Memoria y Resistencia: abuso policial en México
Vivimos en una invisibilización mediática, política y social. Por ello, la Red Tapatía de Revistas y Fanzines Literarias (RTRFL) nos dimos a la tarea de abrir la convocatoria Memoria y Resistencia, un llamado a los ciudadanos y ciudadanas a denunciar los abusos policiales a través del arte como forma de protesta. En este fanzine se reúnen diferentes visiones de un mismo fenómeno. Hemos seleccionado material escrito, de divulgación y literario; discursos visuales, testimonios presentes en redes sociales. Para descargar el PDF, copia y pega el siguiente link en la barra del buscador: https://drive.google.com/file/d/1r4m6J87Dv30-CFYg25YygwThVPV6hDYW/view?usp=sharing
Vivimos en una invisibilización mediática, política y social. Por ello, la Red Tapatía de Revistas y Fanzines Literarias (RTRFL) nos dimos a la tarea de abrir la convocatoria Memoria y Resistencia, un llamado a los ciudadanos y ciudadanas a denunciar los abusos policiales a través del arte como forma de protesta. En este fanzine se reúnen diferentes visiones de un mismo fenómeno. Hemos seleccionado material escrito, de divulgación y literario; discursos visuales, testimonios presentes en redes sociales. Para descargar el PDF, copia y pega el siguiente link en la barra del buscador: https://drive.google.com/file/d/1r4m6J87Dv30-CFYg25YygwThVPV6hDYW/view?usp=sharing
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A LA PORRA
Héctor Daniel Olivera Campos
Durante muchos años había sido una servidora fiel, rauda, eficaz e inflexible;
habían sido muchas las cabezas, espaldas, brazos, piernas y torsos contra
las que se había estrellado accionada por su dueño, el agente antidisturbios
D504B6546. Sin embargo, nada se le había reconocido y un oscuro burócrata
de intendencia policial determinaba que había llegado su hora, el fin de su
carrera represiva y le daba de baja del inventario, jubilada sin consideración
alguna. ¿Qué más da que no se hubiera separado de su dueño durante sus
años de servicio como una novia fiel, que le esperaba siempre preparada, fiable
y segura en la oscura soledad de la taquilla? Tan diferente ella a la mujer
del antidisturbios que le abandonó por otro, cuernos de los que se resarció
el agente repartiendo porrazos con saña a los manifestantes que se cruzaron
en su trayectoria.
Qué tristeza reconocer el alborozo de su dueño al saber que se iba a
renovar el parque de material antidisturbios. La porra del agente D504B6546
o como era definida en las especificaciones técnicas del fabricante, el bastón
policial rígido en policarbonato, la mandaban a la porra.
El destino de la porra era el de ser destruida, acabar triturada en una
planta de reciclaje, pero un empresario de negocios oscuros, el ex comisario
Villalejos, la adquirió, junto a otro material dado de baja, a un precio de saldo
pagado en negro. La siguiente vida de la porra consistiría en ser exportada a
un país del tercer mundo en el que los derechos humanos son un concepto
exótico. Se trataba de un chanchullo, una pequeña corruptela, apenas una
peccata minuta de un sistema corrupto al que la porra había servido con tanta
fidelidad y eficacia.
Narrativa - 57