vertical y el plano de la falla

antigua o sutura marginal de sobrecorrimiento,

dislocando y elevando a esta

última muy cerca de su traza, formando

las extensas cadenas de alturas.

Las diferencias regionales del plano

morfoestructural en las antiguas

provincias de Las Villas y Camagüey

se corresponden con la zonalidad de

las deformaciones tectónicas y con los

patrones de densidad de las secuencias

rocosas emplazadas durante la etapa

de formación del basamento plegado al

norte de Cuba.

El cambio brusco o discontinuidad

principal que de norte a sur se produce

en el diseño geométrico, en los estilos

y tipos y en la geodinámica endógena

reciente de la morfoestructura denota

claramente la existencia de dos comunidades

morfoestructurales regionales.

La raíz de esta diferenciación regional

del plano morfoestructural neotectónico

o mecanismo de formación, pudiera

encontrar una explicación en el control

geodinámico que debe haber ejercido

la litoestructura, ya que, una vez

establecidas las unidades geotectónicas

de mantos y disminuido los movimientos

horizontales en aquel medio

de compresión tangencial se produjo

el elevamiento isostático con mayor

intensidad, amplitud y linealidad

planimétrica en la región geotectónica

del norte, constituida por los materiales

menos densos (2.4-2.8 g/cm3)

y más fisurados, mientras que, en la

región central y sur de las provincias,

las morfoestructuras tienen carácter

isométrico, sin correspondencia o

indiferentes al emplazamiento de los

cuerpos estructurales de los complejos

volcánicos e intrusivos densos del

Cretácico. La falta de correspondencia

entre las morfoestructuras y las geoestructuras

en la región central y sur se

debe a la existencia de una estructura

más simple (fuera de la antigua zona

de obducción) y a que no existen en

profundidad bloques subverticales con

densidades contrastantes como sucede

en la zona de sutura marginal norte

cubana (Magaz, ob. cit.).

La morfoestructura de Trinidad y la superposición

tectónica de materiales pesados

Durante el Plioceno–Cuaternario se

formaron morfoestructuras positivas por

el enterramiento tectónico de materiales

ligeros por mantos de rocas pesadas

Hace unos 80 millones de años, en

el Cretácico superior Campaniano, las

rocas ligeras de la zona estructuro-facial

de Trinidad (materiales metaterrígenos

y metacarbonatados) quedaron

enterradas bajo un manto tectónico

potente de la zona Zaza, integrada por

vulcanitas (tobas, lavas y andesito-basaltos),

cuerpos intrusivos del clan del

granito y rocas densas en la parte basal

del complejo Mabujina (anfibolitas,

gabro-anfibolitas y granitos anfibolíticos).

Esta inversión en la densidad de

las rocas por causa tectónica dió lugar

a un levantamiento según el modelo

físico diapírico (Millán, G. y Somin,

M.L., 1981).

Este mecanismo de levantamiento

creó una estructura convexa con dos

sistemas de fracturas: radial y concéntrico,

creando un diseño de “caparazón

de tortuga” o de cúpula-bloque, un

estilo morfotectónico que condicionó

el cortamiento erosivo preferencial por

estas líneas disyuntivas, la distribución

circular de las unidades orográficas

con las más altas hacia el centro, el

cortamiento y verticalización de las

unidades de mantos de la zona Trinidad

y el afloramiento concéntrico de

las rocas calcáreas y de los materiales

terrígenos impermeables. Esto contribuyó

a la estructura, la división, los

tipos de sistemas kársticos y a su funcionamiento.

Los detalles de la mor

5


6


foestructura y el karst se pueden

encontrar en el capítulo IV.10 del libro

Geomorfología de Cuba, 2017 (Fig.2)

En el registro sedimentario existente

en la Cuenca Sur-Central, receptora

de los materiales acarreados desde las

montañas, se pudo identificar, por una

parte, la continuidad de los levantamientos

en el Eoceno superior y en el

Oligoceno y por otra, que la esfera de

erosión alcanzó a diseccionar las rocas

carbonatadas karstificables y terrígenas

sepultadas, exhumándolas gradualmente

y creando numerosas bases erosivas

a distintas profundidades, condición

esencial para el establecimiento de la

circulación subterránea y la karstificación

en condiciones de montaña.

Esta es la etapa en que se consolidó la

paleomorfoestructura del grupo Gua-

muhaya (*).

Durante el Mioceno inferior y medio

se elaboró el ortoplano de denudación,

atenuándose considerablemente las

pendientes del relieve y su posición

altitudinal mediante pediplanación.

El complejo de formas epikársticas de

los protosistemas paleógenos desapareció.

A partir del Mioceno superior

y durante el Plioceno y el Cuaternario

fué heredada la paleomorfoestructura

paleógena en sus límites regionales y

su estilo tectónico, iniciándose un nuevo

proceso de karstificación polifásico

a causa de un proceso de rejuvenecimiento

neotectónico discontinuo.

Durante el Plioceno–Cuaternario se

formaron morfoestructuras positivas a

causa del enterramiento de materiales

ligeros por mantos de rocas pesadas.

El Pico de Potrerillo visto desde el Valle

de los Ingenios en la cúpula de Trinidad.

Modificación neotectónica del fallamiento oblicuo

Durante el Plioceno-Cuaternario los

levantamientos verticales de bloque

heredaron parcialmente a muchas

fracturas antiguas o segmentos de ellas

y hoy son parte de los límites de las

morfoestructuras activas del territorio

Esfuerzos compresivos de dirección

nordeste formaron fallas laterales de

izquierda que cortan el archipiélago en

dirección diagonal con desplazamientos

de decenas de kilómetros según el rumbo

(Iturralde, M., 1988). Estas fallas, de

un modelo de colisión, concluyeron su

actividad transformante en el Eoceno

inferior, desplazando a las estructuras

de sobrecorrimiento y adicionando

nuevas líneas de debilidad extensas y

profundas al piso estructural del basamento

plegado.

Entre estas fracturas pueden ser citadas

las fallas Pinar, Hicacos-Güines, los

morfoalineamietos visibles al sur y este

de los cayos de las Cinco Leguas, las

fracturas del sureste de Isla de Pinos,

los Canarreos y Caibarién, la falla de

La Trocha, la falla Camagüey (**) y la

Cauto-Nipe, el morfoalineamiento de

Moa-Sabaneta-La Prueba, la falla Dos

Hermanas- Cajobabo y otras (Magaz,

A.R. et al, 2017). Algunos autores solo

señalan su desplazamiento lateral siniestro

hasta el Cenozoico temprano,

sin mencionar que en la etapa neotectónica

ocurrió una modificación en

el funcionamiento por sus planos a un

movimiento de resultante vertical.

Estas antiguas líneas de movimiento

rumbodeslizante fueron heredadas en

toda su traza o en segmentos de ella durante

la formación de los bloques neo-

(*) Los horizontes conglomeráticos y la composición petrográfica de las formaciones geológicas Meyer

y Condado (presentes en la Cuenca Sur Central, respectivamente del Eoceno medio y el Eoceno superior-Oligoceno)

permitieron conocer que la esfera de erosión alcanzó al manto enterrado de calizas y

esquistos carbonatados del grupo San Juan en esta época, exhumándolo al final de esta etapa, lo que

creó las bases erosivas que posiblilitaron la circulacion hidrogeológica en los horizontes karstificables.

(**) En el relieve actual la falla Camagüey no delimita bloques morfoestructurales activos y su expresión

geomórfica ocurre en el complejo de formas de la escultura erosiva tectocondicionada. Se trata

de una expresión pasiva

tectónicos de distinto orden y participan

del campo morfoestructural activo

creando el diseño y el escalonamiento

de la orografía (Figura 3).

Su expresión geomórfica va desde

escalones tectónicos de centenares

de metros de altura entre montañas y

llanuras (como la falla Pinar), decenas

de metros en las llanuras (como La Trocha),

hasta algunos metros en la zona

costera (Caibarién) y su posición esta

marcada también en cambios esculturales

notables y en los movimientos

tectónicos recientes lentos y rápidos

(sísmicos). En el oriente es donde se

han heredado estas líneas con mayor

densidad debido a la fuerte transformación

neotectónica.

Algunas de estas fracturas tienen

expresión submarina en el talud insular

septentrional del levantamiento cubano

mediante tramos de dirección nordeste

en distancias de 15 a 30 km que rompen

con la dirección general de este morfoelemento

estructural.

Al parecer, las estructuras de acreción

desplazadas hacia el nordeste por

estas fallas laterales quedaron en una

posición en el Paleógeno inferior que

fue heredada por los levantamientos de

resultante vertical durante el Paleógeno

superior y el Plioceno-Cuaternario,

aunque hay algunas evidencias en el

7


relieve de eventos transcurrentes remanentes

en estas etapas tardías, como se

observa en las fallas Pinar y La Trocha.

Los cambios más notables en la

dirección del talud insular y de otros

elementos costeros del norte de Cuba

están en el tramo de la playa Santa Fe-

La Chorrera y las fallas Hicacos, Cayos

de las Cinco Leguas y Caibarién.

En el talud insular suroccidental

también se identifican estas direcciones

entre Isla de Pinos y el extremo oriental

del archipiélago de los Canarreos, donde

el levantamiento cubano, siguiendo este

diseño, les da forma a las islas.

El fallamiento oblicuo se formó como manifestación final de la orogenia cubana y

se heredó en parte –con otro funcionamiento– en el Piloceno-Cuaternario.

Morfoestructura nororiental no heredada. Cambios

neotectónicos notables del medio geográfico

En las macrorregiones geomorfológicas

occidental y central muchas

morfoestructuras se consolidan en el

Paleógeno superior. Durante el Neógeno

tardío (después de formado el

ortoplano de denudación en el Neógeno

temprano) son una regularidad las

relaciones concordantes, de herencia

o reactivación de las unidades iniciales,

en conformidad con sus límites y

estilos tectónicos.

En estos territorios, los pisos

estructurales esenciales (el basamento

y la cobertura), así como las unidades

geotectónicas que los integran, son a

su vez, con aproximada correspondencia,

unidades morfoestructurales de

distinto orden y clase, presentándose

además una fuerte correlación entre las

estructuras antiguas y la construcción

neotectónica final.

En la macrorregión oriental el

cuadro es diferente.

La edificación neotectónica es realmente

una reconstrucción y reordenamiento

de la paleomorfoestructura.

El cuadro se caracteriza por morfoestructuras

discordantes (positivas y

negativas), no heredadas, o a lo sumo

parcialmente reactivadas con respecto

En el el Plioceno-Cuaternario la

tectónica moderna fue tan intensa

en la región oriental que cambió

radicalmente la geografía anterior

al plano morfoestructural paleógeno.

Esto tiene gran importancia con

relación a los estudios geotectónicos

y geodinámicos del Caribe, especialmente

en lo referente al esclarecimiento

de la historia de los movimientos

nuevos en las fajas tectónicas de

Bartlett y de la depresión del Canal

Viejo de Bahamas.

En este territorio, el grado de estudio

geológico de las secuencias del

Paleógeno y el Neógeno es suficiente

para comprender la paleomorfoestructura

en su plano más general, donde

se incluyen las características de sus

fases de preparación, consolidación

y de reconstrucción o ruptura de este

cuadro antiguo.

Los levantamientos estructuro-geomorfológicos

realizados en el Instituto

de Geografía (de morfoalineamientos,

morfotectónica, morfoestructural y de

la morfoescultura marina) completan

la información mínima referente al

plano de la morfoestructura actual.

El conjunto de la información referida

permitió la sistematización en el

estudio de clasificación morfoestructural,

principalmente en lo tocante al

desarrollo histórico.

Al analizar la paleomorfoestructura

y su correlación con el plano

actual es básica la información paleogeográfica

del Paleógeno obtenida

por Bresznyanszky, K. e Iturralde, M.

(1983). Esta reconstrucción paleogeográfica

se apoyó en el análisis micro

y litofacial. En la caracterización del

relieve emergido dichos autores consideraron

el carácter granulométrico

y el grado de redondeamiento de los

sedimentos clásticos marinos. Una

síntesis comentada de sus resultados

así como la interpretación morfoestructural

de sus datos, en especial, la

correspondiente a la morfoestructura

nororiental y áreas periféricas se esboza

en la Figura 4.

Desarrollo en el Paleógeno superior

(Oligoceno superior)

El grupo insular nororiental emerge

como resultado de los ascensos iniciados

en el Eoceno Superior y la mitad

Norte del actual sistema montañoso

está caracterizada por un grupo de

montañas en forma de arco, sometidas

a intensa denudación. Hacia el extremo

occidental, dicho grupo elevado

estaba unido por tierras bajas con la

paleomorfoestructura meridional (hoy

Sierra Maestra), que era entonces de

terrenos menos elevados.

Entre la base Sur del antiguo grupo

montañoso norteño y las áreas emergidas

de la Sierra Maestra se desarrollaba

una cuenca nerítica local de sedimen-

8


9


tos terrígenos clásticos y carbonatados.

El alto porcentaje de clastos ultrabásicos

presentes en los conglomerados

de la cuenca intramontana (serpentinitas,

gabros y diabasas), así como

de metamorfitas; la baja selección del

sedimento y su carácter grueso, reflejan

la elevada intensidad de los ascensos

tectónicos, el gran volumen de la

denudación y la posición septentrional

de las fuentes de aporte.

En este ambiente geomorfológico del

Oligoceno Superior tiene gran significado

morfoestructural la posición de

la zona de contacto entre las montañas

nororientales de entonces y la cuenca

nerítica descrita. Esta zona de paleocosta

puede localizarse con buena

aproximación trazando la línea que

pasa por la vertiente oriental del Valle

del Caujerí, el curso medio del río Toa

y los poblados de Boca del Pinar (en el

curso medio del río Sagua de Tánamo),

Achotal y San Fernando. Recalcamos,

esta línea significa que las montañas

ocupaban únicamente la mitad septentrional

del sistema actual.

El cuadro del Oligoceno representa

la fase de conformación de la paleomorfoestructura

nororiental (tanto de

las positivas como de las negativas),

tal como lo refleja el carácter de las

tectofacies descritas en los depocentros

de esta época, la Paleogeografía del

Oligoceno Superior marca la fase de

consolidación de la morfoestructura.

(Figura 4a)

Desarrollo en el Mioceno inferior y

medio basal

El mapa geológico de Cuba a escala

1:250000 (1989) y los trabajos de

Shein, V. et al (1985), Iturralde, M.

(1977) Franco, G. (1983), Breznyanszky,

K. et al (1983), entre otros, proveen

la información para interpretar la evolución

morfoestructural del territorio

nororiental durante la parte media y

alta del Cenozoico.

Entre las evidencias geológicas y

geomorfológicas más importantes

que confirman la transgresión y el

hundimiento tectónico parcial de la

paleomorfoestructura nororiental en

premontañas de San Nicolas-Mico-San

Fernando, las mesetas del Guaso y de

Monte Verde-Caridad de los Indios, y

las sierras del Maquey y de Mariana.

En el relieve, las superficies de

planación superiores en las montañas

deben estar relacionadas tanto con el

corte abrasivo de regresión como denudativo

correspondiente al Mioceno

medio y superior, e incluso al Plioceno

antiguo. Los restos de estas superficies

más antiguas se distribuyen en los

niveles de cima de las sierras de Nipe y

del Cristal, en la meseta de La Calinga,

la Sierra de Moa, la meseta del Guaso,

las Cuchillas del Toa y Baracoa y en la

Sierra del Purial. Estos niveles superiores

en las zonas occidental y central de

Cuba fueron reunidos, desde el punto

de vista cronológico y morfológico

bajo el término de Ortoplano miocénico

(Lilienberg, 1973).

El llamado ortoplano fue desarticulado

y diferenciado altitudinalmente

por el fallamiento del Plioceno-Cuaternario,

elaborándose otra serie de superficies

de igual génesis en la periferia

y los valles fluviales del interior de

los grupos montañosos, alguna de las

cuales están elaboradas en las rocas del

Mioceno inferior (formación Yateras)

y más jóvenes (formación Cabo Cruz,

Mioceno medio al superior).

Las relaciones de discordancia morfoestructural

se aprecian muy bien en

la ubicación de la Depresión Central

actual (Alto Songo-La Maya), donde

se encuentran las llanuras más altas

de Cuba. Esta se sitúa al sur y suroeste

con respecto a la paleocuenca marina

del Paleógeno Superior.

La Depresión Central debe su origen

a la consolidación de los mesobloques

montañosos de la Sierra Maestra, al

sur, y de Nipe-Sagua-Baracoa, al norte,

obteniéndose una estructura de levantamiento

retardado.

En oposición a los potentes sedimentos

fluviales que debían esperarse

en una unidad ubicada entre dos

sistemas montañosos activos, sus

superficies solo están cubiertas por

suelos derivados de la roca y escasos

sedimentos. Esta aparente parado-

10

el Mioceno Inferior y Medio basal se

pueden relacionar las siguientes:

1. La existencia de rocas de esta

cobertura distribuídas en su periferia

o formando fragmentos de

poco espesor en el interior del

macizo a manera de sombreros

(en forma de mesas y buttes),

como restos de mesetas.

2. La existencia de fragmentos

de superficies de nivelación extensas,

de morfología marina y

denudativa, elaboradas en rocas

de la formación Yateras y localmente

formando plataformas

discordantes con la estructura

formacional, a alturas entre 400

y 570 m.

3. La presencia de fauna del

Mioceno inferior y medio en el

interior de las cortezas de intemperismo

redepositadas.

El desarrollo de la mayor parte del

área en condiciones sumergidas durante

el Mioceno inferior y medio confirma

un cambio en el sentido de los

movimientos tectónicos en un tiempo

relativamente breve y significa la fase

de ruptura de la actividad tectónica

positiva de la paleomorfoestructura

norte, consolidada en el Paleógeno

superior.

Desarrollo a partir del Mioceno

medio (parte alta). Consolidación de

la morfoestructura actual. Su correlación

con la paleomorfoestructura

En la Figura 4b se observa que la discordancia

planimétrica de la morfoestructura

montañosa actual respecto al

plano del Paleógeno Superior es muy

notable. La consolidación discordante

del mesobloque nororiental o grupo

Nipe-Sagua-Baracoa se manifiesta en

la extensión de las montañas jóvenes

hacia el sur a causa de la fractura y el

elevamiento parcial de la cuenca marina

paleógena y de los sedimentos más

jóvenes del Mioceno inferior y medio,

ahora involucrados en el macizo. Los

bloques montañosos que desde la parte

alta del Mioceno superior ocupan la

posición de la antigua cuenca Paleógena

nombrados de oeste a este son: las


ja natural encuentra respuesta en la

mitad meridional de las montañas del

norte, que contienen las mismas rocas

marinas. Esto significa que a partir

del Paleógeno, parte de la antigua

depresión marina se ha estado elevando,

estrechando e integrando a

las montañas, como arrastrada en el

surgimiento de ellas, debido a lo cual

no se han podido acumular los esperados

aluvios que han sido evacuados,

en este caso, fuera de esta área llana

intermontana en emersión hacia las

verdaderas cuencas con tendencia al

hundimiento (Cauto y Guantánamo).

Las mediciones realizadas sobre el

carácter de los movimientos tectónicos

recientes arrojan que mientras que la

Sierra Maestra y las montañas norteñas

se elevan a razón de +1 a +3 mm/año,

la llanura central del Cauto se hunde a

una velocidad de –14 mm/año.

Las terrazas marinas elaboradas sobre

las rocas resistentes de la cobertura

adquieren gran desarrollo en el relieve

costero. La edad relativa de estas terrazas

ofrece una valiosa información

referente al Plioceno-Cuaternario y

permite inferir la edad geólogo-geomorfológica

de las superficies de

nivelación discontinuas situadas por

encima de los 580 m.

La costa sureste de la meseta de

Maisí presenta 26 superficies marinas

desde el nivel actual del mar Caribe

hasta los 580 m de altitud. Si se tiene

en cuenta la edad de las rocas elaboradas

por la abrasión, los niveles superiores

de terraza datan del Plioceno

inferior y medio, de lo cual se infiere

una edad Mioceno superior e incluso

de la parte alta del Mioceno medio

para los restos de las plataformas más

elevadas del sistema montañoso (restos

de la pendiente sur de la Sierra del Purial

(600 m), superficie de Pinares de

Mayarí (500-700 m), restos de la pendiente

meridional de la Sierra del Cristal

(700-800 m), de la Loma de Mulas,

entre los ríos Mayarí y Levisa (700-800

m) y otras más elevadas como las de la

Loma de La Mensura, Pico Cristal, La

Calinga y El Guaso entre otras, cuyas

alturas son respectivamente de 900-

1000 m, 1100-1200 m, 860-1045 m y

840-914 m.

Todas estas consideraciones permiten

resumir las siguientes conclusiones:

1. Las evidencias geólogo-geomorfológicas

demuestran que a

partir del Mioceno medio tardío

y principalmente durante el

Mioceno superior y el Plioceno

tuvo lugar la fase de consolidación

y el desarrollo primario de

la morfoestructura nororiental

actual.

2. La mitad meridional del

sistema montañoso nororiental

es no heredada y original de la

parte alta del Mioceno medio,

sin antecedentes históricos.

3. En la mitad septentrional de

este sistema montañoso se encuentran

morfoestructuras reactivadas

de la misma edad (Mioceno

medio), con antecedentes

históricos en la paleomorfoestructura.

Presentan este desarrollo

las unidades orográficas

de Nipe, Sierra del Cristal, las

alturas y llanuras septentrionales

de Mayarí, Cuchillas de Moa y

Toa, La Calinga o El Toldo, las

montañas bajas y las Cuchillas

de Baracoa, la Sierra del Purial y

probablemente la parte alta de la

meseta de Maisí.

4. En la serie geomorfológica de

la morfoestructura nororiental se

destacan superficies marinas secuenciales

y fragmentadas, planas

e inclinadas. Los fragmentos

situados entre 600 y 1200 m son

los mas antiguos que se conservan

en el relieve actual, donde

se pueden identificar además

superficies denudativas. Probablemente

sus edades varíen desde

el Mioceno superior para las más

bajas, (entre 600 y 800 m) y el

Mioceno medio tardío para las

superiores. Este juicio se basa en

la edad de las terrazas más altas

de la costa, elaboradas sobre

rocas calcáreas de la formación

Cabo Cruz del Mioceno medio

al superior, (terrazas de 580

a 600 m., fechadas dentro del

Plioceno antiguo).

5. La evolución del relieve de la

región oriental, entre el Oligoceno

y el Plioceno temprano,

muestra que al principio de

la etapa (Oligoceno) la mayor

actividad ocurrió en el borde

norte, cuando se formó un

arco montañoso activo donde

tenían lugar intensos procesos

erosivos, mientras que su borde

meridional estaba representado

por colinas y alturas denudadas.

Una vez concluida la planación

neógena en el Mioceno medio,

las montañas nororientales crecieron,

extendiéndose hasta el

área central durante el Plioceno,

cuando también se activó la formación

de montañas en el borde

sur del megabloque, formándose

la Sierra Maestra. Esta distribución

espacio-temporal de los

sistemas montañosos sugiere

que la faja tectónica intraplacas

del Canal Viejo de Bahamas se

activó mucho antes de que lo hiciera

la faja tectónica interplacas

de Bartlet.

Otro ejemplo de la notable transformación

neotectónica en la región

geomórfica oriental son los fragmentos

de cuencas sedimentarias convertidas

en mesetas. La meseta de Santa María

de Loreto, en la periferia septentrional

del macizo de la Gran Piedra, es una

morfoestructura invertida, controlada

por la falla Baconao, y elevada durante

los ascensos neotectónicos de la

parte marginal suroeste de las cuencas

Central y Guantánamo. En el Eoceno

medio y Superior, la meseta era

parte de una depresión en la cual se

acumulaban los conglomerados de la

Formación Camarones del Eoceno medio-superior

y en la actualidad es una

meseta horst-monoclinal con 600-620

m de altitud, (Magaz, A. et al, 2017).

Durante el Neógeno-Cuaternario

ocurrieron movimientos tan relevantes

en la región oriental que cambiaron totalmente

el paisaje geográfico, eventos

que no tuvieron esa clase al occidente

de la falla Cauto-Nipe.

11


Algunas consideraciones generales sobre la morfoestructura

de Cuba, sus tipos y clasificación

De acuerdo con lo tratado se puede

resumir que los procesos internos

han jugado un papel esencial en la

formación de los rasgos fundamentales

del relieve de la tierra firme y los

fondos marinos. Las peculiaridades del

desarrollo de la corteza terrestre en el

Caribe occidental han creado un campo

morfoestructural diverso a partir

del Eoceno medio. En este plano, se

pueden distinguir diferentes tipos de

relación entre el relieve y la estructura

geológica. Entre los tipos mas importantes

de morfoestructuras se encuentran

las siguientes:

Tectomorfoestructuras o

morfoestructuras activas

Son unidades de bloque limitadas

por fallas móviles que se originaron

en el proceso de consolidación de las

estructuras neotectónicas en la etapa

eoceno-holocénica cuando pudo

restablecerse el equilibrio isostático

regional.

Sus estilos geotectónicos tridimensionales

son muy diversos y han sido

formados a partir del Eoceno medio,

principalmente en el Eoceno superior-Oligoceno,

en el Plio-Pleistoceno

temprano y durante el Pleistoceno medio

y superior. La mayor parte de ellas

tiene actividad geodinámica reciente,

mientras que en el resto muestran actividad

sólo una o varias de sus partes

o secciones. Esta actividad consiste en

movimientos recurrentes ocurridos

durante las últimas tres etapas mencionadas,

así como en las etapas reciente

y contemporánea (morfoestructuras y

fracturas de reactivación discontinua).

Esta actividad se revela en las curvas

de las velocidades y en los gradientes

de los movimientos tectónicos seculares

lentos de la corteza terrestre, en

la sismicidad y en las características

morfológicas y morfométricas de la escultura

del relieve de distintas edades.

Las morfoestructuras activas tienen

dimensiones que van desde centenares

de metros hasta centenares y miles de

kilómetros cuadrados ya que las de

menores dimensiones están contenidas

en las de órdenes mayores, formando

así la composición morfotectónica o

fraccionamiento de estilo germánico

de la región.

Estas morfoestructuras pueden

presentar tendencia al levantamiento

(positivas), al hundimiento (negativas)

o al hundimiento relativo (de elevación

retardada) y tienen diferentes amplitud

sumaria, sentido e intensidad de

movimiento, por lo cual constituyen

tanto llanuras, alturas y montañas en la

tierra firme, como fosas, depresiones,

mesetas y sistemas montañosos en el

fondo marino.

En lo tocante a Cuba, la morfoestructura

activa de primer orden dimensional

es un gran bloque del borde

norteamericano que fue nombrado

Microplaca Cubana por Ushakov, S.A.

et al, (1979).

Esta unidad se subdivide en tres

megabloques: Neotectónico cubano,

Hoya de Yucatán y la Cresta Caimán.

El megabloque Neotectónico cubano

se divide en tres macrobloques:

Occidental, Central y Oriental. Ellos a

su vez se subdividen en mesobloques

que forman las llanuras, las cadenas de

alturas, las premontañas, las submontañas

y los sistemas montañosos y, a su

vez, estas unidades se subdividen tambien

en bloques y microbloques que

en sus combinaciones arquitectónicas

forman diferentes estilos que pueden

repetirse en el espacio, con la existencia

de estilos únicos irrepetibles en el

paisaje geomórfico.

El único caso detectado en el país de

una morfoestructura activa que no es

de bloque fallado sino de plegamiento

Plioceno-Cuaternario es la Loma de

Cunagua, cuyo origen se asocia a un

desplazamiento transcurrente tardío

de la zona de fallas La Trocha en Cuba

central.

También existe un grupo numeroso

de morfoestructuras locales circulares

y elípticas que han presentado

actividad similar en algunas de las

etapas señaladas, por lo cual deben ser

consideradas como activas, además

de haberse formado según se conformaban

las geoestructuras de cúpula

que las originaron y sustentan en el

subsuelo. Localmente los levantamientos

de las alturas de Turiguanó y Punta

Alegre se deben a inyecciones diapíricas

de evaporitas, que combaron los

sedimentos de la cobertura neógena.

Litomorfoestructuras o

morfoestructuras pasivas

Se formaron como resultado de la

expresión de estructuras geológicas

antiguas (inertes), bajo la acción de la

erosión diferencial ocurrida a causa de

la organización estructural de las rocas

con diferente resistencia en esas geoestructuras.

El grado de expresión en el

relieve de las estructuras antiguas –y

por ende de la formación de estas unidades

pasivas– se debe, por una parte,

al rango de variacion preexistente en la

dureza de las rocas y, por otra, a la variacion

espacio-temporal de la energía

potencial del territorio neotectonizado,

lo cual ha sido una función del mecanismo

dinámico de formación de las

morfoestructuras activas.

La diferenciación exógena de las

rocas y estructuras geológicas inertes

se verificó de un modo discontinuo

durante todo el Plioceno y el Cuaternario

debido a la alternancia de etapas

de tectonismo y planación. Muchas

morfoestructuras pasivas se encuentran

sepultadas, ocultas o semiocultas

bajo los sedimentos marinos de la

transgresión miocénica, a manera de

discordancias erosivas multiformes,

pero la mayor parte de ellas encontraron

las mejores condiciones para su

desarrollo y diversidad en los sistemas

montañosos y en las llanuras altas de la

parte axial del territorio insular, áreas

que estuvieron expuestas a relativamente

largas etapas de denudación con

fuerte expresión del relieve petromórfico

o litoestructural.

Entre las estructuras geológicas

antiguas que mejor se manifiestan

pasivamente en el relieve de Cuba se

encuentran los mantos y escamas de

sobrecorrimiento y en menor grado,

los diferentes tipos de plegamientos

12


correspondientes a la Orogenia cubana

de compresión. También tienen expresión

en superficie algunas estructuras

integradas por tobas, tufitas, calizas

y rocas intrusivas pertenecientes a

los arcos volcánicos extinguidos en el

Cretácico y en el Paleógeno.

En cuanto a las dimensiones espaciales

de la litomorfoestructura cubana,

sus valores varían del mismo modo

que las unidades del campo activo,

donde las de menor orden espacial

estan contenidas en las de mayor extensión,

pero con la particularidad de

que las locales son discontinuas en el

espacio (aunque pueden ser repetibles

en sus tipos), ya que su manifestación

en el relieve no tiene continuidad

espacial, tal y como ocurre en el

campo activo, que es un fenómeno de

propagación extensa como se revela

en el plano morfotectónico durante los

trabajos de cartografía geomorfológica.

Las unidades pasivas de primer

orden espacial pueden ser encontradas

en la diferente expresión geomórfica

exógena existente entre los pisos

estructurales principales: el Basamento

y la cobertura neoplatafórmica de

la corteza de Cuba, así como en las

diferencias del relieve existentes entre

las unidades estructurales de ambos

pisos (el paleomargen continental de

Bahamas, los relictos del arco volcánico

cretácico, los relictos de la corteza

oceánica y los macizos continentales

meridionales, en el piso del basamento

plegado, y las secuencias paleógenas,

neógenas y cuaternarias, en el piso

estructural de la cobertura neoplatafórmica),

como fue explicado en

la primera parte de este examen.

Las unidades pasivas de orden local

son discontinuas en el espacio debido

a que no existen diferencias en la resistencia

de los materiales expuestos o

también a que ellos están igualados en

el relieve a causa de cortes abrasivos

Las esquinas de la imagen han sido veladas ligeramente para destacar el área de las cuestas.

13


ocurridos en lugares llanos caracterizados

por movimientos leves o poco

contrastantes entre bloques tectónicos.

Es decir, las unidades menores son

discretas a causa de la inexistencia de

materiales contrastantes contenidos

en las estructuras antiguas, de manera

que los mismos son igualados por la

erosión y la denudación, perdiéndose

asi los límites de las litoestructuras que

podrían existir y que harían de estas

unidades menores un campo de diferenciación

continuo.

Un ejemplo de las litomorfoestructuras

de orden inferior, puede ser observado

en el relieve de cuestas paralelas

elaboradas en una estructura homoclinal

del centro-norte de la provincia de

Pinar del Río, donde las cuestas estan

formadas por horizontes gruesos de

cuarcitas duras que alternan con rocas

terrígenas deleznables. Este territorio

se identifica en las fotografías aéreas

por un sistema de drenaje de configuración

paralelo y rectangular formado

por valles subsecuentes, antecedentes y

consecuentes (Figura 5).

Otro relieve de cuestas y crestas

muy representativo de estas unidades,

se observa al suroeste de la meseta

de Maisí, elaborado en horizontes

resistentes de la formación Sierra

Verde. Otros ejemplos de la expresión

geomórfica discontinua de las estructuras

pasivas son las crestas y microcrestas

de la llanura del Sur de la

provincia Habana y de las llanuras del

centro de Las Villas y de Camagüey.

Las morfoestructuras de ambos

campos (activo y pasivo) coexisten en

el relieve y en la cartografia, pueden

tener un diseño discordante y también

concordante, lo cual demuestra la interacción

entre ambos campos, ya que

muchas unidades activas estuvieron

condicionadas en su surgimiento a

las condiciones físicas del basamento,

mientras que otras pasivas no se manifestaron

durante el nuevo fallamiento

y emersión, quedando muertas no solo

en la corteza sino también en el relieve.

A causa de la complicada dinámica

en el movimiento de extensos y profundos

mantos tectónicos que incluyó

el escamamiento y división de los

mismos, ocurrieron notables inversiones

en las secuencias estratigráficas

y en la densidad de las rocas. Muchas

unidades ligeras quedaron enterradas

bajo espesores considerables de materiales

más pesados y, como consecuencia

de esta inversión en la densidad

de las rocas por efecto tectónico, se

establecieron en el territorio sectores

de levantamiento mediante el modelo

diapírico, mecanismo físico que tuvo

un segundo nivel de importancia en

la diferenciación neomorfoestructural

del territorio. Así surgen las cúpulas

de Trinidad y Sancti Spíritus del grupo

montañoso Guamuhaya y una parte

de las alturas escalonadas y llanuras al

norte de Cuba central, entre otros.

La correspondencia entre las morfoestructuras

activas y los pisos

estructurales y sus unidades geotectónicas

del basamento observada en el

occidente y centro de Cuba se pierde

parcialmente en el relieve de la región

oriental, al este de la falla Cauto-Nipe.

Esta discordancia se manifiesta en el

ejemplo de una antigua cuenca marina

interior del Paleógeno, cuyos sedimentos

se encuentran hoy integrando la

mesovertiente meridional de las montañas

del nordeste de Oriente.

Los conocimientos sobre la morfoestructura

y su dinámica pueden

ser aplicados en numerosas investigaciones

geocientíficas y tareas prácticas

entre las que se destacan la estimación

de la peligrosidad, el pronóstico sísmico

y de eventos gravitacionales; la

definición de la evolución, la estructura

y el funcionamiento hídrico de las

regiones kárstificadas; el pronóstico

para la búsqueda de yacimientos minerales

y petrogasíferos; la correlación

entre los movimientos lentos del nivel

marino y de la litosfera; la aplicación

de métodos geocientíficos geotécnicos

en los proyectos de construcción

complicados, hidrotécnicas y especiales

y el pronóstico para la búsqueda

de cavidades subterráneas entre otras

numerosas actividades.

Retomar el análisis morfoestructural

y la cartografía de estas unidades es

penetrar en el estudio paleogeográfico

complejo de uno de elementos más

importantes en la formación del archipiélago,

cuyo resultado en el paisaje

constituye una desviación azonal para

la zona climamorfogenética tropical.

Esta línea de investigación permite

discriminar los efectos derivados de

los procesos endógenos y exógenos

y comprender el resultado físicogeográfico

de su funcionamiento como

un mecanismo único

Fragmento de una escama de

sobrecorrimiento a orillas del

embalse Hanabanilla. Es una litomorfoestructura,

una estructura

antigua expresada en el relieve por

erosión diferencial.

14


REFERENCIAS

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15


El Batey

azucarero

Por Sonia Montiel Rodríguez y Arnoldo Oliveros Blet

Una esquina del batey en el central Jaronú, fundado en 1916 (actual Brasil) en Esmeralda, monumento

nacional. La foto es anterior al huracán Irma del 8 de septiembre del 2017, que provocó serios daños.

16


El declive del emblemático asentamiento cubano

El batey azucarero, que fuera la célula

del poblamiento rural cubano, está en

riesgo de desaparecer.

Durante la crisis económica de los

años 90 se paralizaron muchos centrales

azucareros producto de su baja eficiencia

o de la limitada disponibilidad de caña

para la molienda. La situación se agravó a

tal punto que muchos bateyes perdieron

su actividad económica principal, lo que

condujo a la emigración de su población

hacia las ciudades y al exterior del país. El

proceso fue relativamente rápido y al final

desembocó, a partir del 2002, en una reestructuración

general del sector azucarero

denominada Tarea Álvaro Reynoso.

En la práctica, el proceso consistió en el

desmantelamiento de la mayor parte de la

industria, las plantaciones y las industrias

de apoyo al sector azucarero. En ese año

tres de cada cinco centrales azucareros

suspendieron su actividad, pasaron de 156

a 61 fábricas, lo que es equivalente al 39%

del total. De 97 municipios con centrales

azucareros, 45 perdieron la totalidad de las

fábricas que se localizaban en su territorio

(Instituto de Planificación Física, 2003).

La producción azucarera en Cuba,

que siempre alcanzó valores notables, se

redujo a apenas 1.1 millones de toneladas

en la zafra 2009-2010 (Tabla 1). En la zafra

2016-17, solo 20 centrales azucareros de

nueve provincias permanecieron activos.

La zafra 2018-2019 no alcanzó a producir

los 1.7 millones de toneladas de azúcar

propuestos.

En el 2003, de un total de 2327 asentamientos

azucareros había 336 clasificados

como urbanos, lo que es equivalente al

4.4% del total, mientras que los restantes

1991 asentamientos eran rurales, lo que

representa el 85.6%.

Estos asentamientos agrupaban en total

a 3.5 millones de habitantes, de ellos un

76% de ellos en asentamientos urbanos y

24% en rurales.

Es importante notar que la influencia de

la actividad azucarera se extendía más allá

de los asentamientos en los centrales y los

bateyes de diferente tamaño, alcanzando

hasta algunas ciudades de mayor importancia

(IPF, 2003).

La desactivación de los centrales

azucareros ocurrió en todo el territorio

nacional, siendo más notable en el occidente

y sobre todo en el centro occidente

del país, en las provincias de Matanzas,

Villa Clara y Cienfuegos. Esta situación

provocó el desplazamiento de unos

100 000 trabajadores a nivel nacional. Los

bateyes y otros asentamientos vinculados

a la actividad azucarera quedaron sin

una base económica, muchos bateyes se

destruyeron y se dispersó la fuerza de trabajo,

surgiendo asentamientos fantasmas

con la emigración de la población. Algunos

caminos rurales se deterioraron o desaparecieron,

así como equipos, ferrocarriles,

incluso ciertos servicios, entre ellos el de

transporte, brindados a los pobladores de

los bateyes.

El batey en la historia de Cuba

Los bateyes han sido asentamientos

de la población cubana y sus actividades,

asociados a los ingenios y centrales. En

ellos se forjó la tradición y gran parte de

los rasgos de la cultura cubana. Hasta hoy

día los bateyes azucareros han perdurado

a través del tiempo como testigos y protagonistas

de la evolución de la actividad

azucarera, la actividad económica más

importante del país. Las transformaciones

ocurridas en Cuba en las últimas tres

décadas han marcado y están modificando

profundamente esta huella histórica en

detrimento de una forma de vida y de

organización social y espacial.

El central azucarero y el batey, asociados

a la producción del azúcar de caña, han

constituido el conjunto económico y social

principal del país, localizándose en gran

parte del espacio geográfico cubano.

La producción azucarera cubana ha sido

durante siglos una de las mayores del

mundo, situación que ha cambiado drásticamente

en los últimos treinta años.

La caña de azúcar tiene su origen en

la lejana Polinesia y se estima que se

introdujo en Cuba a inicios del siglo XVI.

Al inicio, los cultivos se asociaron a las

pocas ciudades existentes y conformaron

cinturones alrededor de estas. Luego se

produjo la expansión y la conquista de los

espacios hacia el interior del país, asociándose

a las economías de plantación, al

comercio y la exportación a gran escala.

Esta expansión inicialmente se localizó

en la llanura de Habana-Matanzas y luego

continuó hacia el oriente del país, alejándose

de las principales ciudades. A partir

de esto se produce el surgimiento de la

población rural cubana asociada a las

actividades agrícolas, específicamente al

cultivo de la caña de azúcar y a la incipiente

industria azucarera.

Actualmente los bateyes azucareros casi

han desaparecido del paisaje rural cubano,

y posiblemente los cubanos más jóvenes

desconocen su existencia a pesar de su

notable papel en la actividad económica

y social, y de la presencia de importantes

huellas en el territorio del país.

¿Qué es un batey azucarero?

El batey es un espacio geográfico y

social desarrollado a partir de la expansión

del cultivo de la caña y la producción de

azúcar. Es un asentamiento que surgió

vinculado a la actividad económica azucarera

en la época colonial. Los primeros

ingenios se localizaron principalmente en

La Habana, Matanzas, en Santiago de Cuba

y Bayamo. En los inicios del siglo XVII ya

había unas 50 de estas instalaciones.

17


Figura 1. La localización de los centrales azucareros y los bateyes

se basa en los censos del 2002 y 2012 e incorpora información

reciente sobre la actividad azucarera. Los puntos negros

son bateyes más pequeños, rurales, vinculados a la actividad

azucarera. Los centrales muestran su estatus actual e incluyen

la existencia de un batey mayor adyacente o muy próximo.

La palabra batey es de

origen taíno y tiene diferentes

significados. Usaban

la palabra batey para

referirse al juego de bola

o pelota. También en el

frente de la casa principal,

la del cacique, había una

plaza llamada batey donde

celebraban sus juegos o

fiestas llamadas areítos

Según Barnet (2005, en Lozano Zamora,

2009), “El batey, coto cerrado, célula fundamental,

contribuyó a la fusión integradora

de todos los valores originarios de nuestro

país […] donde se dan el abrazo definitorio

todas las manifestaciones que componen

nuestro acervo espiritual y material”.

El batey ha sido el asentamiento o pueblo

de mayor importancia histórica a nivel

nacional, extendiendo su presencia en todo

el territorio rural cubano, incluso se ha

establecido que los bateyes eran pequeñas

ciudades. Dembicz (1989) señala que son

ciudades industrializadas y especializadas.

El uso de la palabra batey siempre ha

hecho referencia al conjunto de instalaciones

que surgen alrededor de un central

azucarero, principalmente las viviendas de

los trabajadores y sus servicios. También

se les llama comunidad, pueblo, o poblado.

Los bateyes como asentamientos poblacionales

siempre han sido importantes y

desde hace varias décadas han constituido

una categoría específica dentro del manejo

estadístico y censal (Censo de Población y

Viviendas de Cuba y Nomenclador Oficial

de Asentamientos Humanos de Cuba).

En el censo del 2012, los bateyes (como

categoría censal) fueron considerados

asentamientos que tenían, en su gran

mayoría, menos de 200 habitantes, conjuntamente

con los asentamientos llamados

caseríos. Se incluyeron 3342 asentamientos

en esta categoría con una población

general de 369000 personas (Figura 1).

Los bateyes también alcanzaron una

importante jerarquía en el Sistema de

Asentamientos Humanos de Cuba. En la

división político administrativa de 1976

aproximadamente 29 grandes bateyes asociados

a centrales azucareros adquieron

la categoría de cabeceras municipales. El

75% de los 169 grandes bateyes en Cuba

son considerados asentamientos urbanos y

el resto son rurales.

Evolución del batey azucarero

Las primeras referencias que se cono-

cen sobre los bateyes fueron expuestas por

los europeos que llegaron a las islas del

Caribe, en alusión a las pequeñas poblaciones

de taínos en aldeas. Los principales

asentamientos de este tipo fueron encontrados

por los españoles en el siglo XV.

En la época colonial estas aldeas se

transformaron con las plantaciones de

café y caña de azúcar. En Cuba se crearon

distintos tipos de bateyes, como

los azucareros y los cafetaleros. El batey

estaba formado por los pequeños ingenios

y las viviendas de los esclavos, que eran las

barracas o barracones. En los ingenios se

molía la caña en los trapiches con el uso

de animales como fuerza motriz.

En otros países del Caribe

insular, como la República

Dominicana, Puerto Rico

y Haití también surgieron

bateyes azucareros. Hoy el

término batey en República

Dominicana se vincula a

asentamientos muy pobres

con población haitiana y se

les asocia con marginalidad

A principios del siglo XIX existían alrededor

de mil ingenios con sus correspondientes

bateyes que eran muy diversos en

tamaño poblacional y en sus características

físicas. La aplicación de los adelantos

científicos para aumentar el rendimiento

18


Figura 2. La creación y desaparición de centrales azucareros ha

sido más intensa en los siglos XVIII y XIX, con una gran cantidad

de centrales fundados y a partir del año 2002, con el desmantelamiento

de una gran cantidad de centrales azucareros.

de la producción y las ganancias, convierten

a Cuba en un terreno fértil para el

proceso de concentración de la producción

de azúcar. En 1840 se introduce la máquina

de vapor, y a partir de ese momento

los ingenios y trapiches se comienzan a

llamar centrales azucareros. El ferrocarril,

inaugurado en 1837, también se comenzó

a utilizar para trasladar la caña de azúcar.

El surgimiento de estas nuevas industrias

provocó la necesidad de más empleados

y conllevó a un proceso de concentración

de la población en sus alrededores.

Al mismo tiempo, la necesidad de más

caña de azúcar para moler, conllevó al

establecimiento de grandes fincas azucareras

que requerían también gran cantidad

de trabajadores que se asentaron en las

inmediaciones de estas.

Con estas transformaciones, la zona

de influencia económica y social de

los centrales azucareros y sus bateyes

comienza a crecer, y se forma una red de

poblamiento rural mejor estructurada que

se amplía con la aparición de carreteras y

terraplenes.

En la Cuba republicana el batey fue el

lugar donde vivía la población que trabajaba

en el campo y en el central azucarero.

En un análisis de las nóminas de los

centrales azucareros (Sierra Torres, 2017)

se observó la presencia de personas de

varias nacionalidades; los que trabajaban

en la actividad industrial eran principalmente

cubanos, españoles y jamaicanos,

mientras que en la agricultura trabajaban

como colonos principalmente canarios

y cubanos, por último, los cortadores de

caña eran más frecuentes los haitianos y

otros antillanos.

Los grandes centrales azucareros de

los primeros treinta años del siglo XX,

asociados principalmente a la inversión

norteamericana, contaban con bateyes de

mayores dimensiones que tenían importantes

adelantos tecnológicos para la

época, como el telégrafo y el teléfono.

Cuba ya era un importante productor de

azúcar. En 1919 llegó a producir más de

4 millones toneladas y en 1952 más de 7

Batey del desmantelado central Manatí.

millones.

Según Dembicz (1989) hasta 1951 todos

los bateyes que no tuvieran más de 200

viviendas estaban bajo la administración

social y económica exclusiva del dueño del

central. El Estado solo se encargaba del

control jurídico.

En 1959 existían en Cuba 161 centrales

azucareros con una capacidad de producción

de azúcar cercana a los 7.5 millones

de toneladas (Triana, 2016). Para que se

tenga una idea de la magnitud de estos

datos, la población de Cuba en 1952 solo

era de 5.8 millones de habitantes.

Después de la nacionalización de los

centrales azucareros en 1959, los centrales

y sus bateyes cambiaron su nombre casi

en su totalidad, lo que ha traído confusiones

debido a que hay bateyes que se

conocen con un nuevo nombre, otros con

el viejo y en algunos casos se usan los dos

nombres. Lo anterior, unido a la dinámica

en el proceso de decisiones sobre la actividad

azucarera actual en Cuba, dificulta el

conocimiento preciso de los centrales en

producción y en reserva (Figura 2).

En otros períodos la dinámica no fue

muy fuerte, por ejemplo entre 1960 y

2001, se inauguraron 9 centrales, casi

todos de gran tamaño y que aún continúan

en producción o en reserva con disponibilidad

de molienda cuando se necesite. En

este mismo período fueron desactivados

aproximadamente 13 centrales fundados

en la época colonial e inicios del siglo XX.

19


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la caña de azúcar. https://oncubanews.com/opinion/columnas/

contrapesos/la-maldita-bendicion-de-la-cana-de-azucar/

los autores

Sonia Montiel Rodríguez es doctora

en Ciencias Geográficas. Ex

decana y ex profesora titular de

la Facultad de Geografía de la

Universidad de La Habana. Fue

consultora del Programa de Naciones

Unidas para el Desarrollo y de

la Agencia Española de Cooperación Internacional

en la Republica Dominicana, donde también

ejerció como profesora universitaria. Es profesora

adjunta de la Universidad URBE en Doral,

Florida. Actualmente vive en Miami.

Arnoldo Oliveros es doctor en

Ciencias Geográficas. Ejerció

como profesor de la Facultad de

Geografía de la Universidad de

La Habana en la enseñanza de

pregrado y posgrado y como Investigador

en el Centro de Estudios

Demográficos de la UH. Trabaja en el Departamento

de Recursos Hídricos de la Agencia de

Protección Ambiental de la tribu Miccosukee de

la Florida. En la actualidad vive en Miami

Ingenio Buenavista, Trinidad, en 1852. Grabado de Eduardo Laplante

20


Manatí

Cómo languidece una red de bateyes azucareros

Por Armando H. Portela

La descripción de los cambios ocurridos en Cuba

en época reciente se centra en ciertas reformas

económicas y sociales que son relevantes solo por su

contraste con más de 60 años de economía centralizada.

Sin embargo, hay cambios en la geografía del país en los

que se repara menos. El municipio Manatí es una muestra

de la transformación del rostro físico y socioeconómico

que se replica con matices en otras partes.

La transformación ocurrida en

Manatí desde el 2002 incluye el éxodo

de la población –sobre todo de la

población rural en antiguos bateyes

azucareros–, el abandono masivo de

tierras agrícolas, el severo deterioro de

la infraestructura, el descenso del nivel

de ocupación de la población y del

producto económico municipal.

Estos procesos, que en realidad

comenzaron desde inicios de la década

de 1990, han restado relevancia al municipio

hasta el punto en que pudieran

hacerlo desaparecer si el país se propusiera

simplificar la administración

pública para ahorrar de alguna manera

los importantes gastos de gobierno.

La tendencia generAl

Pero Manatí puede ser solo una

muestra de tendencias generales.

Los cambios en Cuba no están limitados

a regulaciones básicas de apertura

económica ni al creciente acceso a la

internet, que son solo pasos modestos

para reanimar una economía que sin

demora requiere de más audacia para

salir del prolongado letargo.

Hay también algunos cambios

grandes que escapan a la atención

pública y a la atención académica,

a pesar de que representan notables

modificaciones

del panorama fisicogeográfico y socioeconómico

de Cuba. Al menos en la

literatura geográfica accesible reciente

están casi ausentes las referencias a las

profundas transformaciones que están

teniendo lugar. Tampoco se publican

estudios –o los que se publican son

limitados y difíciles de encontrar– que

traten las formas de paliar algunos

procesos indeseables, como la pérdida

de la productividad natural de

los geosistemas, la reducción de la

superficie agrícola, la despoblación

de los campos, la emigración externa

de la población joven y más educada,

la creciente tasa de dependencia

demográfica sin aumento de la productividad,

la insuficiente inversión en

el sector productivo, el deterioro de la

infraestructura de transporte y comunicaciones,

la poca movilidad interna

de la población y el estancamiento de

las fuerzas productivas, entre otros.

A medida que el peso de la economía

fue pasando de la agricultura al turismo,

el níquel, las

remesas y la

exportación

Locomotora Nº18 del central Manatí a inicios del siglo XX


de servicios profesionales (médicos), la

transformación del rostro de los campos

en Cuba –la mayor desde inicios del siglo

XX– se hizo continua y creciente, sobre

todo desde que desembocó en el colapso

de la industria azucarera en el 2002, una

consecuencia de la profunda ineficiencia

agrícola e industrial creada por un sistema

productivo que se hizo insostenible

cuando se esfumó de la noche a la mañana

el privilegiado intercambio comercial

con los aliados de Europa del Este.

Esa ineficiencia generaba costos de producción

altísimos, que no podían ser reducidos

sin hacer serias reformas en todo

el sistema de producción o sin la terapia

de choque de cerrar de un tajo las fábricas

y las plantaciones más inefectivas.

Luego de una década de esfuerzos,

varias sacudidas a la rígida burocracia

del sector, un balance atroz de precios de

azúcar/petróleo en el mercado internacional

(el único entonces accesible) y sin

clientes importantes en el mundo, el país

optó por la variante de descuartizar todo

el sector buscando mejorar su eficiencia.

Las reformas, que hicieron

crecer al níquel, al petróleo,

al turismo y que aliviaron

las necesidades básicas de

consumo, no alcanzaron a

la industrua azucarera.

La renuencia a los cambios, que condujo

a la postre a optar por la segunda

solución, implicó el cierre de dos de cada

tres centrales, el abandono de un millón

de hectáreas de caña y la pérdida de más

de 140000 puestos de trabajo agrícolas e

industriales. Este fue el detonante para la

transformación del paisaje cultural cubano,

la pérdida de la capacidad productiva

y el éxodo del campo y de la densa red

de bateyes azucareros desde los cuales se

mantenían las operaciones cotidianas.

El cierre del 2002 ocurrió junto al colapso

de extensas plantaciones de cítricos

(de 145000 hectáreas en 1989 a menos

de 19000 en el 2016), a la pérdida de los

cafetales en las montañas (de unas 60000

toneladas por año en los años 1960 a

Sigue en la página 24

El cinturón azucarero de Cuba Central

En el cinturón azucarero de Cuba Central casi todas las tierras

agrícolas y la mayor parte de los asentamientos estuvieron vinculados

a la industria azucarera por casi dos siglos. Desde un caserío

hasta las ciudades, los ferrocarriles, carreteras, puertos, líneas

eléctricas, embalses, canales... todo fue creado gracias al azúcar y sus

derivados, por eso no es difícil entender la magnitud del impacto de

cerrar tres de cada cuatro centrales en este territorio, donde unas

750000 personas de Villa Clara y Cienfuegos vivían en áreas productoras

de caña y se vinculaban directa o indirectamente al azúcar.

Otras industrias fuera de las áreas productoras también se subordinaban

al sector. No existen hoy alternativas de escala para absorber

la fuerza laboral y una de las respuestas al cambio puede ser el

éxodo de la población en edad laboral.

Con datos tomados del Nuevo Atlas Nacional de Cuba (1989) y la ONEI

22


Balance del crecimiento de población de 2002 a 2012 (en por ciento)

Pérdida Alta (más de -40) MODERADA (-15 a -40) PEQUEÑA (menos de -15) GANANCIA Alta (más de -40) MODERADA (-15 a -40) PEQUEÑA (menos de -15)

23


Viene de la página 22

menos de 5000 toneladas en el 2012,

la fecha más reciente con datos), a la

reducción del número de cabezas de

ganado y el fin del uso del riego, de

fertilizantes y pesticidas en gran escala.

Algunas extensiones de tierras de

cultivo abandonadas se reclasificaron

como “pastos espontáneos”, eufemismo

que a menudo disimula tierras de cultivo

sin uso en vez de rebaños pastando,

como sugiere el nombre. Con el

tiempo, los pastos espontáneos se han

ido cubriendo de marabú o al final se

han pasado a tierras forestales.

El proceso fue nacional e impactó a

la población de las áreas desmanteladas.

En la tabla de la página anterior se

ve que en el 49% de los bateyes de centrales

desmantelados cayó el número

de habitantes en el período intercensal

2002–2012. Para nueve de los 99 centrales

desmantelados (los que pudieron

ser calculados para este trabajo) el

descenso excedió el 40%.

Manatí, una muestra nacional

El municipio de Manatí en la provincia

de Las Tunas, por su alta dependencia

de la industria azucarera, puede

servir de ejemplo a un proceso que se

repite en otras partes del país.

En el 2002, al desmantelarse el central

Argelia Libre (antes Manatí, fundado

en 1912) el municipio perdió su

motor económico sin que haya podido

encontrar un reemplazo ocupacional

de esa escala y complejidad.

El Argelia Libre era uno de los centrales

más grandes del país, con una

capacidad de molida de 850 000 arrobas

de caña de azúcar diarias (9640

ton/día) y un rendimiento del 13.7%,

que se deterioró mucho en la década

de 1990. Era el empleador principal del

municipio con casi 10 000 trabajadores

en su plantilla y su cierre representó

un serio impacto para el territorio (en

el 2018 en el municipio habia 10885

trabajadores, en el 2017 había 7056).

La producción de azúcar del central,

que llegó a 154000 toneladas en 1952,

se embarcaba por Puerto Manatí o se

distribuía por vía terrestre. El central

producía azúcar blanco directo para

la exportación y era un abastecedor

importante de la demanda doméstica.

También producía cantidades significativas

de mieles y tableros de bagazo y

a su alrededor, como en cualquier otro

central azucarero, giraban un impor-

24


tante parque de maquinaria agrícola y

de transporte, 300 kilómetros de vías

férreas y talleres industriales.

El desmantelamiento del central

tuvo un gran impacto en la región en

términos de valor económico, fuentes

de empleo y uso de la tierra.

Manatí ha perdido uno de cada seis

habitantes desde el inicio del Período

Especial en 1990 (35587 habitantes

estimados) hasta el 2019 (29653). Eso

equivale a –0.8% anual promedio.

En el período intercensal 2002–2012

la disminución fue –7.5%, de 33760

censados en 2002 a 31231 diez años

después.

La pérdida de población no es homogénea

para todo el territorio ni en

todos los centros poblados. Puede ser

dos o tres veces más rápida en algunas

áreas rurales.

Como se puede ver en el mapa de la

página anterior, la población se redujo

más en zonas rurales que en la cabecera

del municipio. Dieciséis bateyes

rurales, la mayoría en viejas áreas

cañeras, han perdido más del 40% de

población solo en el período intercensal

2002-2012, mientras que otros

dejaron de listarse en el nomenclador

de puntos poblados de la ONEI del

2012. En contraste, solo tres bateyes

(ubicados en áreas que conservan

plantaciones cañeras al servicio del

central Antonio Guiteras de Puerto

Padre o en áreas de otros cultivos)

ganaron más de 40% de residentes en

igual período. En general 40 asentamientos

rurales de Manatí perdieron,

de manera combinada, el 23% de su

población en el período intercensal, al

pasar de 11048 habitantes al inicio a

8508 en el 2012. Por otra parte, hubo

17 asentamientos que ganaron un 11%

de población, desde 4522 habitantes en

el 2002 a 5008 en 2012. La población

dispersa del municipio perdió a dos

de cada cinco habitantes, desde 3815 a

2228 habitantes en ese decenio.

La población del batey del central

Manatí se mantuvo prácticamente estancada,

con un alza de 3% entre 2002

y 2012, de 14325 a 14853 residentes.

La producción de alimentos agrícolas,

que se consideró como una alternativa

luego del cierre del central,

también colapsó y hoy representa una

DOS CARAS DE MANATí CON 27 AÑOS DE DIFERENCIA

En esta combinación de imágenes de

satélite es evidente la pérdida de superficie

agrícola en el norte del municipio Manatí

entre diciembre de 1989 –en el clímax nacional

de la producción de caña de azúcar– y

diciembre del 2016, cuando ya habían transcurrido

14 años del cierre del central Argelia

Libre, que se ubicaba en el pueblo de Manatí.

La estructura geométrica en la imagen superior, con grandes parches de

diversos tonos de verde y marrón claro, homogéneos, corresponden al parecer

con cañaverales en diferentes etapas de maduración y cosecha. Abajo,

ese diseño casi ha desaparecido y la estructura de la imagen es de grandes

parches irregulares de color marrón verdoso de textura abigarrada, que

corresponden con matorrales secundarios, probablemente marabú, pastos

espontáneos sin atención cultural y tierras ociosas.

Como ocurre con el éxodo de la población rural, el significativo cambio

del paisaje es resultado del cese de las actividades agrícolas.

Alrededor de la mitad de la tierra agrícola de finales de la década de 1980

está hoy invadida por matorrales secundarios. En la imagen inferior se ofrecen

tres sectores clave con más detalle para mostrar la pérdida de terrenos

agrícolas en los antiguos predios del central azucarero.

La primera (número 1, a la izquierda y en la imagen

del fondo de la página) muestra un cañaveral

demolido cuyas tierras se convirtieron en pastos,

conservando serventías de la caña de azúcar.

En la siguiente clave (2) los pastos son invadidos

por malezas que gradualmente se adueñan del terreno

agrícola y lo inutilizan. Los caminos que antes

servían a la caña de azúcar quedan interrumpidos e

intransitables.

En la última etapa (3) las tierras agrícolas son

cubiertas por un denso manto de malezas, probablemente

de marabú, cesa cualquier forma de uso y no

0

0.5 km

quedan vestigios de los caminos de acceso.

25


fracción de lo que creaban las granjas

estatales o cooperativas antes de que

desapareciera este. La producción

agrícola individual de subsistencia en

pequeñas parcelas no se refleja en las

estadísticas oficiales de la ONEI.

En su apogeo en la década de 1980,

el 88% de las tierras cultivables de

Manatí estaban dedicadas a la caña de

azúcar; el 12% restante se destinó a ganadería

y cultivos. Hoy en día, el municipio

tiene 12,018 hectáreas (29,700

acres) de tierra cultivable vacantes,

o casi una quinta parte de las 63,387

hectáreas (156,632 acres) disponibles.

El 78% de esta tierra cultivable se considera

de “pastos espontáneos”, mientras

que el resto, apenas el 3% del total,

se utiliza como tierras de cultivo.

En la actualidad Manatí es un

municipio sin cabecera económica

fuerte, que pierde población con

una tasa anual alta y que carece de

alternativas que, como el turismo o

la minería, han servido de animadores

económicos locales en otras

partes de Cuba. Sin una convinciente

razón económica, demográfica, real

o perspectiva, el municipio pudiera

ser integrado a otro territorio para

simplificar la gestión territorial y

ahorrar gastos de gobierno. Pudiera

ser una medida aconsejable para el

resto del país, uno de cuyos problemas

se asocia a la desproporcionada

burocracia.

Construir un central moderno

y eficiente para producir azúcar

y derivados (incluyendo etanol

combustible) puede ser una solución

que hoy parece imposible: Cuba carece

de capital para hacerlo, no hay mercado

a quien servir ni un camino abierto

para la inversión extranjera, pero al

menos esta ha sido la única vocación

probada de un terrirorio que se dedicó

a hacerlo bien durante 90 años.

Anuncio en una publicación local buscando brazos

para el central Manatí. Primera mitad del siglo XX

RENDIMIENTO DE LA CAÑA DE AZÚCAR En toneladas por hectárea

Fuente: FAOSTATS database, FAO

EL RENDIMIENTO AGRÍCOLA

Tradicionalmente, los rendimientos agrícolas no han sido el fuerte de la

industria azucarera cubana, si se exceptúan los que debieron existir (pero

no hay registros) durante inicios del siglo XX en la época de la expansión

azucarera hacia los bosques vírgenes de Camagüey y Oriente. El comportamiento

de los campos, sin embargo, se mantenía cercano al de otros productores

del área. Sin embargo, una ojeada a las estadísticas a largo plazo muestra

que desde el inicio del Período Especial en 1990-91 apareció una brecha

creciente entre la isla y otros productores.

La pérdida de caña en las plantaciones cubanas se estabilizó alrededor de

1995 pero lejos de mejorar desde el 2002 con el desmantelamiento de los

centrales y cañaverales menos productivos, comenzó un comportamiento

muy inestable sin las ganancias esperadas.

En contraste, durante los últimos 60 años los rendimientos agrícolas de la

caña crecieron un 26% en México, 75% en Brasil y 116% en Colombia, mientras

que en Cuba han disminuido entre el 23 y el 43%, según el período que

se tome.

En el pasado Cuba compensaba el rezago relativo del rendimiento agrícola

de la caña con condiciones geográficas que favorecían a las plantaciones,

como el clima (la estacionalidad de las precipitaciones y temperatura), el relieve

llano, la proximidad a los puertos de embarque y la inmediatez a EEUU,

el mayor comprador y más grande consumidor de azúcar en el mundo.

Cuba gozaba de otras ventajas, incluyendo su elevada eficiencia industrial, el

alto contenido de sacarosa en la caña en la época de zafra y la longevidad

de las plantaciones: mientras otros países debían replantar sus campos luego

de unas pocas cosechas –una operación costosa– una plantación azucarera

cubana podía durar una década o más antes de que declinara su rendimiento

y se comprometieran las ganancias.

La mecanización masiva, sin embargo, acabó con esta ventaja hacia mediados

de los años 1970 y la resiembra de grandes extensiones se hizo necesaria

aproximadamente cada tres años, en la medida en que los suelos se compactaban

empobrecendo el drenaje, la aireación y el desarrollo radicular de la

caña por el paso reiterado de la pesada maquinaria agrícola. El elevado uso de

fertilizantes y el regadío contribuyó a sostener el desempeño creciente de los

cañaverales.

Los rendimientos gradualmente aumentaron en las décadas de 1970 y 1980,

mientras el costo subía con rapidez, pero los subsidios soviéticos al azúcar

cubana mantenían artificialmente seguras y crecientes las ganancias. El

fin súbito de esa privilegiada relación comercial a inicios de los años 1990

provocó un colapso del 65% en los rendimientos agrícolas.

26


ESCENAS GEOGRÁFICAS La naturaleza y la gente del archipiélago

1

El común bohío pinareño, acogedor, de paredes de madera, techo de guano, un portal estrecho y frutales a su alrededor. Viñales.

CASAS

2

La casa es la primera

muestra de la calidad

de vida de quienes la

habitan. Es su mensaje

de pertenencia

o de apatía, el reflejo

de cómo se sienten

y se presentan en su

entorno. En Cuba,

donde otras formas

de propiedad mayor

son raras, casi siempre

representan lo

más valioso del patrimonio

familiar.

3

Las casas de Cuba

son variadas, tienen

personalidad y

exponen el uso y

los recursos de un

territorio. Las de

Pinar, hijas del tabaco,

son con frecuencia

de madera y guano,

a diferencia de las

de piedra (marga)

de Matanzas, las de

adobe en el sur del

Escambray o las de

Detalle de una casa

tablas de palma y teja

pinareña, con la

criolla de Oriente.

cobija cuidada, las

Aquí va una muestra paredes limpias y una

de elllas.

planta ornamental

Guillaume Bauviere, Wikimedia Commons

Panther, Wikimedia Commons

Tomado de Pinterest

Pinos, café,

plátanos y un

huerto junto a

estas casas de

madera y tejas en

las montañas del

Escambray.

27


Guillaume Bauviere, Wikimedia Commons

4 5

Las Terrazas, Sierra del Rosario, un proyecto moderno, feliz... e irrepetible.

6

Robin Thom Photography Tomada de internet, Cuba Travel Corp.

Quizás no hay nada relevante en esta pequeña casa

de mampostería, salvo el paisaje del Escambray

Desafortunado modelo de construcción moderna, inferior a la tradicional, probablemente copiado

del estilo colectivista de Europa Oriental. Jiguaní.

https://sunrise.maplogs.com/remedios_cuba.44763.html

7

Vieja casa doble de

madera y tejas que

sin dudas conoció años

mejores. Camajuaní.

28


8

https://www.cubacute.com

A la derecha una casa de tablas de palma

y guano en el bosque pluvisilva de la Sierra

de Cristal.

Arriba, una casa ya centenaria, al

estilo del sur de Estados Unidos,

de madera machimbrada, techos

cubiertos de zinc, grandes ventanas,

pisos de madera pulida, portal

amplio y buhardilla. Decenas de

casas así se alzaban en Palma City,

La Gloria City, Viaro y otros pueblos

del norte de Camagüey. La construyeron

campesinos inmigrantes

de ese país que se asentaron allí

a inicios del siglo XX para sembrar

cítricos con gran éxito.

9

Christian Pirkl, Wikimedia Commons

A la derecha una casa de tablas

de palma y guano en el bosque

pluvisilva de la Sierra de Cristal.

10

1

3

5

10

2

7

4

8

Young, R. Y., Biblioteca del Congreso de EEEUU

Esta foto es un patético testimonio

de la posguerra de Independencia.

La casa y la tierra pelada delatan la

miseria. Unos cujes, yaguas, sin ventanas

visibles, un latón... y no hay mucho más

para una familia cubana –quizás de

reconcentrados– de los alrededores de

La Habana que debió estar entre las

más pobres en 1898.

6

9

29


PRODUCCIÓN

de ALIMENTOS

Una asignatura pendiente de la agricultura cubana

Por Armando H. Portela

La producción de alimentos es

el talón de Aquiles de la agricultura

cubana, tan débil y decepcionante

que obligó a importar

$1,929 millones en 2018 o $172.27

per cápita para satisfacer las necesidades

mínimas. La cifra fue equivalente

en ese momento a la mitad del

salario medio anual de $388.50 y

1.13 veces mayor que la pensión por

jubilación de $151.50.

En el 2008, las importaciones

se habían disparado. Fue un año

de precios récord del níquel en el

mercado libre internacional y de la

fantástica explosión del comercio

con Venezuela. Ese año se gastaron

60 centavos en alimentos por cada

dólar de mercancías exportadas.

La factura por los alimentos traídos

del exterior ese año ascendió

a $2,210 millones o $195 gastados

fuera para alimentar a cada persona

en casa, mientras que las exportaciones

totales de mercancías representaron

solo $324 per cápita.

Foto de Cristian Domínguez / Periódico Trabajadores digital

30


El desproporcionado gasto, sin

embargo, no logró estimular la agricultura

doméstica, que aún está lejos

de cubrir la demanda interna en el

volumen, la calidad y la diversidad.

En los diez años que van del 2009 al

2018 la factura por importación de

alimentos aumentó 30%, mientras

que la producción en casa se mantuvo

básicamente estancada.

La coincidencia en el 2020 de la

crisis de la producción de petróleo en

Venezuela, la suspensión del turismo

y los viajes de cubanoamericanos, la

reducción del número de profesionales

en el exterior y el estancamiento

de las remesas obligó a recortar las

importaciones de comida sin que la

oferta doméstica pudiera satisfacer

las necesidades.

El ahorro que se logra simplemente

reduciendo la factura de importación

crea un desabastecimiento muy fuerte

y obliga a considerar cuánto más

puede esperarse de la capacidad del

sector agropecuario para que se haga

cargo del mercado interno.

Hace 25 años, a mediados de los

90, la adaptación al colapso del

bloque soviético forzó a destinar

más recursos y a hacer reformas

que impulsaron la producción de

algunos alimentos básicos de ciclo

corto (arroz, frijoles, viandas, hortalizas).

Sin embargo, otros productos

permanecieron deprimidos (cítricos,

leche, carne de res, pollo) y nunca

produjeron el rebote necesario. Poco

después, las iniciativas en la agricultura

perdieron vigor, probablemente

debido a la comodidad producida por

el comercio con Venezuela, el auge de

los servicios profesionales en el exterior,

el aumento de las remesas y los

altos precios del níquel (para entonces,

el primer producto de exportación

en Cuba). Una segunda caída de

la agricultura después del 2002 obligó

a importar más alimentos.

Cuando se examina el comportamiento

agrícola desde finales de la

década de 1980 se hace evidente que

los productos de escala, en los que

el estado es el gerente principal y

demandan grandes insumos (fertilizantes,

maquinaria, pesticidas, agua,

UN PROBLEMA VIEJO QUE REQUIERE SOLUCIONES NUEVAS

El problema de la insuficiente producción doméstica de alimentos no

es nuevo. Al menos desde la primera mitad del siglo pasado economistas

y geógrafos cubanos deploraban que Cuba gastara en el exterior

en alimentos que podían producirse en la isla con buen beneficio para los

propietarios y obreros agrícolas. Parece que el arroz causaba la mayor

consternación, pero también venían de fuera grandes cantidades de otros

productos básicos.

La responsabilidad por la importación masiva de alimentos recae sobre

la economía azucarera, cuya demanda de fuerza de trabajo y tierras era

tan grande –y creciente– que no aconsejaba distracciones para producir

comestibles. Siempre fue más atractivo comprar fuera buena parte de los

cereales, granos, carnes, leche y grasas que consumían los cubanos, más

ocupados con el lucrativo negocio de hacer y vender azúcar.

Las razones de la preferencia por los alimentos importados las explican

de manera sucinta y clara Ramiro Guerra, en Filosofía de la Producción

Cubana, (Cultural S.A., La Habana, 1944) y Leví Marrero, en los capítulos

dedicados a la Agricultura y al Comercio Exterior de su Geografía de

Cuba (Talleres Alfa, La Habana, 1955).

Leví Marrero señala que en la década de 1940 a los alimentos correspondía

un altísimo 32% del total de las importaciones y menciona que

Cuba traía del exterior más del 60% de la manteca y el 12% de la carne

de cerdo que consumía, el 10% de la leche condensada, el 70% del arroz,

el 49% de los frijoles, el 50% de las papas y el 80% de la cebolla y el ajo.

Leví cita la Economía Internacional Latinoamericana, de Paul R. Olson y

Charles A. Hickman quienes anotan que ello “refleja claramente el alto

grado de especialización de Cuba en azúcar y tabaco” (Fondo de Cultura

Económica, México, 1945).

El Reporte sobre Cuba de Francis A. Truslow (La Habana, 1951) colocaba

en manos del gobierno la posibilidad de emprender acciones que favorecieran

a la agricultura no azucarera.

“Como la mayor parte del azúcar cubano se vende en el exterior, el gobierno

brinda cualquier asistencia para obtener el mejor precio posible

Pase a la página siguiente

Los gráficos muestran que, aun en momentos de estrechez financiera, las importaciones

completan el insuficiente abastecimiento de estos alimentos básicos. Para el maíz, el pollo y

el arroz, la dependencia ha sido creciente, mientras que la compra de papas en el exterior

no se acerca al insuficiente nivel de la producción doméstica.

31


alimento animal y energía) muestran

el peor desempeño. Es así con la caña

de azúcar, los cítricos, la carne de

res, la leche, granjas avícolas y otros.

Además de la alta demanda material

que implican, tienen en común que

el control estatal sobre la gestión del

cultivo y la tierra, la contratación de

obreros, los salarios y el comercio

parecen demasiado inflexibles como

para permitir que haya cambios. En

ausencia de grandes inversiones ellos

no pueden recuperarse.

Por el contrario, las parcelas

privadas o arrendadas, con poco

equipo, sin crédito, riego, fertilizantes

o forrajes, ayudaron a impulsar la producción

de arroz, a aminorar la caída

de la producción de pollo, fueron

clave para mejorar la producción

de plátano y verduras y facilitaron

la reaparicón del cultivo de frijoles,

que había estado en un inexplicable y

distante segundo plano hasta 1990.

En la evolución reciente de la

agricultura no se puede ignorar la

pérdida inducida de la capacidad

productiva de los geosistemas por

salinización, compactación de los

suelos, transformación del drenaje y

desertificación, ni tampoco la incidencia

de fenómenos naturales. El

clima es quizás el más evidente, con

sequías extremas, desplazamientos

del régimen de precipitaciones y

destructivos huracanes que pueden

derribar sectores enteros.

Por otra parte, el comportamiento

de algunos cultivos en décadas

recientes refleja el tránsito por etapas

contrastantes, desde el clímax de la

colaboración con el extinto bloque de

países de Europa Oriental y la URSS

a finales de los años 80, al Período

Especial, la relación con Venezuela y

la crisis actual. A grandes rasgos se

aprecian tiempos de auge y decadencia

de la producción agrícola en cada

una de esas etapas.

(Las gráficas de producción por

cultivo de 1985 al 2019 se pueden

consultar en la página 35).

Para ver más claro lo que representa

la producción nacional cuando

llega al hogar, se calculó el per cápita

Viene de la página anterior

para ella en consistencia con unas relaciones internacionales armoniosas.

Para muchos otros productos agrícolas la acción del gobierno va en la

dirección opuesta, con el propósito de mantener bajo el costo de la vida”,

afirma el reporte en la página 96 al examinar los problemas de la agricultura

cubana y un par de líneas después continúa, “[...] el tope bajo de los

precios elimina todo incentivo para una mejor calidad de los productos no

azucareros, lo que a su vez reduce su aceptación en el mercado a favor de

fuentes extranjeras”.

Setenta años después y ahora sin azúcar, la vieja contradicción de un

país agrícola que debe comprar gran parte de su canasta básica en el exterior

no solo sigue sin enmendarse, sino que se ha agravado.

Después de 1959 la importación de alimentos que podían producirse

en el país siguió siendo siempre considerable. El azúcar no dejó de ser

la causa, pero lo fueron también la prohibición recurrente del comercio

libre del pequeño productor y del intermediario, junto con el férreo

control estatal de precios, producción y distribución.

Por otra parte, el interés estatal por el desarrollo de la producción de

alimentos fue selectivo y no siempre constante.

La inversión monumental en la producción de arroz, leche de vaca,

cítricos o en grandes granjas avícolas produjo récords asombrosos en

relativamente corto tiempo, pero los resultados colapsaron por insostenibles

al sobrevenir la crisis económica de la década de 1990 sin que se

hayan podido recuperar.

Hoy, el área de tierras sin utilización en Cuba es 2.2 veces más extensa

que todas las tierras agrícolas de Holanda. Incluye 13560 km 2 de tierras

ociosas y “vacías”, además de 26200 km 2 de “pastos naturales” que con

alta frecuencia esconden tierras perdidas.

Las reformas e incentivos empleados para revitalizar las producción de

alimentos agrícolas han dado resultados muy pobres y la estructura de

manejo del sector agrícola claramente no es la adecuada para la realidad

nueva. El resultado es un mercado subabastecido de manera crónica cuya

solución no puede ser más la de importar la comida.

El desplome de la exportación de azúcar redujo la exportación de alimentos a un papel

secundario. La importación, sin embargo, aumentó de dos a tres veces desde el cierre de la

industria azucarera, a partir del auge del comercio con Venezuela y de la explosión de los

precios del níquel. La producción doméstica de comestibles continuó deprimida.

32


de productos seleccionados expresado

en cuántas veces pueden aparecer

en la mesa de cada cubano considerando

tres comidas diarias (21 a la

semana). Se consideró que una ración

de cada alimento debe ser de 6 onzas

(170 g).

Los resultados son:

Papas

La producción de papas, un cultivo

estrictamente controlado por el

gobierno, disminuyó el 70% desde el

récord de 368000 toneladas del 2000.

La producción de 129500 toneladas

en el 2019 es suficiente para proveer

7.8 onzas a la semana por persona o

poner a la mesa 1.3 platos. Aún con

tan bajo per cápita, Cuba compra

muy poca papa en el exterior.

Número de raciones en la semana

que provee la producción nacional

arroz

El arroz (la ONEI se refiere a

arroz húmedo con cáscara) tiene un

comportamiento errático desde el

2003, cuando alcanzó un récord de

715800 toneladas. En el 2013 inició

un descenso muy pronunciado hasta

377700 toneladas en el 2019. Convertido

a arroz listo para consumir estas

representan 194300 toneladas, lo que

alcanza para poner en la mesa cada

semana solo dos platos de arroz de

producción doméstica por persona.

Cuba compra en el exterior del 65 al

70% del arroz que consume.

HORTALIZAS

Las verduras llegan a los mercados

en avalanchas estacionales y Cuba

carece de capacidad para conservar la

mayor parte del excedente.

En general la producción creció de

forma drástica a inicios de la década

del 2000 hasta marcar 4.1 millones de

toneladas en el 2004 pero a partir de

ahí cayó 40%. En el 2019, la producción

de verduras fue de 2.38 millones

de toneladas, suficientes para que

una persona pueda comerlas toda la

semana. La estacionalidad y la baja

capacidad de conservarlas hace que

se derroche en determinados momentos

y sean muy escasas en otros.

CíTRICOS

Los cítricos, un cultivo muy afectado

por la pérdida de mercados, las

plagas y los huracanes, colapsaron

casi 90% después de alcanzar su

récord de 1.02 millones de toneladas

en 1990. En algunos territorios, como

la Isla de la Juventud, simplemente

desaparecieron. Hoy la industria que

una vez fue poderosa parece estar

abandonada. Con el mercado de

Estados Unidos cerrado a las naranjas

y toronjas cubanas, pensar en un

renacimiento es inútil. Sin embargo,

no se consiguió salvar una parte para

el consumo nacional. La producción

de 62600 toneladas en el 2019 no

alcanza para llenar un vaso de jugo

por persona a la semana.

plÁtanos

La producción de banano y plátano,

un cultivo de ciclo corto, buen rendimiento

y aceptación y se multiplicó

por tres en poco tiempo desde el

inicio del Período Especial gracias a

la inversión en granjas estatales y la

apertura a privados en la producción

y venta libre. Luego de alcanzar un

récord de 1.2 millones de toneladas

en el 2004 la producción cayó 18%

hasta el 2019. Los picos y caídas de

producción de alimentos

Examinar el per cápita de la

producción agrícola de alimentos

es una buena manera de ver

cuánto es posible restar de la

onerosa factura de importación de

productos básicos.

Aquí se muestran algunos alimentos

primarios y las cantidades que

se producen para satisfacer la

necesidad de consumo. Se calculó

un per cápita semanal en libras,

en onzas o en otra medida que

se especifique para hacerlo más

representativo de la vida cotidiana.

El número de veces que llega a la

mesa un alimento se estimó a partir

una porción de 6 onzas cada vez

como cifra promedio aunque en

cada persona la cantidad es muy

variable. Una persona hace, de modo

normal, tres comidas al día.

Todos los estimados corresponden a

la producción promedio del período

2014-2018 o 2015-2019 (señalado

con un asterisco). Los datos son de

la Oficina Nacional de Estadísticas

e Información y por ello pueden

diferir de lo estimado en otra parte

de este artículo.

33


la producción de plátano a menudo

reflejan eventos meteorológicos

extremos, como sequías y huracanes,

a los que son vulnerables. La producción

de plátanos alcanza para poner a

la mesa un plato seis veces a la semana.

El llamado plátano vianda, que se

consume cocinado, puede llegar a la

mesa solo una vez a la semana.

vianda

fruta

frijoles

A pesar del gusto por los frijoles,

su cultivo en Cuba estuvo siempre

muy lejos de ser suficiente para

satisfacer la demanda. Era más conveniente

destinar las tierras a otros

cultivos e importar el grano, por lo

general, de bajo precio. Después de

1959 la costumbre no varió demasiado

y la mayor parte de lo que se consumía

era importado de la antigua

Unión Soviética antes del Período Especial,

casi siempre como chícharos y

lentejas. Con la producción actual en

su mayor parte en manos privadas, la

mejoría fue rápida y hoy es 13 veces

más alta que al final de la década

de 1980. No obstante, las 169900

toneladas producidas en el 2019 solo

logran poner menos de dos platos a

la mesa en la semana. La tendencia,

de mantenerse, pudiera duplicar la

disponibilidad para el 2030, pero aún

sería insuficiente.

leche de vaca

Para el costoso sistema de producción

de leche anterior a 1990 eran

esenciales los piensos importados, la

selección del ganado y la red tecnológica

de vaquerías y potreros. En las

granjas ganaderas de élite se mejoraban

–o se trasplantaban– los suelos

en operaciones muy costosas. En los

costos de producción se reparaba

poco y los precios de venta eran subsidiados.

Así, en 1989 se produjeron

1098.35 millones de litros de leche

fresca y por tres años consecutivos

(1988-1990) se sobrepasaron los mil

millones de litros anuales. La producción

de leche colapsó en el Período

Especial por insostenible y se estabilizó

en unos 600 millones de litros en

los años 1990. Más recientemente ha

descendido a un promedio anual de

536.3 millones de litros. En el 2019 se

produjeron 491.3 millones de litros,

suficientes para 4.5 vasos de seis onzas

a la semana per cápita.

pollo

Las escenas para comprar pollo

son quizás las más dramáticas de la

crisis de la alimentación en el 2020.

Ocurren hasta en pueblos pequeños

del interior, donde se supone que el

acceso a la carne de pollo sea más fácil

que en La Habana o las cabeceras

de provincia. La producción estatal

de pollo, también dependiente de los

piensos importados, se desplomó a

la mitad al inicio de los años 1990 y

más tarde volvió a colapsar al 30% de

lo que era en los 1980 y en el 2019 fue

de 35400 toneladas, la cuarta parte de

antes del Período Especial. La producción

actual arroja un per cápita

de dos onzas de pollo semanales o

aproximadamente un muslo de pollo

por persona.

carne de res

El comercio privado de la carne de

res esta prohibido y es severamente

penado por la ley. La producción

de carne es solo estatal y el número

de cabezas de ganado entregadas a

los mataderos cayó 46% desde poco

más de 904 000 en 1986-1990 hasta

485400 en el 2019. El peso en pie total

de las reses sacrificadas cayó desde

un promedio de 294400 toneladas

a finales de la década de 1980 hasta

178100 toneladas en el 2019. La carne

producida en Cuba alcanza para un

per cápita de 2.4 onzas a la semana.

cuánto más se puede hacer

La pérdida de la productividad de los

geosistemas no es general y la limitada

capacidad de producir alimentos

no tiene causas naturales determinantes.

Pero hay razones históricas

que conformaron hábitos nacionales

y estas conviven con estructuras e

ideas que ya no pueden sostenerse.

Como la agricultura de escala no

se va a recuperar sin grandes inversiones

y mercados, la producción de

alimentos debe hacerse inmune a los

cambios drásticos internacionales.

El modelo actual de producción y

distribución de alimentos impide elevar

y sostener los resultados de la agricultura

y reducir importaciones sin riesgo de

provocar un desabastecimiento.

Es difícil calcular cuánto puede

elevarse la productividad de la tierra

agrícola sin soñar con gastos imposibles,

pero el juicio razonable permite

intuir que hay un margen importante.

Hoy, algunos productores

privados demuestran con sus resultados

que existen alternativas aún con

las duras limitaciones externas que

experimenta Cuba. Los rendimientos

pueden mejorar, el derroche de

recursos naturales puede contenerse,

la productividad puede crecer.

Si se admite que una hectárea de

tierra puede sostener de 5 a 6 personas

al año sin incurrir en grandes

gastos tecnológicos, entonces Cuba

requeriría de 2.074 millones de

hectáreas para sostener a sus 11.2 millones

de habitantes. Esa es apenas la

tercera parte de sus tierras agrícolas.

¿Será posible acercarse?

34


35


Salvador Massip y el psicoanálisis

Una faceta poco conocida del Padre de la Geografía cubana

Por Armando H. Portela

Es increíble, pero resulta que

Salvador Massip no comenzó

por la Geografía su larga carrera

profesional, sino que abrazó

la ciencia a la que dedicó su vida

después de un corto paso por otra

disciplina.

El Padre de la Geografía cubana

empezó, antes de graduarse de

doctor en Pedagogía en 1912, escribiendo

un serio ensayo sobre el

Psicoanálisis. No uno cualquiera,

sino que se trató de “el comienzo

de la literatura psicoanalítica en Cuba”,

donde menciona por primera vez

en los anales de la medicina cubana al médico

austriaco Sigmund Freud.

Foto del joven Salvador Massip

aparecida en la revista Bohemia

el 7 de julio de 1912.

El dato lo provee un interesante trabajo del

escritor cubano Pedro Marqués de Armas publicado

en diciembre del 2017 con el título

Salvador Massip. Una temprana recepción del

psicoanálisis en Cuba en el blog Hotel Telégrafo

(https://hoteltelegrafo.blogspot.com/2017/12/salvador-massip-una-temprana-recepcion_6.html#links),

en el que

además de sus propios comentarios, reseña el

ensayo El Psicoanálisis, originalmente publicado

por Massip en la Revista de Educación, Vol.1,

Nº12, pp 33-48, de diciembre de 1911.

Marqués de Armas aclara que Massip es el

segundo en Latinoamérica en hablar de Freud y

del Psicoanálisis. El primero fue el médico chileno

Germán Greve Schlegel en una conferencia

dictada en Buenos Aires el año anterior. No se

aclara si Massip tuvo conocimiento de ella.

“Aunque pudieran existir referencias previas en la

prensa, el artículo de Salvador Massip marca sin dudas

el comienzo de la literatura psicoanalítica en Cuba”,

señala Marqués de Armas, quien es también un

investigador en temas de psicología.

“Lo sorprendente es que no se trata de una reseña al

uso, breve o de contenido superficial, sino de una detallada

recepción, sumamente actualizada para la época, que

ocupa nada menos que diez páginas”.

Con este trabajo Massip se adelanta 14 años al

manejo continuo del psicoanálisis en la medicina,

en la educación y en la prensa cubanas,

vuelve a anotar el autor.

Las páginas de la Revista de

Educación, refiere Marqués de

Armas, publicaron también de

Massip los trabajos: Educación en

niños anormales, Los niños supernormales

y Las clínicas psicológicas.

No fue lo único, porque

antes de marzo de 1916, cuando

gana por oposición la cátedra de

Geografía e Historia en el Instituto

de Segunda Enseñanza de Matanzas

(ver CubaGeográfica Nº4,

enero-junio 2017) Massip escribe

La reforma de la escuela (La Habana, 1912), El

Naturalismo en la Filosofía contemporánea (tesis

para el doctorado en Filosofía de la Universidad

de La Habana, 1915) y quizás algún otro trabajo

que se escapa.

Estas tempranas incursiones de Massip en la

pedagogía, la filosofía y sobre todo en la psicología

revelan las luces de un joven que busca

un nicho para desarrollar sus capacidades. Lo

encuentra cuando se convierte en catedrático

en el Instituto de Matanzas y allí estudia y

enseña el Ciclo Geográfico de W.M. Davis. A eso

siguen otras cosas, como su maestría en Columbia,

la Cátedra Libre de Geografía que funda en

la Universidad de La Habana, su Introducción

a la Geografía Física de Cuba y su magisterio

en Cuba, Estados Unidos y América Latina. No

pueden olvidarse sus años de columnista de

opinión y reportero en el Diario de la Marina y

su servicio diplomático como embajador de Cuba

en 1933 en México y 1961 en Polonia.

Oportunidad, vocación o ambas cosas deciden

a Massip por la Geografía y de la mano de su

natural talento hace el viaje de más de medio

siglo por ella.

El trabajo de Pedro Marqués de Armas sirve

para reflexionar en lo poco que sabemos de Salvador

Massip. Lo escasísimo publicado sobre él

deja oscuras muchas facetas de su creatividad y

lo peor es que parecemos estar conformes así.

Vea: El método científico de Massip – p. 37 36


El método científico

en el joven Massip

Por Pedro Marqués de Armas

La temprana incursión de Massip en

el psicoanálisis habla de varias cosas,

que luego se repetirán en sus investigaciones

geográficas: el influjo que tenían

las revistas norteamericanas, y en

general las ciencias sociales en Estados

Unidos, sobre Cuba.

Todo indica que la principal fuente

de información para el artículo sobre

psicoanálisis, aunque no la única, fue el

American Journal of Psychology de abril

de 1910, el conocido magazine fundado

en 1887 por el psicólogo y pedagogo

G. Stanley Hall. En ese número

se recogen las conferencias pronunciadas

por Freud, Jung y Ferenczi, entre

otros, durante el viaje que realizaron a

Estados Unidos, invitados por la Clark

University, en septiembre de 1909.

La repercusión de ese viaje fue

enorme. Apenas tres años más tarde

el psicoanálisis se había expandido en

Norteamérica.

Es probable que la Revista de Educación

donde salieron los primeros trabajos

de Massip mantuviera canje con

esa y otras revistas norteamericanas.

En cualquier caso, ese artículo de

Massip se interesa por los conceptos

freudianos tal como fueron recepcionados

en EEUU, es decir, aceptando la

teoría de la sexualidad infantil. Y esto

también marca una diferencia respecto

al Freud que llega al Cono Sur (Argentina

y Chile sobre todo), donde

mayormente se aceptan las críticas

francesas a la teoría sexual y se le

asimila a regañadientes.

En fin, es un camino que al parecer

Massip no desarrolló más, pero todo

indica lo bien informado que estaba, su

dominio del inglés, y lo importante de

la vía norteamericana en la importación

de saberes en Cuba: el psicoanálisis,

la eugenesia y la higiene infantil

llegan casi a la par; poco después, el

movimiento de higiene mental.

Otra reseña importante de Massip

es la que dedicó a William James a

su muerte, también en la Revista de

Educación.

Foto colocada en Facebook por Adão Francisco de Oliveira

José Ramiro Lamadrid Marón - 30 de julio del 2020

El conocido geógrafo y profesor José Ramiro Lamadrid Marón, quien compartió

su vida profesional entre instituciones docentes de Cuba y Brasil, falleció

víctima del Covid-19 en la ciudad de Palmas, estado de Tocantins del país

sudamericano. Había sido ingresado en una Unidad de Terapia Intensiva de esa

ciudad pero perdió la batalla con el mal en la noche del pasado 30 de julio.

Lamadrid trabajó en Cuba en varias organizaciones desde 1968, aunque se le

recuerda mejor por su trabajo como docente e investigador entre 1976 y 1994 en la

Facultad de Geografía del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona.

Desde 1994 y hasta su muerte prestó sus servicios en varias instituciones de

Brasil, sobre todo en la Universidad Federal de Tocantins donde llegó a ser profesor

de grado y de posgrado hasta el momento de su fallecimiento.

Como en Cuba, Lamadrid reunió muchos afectos entre alumnos y colegas por

su notable dedicación y rigor, su apego al método, el afán de superación permanente

y su innata habilidad para acoplar bien en grupo. Más de cien comentarios

en Facebook atestiguan de los cálidos sentimientos que dejó tras sí en su país

adoptivo. Algunos de ellos dicen:

• Una gran pérdida para la Universidad y los alumnos. Guilherme Carvalho.

• Esa plaga maldita nos lleva los buenos cuadros. Walfredo Oliveira.

• Maestro no solo en los títulos que adquirió a lo largo de su vida, sino también

en la humanidad amable, la sencillez. Paulinho Guimarães.

• Un profesor de AHORA [...] será maestro allá en el cielo. Cláudia Peixoto.

• Dejó un gran legado académico. Hizo que muchos entendieran la importancia

y el valor de la geografía con su portuñol. Junio Batista.

Lamadrid fue sepultado en el Cementerio de Paz en Palmas.

37


Extremos en el desarrollo del carso

El carso cubano, como el de muchas partes del mundo, produce formas muy variadas,

incluyendo furnias profundas, cuevas en varios niveles, altas torres verticales, llanuras

que actúan como una esponja que retiene y libera el agua lentamente, ríos subterráneos,

grietas abiertas por disolución, cenotes o campos de lapiés, entre otras.

Para alcanzar esta diversidad no basta la respuesta de las rocas carbonatadas a los

procesos naturales de disolución y lavado mineral, sino que estos debieron actuar en las

heterogéneas condiciones de Cuba, que es un mosaico de complejas estructuras creadoras

de paisajes muy contrastantes, en cuyo desarrollo tienen influencia clave la litoestructura,

la tectónica reciente, el relieve, la humedad, la biota y también la actividad humana. La combinación

de todos estos factores y sus procesos, unida a los cambios climáticos y del nivel

del mar producidos desde el Mioceno superior (-5.3x10 6 años), al que pueden asociarse las

superficies más antiguas del relieve cubano, produce respuestas múltiples, reflejadas en su

amplio abanico de formas disímiles y en apariencia inconexas.

Los ejemplos de la Furnia de Pipe y de las cuevas de Cayo Caguanes que se muestran

aquí sirven para apreciar las diferencias extremas en el desarrollo del carso cuando la

38


geología y el relieve crean escenarios contrastantes. De estas

diferencias hablaron por primera vez con un lenguaje científico

integrador los carsólogos Vladimir Panos y Otakar Stecl en 1968

en los hoy clásicos artículos Los carsos de Cuba y en El desarrollo

diferenciado del carso en Cuba y sus causas.

Se trata de dos cuevas, de las más conocidas en Cuba, que son

dos mundos aparte por su génesis, su edad, morfología y dinámica.

La primera, la Furnia de Pipe, está en la vertiente norte de la parte

central de la Sierra Maestra, al sur y cerca del pueblo de Guisa.

Se trata de un pozo vertical de 168 m de profundidad, que se abre

en un grupo de premontañas carsificadas de hasta 500 m de altura,

constituidas por calizas duras de la formación Charco Redondo del

Eoceno medio. El espesor de estas rocas –profundamente agrietadas–

alcanza varios cientos de metros. El pozo fue creado por una

campana de desarrollo invertido, es decir, una oquedad profunda,

que se desarrolló de abajo hacia arriba hasta alcanzar la superficie.

Es esta una cavidad impresionante del N 2

-Q 1

. Para apreciar mejor

sus dimensiones se le puede comparar a edificaciones bien conocidas.

Por ejemplo, el Morro de La Habana, medido desde el nivel

del mar hasta lo alto del faro, cabría 4.7 veces dentro de la furnia.

A otros conocidos edificios de la capital, medidos desde su base,

igualmente les sobraría espacio. No hay por ahora ninguna edificiación

en Cuba que sea mayor que ella. Por ejemplo, el Edificio

Bacardí de La Habana Vieja cabría en ella 3.6 veces; el Capitolio,

1.8 veces; el Obelisco a Martí en la Plaza de la Revolución y el

puente de Bacunayagua (el más alto de Cuba medido desde el

cauce del río) cabrían una vez y media cada uno.

En agudo contraste con la Furnia de Pipe está el conocido

sistema cavernario de Cayo Caguanes, que se representa abajo.

Otra gran forma cársica, pero ahora un extenso laberinto de

galerías horizontales jóvenes, próximas al nivel del mar y desarrolladas

a partir del Pleistoceno superior.

Está ubicado en la costa norte de Cuba Central, al norte del

pueblo de Yaguajay. Caguanes es una pequeña elevación costera

calcárea que se alza abruptamente como un horst relativo en

medio de una llanura plana monoclinal. Su cota máxima es de

27 m y conserva terrazas abrasivas bajas en su interior.

Es parte de una línea de pequeños promontorios rocosos,

orientados de sureste a noroeste, separados unos de otros por

alineamientos transversales que pueden advertirse en la disposición

general de las galerías de las cuevas Grande, del Pirata,

de Humboldt, Ramos y de los Chivos, entre las más grandes.

Con sus 15 km de galerías sumadas en 36 cuevas, el sistema de

Cayo Caguanes está formado en un solo plano –o quizás en dos

niveles próximos–, cercanos al nivel del mar, con un desarrollo

tan denso que casi no deja espacio debajo de la superficie que

no esté horadado.

Su extensión se comprende más rápido cuando se le compara

con una edificación conocida, como es el estadio Latinoamericano

en La Habana, que cabría holgadamente dentro del

laberinto de galerías de la

Cueva Grande solamente.

Cayo Caguanes

Armando H. Portela,

CubaGeográfica

Isla del Medio

Ensenada

las Palmas

Cueva Grande

Cueva de los Chivos

Cueva Ramos

Cueva de Humboldt

Cueva del Pirata

Modificado a partir de un mapa de Cayo Caguanes de Antonio Núñez Jiménez, 1965

39


Coloquio

co-lo-quio

Diccionario de la Real Academia Española

3. m. Reunión en que se convoca a un número limitado de personas para que

debatan un problema, sin que necesariamente haya de recaer acuerdo.

Nº11, julio-diciembre 2020

El número de lectores que nos envían su opinión sobre

CubaGeográfica ha crecido tanto que algunas no las podemos

publicar por un problema de espacio. Nos satisface mucho el

nuevo dilema y no es necesario explicar las razones.

En esta ocasión han llegado reacciones a los trabajos sobre las

morfoestructuras, sobre Leví Marrero y sobre el relato de Carlos

de la Torre y su hallazgo del Megalocnus rodens. Otros mensajes

llegaron ahora (o los sacamos a la luz ahora) sobre números y

artículos anteriores.

Sin embargo, no hay muchas opiniones críticas de los artículos

y todos sabemos que no es posible que todos abracen el mismo

punto de vista. Siempre hay otra versión, otros datos y posiciones

alternativas. Queremos que la disensión se escuche.

Sin discrepancia no puede haber movimiento.

Gracias a todos los que nos escriben.

Morfoestructuras

CG, Nº11, enero-junio 2020

Me parece que [el trabajo de las

morfoestructuras] se explica en una

secuencia lógica, que permite comprender

el desarrollo de los eventos

geológicos y su expresión en la morfología.

Este trabajo será de gran utilidad

para los geólogos. Quizás hubiera

sido de gran ayuda haber incorporado

algunos ejemplos de las formaciones

geológicas donde mejor se observa lo

descrito en el artículo.

Alejandro Hernández,

geólogo

El artículo de las morfoestructuras

es medular, pues cuando hoy se habla

de geomorfologia o de paisajes, constantemente

se choca con errores,

porque eso [las morfoestructuras] que

es básico no se conoce a profundidad

y se malinterpreta o se omite, con

los errores subsecuentes que puede

acarrear. De verdad que este es un

número para agradecer mucho.

Grisel Barranco Rodríguez

geógrafa

Me gustó este número

Manuel Iturralde Vinent,

geólogo

Sobre CubaGeográfica

Remitirse a Cubageográfica es más

que altamente recomendable. Es

imprescindible para fundamentar los

análisis.

Leslie Molerio León,

hidrogeólogo

CubaGeográfica ha alcanzado su

mayoría de edad, al nivel de las publicaciones

científicas generales. A lo anterior

debe añadirse que es asequible

para un amplio espectro de lectores.

Buen momento para elevar la frecuencia

a cuatrimestral. La edición

semestral va quedando corta, a los

especialistas no les agrada esperar.

Rafael Coutín Lambert, geólogo

Perfil geomorfológico del Escambray. CG, Nº11.

Están haciendo lo que muchas instituciones

no han hecho: tender

puentes

Manuel Rivero Glean, bioquímico

40


Leví Marrero y Artiles, el más prolífico

CG, Nº11, julio-diciembre 2020

Las páginas dedicadas a Leví Marrero no pueden ser más

ilustrativas sobre su relevancia en el ámbito cultural y

científico en Cuba, donde desconocen su existencia y su

magnífica y extensa obra.

Selmira Carvajal, maestra jubilada

Fui alumna de Leví en el Instituto de la Víbora, en el tercer

año de Bachillerato en Letras. Leví daba sus clases de pie,

con una voz muy peculiar, un poco fañosa, siempre de traje,

cuello y corbata. Fue un profesor muy fuera de lo común.

Carmen Mosquera Lorenzo, geógrafa

La revista tiene un fuerte componente

geomorfológico y armar un

número es una tarea titánica, porque

encontrar trabajos frescos no es fácil,

pero pienso que puede haber trabajos

de hidrología, de suelos, de clima,

de vegetación, de agricultura, de

geografía histórica, de población, que

merecen ser incluidos.

Carmen Mosquera Lorenzo,

geógrafa

Esta revista es el esfuerzo más serio

de describir la realidad cubana

de cuantos se hacen en el exterior.

Carlos Alberto Montaner,

escritor

En efecto, quisiéramos más diversidad, con énfasis en los problemas

geográficos actuales, como son los ambientales, la pérdida de la

productividad de los geosistemas, la sobrerregulación de los recursos

hídricos y sus consecuencias, la asimetría de las migraciones internas,

la subutilización de la fuerza laboral, entre otros. La Geografía

puede tener un papel prominente en identificar causas y trabajar en

las soluciones a los problemas. Lo primero es conocerlos y divulgarlos.

CubaGeográfica puede hacerlo, solo necesita cooperación de otros.

Lo que más valoro es la intención

de los editores. No tengo palabras

para agradecer el tiempo que dedican

a poner sus conocimientos a

disposición de otros.

Dariam Marrero,

estudiante

Escríbanos a:

ahportela@yahoo.com

magazantonio@yahoo.com

Su mensaje puede ser editado

para mayor claridad para ajustarlo

al espacio

La autora de la siguiente opinión lamentablemente ya no está entre nosotros.

Decidimos ponerla ahora y no en su momento para honrar su aguda

inteligencia, su honestidad y por un asunto de elemental precaución.

Un Atlas digital cubano: contenido y transparencia

CG, Nº5, julio-diciembre, 2017

No se imaginan con la nostalgia que leo los números de CubaGeográfica.

[...]

Me gustó muchísimo el artículo sobre el Atlas digital, en realidad es lo que

todos quisiéramos que se hiciera. Ya veremos qué logramos de ello. Espero

que la colaboración de ustedes pueda ser más activa en el futuro, pero eso

solo Dios sabe si podremos lograrlo.

Odalys Bouza Alonso, geógrafa

Instituto de Geografía Tropical

41


La Gaceta Oficial de Cuba publicó,

en su edición ordinaria del 8 de octubre

del 2020, el Decreto 11 del Consejo

de Ministros acerca “Del Patrimonio

geológico de Cuba”, que da facultades al

Ministerio de Minería y Minas, a través

de su Instituto de Geología y Paleontología,

para administrar el patrimonio

geológico y los llamados geositios y

geoparques de la isla que aún deben

definirse.

El periódico digital Cubadebate

explica que en el momento de publicar

la Gaceta había en Cuba un inventario

de 539 sitios de interés geológico (sin

incluir las provincias de Santiago y

Guantánamo), 15 de ellos declarados

monumentos nacionales.

Por ahora no parece haber una

definición clara de cuál es la competencia

de las instituciones estatales

que administran las ya existentes áreas

protegidas del país en sus diferentes

categorías por una parte y los que administrarán

los geositios y geoparques

por otra, toda vez que con mucha

frecuencia van a coincidir.

“Habría que conciliar los regímenes

de actuación con otras zonas de protección

en caso de que coincidan en

un mismo territorio”, dijo a Cubadebate

Enrique Castellanos, director de

Geología del referido Ministerio.

El Decreto 11 puede ser útil, toda vez

que el manejo de los sitios de interés

geológico en Cuba con excesiva frecuencia

ha sido anárquico. Cualquiera

puede colectar fósiles en una localidad

tipo, por ejemplo, para luego perderlos

en una gaveta de la casa o convertirlos

en un original regalo.

Pero puede también convertirse en

un ejercicio retórico inútil si no se

logra hacer cumplir la ley. A la mente

regresa la destrucción de la cueva de

Pío Domingo en Pinar del Río y la

imposibilidad de evitarla.

En sus propias palabras...

Citas geográficas importantes, actuales o del pasado, que

“conviene repasar y conservar a mano

¿Hemos pensado los cubanos hasta dónde este ya apremiante problema

de nuestros jóvenes desempleados, que se ha convertido en tema polémico

diario, ha de agravar en el futuro inmediato?

[...] ¿Nos espera un destino de exportación de cubanos, similar al de

Puerto Rico, donde los emigrados a Estados Unidos equivalen a una

cuarta parte de la población total de la isla? En 1980 podría haber fuera

de Cuba, según tal proporción, más de dos millones y medio de cubanos

y no solamente las decenas de miles que han emigrado por apremio

económico, y cuya ausencia mutila las posibilidades de nuestra tierra aún

por fomentar.

Leví Marrero y Artiles, (1956) en Cuba: Once millones dentro de

25 años, publicado en el periódico El Mundo el 14 de noviembre de

1956 e incluido en el compendio Escrito Ayer, papeles cubanos, Ediciones

Capiro, Puerto Rico, 1992, pp. 74-76.

. . .

[...] El central [Perú, en Jobabo] no trabaja y ese fue el motivo fundamental

para desarticular el sentido social y económico de este municipio,

que tiene potencial para ayudar a mantener un alto consumo de viandas,

hortalizas y cárnicos que tanto le hacen falta a esta provincia de Las

Tunas y al país.

Carta del lector Ignacio Alberto Quintero Ramis, al Periódico

26 de Las Tunas, sobre el artículo Las Tunas mejora la red vial y aplica

alternativas en las obras, de la periodista Naily Barrientos Matos publicado

el 18 de agosto del 2020.

. . .

[...] hemos creído esencialmente útil y urgente el estudiar la isla de Cuba

bajo los aspectos de su valor, de sus fuerzas productivas, de sus recursos,

de los elementos de bienestar y de estabilidad que reúne, del grado de

incremento que sea susceptible y de sus relaciones con los demás países

civilizados; porque de toda esta reunión de datos se podrán deducir los

medios de cimentar su prosperidad duradera.

Ramón de la Sagra, (1845) Historia Física, Política y Natural de la Isla

de Cuba. Tomo 1 Introducción: Geografía, Clima y Estadística. p VII, Librería

de Arthus Bertrand, París.

. . .

La estrategia del país en cuanto a la soberanía alimentaria está regida y

tiene, como base fundamental, que nosotros alcancemos, en determinado

período de tiempo, los consumos per cápita de alimentos que tiene que

tener un ser humano para un desarrollo equilibrado y sostenible.

Manuel Santiago Sobrino Martínez, ministro de la Industria

Alimentaria en el programa Mesa Redonda de la Televisión Cubana

del 9 de septiembre del 2020.

42


NOVEDADES DE LA BIBLIOTECA GEOGRÁFICA

Birds of Cuba. A photographic guide

Arturo Kirkconnell, Patricia Bradley

y Yves-Jaques Rey-Millet

ISBN : 9781472918390

Cubierta de papel

384 páginas

24 libras esterlinas

“Arturo Kirkconnell es un hombre

muy meticuloso e inteligente que lleva

años visitando los lugares más recónditos

de Cuba para estudiar sistemáticamente

el comportamiento de algunas

aves y fotografiarlas en detalle.

Una cualidad suya es su capacidad de

captar el interés de los mejores estudiosos

de las aves del Caribe. Así ha traído

a especialistas muchas veces a realizar

estudios junto a Orlando H. Garrido,

el gran especialista cubano en aves,

reptiles e insectos.

Trajo buenos equipos de observación

y fotografía con los cuales estudiaba las

aves desde lejos haciendo excelentes

fotos.

Kirkconnell puede reconocer las especies

por el sonido que hacen al volar,

y sabe dónde y a qué hora encontrar al

zunzuncito, a las especies nocturnas, etc.

él y Garrido publicaron la Guía de

Aves de Cuba en el año 2000 en Cornell

University Press, tanto en inglés como

en español, con excelentes dibujos de

Román F. Compañy. Para ese libro les

hice los mapas de distribución de cada

especie. Puedo atestiguar que cada

dibujo era discutido como si fuera un

proyecto audiovisual.

Un papel importante lo jugó Alfonso

Silva Lee quien leyó, discutió y corrigió

el texto con tremenda dedicación”.

Manuel Iturralde-Vinent

Con cientos de fotos espectaculares

tomadas por Yves-Jacques Rey-Millet,

este libro ofrece una cobertura completa

de todas las especies de aves que

se pueden encontrar en Cuba. A cada

una le acompaña un texto conciso que

incluye la identificación, especies similares,

el canto, habitat, comportamiento,

estatus y distribución en un mapa.

Geología de Cuba

Manuel A. Iturralde Vinent

ISBN : 978-959-315-020-0

Aplicación

www.libreriavirtualcuba.com

El doctor Manuel Iturralde Vinent es

un geólogo bien conocido en el ámbito

académico y más allá de este, no solo

por la excepcional cantidad de publicaciones

científicas que ha hecho en

más de cinco décadas de trabajo como

especialista, sino porque es el autor

moderno de algunos de los trabajos

de mayor trascendencia de la geología

cubana. Además, en los últimos años el

Dr. Iturralde ha hecho un gran esfuerzo

de divulgación y educación popular en

áreas como la protección del medio ambiente

y la preparación ante desastres

naturales.

La aplicación Geología de Cuba, que

ahora le publica Cimatel, abarca temas

de geología regional, tectónica y estratigrafía

e incluye un mapa geológico

a escala 1:250000 que sirve de guía y

referencia.

Es un loable esfuerzo por ampliar y

modernizar el acceso a la información

científica, por mejorar la productividad

de los trabajos de especialistas y

estudiantes, sea en expediciones o en

el gabinete y por eludir las trabas que

imponen los costos de impresión.

Ecología para Ecoturismo

Andrés R. Rodríguez

E-book e impreso. Más adelante

aparecerá como aplicación y website.

Código ISBN: pendiente

385 páginas

180 ilustraciones

Un diccionario en español hecho

como una propuesta luego de la pandemia

de coronavirus para contribuir al

redireccionamiento del turismo.

Va dirigido a guías, estudiantes de

turismo y viajeros enfocados en aspectos

más profundos que la simple observación.

Debe convertirse en el libro

de referencia y consulta para quienes

visiten ambientes naturales que son tan

extraños al citadino típico de nuestros

días y eran tan comunes en el pasado.

43


Ianos, el raro medicán del Mar Mediterráneo

Parece que en el Mediterráneo

deberán acostumbrarse a vivir con

huracanes. O “medicanes”, un nombre

aparecido recientemente de la combinación

de Mediterráneo y huracán

para definir unas tormentas intensas,

organizadas y duraderas que ocurren

allí un par de veces al año.

La más reciente fue Ianos, un ciclón

que se formó el pasado 14 de septiembre

al sureste de Sicilia e hizo el

recorrido hasta Grecia y el norte de

África, donde se disipó en el mar.

Ianos es hoy la tormenta más intensa

de su tipo en los registros. Por

un breve tiempo llegó a tener vientos

sostenidos de 120 kmh, equivalentes

a los de un huracán de Categoría 1,

con una presión central de 995 hPa.

Las lluvias alcanzaron 142 mm sobre

el Peloponeso, donde causó graves

inundaciones. Hay reportes no oficiales

que dan cuenta de velocidades del

viento y lluvias mucho mayores.

El medicán Ianos tuvo una semana

de vida y su recorrido total fue de

unos 1000 km, muy diferente a sus

primos del Atlántico.

Las tormentas que adquieren características

tropicales (mayor intensidad,

rotación, persistencia, un ojo definido

y altas precipitaciones) en el Medite-

rráneo no son muy raras y su número

parece tener tendencia a crecer. Lo que

sí es raro es que adquieran la fuerza

de un huracán de Categoría 1. Ocurren

con más frecuencia entre septiembre y

enero, pero se han reportado fuera de

esos meses.

Aunque se teme que este fenómeno

se esté haciendo más común, la falta

de registros en el pasado debe considerarse

antes de llegar a conclusiones.

Los medicanes o “ciclones del

Mediterráneo” fueron reconocidos

por primera vez en la década de 1980

gracias a la ampliación de la cobertura

de satélites meteorológicos, que permitió

ver y seguir las áreas de bajas

presiones con un centro de circulación

identificable. Desde entonces se han

registrado 70 tormentas, mientras

que en las cuatro décadas anteriores

a 1980 solo se sabe de cinco. La razón

no es necesariamente que se intensifique

el fenómeno, sino que los meteorólogos

pueden ahora identificarlo.

Ianos causó cuatro muertes y un

desaparecido, pero otros medicanes

recientes han sido más letales, como

la tormenta Rolf del 2011, con un

saldo de 12 muertos; Zorbas (2017,

con seis); Numa (2017, con 22) y una

tormenta sin nombre de 1969 que

causó más de 600 muertes.

La formación y desarrollo de los

ciclones mediterráneos no es oficialmente

monitoreada por ninguna

agencia. No existe un sistema oficial

de avisos como en el Caribe y

cada país les da nombre propio a las

tormentas de modo independiente.

El Servicio Meteorológico Nacional

Helénico cubre todo el Mediterráneo

y emite boletines que son la mejor

fuente de información. Un Centro

Europeo de Monitoreo de Medicanes

emite boletines no oficiales.

Fuente: Servicio del Tiempo de Estados Unidos.

Trayectoria de Ianos en el Mar Mediterráneo

del 14 al 21 de septiembre.

El ciclón del

Mediterráneo

Ianos (Cat. 1)

sobre la costa

suroccidental

de Grecia el 18

de septiembre

del 2020.

Número de

medicanes

por década

25

27

20

15

10

15

20

5

7

2

1 2

1940 60 80 2000

44


3 4

1 2

LA IMAGEN DEL PASADO

Cuatro pilares de la Geografía cubana juntos

Diario de la Marina

del miércoles

8 de junio, de 1938

El pie de foto dice:

“Un desbordamiento

de alegría y cordialidad

constituyó el homenaje

al doctor Salvador

Massip, que partirá

en estos días hacia

Amsterdam, donde

representará a la Universidad

habanera en el

Congreso Internacional

de Geografía. Rodean al

doctor Massip y señora

nuestro compañero Roberto

López Goldarás,

Armando Valdés, Leví

Marrero, las señoritas

Sánchez, Durland y

Labrada y los jóvenes

Martí, Muñoz, Canet,

Iglesias y Arteaga, entre

otros.” (Foto D.M.)

Esta foto es quizás la única que reúne a cuatro figuras

que trascendieron en la Geografía cubana.

Además de Salvador Massip (1) y Sarah Isalgué * (2),

aparecen sentados en primera fila los jóvenes Leví

Marrero (3), que entonces tenía 27 años y Gerardo

Canet (4) el cartógrafo olvidado, de la misma edad.

Fueron los cuatro que abrieron el camino.

A sus 47 años Salvador Massip era una personalidad

intelectual y una figura pública que recibía un

homenaje antes de irse de viaje. En esta ocasión,

el 8 de junio de 1938, reunió a dos docenas de

personas para despedirle, en compañía de su esposa

Sarah, en algún lugar de La Habana que no

se especifica. El destino era Amsterdam.

Massip era un viajero constante, que tenía –y

contaba– experiencias de cualquier ciudad de

Europa, de las Américas y de sus largos viajes

a China, Japón y la India. En la época anterior a

la comunicación masiva, el viajero comunicativo

era una fuente viva de información y él sabía

aprovechar el privilegio de ser testigo presencial

de su época. A la vuelta, Massip dictaba conferencias,

escribía columnas en el Diario de la Marina y

enriquecía sus libros de Geografía Regional con lo

que había visto por ahí. Todos procuraban oírlo.

(*) Una lectora cuidadosa nos dice que el apellido es

Ysalgué, aunque en todo el siglo XX se escribió de las dos

formas. En el propio Diario de la Marina, la doctora firmaba

sus contribuciones como Isalgué y la forma Ysalgué

aparece al menos en un anuncio publicitario suyo.

45


Este número de CubaGeográfica (CG) fue editado por

Antonio R. Magaz García y Armando H. Portela Peraza.

Para esta edición tuvimos la colaboración de los doctores

Sonia Montiel y Arnoldo Oliveros en Miami, y del escritor

Pedro Marqués de Armas en Barcelona. El artista Salvador

Lorenzo creó la ilustración de la portada.

CG necesita de su auxilio para construir un medio de comunicación

sostenible para todos los que se interesen en

la geografía cubana.

Envíe su trabajo de hasta 3500 palabras, preferiblemente

con fotos (JPEG, 150 Kb mínimo) mapas y gráficos (EPS,

PDF, JPEG) con buena resolución, con textos insertados

legibles y con colores y trazos definidos.

Los temas son geográficos, los puntos de vista y opiniones

son libres y son responsabilidad única de los autores.

Los trabajos deben ser originales o copias de documentos

históricos de valor para la Geografía cubana, debidamente

acreditados a la fuente inicial.

A los autores (y coautores) se les ruega que nos hagan

llegar una foto reciente y una breve reseña (de 20 a 30 palabras)

sobre sí mismos para ser utilizadas con su crédito

en los artículos a publicar.

CG se reserva el derecho necesario de redactar y editar los trabajos

para su publicación.

Dirija su colaboración a:

Armando H. Portela - ahportela@yahoo.com

Antonio R. Magaz - magazantonio@yahoo.com

CG es un esfuerzo que se hace sin interés de lucro y no puede prometer

honorarios ni compensación por ningún aporte.

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